Me Mori As Gente Decent
Me Mori As Gente Decent
Me Mori As Gente Decent
tribu
cosmo
polita
Juan David Correa Ulloa Felipe Martínez Cuéllar
Ministro Adriana Martínez-Villalba
Ministerio de las Culturas, Carlos Guillermo Páramo
las Artes y los Saberes Diego Pérez Medina
María Angélica Pumarejo
Luisa Fernanda Trujillo Bernal Marcela Quiroga
Secretaria General Daniella Sánchez Russo
Ministerio de las Culturas, Comité editorial
las Artes y los Saberes Biblioteca Vorágine
.187. Epílogo
Juan David
Correa Ulloa
Ministro de las Culturas,
las Artes y los Saberes de Colombia
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· Una tribu cosmopolita ·
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Cien años de vorágines
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· Una tribu cosmopolita ·
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Cien años de vorágines
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· Una tribu cosmopolita ·
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Introducción
PATRICK MORALES*1
Y MARCELA QUIROGA**2
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· Una tribu cosmopolita ·
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Introducción
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· Una tribu cosmopolita ·
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Introducción
Conquistadores modernos
En el contexto colombiano, el látex de Cas-
tilla comenzó a ser explotado junto a otros
recursos, como la quina en la zona del pie-
demonte amazónico, durante la década de
18707. Para este momento, la explotación
del caucho se sustentaba o bien en la mano
de obra esclava obtenida de los intercam-
bios comerciales entre los portugueses y los
grupos indígenas de la región, o bien, en la
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· Una tribu cosmopolita ·
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Introducción
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· Una tribu cosmopolita ·
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Introducción
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Introducción
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Introducción
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· Una tribu cosmopolita ·
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Introducción
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· Una tribu cosmopolita ·
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Introducción
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· Una tribu cosmopolita ·
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Introducción
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· Una tribu cosmopolita ·
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Introducción
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· Una tribu cosmopolita ·
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Introducción
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¿Por qué
endulzar la
palabra para
sanar?
MANUEL SUECHE CAÑUBE
Y JUAN CARLOS GITTOMA MARIBBA,
EN REPRESENTACIÓN DE LAS COMUNI-
DADES DE LA CHORRERA
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¿Por qué endulzar la palabra para sanar?
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¿Por qué endulzar la palabra para sanar?
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¿Por qué endulzar la palabra para sanar?
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Estos somos
los hijos del
tabaco, la
coca y la yuca
dulce
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Estos somos los hijos del tabaco, la coca y la yuca dulce
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Estos somos los hijos del tabaco, la coca y la yuca dulce
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Feenegaigomɨjo32
El pueblo muinane en la actualidad se en-
cuentra disperso por varios lugares de la
geografía nacional. Una gran mayoría ha-
bita entre los límites de los departamentos
del Amazonas, Caquetá y Putumayo, así se
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Estos somos los hijos del tabaco, la coca y la yuca dulce
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Informe
Pueblo muinane
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Estos somos los hijos del tabaco, la coca y la yuca dulce
Un sistema armónico
Antes de la llegada de las caucherías, el pue-
blo de nosotros estaba bien organizado y uni-
do. Había un buen gobierno, éramos tres cla-
nes ramificados en veintitrés tótems, cada
tótem y cada clan tenía su jefe. Los jefes eran
elegidos según sus capacidades, méritos y
beneficio real que prestaba a la comunidad.
Toda la gente gozaba de la libertad y su tra-
bajo en el territorio; no les faltaba nada, te-
nían lo necesario para vivir miles de años
como cultura […], pero cuando llegaron los
peruanos a colonizarnos con la cauchería,
este orden empezó a caer. Los caucheros
cambiaron esa forma de gobierno y obliga-
ron a elegir jefes de los clanes a los que mejor
les servían a ellos, de modo que mataron a los
jefes tradicionales que estaban antes y que
tenían la capacidad de gobernar a su gente.
