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Taller de Puntuación

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1.

a) Una mañana, cuando las calles estaban llenas de gente, se oyó un estallido.
b) En efecto, creo que esto no perjudicará.
c) Alí tomaban cerveza, hacían chistes, jugaban al dominó y lo pasaban muy bien.
d) Pensábamos ir de vacaciones a Suiza, pero la subida de precios nos lo impidió.
e) Me parece, Laureana, que no tienes razón.
f) Apenas llegué a la estación, me lo encontré.
g) Hijo mío, has gastado todo cuanto tenía ahorrado.
h) En Medellín vendía cuatro automóviles, y en la Guaira tres.
i) Al saber la desgracia, lloró, gritó, y se tiró por el suelo.
j) Sarmiento, el gran educador argentino, tuvo un hijo militar.
k) Los soldados, que eran doscientos, acamparon cerca del río.
l) Pedro, debes estar listo para salir a las siete.
m) Había en el mercado manzanas, peras, melocotones y uvas.
n) Cuando teníamos preparada la cena, nos telefonearon.
ñ) La enfermedad, según parece, se agrava por minutos.
o) Andando el tiempo, realizaremos nuestros planes.
p) Me insistió, mas no acepté.
q) Las secretarias comerán a las seis; los obreros, a las tres.
r) Salieron exentos Pedro, Juan, Antonio, Rosa y Luis.
s) Ya casado, sufrirá las consecuencias.
t) En su charla, por tanto tiempo esperada, se definieron con precisión las actuales
tendencias artísticas.
u) Confundí las llaves, no pude abrir la puerta de la cocina.
v) Pásame un tenedor, una cuchara, el azúcar y el pan.
w) Iré contigo, aunque estoy demasiado cansado.
x) Quien calla, otorga.
y) Niños, dejen de gritar.
2.
a) Las hojas eran grandes, las flores mayores, los árboles se elevaban a las alturas y María
no cesaba de contemplarlos admirada de tanta belleza; Julián los observaba con curiosidad.
b) El día estuvo estupendo; sin embargo, algunos partes meteorológicos habían anunciado
tormenta temprano.
c) Gano más ahora; no obstante, gasto más
d) Por la mañana huevos tibios, por la tarde huevos revueltos por la noche huevos
estrellados.
e) Los lunes; cine, los martes; teatro, los miércoles; exposición.
f) Usa la crema en la mañana; la loción en la noche.
g) Quien calla; es olvidado, quien se abstiene; es cogido por la palabra, quien no avanza;
retrocede, quien se detiene; es adelantado, anticipado y aplastado.
3.
a) Llevaba una raya azul, rota y sucia; una blusa que alguna vez fue blanca.
b) Los ojos le brillaban con furia, tenían un fulgor metálico; alzaba las manos con
desesperación, su rostro estaba tenso
c) No podemos seguir así, vamos sin remedio al desastre; perderemos inevitablemente el
control
d) Precios: azúcar; $75, boniato; $10, maíz; $20.
3.
a) Llevaba una raya azul rota y sucia; una blusa que alguna vez fue blanca.
b) Los ojos le brillaban con furia; tenían un fulgor metálico. Alzaba las manos con
desesperación; su rostro estaba tenso.
c) No podemos seguir así; vamos sin remedio al desastre. Perderemos inevitablemente el
control.
d) Precios: azúcar $75; boniato $10; maíz $20.

4.
a) Oye, Alejandra, debes regresar, por favor.
b) Ese año 1968, los jóvenes con sus protestas marcaron la pauta.
c) Si claro, no obstante, hoy no puedo. Mañana sí.
d) El presidente dijo: 'Nada nos detendrá'. Después, él mismo inauguró las mesas de
negociación.
e) Felipe, ¿compraste las bebidas, pasabocas, vasos y servilletas?
f) La película efectivamente resultó maravillosa.
g) Vestido, zapatos, sombrero, abrigo y chaleco, viste como todo un cachaco.
h) Como no había hecho mercado, no pude invitarlos a almorzar a mi casa.
i) Pedro, a pesar de la muerte de su padre, siguió con los preparativos de su viaje.
j) Alfredo, es tu responsabilidad manejar adecuadamente esta situación.
k) Cuando éramos niños, Andrés jugaba fútbol todo el tiempo, Clarita saltaba la
cuerda, Mariela jugaba con sus muñecas y yo inventaba historias de fantasmas.
l) Créeme, Martica, Pedro está resuelto a irse de viaje.
m) Todas las circunstancias le eran favorables; sin embargo, él tenía sus dudas y no
quería actuar.
n) Marcela, que conocía todas sus mañas, no le hacía mucho caso cuando se ponía de
mal genio.
o) Quienes conducen sin respetar las señales de tráfico, quienes jamás se detienen ante
los pasos de cebra, los que estiman que el carro les otorga superioridad sobre los
peatones y los que insultan a quienes hacen uso de sus derechos en la calle son los
ejemplares más peligrosos de la moderna fauna ciudadana

5.

AQUELLOS RITUALES

Las faenas sociales a las que estamos condenados diariamente encierran, por su carácter de
inevitabilidad, matices de ritual y, por nuestra vinculación inopinada, tonos de ridiculez.
Una de estas faenas a la que nos enfrentamos sin capote y poca destreza con la espada es la
asistencia a los velorios de personajes desconocidos, como el tío de nuestro jefe, la cuñada
de nuestra secretaria, el primer novio de nuestra hermana, etc. Asistimos por conveniencia,
por delicadeza, por compañerismo o por cualquier otra razón que nada tiene que ver con la
congoja o con el deseo de expresar un adiós definitivo.

Llegamos generalmente cuando la única persona conocida, el jefe, la secretaria, el novio, se


ha ausentado para comer algo o para cambiarse de ropa; así es que saludamos con gestos
graves a todos los asistentes y, debido a nuestra ignorancia, damos el pésame a las personas
equivocadas. Ese trance, el de dar el pésame, suele ser el más difícil; nunca encontramos las
palabras adecuadas, no podemos evitar esbozar una sonrisa completamente inoportuna, nos
es imposible hacer un halago del ausente y, como si fuera poco, ninguna lágrima se asoma a
nuestros ojos.

Más divertido aún es observar a otros que, como nosotros, están allí cumpliendo el ritual y,
al vernos solitarios en una esquina de la sala, se apresuran a darnos el pésame, asumiendo
que nuestra perplejidad es fruto del profundo dolor.

El aburrimiento empieza a crecer de manera incalculable; sin embargo, no podemos irnos


sin haber saludado a la única persona que, al vernos, validará nuestra presencia en el
evento. Después de dos tintos y otras tantas aromáticas, vemos aparecer a nuestro jefe,
secretaria o novio, y nos abalanzamos esperando que todo termine pronto, pero nuestras
esperanzas se van desvaneciendo en la medida en que comenzamos a escuchar los
recuerdos de infancia, las lamentaciones por lo no dicho o lo dicho, los elogios a quien
nunca debió partir; en fin, todos los lazos que empieza a anudar la memoria cuando ya no
está aquel que podría caer en su red.

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