Deadly Seduction (Deadliest Love #2) Holly Bloom
Deadly Seduction (Deadliest Love #2) Holly Bloom
Deadly Seduction (Deadliest Love #2) Holly Bloom
2
veremos afectados nosotros, sino también tu usuario.
Sinopsis ............................. 5 16..................................... 98
3
4 ...................................... 31 21................................... 121
40................................... 211
4
¿Y si completar una misión, significa romper tu corazón?
Mis órdenes son claras. Tengo tres días para recopilar información,
y luego matarlos a todos.
5
salvador. A pesar de que ha pasado el tiempo, nuestra química candente
no se ha desvanecido. Él promete que su pandilla puede mantenerme a
salvo, pero no saben que soy de quien necesitan protección.
Esa noche…
Abrir un ojo agota la poca energía que tengo. El mundo pasa
6
rápidamente. Bolas borrosas de color naranja aparecen y desenfocan,
cruzando mi visión como meteoritos disparando, dejando un rastro de
fuego detrás. ¿Me han secuestrado extraterrestres o son farolas? Mis
párpados están pesados, agobiados por el horror y el impacto de los
puños de Spencer.
7
Mi cabello cae sobre mi cara. Está cubierto de hojas, ramitas y tierra
de color marrón. Muevo mi brazo un par de centímetros, acariciando
una suave manta que está sobre mí, ahora húmeda por mis heridas
supurantes. Debajo, estoy desnuda.
Me estoy sofocando.
No puede…
La veo ahora.
Su risa fue más aterradora que sus palabras. La risa de alguien tan
retorcido que preferiría que muriera antes que vivir sin él.
Todo se desvanece...
Me despierto con una luz blanca y cruda. Quizás esta vez esté
realmente muerta. El dolor ha disminuido, pero siento que mis
extremidades ya no me pertenecen. Estoy en una cama de hospital, sólo
que no se parece a ningún otro hospital en el que haya estado antes. En
el pasillo no se quejan enfermeras, médicos ni pacientes ruidosos.
Levanto el brazo para ver mejor los tubos que entran en mis venas.
—Está bien. —Un extraño se inclina sobre mí. Su frente está marcada 9
por la preocupación—. Vas a estar bien.
—¿Estoy…
—¿Está despierta?
En la actualidad…
—Mi verdadero nombre es Daisy Penrose, y... —Sus ojos brillantes
13
se encuentran con los míos—. Estoy en protección de testigos.
Una lágrima se desliza por su mejilla. La limpio y veo los ojos de Seb
entrecerrarse en el espejo retrovisor como si quisiera arrancarle la
garganta a alguien. No puedo decidir si su ira está dirigida a mí o a quien
le causó dolor. Probablemente ambos.
—No tienes que decírnoslo ahora —le digo, envolviendo mi brazo
alrededor de su hombro para acercarla. Ella no se resiste y se acurruca
contra mi pecho. Ella encaja perfectamente—. Pero no tienes que
preocuparte. Nadie te hará daño cuando estés con nosotros. ¿Confías en
mí?
—Sí —susurra.
Las mejillas de Seb se ponen rojas. Que la mujer muerta de tus sueños
vuelva a la vida es tan impactante como descubrir que es la misteriosa
pelirroja que lo ha estado volviendo loco durante las últimas semanas.
Ahora mismo eso no importa. Está viva y no dejaré que le vuelva a pasar
nada.
Seb resopla y Callen abre la boca para tomar represalias, pero le lanzo
una mirada amenazadora para silenciarlo. Tiene que tener cuidado o
romperé mis propias reglas y le plantaré una bala en el pecho.
—Sabes que ellos ahora nos estarán buscando —dice Seb, tomando
una curva cerrada hacia nuestra calle.
—¿Quiénes son ellos? —pregunta Rose. Su rostro palidece cuando la
realidad se asimila—. ¿Están ustedes en la mafia o algo así? ¿En qué
diablos me has metido?
—¿Dónde estamos?
Lo ignoro.
Ella la toma y se desliza tras él, fascinada por su hechizo. ¿En qué
mal sueño me he encontrado? Mi mandíbula se aprieta. No puedo
escuchar lo que dicen más adelante y me apresuro a seguirlos con Callen.
Somos la tercera y cuarta ruedas. A Callen no le importa. Tararea y hace
girar su arma como si fuera un juguete.
Nuestra casa tiene tres pisos más para que ella explore. Ésta es
nuestra cocina y espacio habitable. El otro, nuestros dormitorios, y
finalmente, en el último piso, nuestra zona de entretenimiento con bar,
sala de juegos y arsenal de armas secretas. Es la primera vez que alguien
que no sea un Duque ha estado dentro de nuestra base.
Freddie trata a los Duques como a una familia, sólo que él también
tiene un lado despiadado. Nunca deja de pensar en formas en las que
podemos llevar a los Duques al siguiente nivel, pero Rose tiene toda su
atención. Él la mira con una pasión intensa y obsesiva, como si se
estuviera preparando para lanzarse delante de una bala por ella. Mi
chica.
—¿Otro?
20
Freddie comienza:
—¿Se supone que eso hace que matar gente esté bien? —sisea—. ¡La
mayoría de las empresas manejan la confrontación en una sala de juntas,
no con balas!
Ella se burla.
Auch. Sus palabras duelen, pero son ciertas. La verdad es que he sido
egoísta. Dejé de lado la violencia que nos rodeaba porque quería pasar
tiempo con ella. Tal vez fui ingenuo al pensar que mis dos vidas podrían
haber permanecido separadas, pero nunca esperé que chocaran de esta
manera.
—Sigue hablando.
—No es justo.
—Me quedé muerta por una razón —dice Rose. Ella esnifa y traga 23
con fuerza como si estuviera defendiéndose de las lágrimas. Ella no
quiere mostrar debilidad—. No tenía otra opción. Si te digo…
Alaric me dio órdenes explícitas. Tengo tres días para averiguar todo
lo que pueda sobre los Duques. Después de eso, están muertos. No
importa lo que creo saber sobre ellos o que tengan un historial impecable
de ofrecer orgasmos alucinantes... ¡No, deja esos deliciosos pensamientos
ahora mismo!
