Freud El Esquema Del Peine 2
Freud El Esquema Del Peine 2
Freud El Esquema Del Peine 2
Definiciones de atención
Esto permite procesar una parte de toda la información disponible (externa e interna)
y enfocar la conciencia, atender selectivamente a ciertos estímulos e inhibir la intrusión
de distractores, cambiar el foco atencional o mantenerse atento en un cierto periodo.
La concepción más actual considera que la atención no es un proceso unitario y
aislado, sino un mecanismo complejo implicado en los procesos de selección,
distribución y mantenimiento de la actividad cognitiva (Fernández Guardiola y Gumá
Díaz, 2001; Reed Hunt y Ellis, 2007).
En este sentido, guarda directa relación con la percepción y la memoria, tal como lo
postula Freud en el Proyecto, con valores de intensidad diferenciables, que pueden
estimarse a través de ciertos instrumentos psicométricos.
Evidentemente, cada experiencia percibida y vivida puede llegar a dejar una huella,
determinando el carácter de las inscripciones subjetivas. Sin embargo, es claro que sólo
una porción de lo percibido llega al nivel de la conciencia, y que lo consciente no es
exactamente lo percibido. Abordando el debate entre Neurociencias y Psicoanálisis,
Maldavsky (2000, 2002) destaca que mientras algunos equiparan atención a conciencia,
contrapuestas a la percepción; otros, sostienen que la conciencia es el correlato
subjetivo de los procesos atencionales. Parece existir consenso al señalar que la
conciencia no es simplemente un sistema de monitoreo atencional pasivo, sino un
mecanismo de control que participa en la función esencial de coordinar las distintas
necesidades del individuo con las realidades del medio externo. Por su parte, Valls
(2004) reseña que los límites de la atención, como los de la percepción y la memoria,
son diferentes y cambiantes en cada persona, según las circunstancias y la época de la
vida, y se amplían con las vivencias propias. Ya en distintos textos freudianos se hace
referencia a la importancia de la atención como mecanismo que induce al yo a seguir
las percepciones y a influir sobre ellas. En el Proyecto, Freud (1895) sostiene que el
estado de atención tiene un prototipo en la vivencia de satisfacción, importante en el
curso de desarrollo evolutivo de dicho mecanismo. En la presentación del “Esquema del
peine”, Freud (1899) postula que el proceso psíquico se desarrolla en general pasando
desde el extremo de la percepción hasta el extremo de la motilidad. Y, posteriormente
en las anotaciones de “El block maravilloso”, Freud (1925) sostiene que el aparato
anímico tramita la función perceptiva en dos sentidos: un sistema que recibe
los estímulos (percepción-conciencia), que no ofrece huellas duraderas, y unos
sistemas contiguos, que alojan la memoria. Freud (1895) afirma que las catexias
perceptivas intentan responder a la pregunta sobre qué es, qué significa, a dónde
conduce; mientras, las catexias mnemónicas, conectadas por asociación con la neurona
inicial, generan una huella a partir de las repeticiones de tal vivencia. En este sentido,
Maldavsky (1998) señala que las huellas mnémicas parten de una incitación perceptual
particular y pueden retornar a la superficie por diferentes medios.
Asimismo, para distintos autores (Damasio, 2001; Edelman & Tononi, 2002; Llinás,
2003; Maldavsky, 2002), es posible advertir claros nexos entre atención, percepción,
memoria, conciencia, y entre éstas y lo subjetivo, en una relación que se complejiza en
el curso de la maduración del sistema neuronal.
Existen distintas acciones asociadas a la atención como entidad compleja: estar alerta,
darse cuenta que algo llama o impacta en el sistema, identificar si es novedoso o ya
conocido, reconocerlo en sus cualidades y magnitudes, distinguirlo entre otros
estímulos, seguirlo o mantenerlo en foco, ser consciente de su presencia, nombrarlo o
usarlo deliberadamente, se constituyen niveles diferenciables de este mecanismo
atencional al servicio de la percepción, la memoria y la conciencia. A continuación se
resumen brevemente sus relaciones.