Cristología I Biblica UCA 2023 Delio 01 Intro y AT
Cristología I Biblica UCA 2023 Delio 01 Intro y AT
Cristología I Biblica UCA 2023 Delio 01 Intro y AT
Facultad de Teología
Asignatura: Cristología I
Año Lectivo: 2023
1
Apuntes de clase, para uso de los estudiantes. Bogotá-Buenos Aires, 2023.
Delio Ruiz, Cristología I - Parte Bíblica. File 1 | 2
2.3. El mensaje central de Jesús: reino y reinado de Dios; el reino como presente;
el reino como futuro. El mensaje y significado de las parábolas. El mandamiento
principal (Mc 12,33).
2.4. Los milagros de Jesús: problemas metodológicos; su historicidad y categorías;
su significado en el amplio contexto del ministerio de Jesús.
2.6. Jesús y la Ley, Jesús y el Templo: la Torá y su interpretación (sábado, divorcio,
ayuno, puro-impuro, el sacrificio, el templo, etc.).
2.7. Roles, designaciones y títulos: ¿Cómo se describió y se definió Jesús a si mismo?
La visión de Jesús sobre su propio rol.
2.8. Los últimos días de Jesús en Jerusalén su pasión y muerte: el evento histórico
y su relevancia teológica: cronología; decisión de dar muerte a Jesús; entrada de
Jesús a Jerusalén; la “purificación” del Templo; la última cena; el arresto; el juicio;
crucifixión y muerte; sepultura. La visión de Jesús sobre su muerte.
III. Los inicios de la cristología propiamente dicha. La fe pascual
3.1. La Resurrección de Cristo y el testimonio de la Escritura.
Jesús Resucitado abre las mentes de los apóstoles para que comprendieran que “es
necesario que se cumpla todo lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en
los Salmos” acerca de Jesús (Lc 24,44). En el NT se dice que “Jesús ha resucitado.” En el
NT se encuentran cuatro tipos de testimonios: confesiones de fe; himnos cristológicos
primitivos; relatos acerca del sepulcro vacío y relatos de apariciones de Resucitado. (véase
archivo Delio 2002 n.3)
3.2. La experiencia del Espíritu Santo
3.3. Rasgos de la cristología primitiva: retratos cristológicos de Mc, Mt, Lc-Hch.
Jesús, el Cristo (Mesías), Hijo de Dios, Hijo del Hombre, Profeta.
IV. Cristo en la teología de Pablo
4.1. Cristo el nuevo Adán – Cristo en cuanto hombre
4.2. Cristología de la Sabiduría – Cristo y su divinidad
4.3. Cristología del Espíritu – Cristo y el Espíritu
4.4. La participación (“en Cristo”) como clave de la cristología paulina
En la teología paulina de la participación, los creyentes han sido “llamados a la comunión con su Hijo
Jesucristo, Señor nuestro” (1Cor 1,9; cf. 2Cor 13,5; Gal 2,19-20; Col 1,26-27).
V. Diferentes énfasis en los escritos de la segunda generación
5.1. Las Cartas del Paulinismo y las Pastorales
5.2. 1Pedro – Santiago – Hebreos
Junto al Cuarto Evangelio, la Carta a los Hebreos posee la más elaborada cristología del NT.
5.3. Apocalipsis de Juan
Los “retratos” de Jesús, el Cristo, que presentan los autores del NT, aparecen según la rica variedad y
profundidad teológica del conjunto literario neotestamentario. Un rasgo llamativo de la cristología del
Delio Ruiz, Cristología I - Parte Bíblica. File 1 | 3
Apocalipsis de Juan es la relación entre Dios y el Cristo exaltado, aunque la fuerza cristológica puede tener
diversos matices, ya que la talla apocalíptica está abierta a diversas interpretaciones.
VI. Cristo en la teología de Juan
6.1. El Verbo se hizo carne
6.2. La glorificación del Hijo
6.4. La primera y segunda carta de Juan / Crisis de la cristología
VII. Conclusión
7.1. Unidad y diversidad en la cristología del NT.
7.2. El fundamento de la cristología posterior
2
Frank J. Matera, New Testament Christology (Louisville, KY: Westminster John Knox Press 1999), 86.
Delio Ruiz, Cristología I - Parte Bíblica. File 1 | 5
de la Escritura que han influido profundamente la teología por largas épocas.3 Por otro lado,
tener presente el camino de los estudios bíblicos, la exegesis y la teología bíblica, que nunca
se detiene. Estos necesitan ser leído e interpretado críticamente a la luz de las constantes
investigaciones animadas y guiadas por el Magisterio, de la Tradición viva de la Iglesia.
De esta manera, la teología dogmática o sistemática, la espiritualidad y la pastoral de la
Iglesia se verán enriquecidas e iluminadas, y podrán seguir dando sus frutos, abiertos a los
caminos del Espíritu.
