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Guillame Brac Felix
Guillame Brac Felix
Guillame Brac Felix
Cada cual tiene su lista de directores de los cuales espera, invariablemente, lasu próxima película. A
la mía se sumó, por estos días, Guillame Brac. Luego de haber visto su última, Al abordaje, recorrí
toda su filmografía con sumo placer. Qué lindo cuando esto pasa, qué lindo que el cine pueda seguir
suscitando estas pasiones.
Gran parte de las mejores películas contemporáneas son desafiantes para con el espectador. Son
arduas y nos exigen un trabajo para adentrarnos en ellas y, por momentos pueden ser alienantes.
Truffaut escribió que hay dos tipos de directores :, los que piensan en el público y los que no.
Evidentemente, ninguno es mejor de por sí. Brac pertenece a la primera categoría. Su cine es gentil y.
él eEs un cordial anfitrión.
En este recorrido fui descubriendo las características comunes a todas sus obras
(conociendo la mirada de un autor sobre el mundo
, sin dejar, por esto, de
sorprenderme con cada una de ellas
en particular; conociendo la mirada de un autor sobre el mundo, para usar términos de an
. Fue un viaje por un universo particular, unas vacaciones. Las
vacaciones son, en efecto, el marco de varias de sus películas, el marco especial, propicio para para el
encuentro. “El tema principal de cada uno de mis películas es el del encuentro. En lo que puede tener
de bello, pero también de efímero”, dijo el propio director.
En Al abordaje (2020), Félix conoce a Alma durante una cálida noche parisina en la que terminan
juntos. Sin embargo, al día siguiente la chica debe partir a Dieu, un pequeño pueblo a orillas de un
río, donde vacaciona junto a su familia. Félix decide, impulsivamente, ir a Dieu junto a un amigo, sin
siquiera avisarle a Alma. ¿Está bien que él vaya a visitarla así de sorpresa? ¿Está mal si ella se lo toma
a mal? En el encuentro siempre está el peligro de traspasar los límites, de invadir el territorio del
otro. Entre el deseo de dos yos, en el espacio fronterizo, se puede dar o bien la concordancia o el
choque.
El director, inteligentemente, filma la casa de Alma como si se tratase de un castillo medieval, al que
Félix no tiene acceso. Siempre la vemos desde afuera y a Alma alta en su torre. La pareja parece, en
un comienzo, no congeniar, lo que es una gran decepción para Félix y para el espectador. Ella puede
resultarnos insensible y manipuladora ;, éel violento e impositivo. ¿Pero quién tiene razón? Hay más
bien razones. “Lo que es terrible en esta tierra es que todo el mundo tiene sus razones”, decía un
personaje de La regla del juego , de Jean Renoir. Lo terrible pero también lo interesante, en la vida y
en el cine.
Por otra parte, el amigo con el que fue, Chérif, conoce a una mujer que está sola con su bebé; su
marido no vino. Ellos sí congenian. ¿Pero debe Chérif atravesar ese límite y dejarse llevar por su
pasión, como se dejó llevar Félix? ¿O la chica solo lo está usando como niñero y para no sentirse tan
sola? ¿Cuál es la posición correcta? Las reglas nunca son del todo claras. Es un cine de la
ambigüedad.
Estas fronteras son también sociales y económicas. Chérif dice que podría haber estudiado, por su
rendimiento académico, en una prestigiosa escuela de comercio, pero decidió no hacerlo ya que se
hubiese sentido extranjero en ese territorio, él negro de la banlieu. También Félix sospecha que Alma
no quiere que sus padres lo conozcan porque es negro, aunque ella le asegura que son súper
progresistas.
La tensión entre los personajes es constante, pero también los momentos de comprensión o
empatía. Y es que el sol impregna la imagen misma, y nos baña con sus rayos, mientras el agua corre.
No es que est aá superficie sea una excusa para luego introducir los otros temas más serios :. nNo
hay tema más serio que la bonhomía , y es muy difícil de filmar. Pero esta no es toda la experiencia
humana, ni siquiera en el verano. Las vacaciones tienen siempre algo de triste, pero también
siempre
algo de alegre.
