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Trastornos de La Personalidad: Capítulo

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CAPÍTULO

Trastornos de la personalidad
M. Valdés

PU N TO S CLAV E
♦ Aunque la psicología de cada individuo es idiosincrásica, con necesidades desmedidas de atención y de afecto,
hay datos psicobiológicos que permiten establecer proclives al malestar psicológico, al descontrol emocional
tipologías (patrones estables de procesamiento de la y a la distimia, y que con frecuencia recurren a conductas
información biológica y de interacción con los otros). impulsivas.
♦ Esos patrones estables de procesamiento y de interacción ♦ El grupo C reúne a las personas que presentan distintas
se consideran anormales cuando generan sufrimiento e formas de miedo patológico. Temen la opinión de los
inadaptación; es decir, cuando dan lugar a psicopatología otros y evitan el contacto social, viven en un estado
y a problemas biográficos. de preocupación permanente y/o pueden adherirse o
♦ Existe un tipo de trastornos de la personalidad que someterse a otras personas para mitigar su desvalimiento.
se caracteriza por el procesamiento aberrante de la ♦ Aunque los trastornos de la personalidad presuponen
información, la experimentación de estados mentales por definición la existencia de un patrón disfuncional
inusuales, y el aislamiento y la marginación social. estable, los tratamientos psicofarmacológicos
Son sujetos raros y solitarios, proclives a presentar y las técnicas de intervención psicológica sirven
sintomatología psicótica (grupo A). para neutralizar los estados psicopatológicos
♦ El grupo B reúne a las personas con inestabilidad y para mejorar notablemente las estrategias de
emocional y propensión a la ansiedad, e incluye a sujetos interacción de los pacientes.

¿EXISTE LA PERSO N A LID A D ?____________ Eysenck (1981), defensora de la tipificación, y resume una
continuada polémica entre los partidarios de la objetivación
Preguntar si la personalidad existe puede parecer retórico psicométrica y los que patrocinan un análisis más funcional
pero, de hecho, no todos los psicólogos comparten la convic­ del comportamiento. La defensa que Eysenck hace del rasgo
ción de que el comportamiento responda a predisposiciones como construcción descriptiva de base estadística (Eysenck
estables en cada sujeto y, por otra parte, la personalidad es y Eysenck, 1981) es de sentido común y coincide con la
una construcción hipotética, un artefacto conceptual que idea de que cada individuo tiende a com portarse de una
pretende proponer explicaciones de la psicología del sujeto manera congruente con lo que suponemos su «modo de
desde un marco teórico preestablecido. En la clínica no hay, ser». Hay, pues, alguna base empírica para aventurar que
pues, ninguna posibilidad de observación inmediata de la en cada persona hay mecanismos psicológicos y conduc­
personalidad, sino que su tipificación es el producto de una tas idiosincrásicas que configuran su identidad, aunque la
inferencia, del establecimiento mental de una categoría a vida y los años vayan cambiando a la gente hasta extremos
partir de las características y de las conductas de cada sujeto. imposibles de prever por parte de las teorías psicológicas
Ese marco teórico de referencia puede estar muy meditado (McClelland, 1981; Heatherton y Weinberger, 1994; Costa
conceptual y metodológicamente, pero en la clínica psiquiá­ y McCrae, 2006).
trica suele ser puramente intuitivo, porque la nosología es Las tipologías más importantes de la personalidad fun­
ateórica y, aunque parezca asombroso, está desconectada de damentadas en la noción de rasgo son la teoría factorial de
la psicología que tendría que servirle de antecedente. Catell (Catell y Kline, 1977) y el modelo de cinco factores
No obstante, ya quedó dicho que no todos los psicó­ de Costa y M cCrae (M cCrae y Costa, 2004), Se trata de
logos conceden el mismo valor a la personalidad como tipologías no fundamentadas biológicamente, que permiten
constructo, y hay autores, como Mischel (1977), que dis­ describ ir a cada individuo a partir de sus predisposiciones
cuten la utilidad del rasgo como variable relevante para temperamentales, su inteligencia, su vida emocional y su
predecir las conductas. Su punto de vista —interaccional, manera de interactuar con el medio (que se concreta sobre
situacionista— se opone a la teoría de la personalidad de todo en la interacción con sus semejantes) (tabla 21-1).
© 2015. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos
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C A P ÍT U L O 21 Trastornos de la personalidad 307

TABLA 2 1 - 1
F a c to re s d e p e rso n a lid a d , seg ú n la te o r ía d e C atell y el m o d e lo d e cin c o f a c to re s

Teoría de Catella M odelo de cinco factoresb

C a p a cid a d in telectu al A p ertu ra a la e x p erien cia (O )


Baja capacidad-inteligencia Fantasía, estética, ideas, valores
A ctitudes y estados de ánimo Resp o nsab ilid ad (C)
Distante, frío-afectuoso, abierto Competencia, orden, sentido del deber
Serio, taciturno-expansivo, entusiasta Tenacidad, autodisciplina
Tenaz-inconstante
N eu ro ticism o (N)
Tímido, cohibido-socialmente atrevido
Ansiedad, hostilidad, depresión
Práctico, convencional-bohemio, despreocupado
Impulsividad, vulnerabilidad al estrés
Despreocupado con las normas-moralista
Ag rad abilid ad, afiliación (A)
Em otividad
Confianza, sinceridad, altruismo
Estable-emocional, inestable
Compromiso, comprensión
Realista, duro-sensible, tierno
Relajado, tranquilo-tenso, irritable Extraversión (E)
Sigue sus impulsos-autodisciplinado Calidez, sociabilidad, asertividad
Actividad, búsqueda de excitación
R e la cio n es con los dem ás
Emociones positivas
Dominante, agresivo-benévolo, conciliador
Confiado-suspicaz
Sencillo, franco-calculador, astuto
Conservador, tolerante-radical, crítico
Dependiente, imitativo-autosuficiente
Factores d e seg u n d o ord en
Ajuste emocional-ansiedad, distimia
Introversión-extraversión
Socialización-no socialización
Dependencia-independencia

aDe: Catell y Kline, 1977.


bDe: Costa y McRae, 2004.

LA PER SO N A LID A D TRASTORNADA que de la psicología, puede diagnosticar el síndrome psiquiá­


trico predominante en el momento del contacto clínico y no
Si se acepta que la personalidad es un concepto que resume reparar en los aspectos biográficos del paciente, reveladores
la idiosincrasia funcional de cada individuo, no hay duda de de su verdadera psicopatología. Por eso son importantes
que puede haber personalidades trastornadas. En último los criterios cronológicos implícitos en el diagnóstico de las
© Elsevier. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

