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Visitas A Los Sitios de Arte Rupestre El Letrero y Las Caritas

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Visitas a los sitios de arte rupestre El Letrero y Las Caritas

en Guaymango, Ahuachapán

Sébastien Perrot-Minnot, Philippe Costa, Ligia Manzano

Introducción crece considerablemente en el


invierno; en ellos viven diversas es-
El municipio de Guaymango se pecies de peces y hasta peque-
encuentra en el occidente de ños cangrejos.
El Salvador (departamento de Esta área rural de clima
Ahuachapán), en la zona de caliente y húmedo estaba anti-
transición entre las montañas de guamente cubierta por una exu-
la Sierra de Apaneca y los cerros berante vegetación. No obstante,
y llanos de la costa (Figura 1). La la actividad agrícola ha provoca-
topografía accidentada de las do la deforestación de gran parte
sierras costeras de El Salvador del territorio. En los bosques que
produjo valles encajonados, que- subsisten se pueden reconocer,
bradas, abrigos y grandes pare- en particular, árboles de madre
dones rocosos donde las antiguas cacao, varillo, guayabo y jocote.
culturas precolombinas dejaron Hoy en día, el municipio, de
importantes expresiones artísticas 14 cantones y 62 caseríos, tie-
rupestres, por ejemplo, la Piedra ne una población de unos 24,000
Sellada (Ahuachapán) y la Pin- habitantes.
tada de San José Villanueva (La No existe actualmente
Libertad). El municipio de Guay- una política local de difusión y va-
mango es atravesado por varios lorización del patrimonio arqueo-
ríos y riachuelos cuyo volumen lógico. Los vestigios más visibles

La Universidad 317
Figura 1. Situación de Guaymango en de El Salvador y mapa
del municipio. Fuente: Ministerio de Relaciones Exteriores de El
Salvador.

Figura 2. Vestigios de una iglesia en el pueblo moderno de Guaymango. Foto:


Sébastien Perrot-Minnot.

son los de la antigua fachada de una


ubicados respectivamente en los
iglesia del siglo XVIII, en la ca-
cantones de Istagapán (al sur del
becera municipal (Figura 2).
municipio) y La Paz (al noreste).
Decidimos estudiar las ma-
Ligia Manzano, actual di-
nifestaciones gráfico rupestres de
rectora de la Secretaría de Arte
los sitios de El Letrero y Las Caritas,
y Cultura de la Universidad de El

318 La Universidad
Salvador (UES) nos había propor- Gobierno Francés estudiaron va-
cionado interesantes informacio- rios otros sitios de arte rupestre de El
nes sobre ambos sitios, que había Salvador en los departamentos de San
visitado en 2005-2006 en el marco Vicente, Cabañas y La Li-
del Proyecto ‘Arte Rupestre de El bertad; en la costa de este última
Salvador’, dirigido conjuntamente departamento, examinaron los
por la Escuela de Artes de la UES y grabados de la Pintada de San José
el Departamento de Arqueología Villanueva y de El Letrero del Diablo
del Consejo Nacional para la Cul- (ver bibliografía).
tura y el Arte (Concultura). Cabe notar que a pesar
El deseo de profundizar de que el arte rupestre constituya
nuestro conocimiento de los sitios un aspecto destacado del lega-
de El Letrero y Las Caritas tiene do precolombino de El Salvador
varias justificaciones. Sébastien (con más de un centenar de sitios
Perrot-Minnot [2006, 2007a; Perrot- conocidos), su cronología y con-
Minnot et al., 2005] dirigió varias texto cultural han permanecido,
temporadas arqueológicas en hasta la fecha, escasamente do-
la zona del sitio de Cara Sucia, cumentados.
en la costa del departamento Las visitas a El Letrero de
de Ahuachapán (jurisdicción de Guaymango y a las Caritas iban
San Francisco Menéndez). Estas a permitir seguir con nuestras re-
investigaciones se enfocaron en flexiones sobre el significado cul-
la definición de las expresiones tural del arte rupestre. Estas visitas,
y dinámicas culturales en la cos- fruto de una colaboración entre
ta [Perrot-Minnot, 2006, 2007a; la Universidad de El Salvador y el
Perrot-Minnot et al., 2005]. En el CEMCA, fueron realizadas en ju-
marco de esta problemática, Sé- nio y octubre de este año y dieron
bastien Perrot-Minnot y Philippe lugar a un levantamiento fotográ-
Costa emprendieron también un fico a escala (Figura 14), un dibujo
estudio de los petrograbados de y un análisis de los petroglifos; se
la Piedra Sellada, en el sector San sacaron calcos de una parte de
Benito del Parque Nacional El Im- los grabados de El Letrero. Ade-
posible (Ahuachapán; artículo en más, se efectuó una encuesta
proceso de publicación en la re- oral entre la población, con el fin
vista Mexicon). de conocer la historia de la con-
Ambos arqueólogos del servación de los sitios, las tradi-
Centro de Estudios Mexicanos y ciones orales sobre los mismos y
Centroamericanos (CEMCA) del la existencia de otros vestigios ar-

