R Castano and A Avila 2013 Desarrollos D
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DESARROLLOS DE LA PERSPECTIVA
CULTURAL-INTERPERSONAL:
FRIEDA FROMM-REICHMANN, KAREN
HORNEY Y HAROLD SEARLES
Rosario Castaño Catalá y Alejandro Ávila Espada
1.1 Introducción
Aunque el creador del Psicoanálisis dedicó notable atención a
mantener la cohesión de la teoría, ejerciendo o potenciando un
férreo control frente a las desviaciones, exigiendo absoluta fidelidad
a los postulados psicoanalíticos y formando un movimiento cuasi
político, de tal manera que aquellas ideas que no coincidían con el
punto de vista freudiano se juzgasen como no psicoanalíticas, fueron
numerosas también las personas que, con ideas originales y
creativas, ayudaron a traspasar los límites señalados por Freud. El
Psicoanálisis, a partir de 1939 1, deja poco a poco de ser la obra de
una sola persona, y pasa a enriquecerse a través de múltiples
escuelas, terminologías y formas de práctica clínica, que ya estaban
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1.2 La persona
En la génesis de su pensamiento destaca, en primer lugar, la
influencia de un ambiente familiar culto y religioso. Frieda
Reichmann nace en Karlsruhe, en 1889, en una familia judía que
practicaba el judaísmo ortodoxo 3 siendo la mayor de tres hermanas4 ,
y crece en Königsberg donde completará su formación como
médico, una carrera que pudo empezar a estudiar a los veinte años
pues, hasta poco antes no estaba permitido que las mujeres tuvieran
formación superior; de hecho, antes de entrar en medicina su
formación la desarrolla en casa, con la ayuda de su madre que,
además de a ella, impartía clases a un grupo selecto de jóvenes, dada
la imposibilidad de que accedieran al Gymnasium en Königsberg,
Prusia Oriental5 (Balbuena, 2013, p.170).
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1.3 La terapeuta
Sus escritos están centrados en cómo se debe practicar la
psicoterapia, a quién va dirigida y cuáles son los requisitos de los
psiquiatras19 y psicoterapeutas que la practican. El primer trabajo
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La Psicoterapia intensiva
Para Fromm-Reichmann, el procedimiento terapéutico está
dirigido a generar un entendimiento comprehensivo de los factores
históricos y dinámicos que, ignorados por el paciente, se encuentran
entre las causas de la perturbación mental y es la razón por la que se
suele buscar ayuda: ” por lo tanto, el objeto de la psicoterapia intensiva, tal
como lo concibo comprende: el alivio de las dificultades emocionales de los
pacientes en el vivir y la eliminación de la sintomatología, debiendo alcanzarse
este objetivo mediante la compenetración y la comprensión de las raíces
inconscientes de los problemas de los pacientes, los genéticos y los
dinámicos” (Fromm-Reichmann, 1989, p. 12). La psicoterapia intensiva es
diferente de la psicoterapia breve, de la sugestión, la hipnoterapia u
otras similares, pues actúa provocando cambios en la estructura y
dinámica de la personalidad del paciente, permite conocer la genética
y dinámica de los problemas y se no limita a estudiar y resolver un
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Las interpretaciones
La interpretación fue desarrollada para ser usada solamente con
neuróticos, para que a través de ella el terapeuta pudiese traducir, al
lenguaje de lo consciente, lo que el paciente pone al descubierto de
su actividad inconsciente, su contenido y dinámica. La
interpretación revela entonces conexiones con otras experiencias o
bien diferentes implicaciones que pertenecen al mundo emocional
subjetivo, ya sea histórico o actual. Pero lo reprimido o disociado
no es tanto el recuerdo en sí, sino las reacciones emocionales
derivadas de esos hechos “olvidados”, causa de la ansiedad actual y
de su manifestación a través de lo psicopatológico. Dice Fromm-
Reichmann: “La selección por el paciente del material reprimido o disociado
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está condicionada por las normas culturales existentes que rigen su vida, su
medio de aceptación a estas normas es la aceptación de éstas por las personas de
importancia en su contorno inmediato y dentro de su grupo”32 (Fromm-
Reichmann, 1989, p. 104).
