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3 CRECER COMO FACILITADOR Acompañar Con Estrategias Renovadas para Hacer Comunidad C
3 CRECER COMO FACILITADOR Acompañar Con Estrategias Renovadas para Hacer Comunidad C
3 CRECER COMO FACILITADOR Acompañar Con Estrategias Renovadas para Hacer Comunidad C
CRECER COMO
FACILITADOR
Acompañar con estrategias renovadas
para hacer comunidad
WT
Edición
Óscar Hernández Galicia Queda prohibida la reproducción total o par
Indiana Islas García cial de esta obra, incluido el diseño tipográfico
y de portada, sea cual fuera el medio, electróni
Diseño co o mecánico, incluido fotocopiado, graba
Mabel Totolhua Hernández ción o cualquier otro medio de almacenaje o
base de datos, sin el consentimiento por escri
Diagramación to de los titulares del copyright.
Anaid Bahena Cañizal
Cubierta
Astrid Chávez Torres
Supervisión general
Mons. Alberto Márquez Aquino (+)
Vicario General y Episcopal de Pastoral
Mons. Salvador Martínez Ávila
Vicario General y Episcopal de Agentes
Arquidiócesis de México
Dirección y coordinación
Mons. Juan Carlos Guerrero Ugalde
Vicario Episcopal para los Laicos
Crecer como facilitador 3 se terminó de imprimir en febrero de 2016 en biográfica Ingramex, S.A.
deC.V., Centeno 162-1, Col. Granjas Esmeralda, México, Ciudad de México, 09810.
ÍNDICE
Comunión
Tema 1. Entraren comunión con mi hermano...................................................................................10
Tema 2. La Iglesia: sacramento de comunión.....................................................................................16
Tema 3. Lectura comentada (estilo 1).................................... ............................................................ 21
Tema 4. La comunidad: lugar de pertenencia y acogida...................................................................28
Tema 5. La Iglesia: Pueblo de Dios y Cuerpo de Cristo.................................................................... 34
Tema 6. Partir del esquema (estilo 2)..................................................................................................39
Tema 7. El crecimiento de la comunidad................................................................................‘............ 46
Tema 8. El apostolado de los laicos en la Iglesia comunión....................................................... 52
Tema 9. Partir de interrogantes y de la comprensión lectora (estilo 3)............................................ 58
Tema 10. El facilitador: servidor de la comunión............................................................................... 66
Tema 11. La Palabra de Dios: fuente de comunión............................................................................72
Tema 12. Partir de la Palabra de Dios (estilo 5)..................................................................................77
Misión
Tema 13. El facilitador: misionero que forma para la misión............................................................ 84
Tema 14. Redescubrir nuestro Bautismo............................................................................................90
Tema 15. Partir de la realidad: ver-juzgar-actuar (estilo 4)................................................................ 96
Tema 16. Acompañar discípulos misioneros.................................................................................... 103
Tema 17. La Confirmación y la misión.............................................................................................. 108
Tema 18. Partir de experiencias significativas (estilo 6)................................................................. 113
Tema 19. La Eucaristía: fuerza para la misión...................................................................................120
Tema 20. La misión de reconciliar..................................................................................................... 125
Tema 21. Partir de la liturgia o de los actos de religiosidad y piedad popular (estilo 7)............... 131
Tema 22. La primera misión del facilitador: la propia familia..........................................................137
Tema 23. La participación de la familia en la vida y misión de la Iglesia...................................... 142
Tema 24. Dejar que los participantes se ejerciten (estilo 8)............................................................ 147
Bibliografía ......................................................................................................................................153
Anexo. Ser oasis de misericordia..................................................................................................... 155
2
México, D. F., 15 de agosto de 2015
Fiesta de la Asunción de María
Queridos Facilitadores:
Nuestra Iglesia particular ve con gran alegría la labor que ustedes desempeñan en la
Arquidiócesis. Su contribución a la maduración de fe de otros bautizados es clave para que
la formación se constituya columna vertebral del modelo de Iglesia que queremos y
requerimos para nuestra Ciudad (cf. OP 2009, 53).
Ser facilitador es una vocación que han de vivir con entusiasmo, humildad, sencillez
y responsabilidad. El servicio de acompañar a otros bautizados en su itinerario de fe es un
privilegio que han de ejercer con una vida ejemplar. Ustedes son el espejo del discípulo
misionero en el que muchos otros bautizados se verán reflejados.
Los invito a ser valientes en su servicio de facilitadores; a ustedes les toca superar
obstáculos y abrir caminos para que la formación básica llegue a las comunidades menores,
las parroquias, los decanatos, los CEFALAEs y a otros ambientes. Los animo a ser
creativos, constantes y tenaces; no retrocedan ante las dificultades. Trabajen en comunión
entre ustedes y con sus pastores.