El camino en constante avance de los estudios bíblicos en todos sus aspectos, históricos,
exegético y teológico, que aportan a la teología en general, a la espiritualidad, la pastoral,
exige una constante puesta al día. Nuestro aporte gira en torno al testimonio bíblico sobre
Jesús. Reunir y organizar los conocimientos bíblicos en torno a Jesús, el Cristo, tanto del
AT como del NT, implica realizar dicho recorrido de investigación exegético-teológico en
vistas de un updtate de los resultados del mismo. Partimos de una valoración de los estudios
bíblicos, para brindar la base bíblica de la cristología y comprender más profunda y
adecuadamente los desarrollos temáticos de la cristología desde finales del siglo I hasta el
presente.4
Este es el espíritu que nos mueve a seguir avanzando en el estudio y reflexión, y en el
presente trabajo propongo compartir un poco más de 30 años dedicados a “rumiar” la
cristología bíblica (Lc 2,19).5 Rumiar en el sentido de “meditar” el misterio revelado en la
Escritura. Es la acción de quien quiere entrar y asimilar el misterio, así, María le daba
muchas vueltas a lo sucedido para entrar en la comprensión de Jesús dada la riqueza de la
personalidad del Hijo. Y es una labor que mantuvo toda su vida. Como en episodio de
Jacob (Gen 37,11), ella quiere encontrar el sentido de cuanto Jesús dice y hace. Siguiendo
a María como modelo de discípula, nuestro estudio implica también meternos en una
actividad meditativa y contemplativa como lo hizo la ¡Madre de Dios y discípula de Jesús!
Una convicción que distingue a los cristianos de los no-cristianos es que estos últimos
sostienen que Jesús ha muerto y permanece como tal. Sin embargo, los cristianos
profesamos que Jesús está presente en el mundo actual mediante el poder del Espíritu Santo
y de manera más íntima y contundente que durante el corto lapso de tiempo anterior a su
muerte.6 Efectivamente, la vida de Cristo, el Hijo de Dios, se comunica a los creyentes por
3
Véase: Larry W. Hurtado, “New Testament Christology: A Critique of Bossuet’s Influence.” Theological
Studies 40.2. (1979), 306-317; Chris Kugler, “New Testament Christology: A Critique of Hurtado’s
Influence.” Bulletin for Biblical Research Vol. 30, No. 3 (2020), pp. 367-378; Oscar Cullmann, The
Christology of the New Testament (rev. ed.; Philadelphia: Westminster, 1963), sobre el tema del “kyrios” en
la comunidad primitiva (véase, pp. 203-15).
4
Carl Holladay. A Critical Introduction to the New Testament: Interpreting the Message and Meaning of
Jesus Christ. Nashville TN: Abingdon Press, 2005.
5
Utilizo la palabra “rumiar” (el masticar), una imagen de Lucas aplicado a María, quien “guardaba todas
estas cosas y la meditaba en su interior” (Lc 2,19). Estas “palabras, cosas, lo sucedido,” en paralelo con Lc
1,65, María las guardaba (atesoraba) y las meditaba en su corazón. Lit. “las interpretaba en su corazón”
(συμβάλλω), es un verbo técnico del griego helenístico para la interpretación de oráculos. Una formulación
análoga lo encontramos en Genesis 37,11 y Daniel 7,28, indica que quien ha recibido una revelación lo
conserva en su interior para el futuro (ἐπ᾽ ἐμοί καὶ τὸ ῥῆμα ἐν τῇ καρδίᾳ μου συνετήρησα, Dan 7,28 LXX).
En el caso de Lucas, se quiere poner de relieve la reflexión de María sobre unos acontecimientos cuyo sentido
solo se manifestará en la revelación pascual.
6
Luke Timothy Johnson, The Living Gospel (London: Continuum, 2004), 161.
Delio Ruiz, Cristología I - Parte Bíblica. File 1 | 6
medio del Espíritu, que lo une y vivifica como su cuerpo visible (cf. LG 7). 7 Esta
discrepancia de perspectivas cuenta a la hora de responder a la pregunta, ¿Cuál es el mejor
camino para aprender sobre Jesús?
Jesús de Nazaret no permanece en el pasado como el crucificado y el predicador itinerante
de la Palestina del siglo I. Él es la figura fundadora de una religión universal, como
Mahoma, por ejemplo, y ha tenido aún más literatura dedicada a su persona y a sus
enseñanzas que Moisés. Pero musulmanes y judíos de ninguna manera consideran que
Mahoma o Moisés estuvieran vivos. La influencia de estas históricas figuras continúa hasta
hoy, sin embargo, sus historias personales han terminado. No obstante, en el caso de Jesús
de Nazaret, actualmente una porción significativa de la población mundial, comparte
seriamente la convicción de que Jesús vive hoy de una manera más sustancial por medio
de su ejemplo y enseñanza.8
Considerando que Jesús está vivo y presente con todo su poder salvador, Él puede ser
aprendido a través todas las formas en que su presencia es mediada, a través de:
o la comunidad de discípulos,
o la liturgia, especialmente el sacramento de la Eucaristía,
o las personas santas, cuyas vidas han sido moldeadas según su imagen.
o los pequeños de la tierra con quienes Jesús prometió asociarse para siempre,
o y a través de las escrituras que hablan de él de maneras diversas y, sin embargo,
convergentes.