En la psicoterapia intensiva se recomienda interpretar, no los
contenidos, sino la dinámica de las defensas, los mecanismos de
defensa que se activan contra la aparición de la ansiedad, debiéndose
interpretar primero las experiencias tempranas transferidas y las
distorsiones paratáxicas y, en menor grado, el amor y el odio hacia el
terapeuta per se (Fromm-Reichmann, 1989, p. 121). Pero no todas
las reacciones de transferencia deben ser puntualmente verbalizadas,
sino sólo aquellas que se repiten y están marcadas por distorsiones
que amenazan oscurecer o entorpecer la capacidad de reconocer y
evaluar problemas interpersonales en la realidad; de igual manera, se
recomienda que se preste más atención a los aspectos del odio del
paciente respecto al terapeuta, que a los de amor, es decir, se
privilegia la interpretación activa de la hostilidad del paciente, de su
resentimiento, porque forma parte de sus intentos de desplegar
operaciones de seguridad ante el terapeuta. También se deben
interpretar las resistencias, que son otra de las formas de operaciones
de seguridad, como la reactivación –fuera de la conciencia de los
pacientes- de las ansiedades que originariamente fueron responsables
de los procesos disociativos y, que ahora, son de nuevo también la
principal razón de estas resistencias. (Fromm-Reichmann, 1989, p.
130-132). Hay que distinguir entre las interferencias debidas a las
resistencias, es decir, a un tipo de reticencia que está fuera de la
conciencia del paciente, de otras resistencias que se deben a bloqueos
intencionales, y que suelen ocurrir en casi todos los procedimientos
defensivos en mayor o menor medida. Otro aspecto a interpretar
son los acting out, aquellas acciones o actividades que sustituyen a la
comunicación verbal de las experiencias interpersonales.
Fromm-Reichmann, sin embargo, no considera recomendable la
interpretación de los actos fallidos y los errores o lapsus en la vida
cotidiana de los psicóticos, pues tal interpretación corre el peligro
de que sea utilizada como una interpretación desconectada del
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La terminación de la psicoterapia
Fromm-Reichmann coincide con Sullivan en que el criterio
para la terminación34 de la psicoterapia se alcanza “cuando el paciente
se conoce a sí mismo como la persona que es reconocida en él por los demás
(…) cuando la evaluación de la personalidad del paciente, tanto por parte de
éste como del psiquiatra coinciden en gran medida”; También está de
acuerdo con Horney en el sentido de que “la vida no está desprovista
de riesgos, ansiedades y conflictos pero los pacientes deberían ser capaces de
resolver sus conflictos y dar solución a sus ansiedades sin la asistencia de un
psiquiatra” y, finalmente, evoca la concepción de Fromm
poniéndolo en sus propias palabras: “los pacientes deben estar libres de
ansiedades, inhibiciones que interferían en su autorrealización y deberían
haber adquirido libertad para crecer y madurar en personalidades
predominantemente creadoras y productivas”. (En Fromm-Reichmann,
1989, pp. 211-215).
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La comunidad terapéutica
Frieda Fromm-Reichmann es un ejemplo vivencial de asumir
un modelo tanto implícito como explícito de tratamiento en un
dispositivo de comunidad terapéutica. Lo formula así: “El paciente
psicótico que necesita hospitalización no ha sido capaz de vivir sin guía y
ayuda, de modo que el ingreso en una institución hospitalaria es con frecuencia
un gran alivio de la intolerable carga de manejarse independientemente y de
tomar decisiones” (Fromm-Reichmann, 1994, p. 36) y con esta idea
organiza la vida del paciente en la institución de manera que todo
lo terapéutico gire alrededor de conseguir un objetivo primordial,
que en sus propias palabras es: “Tratar de cambiar y adaptar el
tratamiento convencional del hospital público a la terapéutica psicoanalítica
(algo que ella practicó a lo largo de toda su trayectoria profesional)
denominándolo “hospital psicoanalítico” que debe ser una comunidad
terapéutica. No se le debe imponer prematuramente al paciente psicótico la
“adaptación social” a esta comunidad. Ni siquiera tiene que ser ésa la meta en
el caso de las personalidades esquizoides”. (Fromm-Reichmann, 1994, p.
43).
Esta comunidad terapéutica psicoanalítica estaría formada por
médicos, psicólogos, psiquiatras, enfermeras, terapeutas
ocupacionales y asistentes sociales. En ella todo el personal debe
estar adiestrado, participar en todas las actividades y conocer a
todos los pacientes, de manera que no se practique sólo una
relación médico-paciente en las horas de sesión sino que la vida del
centro ayude al paciente a encontrar la forma de vida más
adecuada a sus necesidades. Lo más interesante es que el método
psicoanalítico, en este caso, la psicoterapia intensiva se practica tanto
con los pacientes extrahospitalarios como con los que están
ingresados en el centro, de manera que puedan ir rompiéndose la
barrera “psiquiátrica” y los pacientes adquieran la necesaria
dignidad y autoestima como personas, siendo vistos y tratados
como cualquier otra persona ingresada en un hospital por algún
tipo de enfermedad no mental.
