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Norias Ganaderia Altiplano

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Las norias, elemento central para la producción

ganadera en una hacienda del altiplano potosino


en el último tercio del siglo XIX

Waterwheels, a Central Element for Livestock Production


in a Ranch in the Potosí Highlands in the Last Third
of the 19th Century

Sergio Franco-Maass,1 Cecilia Cadena-Inostroza2


y Eufemio Gabino Nava-Bernal3

Resumen
El altiplano potosino se localiza en la porción noroccidental del Estado de
San Luis Potosí y se caracteriza por ser una zona semidesértica de clima seco
templado. Hacia finales del siglo XIX dicha región se encontraba dividida en
grandes haciendas dedicadas a la producción extensiva de ganado. La
hacienda de Cruces era una de las haciendas de mayores dimensiones que
basaba su producción ganadera en el uso de norias para la extracción de
aguas subsuperficiales someras para el abrevadero del ganado. El objetivo
de la investigación aquí presentada ha sido documentar la existencia y
características de las norias en dicha región; para ello se llevó a cabo una
consulta de información documental e histórica disponible en el estado de
San Luis Potosí y se hizo un relevamiento de información en campo
incluyendo el levantamiento fotográfico y mediciones planimétricas y
arquitectónicas de todas las norias. Los resultados obtenidos corroboran que
la actividad agrícola de la hacienda se practicaba en las escasas zonas de
bajío y lechos de escurrimientos intermitentes y que la principal actividad

1
Doctorado en Geografía con especialización en Sistemas de Información Geográfica y Teledetección por
el Departamento de Geografía de la Universidad de Alcalá de Henares, España. Profesor-investigador del
Instituto de Ciencias Agropecuarias y Rurales de la Universidad Autónoma del Estado de México, México.
Líneas de investigación: recursos forestales maderables y no maderables, hongos silvestres comestibles,
plantas y hongos tintóreos, y procesos históricos en el aprovechamiento de recursos naturales. ORCID:
http://orcid.org/0000-0002-3512-130X. Correo electrónico: sfrancom@uaemex.mx
2
Doctorado en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid, España.
Profesora-investigadora del El Colegio Mexiquense, México. Líneas de investigación: análisis de políticas
públicas, gobernanza, casos de estudio, estudios del desarrollo. ORCID: https://orcid.org/0000-0001-9522-
1479. Correo electrónico: ccadena@cmq.edu.mx
3
Autor de correspondencia: Doctorado en Estudios del Desarrollo por la Universidad de East Anglia,
Reino Unido. Profesor-investigador del Instituto de Ciencias Agropecuarias y Rurales de la Universidad
Autónoma del Estado de México, México. Líneas de investigación: agroecología, manejo de recursos
naturales y su relación con la agricultura, resiliencia en los sistemas de producción agrícolas. ORCID:
http://orcid.org/0000-0001-9329-2265. Correo electrónico: gnavab@uaemex.mx

1
Las norias, elemento central para la producción ganadera
en una hacienda del altiplano potosino en el último tercio del siglo XIX

económica era la cría de ovejas para la obtención de lana. La hacienda


contaba con 38 norias con una capacidad de almacenamiento diaria cercana
a los 4 000 m3, lo que podría suministrar abrevadero a 32 mil cabezas de
ganado mayor y 741 mil cabezas de ganado menor. Se concluye que la
hacienda de Cruces basaba su éxito en la producción extensiva de ganado
que, en condiciones de aridez, era posible por la existencia de un sistema de
norias estratégicamente distribuidas en el extenso territorio. Se trataba de
un régimen económicamente viable que aprovechaba los recursos naturales
en beneficio de una sola familia.

Palabras clave: norias; agua; siglo XIX; producción ganadera; hacienda de


Cruces.

Abstract
The Potosí plateau is in the northwestern portion of the State of San Luis
Potosí in a semi-desert zone with a dry temperate climate. Towards the end
of the 19th century, this region was divided into large estates dedicated to
extensive cattle production. The Cruces ranch was one of the largest ranches
that based its livestock production on waterwheels (norias) to extract
shallow subsurface water for cattle watering. This research aimed to
document the existence and characteristics of waterwheels in that region.
For this, we consulted documentary and historical information available in
the state of San Luis Potosí. Also, we collected information in the field,
including photographic surveys and planimetric and architectural
measurements of all the waterwheels. Our results corroborate that the
hacienda’s agricultural activity relied on the few shallow areas and beds of
intermittent runoff, and the main economic activity was raising sheep to
obtain wool. The ranch had 38 waterwheels with a daily storage capacity of
nearly 4,000 m3, which could provide a watering hole for 32,000 head of
cattle and 741,000 head of small cattle. We conclude that the Cruces ranch
based its success on the extensive production of cattle that, in arid
conditions, was possible due to a system of waterwheels strategically
distributed in the extensive territory. It was an economically viable regime
that took advantage of natural resources to benefit a single family.

