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Desarrollos de la perspectiva cultural-interpersonal

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DESARROLLOS DE LA PERSPECTIVA
CULTURAL-INTERPERSONAL:
FRIEDA FROMM-REICHMANN, KAREN
HORNEY Y HAROLD SEARLES
Rosario Castaño Catalá y Alejandro Ávila Espada

1. La aportación de Frieda Fromm-Reichmann


(1889-1957)
El proceso psicoterapéutico es estrictamente interpersonal,
en cuanto a procedimiento y contenidos.
(Fromm-Reichmann, en Principios de psicoterapia
intensiva, 1989, p. 17, original de 1950)

1.1 Introducción
Aunque el creador del Psicoanálisis dedicó notable atención a
mantener la cohesión de la teoría, ejerciendo o potenciando un
férreo control frente a las desviaciones, exigiendo absoluta fidelidad
a los postulados psicoanalíticos y formando un movimiento cuasi
político, de tal manera que aquellas ideas que no coincidían con el
punto de vista freudiano se juzgasen como no psicoanalíticas, fueron
numerosas también las personas que, con ideas originales y
creativas, ayudaron a traspasar los límites señalados por Freud. El
Psicoanálisis, a partir de 1939 1, deja poco a poco de ser la obra de
una sola persona, y pasa a enriquecerse a través de múltiples
escuelas, terminologías y formas de práctica clínica, que ya estaban

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Rosario Castaño Catalá y Alejandro Ávila Espada

presentes en los años treinta, recogiendo el gran impacto que el


psicoanálisis había causado en todas las ciencias sociales.
Algunas de estas contribuciones fueron hechas por
psicoanalistas “expulsados” del psicoanálisis “oficial” (p.e. Adler,
Jung) o por figuras marginadas como Ferenczi2, pero en apenas dos
décadas coexisten con las “oficiales” perspectivas muy diferentes que
abordan libremente los planteamientos psicoanalíticos sin atenerse a
la escolástica psicoanalítica ortodoxa. No es casual que en 1950
Frieda Fromm-Reichmann dedique su obra Principios de Psicoterapia,
Intensiva (Principles of Intensive Psychotherapy, a sus maestros Sigmund
Freud, Kurt Goldstein, Georg Groddeck, y Harry Stack Sullivan,
revelando en su dedicatoria la libertad de elección e integración de
perspectivas que se reflejará no solo en su obra, sino en la de
muchos otros clínicos destacados. Frieda Fromm-Reichmann fue
pionera en realizar un trabajo de integración entre diversas escuelas,
reflejando en toda su obra la sensibilidad, intuición y coraje de una
psiquiatra, neuróloga y psicoanalista que escribía con ideas propias,
fruto de su dilatada experiencia clínica, en medio del complejo
mundo científico de la primera mitad del siglo XX.

1.2 La persona
En la génesis de su pensamiento destaca, en primer lugar, la
influencia de un ambiente familiar culto y religioso. Frieda
Reichmann nace en Karlsruhe, en 1889, en una familia judía que
practicaba el judaísmo ortodoxo 3 siendo la mayor de tres hermanas4 ,
y crece en Königsberg donde completará su formación como
médico, una carrera que pudo empezar a estudiar a los veinte años
pues, hasta poco antes no estaba permitido que las mujeres tuvieran
formación superior; de hecho, antes de entrar en medicina su
formación la desarrolla en casa, con la ayuda de su madre que,
además de a ella, impartía clases a un grupo selecto de jóvenes, dada
la imposibilidad de que accedieran al Gymnasium en Königsberg,
Prusia Oriental5 (Balbuena, 2013, p.170).

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Desarrollos de la perspectiva cultural-interpersonal

Poco se conoce de los primeros años de la vida de Frieda


Reichmann6 , y sólo ha transcendido la imagen de una mujer
solitaria, y muy trabajadora, dedicada en exclusiva al estudio y
atención de pacientes esquizofrénicos y psicóticos. Sus dotes
intelectuales e intuitivas eran muy notables. Destaca Funk que se la
percibía como “una terapeuta al mismo tiempo adorada y temida por sus
alumnos, la adoraban por su calor, su respeto y su empatía hacia todos y era
temida por su aguda observación de las reacciones de contratransferencia neurótica
de los candidatos psicoanalíticos en su trabajo con los pacientes” (1999, p. 108)
Realiza su internado de Medicina en el Hospital de Psiquiatría de
Königsberg, en 1913 y en el Hospital Municipal del Distrito de
Maobit de Berlín en 1914. Durante la carrera asiste a las conferencias
de Psiquiatría que dicta Emil Kraepelin en Múnich, y aprueba la
tesis sobre Los cambios en la pupila en esquizofrénicos, con Kurt
Goldstein7 de quién fue su ayudante hasta 1919 en Königsberg y en
Frankfurt, hasta 1920. Su formación clínica, por tanto, comenzó en
el campo de la Neurología con Goldstein, quien describía la
conducta catastrófica de pacientes con lesiones cerebrales, algo que
también había observado Frieda en pacientes esquizofrénicos… “esta
conducta consistía en que el paciente ante la frustración por alcanzar su meta
parece confundido, muda de color, se muestra agitado y ansioso, se vuelve torpe…
presenta el cuadro de una persona asustada, muy angustiada” (Delahanty,
2006, p.13).
En 1920 se traslada a Dresden, al Sanatorio Ciervo Blanco, como
médico ayudante de Johannes Heinrich Schultz, donde trabaja hasta
1923, y donde contacta de nuevo con Erich Fromm8, al que
introducirá en el mundo del Psicoanálisis (Funk, 1999, p. 58) en el
cual ella estaba interesada desde muy atrás. Subraya Delahanty que
“Ella había tenido un primer encuentro con el pensamiento de Freud cuando
escuchó a Karl Abraham, en 1907, en una conferencia sobre el significado del
trauma sexual del joven para la sintomatología de la demencia precoz, en Prusia
del Este” (2006, p. 14).
En 1923 Reichmann y Fromm abren un sanatorio para
pacientes judíos en Heidelberg -Therapeutikum lo denominaba

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Rosario Castaño Catalá y Alejandro Ávila Espada

Scholem- con una atmósfera judía, psicoanalítica, sionista, socialista


y filosófica; allí se cocinaba comida kosher, se practicaban los rituales
religiosos judíos que convivían con la psicoterapia psicoanalítica.
Fromm-Reichmann diría… “el sentido de la identidad y comunidad del
sanatorio era equivalente a la visión del mundo de la Escuela libre de Estudios
Judíos para adultos de Frankfurt de Rosenzweig, donde enseñaban Buber,
Scholem, Agnon, Löwental y Fromm” (Citado por Delahanty, 2006, p.
14). Frieda Reichmann y Erich Fromm inician una relación que será
decisiva tanto en su vida personal como profesional. Por una parte,
el contacto con el Psicoanálisis9 lleva a ambos a romper en 1926
con la ortodoxia religiosa judía, aunque su relación con el judaísmo
y con lo judío siguió siendo un elemento central en su vida y, por
otra, la convivencia personal y profesional canalizó una influencia
mutua en el estudio de la clínica, aunque ambos tendrían vidas
personales e intereses profesionales diferentes. (Funk, 1999, p. 61).
Hasta 1933 destaca la influencia de numerosas personas en la
trayectoria profesional de Fromm-Reichmann, entre ellos,
Groddeck10, pionero en enfermedades psicosomáticas y en el
estudio de los síntomas orgánicos y su significado simbólico, que la
visitaba en su casa en Heidelberg; también Ferenczi, pionero en la
técnica activa, que fue con quien supervisó cada semana durante el
año 1927, y Karl Landauer11 , quien defendía que el esquizofrénico
podría beneficiarse del tratamiento psicoanalítico y con el que
Fromm-Reichmann12 , junto a otros miembros, funda el Instituto de
Psicoanálisis de Frankfurt13, participando así mismo en el Instituto de
Investigación Social del que también era miembro Fromm, y en esas
reuniones que se llevaban a cabo en los citados Institutos es donde
se irían sentando las bases de su interés por la esquizofrenia y
especialmente por el paciente esquizofrénico.
En 1933, ya separada de Fromm, la vida de Fromm-
Reichmann14 dará un giro radical y, debido al auge del
nacionalsocialismo y al avance del antisemitismo, tiene que cerrar el
sanatorio, lo que afectará seriamente a su economía; también se
cierran los dos Institutos y se ve obligada a emigrar huyendo de la
presión de los nazis. En primer lugar se instalará en Alsacia-Lorena,

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y por desacuerdos con la Sociedad Francesa de Psicoanálisis abandonará


la ciudad y toma la decisión de dirigirse a la Palestina bajo control
Británico en1934, donde se reencuentra con sus hermanas y
viviendo allí durante seis meses hasta que, en 1935 emigra
definitivamente a Estados Unidos de América (Balbuena, 2013, p.
175; Delahanty, 2006, p.15; Funk, 1999, p. 108).
Ya en América, inicia en 1935 una nueva vida, instalándose en el
Sanatorio Chestnut Lodge 15 en Rockville, Maryland, donde iba para
dos meses pero se quedó a vivir definitivamente, ocupando una casa
dentro del mismo sanatorio, la cual ya nunca abandonaría, residiendo
durante veinte y dos años dedicada a la atención de enfermos
psicóticos y esquizofrénicos. En 1941 obtiene la nacionalidad
americana y, a partir de ahí, se convierte en una destacada
introductora del Psicoanálisis en la Psiquiatría norteamericana de
posguerra, en la que ejercerá un importante papel junto a Sullivan, y
llegando a ser conocida en todo el mundo gracias a su trabajo clínico
y sus publicaciones. También contribuyó a la expansión de su fama
la publicación del bestseller de Joanne Greenberg Yo nunca te prometí un
jardín de rosas 16 que escribió una de sus pacientes sobre la curación de la
esquizofrenia gracias al doctor Freud, y donde se ve reflejado el trabajo de
Frieda, también llevado al cine (Balbuena, 2013, p. 176; Funk, 1999,
p. 108). En Chestnut Lodge, donde se organizaban conferencias
clínicas de Sullivan dos veces por semana, de octubre de 1942 a abril
de1946, Frieda participa y recibe de él en esos años una gran
influencia, también conexa a la actividad que desarrollan en el
William Alanson White Institute 17. Fromm-Reichmann vivió en el
sanatorio hasta su muerte, en 1957 18 pasando a la historia como
pionera de la psicoterapia intensiva y como defensora de la comunidad
terapéutica.

1.3 La terapeuta
Sus escritos están centrados en cómo se debe practicar la
psicoterapia, a quién va dirigida y cuáles son los requisitos de los
psiquiatras19 y psicoterapeutas que la practican. El primer trabajo

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Rosario Castaño Catalá y Alejandro Ávila Espada

donde desarrolla sus ideas sobre la Esquizofrenia se publica en 1939


(Transference problems in Schizophrenics) donde –sorprendentemente
para la época- atribuye a los errores de la aproximación analítica al
paciente las reacciones transferenciales de este. Las dos obras que
compilan sus conferencias teóricas y clínicas (Principles of Intensive
Psychotherapy, 1950; y Psychoanalysis and Psychotherapy, 1959) reflejan un
profundo interés en defender la renovación del método
psicoanalítico20 , sin que esto suponga demoler el Psicoanálisis en su
totalidad, recogen sus experiencias clínicas y las del personal del
centro donde trabaja. Recopilaciones de las diferentes conferencias
que impartió a lo largo de su carrera profesional, en ellas utiliza un
lenguaje sencillo que aunque, a veces, pueda parecer radical y
excesivamente distante, una lectura detenida nos saca enseguida de
este error, ya que utiliza expresiones llenas de firmeza y convicción,
pero también de profundo conocimiento y comprensión empática
tanto hacia el paciente como al terapeuta, viendo en ellos la
influencia que ejerce su experiencia vital. Suele señalar las
diferencias culturales y educacionales como algo importante en el
diagnóstico, y percibimos en ella una psiquiatra observadora que hila
muy fino y no deja pasar ningún matiz en la relación con sus
pacientes y, a diferencia de Freud, que defendió como núcleo del
análisis el descubrimiento del conflicto inconsciente del paciente,
Fromm-Reichmann propone situar en el centro de la psicoterapia
intensiva la interacción paciente-psicoterapeuta.
Fromm-Reichmann introduce modificaciones en diferentes
aspectos de la técnica psicoanalítica clásica para el tratamiento de los
pacientes psicóticos21 , aunque aplica también estos cambios con
pequeñas modificaciones a los pacientes neuróticos. Rechaza la
utilización de algunos conceptos centrales en la teoría freudiana
como la teoría de la libido, el complejo de Edipo, la sublimación y el
narcicismo primario. Sus escritos, ilustrados con su práctica clínica,
recogen los cambios que incluyen el compromiso de los valores del
psicoanalista, la formación del psiquiatra, que debe alcanzar un
equilibrio entre el desempeño de su labor y la satisfacción de sus
necesidades extraprofesionales, el énfasis en la observación

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Desarrollos de la perspectiva cultural-interpersonal

implicada de la relación terapeuta-paciente, como marco para


entender la transferencia. Se ocupará también de la entrevista
inicial, el uso del diván, las asociaciones libres, el papel de las
interpretaciones, el acting out del contenido reprimido. Su
concepción global y la teoría de la técnica podemos resumirla con
sus propias palabras:
“Las dificultades emocionales en el vivir son dificultades emocionales
interpersonales, una persona es mentalmente sana, en la medida en que es capaz
de ser consciente de sus relaciones interpersonales y por lo tanto es capaz de
manejarlas… la psiquiatría y la psicoterapia se definen como la ciencia y el arte
de las relaciones interpersonales, donde sólo podemos comprender la personalidad
humana en términos de relaciones interpersonales (…) los procesos mentales
pueden ser estudiados y comprendidos en términos del intercambio interpersonal de
una persona con otra, ya sea en la realidad o en la fantasía, en los procesos de
pensamiento, y el ensueño, y cuando se trata del proceso terapéutico el intercambio
personal entre el paciente y el psiquiatra en calidad de observador participante será
lo que encierra la posibilidad de una investigación y formulación válida
terapéuticamente”. (Fromm-Reichmann, 1989, p.16-17).