La Universidad 319
queológicos en los alrededores. Y «hay aquí un lugar llamado Morro
se llenaron fichas de registro para Grande, donde se encuentran
cada uno de los sitios (Anexo 2). vestigios de un antiguo asenta-
En el presente informe, tras miento» [Longyear, 1944: 75].
presentar los antecedentes de la Pocos años más tarde, en
investigación arqueológica y los su «Índice de sitios arqueológi-
datos etnohistóricos del municipio cos de El Salvador», Jorge Lardé
de Guaymango, describiremos y Larín [1950: 47] presentó Mo-
los sitios y analizaremos, luego, las rro Grande como un lugar «con
manifestaciones gráfico rupestres. abundante cerámica y cimientos
de piedras».
Antecedentes de la En 1988, William Fowler,
investigación arqueológica Paul Amaroli y Bárbara Arroyo
[1989] visitaron y registraron al-
La arqueología del municipio de gunos sitios de la jurisdicción de
Guaymango ha despertado el in- Guaymango, en el marco del Pro-
terés de los especialistas desde la yecto Izalco, que se enfocaba en
primera mitad del siglo XX. Dicho los asentamientos pipiles postclá-
municipio no se encontraba tan sicos.
lejos de Cara Sucia, cuyas ruinas En 1996, Paul Amaroli
habían alcanzado cierta fama realizó para el Green Project un
desde que el historiador Santiago informe sobre el patrimonio ar-
Barberena trajo a San Salvador la queológico e histórico del Parque
escultura del ‘disco del jaguar’, Nacional ‘El Imposible’ (depar-
en 1892; además, Guaymango tamento de Ahuachapán). En
estaba en el territorio de los pipiles este informe, Amaroli se refiere
de Izalco y aparecía en las fuen- también a sitios de los territorios
tes etnohistóricas. Desde Ephraim circundantes, mencionando los
G. Squier [1855], los pipiles no de- pueblos pipiles etnohistóricos de
jaron de intrigar a los investigado- Apaneca, Ataco, Tacuba, Jujutla,
res… San Pedro Tuxtla y Guaymango
En 1944, John Longyear [Amaroli, 1996: 15].
publicó un inventario de sitios ar- Las visitas efectuadas por
queológicos de El Salvador, clasi- los investigadores del Proyecto
ficados por departamentos. Este ‘Arte Rupestre de El Salvador’, en
inventario incluye el sitio de Guay- los años 2005 y 2006, a los sitios de
mango, visitado por Longyear en El Letrero y Las Caritas, marca el
1941 o 1942. El autor reporta que inicio del estudio del arte rupestre