La serie Crecer como Facilitador, apoya un programa que responde a la gran
necesidad de formar agentes, señalada desde el II Sínodo. Es fruto de un trabajo eclesial y
de equipo, al que precede una experiencia piloto, que ha comenzado a dar sus primeros
frutos. Los animo a recibir con seriedad esta propuesta formativa, que los ayudará en su
desarrollo humano, espiritual, comunitario y pastoral-misionero; reforzará sus saberes y a
apropiarse de renovadas metodologías.
Agradezco los esfuerzos y el tiempo que dedican a su propia formación. Que el
Espíritu Santo los bendiga, inspire su caminar y les haga responder a su vocación con el
entusiasmo y la lozanía del primer amor (cf. Ap 2,2-4).
Con gran alegría ponemos en tus manos el subsidio Crecer como facilitador 3, el cual es
parte de un proceso que busca fortalecer la identidad del facilitador, sus saberes y habilida
des. Da continuidad a la formación iniciada en el Manual del facilitador y es parte de la serie
«Crecer como Facilitador». Este material responde al deseo de nuestra Iglesia particular de
incidir en la capacitación de laicos, preparados para acompañar a otros laicos en su forma
ción inicial y básica (cf. OP 2015, 70).
En nuestra Iglesia particular, los facilitadores son figuras clave, agentes laicos que tienen la
responsabilidad y vocación de acompañar a otros bautizados a caminar en su discipulado,
ayudarlos a descubrir las riquezas de vivir en comunión y encaminarlos al compromiso con
la misión permanente, que busca evangelizar las culturas de la Ciudad. Como Felipe, ellos
escuchan la voz de Dios, que los envía a ponerse en camino para encontrar a los etíopes
de hoy, a quienes les facilita el encuentro con Cristo y con su comunidad, que es la Iglesia
(cf. Hch 8,26-31).
El manual Acompañar con estrategias renovadas para hacer comunidad contempla las di
mensiones del ser, saber y saber hacer, que aparecen integradas y relacionadas todo el
tiempo. Con ello se busca que el facilitador vincule constantemente las tres dimensiones.
Esta herramienta pastoral se organiza en dos ejes temáticos:
1. La comunión. Invita a los facilitadores a ser parte de una comunidad eclesial, y a
convertirse en servidores de la comunión para construir ambientes cercanos y
fraternos y aplicar estilos participativos. Los anima a alimentar el encuentro con
Cristo, quien mantiene viva la comunión e impulsa a la misión.
2. La misión. Esta sección lleva a los facilitadores a reconocerse como miembros de
una comunidad de discípulos misioneros que acompañan a otros discípulos mi
sioneros. Aquí se revisan los sacramentos en clave misionera y se ejercitan diver
sas estrategias pastorales.
Ponemos en manos de Dios el presente instrumento y esperamos que dé frutos abundantes
para el anuncio del Reino en nuestra Ciudad.
Orientaciones metodológicas
El manual Acompañar con estrategias renovadas para hacer comunidad se propone para una
formación autodidacta, donde el facilitador es el principal protagonista; se espera de él que sea
responsable y activo de su propio crecimiento. Está diseñado para recibirse como una oportu
nidad de autoformación, que se realiza y estudia en casa.
La característica de esta formación radica en el estudio personal de los temas y en la realización
de los ejercicios solicitados en la sección «Actividades de aprendizaje». Las actividades no son
un añadido al tema: significan parte esencial del proceso. Con ellas se busca promover la
autodisciplina, el estudio personal, la capacidad para investigar y encontrar respuestas por sí
mismos, para comunicar ideas de forma escrita y verbal, habilidades requeridas en un
facilitador.
No se trata de un estudio individual y aislado. Esta experiencia ha sido probada como una
formación en modalidad abierta, donde el facilitador estudia en casa tres temas seguidos (ser,
saber y saber hacer) y se reúne una vez al mes, con su grupo de facilitadores para compartir
experiencias de aprendizaje y profundizar los temas. En las reuniones mensuales los faci
litadores son acompañados por un equipo de asesores (uno para cada dimensión).
Los facilitadores requieren haber pasado por experiencias de formación inicial y básica (o su
equivalente) y haber vivido el taller de facilitadores. Han de asumir progresivamente su
responsabilidad en el estudio de los temas y en la realización de las actividades.
Los asesores son acompañantes que trabajan en equipo, comprenden la vocación y misión del
facilitador, conocen la metodología y cuentan con la preparación para conducir el proceso.
Han de evitar la tentación de manejar el encuentro mensual como “clase”, aprender a escuchar,
reconstruir los contenidos con ayuda de todos, conscientes de que los facilitadores ya han
estudiado el tema. Es importante motivar a los facilitadores a realizar las actividades que se
proponen para el autoestudio.
