Concilio
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Primer Concilio Ecuménico: Primer Concilio de Nicea (325). El concilio de Nicea duró dos
meses y doce días. Contó con la asistencia de trescientos dieciocho obispos. Hosio, obispo de
Córdoba, asistió como legado del Papa San Silvestre I. El emperador Constantino también
estaba presente. A este concilio le debemos el Credo (Symbolum) de Nicea, que definió
contra Arrio la verdadera divinidad del Hijo de Dios (homoousion), así como la fijación de
la fecha para celebrar la Pascua de Resurrección (contra los cuartodecimanos)
Tercer Concilio Ecuménico: El Concilio de Éfeso (431), con más de doscientos obispos, fue
presidido por San Cirilo de Alejandría representando al Papa San Celestino I, definió la
verdadera unidad personal de Jesucristo, declaró a María la Madre de Dios (theotokos)
contra Nestorio, obispo de Constantinopla y renovó la condena de Pelagio.
Séptimo Concilio Ecuménico: Nicea II (787). El Segundo Concilio de Nicea (787) fue convocado
por el emperador Constantino VI y su madre Irene, bajo el Papa Adriano I; presidido por
los legados del Papa Adriano; reguló la veneración de imágenes sagradas. Asistieron entre 300
y 367 obispos.
Décimo Concilio Ecuménico: El Segundo Concilio de Letrán (1139) se celebró en Roma bajo
el Papa Inocencio II, con la asistencia de unos mil prelados y el emperador Conrado. Su objetivo
fue poner fin a los errores de Arnoldo de Brescia.
Undécimo Concilio Ecuménico: El Tercer Concilio de Letrán (1179) se efectuó bajo el Papa
Alejandro III y el emperador Federico I. Hubo trescientos dos obispos presentes. Condenó a
los albigenses y valdenses y emitió numerosos decretos para la reforma de la moral.
Décimo Tercer Concilio Ecuménico: El Primer Concilio General de Lyons (1245) fue presidido
por el Papa Inocencio IV, los patriarcas de Constantinopla, Antioquía y Aquilea (Venecia), 140
obispos, el emperador de oriente Balduino II. Asistió San Luis rey de Francia. Excomulgó y
depuso al emperador Federico II y dirigió una nueva cruzada, bajo el mando de San Luis contra
los sarracenos y mongoles.
Decimocuarto Concilio Ecuménico: El Segundo Concilio General de Lyons (1274) fue realizado
por el Papa Gregorio X, los patriarcas de Constantinopla y Antioquía, 15 cardenales, 500
obispos y más de 1000 otros dignatarios. Logró una reunión temporal de la Iglesia Griega con
Roma. Se añadió al símbolo de Constantinopla la palabra Filioque y se intentó encontrar
medios para recuperar Palestina de los turcos. Se establecieron reglas para las elecciones
Papales.
Vigésimo Concilio Ecuménico: El Concilio Vaticano I (1869-1870) fue convocado por el Papa Pío
IX. Se reunió el 8 de diciembre de 1869 y duró hasta el 18 de julio de 1870, y no terminó sino
que fue interrumpido por la invasión de los Estados Pontificios por las tropas piamontesas. El
20 de octubre el Papa publicó la bula Postquam Dei munere", la cual prorrogaba el concilio
indefinidamente. Estaban presentes 49 cardenales, 11 patriarcas, 680 arzobispos y obispos, 28
abades, 29 generales de órdenes religiosas; 803 en total. Además de importantes cánones
sobre la fe y la constitución de la Iglesia, el concilio decretó la infalibilidad del Papa cuando
habla ex cátedra, es decir, cuando como pastor y maestro de todos los cristianos define
una doctrina sobre la fe o moral que ha de observar toda la Iglesia.
Vigésimo Primer Concilio Ecuménico: Concilio Vaticano II (1962-1965). (N. del T.). El artículo es
de principios del siglo XX., por lo que añado provisionalmente una breve nota sobre este
concilio: fue convocado por el Papa Juan XXIII, tuvo cuatro sesiones; la primera la presidió en
1962, Juan XXIII que murió el 3 de junio de 1963. Las otras tres etapas fueron convocadas y
presididas por su sucesor, Papa Paulo VI, hasta su clausura en 1965. Ha sido el concilio más
representativo de todos; asistieron alrededor de mil padres conciliares de todo el mundo y
miembros de otras confesiones cristianas. La finalidad del concilio fue el "aggiornamento" o
puesta al día de la Iglesia, renovando lo viejo, revisando el fondo y la forma de su acción, en un
diálogo con el mundo moderno. No hubo definiciones dogmáticas.