320 La Universidad
de la jurisdicción de Guaymango. Dicho y Larín [2000: 204] opinaba que su
Proyecto realizó levanta- nombre autóctono era una co-
mientos fotográficos y calcos de los rrupción de ‘Guaynango’ o ‘Gua-
petrograbados [Manzano y Pérez, ytenango’. Según este autor, el
2006: 15, 20, 22]. toponímico significaría literalmen-
Poco después, en octubre te ‘valle de las ranas’, pues pro-
de 2006, Roberto Gallardo, jefe cede de ‘guay’, rana, y ‘mango,
del departamento de investiga- nango, tenango’, valle, lugar ro-
ciones del Museo Nacional de An- deado o amurallado.
tropología ‘Dr. David J. Guzmán’, Aunque la rana tenía su
examinó el sitio El Letrero. En abril lugar en las mitologías nahuas, no
de 2007, en una segunda visita, se conocen muchas representa-
en la cual Gallardo estuvo acom- ciones de este animal en los ves-
pañado por Marielba Herrera y tigios arqueológicos de la costa
Ana Claudia María Alfaro [2008], occidental de El Salvador. Pero
se procedió a un levantamiento cabe notar que Peccorini [1913]
fotográfico detallado de los pe- mencionó el descubrimiento, cer-
trograbados, un reconocimiento ca del Puerto de Acajutla, de «un
y una recolección superficial de pequeño ídolo de cobre, fundido,
cerámica. en forma de sapo».
Actualmente, el inventario El capitán Pedro de Alva-
de sitios arqueológicos del Depar- rado, como lo indica en la segun-
tamento de Arqueología del Con- da carta de relación que dirigió
sejo Nacional para la Cultura y el a Hernán Cortés, Gobernador
Arte de El Salvador (ahora Secre- de Nueva España, pasó por un
taría de Cultura de la Presidencia) pueblo llamado ‘Guaimango’ en
reporta 15 sitios en el municipio de 1524 [Juarros, 1936]; pero no que-
Guaymango. La cronología de los da claro si se trata de un pueblo
vestigios prehispánicos abarcaría de la costa guatemalteca o sal-
al menos los períodos clásico y vadoreña.
postclásico. Sabemos que en 1550, el
asentamiento denominado hoy
Datos etnohistóricos ‘Morro Grande’ contaba con una
población de unos 250 habitantes [Lardé
La toponimia de los pueblos suele y Larín, 2000].
dar indicaciones sobre la identi- A principios del siglo XVIII,
dad de los antiguos habitantes. el lugar fue abandonado a cau-
En el caso de Guaymango, Lardé sa de una «formidable plaga de

La Universidad 321
vampiros chupadores de sangre que (Escuintla) hasta el río Micha-
humana» (ibid.). Al respecto, es toya, se hablaba el idioma pipil,
interesante citar un pasaje de la mientras que entre los ríos Micha-
Estadística general de la Repú- toya y Los Esclavos vivían comu-
blica de El Salvador (1858-1861) nidades xincas; más allá de este
según el cual «en muchos puntos último río, por Pasaco y Moyuta,
[de la jurisdicción de Guayman- se hablaba todavía otro idioma,
go] se tocan vestigios de pueblos el popoluca o moyuta [ver tam-
antiguos, que fueron estinguidos bién Feldman, 1974]. Pero al este
a causa de una plaga de mur- del río Paz se encontraba el pue-
ciélagos que las invadió como a blo pipil de Mopicalco, atravesa-
principios del siglo pasado, según do por Alvarado en 1524 [Amaroli,
asegura la tradición». 1996: 15].
Posteriormente a la referi- El occidente de El Salva-
da plaga se fundó el actual pue- dor se caracterizaba igualmente
blo de Guaymango. por cierta diversidad étnica. Expli-
En 1732, los vecinos del ca Amaroli [ibid.] que «en vísperas
mismo poseían 48 cacahuatales de la conquista, el área del Par-
[Lardé y Larín, 2000], lo que revela que Nacional El Imposible que-
una importante actividad agríco- daba cerca a los linderos entre
la y cierta prosperidad económi- tres grupos étnicos: pipil, xinca y
ca. En 1770, según el arzobispo de pokomam. Estos linderos muy po-
Guatemala Cortés y Larraz, Guay- siblemente fluctuaban durante el
mango tenía una población de período postclásico».
607 indígenas y 55 ladinos, y per- A principios del siglo XVI,
tenecía al curato de Caluco [Cor- Guaymango era un poblado pipil
tés y Larraz, 1958]. de la provincia de Izalco. Se cal-
Abordemos ahora la cues- cula que en 1519, antes de los de-
tión de la afiliación lingüística y sastres conllevados por la primera
cultural de los habitantes de Guay- epidemia desatada por los euro-
mango en el siglo XVI. peos, la región pipil de Izalco ha-
Estrada Belli [1998: 323- bría contado con una población
324], en su tesis doctoral sobre relativamente densa comprendi-
la evolución de las sociedades da entre 54,000 y 100,000 perso-
complejas de la Costa Suroriental nas [Fowler, 1988; Fowler, Amaroli
de Guatemala, explica que en el y Arroyo, 1989: 1]. Dicha región
momento de la conquista espa- se destacaba por su abundante
ñola, de la capital pipil Izquitepe- producción de cacao, como lo

