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Metodologia 1-2-3-4

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TRABAJO SOCIAL EN LÍNEA

METODOLOGÍA Y ÁREA DE INTERVENCIÓN DE TRABAJO


SOCIAL
4 créditos

Profesor Autor:

MSc. Iris María Sánchez Azúa

Titulaciones Semestre

● TRABAJO SOCIAL EN LÍNEA Tercer Nivel

Tutorías: El profesor asignado se publicará en el entorno virtual de aprendizaje


online.utm.edu.ec), y sus horarios de conferencias se indicarán en la sección
Cronograma de Actividades

PERÍODO ABRIL – AGOSTO / 2024


Índice

Resultado de aprendizaje de la asignatura ...................................................................... 2

Unidad 1: Origen y procesos de los modelos de intervención en trabajo social. .............. 2

Tema 1. Naturaleza y fundamentos del Trabajo Social .................................................... 3

Tema 1: Sujeto del Trabajo Social .................................................................................. 7

Tema 2: Objeto del Trabajo Social ................................................................................ 10

Tema 3: Relación entre Objeto y Sujeto en Trabajo Social ........................................... 12

Tema 4: Definición del Trabajo Social ........................................................................... 13

Tema 5: Principios del Trabajo Social ........................................................................... 17

Tema 6: Objetivos del Trabajo Social ............................................................................ 22

Tema 7: Competencias del Trabajo Social .................................................................... 24

Bibliografía ..................................................................................................................... 28

Nota. Este compendio fue diseñado con base al libro de “Nociones Básicas de Trabajo Social” del Autor “Tomas
Fernández García”,” Laura Ponce De León Romero”. Primea Edición. Editorial Ediciones Académicas, S.A.,2014

1
Resultado de aprendizaje de la asignatura

Diferencia de las metodologías en las que se enmarca el quehacer profesional. Identificar


las áreas de intervención en el orden a establecer la mejor línea de actuación.

Unidad 1: Origen y procesos de los modelos de intervención en trabajo


social.

Resultado de aprendizaje de la unidad: Definir el origen y proceso de los modelos de


intervención de Trabajo Social. Metodología clásica, caso, grupo y comunidad.

Introducción

En el estudio de metodologías y áreas de intervención en trabajo social, exploramos el


trasfondo histórico y los procesos fundamentales que sustentan los modelos de
intervención. Desde sus orígenes en los movimientos de reforma social del siglo XIX hasta
las complejas teorías contemporáneas, estos modelos representan enfoques teóricos y
prácticos que guían la labor de los profesionales del trabajo social. A lo largo de la
asignatura, examinaremos cómo estos modelos evolucionan para abordar las
necesidades cambiantes de individuos, familias, grupos y comunidades, centrándonos en
la identificación de problemas sociales, la planificación estratégica, la implementación
efectiva de intervenciones y la evaluación de resultados. Además, destacaremos la
importancia de los valores éticos fundamentales que sustentan nuestra labor, como la
justicia social, la autonomía y la defensa de los derechos humanos, preparando así a los
futuros profesionales para abordar con éxito los desafíos contemporáneos en el campo
del trabajo social.

2
Tema 1. Naturaleza y fundamentos del Trabajo Social

1. Sujeto del Trabajo Social


2. Objeto del Trabajo Social
3. Relación objeto y sujeto en Trabajo Social
4. Definición del Trabajo Social
5. Principios del Trabajo Social
➢ Consideración individualizada.
➢ Aceptación del usuario
➢ No enjuiciamiento del usuario
➢ Autodeterminación
➢ Confidencialidad
6. Objetivos del Trabajo Social
7. Competencias del Trabajo Social

Naturaleza y fundamentos del Trabajo Social

Edita dejó Perú hace cuatro meses con la idea de poder trabajar en el servicio doméstico
en España. En su país no tenía porvenir. Su familia decidió invertir los ahorros de toda
una vida para pagarle el billete de avión. Esta decisión le iba a permitir disponer de un
salario para enviar dinero y mantener a su familia que está pasando por una situación
económica difícil. Vino como turista, pero se quedó en España con la idea de conseguir
permiso de residencia y un contrato de trabajo. De momento no lo ha conseguido, ni
dispone del dinero suficiente para volverse a su país. Ha alquilado una habitación en el
centro de Madrid por la que paga 200 euros al mes. Trabaja diez horas diarias limpiando
varias casas de lunes a viernes. Solamente descansa los fines de semana, que aprovecha
para dormir porque llega muy cansada debido a su estado de gestación. Está muy
preocupada porque al mes de llegar, descubrió que estaba embarazada de su pareja, que
se encuentra en Perú. Para ella fue un duro golpe encontrarse sola en un país
desconocido, sabiendo que cuando su estado de gestación avance será complicado
seguir trabajando, y que cuando su hijo nazca será difícil compaginar el trabajo con el
cuidado del bebé. Siente que ha traicionado a su familia, quien ha confiado en ella para
salir adelante. Aunque intenta disimular su embarazo con ropa ancha, sabe que perderá

3
el trabajo. De hecho, la dueña de una de las casas en las que limpia se dio cuenta de su
situación, comentándole que no viniera más porque no quería tener problemas. Edita está
desolada, apenas tiene amigas en las que apoyarse porque no conoce a nadie, y sus
compañeras de piso no son latinoamericanas, son polacas y no las entiende. Acude a la
trabajadora social de Cáritas en busca de apoyo. No sabe qué hacer.

Casos como el que se ha descrito, suelen ser atendidos por los/as trabajadores/as
sociales. A lo largo del ciclo vital, la persona se enfrenta a innumerables situaciones de
necesidad o de crisis pasajeras o permanentes que tiene que ir superando. Para
resolverlas se suelen buscar apoyos en los entornos más inmediatos: la familia, los
amigos, conocidos..., pero ¿adónde acudir cuando estos no son suficientes o no están
cerca, como es el caso de Edita? El trabajador social se enfrenta cotidianamente a
numerosos problemas que pueden provocar en el usuario un desequilibro económico (la
pérdida de empleo), social (exclusión), psicológico (tristeza, desolación), físico
(enfermedades)o cultural (diferencias culturales entre países). La realidad que atienden
es amplia porque abarca todas las dimensiones biopsicosociales de la persona.

Además, no existe una única manera de afrontamiento (actividad cognitiva y conductual


que una persona pone en marcha para enfrentarse a una determinada situación), ya que
cada situación individual, familiar, grupal o comunitaria es diferente y requiere una
intervención específica donde el apoyo y el asesoramiento profesional serán básicos

Para profundizar en la naturaleza y fundamentos del Trabajo Social, se podría hacer


referencia a la definición de Servicio Social (entendido actualmente como Trabajo Social),
que realizó en su día Mary Ellen Richmond (1922: 67) en una de sus obras:

El servicio social de casos es el conjunto de métodos que desarrollan la personalidad,


reajustando consciente e individualmente a la persona a su medio social, teniendo en
cuenta los elementos y condiciones que nos rodea.

De esta definición se pueden extraer los tres elementos básicos donde se apoya la
intervención profesional:

1. La comprensión de la individualidad de las personas y el estudio de sus características


particulares.
2. El análisis de los recursos disponibles y la influencia del medio social que lo rodea, y,

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3. La relación de comprensión entre usuario y profesional para facilitar la adaptación y
superación de las problemáticas planteadas.

Siempre que existe una intervención social, la acción profesional no es puntual,


incoherente o descoordinada; es una acción sistemática y racional que se fundamenta en
los siguientes principios (Fernández, 2011: 35):

El respeto a la personalidad de cada usuario/a, independientemente de su condición


social.

Los trabajadores sociales buscan ser útiles y deben mostrarse humildes en lo que
respecta a su profesión. No desempeñan una función providencial, sino simplemente la
de un profesional que establece una relación de apoyo. Intenta plantearse nuevos
desafíos para mejorar la situación del usuario y su calidad de vida.

Un apoyo material y personal para propiciar un cambio y facilitar el empoderamiento


(fortaleza de las personas para impulsar cambios positivos o confianza en sus propias
capacidades).

Facilitar la participación de todos aquellos recursos disponibles, ya sea materiales o


personales, para resolver la situación siguiendo un programa previo determinado.

Las claves de la profesión estuvieron en sus inicios enfocadas hacia el estudio del caso,
siguiendo un proceso minucioso de análisis, como intento de explicar una situación
concreta para programar una actuación profesional meditada. Esta afirmación se recoge
en la definición que Bray y Tuerlinckx hicieron en el año 1966:

El Trabajo Social estará constituido por los procesos que conducen hacia el diagnóstico
social y pretenden diseñar un plan de tratamiento. Pueden ser divididos en dos: uno, la
recogida de la información o evidencia, y otro, el diseño de las inferencias o deducciones
a partir de la información acumulada. La reunión de datos se consigue a través de
entrevistas conversaciones del trabajador social con el usuario, su familia u otras posibles
fuentes y puntos de vista. Una vez almacenados los datos y contrastada la información,
se llega a una interpretación de los mismos, obteniéndose un diagnóstico social previo al
establecimiento de un plan de acción.

La naturaleza de la profesión está articulada sobre una metodología de trabajo, que


permite analizar antes de intervenir con el objetivo de diseñar más eficazmente el

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desarrollo personal y social de las personas, teniendo en cuenta el contexto institucional-
burocrático que envuelve la labor del trabajador social. La actividad profesional es un
proceso de apoyo sistematizado que lleva implícito el asesoramiento, donde subyace la
relación interpersonal entre usuario y profesional como un fenómeno complejo, variante,
dinámico, sistémico y evolutivo, fundamentado en la propia naturaleza de las personas.
Por lo tanto, la relación de ayuda pasa a convertirse en una relación de apoyo profesional,
abandonando las connotaciones caritativas o benéficas del pasado.

La base del Trabajo Social reside en la denominada relación de apoyo. Sus fundamentos
teóricos se encuentran en autores como Carl Rogers, que con su obra titulada “Terapia
centrada en el cliente”, se convirtió en uno de los máximos representantes para la
consolidación del Trabajo Social, entendiéndolo como el producto generado a partir de la
interacción entre personas, es decir, entre profesional y usuario. Este autor la define desde
una concepción utilitaria del proceso: “la relación de apoyo es aquella en la que uno de
los participantes intenta hacer surgir en una o ambas partes una mejor apreciación de sus
recursos latentes y un uso funcional de los mismos (Rogers, 1972:)”.

Otros autores como Compton y Galaway (1975) definen la relación de apoyo como “una
relación en la que se expresa una preocupación real por entender a los otros,
caracterizada por el compromiso, la obligación, la aceptación, la empatía, la autenticidad,
la claridad, y por tener un propósito conocido y aceptado por ambas partes”. Esta
interacción otorga autoridad y poder a las personas para trabajar en la resolución de sus
problemas, utilizando sus conocimientos y habilidades.

La relación de apoyo a la que se refieren los autores anteriores es un proceso rehabilitador


y terapéutico de comunicación que implica un compromiso profesional, donde la
trabajadora social pondrá a disposición del usuario sus conocimientos y habilidades para
favorecer la capacidad de autocomprensión personal en la resolución de una problemática
concreta.

Este proceso no solamente está orientado al tratamiento de casos, también se debe


extrapolar esta relación a las familias, grupos o comunidades.

Las raíces de la profesión se encuentran en el estudio de casos individuales, pero a lo


largo del tiempo la relación interpersonal entre usuario/a y trabajador/a social se ha ido
ampliando a otras áreas de intervención.

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Para conocer la naturaleza de la profesión algunos autores han analizado el objeto y el
sujeto en la intervención. En los siguientes epígrafes se intentará clarificar estos dos
conceptos y la relación existente entre ambos.

NATURALEZA Y FUNDAMENTOS DEL


TRABAJO SOCIAL

La naturaleza de la profesión está articulada


sobre una metodología de trabajo, que permite
realizar antes de intervenir con el objetivo de
diseñar el desarrollo personal y social de la
persona.

Fuente: Imagen obtenida del libro de Fundamentos del Trabajo Social (2009)

Tema 1: Sujeto del Trabajo Social

1. Sujeto del Trabajo Social:

La profesión de Trabajo Social no existiría, sino existiera la persona que es el sujeto de


su intervención. La persona puede definirse como un ser concreto, que abarca sus
aspectos físicos y psíquicos, que participa activamente en su proceso de vida por tener
inteligencia, determinación, intencionalidad y capacidad para tomar decisiones,
convirtiéndose a lo largo de su existencia en un ser sociable que vive y se desarrolla en
sociedad, pero que, al mismo tiempo, actúa con su carácter individual. Es el “yo” y el
“nosotros” al mismo tiempo, adquiriendo en las sociedades democráticas ciertos derechos
y obligaciones para con los demás, y para el contexto que lo rodea, en el cual está
inmerso.

La persona a lo largo de su vida puede atravesar por diferentes circunstancias y tensiones


que pueden influirle a la hora de satisfacer sus necesidades básicas para su conservación
desarrollo, llevándole a situaciones de vulnerabilidad y riesgo social: desempleo,
desorganización económica, déficit educativo, falta de planificación, ausencia de reflexión,
depresión, separaciones, divorcios, accidentes, discapacidades, soledad, etc.
Necesidades y problemas que se presentan en la vida cotidiana restando eficacia al
7
desempeño de su funciones individuales y sociales, convirtiendo el problema en objeto de
estudio e intervención social por la incapacidad de la persona para enfrentarse a sus
carencias y necesidades.

Cuando la persona descubre, como sucede en algunos casos, que no pue de satisfacer
sus necesidades o dominar sus problemas por sí sola, ni con la ayuda de las personas
más cercanas, suele solicitar el apoyo de una institución social para superar los obstáculos
que entorpecen la buena marcha de su vida personal, familiar o social, solicitando la
intermediación del trabajador social, que por su formación académica y experiencia
profesional está capacitado para comprender la naturaleza de los problemas individuales
y sociales, en una interacción recíproca de dos elementos fundamentales que son
necesarios para la intervención social: la persona y el trabajador social.

En este acuerdo de colaboración, ambas partes participan en el proceso; el usuario


intentando esclarecer sus dificultades a través del conocimiento de sus necesidades y
problemas, pero siendo partícipe de su propio cambio, y el profesional, apoyándole a
través del estudio de la situación del sujeto (la persona), pero también con las
metodologías y técnicas propias de la profesión.

Desde los Servicios Sociales la población usuaria no puede tratarse como un simple
objeto de intervención, sino que debe convertirse además en sujeto de conocimiento,
siendo el principal artífice de su propio cambio con el asesoramiento del profesional
(García Roca, 1995: 44). Este rol activo que recupera y define al sujeto, tiene hondas
repercusiones. Supone, en el ámbito científico, admitir al usuario como agente constructor
y receptor de conocimiento, y que el principal objeto de estudio es una persona con
habilidades y no el hombre cosa (Cáceres, Cívicos, Hernández y Puyol, 2009). El profesor
García Castilla (en Fernández, de Lorenzo y Vázquez, 2012: 495) reconoce también al
sujeto “como ser con conocimientos, sobre todo experienciales, con capacidad de
aprendizaje y de investigación”. En el campo profesional, todas estas aportaciones
suponen admitir que el/la usuario/a tiene capacidad de autoayuda, puede incluso
proporcionar apoyo a los que le rodean, y decidir por sí mismo su futuro con
autodeterminación.

Esta consideración activa del sujeto aleja la intervención profesional de la dependencia


institucional y de la pasividad del usuario, abogando por la participación activa de cada
persona en su propio cambio, eligiendo libremente el destino hacia dónde desea enfocar

8
su proyecto vital. El trabajador social desarrolla su labor con y para el usuario, pero nunca
en vez de él, al que se hace partícipe y responsable en todo momento de sus necesidades
y problemas, los cuales deberán ser analizados y modificados conjuntamente si desea
mejorar su bienestar.

En este proceso de análisis y modificación de una situación determinada, la comunicación


entre los actores que interactúan para lograr la solución del conflicto es transcendental.
La relación que se establece entre ambos (usuario y profesional) tendría que ser
horizontal, asumiendo los compromisos que les compete a cada uno de ellos,
construyendo un trabajo conjunto en equipo, facilitando una relación colaboradora, abierta
y liberadora.

El Trabajo Social cree en la capacidad que tiene cada persona para liberarse de sus
angustias o preocupaciones, con la finalidad de apoyarles a superar por sí mismos los
lastres económicos, sociales, físicos, emocionales o culturales que puedan dificultar su
bienestar y la capacidad de promoción y crecimiento personal. El usuario no es un mero
consumidor de servicios, quiere y desea ser el propio constructor de su futuro, solicitando
asesoramiento profesional para conseguirlo.

El usuario debe convertirse en un ser activo y responsable de su destino, pero además


debe aparecer como coproductor de conocimiento. La persona puede ser a la vez
productora y consumidora de servicios. Aún en su condición de mero receptor de bienes
y servicios incorpora, al menos, su poder como contribuyente y consumidor. Como
receptor de información y conocimientos merece un tratamiento adecuado que no
suponga una merma de sus derechos, ni un daño para su autoimagen (Fernández, de
Lorenzo y Vázquez, 2012: 495).

Sin embargo, para López-Cabanas y Chacón (2001: 18) “en Trabajo Social el sujeto de
conocimiento no solamente está constituido por la persona usuaria. La relación de actores
o agentes que coproducen conocimiento, de una u otra manera, está formada por
investigadores profesionales, docentes y educadores informales, ciudadanos en general,
políticos y técnicos. A ellos hay que añadir los medios de comunicación social, los
movimientos sociales y asociaciones, los grupos de interesados y/o afectados, las élites
y grupos con poder, las personas clave con influencia o relevancia social, la opinión
pública y la Administración pública”.

9
Esta incorporación de otros sujetos como agentes activos constructores del conocimiento
es beneficiosa. La riqueza de un área del saber tiene mucho que ver con su capacidad de
asimilación de las aportaciones plurales y diversas de numerosos recursos humanos. El
conocimiento no deja de ser una gran construcción social, en la que deben participar
todos. La democratización del saber pasa no solo por difundir y extender el conocimiento
al mayor número posible de consumidores, sino sobre todo por la invitación a la
producción y al compromiso creativo. Significa la superación de viejas concepciones
jerárquicas y de la apropiación por parte de una élite del conocimiento social. Esa
capacitación es, por cierto, uno de los fines más deseados. Para la UNESCO, una de las
principales metas de la intervención social es “mejorar la capacidad endógena
(empowerment) de sus actores para favorecer la formulación, evaluación y gestión de las
políticas sociales (López-Cabanas y Chacón, 2001, 19-20)”.

Siguiendo las premisas de estos autores, además del usuario se debe incorporar como
sujeto de acción al trabajador social y a los profesionales relacionados, porque todos
contribuyen con sus aportaciones al conocimiento general en el cual participan como
sujetos activos y participativos.

Tema 2: Objeto del Trabajo Social

2. Objeto del Trabajo Social:


El objeto del Trabajo Social ha ocupado buena parte del debate de la profesión en sus
inicios, cuando se intentaba esclarecer los objetivos del mismo. El Diccionario de la Real
Academia Española (RAE) define objeto “como la materia o asunto del que se ocupa una
ciencia”. Otros autores lo definen como aquello con lo que trabaja una disciplina para
conocer una realidad y transformar-la (Payne, 2005). Este término a su vez puede ser
considerado como objeto de conocimiento, de voluntad y de acción, para indicar hacia lo
que se dirige el pensamiento, la voluntad o la acción intencionada (Quintanilla, 1991). El
objeto es pues, una construcción científica abstracta, diferenciada del plano de la realidad
física. “El objeto científico no es el mero objeto percibido por los sentidos, sino un objeto
elaborado teóricamente, superando y negando en cierto modo el objeto sensible (Sierra
Bravo, 1984: 42)”.

También se puede entender como la categoría que hace referencia a lo que se construye
a partir de la práctica, sea productiva, profesional o social. Sería el núcleo sobre el cual

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una profesión o un sujeto van construyendo su propia identidad. Constituye la materia de
estudio como disciplina y el espacio de interés y acción, ya que con la propia actividad
profesional va implementando su cuerpo de conocimiento.
Si tenemos en cuenta el objeto de las Ciencias Sociales, se puede decir que sería todo
aquello que puede ser observado y estudiado. Por ejemplo; los comportamientos de las
personas dentro de un contexto teórico del que a su vez también forman parte. El objeto
del conocimiento “no es sólo la sociedad, sino todo el conjunto de relaciones,
interacciones, actuaciones e influencias de los hombres entre sí y con la sociedad
institucional, la cultura y la naturaleza (Sierra Bravo, 1984:55)”.
Una de las características del objeto en Trabajo Social, es que este no puede ser definido
o aislado para ser estudiado objetivamente, sino que lo observado se ve alterado por el
observador, donde los sentimientos, ideologías, experiencias, intereses, entre otros,
influyen sobre la realidad estudiada.
Por otra parte, el Trabajo Social puede ser entendido como respuesta a una serie limitada
de carencias que no cubren otros sistemas. En este sentido, el objeto podría ser el estudio
de las necesidades de las personas, que afectan directa o indirectamente y con carácter
universal al conjunto de los ciudadanos, y que tienen una vinculación íntima con la calidad
de vida y el bienestar.
Por eso, para algunos autores el objeto de investigación y de acción del Trabajo Social es
la persona, analizada desde una visión individual, familiar, grupa lo comunitaria. Es el
sujeto, el ser humano individual, grupal o colectivo que en interacción con el medio vive
una situación determinada.

El objeto de la profesión también está vinculado a la autonomía descriptiva,


interpretativa y transformadora que tiene cada persona, grupo y comunidad, es decir, al
desarrollo de su potencialidad, así como la capacidad de autoevaluación situacional y de
autogestión de iniciativas para el cambio, lo que podría denominarse como su
empoderamiento.
El objeto implica, además, la gestión de un medio que favorezca el bienestar y evite la
desigualdad, promoviendo las condiciones estructurales y sociales necesarias para
obtener el desarrollo global de personas y comunidades.
Por este motivo, el objeto del Trabajo Social también lo constituye el estudio de las
contradicciones de una sociedad en constante equilibrio entre necesidades y recursos.

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Tema 3: Relación entre Objeto y Sujeto en Trabajo Social

3. Relación entre objeto y sujeto en Trabajo Social


Durante la intervención profesional diferenciar estos dos conceptos resulta más complejo,
especialmente si se tiene en cuenta la orientación fenomenológica, en la que las vivencias
personales permiten al usuario construir su propia realidad a partir de los sentimientos e
interpretaciones generados por los acontecimientos vividos. Los hechos que son
estudiados por los profesionales y usuarios se intentan comprender a través del sentido
que se les otorga a lo Largo de cada proyecto vital.
Las personas construyen la realidad social en permanente interacción con su medio, por
este motivo, el Trabajo Social no es eminentemente objetivo, no puede serlo, ya que la
realidad social es compleja y se construye a partir de las peculiaridades de cada caso.
Así, la construcción de conocimiento no puede ser solamente objetiva y neutra, ya que se
estaría perdiendo la construcción personalizada de cada realidad.
Desde hace tiempo la sociedad en general, y el Trabajo Social en particular, debate si el
conocimiento está evolucionando desde una perspectiva modernista hacia unas
sociedades posmodernistas (Wilson, Ruch, Lymbery y Cooper, 2008: 4). Las primeras se
caracterizan por diversas perspectivas teóricas que intentan explicar cómo funciona el
mundo, la creencia en una única verdad para explicar los fenómenos, la interpretación del
conocimiento como verdad absoluta, neutral y objetiva, y consideran las explicaciones
científicas y la perspectiva objetiva como únicas formas aceptables de llegar al
conocimiento. Por ende, las sociedades posmodernistas se caracterizan por la aceptación
de varias explicaciones para comprender un mismo fenómeno, por el reconocimiento de
que no existe una sola verdad sobre un fenómeno sino múltiples verdades o versiones
que pueden girar en torno a él, por la creencia de que el conocimiento está socialmente
construido y porque la subjetividad es inevitable y necesaria.
De acuerdo con las características posmodernas, los trabajadores sociales asumen la
dificultad del estudio de los fenómenos sociales, que deberán ser abordados superando
la concepción lineal de las sociedades modernas (Parton, 2006), para enfatizar en el
reconocimiento de la incapacidad para predecir los eventos sociales, que deberían ser
tratados desde la unicidad de cada persona. Por este motivo, se debe mantener una
actitud crítica frente al cono- cimiento, intentando potenciar la capacidad de autorreflexión
de las personas para que estas puedan construir su diagnóstico y trabajar la superación
de sus carencias. El objetivo base sería liberar a las personas de las opresiones de su

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entorno mediante la generación de nuevos conocimientos, que tienen lugar durante la
relación interpersonal entre usuario/a y profesional, y que buscan el proceso
emancipatorio de la persona en el que se invierte el conocimiento de su propia realidad.
El profesional deberá tener en cuenta también que su participación influye en la
determinación de esa realidad dentro de un marco normativo, a considerar durante el
análisis del caso, para poder guiar este proceso dentro de un contexto social más amplio
donde el trabajador social se debería colocar como experto asesor y orientador.
Será la aparición del profesional la que combine la subjetividad de las vivencias
personales del usuario con la objetividad institucional con la que el profesional trabaja
utilizando el lenguaje, la comunicación y la interacción para orientar al usuario en la
búsqueda de su propio beneficio en un contexto espacio-temporal determinado. En este
sentido, sujeto y objeto están relacionados, siendo en numerosas ocasiones difícilmente
deslindarles. Ambos trabajan conjuntamente y están influenciados mutuamente, por lo
que el sujeto de conocimiento se puede convertir también en el objeto de la intervención.

Tema 4: Definición del Trabajo Social

4. Definición del Trabajo Social


Buscar una definición del Trabajo Social resulta complicado y complejo, pero en los
siguientes párrafos se intentará llegar a una definición global que aglutine los elementos
imprescindibles para poder elaborarla.
Según el Diccionario de Trabajo Social (Fernández, de Lorenzo y Vázquez, 2012: 515), el
concepto de Trabajo Social ha sido considerado como una profesión (Hamilton, 1984;
Soydan, 2004; Vázquez, 2009), como un servicio o proceso de ayuda (Friendlander,
1968), como forma de educación social (Kisnerman, 1990), como una acción profesional
sistematizada, intencionada y racional (Cáceres, Cívicos, Hernández y Puyol, 2009).
También se incorpora a este apartado, como institución, instrumento social, conjunto de
métodos (Richmond, 1922), ingeniería social (García y Melián, 1993), provisión de
recursos, comunicación y relación (Vázquez, 2009) o, incluso, un arte (Richmond, 1917).
Numerosos autores han definido el Trabajo Social sobre tres consideraciones
fundamentales: como ciencia o disciplina científica, como disciplina académica y como
actividad profesional.