La Psicoterapia intensiva
Para Fromm-Reichmann, el procedimiento terapéutico está
dirigido a generar un entendimiento comprehensivo de los factores
históricos y dinámicos que, ignorados por el paciente, se encuentran
entre las causas de la perturbación mental y es la razón por la que se
suele buscar ayuda: ” por lo tanto, el objeto de la psicoterapia intensiva, tal
como lo concibo comprende: el alivio de las dificultades emocionales de los
pacientes en el vivir y la eliminación de la sintomatología, debiendo alcanzarse
este objetivo mediante la compenetración y la comprensión de las raíces
inconscientes de los problemas de los pacientes, los genéticos y los
dinámicos” (Fromm-Reichmann, 1989, p. 12). La psicoterapia intensiva es
diferente de la psicoterapia breve, de la sugestión, la hipnoterapia u
otras similares, pues actúa provocando cambios en la estructura y
dinámica de la personalidad del paciente, permite conocer la genética
y dinámica de los problemas y se no limita a estudiar y resolver un

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aspecto concreto de las dificultades del paciente. Es decir, no es


focal como objetivo.

Transferencia y distorsiones paratáxicas


Fromm-Reichmann considera importante el descubrimiento que
Freud hizo de la transferencia y la contratransferencia22 aunque la
entiende de diferente manera. Para Fromm-Reichmann transferencia,
en el sentido más amplio de la palabra, significa transferir y repetir
tempranas formas de relación interpersonal con los allegados
actuales, como acontece en todos los vínculos y, en consecuencia,
también en el paciente; de esta forma entendemos la psicología de la
persona y la psicopatología del paciente mediante la indagación de
los primeros años de la formación de su personalidad. Pero “la
transferencia, en el sentido terapéutico, significa transferir al psiquiatra, como si
fuera un allegado actual, las experiencias tempranas en la relación
interpersonal”, aunque Fromm-Reichmann señala que hemos de tener
en cuenta no sólo lo que se repite o transfiere, sino también los
aspectos reales de la relación médico-paciente. (Fromm-Reichmann,
1989, p. 118). La parataxia23 es un término más preciso, que viene a
sustituir al binomio transferencia - contratransferencia. Dice Fromm-
Reichmann “Las experiencias tempranas paratáxicas son distorsiones en las
relaciones interpersonales presentes de las personas, que están condicionadas y
provienen de las experiencias interpersonales previas de un sujeto, prevalentemente
las de la infancia y la niñez, pero no siempre o necesariamente debido a
complicaciones con sus padres” (1989, p. 24).

El papel del psiquiatra


Fromm-Reichmann hace toda una declaración cuando afirma
que… “el requisito más importante de un psiquiatra es que debe ser capaz de
escuchar (…) y para esto debe tener suficientes fuentes de satisfacción y seguridad
en su vida no profesional 24, de manera que sus necesidades personales
no interfieran con su capacidad emocional y su capacidad de
concentración para escuchar al paciente. Para identificar y hacer

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Desarrollos de la perspectiva cultural-interpersonal

posible la satisfacción de sus necesidades debe recurrir al


psicoanálisis personal como requisito imprescindible en su
formación, donde podrá conocerse, y facilitar que atienda a sus
necesidades (Fromm-Reichmann, 1989, p. 26-27) y también a la
supervisión y comunicación con sus pares25.
A la par se trata de revisar sus valores. Dice Fromm-
Reichmann:“El psiquiatra también debe tener seguridad e independencia
interna respecto a los valores autoritarios atribuidos a nuestra cultura, para que
llegue así a ayudar a que sus pacientes descubran el grado de adaptación cultural
adecuado para sus necesidades personales” (1989, p. 52).Y aunque el
objetivo fundamental del tratamiento es la cura de síntomas y las
dificultades en el vivir, las metas terapéuticas se alcanzarán mediante
el crecimiento, la maduración y la independencia interior del
paciente, y a través de la liberación del temor, de la ansiedad y de los
atrapamientos en la envidia, la codicia o los celos. El tratamiento
persigue el desarrollo del paciente para su autorrealización, el logro
del amor maduro26 y las relaciones duraderas de intimidad.
Fromm-Reichmann destaca la importancia de los requisitos
anteriores porque el terapeuta es un observador participante de las
experiencias emocionales que le son transmitidas por sus pacientes
y esto no es algo fácil de llevar a cabo si no es con una profunda y
extensa formación personal y profesional. En palabras de la autora:
“La psicoterapia intensiva es una empresa mutua, o una aventura mutua, entre
dos personas extrañas, que probablemente difieren entre sí en la misma medida
que las personalidades corrientes de esta cultura, sin embargo, al mismo tiempo
hay mucho mayor parecido entre ellos y sus pacientes mentales que lo que algunos
psiquiatras desearían reconocer, pues como dice Sullivan todos somos simplemente
seres humanos más que cualquier otra cosa” (Fromm-Reichmann, 1989, p.
65).

Las entrevistas iniciales


Para valorar el diagnóstico y establecer el pronóstico, se debe
dedicar mucho tiempo a las entrevistas iniciales27 , recogiendo una

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información sucinta de todas las circunstancias vitales presentes del


paciente, atendiendo a las expresiones verbales, a lo que dice y a la
forma en que lo dice, a la expresión corporal, a la forma de
presentarse en la consulta, su aspecto físico, los movimientos
inadvertidos, así como la actitud de la persona que acompaña al
paciente, y sus reacciones a las preguntas o comentarios del
terapeuta. No deben ser preguntas que se contesten con un sí, o un
no, deben ser claras, concretas y de un significado sencillo,
intentando reconocer las dificultades para contestarlas y
suprimiendo inexorablemente los intentos deliberados del paciente
de evadir las respuestas de contenido con evasivas o estereotipos. La
experiencia vital del psiquiatra le ayudará en gran medida a
distinguir aquellos aspectos de las comunicaciones del paciente que
son característicos de sus antecedentes culturales o educacionales,
de aquellos otros causados por sus propias dificultades. También su
experiencia vital debe facultar al clínico para inferir de los datos
obtenidos de un paciente que ciertos hechos, que éste no menciona,
deben de haber ocurrido o que otros fielmente informados pudieran
no haber ocurrido.
Fromm-Reichmann subraya que aunque todo ser humano tiene
una tendencia innata hacia la salud, tanto mental como física, son
muchas los factores que interfieren con esta tendencia hacia la salud,
tanto en la organización interna como en la vida de una persona, por
lo cual, una vez recabada toda la información, se debe intentar
corroborar si el paciente quiere o no quiere, en verdad, el
tratamiento y el cambio que este puede provocar, y, cuando estos
deseos se hallan ausentes, la primera estrategia del terapeuta es
alentar su aparición. Para Fromm-Reichmann la psicoterapia
psicoanalítica está indicada para cualquier tipo de persona que
consulta debido a notables dificultades emocionales en su vida,
cualquiera que quiera crecer y que parezca ser flexible o sincero, y/o
demuestre potencialidades para ambas cosas; todos los tipos de
neurosis del carácter, neuróticos, y también psicóticos y
psicosomáticos podrían ser tratados. En cuanto a la edad idónea
para el tratamiento, para Fromm-Reichmann no existe un límite28, y

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piensa que aunque las personas mayores de cuarenta y cinco o


cincuenta años puedan ser menos flexibles, pueden compensarlo sin
embargo con una mayor madurez; por otra parte, antes de aceptar a
niños y jóvenes para tratamiento intensivo hay que intentar mejorar
las condiciones y dificultades de estos jóvenes con el tratamiento del
adulto, o adultos, significativos.
La selección del terapeuta29 será otro punto importante,
haciendo una valoración cuidadosa de su personalidad y su
convergencia o no con la psicopatología del paciente, considerando
importante la adaptabilidad personal del terapeuta a las necesidades
de ese paciente en particular así como la cualidad empática que se
pueda dar entre los dos para poder iniciar un tratamiento. Sin por
ello dejar de lado el deseo del paciente de ser tratado con un
terapeuta determinado, cuya elección puede estar determinada por
una resonancia potencial que puede ser decisiva para el cambio.
Fromm-Reichmann aconseja que el inicio de la psicoterapia
transcurra como un período de prueba, que se diferencie en lo
esencial del transcurso posterior del tratamiento, un periodo en el
que el terapeuta ha de ser cauto antes de incidir demasiado
profundamente con el material cargado con ansiedad intensa. Una
valoración de pertinencia y oportunidad es necesaria antes de que el
terapeuta se sienta seguro de poder seguir profundizando y ayudar al
paciente (Fromm-Reichmann, 1989).
A la vez, Fromm-Reichmann se muestra flexible con las facetas
del encuadre. En cuanto a la frecuencia de las sesiones, aconseja
entre dos o tres sesiones semanales, precisamente por el carácter de
intensiva que ha de tener la psicoterapia. El uso del diván sin
embargo, está contraindicado en la esquizofrenia pues el
Psicoanálisis es el puente con la realidad exterior y, en general, “se
recomienda una posición que permita al paciente y al terapeuta mirarse
mutuamente cada vez que el paciente lo desee” (Fromm-Reichmann, 1994,
p. 30) y en general aconseja encontrar un contexto de tiempo y
posición que sea idóneo tanto para las necesidades del paciente
como del terapeuta30.

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Las asociaciones espontáneas


En el Psicoanálisis clásico se propusieron las asociaciones libres 31
como una técnica para hacer llegar a la conciencia lo reprimido y
disociado. Fromm-Reichmann considera, sin embargo, que en la
psicoterapia intensiva están contraindicadas por varias razones; en
primer lugar por el peligro de incrementar el pensamiento
desintegrado del paciente psicótico –“aunque, en cualquier caso, haya
que observar las asociaciones espontáneas ya que en ocasiones es cuanto pueden
producir estos pacientes”- y, por otra parte, “la atención del psiquiatra
se centra más en las defensas del yo y en las resistencias y las operaciones de
seguridad” del paciente al ser movilizados por el proceso
psicoterapéutico que en el escrutinio del contenido de las
represiones o disociaciones y, por eso, es más significativo que se le
pida al paciente que observe y preste atención a pensamientos
marginales, sensaciones físicas y síntomas cuando aparezcan pues,
aún siendo importante el material histórico y reprimido del
paciente, siempre serán más significativos los hechos
aparentemente intrascendentes de su vida actual y de sus relaciones
interpersonales presentes, algo que permitirá descubrir las
dinámicas que están motivando sus represiones y disociaciones.
(Fromm-Reichmann, 1989, véase pp. 92-100).

Las interpretaciones
La interpretación fue desarrollada para ser usada solamente con
neuróticos, para que a través de ella el terapeuta pudiese traducir, al
lenguaje de lo consciente, lo que el paciente pone al descubierto de
su actividad inconsciente, su contenido y dinámica. La
interpretación revela entonces conexiones con otras experiencias o
bien diferentes implicaciones que pertenecen al mundo emocional
subjetivo, ya sea histórico o actual. Pero lo reprimido o disociado
no es tanto el recuerdo en sí, sino las reacciones emocionales
derivadas de esos hechos “olvidados”, causa de la ansiedad actual y
de su manifestación a través de lo psicopatológico. Dice Fromm-
Reichmann: “La selección por el paciente del material reprimido o disociado

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Desarrollos de la perspectiva cultural-interpersonal

está condicionada por las normas culturales existentes que rigen su vida, su
medio de aceptación a estas normas es la aceptación de éstas por las personas de
importancia en su contorno inmediato y dentro de su grupo”32 (Fromm-
Reichmann, 1989, p. 104).
En la psicoterapia intensiva se recomienda interpretar, no los
contenidos, sino la dinámica de las defensas, los mecanismos de
defensa que se activan contra la aparición de la ansiedad, debiéndose
interpretar primero las experiencias tempranas transferidas y las
distorsiones paratáxicas y, en menor grado, el amor y el odio hacia el
terapeuta per se (Fromm-Reichmann, 1989, p. 121). Pero no todas
las reacciones de transferencia deben ser puntualmente verbalizadas,
sino sólo aquellas que se repiten y están marcadas por distorsiones
que amenazan oscurecer o entorpecer la capacidad de reconocer y
evaluar problemas interpersonales en la realidad; de igual manera, se
recomienda que se preste más atención a los aspectos del odio del
paciente respecto al terapeuta, que a los de amor, es decir, se
privilegia la interpretación activa de la hostilidad del paciente, de su
resentimiento, porque forma parte de sus intentos de desplegar
operaciones de seguridad ante el terapeuta. También se deben
interpretar las resistencias, que son otra de las formas de operaciones
de seguridad, como la reactivación –fuera de la conciencia de los
pacientes- de las ansiedades que originariamente fueron responsables
de los procesos disociativos y, que ahora, son de nuevo también la
principal razón de estas resistencias. (Fromm-Reichmann, 1989, p.
130-132). Hay que distinguir entre las interferencias debidas a las
resistencias, es decir, a un tipo de reticencia que está fuera de la
conciencia del paciente, de otras resistencias que se deben a bloqueos
intencionales, y que suelen ocurrir en casi todos los procedimientos
defensivos en mayor o menor medida. Otro aspecto a interpretar
son los acting out, aquellas acciones o actividades que sustituyen a la
comunicación verbal de las experiencias interpersonales.
Fromm-Reichmann, sin embargo, no considera recomendable la
interpretación de los actos fallidos y los errores o lapsus en la vida
cotidiana de los psicóticos, pues tal interpretación corre el peligro
de que sea utilizada como una interpretación desconectada del

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contenido, lo que no suele ocurrir con los ensueños y los sueños.