La metodología requiere paciencia (el comienzo será arduo); invita a facilitadores y asesores a
un cambio de paradigma. Esta formación se ubica en un modelo constructivista. La experiencia
que precede a la publicación de esta propuesta (cuatro años) ha mostrado que se puede lograr
un crecimiento fuerte en los facilitadores, siendo fieles a la metodología. ¡Y veremos a la semilla
de mostaza convertida en un gran árbol! (cf. Mt 13,31-32).
El recorrido
Misión
19. La Eucaristía: 20. La misión de 21. Partir de la liturgia
fuerza para la reconciliar o de los actos
7 misión de religiosidad
y piedad popular
(estilo 7)
Nos proponemos
Asumir que el amor y la empatia son las llaves para vivir en comunión con los otros.
■ Introducción
En el manual Crecer como Facilitador 2. Convertir corazón, actitudes y métodos, pusimos el
acento en nuestra conversión personal. Cuando la conversión es auténtica, da frutos de
comunión.
La comunión, por su importancia en la vida cristiana, constituye uno de los ejes de la
formación básica. El facilitador es un creyente que en el proceso de maduración de fe ha
aprendido a vivir en comunión, con Dios, sus hermanos, la Iglesia y la Creación. En su
calidad de testigo de la comunión está llamado a acompañar a otros bautizados a
experimentarla. Ésta es la razón por la que dedicaremos una serie de temas para reflexionar
y hacer vida la comunión.
Ser cristianos significa amar a los demás por ellos mismos y no a pesar de ellos. Jesús nos
invita a amar a todos sin diferencia: «Ustedes amen a sus enemigos, hagan el bien y
presten sin esperar nada a cambio; así su recompensa será grande y serán hijos del
Altísimo. Sean misericordiosos como su Padre es misericordioso» (Le 6,35-36).
Todos los seres humanos necesitamos de amor y comprensión, ellos hacen brotar la
bondad y los dones con los que hemos sido bendecidos por nuestro Padre Dios.
Probablemente no conocemos la profundidad de nuestra propia bondad y los dones que
Dios nos ha concedido, hasta que otra persona nos ame y descubra en nosotros cualidades
desconocidas.
Jesús amó a su pueblo con amor compasivo, así nos ama a cada uno de nosotros; su amor
ve incluso bajo las apariencias y hace que broten de lo profundo de las personas la bondad
escondida y los dones enterrados. Con su amor y la libre colaboración de las personas,
Jesús puede convertir los corazones de piedra en corazones de carne; saca lo mejor de
cada uno, derrumba las barreras que nos impiden crecer y darnos a los demás. Un ejemplo
de ello es Zaqueo, quien al sentirse amado por Jesús «se puso en pie ante el Señor y le
dijo: Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres, y si engañé a alguno, le devolveré
cuatro veces más» (Le 19,8).
8. El amor se expresa
ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE
ffll Leo
► Realizo una lectura activa de los contenidos del tema. Subrayo lo más importante.
© Reflexiono
O Recapitulo
NOTAS
a Beneytez, G., La realización moral de la persona humana. (Tema IV. Persona y sociabilidad) en:
www.mercaba.org/ARTICULOS
■ Díaz, C., ¿Qué es el personalismo comunitario?, Fundación Emmanuel Mounier, Salamanca 2005.
■ Galindo, A., Moral socioeconómica, BAC, Madrid 1996, 18-19.
■ Powell, ]., La visión cristiana, la verdad nos hará libres, Buena Prensa, México 2005, 85-101.
SABER
TEMA 2
■ Introducción
En el tema anterior reflexionamos que para entrar en comunión con nuestros hermanos
requerimos poner en práctica el amor y la empatia. La comunión tiene su origen en Dios
y se prolonga en la Iglesia, que es por esencia misterio de comunión. Este es el modelo de
Iglesia del Concilio Vaticano II. En la Iglesia, la comunión es don divino y tarea de los cre
yentes, constituye un estilo de vida y una espiritualidad que ha de impregnar todos los
ámbitos de la vida eclesial. Solo cuando la comunión se vive en la práctica, la Iglesia visi-
biliza su ser de «sacramento de comunión». Sobre ello reflexionaremos en este tema,
apoyados de la carta apostólica, Novo millennio ineunte.
Todos los creyentes vivían unidos y lo tenían todo en común [...], todos pensaban y
sentían lo mismo, y nadie consideraba como propio nada de lo que poseía, sino que
tenían en común todas las cosas.
