Subsidio Semana Biblica Sept 2021 v4
Subsidio Semana Biblica Sept 2021 v4
Subsidio Semana Biblica Sept 2021 v4
LA BIBLIA
2021
DEL 19 AL 26 DE SEPTIEMBRE
PRESENTACIÓN
Queridos hermanos y hermanas, siguiendo la espiritualidad que nos propone nuestro Plan
Diocesano de Pastoral para este mes de septiembre y en el contexto de nuestro inicio del
curso pastoral 2021-2022, hemos preparado estos materiales de la Semana de la Biblia
2021 para que puedan ser utilizados en familia en cada uno de los hogares de nuestra
comunidad parroquial.
Incluimos unas propuestas de entronización de la Biblia, una para ser realizada en familia
en los hogares, y otra para realizarse en las parroquias el domingo 19 de septiembre, con el
cual damos inicio a esta Semana de la Biblia.
Para los días lunes a miércoles, y el viernes, les ofrecemos reflexiones, oraciones,
cuestionamientos y tareas para realizar en familia, donde cada día gira en torno a un tema
para compartir con alegría:
• Lunes: Compartimos con alegría nuestro llamado a ser discípulos.
• Martes: Compartimos con alegría nuestra vocación al servicio.
• Miércoles: Compartimos con alegría la buena nueva del Evangelio.
• Viernes: Compartimos con alegría nuestra vida en comunidad.
Las reflexiones están pensadas para ser realizadas en los hogares, a sabiendas de que la
situación de pandemia que estamos viviendo no nos permite realizarla en los centros
pastorales o grupos de apostolado y servicio de nuestra comunidad (como hubiéramos
querido que se realice).
Los días lunes, miércoles y viernes también incluimos un canto con su traducción a la lengua
maya, y en nuestro canal de YouTube podrán encontrar los videos de estos cantos, a fin de
que puedan practicarlos en familia. Los invitamos a suscribirse al canal:
https://bit.ly/3DtbiF3
Les ofrecemos igual un subsidio de hora santa con contenido bíblico para ser utilizado en la
parroquia el día jueves.
Para el día sábado, hemos propuesto una lotería bíblica como actividad recreativa para
realizarse en familia. Se puede encontrar en el anexo al final de este documento, o bien
descargarla desde internet en el siguiente enlace: https://bit.ly/3ywVCwS
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El domingo, como clausura de la Semana de la Biblia, invitamos, en la medida de lo posible,
a que en cada una las misas dominicales de nuestras parroquias algún hermano o hermana
comparta su testimonio de cómo vivió la Semana de la Biblia con su familia.
Con un espíritu humilde y generoso, dejemos que Dios nos siga hablando a través de su
Palabra, y recuerda nuestro lema para este mes:
Síguenos en
https://www.facebook.com/AnimacionBiblicaArquiYuc/
https://www.youtube.com/channel/UC3sEIg2qKaUiZ5yvx1dO7JQ
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¿Por qué celebramos la Biblia en septiembre?
Durante todo el mes de septiembre, la Iglesia celebra el mes de la Santa Biblia y presta especial
atención a la Palabra de Dios contenida en las Sagradas Escrituras.
Para nosotros, los Cristianos Católicos, septiembre es el mes de la Biblia porque el día 30 de
septiembre es el día de San Jerónimo, el hombre que dedicó su vida al estudio y a la traducción de
la Biblia al latín.
San Jerónimo nació en Dalmacia, cerca del año 340 y murió en Belén el 30 de septiembre de 420.
San Jerónimo tradujo la Biblia del griego y el hebreo al latín.
La traducción al latín de la Biblia hecha por San Jerónimo, llamada la Vulgata (de vulgata editio,
"edición para el pueblo"), ha sido hasta la promulgación de la Neovulgata en 1979, el texto bíblico
oficial de la Iglesia católica romana.
La Nueva Evangelización nos exige este conocimiento de la Palabra para afrontar los nuevos
desafíos. En una realidad que cambia constantemente y es necesario sembrar en ella la semilla del
Evangelio, para que el mensaje de Jesús llegue a ser una interpretación válida, comprensible,
esperanzadora y relevante para la vida del hombre y de la mujer de hoy.
La intención, es que, durante este mes, en todas las comunidades cristianas o grupos familiares, se
desarrollen algunas actividades que nos permitan acercarnos mejor y con más provecho a la Palabra
de Dios.
La palabra de Dios se configura como alimento espiritual para la vida de todo cristiano. Los
mensajes, parábolas y vivencias contenidas en la Biblia nos permiten entender y comprender la gran
obra de salvación de Jesucristo.
Fuente: catholic.net
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DOMINGO 19 DE SEPTIEMBRE
ENTRONIZACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS EN LA PARROQUIA Y EN LA FAMILIA
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R. Cristo, ten piedad.
C. Tú que haces pasar de la muerte a la vida a los que escuchan tu Palabra: Señor ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
C. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve
a la vida eterna.
R. Amen
Se canta el Gloria y luego comienza la Liturgia de la Palabra more solito.
ENTRONIZACIÓN
Para la proclamación del Evangelio, se lleva procesionalmente el Evangeliario desde el altar
hasta el ambón, donde es incensado. Al final de la lectura del Evangelio, el ministro, después
de haber besado el texto sagrado, lo lleva procesionalmente al trono, donde viene colocado,
abierto e incensado.
Sigue la homilía y la Santa Misa more solito.
Se podría utilizar la siguiente oración de los fieles, modificándola según las necesidades de
la comunidad:
ORACIÓN DE LOS FIELES
C. Hermanos y hermanas, hemos escuchado la voz del Señor que nos habla a través de su
Palabra. Presentemos a Dios Padre nuestras intenciones, pidiéndole que nos ayude a acoger
en nosotros su Palabra y a compartirla con alegría.
Oremos juntos y digamos: ¡Abre, oh Padre, nuestros corazones!
1. Para que la Iglesia no se canse nunca de anunciar el Evangelio y llevar la Buena
Noticia especialmente a las periferias de la existencia humana. Roguemos al Señor.
2. Para que los Lectores, los Catequistas y los que difunden la Palabra de Dios en las
diversas comunidades se sientan llamados por ti a proclamar tu Reino entre la gente.
Roguemos al Señor.
3. Para que cada uno de nosotros acepte tu invitación a la conversión y, siguiendo su
propia vocación, viva con alegría el Evangelio. Roguemos al Señor.
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4. Señor, te pedimos por los trabajos de esta Semana de la Biblia que comienza, para
que tu palabra llene los corazones de los participantes de la alegría que deseamos
compartir, alegría de conocerte y servir a los demás.
