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Módulo 1 - Clase 1
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Módulo 1 - Clase 1
Temas:
1. La pluralidad terminológica: una mirada desde la perspectiva de la complejidad.
2. Diferentes culturas profesionales.
3. Evolución histórica: Paradigma tradicional, paradigma de rehabilitación y paradigma
de autonomía personal.
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Mucha gente se incomoda cuando tiene que hablar de discapacidad o no sabe cómo
referirse a una persona. Al respecto, si hoy nos pusiéramos a pensar y querer definir lo que
significa la palabra discapacidad o lo que ello implica, no sería tarea sencilla de hacer ya que
el término Discapacidad es un constructo social, en primera instancia, y no abarca un grupo
homogéneo de personas sino todo lo contrario. Es un grupo de personas altamente
heterogéneo. El proceso sobre las concepciones en torno a las personas con discapacidad,
además, ha ido fluctuando a lo largo de la historia y este cambio se dio de manera paralela
con los términos utilizados.
Descripción de la imagen: Descripción de imagen: Ilustración de una persona sentada detrás de un mostrador con un cartel de
INFORMACIÓN. De la persona se desprende un globo de diálogo que dice “bla bla bla”. Del otro lado del mostrador, se encuentra
una persona con un audífono levantando el dedo índice y un globo de pensamiento con un signo de pregunta. Fuente: Copidis,
imagen propia.
Descripción de la imagen: Ilustración de un restaurante, en el que ingresan dos personas. Una de ellas se encuentra agarrando el
hombro de la otra y utilizando un bastón blanco. La persona que recepciona se dirige a la persona que guía y le pregunta “¿dónde
la ponemos?”, la persona con ceguera posee un globo de pensamiento que dice “Hola, me llamo Silvia” y sobre su cabeza se
encuentra un símbolo de interrogación, uno de exclamación y uno numeral. Fuente: Copidis, imagen propia.
Descripción de la imagen: En esta imagen aparece un marco con una pintura antigua donde se encuentran seis personas con
discapacidad motora en situación de calle. Una de ellas está acostada en el suelo, y otras utilizan palos para poder desplazarse.
Todas ellas poseen la ropa sucia y desgastada. En el fondo, aparecen los pies de cinco personas que se encuentran circulando por la
calle. Las mismas utilizan trajes, zapatos de vestir y vestidos. Fuente: Copidis, imagen propia.
En la Edad Media, pleno auge de la Iglesia Católica, surgieron los hospitales y
conventos donde se alojaban a las personas que tenían algún tipo de déficit físico,
sensorial, intelectual o psicosocial. Muchos de ellos eran institucionalizados o
escondidos en sus casas, exhibidos en los zoológicos y espectáculos circenses,
dejándolos totalmente fuera de cualquier tipo de participación ciudadana. Afirma Di
Nasso que este rechazo y consideraciones hacia este colectivo de personas con
discapacidad contribuyó a fundar un “concepto de la anormalidad y del defecto, que
conduce al rechazo social, al temor y hasta a la persecución de estas personas, por
parte de los poderes civiles y religiosos” (Di Nasso, p. 11). Esta perspectiva de
considerarlos como “anormales” terminó siendo una excusa para despertar la caridad
en las personas supuestamente “normales”, para liberarlos del pecado a través de
actos de caridad hacia las personas con discapacidad. Fue a partir de estas prácticas
que la persona con discapacidad fue considerada un sujeto de beneficencia, con un
objetivo solapado de la sociedad.
A partir de los siglos XVI y XVII, con el cambio ideológico de la Ilustración, se comenzó a
institucionalizar a las personas por tipo de discapacidad, sobre todo las que tenían
discapacidad psicosocial, y se crearon las primeras escuelas para ciegos y sordos. A
fines del Siglo XVIII, los centros de aislamiento pasaron a ser subsidiados por el Estado,
mientras que otros eran mantenidos por la Iglesia.