Aunque “los ensueños son procesos del pensamiento, interpersonales y
encubiertos, “prototáxicos”33 autísticos, que tienen relación con la satisfacción y
la seguridad de quien los elabora” (Fromm-Reichmann, 1989, p. 179),
estos pueden interpretarse si el tratamiento está avanzado y hay una
buena relación terapeuta-paciente, al considerar que generalmente
los ensueños, fantasías y anhelos, son una fuente válida de
información sobre sus verdaderos problemas. Fromm-Reichmann
concluye que “los sueños tienen importancia si el terapeuta y el paciente
entienden que son una expresión de recuerdos infantiles, una repetición de
remanentes de experiencias de los días que anteceden al sueño, en especial a las
actuales situaciones de conflicto y de crisis, y como reflejo de la relación del
paciente con el psiquiatra” (1989, p. 193). El contexto o juicio de
realidad, la validez consensual de las experiencias es siempre tenido
en cuenta, sin renunciar a su explorar o interpretar su significado,
pero sin negar las diferencias entre las percepciones respectivas de
paciente y terapeuta:
“Tanto las alucinaciones, que son percepciones que carecen de fundamento
sensorial, como los delirios, que son falsas creencias e interpretaciones de un
material reprimido, y que son de naturaleza estrictamente psicopatológica -aunque
pueden presentarse como experiencia pasajera en una persona no psicótica-, o las
ilusiones, que son interpretaciones erradas de percepciones sensoriales verdaderas,
deben ser interpretados siempre que no se discuta el carácter delirante o ilusorio
con el paciente. El psiquiatra debe declarar sencilla y llanamente que no ve ni oye
lo mismo y acercarse con preguntas sencillas que el paciente no contestará de
inmediato, pero que pueden ayudar a entender hechos significativos de su
biografía” (Fromm-Reichmann, 1989, p. 196-204).

A la hora de formular la interpretación, el cómo y el cuándo,


son muy importantes. Por ello Fromm-Reichmann piensa que el
terapeuta requiere una profunda formación previa, que le permita
conocer que, ante todo, la participación / colaboración del
paciente es muy valiosa, a la vez que se le transmite respeto desde
el terapeuta a la propia elaboración del paciente, pues cualquier
interpretación que el enfermo logre descubrir por sí mismo le

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Desarrollos de la perspectiva cultural-interpersonal

impresiona más y tiene mayor probabilidad de producir un efecto


curativo; asimismo, el modo de exponer la interpretación
dependerá de la personalidad, la psicopatología y los antecedentes
particulares de cada persona, debiéndose detectar el tipo de
silencio, sin olvidar que el silencio es con frecuencia hostil y, a
menudo, un signo de resistencia o de bloqueo intencional.
Se necesita un período de reelaboración que permita transformar el
conocimiento y la comprensión racional de las motivaciones
ignoradas de cualquier experiencia en una compenetración
creadora, y en consecuencia, terapéuticamente eficaz. En general,
no se deben hacer interpretaciones ni siquiera sugerencias hasta
que no se tenga una perspectiva general de la personalidad y la
psicopatología básica del paciente y no se haya establecido una
adecuada relación entre el terapeuta y el paciente, condición que
permite entrar ya en la fase activa (elaborativa) psicoterapia de la
psicoterapia intensiva (Fromm-Reichmann, 1989, p. 149-176).

La terminación de la psicoterapia
Fromm-Reichmann coincide con Sullivan en que el criterio
para la terminación34 de la psicoterapia se alcanza “cuando el paciente
se conoce a sí mismo como la persona que es reconocida en él por los demás
(…) cuando la evaluación de la personalidad del paciente, tanto por parte de
éste como del psiquiatra coinciden en gran medida”; También está de
acuerdo con Horney en el sentido de que “la vida no está desprovista
de riesgos, ansiedades y conflictos pero los pacientes deberían ser capaces de
resolver sus conflictos y dar solución a sus ansiedades sin la asistencia de un
psiquiatra” y, finalmente, evoca la concepción de Fromm
poniéndolo en sus propias palabras: “los pacientes deben estar libres de
ansiedades, inhibiciones que interferían en su autorrealización y deberían
haber adquirido libertad para crecer y madurar en personalidades
predominantemente creadoras y productivas”. (En Fromm-Reichmann,
1989, pp. 211-215).

221
Rosario Castaño Catalá y Alejandro Ávila Espada

La comunidad terapéutica
Frieda Fromm-Reichmann es un ejemplo vivencial de asumir
un modelo tanto implícito como explícito de tratamiento en un
dispositivo de comunidad terapéutica. Lo formula así: “El paciente
psicótico que necesita hospitalización no ha sido capaz de vivir sin guía y
ayuda, de modo que el ingreso en una institución hospitalaria es con frecuencia
un gran alivio de la intolerable carga de manejarse independientemente y de
tomar decisiones” (Fromm-Reichmann, 1994, p. 36) y con esta idea
organiza la vida del paciente en la institución de manera que todo
lo terapéutico gire alrededor de conseguir un objetivo primordial,
que en sus propias palabras es: “Tratar de cambiar y adaptar el
tratamiento convencional del hospital público a la terapéutica psicoanalítica
(algo que ella practicó a lo largo de toda su trayectoria profesional)
denominándolo “hospital psicoanalítico” que debe ser una comunidad
terapéutica. No se le debe imponer prematuramente al paciente psicótico la
“adaptación social” a esta comunidad. Ni siquiera tiene que ser ésa la meta en
el caso de las personalidades esquizoides”. (Fromm-Reichmann, 1994, p.
43).
Esta comunidad terapéutica psicoanalítica estaría formada por
médicos, psicólogos, psiquiatras, enfermeras, terapeutas
ocupacionales y asistentes sociales. En ella todo el personal debe
estar adiestrado, participar en todas las actividades y conocer a
todos los pacientes, de manera que no se practique sólo una
relación médico-paciente en las horas de sesión sino que la vida del
centro ayude al paciente a encontrar la forma de vida más
adecuada a sus necesidades. Lo más interesante es que el método
psicoanalítico, en este caso, la psicoterapia intensiva se practica tanto
con los pacientes extrahospitalarios como con los que están
ingresados en el centro, de manera que puedan ir rompiéndose la
barrera “psiquiátrica” y los pacientes adquieran la necesaria
dignidad y autoestima como personas, siendo vistos y tratados
como cualquier otra persona ingresada en un hospital por algún
tipo de enfermedad no mental.

222
Desarrollos de la perspectiva cultural-interpersonal

1.4 Fromm-Reichmann y Sullivan


Frieda Fromm-Reichmann representa, junto con Harold
Searles, de quien nos ocuparemos en este mismo capítulo, una
sistemática puesta en práctica de las ideas interpersonales
desarrolladas por Sullivan, con las que ella converge a la par que las
desarrolla. Dexter Bullard padre, con el que contacta a través de
Fromm como ya hemos mencionado, le va a dar la oportunidad de
trabajar con Sullivan, cuyas ideas ya conoce a través de Fromm, en
la formulación y desarrollo de su perspectiva, lo cual alcanza su
periodo dorado en la época en que Sullivan es invitado a Chestnut
Lodge a supervisar y a dirigir un seminario de casos (Kvarnes y
Parloff, 1976), entre 1942 y 1946. Fromm-Reichmann siempre
estuvo interesada en establecer puentes entre el enfoque
interpersonal de Sullivan y la corriente principal del psicoanálisis
en la psiquiatría americana (Fromm-Reichmann, 1954), pero sin
renunciar a ninguno de los presupuestos fundamentales de la
perspectiva interpersonal. En su trabajo de 1948 (Notas sobre el
desarrollo del tratamiento de los esquizofrénicos mediante psicoterapia
psicoanalítica) articula las estrategias de indagación detallada de los
contenidos y circunstancias actuales de las experiencias de los
esquizofrénicos, la observación de los sucesos precipitantes y los
síntomas corporales y emocionales concomitantes con la
manifestación psicótica, y su conexión con la psicogénesis y
psicodinámicas de los contenidos psicóticos. En su trabajo de 1952
(Algunos aspectos de la psicoterapia psicoanalítica con esquizofrénicos) pone
el foco en la investigación de las reacciones de contratransferencia
que los terapeutas experiencian con los pacientes psicóticos,
activadas por sus operaciones de seguridad, como ya hemos
mencionado, una línea en que ha venido insistiendo desde trabajos
anteriores (Fromm-Reichmann, 1943). Las ideas de Fromm-
Reichmann no difieren en lo esencial de las de Sullivan, pero
recupera los conceptos psicoanalíticos para formularlas, a la par
que establece nexos con los entonces incipientes desarrollos del
grupo de Palo Alto acerca de las conexiones entre dimensiones
verbal y no verbal de la psicoterapia, llegando a pasar su año

223
Rosario Castaño Catalá y Alejandro Ávila Espada

sabático (1956-7), poco antes de su muerte, invitada por Gregory


Bateson, dedicada plenamente a este estudio, quien dio cuenta de
sus últimas inquietudes en un trabajo póstumo (Bateson, 1958).
Será Searles quien continuará su obra, como veremos
posteriormente.

2. Karen Horney (1885-1952)

Una confianza segura y sólida en sí mismo supone una amplia


base de cualidades humanas, tales como iniciativa, valor,
independencia, talento, cualidades eróticas, capacidad para
dominar las situaciones que se presenten. (Karen Horney,
en El nuevo Psicoanálisis, publicado en 1939, p. 87)
Quisiera hablar del Psicoanálisis… como el marinero lo hace
de su barco. Él conoce sus cualidades y sus defectos y lo ama a
pesar de ellos. (Karen Horney, comentario realizado en
1942 en la Association for the Advancement of
Psychoanalysis, en J.B. Paris, 2003, p. 4).

2.1 Introducción
A través de los escritos de Karen Horney podemos observar
cómo el Psicoanálisis no es sólo una disciplina profesional y
científica, sino que ha llegado a formar parte del cómo nos
experimentamos y nos pensamos a nosotros mismos. El
Psicoanálisis ha asistido, a la vez, que ha contribuido, a diversos
cambios fundamentales en la cultura occidental; entre otros
muchos, a la lucha por los derechos de las mujeres y a la conquista
de la igualdad de género y a una mayor liberación sexual. Por un
lado, a Horney se la identifica como teórica y primera feminista del
Psicoanálisis por su énfasis en las modificaciones acerca de los
conceptos de desarrollo femenino y masoquismo femenino que había
planteado Freud, sin que esto supusiese para ella un rechazo del
Psicoanálisis en general. Por otro lado, su reformulación de los

224
Desarrollos de la perspectiva cultural-interpersonal

conceptos freudianos en función de las influencias culturales y los


procesos sociales guardan una gran similitud con los de Erich
Fromm35, con quien se la identifica, junto con Harry. S. Sullivan36,
dentro del grupo de los Psicoanalistas culturalistas.
Las contribuciones más importantes y revolucionarias a la
teoría y a la práctica psicoanalítica en la primera mitad del pasado
siglo fueron realizadas por este grupo, siendo Horney la primera
de los tres que publica sus ideas en el año 1937 con el libro La
personalidad neurótica de nuestro tiempo (Horney, 2010), y en el año
1939 con El nuevo Psicoanálisis (New ways in Psychoanalysis) (Horney,
1979). En 1942 publica El autoanálisis, y en 1945, Nuestros conflictos
interiores; en 1946 una obra en colaboración con intención
divulgativa: Are you Considering Psychoanalysis? y este ciclo de
publicaciones lo cierra37 en 1950 con Neurosis y Madurez (Neurosis
and human growth: the struggle toward self-realization). Horney escribe
con un estilo bastante sencillo y audaz, sorprende la gran seguridad
que transmite al expresar sus críticas a la corriente oficial
psicoanalítica del momento, y presenta como una gran novedad la
amplia y detallada interpretación cultural de la neurosis así como
algunos de los efectos que tienen las exigencias culturales en la
producción de las misma.

2.2 La persona
De sus datos biográficos38 se puede intuir que a la seguridad y
enorme capacidad de crítica de Karen Horney contribuyeron en
gran medida su formación y sobre todo, el ambiente familiar en el
que creció39 , donde a pesar de grandes tensiones, ella estuvo
siempre apoyada por su madre quién la animó a estudiar medicina,
lo que inició en Hamburgo en el año 1906 40. Al terminar en 1911,
contacta con Karl Abraham en la clínica de Neuropsiquiatría de la
Universidad de Berlín, con quien se psicoanalizaría durante un
tiempo, se interesa por temas como la educación sexual de los
niños, se extraña ante interpretaciones freudianas como la envidia de
pene y realiza su tesis sobre los traumatismos físicos como causa de

225
Rosario Castaño Catalá y Alejandro Ávila Espada

las psicosis. En 1915 es nombrada secretaria de la Asociación


Psicoanalítica Alemana y a partir de 1920 es fundadora y analista
didacta del Instituto Psicoanalítico de Berlín41.
En los años veinte Horney destaca la influencia que recibió del
entorno del Instituto de Berlín y especialmente, de Harold Schultz-
Henck, de los conceptos filosóficos que le indicó Max Horkheimer
y que “me sirvieron para describir las premisas mentales del pensamiento de
Freud” y las de Wilhem Reich, de quién escribe: “Él, aunque absorto
por aquel tiempo en la teoría de la libido, me señaló la urgencia de estudiar
primero las tendencias del carácter defensivo que ha desarrollado el
neurótico” (Horney, 1979, p.11). Reconoce también la influencia de
Fromm al que conoció en 1928 en el sanatorio de Baden-Baden
que dirigía Groddeck 42. Los intercambios de ideas en el sanatorio
de Davos entre Groddeck, Fromm y Ferenczi sobre la teoría de la
libido y la concepción patriarcal del Complejo de Edipo, fueron
decisivos en la toma de decisiones posteriores sobre el nuevo
enfoque teórico (Funk, 1999, p. 63).
Clara Thompson escribe que ya hacia 1925 se sentía la
necesidad de afrontar cambios significativos en la técnica y en los
objetivos terapéuticos psicoanalíticos43 , así como en el concepto de
curación, pues cada vez se percibía más claramente que la
personalidad del psicoanalista desempeñaba una función
significativa aunque uno se esforzase por ocultarlo (Thompson,
1995, p. 241). Horney también reconoce que el hecho de
familiarizarse con la sociedad norteamericana, tras su emigración a
los Estados Unidos44, fue otra de las influencias decisivas para
comprender que en los conflictos neuróticos las condiciones
culturales son, en última instancia, determinantes.
Como su posición ya era crítica con el grupo freudiano de
Berlín, y dada la situación política y económica de Alemania,
Karen acepta en 1932 un puesto de directora adjunta en el
Instituto Psicoanalítico de Chicago que lidera Franz Alexander,
antiguo discípulo suyo. Viaja a Estados Unidos el 22 de septiembre
de 1932, acompañada de su hija Renate. Tras 2 años en Chicago se

226
Desarrollos de la perspectiva cultural-interpersonal

instala en Brooklyn, donde residen numerosos judíos emigrados.