La isla del tesoro (2018), su película anterior, más que un documental es una interrogante sobre el
documental. Consiste en una serie de viñetas que se desarrollan en un centro de ocio, situado cerca
de París: L'ÎleL’ Îlede loisirs de Cergy-Pontoise. La película comienza con un grupo de chicos que
vienen desde ParísParisy se cuelan para poder entrar, ya que son menores. Nuevamente la idea de
viaje y de traspaso de límites. Unos seguridad los agarran y los echan. Una vez afuera, uno de los
niños dice que los echaron por su color de piel, que es racismo, otro le responde que no invente, que
los guardias de seguridad tienen el mismo color de pie lque ellos, que los echaron porque no habían
pagado.
En esta película se insiste sobre la idea de las reglas. Los concurrentes rompen constantemente las
normas, mientras las autoridades intentan mantener el orden. Una escena que se repite es la de la
comitiva discutiendo en una sala de reuniones sobre qué hacer para que el parque funcione.
Esto tiene su paralelismo en la forma misma de la película. Siempre tenemos la duda de qué está
ordenado por el director y qué no. Nos damos cuenta de que varias de las escenas han requerido de
una organización para filmarse. Otras parecen más espontáneas espontaneas , parecen desarrollarse
independientemente de la voluntad del director. ¿Estamos frente a personas o personajes?
Además, el director filma, justamente, acciones que rompen las reglas del parque, convirtiéndose, de
cierta manera, en cómplice s de estás . Unos jóvenes se tiran de un puente al río, lo queesto está
prohibido ya que hace un par de años alguien murióalguien se murió así. Pronto otros lo imitan.
¿Está bien qué el director lo filme esto sin hacer nada? La ambigüedad moral se extiende a la figura
del director.
Hay momentos muy bonitos que se consiguen gracias a la libertad que otorga el no guiarse por las
normas, pero, asimismo, el encanto del parque se debe al orden que los encargados pueden
mantener. Qu eé no hubiera haya conflicto sería empobrecer la realidad.
Es un canto, en todo caso, a los espacios públicos y a la convivencia que estos permiten.
La contracara de este Edén está dada por otras historias de traspaso: la de los inmigrantes que huyen
de realidades atroces, atravesando fronteras bastantes más arduas y escapándose de regímenes más
terribles. Si el director parece tener nostalgia por ese territorio llamado infancia, una de las
entrevistadas tiene nostalgia por un Afganistán que nunca volverá a ser el mismo, pero que en su
recuerdo es tan bonito como l’Îll’ Île de loisirs ,; un Afganistán del que tuvo que huir con su pareja
amenazados por los muyahidines.
La película tiene como epígrafe una cita de, cómo no, el libro homónimo de Stevenson, esa otra gran
obra sobre aventuras juveniles, que dice, aproximadamente así: “ignoro si hay un tesoro aquí, pero
apostaría mi peluca que hay fiebre”. Encontramos, el director encuentra, un poco de ambas. La isla
del tesoro está dedicada a su hermano y a la infancia eterna.
Brac ya había utilizado ese parque como locación en una película anterior: Cuentos de julio (2017),
película compuesta por dos mediometrajes. El primero, La amiga del domingo, narra la visita, por el
día, de dos compañeras de trabajo a esta isla. La escena cuando llegan es particularmente similar a la
primera escena de La isla del tesoro: personajes animándose a tirarse en un lugar en el que el baño
está prohibido. Esto pone otra capatela de duda (recordemos que Cuentos de julio es anterior) sobre
la naturaleza documental de La isla del tesoro. Películas que dialogan y se cuestionan entre sí.
Esta visita y esta amistad temporal, como lo indica el título, se dan casi por azar como gran parte de
los encuentros, y desencuentros, de esta filmografía más cercana a la ligereza de la contingencia que
a la pesantez de un destino inexorable.
Cuentos de julio se centra en las relaciones de amistad o compañerismo y en cómo estás se ven
afectadas por los deseos amorosos o sexuales. Las amigas verán sus caminos separados por dos
encuentros. Ambas se tiran al agua, metafóricamente hablando, con resultados disimiles. El deseo
por el otro recién conocido se con bastante facilidad, el tema es cómo continua esto. El impulso
tiene sus riesgos y recompensas.