Por lo tanto, aprender acerca de Jesús no es cuestión de estudios académicos, sino más bien,
un discernimiento fiel en medio de las comunidades de fe, no es una cuestión de
investigación idiosincrásica, sino una tradición cierta, no una cuestión de opinión casual
sino de obediencia apasionada. Para quienes lo vivimos de esta manera, los escritos del
Nuevo Testamento son valiosos precisamente, en la medida en que testifiquen que Jesús
de Nazaret es el Resucitado.
7
¿Cuál es el significado del Espíritu y cuál es su relación con Jesús? Véase: Leopoldo A. Sánchez, T&T
Clark Introduction to Spirit Christology (London: T&T Clark, 2022), 58s.
8
Véase Johnson, The Living Gospel, 161-163.
Delio Ruiz, Cristología I - Parte Bíblica. File 1 | 7
Introducción
En este apartado introductorio comenzamos buscamos responder a dos preguntas:9 (1) El
Antiguo Testamento, ¿cómo nos enseña a leer los Evangelios? (2) Los Evangelios, ¿cómo
nos enseñan a entender el Antiguo Testamento? Concluimos ofreciendo: (3) unas líneas
como guía del magisterio de la Iglesia.
Desarrollo del tema: Rasgos más significativos de las lecturas judía y cristiana del
Pentateuco y los libros históricos, los Profetas, los Salmos y los Sapienciales.
(1) El Antiguo Testamento, ¿cómo nos enseña a leer los Evangelios?
Vamos a explorar cómo el AT nos enseña a leer los evangelios, resulta ilustrativo leer
algunos pasajes a modo de ejemplo. Comenzamos con la profética acción de Jesús en el
Templo (Mc 11,15-19) donde el maestro de Nazareth vuelca las mesas de los cambistas.10
Y les enseñaba, diciendo: ¿No está escrito ‘mi casa será llamada casa
de oración para todas las gentes?’ Pero ustedes la han convertido en
una cueva de bandidos”. (Mc 11,17).
La primera cita de Isaías 56,7, pertenece originalmente a la visión de Isaías de una
restauración escatológica de Jerusalén en la cual se revela la liberación obrada por Dios
(56,1). Una característica que se destaca con respecto a este orden de redención es el hecho
que los Gentiles vendrán al Monte Sion y se unirán al pueblo de Dios para un culto en
común (Is 56,7-8).
Por medio de la cita de este pasaje profético, el evangelista resalta el hecho que Jesús acusa
a las autoridades del Templo el haber convertido el recinto sagrado en un bazar creando un
desorden en el atrio exterior de los gentiles y haciéndolo inadecuado como lugar de culto
para los “otros” gentiles que pudieran querer reunirse allí para orar. Al expulsar a los
mercaderes, el Jesús de Marcos despeja el camino, en sentido figurado, para el culto
restaurado del reino de Dios, en el que participarán todas las naciones junto con los
exiliados de Israel que regresen. Por lo tanto, la acción de Jesús mira hacia la futura
redención de Jerusalén.
9
Richard B. Hays, Reading Backwards: Figural Christology and the Fourfold Gospel Witness. Waco, Texas:
Baylor University Press, 2014, 6-16.
10
Hays, Reading Backwards, 6-13.
Delio Ruiz, Cristología I - Parte Bíblica. File 1 | 8
“Al salir del Templo, le dijo uno de sus discípulos: ‘Maestro, mira que
piedras y construcciones’. Jesús le dijo: ‘Ves estas grandiosas
construcciones? No quedará piedra sobre piedra, ni una que no sea
destruida’” (Mc 13,1-2).
Otra clave provista por Marcos, se encuentra en el pasaje de la higuera que no da fruto.
Cuando Jesús maldice la higuera a la entrada de la ciudad (Mc 11,12-14), hay una
evocación de la profecía de Jeremías 8,13.
veamos el cantico de Isaías 5,1-7, la descripción del dueño de la vina como un “hijo amado”
(evocando Gen 22,2; Sal 22,2; e Is 42,1), la declaración de los terratenientes, “vengan,
matémoslo”, evoca textualmente el episodio de José y sus hermanos en Genesis 37,20
(única vez en el texto de LXX), y la conclusión citando el Salmo 118,22-23, que proclama
que la piedra desechada por los arquitectos se convirtió en la piedra angular.
Al evocar este recuerdo canónico, los evangelios sinópticos nos obligan a interpretar la
parábola como una palabra de juicio sobre los dirigentes de Israel por no haber entregado
los frutos de la viña a su legítimo propietario. De este modo, la parábola sitúa la historia de
Jesús dentro de la historia de Israel y presenta su muerte como el clímax de un patrón o
estándar de infidelidades y juicios que resulta familiar a cualquier lector de la literatura
profética de Israel. El modelo es tan antiguo como la historia de José y sus resentidos
hermanos.