Isaac Siake
Pueblo ocaina
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Estos somos los hijos del tabaco, la coca y la yuca dulce
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Estos somos los hijos del tabaco, la coca y la yuca dulce
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La llegada
del hombre
blanco
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La llegada del hombre blanco
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La llegada del hombre blanco
Noé Siake
Pueblo ocaina
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La llegada del hombre blanco
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La llegada del hombre blanco
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6. Este lugar se llamaba Santa Rosa del Menaje en tiem-
pos de la cauchería. Había tres lugares de habitación. El
primero era el almacén, donde estaban las mercancías
para el pago del caucho. En la orilla del río había un cer-
co de madera granadillo. Era como una cárcel donde po-
nían los jóvenes, para luego ser llevados por una lancha
que los recogía.
Romualdo Toiquemuy
Pueblo ocaina
La llegada del hombre blanco
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La llegada del hombre blanco
Liborio Fajardo
Pueblo ocaina
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La llegada del hombre blanco
Antonia Tabares
Pueblo uitoto
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Caminos a Juraña
El blanco vino desde allá, vino desde Uiyokue
(cabecera del río Cará-Paraná). Vino por la
cabecera de Jidɨma —quebrada de pez dor-
milón, afluente del Cará-Paraná— y llegó a
este río (Igará-Paraná). El blanco llegó pri-
mero en Akore; el primer blanco se llamaba
Falla, él no se fue desde acá, vino desde allá.
Después vino limpiando por la orilla del
río, luego llegó en el lugar llamado Yariba y
ahí construyó su casa, donde habitaba el clan
ókodafo —gente de barro blanco que se utili-
za para pintar—. Ahí, él inicia el trabajo [la
obtención] del caucho por la compañía pe-
ruana. El hombre blanco vino por el camino,
en su recorrido miró la riqueza del caucho y
siguió bajando hasta la desembocadura del
Emɨe —quebrada que recibe el nombre de
una especie de almendra cultivada—, abajo
de un salado. Ahí volvió a hacer la casa para
el almacenamiento del caucho.
Ahí, Falla empezó a construir las balsas
con la ayuda de la gente. Desde allí se bajaba
caucho por el río hasta donde estaba la tribu
zuruaɨ —gente de danta o tapir— y los hizo
trabajar. Siguió bajando hasta la desemboca-
dura de la quebrada Maziye —el nombre de-
riva de un árbol silvestre cuyo fruto sirve de
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La llegada del hombre blanco
Basilio Juragaro
Pueblo uitoto
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La llegada del hombre blanco
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El
desequilibrio
vino con el
caucho
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El desequilibrio vino con el caucho
Liborio Fajardo
Pueblo ocaina
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El desequilibrio vino con el caucho
Noé Siake
Pueblo ocaina
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El desequilibrio vino con el caucho
Rufino Kuguao
Pueblo bora
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El desequilibrio vino con el caucho
Pueblo uitoto
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La muerte de Excontador
Luego de varios años, llegó un peruano lla-
mado Excontador con una lancha. Arrimó
primero en el lugar hoy llamado Providencia
donde dejó un hombre blanco, luego subió y
dejó otro en la bocana de la quebrada Perdiz.
Más arriba, en la bocana de la quebrada Me-
naje, deja otro blanco. Sigue subiendo, aden-
tro de la quebrada Jadsaɨ deja otro blanco,
y otro en la bocana de la quebrada Mue, así
como en la bocana de la quebrada Johtai. En
este lugar había un señor llamado Dɨrɨllono,
era jefe de los diablos. Finalmente arriman
al puerto de Uxuxaño, lugar hoy habitado
por Epifanio Siakedone, donde Excontador
construye su primer campamento.
Con Excontador vino un joven ocaina lla-
mado Tyaɨ, que fue cambiado por hacha en
la venida del primer peruano. Este ya sabía
hablar el castellano, tomar registros, sumar
y restar; aparte de esto, conocía todo el te-
rritorio ocaina y trabajó siempre a favor de
su jefe peruano. Cuando llegó a este último
sitio Excontador, ya Futsuvema había muer-
to y Tomañofɨ quedó como sucesor.