Por la noche se juntan a cenar junto a otra estudiante, y el enfermero de la ciudad universitaria, que
conocieron ese día. En la cena se darán momentos de comunión muy bellos, de hospedaje y de
encuentro entre personas con experiencias distintas, pero también explotan las tensiones
provocadas por los deseos encontrados. El enfermero, que hasta entonces había mantenido distancia
con respecto a los estudiantes de la ciudad universitaria, atraviesa esa barrera al juntarse con ellos,
pero cuando la cena termine se preguntará si debió hacerlohaberlo hecho .
La experiencia del extranjero vuelve a ser central. La mayoría de los personajes son inmigrantes o
descendientes de inmigrantes. Esto deja lugar hac iía el final, como en La Isla del Tesoro, a un costado
más amargo de esta experiencia. En un momento poético, es decir no justificado por la lógica
narrativa, único en su filmografía, la realidad exterior irrumpe en la película de manera terrible,
mezclando lo personal y lo político. Es un tajo que atraviesa la ficción. Cuentos de jJulio es su película
más conmovedora , y una de las mejores.
No son , entonces, simples imitaciones o guiños, sino que Brac continua un legado, agradecido con
los maestros que le enseñaron sobre la vida y el cine. Sus obras iluminan las suyas, pero también las
suyas nos aportan, retrospectivamente, nuevas miradas sobre las de sus antecesores estas.
Justamente, Un mundo sin mujeres (2011) tiene fuertes lazos con el cine de Rohmer, sobre todo con
Pauline en la playa. Madre e hija se van a un balneario normando. El hombre que les alquila el
apartamento, Sylvain, es alguien bastante ingenuo y tímido, pero amable. Pronto ambas conocen, en
la playa, a un amigo de él, un don ju áan algo cínico, lo que nos recuerda el esquema de Pauline …. El
problema, me parece, es que al contrario del resto de sus películas aquí sí tenemos un centro moral
, es decir
: Sylvain, que se nos muestra como la persona preferible para estas mujeres y para el
espectador, lo que priva al film de los aspectos más sugestivos del resto de su obra; aunque, claro,
no deja de tener momentos muy punzantes. En un mundo marcado por la soledad, estos personajes
buscan algo de compañía y cariño, cada cual a su manera.
La anomalía en su filmografía es, sin dudas, Tonnerre (2014), su primer largometraje (Un mundo sin
mujeres es anterior pero es un medio). Como las antedichas, narra un paréntesis en la vida de un
personaje: un músico en crisis vuelve a la casa de su padre, en una pequeña ciudad en las
montañas. Pero la historia se desarrolla ahora en invierno y el ambiente siempre es tenso, agobiante
o claustrofóbico. Se respira un aire viciado, contrariamente a las bocanadas de aire fresco que
podíamos respirar en sus películas veraniegas. Un manto inquietante de sombras tamiza todo. No
sabemos bien qué, pero desde el inicio algo nos inquieta. Los personajes cargan con pesadas culpas,
torturados y tortuosos, acusados y acusadores. Parecen destinados a cumplir una condena, la de ser
ellos mismos.
Se muestran acciones que ahora nos son más difíciles de asimilar, pero que, también, se exhiben en
su lógica, aunque sea perversa, lo que nos interpela por completo. ¿Debemos, entonces, aceptarlas?
¿O, acaso, lo que se nos muestra no nos es tan ajeno? Un viento gélido nos recorre el espinazo.
Otra duda que nos queda es la de si este es un desvío, una visión que luego el director corrigió, o si se
trata, por el contrario, de la contracara de las pulsiones que mostró mostro bajo luces un poco más
simpáticas en el resto de sus films.
Retomo esta nota luego de varias semanas tapadas de trabajo, y en mi recuerdo quedan las
imágenes de estos films, como fotografías de un viaje que va quedando a la distancia, pero cuyo
recuerdo sobrevive, mientras, irónicamente, muere el verano. Me queda el gusto particular de sus
películas. Todo es tan complicado y doloroso, por no decir risible, en las relaciones humanas y sin
embargo hay momentos de tanta ternura y cariño.