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2.1 Introducción
A través de los escritos de Karen Horney podemos observar
cómo el Psicoanálisis no es sólo una disciplina profesional y
científica, sino que ha llegado a formar parte del cómo nos
experimentamos y nos pensamos a nosotros mismos. El
Psicoanálisis ha asistido, a la vez, que ha contribuido, a diversos
cambios fundamentales en la cultura occidental; entre otros
muchos, a la lucha por los derechos de las mujeres y a la conquista
de la igualdad de género y a una mayor liberación sexual. Por un
lado, a Horney se la identifica como teórica y primera feminista del
Psicoanálisis por su énfasis en las modificaciones acerca de los
conceptos de desarrollo femenino y masoquismo femenino que había
planteado Freud, sin que esto supusiese para ella un rechazo del
Psicoanálisis en general. Por otro lado, su reformulación de los
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2.2 La persona
De sus datos biográficos38 se puede intuir que a la seguridad y
enorme capacidad de crítica de Karen Horney contribuyeron en
gran medida su formación y sobre todo, el ambiente familiar en el
que creció39 , donde a pesar de grandes tensiones, ella estuvo
siempre apoyada por su madre quién la animó a estudiar medicina,
lo que inició en Hamburgo en el año 1906 40. Al terminar en 1911,
contacta con Karl Abraham en la clínica de Neuropsiquiatría de la
Universidad de Berlín, con quien se psicoanalizaría durante un
tiempo, se interesa por temas como la educación sexual de los
niños, se extraña ante interpretaciones freudianas como la envidia de
pene y realiza su tesis sobre los traumatismos físicos como causa de
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El masoquismo
En su obra El nuevo Psicoanálisis (1939) Horney reflexiona sobre
los fenómenos masoquistas, algo que ya había afrontado en La
personalidad neurótica de nuestro tiempo (1937) con planteamientos
muy novedosos para la época. Horney intenta comprender la
tendencia a sufrir desde el enfoque psicológico y no desde la
exclusiva hipótesis biológica planteada por Freud58, sosteniendo
que “todas las tendencias masoquistas van a fin de cuentas dirigidas hacia la
satisfacción, a saber, hacia la meta del olvido, a quitarse de encima su persona
con todos sus conflictos y limitaciones” (Horney, 1979, p. 182).
El masoquismo sexual y el masoquismo moral del que habla
Freud, que es también un masoquismo sexual, no reflejan más que
una mera satisfacción, y Horney plantea que habría que dejar de
ver el masoquismo como una mera tendencia a la satisfacción y
estudiarlo como una necesidad de aplazar la angustia, como una
señal de ciertas tendencias del carácter que reflejan excesiva
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La Psicología Femenina
En su obra de 1939, El nuevo Psicoanálisis, Horney hace una
crítica abierta a la teoría freudiana de la envidia de pene y del deseo de
masculinidad por parte de la mujer, lo que le valió numerosas críticas
por parte de la corriente oficial psicoanalítica. En todo momento
rechaza asumir que la anatomía es el destino, ni aceptar la fisiología
como única explicación, considerando que las tendencias a desear
“ser hombre” son propias tanto de hombres como de mujeres y
los motivos se deben buscar en los factores culturales. Horney lo
ejemplifica y argumenta: “el deseo de ser hombre puede ser la expresión de
un anhelo por aquellas cualidades o privilegios que en nuestra cultura se
reservan al sexo masculino, como fuerza, valor, independencia, éxito, libertad
sexual, derecho de escoger compañera (…) pero los deseos de tener
determinadas cualidades no necesitan reprimirse, y por lo tanto no requieren
una expresión simbólica, esta expresión rige sólo para tendencias o sentimientos
desterrados de la conciencia (Horney, 1979, p. 81).
Para Horney las explicaciones a estas tendencias reprimidas no
se pueden basar en una formula general, sino que habrá que
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3.1 Introducción
Harold Searles ha sido la figura más trascendente de quienes
continuaron la obra de Frida Fromm-Reichmann en Chestnut Lodge.