Keywords: norias; water; 19th century; cattle production; hacienda de


Cruces.

Introducción
En el último tercio del siglo XIX el altiplano potosino se encontraba dividido
en un conjunto de haciendas de grandes dimensiones. La región del altiplano

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Sergio Franco-Maass, Cecilia Cadena-Inostroza
y Eufemio Gabino Nava-Bernal

se localiza en el extremo sur de la región del desierto de Chihuahua, forma


parte de la provincia de la Mesa del centro y se extiende entre las sierras de
San Miguelito al oeste y la de Álvarez al este, y en el extremo norte, el
desierto de El Salado. Incluye quince municipios de la porción noroccidental
del Estado de San Luis Potosí, que abarcan una superficie cercana a los
28 mil kilómetros cuadrados y que se extienden sobre una zona
semidesértica de clima seco templado caracterizada por la existencia de
cuencas cerradas y endorreicas, abastecidas por corrientes de temporal,
mantos subterráneos y algunos manantiales (Martínez, 2012).
La hacienda de Cruces era una unidad de producción pecuaria que, a
pesar de las condiciones climáticas adversas, se dedicaba a la cría extensiva
de miles de cabezas de ganado ovino y bovino. La clave consistía en el
aprovechamiento de los recursos hídricos subsuperficiales y el control
centralizado de las zonas de pastoreo. Ante la carencia de escurrimientos y
cuerpos de agua superficiales, el abrevadero de los animales dependía de la
existencia de un conjunto de norias estratégicamente distribuidas en el
territorio.
Los territorios de la otrora hacienda de Cruces forman parte del altiplano
potosino y abarcan una superficie de unas 380 mil hectáreas. Hacia fines del
siglo XIX la hacienda comprendía los antiguos territorios de dos haciendas
más pequeñas, Illescas y Cruces (Franco-Maass y Gutiérrez-Rivas, 2013). La
hacienda comprendía parte de los territorios de los cuatro territorios de los
municipios de Santo Domingo, Villa de Ramos, Salinas y Moctezuma. Se
trata de una región semiárida de clima seco templado con lluvias en verano
y con un déficit hídrico muy elevado (Campos, 1993).
La región forma parte de la cuenca El Salado y carece de escurrimientos
superficiales importantes, razón por la cual, desde tiempo inmemorial, las
actividades humanas sólo han sido posibles gracias a la apertura de pozos a
cielo abierto para aprovechar las aguas subsuperficiales de las zonas de bajío
y de las aguas almacenadas en acuíferos someros a profundidades de entre
7 y 10 m (Reygadas-Robles y Aviña-Cerecer, 2012). A inicios del siglo XX se
presentaron cambios profundos en la región, tales como la pérdida de hatos
ganaderos y el fraccionamiento del territorio, se abandonaron las norias y los
nuevos ejidatarios transitaron hacia el reemplazo de las zonas de pastoreo
por la producción agrícola de temporal.
De acuerdo con Escobar-Ohmstede (2013), el paisaje agrario e hídrico de
San Luis Potosí sufrió importantes reestructuraciones en la transición del
siglo XIX al XX. Ciertos factores externos trastocaron las formas de
producción de las grandes propiedades privadas que, con la Reforma agraria,
pasaron a ser tierras ejidales. La división de las haciendas y el acceso a los
recursos naturales por parte de los ejidos distó mucho de ser un elemento de
justicia social, ya que quienes encabezaron el reparto tenían un escaso
conocimiento sobre el entorno geográfico y las condiciones ambientales para
el desarrollo económico y social de las comunidades. Los funcionarios

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Las norias, elemento central para la producción ganadera
en una hacienda del altiplano potosino en el último tercio del siglo XIX

gubernamentales dejaron de lado las cuestiones culturales de los actores


sociales involucrados, actuaron como intermediarios y muchos de sus
informes sirvieron para tomar decisiones de política territorial que
condujeron a muy discutibles resultados.
En los albores del siglo XX la hacienda de Cruces aprovechaba el agua
de pozos y manantiales para desarrollar la actividad ganadera extensiva. El
conjunto de norias construido y mantenido durante el último tercio del siglo
XIX garantizaba el abrevadero de miles de cabezas de ganado en un esquema
de gestión centralizada del agua. Se trataba de un esquema ciertamente
injusto, ya que los hacendados detentaban la propiedad de los recursos
naturales, pero eficiente para la producción ganadera a gran escala. El
movimiento revolucionario de principios del siglo XX y la subsecuente
reconfiguración territorial a partir de la figura del ejido, tuvieron
importantes repercusiones en la vocación productiva regional. La ganadería
extensiva colapsó transitando hacia una producción de cultivos de
subsistencia sin contar con fuentes superficiales de agua que garantizaran
la productividad agrícola.
El cambio de la estructura productiva y la subdivisión de la hacienda en
ejidos desencadenó la deforestación de zonas abundantes en especies
forrajeras (Bouteloua spp., Opuntia spp., Agave spp., y Prosopis spp.) y,
aunque parte de la infraestructura hidráulica de las haciendas se mantuvo
en uso durante los años postrevolucionarios, se fue gradualmente
deteriorando por la falta de mantenimiento. Las estructuras de
mampostería, que requerían menor mantenimiento dieron paso a
estructuras efímeras de postes de madera, ramas, tierra y piedras, que
suelen requerir reparaciones anuales, sobre todo después del embate de las
lluvias (Charcas et al., 2010).
El objetivo de la investigación fue documentar la existencia y
características de las norias como elemento central para la gestión ganadera
de la hacienda de Cruces. El cumplimiento de este objetivo implicó realizar
una serie de recorridos de campo para ubicar las norias y recabar
información sobre sus características estructurales y funcionales. Asimismo,
se realizaron entrevistas con informantes clave para documentar las
actividades ganaderas regionales.