Al mismo tiempo, la identificación de Jesús como “el hijo amado” (Mc 12,6; Lc 20,13),
vinculándolo sea con el Isaac (el hijo amado de Abraham, llamado a ofrecer su hijo como
sacrificio) y con el rey David (el hijo amado cuya soberanía real es proclamada en el Sal
2,7-9), hace pensar que su muerte debe ser entendido no como un mero y trágico episodio
de violencia, sino incluso como un acontecimiento salvador para el pueblo de Israel. Esta
insinuación se ve confirmada por la cita del Salmo con que culmina la parábola, que espera
la resurrección como acto salvador de Dios:
interprete o exégeta definitivo de “todo lo que sobre él está en la escritura” (24,27). Cleofás
y su compañero de camino conocen bien las tradiciones acerca de la vida de Jesús, incluso
el relato de la tumba vacía y la proclamación angélica de la resurrección (24,19-24), sin
embargo, ellos se alejan de la ciudad muy tristes. No han sido capaces de reconocer al
redentor de Israel que está a su lado.
Jesús no les reprocha por haber fallado en creer en las predicciones del mismo Jesús sino
por no haber creído lo que dijeron “los profetas”. Jesús les explica las escrituras
comenzando por Moisés y siguiendo por los Profetas todo lo referente a él (24,27). Pero su
explicación no produce fruto inmediatamente. Ellos comienzan a reconocerlo solo cuando
parte el pan estando a la mesa (24,30-32). Este punto es importante para entender de qué
manera los evangelios nos enseñan a leer el AT. Llegamos a entender las escrituras solo
cuando participamos en la vida de la comunidad, cuyo momento central es el compartir la
mesa. Las facultades de comprender de los discípulos se abrieron de tal manera que ellos
no sólo reconocen a Jesús, sino que también reconocen que las Escrituras han sido
interpretadas por el mismo Jesús, quien les abrió la mente (24,32.45).
En Lucas 4,16-30 Jesús declara que cumple la misión profética del siervo del Señor
evocada en Is 61,1-2a, pero también la de Elías y Eliseo. De estas figuras proféticas Jesús
sólo recuerda los actos de liberación del mal, dejando caer en el olvido los castigos de Dios
(véase las omisiones de Lucas sobre la cita de Is 61,1-2, “día de la venganza”), también
impartidos por los dos profetas. Con estas evocaciones y omisiones, revela de modo
definitivo a Dios Padre, incondicionalmente misericordioso y bueno con todos.11
Volviendo una vez más la atención al relato de Emaús, la comprensión del evento de la
resurrección y de AT por parte de los discípulos sólo es posible tras el encuentro con el
Señor resucitado. No obstante, la resurrección de Jesús permanecerá muda, un
rompecabezas imposible de interpretar a menos que se sitúe firmemente dentro de la
historia veterotestamentaria de Israel. Los discípulos que se dirigían a Emaús ya habían
oído decir que Jesús estaba vivo, pero como no sabían cómo situar esta noticia dentro de
la historia de Israel, les parecía una afirmación curiosa y sin sentido. Una nueva lectura del
Antiguo Testamento a la luz de la historia de la muerte y resurrección de Jesús abre, tanto
al texto como al lector, nuevas posibilidades antes inimaginables.12
En análisis de dos textos lucanos, Lucas 24,1-49 y 4,16-30 identifica algunos aspectos
significativos del vínculo entre la identidad de Jesús y su memoria del AT. En 24,1-49, el
Señor, al recordar la Sagrada Escritura, se revela como el Mesías crucificado y resucitado,
cumplimiento de toda la revelación bíblica. De este modo, refuerza a los discípulos en su
identidad de testigos creyentes de su vida, muerte y resurrección.13
11
Franco Manzi, “Identità e memoria di Gesù nell’attestazione narrativa di Lc 24,1-49 E 4,16-30.” Milano,
20.11.2004.
12
Hays, Reading Backwards, 15-16.
13
Manzi, Identità e memoria di Gesù.
Delio Ruiz, Cristología I - Parte Bíblica. File 1 | 11
La lentitud para entender el evento de la resurrección por parte de los dos discípulos de
Emaús prefigura la impotencia interpretativa de muchos lectores de la actualidad
ejemplifica el dictamen sombríamente irónico con el que concluye la parábola del Rico y
el pobre Lázaro: “Si no hacen caso a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán,
aunque un muerto resucite” (Lc 16,31). Esa es nuestra difícil situación hoy, no solo
hablando de la pluralista cultura actual sino también de la iglesia hoy, Moisés y los profetas
pertenecen a unos cerrados y desconocidos libros. No obstante, la buena noticia de Lucas
24 es que el relato no termina en la incomprensión y fracaso hermenéutico, porque el que
resucitó de entre los muertos nos enseña de nuevo a leer hace atrás, y por lo tanto a escuchar,
a Moisés y a los Profetas.