Su énfasis y constante exploración del papel de la
contratransferencia en el proceso terapéutico, y su especial
dedicación al trabajo psicoterapéutico con esquizofrénicos ha
quedado plasmado en sus principales obras, y en un sinfín de
testimonios. Como ha resumido Ogden (2007), Searles utiliza una
forma de respuesta emocional en el nexo transferencia-
contratransferencia que se expresa como una corriente de
receptividad continua y pensamiento, tanto a nivel consciente
como inconsciente. Las numerosas viñetas clínicas que incluye en
sus trabajos son descripciones directas y honestas de lo que se está
manifestando en el vínculo transferencia-contratransferencia,
mostrándonos lo que se está dando en el contexto de la
experiencia emocional del paciente a través de su traducción a
contenidos simbolizados, susceptibles de ser pensados y
comunicados verbalmente. La obra de Searles, subraya Ogden
(2007), muestra clínicamente lo que Bion formula en un nivel más
abstracto como relación continente-contenido y la necesidad
humana de verdad. Aron (1992) cita a Searles como la versión
contemporánea americana de Ferenczi.
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3.2 La persona
Harold F. Searles nace en 1918 en Hancock, una pequeña villa
en el Estado de Nueva York61 , donde reside hasta que cursa
estudios en la Cornell University donde se gradúa en 1940 y
posteriormente estudia Medicina en la Harvard Medical School,
obteniendo su M.D. en 1943; comienza su residencia en el Hospital
de Nueva York y se incorpora como Capitán Médico al ejército
norteamericano en la II Guerra Mundial. Tras la guerra, inicia su
formación psicoanalítica en el Washington Psychoanalytic Institute y
continúa su formación psiquiátrica en Chestnut Lodge entre 1949
y 1951, donde asiste a los seminarios de casos que conduce Frieda
Fromm-Reichmann, y posteriormente en la Clínica de Higiene
Mental de la Administración de Veteranos en Washington, en el
periodo 1951-1952. Se analizó con Ernest Hadley, y Searles será
reconocido como analista didacta y supervisor, desempeñando la
presidencia de la sociedad entre 1969 y 1971. Trabajará
principalmente en Chestnut-Lodge, en estrecha relación con Frieda
Fromm-Reichmann hasta la muerte de ésta, y permanecerá en esa
clínica desde 1952 hasta 1964, tratando a personas ingresadas con
estados límites y psicóticos, instalando su despacho en la residencia
aneja que Frieda tenía en Chestnut Lodge. Entre sus principales
colegas de esa época están Marvin Adland, Dexter Bullard, Sr.,
Donald Burnham, John Cameron, Beatriz Foster, John Fort,
Robert Gibson, John Kafka, Ping-Nie Pao, Alberta Szalita, Otto
Will y muchos otros, en un entorno de amistad, cooperación y
competencia. Searles fue también Profesor Clínico de Psiquiatría
en la Facultad de Medicina de la Georgetown University, y participó
también el programa de formación de residentes del Sheppard and
Enoch Pratt Hospital en Towson, Maryland, y en e l programa para
residentes de la Columbia University en la ciudad de Nueva York.
Un recorrido intenso, que es una retrospectiva completa de la
trayectoria que siguió Sullivan tres décadas antes.
Todos los que han hecho mención a su personalidad lo
describen como una persona sincera, honesta, dedicada a los
demás y profundamente intuitiva, capaz de autorevelarse
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3.4 La contratransferencia
Searles ha sido uno de los clínicos que más énfasis ha puesto
en el uso activo de la contratransferencia y de la propia
personalidad del terapeuta, al servicio del proceso terapéutico,
asumiendo que la relación entre terapeuta y paciente es plenamente
de influencia recíproca. En su época de formación en Chestnut
Lodge (1949) ya había escrito un trabajo titulado “Concerning
Transference and Countertransference”66 donde propone una
perspectiva intersubjetiva, pues “todos los pacientes (…) tienen la
capacidad de ´leer el inconsciente´ del terapeuta”, subrayando que es
crucial que el terapeuta reconozca el “núcleo de verdad” en torno
al cual la transferencia del paciente cobra existencia. Las
“proyecciones” del paciente, incluidas las reacciones de
transferencia, tienen una base real en alguna medida en el
comportamiento del analista, y por tanto se trata de una cuestión
de grado. El analista participa emocionalmente en la experiencia
del paciente y viceversa. Searles celebra la “riqueza de la participación
emocional del analista” pues “creo que las emociones del analista necesitan
ser el objeto de una investigación más precisa y minuciosa, respecto de su valor
positivo en la terapia, así como en el paciente mismo” (Searles, 1978-9, p.