Metodología
La hacienda de Cruces (Figura 1) se caracteriza por sus extensas llanuras y
zonas de aluvión con pequeñas serranías y cerros aislados que, en el siglo
XIX, estaban cubiertas de matorrales. En las partes llanas predominaba el
matorral micrófilo compuesto fundamentalmente por gobernadora (Larrea
tridentata) y hojasén (Flourensia cernua). La pobreza de los suelos y la
sequedad del ambiente propiciaba el desarrollo de pastizales que eran

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y Eufemio Gabino Nava-Bernal

aprovechados para la producción extensiva de ovejas para la obtención de


lana.
En la actualidad, buena parte del matorral micrófilo ha sido reemplazado
por zonas de cultivo de riego y temporal y el sobrepastoreo ha favorecido el
desarrollo de vegetación arbustiva secundaria, la pérdida de las especies más
nutritivas y apetecidas por el ganado, y el establecimiento de plantas que los
animales no comen, que a menudo son venenosas y con frecuencia
contribuyen a reducir la cobertura del suelo, exponiéndolo a los efectos de la
erosión (Martínez, 2012). Las laderas de los cerros se encuentran cubiertas
por el matorral crasicaule y en las partes altas de los abanicos aluviales y
conglomerados se desarrollan los matorrales desérticos rosetófilos donde
prevalecen especies con hojas en roseta, con o sin espinas, sin tallo aparente
o bien desarrollado (INEGI, 2009).

Figura 1. Ubicación de la hacienda de Cruces

Fuente: elaboración propia a partir del trabajo de campo.

La construcción metodológica partió del objeto de estudio a investigar y


estuvo orientada por una diversidad de técnicas de recolección de
información. El estudio que aquí se presenta describe el uso de norias como
tecnologías de extracción de agua. Se analizan las condiciones en las cuales
se utilizaban y su función en los procesos de producción ganadera
desarrollados en la hacienda de Cruces (Closas, 2014; Aguirre, 2016).

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Las norias, elemento central para la producción ganadera
en una hacienda del altiplano potosino en el último tercio del siglo XIX

Se consultaron los fondos del Archivo Histórico del Estado de San Luís
Potosí “Lic. Antonio Rocha Cordero” incluyendo los documentos de la
Comisión Agraria Mixta para la revisión de expedientes de dotación de
tierras, el Fondo Protocolos de Ayuntamiento y los Protocolos de
Instrucción Pública en cuanto a la revisión de expedientes notariales. La
información de la distribución ejidal se obtuvo del Registro Agrario
Nacional.
Adicionalmente se consultó el Archivo Histórico de Salinas del Peñón
Blanco que cuenta con copias de la correspondencia entre la salinera y la
administración de la hacienda de Cruces. Es importante reconocer, sin
embargo, que la consulta de archivos no fue exhaustiva, dada las
limitaciones de tiempo y presupuestales, para hacer una revisión a fondo de
acervos nacionales como el Archivo General de la Nación y el Archivo
Nacional Agrario.
Se realizó una búsqueda de información documental en internet
incluyendo Google Scholar y las fuentes disponibles en el Consorcio Nacional
de Recursos de Información Científica y Tecnológica (CONRICYT) del
Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología. Ello permitió la descarga de
artículos científicos referentes a las norias, principalmente de España y, en
menor cantidad, de México.
Se realizaron 30 recorridos de campo para la ubicación y relevamiento
de información de la infraestructura hidráulica de la hacienda. Como
información de partida se tomó el mapa elaborado por Gándara en 1890 que
contiene la ubicación de las norias en operación y en construcción al momento
del levantamiento topográfico. Para la ubicación de infraestructuras que no
aparecían en el mapa de Gándara, se realizó un minucioso análisis visual,
mediante el recorrido sistemático de la zona en la plataforma Google Earth,
manteniendo la escala en pantalla de 1:100. Asimismo, durante las salidas
de campo, se entrevistó a informantes clave para corroborar o ampliar la
información disponible.
Durante los recorridos de campo se realizó el relevamiento de la
información de cada infraestructura hidráulica de la hacienda incluyendo
nombre, localización geográfica con GPS, tipo, descripción general y estado
de conservación. Dicha cédula permitió además el levantamiento de
información a mucho mayor detalle de los sistemas hidráulicos relacionados
con las norias.
Además de su localización geográfica y su descripción general, se
registraron las características y medidas planimétricas y arquitectónicas de
los pozos, las norias, los vestigios de la maquinaria, las albercas y
abrevaderos. Asimismo, se registraron, midieron y documentaron
estructuras complementarias como bardas, lumbreras y minas.
Complementariamente se elaboraron croquis y se obtuvieron más de nueve
mil fotografías.