322 La Universidad
atestigua una carta dirigida por el oidor varias grietas.
Diego García de Palacios al Rey Felipe Los petrograbados cu-
II, en 1576. bren una superficie de 19 mts de
largo y 4 mts de alto (Figuras 5, 6).
Descripción de los sitios de La parte central del área graba-
El Letrero y Las Caritas da muestra una fuerte densidad
de motivos. Los petroglifos fueron
El Letrero ejecutados según varias técnicas
incluyendo la percusión, el raya-
Los petrograbados de El Letrero do y la abrasión. La pintura que
ocupan una parte del paredón rellena ciertos grabados no pa-
del abrigo rocoso llamado Las La- recer ser muy antigua; sabemos
jas, a una altitud de 200 msnm, en que ciertos sitios con petroglifos
el caserío San Martín, a 400 m al fueron pintados en tiempos his-
suroeste del caserío Istagapán (Fi- tóricos [Coladán y Amaroli, 2003:
guras 3-4-8). La topografía en este 145]. Cabe notar que unos pocos
sector se caracteriza por cerros y grafitis fueron trazados sobre los
profundas quebradas. Cerca del petrograbados precolombinos
sitio corre el río Metalío, y al pie desde la visita, en abril de 2006,
del abrigo brota un manantial; de los investigadores del Proyecto
agua cae también del techo del ‘Arte Rupestre de El Salvador’.
abrigo (al menos, en el invierno). En el piso del abrigo se
A pesar de la existencia de redu- pueden apreciar tiestos utilita-
cidos bosques, en particular en rios (posiblemente postclásicos) y
las riberas del río Metalío, el pai- fragmentos de navajas de obsi-
saje rodeando el abrigo Las Lajas diana.
es predominantemente agrícola,
con la presencia de campos de Las Caritas
maíz y potreros.
El abrigo rocoso, de tipo Como los de El Letrero, los pe-
‘catedral’, alcanza una altura de trograbados de Las Caritas han
más de 15 m, una longitud de 40 sido plasmados en el paredón de
m y una profundidad de 15 m. Tie- un abrigo rocoso, el cual se en-
ne una orientación de 130 º sures- cuentra en la pendiente de una
te. La roca, identificada como ig- quebrada, en el cantón La Paz
nimbrita [Manzano y Pérez, 2006: (Figuras 9-14). Un riachuelo corre
20] es muy porosa y de un color al pie del abrigo. El mismo es ro-
blancuzco. El paredón muestra deado por un pequeño bosque,

La Universidad 323
Figura 3. El abrigo rocoso de El
Letrero. Foto: Philippe Costa.

Figura 4. Realización del calco en El Letrero. Foto: Ligia Manzano.

324 La Universidad
Figura 7. Detalle de los petrograbados de El Letrero: representación de una
criatura reptil. Foto: Philippe Costa.

Figura 8. Otro detalle de los petrograbados de El Letrero: representación de


posibles vulvas. Foto: Philippe Costa.

326 La Universidad
Figura 9. El abrigo rocoso de Las Caritas. Foto: Sébastien Perrot-
Minnot.

Figura 10. El paisaje visto desde el abrigo de Las Caritas. Foto: Sébastien
Perrot-Minnot.

La Universidad 327
Figura 13. Petrograbado de
Las Caritas mostrando a un
ser humano muy estilizado.
Foto: Sébastien Perrot-Min-
not.

Figura 14. Durante el levantamiento fotográfico de los petrograbados de Las


Caritas. Foto: Sébastien Perrot-Minnot.

La Universidad 329
En el piso del abrigo se Manifestaciones gráfico
pueden apreciar tiestos utilitarios rupestres
y decorados, que datan proba-
blemente del postclásico. Es inte- Es posible reconocer, por medio
resante observar que no pudimos del análisis de las manifestaciones
hallar tiestos en los cercanos cam- gráfico rupestres, una afiliación
pos cultivados. cultural común entre los dos sitios.