Hch 2,44; 4,32
5. El campo ecuménico
El Gran Jubileo ha hecho tomar una conciencia más viva de la Iglesia como misterio de
unidad. En el Credo manifestamos: «Creo en la Iglesia, que es una». Esta realidad tiene su
fundamento último en Cristo, en el cual la Iglesia no está dividida (cf. 1 Cor 1,11-13). La
Iglesia, Cuerpo de Cristo, unida por los dones del Espíritu, es indivisible. La división se
produce como consecuencia de la fragilidad humana. La oración de Jesús en el cenáculo
«Te pido que todos sean uno lo mismo que lo somos tú y yo, Padre» (Jn 17,21) es revela
ción e invocación.
e La unidad de Cristo con el Padre origina la unidad de la Iglesia y es don permanen
te hasta el fin de los tiempos. Esta unidad se realiza concretamente en la Iglesia
católica, a pesar de los límites humanos. Emerge también de manera diversa en
muchos elementos de santificación y verdad existentes dentro de las otras Iglesias
y comunidades eclesiales. Dichos elementos, en cuanto dones de la Iglesia de
Cristo, nos empujan sin cesar hacia la unidad plena (cf. LG 8).
• La oración de Cristo nos recuerda que este don ha de ser acogido y desarrollado
de manera cada vez más profunda. La invocación «que sean uno» es imperativo
que nos obliga, fuerza que sostiene y saludable reproche por nuestra desidia y
estrechez de corazón. La confianza de poder alcanzar, incluso en la historia, la
comunión plena y visible de todos los cristianos se apoya en la plegaria de Jesús,
no en nuestras capacidades (cf. NM 48).
6. El diálogo interreligioso
ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE
BUB Leo
© Reflexiono
Investigo
► Reviso los siguientes contenidos en el Manual 9 (temas 1-13):
-¿Por qué la Iglesia es misterio y con qué imágenes se manifiesta?
-¿De qué manera el Espíritu Santo anima a la Iglesia?
-¿Qué relación existe entre la Iglesia y el Reino?
-Explico la frase: «La Iglesia es en Cristo como un sacramento» (LG i).
-¿Qué implica para la Iglesia ser misterio de comunión?
-¿Por qué el ecumenismo es un servicio a la unidad?
O Recapitulo
TEMA 3
■ Introducción
El imperativo de hacer vida una espiritualidad de comunión tiene implicaciones en las
metodologías que utilizamos en la formación. Al formar es necesario considerar que hay
una comunidad eclesial en formación, en cuyos corazones habita el Espíritu Santo. El faci
litador acompaña el crecimiento de esa comunidad y se inserta en ella como un hermano
más. Para este fin es de gran ayuda la metodología activa propuesta en los manuales de
formación.
En el manual Crecer como facilitador 2, aprendimos que existe una diversidad de metodo
logías; requerimos que la opción sea adecuada a nuestros interlocutores y al mensaje a
comunicar.
En la formación básica, contamos con varios recursos didácticos'.
• Los Manuales instrumento escrito que hemos de aprovechar ampliamente en la
sesión.
• Los estilos, técnicas que el facilitador aplica para trabajar la información contenida
en los manuales (cf. tema 15. Manual del Facilitador).
Le entregaron el libro del profeta Isaías y, al desenrollarlo, encontró el pasaje donde está
escrito: «El espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar la buena
noticia a los pobres; me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos, a dar vista a
los ciegos, a libertar a los oprimidos y a proclamar un año de gracia del Señor».
Después enrolló el libro, se lo dio al ayudante y se sentó. Todos los que estaban en la
sinagoga tenían sus ojos fijos en él. Y comenzó a decirles:
«Hoy se ha cumplido ante ustedes esta profecía».
Le 4,16-21
Algunas de estas estrategias provienen de la didáctica general, otras además tienen origen
pastoral y catequético. Todas ellas se enriquecen, complementan y combinan, según la
creatividad y circunstancias.
2. Pedagogía activa
La aplicación de los estilos requiere de un trabajo comunitario, activo y participativo, don
de el mensaje se profundiza por la experiencia de fe, del compartir, tanto del facilitador
como por los interlocutores.
El facilitador es únicamente un mediador entre el interlocutor y el mensaje, construye puen
tes para que los interlocutores logren hacer suyo lo que reflexionan (ellos son los principa
les protagonistas del proceso). El centro del proceso es el interlocutor, de ahí que sea fun
damental fomentar la participación activa.
Lo anterior obedece a un principio de la didáctica actual, que promueve un aprendizaje acti
vo y significativo; pero principalmente se trata de una cuestión pastoral y espiritual: la forma
ción básica es un itinerario de crecimiento en la fe, y el Espíritu Santo ha sido dado a todos.
Para lograr lo anterior es necesario que el facilitador cree un ambiente de confianza y parti
cipación en el que las personas se sientan libres para compartir y se fomente la motivación
por seguir aprendiendo. El facilitador ha de atender especialmente los intereses de sus in
terlocutores, alentándolos e impulsándolos a plantearse preguntas, resolver sus dudas, al
fomento a la lectura y, en fin, a todo aquello que permita conducirlos a una fe madura.
c) Cierre
Para terminar, el facilitador retoma las ideas generales, ofrece algún aporte y precisa antes
de realizar las conclusiones del tema.