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y Eufemio Gabino Nava-Bernal

Resultados
Las actividades agropecuarias
La hacienda de Cruces se dedicaba fundamentalmente a la crianza extensiva
de ovejas y ganado de lidia. De manera complementaria se producía mezcal
a partir del aprovechamiento del maguey mezcalero (Agave salmiana), muy
abundante en las zonas de matorral xerófilo y existía cierta producción
agrícola, muy localizada en las zonas de bajío para aprovechar la humedad
estacional. Si se considera la forma en que se utiliza el agua de lluvia, la
producción agrícola puede ser de temporal, cuando únicamente depende de
la humedad de las lluvias que caen in situ o puede tomar una de las tres
variantes de agricultura de escorrentía (Charcas et al., 2010):

• Agricultura de bajíos. Aprovecha la humedad retenida en las partes


bajas de las cuencas cerradas donde se presentan acumulaciones de
sedimento de textura fina.
• Agricultura en abanicos de aluvión. Aprovecha los escurrimientos que
bajan de las montañas formando abanicos de aluvión, mediante
enlamados o estacados que favorecen la sedimentación y la
infiltración, induciendo la formación de terrazas de corta duración
aptas para el cultivo.
• Agricultura en el lecho de escurrimientos intermitentes. Aprovecha los
escurrimientos mediante la construcción de diques que permiten
derivar el agua hacia los terrenos de cultivo. En la época de las
grandes haciendas los diques se construían de mampostería,
posteriormente se adoptó la práctica de utilizar materiales menos
duraderos como ramas, estacas, tierra y piedra.

Los sistemas agrícolas se enfocaban presumiblemente para el autoconsumo,


como fueron el cultivo de maíz (Zea mays), frijol (Phaseolus vulgaris) y chile
(Capsicum annuum) (Durán-García et al., 2002). De acuerdo con el
levantamiento topográfico realizado por Francisco Gándara en 1890
(Gándara, 1890), las zonas de cultivo en la hacienda se encontraban
asociadas a las estancias y eran muy pequeñas, por lo que es posible suponer
que se trataba de una forma poco productiva (al menos desde el punto de
vista mercantil).
Los recorridos de campo permitieron corroborar la vocación ganadera de
la hacienda, la información documental disponible mostró que, hacia el
último tercio del siglo XIX, el estado de San Luis Potosí se especializaba en
la crianza de ovinos para la producción de lana (Lopes, 2003) y que a
principios de siglo XX había más de un millón de cabezas de ganado para la
exportación de pieles, cueros y lana. Parte de dicha producción se destinaba
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al mercado nacional (Mendoza y Del Castillo, 1891). García (1883) señala


que en la hacienda de Cruces había extensos terrenos de crianza con
abundantes pastos para la producción de ganado mayor y menor y que el
agua requerida para ello se obtenía de pozos (Figura 2).

Figura 2. Plano de la hacienda de Cruces de Francisco Gándara (1890)

Fuente: copia heliográfica del mapa original, Biblioteca Ramón Alcorta,


Museo Cosío Villegas, San Luis Potosí.

En Cruces, el cultivo del maíz se basaba en el manejo de tres variedades, el


maíz alto, de cinco meses de desarrollo, el maíz de cuatro meses de desarrollo
y el maíz trimesino. Los dos primeros eran resistentes a las sequías, tenían
cierto grado de latencia y soportaban el retraso de las lluvias. El maíz
trimesino, menos productivo, pero de rápido crecimiento, se utiliza en caso
de pérdida del cultivo inicial, una vez establecido el periodo de lluvias (junio-
julio). En lo que respecta a la producción de frijol se preferían las variedades
de tipo enredadera porque soportaban mejor las inundaciones (Charcas et
al., 2010).
A pesar de que en la región la producción agropecuaria se destinaba al
autoconsumo, como en otras haciendas de su época, Cruces era una unidad
fundamentalmente mercantil bajo un modelo de producción capitalista. El
éxito de la hacienda se explica, en buena medida, por su gran extensión, que
permitía el desarrollo de la ganadería extensiva en un clima seco
(Rosenzweig et al., 1987; Montes de Oca-Navas, 1998), por lo que el sistema
agropecuario requería de recursos hídricos para lograr sus objetivos.