término, la noción de personalidad se justifica por la nece­ distintas categorías psiquiátricas propuestas en las últimas
sidad de apelar a predisposiciones individuales o a variables versiones del DSM (APA, 1995, 2000, 2013).
intermedias (constructos hipotéticos) para explicar com­
portamientos contrarios a la lógica o a las leyes del refuerzo,
y por eso la clínica psiquiátrica habla de trastornos de la TRA STO RN O S DE LA PERSO N A LID A D
personalidad al margen de la teorización psicológica. Para
el clínico, esa operación no es difícil, porque es idéntica a la Las nosologías psiquiátricas de inspiración norteamericana
de hacer un diagnóstico médico, que en cierto modo es una han recurrido al estudio sindrómico y evolutivo de la semio­
construcción hipotética para describir convencionalmente logía de los trastornos de la personalidad, con el fin de
la enfermedad. No hay apenas diferencia metodológica entre establecer categorías diagnósticas excluyentes. Las recientes
diagnosticar un trastorno y un modo de ser, puesto que, en versiones del DSM agrupan los trastornos de la personalidad
la clínica, la enfermedad se define como una serie de signos en torno a tres grandes tipos de características genéricas,
y síntomas que aparecen juntos, y la personalidad, como un que en cierto modo se parecen a los factores de segundo
conjunto de características y conductas que parecen rela­ orden, e incluyen un total de once categorías diagnósticas,
cionadas entre sí (cluster traits). Naturalmente, el estudio establecidas a partir de criterios estrictos. En primer lugar,
clínico de la personalidad exige una evaluación longitudinal se encontrarían los sujetos extraños (esquizoides, esquizotí-
(Paris, 2003) y ello supone una gran diferencia respecto al picos o paranoides); en segundo lugar, los sujetos inmaduros
diagnóstico médico, que suele ser más transversal y a fiarse (histriónicos, narcisistas, antisociales o límite), y, en tercer
prioritariamente de los síntomas presentes. He aquí el primer lugar, los temerosos (evitadores, dependientes, compulsivos
gran problema para el correcto diagnóstico de los trastornos o pasivo-agresivos, aunque estos últimos se incluyen entre
de la personalidad: el psiquiatra, más hijo de la medicina los trastornos no especificados). Hay que hacer constar que
308 C A P ÍT U L O 21 Trastornos de la personalidad

este agrupamiento factorial ha sido confirmado por otros altas puntuaciones en esquizotipia, que es una construcción
autores (Tyrer y Fergunson, 2000; Pérez y Leal, 2004) y en las psicológica que se debe a Claridge y Brooks (1984), que
tablas 2 1 -2 a 2 1 -5 s e resumen con más detalle algunas de sus expresaría la predisposición a la psicosis de tipo esquizo­
características. También hay que señalar que la importante frénico y sería psicométricamente afín al contenido de las
labor de unificación de criterios llevada a cabo por la APA ha subescalas de propensión a la psicosis de Chapman y cois.
incrementado notablemente la fiabilidad del diagnóstico de (1980), que los autores definen por la presencia de anhedonia
los trastornos de la personalidad que, antes de la aparición física y social, aberración o distorsión perceptiva e ideación
de los DSM, sólo era aceptable para los trastornos histérico y mágica (en el sentido de establecer extrañas relaciones entre
antisocial (Liss y cois., 1973). Por otra parte, no hay notables los acontecimientos).
discrepancias entre las modernas tipificaciones anglosajonas Estos trastornos de la personalidad apenas se modifican
y las descripciones fenomenológicas de la psiquiatría cen- a lo largo de la biografía del sujeto (Paris, 2003), a diferencia
troeuropea, aunque esta última se haya nutrido más de la de los trastornos pertenecientes a los otros dos apartados,
teorización psicológica y de otras influencias culturales que presentan una incidencia máxima en la edad juvenil,
ajenas a la clínica. declinan en intensidad en la edad madura y vuelven a agu­
dizarse ligeramente en los últimos años de la vida. Como
ya quedó dicho, este primer agrupamiento comprende los
Sujetos extraños trastornos paranoide, esquizoide y esquizotípico de la per­
sonalidad, que se describen a continuación.
En este apartado se describe a un conjunto de personas que
se caracterizan por su incapacidad para establecer y mante­
T rasto rn o p a ra n o id e d e la p e rso n a lid a d
ner relaciones interpersonales debido a su acusada introver­
sión, a falta de sintonía y calidez, y a una llamativa dificultad «No puedes confiar en nadie.»
para aprender las habilidades sociales más elementales. Son Millón y Davis, 2001
individuos raros e impenetrables, que viven socialmente
aislados en distintas formas de marginalidad y que carecen Las personalidades paranoides se caracterizan por la des­
de sentido del humor y de intereses afiliativos. Suelen ser confianza, la hipersensibilidad y la propensión a dar signifi­
fríos e inexpresivos, es fácil encontrarlos adheridos a sectas cado a los detalles más nimios, desde la presunción de una
y a grupúsculos extraños, y son altamente vulnerables a la exagerada autoimportancia, que puede o no ser confirmada
patología psiquiátrica, en particular a la esquizofrenia, a por las realidades y los hechos. Son personas proclives a
los trastornos afectivos y al uso adictivo de sustancias, que la autorreferencia y al entendimiento malévolo y hostil de
con frecuencia son utilizadas para hacer menos penosos los las personas y las circunstancias, y no suelen tener ningún
contactos sociales (tabla 21-2). amigo, puesto que siempre andan metidos en rencillas y con­
Desde el punto de vista de las teorías de la personalidad, traen con facilidad resentimientos y enemigos. Son rectos,
los sujetos de este grupo presentan elevadas puntuaciones en justicieros, racionales y normativos —es decir, rígidos— y
la dimensiónpsicoticism o (P) de Eysenck (1981), que agrupa propenden a moralizar y a ser muy radicales en cuestiones
conductas desviadas de la norma, «callosidad» emocional de orden. Por otra parte, sus relaciones personales suelen
y componentes de la impulsividad y del aventurerismo que basarse en la subordinación —ubican a las personas por
no pertenecen a la extraversión. Asimismo, son sujetos con encima o por debajo de ellos— y suelen ser desconsiderados

TABLA 2 1 - 2
D SM -5 su je to s e x tra ñ o s

Diagnóstico Características esenciales Factores de segundo orden (Catell)

Trastorno paranoide de la personalidad Desconfianza excesiva e injustificada, Introvertidos


suspicacia, hipersensibilidad, restricción Mal socializados
afectiva Desajustados emocionalmente
Independientes
Trastorno esquizoide Dificultad para establecer relaciones
sociales, ausencia de sentimientos cálidos
y tiernos, indiferencia a la aprobación,
crítica o sentimientos ajenos
Trastorno esquizotípico Anormalidades de la percepción, del
pensamiento, del lenguaje y de la
conducta, que no llegan a reunir los
criterios para la esquizofrenia