5. Te pedimos por los que aún hoy no te conocen realmente, para que con estos
trabajos que se realizarán se inicie en ellos un camino de descubrimiento y de gozo.
6. Te pedimos por los organizadores de esta Semana de la Biblia, para que los guíes en
el esfuerzo de donarse a los demás y que, llenos de la alegría que da el compartir Tu
Palabra, sean fiel testimonio de tu mensaje.
7. También te pedimos por las necesidades particulares de cada participante, para que
sientan el consuelo que tu presencia significa en sus vidas, y se animen a estar
alegres durante las jornadas de trabajo, encuentro y reflexión.
C. Te abrimos nuestros corazones, oh Padre, para que vengas a habitar entre nosotros, tú
que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R. Amén.
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Rito de entronización de la Palabra de Dios en Familia
Después del Sínodo sobre la Palabra de Dios, se publicó la Exhortación Apostólica
Postsinodal Verbum Domini, donde se lee:
Del gran misterio nupcial, se desprende una imprescindible responsabilidad de los padres
respecto a sus hijos. En efecto, a la auténtica paternidad y maternidad corresponde la
comunicación y el testimonio del sentido de la vida en Cristo; mediante la fidelidad y la
unidad de la vida de familia, los esposos son los primeros anunciadores de la Palabra de Dios
ante sus propios hijos. La comunidad eclesial ha de sostenerles y ayudarles a fomentar la
oración en familia, la escucha de la Palabra y el conocimiento de la Biblia. Por eso, el Sínodo
desea que cada casa tenga su Biblia y la custodie de modo decoroso, de manera que se la
pueda leer y utilizar para la oración. Los sacerdotes, diáconos o laicos bien preparados
pueden proporcionar la ayuda necesaria para ello. El Sínodo ha encomendado también la
formación de pequeñas comunidades de familias, en las que se cultive la oración y la
meditación en común de pasajes adecuados de la Escritura.
Verbum Domini, 85
Durante la Semana de la Biblia, dentro del mes dedicado a las Sagradas Escrituras, toda la
familia se reúne en la propia casa, donde se coloca un altar de la Palabra de Dios. Se debe
disponer un pequeño lugar apropiado como altar de la Palabra. Puede ser una mesa, a la
cual se le coloca un mantel blanco y se realizará la entronización de la Palabra de la siguiente
forma:
En la medida de lo posible, los siguientes elementos los colocará un miembro diferente de
la familia, dejando que la Biblia sea colocada por el jefe de familia.
Uno de los miembros de la familia enciende una vela o cirio y dice:
- Colocamos esta vela encendida que nos recuerda que la Palabra de Dios es Luz que
ilumina nuestro camino en la fe, pero también nos recuerda que, así como arde esta
vela, nuestro corazón debe estar encendido en el fuego del Amor de Dios por el
contacto con Su Palabra.
Se entona el coro del canto “Tu Palabra me da vida” o uno similar (referencia:
https://youtu.be/O0BHWWG34EA)
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Otro de los miembros de la familia toma unas flores y dice:
- La belleza de estas flores que adornarán por un tiempo el altar, nos recuerda lo que
dice el profeta Isaias “La flor se marchita, se seca la hierba, pero la Palabra de
nuestro Dios permanece por siempre” (Is 40,8). Por tanto, estemos con el corazón
abierto a esa Palabra de nuestro Padre Dios que permanece para siempre.
Se entona el coro del canto “Tu Palabra me da vida” o uno similar (referencia:
https://youtu.be/O0BHWWG34EA)
Otro de los miembros de la familia toma una canastilla con pan y dice:
- El pan que colocamos en este altar a la Palabra de Dios nos recuerda que ella es
alimento para nuestra vida espiritual. En nuestra vida cristiana es fundamental ser
nutridos por la Palabra de Dios. Ya lo dijo Jesús, nuestro Señor, “No solo de pan vive
el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios”.
Finalmente, el jefe de familia toma la biblia, la abre y levanta en alto, mostrándola a la
familia, y luego la coloca en el altar mientras todos cantan “Tu Palabra me da vida” o un
canto similar (referencia: https://youtu.be/O0BHWWG34EA).
Al final todos dicen:
- Demos gracias a Dios.
Posteriormente, otra persona (se puede dividir el texto en varias personas) recita la
siguiente oración:
Ven, Espíritu Santo, dentro de mí, a mi corazón y mi mente.
Concédeme tu inteligencia, para que pueda conocer al Padre meditando la palabra del
Evangelio.
Concédeme tu amor, para que también hoy, impulsado por tu palabra, te busque en los
hechos y en las personas que he encontrado.
Concédeme tu sabiduría, para que sepa revivir y juzgar, a la luz de tu palabra, lo que he
vivido hoy.
Concédeme perseverancia, para que pueda penetrar pacientemente el mensaje de Dios en
el Evangelio.
Santo Tomás de Aquino.
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Todos responden:
- Amén.
Un miembro de la familia toma la Biblia, y desde ella comienza a leer el siguiente pasaje:
Mateo 13, 1-9. “Parábola del sembrador”.
Escuchad la palabra del Señor del Evangelio según San Mateo:
Aquel día salió Jesús de casa y se sentó junto al mar. Y acudió a él tanta gente que tuvo que
subirse a una barca; se sentó y toda la gente se quedó de pie en la orilla. Les habló muchas
cosas en parábolas: «Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, una parte cayó al borde del
camino; vinieron los pájaros y se la comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde
apenas tenía tierra, y como la tierra no era profunda brotó enseguida; pero en cuanto salió
el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. Otra cayó entre abrojos, que crecieron y la
ahogaron. Otra cayó en tierra buena y dio fruto: una, ciento; otra, sesenta; otra, treinta. El
que tenga oídos, que oiga».
Todos los miembros de la familia besan el Libro de la Sagrada Escritura.
Sigue un momento de silencio, de meditación sobre el texto que se acaba de escuchar y de
oración personal.
Luego una persona lee el siguiente comentario:
Jesús cuenta a una gran multitud la parábola —que todos conocemos bien— del sembrador,
que lanza la semilla en cuatro tipos diferentes de terreno. La Palabra de Dios, representada
por las semillas, no es una Palabra abstracta, sino que es Cristo mismo, el Verbo del Padre
que se ha encarnado en el vientre de María. Por lo tanto, acoger la Palabra de Dios quiere
decir acoger la persona de Cristo, el mismo Cristo.