Con la entrada al Neopositivismo del Siglo XIX, la persona con discapacidad comienza a
tener un fin utilitario para la ciencia, pasa a ser un objeto de estudio
psico-médico-pedagógico (Sosa, 2009, p. 61), pero a su vez se les concede la
posibilidad de ser sujetos de protección, convirtiéndose en sujetos de prevención
socio-sanitaria; así surge el sistema de seguridad entrando a la “asistencia como
seguridad social” (Sosa, 2009, p.62).
Como todo cambio, crisis y surgimiento de nuevos paradigmas, coexisten ambos
modelos mientras la nueva tendencia se va estableciendo. Ya a finales del siglo XIX y
principios del XX, se comenzaron a evidenciar los esbozos hacia el cambio de
paradigma con los intentos por estudiar las causas de la discapacidad, en tanto objeto
de la ciencia, aunque, aquellos niños que nacían con algún déficit, se continuaba
atribuyéndole la culpa a los pecados familiares.
En una época de posguerra, donde surge el segundo modelo llamado Paradigma de
Rehabilitación identificado por centrar el origen de la discapacidad en la falta de
destreza del sujeto. Buscarán la solución a ese “problema” con la intervención
profesional que se empezará a constituir como un equipo de rehabilitación. Bajo el
lema “todos tienen derecho a corregir su estado” (Sosa, 2009, p. 63). Se verá que en
este paradigma prevalece la intervención profesional sobre la demanda del sujeto
(Egea García y Sarabia Sánchez, 2004, p.1) y se les prometerá corregir o modificar su
estado; “el fin primordial que se persigue desde este modelo es normalizar a las
mujeres y hombres que son diferentes, aunque ello implique forzar a la desaparición o
el ocultamiento de la diferencia que representa la diversidad funcional” (Palacios y
Romañach, 2007, p. 2). El sujeto pasará a tener un rol de paciente a los ojos de los
profesionales y será un sujeto de asistencia a la luz de la sociedad.
Descripción de la imagen: Ilustración de una persona usuaria de silla de ruedas, entre medio de dos profesionales de la salud con
bata blanca que expresan “Vamos a rehabilitarte para que puedas superar todas las barreras”. De fondo, podemos observar una
escalera con un cartel en la parte superior que dice “Empleo”.Fuente: Copidis, imagen propia.
Oliver (1990), plantea como alternativa centrarse en las causas y dimensiones sociales
de la discapacidad:
En este sentido, este último paradigma dispone que las personas con discapacidad
tienen derechos y deben tener un papel importante en la planificación y desarrollo de
los mismos. Esto ayudó mucho a personas con discapacidad motora a independizarse
de instituciones y a manejarse como adultos en la vida cotidiana. Por esto, "el
paradigma médico-industrial de la rehabilitación debe revisarse a la luz del paradigma
cívico-político de la autonomía personal, aprovechando su vertiente
tecnológico-jurídica: la accesibilidad" (Puig de la Bellacasa, 1990b, p. 85). Tanto el
paradigma de Rehabilitación como el de Autonomía Personal, pueden ser armonizados
en base a los aportes actuales de la Clasificación Internacional del Funcionamiento, de
la Discapacidad y de la Salud (CIF, WHO, 2001), que articula los Modelos Médico y
Social de la discapacidad, y que posteriormente serán abordados para comprender un
poco más estas concepciones.
Descripción: cuadro que indica que la Discapacidad es igual al Déficit de la persona por las Barreras del Entorno.
Para finalizar, te propongo tomar el papel que escribiste al inicio de esta clase y evaluar
desde qué paradigma se encuentra posicionada tu respuesta. ¿Qué conclusiones podés
sacar al respecto? ¿Este recorrido te brindó alguna herramienta para pensar tus
prácticas en la escuela o tu percepción hacia el colectivo de personas con
discapacidad?
Tenés el Foro de Intercambio del Módulo I para compartir estas respuestas.