Tabla basada en los criterios diagnósticos descritos en el DSM-5 (Reproducción autorizada por Editorial Médica Panamericana en nombre de
la Asociación Americana de Psiquiatría. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5®), 5.aedición. ©2014, American
Psychiatric Association. Todos los derechos reservados.)
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y despóticos con los que consideran inferiores y dóciles y trastornos de la personalidad. Son personas que ya llaman
obedientes con la autoridad. Eso explica el autoritarismo la atención por su aspecto externo, desaliñado y extrava­
y la fácil celotipia respecto a sus asustados cónyuges, que gante, son fríos e impenetrables como los esquizoides, con
sobreviven sumisamente para no enfurecerles y presentan frecuencia hablan solos de temas ininteligibles y sostienen
con frecuencia características propias de la personalidad puntos de vista estram bóticos, resultado de un peculiar
dependiente. Estas personas carecen de flexibilidad y de tipo de pensamiento, próximo a lo primitivo y a lo mágico.
sintonía afectiva para relativizar los conflictos y acuden a Aunque los esquizotípicos comparten con otros ciudadanos
los tribunales a las primeras de cambio, dispuestos a hacer crédulos numerosas convicciones en torno al imperio de
valer su razón formal con tozudez y beligerancia. Acaban lo paranormal —telepatía, clarividencia, poderes ocultos,
viviendo solos, sin más apoyo social que el que obtienen extraterrestres, etc.—, es evidente su anormalidad y tan
en su medio laboral, aunque lo frecuente es que también llamativa su psicopatología que casi siempre reciben el eti­
litiguen contra la empresa y se enem isten con todos los quetado social de enfermos psíquicos, al margen del criterio
compañeros de trabajo. diagnóstico profesional. Los individuos esquizotípicos sue­
Hay dos posibles versiones de la personalidad paranoide: len ser hospitalizados psiquiátricamente en algún momento
una «dura», afirmativa y litigante, y otra «blanda», sensitiva y de su biografía por presentar ideación paranoide y auto-
sufriente, en la que predominarían los aspectos de hipersen­ rreferencial, estados distímicos de variado signo o episodios
sibilidad, rencor y sentimiento de ser tratado de manera des­ psicóticos breves que, una vez remitidos tras el adecuado
considerada o peyorativa. Esta última forma de personalidad tratamiento, dejan al esquizotípico tan mal como estaba
ha sido descrita magistralm ente por Kretschm er (1918) antes de la complicación psiquiátrica sobreañadida. Es fre­
como antecedente de episodios depresivos que pueden cuente encontrar personalidades esquizotípicas entre los
ir acompañados de ideación interpretativa de naturaleza mendigos, los vagabundos, los marginados en general y entre
delirante, remisible parcial o totalmente con tratamiento los afiliados a las sectas esotéricas, que parecen pensadas
psicofarmacológico y psicoterápico. para este tipo de pacientes, tan refractarios a otras formas de
vida institucional. No obstante, no todos los marginados son
T ra sto rn o e sq u iz o id e d e la p erso n alid ad esquizotípicos, puesto que la incapacidad para la relación
social es sólo un criterio más para establecer la existencia
«Puedes llamar a la puerta, pero no hay nadie en casa.» de una personalidad trastornada.
Millón y Davis, 2001

Los sujetos denominados esquizoides parecen indife­


rentes a las relaciones sociales, no invitan a la interacción
Sujetos inmaduros
personal por su frialdad y su nula expresividad emocional,
El segundo grupo de trastornos de la personalidad incluiría
y suelen dar la impresión de vivir ensimismados y ausentes,
a los sujetos inmaduros (tabla 21-3), caracterizados por
como si su atención estuviese permanentemente dirigida a
su labilidad afectiva y por una peculiar emotividad que va
las vivencias internas. Pero el mundo interior del esquizoide
acompañada de conductas descontroladas o socialmente
no parece tener nada de apasionante, como lo demuestran
inconvenientes. A veces reciben el nombre de malcriados,
© Elsevier. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

sus frecuentes quejas de vaciedad y la falta de temas para


de déspotas o de caprichosos y dan la impresión de no ser
comunicar o intercambiar en una conversación con el pró­
fiables com o personas, a causa de sus dificultades para
jimo. Además, esta incapacidad para las relaciones sociales
regularse de acuerdo con los reglamentos sociales y los
suele ir acompañada de vivencias autorreferenciales, fobias
códigos interpersonales.
múltiples, m ecanism os psicológicos de evitación y alta
Este grupo reúne los trastornos histriónico, narcisista,
disconformidad con la autoimagen, lo que lo condena a la
antisocial y límite de la personalidad, que, desde el punto
soledad y lo hace vulnerable a los estados distímicos, a las
de vista psicológico, serían susceptibles de explicación a
reacciones desadaptativas, al consumo de tóxicos e incluso
partir de la teoría del aprendizaje social (Bandura y Wal­
a episodios delirantes de corta duración. A diferencia del
ters, 1974), que considera el desarrollo de la personalidad
esquizotípico —asimismo incapaz de establecer relaciones
como producto de un largo proceso de modelamiento en el
íntimas—, la rareza del esquizoide parece más próxima al
que intervienen la imitación, el refuerzo social y el condicio­
déficit que a la alteración cualitativa y se concreta en la
namiento vicario. Los sujetos inmaduros parecen resistentes
introversión, el aislamiento y la vida al margen de la estruc­
a la adquisición de aprendizajes sociales, lo que es con­
tura sociofamiliar.
gruente con el hecho de que suelan ser temperamentalmente
extravertidos, y se ha propuesto un entendimiento de sus
T ra sto rn o e sq u iz o típ ico d e la p erso n a lid a d
trastornos a partir de errores específicos en el aprendizaje
«Soy excéntrico, diferente, raro.» de su identidad genérica. Así, por ejemplo, Warner (1978)
Millón y Davis, 2001 considera la personalidad histriónica como una incorpora­
ción por exceso de lo que se considera socialmente femenino
Los individuos esquizotípicos son los más raros entre y la personalidad antisocial como una caricatura extrema
los sujetos extraños que configuran el primer grupo de los de lo masculino (tabla 21-4). En cualquier caso, la biografía
310 C A P ÍT U L O 21 Trastornos de la personalidad

TABLA 2 1 -3
D SM -5: su je to s in m ad u ro s

Diagnóstico Características esenciales Factores de segundo orden (Catell)

Trastorno histriónico Conducta teatral, reactiva y expresada intensamente, con Extravertidos


relaciones interpersonales marcadas por la superficialidad, Mal socializados
el egocentrismo, la hipocresía y la manipulación Desajustados emocionalmente
Dependientes
Trastorno narcisista Sentimiento de importancia y grandeza, fantasías de éxito,
necesidad exhibicionista de atención y admiración,
explotación interpersonal
Trastorno antisocial Conducta antisocial continua y crónica, en la que se violan
los derechos de los demás. Se presenta antes de los 15 años
y persiste en la edad adulta
Trastorno límite Inestabilidad en el estado de ánimo, la identidad,
la autoimagen y la conducta interpersonal

Tabla basada en los criterios diagnósticos descritos en el DSM-5 (Reproducción autorizada por Editorial Médica Panamericana en nombre de
la Asociación Americana de Psiquiatría. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5®), 5.a edición. ©2014, American
Psychiatric Association. Todos los derechos reservados.)