Pero antes de poder investigar sus negocios, tengo que hacer que
crean mi historia de portada. Hacer una actuación ganadora del Oscar.
Sollozo, dando la ilusión de luchar con mi compostura, y dejo que una
lágrima rebelde corra por mi mejilla. Hacerte llorar es fácil con suficiente
práctica. 25
Tendré que salir de esto hablando. Por una vez, sería bueno si él fuera
como otros hombres que nunca prestaron atención y sólo se preocupan
por meterse en mis bragas.
—El ex de Ivy —digo—. Era del tipo posesivo. Ella era artista y se
conocieron en la inauguración de una galería. Él prometió que la
ayudaría. Todo su romance fue un torbellino. Sólo duró unos meses y
ella lo dejó cuando descubrió qué clase de persona era. —Parpadeo para
contener las lágrimas—. Pero él no quería que ella se fuera.
—Como parte del trato, tuve que cortar todos los vínculos con mi
antigua vida —digo—. Un año después, el caso se vino abajo cuando
Matteo fue asesinado. Después de eso, dejé el país para empezar de
nuevo.
—Nunca quise mentir sobre quién era, ni sobre mi pasado —le digo
a Seb. Otra mentira. ¿Qué más se puede añadir a la larga lista? Mentir es
parte de mi trabajo. Así es como sobrevivo y me acerca a darle a Spencer
el castigo que se merece—. Pero hice una nueva vida. Incluso cambié mi
apariencia. —Hago una pausa para sacar mis lentes de contacto azules y
dejar claro el punto—. Nadie puede descubrir quién soy. ¿Qué pasaría si
uno de los amigos de Matteo descubriera que trabajé con la policía? Está
muerto, pero sus conexiones no…
—¿Tienes un perro?
30
Ivy
Jadeo.
—¿Pippy?
31
El cachorro de Daisy (bueno, ya no tan pequeño). Salta a mi regazo
y me lame las manos y las rodillas. Ella me reconoce.
—¿Cómo la encontraste?
—Hola, Pip —le digo, acariciándola en ese punto dulce detrás de sus
orejas—. Ya no eres tan pequeña.
—Yo tampoco, pero Bram sí. Todos están hechos por un artista
misterioso que recibe el sobrenombre de Raptor. Su trabajo es difícil de
encontrar. —Su sonrisa se desvanece y su mandíbula se aprieta con
determinación—. Puedes preguntarle más sobre esto cuando lo
encontremos.
—Ha sido un día largo —dice con voz grave—. Deberías descansar.
Se inclina. Al principio, creo (espero) que me va a besar. Un beso que
me hará ver fuegos artificiales mientras me tira y altera la ropa de cama
perfectamente planchada, pero no lo hace. Me planta un tierno beso en
la frente.
¿Por qué me atraen los hombres que son objetivos del Killers Club?
No me pueden gustar cuando tengo que matar después de encontrar la
información que necesito. Los Duques se han topado con un mundo que
no comprenden. Son poca cosa en comparación con la organización
global de Alaric. Disparar a Tweedledum ha iniciado una guerra que no
podrán terminar.
Pippy gime. Le acaricio la cabeza, pero ella se da vuelta.
—Vamos, no seas así —le digo—. Todo lo que estoy haciendo es por
ella.
Lo es, ¿no?
37
Callen
Seb no se ha movido desde que Freddie llevó a Rose arriba. Las tablas
del suelo crujen sobre nuestras cabezas.
La cabeza de Seb se gira para mirarme. Sus ojos arden de furia. Debe
ser difícil ser el segundo mejor todo el tiempo. Era el segundo mejor
después de su hermano. Segundo mejor después de Freddie. El segundo
mejor detrás de mí en el dormitorio.
Sacudo la cabeza.
Seb sonríe.
—Hijo de puta.
—Nadie caza sin mí. —La voz de Freddie llega bruscamente desde
la puerta—. Callen, nos vamos. Seb, tú te quedarás aquí.
—Pero…
—Así es, Seb —bromeo—. Quédate aquí y deja que los grandes
terminen el trabajo.
Seb
Freddy asiente.
—Agarra tu abrigo.
—¿Qué crees que voy a hacer? ¿Invitar al Killers Club a una fiesta de
té? —murmuro sarcásticamente—. No la perderé de vista hasta que esto
termine.
—¿Necesitan ustedes dos reservar una sesión de terapia de pareja? —
se burla Callen—. ¿O alguien la va a orinar para reclamar su territorio?
—Jódete —espeto.
Los dos salen y yo vuelvo al sofá para mirar televisión, pero no puedo
concentrarme. Mi mente está acelerada. ¿Qué está pensando Rose?
Joder. No puedo resistir más. Necesitamos hablar.
Subo las escaleras y estoy a punto de llamar a su puerta cuando me
congelo. Aparecen dudas. ¿Qué voy a decir? Está enojada conmigo por
mentir. ¿Quizás debería esperar hasta mañana? Estará en shock.
—Puedo explicar...
—¿Tienes ropa extra que pueda prestarme? Necesito algo más que
ponerme ahora que me mantienen prisionera aquí.
Rose resopla.
44
—¿Qué pasa con la ropa? —Señala su precioso vestido negro que
muestra sus redondas tetas y su culo—. No puedo dormir con esto.
—¿Ésta?
—¿No crees que es justo que sepa un poco más sobre los tipos que
me secuestraron?
—Esto funcionará.
Cierro la brecha entre nuestros cuerpos. Nunca pensé que ella podría
visitar mi casa, pero ahora está en mi habitación; no quiero que se vaya.
El espejo de cuerpo entero en la pared detrás de ella me ofrece una vista
increíble. La forma en que su cintura se hunde, sus caderas bien formadas
y su trasero abultado...
De repente, los labios de Seb chocan contra los míos con la fuerza de
un tsunami, casi derribándome y deteniendo mis cavilaciones.