Se nacionaliza norteamericana, convalida sus estudios médicos,
entra en el Instituto Psicoanalítico de Nueva York y empieza a publicar
muchas obras clínicas, creándose un notable prestigio. Se dedica
fundamentalmente a la consulta privada, con mucho éxito. Ya
miembro didacta de la Sociedad Psicoanalítica de Nueva York , es
cuestionada como tal ya en 1937 tras la aparición de su primer
libro La personalidad neurótica de nuestro tiempo (The Neurotic Personality
of Our Time) y se ve obligada a abandonar esta institución en 1941
al retirársele la condición de Didacta y quedar relegada a
conferenciante ocasional. Ese mismo año, junto a Fromm,
Thompson y otros funda la Asociación para el Avance del Psicoanálisis
(Association for the Advancement of Psychoanalysis, AAP) 45, que será
conocida más tarde como el Instituto de Karen Horney, y del que
saldrían más tarde, tanto Fromm como Thompson en el año 1943
por una nueva confrontación personal y de roles profesionales46
(Funk, 1999, p. 116).
Horney fue ante todo una analista, formadora y supervisora,
primero en el Instituto de Berlín y después en los Institutos de
Chicago, Nueva York y Washington-Baltimore, impartió clases en
la New School for Research Social desde 1935 y a partir de 1941 en el
American Institute of Psychoanalysis hasta su muerte en 1952. Cuando
decide hacer una revisión crítica de la obra freudiana no lo hace
con la idea de resaltar los errores del Psicoanálisis ortodoxo, sino
animada por el descontento frente a los resultados terapéuticos en
muchos casos, que al principio achacó a su inexperiencia hasta que
le surgieron sus primeras dudas sobre la validez de algunas de las
teorías psicoanalíticas freudianas al leer el concepto de sexualidad y
psicología femenina de Freud47 así como sus planteamientos sobre el
instinto de muerte. (Paris, 2003, p.14; Horney, 1979, p. 7).
Karen Horney participa en numerosas conferencias y a lo largo
de su relativamente corta vida profesional 48 tiene especial interés
por eliminar los obstáculos que puedan impedir el desarrollo del
Psicoanálisis y para ello rechaza, ya en sus primeros escritos, la
teoría de la libido y el Complejo de Edipo, también lo genético e

227
Rosario Castaño Catalá y Alejandro Ávila Espada

instintivo como causa de la neurosis, no considerando la anatomía


como el destino, tal como defendía Freud en el marco de su teoría de la
libido. Resalta, como Sullivan, la importancia de los impulsos
dirigidos hacia la obtención de seguridad relativizando el papel de
los impulsos sexuales como el origen central del conflicto.
Conocer el papel de la angustia y las defensas, así como el papel del
Narcisismo y las tendencias masoquistas, según Horney, nos abre
el camino hacia la comprensión de la neurosis. El objetivo
principal de la psicoterapia no será por tanto “dominar” los
instintos, sino ayudar a disminuir la angustia y recuperar la
espontaneidad. Horney, quien considera que una de las
contribuciones fundamentales de Freud consiste en haber abierto
el camino a la comprensión de la naturaleza de la angustia
neurótica y del papel que esta desempeña en las neurosis lo plantea
así:
“Los aspectos discutibles del descubrimiento de Freud sobre la influencia de
las experiencias de la infancia se relacionan principalmente con tres supuestos: que
una serie de reacciones heredadas tiene más importancia que la influencia del
medio; que las experiencias influyentes son de naturaleza sexual, y que las
experiencias posteriores en gran parte representan repeticiones de las ocurridas
durante la infancia (…) Otros aspectos discutibles son los medios metodológicos
básicos de la terapéutica que nos ha legado Freud, tal como él los concibe, como la
transferencia, la resistencia y el método de asociación libre” (Horney, 1979, p.
24 y p. 25).

Aunque Horney no plantea conceptos nuevos sino que incluye


una pluralidad causal que implica lo social, desarrolla una práctica
clínica crítica con la técnica freudiana. Pero su singularidad está
sobre todo en su modelo causal, que intenta responder a los
interrogantes: ¿Por qué persisten a veces en la edad adulta las
actitudes de la infancia? Horney plantea que si la mayoría de las
personas las abandonan, cuando esto no ocurre ¿Cuáles son los
factores en la estructura del carácter que requieren recuperar las
actitudes desarrolladas en el pasado?. Para Horney este problema
de la insistencia del pasado en el presente es de primordial

228
Desarrollos de la perspectiva cultural-interpersonal

importancia desde el punto de vista teórico y sobre todo para la


terapéutica. Freud lo explica mediante su visión determinista
expresada en la compulsión a la repetición, y el concepto de la no
existencia del tiempo para el inconsciente 49, mientras que Horney no está
de acuerdo con este planteamiento, que reformula en estos
términos “No se considera el pasado como el tesoro que se busca sino
simplemente como una gran ayuda para comprender el desarrollo del paciente”.
(Horney 1979, p. 104 -108).
Horney defiende que el presente no es solamente una
repetición del pasado, pues entonces la realidad actual no tendría
ningún papel en el comportamiento del adulto, lo cual supone
ignorar la decisiva influencia del contexto. Para ilustrar esta idea
Horney describe una pequeña viñeta:
“Una muchacha americana que había sido analizada en el extranjero había
venido a verme con el deseo de proseguir su análisis. Le pregunté por qué deseaba
tal cosa, creyendo que me referiría las dificultades de su vida real y los síntomas
que aún persistían. El motivo que dio, sin embargo, fue que OH afectaba todavía
una amnesia de los cinco primeros años de su vida. Frecuentemente se supone que
recobrar los recuerdos de la infancia es un fin en sí, mientras que en realidad es
sólo un medio hacia la comprensión del presente”. (Horney, 1979, p. 103).

Aunque el pasado está siempre contenido de alguna forma en


el presente, no se trata del presente contra el pasado sino de si el
vector que organiza la experiencia y la conducta del adulto está
más determinado por procesos de evolución y desarrollo versus de
repetición. En palabras de Horney, refiriéndose al comportamiento
adulto: “En el que la más importante influencia es que la suma total de las
influencias de la infancia producen cierta estructura del carácter, o más bien,
inician su desarrollo, en algunas personas este desarrollo se interrumpe
esencialmente a la edad de cinco años, en otras al llegar a la adolescencia, en
otras, alrededor de los treinta años, en tanto que, en algunas, persiste hasta la
vejez y esto significa que no podemos trazar una línea aislada de una
peculiaridad ulterior” (Horney, 1979, p. 113). Explica así el
comportamiento adulto como una combinación de la estructura

229
Rosario Castaño Catalá y Alejandro Ávila Espada

global del carácter y la influencia de factores que provienen tanto


de la infancia como de la realidad actual.

2.3 Aportaciones conceptuales

La personalidad neurótica de nuestro tiempo 50


Horney centra su interés en las maneras en qué las neurosis
afectan a la personalidad y distingue entre “Las neurosis situacionales
que sólo suponen una momentánea falta de adaptación respecto a determinadas
situaciones dificultosas y las neurosis de carácter, es decir, aquellas condiciones
que, si bien pueden presentar un cuadro sintomático exactamente igual al de
las neurosis situacionales, contienen también el trastorno básico de la
deformación del carácter”. (Horney, 2010, p. 29). No le interesan tanto
los síntomas como la forma de manifestarse y de resolverse los
distintos trastornos del carácter, por ejemplo, el trastorno obsesivo
o el histérico, y hace hincapié en el estudio de la angustia y las
defensas que acompañan esa a esa angustia.
Cuando habla de la personalidad neurótica de nuestro tiempo se
refiere a que las restricciones de cada cultura son responsables de
los conflictos psíquicos y que la mayoría de los individuos de una
cultura afronta idénticos problemas, que son creados por las
condiciones específicas de vida que reinan en cada sociedad51. Para
observar el comportamiento de un individuo habrá que
contemplar a sus familiares cercanos, sus amigos, los miembros de
su familia extensa, o sus colegas de profesión. Estas actitudes
observables las clasifica, a grandes rasgos, de la siguiente manera
(Horney, 2010, p. 29-37):
• Actitudes frente a dar o recibir cariño. Uno de los rasgos predominantes,
en el caso de los neuróticos, sería su excesiva dependencia de la
aprobación o del afecto del otro, aunque frente a esta excesiva
exigencia de cariño también nos podemos encontrar con una falta
de consideración por los demás y con una incapacidad tanto para
dar cariño y para recibirlo.

230
Desarrollos de la perspectiva cultural-interpersonal

• Actitudes frente a la valoración de sí mismo, con sentimientos de


inseguridad e inadecuación que pueden ir acompañados de un
autoelogio exagerado.
• Actitudes frente al problema de la autoafirmación, que implican
inhibiciones manifiestas; por autoafirmación se entiende el acto de
imponerse o de imponer las propias pretensiones, en este sentido
los neuróticos están inhibidos para expresar sus deseos o para pedir
algo, o para hacer cualquier cosa en su propio interés, seleccionar
las personas con quienes desean relacionarse, establecer nexos con
los demás y así sucesivamente, también son incapaces de defenderse
contra los ataques ajenos o decir “no” cuando no están dispuestos a
acatar los deseos extraños, o establecer planes.
• Actitudes frente a la agresividad, que incluye aquellos actos que, a
diferencia de los autoafirmativos, se dirigen evidentemente contra
alguien, expresando una conducta de ofensa, ataque, intrusión o
cualquier otra disposición hostil. Esto se puede expresar de dos
maneras, una claramente hostil y dominante y otra en la hay una
actitud de sentirse permanentemente humillado, dominado,
despreciado o engañado.
• Actitudes frente a la sexualidad, que puede manifestarse en una actitud
compulsiva por tener relaciones sexuales o en inhibiciones frente a
la conducta sexual.
Aunque Horney no se ocupa de categorizar los diferentes tipos
de carácter52 como hizo Erich Fromm53 , coincidimos con Clara
Thompson cuando ésta explica que las descripciones que hace
Horney de las tendencias neuróticas como maneras de eludir la
angustia vienen a ser, en realidad, síndromes del carácter.

La angustia, las defensas, el círculo vicioso y la imagen idealizada de sí


mismo
Horney, como Sullivan y Fromm, hace importantes
contribuciones a la teoría de la angustia, completando las
aportaciones de sus colegas. Los tres sustentan que la angustia es el
producto de exigencias culturales que amenazan la relación del niño

231
Rosario Castaño Catalá y Alejandro Ávila Espada

con los otros, en cuanto que puede significar pérdida de amor,


castigo o apartamiento, sin embargo, como destaca Thompson
“Horney hace hincapié en que es la situación de frustración la que tiende a hacer
hostil al niño, lo que a su vez hace que el mundo le es hostil, y esta creencia
aumenta su sensación de desamparo” (Thompson, 1995, p. 135). El
peligro temido en la angustia es tanto oculto como subjetivo, dos
elementos básicos que se caracterizan por ser esencialmente
inconscientes y tener un evidente carácter irracional. La angustia no
resulta solo del temor del individuo a sus propios impulsos sino más
bien del temor al peligro que acarrearía expresar impulsos
reprimidos54 que pudieran ser peligrosos en una sociedad
determinada. Qué sociedad sea esta, y como crea sus contextos de
significación no es una cuestión secundaria.
Para escapar de la angustia, la cultura occidental del momento
facilita su neutralización o elaboración mediante las defensas, las
cuales Horney resume en cuatro grandes vías: racionalizarla,
negarla, narcotizarla, o evitar toda idea, sentimiento, impulso o
situación capaz de despertarla (Horney, 2010, p. 43). Horney
coincide con Sullivan en la existencia de una angustia secundaria55 que
se origina cuando aparece la señal de que un antiguo peligro acecha,
y lo que se produce entonces es que el propio sistema de defensas
se convierte en una fuente de potencial angustia. Las defensas
neuróticas incrementan la angustia de dos maneras: o bien suelen
entrar en conflicto recíproco, o bien las defensas que se han
originado ante la angustia pueden dar lugar a una especie de círculo
vicioso en el que la angustia produce defensas que a su vez producen
nuevas angustias, aumentando la vulnerabilidad y dificultando las
relaciones con los otros, produciendo aún un mayor peligro, que es
la acumulación de estas defensas, en la que cada una enfrenta una
angustia pero, sólo para dar lugar al surgimiento de otra y así
sucesivamente, provocando hostilidad reprimida 56 y una constante
frustración.
El paciente está “enfermo” no sólo por lo que le ha ocurrido,
sino por la forma en que se enfrenta a esa situación, las defensas
junto al propósito que se fija el neurótico denominado imagen

232
Desarrollos de la perspectiva cultural-interpersonal

idealizada de sí mismo contribuyen a fomentar y mantener una imagen


falsa, sin una base segura y con un posible conflicto irresoluble. Da
importancia tanto a la voluntad de poder57, fama y posesión, como
a la necesidad de afecto, amor y cariño, y en ese sentido Karen
Horney, como resume Thompson: “Describe tres modos generales de
reaccionar: moverse hacia las personas, moverse contra ellas y apartarse de ellas,
que se corresponderían, en general, con la relación simbiótica de Fromm (el
moverse hacia las personas), con la destructividad (el moverse contra ellas) y con el
alejamiento (el apartarse de ellas)” (Thompson, 1995, p. 84).
Podemos resumir la idea central de Horney sobre las neurosis
siguiendo sus propias palabras: “La estructura básica de la neurosis no se
da necesariamente en el choque entre los deseos individuales y los requerimientos
sociales, la neurosis únicamente aparece si este conflicto provoca angustia y si los
intentos de aliviarla despiertan, a su vez, tendencias defensivas que, aunque no
menos perentorias, resultan empero incompatibles entre sí” (Horney, 2010, p.
87).