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Entendiendo el Trabajo Social como ciencia, en el año 1949 Swithun Bowers (Bray, 1966)
realizó la definición del concepto de casework como la “ciencia de las relaciones humanas
y la habilidad en el cultivo de las mismas, que se emplean para poner en juego las
potencialidades del individuo y de los recursos de la comunidad con objeto de provocar
una mejor adaptación del cliente a su medio ambiente o a una parte de él”.
Posteriormente otros autores como Tomás Fernández (1992) han definido el Trabajo
Social como “una disciplina científica, metódicamente ordenada y formada que constituye
una rama del saber de las ciencias sociales porque contribuye a incrementar el
funcionamiento individual y social de las personas y a potenciar sus conocimientos y
habilidades para alcanzar su bienestar social”. Otros autores también lo han concebido en
este sentido definiéndolo como una ciencia social y humana (De la Red, 1993; Celedón,
2011) o una ciencia técnica (García y Melián, 1993). Como ciencia dispone de unos
contenidos sistemáticos y coherentes obtenidos de forma científica, usando métodos que
dan lugar a resultados contrastados; utilizando unas actitudes profesionales determinadas
y un código ético para promover el progreso mediante el estudio y la investigación.
Como ciencia intenta conocer cuáles son las causas-efectos de los problemas sociales y
su incidencia sobre las personas, los grupos y comunidades. No obstante, su objetivo
general es conocer los factores que propician el bienestar, el crecimiento humano y la
autonomía para buscar soluciones pragmáticas que emancipen y proporcionen bienestar
duradero a la población, incentiven la justicia, mejoren la cohesión social, y reduzcan el
malestar y la desigualdad estructural. El Trabajo Social intenta que el conocimiento llegue
a la población y que esta pueda participar activamente en la producción de un cambio que
está orientado hacia la auténtica democracia política, económica, cultural y social
(Hernández, 2009), para lograr el bienestar económico y social de los seres humanos.
Las principales características del Trabajo Social como disciplina científica están basadas
en las siguientes premisas (Celedón, 2011: 269):
— El Trabajo Social es ciencia cuando se convierte en conocimiento (conceptos y
teorías) producido por científicos sociales.
— Su carácter científico está avalado por el estudio de un objeto propio de la
investigación, en este caso las necesidades.
— Se requiere un método sistemático para la resolución de problemas y conflictos.
— En el quehacer diario del trabajador social se establece un diálogo constante con
la práctica, la investigación aplicada, el conocimiento científico y la investigación básica.

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Teniendo en cuenta los elementos docentes el Trabajo Social también se podría definir
como una disciplina académica, es decir, como un ámbito de conocimiento con una
tradición investigadora (Soydan, 2004) que estudia las dimensiones sociales de las
necesidades humanas, las variables micro y macrosociales que inciden en la génesis de
la calidad de vida, el bienestar humano y los problemas de la sociedad. También investiga
los efectos socia- les de las crisis y los tratamientos, recursos, medidas o soluciones
sociales más efectivos, incluyendo la capacitación, el empoderamiento, la participación,
la construcción de tejido social y la democratización plena (Hernández, 2009).
Como disciplina académica, Soydan (2004) recuerda que esta depende de las decisiones
políticas y educativas adoptadas en cada país. En España la evolución como disciplina.
científica no ha experimentado el mismo recorrido que otras ciencias, porque inicialmente
ha estado ligada a la intervención y no a la generación e implementación del conocimiento.
Con la entrada en vigor en el curso 2010/2011de los Grados en Trabajo Social, como
titulación superior, se enfrenta a un nuevo reto docente y académico que incidirá en su
consolidación científica.
Considerando el Trabajo Social como una profesión, puede definirse como un proceso de
movilización de diversos recursos personales e institucionales con el objetivo de
transformar la realidad social del usuario, asegurando como ciudadano sus derechos
sociales para conseguir un mayor bienestar social (Fernández y Ponce de León, 2011).
En definitiva, se trata de una profesión que desde la unidad de visión y de acción aplica
el conocimiento científico en la intervención integral, desde los ámbitos micro y
macrosocial. La prevención, la asistencia y la rehabilitación aspira a mejorar las
condiciones de vida y el bienestar de la población, utilizando de forma científica las
medidas, recursos o soluciones más efectivas, promoviendo las redes sociales, la
capacitación, el empoderamiento, la participación, la cohesión social y la democracia más
amplia posible (Hernández,2009: 134-135).
En lo que se refiere a su actuación profesional, la finalidad es la calidad de vida, la salud
integral y el bienestar (Conde, 2009), pero también alcanzar mayores cotas de vida digna
para la población, potenciando las fortalezas y capacidades y derribando para ello las
barreras (mentales, sociales, económicas, culturales...) que impiden o dificultan el
deseable desarrollo integral de las personas en su propio medio y el disfrute de la vida en
sociedad. Para la Federación Internacional de Trabajo Social (FITS) lo que se busca “son
cambios sociales en la sociedad en general, y en las formas individuales de desarrollo
dentro de la misma (Conde, 2009: 286-287)”.

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Como actividad profesional, el Trabajo Social dispone de un cuerpo de conocimientos, un
reconocimiento de su servicio, un sistema remunerado, un código deontológico, unos
valores, una vocación, autonomía y una responsabilidad en su actuación. En resumen, se
podría decir que el Trabajo Social como profesión:

— Consiste en desarrollar las capacidades de la persona y su entorno, buscando el


empoderamiento de los/as usuarios/as.

— Busca la participación activa de los/as usuarios/as y respeta su autodeterminación


en la superación de las situaciones de crisis.

— Implica una acción profesional sistematizada, pensada, meditada, intencional y


racional.

— Utiliza una metodología científica para conseguir los objetivos diseñados.

— Su finalidad consiste en incrementar la calidad de vida, la salud integral y el


bienestar.

En 2002, el presidente de la Asociación Internacional de Escuelas de Trabajo Social y la


presidenta de la Federación Internacional de Trabajadores Sociales, elaboraron la
siguiente definición: “la profesión del Trabajo Social promueve el cambio social, la
resolución de conflictos en las relaciones humanas y la atribución de poder
(empoderamiento) y liberación de las personas para reforzar su bienestar. Utilizando
teorías del comportamiento humano y sistemas sociales, el Trabajo Social interviene en
los puntos en los que las personas actúan recíprocamente con sus ambientes, siendo los
derechos humanos y la justicia social fundamentales para la práctica profesional (Boletín
de la Asociación Internacional de Escuelas de Trabajo Social).

En todas las definiciones anteriores se ha enfatizado en el protagonismo de la relación


profesional para aunar la potencialidad del usuario con los recursos disponibles y facilitar
el desarrollo personal, más allá del binomio necesidad-recurso. El profesional utiliza una
metodología rigurosa de trabajo y a su vez tiene que adaptar todos sus conocimientos a
la situación individual de cada persona para optimizar su intervención. La variabilidad
individual de la práctica y una metodología teórica son las claves de la profesión. El
Trabajo Social se constituye como uno de los métodos utilizados en la práctica profesional,
dentro de las directrices de la política social, insertada a su vez en el denominado Estado
de Bienestar, donde los Servicios Sociales están caracterizados por la incorporación de

16
un apoyo sistematizado, metódico y técnico, distanciado de la acción caritativa puntual y
espontánea. La práctica profesional va a estar dotada de un diagnóstico, o lo que es lo
mismo, de una descripción y estudio sistemático de casos y de las necesidades que
plantea cada usuario/a, constituyéndose como una ciencia social (Fernández 2011: 34).

Tema 5: Principios del Trabajo Social

5. Principios del Trabajo Social


Casi todos los autores que han intentado estudiar los principios que sustentan el Trabajo
Social, coinciden en establecer cinco puntos como básicos, de gran utilidad para la
práctica profesional, ya que garantizan la calidad del servicio profesional prestado.
Algunos autores (Wilson, Ruch, Lymbery y Cooper,2008: 3) coinciden en determinar que
la efectividad profesional reside en las interacciones interpersonales que se pueden
establecer entre usuarios/as y profesionales, pero también en la relación entre lo individual
y lo social, es decir, en el uso de los recursos disponibles como usuario, y en la interacción
de este con un contexto sociopolítico más amplio. Como trabajadores/as sociales se
debería pensar simultáneamente en la distintividad de cada persona, la interacción del
usuario con sus circunstancias sociales, la relación profesional entre usuario y trabajador
social y la relación que todo tiene con el contexto socio- político donde se desarrolla la
práctica profesional.
Para fomentar la interacción reflexiva de los/as usuarios/as, los/as trabajadores/as
sociales siguen una serie de principios, que se exponen a continuación.

Consideración individualizada
Este principio está relacionado con la distintividad de cada persona, que se constituye
como única e irrepetible. La esencia de la intervención individual en Trabajo Social reside
en la interpretación que cada persona hace de su problemática. Esta dimensión individual
se incorpora a un marco social determinado, que constituye la peculiaridad de cada caso,
pudiendo definirse según Fernández (2011:46) “como uno de los principios fundamentales
del Trabajo
Social que supone el reconocimiento del valor único de la persona, dotándola de su propia
consideración moral”. Este principio está unido a la identidad personal, a su idiosincrasia
y al reconocimiento de la variabilidad individual que marcan su carácter único y
diferenciador a través de rasgos diferentes de personalidad, capacidades, actitudes,

17
aptitudes, historias distintas de vida, vivencias dispares, que guían la evolución y el
desarrollo de cada persona. El/la trabajador/a social tratará de comprender a cada
usuario/a individualmente y su entorno, así como los elementos que afectan a su
conducta.
Cada usuario manifiesta un comportamiento diferente en función de sus vivencias, su
historia y el contexto social en el que está inmerso. Desde esta afirmación parece que no
tiene sentido intentar etiquetar las necesidades ni las disparidades de situaciones por las
que atraviesa cada persona a lo largo de la vida, porque estas son únicas para cada
persona y momento histórico. Este planteamiento permite tratar al usuario de manera
individualizada, intentando entender su realidad, donde el profesional tratará de analizar
el funcionamiento individual, para entender qué es lo que está fallando, el porqué, y lo
más importante buscar soluciones a sus necesidades y problemas.
La actuación profesional debe analizar las peculiaridades de cada caso y entender los
sentimientos más arraigados ante la aparición de una problemática concreta. Ser
minucioso en la búsqueda de información es una manera de asegurar el cumplimiento de
este principio. La recopilación de la información se debe realizar desde el entendimiento,
el respeto y la flexibilidad. Cada persona debe sentirse escuchada y apoyada desde su
particularidad.

La aceptación del usuario

Este principio está vinculado directamente con el anterior, porque los dos se
complementan. Aceptar al usuario supone entenderle, es decir, supone aceptar a la
persona como es, independientemente de sus características o diferencias con respecto
a las demás.

En algunas ocasiones el/la trabajador/a social se puede sentir incapaz de atender a una
persona o de aceptarla como usuario/a por motivos políticos, religiosos, personales...
Cuando esto ocurre, la mejor opción es derivar el caso, porque de lo contrario no podría
cumplir con este principio, y la efectividad profesional se podría ver afectada. El
profesional es también una persona y puede estar influenciado por sus propias vivencias.
Es positivo que el/la trabajador/a social reconozca sus limitaciones y las de los/as
usuarios/as para garantizar la efectividad de la intervención.

18
No enjuiciamiento del usuario

Continuando con el discurso anterior, se podría decir que este principio trata de asegurar
que el profesional no vaya a ejercer ningún juicio de valor sobre el/la usuario/a basado en
la expresión de prejuicios, opiniones personales o apreciaciones sesgadas.

Durante el transcurso del caso, se pueden producir valoraciones profesionales, pero estas
estarán fundamentadas sobre directrices institucionales consensuadas, construidas para
el beneficio de los/as usuarios/as, pero nunca basadas en apreciaciones discriminatorias
de exclusión y coacción. La trabajadora social deberá seguir las directrices asignadas por
la institución en la que trabaja, que puede orientar las valoraciones profesionales
respetando unos objetivos y propósitos concretos. Como profesional, y para respetar este
principio, deberá estar libre de prejuicios, tratando de ser objetivo y metódico en todo el
proceso.

A la hora de hacer diagnósticos, estos deben alejarse de los procesos de culpabilidad,


porque no se deben buscar culpables sino soluciones ante las necesidades o los
problemas. El trabajador social no debe emitir sentencias sino ofrecer un asesoramiento
y apoyo profesional para solucionar una determinada situación. Por lo tanto, asesora, pero
no enjuicia, ofreciendo su apoyo incondicional en cada caso.

Cuando se inicia un proceso de apoyo, el usuario suele tener miedo e incertidumbre. Es


normal que en el inicio de la relación la persona sienta temor a ser valorada, a ser
recriminada por sus actos con frases como: “usted, si sabía lo que iba a pasar, entonces
¿por qué lo hizo?”, “¿por qué no se dio cuenta de que esto podía pasar?”, “pero ¿en qué
estaba pensando?”..., evidentemente este tipo de valoraciones sería un obstáculo para
continuar el proceso de apoyo, la persona se sentiría incómoda. Previamente ya se siente
frustrada porque no ha podido solucionar su situación, ha fracasado en su intento y trata
de buscar apoyo profesional; por lo que sentirse enjuiciada no ayudaría a que la persona
pudiera exteriorizar libremente sus emociones o pensamientos, sean de la índole que
sean.

La autodeterminación

Este principio se puede definir “como la capacidad que tiene la persona para decidir
libremente sobre su propio destino”. Está directamente ligado a uno de os objetivos
profesionales, el empoderamiento de los/as usuarios/as, es decir, posibilitarles las

19
herramientas necesarias para solucionar por sí mismos sus problemas y para que puedan
decidir libremente sin presiones.

Cada persona dirige su destino, eligiendo el camino que considera más idóneo en cada
momento. En algunas ocasiones, la vida puede poner a las personas en situaciones
difíciles ante las cuales se bloquean, sintiéndose incapaces de tomar decisiones. En estos
momentos es cuando se suele acudir a un profesional para que les asesore sobre las
posibles alternativas disponibles, asumiendo que la responsabilidad final de la decisión
siempre recae en el propio usuario. El profesional será la persona formada y competente
que le impulse en el desarrollo de sus propias capacidades, movilizando los recursos
sociales como apoyo técnico. También debe facilitar al usuario toda la información
necesaria con una actitud colaboradora y orientadora, dejando un margen de flexibilidad
en la decisión final que este adopte.

La responsabilidad de su situación siempre debe recaer en el usuario, y no en el


profesional. El objetivo profesional no es el fomento de la dependencia sino la libertad de
decisión, pero desde una decisión asesorada y estudiada. El trabajador social puede
aconsejar, pero no coartar ni dirigir al usuario hacia lo que personalmente estima más
apropiado para él. En algunas ocasiones aun sabiendo las consecuencias que una
decisión pueda tener, hay que dejar elegir libremente a la persona, respetándola y
aceptándola.

Esta capacidad de libertad en la toma de decisiones tiene algunas dificultades, ya que


pueden darse algunos problemas que se deben tener en consideración: cuando una
decisión puede causar daños en la integridad de otra persona, cuando se trata de una
situación de incapacidad física o psíquica diagnosticada, cuando haya incumplimiento de
las leyes establecidas o trabas institucionales que puedan derivarse del caso. Solamente
en los casos anteriores, la persona sí tendrá limitaciones para obrar libremente.

Cuando se coarta la libertad de decisión de un usuario, se comete un acto antiprofesional.


Por otro lado, si se es meticuloso en el trabajo, si se ofrece la información necesaria para
la toma de decisiones, y si el trabajador es comprensivo, respetuoso y colaborador, se
estará cumpliendo con el principio de autodeterminación.

20
Confidencialidad

En las sociedades desarrolladas, donde la comunicación globalizada ocupa un lugar


destacado, la confidencialidad es uno de los requisitos que siempre se debe respetar. Se
podría pensar en lo importante que resulta mantener la privacidad de los aspectos que se
consideran como íntimos en un caso, y en los problemas emocionales que podrían
derivarse si esta información privada y confidencial transcendiera a espacios públicos. Las
redes sociales, como twittero Facebook, han hecho cuestionarse todos estos pormenores,
que aplicados al ejercicio profesional cobran especial interés.

Durante la intervención profesional la persona puede facilitar información privada e íntima,


que deberá ser tratada confidencialmente. En algunos casos, quizás sea el trabajador
social la única persona que haya tenido acceso a esta información, por lo que se debe ser
respetuoso con el uso de su contenido, salvaguardarlo, y alejarlo de posibles filtraciones.
Por ejemplo; no dejar los expedientes encima de la mesa, cerrar con llave los ficheros de
las historias sociales, no permitir el acceso de personas extrañas en los despachos donde
haya expedientes, no comentar información de un usuario en los pasillos o en entornos
públicos como las cafeterías o en el hall del trabajo, etc.

El usuario ha confiado en el profesional, se ha sincerado y lo que desea es que esta


información permanezca bajo secreto profesional. Por eso es necesario cumplir con el
principio de confidencialidad que requiere de discreción y prudencia. Pero en algunas
ocasiones, la propia trayectoria del caso puede obligar a utilizar estos datos privados en
reuniones de equipo. En ese caso, se tendría que solicitar permiso al usuario, explicándole
los motivos por los cuales se tiene que facilitar esa información, y siempre velando por el
bienestar del interesado. La persona tiene que tener la certeza de que la información no
se divulgará sin su consentimiento. Aunque se dé por finalizado el caso o fallezca la
persona, siempre se mantendrá el secreto profesional.

Muchos de los dilemas éticos a los que hace frente el profesional están relacionados
precisamente con esta cuestión. Por ejemplo; si una usuaria amenaza con el suicidio
mientras comenta que esta información es confidencial..., ¿se debería avisar a sus
familiares? Si un usuario dice que tiene VIH..., ¿se debería notificar este hecho en la
reunión de equipo para conseguir el acceso a un centro residencial con mayor rapidez?,

¿este dato debería ponerse en el informe para facilitar el ingreso en una residencia? Ante
estas situaciones, el profesional aparte de aplicar los modelos de resolución de conflictos

21
éticos que se estudiarán en el siguiente capítulo, deberá guiar-se por el sentido común y
las intuiciones para determinar lo más apropiado a cada situación (por ejemplo; solicitar
permiso al usuario para usar una determinada información y, si se duda, preguntar a otros
trabajadores sociales, o llamar al colegio profesional, o comentarlo con el supervisor, etc.).
Si existe duda en alguna cuestión ética lo mejor es preguntar qué se ha hecho en
ocasiones parecidas anteriores, pero lo que nunca debe hacerse es violar este principio.

Fuente: Obtenida de Principios Básicos del Trabajo Social de la Asamblea General de la Federación Internacional
(2018).

Tema 6: Objetivos del Trabajo Social

6. Objetivos del Trabajo Social

El objetivo puede definirse como el destino final que se pretende conseguir con las
acciones profesionales emprendidas y que lleva implícito una intencionalidad. Son en
definitiva los fines o resultados que se anhelan conseguir después de la intervención.

No se deben confundir los fines con los medios. Informar, asesorar, orientar y apoyar
serán los fines fundamentales de la profesión, y para conseguirlos se utilizará la
comunicación, la planificación, la formación..., que serán los medios para desempeñar el
trabajo.

22
Algunos autores ordenan los objetivos en un marco general, destinado a conseguir el
pleno desarrollo de las personas y su bienestar social (Conde, 2009). Otros autores lo
enlazan con una lucha por crear una sociedad más justa en la que prime la justicia social,
la equidad y la igualdad de oportunidades. En este sentido, la Asociación Internacional de
Escuelas de Trabajo Social (AIETS/EASSW) añade otros fines a los expuestos; que las
personas se comprometan en la defensa de asuntos internacionales, nacionales, locales,
y/o regionales; conseguir la formulación e implementación de políticas coherentes con los
principios éticos de la profesión, y lograr cambios en aquellas condiciones estructurales
que mantienen a las personas en condiciones marginales o de vulnerabilidad social.

Para el Consejo de Universidades de España (1988) el objetivo genérico del Trabajo


Social es el desarrollo e incremento del bienestar social, la salud y la calidad de vida,
implicando en ello al individuo, grupo y comunidad, así como a las instituciones y servicios
relacionados con las diversas áreas de bienestar social y servicios sociales, participando
en el diseño de la política

social, ejecutarla, complementar el cuerpo teórico de la profesión a partir de la práctica,


potenciar el ajuste entre demanda y recurso, generar las condiciones idóneas para que el
individuo, grupo o la comunidad participe en su propio cambio y conocer la realidad social
a través del estudio de las causas y los procesos implicados en la misma.

El Instituto Nacional de Trabajo Social, Nacional Institute for Social Work (1992), establece
los objetivos distinguiéndolos entre Trabajo Social directo, que implica un contacto directo
o físico con el/la usuario/a, y el Trabajo Social indirecto, que no lo requiere, pero cuyas
funciones son igualmente importantes porque a la larga también repercuten en el
bienestar del ciudadano. El primero tiene como objetivos la evaluación, la prestación de
servicios prácticos, el consejo, asesoramiento, la mediación y la supervisión. En el
segundo, se realizan tareas de planificación, gestión, formación, preparación de personal
y prevención.

A través de estas aportaciones se podría decir que el Trabajo Social intenta mejorar la
calidad de vida de los ciudadanos mediante la satisfacción de sus necesidades, o
resolviendo sus problemas para incrementar su bienestar social, donde la salud, la
educación, el empleo, o la vivienda son algunos de los ejes fundamentales. El trabajador
social tiene el compromiso de movilizar los recursos necesarios para salvaguardar una
vida digna donde las necesidades más básicas deben estar cubiertas y atendidas. Pero

23
esta finalidad no solamente se centra en la movilización de recursos, sino que además
dota de protagonismo al destinatario de la misma. Lo que se pretende es conseguir que
la persona sea capaz de realizar su propio cambio en la búsqueda de su bienestar,
centrándose en su liberación como persona capacitada para tomar sus decisiones y evitar
la dependencia de su entorno.

Tema 7: Competencias del Trabajo Social

7. Competencias del Trabajo Social

La creación del Grado en Trabajo Social, y la incorporación de las exigencias del nuevo
Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), motivó la elaboración del Libro Blanco
para la nueva titulación, como referente a seguir por todas las universidades españolas.
En este documento se recopilaron las competencias generales y específicas que debían
desarrollar los egresados en Trabajo Social.

Su contenido parte de una competencia general elaborada a partir del Nacional


Ocupational Standards for Social Work, donde se expone “que los/as trabajadores/as
sociales tienen una comprensión amplia de las estructuras y procesos sociales, del
cambio social y del comportamiento humano, que les capacita para intervenir en las
situaciones (problemas) sociales (de malestar) que viven las personas, familias, grupos,
organizaciones y comunidades, asistiendo, manejando conflictos y ejerciendo la
mediación. Tienen como objetivo participar en la formulación de políticas sociales que
favorezcan la ciudadanía activa mediante el empoderamiento de las personas y la
garantía de sus derechos sociales. El fin último es contribuir con otros profesionales de la
acción social a la inclusión social, la constitución de una sociedad cohesionada, y el
desarrollo de la calidad de vida y del bienestar social”.

A partir de esta competencia genérica se desprenden otras seis más específicas:

➢ Capacidad para trabajar y valorar de manera conjunta con personas, familias,


grupos, organizaciones y comunidades sus necesidades y circunstancias.
➢ Establecer relaciones profesionales con objeto de identificar forma más adecuada
de intervención.
➢ Intervenir con personas, familias, grupos, organizaciones y comunidades para
ayudarles a tomar decisiones bien fundamentadas acerca de sus necesidades,
circunstancias, riesgos, opciones preferentes y recursos.

24
➢ Valorar las necesidades y opciones posibles para orientar una estrategia de
intervención.
➢ Capacidad para planificar, implementar, revisar y evaluar la práctica del Trabajo
Social con personas, familias, grupos, organizaciones, comunidades y con otros
profesionales.
➢ Responder a situaciones de crisis valorando la urgencia de las situaciones,
planificando y desarrollando acciones para hacer frente a las mismas y revisando sus
resultados.
➢ Interactuar con personas, familias, grupos, organizaciones y comunidades para
conseguir cambios, promocionar el desarrollo de los mismos y mejorar las condiciones de
vida a través de la utilización de los métodos y modelos de Trabajo Social, haciendo un
seguimiento con regularidad de los cambios que se producen al objeto de preparar la
finalización de la intervención.
➢ Preparar, producir, implementar y evaluar los planes de intervención con el sistema
cliente y los colegas profesionales negociando el suministro de servicios que deben ser
empleados y revisando la eficacia de los planes de intervención con las personas
implicadas con el objeto de adaptarlos a las necesidades y circunstancias cambiantes.
➢ Apoyar el desarrollo de redes para hacer frente a las necesidades y trabajar a favor
de los resultados planificados examinando con las personas las redes de apoyo a las que
puedan acceder y desarrollar.
➢ Promover el crecimiento, desarrollo e independencia de las personas identificando
las oportunidades para formar y crear grupos, utilizando la programación y las dinámicas
de grupos para el crecimiento individual y el fortalecimiento de las habilidades de relación
interpersonal.
➢ Trabajar con los comportamientos que representen un riesgo para el sistema
cliente identificando y evaluando las situaciones y circunstancias que configuran dicho
comportamiento y elaborando estrategias de modificación de los mismos.
➢ Analizar y sistematizar la información que proporciona el trabajo cotidiano como
soporte para revisar y mejorar las estrategias profesionales que deben dar respuesta a
las situaciones sociales emergentes.
➢ Utilizar la mediación como estrategia de intervención destinada a la resolución
alternativa de conflictos.
➢ Diseñar, implementar y evaluar proyectos de intervención social.