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y Eufemio Gabino Nava-Bernal

La infraestructura hidráulica
En un entorno ambiental difícil con un déficit hídrico importante, la
infraestructura hidráulica de Cruces constituía el elemento fundamental
para garantizar la producción pecuaria. El suministro de agua se
garantizaba con 38 norias estratégicamente distribuidas en el territorio y
que permitían extraer el vital líquido a partir de tres fuentes: la existencia
de algún acuífero superficial, la presencia de aguas subálveas en zonas de
bajío, o la presencia de zonas de filtración en proximidad a bordos, conocidos
localmente como tanques, que aprovechaban los escurrimientos
intermitentes en las ramblas.
Si bien para la Real Academia Española, el término noria se refiere a la
“máquina compuesta de dos grandes ruedas engranadas que, mediante
cangilones, sube el agua de los pozos, acequias, etc.”, en la región del
altiplano suele designar también la construcción que albergaba la
maquinaria y a las dependencias adjuntas que constituyen el sistema
hidráulico. Para Paredes-Guerrero (2007), la noria era el sistema que se
usaba para la extracción de agua, misma que luego se guardaba en tanques,
que se distribuía en bebederos y cañerías de riego, y considerada como un
mecanismo que fue traído desde España.
El mecanismo más rudimentario para extraer el agua consistía en los
“pozos de polea”. Se trataba de una sencilla plataforma con un aparejo de
polea sobre soportes de madera que descansaban en dos machones, un
receptáculo de mampostería donde verter el agua de primera intención y un
pequeño estanque o abrevadero. Ejemplos notables en la hacienda de Cruces
son los de Tres Cruces y Los Gámez.
Las norias de tracción humana constaban de una rueda vertical con una
cadena sin fin conectada al pozo y movida por humanos mediante travesaños
de la propia rueda, para elevar agua de depósitos subterráneos someros
(Rojas, 2013). Las “norias de sangre”, por su parte, eran maquinarias que se
utilizaban para extraer agua mediante tracción animal. Con base en las
diversas tipologías propuestas por Caro Baroja (1996) la hacienda de Cruces
contaba con “norias por lo alto” y “norias por lo bajo”.
En las norias por lo bajo, conocidas como hispánicas, la maquinaria se
encontraba dispuesta por debajo del nivel de atalaje y tiro del animal y
constaban de un par de ruedas dispuestas perpendicularmente y engranadas
de tal manera que la de giro horizontal y eje vertical arrastraba en su
movimiento a la de giro vertical y eje horizontal En las “norias por lo alto” la
maquinaria constaba de tres ruedas dispuestas por encima del nivel de
atalaje y tiro del animal y constaba de un eje vertical, un malacate que hacía
girar dicho eje, una rueda de aire engranada con una rueda de agua que se
unía a un eje horizontal que hacía girar la rueda con la cuerda sin fin que
tenía atados cangilones de madera (Foto 1).

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Las norias, elemento central para la producción ganadera
en una hacienda del altiplano potosino en el último tercio del siglo XIX

Foto 1. Maquinaria de la noria por lo alto de San Miguel

Fuente: Trabajo de campo, 2013.

De acuerdo con la Figura 3 hacia fines del siglo XIX, la hacienda de Cruces
contaba con 38 norias, 11 norias de tracción humana y 27 norias de tracción
animal o de sangre (12 movidas por lo alto y 15 movidas por lo bajo). El
trabajo de campo permitió no sólo la ubicación precisa de todas las norias,
sino el levantamiento de información sobre características estructurales y
vocación productiva de todas ellas.

Figura 3. Distribución por tipo de noria

Fuente: trabajo de campo, 2013.

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La capacidad de almacenamiento de agua y el tipo de ganado variaba en


función del tipo de noria. Las norias de tracción humana tenían menor
capacidad de almacenamiento y tendían a especializarse en el abrevadero de
ganado menor, y las norias de tracción animal tenían la mayor capacidad de
almacenamiento, y se destinaban al abrevadero de ganado bovino y ovino.
Con una capacidad de más de cuatro mil metros cúbicos de agua y una
longitud superior a los cinco kilómetros de abrevaderos, la hacienda contaba,
teóricamente, con una capacidad para más de 32 mil cabezas de ganado
mayor y cerca de 740 mil cabezas de ganado menor. Estos datos no expresan
la cantidad real de ganado existente en la zona durante la época de la
hacienda, ni considera otros factores que podrían afectar la disponibilidad de
agua, tales como la época del año o la capacidad de recuperación del nivel
piezométrico (Cuadro 1).