TABLA 2 1 -4
P erso n a lid a d an tiso cia l e h is trió n ica y e s te r e o tip o g e n é ric o (D e W arn er, 1 9 7 8 )
Personalidad histriónica Estereotipo fem enino Estereotipo masculino Personalidad antisocial

Dependiente Sumisión Independencia Antisocial


Dependencia Agresividad
Excitable Excitable Sereno Tranquila, no ansiosa
Afectividad pobre
Emotiva Emotivo No emotivo
Sugestionable Influenciable No influenciable Incorregible, no remordimientos
Irracional Intuitivo Lógico Superficialmente inteligente
Lábil Cambiante Estable, firme Frío
Sensible Herible No herible fácilmente Indiferente
Vana, narcisista Preocupación por la apariencia No preocupación por la
apariencia
Provocativa sexual mente Coquetería No coquetería Indiferencia
Frígida Sexualmente pasivo Sexualmente activo Promiscuidad
Considerado, tierno Desconsiderado Egocentrismo
Expresión de afectos No expresión de afectos Incapacidad de amor
Múltiples quejas somáticas Débil Fuerte No manifestaciones neuróticas

de los sujetos inmaduros siempre es conflictiva a causa de de acuerdo con la susceptibilidad individual a las señales de
sus frecuentes problemas con las normas y suelen ser con­ recompensa o de castigo, los sujetos inmaduros estarían
siderados ya desde la infancia como «ingobernables», con selectivamente atentos a los estímulos sugerentes de gra­
el consiguiente deterioro de las relaciones familiares y de las tificación, de modo que activarían su conducta para con­
posibilidades de educación. seguir sus objetivos, al margen de otras señales sugerentes
De acuerdo con la teoría de Eysenck (1981), ya se señaló de fracaso, de inconveniencia o de riesgo. Se trata, pues, de
que los sujetos inmaduros suelen ser temperamentalmente individuos en permanente predisposición a colisionar con
extravertidos, pero difieren en forma sensible en cuanto a su la sociedad, pero merecen ser descritos con más detalle para
emotividad, máxima en la personalidad histriónica y mínima ilustrar hasta qué punto pueden diferir entre sí, a pesar del
en la antisocial. Para Gray (1982), que tipifica la personalidad agrupamiento.
C A P ÍT U L O 21 Trastornos de la personalidad 311

T ra sto rn o h is trió n ico d e la p e rso n alid ad los otros haga pensar en la supervivencia de mecanismos
infantiles de funcionamiento, como resultado directo de
«Hazme el centro de tus atenciones.» alteraciones específicas de los procesos de socialización.
Millón y Davis, 2001
T rasto rn o an tiso cia l d e la p e rso n a lid a d
El término histeria está siendo sustituido en los moder­
nos glosarios psiquiátricos por el de histrionismo para sub­ «Haré lo que quiera cuando quiera.»
rayar la importancia diagnóstica de la aparatosidad y de la Millón y Davis, 2001
sobreactuación, en detrimento de las connotaciones sexua­
les ligadas al concepto desde su origen histórico. El hecho Las personalidades antisociales constituyen el caso más
de que este trastorno de la personalidad pueda estar relacio­ llamativo de anomalías en la adquisición de los aprendizajes
nado con una incorporación anómala del estereotipo social normativos, y suelen crear trastornos de todo tipo en las
de la feminidad no implica su exclusiva aparición en las personas que las rodean. La personalidad antisocial parece
mujeres —de hecho, hay personalidades histriónicas entre de gestación muy temprana y se expresa a través de con­
los varones— ni justifica la presunción etimológica que flictos con las normas ya desde la infancia. Son niños que
asocia la histeria con el útero. No obstante, es verdad que mienten, roban, se escapan de casa, hacen novillos y no se
en las biografías de estas personas no faltan incidentes, corrigen ni se acongojan cuando reciben castigos. Enseguida
desgracias y traumas de naturaleza sexual, que no se deben destacan por su frialdad y su falta de miedo —serían sujetos
a la mala suerte. Ocurre que al ser extravertidas y al estar extravertidos, de alta impulsividad, tanto para Gray (1982)
insaciablem ente necesitadas de afecto y de atención, las como para Eysenck (1981)— y parecen regularse exclusiva­
personalidades histriónicas son cálidas y seductoras, esta­ mente por su sensibilidad a las señales de recompensa y a
blecen con facilidad relaciones poco elaboradas y a veces la gratificación inmediata; de ahí que no estén motivados
emiten señales equívocas, que dan pie a malos entendimien­ para el esfuerzo sostenido y acaben desinteresándose de
tos y a confusiones en el receptor, que toma por incitación todo lo que no reporte estimulación contingente. Son, pues,
grosera lo que es una manifestación ambigua por exceso de inconstantes y volubles, por mucho que a veces sean since­
expresividad. Por esta razón, o por otras que se desconocen, ros con sus entusiasmos, y como tienden a ser seducidos
las personalidades histriónicas acaban teniendo líos y con­ por la novedad, a veces se conducen insensatamente, sin
flictos con todo el mundo y es fácil que se enemisten con reparar en las consecuencias. Estas personas puntúan muy
parientes, vecinos y amigos, con los que pueden pasar en alto en la subescala P de Eysenck, que incluye muchos ítems
cuestión de muy poco tiempo de la intimidad más insensata que hacen referencia a conductas extrañas y antisociales,
al distanciamiento más glacial. Se trata de personas incapa­ pero no son propensos a presentar trastornos psicóticos y
ces de modular, viven los acontecimientos con subjetividad suelen acudir a la clínica psiquiátrica a raíz del consumo de
total, suelen ser hipersensibles y suspicaces, y carecen de estimulantes del tipo de la anfetamina o de la cocaína, que
estabilidad emocional. No es extraño que envenenen las suelen combinar con marihuana o alcohol, indistintamente.
relaciones interpersonales con rencillas, afrentas y rencores, Por tanto, son pacientes que presentan síndromes tóxicos
puesto que nunca son neutros respecto a las personas que que, una vez tratados adecuadamente, ponen de relieve la
©Elsevier. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

les rodean y otorgan significado afectivo a todos los detalles verdadera personalidad sociopática subyacente, que a veces
que, por otra parte, captan con extraordinaria intuición. tiene perfiles agradables y seductores, como en el caso de
Este trastorno de la personalidad se expresa muchas veces la personalidad histriónica. Son individuos condenados a la
en la clínica a través de episodios distímicos que son conse­ inadaptación, pero parece que maduran sensiblemente con
cuencia de la fragilidad emocional, de intentos de suicidio el paso de los años (Tyrer y Seivewright, 2000; Paris, 2003);
instrumentales, de síntomas de conversión (v. capítulo 16) y no obstante, son objeto de tantas complicaciones biográficas
de trastornos de conducta que se inician en la adolescencia (confinamiento manicomial, encarcelamiento, aislamiento
o la edad juvenil y van modificando su patoplastia con el familiar y social, etc.), que es difícil hablar de la normaliza­
transcurso de los años. ción de su personalidad en la vida adulta.
Las personalidades histriónicas pueden surgir en un marco La personalidad antisocial puede expresarse a través
familiar de sobreprotección, pero también en condiciones de de conductas muy variadas, que implican diferentes grados de
privación afectiva, lo que hace difícil establecer una relación socialización: desde el desaprensivo de guante blanco que
causal entre el tipo de educación recibida durante la infancia se aprovecha amoralmente de los reglamentos al atracador
y el desarrollo del trastorno en la vida adulta. En cualquier insensato, que hace dudosa la clásica afirm ación de que
caso, la personalidad histriónica destaca por su exuberancia, la personalidad antisocial suele darse en personas de una
por sus bruscos cambios de humor a partir de la percepción cierta inteligencia. Cuesta trabajo atribuir talento a sujetos
de pequeñeces, por su teatralidad, su superficialidad y su incapaces de prever las obvias consecuencias negativas de
aparente falta de sinceridad, por su tendencia a deformar la sus actos.
realidad y a refugiarse en lo fantástico, y por su facilidad para La personalidad antisocial es mucho más frecuente en
resultar herida en la interacción personal. No es de extrañar los varones que en las mujeres, pero, al igual que en el caso
que esta dificultad para vivir la realidad compartible con de la personalidad histriónica, su presencia es detectable en
312 C A P ÍT U L O 21 Trastornos de la personalidad