25
➢ Capacidad para apoyar a las personas para que sean capaces de manifestar las
necesidades, puntos de vista y circunstancias.
➢ Defender a las personas, familias, grupos, organizaciones y comunidades y actuar
en su nombre si la situación lo requiere.
➢ Preparar y participar en las reuniones de toma de decisiones al objeto de defender
mejor los intereses de las personas, familias, grupos, organizaciones y comunidades.
➢ Capacidad para actuar en la resolución de las situaciones de riesgo con las
personas, así como para las propias y la de los colegas de la profesión.
➢ Establecer y actuar en la resolución de situaciones de riesgo previa identificación y
definición de la naturaleza del mismo.
➢ Establecer, minimizar y gestionar el riesgo hacia uno mismo y los colegas a través
de la planificación, revisión y seguimiento de acciones para limitar el estrés y el riesgo.
➢ Capacidad para administrar y ser responsable, con supervisión y apoyo, de la
propia práctica dentro de la organización.
➢ Administrar y ser responsable de su propio trabajo asignando prioridades,
cumpliendo con las obligaciones profesionales y evaluando la eficacia del propio
programa de trabajo.
➢ Contribuir a la administración de recursos y servicios colaborando con los
procedimientos implicados en su obtención, supervisando su eficacia y asegurando su
calidad.
➢ Gestionar, presentar y compartir historias e informes sociales manteniéndolos
completos, fieles, accesibles y actualizados como garantía en la toma de decisiones y
valoraciones profesionales.
➢ Trabajar de manera eficaz dentro de sistemas, redes y equipo interdisciplinares y
“multiorganizacionales”, con el propósito de colaborar en el establecimiento de fines,
objetivos y tiempo de duración de los mismos contribuyendo igualmente a abordar de
manera constructiva los posibles de desacuerdos existentes.
➢ Gestionar y dirigir entidades de bienestar social.
➢ Capacidad para demostrar competencia profesional en el ejercicio del Trabajo
Social.
➢ Investigar, analizar, evaluar y utilizar el conocimiento actual de las mejores
prácticas del Trabajo Social para revisar y actualizar los propios conocimientos sobre los
marcos de trabajo.

26
➢ Trabajar dentro de estándares acordados para el ejercicio del Trabajo Social y
asegurar el propio desarrollo profesional utilizando el asertividad profesional para justificar
las propias decisiones, reflexionando críticamente sobre las mismas y utilizando la
supervisión como medio de responder a las necesidades de desarrollo profesional.
➢ Gestionar conflictos, dilemas y problemas éticos complejos identificando los
mismos, diseñando estrategias de superación y reflexionando sobre sus resultados.
➢ Contribuir a la promoción de las mejores prácticas del Trabajo Social participando
en el desarrollo y análisis de las políticas que se implementan

27
Bibliografía

Fernández García, T., & Ponce De León Romero, L. (2014). Nociones Básicas de
Trabajo Social. Ediciones Académicas, S.A.

28
TRABAJO SOCIAL EN LÍNEA

METODOLOGÍA Y ÁREA DE INTERVENCIÓN DE TRABAJO


SOCIAL
4 créditos

Profesor Autor:

MSc. Iris María Sánchez Azúa

Titulaciones Semestre

● TRABAJO SOCIAL EN LÍNEA Tercer Nivel

Tutorías: El profesor asignado se publicará en el entorno virtual de aprendizaje


online.utm.edu.ec), y sus horarios de conferencias se indicarán en la sección
Cronograma de Actividades

PERÍODO ABRIL – AGOSTO / 2024


Índice

Contenido
Unidad 2: Metodologías Integradas, Métodos Integrados Concienciación Básico y
Único. ....................................................................................................................... 2

Tema 1. Metodologías de Intervención en Trabajo Social ......................................... 3

Tema 2. Elaboración de la Metodología .................................................................. 15

Tema 3. Dos Modelos Enfrentados ......................................................................... 19

Tema 4. Algunos conceptos claves en la metodología de intervención ................... 22

Tema 5. Fases de la Metodología de Intervención en Orden Lógico....................... 29

Bibliografía .............................................................................................................. 35

Nota. Este compendio fue diseñado con base al libro de “Nociones Básicas de Trabajo Social” del Autor “Tomas
Fernández García”,” Laura Ponce De León Romero”. Primea Edición. Editorial Ediciones Académicas, S.A.,2014

1
Unidad 2: Metodologías Integradas, Métodos Integrados
Concienciación Básico y Único.

Resultado de aprendizaje de la unidad: Explicar al Trabajo Social como una


Disciplina Científica Que utiliza una Metodología y un Método Integrado.

Introducción

En el estudio de metodologías y áreas de intervención en trabajo social, nos


adentramos en el análisis de enfoques fundamentales como el de Metodologías
Integradas y Métodos Integrados de Concienciación Básico y Único. Estos enfoques
representan una síntesis de diversas teorías y prácticas, brindando herramientas
flexibles y adaptables para abordar la complejidad de las problemáticas sociales.
Exploraremos cómo estos métodos integran diferentes perspectivas teóricas y
técnicas prácticas en una aproximación holística, permitiendo a los profesionales del
trabajo social comprender mejor las necesidades de los individuos y comunidades, y
así diseñar intervenciones más efectivas y centradas en el cliente. A través de este
estudio, los estudiantes adquirirán habilidades para aplicar enfoques integrados de
manera ética y reflexiva, fortaleciendo su capacidad para enfrentar los desafíos
contemporáneos en el campo del trabajo social con una comprensión amplia y
profunda.

2
Tema 1. Metodologías de Intervención en Trabajo Social

¿Qué es la metodología de Intervención en Trabajo Social?

Partimos aquí del presupuesto de que el trabajo social (TS) utiliza en su actividad uno
o varios métodos y que éstos pueden explicitarse, describirse, analizarse tanto desde
el punto de vista de la práctica como de la teoría.

Esta afirmación no es gratuita, pues numerosas corrientes en Trabajo Social parecen


sugerir más que afirmarlo explícitamente que el o los métodos no son más que
discursos de intelectuales (con todo lo que esta afirmación comporta de peyorativo en
el ambiente profesional francés), que tienen poca o ninguna relación con la realidad
cotidiana del trabajador social. Encontramos dos tendencias en esa corriente de
pensamiento. La primera sitúa al trabajador social únicamente como agente ejecutivo
de la política social de su servicio empleador, limitándose su acción a trasladar las
normas sociales dominantes ante los usuarios; su función consiste exclusivamente
en un rol de normalización y de control de los "desviados", de los "marginales", de los
"asociales", etc. La otra privilegia únicamente el desarrollo psicoafectivo del trabajador
social mismo. Sólo cuando éste se encentre a gusto consigo mismo, "bien en su
pellejo", cuando haya superado sus propias dificultades y barreras en la relación,
cuando haya adquirido suficiente confianza en sí mismo y haya clarificado sus
motivaciones y sus deseos de poder, será capaz de ayudar a los usuarios en el marco
de una relación cálida y acogedora.

Estas dos corrientes de pensamiento que no podemos desarrollar aquí, a pesar del
riesgo evidente de presentar tan sólo una caricatura deformada de ambas tiene en
común el hecho de negar que exista un método de trabajo social que pueda ser
descrito y estudiado desde un punto de vista práctico y teórico.

En nuestra opinión, la primera, al no tomar en cuenta más que el carácter de


asalariados de los trabajadores sociales, niega todo margen de libertad de acción
entre éstos y el servicio empleador; presupone a los primeros en conformidad y en
vínculo simbiótico con el segundo, y desdeña la autonomía de pensamiento y de

3
acción, tanto del trabajador social como del usuario, y las contradicciones y los
innumerables conflictos que existen en la práctica social.

La segunda, al reducir la acción del trabajador social a un mero desarrollo de las


capacidades de relación (propias y del usuario), niega en los hechos los aspectos
institucionales y la capacidad de cualquier individuo de aprender utilizando el intelecto
y la experiencia de otros.

No obstante, hay que añadir que estas dos corrientes aportaron al trabajo social un
cuestionamiento rico en repercusiones positivas, obligaron a los trabajadores sociales
a preocuparse y a interrogarse acerca de su práctica, a analizar su estatus y su rol, a
asomarse a sus contradicciones y a delimitar mejor las dificultades y la complejidad
de su profesión.

Creemos que el trabajo social solamente puede enriquecerse bajo la triple influencia
de estas dos corrientes y del aprendizaje de la metodología, no como líneas opuestas
que se excluyen recíprocamente, sino como enfoques diversos de una misma realidad
en que cada uno encuentra su significado complementando a los demás.

En América Latina, durante un promedio de 90 años, Trabajo Social ha logrado un


desarrollo como disciplina de las ciencias sociales; no solamente ha construido y
reconstruido su objeto de estudio, perfeccionándolo día con día; sino también ha
propuesto sus propias metodologías de intervención, de acercamiento a su objeto y
de abstracción como sujeto para reflexionar sobre su praxis y el abordaje del objeto
de estudio. En esta dinámica epistemológica, la disciplina de Trabajo Social se ha
ganado un lugar en el devenir histórico de las Ciencias Sociales, no solamente por su
actuar profesional en las diversas áreas y campos de intervención; sino también por
su capacidad para conocer y actuar sobre los problemas y necesidades sociales,
hecho que le han dado identidad profesional.

Durante el periodo de 1930 a 1956; una gran parte de los países de América Latina,
se ven en la necesidad de tener una institución educativa que forme trabajadores
sociales especializados en el estudio para la atención de los problemas y las
necesidades sociales; es en este marco de las Ciencias Sociales, Metodología para
la investigación e intervención en Trabajo Social, cuando en las instituciones de
educación media superior nace Trabajo Social como una disciplina del nivel técnico
con carácter eminentemente práctico. En este proceso de desarrollo de la disciplina

4
se van perfilando los primeros Campos y Áreas de Intervención Profesional; siendo
las primeras la Salud, la Jurídica y la Asistencia al Niño y a la Familia; posteriormente
se incorporan la Educación, el Bienestar del Personal, la Vivienda, la Salud Mental, el
Sector Rural; y en la medida en que América Latina, se va perfeccionando la Política
Pública; surge la Política Social, como un campo y área fundamental de intervención,
sobre todo en la etapa del Estado, convirtiéndose al igual que el llamado “tercer
sector” como un nicho potencial de intervención para los trabajadores sociales;
creándose en las instituciones públicas y privadas, así como en los organismos de la
sociedad civil, plazas temporales para trabajadores sociales, donde estos aplican sus
funciones de formación disciplinar:

En la Investigación Social, los trabajadores sociales emplean métodos y técnicas de


investigación para el análisis y la comprensión de los problemas sociales, mediante
el diseño de protocolos que permitan, explorar, describir, explicar y diagnosticar los
problemas de investigación; para el diseño de modelos de intervención que
contribuyan a elevar el bienestar y la calidad de vida de la población, en sus diversos
niveles de intervención: caso, grupo y comunidad.

En el caso de la Programación Social; se diseñan planes, programas y proyectos de


intervención en atención a los problemas y necesidades sociales en el marco de la
normatividad y bajo un enfoque teórico para el sustento de los procesos de
intervención; a través de la coordinación con instituciones públicas, privadas y
sociales que contribuyan a la ejecución de la política social en México.

En la Educación Social; se diseñan procesos de intervención socioeducativa acordes


a la problemática social de la población; a través de acciones programadas para la
mejora de las relaciones entre los individuos, así como incidencia en situaciones
sociales mediante una acción educativa enfocada en la asesoría, orientación y
capacitación.

Finalmente, en la Promoción Social, el trabajador social impulsa la promoción del


sujeto y la movilización de recursos humanos e institucionales, mediante, la
participación de la población y las instituciones públicas, privadas y sociales en
programas y proyectos para la mejora de los niveles de vida de los individuos, grupos
y comunidades, generando procesos de gestión, participación, así como la
organización de los sujetos social.

5
En esta lógica del desarrollo profesional; Trabajo Social es definido por la International
Federation of Social Workers (IFSW); como una profesión basada en Metodología
para investigación e intervención en Trabajo Social y una disciplina académica que
promueve el cambio y el desarrollo social, la cohesión social, y el fortalecimiento y la
liberación de las personas. Los principios de la justicia social, los derechos humanos,
la responsabilidad colectiva y el respeto a la diversidad son fundamentales para el
Trabajo Social. Respaldada por las teorías del Trabajo Social, las ciencias sociales,
las humanidades y los conocimientos indígenas, el Trabajo Social involucra a las
personas y las estructuras para hacer frente a desafíos de la vida y aumentar el
bienestar (IFSW, 2016). Para otros; es una disciplina que, mediante su metodología
de intervención, contribuye al conocimiento y a la transformación de los procesos
sociales, para incidir en la participación de los sujetos y en el desarrollo social (ENTS,
2016).

De ambas definiciones; podemos decir, que Trabajo Social es una disciplina de las
ciencias sociales que a través del uso del método científico no solamente conoce los
problemas y necesidades sociales que tienen los diversos sujetos sociales a nivel
individual, grupal y colectivo; sino que también a través de diversas estrategias de
programación elabora propuestas de atención a dichos problemas y necesidades,
promoviendo la organización y participación social. En esta dinámica del conocimiento
y la intervención organizada; la investigación social adquiere una función específica,
ya que por un lado los profesionales de esta disciplina, no solamente profundizan en
el conocimiento teórico y metodológico de los problemas sociales; sino también,
intervienen en estos mismos a través de estrategias y acciones acertadas; al conocer
las causas y actuar en correspondencia mediante la programación social. En este
aspecto la investigación como parte fundamental del proceso de intervención social,
es concebida como un proceso de investigación – acción y de aproximación a la
realidad-

Con base a este análisis conceptual del quehacer profesional de la disciplina de


Trabajo Social, habría que plantearse y dar respuesta a la siguiente interrogante:

¿Qué es la intervención? Desde un enfoque conceptual, Ander (1995) define


intervención, como el conjunto de actividades realizadas de manera más a menos
sistemática y organizada, que operan sobre un aspecto de la realidad social con el

6
propósito de producir un impacto determinado; actividades que se apoyan en
referentes teórico-metodológicos y técnicas de acción, cuya intencionalidad está dada
por el marco ideológico, político o filosófico de quien realiza esas acciones. Por otra
parte, Hernández (1991), caracteriza la intervención, como el conjunto de acciones y
principios metodológicos que dan respuesta a determinados problemas y
necesidades no resueltas en la sociedad, que presentan y enfrentan las personas, y
que sin duda son las condiciones necesarias para que se dé el cambio, o en su caso,
la estabilización del cambio alcanzado.

Ambos autores, puntualizan que todo proceso de intervención, tiene un propósito, el


cual influye en las condiciones sociales que surgen de la no satisfacción de ciertas
necesidades básicas y de la existencia de determinados problemas que afectan a los
destinatarios de estas actividades. Asimismo, reflexionan que cualquier proceso de
intervención social, deberá descansar en una teoría que le proporcione fundamento,
es decir, una teoría que le permita actuar con mayor grado de efectividad a la hora de
proponer soluciones a los problemas y necesidades sociales.

Mendoza (2002) define el objeto de intervención de Trabajo Social; como el sujeto


individual, grupal o colectivo que plantea una necesidad y se acerca a demandar su
satisfacción a través de la solicitud de un servicio institucional; ubicando el espacio
profesional en la tentativa decidida del sujeto por satisfacer sus necesidades de
reproducción humana. Asimismo, expone que la acción profesional del trabajador
social está ubicada en el ámbito de la política social; lo que le ha permitido en
coordinación con el Estado perfilar sus tareas, centradas fundamentalmente en el
conocimiento de necesidades de la población, para opinar, definir o analizar el
otorgamiento de los servicios. En este proceso de funciones planteadas para los
trabajadores sociales, Mendoza (2002); señala seis momentos metodológicos de la
intervención:

• Caracterización de la Situación
• La Planeación
• La Programación
• La Ejecución
• La Supervisión
• La Evaluación

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La caracterización de la situación; constituye el diagnóstico de las necesidades
prioritarias; representa una síntesis del proceso anteriormente dado y de la situación
del objeto en su estado actual; es la explicación cuantitativa y cualitativa del fenómeno
y su viabilidad de solución.

La planeación; como momento metodológico de intervención comprende todos los


planes, programas y proyectos de la acción general; en ella se definen las líneas
generales de la intervención, las estrategias y las distintas fases del proceso de
intervención; así como las metodologías que guían las acciones específicas,
señalando los esfuerzos y recursos para la acción.

En el momento de la Programación; Mendoza (2002), señala que las acciones y


áreas del proceso de intervención se deben de plantear de forma específica;
delimitando necesidades y objetivos, pero sobre todo minimizando tiempos y
recursos, así detallar los tipos de técnicas e instrumentos a aplicar como parte del
proyecto específico.

La ejecución; es la realización de los proyectos; la organización de la población es


fundamental; ya que no solamente se asignan responsabilidades; sino se delimitan
funciones y se establecen canales de coordinación y comunicación. En este momento
se forman comisiones, grupos y equipos, y se definen los niveles y las instancias para
la dirección del proceso de intervención. Se elaboran los manuales operativos donde
está definido el organigrama y las funciones; asimismo, se diseñan guías y
procedimientos, como técnicas de reflexión en reuniones y talleres.

En el momento de la Supervisión; el equipo coordinador tiene la responsabilidad de


vigilar la correcta marcha de los proyectos en función de las estrategias y los objetivos
planteados; en este momento no solo se detectan los errores que se presenten
durante la realización del proyecto; sino también se Caracterización de la Situación
La Evaluación La Supervisión La Ejecución La Programación La Planeación « Martín
Castro Guzmán recuperan los aciertos y los éxitos; los cuales son sometidos a un
proceso de reflexión y análisis tanto en reuniones como en talleres pedagógicos

Asimismo, Mendoza (2002), acota que la Evaluación: es la actividad tendiente a


valorar y medir las acciones del proyecto, el cumplimiento de los objetivos y las metas,
así como la debida utilización de los recursos y el cumplimiento de las funciones del
personal operativo que participa en el proyecto de intervención.

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Bajo esta perspectiva, de intervención y su metodología, Carballeda (2013), expone
que, a todo proceso de intervención, se le asigna un momento teórico y un momento
analítico; sobre todo dentro del campo de la disciplina de Trabajo Social, ya que es
propia de la práctica profesional. Esta característica muestra la singularidad del
quehacer del profesional de Trabajo Social; ya que no sólo investiga, comprende y
explica los problemas sociales desde un punto de vista teórico, sino también razona
de forma depurada en cada una de las partes que integran el todo como problema;
situación que le permite la construcción de alternativas que contribuyan al cambio y
la transformación de los problemas y la realidad.

Carballeda (2013); asimismo, argumenta que en todo proceso de intervención se


generan y se ponen en evidencia desde un punto de vista epistemológico una serie
de encuentros entre lo objetivo y lo subjetivo; lo abstracto y lo concreto; entre la
práctica y la teoría, aspecto metodológico que facilita la construcción de diferentes
encuadres analíticos, como una forma singular de confrontar la teoría con la realidad.
De ahí que en Trabajo Social se requiera de un proceso sistemático de
deconstrucción intrínseco de categorías y formas de análisis dinámicas, a partir de
las características inestables del propio proceso de intervención; pero sobre todo de
los problemas sociales que abarca. Estas cuestiones muestran la importancia de
conocer a profundidad las categorías analíticas que se utilizan en el proceso de
intervención

Asimismo, este autor señala que para abordar integralmente la intervención en lo


social; se deben desagregar en tres momentos las acciones: escuchar, analizar y
ejecutar, como una secuencia de acciones articuladas en la singularidad de cada
situación; lo que conlleva a definir de manera específica el campo de acción de esta
disciplina, delimitando el concepto de lo social. Es decir, definiendo qué es lo social
del Trabajo Social.

En este sentido, desde el punto de vista de lo social; Carballeda (2013), señala que
la intervención como proceso implica el desarrollo de un conjunto de acciones
relacionadas que permiten transformar situaciones complejas; y que como resultado
concreto, la intervención constituye un proceso de análisis constante de situaciones
y componentes; que la intervención se origina a partir de la demanda, la cual puede
ser institucional o espontánea, ya sea por la falta de responsabilidad de las

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instituciones; sobre todo de las instituciones públicas para satisfacer las necesidades
y problemáticas; o en su caso las instituciones de la sociedad civil, que mediante la
organización buscan los mecanismos que den respuesta a sus demandas; a través
de la movilización de los recursos humanos o mediante acciones de promoción social
en estrecha coordinación con el sector público y privado. No obstante, de que ya esté
asignada la intervención en los propios discursos valorativos de la profesión o
disciplina que la está llevando a la práctica.

Carballeda (2013), comenta que Trabajo Social tiene un campo de acción y una labor
definida, con marcos conceptuales propios que forman un espacio de saber en las
Ciencias Sociales. Con base en ello, define la intervención como Proceso
Epistemológico, Momento Analítico, Momento Teórico, Escuchar Analizar Ejecutar La
intervención, Momentos de Acciones, Destrucción de Categorías. Mientras para
Martín Castro Guzmán (2013) es una trama de interacción entre sujetos, grupos y
organizaciones en diferentes espacios de conflictividad, puja y tensión; hilvanada por
un conjunto de instituciones de protección, asistencia y solidaridad que persiguen la
cohesión social.

En esta definición; Carballeda (2013); muestra que la intervención hace referencia


desde un punto de vista objetivo y subjetivo; a los derechos y obligaciones que se
inscriben tanto en el sujeto de la intervención, como en el profesional que las pone en
práctica. Desde la descripción de injusticias y problemas sociales; intenta responder
a la construcción de sus experiencias, actuando sobre diferentes situaciones que se
expresan en forma singular a nivel territorial, familiar e individual. Estas acciones
surgen entonces, de la puesta en relación entre cuestiones contextuales, los
paradigmas explicativos y la propia construcción simbólica de la disciplina a través de
su hacer cotidiano, producto de la percepción, inscripción y representación que tienen
los diferentes grupos sociales.

En este proceso de intervención en lo social y en la construcción del conocimiento y


de su objeto de estudio y sus funciones; Trabajo Social ha perfilado el siguiente
proceso metodológico de intervención; el cual comprende siete etapas:
1. Investigar
2. Programar
3. Ejecutar

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4. Supervisar
5. Evaluar
6. Sistematizar
7. Diseñar un Modelo de Intervención.

En este proceso metodológico de intervención profesional de Trabajo Social; es


importante observar que inicia a partir del conocimiento científico de la realidad social
por medio de la investigación; proceso que facilita, en una segunda etapa, la
elaboración de una programación que dé respuesta a la demanda social en respuesta
al problema planteado en la investigación, sobre todo, abordando sus causas
mediante proyectos fundamentados teóricamente y en apego a una normatividad.

Posterior a ello, la etapa de ejecución es fundamental, ya que permite vincular los


aspectos subjetivos y objetivos, dándole existencia a los elementos teóricos trazados
en la investigación y programación a través de la práctica profesional; es decir, lleva
al plano de lo concreto, las ideas abstractas trazadas en los proyectos sociales;
acciones y actividades que serán vigiladas en el sentido de su cumplimiento a través
de la fase de la supervisión, tratando de minimizar recursos y tiempos; además de
atender en el momento oportuno las situaciones erróneas que pongan en peligro el
proyecto.

En las tres últimas fases del proceso metodológico: evaluación, sistematización y


construcción de modelos; son etapas fundamentales que permiten al profesional de
Trabajo Social tener la posibilidad de innovar sus propios elementos teóricos y
metodológicos para intervenir en esa realidad social que es cambiante. Es decir, con
la etapa de evaluación, no solamente se hacen los ajustes entre la investigación y la
programación, o entre la programación y la ejecución a través de una evaluación
antes; o durante la propia ejecución y operación del proyecto; sino también al final de
la propia ejecución del proyecto; esta etapa aporta información objetiva para
proyectos futuros, no solo desde el plano metodológico, sino también desde la
construcción de ideas o nuevas teorías que fueron útiles para la toma de decisiones.

En el caso de la sistematización, no solamente se describe y se teoriza la experiencia


práctica del proceso metodológico; sino también, se hace un análisis sistematizado
de la propuesta metodológica elaborada, es decir, se construye una representación
teórica objetiva de la realidad social vivida; asimismo, se representa en un esquema

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o mapa, el proceso metodológico realizado en esa práctica profesional; por ello, el
Modelo es fundamental, en su diseño, descripción operacional y conceptual.