48
—Yo…
—Ver a Freddie otra vez no cambia nada —digo. ¿Por qué dejas que
salgan estas palabras? ¡Contrólate, mujer!—. No voy a elegir a nadie.
Las cejas de Seb se arquean por la sorpresa.
Seb no es la persona que pensaba que era, pero puedo ser la Rose que
él quiere que sea por un poco más de tiempo. Me quito los tirantes y dejo
que mi vestido caiga hasta mis pies.
—No lo hagas —dice con firmeza. Sus dedos acarician las marcas
blancas levantadas mientras la furia se agita detrás de sus ojos—. ¿Matteo
te hizo esto?
Nos hace caminar hacia atrás hasta que caigo sobre su cama. Las
sábanas huelen a su loción para después del afeitado y a detergente en
polvo fresco. Apoya los codos a cada lado de mi cabeza y su peso cae
encima de mí.
—Estás tan mojada por mí, nena. —Los dedos de Seb se deslizan
sobre la parte delantera de mis bragas mientras mi raja se traga la fina
tela—. Voy a hacerte sentir tan bien que te olvidarás de todo lo demás,
¿está bien?
—Joder, sí —gime.
54
Callen
La verja de hierro gótica está cerrada con cadenas, pero eso no nos
mantendrá fuera. Salto del auto para tomar suministros de la cajuela y
corto las cadenas mientras Freddie permanece en el calor.
Aparte del brillo del horno ardiendo que está convirtiendo un cuerpo
en cenizas, no hay movimiento. Otros dos cuerpos yacían en el suelo,
suspendidos en estado de shock y con los ojos vidriosos. Sus bocas están
congeladas en un grito permanente. No esperaban que dos balas les
volaran el cerebro. Esta fue una ejecución.
59
Bram
Las llamas lamen los remanentes de las casas, destruyendo y quemando libros
escolares. Queman ropa que ondea con la brisa como carne asándose en una
barbacoa. Una comunidad sale de sus hogares, aterrorizada de ser la próxima, y
cae de rodillas cuando descubre lo que ha sucedido. Lo que he hecho.
—Sé que estás molesto por lo de Aaron —responde ella con fría
indiferencia. Ella actúa como si él hubiera perdido su chaqueta favorita,
no alguien que comparte su ADN—. Pero Ivy está con ellos. Nos
vengaremos, pero tenemos que esperar.
—Pero…
—Sin argumentos —interrumpe—. Es una orden. Ivy se encarga de
ello. Esta es su misión, no la tuya.
—Eso no es asunto tuyo —dice con desdén—. Sabes que no todos los
agentes permanecen en la sede.
—Los Duques van a pagar —se burla Tom. Aquí viene la típica
tontería machista. Espera hasta que Stephanie desaparezca y se inclina
para susurrar—: No estoy esperando a Ivy. Voy a matarlos mañana y
cuando termine, volveré aquí para matarte a ti.
Sonrío.
Asiente.
Me quedo boquiabierto.
—¿Qué…?
—Puedes agradecerle a Callen por la mañana —dice con
brusquedad—. Buenas noches, Seb.
—¿Y lo están?
Unos pasos suaves bajan las escaleras. Es ella. Los demás ya se han
ido. Seb fue a la mansión de Bexley en las primeras horas para
comprobar que todo estaba en orden, y Callen está siguiendo otra pista
sobre dónde comprar talio con la esperanza de que pueda llevarlo al
Killers Club.
Ella deja de caminar. ¿Sabe que estoy aquí solo? ¿Me está evitando?
—Buenos días —le digo, sin darle más opción que mirarme.
—¿Dormiste bien?
—¿Qué te gustaría?
Me doy vuelta. La luz del sol que se cuela a través de las persianas
hace que su camiseta blanca sea transparente, y trago saliva ante la visión
de sus areolas rosadas asomando a través de la tela.
—¿Sí?
—No lo has hecho —digo, sacando un cuchillo del cajón para untarle
mantequilla al pan. Mi violento raspado casi abre un agujero en el pan—
. Con quién te acuestas no es asunto mío.
No respondo.
¿Cómo puede decir eso tan casualmente? ¿Lo he entendido todo mal?
¿Son mis sentimientos algo que he inventado en mi cabeza? ¿Algo que
he convertido en ficción? ¡Seguir adelante ni siquiera era una opción!
73
¿Yo soy el problema? Lloré por una chica y por un futuro que pensé
que estaba perdido. Quizás no merezco encontrar la felicidad. Todos los
que amo mueren por mi culpa. Es una maldición.
—Freddie…
—Heterocromía —murmura.
El tiempo se detiene.
76
—No lo olvidaste.
—No —responde ella, poniendo sus manos sobre las mías—. Nunca
olvidé.
Ivy
Pone su dedo en mis labios. Los hombres tienen bolas azules, pero
¿cuál es la palabra equivalente para las mujeres? ¿Labios en la estacada?
Sea lo que sea, así es exactamente como me siento ahora mismo.
79
—He esperado cinco años —dice—. Cuando te folle por primera vez,
no será un rapidito en la cocina.
—¿Me deseas? —Él levanta una ceja con una sonrisa maliciosa—. ¿O
me necesitas?
—¿Qué pasa? —le grita Freddie. Callen me mira fijamente, sin saber
si continuar. Freddie golpea su pie con impaciencia—. ¿Bien? Escúpelo.
80
—Es Bexley —dice Callen—. Otro de sus hombres ha sido
encontrado muerto. Esta vez, no era alguien patrullando la mansión. Era
su contador.
—Lo último que lo vieron fue regresar a casa con una mujer —dice—
. Había algo encima de su cuerpo. Un loto.
—¿La flor?
Callen asiente.
81
Freddie
84
Entro.
—No soy el maldito mono de nadie. —Seb hace crujir sus nudillos
para dejar claro un punto—. Podría destruir todo lo que has construido
con una llamada telefónica.
—Fue visto por última vez con una mujer, ¿correcto? —pregunto—.
¿Dónde fue visto por última vez?
—Un restaurante no muy lejos de aquí —dice Spencer—. Pero el
circuito cerrado de televisión se descompuso esa noche. Algún tipo de
fallo técnico.