El masoquismo
En su obra El nuevo Psicoanálisis (1939) Horney reflexiona sobre
los fenómenos masoquistas, algo que ya había afrontado en La
personalidad neurótica de nuestro tiempo (1937) con planteamientos
muy novedosos para la época. Horney intenta comprender la
tendencia a sufrir desde el enfoque psicológico y no desde la
exclusiva hipótesis biológica planteada por Freud58, sosteniendo
que “todas las tendencias masoquistas van a fin de cuentas dirigidas hacia la
satisfacción, a saber, hacia la meta del olvido, a quitarse de encima su persona
con todos sus conflictos y limitaciones” (Horney, 1979, p. 182).
El masoquismo sexual y el masoquismo moral del que habla
Freud, que es también un masoquismo sexual, no reflejan más que
una mera satisfacción, y Horney plantea que habría que dejar de
ver el masoquismo como una mera tendencia a la satisfacción y
estudiarlo como una necesidad de aplazar la angustia, como una
señal de ciertas tendencias del carácter que reflejan excesiva

233
Rosario Castaño Catalá y Alejandro Ávila Espada

dependencia emocional porque la persona siente que “nada puede


hacer”, intentando eludir dificultades… “pero el hecho de eludir
dificultades no es en sí mismo masoquista, más bien los elementos
específicamente masoquistas yacen en lo que la persona siente que es una
dificultad y especialmente en los medios que emplea para evitarla” (Horney,
1979, p. 194). En esta misma línea establece que tanto las
tendencias masoquistas como las narcisistas y perfeccionistas
deforman la iniciativa espontanea inicial, y esconden un gran
conflicto entre hostilidad y dependencia, pues: “donde está el intento
de un individuo intimidado y aislado para enfrentarse con la vida y sus peligros
por medio de la humildad y la sumisión. La estructura del carácter que resulta
de estas tendencias básicas es lo que determina la tendencia en que los deseos se
afirman, las hostilidades se expresan, los fracasos se justifican y en que otras
tendencias neuróticas son tratadas simultáneamente” (Horney, 1979, p.
201).

La Psicología Femenina
En su obra de 1939, El nuevo Psicoanálisis, Horney hace una
crítica abierta a la teoría freudiana de la envidia de pene y del deseo de
masculinidad por parte de la mujer, lo que le valió numerosas críticas
por parte de la corriente oficial psicoanalítica. En todo momento
rechaza asumir que la anatomía es el destino, ni aceptar la fisiología
como única explicación, considerando que las tendencias a desear
“ser hombre” son propias tanto de hombres como de mujeres y
los motivos se deben buscar en los factores culturales. Horney lo
ejemplifica y argumenta: “el deseo de ser hombre puede ser la expresión de
un anhelo por aquellas cualidades o privilegios que en nuestra cultura se
reservan al sexo masculino, como fuerza, valor, independencia, éxito, libertad
sexual, derecho de escoger compañera (…) pero los deseos de tener
determinadas cualidades no necesitan reprimirse, y por lo tanto no requieren
una expresión simbólica, esta expresión rige sólo para tendencias o sentimientos
desterrados de la conciencia (Horney, 1979, p. 81).
Para Horney las explicaciones a estas tendencias reprimidas no
se pueden basar en una formula general, sino que habrá que

234
Desarrollos de la perspectiva cultural-interpersonal

estudiar cada caso particular a través del análisis, pues la


interdeterminación entre factores subjetivos y culturales es
singular. Aunque Horney reconoce que en la cultura occidental (de
su tiempo) hay motivos reales que llevan a la mujer a atribuir
demasiada importancia al amor, y demasiado temor a perderlo,
exigiendo a este más de lo que puede dar, establece también que
hay motivos para que la mujer tenga menos confianza en sí misma
que derivan de los estereotipos sociales y culturales59.

2.4 La técnica de la terapia psicoanalítica


Karen Horney no llegó a publicar un libro específico sobre el
proceso terapéutico debido a su repentina muerte en 1952, por lo que
sus reflexiones técnicas sólo se pueden leer en artículos
recopilados por algunos colegas y alumnos que asistieron a sus
cursos y conferencias (Paris, 2003, p. 227). En ellos plantea, por
ejemplo, en el año 1951: “Nosotros creemos en la dignidad, libertad
interna y el carácter positivo de las fuerzas evolutivas que yacen en todo ser
humano… pero la pregunta decisiva es ¿cómo podemos aplicar a nuestro
trabajo psicoanalítico el concepto de fuerzas constructivas internas que motivan
hacia la autorrealización?” (Paris, 2003, p. 219). Horney defiende que
la destructividad no es innata sino que las respuestas de ansiedad
se desencadenan en la infancia, de manera que si se llega a
comprender y a cambiar el modo en que una persona experimenta
su vida y experimenta a los demás, se podría comprobar cómo la
hostilidad y la suspicacia desaparecen en la misma medida que su
experiencia está dejando de ser neuróticamente distorsionada:
“pues el individuo que ha perdido el contacto consigo mismo se ve obligado a
demostrar que es algo que no es, pero cuando ya no tiene que demostrar tal
cosa, porque la terapia exitosa ha saciado sus ilusiones, acabará preguntándose
¿quién soy yo? y se interesará por su crecimiento” (Paris, 2003, p. 220).
Horney plantea que la alternativa terapéutica es una herramienta
poderosa para el crecimiento psicológico de la persona, donde
restaurar déficits y resituarse como agente de su cambio en el
contexto.

235
Rosario Castaño Catalá y Alejandro Ávila Espada

Los objetivos de la terapia psicoanalítica


La terapia se centra en ayudar a la persona a abandonar sus
esfuerzos por actualizar el yo idealizado y orientarlos hacia la
realización personal. Existen cuatro tipos diferentes de realización60:
a) la realización con respecto a uno mismo, es decir, la realización
de los propios sentimientos, deseos y creencias; b) la realización
ligada a los demás, que supone también la capacidad de ver a los
demás como seres humanos tal cual son y relacionarse con ellos
sin distorsionarlos con las propias proyecciones, ni utilizarlos
como instrumentos al servicio de la satisfacción de necesidades
neuróticas; c) la realización en el ámbito laboral, sustituyendo
“quiero hacer un trabajo perfecto por quiero hacer un buen
trabajo” y por último, d) la realización personal ligada a asumir el
propio lugar en la sociedad (Paris, 2003, p. 241-244).

El factor personal del analista


Karen Horney al igual que Frieda Fromm-Reichmann y Erich
Fromm le otorga mucha importancia a la personalidad y cualidades
del analista, centrando su preocupación en que el terapeuta debería
poseer madurez, franqueza, discernimiento y objetividad, y para
conseguirlo, para aproximarse a ello, debe recurrir al Psicoanálisis
didáctico. Para Horney, el terapeuta ha de hacerse constantemente
cuestionamientos que le permitan conocer sus “puntos ciegos” a
lo largo de cada proceso psicoanalítico singular. Lo formula al
estilo de Sullivan, como una especie de auto-indagación detallada
de aspectos tales como: ¿qué dificultades han surgido?, ¿ha habido
realmente un cambio?, ¿el paciente subestima o sobreestima
realmente la importancia del análisis y del analista?, ¿sobreestima el
analista su propia salud mental?, ¿sobreestima o subestima el
analista su propio trabajo?, ¿el tipo de personalidad del analista
choca con la del paciente hasta el punto de ser un obstáculo para la
evolución del análisis?, etc., etc. Horney recalca a lo largo de su

236
Desarrollos de la perspectiva cultural-interpersonal

obra que el terapeuta ha de: “Evitar acercarse al paciente con ideas


preconcebidas, la teoría sólo deber proporcionar el marco general, pero jamás
ser más importante que el paciente” (Citado por Paris, 2003, p. 262).
Una propuesta que resume bastante bien la teoría de la técnica en
Karen Horney, en abierta conexión con los planteamientos
relacionales contemporáneos.

3. Harold Searles (n. 1918)

3.1 Introducción
Harold Searles ha sido la figura más trascendente de quienes
continuaron la obra de Frida Fromm-Reichmann en Chestnut Lodge.
Su énfasis y constante exploración del papel de la
contratransferencia en el proceso terapéutico, y su especial
dedicación al trabajo psicoterapéutico con esquizofrénicos ha
quedado plasmado en sus principales obras, y en un sinfín de
testimonios. Como ha resumido Ogden (2007), Searles utiliza una
forma de respuesta emocional en el nexo transferencia-
contratransferencia que se expresa como una corriente de
receptividad continua y pensamiento, tanto a nivel consciente
como inconsciente. Las numerosas viñetas clínicas que incluye en
sus trabajos son descripciones directas y honestas de lo que se está
manifestando en el vínculo transferencia-contratransferencia,
mostrándonos lo que se está dando en el contexto de la
experiencia emocional del paciente a través de su traducción a
contenidos simbolizados, susceptibles de ser pensados y
comunicados verbalmente. La obra de Searles, subraya Ogden
(2007), muestra clínicamente lo que Bion formula en un nivel más
abstracto como relación continente-contenido y la necesidad
humana de verdad. Aron (1992) cita a Searles como la versión
contemporánea americana de Ferenczi.

237
Rosario Castaño Catalá y Alejandro Ávila Espada

3.2 La persona
Harold F. Searles nace en 1918 en Hancock, una pequeña villa
en el Estado de Nueva York61 , donde reside hasta que cursa
estudios en la Cornell University donde se gradúa en 1940 y
posteriormente estudia Medicina en la Harvard Medical School,
obteniendo su M.D. en 1943; comienza su residencia en el Hospital
de Nueva York y se incorpora como Capitán Médico al ejército
norteamericano en la II Guerra Mundial. Tras la guerra, inicia su
formación psicoanalítica en el Washington Psychoanalytic Institute y
continúa su formación psiquiátrica en Chestnut Lodge entre 1949
y 1951, donde asiste a los seminarios de casos que conduce Frieda
Fromm-Reichmann, y posteriormente en la Clínica de Higiene
Mental de la Administración de Veteranos en Washington, en el
periodo 1951-1952. Se analizó con Ernest Hadley, y Searles será
reconocido como analista didacta y supervisor, desempeñando la
presidencia de la sociedad entre 1969 y 1971. Trabajará
principalmente en Chestnut-Lodge, en estrecha relación con Frieda
Fromm-Reichmann hasta la muerte de ésta, y permanecerá en esa
clínica desde 1952 hasta 1964, tratando a personas ingresadas con
estados límites y psicóticos, instalando su despacho en la residencia
aneja que Frieda tenía en Chestnut Lodge. Entre sus principales
colegas de esa época están Marvin Adland, Dexter Bullard, Sr.,
Donald Burnham, John Cameron, Beatriz Foster, John Fort,
Robert Gibson, John Kafka, Ping-Nie Pao, Alberta Szalita, Otto
Will y muchos otros, en un entorno de amistad, cooperación y
competencia. Searles fue también Profesor Clínico de Psiquiatría
en la Facultad de Medicina de la Georgetown University, y participó
también el programa de formación de residentes del Sheppard and
Enoch Pratt Hospital en Towson, Maryland, y en e l programa para
residentes de la Columbia University en la ciudad de Nueva York.
Un recorrido intenso, que es una retrospectiva completa de la
trayectoria que siguió Sullivan tres décadas antes.
Todos los que han hecho mención a su personalidad lo
describen como una persona sincera, honesta, dedicada a los
demás y profundamente intuitiva, capaz de autorevelarse

238
Desarrollos de la perspectiva cultural-interpersonal

plenamente en sus actitudes e implicación con los pacientes, sin


invadir su intimidad ni exhibirse en sus contenidos autobiográficos.
Tras una dilatada carrera profesional, con problemas de visión
debidos a un desprendimiento de retina, se retira con su esposa a
Davis, California.
La relevancia de la obra de Searles pasa desapercibida hasta que
en los años 80 la contratransferencia pasa a ser un objeto de
atención preferente en el ámbito de la psicoterapia. Numerosos
jungianos (véase Sedgwick, 2005), un analista norteamericano
disidente Robert Langs, y Patrick Casement, han prestado también
interés a la obra de Searles y se han basado en sus aportaciones en
mayor o menor medida. Introduciremos a continuación sus dos
temas más importantes, su acercamiento clínico al tratamiento de
las personas con esquizofrenia, y sus aportaciones sobre el papel
de la contratransferencia en el trabajo clínico.