En este guión sugerimos las instrucciones (lista de cotejo) para los interlocutores. Te será
de utilidad para planear el Estilo 1.
• Lectura de la parte del tema asignada a cada equipo.
• Lectura de las citas (si las hubiera).
• Diálogo para captar el contenido que se lee por primera vez.
• Formular preguntas relacionadas con la información y tratar de darles respuesta.
• Preparar la participación con el grupo completo.
ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE
Leo
► Realizo una lectura de este tema.
© Reflexiono
O Recapitulo
NOTAS
■ Nérici, I., Hacia una didáctica general dinámica, Editorial Kapelusz, Buenos Aires 1991.
Nombre del manual: Fecha:
Recursos didácticos:
La Palabra o el
Magisterio
Actividades individua
les o grupales
Evaluación
Cierre: conclusión,
oración final
SER
TEMA 4
■ Introducción
En temas anteriores reflexionamos sobre las actitudes que forjan comunión: amor, empa
tia, diálogo, reconocimiento de la diversidad, unidad de pareceres. Esta espiritualidad de
comunión se refuerza en la formación con estilos comunitarios, como la lectura comenta
da. Si vivimos una espiritualidad de comunión, estaremos haciendo visible a la Iglesia,
sacramento de comunión.
El reto para los facilitadores es lograr que nuestros centros de formación dejen de ser lu
gares de reunión y estudio, para convertirse en verdaderas comunidades. En el presente
tema reflexionaremos sobre el ser de la comunidad y reconoceremos las características
que la identifican.
Otros textos: Rom 12,9-21; 15,7; 1 Cor 1,10-13; Cal 6,1-10; 1 Tes 4,9-10; Sant 4,11-12; 1
Pe 3.8-9.
1. ¿Qué es la comunidad?
La Iglesia es un cuerpo formado por diferentes partes. La comunidad es ese cuerpo en el
que todas sus partes se comunican, relacionan y pertenecen. La pertenencia proviene del
llamado de Dios a vivir juntos. Somos responsables unos de otros, cada quien en su pro
pia vocación y todos, hasta los más “débiles”, son indispensables y poseen la misma dig
nidad. Si un miembro del cuerpo sufre o se alegra, el resto del cuerpo lo hará también (cf.
Rom 12,4-5; 1 Cor 12,22-26).
La comunidad no es una reunión cualquiera ni por cualquier motivo: es un encuentro de
hermanos. No es producto solo de nuestra voluntad; surge del llamado de Dios, quien nos
convoca en comunidades para actuar en su nombre y realizar unidos la misión que nos
encomienda.
La comunidad es siempre una llamada a superarse. Si nos esforzamos siempre por agra
dar a Jesús y no solamente al grupo, entonces creceremos y la comunidad será para las
personas. Jesús quiere que también seamos sumisos al grupo. Ahí radica la necesidad del
discernimiento y de la sabiduría.
Las personas hacen comunidad porque quieren dar y recibir amor. La comunidad no está
para producir algo ajeno a ella; no es una asociación que lucha por una causa, es un lugar
de comunión.
En la comunidad, los miembros están llamados a colaborar. Cada uno debe tener su rol y
dar cuentas a alguien o a la asamblea. Requiere de organización y disciplina, de lo contra
rio será ineficaz.
La colaboración tiene su fuente de comunión. Los miembros caminan hacia los mismos
fines. La colaboración sin la comunión se convierte rápidamente en trabajo; la unidad pro
viene de algo exterior; se dan tensiones y conflictos. Si la comunidad no es más que un
grupo de trabajo, peligra.
La comunión se consigue más con silencio que con palabras, más con la celebración que
con el trabajo. Es experiencia de apertura y confianza; don del Espíritu Santo.
La comunidad es ante todo un ambiente de comunión. Hay que dar prioridad, en la vida
cotidiana, a los símbolos, encuentros y celebraciones que despiertan la conciencia de co
munión.
Cuando las barreras caen, el corazón se revela en toda su belleza. Vivir de verdad según
nuestro corazón, es vivir según el Espíritu que habita en nosotros. Es ver a los otros como
Dios nos ve. Constatamos sus heridas y sufrimientos; pero no los consideramos un pro
blema. Cuando vivimos sin barreras, nos volvemos sensibles y pobres (cf. Mt 5,3). La po
breza de espíritu es nuestra riqueza; nos hace vivir por el amor y poder de Dios que se
manifiesta en la debilidad.