Intercambio una mirada con Seb. ¿Está pensando lo mismo que yo?
Esto no puede ser una coincidencia. Quienquiera que esté matando a los
hombres de Spencer está demostrando altos niveles de entrenamiento,
experiencia y recursos. Eso suena como otras personas que conocemos...
Seb mira por encima de mi hombro mientras lo abro y veo una cara
hinchada mirándome fijamente.
—¿Teorías? ¿Qué se supone que debo hacer con las teorías? —explota
Spencer. Se dirige a una cómoda y la abre para revelar frascos de pastillas
y paquetes de polvo. Tiene más productos que una farmacia—. ¿Qué
quieres que haga? ¿Esperar a que alguien me mate?
—Será mejor que así sea —responde, limpiándose los restos de sus
fosas nasales—. Mantenme informado.
Me pongo de pie.
Crecí en una gran casa, como la mansión de Spencer, con mis padres
y mi hermano mayor. Un hermano que sigue con diligencia el camino
que trazaron mis padres. Está casado, tiene un hijo y otro en camino.
Los otros Duques han creado negocios falsos, pero yo no. Debo
mantener cuidadosamente mi imagen y hacer malabarismos con mi vida
pública y privada. Es difícil lograr un equilibrio cuando a mi familia le
gusta pasearme como un pony de exhibición, esperando que cambie de
opinión y acepte mi destino.
89
—Bien —cedo, aceptando la llamada.
Ella llena sus días con galas y funciones benéficas, pero aun así se las
arregla para estar al tanto de lo que estoy haciendo. La prensa palaciega
se centra en los «principales miembros de la realeza», pero aún sigue de
cerca lo que está haciendo la familia en general. Harán cualquier cosa
para evitar un escándalo.
¿Sería ahora un buen momento para volarme los sesos con el arma
escondida en mi cintura? Pongo los ojos en blanco. Cada vez que hablo
con ella, me desvío y actúo como un adolescente malhumorado.
—Entonces vendrás este fin de semana, ¿no? —dice—. Este año hay
un baile de máscaras, ¿recuerdas?
Por mucho que odie la ocasión, tengo que ir. Estos grandes eventos
me ayudan a nutrir todas las conexiones que he estado construyendo.
91
—No debiste haberle prometido que iría —dice Freddie sin rodeos
mientras entro al auto.
Los puños de Freddie se aprietan. Eso fue antes de que supiera con
quién estaba saliendo. Todas las apuestas están canceladas ahora.
Ambos sabemos que a él le molesta algo más que el hecho de que ella
asista a una fiesta.
—Vete al infierno.
Me quedo boquiabierta.
—¿Qué es?
—No es eso. Son preciosos —insisto—. Pero todo esto debe haber
costado una fortuna.
—Seb cree que tendrás una ocasión —responde Freddie. Sus labios
se presionan formando una fina línea de desaprobación.
97
Ivy
Pasan las horas. Alguien tiene que darme un premio por ignorar
exitosamente a Callen cuando sorbe interminables tazas de té como la
aspiradora de los Teletubbies. Si lo corto, sangrará suficiente té como para
llenar cien teteras. 98
—¿Buscando algo?
Callen se ríe.
—Salimos.
Consulta su reloj. Sólo son las ocho, pero afuera ya está oscuro, así
que parece más tarde.
en lo cierto. Unos minutos más tarde, como estaba previsto, regresa para
comprobar que todavía estoy allí.
—Definitivamente.
Guardé los papeles con cuidado. No tengo mucho tiempo hasta que 101
Callen regrese y mi próxima parada es el último piso. Están ocultando
algo ahí arriba y necesito descubrir qué es.
Mis dedos exploran las paredes lisas y luego tropiezo con algo. ¿Una
palanca? ¿Un botón? Algo que no debería estar ahí. Lo golpeo y luego
retrocedo. Cuando lo hago, el panel trasero de la chimenea se mueve. Se
desliza y desaparece en el suelo para revelar otra puerta con un clic. No
hay manera de que ninguno de los chicos pueda pasar por ese espacio
cuando un hobbit tendría dificultades para encajar. Me levanto, vuelvo
a examinar la chimenea y noto unas pequeñas bisagras disfrazadas por
una planta trepadora en su lado izquierdo.
Toda la chimenea tiene la misma altura que mi hombro, y uso todas 102
mis fuerzas para alejarla de la pared y revelar el resto de la puerta. Es
más pequeña que una puerta estándar pero utilizable. Me topé con el
premio mayor. Esto es lo que he estado buscando.
Armas de todos los tamaños. Filas y filas de ellas. Los gabinetes con
ventanas crean pasillos en el medio de la habitación, donde se guardan
cuchillos y otros dispositivos. A la mayoría de las mujeres les entusiasma
ver exhibiciones en las joyerías, pero la colección de los Duques es
impresionante.
Abro un cajón para ver filas de balas. Tienen más municiones de las
que esperaba. No sé cómo alguien se salió con la suya al introducir tantas
armas de contrabando en la ciudad sin que Alaric lo supiera. Conoce a
todos los jugadores clave, por lo que los Duques deben tener conexiones
que él desconoce.
Daisy Penrose.
Vicent.
Callen.
—Mierda —murmuro.
Me quedo tranquila.
—¿Cómo me encontraste?
—¡No me importa el puto club! —Su garganta está ronca por la 105
Ahora veo por qué Alaric me hizo esperar para empezar a tachar
nombres de mi lista de objetivos y me envió al extranjero. Tweedledee
está ciego a la razón. Cuando tus sentimientos se desbocan, tus otros
sentidos se embotan. Alaric me encargó completar este trabajo. Una bala
perdida como él lo amenaza todo.
—Tienes que irte, Tom. —Utilizo su nombre real por primera vez...
bueno, lo que asumo es su nombre real. Nunca puedes estar seguro—. Si
el club descubre que estás aquí, habrá consecuencias.