3.3 Contribuciones sobre la esquizofrenia


Searles propone una comprensión de la esquizofrenia en la que
el ambiente (interpersonal) juega un papel determinante. Define la
esquizofrenia como una alteración o deterioro de la integración62 y la
diferenciación63 en el proceso unitario de crecimiento psicológico
(1965). Searles establece dos tipos de personas esquizofrénicas en
función de su manifestación interpersonal y los fenómenos de
percepción y de vinculación con los otros: Son el tipo “no integrado”
que es una persona que es múltiples personas en función de quien
se relaciona con él o ella y manifiesta una notable variabilidad de
un momento y contexto a otro, inducen en el terapeuta esa misma
multiplicidad, y despliegan una identificación simbiótica con el /los
terapeutas que les protege de su fragmentación; y el tipo “no
diferenciado” que despliega un rol fijo, estereotipado , que induce esa
misma indiferenciación en el terapeuta, con un sentimiento de
estar solos en un mundo “muerto y vacío, o en medio de la niebla”
que trasladan también al terapeuta, a su familia, a la institución
clínica. La relación transferencial se configura desde la vivencia que

239
Rosario Castaño Catalá y Alejandro Ávila Espada

ambos, terapeuta y paciente, comparten de dichos procesos de (no)


integración y diferenciación, en un modo de relación simbiótico
que ambos experiencian en mutualidad. Para Searles los conflictos
que influyen en el desarrollo de la esquizofrenia son más los de
pérdida del vínculo afectivo positivo que los conexos a los
sentimientos de odio y rechazo. Para Searles el proceso
esquizofrénico representa el sacrificio amoroso de la genuina
individualidad de la persona para el bienestar de una madre que es
idolizada, amada genuina y altruistamente. Este “amor ideal”,
negado, inconsciente, es mutuo y ambos participantes están
fusionados en el temor a perderse respectivamente. En la
evolución de este estado simbiótico hacia la integración y
diferenciación, la relación en la realidad con el terapeuta juega un
papel decisivo, pues ofrece los elementos de integración y
diferenciación que la persona esquizofrénica necesita para
evolucionar. Efectivamente, siguiendo la tradición interpersonal de
Sullivan y Fromm-Reichmann, y en convergencia con el
pensamiento de Winnicott y Loewald, Searles concibe a la persona
esquizofrénica en un esfuerzo constante (y fallido en gran medida)
por relacionarse, intentando desconfirmar su incapacidad para
lograrlo, y a la vez aspirando a obtener una madurez relacional (en el
sentido de Martin Buber) en la que su (precaria) identidad no
quede absorbida o difuminada por la identidad del otro, en una
colusión simbiótica destructiva. A la vez, en convergencia con
Pichon-Rivière64, no verá al paciente como el único depositario de
la patología, sino en un interjuego donde ambos, paciente y
terapeuta, están implicados.
En su trabajo de 1959 “The Effort to Drive the Other Person
Crazy”, Searles explora seis estrategias de comunicación
interpersonal “cada una de las cuales tiende a socavar la confianza de la
otra persona en sus propias reacciones emocionales y su propia percepción de la
realidad”. Entre ellas está el situarse en una diferente onda cuando
se está hablando un mismo tema, o tratar diferentes temas (vital-
existenciales o banales) cuando se comparte la misma onda
comunicativa. Este tipo de estrategias resultan “enloquecedoras”

240
Desarrollos de la perspectiva cultural-interpersonal

si las aplican los pacientes a los terapeutas, quienes han de


responder sosteniéndolas sin actitud de represalia, sobreviviendo a
los intentos de destrucción que el paciente le dirige, sin agredirle.
La comunicación y el proceso terapéutico, con la persona
esquizofrénica atraviesa diferentes fases: primero “sin contacto”,
seguida de “simbiosis ambivalente”, “simbiosis total o
preambivalente” y de “resolución de la simbiosis”. La “fase final”
es un trabajo muy prolongado que combina los elementos de
trabajo de los problemas neuróticos con el mantenimiento de los
procesos de integración y la calidad de diferenciación alcanzada
por cada persona. En el tratamiento se producirán numerosas
inversiones de rol y el analista deberá aceptar no solo los
sentimientos de omnipotencia que se le depositan en su papel
materno, sino también la dependencia infantil que experienciará
como niño en la inversión de rol. En 1958, antes de que Kohut
desarrolle estos aspectos, Searles ya había advertido de la
tolerancia que el analista ha de desarrollar para aceptar la
idealización del paciente. Su trabajo de 1963 “La psicosis transferencial
en la psicoterapia de la esquizofrenia crónica” muestra claramente cómo
Searles antecede a Rosenfeld y profundiza no solo en el hecho de
que los psicóticos despliegan transferencia, sino en las estrategias
que permiten que el terapeuta incida en ese nivel de procesos.
Ya su primera monografía The Nonhuman Environment: In Normal
Development and in Schizophrenia , publicada en 1960, versaba sobre
su concepción de las causas que contribuyen a la esquizofrenia y
los esfuerzos terapéuticos para ayudar a las personas con
esquizofrenia. Y reuniendo sus aportaciones, en 1965 aparecerá la
primera compilación sistemática de sus trabajos: Collected papers on
Schizophrenia and related subjects65. La idea central que se explora en
detalle en cada uno de sus trabajos a través de numerosas viñetas
clínicas es que el reconocimiento y uso activo-expresivo de la
contratransferencia es el acceso real tanto a la esquizofrenia como
al proceso analítico en general. Esto no debe interpretarse como
que Searles tiene una actitud terapéutica ingenua sobre la
recuperación de la esquizofrenia, la cual considera muy compleja,

241
Rosario Castaño Catalá y Alejandro Ávila Espada

pero aprecia que una proporción muy significativa de los avances


que pueden lograrse dependen de la estrategia de comunicación y
contacto implicado que el terapeuta proponga y facilite. Su última
compilación clínica hará referencia a su trabajo con las personas
con cuadros límites (My work with borderline patients), y fue publicada
en 1986.

3.4 La contratransferencia
Searles ha sido uno de los clínicos que más énfasis ha puesto
en el uso activo de la contratransferencia y de la propia
personalidad del terapeuta, al servicio del proceso terapéutico,
asumiendo que la relación entre terapeuta y paciente es plenamente
de influencia recíproca. En su época de formación en Chestnut
Lodge (1949) ya había escrito un trabajo titulado “Concerning
Transference and Countertransference”66 donde propone una
perspectiva intersubjetiva, pues “todos los pacientes (…) tienen la
capacidad de ´leer el inconsciente´ del terapeuta”, subrayando que es
crucial que el terapeuta reconozca el “núcleo de verdad” en torno
al cual la transferencia del paciente cobra existencia. Las
“proyecciones” del paciente, incluidas las reacciones de
transferencia, tienen una base real en alguna medida en el
comportamiento del analista, y por tanto se trata de una cuestión
de grado. El analista participa emocionalmente en la experiencia
del paciente y viceversa. Searles celebra la “riqueza de la participación
emocional del analista” pues “creo que las emociones del analista necesitan
ser el objeto de una investigación más precisa y minuciosa, respecto de su valor
positivo en la terapia, así como en el paciente mismo” (Searles, 1978-9, p.
179). Searles no solo subraya la evidencia de que el terapeuta
comunica de muchas maneras que no controla sus estados
emocionales al paciente, sino que se trata de los indicadores más
importantes de que es lo que está sucediendo en la sesión entre
ambos. Para Searles no hay analista impersonal y neutro, que sirve
como espejo, una pretensión nítidamente engañosa. Searles
converge así –y en la misma época- en que Racker, Heimann,

242
Desarrollos de la perspectiva cultural-interpersonal

Little, Winnicott, Anne Reich están presentando una visión


semejante del papel de la contratransferencia, aunque
anticipándose más que muchos de ellos a la evolución posterior de
las profundas implicaciones intersubjetivas de esta perspectiva.
Su trabajo de 1959 “Oedipal Love in the Countertransference” (1959b)
recoge sus experiencias de “caer” en una especie de amor de
Pigmalion con sus pacientes conforme estos avanzan en su
recuperación, e incluye la expresión explícita de sus sentimientos,
pues “la autoestima del paciente se beneficia grandemente de la sensación de
que él (o ella) son capaces de despertar tales respuestas en el analista” (1959,
p.183).
En su trabajo de 1973, “The Patient as Therapist to his
Analyst” (1975), Searles propone que todas las personas tienen un
impulso a curar a otros, que en las personas esquizofrénicas es
especialmente intenso, y deriva de profundos sentimientos
ambivalentes (amor, odio, envidia, competitividad) en el vinculo
con la figura materna a la que han intentado “reparar sus fallas” sin
conseguirlo. Searles muestra en sus ejemplos clínicos cómo los
pacientes detectan las “zonas no neuróticas” del psiquismo de los
terapeutas y se esfuerzan en ayudar a que estos compartan esas
zonas con ellos, ayudando a los terapeutas –a través de la
experiencia subjetiva que viven los pacientes, que sienten como
parte de su propia personalidad los conflictos inconscientes que
vive el terapeuta, actuándolos67 - a completar las necesidades
afectivas de los terapeutas, facilitándoles alcanzar un ideal del yo
normal. Este lazo simbiótico, donde se da permeabilidad en los
síntomas de ambos, opera para Searles como un fenómeno
transicional compartido, que a veces se fija en un objeto
transicional existente (p.e. el magnetófono que graba68, las notas
que toma el analista, incluso la medicación psicótropa que puede
estar tomando el paciente). Este impulso a curar se canaliza
profesionalmente en los terapeutas, a través de lo que denomina
“iniciativa terapéutica inconsciente”, que se ve interferida por la
patología psíquica, y que implica que para que el terapeuta pueda

243
Rosario Castaño Catalá y Alejandro Ávila Espada

ayudar al paciente tiene que sentir que el paciente está desplegando


algún tipo de ayuda terapéutica para el terapeuta69.
Las propuestas de Searles anteceden en varias décadas a los
trabajos que recuperan para el psicoanálisis contemporáneo la
centralidad de los procesos de mutualidad en el proceso
terapéutico (Aron, 1996) y son en lo esencial una síntesis de las
perspectivas contemporáneas sobre la contratransferencia
(Maroda, 1991). Probablemente queda mucho por conocer de las
experiencias clínicas registradas por Searles, que tal vez estén
accesibles en las próximas décadas. Entre tanto habremos de
quedarnos con sus principales trabajos sobre el papel de la
contratransferencia, compilados en la obra de 1979
Countertransference and related subjects, y entre los relatos escritos por
quienes estuvieron en tratamiento con él, entre los que destaca el
de Ann-Louise S. Silver (2012), un relato que recuerda en muchas
facetas el que escribió Margaret Little sobre su relación analítica
con Winnicott.

4. Conclusiones

Este capítulo es un reconocimiento, inevitablemente limitado, a


las contribuciones de tres clínicos sin cuya obra no podría
entenderse la consolidación y evolución de la perspectiva
interpersonal y socio-cultural en psicoanálisis. Por una parte,
gracias a Fromm-Reichmann se pudo ir ampliando el abanico de la
práctica clínica a personas que de otro modo seguirían siendo
asistidas por el enfoque tradicional psiquiátrico. Sus aportaciones
contribuyeron a que el paciente pudiera beneficiarse de una
psicoterapia de enfoque psicoanalítico, la psicoterapia intensiva, que
intentaba devolver la autoestima y la dignidad a personas que
padecían estados psicóticos, particularmente esquizofrenia. Su
defensa del paciente y de la supervisión así como del análisis
didáctico ayudó a la formación de psiquiatras y psicoterapeutas y a

244
Desarrollos de la perspectiva cultural-interpersonal

las futuras generaciones a enfrentarse a una psicoterapia más activa


y centrada principalmente en la interacción paciente-terapeuta. La
labor de Fromm-Reichmann hubiera quedado incompleta, si no
hubiera sido continuada por Harold Searles, su sucesor en Chestnut
Lodge, que pudo ir mucho más allá en su comprensión de los
sutiles procesos que tienen lugar en la comunicación y en la
relación paciente-terapeuta.
Por otra parte, la contribución de Horney nos permite
entender la evolución del Psicoanálisis y de su práctica clínica, en
especial a la hora de entender la singularidad de las mujeres en la
búsqueda de su identidad y del reconocimiento que la constituye.
A pesar de que sus ideas fueron leídas primero en los círculos
psicoanalíticos feministas, Horney no se quedó atrapada en el
mero rechazo a la concepción freudiana de la sexualidad femenina
sino que puso más énfasis en el desarrollo de la técnica terapéutica,
prestando más atención al conflicto neurótico y las defensas que a la
psicología propiamente femenina. El legado de Horney siguió el destino
inevitable de quien llega demasiado pronto, cuando no está todavía
preparada la sociedad para acoger la crítica y el cambio. Por ello su
voz fue silenciada durante décadas. Las diferentes rupturas, el
“pensamiento revolucionario” de que fueron testigos los años
treinta del siglo XX, fueron fagocitadas por sucesivas oleadas
conservadoras y regresivas, e hicieron falta décadas para que de
nuevo hubiera. “condiciones sociales favorables y voces
autorizadas” que se pronunciaron sobre la liberación femenina y la
declaración universal de los derechos sexuales70 . Horney fue más
radical que Fromm en su defensa del papel determinante de la
cultura dominante de una época sobre la constitución de la
subjetividad, mientras que Fromm defendía la influencia de los
determinantes biológicos y de los procesos evolutivos de los
primeros años en la formación del carácter, ni tampoco renunciaba
al temperamento como uno de los factores influyentes en la
formación del carácter junto a los factores económicos, políticos y
sociales.

245
Rosario Castaño Catalá y Alejandro Ávila Espada

Sobre la urdimbre y primeras trazas desplegadas por Sullivan y


Fromm, Frieda Fromm-Reichmann, Karen Horney y Harold
Searles tejieron la teoría interpersonal y social que requería el
psicoanálisis para ser plenamente la ciencia humana y social de la
subjetividad que es.

1 Tras la muerte de Freud acaecida el 23 de Septiembre de 1939 en Londres


2 A estas aportaciones se ha dedicado el capítulo 2 de esta obra.
3 Para elaborar esta reseña biográfica nos hemos basado en los escritos
mencionados de Rainer Funk (2011), Francisco Balbuena (2011, 2013), Guillermo
Delahanty (2006) y Marco Conci (2010), donde el lector puede ampliar la reseña
de esta autora. Hay también una excelente biografía (Hornstein, 2000).
4 Frieda Reichmann nace en Karlsruhe, la capital del que fue hasta 1908 el gran
ducado de Baden (Alemania). Es la hija mayor de Adolf Reichmann, judío,
comerciante y Klara Simon, de ascendencia francesa, ama de casa y autoridad
indiscutible en el hogar de los Reichmann. Tuvo dos hermanas, Grete y Anna,
con las que se llevaba nueve y tres años respectivamente.
5 Inició los estudios de medicina en el año 1909; un año antes se reguló en el
imperio prusiano que las mujeres podían estudiar una carrera.
6 “Se ha sabido que Frieda fue violada cuando vivían en Königsberg, donde se había
trasladado la familia para mejorar socialmente, pero sólo tuvo conocimiento explícito de ello su
madre, que negó y ocultó lo sucedido, remendando incluso la ropa interior rasgada y
ordenándole que la usara de nuevo. Apoyándose en esto, hay quienes verían aquí el origen
último del aire asexuado de Frieda, no sólo como mujer sino como analista, y su creencia en
que todo conflicto neurótico y/o psicótico reposa en fallas interpersonales más que edípico
sexuales, conclusión a la que ésta habría llegado por razones intelectuales y clínicas pero
también por su propia negación de la agresión sexual sufrida, la cual marcaría también su
propia vivencia de la sexualidad” (Balbuena, 2013, p.170). Sobre su biografía y otros
documentos destaca Balbuena: “En su testamento, Frieda Fromm-Reichmann dejaba
como albaceas a E. Fromm y a V. Gunst, que renunciaron legalmente; más tarde, en 1996,
su biógrafa oficial H. Horstein, donó sus escritos a la biblioteca del Congreso de Estados
Unidos, donde permanecerán sellados hasta el año 2021” (2013, p. 181).