Hay distintas maneras de recibir la Palabra de Dios. Podemos hacerlo como un camino,
donde en seguida vienen los pájaros y se comen las semillas. Esta sería la distracción, un
gran peligro de nuestro tiempo. Acosados por tantos chismorreos, por tantas ideologías,
por las continuas posibilidades de distraerse dentro y fuera de casa, se puede perder el
gusto del silencio, del recogimiento, del diálogo con el Señor, tanto como para correr el
riesgo de perder la fe, de no acoger la Palabra de Dios. Estamos viendo todo, distraídos por
todo, por las cosas mundanas.
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Otra posibilidad: podemos acoger la Palabra de Dios como un pedregal, con poca tierra. Allí
la semilla brota en seguida, pero también se seca pronto, porque no consigue echar raíces
en profundidad. Es la imagen de aquellos que acogen la Palabra de Dios con entusiasmo
momentáneo pero que permanece superficial, no asimila la Palabra de Dios. Y así, ante la
primera dificultad, pensemos en un sufrimiento, una turbación de la vida, esa fe todavía
débil se disuelve, como se seca la semilla que cae en medio de las piedras.
Podemos, también —una tercera posibilidad de la que Jesús habla en la parábola—, acoger
la Palabra de Dios como un terreno donde crecen arbustos espinosos. Y las espinas son el
engaño de la riqueza, del éxito, de las preocupaciones mundanas… Ahí la Palabra crece un
poco, pero se ahoga, no es fuerte, muere o no da fruto.
Finalmente —la cuarta posibilidad— podemos acogerla como el terreno bueno. Aquí, y
solamente aquí la semilla arraiga y da fruto. La semilla que cae en este terreno fértil
representa a aquellos que escuchan la Palabra, la acogen, la guardan en el corazón y la
ponen en práctica en la vida de cada día.
La parábola del sembrador es un poco la “madre” de todas las parábolas, porque habla de
la escucha de la Palabra. Nos recuerda que la Palabra de Dios es una semilla que en sí misma
es fecunda y eficaz; y Dios la esparce por todos lados con generosidad, sin importar el
desperdicio. ¡Así es el corazón de Dios! Cada uno de nosotros es un terreno sobre el que
cae la semilla de la Palabra, ¡sin excluir a nadie! La Palabra es dada a cada uno de nosotros.
Podemos preguntarnos: yo, ¿qué tipo de terreno soy? ¿Me parezco al camino, al pedregal,
al arbusto? Pero, si queremos, podemos convertirnos en terreno bueno, labrado y cultivado
con cuidado, para hacer madurar la semilla de la Palabra. Está ya presente en nuestro
corazón, pero hacerla fructificar depende de nosotros, depende de la acogida que
reservamos a esta semilla. A menudo estamos distraídos por demasiados intereses, por
demasiados reclamos, y es difícil distinguir, entre tantas voces y tantas palabras, la del
Señor, la única que hace libre. Por esto es importante acostumbrarse a escuchar la Palabra
de Dios, a leerla. Y vuelvo, una vez más, a ese consejo: llevad siempre con vosotros un
pequeño Evangelio, una edición de bolsillo del Evangelio, en el bolsillo, en el bolso… Y así,
leed cada día un fragmento, para que estéis acostumbrados a leer la Palabra de Dios, y
entender bien cuál es la semilla que Dios te ofrece, y pensar con qué tierra la recibo.
La Virgen María, modelo perfecto de tierra buena y fértil, nos ayude, con su oración, a
convertirnos en terreno disponible sin espinas ni piedras, para que podamos llevar buenos
frutos para nosotros y para nuestros hermanos.
Papa Francisco, Ángelus, 12 de julio de 2020
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Después del comentario todos recitan juntos la oración de Jesús:
- Padre nuestro…
Al final de la oración, la persona que ha encendido la vela coge la Biblia y hace la señal de la
cruz, bendiciendo a toda la familia con la Sagrada Escritura.
Se apaga la vela, diciendo:
- Quédate con nosotros, Señor, ahora y por los siglos de los siglos. Amén.
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LUNES 20 DE SEPTIEMBRE
COMPARTIMOS CON ALEGRÍA NUESTRO LLAMADO A SER DISCÍPULOS
(Mt 4,18-22 (Los haré pescadores de hombres)
Reunida la familia en torno al altar donde se encuentra la Biblia se inicia de la siguiente manera:
PAPÁ O MAMÁ: Querida familia, estamos celebrando la Semana de la Biblia, por eso hoy nos
reunimos en torno a la Biblia para orar y reflexionar la invitación que Jesús nos hace a todos nosotros
para que seamos sus discípulos, es decir, que nos decidamos a caminar detrás de Él como familia.
Vamos a escuchar atentamente la Palabra de Dios.
UN INTEGRANTE DE LA FAMILIA se dirige al altar que tienen preparado donde está la Biblia, la
toma y la abre en el pasaje de Mt 4,18-22 y dice:
El Evangelio de san Mateo nos narra la llamada de Jesús a los primeros discípulos inmediatamente
después del anuncio de la llegada del reino de Dios.
El pasaje que escuchamos nos presenta la pronta respuesta de los discípulos a la invitación de Jesús
para ir detrás de Él, es decir, para seguirlo y ser sus discípulos.
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eran entonces el grupo de apoyo más sólido desde el punto de vista social (los que carecían de una
familia carecían de honor y prestigio) y económico (la familia era la principal unidad de producción
y el grupo en el que se ejercía la mutua solidaridad). Al dejar su familia y su casa, aquellos discípulos
hicieron una opción muy radical: lo dejaron verdaderamente todo para seguir a Jesús (véase Mt 19,
27-29).
A estos discípulos, que escucharon sus palabras (Mt 5-7) y contemplaron sus signos (Mt 8-9), los
enviará después Jesús a difundir su mensaje y a realizar los mismos signos que él realizaba (Mt 10).
Esta misión se anticipa ya en el momento de su vocación con una imagen tomada del oficio que
desempeñaban antes de ser llamados por Jesús: serán pescadores de hombres.
Estos cuatro primeros discípulos representan a todo el grupo de los discípulos, que en este evangelio
tienen una importancia particular. Mateo ve en ellos a aquellos que históricamente acompañaron a
Jesús, y también al grupo de los que forman la comunidad cristiana. Es como si estos cuatro
representaran a los discípulos de todos los tiempos.
Papá o Mamá dirigen la siguiente reflexión con las siguientes preguntas procurando que los
integrantes de la familia puedan participar respondiéndolas.
1. Dios nos llama en medio de nuestras ocupaciones habituales, ¿Qué labor realizaban los
primeros discípulos? ¿era difícil?
2. ¿Con qué palabras llama Jesús a esos hombres? ¿Qué significado tienen? ¿cómo puedo
vivirlas al presente en medio de mi familia?