107
Call
Las cajas de pizza me calientan las manos. Pedí dos grandes porque
no estoy dispuesto a compartir. Esperemos que a Rose le guste la salsa
extra picante porque disfrutaré viéndola jadear, tal como lo hizo ella
sobre mi pene. 108
Miro la hora. He estado fuera más tiempo del que esperaba. Desde
mi último intento de vigilancia interna, Freddie desactivó todas mis otras
cámaras ocultas. No quiere que vigilen a su princesa ni la pongan en
riesgo si alguien más encuentra las imágenes.
¡Oomph!
110
—Te vas a arrepentir de estar entre ellos y yo —amenaza, poniéndose
de pie tambaleándose.
Matar a otro agente va en contra del código del Killers Club, pero
Tom se ha descarrilado. Está más allá de la salvación. Incluso si saliera
de casa ahora, su lealtad quedaría en duda. Ha puesto en peligro una
misión y es un hombre muerto andante.
Me empuja detrás de él, así que cuando Seb y Freddie entran, ven a
Callen apuntando con el arma a la pared.
¿Qué escuchó Callen? ¿Cuánto tiempo estuvo allí parado? ¿Y por qué
carajo me está protegiendo?
113
Callen
—Sí, lo hiciste.
—Estás herida.
116
Abróchate el cinturón, ranúnculo. Sus amigos no podrán rastrearla
adónde vamos y cuando la tenga a solas, ella me dará las respuestas que
quiero... o tendré que sacárselas a la fuerza.
Freddie
—Positivo —responde.
Incluso si mi instinto me dice que algo anda mal, tengo que confiar
en su palabra.
118
—¿Dijo algo cuando entró?
—Me temo que sí. —No puedo ser demasiado cuidadoso después de
lo que pasó esta noche—. Lo pondremos en el coche.
—Un viaje por carretera será divertido —dice Seb para aligerar el
ambiente. Pippy cruza corriendo la habitación para saludarlo, pasando
junto al cadáver al que le falta la mitad de la cabeza. Toca los pies de
Seb—. ¿Ves? Al menos alguien está emocionado.
120
Ivy
Paso el dedo por el alféizar para remover una gruesa capa de polvo y
contemplo la ininterrumpida vista estrellada. No deben de venir a su casa
de seguridad con frecuencia. Por la ventana del dormitorio, un denso
bosque se extiende hasta donde puedo ver. Estamos en medio de la nada, 121
entre colinas, rodeados de bosques y campos cubiertos de maleza. Nadie
nos encontrará aquí.
Aprieto mis dientes para evitar que castañeen. Una ducha helada no
es mi forma favorita de pasar la noche, pero tenía que lavarme la sangre.
Encuentro un jumper entre la ropa que compró Freddie y lo ciño
alrededor de mi cuerpo para intentar entrar en calor. La casa lleva meses
sin calefacción y tampoco hay electricidad. Freddie intenta encender la
caldera dormida, y Seb encontró las velas para guiarnos.
Las viejas tablas del suelo suenan bajo mis pies cuando agarro el
candelabro y utilizo la llama parpadeante para iluminar el pequeño
rellano. Tres dormitorios adicionales y un baño compartido se
encuentran a partir de ahí. Hago una mueca ante la antiestética alfombra
verde esmeralda con un patrón de diamantes. Los setenta llamaron y
quieren recuperarla.
Miro dentro.
—¿Alguna suerte?
123
—¿Me reconoces? —Seb señala a un niño travieso sacando la
lengua—. Somos algunos de mis primos y yo.
—Nunca quise que pasara nada de esto, Rose —murmura Freddie. 124
Aprieto su mano.
—Freddie...
—Seb, nosotros...
—Bien.
—Sí.
128
Ivy
—Eres hermosa.
Al igual que Callen y Seb, Freddie está lleno de cicatrices, pero una
es especialmente desagradable. Atraviesa su costilla derecha y podría 130
haberlo desgarrado. Hago una pausa para acariciar su piel dorada.
¿Y si nunca hubiera subido al auto con ella esa noche? Podría haber
tomado el tren temprano al día siguiente después de quedarme en el hotel
con Freddie. ¿Daisy habría sobrevivido? ¿Spencer habría encontrado otra
forma de llegar hasta mí que no la implicara a ella, o en su lugar los
huesos de Freddie se estarían convirtiendo en polvo en un cementerio?
—No fue culpa tuya —le susurro, aunque eso no cambiará nada.
Siempre se culpará a sí mismo. Eso es lo que hacemos.
133
Freddie
—No volverás a sentir ese dolor —le prometo. Tomo su rostro entre
mis manos, miro sus ojos marrones y me pierdo, esperando que perciba
lo serio que hablo y hasta dónde llegaré por ella—. Porque, mientras yo
esté cerca, nunca estarás sola.
Se mueve en mi regazo y mi pene se endurece, incapaz de controlar
mis impulsos. ¿Qué puede hacer un hombre cuando tiene a una chica
preciosa encima de él? Su aliento cubre mi rostro y sus pechos llenos se
aprietan contra el mío, cerrando la brecha que nos separa. Nuestros
labios se rozan y los míos se separan para que su lengua se deslice en mi
boca. Entonces, me pierdo...
Engancho mis brazos debajo sus muslos para agarrarla por el trasero 135
y levantarla sin esfuerzo. La manta, que aún rodea sus hombros, cae.
—Eres perfecta.
—Me encanta cómo siento tus tetas en mis manos. Qué grandes y
suaves son —alabo, y luego le pellizco sus pezones—. Mira cómo están
rogando por mi atención. —Mi lengua se desliza por su superficie
puntiaguda y sus caderas se levantan—. Mm, eso les gusta.
Esboza una sonrisa que lo hace parecer cinco años más joven y añade
brillo a sus ojos ámbar, encendiéndolos.
—Pero...
—Bien —respondo.
—Tu tatuaje...
Rodeo su torso con las piernas para obligar a su pene a frotarse contra
mí. Su calor palpitante se impregna de mi humedad mientras lo beso con
un anhelo desesperado e intento olvidar todo lo demás, aparte de lo que
está ocurriendo en ese momento. Mis manos descienden por su
musculosa espalda hasta su redondo trasero, luego aprieto con fuerza.