ambos sexos. En la historia infantil de estas personas hay a sintomatología alternante —histriónica, obsesiva, anti­
figuras maternas demasiado tolerantes y padres excesiva­ social y psicótica— a una velocidad que hace inoperantes
mente débiles, pero la emergencia del trastorno es tan tem­ los tratamientos. Se trata de un trastorno definido por una
prana que a veces es difícil distinguir entre causas y efectos pauta generalizada de inestabilidad respecto a la vivencia
en la interacción paternofilial. De hecho, la prevalencia de la propia imagen, de las relaciones interpersonales y del
familiar del trastorno antisocial de la personalidad habla estado de ánimo, que hace ingobernable la vida psíquica y
más en favor de la intervención de factores genéticos que la conducta. Las personas con este trastorno son un tratado
de una alteración exclusiva de los procesos de socialización viviente de psiquiatría y no suelen recibir el diagnóstico
por prácticas educativas inconvenientes. correcto hasta que se hace patente su anomalía estructural,
que parece depender de una seria alteración de los procesos
T ra sto rn o n a rcisista d e la p erso n alid ad psicobiológicos de crecim iento. Son jóvenes menores de
20 años —por lo general, mujeres— que a veces presentan
«Mis órdenes son tus deseos.» com portam ientos absurdos de tipo antisocial o psicóti­
Millón y Davis, 2001 co, o mecanismos histriónicos muy llamativos, o estados
disfóricos incomprensibles, o rigideces de pensamiento
En la línea de los trastornos que implican alteraciones en de apariencia obsesiva, o intentos de suicidio a propósito de
los procesos de socialización, la personalidad narcisista des­ nimiedades. Van recibiendo diagnósticos diversos —la
taca por su tendencia a la grandiosidad, a la autoimportancia mayoría de las veces el de esquizofrenia— y no responden
y a la hipersensibilidad a la valoración de los demás. Son apenas a los tratamientos, a pesar de que pueden adherirse
personas carentes de empatia, sin capacidad para la gene­ patológicamente a los terapeutas, de los que parecen depen­
rosidad y el intercambio con los que les rodean y tienden der adictivamente. En realidad, no toleran la soledad, son
a la explotación interpersonal. Se consideran individuos hipersensibles al rechazo y carecen de recursos personales
merecedores de trato privilegiado y se embarcan en fantasías para vivir consigo mismos sin angustia.
de éxito, de belleza y de prestigio, tienen una necesidad Por supuesto, tam bién pueden consumir tóxicos, fre­
exhibicionista de atención y de admiración, y son envidiosos cuentar ambientes marginales, dedicarse a la prostitución
y descalificadores con las personas que han conseguido o perpetrar delitos, y además presentan reacciones de ira
buena reputación social. Se trata de sujetos que parecen vivir intensa y conductas agresivas por descontrol, que hacen
a través de la fantasía, sin aceptar las reglas de la realidad muy difícil la convivencia, puesto que cada explosión va
ni los propios defectos o limitaciones, y acaban tiranizando seguida de arrepentimientos y súplicas de ayuda, cuando no
a los familiares, a los que consideran responsables de sus de amenazas de suicidio por temor al abandono.
frustraciones y de sus fracasos. De hecho, tienden a auto- No se dispone de datos fiables sobre la evolución de estos
contemplarse, cuidar su aspecto y adquirir todos los signos pacientes, pero parecen ir mejorando con el transcurso del
que reflejan un alto estatus social. Son, pues, presumidos, tiempo y hay muchos ejemplos de normalizaciones conduc-
fatuos, egoístas y poco dados a inspirar afecto o aprobación, tuales y de estabilizaciones progresivas, aunque subsisten las
de manera que acaban viviendo a solas con sus fantasías y anomalías del pensamiento y la propensión a presentar tras­
únicamente son capaces de relación afirmativa con los que tornos distímicos (Tyrer y Seivewright, 2000; Paris, 2003).
toleran sus desconsideraciones.
Hay muchas modalidades de personalidad narcisista,
y puesto que en ocasiones aparecen asociados elementos
histriónicos, antisociales y límite, cabe pensar en una fuerte Sujetos temerosos
determinación genética del trastorno que, al igual que en la
personalidad antisocial, también se manifiesta precozmente Este apartado agrupa un conjunto de trastorn os de la
a través de dificultades en los aprendizajes escolares y en personalidad —por evitación, por dependencia, obsesivo-
los procesos de socialización. La personalidad narcisista compulsivo y pasivo-agresivo— caracterizado por un miedo
puede acudir a la clínica a causa de estas dificultades o por patológico, que acaba determinando la biografía. Se trata
la presencia de episodios distímicos e incluso de reacciones de personas extraordinariamente sensibles a las señales de
psicóticas breves, lo que sugiere una alteración de las estruc­ castigo, que responden con intensas reacciones emocionales
turas caracteriales que va más allá de una mera disfunción que llegan a interferir en los aprendizajes y a desorganizar
educativa. la conducta. Así pues, son individuos incapaces de adquirir
estrategias de afrontamiento adecuadas a través de los apren­
dizajes sociales y acaban con un infradesarrollo objetivo de
T ra sto rn o lím ite d e la p e rso n alid ad
muchas áreas de funcionamiento que resultan imprescindibles
«Me enfadaré mucho si intentas dejarme.» para la vida autónoma y el equilibrio emocional. Temen ir a
Millón y Davis, 2001 la escuela, temen hacer el ridículo, temen a sus semejantes,
temen fracasar en sus cometidos y temen, en general, cual­
El trastorno límite de la personalidad posiblemente es quier incertidumbre y cualquier novedad, con lo que nunca se
la perturbación psiquiátrica más temible, porque da lugar exponen a equivocarse lo necesario para aprender por ensayo
C A P ÍT U L O 21 Trastornos de la personalidad 313

TABLA 2 1 -5
D SM -5: su je to s te m e ro s o s

Diagnóstico Características esenciales Factores de segundo orden (Catell)

Trastorno por evitación Hipersensibilidad al rechazo, la humillación o la Introvertidos


vergüenza, retraimiento social, a pesar del deseo de Mal socializados
afecto, y baja autoestima Desajustados emocionalmente
Dependientes
Trastorno por dependencia Pasividad para que los demás asuman las
responsabilidades y las decisiones, subordinación
e incapacidad para valerse solo, falta de
autoconfianza
Trastorno obsesivo-compulsivo Perfeccionismo, obstinación, indecisión, excesiva
devoción al trabajo y al rendimiento, dificultad para
expresar emociones cálidas y tiernas

Tabla basada en los criterios diagnósticos descritos en el DSM-5 (Reproducción autorizada por Editorial Médica Panamericana en nombre de
la Asociación Americana de Psiquiatría. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5®), 5.a edición. ©2014, American
Psychiatric Association. Todos los derechos reservados.)