(3) El Magisterio de la Iglesia
En este estudio recordamos algunas líneas en las que se sitúa la lectura católica de estos
libros, mediante las orientaciones que ofrece el Magisterio de la Iglesia acerca de los libros
del AT. Primeramente, nos remitimos a la síntesis completa y autorizada acerca de la
comprensión de los libros del AT en la Iglesia lo tenemos en el documento del Concilio
Vaticano II, en la Constitución Dogmática Dei Verbum, que dedica al AT todo el capítulo
cuarto (nn. 14-16). Aquí subrayamos solo algunos aspectos.
“Dios, pues, inspirador y autor de ambos Testamentos, dispuso las cosas
tan sabiamente que el Nuevo Testamento está latente en el Antiguo y el
Antiguo está patente en el Nuevo. Porque, aunque Cristo fundó el Nuevo
Testamento en su sangre, no obstante, los libros del Antiguo Testamento
recibidos íntegramente en la proclamación evangélica, adquieren y
manifiestan su plena significación en el Nuevo Testamento, ilustrándolo
y explicándolo al mismo tiempo.” (Dei Verbum 16)
El documento desde el comienzo explica en qué modo el AT presta su contribución al
Nuevo en atención a la figura de Cristo: La economía del AT estaba ordenada, sobre todo,
para preparar, anunciar proféticamente y significar con diversos retratos la venida de Cristo
redentor universal y la del Reino Mesiánico (Dei Verbum 15).
Mas los libros del Antiguo Testamento manifiestan a todos el
conocimiento de Dios y del hombre, y las formas de obrar de Dios justo
y misericordioso con los hombres, según la condición del género humano
en los tiempos que precedieron a la salvación establecida por Cristo.
Estos libros, aunque contengan también algunas cosas imperfectas y
adaptadas a sus tiempos, demuestran, sin embargo, la verdadera
pedagogía divina (cf. Pío XI, Enc. Mit brennender Sorge, 14 marzo 1937:
AAS 29 (1937), p. 15). (Dei Verbum 15)
Por consiguiente, se entiende que el AT y NT no son dos etapas sucesivas y excluyentes
en las que, una vez alcanzado el fin, los primeros pasos ya no servirían y perderían su
interés. Son dos instancias de un mismo plan de salvación, en la cual la primera sirve de
preparación a la segunda y definitiva.
Delio Ruiz, Cristología I - Parte Bíblica. File 1 | 12
14
Ratzinger, Jesús, 362.
Delio Ruiz, Cristología I - Parte Bíblica. File 1 | 13
Presentamos los rasgos más significativos de la lectura cristiana del Pentateuco en clave
cristológica.15 Los libros sagrados que estudiamos aquí nacieron y viven en el pueblo con
el que Dios hizo y mantiene su alianza, que es Israel. La Iglesia no se entiende a sí misma
en confrontación con Israel sino en continuidad: manteniendo lazos de familia con nuestros
padres en la fe, y procurando permanecer fiel a la enseñanza de Jesús, que llevó a su
plenitud la fe de los patriarcas y dio cumplimiento a las palabras de los profetas. Por eso,
la Iglesia acoge como propios los libros de la Biblia Hebrea, a los que añade algunos libros
más, en su mayor parte escritos por cristianos –el Nuevo Testamento–, a los que reconoce
igual autoridad. Los libros de la primera alianza completados por los de la nueva están
integrados en una única Sagrada Escritura.
Los libros de la Biblia constituyen un punto de referencia esencial para el cristianismo.
Pero el Catecismo de la Iglesia Católica hace notar, no obstante, que
15
Estos parágrafos han sido tomados de Francisco Varo, Moisés y Elías hablan con Jesús, Estella
(Navarra), Verbo Divino, 2016 (introducción).
Delio Ruiz, Cristología I - Parte Bíblica. File 1 | 14
pedagogo, que nos condujo a Cristo, para que fuéramos justificados por la fe; pero cuando
ha llegado la fe, ya no estamos sujetos al pedagogo” (Gal 3,24-25).
Solo en Cristo, señala el Apóstol, es posible descorrer el velo que cubre el Antiguo
Testamento (cf. 2Cor 3,12-16). Los primeros cristianos, judíos seguidores de Jesús, seguían
aceptando las Escrituras de Israel y, además, encontraban en ellas la confirmación de su fe
en Cristo. No tenían ya, por sí solas, la última palabra, pero sí testimoniaban la
condescendencia de Dios, que había ido manifestándose poco a poco, de modo pedagógico,
y, sobre todo, eran profecía donde estaba anunciada la plenitud de esa manifestación de
Dios que se realizó en Jesucristo.
EL PENTATEUCO
La centralidad de la figura de Moisés en el Pentateuco, e incluso la delimitación formal de
su contenido en cinco libros que concluyen con la muerte de Moisés al otro lado del Jordán,
En los cuatro Evangelios, la vida pública de Jesús comienza a orillas del Jordán, donde
Juan bautizaba. Moisés había llegado, conduciendo a su pueblo, hasta muy cerca de sus
márgenes, pero no había cruzado sus aguas. Su tarea estaba incompleta, a terminaría Josué.