Mío.
1
Margarita, en inglés es daisy, y hace referencia al nombre que ella le dio.
Espero que se burle más de mí, pero responde a mis exigencias con
una sola embestida. Se hunde dentro de mí, que me quedo sin aliento y
tengo miedo de dejarlo ir.
—Sí, justo así —gime—. Tu coño se siente increíble. ¿Estás lista para
el resto?
¿El resto? ¡Pensé que era todo él! Pero su tranquilidad me hace sentir
lista para el desafío. En respuesta, clavo mis uñas en su espalda y
balanceo mis caderas contra él.
Creo que...
—Sí, ángel. —Freddie asiente—. Vas a hacer que me venga tan fuerte
que no podré controlarme. Así de jodidamente bien te sientes.
—No puedo creer que esté aquí. —Suspiro, sin darme cuenta de que
hablo en voz alta mientras Freddie se aleja de mí.
144
Freddie
Ella duda.
—Ya te lo dije —le digo—. Cuando te tuve por primera vez, quise
saborear cada segundo. Eso es lo que voy a hacer.
Detrás de nosotros, cruje una tabla del suelo. Giro la cabeza y veo a
Seb de pie. Cuando nuestros ojos se cruzan, no se mueve. Lo vi follarse
a Rose en el vídeo de Callen. Ahora le ha tocado a él. Los muslos de
Rose se tensan al darse cuenta, esperando que nos peleemos por ella
como animales en una contienda por una pareja. Una parte de mí quiere
hacerlo, pero otra no quiere perderla haciéndola elegir entre nosotros.
—Ya no tienes que esconderte en las sombras, Sebastian —le digo.
No está engañando a nadie. Su tapadera está descubierta—. Puedes salir
ahora.
Seb se acerca con cautela, pero Rose no cierra las piernas. Seb aprieta
los puños. Está celoso, por supuesto, pero sus ojos están llenos de lujuria
al ver su cuerpo estirado.
146
La respiración de Rose se acelera bajo su mirada y sus pezones se
endurecen como si supieran que la está observando. Ella lo desea.
—No te cubras, ángel —le digo—. Seb quiere ver tu bonito coño
tanto como yo.
Pasó mi prueba. Rose no es una aventura casual para Seb. Ella es más
que eso. Se preocupa por ella tanto como yo. Un rubor rosado sube por
el pecho de Rose mientras se retuerce contra él. 148
—Tienes que quedarte quieta, ángel —le digo—. ¿De qué otra
manera Seb se comerá ese lindo coño y todo mi semen?
Esto no es como ser follada por Seb y Callen. Aquello fue un asunto
sucio y sórdido basado en la pura lujuria y atrapada en mi odio por el
cabrón escocés. No hay competencia entre Seb y Freddie. Trabajan como
un equipo. 149
—¿Por qué no la llenas con algo más que tus dedos? —sugiere
Freddie.
Seb mira hacia arriba para comprobar que su jefe no está bromeando.
¿En serio? Follarme delante de Freddie no es lo mismo que darse un
festín conmigo como si fuera su pudin favorito.
—Sí, así —gime Freddie. Lo miro, despacio, para que pueda ver
cómo su pene desaparece en mi boca. Quiero darle un espectáculo—.
Eres jodidamente buena chupando vergas.
—Le gusta que le digas lo buena chica que es —dice Seb. ¿Qué clase
de brujería es esta? ¿Cómo pueden las palabras de Freddie tener este
efecto en mí? Una perversión de sentirme alabada no era lo que esperaba
descubrir en esta misión, pero estoy aquí por ello—. Maldita sea, Rose,
tu coño me está apretando tan jodidamente fuerte. No podré aguantar
mucho más.
152
Sus palabras me catapultan al olvido. Me vengo con fuerza y rapidez
mientras Seb se folla mi agujero contraído. Sus embestidas me
enloquecen mientras el semen salado de Freddie cae a chorros en mi
garganta. Lucho por tragarlo todo, y mis mejillas se hinchan con su
semen como una ardilla almacenando nueces.
Fue increíble. Sin duda el mejor sexo de mi vida, pero una oscura
tormenta de emociones empieza a arremolinarse a mi alrededor. Azota
el aire como un huracán y araña mi piel, bajando por mi garganta,
153
sumiéndome en la oscuridad y recordándome que estoy viviendo una
mentira.
Agarro mi ropa y subo corriendo antes de que alguno de los dos tenga
tiempo de detenerme. Mi alegría eufórica se ha desvanecido y se ha
convertido en piedra.
—No lo eligieron antes —dice—. Tal vez hay algo que nos estamos
perdiendo sobre Ivy y Frederick James. Ella nunca nos lo mencionó.
—Mira esto.
Él sonríe.
Mientras tanto, lo único que puedo hacer es esperar que los Duques
estén vivos y que hayan descubierto el secreto de Ivy.
159
Callen
—¿Te han follado tan duro que no pueden ver quién eres de verdad?
—bromeo, notando su cabello desordenado.
—Debería.
—Pero no lo harás —le digo. Saco un cuchillo oculto de debajo de
mi manga y lo apunto a su garganta. Estamos en un punto muerto—. No
tienes que esconderte de mí. Vi la oscuridad en ti desde el momento en
que nos conocimos. Puedo ayudarte.
—¿Qué quieres?
—No me conoces.
—Pero lo haré... —Me abalanzo sobre ella y la agarro del cabello,
usándolo para acercar su rostro y poder mirar fijamente esos brillantes
infiernos marrones—. Y vas a hacer exactamente lo que te diga.
—Te odio.
Antes puse excusas para pasar la noche sola porque no podía elegir
entre Seb y Freddie, pero me arrepiento ahora que Callen anda suelto.
Doy vueltas en la cama. Una pierna fuera. Una pierna dentro. De
espaldas. De frente. ¿Cómo puedo dormir con Callen rondando por los 165
pasillos? No ha compartido mi secreto, ¿pero a qué precio?