Características comunes La diversidad iconográfica de El


Letrero
Los sitios Las Caritas y El Letrero se
ubican a menos de 10 km uno del La parte central del Letrero es
otro. Como gran parte de los sitios muy cargada, con una abundan-
de arte rupestre de El Salvador, cia de líneas curvas que definen
El Letrero y Las Caritas ocupan formas abiertas y cerradas y líneas
abrigos rocosos situados en que- rectas paralelas que conforman
bradas. Presentan una morfolo- motivos de difícil interpretación
gía similar de los abrigos, con una (Anexo 3: Plano 2, ilustración 6).
notable diferencia de tamaño Se reconocen varios cuadrados
(Anexo 3: Plano 1). El entorno es cruzados por líneas diagonales
muy parecido (Anexo 3: Plano 3, (Anexo 3: Plano 2, il. 4 y 5), motivo
ilustración 7 y Plano 5, ilustración que se repite una vez en Las Ca-
8), con asociaciones al elemento ritas, y un grupo de círculos con-
agua, y la técnica del grabado es céntricos, con un punto que mar-
común. En Centroamérica, la ma- ca el centro, son bien visibles en la
yor parte de los sitios de arte ru- parte superior (Anexo 3: Plano 2, il.
pestre —pero no todos, como se 2). Este conjunto de formas acu-
ha dicho a veces— están situados muladas, que aparecen como
cerca de ríos, riachuelos y lagos. un todo compacto y difícilmente
Otro aspecto sumamente legible, recuerda sitios de la cos-
interesante es la presencia, en el ta y del centro de El Salvador en
piso de los abrigos, de cerámica particular, El Letrero del diablo
prehispánica, la cual ayudará a de Sonsonate, la Pintada de San
contextualizar las manifestacio- José Villanueva en La Libertad y la
nes gráfico rupestres (se trata de Cueva de los Fierros de Cabañas.
una oportunidad relativamente Los círculos concéntricos son un
rara en Centroamérica; cf. Künne motivo del arte rupestre universal,
y Strecker [2003: 12]). el cual, sin embargo, no es tan co-

330 La Universidad
mún en El Salvador. En la Piedra cuerpo de serpiente y cara de
Sellada del Parque El Imposible, una posible serpiente de perfil,
a 20 Km del Letrero, se ven dos con varios colmillos visibles, en su
grupos de círculos concéntricos boca abierta, pero sin lengua cla-
(Anexo 3: Plano 6, il. 1). También ramente definida (Anexo 3: Plano
en Morazán, en el sitio de la Ko- 2, il. 1). El cuerpo, de aproxima-
quinca, se encuentran varios gru- damente cuatro metros de largo,
pos (Anexo 3: Plano 6, il. 2). A pe- define almenas. Otras caras de
sar de estos parecidos, existe una serpientes de perfil, más peque-
diferencia con todos estos sitios: ñas, son reconocibles en el regis-
buena parte de las figuras de El tro grabado. Esta representación
Letrero son figurativas. tiene muchos parecidos con la de
Se reconocen claramente otro abrigo ubicado en Honduras,
dos vulvas profundamente gra- en el departamento de Francisco
badas a proximidad una de la Morazán, en la cercanía de Tegu-
otra (Anexo 3: Plano 2, il. 3). Las cigalpa. En este abrigo se hacen
vulvas son un motivo corriente del frente dos serpientes de varios
arte rupestre mundial, pero en El metros de largo cuyo cuerpo de-
Salvador es un tema más discreto. fine también almenas (Anexo 3:
En la Poza de los Fierros de Gua- Plano 6, il. 5), con la boca abierta
tajiagua, en el departamento de de perfil, la lengua bífida sacada
Morazán, es posible reconocer y una seguramente lleva plumas
claramente algunas representa- [Doris Stone, 1957: 91]. En el alti-
ciones (Anexo 3: Plano 6, il. 3 y 4) y plano de Guatemala, en el sitio
se ha identificado una posible en de La Casa de las Golondrinas, en
Las Caritas (Anexo 3: Plano 4). el departamento de Sacatepé-
Algunas posibles ‘caritas’, quez, existen tres representacio-
conformadas por una línea en nes de serpiente (Anexo 3: Plano 6,
forma de ‘corazón’ que define el il. 6 y 7). Las tres son interpretadas
contorno externo de la cara y tres como temas de la iconografía de
puntos para representar los ojos y las elites mexicanas del postclási-
la boca, son reconocibles (Anexo co [Robinson, 2002: 633, 2004: 170,
3: Plano 2, il. 5), pero se distinguen 2006: 962, 2008: 141]. Otra com-
de la forma característica que tie- paración interesante sería con la
nen en el sitio de las Caritas. criatura reptil que aparece en las
La parte superior del regis- pinturas rupestres posclásicas de
tro está atravesado por la repre- estilo mixteca-puebla de Ayarza
sentación de un monstruo con (Santa Rosa), en las tierras altas