Descripción de las etapas del proceso metodológico en Trabajo Social:


• La investigación, como primera fase del proceso metodológico de
intervención; el profesional de la disciplina de Trabajo Social realizará los
siguientes estudios: Exploratorio, Descriptivo, Correlacional y Explicativo.
Además de la elaboración de un diagnóstico situacional que le permita
identificar los principales problemas y necesidades sociales; ello con la
finalidad de indagar la problemática social para explicar sus causas e
interrelaciones contextuales; asimismo, caracterizar y ver la magnitud de estas
causas para su posible intervención a través de la construcción de modelos
que contribuyan a la solución de dichos problemas; promoviendo un cambio en
sus condiciones existentes para elevar el bienestar y la calidad de vida de la
población, en sus diversos niveles de intervención: caso, grupo y comunidad.
• La programación, como una fase primordial para intervenir directamente en
la problemática detectada, en esta fase el profesional de la disciplina de
Trabajo Social, diseñará planes, programas y proyectos de intervención en
atención a los problemas o necesidades sociales detectadas que la población
demanda como una prioridad; esto en el marco de la normatividad, bajo un
enfoque teórico metodológico que le de sustento a los procesos de
intervención; en estrecha coordinación y colaboración interinstitucional con
instancias públicas, privadas y sociales, con el propósito de contribuir en la
ejecución de políticas públicas.
• En la fase de ejecución, el profesional de Trabajo Social; deberá gestionar los
recursos humanos materiales y financieros para el desarrollo de las actividades
programadas en el proyecto; asimismo, deberá gestionar y acondicionar los
espacios para el desarrollo óptimo de las actividades. Además de brindar
servicios de capacitación y asesoría a la población que participa en el proyecto
a través de la coordinación interinstitucional, sumando esfuerzos y recursos
institucionales.
• La fase de supervisión; hace referencia al trabajo de seguimiento y vigilancia
oportuna en el desarrollo de las tareas y actividades; en esta fase es importante
la participación del personal idóneo para realizar esta tarea; sobre todo de los

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responsables del proyecto: autoridades institucionales, coordinadores y
personal operativo, cuya actividad de supervisión debe ser planteada en dos
momentos: Interna; hacia dentro; es decir, entre los propios participantes y
coordinadores, con una vigilancia mutua en el desarrollo de tareas para el
cumplimiento de las actividades; y Externa, por personal competente de las
instituciones que colaboran en el proyecto, con instrumentos confiables y
estrategias pedagógicas oportunas que permitan realizar cambios en los
momentos oportunos.
• En la fase de evaluación; se realizan acciones que permiten comparar, de
acuerdo, con uno o varios patrones o normas previamente establecidos las
correspondencias y divergencias entre las distintas fases del proceso
metodológico de intervención; es decir, en la fase de investigación y la fase de
programación; durante la fase de elaboración de la programación, como dentro
de la fase de ejecución y operación del proyecto; y al finalizar el desarrollo de
las fases del proceso de intervención. Por ejemplo, los recursos que se estima
pueden ser utilizados por el proyecto y los resultados esperados del mismo,
con el propósito de determinar si dicho proyecto se adecua o no a los fines u
objetivos perseguidos y permita la mejor asignación de recursos disponibles.
• La sistematización, permite ordenar las experiencias vividas; lo acontecido
desde el diseño, elaboración, gestión, ejecución y evaluación de un proyecto.
Este proceso inicia desde que se construye un proyecto de intervención y no
una vez que finalizó la última actividad práctica; su recuperación teórica se da
desde la primera fase de la intervención, o sea la investigación y concluye con
la evaluación. Es importante acotar que la participación de los diversos actores
involucrados en el proceso de sistematización, juega un papel fundamental
para la recuperación teórica de la experiencia. Este carácter participativo, se
basa en la reconstrucción e interpretación de las experiencias prácticas
realizadas, donde los participantes reconstruyen en forma colectiva su
experiencia, efectúan una interpretación de los sucesos vividos, recolectando
por escrito el conjunto de tareas y actividades en las que participaron en la
realidad social demandante de manera práctica.
• En el diseño de Modelos de Intervención; como última fase del proceso
metodológico de intervención; el profesional de la disciplina de Trabajo Social,

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retomando la recuperación teórica y metodología de la experiencia vivida,
diseñará un modelo de intervención; es decir, construirá una representación
intelectual simplificada y esquemática de la respuesta como solución al
problema planteado. En este proceso de construcción del Modelo;
seleccionará los elementos más relevantes y las interrelaciones que faciliten
su lectura y comprensión, sobre todo, con la finalidad de llevarlo al espacio de
la práctica social.
En el marco del proceso de intervención; las acciones que realiza el profesional de
esta disciplina, se enfocan a la promoción del hombre y la movilización de recursos
humanos e institucionales, mediante la participación de la población, las instituciones
públicas, privadas y sociales en programas y proyectos para la mejora continua de
los niveles de vida de los individuos, grupos y comunidades, generando procesos de
participación y organización de los sujetos sociales. En este sentido, se puede
acentuar que el Trabajo Social como una disciplina de las Ciencias Sociales indaga y
conoce los problemas sociales para incidir en ellos a través de procesos de
investigación; para dicho fin el trabajador social deberá plantearse tres propósitos de
los más comunes en toda investigación social, como señala Babbie (2000); explorar,
describir y explicar los problemas sociales; para estos propósitos deberá profundizar
en los estudios y niveles de la investigación.

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Tema 2. Elaboración de la Metodología

La metodología del trabajo social no surgió de la nada, sino que se elaboró a partir de
la acumulación y la sistematización de experiencias prácticas, y a partir de los aportes
de las diferentes ciencias humanas en pleno progreso (psicología, sociología,
psicosociología y, más recientemente, geografía, economía y antropología). Este
esfuerzo de sistematización, con la elaboración conceptual que de ella se desprende,
fue especialmente importante en los Estados Unidos desde la segunda década de
este siglo, y se manifestó en Francia en el período de los años treinta-cuarenta y luego
hacia los años cincuenta con las formaciones en el case work.

El trabajo social emplea dos formas de sistematización de la práctica y de elaboración


metodológica. La primera toma en cuenta una aproximación pragmática: frente a la
realidad compleja y viva de los problemas individuales y sociales, el trabajador social
opera por la acumulación de experiencias y por la secuencia del ensayo y de la
reflexión sobre los resultados, positivos o negativos. Aquello que demuestre producir
los resultados esperados será nuevamente utilizado; en cambio, lo que resulte ser un
error ya no se experimentará más. La repetición acumulativa de esta forma de
sistematización permite después elaborar, sobre el plan general, las ideas fuerzas
aplicables a diferentes situaciones.

La segunda forma de sistematización de la práctica utiliza una aproximación más


"científica", con las herramientas que ponen a su disposición las diversas ciencias
humanas y particularmente la utilización de los métodos de investigación en trabajo
social.

Del mismo modo, una reciente publicación de Laurence Schulman efectúa un análisis
detallado y exhaustivo de las diversas variables que intervienen en el proceso de
ayuda. Igualmente, en Canadá y los Estados Unidos, los artículos publicados sobre
la intervención a corto plazo, la intervención en situación de crisis, el uso del contrato
escrito con el usuario, etc., son producto de la experimentación de nuevas formas de
trabajo analizadas y sistematizadas por una investigación aplicada al Trabajo Social.

En Francia, y lo lamentamos sin poder explicarlo, no existe un esfuerzo similar para


la utilización de los medios de investigación respecto de la metodología, respecto del

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quehacer de los trabajadores sociales. Existen, en cambio, investigaciones sobre la
clientela de los trabajadores sociales sobre las características de las diversas
profesiones sociales, así como numerosos estudios de necesidades, estudios del
medio, etc., realizados en el marco de los diferentes servicios empleadores. Pero no
se ha efectuado. que sepamos ninguna investigación sobre los medios y las técnicas
del trabajo social. Parecería que las profesiones sociales en Francia se encastillan en
sistematizar su experiencia práctica mediante la utilización exclusiva, o casi, de la
gestión pragmática, entresacando lo que "anda" de lo que no da los resultados
esperados. De este modo, entre las raras publicaciones sobre el trabajo social,
predominan netamente los informes de experiencias, y son excepcionales los textos
que se refieren a la metodología.

Una profesión se define entre otras cosas por un cuerpo de conocimientos y de


técnicas transmisibles, un saber que está suficientemente elaborado para poder
constituir materia de enseñanza y de aprendizaje para las nuevas generaciones. Pero
el dinamismo vital de una profesión se mide también por su capacidad de creación y
de experimentación, por la elaboración de su teoría a partir de la práctica, por la
definición de sus métodos en función de los fines que persigue. Esto implica un
esfuerzo colectivo importante y, también, vencer numerosos obstáculos tanto
objetivos como subjetivos. Pero el esfuerzo bien vale la pena, más teniendo en cuenta
que la elaboración de un método de trabajo debe renovarse constantemente, ya que
el método no es más que un medio, un camino para llegar a un fin. El cuerpo de
conocimientos teóricos transmisibles no constituye una verdad absoluta; ésta sólo
puede determinarse en el tiempo y en el espacio (aquí y ahora), está sujeta a
modificaciones bajo el efecto de diversas influencias. Si se olvida esta condición, ya
no estamos ante un cuerpo de conocimientos teóricos sino ante una doctrina.

En América Latina existen numerosas obras que exponen el trabajo social como una
ciencia que utiliza el "método científico" de investigación-acción como base
metodológica. La misma tendencia se abre paso en Francia bajo otra forma en el
marco de los estudios universitarios en ciencias sociales aplicadas. Se trata, en
efecto, de una tendencia reciente, ya que la mayor parte de nuestros mayores habían
definido el trabajo social, ya sea por sus intenciones declaradas, ya sea como arte.

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Sin entrar en consideraciones filosóficas para justificar la visión del trabajo social
como arte o como ciencia, debemos precisar que lo situamos mucho más cerca del
arte que de la ciencia. Pero afirmar que la práctica del trabajo social es un arte, con
todo lo que ello comporta de creación, de experiencia única, de habilidad, no significa
negar, sin embargo, la necesidad inevitable de aprender y de saber. Cuántos años de
estudio, de ejercicio, de concentración y de esfuerzos no le son acaso necesarios al
músico para llegar a ser un virtuoso, al pintor para producir por fin una tela que
exprese todas sus capacidades creativas Como dice Henry Maltier: Creo que, a
nosotros, los asistentes sociales, nos faltaba sin duda para realizar, para innovar, para
crear, ese poco de locura. Pero para poder utilizar con suma prudencia ese poco de
locura ¡cuánto debe aprender el artista! No puede dejar nada al azar. Su imaginación
puede ir siempre más lejos, pero dentro de los límites estrictos que le fijan las fuerzas:
gravedad, resistencia de los materiales, etc. Fuerzas que no puede sujetar y dominar
si no las conoce perfectamente. ¿No estará allí el secreto de toda creación? En la
estrecha combinación entre un dominio perfecto de su oficio y una curiosidad
imaginativa algo desbordada, algo utópica.

Definiciones

El Trabajo Social fue descrito en términos de "actos profesionales" (entrevistas,


gestiones, visitas a domicilio, formación de legajos, etc.) y también en términos de
función (de información, de ayuda, de relación).

Aquí vamos a abordarlo en términos de método y de proceso. El método es "la manera


de hacer (decir o enseñar) algo siguiendo determinados principios y con un cierto
orden".

El método en Trabajo Social es, en efecto, la manera cómo actúa el trabajador social
desde su primer encuentro con el usuario hasta que finaliza su acción con éste. El
método se puede dividir fácilmente en diversas fases, con fines de estudio y de
profundización, pero la aproximación al Trabajo Social que proponemos aquí trata de
enlazar cada acto profesional de naturaleza diferente y cada etapa del método con el
fin de darle a la acción del trabajador social coherencia y continuidad.

La metodología es "la parte de una ciencia que estudia los métodos a los cuales ella
recurre", y aunque consideramos el Trabajo Social más como un arte que como una
ciencia, emplearemos la palabra "metodología" en esa acepción del término. La

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metodología nos permite así delimitar y estudiar la o las "maneras de actuar" en
Trabajo Social, la forma de proceder según un determinado orden y siguiendo ciertos
principios, es decir el(los) método(s).

Es esencial recordar que un método es siempre un medio y no un fin en sí; la


metodología en Trabajo Social es la manera de hacer, pero no define los objetivos
que quiere alcanzar ni los valores a los cuales uno se refiere. El método es un
instrumento para alcanzar objetivos previamente determinados, está subordinado a
los valores y a los fines; pero existe una relación estrecha entre los objetivos
perseguidos y la manera de actuar, tal como lo expresa G. Konopka:

Nuestra manera de actuar debe estar de acuerdo con los fines que perseguimos. [...]
Gandhi se expresó al respecto de una manera admirable: "Los medios se asemejan
a la semilla, el fin se asemeja al árbol, y existe la misma relación inviolable entre los
medios y el fin que entre la semilla y el árbol..."

Hasta hace muy poco, los métodos de Trabajo Social se definían según la dimensión
del usuario con la cual tenía relación el trabajador social.

Así, el método de ayuda psicosocial individualizada se dirigía a personas en


dificultades y, a veces, se extendía a la familia; el método de trabajo social de grupo
(TSG) iba dirigido a usuarios en una estructura de grupo pequeño, era el modo de
relación preferido en esta aproximación; el método de trabajo social comunitario
(TSC) definía al usuario en términos de comunidad geográfica o institucional y en
términos de grupos interrelacionados. Esta determinación del método en función de
la dimensión del usuario se viene utilizando cada vez menos en Francia desde hace
unos años, en que el proceso de unificación de los diferentes métodos apareció
después de que la misma tendencia había aparecido en los Estados Unidos en
América Latina. Los tres "métodos clásicos" están siendo sustituidos poco a poco por
la búsqueda de una metodología única, llamada a veces aproximación global, a veces
metodología genérica o integrada. * En la misma corriente de evolución, se ubica el
cambio de terminología de la metodología de intervención en Trabajo Social, que
corresponde con la elaboración de un modelo diferente de la práctica social.”

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Tema 3. Dos Modelos Enfrentados

A. El modelo médico. -

Durante mucho tiempo, la metodología en Trabajo Social tomó del modelo de


tratamiento médico gran número de sus referencias y de su terminología,
especialmente en lo que se refiere al método psico-social individualizado. El método
se dividía en varias fases o etapas —estudio (o indagación) de la situación,
diagnóstico social, tratamiento, evaluación y finalización del tratamiento— tomadas
directamente del lenguaje médico.

Es cuestión, para el trabajador social, de "tratar" una "enfermedad social". Él es quien


puede aportar respuestas o soluciones, "remedios", al que sufre de una carencia o
una disfunción social.

El "tratamiento" es "prescrito" por quien puede determinar, en el "diagnóstico" social,


el mal que sufre el otro.

El servicio social trata, entonces, de establecer tipologías de diagnóstico y de


sistematizar las respuestas (tratamiento) susceptibles de resolver cada tipo de
"enfermedad" social.

Este modelo de tratamiento social con fuerte influjo médico se modificó por influencia
de las corrientes psicoanalíticas y psicoterapéuticas posteriores, sin perder sin
embargo sus principales características. La palabra "tratamiento" fue reemplazada
por "terapia", y se habla de terapia social, de socio terapia, de psicoterapia, de terapia
de apoyo, etcétera.

En su libro Social Case Work, Bray nos explican que existen dos formas de
tratamiento social:

• El tratamiento indirecto, llamado también socio terapia, centrado en el


ambiente exterior del usuario.
• y que opera mediante la modificación del medio, y el tratamiento directo o
psicoterapia, centrado en la persona del usuario y que consiste en aportar
sostén psicológico y en desarrollar la comprensión de sí y de su situación.

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Este modelo médico-psico-terapéutico adoptaba términos que reforzaban aún más el
modelo cuando se hablaba de los objetivos del tratamiento. Estos objetivos se
definían como curativos, preventivos y promocionales. Los tratamientos "curativos" es
dirigida a las personas en situación de "enfermedad social" ya declarada, se trataba
de curar una situación de hecho. Los tratamientos "preventivos" se utilizaban cuando
existía una situación de riesgo de enfermedad —o de degradación— y se trataba de
proceder a "rastreos precoces". Los objetivos "promocionales", que acompañaron
siempre a los otros dos, se originan probablemente en las comentes de educación
popular y de educación sanitaria (higiene, dietética, etc.), y su pertenencia al modelo
médico nos parece menos evidente.

B. El modelo de intervención

Creemos que otro modelo está reemplazando parcial y progresivamente al modelo


médico. Sus contornos y sus referencias todavía están imperfectamente delimitados.
No obstante, el cambio que ya se produjo respecto de la terminología del Trabajo
Social es muy sensible y revelador.

En la base de este nuevo modelo, está la concepción del rol del trabajador social
como "agente de cambio" (cambios personales o individuales, cambios familiares,
cambios sociales). El objetivo de cambio reemplaza a los objetivos curativos,
preventivos y promocionales del modelo médico. *

A partir de su comprensión de la dinámica social y psicológica en la que se halla el


usuario, el trabajador social debe determinar los objetivos precisos del cambio que se
quiere alcanzar y los medios para lograrlo. Esta definición de los objetivos y de los
medios se denomina a menudo proyecto del trabajador social o proyecto de
intervención. Pero el trabajador social es sólo uno de los elementos presentes, ya que
los otros son el organismo empleador que contrata a los trabajadores sociales para
ejecutar su política social, y el usuario, que tanto puede ser un grupo como una familia,
un individuo o una comunidad. La definición de los objetivos y la elección de los
medios se realizan confrontando los proyectos de los diferentes elementos que están
frente a frente; la negociación da como resultado un proyecto común.

Otros términos se inscriben también en este nuevo modelo: para ejercer su papel de
agentes de cambio, los trabajadores sociales llevan a cabo "intervenciones". Hablar

20
de intervención equivale a "querer actuar"; intervenir en un asunto quiere decir "tomar
parte voluntariamente, hacerse mediador, interponer su autoridad".

Consiste, pues, en acentuar la acción, lo que el trabajador social hace. Lo que se


pone de relieve es la voluntad consciente de modificar, por su acción, la situación del
usuario. La palabra "intervención" tiene, en nuestra opinión, más fuerza que la de
"acción", aunque se utilizan a menudo como sinónimos.

La combinación de estos elementos del modelo —cambio, proyecto, intervención—,


su relación, hace aparecer la última palabra clave de este modelo de referencia: la
estrategia.

La estrategia se define como el "arte de combinar, con vistas a la victoria, la acción


de las fuerzas militares, políticas, morales, económicas, implicadas en la conducción
de una guerra moderna.

Arte de dirigir un conjunto de disposiciones. En Trabajo Social, una estrategia puede


definirse como el arte de hacer concurrir un conjunto de medios a un fin. La estrategia
toma en cuenta elementos Se pone el acento en los aspectos dinámicos y
cambiantes, en la definición de los fines que se quieren alcanzar y en el análisis de
los diferentes elementos que componen la situación. El concepto de estrategia nos
remite a la noción de arte, de creación; si la estrategia corresponde al arte, no puede
ser científica ni única, no puede estar segura de su éxito. Son posibles varias
estrategias para llegar a un mismo fin, cada "artista" o "estratega" concebirá
eventualmente diferentes estrategias; lo esencial es concebir la que tenga mayores
posibilidades de éxito. "El concepto de estrategia, más que el de método, pone el
acento sobre el que tiene la iniciativa."

Si bien el empleo de las palabras cambio, proyecto e intervención ha arraigado


rápidamente en el campo del Trabajo Social, el de estrategia, en cambio, está todavía
menos extendido.

21
Tema 4. Algunos conceptos claves en la metodología de
intervención

Cambio "significa una modificación, un arreglo, una variación, un desplazamiento en


la naturaleza o la dirección de una estructura o de un proceso. Desarrollo, a diferencia
de 'cambio', implica una modificación continua en el tiempo".

Así, el concepto de cambio expresa una modificación que puede ser tanto brusca,
rápida, y aun inesperada, como progresiva, inscribiéndose en una evolución lenta que
se denomina, entonces, desarrollo.

El concepto de cambio no determina ni la dirección exacta del desplazamiento, ni la


naturaleza de las modificaciones o variaciones; no precisa tampoco si las
modificaciones o la dirección de los desplazamientos son buenas o malas, positivas
o negativas; simplemente designa un grado de transformación. Nos parece que es
uno de los elementos esenciales del concepto de cambio y lo que lo diferencia
fundamentalmente de otros términos utilizados en Trabajo Social, tales como "ayuda",
"progreso", etc. Esta ventaja se transforma, sin embargo, en una dificultad y una
exigencia suplementaria en cuanto se lo utiliza como concepto operativo en Trabajo
Social. El empleo del concepto de cambio requiere la definición previa de: qué se
quiere cambiar, por qué y quién quiere cambiarlo, qué se quiere alcanzar como nueva
situación, etcétera.

Por otra parte, el manejo de este concepto nos aporta una herramienta útil de
medición y de evaluación. En efecto, podrá hacerse entonces en términos de
medición del cambio —de las variaciones y de las modificaciones— entre la situación
de partida y la situación existente al finalizar la intervención del trabajador social. Pero
también aquí la utilización se torna ardua, pues sólo se puede medir la transformación
con los mismos puntos de referencia, antes y después, es decir, habiendo
determinado previamente las variables susceptibles de ser modificadas o cambiadas.
A ello se añade "la dificultad suplementaria y apremiante de tener a la vez un aspecto
subjetivo y un aspecto objetivo": si bien es relativamente fácil mensurar la
transformación de elementos objetivos u observables en la situación de la persona
(mudanza, separación de la pareja, asistencia de hijos a la escuela, concurrencia

22
asidua al trabajo, o sus contrarios), es en cambio mucho más difícil medir los cambios
subjetivos vinculados a la manera como el usuario percibe y vive, él mismo, su
situación.

Una persona puede afirmar sentirse cambiada y aparecer al observador semejante e


igual a ella misma. Otra puede cambiar de comportamiento manifiesto y visible y
conservar en ella sus tensiones igualmente fuertes, incluso agravadas. Sin embargo,
sus observadores afirmarán que "ha cambiado".

Los interrogantes que se plantean constantemente para el concepto de cambio son


entonces: ¿de qué transformación se trata?, ¿quién determina el cambio?, ¿cómo
medirlo?

En el modelo médico, se pone el acento permanentemente en la patología; incluso


los tratamientos preventivos y promocionales se determinan con relación a la
ausencia o al riesgo de "enfermedad" social. Los trabajadores sociales estuvieron
impregnados durante largos años por esta "deformación" social, que consiste en no
ver sino lo que ya ha llegado a un límite, lo que está fuera de su norma social, lo que
es marginal. Por el contrario, el empleo del modelo de intervención, y particularmente
el concepto de cambio, nos permite echar una mirada atenta a aquello que es propio
de la vida corriente, a lo que es normal y saludable. Nada hay más corriente, más
habitual, de hecho, que el cambio, que la transformación de una situación.

Nada hay más poderoso que las fuerzas que incitan habitualmente a las personas a
cambiar.

Las personas son incitadas a cambiar por diferentes fuerzas motoras. Una de ellas
actúa cuando quieren o desean algo, mejor o diferente de lo que son. Otra, cuando
temen perder algo a lo que están apegadas profundamente- [o aun cuando] se
encuentran en una situación o en circunstancias que les son suficientemente
inhabituales como para que les parezca que está en juego su integridad física o
psicológica.

Descubrir la motivación del usuario para cambiar constituye, entonces, una clave
esencial para el trabajador social en su intervención; el nivel de malestar que el
usuario siente en su situación actual y el grado de esperanza de alcanzar un cambio
satisfactorio son datos esenciales y dinámicos en el proyecto de intervención.

23
En contrapartida, señalar los frenos y las resistencias al cambio, tanto individuales
como colectivos, es también importante, puesto a la situación de cambio implica
inevitablemente tensiones, sentimientos ambivalentes u hostiles, conflictos, etc.
"Cambio significa movimiento, y movimiento, fricción. Sólo en el vacío, cambio y
movimiento podrían producirse sin la rudeza y el ardor del conflicto."

Que este conflicto se produzca a nivel social, a nivel individual (psíquico) o a nivel de
relación (entre dos o varias personas), siempre está presente en toda situación de
cambio entre las fuerzas que impelen al cambio y las que lo resisten.

C. Concepto de contradicción

Lo que precede nos lleva a considerar otro concepto clave de la práctica social: el de
contradicción. La mayoría de nosotros hemos sido educados de tal manera que
disociamos constantemente cada cosa de su contrario y sólo vemos el mundo en
términos de dicotomía: separamos la vida de la muerte, lo que es hermoso de lo que
es feo, lo que es bueno de lo que es malo, etc. Pero, de hecho, desde el nacimiento
morimos un poco cada día, lo que consideramos hermoso lo es sólo porque existe lo
feo para poder compararlo, lo que es bueno para mí es malo para algún otro, etc. El
concepto de contradicción nos lleva a considerar todo lo que nos rodea como
indisolublemente ligado a su contrario; a percibir cada acontecimiento en su relación
contradictoria entre lo positivo y lo negativo, lo bueno y lo malo, etc. Esta manera de
ver nos permite también aprehender las situaciones en toda su complejidad y
dinamismo.

Un ejemplo trivial puede ilustrar estas afirmaciones: una familia se muda; situación de
cambio corriente tanto en la vida cotidiana como en la práctica del trabajo social. Si
se considera esa mudanza utilizando el concepto de contradicción, veremos que la
familia en cuestión tiene más espacio, más comodidad, el alquiler es prácticamente
el mismo; pero veremos también que los viajes del domicilio al lugar de trabajo son
más largos y más caros, que los niños debieron cambiar de colegio, que las relaciones
con los vecinos, los comerciantes, se cortaron, que los hábitos de vida cambiaron,
etc. Afinando nuestro análisis, encontraremos que lo que es positivo para un miembro
de la familia lo es menos para otro, lo que es bueno para el conjunto no lo es para
cada una de las partes, etcétera.

24
Viendo cada cosa en su dualidad se comienza a descubrir un sentido y a saber a qué
atenerse. Son las contradicciones, y el efecto recíproco de sus tensiones constantes,
las que constituyen el terreno propicio a la creatividad. Desde que aceptamos el
concepto de contradicción, comenzamos a percibir cada problema como un conjunto
cuyo sentido es dialéctico. Admitimos entonces que para cada positivo existe un
negativo. Es lo que Bohr llama la complementariedad, lo que significa que el juego de
fuerzas aparentemente conflictivas o efectivamente contrarias constituye la verdadera
armonía de la naturaleza.

En Trabajo Social, estamos más habituados a utilizar el concepto de contradicción en


el plano de las fuerzas psicoafectivas opuestas, en el plano de los sentimientos
conflictivos. Hablamos entonces de ambivalencia como la coexistencia en un mismo
momento de sentimientos opuestos: amor-odio, alegría-tristeza, etc. Nos es menos
familiar percibir el concepto de contradicción respecto de los acontecimientos
corrientes de la vida cotidiana o de los fenómenos sociales globales. Tendemos
entonces a considerarlos en forma estática y normativa, tiñéndolos de juicios
moralizadores: los acontecimientos son buenos o malos, normales o anormales, etc.
El empleo del concepto de contradicción nos permite, en cambio, los juicios
normativos, percibir toda situación en su complejidad y en el juego de fuerzas
contrarias que se enfrentan, tanto en el plano psicoafectivo como en el plano social.
Cuando un niño ha sufrido un castigo corporal, habitualmente percibimos el suceso
como malo, inquietante; se considerará que la madre lo "ha maltratado" y que el niño
es su "víctima".

Pero ese mismo hecho iluminado por el concepto de contradicción nos muestra que
la madre descarga sus tensiones internas mediante el gesto agresivo hacia su hijo;
en cambio, este percibe el gesto de su madre como profundamente destructivo, que
pone en peligro su integridad física y psíquica. Para la madre, su descarga generará
probablemente sentimientos intensos de culpabilidad y conductas reparadoras del
tipo compra de golosinas, sobrealimentación, mimos, etc. Para el niño, los
sentimientos de destrucción pueden originar una más clara noción de los límites y de
las prohibiciones, y permitirle, en lo sucesivo, ajustar su comportamiento a éstos. A
este juego de fuerzas contradictorias se agregan las fuerzas de orden externo o
sociales, propias de una sociedad dada en un tiempo determinado; nos hallamos,
entonces, con que el castigo corporal de los niños es un hecho real admitido y

25
aceptado por las normas sociales, pero en el marco de ciertos límites en cuanto a la
edad del niño, la repetición de los hechos, el grado de las eventuales heridas, etc.
más o menos flexibles o más o menos definidos. Pero también nos encontramos con
que ese hecho social será delimitado, aprobado o reprobado por el contorno, de
manera muy diferente según la pertenencia a una determinada clase social o a
diversas culturas. Lo que se admite en un cierto medio social no será admitido en
otro.