Normalmente, tengo la ventaja, y odio estar a su merced.
—¿Interrumpo algo?
—Ya sabes cómo son mis padres —murmura Seb, y luego sonríe
disculpándose—. Será aburridísimo, pero si mis padres no me ven pronto
en una cita, intentarán casarme con alguien llamada Beatrice. —Pippy
se acurruca a los pies de Seb, gruñendo ante la mención del nombre de
Beatrice—. ¿Ves? Ni siquiera Pippy es una fan.
—No lo sé. —Me encojo de hombros, optando por actuar con calma,
a pesar de que mis dedos hormiguean por la emoción. Incluso si no fuera
imposible decir que no a la mirada esperanzada de Seb, dirigirse a una
mansión rural con una máscara es una oportunidad demasiado perfecta
para perderla. Los hombres de Spencer estarán allí y podría tachar otro
nombre de mi lista—. ¿Tienes la certeza de que es seguro? 167
Callen resopla.
168
—Así que me toca hacer de niñera otra vez.
Frunzo el ceño.
—No sé cuántas veces tengo que decir que no necesito una niñera.
—Juega limpio.
—¿Qué quieres?
—No me das la impresión de ser una mujer que siga las reglas. ¿Qué
te pasa? —Ladeo la cabeza—. ¿Tienes miedo?
Se acerca a la Harley.
172
Ivy
Lo fulmino con la mirada. Una mirada que suele ser lo último que
ven los hombres antes de morir.
No soy tan estúpida como para venir aquí sola y sin un arma. Llevo
un cuchillo, una aguja de tejer afilada y un par de tijeras para uñas, lo
que he encontrado en mi rápida búsqueda por la casa. Llevo uno en la
manga, otro en la cintura y las tijeras en el sujetador. Si intenta algo,
pincharé sus bolas sin dudarlo.
—¿Me has traído aquí para pelear? —me burlo—. ¿No crees que eso
atraerá el tipo equivocado de atención en el baile si la cita de Seb aparece
con moretones?
—Si eres tan buena como creo que eres, no será un problema.
Está jugando. Me ha traído aquí para algo más que una pelea y una
conversación sincera. Hay un zumbido ansioso en el aire. Reconozco su
excitada anticipación porque es similar a la mía.
Las alas de los cuervos revuelan arriba. Huyen de sus escondites, 175
—Hay algo que quiero que hagas por mí en la fiesta —dice Callen.
—¿Y crees que yo lo haría? —Me río—. ¿Por qué debería ayudarte?
—Haz esto por mí, y no llamaré a Freddie ahora mismo para decirle
quién eres en realidad —amenaza, sacando una pequeña caja del bolsillo
de su chaqueta—. Necesito que le entregues personalmente un regalo a
un invitado.
Se da golpecitos en la nariz.
—O yo podría matarte.
Mi corazón se acelera.
—Si lo único que quisiera fuera que entregaras un paquete por mí,
podríamos haber hablado en la cabaña —dice—. Hay algo más que
quiero... —Se me hace un nudo en la garganta cuando se lame los 177
labios—. A ti.
Callen
—Vamos —le digo. A cada paso que doy, ella retrocede con
cautela—. Quieres jugar. Sé que quieres. Veo cómo me miras.
Su hermosa mirada llena de odio hace que mi pene esté más duro que
nunca. Finalmente, encontré a una asesina entrenada a mi altura.
—Te odio.
180
Ivy
¡Jodidamente lo mataré!
—No me conoces.
—Sí, así es. —Su rostro se ilumina con una sonrisa maníaca—. A mi
princesa le gusta duro. —Toma un puñado de mi cabello y tira con 182
fuerza—. Ahora vas a dejar que te doble y te joda si quieres guardar tu
secreto. Quiero sentir el coño por el que Seb y Freddie están peleando,
apretar mi verga.
Hago lo que me pide. Tal vez porque una parte de mí quiere ser
castigada.
—¿Qué?
—Que te jodan.
—Que bueno que trajiste tijeras —me dice, me las quita de la mano
y me corta los hilos de mi tanga. La tela negra pasa zumbando, arrojada
a la maleza.
—Jódete, Callen.
Estoy cerca. Me odio por lo cerca que estoy. Una oleada de placer
me recorre y cierro los ojos con fuerza, mordiéndome el labio para
contenerlo, pero no puedo. Es tan intenso que me hace gritar y casi me
ciega. Mi coño lo agarra con tanta fuerza que temo que no pueda salir.
Rompí mi trato con Seb, pero eso es culpa de Callen. Rompe todas
las reglas.
186
Seb
Freddie sigue las reglas. Claro, hacemos lo que sea para conseguir
resultados para nuestros clientes, pero nunca traspasamos su intimidad.
188
Mantenemos los límites.
—¿Así que realmente la estás dejando ir? —le digo. Freddie aprieta
el volante. Suspiro—. No podemos evitar hablar de ella para siempre, ya
sabes.
Compartir a Rose con Callen fue impulsado por la lujuria, pero con
Freddie era más que eso. Significaba algo. Ambos nos preocupamos por
ella.
Se aclara la garganta.
189
Ivy
—Agárrate fuerte.
—¡Callen! —grito.
—Todo irá bien —murmura. Abre el botiquín para sacar los guantes
y me hace señas para que me acerque—. Ven aquí. Necesito que me
ayudes a mantenerla quieta. 191
Frunce el ceño.
Vuelve a la moto.
—¿Un cirujano?
193
Callen
—Callen...
—¿Qué? —gruño.
—¿Qué te pasó?
Me sigue, cerrando la puerta tras de sí, sin importarle que sus botas
embarradas dejen huellas sobre el suelo de madera.
Ella resopla.
—Salvaste la vida de ese ciervo —dice. Sí, debería haber dejado morir
a la cierva. Sería mejor que responder a sus preguntas y verla mirándome
así. Me deja un sabor amargo en la boca. No necesito su compasión—.
Finges que eres duro y que no te importa, pero sí te importa. Me doy
cuenta.
—¿Por qué? —me burlo—. ¿Más munición para dar a tus amigos del
club?