Habló con Excontador en su maloca para
acomodar sus mercancías. Luego, él le pre-
guntó por la organización. Con el fin de mos-
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El desequilibrio vino con el caucho
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· Una tribu cosmopolita ·
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El desequilibrio vino con el caucho
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Noé Siake,
Hermenegildo Atama
y Victoria Moquema
Pueblo ocaina
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El desequilibrio vino con el caucho
Pueblo muinane
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Vida de las mujeres y los niños
Dice Mariana Neikase: “Da tristeza contar
lo que me dijo mi mamá de los malos tratos
que le hacían a nuestra gente y especialmen-
te a las mujeres y niños”. Para el almuerzo le
mandaban pelar arroz en un platico a cada
uno, con la ayuda de las uñas trillarlo, y te-
nía que terminar todo el arroz del platico
antes del almuerzo para los obreros que es-
taban trabajando. Todos acababan de pelar
el arroz al mismo tiempo y entregarlo; al que
no terminaba con los otros le pegaban latiga-
zos. Del miedo, todos terminaban, las uñas
dolían de tanto pelar arroz. De este trabajo
se ocupaban los niños y los más viejitos, esto
lo vio mi mamá (Emiliana Makuritofe), que
venía del sur con la abuela Nofɨturɨǵo, quien
era ocaina, a pasear aquí en oriente. Mi
mamá era niña y peló arroz con las uñas de
las manos.
Victoria Moquema
Pueblo ocaina
El desequilibrio vino con el caucho
Pueblo bora
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El desequilibrio vino con el caucho
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El desequilibrio vino con el caucho
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El desequilibrio vino con el caucho
Hermenegildo Atama
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Pueblo ocaina
· Una tribu cosmopolita ·
Los castigos
Los abuelos denominaban cuadro a un lugar
de martirio donde dejaban un bloque de ma-
dera grande que alcanzaba una persona al
pararlo y amarrarlo de los brazos y los pies
de forma crucificada.
El fuete que tenía el cuidador era de made-
ra de forma alambrada y en la punta era una
bola de alambre púa. Luego la persona encar-
gada de fuetear los crucificaba y los empeza-
ba a fuetear hasta que la nalga quedaba como
una masa; la persona se moría desangrada.
Cuando estaba muerta, la desataban del cua-
dro y la amontonaban en un lugar.
Antes que se midieran los cauchos, man-
daban a todos a sacar leña y los amontona-
ban en un lugar de los alrededores; luego de
que terminaba la medición de todas las per-
sonas que entregaban el caucho, las que no
alcanzaban el tope que le pedían pasaban
este sacrificio. Cuando ya estaban muertos,
había unas personas que se encargaban de
cargarlos al lugar donde se encontraba las
leñas amontonadas.
En ese arrume de leña y encima del arru-
me de personas, los roseaban de gasolina y
luego los prendían hasta que se formaba una
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El desequilibrio vino con el caucho
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El desequilibrio vino con el caucho
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El desequilibrio vino con el caucho
Informe
Pueblo bora
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El desequilibrio vino con el caucho
Pueblo bora
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El desequilibrio vino con el caucho
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El desequilibrio vino con el caucho
Julia Chaigua
Pueblo bora
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El desequilibrio vino con el caucho
Valentín Matías
Pueblo uitoto
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El desequilibrio vino con el caucho
Leonor Manaideke
Pueblo uitoto
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El desequilibrio vino con el caucho
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Hermenegildo Atama
Pueblo ocaina
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El desequilibrio vino con el caucho
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El desequilibrio vino con el caucho
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Informe
Pueblo bora
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El desequilibrio vino con el caucho
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El desequilibrio vino con el caucho
Victoria Moquema
Pueblo ocaina
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El desequilibrio vino con el caucho
24. Desde ahí, nuestra gente tuvo problema con los blan-
cos. En el día le mandaban sacar caucho muy duro, en
el día no podían sacar yuca, por eso en la noche sacaban
la yuca, de noche escurrían la masa; después los perua-
nos se fueron al Perú en Iquitos y no vinieron por mucho
tiempo, como cinco a seis años. Con ellos andaba un joven
ocaina que sabía hablar el español porque le enseñaron,
pero también sabía hablar en lengua ocaina. A los seis
años vinieron, trajeron muchas cosas como herramien-
tas entre otros... Arrimaron a Santa Julia y Oriente.
