Tema 2 - Sociedad, Familia y Escuela
Tema 2 - Sociedad, Familia y Escuela
Tema 2 - Sociedad, Familia y Escuela
0. Preámbulo 1
1. Introducción. 1
2. Crisis en las formas de transmisión escolar. El programa institucional. 3
3. La nueva matriz escolar. La educación como un derecho de aprendizaje. 5
4. A modo de cierre 6
5. Bibliografía: 7
Sociedad, familia y escuela
0. Preámbulo
Castells, M. (2016). Obsolescencia de la educación. Fronteiras do pensamento.
https://www.youtube.com/watch?v=cJV8FNswt4s&t=61s
1. Introducción.
La escuela es una institución con una función socializadora que juega un destacado
papel en la reproducción social y cultural de la sociedad desde la Modernidad. El período
moderno constituirá la época dorada de la escuela (Fernández, 2001). Se trata de un
tiempo en el que la escuela es la institución encargada de la transmisión de un orden
simbólico y la formación de las jóvenes generaciones sin competencia por parte de otros
agentes sociales y culturales.
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Los primeros sociólogos, ocupados en el análisis sistemático del cambio social, dedicarán
un espacio considerable al estudio de la escuela; algunos de manera específica, como E.
Durkheim (1858-1917), de quien destacan obras como Educación y sociología, y otros
como Marx (1818-1883) o Weber (1864-1920), realizarán distintas reflexiones sobre la
educación escolar, diseminadas en el conjunto de sus obras, como parte del tejido social
en relación con el sistema económico o la cultura y las formas de dominación. Ambos
sociólogos, Marx y Weber, han sido decisivos en el análisis contemporáneo de la
educación escolar y tienen una presencia destacada en las teorías de la Reproducción,
que darán cuenta de las dinámicas de reproducción de desigualdades que operan en la
escuela, y en las de la Resistencia (particularmente Weber), que remarcarán el papel
activo de los individuos para confrontar esas dinámicas. Arranca con estos primeros
sociólogos un interés sobre la escuela que constituirá un campo de estudio específico de
la Sociología hasta la actualidad.
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Sociedad, familia y escuela
institución, a saber, una crisis del proceso de socialización entendido como “mutación en
el trabajo sobre el otro” (Dubet, 2010). Es necesario entender lo que supone que las
tecnologías de la comunicación son lugares de desarrollo para los niños y adolescentes y
no simplemente medios de sofisticación de los procesos escolares. Los problemas de
socialización que desestabilizan, no sólo lo que sucede dentro de la escuela, sino
también su proyección a la sociedad, requieren de esa comprensión. (Barbero, 2009).
-Una organización disciplinaria en torno al cuerpo (horarios, rutinas, rituales, etc.) con un
efecto mental. Se trata de una característica que Foucault identificó como rasgo del poder
disciplinario que se despliega en las instituciones modernas (prisiones, hospitales,
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Sociedad, familia y escuela
-Organización vertical: Toda autoridad reside en los adultos que son quienes representan
los valores institucionales, se trata de una autoridad carismática situada en el rol no en la
persona. Los alumnos se conciben como sujetos sumisos de los que se espera
obediencia. La emoción que se alienta en los alumnos es el miedo al castigo.
Otro motivo del declive estriba en la masificación que afecta a la escuela secundaria, que
ha hecho que la diversidad de los problemas sociales tomen cuerpo en ella y los
docentes se vean desfondados.
En términos prácticos, que son a la vez razones éticas, el reto educativo para la escuela y
los docentes actuales está en identificar las disfuncionalidades del programa institucional
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unidad de la experiencia de los propios actores (Dubet, op.cit.). Esta complejidad puede
ser contemplada en clave de oportunidad de autorrealización y compromiso con el otro
por parte de los docentes y de desarrollo personal por parte de los alumnos. La mayor
dificultad de este cambio está en cómo revitalizar o dotar de esta dimensión
constructivista los procesos académicos, que son al tiempo procesos sociales. Es en las
metodologías, las pruebas de evaluación, el modo de relacionarnos con los contenidos de
la cultura, la participación real de los alumnos… donde se encarna el modelo socializador
que llevamos a cabo. En contextos educativos formales como la escuela, la socialización,
cuya eficacia sucede a través de aprendizajes informales e inconscientes
mayoritariamente, debe ser un proceso sobre el que los docentes han de pensar.
4. A modo de cierre
El debate sobre la educación suele correr el riesgo de dispersarse en múltiples
propuestas de orden técnico pasando por alto cuáles son los fines de la educación,
cuestión que tiene que ver con el modo de concebir a las personas y a la sociedad, y así
trazar un horizonte de sentido al que se orienten las acciones educativas. Traer a
colación la pregunta sobre los fines y las prioridades es oportuno en un ambiente en el
que la educación escolar se encuentra en una tesitura difícil desde el punto de vista del
valor. Actualmente, el valor de la escuela suele concebirse desde una perspectiva
utilitarista y meritocrática; la obligatoriedad efectiva (6-16 años) y la no menos relevante
post-obligatoriedad vivida como presión social, hace de la escuela un espacio por el que
hay que pasar. Nos toca pensar si el valor social y de mercado concedido a los títulos es
el único o principal valor de la escuela. Si nos remontamos a la breve pero intensa
historia de esta institución podríamos reparar en diversidad de acontecimientos, pero
cabe no olvidar que la escuela, con todas sus imperfecciones y debilidades ha sacado a
la población del analfabetismo y la ignorancia y, como decía recientemente el Defensor
del Pueblo, Ángel Gabilondo, “ninguna exclusión es mayor que la exclusión del
conocimiento. Nada nos esclaviza más”.
En el contexto de este debate, Dubet nos confronta con la idea de que es la justicia y no
la pedagogía la que debe ordenar el aprendizaje (citado en Rivas, op.cit.). Educar es una
cuestión de justicia porque la educación debe versar sobre el desarrollo de la capacidad
de iniciativa o el empoderamiento de las personas para aprender y tomar decisiones
personales y profesionales en un mundo que no responde a un orden fijo, y la capacidad
de iniciativa, que congrega diferentes capacidades, constituye el requisito mínimo y
necesario para el desarrollo del bienestar de la gente. Las capacidades no son sólo
habilidades que residen en las personas, sino que incluyen las oportunidades creadas por
la combinación entre las facultades personales y el entorno social (Guichot-Reina, 2015).
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Sociedad, familia y escuela
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En ese texto puso en valor cómo la escuela es una forma de vida colectiva, de amistades
y amores donde se afirman los gustos, las personalidades y donde crecemos juntos; eso
fue precisamente lo que todos echamos en falta. Tal vez esa sea la razón humana más
fehaciente de que la escuela no es simplemente un lugar donde se transmiten
conocimientos y lo que todos esperamos, alumnos y docentes, sea compartir
experiencias que nos enriquezcan, actividades donde la atención fluya y la admiración
sea una experiencia. La escuela arrastra inercias y mitos sobre sí misma que se
mantienen por una sensación de falsa seguridad. Como decía Picasso, “es necesario
sacudir del alma el polvo acumulado en la vida diaria”.
5. Bibliografía:
Barbero, JM. (2009) Ciudad educativa. De una sociedad con sistema educativo a una
sociedad de saberes compartidos. Festival internacional Zemos 98. En línea:
https://www.zemos98.org/descargas/educacion_expandida-ZEMOS98.pdf
Dubet, F. (2020). En la escuela. ¿Qué hacer después del virus? Esprit. En línea:
https://esprit.presse.fr/article/francois-dubet/a-l-ecole-que-faire-apres-le-virus-42719
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