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Efeta 618
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Dios es Amor
Si leemos la Biblia, encontramos enseñanzas muy bellas acerca de Dios. De modo especial
subrayamos la frase que escribió San Juan, en la primera de sus cartas, y que repite dos
veces: "Dios es amor" (1Jn.4,8 y l6).
Esa palabra resume todo el misterio de Dios y su relación con nosotros. Dios es un misterio
de amor: es un Padre amoroso, es un Hijo que por amor vino al mundo, es un Espíritu que
comunica su amor a todas las criaturas.
Ese Dios nos ama. Por amor nos creó. El libro de la Sabiduría dice que si Dios hubiese
aborrecido algo, no lo hubiera creado. (Sabiduría 11,24).
Dios es Padre
Para hacernos comprender el amor de Dios, la Biblia le da nombres familiares a nuestra
experiencia, como: Padre, Madre, Esposo, Amigo, Pastor...
El nombre de Padre aparece en el Antiguo Testamento, pero fue Jesús quien más lo usó y
quien enseñó a sus discípulos a decir la palabra "Abbá", que significa "papá", cuando
fuesen a orar. Ser discípulo de Jesús es atreverse a dar a Dios el nombre de Padre, y a
tutearlo confiadamente. También el amor de Dios se compara con el de una madre que es
incapaz de olvidarse de los hijos que llevó en las entrañas.
Se puede comparar también ese amor divino, al amor de un esposo que está totalmente
enamorado de su esposa, o al de un amigo que se sacrifica por su amigo, o al de un pastor
que busca sus ovejas y no descansa hasta encontrarlas.
https://es.aleteia.org/2019/04/04/que-es-el-kerigma/
El 2 de febrero es siempre un día marcado en rojo en el calendario eclesial, un día especial
para pararse a valorar y agradecer el don de la vida consagrada tal y como el Espíritu la va
suscitando en la Iglesia de cada tiempo. Con todo, aun tratándose de una jornada singular,
no podemos aislarla del resto. Celebrar la Jornada Mundial de la Vida Consagrada pasa, en
realidad, por acoger con un corazón dispuesto y confiado la senda que se abre a nuestros
pies consagrados cada día de nuestra existencia. Parafraseando el dicho lucano de Jesús,
quienes hemos sido llamados a una vocación consagrada —y también los que comparten
con nosotros la vida cotidiana— sabemos por experiencia que cada mañana trae su propio
camino. Y que solo puede aventurarse en él sin extraviarse quien lo afronta bajo el signo
de la esperanza en Jesús resucitado. Los últimos párrafos del documento de la CIVCSVA
Caminar desde Cristo, pensado como hoja de ruta para los consagrados y consagradas al
comienzo de este tercer milenio, recordaban con gran viveza esta experiencia común que
es, a la vez, un ideal permanente:
«Un nuevo siglo y un nuevo milenio se abren a la luz de Cristo. Pero no todos ven esta luz.
Nosotros tenemos el maravilloso y exigente cometido de ser su “reflejo” […]. Esta es una
tarea que nos hace temblar si nos fijamos en la debilidad que tan a menudo nos vuelve
opacos y llenos de sombras. Pero es una tarea posible si, expuestos a la luz de Cristo,
sabemos abrirnos a su gracia que nos hace hombres nuevos» (Novo millennio ineunte, n.
54). Esta es la esperanza proclamada en la Iglesia por los consagrados y las consagradas,
mientras con los hermanos y hermanas, a través de los siglos, van al encuentro de Cristo
resucitado (Caminar desde Cristo, n. 46).
Las personas consagradas tratan de confiar caminando en esperanza, aun cuando no tienen,
como su maestro, dónde reclinar la cabeza. Su camino cotidiano de obediencia comienza y
termina en la casa del Padre. Dios es su desde, en y hacia dónde. Ellas saben que se
necesitan oídos atentos a la voz del Padre, ojos fijos en la cruz del Hijo y manos prontas a
la misión del Espíritu para encontrar fuerza y perseverancia a la hora de emprender
esperanzadas cada desafío cotidiano dejando que Dios haga nuevas todas las cosas (cf. Ap
21, 5). Él es el Señor de la historia que alienta sus pasos y en él encuentran la promesa —
futura y presente— de una dicha que no acaba. Solo a través de esta presencia sostenida de
Dios que el Espíritu Santo despierta en su interior, los consagrados se van volviendo
peregrinos recios en las jornadas de tormenta y animosos en las de sol.
Las personas consagradas tratan de compartir caminando en esperanza, aun cuando no
llevan bastón ni alforja ni una capa o túnica de sobra.
https://iglesiaactualidad.wordpress.com/2023/01/17/mensaje-para-la-jornada-mundial-de-la-vida-consagrada-2023/#:~:text=El
%202%20de%20febrero%20es,la%20Iglesia%20de%20cada%20tiempo.
“Que el libro de esta Ley nunca se aparte de ti: medítalo día y noche, para obrar fielmente
en todo conforme a lo que está escrito en él. Así harás prosperar tus empresas y tendrás
éxito” (Josué 1,8).
Una recomendación es comenzar la lectura por los tres libros sapienciales: Sabiduría,
Eclesiástico y Proverbios. Son libros muy próximos al Nuevo Testamento y fuentes de
ricas enseñanzas. Lee, al mismo tiempo, el libro de los Salmos. La puerta de entrada del
Antiguo Testamento son los Salmos. Haz de ellos tu libro de cabecera.
En cualquier caso, lo que quiero acentuar aquí es que tienes que trabajar con los Salmos
independientemente de algún orden específica. Siempre que te sientas impulsado a ello, lee
un Salmo. Haz tu diario sobre él, sin miedo a interrumpir el trabajo que estés haciendo en
ese momento. El Salmo es como la fruta: la comemos a cualquier hora, sin importar las
comidas. Y nunca hace mal. Siempre hace bien.