3. Así como los primeros discípulos ¿también yo puedo seguir a Jesús en medio de mi
comunidad? ¿Cómo?
4. ¿Estoy siguiendo a Jesús dando un testimonio alegre con mi vida, aún en esta pandemia?
Pon Señor en mis ojos miradas serenas que infundan confianza y serenidad.
Pon en mi boca las palabras adecuadas para orientar las acciones correctas, hablar de amor y
difundir tu mensaje, proclamar tu reino.
Pon en mi mente pensamientos rectos, limpios, justos, firmes, renovadores.
Pon en mis oídos la capacidad de escucha, y la actitud idónea para escuchar a cuantos me necesiten.
Pon en mis labios sonrisas auténticas y palabras prudentes que infundan paz, acogida, alegría y
optimismo.
Pon en mis manos las caricias más tiernas y el soporte más firme para quienes las demanden.
Pon en mi corazón los sentimientos más nobles y la capacidad de amar sin límites.
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Pon en mis pies la fuerza de caminar sin desfallecer, hasta hacer realidad las utopías que nos ayuden
a implantar tu reino en la tierra.
CANTO EN MAYA:
Papá o mamá: Como parte de la iglesia que peregrina en Yucatán, tratemos de cantar ahora en
lengua maya el canto: Tu Palabra me da vida.
Coro: Coro:
Tu palabra me da vida, A t'aane' ku ts’aik ten kuxtal,
Confío en ti, Señor ti tech in ts’aama’ in wóol,
Tu palabra es eterna mina’an u xúul a t’aano'ob,
En ella esperaré. ti leti kin pajtajil.
Dichoso el que con vida intachable Ki u yóol le máax tun uts’ u kuxtalo',
Camina en la ley del Señor ku xíimbatik u a’almaj t’aan xan
Dichoso el que guardando sus preceptos Yúumtsil,
Lo busca de todo corazón ki u yóol le máax ku ts’o’oks besik u
t’aano'ob,
Coro: Tu palabra me da vida… ku kaxtik yéetel tulakal u puk’si’ik’al.
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Papá o mamá: Para terminar nuestra reunión vamos a escoger alguna de las siguientes tareas para
que realicemos el día de mañana.
1) Armar un rompecabezas con la imagen de Jesús y escribir en él, actitudes buenas para practicar
en casa.
2) Armar una despensa y llevarla a alguna familia necesitada, sino conocemos alguna la podemos
llevar a nuestra parroquia o rectoría.
4) Compartir entre nuestros contactos que Dios nos espera en la misa dominical.
6) En alguna reunión familiar, testificar acerca de la gratitud que sentimos por todo lo que Jesús ha
hecho y continúa haciendo en mi vida. Que los niños escuchen cuánto ha hecho Jesús al darnos su
vida, qué se sacrificó por nosotros y valorarla en este momento que estamos viviendo.
7) Ofrecer una misa dominical por las familias de nuestra comunidad e invitar a alguna familia que
participó durante esta semana para que asista a la clausura.
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MARTES 21 DE SEPTIEMBRE
COMPARTIMOS CON ALEGRÍA NUESTRA VOCACIÓN AL SERVICIO
Jn 13, 1-17 (También ustedes deben lavarse los pies unos a otros)
Reunida la familia en torno al altar donde se encuentra la Biblia se inicia de la siguiente manera:
PAPÁ O MAMÁ: Querida familia, estamos celebrando la Semana de la Biblia, por eso hoy nos
reunimos en torno a la Biblia para orar y reflexionar la invitación que Jesús nos hace para que
seamos servidores unos a otros, es decir, que día a día nos ayudemos y tengamos una actitud de
servicio en nuestra familia.
Vamos a escuchar atentamente la Palabra de Dios.
UN INTEGRANTE DE LA FAMILIA se dirige al altar que tienen preparado donde está la Biblia, la
toma y la abre en el pasaje de Jn 13,1-17 y dice:
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PAPÁ O MAMÁ LE COMPARTEN A LA FAMILIA LO SIGUIENTE:
El evangelio de hoy, nos introduce a la meditación del misterio pascual del Señor (“Sabiendo Jesús
que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre”) con la certeza del amor que Jesús ha
tenido para con cada uno de nosotros: “Habiendo amado a los suyos, que estaban en el mundo”.
Este amor de Jesús tiene el toque distintivo de no tener límites: “Los amó hasta el extremo”.
Mientras que el lavatorio de los pies es para Jesús una señal de amor y servicio; para Pedro es una
humillación innecesaria del Maestro. Para la comunidad cristiana, el lavatorio de los pies, es ejemplo
de amor entendido como servicio humilde, servicio que brota de la condición de discípulo de aquél
que nos amó hasta el extremo.
La misión de Cristo tiene como objetivo crear un discipulado de amor entre los hombres. Esto ha
sido posible gracias al amor de Jesús por ellos. Con esta finalidad entregó él su vida. La purificación
de la que él habla, y que es fruto de su palabra, es limpieza de todo aquello que se oponga al amor.
“¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes?” Es la pregunta que debe resonar fuertemente
en nosotros y nos debe impulsar a fortalecer más nuestro amor a Jesús que nos invita a amar a
nuestros hermanos como él lo ha hecho con nosotros: “Lo que yo he hecho con ustedes, también
ustedes lo hagan”.
En este tiempo, en el que hemos seguido las indicaciones que se nos han dado de permanecer en
casa y guardar la sana distancia para cuidar nuestra salud y la salud de los demás, éste permanecer
en casa, se vuelve ocasión y oportunidad para amar a nuestro prójimo desde la intimidad de
nuestros hogares. Desde casa, “nuestra iglesia doméstica”, con nuestro servicio y ayuda mutua
podemos expresar que ahí comienza a realizarse el signo de lavarnos los pies los unos a los otros
como Jesús lo hizo. De amarnos hasta el extremo como Jesús lo hizo.
Papá o Mamá dirigen la siguiente reflexión con las siguientes preguntas procurando que los
integrantes de la familia puedan participar respondiéndolas.
Derrama Tu Espíritu Santo para que me inspiren estas palabras de las Sagradas Escrituras.
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Mueve en mi alma el deseo a renovar mi fe y profundizar en mi relación con tu Hijo, nuestro Señor
Jesucristo, para que pueda verdaderamente creer y vivir la Buena Nueva.
Abre mi corazón para que pueda oír el Evangelio y dame confianza para proclamar la Buena Nueva
a los demás.
Derrama Tu Espíritu para que me fortalezca y así pueda ser testigo del Evangelio en mi vida diaria
por medio de mis palabras y acciones.