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Resistencias
y rebelión
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Resistencias y rebelión
Valentín Matías
Pueblo uitoto
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· Una tribu cosmopolita ·
Un episodio justo
En un trabajo de limpieza de un camino, a las
mujeres que estaban barriendo el jefe perua-
no les había ordenado que hicieran el almuer-
zo para sus maridos, que estaban trabajando
más adelante. Entonces, las mujeres se fue-
ron a hacer el almuerzo y el capataz, que no
había escuchado esta orden, les pegó a ellas.
Entonces uno de los trabajadores —uno de
los más allegados del capataz— dijo: “Si él le
pega a mi mujer, yo le voy a pegar a él”. En ese
momento el capataz golpeó a la mujer. Al ver
que era su mujer, dejó de tumbar y se sentó so-
bre su hacha. “Por qué no suenan las hachas”,
dijo el capataz, como siempre acostumbraba
a intimidar a los trabajadores. Luego, se di-
rigió hacia el que estaba sentado y le propinó
un latigazo. Este que ya estaba enfurecido
le quitó el látigo, luego cogió su carabina y
le pego con la culata y lo tiró, ga, ga, ga. Co-
menzaron a pelear durante buen rato hasta
que el trabajador lo hizo caer en un tronco y
se le partió la costilla.
El capataz fue a dar la queja al jefe de lo
sucedido. El jefe mandó llamar al trabajador
y le preguntó por qué le había pegado al capa-
taz. Él respondió que lo hizo porque le había
pegado a su mujer, que se había ido a hacer
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Resistencias y rebelión
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· Una tribu cosmopolita ·
El baile en Kaasiobaɨ
Primero, cuando el hombre blanco no había
llegado, se intercambiaba con la gente. A los
huérfanos los hacían llegar donde el abuelo
Pekujeafe y luego él lo pasaba donde un per-
sonaje bora llamado Kɨryiɨ, a cambio de esos
huérfanos le daban hacha.
Después de esto no se sabe qué clase de
blancos pasaron por el territorio. Luego en el
tiempo de Ryoryiu el clan nabɨmɨjo —gente de
palo-sangre de grado— estaban en vísperas
de un baile en una loma llamada Kaasiobaɨ a
orillas del Cahuinarí, a tres horas de la Saba-
na bajando. Entre tanto, en la Sabana estaba
un paisano en el cepo castigado; él escuchaba
que tocaban maguaré, entonces él pensó en-
gañar a los peruanos. Para que ellos lo deja-
ran libre y él pudiera ir al baile, les dijo: “Ese
toque es un anuncio de que ellos van a ata-
carlos a ustedes, por eso ellos se están reu-
niendo, vayan y mátenlos”. Entonces ellos lo
llevaron por la orilla del río y lo amarraron
en un estantillo de una maloca un poco más
arribita de donde se celebraba el baile.
Uno de los dueños de esa maloca donde
amarraron al preso, que no había ido al baile, se
dio cuenta de la intención de los peruanos y, sa-
biendo que su hermano ya estaba en el baile, se
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Resistencias y rebelión
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· Una tribu cosmopolita ·
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Resistencias y rebelión
26. Existe un lugar por el menaje donde quemaron una
maloca de un grupo ocaina. No tengo una información
clara, pero sí sé del lugar. Se comenta que ahí hicieron
un baile. Cuenta así, los blancos lo engañaron a los ne-
mogaros-nɨmoya, los mandaron a hacer un baile y por la
madrugada los quemaron, hasta ahí contaba mi abuelo,
los capataces peruanos los quemaron. Están los pedazos
de tiesto y de tinajas en el lugar.