Cuadro 1. Longitud de abrevaderos, capacidad


y tiempo de almacenamiento, y capacidad total para abrevar
por tipo de ganado y tipo de noria
Longitud Longitud Tiempo Capacidad total Capacidad total
Capacidad total de
Tipo de bebedero bebedero ganado medio de de ganado de ganado
Total almacenamiento1
noria ganado mayor menor llenado mayor2 menor2
(m3)
(m) (m) (hr) (cabezas) (cabezas)
Tracción
11 207 1 212 940 9 6 011 194 691
humana
Por lo bajo 15 433 1 159 2 060 13 14 381 411 496
Por lo alto 12 223 1 883 1 005 9 12 320 135 292
Total 38 863 4 254 4 005 32 712 741 479
Nota 1: El dato de tiempo de llenado es un estimado general
que considera un valor de 2.63 l/segundo (Montoya, 2007).
Nota 2: Se consideran los requerimientos de 3.5 lt/día por animal para ganado menor
y 43.1 l/día por animal para ganado mayor recomendados por CNRBC (1996)
Fuente: elaboración propia con base en mediciones de campo, 2013.

La noria y sus elementos asociados


Las características de las norias y de los elementos asociados eran muy
variables. Existían norias de tracción humana relativamente sencillas y
sistemas asociados a norias de sangre ciertamente complejos. En términos
generales, los elementos de la noria están relacionados con la captación,
extracción, almacenamiento y distribución del agua.

La captación
En la hacienda de Cruces se aprovechaba el agua bajo dos sistemas de
captación. En algunos casos se extraía el agua subterránea de acuíferos
superficiales; y en otros casos, se aprovechaba el agua proveniente por
filtración de bordos localmente conocidos como tanques.

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en una hacienda del altiplano potosino en el último tercio del siglo XIX

Los pozos
Los pozos tenían una profundidad cercana a los 10 metros, una “boca”
rectangular de 3.5 x 2.5 metros con labios y paredes revestidos con
mampostería (ademe), para evitar los desprendimientos de rocas y la
ceguedad del manadero (Foto 2). El mantenimiento del pozo se hacía a través
de una galería de drenaje contigua.

Foto 2. Pozo de la noria de San Antonio el Mezquite

Fuente: trabajo de campo, 2013.

El edificio de la noria
Las construcciones de las norias de tracción humana se levantaban unos
2 metros sobre el suelo para permitir el acceso directo a la boca del pozo.
Éstas eran de pequeñas dimensiones, de planta rectangular con techumbre
plana de viguería o bóveda de cañón corrido y escalinata de acceso. Los
edificios para albergar las norias de sangre eran de mayores dimensiones y
sus características arquitectónicas variaban en función de la maquinaria
utilizada. Las norias por lo alto, de planta rectangular, se construían a ras
de suelo y solían tener techumbre plana de viguería o bóveda de cañón
corrido. Las norias por lo bajo, por su parte, se levantaban unos 4 metros
sobre el suelo, eran de planta poliédrica (hexagonal u octagonal), con cúpulas
de tabique, con o sin remate, y rampa de acceso bardeada de piedra. El uso
de contrafuertes en la construcción era frecuente (Foto 3).

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Foto 3. Edificio de la noria de Providencia

Fuente: trabajo de campo, 2013.

La alberca o pila
Permitía almacenar el agua extraída de los pozos, se construía de gruesos
muros de piedra repellada, normalmente de planta poliédrica, con o sin
contrafuertes (dependiendo sus dimensiones) y que podían estar adosadas al
edificio de la noria o conectarse a él mediante un arco de piedra. En ocasiones
se construía una escalinata puente lo que permitía subir al borde de la pila
y comunicaba ambos lados del conjunto (Foto 4).

Foto 4. Alberca de la noria de Santa Bárbara

Fuente: trabajo de campo, 2013

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Los abrevaderos
Solían estar adosados a la pila, aunque en ocasiones se conectaban mediante
un arco de piedra, y constaban de un muro por donde se conducía el agua
mediante un caño, casi siempre cubierto y, a ambos lados, un largo bebedero
cuyas dimensiones se ajustaban al tipo de ganado. Frecuentemente se
construía una escalinata puente de piedra entre el bebedero y la pila, lo que
permitía el paso de un lado a otro del conjunto. A lo largo del bebedero solía
construirse una plataforma o rampa de piedra inclinada para soportar el
pisoteo de los animales (Foto 5).

Foto 5. Abrevaderos de la noria de Guadalupe

Fuente: trabajo de campo, 2013.

La dimensión territorial en la distribución de las norias


El análisis de la distribución territorial de las norias resultó crucial para
entender la gestión territorial del agua con fines de producción ganadera. Si
bien es cierto que la altitud en la hacienda varía entre los 1 800 y 2 600
m.s.n.m, la mayoría de las norias fueron construidas en las zonas bajas
(2 020 m.s.n.m. en promedio). Únicamente las norias con mayor capacidad y
mejor tecnología (norias por lo bajo) como El Refugio, La Providencia o
Guadalupe, fueron emplazadas a mayores altitudes. Las norias se
encontraban separadas en promedio 5 060 m, distancia que permitía
pastorear a las ovejas de una noria a otra en una jornada. Este hecho
resultaba especialmente importante para mantener las zonas de pastizales
y proteger los ahijaderos. El análisis espacial mostró que, en promedio, cada
noria cubría una superficie de 8 646.5 ha.
Más allá de la distribución más o menos regular de las norias, su
emplazamiento guardaba una fuerte relación con la actividad ganadera y,
por consiguiente, con las zonas de pastoreo. Las norias destinadas
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Sergio Franco-Maass, Cecilia Cadena-Inostroza
y Eufemio Gabino Nava-Bernal