179). Searles no solo subraya la evidencia de que el terapeuta
comunica de muchas maneras que no controla sus estados
emocionales al paciente, sino que se trata de los indicadores más
importantes de que es lo que está sucediendo en la sesión entre
ambos. Para Searles no hay analista impersonal y neutro, que sirve
como espejo, una pretensión nítidamente engañosa. Searles
converge así –y en la misma época- en que Racker, Heimann,
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4. Conclusiones
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responsable de la gestión era su mujer Anne, se abrió en 1910 y se clausuró en 2001 por
problemas económicos. La idea de contratar a Frieda partió de Hadley, amigo de Fromm, con
quien Dexter Bullard había iniciado un análisis didáctico en 1934”. (Balbuena, 2013, p.
177). Véase las menciones a Chestnut Lodge en el capítulo de esta obra
dedicado a Sullivan.
16 I never promised you a rose garden (1964), fue publicada por la autora con el
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manera: “el estado de vinculación interpersonal en el que uno está tan interesado en el
crecimiento, maduración, bienestar y felicidad de la persona amada como en el de uno mismo.
Lo que supone el desarrollo del respeto propio. Por autorrealización me refiero al concepto de
“productive character” de Fromm y al concepto “self actualizaction” de Goldstein”.
(Fromm-Reichmann, 1989, p.53).
27 Concuerda con Sullivan, quien aconseja interrumpir toda entrevista
psiquiátrica con un intervalo, lo que dará la oportunidad de reflexionar sobre
otras informaciones adicionales que el psiquiatra piense que debe obtener.
28 Existía el “mito” en la concepción de la psiquiatría clásica y del psicoanálisis
freudiano de esa época, que las mujeres mayores de treinta y cinco años y los
hombres por encima de cuarenta y cinco años, ya no eran lo bastante “flexibles”
además de tener que re-elaborar un lapso muy extenso de historia personal
como para someterse a la psicoterapia psicoanalítica.
29 Freud asumía que sólo era importante el análisis, independientemente de la
personalidad del terapeuta; para él, cualquier médico (o lego) suficientemente
analizado podía tratar a cualquier clase de pacientes.
30 Frieda en un simposio sobre las corrientes actuales de la teoría y la práctica
psicoanalítica en la 45ª reunión de la American Psychoanalytic Association en Detroit,
Michigan, en 1943, dirá: “Freud observó que él no podía soportar ser mirado por los
pacientes durante ocho horas, esto sugiere un cambio en el sistema de ocho horas, más bien que
el mantenimiento de la invisibilidad, para quienes comparten la sensación de Freud,
personalmente he encontrado de gran utilidad un intervalo de diez o quince minutos entre las
entrevistas” (Fromm-Reichmann, 1994, p. 29-30).
31 El hecho de que se le pida al paciente que exprese todo lo que va apareciendo
en su mente sin propósito, guía ni censura, ni inducirlo mediante preguntas,
pertenece a la técnica analítica clásica, tal como Freud la deja formulada en sus
trabajos técnicos de 1912 y 1913.
32 Fromm Reichmann expresa su posición respecto a la interpretación
afirmando que existe una gran diferencia entre la interpretación dirigida a la
sexualidad infantil del paciente, tal como lo determinan los conceptos
psicosexuales de Freud frente a las interpretaciones interpersonales de Sullivan;
la obra de Fairbairn marca una interesante transición de los conceptos del
primero al segundo, al situar el objeto como destino de la libido.
33 Prototáxico, modo de procesamiento del recién nacido, en el que una
experiencia no se relaciona con otras, ni con las nociones de tiempo y espacio, es
una experiencia desconectada de referentes. (véase el capítulo sobre Sullivan de
Alejandro Ávila en esta misma obra)
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40 La madre alentó a Karen desde que tenía trece años para que estudiara
Medicina, y con ese fin, se integró en el liceo deHamburgoque, en los primeros
años del siglo pasado, había autorizado por primera vez el acceso de las mujeres
a la Universidad, como ya hemos visto con Frieda Reichmann. Karen empezó
medicina a los veintiún años animada por su madre y en contra de la voluntad
de su padre (el padre fallece en 1910 y la madre en 1911). En ese período
conoce a Oskar Horney, que estudiaba Economía Política y con el que se casará
en 1909, estableciéndose en Berlín. Tiene dos hijas Marianne Horney Eckardt y
Renate Horney Patterson, albaceas de su obra literaria.