Que en los momentos de dudas recuerde:
Si no yo, entonces ¿quién proclamará el Evangelio?
Si no es ahora, entonces ¿cuándo se proclamará el Evangelio?
Si no proclamo la verdad del Evangelio, entonces, ¿qué proclamaré?
Dios, nuestro Padre, te ruego que, por medio del Espíritu Santo, pueda oír el llamado a la Nueva
Evangelización para profundizar en mi fe, crecer en la confianza para poder proclamar el Evangelio,
y ser testigo valiente de la gracia salvadora de tu Hijo, Jesucristo, quien vive y reina contigo, en la
unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén
Papá o mamá: Para terminar nuestra reunión vamos a escoger alguna de las siguientes tareas para
que realicemos el día de mañana.
1) Armar un rompecabezas con la imagen de Jesús y escribir en él, actitudes buenas para practicar
en casa.
2) Armar una despensa y llevarla a alguna familia necesitada, sino conocemos alguna la podemos
llevar a nuestra parroquia o rectoría.
4) Compartir entre nuestros contactos que Dios nos espera en la misa dominical.
6) En alguna reunión familiar, testificar acerca de la gratitud que sentimos por todo lo que Jesús ha
hecho y continúa haciendo en mi vida. Que los niños escuchen cuánto ha hecho Jesús al darnos su
vida, qué se sacrificó por nosotros y valorarla en este momento que estamos viviendo.
7) Ofrecer una misa dominical por las familias de nuestra comunidad e invitar a alguna familia que
participó durante esta semana para que asista a la clausura.
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MIÉRCOLES 22 DE SEPTIEMBRE
COMPARTIMOS CON ALEGRÍA LA BUENA NUEVA DEL EVANGELIO
Mc 16, 9-18 (Vayan por todo el mundo y proclamen la Buena Noticia)
Reunida la familia en torno al altar donde se encuentra la Biblia se inicia de la siguiente manera:
PAPÁ O MAMÁ: Querida familia, estamos celebrando la Semana de la Biblia, por eso hoy nos
reunimos en torno a la Biblia para orar y reflexionar la invitación que Jesús nos hace para que
compartamos nuestra fe y comuniquemos la alegría de vivir el Evangelio de Cristo.
Vamos a escuchar atentamente la Palabra de Dios.
UN INTEGRANTE DE LA FAMILIA se dirige al altar que tienen preparado donde está la Biblia, la
toma y la abre en el pasaje de Mc 16, 9-18 y dice:
En el evangelio que escuchamos nos habla de tres apariciones de Jesús resucitado: a María
Magdalena, a los dos de Emaús y a los once.
En la tercera aparición de este fragmento del evangelio, Jesús resucitado se les aparece a sus
apóstoles. El evangelio de Marcos nos habla de los once.
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Vemos que la situación previa que vivían los discípulos es de abatimiento. La actitud posterior es la
de una incredulidad obstinada, como nos la presenta el evangelio de Marcos. De las lágrimas fáciles
pasan pues, a la dureza de corazón. No puede hablarse, ciertamente, de progreso. Incapaces de
seguir a Jesús hasta el Calvario, se refugian en el llanto. Incapaces de respetar su cita con el
resucitado, se cierran en la incredulidad. En un caso y en otro se niegan a moverse. Es el anti-
seguimiento a Jesús, su maestro. Parece como si el rechazo de la cruz llevara también al rechazo de
los compromisos derivados de la resurrección.
Sólo el reproche de Cristo y la misión que se les encomienda les hará salir de su letargo. Esta misión
es la de proclamar el evangelio a toda criatura, un evangelio que obliga a tomar postura, que se
convierte ineludiblemente en juicio de salvación o de condenación y que ya desde ahora manifiesta
su eficacia en quien lo acoge con fe.
Jesús también nos invita a nosotros a salir de la comodidad de nuestros hogares y proclamar nuestra
experiencia de encontrarnos con él, que está vivo entre nosotros. Nuestra condición de discípulos,
nos impulsa a comunicar la Buena Nueva del Evangelio.
Esta Semana de la Biblia que estamos haciendo en casa, el día de hoy, se debe transformar en un
compromiso para comunicar la buena nueva del evangelio a los demás. Iniciando la evangelización
en casa podemos llegar a los demás como Jesús nos pide.
Papá o Mamá dirigen la siguiente reflexión con las siguientes preguntas procurando que los
integrantes de la familia puedan participar respondiéndolas.
ORACIÓN MISIONERA
Señor Jesús, que diste tu vida por nuestra salvación, ayúdanos a continuar construyendo tu Reino
de paz, justicia y amor en toda la extensión de nuestra patria.
Infunde en el corazón de todos los cristianos el deseo de transmitir tu Palabra y de testimoniarla
con una vida semejante a la tuya.
Cultiva en el corazón de los jóvenes el sublime ideal de entregarse al servicio de los demás.
Sostén el ánimo de aquellos que, abandonándolo todo, cumplen tu mandato de ir por el mundo
anunciando la Buena Nueva.
Crea en mí un corazón misionero. Amén.
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CANTO EN MAYA:
Papá o mamá: Como parte de la iglesia que peregrina en Yucatán, tratemos de cantar ahora en
lengua maya el canto: El Señor es mi luz.
Una cosa pido al Señor: Jun p’eel ba’al kin k’aatik ti Yúumtsil,
«habitar por siempre en su casa; in kuxtal máantats’ k’in ti u najil,
gozar de la dulzura del Señor, un ki óolte u yabila' Yúumtsil,
contemplando su templo santo». tin paktik u kili’ich k’ulnaj.
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Papá o mamá: Para terminar nuestra reunión vamos a escoger alguna de las siguientes tareas para
que realicemos el día de mañana.
1) Armar un rompecabezas con la imagen de Jesús y escribir en él, actitudes buenas para practicar
en casa.
2) Armar una despensa y llevarla a alguna familia necesitada, sino conocemos alguna la podemos
llevar a nuestra parroquia o rectoría.
4) Compartir entre nuestros contactos que Dios nos espera en la misa dominical.
6) En alguna reunión familiar, testificar acerca de la gratitud que sentimos por todo lo que Jesús ha
hecho y continúa haciendo en mi vida. Que los niños escuchen cuánto ha hecho Jesús al darnos su
vida, qué se sacrificó por nosotros y valorarla en este momento que estamos viviendo.
7) Ofrecer una misa dominical por las familias de nuestra comunidad e invitar a alguna familia que
participó durante esta semana para que asista a la clausura.