El mensaje del Pentateuco sigue siendo relevante en el NT, el mensaje de Moisés no es
caduco sino permanente, aunque, cuando la revelación divina ha alcanzado su plenitud en
Jesús, Moisés ya no tiene la última palabra. Los argumentos que Juan pone en boca de
Jesús son muy expresivos acerca de la fe que se requiere para leer el Pentateuco desde unas
coordenadas cristianas: “Si creyesen ustedes a Moisés, tal vez me creerían a mí, pues él
escribió sobre mí. Pero si no creéis en sus escritos, ¿cómo vais a creer en mis palabras? (Jn
5,46-47).
Llevaría mucho tiempo considerar todas las relecturas del Pentateuco y libros históricos
que se encuentran en el NT. Veamos solo unos aspectos.
Mateo ya en la genealogía de Jesús nos remite al AT, Jesús es el Mesías el “Hijo de David”
(Mt 1,1) y lo presenta como el “nuevo Moisés” (Mt 2,1-8). Mateo también habla de la
predicación de Jesús presentándolo como el nuevo Moisés, que va detallando los preceptos
de la Ley en un largo discurso desde una montaña (Mt 5,1), en alusión al Sinaí. Jesús es la
plenitud de la Ley (5,17-18), y su esquema de presentar los mandamientos es similar a la
forma de proceder de los maestros de Israel de aquel tiempo (5,43-45). El modo en que
Jesús enseña la Ley no parte de una lectura literalista de la Escritura, ni se acomoda con
cesiones injustas a lo que le gustaría oír a la gente, sino que tiene como idea de fondo el
proyecto original de Dios acerca del ser humano, y a él remite ante situaciones en las que
el paso del tiempo y las debilidades humanas habían ido relajando su exigencia (véase Mt
19,3-9).
Ante la pregunta comprometida que se le plantea, Jesús responde con unas citas explícitas
del Génesis (Gn 1,27 y 2,24). Conoce bien la Torá y el modo de disputar propio de los
maestros de Israel. A él le han hecho una pregunta relativa a la interpretación del
Delio Ruiz, Cristología I - Parte Bíblica. File 1 | 15
Deuteronomio (cf. Dt 24,1-4), pero él pondera los textos señalando que la permisión del
Deuteronomio había sido una concesión a la dureza de sus corazones, pero que la verdad
fundamental es la expresada en el Génesis acerca de la indisolubilidad del matrimonio.
En el evangelio de Marcos la presentación de la figura de Jesús en paralelo con la de Isaac
tiene una gran fuerza. Los ecos de la frase ‘mi hijo, el amado’ que se escucha tanto en el
bautismo como en la transfiguración de Jesús (Mc 1,11; 9,7) son los mismos que se
señalaron al mencionar estos pasajes en el evangelio de Mateo (Mt 3,17; 17,5), ya que
evocan el modo en que Dios se dirige a Abrahán para pedirle que le sacrifique a su hijo
Isaac: toma a ‘tu hijo, el amado’ (Gn 22,2). Marcos desarrollará esta figura de Jesús en su
relato de la pasión, también en la escena de Getsemaní. Es el único evangelista que
menciona el hecho de que Jesús tomó consigo a Pedro, Santiago y Juan, dejando a los
demás (cf. Mc 14,32-33), como Abrahán dejó a sus siervos cuando se acercaba el momento
culminante del sacrificio (cf. Gn 22,5). Lo mismo que Isaac, cuando es consciente de lo
que va a suceder, se dirige a Abrahán llamándolo: ‘¡Padre!’ y lo sigue con docilidad (cf.
Gn 22,7), Jesús invoca de igual modo: ‘¡Abbá, Padre!’ y acepta por completo su voluntad:
‘que no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú’ (Mc 14,36).
Lucas hace comenzar la vida publica de Jesús con una referencia fundamental de la “unción
mesiánica” (Lc 4,16-20) y el comienzo de su ministerio en Nazaret. Allí le reprochan no
haber realizado allí ningún prodigio como los que habían oído contar de él (Lc 4,24-27).
La narración se ilustra con referencias a sucesos narrados en los libros primero y segundo
de los Reyes (1Re 17,8-16 y 2Re 5,1-14 respectivamente), a los que aquí se alude reparando
en algo que, ciertamente está en el relato, y que al lector de los libros de los Reyes no le
parecería lo más importante, pero que da luz acerca de lo que está pasando con Jesús y sus
conciudadanos.
Lo más característico del uso que hace el evangelio según san Juan de los textos del AT
es el hecho de que constituyen un marco imprescindible para comprender a fondo mucho
de lo que dice. La nueva “mujer” (Bodas de Cana y la cruz), el “pan del cielo” y un “profeta
como Moisés” (Jn 6).