La comunidad es también el espacio donde se manifiestan los límites, temores, bloqueos
y frustraciones. Pero una auténtica comunidad es un ambiente de seguridad y afecto. En
ella encontramos personas que nos escuchan, y a quienes podemos confiar nuestra inte
rioridad. Las experiencias de oración y de sentirnos amados y acogidos nos ayudan a
aceptarnos tal como somos. Estamos heridos pero somos amados; podemos crecer, ser
más abiertos y compasivos; tenemos una misión. La comunidad se convierte en lugar de
liberación y crecimiento.
ffl Leo
© Reflexiono
O Recapitulo
NOTAS
■ Vanier, ]., La comunidad, lugar del perdón y de la fiesta, PPC, Madrid 2000, 23-42.
TEMA 5
■ Introducción
En el tema anterior reflexionamos sobre el ser de la comunidad como ambiente de perte
nencia y acogida, reto que nos motiva a configurar nuestro grupo como una auténtica
comunidad. El ser de la Iglesia, además de ser misterio de comunión, se expresa también
mediante otras figuras como las de Pueblo de Dios y Cuerpo de Cristo. Cada una de ellas
tiene implicaciones en la vida pastoral y misionera de las comunidades, movimientos y
parroquias. Si asumimos este ser de la Iglesia llegaremos a ser miembros corresponsables
de su marcha, capaces de acompañar a otros bautizados para sentirse plenamente parte
de ella.
Para este tema nos dejamos guiar por las reflexiones del papa Benedicto XVI, quien a pro
pósito de una asamblea en la diócesis de Roma, nos explica las implicaciones de estas fi
guras eclesiales.
El Magisterio enseña
En todo tiempo y en todo pueblo son adeptos a Dios los que le temen y practican la
justicia (cf. Hch 10,35). Quiso, sin embargo, Dios santificar y salvar a los hombres
no individualmente y aislados entre sí, sino constituirlos en un pueblo que le cono
ciera en la verdad y le sirviera santamente.
LG 9
Para que las comunidades no pierdan su identidad y vigor es necesario educarnos y ali
mentarnos de la escucha y meditación de la Palabra de Dios, de la práctica de la lectio di
vina. Nuestras comunidades deben tener clara conciencia de que son Iglesia porque Cris
to, Palabra eterna del Padre, las convoca y las convierte en su pueblo.
La fe es una relación profundamente personal con Dios y posee un componente comunitario
esencial; ambas dimensiones son inseparables. Por la fe en Dios estamos unidos en el Cuer
po de Cristo; todos somos uno en el mismo Cuerpo. Así, creyendo de modo profundo, po
demos vivir también la comunión entre nosotros y superar la soledad del individualismo.
EDI Leo
© Reflexiono
Investigo
► Reviso los siguientes contenidos en el Manual 9 (temas 14-20):
-¿En qué sentido la Iglesia es Cuerpo Místico de Cristo?
-¿Qué importancia tiene para la vida eclesial que la Iglesia sea el Pueblo de Dios?
-Explica esta frase del Credo: «Creo en la Iglesia que es una, santa, católica y apostólica».
O Recapitulo
: NOTAS
TEMA 6
Nos proponemos
• Identificar las características esenciales del estilo 2, partir del esquema, para desarro
llar los contenidos de una sesión de forma partidpativa y eficaz.
• Descubrir los pasos del estilo 2, con el fin de realizarlos acertadamente.
• Reconocer los límites y posibilidades del estilo 2 para saber cuándo emplearlo.
■ Introducción
Ser una Iglesia que se concibe como Pueblo de Dios y Cuerpo de Cristo nos hace ser cons
cientes de nuestro ser histórico, de estar llamados a la unidad y corresponsabilidad. La
pertenencia a esta Iglesia y el sentirnos miembros plenos se alimenta a través de la fe, la
escucha de la Palabra y la Eucaristía.
Siguiendo la línea de ser Iglesia y construir comunidad, el presente tema del saber hacer
nos propone aprender otro estilo didáctico y participativo.
El Manual del facilitador (cf. tema 13) ya nos había familiarizado con algunos tipos de es
quemas: cuadros sinópticos, diagramas de sol, de bloques, mapas conceptuales y menta
les. Ahora los practicaremos nuevamente, con miras a utilizarlos en un estilo colaborativo.
Partir de un esquema no es solo aprender a elaborar esquemas, sino contar con un recur
so que permita aprovechar al máximo los contenidos durante el desarrollo de la sesión. Se
sugiere para temas con gran cantidad de datos y conceptos, generalmente de carácter
doctrinal o histórico.
El Magisterio enseña
2. Tipos de esquemas
Existe gran diversidad de esquemas, también llamados ordenadores de la información,
entre ellos:
• Mapa mental. Representación gráfica y simbólica. Combina imaginación y creati
vidad, organiza la información, la registra, asocia y expresa de manera ordenada
y sintetizada; facilita los procesos de entender, comprender, memorizar y analizar.
Imita de modo natural el proceso cerebral de conexión de las neuronas.