exclusivamente al abrevadero de ganado mayor tendían a concentrarse en


torno a las haciendas y estancias con vocación ganadera, es decir, aquellas
que contaban con potreros, zonas de pastoreo de buena calidad e
infraestructura para la gestión del ganado (Casco de la hacienda de Cruces,
Santa María, El Toro y El Salado).
Las norias para el ganado menor prevalecían en las regiones menos
pobladas, donde predominaban los extensos matorrales micrófilos y en torno
a las rancherías cuya vocación era eminentemente agrícola con la crianza de
ganado menor como actividad secundaria (rancho Guadalupe, El Ranchito,
rancho San Antonio o rancho Los Hernández). Las norias con bebederos para
ambos tipos de ganado se asociaban a estancias relacionada con la gestión de
hatos ovejeros como La Hedionda, La Herradura, Pozo Salado y Providencia.
Hacia 1923 se inició en la región de Cruces el reparto agrario (Figura 4).
Entre 1923 y 1925 hubo una afectación de 126 201 ha, fundamentalmente en
la región de la hacienda identificada como Illescas, donde se afectaron
113 503 ha. En el periodo de 1927 a 1929 se amplió el reparto hacia otras
regiones de la hacienda, alcanzando una afectación de 50 897 ha. Esto
significa que en un plazo de siete años ya se había afectado cerca del 47 % de
la superficie total. Con el reparto muy avanzado en Illescas se intensificó la
afectación de la región de Cruces con una superficie de 42 064 ha entre 1931
y 1932.
Entre 1936 y 1939, coincidiendo con el gobierno del presidente Lázaro
Cárdenas, se tuvo una superficie afectada de 73 983 ha más o menos repartida
entre ambas regiones, incluyendo las tierras correspondientes a los dos cascos
de hacienda. Finalmente, hacia 1950 se dio una afectación importante,
cercana a las 10 000 ha en la región de Cruces. Para esa fecha ya se había
afectado 82 % de las 377 423 ha de la hacienda, es decir 309 831 ha, quedando
en forma de propiedad privada tan solo el 18 %, esto es 67 592 ha.

Figura 4. División ejidal de la hacienda de Cruces

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Las norias, elemento central para la producción ganadera
en una hacienda del altiplano potosino en el último tercio del siglo XIX

Fuente: trabajo de campo, 2013.

De acuerdo con Charcas et al. (2010) en el altiplano potosino las mejores


tierras de cultivo se localizaban en los fondos de cuenca o bajíos, los abanicos
aluviales y las tierras al margen de los escurrimientos. En el territorio de la
hacienda de Cruces las tierras con esas características son relativamente
escasas y su aprovechamiento requería de obras hidráulicas para el manejo
de las escorrentías. Con el reparto agrario se inició el proceso de ampliación
de la frontera agrícola hacia las zonas de matorral micrófilo, de vocación
ganadera y poco aptas para la agricultura.
La ampliación de la frontera agrícola obligó, hacia mediados del siglo XX,
a la perforación de pozos para la explotación de mantos freáticos profundos.4
En muchos casos la ruptura del subsuelo ocasionó la desecación de los
acuíferos someros. En 1980 se dio un importante impulso a la agroindustria
en el valle de Arista, sobre todo en los municipios de Venado, Moctezuma y
Charcas, promoviendo el cultivo industrial del jitomate, además de chile y
otras hortalizas.
En las tierras de temporal se continuó con el cultivo de maíz y frijol. Se
dio así una importante diferenciación: por un lado, los campesinos que
basaban su subsistencia en los cultivos de temporal, y por otro, los capitales
agroindustriales locales que tendían a un progresivo proceso de tecnificación
basado en el aprovechamiento de pozos profundos cuya perforación empezó
hacia 1953.

Discusión
En los territorios de Cruces, dada su conformación orográfica y sus
características climáticas, prevalecía la agricultura de bajío (Aguirre (1983)
citado por Charcas et al. (2010)). Este tipo de agricultura era posible en la
región dada la existencia de lomeríos bajos muy extendidos que permiten la
concentración del escurrimiento en las depresiones y valles, donde se
presentaban suelos permeables profundos con buena capacidad para
preservar la humedad y sin graves problemas de acumulación de sales.
La producción ganadera de la hacienda dependía de la gestión de un
territorio muy amplio. Dicho sistema debía garantizar el control y uso racional
de las zonas de pastoreo y el suministro de agua para los animales. Hacia fines
del siglo XIX, Cruces contaba con dos cascos de hacienda (Illescas y Cruces),
pero la administración general y la casa grande se localizaban en el casco de
Cruces que, sin duda, fue el emplazamiento más relevante de todo el territorio.