Así, nos encontramos frente a un hecho cuya complejidad se aclara y adquiere


completo sentido a la luz del concepto de contradicción.

D. Concepto de interdependencia

Los diversos trabajos de psicología social de Kurt Lewin y sus colaboradores nos
dejaron una rica materia conceptual que puede utilizarse en el campo del Trabajo
Social. Y más particularmente aquello que concierne a la noción de campo social y
de interdependencia.

La noción de campo social es un instrumento básico para el análisis de la vida de


grupo: "Esto quiere decir que se considera al suceso social como que se produce en
y es el resultado de un conjunto de entidades sociales coexistentes, tales como los
grupos, los subgrupos, los miembros, las barreras, los canales de comunicación, etc."

Esta noción de campo social nos permite considerar la problemática individual o


colectiva insertada en un conjunto de fuerzas coexistentes, en un conjunto dinámico.
Las relaciones entre las diversas partes que lo componen y sus influencias recíprocas
pueden estudiarse a partir del concepto de interdependencia.

Éste significa que, entre los individuos y su contorno, entre diferentes individuos y el
medio social, entre los diversos grupos en un mismo campo social, etc., existen
relaciones e influencias recíprocas. "Se comprende mejor cuál es la naturaleza de un
conjunto dinámico" utilizando este concepto de interdependencia.

Se dice a menudo que un conjunto es algo "más" que las partes que lo componen.
Un conjunto sólo puede ser estudiado y definido sobre la base de la interdependencia
de las partes que comprende. Se debe admitir simplemente que un conjunto tiene
propiedades diferentes de las que tienen sus partes.

26
El concepto de interdependencia relaciones e influencias recíprocas entre las diversas
partes de un conjunto resulta especial mente útil en Trabajo Social para analizar la
vida de los grupos y del grupo familiar. Nos permite también considerar a las
personas, no ya como entidades autónomas, independientes, atomizadas, sino como
unidades en relación de interdependencia con otros individuos en el seno de múltiples
grupos de pertenencia (familia, vecindad, amigos, trabajo, etc.) y en el seno de un
contorno social dado. Así, nuestro trabajo con un grupo tendrá en cuenta no
solamente las interrelaciones entre los diversos miembros del grupo, sino también los
lazos de cada individuo con otros grupos a los cuales pertenece y las relaciones del
grupo en su conjunto con otros grupos y con instituciones del campo en que ejerce
sus actividades.

Incluso nuestro trabajo con un individuo tendrá en cuenta su inserción en grupos


múltiples, ya que ejerce roles sociales diversos (padre, madre, cónyuge, trabajador/a,
etc.), con diversos niveles de éxito o de fracaso para unos y otros, ya que está
constantemente bajo la influencia de esas relaciones diversas, que él mismo influye
a su vez en las personas y grupos con los cuales está en relación, constituyendo el
todo un conjunto dinámico (cambiante) en que las diversas partes son
interdependientes.

E. El equilibrio dinámico

Los tres conceptos que acabamos de mencionar cambio, contradicción,


interdependencia, cuando los aplicamos al Trabajo Social, nos permiten percibir la
situación del usuario en términos de equilibrio dinámico. Una situación en equilibrio
es aquella en que las fuerzas contradictorias enfrentadas se anulan recíprocamente;
no hay variación ni movimiento. Pero el equilibrio en cuestión está constantemente
amenazado: es suficiente que una de las fuerzas se intensifique, que surja un
acontecimiento inesperado o que aparezca un nuevo elemento, para que el equilibrio
se destruya.

Una proporción muy grande de pedidos que llegan a los trabajadores sociales se debe
a una ruptura del equilibrio en la situación del usuario.

Esta ruptura puede deberse a fenómenos diversos: hechos inesperados (muerte,


enfermedad, hospitalización, despido, etc.); hechos esperados que modifican la
estructura de una familia o de un grupo (nacimiento, un hijo que comienza a trabajar,

27
separación de la pareja, incorporación o partida de un miembro del grupo, cese de la
vida activa, jubilación, etc.); modificación de la relación de fuerzas en el seno de la
familia o del grupo (alianza de los hijos contra los padres, alianza padre-hija contra la
madre, de los miembros de un grupo contra el líder o el trabajador social, etc.); o bien
modificación de la relación de fuerzas entre diferentes grupos, entre un grupo e
instituciones sociales, etcétera.

La ruptura provoca la búsqueda de un nuevo equilibrio; estamos en pleno período de


cambio intenso, de reajuste, de conflicto, de movilización personal. La contradicción
y la interdependencia entre los diferentes elementos de la situación se tornan
claramente perceptibles para los interesados.

Pero, una vez obtenido ese nuevo equilibrio, nuevas situaciones de ruptura del
equilibrio provocarán de nuevo el cambio y la búsqueda de un nuevo equilibrio, y esto
hasta el infinito, en una dinámica constante a la que están sometidos todos los seres
humanos. En esta movilidad se inscribe el camino que usuario y trabajador social
deberán recorrer juntos; se trata de un camino corto y parcial, que no engloba todas
las situaciones de cambio que vivirán el uno y el otro, sino solamente algunas.

Hemos desarrollado algunos conceptos que se utilizan en Trabajo Social y que están
ligados más particularmente al modelo de intervención. No pretendemos enumerarlos
en forma exhaustiva, sino más bien exponer aquellos que nos han parecido los más
operativos (directamente utilizables en nuestra intervención). Creemos que son
esenciales tres ideas y queremos destacarlas:

La idea de que el Trabajo Social actúa en una realidad compleja, de múltiples


facetas, en que los aspectos objetivos y subjetivos no pueden disociarse.
La idea de que el Trabajo Social media en situaciones que tienen una dinámica
propia, que cambian en forma brusca o progresiva—, que varían en función de
las diversas fuerzas enfrentadas, fuerzas que son a menudo contradictorias,
opuestas.
La idea de que el Trabajo Social interviene también a nivel de "la vida";
cualquiera sea el grado de deterioro o de carencia perceptibles en la situación
del usuario, es suficiente buscar para encontrar aspectos en los cuales él
mismo pueda sacar las fuerzas vitales necesarias para modificar su situación.

28
Tema 5. Fases de la Metodología de Intervención en Orden Lógico

En la práctica profesional, el trabajador social se ve enfrentado a una realidad


dinámica y contradictoria, en constante movimiento. Su intervención apunta a
producir, a suscitar o a reforzar cambios previamente definidos, en diferentes planos:
en el plano de las relaciones interpersonales, de la situación material de las familias
y de los grupos, de la utilización de recursos colectivos por los usuarios; en el plano
de los organismos que se ocupan de los usuarios, de la legislación social, etc. En
estos diferentes niveles, los trabajadores sociales llevan a cabo acciones en función
de objetivos precisos que quieren alcanzar.

Su acción estará, entonces, condicionada por algunas variables: la población


implicada, la dimensión del problema o de la demanda, el tiempo disponible, la
competencia del organismo empleador, el cargo y el estatus profesional del trabajador
social, su formación o capacidad profesional, los objetivos específicos que se quieren
alcanzar, etcétera.

A pesar de esta movilidad y 'de las variables que van a condicionar su acción, el
trabajador social sigue una secuencia metódica cuyas diferentes fases son
reconocibles y pueden separarse con líneas de estudio y de análisis, cuyas diferentes
fases son reconocibles y pueden separarse con líneas de estudio y de análisis. Ahora
bien, en la práctica misma, estas fases se confunden, se encabalgan y aparecen
simultáneamente, como veremos más adelante. De hecho, la operación de separar y
delimitar cada fase del método es, a pesar de su carácter artificial, útil para un objetivo
de formación y para un objetivo de sistematización de la práctica. Esta
sistematización, esta elaboración a partir de experiencias prácticas específicas, nos
permite hallar los puntos comunes entre situaciones disímiles, encontrar lo general
partiendo de lo particular. Nos permite también considerar nuestro trabajo ya no como
un conjunto de actos aislados, cada uno de ellos único en su especie, sino como una
sucesión lógica y coherente de acciones imbricadas que tienden hacia un fin.

Las fases del método fueron descritas a menudo como: análisis de la situación,
diagnóstico y tratamiento. Algunos autores añaden evaluación y fin del tratamiento.
Esas tres fases corresponden, en la práctica, a las etapas del comienzo, medio y fin
de la intervención; en cada uno de esos momentos se insiste más en: el análisis de

29
lo que sucede, la elaboración de una opinión profesional y la puesta en práctica de un
plan de tratamiento a corto, mediano y largo plazo. Aunque esta división se ha
establecido en el marco del modelo médico del que hablábamos antes, el que
proponemos nosotros no difiere de él fundamentalmente.

Las fases del método de intervención pueden enumerarse, en orden lógico, de la


manera siguiente:

A Localización del problema social o de la solicitud

El punto de partida de la acción del trabajador social es el encuentro con el usuario,


pero ese encuentro puede producirse de maneras muy diferentes. Puede tratarse de
una solicitud directa formulada por la persona, de una solicitud del servicio empleador,
de una solicitud formulada por otro servicio; puede tratarse de una orden legal
(protección de la infancia, tribunales, etc.), o incluso puede tratarse de un problema
social advertido por el trabajador social mismo o por un equipo de trabajadores
sociales. La localización del problema social apuntado o de la solicitud formulada
requiere, de parte del trabajador social, aclarar: ¿Quién solicita qué? ¿Para quién?
¿A quién está dirigido el pedido? Este punto de partida condicionará inevitablemente
la sucesión de gestiones profesionales.

Análisis de la situación

El análisis de la situación consiste en recoger informaciones del usuario, su situación,


el contexto global, las instituciones y organismos sociales (incluyendo el organismo
empleador del trabajador social).

En el análisis de la situación, los conocimientos —numerosos y variados— en ciencias


humanas y sociales adquieren toda su significación en la práctica de los trabajadores
sociales. La luz que aportan los diferentes conocimientos permite que se tornen
significativos los datos recogidos y que puedan reubicarse en un conjunto. De este
modo, el trabajador social ha de utilizar los conocimientos que aportan la psicología,
la sociología, la psicosociología, la economía, la geografía, etc., sus nociones sobre
la legislación social y sobre las instituciones, a fin de comprender y delimitar la
realidad social en la que actúa.

30
El análisis de situación se realiza a partir de dos ejes interdependientes: por una parte,
el análisis global del sector de intervención (sector geográfico o territorio, organismo
empleador, instituciones); por otra parte, la solicitud o el problema en cuestión.

Evaluación preliminar y evaluación operativa

Se trata aquí de elaborar, a partir de los elementos recogidos en el análisis de


situación, una síntesis y una interpretación de los datos, de formular hipótesis de
trabajo. La evaluación es una síntesis explicativa; el trabajador social relaciona los
diferentes elementos que ha encontrado, tanto en el plano particular como en el plano
general; se dedica especialmente a sacar a luz las interrelaciones entre los diversos
factores (materiales, afectivos, sociales, físicos, intelectuales, de relación) y a
comprenderlos en su dinámica. Se describirán, así, las fuerzas internas y externas
sobre las cuales podrá apoyarse la intervención, lo mismo que los puntos más débiles
o menos dinámicos. La evaluación desemboca en la elaboración de un proyecto de
intervención.

Elaboración del proyecto de intervención

Esta elaboración difícilmente puede separarse de la evaluación operativa, es decir, la


que lleva a definir los objetivos precisos del cambio. Deriva y es parte de ella.

La elaboración del proyecto de intervención supone tres operaciones:

• Determinación de objetivos de intervención específicos, ya sea objetivos


parciales, centrados en un aspecto o en un problema delimitado (en función
del pedido y de los medios de que se dispone), o bien objetivos escalonados
en el tiempo (a corto, mediano y largo plazo).
• Determinación del nivel de intervención, es decir, la definición del usuario. Los
trabajadores sociales pueden centrar su acción en una persona, una familia,
un grupo, una comunidad, una institución social, en el medio. La determinación
del nivel de intervención implica determinar quién es el usuario, y esta
determinación es esencial para la selección de los medios ulteriores. Es
preciso recordar que aquí abordaremos tan sólo el nivel de intervención
macrosociales decir, ante individuos, familias o grupos pequeños.
• La elección de los tipos de intervención o de las estrategias.

31
La elaboración del proyecto de intervención que acabamos de describir corresponde
al trabajador social; los proyectos del usuario existen y pueden no corresponderse
con los de aquél. Igualmente, el proyecto del organismo empleador puede no ser
idéntico al del trabajador social o al del usuario. La confrontación de esos diferentes
proyectos, su reajuste y la búsqueda de una base de acuerdo desembocan en un
proyecto común y en la elaboración del contrato entre el trabajador social, el usuario
y el organismo empleador.

Puesta en práctica del proyecto común

En su accionar, el trabajador social utiliza diferentes formas de intervención en función


de los objetivos de cambio perseguidos y del tipo de intervención escogido. Las
intervenciones pueden dividirse en directas o indirectas, según se trate de
intervenciones en las que el usuario está presente y es actor tanto como el trabajador
social, o de intervenciones fuera de la presencia directa del usuario.

Evaluación de los resultados

Consiste en medir el camino recorrido, evaluar los cambios que se produjeron en la


situación, entre el comienzo y el final de la intervención. La evaluación de los
resultados puede ser parcial, en el transcurso de la intervención, con el fin de hacer
un balance y reajustar, eventualmente, los objetivos de trabajo, o final, cuando se
trata de finalizar la intervención.

Finalización de la acción

La intervención del trabajador social en una situación individual o familiar, o incluso


de grupo, tiene que estar limitada en el tiempo. Todo tiene un comienzo, un desarrollo
y un fin, y muy paradójicamente pocos autores en temas de Trabajo Social hablaron
realmente de finalización de la intervención. Este fin puede muy bien ser percibido
como una muerte o como un renacimiento. Lo que es cierto es que el fin de la acción
está presente desde el primer contacto entre el trabajador social y la persona; existe
de manera implícita, no dicha, no declarada. Puede ser previsto, utilizado como una
referencia en el tiempo cuando el contrato entre el trabajador social, el usuario y el
organismo prevé una duración preestablecida en el tiempo.

32
EL PROCESO DE INTERVENCIÓN EN ORDEN CRONOLÓGICO

Las fases de la metodología de intervención son reconocibles en la práctica; pueden


ser delimitadas con fines de estudio y de examen profundo, pero, cuando un
trabajador social y el usuario se encuentran frente a frente, lo que predomina es la
efervescencia dinámica de la vida en cambio constante, en movimiento; ambos están
en lucha con una realidad que se agita, que se transforma, que mañana ya no será
igual. El trabajador social no sólo está enfrentado a esta realidad cambiante, sino que
está forzado a aprehenderla, a comprenderla y a transformarla, todo a la vez. En la
práctica, las diferentes fases de la metodología no se confunden, son simultáneas, se
presentan en el mismo momento.

Durante una entrevista, el trabajador social recibe una solicitud, la evalúa y elabora
hipótesis, utiliza diversas formas de intervención según esas hipótesis (clarificación,
apoyo, información, persuasión, etc.), recoge datos significativos, los ordena en un
intento de comprensión, evalúa la situación en función de los nuevos datos, modifica
su percepción inicial del pedido, elabora y propone un plan de trabajo, lo confronta
con el del usuario, da fin al encuentro. Luego reflexiona, trata de comprender lo que
ha sucedido y de prever lo que hará en el próximo encuentro, etcétera.

En una sola entrevista, cualquiera sea su duración, podemos encontrar, en forma casi
simultánea, todas las fases de la metodología descritas antes en orden lógico.
Igualmente, cuando se trata de la reunión de un grupo, encontramos elementos de
cada una de las etapas precedentemente mencionadas.

El Trabajo Social se dirige, en efecto, a una realidad dinámica y cambiante, en que


los diferentes elementos que la componen tienen lazos interdependientes y móviles.
Es más cómodo, entonces, definirlo en términos de proceso. Un proceso es un
"camino", un "desarrollo".

Esta noción de evolución, de desarrollo en el tiempo, de planos que se interponen y


se encadenan, imbricándose los unos en los otros, sin dejar de constituir, no obstante,
ello, un todo coherente, es la que mejor refleja la realidad de la práctica. Realidad
compleja y dinámica; realidad que no se deja inmovilizar, que rehúsa encerrarse en
categorías y etiquetamientos; realidad en la cual el usuario y el trabajador social son
los actores, en conjunto, por el tiempo que dura su acción común Incluso durante ese
proceso de intervención, se puede advertirte, el proyecto del organismo empleador

33
puede no ser idéntico al del trabajador social o al del usuario. La confrontación de
esos diferentes proyectos, su reajuste y la búsqueda de una base de acuerdo
desembocan en un proyecto común y en la elaboración del contrato entre el trabajador
social, el usuario y el organismo empleador.

34
Bibliografía

Fernández García, T., & Ponce De León Romero, L. (2014). Nociones Básicas de
Trabajo Social. Ediciones Académicas, S.A.

35
TRABAJO SOCIAL EN LÍNEA

METODOLOGÍA Y ÁREA DE INTERVENCIÓN DE TRABAJO


SOCIAL
4 créditos

Profesor Autor:

MSc. Iris María Sánchez Azúa

Titulaciones Semestre

● TRABAJO SOCIAL EN LÍNEA Tercer Nivel

Tutorías: El profesor asignado se publicará en el entorno virtual de aprendizaje


online.utm.edu.ec), y sus horarios de conferencias se indicarán en la sección
Cronograma de Actividades

PERÍODO ABRIL – AGOSTO / 2024


Índice

Contenido
Unidad 3: Modelos de Intervención actual: Metodología del Trabajo Social .............. 2

Tema 1. MODELOS DE GESTIÓN DE CASO .......................................................... 3

Tema 2. MODELO CENTRADO EN LA TAREA ....................................................... 5

Tema 3. MODELO SISTÉMICO - ECOLÓGICO ....................................................... 7

Tema 4. MODELOS PSICODINÁMICO .................................................................. 10

Tema 5. MODELO COGNITIVO - CONDUCTUAL .................................................. 13

Tema 6. MODELO HUMANÍSTA, FENOMENOLÓGICO Y EXISTENCIAL ............. 16

Tema 7. MODELO DE INTERVENCIÓN EN CRISIS .............................................. 19

Tema 8. MODELO CRÍTICO-RADICAL .................................................................. 22

Bibliografía .............................................................................................................. 26

Nota. Este compendio fue diseñado con base al libro de “Nociones Básicas de Trabajo Social” del Autor
“Tomas Fernández García”,” Laura Ponce De León Romero”. Primea Edición. Editorial Ediciones
Académicas, S.A.,2014

1
Unidad 3: Modelos de Intervención actual: Metodología del Trabajo
Social

Resultado de aprendizaje de la unidad: Reconocer los diferentes los diferentes modelos


de intervención y metodología del Trabajo Social.

Introducción

En el ámbito del Trabajo Social, la comprensión y aplicación de diversos modelos de


intervención son fundamentales para abordar las complejidades de las situaciones que
enfrentan las personas y comunidades. Estos modelos ofrecen marcos teóricos y
metodológicos que guían la práctica profesional hacia la promoción del bienestar social y
el cambio positivo.

Entre los modelos de intervención actuales más relevantes se encuentran: el Modelo de


Gestión de Caso, que se centra en la coordinación de servicios para satisfacer las
necesidades individuales; el Modelo Centrado en la Tarea, que se enfoca en objetivos
específicos y acciones concretas para alcanzarlos; el Modelo Sistémico-Ecológico, que
considera la influencia del entorno en el individuo y viceversa; el Modelo Psicodinámico,
que explora los procesos inconscientes y las experiencias pasadas; el Modelo Cognitivo-
Conductual, que trabaja en la modificación de pensamientos y comportamientos; el
Modelo Humanista, que destaca la importancia del crecimiento personal y la autenticidad;
el Modelo de Intervención en Crisis, que proporciona apoyo inmediato y estrategias de
afrontamiento en situaciones críticas; y el Modelo Crítico Radical, que analiza las
estructuras de poder y busca la transformación social desde una perspectiva crítica.

Estos modelos constituyen herramientas fundamentales para los estudiantes de Trabajo


Social, porque les permitirán comprender y abordar eficazmente las necesidades y
desafíos de las personas y comunidades a las que sirven.

2
Tema 1. MODELOS DE GESTIÓN DE CASO

El modelo más utilizado por los trabajadores sociales es el denominado Casa Managemet,
cuya traducción literal es “manejo o gestión de caso “Sus raíces hay que buscarlas en el
binomio necesidad, recursos, entendiendo como recurso el procedimiento o medio para
satisfacer una necesidad o varias necesidades, ya sea por medios externos o internos,
con la intención de buscar el fortalecimiento de la persona, o lo que se denomina también
empowermet. El modelo permite entender los problemas o gestionar recursos externos,
pero también la fortaleza interna (Bauld y col, 2000).

El modelo de gestión de caso se diseñó deliberadamente para ofrecer cobertura a los


servicios de salud y a los servicios sociales demandados los usuarios, utilizándose en
América, Reino Unido y Australia, aunque luego se extendió al resto del mundo.
Formalmente fue introducido en Reino Unido en el año 1993, y sus raíces se sitúan en
una de las publicaciones del Departamento de salud, referida a la gestión de los cuidados
comunitarios (Hollowa 2009)

El requisito imprescindible para aplicarlo es que el profesional conozca la red de servicios


disponible para atender las demandas planteadas. Como tarea principal deberá asegurar
al usuario una serie de servicios de una forma eficiente y razonada para intentar solucionar
la problemática planteada. Para cumplir con esta finalidad el trabajador social deberá
disponer de habilidades para la comunicación, ya que tendrá que transmitir la información
sobre las opciones y alternativas que se pueden ofrecer durante la intervención.

Este modelo no solamente está basado en la gestión de recursos, sino que además se
completa con una intervención más completa, que puede estar enfocada a aspectos
personales, familiares y sociales, donde las tareas burocráticas se complementan con
tareas de diagnóstico para valorar las necesidades que plantea cada usuario y elegir los
factores sobre los que intervenir para mejorar su calidad de vida (Tanner,2005).Los
elementos básicos en los que se sustenta el modelo se podría resumir en los
siguientes:

• La relación de apoyo profesional basada en el asesoramiento y la mediación.

3
• La planificación de los recursos sociales que mejor se adapten a cada caso.
• La búsqueda de la eficacia, eficiencia y efectividad de los servicios y recursos
asignados.
• La potenciación de las capacidades de la persona

Teniendo en cuenta los elementos anteriores, la intervención según este modelo, 4


objetivos básicos:

• Facilitar el apoyo profesional basado en el asesoramiento y el consejo


individualizado
• Vincular a los usuarios mediante la gestión de los casos con los servicios de
protección social disponibles, con las organizaciones y entidades de la comunidad,
ya sean formales o informales.
• Asegurar la eficacia y eficiencia de los recursos, garantizando su calidad
• Favorecer el empoderamiento de las personas

Algunas de las críticas recibidas al modelo podrían establecer en su excesiva vinculación


con las tareas burocráticas y de gestión, que en algunas ocasiones pueden dar la
sensación de que el modelo está más preocupado por cumplir con los criterios de calidad
que en involucrar al usuario en su cambio personal. Otros de los criticas tiene que ver con
la implicación del usuario en el proceso, ya que algunas veces la aplicación de este
modelo puede dar a lugar a cierta pasividad en el usuario, al estar a disposición del
profesional asumiendo este ultimo la responsabilidad del caso y adoptando una función
activa y decisiva con la gestión de los recursos, En este modelo el profesional no es un
mero “gesto de recursos”, ni el usuario un comunicador de los mismos, ambos pueden ser
los creadores de una nueva realidad individual, grupal y social, donde los dos comparten
responsabilidades, respetándose siempre la autodeterminación del usuario.

4
Tema 2. MODELO CENTRADO EN LA TAREA

La naturaleza de este modelo está directamente relacionada con la ejecución de tareas


concretas para ofrecer una solución a una problemática. El modelo anima a las personas
a consensuar objetivos usando cuidadosamente la negociación de las tareas para lograr
los (Doel,2009)

Sus orígenes se remontan a la práctica norteamericana del Trabajo Social con casos,
concretamente cuando algunos autores, como Reid y Epstein (1972) observaron que
poner un plazo temporal limitado para la realización de tareas y el cumplimiento de
objetivos, hacía que los usuarios estuvieran más motivados por la realización de sus
compromisos.

La práctica centrada en la tarea está relacionada con la teoría del aprendizaje y con los
modelos de solución de problemas. Este modelo fue el primero que describió un metido
para apoyar a las personas a solucionar sus dificultades a corto plazo (Reid y Estein)
1972), preguntándose ambos (trabajador social y usuario) que, cuando, dónde, quien,
porqué, cómo y cuándo, con el objetivo de delimitar lo que quería conseguir-

Este modelo ha supuesto una gran aportación al Trabajo Social porque el usuario adquiere
una función activa, decidiendo el mismo cuáles pueden ser sus objetivos, además de
planificar junto con el profesional las tareas y los tiempos para lograrlos. Se caracteriza
por una corresponsabilidad mutua, por un trabajo conjunto, por las adquisiciones de
compromisos y por las necesidades de evaluación de los logros conseguidos después de
la finalización del calendario de actividades. El modelo tiene cinco fases definidas (Doel
2009):

• Fase de entrada y solución de las controversias iniciales que pudieran derivarse


del primer encuentro, donde se debería generar un buen clima de colaboración
para construir la planificación de las actividades.
• Fase de exploración de los problemas.

Está compuesta a su vez de una serie de etapas:

a) Delimitación de los problemas por área y deliberación de las posibles explicaciones


y soluciones de los mismos.

5
b) Problemas de adicción detectados por los profesionales, pero no por el usuario
c) Detallar cada problema identificando, preguntándose qué es lo primero que hará
para superarlo o qué está haciendo para que la situación no empeore.
d) Seleccionar un problema concreto que se quiera resolver.
• Fase de acuerdo de objetivos y metas. Acuerdo por escrito. El trabajador social
y el usuario seleccionan el problema, las metas, el tiempo límite y el compromiso
de contacto, que deberá estar por escrito para recordarlo en el futuro y afianzar el
compromiso.
• Fase de planificación e implementación de las tareas. Revisión continua y
negociación entre ambos servicios de las metas propuestas.
• Fase de finalización. La fecha de finalización tiene que estar consensuada desde
el inicio, el usuario debe saber que sus compromisos tienen fecha de caducidad y
que la intervención se acaba el plazo estipulado para conseguir los logros. No se
debería modificar esta fecha, salvo en el caso de que fuera necesario, donde podría
hacer una renegociación periódica.