• Mapa semántico o conceptual. Parte de una idea central a la que se asocian con
ceptos.
• Diagrama de flujo. Esquematiza procedimientos para realizar tareas, resolver
problemas. Se emplea para organizar y seguir una secuencia lógica de acciones o
para realizar un programa.
• Organigrama. Representa la estructura de una institución, con sus funciones y
relaciones.
• Cuadro sinóptico. Desglosa temas complejos hasta en cinco planos; permite re
cordar partes, elementos, ejemplos...
• Árbol. Desglosa lo esencial del tema en forma ramificada.
• Ruta crítica y cronogramas. Señalan la secuencia de actividades a seguir en un
tiempo determinado.
• Línea de tiempo. Ubica en el tiempo (en forma de línea) periodos históricos o
acontecimientos importantes. Se puede elaborar desde lo más antiguo a lo más
reciente, o a la inversa.
• Cuadro de doble entrada. Es un cuadro que muestra la información esencial rela
cionando los elementos de manera horizontal y vertical.
3. Utilidad de los esquerras
Los esquemas, como recursos didácticos, presentan los siguientes beneficios:
• Ayudan al estudio de conceptos, proposiciones teóricas y hechos prácticos.
• Facilitan el análisis de las ideas y la resolución de problemas.
• Contribuyen al fortalecimiento de la creatividad y el proceso de memoria a largo
plazo.
• Desarrollan habilidades de análisis, síntesis, visualización global de un tema, pro
blema o fenómeno.
• Apoyan y permiten dar seguimiento al proceso de aprendizaje.
b) La sesión de trabajo
Es útil elaborar la planeación y ubicar los momentos de apertura, desarrollo y cierre de la
sesión.
■ Apertura
Aprovecha los primeros elementos que ofrece el Manual (nombre del tema, ilustración,
enunciado, enlace, objetivo) para sondear los conocimientos previos. Recuerda que este
momento es breve.
■ Desarrollo
• Comienza tendiendo puentes. Los interlocutores, requieren de «puentes» o moti
vación inicial. Todas las personas, de cualquier edad, atienden y entienden cuando
la propuesta toca sus intereses.
• Centra el interés del grupo mediante preguntas relacionadas con el tema, noticias,
incidentes...
• Una vez que hayas tendido el «puente» motivador, ahora coloca el papelógrafo
con el esquema o la diapositiva en un lugar visible. No lo coloques antes, para que
la motivación inicial tenga un mayor efecto.
• El recurso de tender puentes es aplicable a cualquier estilo y tiene que ver con
lo que en la pastoral conocemos como método inductivo, en la catcquesis como
recurso a la experiencia, a la vida, a la realidad. En la didáctica se conoce como
«situación didáctica».
• Reconstruye o comenta el esquema con ayuda de todos. Recuerda que el método
no es la exposición, sino el intercambio de experiencias y nociones de fe.
• Elabora preguntas que tengan que ver con los elementos del esquema para explo
rar los contenidos.
• Destaca las actitudes y valores presentes en el texto.
• Terminada la explicación abre un espacio breve para preguntas, inquietudes y
aportaciones que complementen el tema.
Considera en tu planeación tiempo suficiente para realizar las actividades propuestas en el
manual y la evaluación.
■ Cierre
• Establece compromisos con la ayuda de todos los participantes.
• Concluye.
■ Ventajas
Los esquemas en la formación básica ofrecen a los interlocutores una visión panorámica
del contenido del tema, el cual se presenta sintetizado, organizado y relacionado con los
subtemas; también permiten asociar el conocimiento y las actitudes nuevas con la expe
riencia previa de fe.
Emplear un esquema para abordar un tema amplio, con muchos conceptos o poco cono
cido para los interlocutores, ayuda a construir un panorama del tema que se reflexiona.
El esquema, por ser punto de partida de la reflexión, se puede ir enriqueciendo con las
aportaciones de los interlocutores; así, ellos profundizan el tema y lo enriquecen con su
experiencia de fe.
Además, el esquema favorece la exposición precisa y ordenada del tema y facilita su estudio.
■ Limitaciones
Una lectura superficial o incompleta del tema podría llevar a suprimir elementos funda
mentales.
El esquema podría ser utilizado para dar una exposición larga y tediosa, lo cual es contra
rio a lo que se busca.
El esquema podría emplearse desde una visión meramente intelectual, que no conecte
con la vida, acerque a la realidad, o propicie el comentario de experiencias.
Si el lugar no es adecuado (falta de paredes o lugares para colocar el esquema), el recurso
se desaprovecha.
ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE
M Leo
© Reflexiono
¿X* Ejercito
kz Recapitulo
► ¿Cuál fue mi aprendizaje más importante del tema?
NOTAS
■ Arquidiócesis Primada de México, Manual del facilitador, PPC, México 2012, 79-84, 91-96.