Romualdo Toiquemuy
Pueblo ocaina
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· Una tribu cosmopolita ·
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Resistencias y rebelión
Julia Chaigua
Pueblo bora
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· Una tribu cosmopolita ·
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Resistencias y rebelión
Noé Siake
Pueblo ocaina
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Resistencias y rebelión
Pueblo bora
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· Una tribu cosmopolita ·
Incendio en la maloca
de la Casa Arana
Mi papá vivía en La Chorrera como muyaɨ. En
ese lugar, los blancos acabaron con toda nuestra
gente —ahora lo que el blanco llama clanes—.
Ahí a mi papá le mandaban cuidar el calabozo,
ahí, encima de una varilla de hierro, los que no
trabajaban o traían poco caucho o no llegaban
rápido, ahí los traían y los maltrataban. Cepo
se decía, era una vara de hierro y los amarraban
con una soga de un metro, los sentaban allí; los
pies los apretaban con ese hierro, no tenía cómo
mover el cuerpo. Ahí permanecían dos días,
tres días. Mi papá, por lástima, los soltaba y los
mandaba y decía que se habían escapado mien-
tras estuvo en el baño. Los blancos lo mandaban
a ir a buscarlos. Cuando regresaba, decía que se
habían ido al monte y no los encontraba, pero
él los miraba y no más decía así, y los blancos le
creían, así siempre él hacía.
De tanto castigo que les hacían a los reco-
lectores de caucho, cuando venían a dejarlo en
la Casa Arana, la gente pensó que podían ma-
tar a quien les hacía así, y así lo hicieron. Pero,
en consecuencia, sucedió lo que no habían pen-
sado: el exterminio de todos ellos.
Estando él [Moxotutunxo] ahí, la gen-
te escarbó tierra e hizo un hueco en medio
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Resistencias y rebelión
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· Una tribu cosmopolita ·
Lorenzo Candre,
según la historia de Moxotutunxo
Pueblo ocaina
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Resistencias y rebelión
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Resistencias y rebelión
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Resistencias y rebelión
Valentín Matías,
Estelio Matías y Antonia Tabares
Pueblo uitoto
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Resistencias y rebelión
Pueblo uitoto
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Somos
retoños
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Somos retoños
Mariana Neisake
Pueblo ocaina
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Somos retoños
Liborio Fajardo
Pueblo ocaina
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Somos retoños
Noé Siake
Pueblo ocaina
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· Una tribu cosmopolita ·
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Somos retoños
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· Una tribu cosmopolita ·
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Somos retoños
Noé Siake
Pueblo ocaina
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Somos retoños
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Somos retoños
Leonor Manaideke
Pueblo uitoto
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Pueblo ocaina
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Somos retoños
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Somos retoños
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Somos retoños
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· Una tribu cosmopolita ·
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Epílogo
PALABRAS SABIAS DE USUÑO (ABUELA)
ESPERANZA EN EL ENCANTO A ISABEL
CROOK Y A HORACIO CALLE, EN 1971*33
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· Una tribu cosmopolita ·
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Sobre los
autores
ASOCIACIÓN ZONAL INDÍGENA
DE CABILDOS Y AUTORIDADES
TRADICIONALES DE LA CHORRERA,
AZICATCH
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· Una tribu cosmopolita ·
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Sobre los autores
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TÍTULOS DE LA
BIBLIOTECA
VORÁGINE
1. La vorágine
José Eustasio Rivera
5. Historia de Orocué
Roberto Franco García
6. Los infiernos del Jerarca Brown
seguido de “Ruido y desolación”
Pedro Gómez Valderrama