El modelo está directamente conectado con la búsqueda del empoderamiento del usuario,
y la creencia de que por sí mismo puede afrontar sus dificultades, utilizando sus fortalezas,
habilidades y aprendiendo nuevas formas de superar las adversidades. El modelo se
distancia de los clínicos, que tienden a ver a la persona como un paciente y no como la
solución misma del problema. Suele estar formado por cinco elementos básicos según Du
Ranquet (1996):

• El problema diana a solucionar


• Las metas a seguir
• La limitación personal
• La tarea a realizar
• El contrato donde se reflejan

6
Tema 3. MODELO SISTÉMICO - ECOLÓGICO

Este modelo está basado en el concepto de sistema entendiendo” como el conjunto de


elementos que conforman una estructura donde cada miembro tiene asignada una función
para satisfacer las necesidades”- Cuando esto ocurre se puede decir que el sistema es
funcional. Sus raíces hay que buscar y las teorías biológicas, donde los seres vivos son
analizados como un todo formado por distintas partes, cada una con una función
determinada. Este esquema de conocimiento también se aplicó para estudiar los sistemas
sociales.

Una de las preocupaciones del Trabajo Social es precisamente el estudio de las


interacciones de usuario para establecer un posible mapa de apoyos sociales a considerar
durante la intervención. Por lo general. Los trabajadores sociales forman partes de grupos
interdisciplinares, donde la preocupación profesional transciende a las mejoras del
funcionamiento de las familias y comunidades como un todo integrado (Payne 2005:142)
que permite prevenir situaciones de vulnerabilidad y exclusión social, que sobrevienen
precisamente cuando los sistemas son disfuncionales o presentan carencias para la
consecución de sus necesidades.

En Trabajo Social se puede distinguir dos apartados teóricos dentro de este modelo: La
Teoría General del Sistema (modelo sistémico) y la Teoría Ecológica (modelo ecológico)

La primera encuentra su principal fundamento teórico en los trabajos de Ludwig Von


Bertalanfy (1078) La teoría de Juegos (Veumann 1933) la Teoría de los Tipos Lógicos
(Russell 1948), la Cibernética /Wiener 1969, la Teoría Matemática de la Comunicación
(Shannon 1981 y la terapia familiar, como una nueva modalidad terapéutica que trabaja
con familias como unidad de tratamiento.

En los contenidos de las teorías anteriores se describen los sistemas como un conjunto
de elementos en constante interacción donde los estados de los elementos influyen los
unos con los otros. Desde el modelo sistémico la persona esta inserta en un sistema
interdependiente, en el que todas las partes dependen una de la otra y donde los cambios
experimentados en una parte repercuten en todo el sistema y viceversa. Por este motivo
es interesante analizar la estructura del sistema que en la familia suele presentar los
siguientes subsistemas a considerar en la practica

7
→ Subsistema conyugal/parental(pareja/padre). Compuesto por la pareja inicial
que desea compartir necesidades e interés, lo que dará frutos a nuevas
interacciones. Cuando la pareja tiene hijos sería el subsistema parental, que
normalmente coincide con el anterior, y fruto de ello se establece la comunicación
entre el padre y la madre.
→ Subsistema fraternal(hermanos). Compuesto por las interacciones entre los
hermanos: aprenden a cooperar, compartir, negociar, convivir y competir.
→ Subsistema paterno-filial. Este compuesto por las interacciones entre padres e
hijos

Esta estructura organiza las funciones de sus integrantes con respecto a una jerarquía y
roles asignados, lo que permite que la familia pueda cumplir con las necesidades de su
ciclo vital, adaptándose a los cambios evolutivos / Minuchin y Fishman,1984)

En la segunda perspectiva sistémica, Bronfenbrenner (1987) desarrollo un modelo


ecológico para conocer la influencia social como una serie de sistemas que se extienden
más allá del núcleo de convivencia básico familiar.

Para formular su modelo, integro las ideas procedentes de la teoría ecológica y de la teoría
de campo de Kart Lewin (1951). El modelo ecológico de Bronfenbrenner (1087) organiza
los contenidos supra sistémicos mediante una disposición seria de estructuras
concéntricas que interaccionan entre sí desde los siguientes niveles:

→ Microsistema, influencias más inmediatas en el desarrollo de la persona (familia,


cuidadores amigos o maestros)
→ Mesosistema, está formado por grupos de personas en conexión continuada y que
comparten determinadas actividades a lo largo de la vida (las relaciones que se
establecen en la escuela, en el entorno laboral, en asociaciones, en clubs en
instituciones de enseñanza, redes sociales)
→ Exosistema, incluye los ambientes en los que la persona usualmente no tiene una
función activa como participante, pero de los que se desprenden decisiones que si
tienen repercusión sobre las mismas (las leyes que regulan los sistemas de
protección social, los planes de estudio, las reformas laborales, la ley de
dependencia, la programación de los medios de comunicación, las campañas de
sensibilización, las distribuciones de poder)

8
→ Macrosistema, incluye las ideologías, reglas, tradiciones, mitos, valores y
costumbres de una cultura particular. Las culturas difieren unas de otras y permiten
articular diferentes maneras de organizar los elementos que marcan el desarrollo y
las pautas de vida de las personas (los matrimonios concertados, reciprocidad
familiar, la igualdad, la democracia, la casta, la justicia social, solidaridad).
→ Crono sistema. Subyace en cada uno de los sistemas anteriores. Consiste en
incorporar los eventos históricos que marcan y que deciden cambios graduales de
la sociedad (los atentados terroristas, los cambios de legislatura, los desastres
naturales, loa accidentes nucleares) Son eventos que marcan el destino de muchas
personas y que no se caracterizan por su indiferencia.

El rol del trabajador social en el modelo sistémico-ecológico estará dirigido a reforzar los
apoyos sociales disponibles: persona, familias, grupos, u otros entornos, con la finalidad
de mejorar la autoestima, autoconfianza, autonomía y en definitiva la calidad de vida del
usuario, Reforzar el entorno de la persona, movilizar los recursos que existen en su al
rededor pueden constituirse como un elemento que garanticen la inclusión y la generación
de nuevas alternativas y oportunidades sociales, enriqueciendo así el suprasistema del
usuario, En este sentido, las redes sociales están relacionadas con del entrenamiento de
nuevas habilidades y la generación de nuevos aprendizajes provocados por una
estimulación en los sistemas de apoyo del usuario. En este sentido, las redes sociales
están relacionadas con el entrenamiento de nuevas habilidades y la generación de nuevos
aprendizajes provocados por una estimulación en los sistemas de apoyo del usuario.

El modelo sistémico-ecológico ha sido criticado por la complejidad en su terminología y


por ser excesivamente descriptivo (Payne 2001). Entre sus principales ventajas se
encuentra la visión holística e integral del conjunto de interacciones sociales, ya que en
sus contenidos se tienen en cuenta tanto aspectos internos como externos de la persona.

9
Tema 4. MODELOS PSICODINÁMICO

El Trabajo Social de caso de Mary Ellen Richmond centraba su atención en el problema,


pero la práctica del Trabajo Social psicodinámico inspirado en la psicología freudiana la
centro también en la persona. Esto permitió que desde el año 1920 hasta 1950, la
profesión combinara la preocupación por carencia estructural de recursos, con una
intervención dirigida hacia el problema desde el análisis de los conflictos internos de los
usuarios (Du Ranquet 1996). Los autores psicoanalistas como Sigmond Freud, Otto Rank,
Alfred Adler y Carl G Jung contribuyeron en el desarrollo de la profesión, ya que sus
estudios permitieron entender que detrás de muchos problemas sociales existan también
carencias psicológicas (Howe 2009)

Nuevos conceptos comenzaron aparecer en el argot profesional, como los de ello, yo,
superyó, el inconsciente o la transferencia, entre otros muchos.

El modelo psicodinámico ayudó a entender como los incidentes emocionales vividos a lo


largo de la vida afectaban el desenvolvimiento de las personas, desde las elecciones de
una pareja, hasta el trabajo cotidiano. Para la teoría psicoanalista la influencia del
inconsciente en el comportamiento humano es relevante. La teoría psicoanalítica asume
que los comportamientos están motivados por procesos metales, de los cuales muchas
veces no somos conscientes. La forma de reaccionar que tienen las personas es un reflejo
de su personalidad. Freud además fue uno de los primeros en explorar como las
experiencias de la infancia pueden guiar los comportamientos, afectando el estado mental
adulto. Uno de los elementos sobre los que se hace hincapié desde este modelo es el
entendimiento de los traumas y cómo estos pueden dificultar el desarrollo durante la vida
adulta, analizando los procesos de ansiedad, miedo, resistencia, mecanismo de defensa
y la transferencia.

Los psicoanalistas creen que muchas psicopatologías son el resultado de conflictos


existentes entre las tres figuras mentales más importantes de la personalidad, que
interaccionan unas con otras (Howe 2009):

→ ELLO, ID o el NIÑO. Representa los impulsos y el placer, es una figura mental


enérgica e impulsiva, dirigida por instintos y cuya finalidad principal es materializar
los deseos de la persona. Empuja a actuar para cubrir los deseos, aquí y ahora.

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→ YO, EGO O EL ADULTO. Representa la responsabilidad que adquiere la persona
madura y desarrollada, que toma sus propias decisiones y a la que no es necesario
dirigir en lo que tiene que, o debe, hacer. Esta figura es la mediadora entre las dos
fuerzas antagónicas generadas por las otras dos (ello y superyó). El ego maneja
las relaciones con las personas y con las c osas externas a nosotros; son ideas
pragmáticas que permiten controlar, comprender y manipular el entorno.
→ SUPERYO, SUPEREGO O EL PADRE. Representa las normas, es decir, aquello
que debe realizarse y que está establecido. Es una fuerza controlada y obediente
que puede entrar en contradicción con la impulsividad del “ello”. Esta figura admite
la incorporación de factores interpersonales y sociales para medir los aspectos más
intrapsíquicos e impulsivos del “ello”. En algunas ocasiones se puede aliar con el
“ego”, para poder controlar los impulsos derivados del “ello. Elabora los principios
generales que gobiernan al “ego”.

También puede aparecer contradicciones entre estas tres figuras mentales, originando
tenciones y conflictos internos, Por lo general, el ego y el superyó constantemente tratan
e intentan controlar los impulsos del ello, del niño. Para controlar las tensiones derivadas
de los conflictos entre estas tres figuras, las personas suelen utilizar diferentes
mecanismos de defensa (Payne 2005)

En la práctica del Trabajo Social se debe reforzar la habilidad de la persona para que
pueda entender y equilibrar estos impulsos internos. Sin embargo, estas contradicciones
también pueden aparecer cuando las estructuras mentales 8ego, yo y superyó)
interactúan con las de otras personas. El análisis transaccional permite determinar cómo
se realiza estas interacciones. La finalidad de la intervención será facilitar el desarrollo de
la personalidad del usuario, favoreciendo el autoconocimiento de sus experiencias
traumáticas del pasado. Se pretende hacer consciente el material reprimido doloroso para
generar alternativas más funcionales de superación. A través de la relación interpersonal
creada entre el usuario y el trabajador social, la persona toma conciencia de su pasado y
de las repercusiones de este en el presente. Esta relación tendrá sus bases en la
comprensión y discusión de la situación que interfiere en la vida de la persona, Se desea
que la persona reflexione sobre lo vivido, comprenda y asimile su situación, La tarea del
trabajador social será analizar la historia psicogénica, principalmente traumas, vivencias
dolorosas, defensas y tendencias y propiciar su ajuste social (Fernández y Ponce de León
2012):

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1. Recuperación súbita del hecho sepultado en el olvido (transferencia)
2. Entender y superar el dolor que haya podido causar al usuario (insight)
3. Fortalecer el Yo, aprendiendo a regular y controlar las emociones
(empoderamiento).

Esta línea teórica ha recibido críticas porque no puede ser fácilmente probada por
procedimientos científicos convencionales, por la carencia de autodeterminación en sus
premisas y por la tendencia a culpabilizar a los usuarios de su situación, convirtiéndolos
en pacientes pasivos. Desde el Trabajo Social los principales aportes de esta teoría han
sido la elaboración de un diagnóstico y tratamiento pormenorizado para facilitar el
desarrollo de las capacidades y habilidades del usuario, siendo este el principal artífice de
su propio empoderamiento mostrándose como persona autónoma y responsable con
capacidad para resolver sus propios problemática (Fernández y Ponce de Lenin 2012).

12
Tema 5. MODELO COGNITIVO - CONDUCTUAL

La idea base de este modelo es que las conductas se aprenden, pero también puede
desaprenderse y, además, las personas disponen de habilidad para incorporar otras
nuevas. Los usuarios pueden aprender a lo largo de toda la vida. Basándose en esta
premisa se desarrollaron las Teorías del aprendizaje, pero no fue hasta mediados del siglo
pasado cuando los profesionales comenzaron a considerar los factores cognitivo-
conductuales en su intervención (Howe, 2009). Si el Trabajo Social apoya a las personas
para enfrentarse a un cambio en su comportamiento, parece lógico que en esos
momentos se tuvieran en consideración los aportes de modificación de conducta
procedente de la psicología. El enfoque conductual básicamente trata de estudiar cómo
se aprende una conducta, como se mantiene y como podría eliminarse. En el trabajo
Social tiene sus orígenes en los aportes de los aportes de los psicólogos conductistas
experimentales Thomas (1067 y 1971) en Reino Unido fueron los primeros intérpretes de
la literatura psicológica del Trabajo Social (Payne 2001) Dentro de este modelo se
explican las tres formas básicas del aprendizaje:

• Conocimiento respondiente o clásico. Es el proceso mediante el cual una conducta


es aprendida por asociación más o menos permanente con un estímulo (señal
externa o interna capaz de provocar una reactivación). Autores como Watson/1920)
y Pavlov (1926) se centraron en su estudio, basándose en la asociación de
estímulos. Por ejemplo; si se tiene un estímulo natural e incondicionado (que
provoca una conducta de por sí), como la comida y se le enseña a un perro, este
comenzara a salivar (repuesta natural), evidente e incondicional). Pero si este
estimulo incondicionado (comida se asocia o presenta a la vez con otro, por
ejemplo, una campana (estimulo neutro que no aporta de por si nada al perro
cuando lo escucha), y se repite esta asociación un número de veces seguidas…
pasara ¿si se quita la comida y se deja solamente la campana? Pues que el perro
salivara también tras oír la campana, por lo que esta ha dejado de ser un estímulo
neutro para convertirse en un estímulo condicionado, capaz de motivar una
repuesta en el animal, la de salivar. Este fue uno de los experimentos de Pavlov.
En esta misma línea trabajo también Watson quien pretendió demostrar los
principios del conocimiento clásico descubierto por Pavlov.

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• Condicionamiento operante (Skinner 1938) Está basado en el estudio de las
consecuencias que siguen a una conducta y dispone de cuatro alternativas de
aprendizaje:
- Cuando las consecuencias que siguen a una conducta son agradables las
personas tienden a repetirla (premio)
- Cuando son desagradables tienden a no realizar esa conducta (castigo)
- En ocasiones una conducta puede dar lugar a la retirada de algo que nos gusta,
por lo a que se tendera a no repetir esa conducta (coste de repuesta)
- En otras ocasiones realizar una conducta puede suponer evitar algo desagradable,
por lo que se tendera a repetir esa conducta (evitación)
• Aprendizaje vicario. Bandura (1982) determino que las conductas también se
aprenden por imitación. Es decir, un niño puede aprender a pegar a sus
compañeros imitando el modelo de los videojuegos violentos con los que suelen
jugar. Este tipo de aprendizaje envuelve cotidianamente a las personas, que
aprenden patrones nuevos de comportamiento imitando aquello con lo que
conviven: amigos, padres, profesores, medios de comunicación, videojuegos,
internet…

La información facilitada por el conocimiento de estos tipos de aprendizaje resulta m uy


interesante para modificar o cambiar las conductas de los usuarios, especialmente si estas
son conductas inadecuadas. Para modificar los comportamientos, el profesional además
tiene que conocer los reforzadores que funcionan en cada caso para un niño seria jugar
o un caramelo, para un adulto el dinero, el reconocimiento o las alabanzas).

Pero con el empleo del modelo cognitivo-conductual el profesional no solamente tendrá


en cuenta las conductas y sus reforzadores, sino que también puede estudiar los
pensamientos: “Somos lo que hacemos, pero también lo que pensamos “. La parte
cognitiva del modelo está centrada en el estudio de los pensamientos, capaces de
determinar cómo se manifiesta una persona en un momento concreto ( Howe, 2009). Las
creencias, atribuciones, percepciones y pensamientos determinan la realidad que viven
los usuarios (si una persona piensa que ha perdido el trabajo porque no tiene capacidad
y cree que es un desastre obviando la situación de crisis económica del país, las
consecuencias para la autoestima pueden ser devastadoras. La persona tendría un sesgo
cognitivo que debería corregirse).

14
Según Hernández y Cívicos’’’ (2011), las principales teorías del modelo cognitivo
podrían resumirse en:

• Terapia Cognitiva de Beck (1989), con aplicaciones terapéuticas en problemas de


depresión, ansiedad, ira, soledad o disfunciones matrimoniales.
• Terapia Racional Emotiva de Ellis (1962), donde las emociones como las conductas
son producto de las creencias y de la interpretación de su realidad.
• Terapia de la Realidad de Glasser (1965) que procede del tratamiento residencial
con chicas adolescentes.
• Terapia Cognitiva-Estructural de Guidano y Liotti(1983)
• El entrenamiento autoinstruccional de Michenbraum (1977) o de soluciones de
problemas

De los autores mencionados, Beck (1989) explico los pensamientos en función de una
triada cognitiva negativa, es decir, a partir del análisis de las creencias negativas
generadas por el usuario sobre si mismo, el mundo y el futuro. Ellis (1962) propuso un
análisis de las creencias utilizando el esquema A.B.C: el análisis de los antecedentes (A),
seguido de la creencia o pensamiento que se deriva de él (B) y por ultimo las
consecuencias (C) que se originan tras la unión de los dos elementos anteriores; por
ejemplo, se produce la muerte súbita de un bebe(A), la madre piensa que es una inútil,
que es una mala madre y que su hijo ha muerto por su culpa (B), esto origina una
depresión (C). Este ejemplo advierte como profesionales de la importancia de estar
pendiente de los pensamientos de las personas ya que influyen directamente sobre su
calidad de vida y la forma de afrontar las vicisitudes a lo largo de la existencia.

Para una mayor comprensión del modelo, se presentan cuáles son las principales
distorsiones que deberían detectar el profesional para tratarla con objetividad,
confrontándolas con la realidad. El modelo cognitivo ayuda a reorganizar y cambiar los
pensamientos, creencias y sentimientos negativos por otros más positivos y realistas
(Howe 2009).

15
Tema 6. MODELO HUMANÍSTA, FENOMENOLÓGICO Y EXISTENCIAL

Uno de los modelos de intervención que siempre va a acompañar al trabajador social


durante su vida profesional es el modelo humanista, porque los valores y principios de la
profesión se puede considerar cercanos, Los principios de valoración de la persona y el
respeto a la autodeterminación son algunos de estos ejemplos.

Las aportaciones de <Carl Rogers a través de sus principales publicaciones como la


“Psicoterapia centrada en el cliente” (1972), “El proceso de convertirse en persona”
(1961), y “Orientación psicológica y psicoterapia” (1978), plantearon un enfoque
terapéutico diferente basado en la siguiente premisa: “La persona tiene capacidad
suficiente como para manejar de forma constructiva todos los aspectos de su vida”
(Rogers,1978). La hipótesis central del enfoque de intervenciones el respeto absoluto a la
capacidad de desarrollo y actualización del ser humano siempre que disponga de las
condiciones adecuadas para conseguirlo. Algunos autores engloban dentro del modelo
humanista la meditación, el pensamiento zen o la terapia de la Gestalt (Playne, 2002).

El principal aporte de este modelo es el concepto de empatía, un elemento decisivo


durante la entrevista. Consiste en saber escuchar y ponerse en el lugar del otro para poder
entender la problemática social del usuario, eludiéndolos juicios de valor o la búsqueda
de culpables.

Carkhuff y Berenson (1977) exponen las características que un trabajador social debe
reunir si aplica este modelo: honestidad, sinceridad, cordialidad, respeto aceptación,
comprensión y empatía. Las corrientes humanistas tienen como objetivo que la persona
se haga responsable de su destino eligiendo las opciones que crea más conveniente para
mejorar su situación.

Para conseguirlo, Rogers en su Terapia centrada en la persona, propone que el


profesional motive la formación de una relación terapéutica basada en la horizontalidad,
es decir, que se plantee la intervención desde la igualdad y cooperación por el cambio,
que tiene como finalidad apoyar a la persona en su crecimiento personal.

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El Existencialismo se centra en indagar en el sentido de la vida de los usuarios, en cómo
estos tienen enfocada su existencia, que esperan de ella, y cuáles son sus motivaciones,
o los motivos por los cuales afronta el día a día. Cuando una persona atraviesa por un
momento delicado, un conflicto o una crisis, su sentido existencial puede ser negativo. La
desesperanza, la frustración, el desánimo o la impotencia van mirando el sentido positivo
de la existencia, tornándose oscura y triste. En estas ocasiones el apoyo profesional que
ofrecen los trabajadores sociales para resolver la crisis ofrece una posibilidad de cambiar
su situación y el sentido de su existencia. Cuando la persona se siente apoyada,
escuchada, acompañada es cuando puede comenzar a redirigir su vida hacia aquello con
lo que poder ser un poco más feliz. Esta idea fue recogida por Krill(1978)en Existencial
Social Work.

El modelo propone dos alternativas existenciales, la positiva cargada de ilusión y


proyectos, y la negativa, asolada por la angustia y la desazón, carentes de previsiones
futuras. Ambos profesionales y usuarios, trabajan juntos para encontrar la manera de
construir un proyecto existencial positivo adaptado a las necesidades de cada persona.

La existencia se construye a través de eventos y sucesos que van marcando las


emociones y el comportamiento. La fenomenología permite entender cuáles han sido los
fenómenos más importantes en la vida de las personas, y como estos han podido marcar
su existencia, para bien o para mal. El modo mediante el cual la persona analiza y
comprende el mundo es central para estudiar los fenómenos vividos y la transcendencia
social que estos tienen.

La Fenomenología tiene sus referentes en las teorías desarrolladas por Heidegger (1968),
Jaspers (1933) y Husserl (1995). Estas también se enlazan con el Interaccionismo
simbólico de Mead (1934) y Blumer (1969), es decir, con la idea de que las personas crean
símbolos a través del lenguaje, lo que les permite entenderse y relacionarse con el mundo
que les rodea. De estas interacciones mutuas surge el desarrollo y la socialización de la
persona. La función del Trabajo Social, según este modelo, sería la de enfatizar en el
estudio de las características exclusivas, intransferibles y únicas de la persona, así como
sus interpretaciones, buscando orientar estas últimas hacia su inclusión social y hacia la
compresión de los hechos y su incorporación eficaz en el entramado social.

Como se puede apreciar, el Humanismo, el Existencialismo y la Fenomenología, están


conectados entre sí, donde la persona en sí misma, su sentido de la vida y los hechos van

17
configurando la existencia y resultan imprescindibles para entender las dificultades de una
manera holística y pragmática, lo que permite al usuario entenderse así mismo, entender
lo que ha vivido y meditar sobre cómo quiere vivir a partir de ahora, para buscar soluciones
a sus problemas.

18
Tema 7. MODELO DE INTERVENCIÓN EN CRISIS

Para poder comprender este modelo previamente se debe definir qué se entiende por
crisis, porque a lo largo de la vida todas las personas seguramente atravesarán por
alguna. El termino proviene del vocablo griego “Krinein”, que significa “escindir”, “separar”,
que se podría definir como un conjunto de cambios que sobrevienen de manera
inesperada causando una situación de inestabilidad en la persona que la padece.

Du Raquet (1996) la define “como el estado de conocimiento de una persona que sufre o
ha sufrido un shock”. Sobreviene cuando el estrés actúa sobre un sistema y requiere un
cambio que se sitúa fuera del repertorio habitual de repuestas. Son puntos en la vida de
las personas que se precipitan azarosamente y que causan cierta conmoción y
desequilibrio, lo que puede provocar una reacción emocional fuerte que deriva en serias
repercusiones para la salud de la persona afectada.

La intervención en crisis está basada en los estudios de Reid y Shyne (1969) y Reid y
Esstein (1972). El modelo de crisis incorpora elementos de otros modelos como el
centrado en la tarea, el cognitivo- conductual e incluso de la perspectiva psicodinámica,
pero estos tienen unas connotaciones metodológicas distintas cuando se emplean para
solucionar una crisis, ya que el profesional deberá responder con inmediatez, efectividad
y eficacia, lo que permitirá acortar rápidamente las consecuencias adversas de la crisis,
pero restaría rigor al diagnóstico.

La intervención en crisis utiliza elementos de la psicología del “Yo”, desde la perspectiva


psicodinámica, a la que recientemente se ha incorporado las terapias cognitivo-
conductuales. Otros autores de referencia del modelo de crisis son Erich Lindermann
(1944) y Gerald Caplan (1965). La intervención en crisis está focalizada en el tratamiento
de las reacciones emocionales causadas por el impacto de un acontecimiento serio
8Payne, 2005) y en Trabajo Social destacan los aportes de Parad (1965). Se han escrito
numerosos manuales, alguno directamente conectado con la profesión, por ejemplo:
Crisis Intervención Handbook (Roberts,2000).

La aplicación del modelo exige al profesional ciertas habilidades, entre ellas la capacidad
de respuesta inmediata o la rapidez para tomar decisiones, debido a que en ocasiones no

19
se dispone de mucho tiempo. El tratamiento ofrecido desde el modelo tiene un efecto
preventivo eficaz y útil y además se deben tener en cuenta las siguientes características:

• Son situaciones límite en el tiempo y exigen una repuesta urgente que conlleva
gestionar con rapidez las variables y recursos asociados a la crisis.
• El periodo estimado de superación de la crisis es más o menos de 6 semanas, a
partir de ahí, si no se ha producido una mejoría, la persona puede tener graves
problemas.
• La percepción de la crisis influye en su evolución. Se debe prestar atención al
suceso que ha provocado la crisis y la interpretación que ha realizado el afectado,
que en algunos casos puede agravar las consecuencias, También es necesario
analizar si este tipo de crisis se ha vivido anteriormente y que tipo de repuesta se
dio en el pasado.
• La situación de crisis también lleva implícito el potencial de recuperación.