y error. No se valen de la acción para adquirir seguridad emo­ crítica, les horroriza hacer el ridículo y necesitan garantías
cional y convicción de control, y por eso se ven obligados a de aprobación incondicional para establecer relaciones
combatir su ansiedad recurriendo a fantasías, a supersticiones con el prójimo. Como su tem or al contacto social impide
y a vinculaciones parásitas que siempre son ambivalentes y la adquisición gradual de habilidades de afrontamiento, lo
conflictivas, puesto que oscilan entre la hostilidad acusatoria habitual es que carezcan objetivamente de recursos para la
y el maternazgo sobreprotector (tabla 21-5). interacción personal —no saben qué hacer, ni qué decir, ni
Psicométricamente, estas personas son introvertidas y cómo hablar, ni a dónde mirar cuando están con la gente—,
presentan elevadas puntuaciones en neuroticismo, lo que de modo que recurren a estrategias de evitación para así
las haría selectivamente sensibles a las señales de castigo, librarse del penoso trance de sentirse examinados por las
según la teoría de Gray (1982). La diferente expresión clínica personas, a las que atribuyen hostilidad y malevolencia.
de cada trastorno parece depender de las estrategias que el Son, pues, individuos que tienden a vivir aislados desde
sujeto pone en marcha para defenderse de la ansiedad, una muy jóvenes y aprovechan cualquier excusa para evitar el
vez fracasada la adquisición de los aprendizajes adaptati­ contacto con los demás, recurriendo a elementales mecanis­
vos. La susceptibilidad diferencial a reaccionar con miedo mos psicológicos de negación y proyección, sin un discurso
ante estímulos de variada significación es medible a través intelectualmente presentable.
de un cuestionario específico desarrollado por Torrubia La constatación de su incapacidad para afrontar situa­
y Tobeña (1984), a partir de la teoría de Gray, y el estudio ciones que no son traum áticas para los demás hace que
© Elsevier. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

de las estrategias de afrontamiento es factible con cues­ estas personas tengan una baja autoestima y se expongan
tionarios al efecto (Carver y cois., 1989), de modo que el a frecuentes episodios depresivos o a estados de ansiedad
estudio psicométrico de este conjunto de trastornos podría derivados de sus fallidas tentativas de afrontamiento, que se
esclarecer alguno de sus complejos determinantes. En gene­ alternan con estados de bloqueo emocional, propios de la
ral, la falta de estrategias de afrontamiento adecuadas da biología de la inhibición de la acción.
lugar a que estas personas presenten conductas explosivas, Desde el punto de vista social, las incapacidades de estas
desorganizadas y mal dirigidas, que alternan con el retrai­ personas son muy notorias, pues, además de carecer de
miento y la inhibición. Estos comportamientos no sólo son aprendizajes elementales, desaprovechan oportunidades
inútiles como recursos para afrontar el miedo, sino que laborales por temor a la responsabilidad y no tienen apoyos
añaden nuevos conflictos en las relaciones interpersonales sociales, con lo que hay un alto riesgo de invalidez, de depen­
e hipersensibilizan al sujeto, que tiende a defenderse con dencia familiar y de autoinculpaciones agresivas, que generan
mecanismos psicológicos de negación, de racionalización y problemas sobreañadidos y consolidan la patología fóbica.
de proyección y con estrategias de evitación y de inhibición
en lo que respecta a su conducta. T rasto rn o d e la p e rso n a lid a d p o r d e p e n d e n c ia

T ra sto rn o d e la p erso n a lid a d p o r e v ita ció n «Cuida de m í y protégeme.»


Millón y Davis, 2001
«Quiero gustarte, pero sé que me odiarás.»
Millón y Davis, 2001 Las personas con este trastorno tienen miedo a la sole­
dad, son hipersensibles a la desaprobación y se conside­
Las personas que presentan este trastorno siempre temen ran incapaces de vivir por cuenta propia. Como estrategia
la evaluación negativa de los demás, no toleran la menor para defenderse de esos temores se adhieren de un modo
314 C A P ÍT U L O 21 Trastornos de la personalidad

dependiente y sumiso a otras personas, buscando consejo o —lentos, reiterativos, rígidos, imprácticos— y sólo se fían
protección y pueden llegar a extremos increíbles de subor­ del valor del esfuerzo, de manera que son disciplinados y
dinación y obediencia. La autoestima en estas personas es tenaces cuando saben a qué atenerse y nunca se arriesgan
nula, y puesto que son escasas sus fuentes de gratificación y a improvisar.
abundantes sus sentimientos de insuficiencia, son candidatas El término compulsivo hace referencia a la naturaleza dis­
a presentar depresiones y estados distímicos a propósito placentera de muchas conductas obsesivas, que se imponen
de acontecimientos banales, como indecisiones a la hora de como necesidad homeostásica, a pesar de que el interesa­
comprar o discusiones menores con la persona protecto­ do las considera inconvenientes o absurdas. Así pues, el
ra. La aparición de este trastorno es bastante temprana y obsesivo se siente inevitablemente empujado a comprobar
sugiere la existencia de alteraciones biológicas precoces en o bien a repetir conductas rituales, a pesar de enjuiciarlas
relación con los procesos de impregnación (im printing), racionalmente como supersticiosas, y sólo tras su ejecución
de maduración neural y de socialización, pero se trata de se ve libre de la angustia. Es fácil encontrar personalidades
especulaciones inspiradas en la etología animal y no han obsesivas entre los hipocondríacos y en ocasiones son fre­
sido confirmadas por la clínica ni por la investigación epi­ cuentes los estados de ansiedad y los trastornos depresivos,
demiológica. que parecen resultar de la combinación de una sostenida
En general, las personalidades dependientes sienten tensión emocional —no expresada interpersonalmente—,
horror a la discrepancia o a la tensión interpersonal y son una baja autoestima y un peculiar estilo de pensamiento
capaces de cualquier cosa (cambiar de opinión, sacrificarse basado en la convicción de que no es posible el control de
por los demás o aceptar que se equivocan) con tal de no los acontecimientos.
perder la estima y la aprobación ajenas. Es frecuente que
este trastorno se asocie con sintom atología histriónica, Los tr a s to rn o s d e la p e rso n a lid a d y la a d a p ta ció n
esquizotípica, narcisista y fóbica, y suele circunscribirse en al m e d io . En los últimos años, los trastornos de la perso­
su expresión clínica al ámbito de la vida familiar, ya que las nalidad se han estudiado desde la perspectiva evolucionis­
relaciones sociales de estas personas son casi nulas. ta (Millón y Davis, 1998; Sanjuán y M oltó, 2004), con la
finalidad de esclarecer cómo es posible que hayan coevolu­
cionado con el hombre hasta el presente, a pesar de tratarse
T rastorn o o b sesiv o -co m p u lsiv o d e la p erso n alid ad
de patrones disfuncionales de experiencia e interacción con
«No quiero equivocarme.» el entorno. La evaluación de los datos disponibles sobre la
Millón y Davis, 2001 suerte longitudinal de los sujetos que presentan trastornos de
la personalidad invita a pensar que sus alteraciones psicológi­
Las personalidades obsesivas son normativas, perseve­ cas y conductuales no están asociadas de un modo uniforme
rantes y parsimoniosas, están muy preocupadas por el per­ a un menor éxito reproductivo —de manera que no son desa-
feccionismo y por los rendimientos, necesitan orden, limpie­ daptativas en el sentido darwiniano—, y ello a pesar de que
za y meticulosidad y tienden a dudar sistemáticamente, por en los estudios clínicos se utilizan diagnósticos categoriales
lo que recurren a continuas repeticiones y comprobaciones. y se seleccionan muestras representativas de los trastornos
Aun así, no consiguen una adecuada sensación de seguri­ de la personalidad más graves. Cabe suponer que, desde
dad, porque no toleran la menor incertidumbre y siempre una perspectiva dimensional, las características clínicas que
especulan con posibilidades catastróficas o con problemas definen los trastornos de la personalidad aparezcan en la
de impredecible aparición. Tienen miedo a todo y viven población general según una curva de distribución normal,
atrincherados en un mundo a la defensiva, sin esperar a que con sujetos que presentan versiones atenuadas o subclínicas
la realidad dictamine los verdaderos términos en los que va de cada trastorno. Este aspecto es importante puesto que
a plantearse cada problema. Por lo demás, son escrupulosos existen desviaciones conductuales de la norma estadística
con el orden social, les aterra la posibilidad de transgresión que pueden ser adaptativas o desadaptativas en función de
y nunca experimentan estados placenteros, siempre sos­ su magnitud, y hay muchas características de algunos tras­
pechosos moralmente. Son demasiado buenas personas —es tornos de la personalidad que pueden ser adaptativas en
decir, pusilánimes— y evitan cualquier tensión interpersonal variados contextos e incluso promover la supremacía grupal.
que pueda sumarse a la ansiedad derivada de sus constantes Se estima que un 50% de las personalidades antisociales
incertidumbres. Además, especulan en lugar de actuar y consigue un significativo éxito social, y que su presencia no
se privan de los efectos adaptativos y homeostásicos de la es detectada por el sistema legal ni por el sistema de atención
acción, que tiende a estar inhibida como en los restantes psiquiátrica (Valdés, 2005; Gutiérrez y cois., 2012).
trastornos de este grupo. Por otra parte, hay sujetos con trastornos de personalidad
En consecuencia, las personalidades obsesivas tienden que intentan la adaptación más que otros; así, por ejemplo,
a usar m ás m ecan ism os p sico lóg ico s de defensa que los sujetos con trastornos límite, paranoide y narcisista se
estrategias conductuales de afrontamiento: se valen de la embarcan continuamente en esfuerzos fallidos para alcanzar
racionalización para tranquilizarse y a veces se acogen a la metas que requieren la participación de los demás, y los
superstición o a la delegación de las decisiones en otros; en trastornos antisocial e histriónico representan la incorpora­
cambio, suelen ser conductualmente muy desorganizados ción extrema del rol masculino y femenino, respectivamente.
C A P ÍT U L O 21 Trastornos de la personalidad 315