41 Se psicoanaliza con Hans Sachs y desde 1920 pertenece al Instituto de
Psicoanálisis de Berlín que fue el primero que sentó las bases de la formación
psicoanalítica: formación teórica, análisis personal y supervisión de casos
clínicos, y al que pertenecieron desde el comienzo Abraham, Horney, Sachs,
Simmel, más tarde se incorporarían Rado a la muerte de Abraham y Alexander,
y a partir de 1929-1930 entrarían los considerados psicoanalistas marxistas
como Fromm, Bernfeld, Fenichel y Reich.
42 En 1933 Horney invita a Fromm a dar unas conferencias en el Instituto de
Psicoanálisis de Franz Alexander en Chicago, y a partir de ahí inician una relación.
Horney fue un gran apoyo personal y profesional en todos los viajes que se ve
obligado a hacer Erich Fromm entre Europa y USA buscando un clima
favorable para el tratamiento de la tuberculosis que padeció hasta 1939 que
obtiene el alta definitiva; ella le introduce en la sociedad norteamericana y es con
la que vive sus primeros años de emigrante. Se separan en 1943, coincidiendo
con su separación profesional y a partir de esa fecha no vuelven a coincidir en
ningún ámbito profesional (Funk, 1999, p. 63).
43 En ese año, 1925, ya destacaban especialmente tres clínicos con nuevas
aportaciones sobre teoría y técnica: Rank que puso en duda la teoría de la libido
y en su lugar propuso una nueva teoría de la personalidad basada en el trauma
del nacimiento; Reich que concedió a la libido un lugar central dándole más
importancia casi que el propio Freud pero se opuso al concepto de instinto de
muerte, y atribuyó a la represión social la causa de la neurosis; y Ferenczi que se
inclinó por un término medio entre ambos, y que desde 1917 ya estaba
poniendo en práctica una “técnica activa”.
44 En 1923 el marido de Horney se arruina y viven años difíciles, en 1927 se
separa y se divorcia en 1937. “… Karen Horney que ya vivía en los Estados Unidos
desde 1932 y Erich Fromm habían establecido contactos con una serie de personas que se
interesaban por la interrelación de la caracterización de la sociedad o cultura y la psique, entre
los que se encontraban, por ejemplo, Margaret Mead, Ruth Benedict, John Dollard, Harold
D. Lasswell y Abraham Kardiner… ”. (Funk, 1999, p. 105).
45 Que no fue reconocida por la Asociación Psicoanalítica Americana (APsA, IPA).
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de luchar cuando se debería o, por lo menos cuando se desearía, de ahí que la primera
consecuencia inevitable de tal represión sea la de generar un sentimiento de indefensión o, para
ser más exactos la de reforzar un sentimiento preexistente de absoluta carencia de
defensa” (Horney, 2010, p.56).
57 Horney recoge la influencia directa de la obra de Adler quien, en 1911, se
separó de Freud como resultado de su rechazo a la etiología sexual de las
neurosis y su propuesta de la voluntad de poder como fuerza rectora de la
conducta humana (véase el apartado dedicado a Adler en el capítulo 2 de esta
misma obra).
58 En palabras de Horney: “Freud en Más allá del principio del placer, sostiene la
existencia de dos fuerzas cardinales que actuarían en el hombre: el instinto de vida y el instinto
de muerte. El último que persigue la destrucción, cuando se combina con impulsos libidinales
daría lugar a los fenómenos del masoquismo” (Horney, 2010, p. 212).
59 Horney no está de acuerdo con la Psicología de la Mujer de Freud y su desarrollo
por Helen Deutsch: “(Freud) formuló dos sugerencias íntimamente relacionadas entre sí, que
la feminidad tiene cierta conexión con el masoquismo, y que el miedo básico de la mujer es la de
perder el amor y que corresponde al de la castración en el hombre. Por su parte Helen Deutsch ha
desarrollado esta hipótesis de Freud generalizándola al llamar al masoquismo poder elemental en
la vida mental femenina. Sostiene que lo que, al final de cuentas, desea la mujer en el coito es ser
violada, ser humillada, que la menstruación es importante para la mujer pues alimenta fantasías
masoquistas, y el parto representa el máximo de satisfacción masoquista, y los goces de la
maternidad constituyen un intenso deleite masoquista” (Horney, 1979, p. 82).
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