Según Janes y Gililand(2001) existen dos tipos de crisis; las de maduración asociada a la
propia evolución del ciclo vital, y las accidentales u ocasionales, que son acontecimientos
trágicos e inesperados. Para su intervención Caplan (1965) estableció cuatro fases:

1. La de impacto que comienza cuando un suceso desencadena la crisis, es decir, la


aparición de ansiedad, tensión y confusión.
2. La de tensión y la puesta en marcha de competencias de emergencias para
solucionar la crisis.
3. La de desesperación cuando los mecanismos utilizados no ofrecen resultados
4. La de desenlace cuando aparece el estado de homeostasis inicial,

La intervención en crisis puede presentar, además, las siguientes características según


Repoport (1970):

• El enfoque del profesional es más directo, más concreto y está orientado hacia
unos objetivos predefinidos.
• Toma especial relevancia el carácter subjetivo de los acontecimientos cogniciones
y apreciaciones personales.
• Se debe llegar a un dominio rápido y eficaz de la situación (“aquí y ahora”)
• Enfatiza el carácter positivo de superación de las personas y la capacidad para
desarrollar nuevas actitudes y competencias.

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• No se puede aplicar las fases del método tradicional, ya que la intervención está
dirigida por la premura, la urgencia y su correspondiente limitación en el tiempo.

Resumiendo, el modelo de intervención de crisis pretende actuar para frenar la conmoción


que sufre una persona ante una situación especialmente crítica y apoyarle a reorganizar
su capacidad adaptativa y de repuesta (Martínez, 2005). La pretensión es actuar de forma
inmediata, rápida y breve, sobre todo en el momento que la persona se ve afectada por
una situación personal crítica y desestructurada.

21
Tema 8. MODELO CRÍTICO-RADICAL

Una parte importante de los problemas que atienden los trabajadores sociales tiene sus
raíces en causas estructurales que pueden originar situaciones de vulnerabilidad y
exclusión social, debido a la carencia de distribución equitativa de los recursos. Por eso
es motivo la solución a veces no reside en la individualidad de cada persona, sino en el
contexto estructural que la rodea: el capitalismo, la globalización, la opresión, la
discriminación, etc.

Las perspectivas radicales en Trabajo Social derivan de las teorías marxistas, que tuvieron
su influencia especialmente en tiempos de dificultad económica, como la Gran Depresión
de 1930, o el compromiso de reforma social entre los años sesenta y setenta del pasado
siglo. Pero también existen otros movimientos originados en una segunda etapa, como
los movimientos sociales relacionados con la defensa de los derechos de la mujer, la
opresión de determinados grupos raciales o los factores que conciernen a la defensa de
los servicios de bienestar entre otros (Payne 2005). Originariamente las ideas del modelo
estuvieron basadas en el socialismo y colectivismo, pero en la actualidad devienen otras
tendencias enlazadas con el feminismo, los procesos anti opresivos, la defensa del medio
ambiente, los derechos humanos o el empoderamiento de la población, entre otras.

Algunos autores como Bakunin, Marx, Galper o Freire intentaron explicar estas
contradicciones que originan, desigualdad, opresión y pobreza, para buscar alternativas
a la mismas, Esta filosofía fue aplicada al Trabajo Social por autores como Bod Pease
(2009), Lagan (2002), Lee (1973) o Fook (1993), que han tratado de ofrecer repuestas a
como los modelos dominantes de desarrollo afectan a la calidad de vida de los
ciudadanos, qué consecuencias tiene el actual modelo capitalista, que repercusiones
tienen las posturas machistas o los procesos discriminatorios para la vida de miles de
personas, como se puede cambiar la opresión, la exclusión social o el deterioro
medioambiental… Este modelo incluye planeamientos de origen marxistas, feministas y
antidiscriminatorios, enlazados con el modelo de empoderamiento o potencialización del
desarrollo de oportunidades y capacidades en la persona, en los grupos o en el desarrollo
comunitario.

Desde este planteamiento se asume que la desigualdad existe por una mala redistribución
de la riqueza, lo que limita estructuralmente las posibilidades de desarrollo de

22
determinados ciudadanos o comunidades que no tienen las mismas oportunidades, por
motivos económicos, sociales, raciales o sexistas

El modelo esta caracterizado por su diversidad, ya que en el pueden confluir distintos


movimientos sociales como el de antiglobalización, mundialización, defensa del medio
ambiente, pacifismo, feminismo, calidad de la democracia, por la igualdad, la defensa de
los Derechos Humanos, movimientos antidiscriminatorios, el comercio justo, la
sostenibilidad social-económica, la humanización de los entornos urbanos, la potenciación
de la sociedad civil, la autogestión y participación… (Hernández y Cívicos 2011)

Webb (1981) encuentra cuatro puntos en común entre las teorías radicales y el
Trabajo Social:

• Aceptar que la estructura de la sociedad puede generar problemas sociales.


• Admiten que la relación entre las personas y la sociedad es reflexiva e interactiva,
afectándose mutuamente entre ellas
• Buscan la autonomía e independencia de la persona.
• Orientan su intervención hacia el empoderamiento de las personas, que les permite
concienciarse de su situación para encontrar la manera de cambiarla.

El modelo radical pretende concienciar y potenciar a la población para que entienda sus
problemas desde una crítica a las estructuras vigentes, desvelando las causas profundas
de la desigualdad, encontrando mecanismos de participación y reorganización ciudadana
para que pueda ser erradicadas. Existen algunas tendencias en Trabajo Social que
podrían resumir las claves del modelo radical:

• Enfoque Marxista. Trataría de entender a la persona y a la estructura social que


la rodea, desde el análisis de las contradicciones derivadas de la desigualdad
distribución de los medios de producción y de los recursos. Rojek (1986) distingue
tres posturas marxistas: la progresiva, donde el Trabajo Social es un agente
positivo de cambio, concienciando a la población y proporcionando acciones
colectivas para lograrlo; la reproductiva, basada en el control social ayudando a las
personas a la contradictoria, donde los trabajadores sociales se convierten en
agentes de control social, pero también debilitan la sociedad de clases capacitando
a las personas más desfavorecidas.

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• Enfoque Problematizador de Paulo Freire. Está basado en un modelo educativo
que trata de estudiar la realidad social con un análisis crítico para favorecer
procesos de transformación social, Este planteamiento tiene como objetivos tomar
conciencia de la situación y diseñar el proceso que permita superarla. No pretende
buscar la adaptación de las personas a una estructura, sino cambiarla desde la
crítica y reflexión social.
• Perspectiva Feminista. Intenta explicar y responder a la opresión que padecen
las mujeres en el mundo, Indaga en la configuración de los roles sociales en
relación con las políticas sociales y los sistemas de bienestar.
• Perspectiva Antidiscriminatoria y sensibilidad cultural y étnica. Surge a raíz
de los conflictos étnicos que comienzan en los años ochenta, pero actualmente los
conflictos globales y movimientos sociales han ampliado el campo profesional para
ofrecer repuesta a la diversidad cultural y étnica que caracterizan a las poblaciones.
Esta perspectiva combate la discriminación institucional representando los
intereses de los distintos colectivos, promueve repuesta que den solución a la
diversidad cultural e intenta erradicar los procesos discriminatorios.
• Perspectiva de Empoderamiento de la Población. Está basada en la eficacia de
la movilización grupal para promover la solidaridad y la conciencia de la situación
para solucionar por sí mismo sus problemas

La aplicación del modelo radical/critico al Trabajo Social ha supuesto la superación de la


corriente más clásica de la profesión que estaba orientada al abordaje de los problemas
sociales desde una perspectiva individualista y psicoanalítica, que hasta los años setenta
había sido tendencia de los profesionales, pero a partir de entonces, la visión radical
comenzó a ganar fuerza y se incorporó una nueva forma entender los problemas de la
opresión la discriminación o el estatus social.

Actualmente esta postura adquiere matices más críticos, con un planteamiento de


compromiso profesional con los sectores más desfavorecidos de la población. El Trabajo
Social critico pretende que los más pobres, los excluidos o los más vulnerables se
convierta en elementos activos de los procesos de liberación contra la opresión a la
discriminación, motivando un cambio estructural. El Trabajo Social critico ha ido más allá
de la perspectiva radical, particularmente con la inclusión en la profesión del
posmodernismo, la construcción de ideas y la influencia del feminismo.

24
El Trabajo Social radical, históricamente ha sido el precursor del crítico, cuya práctica
contemporánea ofrece un análisis distintivo de los temas sociales, que ayuda a los
trabajadores sociales a pensar creativamente acerca de su propia práctica y a responder
con invención a las preocupaciones de una realidad compleja, pero también opresiva que
no apoya la liberación de las personas, grupos y comunidades.

25
Bibliografía

Fernández García, T., & Ponce De León Romero, L. (2014). Nociones Básicas de
Trabajo Social. Ediciones Académicas, S.A.

26
TRABAJO SOCIAL EN LÍNEA

METODOLOGÍA Y ÁREA DE INTERVENCIÓN DE TRABAJO


SOCIAL
4 créditos

Profesor Autor:

MSc. Iris María Sánchez Azúa

Titulaciones Semestre

● TRABAJO SOCIAL EN LÍNEA Tercer Nivel

Tutorías: El profesor asignado se publicará en el entorno virtual de aprendizaje


online.utm.edu.ec), y sus horarios de conferencias se indicarán en la sección
Cronograma de Actividades

PERÍODO ABRIL – AGOSTO / 2024


Índice

Contenidos
Unidad 4. Áreas de Intervención del Trabajador Social .................................................... 2

Tema 1. Niveles de Intervención ...................................................................................... 3

Tema 2: Principales Áreas de Intervención ...................................................................... 9

Bibliografía ..................................................................................................................... 24

Nota. Este compendio fue diseñado con base al libro de “Nociones Básicas de Trabajo Social” del Autor “Tomas
Fernández García”,” Laura Ponce De León Romero”. Primea Edición. Editorial Ediciones Académicas, S.A.,2014

1
Unidad 4. Áreas de Intervención del Trabajador Social

Resultado de aprendizaje de la unidad: Definir las áreas de intervención del Trabajador


Social.

Introducción

El campo del trabajo social se extiende a través de diversos niveles de intervención y


áreas de especialización, reflejando su compromiso con el bienestar social y la equidad.
Desde la atención directa a individuos y familias hasta la influencia en políticas sociales a
nivel macro, los trabajadores sociales intervienen en una variedad de contextos. Entre las
principales áreas de intervención se destacan: salud, donde se promueve la salud física,
mental y emocional de las personas y comunidades; educación, donde se trabaja para
garantizar el acceso igualitario a la educación y apoyar el desarrollo educativo; justicia,
donde se brinda apoyo a individuos afectados por la justicia penal y se abogan por
sistemas de justicia equitativos; vivienda, donde se lucha por el acceso a una vivienda
adecuada y se previene la falta de hogar; el tercer sector, que implica colaboración con
organizaciones sin fines de lucro y comunitarias para ofrecer servicios y programas
sociales; la participación en programas de responsabilidad social empresarial y desarrollo
comunitario; la docencia e investigación, que contribuyen a la formación de futuros
profesionales y al avance del conocimiento en trabajo social; y los nuevos ámbitos de
intervención, como el marketing social, que exploran estrategias innovadoras para
abordar problemas sociales y promover cambios de comportamiento positivos. Estas
áreas ofrecen múltiples oportunidades para los trabajadores sociales de hacer una
diferencia significativa en la vida de las personas y comunidades a las que sirven.

2
Tema 1. Niveles de Intervención

Los tres niveles básicos de intervención profesional en Trabajo Social son:

Trabajo Social con Casos. - Este es un proceso sistematizado para intervenir a nivel
individual o familiar en una realidad concreta, en el que se ponen a disposición los
recursos necesarios con una relación de apoyo en base a los derechos sociales. Este
nivel de intervención se rige por los principios de: Individualización, aceptación,
autodeterminación, no enjuiciamiento, respeto y confidencialidad, remarcando que sus
objetivos persiguen la Capacitación, Integración en el Medio Social, Accesibilidad y el
Empoderamiento.

Se rige por los principios de:

• Individualización
• Aceptación
• Autodeterminación
• No enjuiciamiento
• Respeto
• Confidencialidad

Los objetivos que se persiguen son:

• Capacitación
• Integración en el medio social
• Accesibilidad
• Empoderamiento

Etapas en el diagnóstico:

1. Estudio de la realidad social


• Datos personales (identificación usuario-familia, aspectos psicológicos,
motivacionales, formación, salud, vida laboral, situación económica, condiciones
vivienda, redes sociales, ocio-tiempo libre.

3
• Datos demanda (necesidad-problema, grado relevancia, historial soluciones
previas, expectativas, motivo de la demanda)
• Recursos disponibles, análisis de requisitos, periodicidad, coordinación.
• Comunidad (ubicación-características geográficas, equipamientos-
infraestructuras, sistemas protección social, líneas de intervención, participación
ciudadana)
2. Valoración Técnica
• Pronóstico, predicción de los acontecimientos futuros
• Juicio Técnico, conclusión

Trabajo Social con Grupos, Pretende implicar a los componentes de un grupo para que
participen activamente en sus procesos de cambio, sea a nivel grupal como a nivel
personal. A su vez, persigue el trato de problemas sociales mediante la convivencia
grupal.

Se sustenta en cuanto a los principios de respeto-aceptación, autodeterminación,


individualización y el no juzgar al resto del grupo y su objetivo es conseguir un mayor
sentido de responsabilidad, impulsar el desarrollo personal, mejorar las relaciones
sociales, la provisión de recursos y prevención de problemas de forma general pretende
implicar a los/as componentes de un grupo para que por sí mismos/as participen
activamente en sus procesos de cambio tanto a nivel personal como grupal. También se
persigue tratar problemas sociales personales mediante la convivencia grupal.

Los principios que se configuran en torno a este nivel de intervención son:

• Respeto-aceptación
• Autodeterminación
• Individualización
• No juzgar

Objetivos:

• Sentido responsabilidad
• Desarrollo personal
• Relaciones sociales
• Provisión de recursos
• Prevención de problemas

4
Elementos a tener en cuenta a la hora de formar un grupo: nivel de homogeneidad o
heterogeneidad, edad, sexo, tamaño del grupo, duración, nivel educativo, cultural, social,
contenido trabajo grupal)

Aunque existen diferentes modelos de intervención grupal, el proceso metodológico por


el que se organiza la fase inicial del grupo sería el siguiente:

1. Identificación del grupo (personas que lo constituyen, la demanda o


situación a resolver, origen)
2. Plan de trabajo (objetivos, roles profesionales, técnicas, instrumentos,
recursos)
3. Intervención (organización de sesiones)
4. Evaluación (proceso, resultados, compromisos, evolución a nivel
personal, grupal)

Trabajo Social Comunitario, Es una forma de intervención en la comunidad para lograr


la satisfacción de necesidades sociales y personales. Se consigue en este la colaboración
de la persona, grupos y la comunidad en su globalidad, la cual es muy utilizada como
recurso potencial para fomentar las actuaciones solidarias para dar solución a los
problemas y causas.

Las fases a seguir para configurar el proceso metodológico serían las mismas que en el
método básico, la diferencia estribaría en que a nivel comunitario se desarrolla un plan,
programa o proyecto, con algunas diferencias, habría que conocer la realidad comunitaria,
estudiando algunas variables:

• Emplazamiento, historia, demografía


• Sistema económico
• Sistema político
• Sistema educativo
• Sistema socio-cultural
• Servicios y recursos sociales
• Consideraciones generales

Además, se tendría que detallar el presupuesto, los ingresos y gastos necesarios.

5
FUNCIONES DEL TRABAJADOR SOCIAL

Juana es una mujer de 78 años. Se mantiene en forma, acude con sus amigas al Centro
de Mayore para su clase de gimnasia, dos veces en la semana, Una de ellas le ha
comentado que está utilizando el servicio de Teleasistencia porque es útil si vive sola. No
se ha casado ni tiene hijos. Los familiares viven fuera de la ciudad. Le da miedo caerse
en el domicilio por lo que acude al trabajador social del centro del barrio para informarse
sobre el servicio que le comento su amiga.

La trabajadora social llena la solicitud y le explica el procesamiento, Se concierta una visita


a domicilio para analizar la situación de Juana. Cuando la trabajadora social llega a la
casa descubre que el domicilio se encuentra sucio y descuidado. La asesora sobre la
posibilidad de incorporar también el Servicio de Ayuda a Domicilio, en principio dos horas
a la semana para la limpieza del hogar.

Después de unas semanas de gestiones el Servicio de Teleasistencia y el Servicio de


Ayuda Domiciliario está funcionando en el domicilio de la usuaria, El auxiliar comenta a
los trabajadores sociales que cuando está en casa con Juana, suele implicarse en las
tareas del hogar, se muestra colaboradora y ha mejorado su estado de ánimo. Con la
pensión es de 400 dólares mensuales, los servicios son gratuitos. Además, en el Centro
de Salud su trabajadora social está pendiente del estado de salud y cuando tiene alguna
cita médica importante la suele acompañar un voluntario de la asociación de vecinos del
barrio o de Caritas. Ambas entidades están muy implicadas ene le apoyo a las personas
mayores que viven solas en el distrito.

Se ha comenzado con este ejemplo, porque la información disponible puede servir para
introducir la temática que se abordará en los siguientes epígrafes. En el caso de Juana,

se dan algunas de las necesidades más frecuentes que afectan al sector de las personas
mayores, la soledad y la dependencia. Estas problemáticas pueden ser abordadas por los
trabajadores sociales desde diferentes ámbitos de intervención, por ejemplo; desde los
Servicios Sociales de Atención Primaria con el Servicio de Ayuda a Domicilio y la
Teleasistencia dentro del programa de familia y Convivencia; desde los Servicios
Sectoriales con el Centro de Mayores y desde el Tercer Sector o entidades no lucrativas
que atiende las necesidades médicas puntuales con la movilización de voluntarios. Detrás
de todos los ámbitos existe un trabajador social que coordina las actividades y que vela

6
por la mejoría de la calidad de vida de Juana, intentando atender sus principales
necesidades.

Después de este ejemplo se podría entender la diferencia entre sector y ámbito, el primero
se refiere a los sectores de población con los que se puede trabajar, es decir, personas
mayores, infancia, adolescentes, jóvenes, personas con dependencias, caso de maltrato,
desempleados, personas sin hogar, reclusos, familias, o cualquier ciudadano que en un
momento dado pueda encontrarse en una situación de exclusión, vulnerabilidad o crisis…
Estos sectores comparten una serie de necesidades comunes, necesitando una
intervención concreta. Por ámbitos, se puede entender los espacios profesionales que
requiere la presencia de un trabajador social para cubrir las necesidades de los
ciudadanos (García y Meneses, 2009).

En todo estos ámbitos y sectores, el trabajador social puede desempeñar las


siguientes funciones, según las directrices del Libro Blanco De Trabajo Social.

FUNCION PREVENTIVA: Actuación precoz sobre las causas que generan


problemáticas individuales y colectivas, derivadas de las relaciones humanas y el
entorno social
FUNCIO DE ATENCION DIRECTA: Responde a la atención de personas o grupos
que presentan, o están en riesgo de tener, problemáticas de índole social.
FUNCION DE PLANIFICACION: Ordenar y conducir un plan de acuerdo con unos
objetivos propuestos, contenidos en un programa determinado mediante un
proceso de análisis de la realidad y del cálculo de su probable evolución.
FUNCION DE PROMOCION E INSERCION SOCIAL: Actuaciones encamina
restablecer, conservar y mejorar las capacidades, la facultad de determinación y el
funcionamiento individual o colectivo.
FUNCION DE MEDIACION: Con el objetivo de unir los discursos de las partes
implicadas en el conflicto y posibilitar con su i intervención que sean los propios
interesados quienes logren la resolución del mismo.
FUNCION DE SUPERVICION: Proceso dinámico de capacitación que ofrece
asesoramiento profesional para aumentar la efectividad de la intervención.
FUNCION DE EVALUACION: Tiene la finalidad de constatar los resultados
obtenidos en las distintas actuaciones, en relación con los objetivos propuestos,
teniendo en cuenta técnicas, medios y tiempos empleados,

7
FUNCION GERENCIAL: Se desarrolla cuando el trabajador social tiene
responsabilidades en la planificación de centros, organización, dirección y control
de programas sociales y servicios sociales.
FUNCION DE INVESTIGACIÓN: Proceso metodológico para descubrir, describir,
interpretar, explicar y valorar una realidad, a través de un trabajo sistemático de
recogida de datos, estableciendo de hipótesis y verificación de las mismas,
empleando para ello técnicas profesionales y científicas a fin de contextualizar una
adecuada intervención y la acción social planificada-
FUNCION DE COORDINACION: Determinar mediante la metodología apropiada
las actuaciones de un grupo de profesionales una línea de intervención social y
objetivos comunes con relación a un grupo poblacional comunidad o caso concreto-

Según la Asociación Nacional de Trabajadores Sociales, el Trabajo Social es una


actividad profesional que apoya a las personas, grupos y comunidades para aumentar o
restaurar su funcionamiento social y crear las condiciones favorables para que puedan
cubrir sus objetivos y necesidades, por lo que en su práctica necesita del conocimiento de
desarrollo humano y de su interacción con las instituciones sociales, económicas,
políticas, culturales que lo rodean y con los cuales interacciona. Casi todos los
trabajadores sociales están trabajando en el campo del bienestar social, en contacto con
otras profesiones como médicos, profesores, psiquiatras, psicólogos, enfermeras,
terapeutas, abogados- Profesionales que ofr3cen una serie de servicios para garantizar
el bienestar de los ciudadanos (Zastrow,2010).

Desde la llegada de la democracia y la aprobación de la Constitución Española en el año


1978, se creó en España lo que se conoce como el modelo del Estado de Bienestar,
fundamentado en criterios muy parecidos con los que se impulsó en el resto de las
democracias occidentales después de la Segunda Guerra Mundial, basado en cuatro
pilares fundamentales El sistema de Rentas y Pensiones, donde los economistas son los
profesionales de referencia, el sistema de salud, donde los médicos y las enfermeras se
han convertido en los grandes responsables de su mantenimiento; el sistema Educativo,
donde su mayor protagonismo recae en los maestros y educadores y finalmente los
Servicios Sociales; donde los trabajadores sociales son los responsables técnicos del
sistema, trabajando cordialmente con otros profesionales; psicólogos, animadores
socioculturales, sociólogos, médicos, educadores.

8
Tema 2: Principales Áreas de Intervención

1. ÁREA DE SALUD:

Uno de los objetivos del Trabajo Social es la mejora del bienestar de los ciudadanos, por
lo que deberían considerarse como fundamentales los factores biopsicosociales para
garantizar una mejor calidad de vida como afirma la Organización Mundial de la Salud.

Las enfermedades pueden tener unos componentes orgánicos, pero también social. La
vinculación de la medicina y el trabajo social es evidente ya que habas ciencias están
entrelazadas porque en numerosas ocasiones deben movilizarse recursos sanitarios y
sociales para facilitar el bienestar de los usuarios. Es decir, coordinar la intervención
desde un equipo interdisciplinario que planifique los recursos socio-sanitario con el
paciente y su familia.

El objeto de intervención del Trabajo Social en Salud se fundamenta en este aspecto


implica trabajar en la obtención de la percepción del bienestar de las personas y de su
entorno. El Trabajo Social suele realizar una valoración y un diagnóstico de la persona
enferma y diseñar un tratamiento psicosocial que completa el proceso de restablecimiento
de la salud.

El sistema sanitario está estructurado en dos niveles de atención: primaria que se


desarrolla en los centros de salud por los equipos de atención primaria, y la especializada,
que se lleva a cabo desde los hospitales.

ATENCION PRIMARIA DE SALUD. - Se destructora territorialmente en las zonas


que cuenta con equipamiento básico en el centro de salud, donde desarrollan su
labor varios profesionales: médicos, personal de enfermería y trabajadores
sociales. Es el primer eslabón de contacto del ciudadano con el sistema sanitario.
Se atiende las enfermedades más comunes, se llevan a cabo actividades
preventivas y de cuidado sanitario, se practica la atención integral, prevención,
rehabilitación y asistencia psicosocial. Incluye también la asistencia domiciliaria y
ambulatoria.
ATENCION ESPECIALIZADA DE SALUD. Son espacios de intervención en los
que destacan los Servicios de Salud Mental y los hospitales.
Las funciones que tienen acinadas los hospitales serian la asistencia especializada,
promoción de la salud, prevención de las enfermedades, investigación y docencia,

9
y coordinación con los Centros de Salud. La presencia del Trabajador Social en los
hospitales es muy variable, pero si la hay, suele estar asociada al servicio de
atención a los pacientes, como el servicio de geriatría y el servicio de bienestar
social sociales.

Los trabajadores sociales suelen estar integrados a las siguientes arreas; Centros de
Salud o Servicio de Atención Primaria de Salud, Servicios de Atención Socio-Sanitario
Domiciliaria a enfermos con patologías crónicas y terminales, Hospitales Generales,
Servicio de Urgencia, Servicios de >Atención al paciente, Unidades de Trabajo Social,
Servicio de Geriatría, Hospitales de Maternidad, Hospitales Sociosanitario (A pacientes
crónicos y terminales; unidades de cuidados paliativos) Servicio de Salud Mental. Servicio
de prevención, diagnóstico y tratamiento) A las drogodependencias, comunidades
terapéuticas, centro de rehabilitación y de reinserción social y laboral. Dentro del tercer
sector, existe un amplio abanico de asociaciones y organizaciones sin ánimo de lucro que
trabajan con las personas que sufren enfermedades diversas y con su familia, por
ejemplos enfermos con Alzheimer, enfermos de cáncer, SIDA.

Son muchas las funciones que los trabajadores sociales desarrollan en los sistemas de
salud según Kroeger y Luna (2002):

• Elaborar, ejecutar y evaluar programas de divulgación de los múltiples factores que


inciden sobre la salud
• Educar para crear comportamientos que permitan fomentar y conservar la salud
individual y colectiva.
• Estudiar las actitudes y los valores que benefician u obstaculicen los accesos a
mejores niveles de salud.
• Orientar y capacitar a la publicación sobre el uso de recursos institucionales o
comunitarios que puedan contribuir a que los individuos alcancen mejor calidad de
vida.
• Estudiar el nivel de aprovechamiento por parte de los usuarios de los servicios de
salud, programas y expectativas frente a ellos
• Colaborar en la capacitación de voluntarios y auxiliares para ejecutar acciones de
salud.
• Contribuir con el resto del equipo de salud a reparar los daños causados por la
enfermedad.