4
En 1953 se perforó el primer pozo en valle de Arista, permitiendo con ello la expansión de la
agroindustria del jitomate en la región hacia la década de los ochenta. Aunque los pozos siguen
funcionando, en los años de mayor expansión agroindustrial se han llegado a registrar descensos de varios
metros por año en el nivel de los mantos freáticos. Hacia los años noventa empezó el agotamiento de los
pozos y el espejo de agua en Venado descendió por debajo de los 40 m de profundidad hacia 2006.

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Sergio Franco-Maass, Cecilia Cadena-Inostroza
y Eufemio Gabino Nava-Bernal

La administración territorial de la hacienda de Cruces dependía de un


emplazamiento estratégico de acuerdo con su vocación agropecuaria que
guardaba una estrecha relación con las condiciones geográficas locales, lo
que coincide con lo mencionado por Tortolero-Villaseñor (1998), acerca de
que durante el siglo XIX la hacienda era una unidad de dimensiones
extraordinarias que había incorporado a sus dominios las comunidades y los
ranchos.
Los cambios ocurridos a partir del reparto agrario desembocaron en el
deterioro de las zonas de pastoreo. Loredo-Osti et al. (2009), afirman que la
condición actual de los agostaderos semiáridos del altiplano potosino es de
regular a pobre, debido a la sobrecarga animal y a la sobreutilización de los
recursos forrajeros; prácticas que se han realizado por décadas. Dicha
sobreutilización ha ocasionado la disminución de la cobertura vegetal,
exponiendo al suelo a procesos de erosión, disminución de especies clave de
manejo e incremento de especies vegetales indeseables para la ganadería
(Loredo-Osti y Beltrán-López, 2001). Existe menor disponibilidad de forraje
y la cantidad de ganado en la región es superior al promedio de la capacidad
de sostenimiento del pastizal.
De acuerdo con Negrete (2016) la capacidad de agostadero en la región
(número de hectáreas necesarias para mantener una unidad animal durante
un año) es de 21.15 ha UA-1 y se calcula que en la actualidad hay una
sobrepoblación de ganado tres veces superior a dicha capacidad. De acuerdo
con Negrete (2020) el abuso severo y generalizado de las zonas de pastoreo
ha conducido a la desertificación de los agostaderos. Las consecuencias del
mal manejo ganadero son evidentes y la población regional tiene que
enfrentar pérdidas económicas importantes como resultado de las frecuentes
sequías y la falta de alimento de calidad para el ganado.
La promoción del desarrollo agrícola en la región implicó el abandono de
las norias, cuya capacidad de extracción no era suficiente para el riego de
grandes extensiones de tierra. Jasso-Chavarría et al. (1988) señalan que
hacia los años ochenta del siglo XX, en el altiplano potosino se cultivaban
cerca de 8 mil ha de maíz bajo riego, con rendimientos medios de 2 600 kg/ha,
cifra inferior a la media nacional que alcanzaba los 3 000 kg/ha. Estos bajos
rendimientos se debían al uso de técnicas inadecuadas para el manejo del
cultivo y a la inoportuna aplicación de los insumos. Por otra parte, Reygadas-
Robles y Aviña-Cerecer (2012), afirman que, aunque el altiplano descansa
sobre agua, en algunas regiones se presentan altos grados de salinidad. Es
por ello que la infraestructura hidráulica de la hacienda fue diseñada para
el aprovechamiento de aguas subsuperficiales con fines ganaderos.

Conclusiones
La hacienda de Cruces basaba su éxito en la producción extensiva de ganado
que, en condiciones de aridez, era posible por la existencia de un sistema de

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Las norias, elemento central para la producción ganadera
en una hacienda del altiplano potosino en el último tercio del siglo XIX

norias estratégicamente distribuidas en el extenso territorio. Se trataba de


un régimen económicamente viable que aprovechaba los recursos naturales
en beneficio de una sola familia. Como resultado de la Reforma agraria dicha
producción ganadera se vio seriamente limitada, dando paso a una
reconversión productiva basada en la producción agrícola. Parte de las
extensas zonas semidesérticas fueron deforestadas y aradas, eliminando las
principales especies forrajeras y la infraestructura hidráulica, diseñada para
el abrevadero de animales, se fue deteriorando por la falta de
mantenimiento.
Si bien prevalece una cierta actividad ganadera, la sobrecarga animal y
sobreutilización de los recursos forrajeros han afectado el estado de los
agostaderos. Las condiciones de sequía y mal manejo de los pastizales han
significado la pérdida gradual de plantas altamente deseables, de alto valor
nutritivo y el aumento de plantas que no son consumidas por el ganado.
Entre las consecuencias ambientales destaca la reducción de la capacidad de
infiltración del suelo, el incremento de la erosión del suelo y el aumento de
los grados de salinidad.

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Editora asociada: Esperanza Tuñón Pablos


Recibido: 20 mayo 2022
Aceptado: 30 septiembre 2022

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