246
Desarrollos de la perspectiva cultural-interpersonal

7 Kurt Goldstein (1878-1965), médico neurólogo especializado en enfermos con


daño cerebral, profesor de la Universidad de Frankfurt en 1919, fundó un
Instituto de Neurología donde los pacientes recibían un examen psicológico y
tratamiento sobre la afasia. En 1927 dirigió el hospital Moabit de Berlín. Fue
arrestado por los nazis y, afortunadamente, liberado. En 1933 se traslada a
Ámsterdam y de allí, en 1935 a Nueva York donde fue profesor en la Escuela
Médica de Boston.
8 Frieda ya conocía a Erich Fromm desde 1920, a través de su amiga de la
infancia Golde Ginsburg, con la cual había estado prometido Fromm durante
corto tiempo, hasta que su amigo Löwental se casó con ella. Fromm se analiza
con Frieda Reichmann, inician una relación íntima, y comparten el mismo
gabinete de psicoterapia para pacientes judíos en el que aplicarían el
Psicoanálisis de Freud. Se casan en 1926 y se separan en el año 1931, cuando
Fromm no regresa con ella tras estar recuperándose en Davos y en el sanatorio
de Baden-Baden de la tuberculosis que padecía; Se divorcian formalmente en
1942, y Frieda jamás volvió a casarse. (Delahanty, 2006, p. 13-14; Funk, 1999, p.
59-60).
9“Reichmann se forma como psicoanalista en Berlín de 1923 a 1926; se analiza con
Wilhelm Wittenberg en Munich, y Hanns Sachs en Berlín”. (Delahanty, 2006, p. 14).
10 De G. Groddeck (1886-1934) médico del que procede el concepto de Ello, cuyo

origen se encuentra en Nietzsche; Ferenczi (1873-1933) solía ir al Sanatorio de


Baden-Baden debido a su enfermedad de anemia perniciosa, donde Groddeck
era neurólogo y se psicoanalizó con Freud al que conoció en 1908, y ya en 1910
empezó a hablar de la técnica activa.
11 Karl Landauer (1887-1945) se especializó en Psiquiatría con Kraepelin en
1910 y con Freud en 1912. En “las reuniones de los miércoles” discutía sobre
narcisismo y psicosis; cuando se cerraron los Institutos en 1933 emigra a
Ámsterdam, y apresado por los nazis en 1943 murió de hambre en un campo
de concentración en Bergen Belsen.
12 A pesar de su divorcio en 1942, Frieda no dejó de utilizar el apellido Fromm.
13 ”Este grupo se conoció también como el Grupo de Estudios Psicoanalíticos del Sudeste

Alemán, al que pertenecían Landauer, Meng, Happel, Stein, Fromm, Fromm-Reichmann y


Foulkes… y al que era invitado frecuentemente Groddeck” (Delahanty, 2006, p. 15).

247
Rosario Castaño Catalá y Alejandro Ávila Espada

14 Frieda no tuvo hijos, se tuvo que someter a una operación de miomectomía y


es posible que histerectomía, y además Erich Fromm no deseaba tener hijos. Es
curioso que ella menciona a Fromm en muchas ocasiones y sin embargo no
sucede lo mismo con él… “según una misiva de Funk a Balbuena de fecha 3 de junio de
2009, el biógrafo de Fromm expresaba que éste no quiso mantener nada en su legado
recordatorio de esa época con Frieda”. (Balbuena, 2013, p.174).
15 “El sanatorio de Chestnut Lodge era una institución mental propiedad de Bullard, la

responsable de la gestión era su mujer Anne, se abrió en 1910 y se clausuró en 2001 por
problemas económicos. La idea de contratar a Frieda partió de Hadley, amigo de Fromm, con
quien Dexter Bullard había iniciado un análisis didáctico en 1934”. (Balbuena, 2013, p.
177). Véase las menciones a Chestnut Lodge en el capítulo de esta obra
dedicado a Sullivan.
16 I never promised you a rose garden (1964), fue publicada por la autora con el

seudónimo de Hannah Green y se convirtió en un destacado bestseller. Esta


obra fue llevada al cine por Anthony Page en 1977, interpretada por Kathleen
Quinlan en el papel principal. La autora habla de su obra y del contexto que
narra (1948) en una entrevista grabada que está publicada en youtube (http://
www.youtube.com/watch?v=IwZouFmmp9U). La dinámica de trabajo en
Chestnut Lodge está también recogida en la película de Robert Rossen Lilith
(1964) que está basada en una novela de J.R.Salamanca quien había trabajado en
Chestnut Lodge como acompañante terapéutico y terapeuta ocupacional varios
años.
17En 1943, Fromm-Reichmann, Sullivan, Fromm y Thompson, junto a David y
Janet Rioch y otros miembros de la Sociedad Psicoanalítica de Washington-Baltimore
crean la rama en Nueva York de la Escuela de Psiquiatría de Washington,
fundada en 1936 por Sullivan y que, a partir de 1946, se rebautizó como Instituto
de Psiquiatría, Psicoanálisis y Psicología William Alanson White. (Funk, 1999, p.
116-118).
18 “Frieda muere en 1957, un año antes su salud se había resentido al agudizarse sus
problemas de sordera y, aunque sigue trabajando, también se agudiza la soledad y el
aislamiento; fue encontrada muerta en la bañera y, tras la autopsia se encontraron pruebas de
arterioesclerosis, dictaminándose como causa de la muerte trombosis coronaria aguda”.
(Balbuena, 2013, p. 181).
19 Fromm-Reichmann dirá: “No hay más psicoterapia intensiva válida que la
psicoanalítica o la orientada psicoanalíticamente”. Utiliza el término psiquiatra para
referirse al médico dedicado a la psicoterapia intensiva psicoanalítica, y también
le denomina a veces terapeuta. Utilizaremos ambos términos indistintamente
para evitar repeticiones.

248
Desarrollos de la perspectiva cultural-interpersonal

20 Fromm-Reichmann hace referencia en sus escritos a Alfred Adler, Carl. G.


Jung, Otto Rank y Sándor Ferenczi, autores que desarrollan sus conceptos y
percepciones fuera de la corriente principal freudiana, unos dando importancia a
factores sociales y políticos (Adler), otros centrando su interés en el Self y la
preocupación por la espiritualidad (Jung), o en las investigaciones acerca de la
voluntad (Rank), o bien, en el pensamiento radical y clínico de Ferenczi, que
anticiparon desarrollos, llevados a cabo también por los culturalistas y
neofreudianos como Harry. S. Sullivan, Erich Fromm, o Karen Horney.
21 “Los términos psicoanálisis, terapéutica psicoanalítica, y psicoterapia intensiva, son usados
sinónimamente para indicar que el enfoque psicoanalítico del psicótico es diferente de la
terapéutica psicoanalítica de la neurosis pero constituye, sin embargo, una modificación y
amplificación de las técnicas de terapéutica psicoanalítica cuyo desarrollo predijera Freud en
1904” (Fromm-Reichmann, 1994, p. 43).
22 ”Freud fue el primero que entendió el proceso terapéutico en términos de una experiencia
interpersonal entre paciente y terapeuta, pues Freud enseñó que todas nuestras relaciones con
otra gente, incluso la del enfermo mental con su médico, están modeladas por nuestras
tempranas relaciones con personas de significación de nuestro ambiente en la infancia y la niñez
(…) las dificultades de las relaciones actuales son transferidas de la temprana infancia (…)
Freud lo explica en términos de transferencia clásica como una repetición del complejo de
Edipo, del apego sexual por el progenitor del sexo opuesto” (Fromm-Reichmann, 1989, p.
22).
23 Parataxia es un término introducido por Sullivan. Thompson denomina
distorsiones paratáxicas a los métodos neuróticos de relacionarse con los demás. La
finalidad de la psicoterapia sería eliminar las distorsiones paratáxicas y fomentar
la integración de un nuevo tipo de relación interpersonal que esté más en
armonía con los hechos tal cual son (Thompson, 1995, p. 246, véase también en
el capítulo dedicado a Sullivan por Alejandro Ávila en esta misma obra)
24 Fromm-Reichmann sigue a Sullivan en cuanto a los dos objetivos cuyo logro
persigue el hombre:”La satisfacción y la seguridad. La satisfacción tiene relación con la
organización corporal, los procesos glandulares, la satisfacción sexual, el sueño, el hambre y la
soledad física. La seguridad con todo lo cultural, lo hecho por el hombre, deseos de prestigio,
aceptación, respeto, y autorrespeto, gozar de los poderes, destrezas y aptitudes para finalidades
interpersonales dentro de sus intereses” (Fromm-Reichmann, 1989, p. 28).
25 ”El joven psiquiatra en adiestramiento psicoanalítico está obligado a ocupar por lo menos
doscientas horas en discusiones supervisoras sobre distintos pacientes suyos, con colegas
experimentados, y a participar en varias series de conferencias clínicas”. (Fromm-
Reichmann, 199, p. 59).

249
Rosario Castaño Catalá y Alejandro Ávila Espada

26 Fromm Reichmann define amor maduro, siguiendo a Fromm y Sullivan, de esta

manera: “el estado de vinculación interpersonal en el que uno está tan interesado en el
crecimiento, maduración, bienestar y felicidad de la persona amada como en el de uno mismo.
Lo que supone el desarrollo del respeto propio. Por autorrealización me refiero al concepto de
“productive character” de Fromm y al concepto “self actualizaction” de Goldstein”.
(Fromm-Reichmann, 1989, p.53).
27 Concuerda con Sullivan, quien aconseja interrumpir toda entrevista
psiquiátrica con un intervalo, lo que dará la oportunidad de reflexionar sobre
otras informaciones adicionales que el psiquiatra piense que debe obtener.
28 Existía el “mito” en la concepción de la psiquiatría clásica y del psicoanálisis
freudiano de esa época, que las mujeres mayores de treinta y cinco años y los
hombres por encima de cuarenta y cinco años, ya no eran lo bastante “flexibles”
además de tener que re-elaborar un lapso muy extenso de historia personal
como para someterse a la psicoterapia psicoanalítica.
29 Freud asumía que sólo era importante el análisis, independientemente de la
personalidad del terapeuta; para él, cualquier médico (o lego) suficientemente
analizado podía tratar a cualquier clase de pacientes.
30 Frieda en un simposio sobre las corrientes actuales de la teoría y la práctica
psicoanalítica en la 45ª reunión de la American Psychoanalytic Association en Detroit,
Michigan, en 1943, dirá: “Freud observó que él no podía soportar ser mirado por los
pacientes durante ocho horas, esto sugiere un cambio en el sistema de ocho horas, más bien que
el mantenimiento de la invisibilidad, para quienes comparten la sensación de Freud,
personalmente he encontrado de gran utilidad un intervalo de diez o quince minutos entre las
entrevistas” (Fromm-Reichmann, 1994, p. 29-30).
31 El hecho de que se le pida al paciente que exprese todo lo que va apareciendo
en su mente sin propósito, guía ni censura, ni inducirlo mediante preguntas,
pertenece a la técnica analítica clásica, tal como Freud la deja formulada en sus
trabajos técnicos de 1912 y 1913.
32 Fromm Reichmann expresa su posición respecto a la interpretación
afirmando que existe una gran diferencia entre la interpretación dirigida a la
sexualidad infantil del paciente, tal como lo determinan los conceptos
psicosexuales de Freud frente a las interpretaciones interpersonales de Sullivan;
la obra de Fairbairn marca una interesante transición de los conceptos del
primero al segundo, al situar el objeto como destino de la libido.
33 Prototáxico, modo de procesamiento del recién nacido, en el que una
experiencia no se relaciona con otras, ni con las nociones de tiempo y espacio, es
una experiencia desconectada de referentes. (véase el capítulo sobre Sullivan de
Alejandro Ávila en esta misma obra)

250
Desarrollos de la perspectiva cultural-interpersonal

34 A diferencia de Freud en Análisis terminable e interminable (1937), Frieda


Fromm-Reichmann sostiene que no hay que esperar a que el paciente descubra,
interprete y reelabore todas las experiencias disociadas y reprimidas relevantes
de su vida. (Freud, 1937, p 3339).
35 En El Nuevo Psicoanálisis en 1939, Horney se refiere a Fromm en estos términos:
“Mis conocimientos han sido ensanchados por los estudios de Erich Fromm, que en una serie de
escritos y conferencias ha criticado la falta de orientación cultural de las obras de Freud, también
me ha abierto una nueva perspectiva sobre muchos problemas de psicología individual, como la
pérdida de personalidad en las neurosis, lamento que en los momentos de escribir este libro aún no
se hubiera publicado su presentación sistemática del papel de los factores sociales en psicología y,
por lo tanto, que no me sea permitido citarlo en muchos casos, como hubiera deseado hacerlo”.
(Horney, 1979, p.11). Fromm publicó su libro de gran impacto intelectual y político
al que ser refiere Horney El miedo a la libertad en 1941.
36 Antes de emigrar a USA, Horney y Fromm se conocían, ya habían empezado
una relación y “Fue en 1934 cuando contactaron los tres –Horney, Fromm y Sullivan- que
tenían muchos intereses comunes, colaboran durante muchos años, aunque después cada uno
siguió su propio camino, también había divergencias entre ellos, tal vez mayores las que se
observan entre Horney y los otros dos que las que existen entre Fromm y Sullivan”.
(Thompson, 1995, p. 205).
37 Varias compilaciones de trabajos de Horney se han publicado a título póstumo:
Feminine psychology, edited by H. Kelman. New York: Norton, 1967 (v.cast: Psicología
femenina. B.Aires: Psique); Dernières conferénces, Ed. Antoinette Fouque, Association
for the Advancement of Psychoanalytic of the Karen Horney Psychoanalytic
Institute and Center, 1987. The Therapeutic Process: Essays and Lectures, edited by B. J.
Paris. New Haven, Ct.: Yale University Press, 1999 (v.cast: El proceso terapéutico.
Ensayos y conferencias. Vitoria: La Llave); y por último The Unknown Karen Horney,
edited by B. J. Paris. New Haven, Ct.: Yale University Press, 2000.
38 Para elaborar esta breve reseña biográfica nos hemos basado principalmente
en diversos escritos de E. Fromm y C. Thompson y en las revisiones biográficas
de R. Funk (1999) sobre Fromm y la de J.B. Paris (1994) sobre Horney. El lector
dispone también de la biografía de Quinn (1987), entre otros diversos ensayos
sobre su obra y legado (Berger, 1991; Solomon, 2006; Tyler Hitchcoock, 2005; y
Westkott, 1986).
39 Karen Horney nace el 16-9-1885 en Blankenese (Hamburgo) del matrimonio
formado por Berndt Weakels Danielsen, un capitán de marina y de su segunda
esposa, Clotilde Van Ronzelen, veinte años más joven que él, de religión luterana
y con un sello muy conservador impuesto por el padre, convivió con un
hermano tres años menor y cuatro hijos del primer matrimonio de su padre. Su
madre se separó del padre y se fue a vivir con su hija cuando comenzó sus
estudios de Medicina.