10
• Acompañar y orientar a las familias y las personas para que sean promotores de la
recuperación de la salud.
• Orientar al medio familiar, laboral, escolar y comunitario para la rehabilitación social
de la persona enferma.
• Estimular a que toda persona enferma pueda lograr el uso máximo de todas sus
potencialidades.

2. ÁREA DE EDUCACIÓN

Inicialmente en el área de educación la figura del trabajador social estuvo vinculada con
los centros de educación especial, pero paulatinamente se han ido incorporando a los
equipos multiprofesionales de los centros educativos garantizando el desarrollo que tiene
todas las personas a recibir una educación que asegure su desarrollo, facilitando la
igualdad de oportunidades en discriminación alguna.

La estructura del sistema educativo se inicia con la educación infantil integrada por dos
ciclos (0-3 años y de 3-6 años) La segunda etapa es la educación primaria, que
corresponde con la educación obligatoria y que hasta ahora está distribuida en inicial,
básica y bachillerato. Todas estas etapas están apoyadas por un equipo interprofesional
formado por psicólogos, pedagogos y trabajadores sociales

Algunos estudiantes pueden plantear necesidades especiales en su rendimiento y


aprovechamiento académico, y para apoyarlo en la superación de los cursos escolares
los trabajadores sociales suelen desempeñar en el ámbito escolar (García-Castila y
Meneses, 2009 365-366).

• Valorar y tratar las carencias sociales de los estudiantes que interfieren en el


proceso de aprendizaje. Se podría señalar la ausencia de recursos básicos
(vivienda precaria, deficiencia alimentarias precariedad económica) las derivadas
de la diversidad cultural, étnica o religiosa a las relacionadas con deficiencia en la
salud (discapacidad, enfermedades físicas o psíquicas, abuso de sustancias
psicoactivas)
• Detectar, valorar y atender los factores familiares que interfieren en el proceso
educativo de los escolares (conflictos familiares, ausencia de disciplina o afecto,
violencia doméstica, drogodependencias) la asistencia a la familia de aquellos

11
estudiantes con problemas sociales es un campo de actuación tradicional en
trabajo social muy desarrollado en el ámbito anglosajón.
• Valorar y actuar con los grupos de escolares que presentan situaciones o
comportamientos de riesgo para su desarrollo y educación.
• Proporcionar a los centros educativos orientaciones e información los recursos
sociales y comunitarios que pueden servir de apoyo a los problemas educativos
• Diseñar e implementar, junto con los profesionales educativos, programas
preventivos sociales y comunitarios, que preparen a los estudiantes para hacer
frente a las situaciones sociales de riesgo
• Facilitar los informes sociales que sean necesarios para la obtención de los
recursos sociales necesarios para los escolares y sus familias.
• Favorecer la acogida integración y participación de los alumnos con necesidades
educativas especiales o en situación de desventaja en colaboración con los tutores
y las familias.
• Participar en coordinación con el psicólogo o pedagogo en el establecimiento de
una relación fluida entre el centro y a familia.
• Participar en tareas de formación y orientación familiar
• Colaborar en los procesos de acogida y mediación social
• Participar en la elaboración y programas de seguimiento y control del absentismo
de los alumnos y en colaboración con otros servicios externos e instituciones,
desarrollar las actuaciones.

La educación es un bien universal que permite ofrecer las mismas oportunidades de


aprendizaje para todos los niños y niñas. >En cada sociedad el Sistema Educativo este
articulado de forma concreta y los trabajadores sociales deben conocer y dominar la
regulación y organización del mismo actuando con los recursos a su alcance dentro y
fuera del sistema y al servicio de este, Por lo tanto, compensar y restaurar los
desequilibrios sociales en las personas y sus familias es la principal función del Trabajador
Social.

Según el Consejo General de Trabajo Social los dos ámbitos específicos en el área de
educación podrían corresponder a:

• EDUCACIÓN REGLADA: servicio de asesoramiento psicopedagógico y social a


los equipos de los centros escolares e instituciones de enseñanza secundaria,

12
mediación escolar y familiar centro de educación especializada para alumnos con
necesidades especiales; asociaciones en el ámbito escolar, detención y
tratamiento del absentismo escolar.
• EDUCACION NO REGLADA: escuela-taller y otras iniciativas orientadas a
compensar déficits socioeducativos servicio de atención primera infancia,
especialmente con familias que requieran soporte psicosocial.

3. ÁREA DE JUSTICIA

L La presencia de trabajadores sociales en el Sistema de Justicia se produce de forma


explícita a comienzo de la década de los años ochenta. En 1996. La Dirección General de
Trabajo y Migraciones recoge las competencias en Administración de Justicia de los
trabajadores sociales y dictamina “que es el trabajador que, con título universitario de
Grado o Diplomatura en Trabajo Social, bajo la dependencia funcional al órgano al que
esté adscrito, lleva a cabo su intervención profesional informando y asesorando a los
Tribunales, Juzgados, Fiscalía y órganos técnicos en materia de su disciplina profesional.
Actuaran a nivel individual como interprofesional, elaborando los informes sociales
solicitados por los órganos mencionados, así como la colaboración con los restantes
miembros de los equipos técnicos para el desarrollo de sus funciones”

El Trabajo Social se constituye como una disciplina más dentro de la Administración de


Justicia, cuya finalidad es facilitar la información sistematizada para la toma de decisiones
judiciales que afectan socialmente a los procesos de integración y reinserción de los
usuarios involucrados en ellas. Se desarrolla en equipo multidisciplinares, donde varios
profesionales ofrecen información detallada de cada caso.

Existen dos ámbitos dentro de este apartado en los que la figura del trabajador social está
presente: en la Administración de Justicia, dentro de los Juzgados y Tribunales y en el
Sistema Penitenciario.

En los Juzgados y Tribunales la labor principal de los trabajadores sociales es intervenir


como perito o profesional especializado en lis procesos judiciales, individualmente o en
equipo multiprofesional. Su tarea central consiste en realizar un informe pericial en el que
se recoge toda la información que necesita un juez para emitir un díctame judicial. Según
Ruiz (2000:82) los servicios de justicia en los que aparecen los trabajadores sociales
serian:

13
• Juzgados de primer instancia FAMILIA. Los equipos suelen estar formados por
psicólogos y trabajadores sociales que intervienen como peritos en los procesos
de derecho de familia, especialmente los vinculados con la guarda y custodia de
los menores ante procesos de separación o ruptura, en lo que es necesario
determinar el régimen de visitas, la protección de menores, la patria potestad, etc.
El trabajador social evalúa a la familia para facilitar información al juez antes de
que emita su sentencia.
• Juzgado de menores. Se realiza en los denominados” equipos técnicos de
menores” compuesto por psicólogos, educadores y trabajadores sociales, que
atiende caso de menores de 16 años, en los que se ha cometido algún delito o falta
y el juez debe adoptar una serie de medidas para los mismos (amonestación,
servicio a la comunidad, libertad vigilada, acogimiento familiar o internamiento).
• Clínicas médico. Forenses: Trabajan con psicólogos y médicos elaborando
informes periciales sobre incapacidades, cambio de sexo, interrupciones de
embarazo).
• Instituto Anatómico Forense. No suele ser muy habituales, pero en los centros en
los que hay ejercen tareas de información, valoración y orientación.
• Juzgado de Primera Instancia e Instrucción; Asesora al juez en el ámbito civil penal.
• Juzgado de Vigilancia Penitenciaria; Los profesionales se ocupan del seguimiento
de las libertades vigiladas, de las medidas terapéuticas acordadas como
alternativas a la cárcel o el seguimiento de los servicios a la comunidad.

En los Servicios Sociales Penitenciarios, los trabajadores sociales tienen dos áreas de
trabajo, por un lado, la atención en los centros penitenciarios a los internos y las familias
y, por el otro, la atención en el exterior del régimen penitenciario (semilibertad, libertad
condicional) en las que suelen desempeñar las siguientes funciones generales (Diaz
2009: 536):

• Intervenir para superar las situaciones de deficiencias sociales que demanda el


interno a su ingreso en prisión y durante su estancia en ella.
• Favorecer la vinculación familiar entre los internos, liberados condicionales y sus
familias
• Potencia la autonomía personal de los internos, liberados condicionales y sus
familias para que puedan resolver por si mismos sus necesidades sociales.

14
• Apoyar y orientar a las redes familiares o sociales en las que se vaya a integrar el
penado.
• Incidir en los procesos de inserción social de los liberados en su comunidad
estableciendo líneas de actuación que permitan el acceso normalizado a los
recursos y servicios comunitarios.
• Facilitar la inserción social de los penados sometidos a medidas alternativas o
sustitutivas de la pena de prisión, desarrollando actuaciones que permitan su
acceso a servicios específicos para que inicien o continúen los programas de
tratamiento para su rehabilitación.
• Establecer, crear y mantener la adecuada estructura para dotar de contenido
metodológico la intervención y el seguimiento.

Para García y Meneses (2009: 367-368) la labor de los trabajadores sociales en el ámbito
judicial se reduce a dos funciones principales; gestionar y ofrecer servicios o recursos
sociales a la población afectada por procesos legales, y la de actuar como perito mediante
informes judiciales

4. ÁREAS DE VIVIENDA

Una de las necesidades más relevantes para dotar a las familias de cierta estabilidad
convivencial, es disponer de un empleo o de unos ingresos económicos fijos y tener un
físico donde residir, Recordemos que el artículo de la Constitución del Ecuador dice que
todo ciudadano tiene derecho de una vivienda digna y adecuada, los poderes públicos
proveerán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer
efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general
pata impedir la especulación.

Según el Consejo General de Trabajo Social la labor de los trabajadores sociales en el


área de vivienda estaría vinculada a los Programas de promoción, estudio y adjudicación
de viviendas de protección social, a la dinamización comunitaria de barrios de nueva
construcción o en proceso de remodelación y a la planificación urbana,

La Administración Pública diseñan planes en materias de vivienda que favorecen la


inclusión social y en concreto a colectivos que por circunstancias de falta de las
oportunidades o por cambios sustanciales en su vida no acceden a un marco de
convivencia estable, Se establecen planes de actuación en materia urbanística en lo que

15
se incluye un número de viviendas sociales o con algún grado de protección, bien en
régimen de compra o de alquiler.

Las comunidades autónomas, a través de los institutos de Vivienda o de entidades


públicas dedicadas al realojamiento e inclusión social, algunos en régimen de consorcio,
cuenta con trabajadores sociales que estudian los casos del ciudadano os que carecen y
demandan un domicilio propio. Igualmente, en algunos ayuntamientos, los trabajadores
sociales gestionan planes de inclusión ciudadana por medio de instituciones y empresas
municipales de vivienda y suelo (García y Meneses, 2009:350).

El Instituto de Realojamiento e Integración Social, (I.R.I.S) es un organismo público


dependiente de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenanza del territorio de la
Comunidad de Madrid que abarcan distintas actuaciones:

• Proporcionar viviendas aquellas familias que la necesitan para integrarse y


progresar en la sociedad. Son viviendas de segunda mano adquiridas en el
mercado o bien viviendas sociales.
• Facilitar la inclusión social de las personas que viven en las covachas, infra
viviendas o barrios de tipología especial, así como aquellas que ya han accedido a
una vivienda social y continúan requiriendo intervención social. Para ello, desarrolla
programas sociales y educativos propios, en coordinación con otras entidades
públicas y especialmente con los Servicios Sociales Municipales.
• Realizar un seguimiento de las familias realojadas para evitar el uso fraudulento e
inadecuado de las viviendas e intentar mejorar la convivencia con los vecinos.

La intervención con la población de seguimiento y conflicto vecinales, de educación


infantil, seguimiento escolar, animación y participación, salud, trabajo social, empleo,
mujer y preparación para la adquisición de habilidades en el acceso a la nueva vivienda

La laborar la realizan profesionales del ámbito social, de administración y la vivienda;


trabajadores sociales, educadores, orientadores laborales, aparejadores, administrativos,
informáticos, que forman equipos interdisciplinarios para trabajar conjuntamente con el
objetivo de abordar integralmente el fenómeno de la inclusión social.

Desde el año 2007 con la llegada de la crisis económica a Europa existen muchas
dificultades para atender a colectivos específicos en el acceso al importante recurso de la
vivienda, porque miles de familias están perdiendo sus casas, al no poder asumir los

16
pagos de la hipoteca, debido a la usencia de empleo y la pérdida de ingresos económicos
(Rodríguez 2013: 138) Los sectores mayormente vinculados a las necesidades de una
vivienda han sido tradicionalmente personas sin hogar, jóvenes con familias
desestructuradas, familias monoparentales sin recursos económicos, exreclusos,
drogodependientes, inmigrantes, personas dependientes, mayores solos, pero en este
momento se suman las familias que en situación de crisis económica sufren las
consecuencias de los desahucios.

La figura del mediador cobra especial interés y con ella los proyectos alternativos como la
Oficinas Intermediación Hipotecaria que intentan prevenir los efectos desbastadores de
los desahucios. Este proyecto presentado el Consejo General de Abogacía y el Consejo
General de Trabajo Social, para solicitar al Gobierno que prevea un sistema de
intermediación para solucionar el problema de la perdida de la vivienda. Los objetivos de
este proyecto son claros y directos; planear mediante correctores que permitan mantener
el pago de las cuotas y eviten los procesos de ejecución, negociando medidas alternativas
a las dificultades del impago para que las personas afectadas sigan conservando su
vivienda.

El servicio, que ya está funcionando en algunas ciudades, se lleva a cabo mediante la


estrecha colaboración de los Servicios Sociales públicos y los Colegios de Abogados,
donde se están consiguiendo buenos resultados ya que el 60% de los casos acaba con
acuerdos entre ambas partes. La labor de los trabajadores sociales es fundamental para
elaborar los informes sociales. Mediante un diagnóstico de la situación familiar se
determinarán posteriormente la actuación jurídica y se gestionara la posibilidad de
acogerse a un alquiler social. Por otro lado, los abogados realizan la intermediación entre
el deudor y la entidad financiera, asesorando a las familias en los aspectos legales y
jurídicos necesarios con la finalidad de encontrar la solución más adecuada a cada caso.

5. TECER SECTOR

Esta importante área alberga el valor estratégico de contribuir al bienestar general. Se


constituye como un elemento de gran envergadura por sus contribuciones económicas y
sociales. Es un sector que genera empleo y riqueza económica, adquiriendo incluso una
función subsidiaria, tratando de cubrir las necesidades que plantean los ciudadanos.

El Tercer Sector Desarrolla una actividad reivindicativa en defensa de los derechos de


colectivos vulnerables en riesgo de exclusión, promoviendo la democracia participativa,

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gestionando servicios y cubriendo las necesidades sociales que no son asumibles por la
lógica institucional de provisión publica como una forma de reducción de costes, Así el
actual contexto socio-económico somete a fuertes presiones al Tercer Sector, a que se
ve en la tesitura de dar respuesta a las crecientes necesidades sociales y generar
innovación social, en un marco de recortes presupuestarios y contención del gasto(Cabra
de Luna, 2014).

Forma parte del Tercer Sector las entidades que cumplen con los siguientes requisitos
según Ruiz Olabuénaga (2000 34.38); estar organizadas formalmente, con estructura
interna, estabilidad relativa de objetivos formales y distinción neta entre socios y no socios;
ser privadas, separadas institucionalmente de los gobiernos y <administraciones; disfrutar
de capacidad autocontrol institucional de sus propias actividades, lo que supone la
posesión estatutos propios y responsabilidad corporativa; no repartir beneficios, pues este
tipo de entidades no se crean para generarlos, ni están guiados exclusivamente por
criterio comerciales; y tener un marcado grado de participación voluntaria, es decir, de
personas que aportan tiempo sin contraprestación económica.

Las principales organizaciones de Tercer Sector o de Economía Social de no mercado


son las Asociaciones y las Fundaciones, a las que habría que añadir las entidades
singulares con una regulación normativa específica, cuyos casos más pragmáticos son la
Organización Nacional de Ciegos (OMCE) y Cruz Roja Española

En estos momentos el Tercer Sector está siendo (Cabra de Luna, 2014):

a) Una actividad reivindicativa creciente en relación con los fallos del Estado de
Bienestar; reivindicación de derecho y defensa de colectivos sin voz y en situación
de exclusión:
b) Una vía para promover la democracia participativa:
c) Y la gestión de servicios públicos dirigidos a los colectivos vulnerables.

En estas instituciones la figura del trabajador social está inmersa en el trabajo


multidisciplinar y sus principales funciones están encaminadas a la realización de
numerosas actividades.

En estas instituciones la figura del trabajador social está inmersa en el trabajo


multidisciplinar y sus principales funciones están encaminadas la realización de
numerosas actividades:

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• Elaboración y coordinación de proyectos sociales de la entidad.
• Coordinación de la acción de voluntariado
• Control y seguimiento de subvenciones, cuotas y donaciones
• Presentación de concursos públicos para adquirir la gestión de dispositivos de
atención social de titularidad pública.
• Elaboración de las memorias anuales de actuación
• Evaluación de resultados
• Coordinación de los equipos interdisciplinares
• Fomentar acciones de reivindicación y movilización social
• Generar acciones de sensibilización ciudadana
• Realizar los balances económicos anuales y adaptarlos a la programación.

El Tercer Sector está intentando dar respuesta a la presiones sociales derivadas de la


crisis económica, ya que tiene que cubrir una parte cada vez más importante de las
necesidades sociales de la población, frenar las consecuencias de los recortes, reivindicar
la centralidad de los derechos sociales e innovar espacios de empleo e inclusión social,
todo ello con una carencia de recursos económicos evidente, motivada por la reducción
de subvenciones y el deterioro del poder adquisitivo de los ciudadanos. Según el último
estudio realizado en 2012, el sector experimentó por segundo año consecutivo un
descrecimiento del 13% en sus ingresos, públicos y privados; y además se calcula que
entre un 20% y un 30% de las entidades han desaparecido o se encuentran inactivas o
latentes.

6. ORGANIZACIÓN EMPRESARIAL – INICIATIVA PRIVADA

Según García y Meneses (2009) “el Trabajo Social participa en el espacio empresarial
desde una doble vertiente: el ejercicio privado de la profesión mediante iniciativas de
ejercicio libre de mercado o de empresas de atención social (servicios sociales privados,
consultorios…) y por medio de la denominada y cada vez más presente” Responsabilidad
Social Corporativa”. Ambos están en auge desde hace años. En la primera vertiente
estarían las empresas destinadas en un alto porcentaje, a la prestación de servicios
sociosanitarios. En este sentido, las actuales políticas, tienden a incentivar el sector
privado y empresarial en detrimento de lo público. En la segunda, se contaría con las
grandes empresas (muy pocas) que cada vez se preocupan más, no solo mejorar las

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condiciones socio. Laborales de sus empleados, sino también de mejorar la imagen de la
empresa y su repercusión en el exterior.

La labor del Trabajador Social en la organización empresarial se dirige principalmente a


velar por el bienestar del trabajador, intentando mediar en los conflictos de interés que
pueden surgir en la vida laboral de una persona: conciliación de horarios, adelanto de
salarios, gestión de ayudas económicas (familias numerosas, monoparentales,
guarderías, pero también puede intervenir en la reclasificación de puestos de trabajo, en
expedientes disciplinarios, ajustes de plantillas, excedencias, mejora de las condiciones
de trabajo, etc.

La figura del trabajador social no está consolidada en todas las grandes empresas
españolas, pero si está presente en algunas de ellas como Cepsa, Renfe o Telefónica,
que cuenta con este tipo de servicios.

Otro aspecto de gran auge en este momento es la Responsabilidad Social Corporativa,


orientada a la mejora de la imagen exterior de las expresas que pretenden asumir una
parte de competencia social, con la idea de construir ciudadanía desde una estructura de
producción de bienes y servicios, es decir, mejorar la imagen corporativa de la entidad
con la elaboración de acciones sociales, en las que suelen participar los trabajadores
sociales, elaborando y llevando a cabo una programación social. Ejemplo de ello, son los
proyectos de acción social de la Obra Social de la Caixa”. También se han sumado otros
bancos a esta iniciativa dedicando una partida presupuestaria para la realización de
proyectos sociales.

Las funciones del profesional en la organización empresarial se pueden reducir


básicamente a dos: intervenir en los procesos de mejora laboral y social de los empleados
y mejorar la imagen corporativa de la empresa mediante la articulación de proyectos de
acción social.

7. DOCENCIA E INVESTIGACIÓN

Otro ámbito del Trabajo Social es el de docencia y la investigación, ambas interrelaciones.


En estos dos apartados la profesión asume nuevos desafíos profesionales que deberán
ser asumidos principalmente por las nuevas generaciones de profesores y profesionales.
La incorporación del grado de trabajo social en las universidades está ofreciendo la
posibilidad de desarrollar aún más, otro ámbito de la profesión que es la investigación.

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La Convergencia Europea en la Educación Superior ha cambiado el perfil académico y
profesional de los trabajadores sociales. La anhelada titulación superior que durante años
han reivindicado las antiguas Escuelas Universitarias y la propia profesión a través del
Concejo General de Trabajadores Sociales, que empezó su andadura en la mayoría de
las universidades en el curso académico 2010/11. Este suceso ha facilitado que los
trabajadores sociales se hayan equiparado académicamente a otras profesiones
vinculadas a las carreras de Educación Superior, lo que ha facilitado la movilidad de los
estudiantes, profesorado e investigadores en Europa.

El proceso de creación del Espacio Europeo de Educación superior ha sido un importante


desafío para las Universidades españolas y para el profesorado de Trabajo Social. Es una
oportunidad para reformular, actualizar implementar los contenidos docentes,
implementando la práctica profesional como metodología educativas más activas y
avanzadas, desarrollando la capacidad investigadora de profesores, estudiantes y
profesionales en su respectiva área de conocimiento.

Las competencias exigidas a los estudiantes, como a los profesionales del Trabajo Social,
deben responder a las nuevas urgencias que la sociedad y el mercado de trabajo
reclaman, lo que implica la exigencia de una mayor calidad en la formación en el nivel
universitario como en su formación continua.

La nueva titulación del Grado de Trabajo Social obliga a la generación constante de


novedosos materiales docentes que respondan a las exigencias que la sociedad demanda
y que los estudiantes de Trabajo Social requieran para su formación. El nuevo título ha
facilitado el reconocimiento profesional, con la posibilidad de poder continuar
enriqueciéndose con una variedad oferta educativa y laboral den otros países, además
del desafío que suponen las nuevas tecnologías como una gran aliada para avanzar con
mayor rapidez

La incorporación de los Grados Masters y] programas de doctorado está permitiendo que


los profesionales puedan aprender nuevas habilidades, métodos y herramientas de
trabajo que favorezcan el desarrollo de la investigación en Trabajo Social. Hasta este
Momento la oferta educativa no había permitido al profesional disponer de este tipo de
aprendizajes, ni siquiera la posibilidad de continuar la formación más allá de otros fines
que no fueran los de la intervención. Pero ahora se ha abierto un nuevo ámbito para el
Trabajo Social, que ya no está solamente ligado a la intervención, sino a la generación de

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conocimientos, lo que está contribuyendo a una mayor sistematización e implementación
de la práctica.

Algunos profesionales no entienden lo importancia que tiene la investigación para la


práctica profesional, porque la asocian al trabajo de físicos matemáticos realizado en un
entorno de laboratorio. Pero este planteamiento está cambiando y cada vez más, los
trabajadores sociales son conscientes que la investigación puede aumentar la efectividad
de la práctica (Rubin y Bubbie, 2014). La investigación científica se puede utilizar en
numerosas ocasiones, por ejemplo, puede permitir al profesional supervisar un programa
y ver los efectos que tiene el usuario, o evaluar los beneficios de una intervención
individual, estudiar la situación de una comunidad para organizar actividades dentro de
ella, diseñar nuevos modelos de intervención, exponer los datos de los beneficios de las
políticas de bienestar; estudiar las necesidades de una localidad, Solamente se necesita
conocer las técnicas, herramientas hay programas informáticos disponibles, capaces de
facilitar el acercamiento de los métodos cuantitativos y cualitativas utilizados en la
investigación, para poder aplicarlos en el área de conocimiento del Trabajo Social.

8. NUEVOS ÁMBITOS DE INTERVENCIÓN: EL MARKETING SOCIAL

Otros ámbitos que el Consejo General de Trabajadores Sociales está considerando dentro
de la profesión son el análisis de desarrollo organizacional, el asesoramiento en la
dirección de políticas de bienestar social, la atención a situaciones de catástrofes o de
emergencias, la defensa de los derechos humanos, la cooperación y solidaridad
internacional (proyectos de desarrollo), la mediación familiar, la terapia familiar, la
mediación comunitaria, el peritaje social, y el marketing social.

El marketing social es una nueva filosofía de empresa moderna que pretende impulsar el
circuito empresa-mercado, incluyendo en todos sus componentes armónicamente, es
decir, con rentabilidad. Para llevar a cabo campañas de promoción de productos en el
mercado, es necesario conocer las necesidades de la población a la que va dirigida.
Consiste en promocionar los productos adaptándolos a los requerimientos de los distintos
colectivos a los que va dirigido. Por ejemplo; la Caixa en 1985 editó una guía de
oportunidades para la juventud donde se publicaron los recursos sociales que existían en
aquellos años ´para facilitar la incorporación laboral de los jóvenes. Se realizo después
de estudiar los resultados de 500 encuestas. La Caixa tuvo en cuenta uno de los

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problemas más importantes a los que se suele enfrentar (encauzar su futuro una vez
terminados los estudios), y por eso decidió editar esta guía.

Evidentemente también se pretendía con la guía fidelizar a los chicos o intentar que estos
tuvieran una relación duradera con el banco (Rabassa,2000). Este es uno de los ejemplos
que muestra la posibilidad de que en un futuro los equipos de marketing social cuenten
con trabajadores sociales para que las empresas puedan ofrecer a sus clientes un servicio
útil y adaptado a sus necesidades y a la de la empresa.

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Bibliografía

Fernandez Garcia, T., & Ponce De Leon Romero, L. (2014). Nociones Basicas de Trabajo
Social. Ediciones Academi

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