La Universidad 331
orientales de Guatemala [Perrot- cuerda una cara: esta constituido
Minnot 2007b]. de un par de dos círculos concén-
Si en el postclásico es po- tricos que conforman ojos y un
sible apreciar, en el altiplano de ovalo aplastado que forma una
Guatemala y en el occidente boca. Una serie de líneas cortas
de El Salvador, muchas similitu- paralelas verticales, que bajan
des y influencias del altiplano de de la supuesta boca horizontal, fi-
México, atribuidas a migraciones guran un tipo de barba o dientes
de grupos mexicanos, Robinson (Anexo 3: Plano 2, il. 8). Recuerda
[2008: 137] recuerda que recla- un motivo del sitio ubicado en la
marse parte de los ancestros tol- isla de Igualtepeque, en el lago
tecas era un tipo de propaganda de Guija, en el departamento de
corriente para legitimizar un gru- Santa Ana, muy parecido por la
po que llegaba al poder, aunque forma de definir los ojos y los dien-
no fuera mexicano. tes o barba (Anexo 3: Plano 6, il.
La parte derecha del re- 8).
gistro es muy distinta con la re- Más a la derecha de esta
presentación de un personaje de representación, hay un relieve del
perfil, bien definido, con un pec- paredón sin grabados y después
toral, un arete, viendo hacia la iz- se observa otro panel densamen-
quierda y con el brazo izquierdo te esculpido con círculos concén-
levantado (Anexo 3: Plano 2, il. 7). tricos compartimentados, círculos
El personaje está representado simples, círculos con rayos alrede-
en una actitud solemne y con el dor, grupos de puntos y otras for-
ceño fruncido. Frente a él, pare- mas que recuerdan la parte cen-
ciera que algún elemento surge tral del paredón (Anexo 3: Plano
del cuello de otro posible perso- 3, il. 1).
naje, y se divide en varios chorros Un espacio sin glifos de
o retoños. Aunque es difícil la lec- varios metros sigue, y siempre a la
tura de esta escena, podría ser derecha y al límite del abrigo, se
la representación de un eventual encuentra una concentración im-
sacrificio humano. Cabe notar portante de depresiones, las más
que las pinturas de Ayarza aso- grandes no exceden unos 10 cm
cian una gran criatura reptil con de diámetro, aproximadamente
un personaje amputado de un alineados horizontalmente, prác-
brazo [Perrot-Minnot, 2007b]. ticamente al nivel del suelo del
Debajo de mencionada abrigo (Anexo 3: Plano 3, il. 2).
escena de El Letrero, un diseño re- Otras se encuentran incluso afue-

332 La Universidad
ra de los límites del abrigo. Todo il. 1). Sin embargo, existen algunas pocas
este grupo aislado de puntos es cuadradas (Anexo 3: Plano 5, il. 2) y
comparable con el conjunto de unas con nariz y mejías (Anexo 3:
depresiones observable en Piedra Plano 4, il. 9 y 10). La gran mayoría se
Sellada, cuyo registro grabado encuentra a altu-
incluye en su parte central una ra de hombre (1.50 m).
concentración importante cons- A pesar de la simplicidad
tituida exclusivamente de cúpu- del tema, no es corriente en El
las, casi al nivel del suelo (Anexo Salvador y menos en estas canti-
3: Plano 6, il. 10). En Las Caritas, dades. En el sitio de El Letrero del
se ve un grupo de depresiones Diablo de Sonsonate, se pudo
similar pero difiere por estar en la identificar una ‘carita’ (Anexo 3:
parte superior del registro y estar Plano 6, il. 11); en los sitios de La
cruzado por otros motivos (Anexo Peña Blanca, La Montañona y
3: Plano 3, il. 1). En Honduras, en el El Tablón, constituidos de rocas
departamento de Francisco Mo- al aire libre, en el departamento
razan, a 22 km al sur de Teguci- de Chalatenango, se reconocen
galpa, los abrigos rocosos de Las ‘caritas’, repetidas y de rasgos si-
Cuevas Pintadas de Ayasta, aco- milares en la forma, en la técnica
gen grandes grupos de puntos y en el tamaño asociadas con
que forman líneas (Anexo 3: Plano grabados de líneas curvas (Anexo
6, il. 9). 3: Plano 6, il. 12).
Las ‘caritas’ no son el úni-
El caso particular de Las Caritas co motivo tratado en el abrigo;
como ya lo hemos visto, se distin-
Como el nombre del sitio lo in- guen un grupo de depresiones, lí-
dica, el tema principal reconoci- neas curvas y rectas y un cuadra-
ble es el de un rostro humano, sin do cruzado. Además, una figura
cuerpo, representado cerca de antropomorfa grabada de forma
cien veces, en la mayoría de los muy simple, está compuesta de
casos de forma muy simple y de dos arcos para los brazos y las
un tamaño entre 10 y 20 cm. La piernas, una línea vertical rema-
forma más repetida se compone tada por un punto conforma el
de un círculo en el cual dos hoyos tronco y la cabeza (Anexo 3: Pla-
definen los ojos y un óvalo aplas- no 4, il. 3). Otro motivo parecido
tado o incluso un hoyo más pro- está presente en el abrigo, pero
fundo conforma la boca (Anexo sin el arco inferior para las piernas
3: Plano 4, il. 2, 4, 6 y 7 y Plano 5, ni el punto para la cabeza (Anexo