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JUEVES 23 DE SEPTIEMBRE
HORA SANTA EN LA PARROQUIA
MONICIÓN INICIAL:
El Papa Juan Pablo II expresó así en su encíclica Ecclesia de Eucharistia: “Es hermoso estar con Él y,
reclinados sobre su pecho como el discípulo predilecto, palpar el amor infinito de su corazón. Si el
cristianismo ha de distinguirse en nuestro tiempo sobre todo por el “arte de la oración”, ¿cómo no
sentir una renovada necesidad de estar largos ratos en conversación espiritual, en adoración
silenciosa, en actitud de amor, ante Cristo presente en el Santísimo Sacramento?”. Por ello en esta
semana que nuestra Arquidiócesis ha dedicado para profundizar y promover la Palabra de Dios, nos
reunimos a hacer adoración al santísimo sacramento para agradecer que podemos consultar su
mensaje escrito y disponible en la Sagrada Biblia. Nos ponemos de rodillas para adorar a nuestro
Señor.
MONICIÓN:
Hagamos silencio para hacer conciencia del dichoso momento en que estamos, para que nuestra
adoración sea desde lo más íntimo de nuestro corazón. Que este silencio nos ayude a conectarnos
a la oración y que nuestros ruidos se apacigüen.
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Dichoso el que, con vida intachable,
camina en la ley del Señor.
Dichoso el que, guardando sus preceptos,
lo busca de todo corazón.
ESTRIBILLO.
SILENCIO:
Contemplemos la Eucaristía en silencio, él es la palabra de Dios, es la Palabra viva de Dios.
Guardemos silencio y adorémoslo desde lo íntimo de nuestro corazón.
ACTO DE CONTRICIÓN
(todos realizan la siguiente Oración de acto de constricción):
Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y
me pesa de todo corazón, porque con ellos he ofendido a un Dios tan bueno. Propongo firmemente
no volver a pecar y confío que por tu infinita misericordia me has de conceder el perdón de mis
culpas y me has de llevar a la vida eterna. Amén.
Oremos:
(Esta oración la realiza el sacerdote o ministro ordenado en caso parroquial)
Dios todopoderoso y eterno, en Cristo tu Hijo has mostrado tu gloria al mundo. Guía el trabajo de
tu Iglesia: Ayúdanos a proclamar tu nombre, a perseverar en la fe y llevar la salvación a todas las
personas. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amen.
Mira, Oh Jerusalén
La ciudad restaurada
Ahí las tribus de Yavé
25
Son una en él Señor
Señor Jesús abre mis ojos y mis oídos a tu palabra. Que lea y escuche yo tu voz y medite tus
enseñanzas, despierta mi alma y mi inteligencia para que tu palabra penetre en mi corazón y pueda
yo saborearla y comprenderla.
Dame una gran fe en ti para que tus palabras sean para mí otras tantas luces que me guíen hacia ti
por el camino de la justicia y de la verdad.
Habla señor que yo te escucho y deseo poner en práctica tu doctrina, porque tus palabras son para
mí, vida, gozo, paz y felicidad.
Háblame Señor tu eres mi Señor y mi maestro y no escucharé a nadie sino a ti. Amén.
LECTURA BÍBLICA: (se proclama desde la Biblia colocada al costado del altar, Lc 1, 16-21)
16
Llegó a Nazaret, donde se había criado, y según su costumbre entró en la sinagoga el sábado y se
levantó para leer. 17 Entonces le entregaron el libro del profeta Isaías y, abriendo el libro, encontró
el lugar donde estaba escrito: 18 El Espíritu del Señor está sobre mí, por lo cual me ha ungido para
evangelizar a los pobres, me ha enviado para anunciar la redención a los cautivos y devolver la vista
a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos 19 y para promulgar el año de gracia del Señor.
20
Y enrollando el libro se lo devolvió al ministro y se sentó. Todos en la sinagoga tenían los ojos fijos
en él. 21 Y comenzó a decirles: —Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír. Palabra de
Dios, te alabamos Señor.
Gracias, Señor, por tu Palabra que hemos escuchado. Ayúdanos a comprender cuál es la respuesta
adecuada a lo que Tú hablas dentro de nosotros. Señor, da siempre tu Palabra cotidiana. Ella es
26
como el pan: sacia y a la vez provoca más hambre de Ti. Ella es como el agua: riega, refresca,
fecunda, limpia. Ella es como la Luz: ahuyenta las tinieblas del error y del pecado, e ilumina los ojos
del alma para ver mejor nuestra vida. Ella es como una voz misteriosa y penetrante: cuestiona y
responde, alegra y fortalece. Ella es como espada de doble filo: penetra en el íntimo del ser, hiere y
sana, angustia y libera, inquieta y trae paz. No nos hagas faltar nunca, Señor, el pan cotidiano de tu
Palabra. Amén.
En este texto se relata inicio de la vida pública de Jesús, esto en Galilea. El centro del mensaje no
está tanto la predicación del Reino de Dios, sino la Persona misma de Jesús. Que es, movido por el
Espíritu: el Espíritu Santo, que intervino activamente en su nacimiento y en los episodios de su
infancia, es ahora quien gobierna su actividad: tras descender sobre Él en el Bautismo (3,22), le
conduce al desierto (4,1) y le impulsa a la misión por Galilea (v. 14), porque la humanidad de Cristo
está íntimamente unido a su divinidad, y por eso Cristo se mueve según el impulso de la divinidad.
En el episodio de los vv. 16-20 se presupone el esquema del culto sinagogal de su tiempo. En el
sábado, día de descanso y oración para los judíos (Ex 20,8-11), se reunían para instruirse en la
Sagrada Escritura. Comenzaba la sesión recitando juntos la Shemá, resumen de los preceptos del
Señor, y las dieciocho bendiciones. Después se leía un pasaje del libro de la Ley —el Pentateuco— y
otro de los Profetas. El presidente invitaba a alguien de los allí presentes a dirigir la palabra. A veces
se levantaba alguno voluntariamente para cumplir el encargo. Así debió de ocurrir en esta ocasión.
Jesús busca la oportunidad de instruir al pueblo (v. 16), y lo mismo harán después los Apóstoles (cfr
Hch 13,5.15.42.44; 14,1; etc.). La reunión terminaba con la bendición sacerdotal (cfr Nm 6,22ss.),
recitada por el presidente o un sacerdote si lo había, a la que todos respondían: «Amén».