La predicación de la primera comunidad cristiana, hace alusión a los salmos. Alguno de
los discursos, como el que dirige Pedro a los habitantes de Jerusalén el día de Pentecostés
(cf. Hch 2,14-36), está construido sobre todo a partir de otros libros del AT, en este caso
los Salmos, con especial referencia al Salmo 16 y al 110. Véase también el discurso de
Esteban (Hch 7,2-53).
Relecturas del AT en las cartas de Pablo y otros textos del NT. Jesucristo es el “nuevo
Adán” (Rom 5,15; 1Cor 15,22). Abrahán es padre en la fe (Gal 3,6-7). Las cosas sucedieron
como “figura” anticipo de lo que sucede con Cristo (1Cor 10,1-12). Jesús es prefigurado
en el AT como sacerdote, y presentado como el consumador de la nueva alianza (cf. Heb
7,1-10). Otras referencias: Sant 2,2-26; 1Pe 3,20-21; 1Jn 3,11 (Gen 4,1-16); Judas 4; Ap
5,5-6 (cf. Gen 49,9-10).
Delio Ruiz, Cristología I - Parte Bíblica. File 1 | 16
LOS PROFETAS
¿Moisés predice a Jesús como Profeta?
En el sermón de la montaña, Jesús evoca la “Ley y los Profetas” como dos colecciones
autorizadas de la Palabra de Dios que habla de del gran plan de redención que tiene su
culminación o cumplimiento en él (Mt 5,17). La ley fue dada en un tiempo relativamente
corto a Moisés en el monte Sinaí cuando Dios creaba a Israel como nación y establecía con
ellos la alianza. Los Profetas, por su parte, considerados hombres y mujeres en gran
diversidad, de diferentes lugares, hablando en diferentes situaciones y retos. Y, sin
embargo, Jesús afirma que todos ellos tienen un mensaje y un programa en común.
Cualquiera sea su mensaje en sus propios contextos, todos ellos contribuyen en
conformidad con el gran mensaje acerca del Dios creador, juez del pecado, y
misericordioso.16
¿A qué se debe esta voz unificada dentro de tanta diversidad? La respuesta es que los
profetas del AT no hablan por si mismos; sino que hablan por Dios. Ellos transmiten el
mensaje recibido de Dios. En su diversidad de personas, de circunstancias, ellos
representan al Dios único. Por ese motivo, porque representan al único Dios, el mensaje de
todos ellos es uno.
El rol del profeta en el AT, su definición, lo encontramos especialmente en Deuteronomio
18,15-19, llamado por Dios, miembro de la comunidad de la alianza, convocado para
transmitir el mensaje y mandato de Dios. Este pasaje tiene connotación mesiánica, tal como
aparece en Hechos 3,22; 7,37 (cf. Mt 16,14; Jn 1,21). El profeta no decide cuando vendrá
la palabra de Dios, sino que es Dios quien decide (2Re 4,27). A veces Dios calla, a causa
de los pecados de los hombres (Amos 8,11). Otras veces la inspiración profética se da por
medio de la música y la danza, como en el caso de Miriam (Ex 15,20).
Los profetas y la cristología
Los escritores del NT, al igual que los predecesores escritos del judaísmo, especialmente
los escritos del judaísmo del Segundo Templo, participan en esta tradición continuada,
interpretando y reinterpretando las profecías. 17 Dentro de las escrituras cristianas, las
tradiciones proféticas alcanzan su punto máximo en la interpretación que atestigua que
Jesús es la culminación de las profecías. La profecía está imbuida embutida en los relatos
del NT, y en los dichos del propio Jesús (cf. Lc 4,16-20). Además, algunos personajes de
las tradiciones del NT son designados como profetas, y en particular, los evangelios dan
testimonio de Jesús como el profeta por excelencia. Qumrán y las comunidades cristianas
no solo vieron en los profetas se han cumplido en su momento preciso, sino también, pero
también comprendió que esta forma de cumplimiento superaba incluso lo que los propios
profetas comprendían (PCB, 32).18
16
Eric J. Tully, Reading the Prophets as Christian Scripture: A Literary, Canonical, and Theological
Introduction (Grand Rapids, MI: Baker Academic, 2022), 59; véase también pp. 57-61.
17
Gina Hens-Piazza, “Introduction to the Prophets”, in: John J. Collins & Others, editors. The Jerome
Biblical Commentary for the Twenty-First Century, London: T & T Clark, 2022. pp. 813-814.
18
Pontifical Biblical Commission, The Jewish People and their Sacred Scriptures in the Christian Bible.
Vatican City: Libreria Editrice Vaticana, 2002. n.32.
Delio Ruiz, Cristología I - Parte Bíblica. File 1 | 17
19
Tully, Reading the Prophets as Christian Scripture, 12, véase pp. 12-36.
20
Cf. R. FABRIS, «Gesù di Nazaret e il modello profetico», en R. PENNA (ed.), Il Profetismo da Gesù de
Nazaret al montanismo (Atti del IV Convegno di Studi Neotestamentari), Ricerche Storico-Biblice V/1,
Dehoniane, Bologna 1993, 43-65.