—Yo…
—Yo la maté —digo, haciendo que Rose retroceda. Tiene que saber
qué clase de monstruo soy—. Murió en la mesa de operaciones por mi
culpa.
196
Después de eso, mi carrera se vino abajo. No pude afrontarlo. Mi
matrimonio se vino abajo, y Margot se fue. Nunca nos amamos. Éramos
un matrimonio de conveniencia. Ella quería un esposo que la mantuviera
y que yo fuera cirujano le daba estatus. Ella felizmente pasó por alto mi
falta de fidelidad. Tilly fue la única persona que me ató a la realidad y
que me hizo creer que la vida podía mejorar. La única persona a la que
he amado... y mi amor es una puta maldición.
198
Seb
—¿Estás bien?
—¡No! —Mi voz es más ronca de lo normal. ¿Tenemos que salir? 200
Preferiría quedarme aquí y arrancarle ese vestido de sus irresistibles
curvas—. Estás... se ve... hermosa. Estás hermosa. Encajarás
perfectamente.
Le ofrezco mi brazo.
—Milady.
—Más o menos.
—¿A menudo tienes una cita para estas cosas? —pregunta mientras
nos alejamos.
familia.
Mantiene la boca cerrada. Tal vez ella ve eso como una bandera roja.
No la culparía. Conducimos por los estrechos caminos rurales, y Rose
no para de cambiar la radio, saltando de emisora en emisora.
—No tienes por qué estar nerviosa —la tranquilizo—. Estaré contigo
toda la noche. Podemos fingir que no hay nadie más.
—¿Nombre?
—¿Estás lista?
203
Asiente.
Seb suspira.
—Sólo mira a Ralph y lo bien que lo está haciendo. Deberías ser más
como tu hermano.
Frunce el ceño.
Seb resopla.
Nos abrimos paso entre la multitud hacia el calor del edificio. Los
asistentes son una mezcla de diferentes edades, pero tienen una cosa en
común. Las risas nasales resuenan por los pasillos del edificio como una
colmena de abejas borrachas.
—No creo que sea la atención de todos los hombres de lo que están
preocupadas —digo. Si sus juiciosas miradas de reojo fueran balas,
estaría muerta—. Parece que tienen sus ojos puestos en un hombre en
particular.
Seb gime.
—Viene alguien.
—Rose...
Los pasillos están quietos y son espeluznantes. Los ojos del cuadro
siguen todos mis movimientos mientras me dirijo a la biblioteca de
Spencer, el lugar ideal para comenzar mi búsqueda. Las viejas tablas del
suelo crujen bajo mis pies. Me detengo, pensando que escuché algo
moverse arriba, pero el ruido ha cesado. Lo descarto como el aullido del
viento afuera.
Es hora de irme.
—Es un placer.
Miro a mi alrededor.
Así que me vio entrar con Seb y también piensa que soy una
prostituta. ¿Cuántas mujeres salen realmente con estos hombres?
—Conozco un sitio.
—Ya me gustas.
Señalo el asiento.
—No tienes ni idea. —Paso la lengua por mis labios y rodeo sus ojos
con la corbata—. Podría enseñarte muchas cosas, Graham.
Mi boca se me seca.
219
Callen
—¿Qué?
¿Cómo es justo que pueda vivir una vida normal después de borrar a
mi bebé de la existencia? Tilly tenía toda la vida por delante. Él le
arrebató todo. Su primer día en la escuela, su primer novio, a quien le
habría pateado el trasero, ir a la universidad, conseguir un trabajo... Ese
despreciable monstruo le robó la vida y no enfrentó ninguna
consecuencia. Para él, ella era un animal atropellado.
Ahora todo lo que tengo que hacer es sentarme y esperar a que él abra
mi regalo especial. Podré ver cómo el cielo se ilumina. A Tilly siempre
le gustaba ver los fuegos artificiales conmigo. 222
Seb
¿Dónde está?
Mamá me hace señas con el dedo. Es demasiado tarde para fingir que
no la he visto. Desde fuera, proyectamos la ilusión de ser la familia
perfecta, pero somos tóxicos.
—No, me criaste para sonreír, saludar y fingir que todo está bien
cuando las verdaderas puñaladas por la espalda ocurren a puerta cerrada
—gruño, y luego veo a Rose al otro lado de la habitación—. Si me
disculpas, voy a buscar a mi cita.
—Esto es más grande que eso —insiste con firmeza—. Tienes que
irte.
Ya no te controla, Ive.
Eres una asesina despiadada que ha decapitado hombres por mucho menos.
—Puedo explicarlo...
227
Los sigo hasta una parte más tranquila del jardín, lejos del bullicio.
—Lo has visto, ¿verdad? —exige Stephanie—. Por eso estás aquí.
—Eso no cambia...
228
Seb
Voy a seguir a Rose, no queriendo dejarla sola por segunda vez esta
noche.
—Sebastian. —Se acerca Spencer como si intuyera que estoy a punto 229
de irme. Sus dedos se clavan en mi brazo para mantenerme en mi sitio.
Está pagando miles por nuestra protección—. ¿Por qué no te unes a mí
para tomar una copa?
—¡Una bomba!
—¡Están muertos!
Mientras Spencer corre en dirección opuesta a la llamarada que
amenaza con consumir la mansión, yo corro hacia ella.
230
Deadly Obsession
231
El Killers Club espera que sea una máquina de matar, pero volver a
la normalidad no será fácil. El tiempo que pasé con los Duques me dejó
confundida y necesito dejar a un lado cualquier sentimiento persistente
si quiero sobrevivir.
Mientras los tres hombres que he dejado atrás luchan contra sus
propios demonios internos, el destino me atrae hacia Bram Deveraux. El
musculoso nerd de la tecnología me salvó la vida hace años, y ahora es
mi prisionero.
Aunque Bram no puede hablar, su mirada soñadora se clava
directamente en mi alma. Quiere mostrarme la verdad, pero no estoy
segura de estar preparada para afrontarla. Los secretos pueden tener
consecuencias mortales...
Deadliest Love # 3
232
233