Todos ellos intentan cambiar la conducta de los otros para American Psychiatric Association (2014). Manual diagnóstico y
conseguir sus fines, y se valen de estrategias y procedimien­ estadístico de los trastornos mentales (DSM-5*) (5.aedición).
tos que no son muy diferentes de los repertorios utilizados Madrid: Editorial Médica Panamericana.
Bandura, A., & Walters, A. (1974). Aprendizaje social y desarrollo
por la población general.
de la personalidad. Madrid: Alianza Editorial.
En otro orden de cosas, es notorio que la existencia de Carver, C. S., Scheier, M. E, & Weintraub, J. K. (1989). Assessing
estrategias conductuales desviadas de la norma ha sido deci­ coping strategies: A theoretically based approach. J Person Soc
siva para la colonización del medio ambiente y la expansión Psychol, 56, 267-283.
del ecosistema humano. El descubrimiento y la conquista del Catell, R. B., & Kline, P. (1982). El análisis científico de la
continente americano o la ocupación de otros planetas sólo personalidad. Madrid: Pirámide.
es concebible con la acción insensata —e incluso suicida— Chapman, L. T., Edell, W. S., & Chapman, J. P (1980). Physical
de individuos caracterialmente atípicos, que han buscado anhedonia, perceptual aberration and psychosis proneness.
Schizophr Bull, 6 ,639-653.
nuevos mundos y nuevas formas de interacción ventajosa
Claridge, G. S., & Brooks, P. (1984). Schizotypy and hemisphere
con el medio. Por lo tanto, los trastornos de la personalidad function. I. Theoretical considerations and the measure of
no pueden considerarse enfermedades desde el punto de vis­ schizotypy. Person Indiv Diff, 5, 633-648.
ta estrictamente biológico, puesto que expresan desviaciones Costa, P. T., & McCrae, R. R. (2006). Age changes in personality
que están al servicio de la supervivencia y la expansión de and their origins: Comment on Roberts, Walton, and
la especie humana. Viechbauer (2006). Psychol. Bull., 132{1), 26-28.
Eysenck, H. J. (1981). A modelfor personality. Nueva York: Springer.
Eysenck, M. W., & Eysenck, H. J. (1980). Mischel and the concept
LOS TRA STO RN O S of personality. Br J Psychol., 71,71-83.
Gray, J. A. (1982). The neuropsychology o f anxiety: an enquiry into
DE LA PER SO N A LID A D , function o f the septo-hippocampal system. Oxford: Oxford
¿TIENEN TRATAMIENTO? University Press.
Heatherton, T. F., & Weinberger, J. L. (Eds.). (1994). Can
Como se deduce de todo lo dicho, los trastornos de la per­ personality change?. Washington: American Psychological
sonalidad implican importantes alteraciones emocionales Association.
y la ausencia de habilidades específicas y de aprendizajes Gutiérrez, F., Gárriz, M., Peri, J. M., et al. (2012). Fitness costs
and benefits of personality disorder traits. Evol Hum Behav,
sociales. Por lo tanto, su tratam iento es difícil porque la
34, 41-48.
colaboración del individuo y del medio será muy escasa Kretschmer, E. (2000). Delirio sensitivo de referenda, 1918.
y, además, no siempre hay una conciencia permanente de Madrid: Tricastela.
anomalía caracterial. Los psicofárm acos son un recurso Liss, J. L., Weiner, A., & Robins, E. (1973). Personality disorder.
para normalizar la psicopatología del sujeto y potenciar su Part I. Record Study. Br J Psychiatry, 123,685-692.
estabilidad emocional, haciéndolo así más capaz de cumplir McClelland, D. C. (1981). Is personality consistent? In A. I. Rabin,
con los compromisos contraídos con facultativos y fami­ J. Aronoff, A. M. Barclay, & R. A. Zucker (Eds.), Further
liares, pero es imprescindible la participación activa de las explorations in personality. Nueva York: Wiley.
McCrae, R. R., & Costa, P. T. (2004). A contemplated revission
personas del entorno que, por lo general, no podrán cum­
of the NEO Five-Factor Inventory. Person Indiv Diff, 36(3),
plir las instrucciones, se mostrarán escépticos o carecerán
© Elsevier. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