La Universidad 333
3: Plano 4, il. 5). Una representa- denotar la continuación de una
ción muy estilizada antropomorfa misma tradición durante cierto
comparable existe en la Poza de los tiempo.
Fierros de Guatajiagua (Anexo 3: Plano 6, Tanto el estilo de los gra-
il. 13). bados como el material cerámico
observado en los abrigos apuntan
Conclusión hacia una datación del postclá-
sico. Por las informaciones de las
Las Caritas y El Letrero son sitios fuentes etnohistóricas, podríamos
rupestres cercanos parecidos, en asociar las manifestaciones gráfi-
la morfología y la técnica, a mu- co rupestres a grupos pipiles.
chos otros sitios de las regiones Los abrigos conforman
centrales y de la costa occiden- una protección natural contra la
tal de El Salvador. Sin embargo, a lluvia y podían acoger cazado-
pesar de estas similitudes, el estu- res de forma puntual, además de
dio comparativo en detalle de los tener una función sagrada. El vín-
grabados demuestra diferencias culo con el elemento agua pare-
notables entre los dos lugares. ce demostrado por la presencia
El Letrero, con su manan- abundante de ríos y manantiales
tial que sale de la pared del abri- en el entorno inmediato de los
go y sus dimensiones impresionan- abrigos. Sin embargo, las diferen-
tes, presenta una variedad de cias estilísticas indican probable-
estilos, figurativos o no. La organi- mente que la función de los sitios
zación de los grabados en grupos debía ser más compleja que una
en varios lugares del paredón, simple asociación con el agua.
delata tal vez varios períodos de Una misma interpretación semán-
actividad rupestre, aunque solo tica hubiera llevado a una simili-
las excavaciones arqueológicas tud más grande en la iconografía
podrían dar indicios al respecto. de los temas empleados.
En cambio, en Las Caritas, Al nivel de la costa occi-
la repetición más de cien veces dental de El Salvador, se nota una
del motivo que da el nombre al concentración de sitios rupestres
sitio, a pesar de que no es el úni- ubicados en quebradas, a la ori-
co tema abordado, es un caso lla de la planicie costera y de la
realmente singular en el país. Si la llanura de la Sierra Apaneca-lla-
razón o el sentido de tanta repeti- matepec. La diversidad estilística
ción de un mismo motivo es difícil de los grabados y las diferencias
de aclarar, por lo menos, podría en la cronología de los materiales

334 La Universidad
asociados, en el corpus de sitios daciones». Informe. Green Project. San
costeros, revela distintas realida- Salvador.
des culturales.
Para profundizar la cues- Coladan, Elisenda y Paul Ama-
tión de la cronología y afiliación roli [2003]. «Las representacio-
cultural de los sitios de arte rupes- nes rupestres de El Salvador». En:
tre de la costa occidental de El Arte rupestre de México oriental
Salvador, planteamos la realiza- y Centro América, M. Künne y
ción de excavaciones en La Pie- M. Strecker (eds.), 143-161. Berlín:
dra Sellada en 2009. Gebr. Mann Verlag.
Al nivel turístico, se apoya-
rá a la sensibilización del público, Costa, Philippe [2007]. «Los pe-
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