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Rosario Castaño Catalá y Alejandro Ávila Espada

40 La madre alentó a Karen desde que tenía trece años para que estudiara
Medicina, y con ese fin, se integró en el liceo deHamburgoque, en los primeros
años del siglo pasado, había autorizado por primera vez el acceso de las mujeres
a la Universidad, como ya hemos visto con Frieda Reichmann. Karen empezó
medicina a los veintiún años animada por su madre y en contra de la voluntad
de su padre (el padre fallece en 1910 y la madre en 1911). En ese período
conoce a Oskar Horney, que estudiaba Economía Política y con el que se casará
en 1909, estableciéndose en Berlín. Tiene dos hijas Marianne Horney Eckardt y
Renate Horney Patterson, albaceas de su obra literaria.
41 Se psicoanaliza con Hans Sachs y desde 1920 pertenece al Instituto de
Psicoanálisis de Berlín que fue el primero que sentó las bases de la formación
psicoanalítica: formación teórica, análisis personal y supervisión de casos
clínicos, y al que pertenecieron desde el comienzo Abraham, Horney, Sachs,
Simmel, más tarde se incorporarían Rado a la muerte de Abraham y Alexander,
y a partir de 1929-1930 entrarían los considerados psicoanalistas marxistas
como Fromm, Bernfeld, Fenichel y Reich.
42 En 1933 Horney invita a Fromm a dar unas conferencias en el Instituto de
Psicoanálisis de Franz Alexander en Chicago, y a partir de ahí inician una relación.
Horney fue un gran apoyo personal y profesional en todos los viajes que se ve
obligado a hacer Erich Fromm entre Europa y USA buscando un clima
favorable para el tratamiento de la tuberculosis que padeció hasta 1939 que
obtiene el alta definitiva; ella le introduce en la sociedad norteamericana y es con
la que vive sus primeros años de emigrante. Se separan en 1943, coincidiendo
con su separación profesional y a partir de esa fecha no vuelven a coincidir en
ningún ámbito profesional (Funk, 1999, p. 63).
43 En ese año, 1925, ya destacaban especialmente tres clínicos con nuevas
aportaciones sobre teoría y técnica: Rank que puso en duda la teoría de la libido
y en su lugar propuso una nueva teoría de la personalidad basada en el trauma
del nacimiento; Reich que concedió a la libido un lugar central dándole más
importancia casi que el propio Freud pero se opuso al concepto de instinto de
muerte, y atribuyó a la represión social la causa de la neurosis; y Ferenczi que se
inclinó por un término medio entre ambos, y que desde 1917 ya estaba
poniendo en práctica una “técnica activa”.
44 En 1923 el marido de Horney se arruina y viven años difíciles, en 1927 se
separa y se divorcia en 1937. “… Karen Horney que ya vivía en los Estados Unidos
desde 1932 y Erich Fromm habían establecido contactos con una serie de personas que se
interesaban por la interrelación de la caracterización de la sociedad o cultura y la psique, entre
los que se encontraban, por ejemplo, Margaret Mead, Ruth Benedict, John Dollard, Harold
D. Lasswell y Abraham Kardiner… ”. (Funk, 1999, p. 105).
45 Que no fue reconocida por la Asociación Psicoanalítica Americana (APsA, IPA).

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Desarrollos de la perspectiva cultural-interpersonal

46 No se puede comprobar todo lo que se ha ido publicando sobre los motivos de


la salida de Fromm del Instituto, pero parecen razones más de índole personal
que profesional, y que Fromm no fuera médico quizás fue más un pretexto que la
causa. “Los biógrafos de Karen Horney indican diferentes razones del cambio en la relación
entre ella y Fromm, la relación sentimental y erótica entre ellos se vio afectada en la medida que
crecía la influencia, el grado de notoriedad e importancia de Fromm como psicoanalista y autor
conocido a raíz de la publicación de Miedo a la libertad en 1941… Hay múltiples testimonios
de que Horney estaba celosa de la nueva fama de Fromm y de su éxito como profesor y de que
quería ser la única y exclusiva estrella en el Instituto (…) Horney no volvió a tener un
compromiso como tuvo con Fromm aunque mantuviese diferentes relaciones…” (Funk, 1999,
p. 117). Su hija, Marianne Horney Eckart, conoció a Fromm a los 16 o 17 años, pero
realmente lo conoció cuando llegó a Nueva York a estudiar Psiquiatría y su madre se
lo recomendó como psicoanalista… “Pienso en Erich Fromm como un miembro de mi
extensa familia, perteneció al círculo de amigos de mi madre” (Funk, 2011, p. 97).
47 Freud escribe Sobre la sexualidad femenina en 1931.
48 Siendo una de las primeras personas (y mujer) que expresa sus ideas en
Norteamérica en contra de la corriente oficial psicoanalítica, tras su muerte será
relegada (como Ferenczi) y caerá en el olvido recibiendo numerosas críticas
negativas y un gran desprecio por parte de sus ex colegas de la Asociación
Psicoanalítica Americana. Karen Horney fallece en 1952, a consecuencia de un
cáncer, dejando numerosas conferencias escritas y artículos inéditos que irán
recopilando algunos colegas y alumnos bajo el cuidado de sus albaceas, sus hijas
Mariam Horney Eckardt y Renate Horney Patterson. (Paris, 2003, p. 18).
49 “El concepto de la no existencia del tiempo para el inconsciente significa que temores y
deseos o experiencias enteras reprimidas en la infancia, debido a la represión, se disocian de la
continuidad del presente, no participan en el desarrollo del individuo y no son influidas por el
crecimiento o experiencias ulteriores” (Horney, 1979, p. 99).
50 La personalidad neurótica de nuestro tiempo se publicó en el año 1937. Ya en 1933
Horney estudiaba -Ferenczi, Rank y Sullivan- la situación analítica como una
relación activa entre dos personas, lo que no permite de ninguna manera
eliminar la personalidad del terapeuta, y se anunciaban cambios importantes
sobre la importancia de la influencia cultural y ambiental en las neurosis
(Thompson, 1995, p. 25).
51 Para Horney el Psicoanálisis es una psicología genética y permanecerá como
tal mientras mantenga el tipo de pensamiento representado por la teoría de la
compulsión de repetición ligada al impulso biológico. Para Horney Freud estaba
limitado al no poder mejorar sus observaciones incluyendo la dinámica real de la
situación. Para Horney la esperanza de cambio en el psicoanálisis deriva de las
críticas formuladas por Otto Rank, David Levy, Frederick Allen, F.B. Karpf, A.
Adler, C.G. Jung, entre otros (Horney, 1979, p. 104).

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Rosario Castaño Catalá y Alejandro Ávila Espada

52 En 1908 fue cuando se empezaron a formular algunas ideas sobre la


naturaleza del carácter, Freud consideró el carácter en función de la libido, y fue
el primero que publicó al respecto en El carácter y el erotismo anal. En Psicoanálisis
carácter es un término que se reserva para las actitudes habituales que se forman
como reacción ante las situaciones de la vida; todas las personas tienen alguna
forma de estructura del carácter que está constituida por su forma de reaccionar
y de relacionarse con el mundo.
53 Véase el capítulo de Rosario Castaño dedicado a Erich Fromm en esta misma obra.
54 Horney integra los impulsos sexuales y agresivos que plantea Freud en su
artículo La angustia y la vida instintiva, y elimina las premisas netamente
fisiológicas que Freud plantea (Horney, 2010, p. 66).
55 Para Sullivan la angustia secundaria aparece cuando se ha establecido el sistema
yoico (Véase el capítulo dedicado a Sullivan por Alejandro Ávila en esta misma
obra). Para los culturalistas (Sullivan, Fromm, Horney) la amenaza de castración
es interpretada como un símbolo del castigo.
56 “Reprimir la hostilidad significa “fingir” que todo anda bien, absteniéndose de esa manera

de luchar cuando se debería o, por lo menos cuando se desearía, de ahí que la primera
consecuencia inevitable de tal represión sea la de generar un sentimiento de indefensión o, para
ser más exactos la de reforzar un sentimiento preexistente de absoluta carencia de
defensa” (Horney, 2010, p.56).
57 Horney recoge la influencia directa de la obra de Adler quien, en 1911, se
separó de Freud como resultado de su rechazo a la etiología sexual de las
neurosis y su propuesta de la voluntad de poder como fuerza rectora de la
conducta humana (véase el apartado dedicado a Adler en el capítulo 2 de esta
misma obra).
58 En palabras de Horney: “Freud en Más allá del principio del placer, sostiene la
existencia de dos fuerzas cardinales que actuarían en el hombre: el instinto de vida y el instinto
de muerte. El último que persigue la destrucción, cuando se combina con impulsos libidinales
daría lugar a los fenómenos del masoquismo” (Horney, 2010, p. 212).
59 Horney no está de acuerdo con la Psicología de la Mujer de Freud y su desarrollo

por Helen Deutsch: “(Freud) formuló dos sugerencias íntimamente relacionadas entre sí, que
la feminidad tiene cierta conexión con el masoquismo, y que el miedo básico de la mujer es la de
perder el amor y que corresponde al de la castración en el hombre. Por su parte Helen Deutsch ha
desarrollado esta hipótesis de Freud generalizándola al llamar al masoquismo poder elemental en
la vida mental femenina. Sostiene que lo que, al final de cuentas, desea la mujer en el coito es ser
violada, ser humillada, que la menstruación es importante para la mujer pues alimenta fantasías
masoquistas, y el parto representa el máximo de satisfacción masoquista, y los goces de la
maternidad constituyen un intenso deleite masoquista” (Horney, 1979, p. 82).

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Desarrollos de la perspectiva cultural-interpersonal

60 En este contexto realización significa “hacer real”.


61 Los datos que han trascendido de la vida familiar de Searles no son muy extensos.
Searles (citado por Young, 1991; Langs y Searles, 1980) habla con admiración de la
belleza del entorno natural en el que vivió de niño (las montañas Catskill), y alude a la
riqueza de sus experiencias infantiles. Respecto de su experiencia de los afectos con su
madre, Searles menciona haber sentido que su amor a su madre era destructivo para
ella. En su diálogo con Robert Langs, Searles reconoce que idealizó su entorno
infantil, que en realidad estuvo llevo de ansiedades crónicas y depresión (Langs y
Searles, 1980). Harold Searles se casó con una enfermera (Silvia) con la que tuvo dos
hijos varones y una hija, la actriz Sandra Dickinson (n. 1948) que estudió teatro, dicción
y doblaje en Londres, y que ha trabajado principalmente en películas y series de género.
62Searles se refiere a la integración de las instancias estructurales: Para el Yo los
contenidos del Ello son abrumadores e inmanejables, y el Super-Yo se comporta
como un tirano cruel que ataca destructivamente el Yo débil y no
suficientemente integrado.
63 Diferenciación de las facetas reales y actuales de los contenidos psíquicos
respecto de las evocaciones y recuerdos. La no diferenciación lleva a la
confusión entre pasado y presente, real y evocado, fantasía y alucinación con lo
real, etc.
64 El pensamiento clínico de Enrique Pichon-Rivière será revisado en el
siguiente capítulo.
65 La edición castellana de esta compilación (Barcelona: Gedisa, 1980) incluye
solo una selección de los trabajos, no la obra completa.
66Enviado a dos prestigiosas revistas fue rechazado, como le sucedió con
muchos otros trabajos. No fue publicado hasta 1978-79
67 Esta tesis la desarrolla en sus trabajo de 1958 “La vulnerabilidad
esquizofrénica a los Procesos Inconscientes de los Terapeutas”
68 Como fue tradición de investigación en Chestnut Lodge, Searles grabó
magnetofónicamente tratamientos completos.
69 Searles habla del paciente como terapeuta simbiótico, que, p.e. en el proceso
esquizofrénico se defiende de la culpabilidad de no haber logrado ayudar a su
madre a ser una madre buena y total (Searles, 1979).
70 La Declaración Universal de los Derechos Sexuales se realizó en 1997 en
Valencia, en el XIII Congreso Mundial de Sexología y fue aprobada por la Asamblea
General de la Asociación Mundial de Sexología (WAS) el 26 de Agosto de 1999 en el
XIV Congreso Mundial de Sexología en Hong Kong. Es decir, seis décadas más
tarde de la obra de esta pionera.

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