Jesús lee el pasaje de Isaías 61,1-2, donde el profeta anuncia la llegada del Señor que librará al
pueblo de sus aflicciones. Por tanto, hay dos noticias en el pasaje: la salvación que obrará Dios con
su pueblo, y el hombre elegido, ungido, por el Señor para llevarla a cabo. Jesús enseña que ambas
se cumplen en Él. Por una parte, porque con sus «hechos y palabras, Cristo hace presente al Padre
entre los hombres» (Juan Pablo II, Dives in misericordia, n. 3). Por otra parte, porque al decir que la
profecía se cumple en Él (v. 21), enseña que el mensaje de salvación no es otra cosa que Él mismo.
Este texto nos enseña que Jesús fue ungido por el Espíritu, para proclamar su buena noticia, la
noticia que envía Dios Padre, es Jesús ese mensaje, es Él la Palabra del Padre. Los apóstoles después
de la ascensión de Jesús a los cielos, anunciaron de viva voz el mensaje de Cristo, a sus oyentes les
narraban lo que decía y hacía su maestro, la evangelización era y es narrar quien es Jesús y sobre
todo la experiencia personal y comunitaria que se tuvo y se tiene de Jesús vivo, resucitado. Gracias
al Espíritu Santo que inspiró a los evangelistas tenemos por escrito la experiencia de Jesús que
camino, predicó y murió por nosotros. En los otros libros de la Biblia tenemos la experiencia de las
primeras comunidades, textos inspirados que hoy podemos leer y evangelizarnos.
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Este texto nos recuerda que con nuestro bautismo todos tenemos el mismo espíritu de Jesús, todos
fuimos ungido para seguir predicando la palabra de Dios, es el mismo espíritu, quien sigue moviendo
la Iglesia, en esta hora santa agradecemos que aún podemos proclamar la Palabra, como Jesús hizo,
además tenemos la riqueza de la Eucaristía comida celestial, es decir comemos lo que predicamos,
y para no errar, el Espíritu inspiró el texto Sagrado para seguir en comunión con la predicación
apostólica.
CANTO: Entonemos este canto que nos recuerdo nuestro encuentro personal con Jesús: Tú Has
Venido a La Orilla (Pescador de Hombres)
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ORACIÓN PARA DAR GRACIAS
Señor, te damos gracias porque nos reúnes una vez más en tu presencia. Señor, tú nos pones frente
a Tu Palabra, ayúdanos a acercarnos a ella con reverencia, con atención, con humildad. Envíanos tu
espíritu para que podamos acogerla con verdad, con sencillez, para que ella transforme nuestra
vida. Que tu Palabra penetre en nosotros como espada de dos filos; que nuestro corazón esté
abierto, como el de María, madre tuya y madre nuestra. Y como en ella la Palabra se hizo carne,
también en nosotros esta Palabra tuya se transforme en obras de vida según tu voluntad. Amén
SILENCIO
Guardamos silencio y recordemos los momentos que hemos leído, estudiado la Biblia, y sobre todo
recodemos las citas bíblicas que nos han ayudado en nuestra vida de fe. (Este momento de silencio
se rompe con un padre nuestro y Ave María pidiendo por la Arquidiócesis que celebra la semana de
la Biblia.)
Jesús, María y José en vosotros contemplamos el esplendor del verdadero amor, a vosotros,
confiados, nos dirigimos. Santa Familia de Nazaret, haz también de nuestras familias lugar de
comunión y cenáculo de oración, auténticas escuelas del Evangelio y pequeñas iglesias domésticas.
Santa Familia de Nazaret, que nunca más haya en las familias episodios de violencia, de cerrazón y
división; que quien haya sido herido o escandalizado sea pronto consolado y curado. Santa Familia
de Nazaret, haz tomar conciencia a todos del carácter sagrado e inviolable de la familia, de su belleza
en el proyecto de Dios. Jesús, María y José, escuchad, acoged nuestra súplica. Amén. Todos rezan
un Ave María
CANTO: entonamos este canto que nos recuerda que el fruto de un buen estudio y oración con la
Sagrada Escritura es el amor, amar como Jesús.
Cristo Te Necesita
Cristo te necesita para amar, para amar
Cristo te necesita para amar
Cristo te necesita para amar, para amar
Cristo te necesita para amar
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Al que sufre y al triste, dale amor, dale amor
Al humilde y al pobre, dale amor
PRECES
Hermanos pongámonos de pie y oremos a nuestro Dios, pidiendo por las necesidades de nuestra
Arquidiócesis, unamos de igual manera nuestras intenciones, respondiendo: Por tu palabra Señor,
escúchanos.
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Por las familias: Señor te pedimos para que te hagas presente en ellas y seas su señor y salvador,
derrama tu amor para que sepamos dialogar, entendernos, ayudarnos y acompañarnos para
sostenernos en el duro caminar de la vida. Que en cada hogar halla amor, perdón, sabiduría y
comprensión, fruto de la lectura y meditación de la Biblia. Que tu señor seas la luz en cada familia y
que podamos unirnos para orar y pedir por cada una de nuestras necesidades y también agradecerte
por todo lo que nos das día a día. Oremos: Por tu palabra Señor, escúchanos.
Por los hijos, herederos de la fe: Señor, te encomendamos nuestros hijos, que son los herederos de
nuestra fe. Ayúdalos para que reciban esta herencia con un corazón dispuesto. Que siempre tengan
la sagrada Escritura como el mejor instrumento de crecimiento, y que vean en nosotros el mejor
ejemplo de cercanía a la Biblia. Oremos: Por tu palabra Señor, escúchanos.
Por los abuelos, padres y sacerdotes trasmisores de la fe: Señor, te pedimos por los padres, abuelos
y sacerdotes, para que al igual que el anciano Simeón se dejen guiar por tu Santo Espíritu, en la
importante tarea de la transmisión de la fe a las familias. Oremos: Por tu palabra Señor, escúchanos.
Por los oprimidos, la pobreza y la economía de las familias: Te pedimos Señor por las familias de
Yucatán y del mundo entero, que en estos momentos están pasando diferentes necesidades.
Restaura Señor en cada una de ellas su economía, para que en tus fuerzas señor logremos salir
adelante, con mucha fe y obedientes a ti, como José y María fueron obedientes a tu palabra Oremos:
Por tu palabra Señor, escúchanos.
Por la enseñanza de la palabra de Dios: te pedimos por esta semana de oración y promoción de la
sagrada Escritura, para que todas las familias de nuestra Arquidiócesis, mediten y profundicen la
Biblia con mucha fe. Oremos: Por tu palabra Señor, escúchanos.
Por la salud y que termine esta pandemia que afecta al mundo entero: Por la salud del mundo entero
y la liberación de esta pandemia covid 19, heredando una buena salud física y espiritual a toda la
humanidad. Oremos: Por tu palabra Señor, escúchanos.
