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Perassi, Z., Macchiarola, V. (Coord.) (2018) Políticas de Inclusión Educativa.
Perassi, Z., Macchiarola, V. (Coord.) (2018) Políticas de Inclusión Educativa.
Perassi, Z., Macchiarola, V. (Coord.) (2018) Políticas de Inclusión Educativa.
La
evaluación del impacto de algunas experiencias en Argentina. Bs. As., Miño y
Dávila. Pp. 21-32
Este capítulo toma su nombre de la propuesta que realiza Joseph Maxwell (1996) en el marco de su
modelo interactivo de investigación cualitativa. El contexto conceptual es uno de los cinco
componentes1 esenciales de la estructura subyacente y flexible que posee una investigación. En el
mismo, convergen diferentes vertientes o fuentes que se ensamblan para gestar una construcción
dinámica: las propias experiencias, las teorías existentes, los hallazgos y emergentes que va
arrojando el proceso investigativo, los estudios previos y, sin duda, las reflexiones y nuevas
configuraciones que se van organizando.
Encarar un proceso de investigación en un equipo de amplia heterogeneidad exige delimitar como
punto de partida, los núcleos conceptuales claves que sostienen y orientan el proceso. En esta
búsqueda, dichos núcleos operan como coordenadas orientadoras de la tarea a desarrollar, Sin
embargo, las mismas no se definen en un primer acercamiento, ni como primera tarea, sino que
requieren que todos los participantes recorran un intrincado camino de avances, retrocesos, atajos y
reinserciones, que no siempre es compatible con tiempos cronológicos y que ni siquiera posibilita
arribar a resultados conceptuales, que pretendan concebirse acabados.
En este esfuerzo de construcción colectiva, dos fueron los núcleos o coordenadas fundantes para
este trabajo: la inclusión educativa y la evaluación de impacto.
1
Los restantes componentes de este modelo son: los propósitos del estudio, las preguntas
claves de la investigación, el método o metodología de trabajo y la validez de las
conclusiones, Para Maxwell (1996), los cinco componentes conforman una totalidad
integrada e interactuante.
La referencia desde la que establece su análisis es el problema de la integración social, la que ubica
en el centro del debate contemporáneo en el cual las sociedades muestran el aumento de las
dificultades para ingresar al mercado del trabajo. De allí que ese incremento haya traído también
fragmentación e individualización2 de la relación salarial y el \ desarrollo de una cultura de lo
aleatorio.
Advierte desde el inicio que las categorías marginalidad, exclusión y vulnerabilidad son términos
entrelazados, pero subraya que no significan lo mismo, En la primera parte de su escrito propone
trabajar las diferencias entre marginalidad y exclusión, mientras que en la segunda, abre críticamente
el concepto vulnerabilidad.
Para trabajar estos conceptos Castel parte de considerar que cualquier formación social está hecha
de la interconexión de posíciones más o menos aseguradas. Dichas posiciones se orientan hacia los
sujetos que están integrados socialmente, es decir, aquellos que participan de las redes productoras
de la riqueza y del reconocimiento social. La marginalidad y la exclusión presentan una relación con
lo anteriormente expuesto; la primera implica estar al margen de esas redes, en la frontera, incluso
rompen con el sistema. Esta última perspectiva, relacionada con la ruptura, es una acepción reciente
y su sentido se establece a partir de las luchas de mayo del '68. La exclusión en cambio, refiere a
aquellos que no participan de esas redes de producción ni de reconocimiento.
Castel (1998) retoma las representaciones de estos conceptos que se han ligado en perspectiva
histórica, en el espacio europeo, entre los siglos XIV a XVIII Los refiere a grupos sociales cuyas vidas
están marcadas por la mendicidad, la criminalidad, el vagabundeo y los trabajos socialmente
desacreditados, es decir, éstas serían maneras de ir organizando la sobrevivencia, cuando no se
cuenta con trabajo ni con recursos económicos.
Otra nota que describe a grupos sociales no integrados es la movilidad incontrolada. En relación con
esta característica, el autor la retoma en vinculación con el trabajo y en ese sentido argumenta cómo
la tarea liga al campesino con la tierra, al artesano con su tienda, al mercader con las formas de
movilidad legítima. Destaca que el no trabajo genera movimientos inestables, complementa a la
movilidad no controlada de los grupos marginales, vagabundos y mendigos, el anclaje en los espacios
urbanos más degradados, Se constituye en un desafiliado, porque ha roto los vínculos que lo unían a
su comunidad de origen. No es sinónimo de pobre; el pobre está integrado, su existencia no plantea
problema, él forma parte del mundo. El marginal es un “extraño extranjero”.