587-596.
de fuerzas para intentar una nueva aventura terapéutica. Es Millón, Th., & Davis, R. (1998). Trastornos de la personalidad:
toda una prueba para el psiquiatra tratar con estos pacientes Más allá del DSM-IV. Barcelona: Masson.
caracterizados por el hecho de presentar patrones persisten­ Millón, Th., & Davis, R. (2001). Trastornos de la personalidad
tes de conducta inadecuada, pero, aunque no puede hablarse en la vida moderna. Barcelona: Masson.
de curación en sentido estricto, lo cierto es que la presencia Mischel, W. (1977). The interaction of person and situation.
del terapeuta siempre atenúa los perfiles psicopatológicos del In D. Y. Magnussen, & N. S. Endler (Eds.), Personality and
the cross-roads: current issues in interactional psychology.
paciente y reduce su conflictividad con el medio, para alivio
Hillsdale: Erlbaum.
de circundantes y de parientes. No obstante, la intervención Paris, J. (2003). Personality disorders over time. Washington:
del psiquiatra ya estaría justificada por la alta frecuencia American Psychiatric Publishing.
con que estos pacientes presentan síndromes psicóticos y Pérez, J. F., & Leal, C. (2004). Validez y especificidad de los
afectivos, y complicaciones médicas y quirúrgicas que ponen criterios diagnósticos de los trastornos de la personalidad. In
en riesgo su salud integral (Valdés, 2004; Valdés y cois., 2012). M. Roca (Ed.), Trastornos de la personalidad. Barcelona: Ars
Medica.
Sanjuán,}., & Moltó, M. D. (2004). Trastornos de la personalidad:
B IB LIO G R A FÍA genética y evolución. In M. Roca (Ed.), Trastornos de la
personalidad. Barcelona: Ars Medica.
American Psychiatric Association (1995). DSM-IV. Manual Torrubia, R., & Tobeña, A. (1984). A scale for the assessment
diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Barcelona: of susceptibility to punishment as a measure of anxiety:
Masson. preliminary results. Person Indiv Diff, 5, 371-375.
American Psychiatric Association (2002). DSM-IV-TR. Manual Tyrer, P., & Ferguson, B. (2000). Classification of personality
diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, texto disorders. In P. Tyrer (Ed.), Personality disorders (second
revisado. Barcelona: Masson. edition). Oxford: Butterworth.
316 C A P ÍT U L O 21 Trastornos de la personalidad

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disorders. In P. Tyrer (Ed.), Personality disorders (second Medica.
edition). Oxford: Butterworth. Valdés, M., Roca, M., Barral, C., et al. (2012). Trastornos de la
Valdés, M. (2004). Los trastornos de la personalidad en las personalidad y del comportamiento en el adulto. In P. A. Soler
enfermedades médico-quirúrgicas. In M. Roca (Ed.), Insa, & J. Gaseo (Eds.), Recomendaciones terapéuticas en los
Trastornos de la personalidad. Barcelona: Ars Medica. trastornos mentales (4.a ed.). Madrid: Cyesan.
Valdés, M. (2005). Los trastornos de la personalidad desde la Warner, R. (1978). The diagnosis of antisocial and hysterical
perspectiva evolucionista. In J. Sanjuán, & C. J. Cela (Eds.), personality disorders./. Nerv. Ment. Dis., 166(12), 839-845.
AUTOEVALUACIÓN

1. El trastorno esquizoide de la personalidad se incluye 3 . En el trastorno límite de la personalidad:


entre: a. Se da sintomatología alternante
a. Los sujetos inmaduros b. Suele darse en jóvenes menores de 20 años
b . Los sujetos extraños c. Puede haber ingesta de tóxicos
c. Los sujetos temerosos d. Empeora el pronóstico
d. Ninguno de los anteriores e . Todo es cierto
e . Los sujetos ninguneantes C orrecta: e. Es una patología plurisintomática.
C o rre cta: b . Los sujetos extraños, junto con los paranoi­
des y los esquizotípicos.

2. La personalidad histriónica destaca por:


a. Su exuberancia
b . La introversión
c. La estabilidad de conducta
d. Los suicidios
e . Su escasa manipulación
C o rre cta: a. Todo es aparatoso, brusco y teatral.

316.e1
CASOS CLÍNICOS

CA SO CLÍN IC O 1 CASO CLÍN ICO 2

Paciente de 25 años, soltera y estudiante de Magisterio, que M.B. es una joven de 18 años, que acude a urgencias con
acude a urgencias con cortes de cuchilla en antebrazos y palpitaciones, sudoración profusa y sensación de in es­
cara interior de los muslos, autoinfligidos como resultado tabilidad. Su madre, que la acompaña, refiere que se trata
de «un estado de desesperación». La paciente niega haber de una joven muy reservada y responsable, pero que ha
actuado con finalidad suicida y refiere que, como resultado cambiado de conducta en los últimos meses, mostrándose
de una discusión con sus amigas, en la que fue calificada de desconfiada con la gente y agresiva con algunos miembros
«indecente», se refugió en su cuarto a llorar, sin conseguir de la familia. Además, había dejado de asistir a clase en las
tranquilizarse. Al cabo de un rato de estar sola, empezó últimas semanas, sin comunicarlo a nadie, y un día volvió
a encontrarse extraña, «como si no fuese ella», e incluso a casa llorando, sin querer dar explicaciones de lo que le
le pareció oír la voz de su m ejor amiga, reprochándole su había ocurrido. Los padres están desconcertados y temen
comportamiento («me culpaba de la ruptura con su novio»). que su estado actual esté relacionado con algún incidente que
En un estado de agitación creciente, empezó a chillar y a desconocen.
golpearse contra la pared, hasta que fue al cuarto de baño
para infligirse los cortes en las extremidades, con la esperan­
za de aplacar su tensión interna. No obstante, al ver manar Preguntas
la sangre, se asustó y empezó a gemir desconsoladamente,
pidiendo auxilio a su madre, a la que telefoneó a su trabajo. 1. Señalar qué dato de esta historia hace improbable el
La paciente siempre ha tenido un humor cambiante, ya había diagnóstico de trastorno antisocial de la personalidad:
pasado por breves episodios distímicos, había presentado en A . La presencia de síntomas de angustia
dos ocasiones estados de agitación secundarios al consumo B. El temperamento
de alcohol, y había sufrido una crisis de angustia en uno de C. La desconfianza
los exámenes del curso académico anterior. D . El cambio de conducta
Respuesta: B.

Preguntas 2. Señalar qué trastorno de la personalidad puede


presentar esta paciente:
1 . ¿Qué diagnóstico sugiere un episodio de este tipo?: A . Esquizotípico
A. Trastorno histriónico de la personalidad B. Paranoide
B. Trastorno bipolar C. Narcisista
C . Trastorno límite de la personalidad D . Por evitación
D . Esquizofrenia Respuesta: D.
Respuesta: C.

2 .
¿Qué estado psíquico sugiere la descripción que la
paciente hace del episodio?:
3. Señalar con qué otros diagnósticos psiquiátricos
habría que hacer el diagnóstico diferencial:
A . Trastorno obsesivo-compulsivo
A. Un estado psicótico B. Trastorno depresivo mayor
B. Un estado disociativo C. Inicio de una esquizofrenia
C. Un estado de agitación D. Todos los anteriores
D . Una crisis de angustia Respuesta: D.
Respuesta: B.

3 . ¿Qué tratamiento farmacológico inmediato sería más


correcto?:
A. Administración de un neuroléptico de nueva
generación
B. Administración de un antidepresivo
C. Administración de un ansiolítico
D . Administración de un estimulante
Respuesta: C.

316.e2

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