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ORACIÓN FINAL
Virgen María, que nos llenas en todo momento, de tu gracia y amor, guíanos de ahora en adelante,
en cada paso del camino, ilumina a quienes están en esta hora santa, y a sus familias, para que nunca
se aparten de tu gracia, de tu amor infinito, y de tus extensas bendiciones. Haznos parte del plan
del Señor, y danos tu ayuda en esta clausura de nuestra reunión. Te lo pedimos María. Amén.
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VIERNES 24 DE SEPTIEMBRE
COMPARTIMOS CON ALEGRÍA NUESTRA VIDA EN COMUNIDAD
Hch 2, 42-47 (Todos los creyentes vivían unidos)
Reunida la familia en torno al altar donde se encuentra la Biblia se inicia de la siguiente manera:
PAPÁ O MAMÁ: Querida familia, estamos celebrando la Semana de la Biblia, por eso hoy nos
reunimos en torno a la Biblia para orar y reflexionar la invitación que Jesús nos hace para que
compartamos nuestra fe cuando oramos en comunidad y que generosamente nos ayudemos los
unos a los otros, a ejemplo del ideal de los primeros cristianos.
Vamos a escuchar atentamente la Palabra de Dios.
UN INTEGRANTE DE LA FAMILIA se dirige al altar que tienen preparado donde está la Biblia, la
toma y la abre en el pasaje de Hch 2, 42-47 y dice:
El acontecimiento de Pentecostés adquiere proyección eclesial en este texto que hemos escuchado
(“sumario”), y cobra un carácter normativo al describir los rasgos característicos y esenciales de la
vida de la iglesia naciente.
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Naturalmente este texto del libro de los Hechos de los Apóstoles (“sumario”) no es ni quiere ser una
historia de la primera comunidad cristiana de Jerusalén, aunque puede tener ciertas bases
históricas. Se trata, sobre todo, de una descripción que pretende servir de modelos a la Iglesia e
iglesias de todos los tiempos.
El rasgo predominante es la unión-comunión de los cristianos en torno a los apóstoles (Hech 2, 42-
43) que enseñan y manifiestan la salvación. Es importante también en esta vida de la comunidad la
oración y la fracción del pan. Por último, la comunidad de bienes. Es aquí donde más se nota la visión
idealizada de esa comunidad.
Esta descripción es más bien algo a la que toda comunidad cristiana debe aspirar confiando en la
fuerza del Espíritu.
Nosotros como familia también debemos hacer algo para construir una mejor comunidad de
cristianos en nuestra parroquia. ¿Qué podemos hacer?
Papá o Mamá dirigen la siguiente reflexión con las siguientes preguntas procurando que los
integrantes de la familia puedan participar respondiéndolas.
Querido Dios, te pido que hagas de mi comunidad un ambiente abierto, confiado y pacífico llenos
de tu gozo, del gozo del Espíritu Santo. Pido por mis vecinos, para que sean personas entusiastas,
amables, alegres y llenos de tu amor, que no sientan temor ante las tensiones ni se ahoguen en los
conflictos, sino que aprendan a solucionar y perdonar cualquier ofensa con tu fuerza renovadora.
Padre, inunda a mis vecinos con humildad, paciencia, amor y buen humor, para que puedan superar
las situaciones difíciles y sonreír a la vida. A regalar amor a los suyos y esparcirlas por todas nuestras
calles. Te lo pido de corazón,
Amén.
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CANTO EN MAYA:
Papá o mamá: Como parte de la iglesia que peregrina en Yucatán, tratemos de cantar ahora en
lengua maya el canto: Dios es amor
Papá o mamá: Para terminar nuestra reunión vamos a escoger alguna de las siguientes tareas para
que realicemos el día de mañana.
1) Armar un rompecabezas con la imagen de Jesús y escribir en él, actitudes buenas para practicar
en casa.
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2) Armar una despensa y llevarla a alguna familia necesitada, sino conocemos alguna la podemos
llevar a nuestra parroquia o rectoría.
4) Compartir entre nuestros contactos que Dios nos espera en la misa dominical.
6) En alguna reunión familiar, testificar acerca de la gratitud que sentimos por todo lo que Jesús ha
hecho y continúa haciendo en mi vida. Que los niños escuchen cuánto ha hecho Jesús al darnos su
vida, qué se sacrificó por nosotros y valorarla en este momento que estamos viviendo.
7) Ofrecer una misa dominical por las familias de nuestra comunidad e invitar a alguna familia que
participó durante esta semana para que asista a la clausura.
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SÁBADO 25 DE SEPTIEMBRE
“COMPARTAMOS CON ALEGRÍA NUESTRA UNIÓN FAMILIAR”
LOTERÍA BÍBLICA
Este día se invita a cada familia a pasar un rato de esparcimiento familiar con la Lotería bíblica,
disponible en el anexo o bien, descargándola de internet en el siguiente enlace:
https://bit.ly/3ywVCwS
Nota: en el enlace se encuentran las cartas tanto para recortar como ya individuales.
PAPÁ O MAMÁ: Querida familia, recuerden que estamos celebrando la Semana de la Biblia, y hoy
vamos a jugar un poco con la Lotería Bíblica. Esta lotería nos ayudará a recordar algunos personajes
de la Biblia, al tiempo que nos divertimos todos sanamente.
¡A jugar!
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DOMINGO 26 DE SEPTIEMBRE
“COMPARTAMOS CON ALEGRÍA NUESTRO ENCUENTRO CON LA PALABRA DE DIOS”
TESTIMONIOS EN LA CELEBRACIONES EUCARÍSTICAS
Después de una semana de reflexiones en torno a la Palabra de Dios, se invita a todos los fieles, a
asistir en familia a la Santa Misa en su parroquia.
A los sacerdotes párrocos les invitamos a programar un pequeño espacio (puede ser al final de misa)
en el que alguna familia pueda compartir su testimonio sobre la semana de la biblia. El equipo de
catequesis o algún otro grupo de servicio en la parroquia podría ayudar a seleccionar previamente
quién compartirá el testimonio para mantenerlo en el ABC: Alegre, Breve y Centrado en Cristo,
resaltando aquello que le esté dejando lo vivido en esta Semana de la Biblia.
Se podría utilizar la siguiente oración de los fieles, modificándola según las necesidades de
la comunidad:
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C. Te abrimos nuestros corazones, oh Padre, para que, seducidos por tu Palabra, te amemos
cada día más, tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R. Amén.
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ANEXO
Lotería bíblica
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ANEXO
Lotería bíblica
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Cartas Lotería Bíblica
Cartas Lotería Bíblica
Cartas Lotería Bíblica
Cartas Lotería Bíblica