Castel advierte dos lógicas que se ponen de manifiesto en las dinámicas sociales, para mostrar una
homogeneidad que en realidad tapa una heterogeneidad de situaciones: a) la marginalidad es efecto
2
Tiramonti (2007) retoma en sus obras los planteos de Castel y, en “La trama de la desigualdad educativa”
acuerda con la diferencia que plantea Robles (1999) entre los conceptos individuación e individualización, a
diferencia de Beck y Giddens, quienes lo aplican indistintamente. Individuación es la forma históricamente
específica que asume la construcción de la individualidad en las sociedades de riesgo del capitalismo periférico,
caracterizada por la masificación y por la generalización de la E Tiene dos aspectos diferentes: por un lado,
desde el punto de vista toiibaglond, 5 sujetos sociales se ven sistemáticamente presionados a modos de vida
conscientes dotados de creciente autonomía y responsabilidad, pero por el otro ese proceso recarga al yo
sobreindividualizado que debe soportar mE e) Instifueltonalizada de que se encuentra progresivamente solo y
carente de toda red institucionalizada de apoyo.
de procedimientos concertados de exclusión; b) la marginalidad estigmatiza las capas de la población
más vulnerables que no pueden encontrar un lugar reconocido en la organización social.
La exclusión no es marginalidad, aunque puede conducir a ella. La exclusión asimismo supone un
acto de separación que se sustenta en reglamentos y se lleva a cabo a través de rituales. Estos son
muy diversos pero remiten a un juicio pronunciado por una instancia oficial, apoyándose en
normativas y movilizando cuerpos constituidos. La exclusión también se relaciona con desajustes de
orden patológico, locura y antiguamente con la lepra.
Castel sostiene que en la actualidad hay un uso desconsiderado de este concepto. La marginalidad no
es la exclusión, aunque hay marginados que pueden convertirse en excluidos y hay excluidos y ex
excluidos al interior de los grupos marginales. Las franjas extremas de la marginalidad que caen en la
exclusión no representan un medio social separado de las posiciones menos estigmatizadas, pero
inestables, que tienen su origen en la precariedad de las situaciones de trabajo y la fragilidad de las
inscripciones sociales. Este es un continuum de situaciones vulnerables compartidas por las amplias
capas populares, que constituyen el abono de la marginalidad social.
El Autor afirma que en la gran mayoría de los casos, el estado del vagabundo es el resultado de una
trayectoria que comienza por una ruptura con un arraigamiento territorial, continúa con un
deambular y en busca de trabajo, itinerario caótico y a menudo termina con arresto y condena
El proceso comienza cuando los miserables se ven obligados a abandonar su territorio para
sobrevivir. Estos itinerarios no son escogidos y producen desafiliaciones que provocan marginalidad,
el sujeto se socializa, rompe con sus primeros vínculos, aquellos que obligan y protegen a la vez.
Contrae otros nuevos, más inestables y más peligrosos. La marginalidad es el nombre que se puede
dar a las formas más frágiles de vulnerabilidad popular.
Vinculada a la exclusión social, Bluetooth (1998) y Dyson (2001) {en Parrilla Latas, 2002} entienden a
la inclusión educativa como proceso de participación más que como mero acceso, incorporación o
integración de todos a la escuela sin que se garanticen iguales condiciones y metas. Esta perspectiva
de análisis entiende a la inclusión como un proceso para potenciar la participación de los estudiantes
en los procesos educativos reduciendo su exclusión del currículo común, de la cultura y de la
comunidad. Dicha concepción de inclusión como participación interpela a una reestructuración de
las políticas, culturas y prácticas escolares de modo que la escuela responda a la diversidad de los
estudiantes y le permita participar en la comunidad y pertenecer al mundo escolar. En este nuevo
marco, la inclusión supone crear condiciones y procesos sociales y pedagógicos que favorezcan la
igualdad de oportunidades para el acceso, permanencia, procesos educativos, aprendizajes con
significado y sentido y egreso.