Delio Ruiz, Cristología I - Parte Bíblica. File 1 | 18
-Isaías:
Libro del Emanuel (Is 1-39)
a) 7,14-15: profecía citada en Mt 1,22.
b) 9,1-7: es un canto de alegría a los tiempos mesiánicos.
c) 11.1-10: Poema eminente mesiánico que muestra algunos rasgos de la vida del
Mesías: será de la estirpe davídica (del tronco de Jesé); estará lleno de espíritu
profético, y de los dones del Espíritu Santo.
Libro de la Consolación (Is 40-55): las profecías acerca de la manera como Dios salva: El
siervo de Yahvé (cuatro canticos):
Primer cantico (Is 42,1-9) Tiene dos partes claramente diferenciadas:
a) vv. 1-4
b) vv 5-9: citado explícitamente en Mt 12,17
Segundo cantico: (Is 49,1-7): contiene un pasaje paralelo en el Salmo 2, 7, v. 3.
Segundo cantico: (Is 50, 4ss): Habla el Siervo de Yahvé, exponiendo los sufrimientos que
soportará.
Cuarto cántico: (Is 52,13-53,12): narra la muerte del Siervo. El texto, conocido también
como la pasión según Isaías. Tiene amplia recepción en el NT.
21
Anthony Giambrone, OP. The Bible and the Priesthood. Priestly Participation in the One Sacrifice for
Sins (Grand Rapids: Baker Academic, 2022), 146 (véase pp. 156-151).
22
Aunque Crónicas fueron escritas al final del periodo persa, tal vez comenzando el periodo helenista.
Delio Ruiz, Cristología I - Parte Bíblica. File 1 | 20
La interpretación teológica de los autores del NT comienza con la citación del AT, por
ejemplo, la burla de los sacerdotes ante la cruz (cf. Sal 22,2.9.19; 34,20). Los salmos 22;
34 y 69 son considerados especialmente referidos a la muerte de Jesús. Pablo y el autor de
la carta a los Hebreos elaboran similares temas bíblicos, por ejemplo, a partir de los salmos
8 y 110, subrayando el rol de Abraham. Además, partiendo de una línea de Habacuc se
desarrolla el tema del justo que vive por su fe.
Notas sobre algunos salmos y la cristología
Salmo 2:
Es un salmo davídico y mesiánico citado frecuentemente en el nuevo testamento (cf.
Hechos 4,24-28; Heb 1,5;5,5; Ap 2,26-28). Consta de tres estrofas:
a) vv. 1-3: describe la sedición de los pueblos y los tumultos de las naciones contra
Dios y su Unigénito
b) vv. 4-6: Dios, en una antítesis dramática, se ríe de sus enemigos y anuncia “que
ha constituido al Rey sobre Sión, su monte a santo”.
c) vv. 7-9: este Rey promulga el decreto de Yahvé: “Tú eres mi hijo, yo hoy te he
engendrado. Pídeme y te dará a las naciones por heredad, y tus posesiones hasta los
confines de la tierra”.
-Salmo 21 (22):
Es también un salmo davídico-mesiánico. Se distinguen tres partes:
a) vv. 2-12: muestra las lamentaciones que el varón atribulado dice a Dios: “Dios
mío, Dios mío, ¿por qué me ha abandonado?” (cf. Mt 27,46).
b) vv. 13-12: describe la imagen dolorosa del justo sufriente.
c) vv. 23-32: indica los efectos provechosos del sufrimiento justo.
-Salmo 44 (45): El salmo celebra las nupcias de un rey con una reina. No es aplicable a
Salomón, sino sólo a un rey singular y divino. Es un salmo alegórico, como el Cantar de
los Cantares, Hebreos 1,8ss. refiere este salmo al Mesías. Describiendo la dignidad de
Cristo, tiene una gran concordancia con otros salmos que son típicamente mesiánicos (Sal
2 y 109).
-Salmo 68 (69): Contiene la súplica a Dios al varón inmerso en el mar de las tribulaciones.
En el Nuevo Testamento se aplica este salmo al Mesías en Jn 2,17; Hch 1,20; Rm15,3.
-Salmo 109 (110):
Citado por el mismo Jesús, como una pregunta que hace a los fariseos (Mt 22,41 ss). Se
encuentra citado en Hechos 2,34 y es un texto clave Hebreos (cf. Heb 5,10ss.)
a) vv. 1-3: celebra al Mesías como Rey.
b) v. 4: considera la dignidad sacerdotal del Mesías.
c) vv. 5-7: la guerra del Mesías contra sus enemigos y su victoria.
Delio Ruiz, Cristología I - Parte Bíblica. File 1 | 21
1.2. Jesús y las expectativas del judaísmo del siglo I: (a) mesianismo real; (b)
mesías sacerdote; (c) profeta; (d) médico; (e) maestro