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Halloween y El Satanismo
Halloween y El Satanismo
Halloween y El Satanismo
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tierra fomentando un ambiente de muerte y terror. La fina separación entre los vivos y
los muertos se debilitaba, haciendo posible la comunicación entre unos y otros. En esa
noche, los espíritus malignos, fantasmas y otros monstruos salían libremente para
aterrorizar a los hombres. Según la religión celta, las almas de algunos difuntos estaban
atrapadas dentro de animales feroces y podían ser liberadas, ofreciéndoles a los dioses
sacrificios de toda índole, incluso sacrificios humanos. Si los vivos no les brindaban
alimento a estos espíritus malignos, ciertos acontecimientos terribles podrían
alcanzarlos. Así los sacerdotes druidas iban de casa en casa exigiendo sus alimentos.
Algunos sugieren que en algunos casos, también iban acompañados por mujeres
vírgenes o niños, que luego eran ofrecidos en sacrificio. Si los aldeanos le otorgaban
algún alimento para las ofrendas había trato (treat) y la paz permanecía sobre ese hogar.
En caso contrario, se lanzaba una maldición sobre la casa y sus habitantes, esperando
que alguien muera allí ese año. Esa era el engaño o (trick) al que eran sometidos sus
miserables moradores. Esta antiquísima fiesta llegó a Estados Unidos junto a los
emigrantes irlandeses y allí se arraigó, para sufrir luego una radical transformación. Se
le añadieron diversos elementos paganos tomados de los diferentes grupos de
inmigrantes, hasta llegar a incluir la creencia en las brujas, fantasmas, duendes, drácula
y monstruos de toda especie.
Los aldeanos celtas, buscaban aplacar a los espíritus y protegerse de ellos. Para ello
hacían grandes hogueras. Estas hogueras tuvieron su origen en rituales sagrados de la
fiesta del sol. Otras formas de evitar a estos macabros personajes era preparándole
alimentos, montando espeluznantes escenografías o disfrazándose. Los disfraces
buscaban imitarlos, para así poder pasar desapercibidos. Los disfrazados de animales,
espíritus o fantasmas, iban por todo el pueblo, buscando ofrendas para aplacar la ira del
dios de la muerte y las tinieblas. Se pensaba que esa noche, los espíritus de los muertos
regresaban a sus casas y que además vagaban diablos, hadas, duendes, brujas y toda
clase de espíritus extraños
Cuando los pueblos celtas se cristianizaron, no todos renunciaron a las costumbres
paganas. Es decir, la conversión no fue completa. Con la llegada de los irlandeses a
Estados Unidos, esta celebración comenzó a formar parte del folklore popular. La
coincidencia cronológica de la fiesta pagana con la fiesta cristiana de Todos los Santos y
la de los difuntos, que es al día siguiente, hizo que algunos las mezclaran. En vez de
recordar los buenos ejemplos de los santos y orar por los antepasados, se llenaban de
miedo ante las antiguas supersticiones sobre la muerte y los difuntos.
Lo más grave de todo; es que Halloween se ha transformado en una de las
principales fiestas celebradas por los satanistas, ocultistas, y adoradores del diablo. Es
reconocida por ellos, como la víspera del año nuevo de la brujería. Para los fieles de
esta extravagante iglesia es importante vestir ropas de Halloween en el día de sus
cumpleaños y en ciertas ceremonias. Vestir este tipo de ropas, marca una cierta
pertenencia al rito satánico. Anton Lavey, autor de la “biblia satánica”, nos dice: “La
celebración religiosa más importante de la religión Satánica es la fecha del nacimiento
de uno mismo… Después del cumpleaños de uno mismo, las dos celebraciones
Satánicas principales son la noche de Valpurgis y Halloween, o día de la brujas… Los
solsticios y equinoccios también se tenían como celebraciones religiosas ya que
anunciaban el primer día de las estaciones… Cinco o seis semanas después de estos días
se llevan a cabo grandes jolgorios satánicos”. Para algunos satánicos, esta fiesta es
como celebrar el cumpleaños del demonio. Aunque otros sugieren que esta fiesta se
celebra el 13 de abril.
Ante semejante contaminación tanto del imperio del norte como del imperio de las
tinieblas, sería bueno que volvamos a recordar a los santos y de los que ya no están. No
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puede ser que la memoria de cientos de profetas, apóstoles, mártires o monjes, sea
vencida por tres o cuatro fantasmas diabólicos. No puede ser que el recuerdo de
nuestros seres queridos que ya no están; deje lugar a una fiesta de la estupidez. No hay
nada de simpático en esta cándida fiesta, que involucran a los niños, con el fin de no
mostrarles su maléfico origen. Sería bueno entonces, devolverle a estas auténticas
fiestas cristinas su verdadero sentido. Tal vez, algún día aprendamos que detrás de esas
ingenuas máscaras de monstruos que nos quieren vender, también se oculta un siniestro
germen del mal.
Horacio Hernández.
http://www.horaciohernandez.blogspot.com