Sedon (2012) estudia los diversos significados que asume la inclusión escolar para los actores,
otorgando sentidos diferentes a las trayectorias educativas. Distingue tres significaciones: a. la
inclusión pedagógica que pone foco en la socialización a través de la transmisión de saberes y en la
valoración del estudiante como sujeto de derecho; b. la inclusión como política social que enfatiza el
papel de la escuela en la contención social cuando se coartan sus posibilidades de inclusión en otros
espacios; y c. la inclusión como disciplinamiento del cuerpo y dispositivo de control social que parte
del supuesto que es el déficit del estudiante lo que impide los aprendizajes.
Noel y Misirlis (2009) realizan un estudio acerca de las teorías nativas de los docentes acerca de la
inclusión y exclusión en escuelas de barrios populares de la provincia de Buenos Aires. Distinguen
dos tipos ideales de docentes: los normativos y los pragmáticos. En los normativos subyace la
premisa de la prioridad de la norma, esto es, que las prácticas deben sujetarse a la norma. La falta de
ajuste entre prácticas y norma es leída en términos individuales como desvío 0 patología. Desde la
posición de estos actores, las dificultades que encuentran las escuelas para llevar a cabo sus
objetivos de inclusión se deben exclusivamente a la “malicia, desidia, comodidad 0 estulticia de los
alumnos y sus allegados, demasiado acostumbrados a vivir de la mano generosa de la caridad pública
y privada, laica o confesional, como para tomar responsabilidad por sí mismos”" (29). Para los
pragmáticos, en cambio, las prácticas deben primar sobre las normas y allí donde entren en conflicto,
son las normas las que deben flexibilizarse. Si las escuelas de barrios populares se muestran
excluyentes es porque no se ha flexibilizado lo suficiente o no ha tenido en cuenta las
particularidades de los estudiantes. El concepto clave aquí es el de cultura, y más específicamente, el
de cultura popular Incluir significa para los pragmáticos flexibilizar o adaptar la escuela a “las nuevas
realidades de los pibes”.
Para Feldman,
“el problema de la inclusión educativa puede definirse como una búsqueda de modos de
actuar sobre una expresión específica del juego inclusión/exclusión, en el marco de
cierta configuración de las relaciones sociales, de manera tal que la inclusión puede
garantizar dos cosas. Primero, el básico de educación relacionado con el ejercicio pleno
de la ciudadanía y la integración en un espacio social y económico compartido. Segundo,
la mejora y el aumento de las capacidades intelectuales, valorativas y técnicas de una
sociedad para enfrentar sus problemas. De lo anterior se desprende que el problema de
la inclusión siempre pertenece a un juego de distribución diferenciada - de educación”
(2005: 67).
El autor destaca, además, que la variable curricular puede tener importancia en la resolución
del problema de la inclusión educativa, Sostiene que la visibilización de los códigos curriculares
(explicitación de tiempos, ritmos, espacios, principios de evaluación) y Su expresión en formas
de comunicación pedagógica puede generar mejores marcos para la inclusión educativa de
sectores populares.
Terigi (2009) significa a la inclusión educativa como un proceso orientado a que todas las
personas que se encuentran en edad escolar, asistan a la escuela y que asístan a instituciones
donde ciertas calidades básicas estén aseguradas (edilicias, de plantel docente, de recursos
pedagógicos, de selección curricular, de tiempo lectivo), Entiende que es necesario que:
- Se asegure a todos una formación compartida, independientemente del origen de cada
cual y de las condiciones en que tiene lugar su crianza.
- La formación compartida no arrase las singularidades y la cultura local, ni codifique
como única cultura autorizada la de sectores específicos de la población; por el
contrario, que promueva en todos una comprensión de la cultura y de los intereses de
los otros.
- No se produzcan condicionamientos sobre las posibilidades que tienen los niños y
niñas de seguir estudiando.
- El Estado asuma sin dilación medidas positivas ante el surgimiento de obstáculos para
la integración a la escuela y al aprendizaje, asegurando a los estudiantes disfrutar a
pleno de su derecho a la educación.
Cada nuevo esfuerzo por ampliar la escolarización ha producido nuevos contingentes de niños,
adolescentes, jóvenes... que no ingresan a la escuela, o que ingresando no permanecen, o
permaneciendo no aprenden en los ritmos y de las formas en que lo espera la escuela. De este
modo, la exclusión educativa implica:
- No estar en la escuela.
- Estar varios años y finalmente abandonar.
- Obtener una escolaridad de baja intensidad.
- Promover aprendizajes sectarios o elitistas.
- Generar aprendizajes de baja relevancia.