Nombre del manual: Fecha:
Objetivo de la sesión:
Recursos didácticos:
La Palabra o el
Magisterio
Actividades individua
les o grupales
Evaluación
Cierre: conclusión,
oración final
SER
TEMA 7
El crecimiento de la comunidad
Nos proponemos
Asumir que, para crecer, la comunidad necesita vivir una relación de comunión e inter
dependencia, superar las barreras entre sus miembros y vivir del perdón cotidiano, la
paciencia y la confianza.
■ Introducción
La reflexión del ser de la comunidad nos llevó a considerarla como ambiente de pertenen
cia y acogida, donde todos se sienten en casa. Esta es la experiencia que hemos de vivir
como miembros del Pueblo de Dios que caminan en la historia, unidos en el Cuerpo de
Cristo.
Todo ministerio pastoral, incluido el del facilitador, constituye una auténtica experiencia de
comunión: brota de ella y a ella conduce. Más aún, la base de la misión es hacer comu
nión. Por eso el estilo comunitario se refleja en la manera de acompañar. Un ejemplo es la
aplicación del esquema (estilo 2), el cual es más que un simple recurso didáctico, porque
hace posible un ambiente donde los contenidos de la formación básica se construyen y
profundizan con la participación de todos.
En esta línea de reflexión, asumiremos que una vez configurada la comunidad, crecer es
una necesidad y se logra mediante un esfuerzo permanente.
: Por el amor que se tengan los unos a los otros reconocerán todos que son discípulos :
: ^;os. :
i Jn 13,35 |
i Otros textos: 13,34-35; Hch 4,32; Rom 12,4-5; 1 Cor 12,22-26; 1 Tes 4,9-12; 1 Pe 3,8-9; í
1. De la «comunidad para mí» a «yo para la comunidad»
Para construir una comunidad, cada persona debe dar un paso decisivo y abrirse a los de
más sin excluir a nadie; es el paso del egoísmo («la comunidad para mí»), al amor («yo
para la comunidad»), de la muerte a la resurrección.
La comunidad es un espacio donde las personas se entregan para ganarse; tiende a desa
parecer el «yo» y el «tú» para convertirse en un «nosotros», basado en el respeto de la
autonomía e interdependencia.
Cada persona ha de crecer consciente de su incorporación a la comunidad y de sentirse
protagonista de su misión. La comunidad es un nuevo modelo de la unidad de los seres
humanos, reflejo de la unidad de las Personas Divinas, unidad de amor, interdependencia,
encuentro, comunión.
5. Romper barreras
Es probable que las personas que forman una comunidad nunca hubieran escogido estar
unas con otras, porque parece un desafío humanamente imposible, lo cual da la certeza de
que ha sido Dios quien las ha escogido y llamado a formar comunidad. «Por el amor que
se tengan los unos a los otros reconocerán todos que son discípulos míos» (Jn 13,35).
En la comunidad están presentes los amigos y los enemigos. Una amistad puede resultar un
peligro cuando no es constructiva, ni para la persona ni para la comunidad. Cuando las
personas desean estar juntas solo para vanagloriarse y halagarse, no pueden ver su pobreza
interior, crecer y servir mejor.
Los enemigos son las personas que nos “agreden”, que impiden la realización del trabajo, el
crecimiento personal, la libre expresión, o bien, despiertan sentimientos de envidia, celos,
resentimientos.
Estas reacciones de aproximación o rechazo entre los amigos y enemigos son naturales en
el ser humano, producto de sus experiencias de vida. Sin embargo, no debemos dejarnos
guiar por ellas, porque la comunidad dejaría de ser un lugar de comunión.
Construir comunidad supone un proceso largo, que avanza, retrocede o se estanca en vir
tud de sus miembros, dependiendo que éstos rechacen o acepten renacer en el Espíritu, de
modo que rompan las barreras que los separan de los demás y se dispongan a la escucha
del otro y al diálogo con él (Le 6,27-33).
Es necesario derribar la barrera que separa a los amigos de los enemigos. Solamente podre
mos amar a nuestros enemigos, por encima de sus defectos y debilidades, si previamente
aprendemos a amarnos a nosotros mismos siendo conscientes de que no somos perfectos
sino perfectibles. El hijo pródigo, después de haber pecado, se hizo consciente de cuánto lo
amaba su padre y descubrió que no tenía autoridad de juzgar a nadie. ¿Cómo puede recha
zar un pecador a otro?
La comunidad es lugar del perdón. Superar los malos entendidos, desacuerdos, malos ra
tos, la impotencia ante los fracasos y la desorganización, implica un esfuerzo constante. La
acogida en la comunidad no es otra cosa que el perdón mutuo de cada día. Si participamos
en una comunidad sin estar dispuestos a perdonar y a ser perdonados setenta veces siete,
enseguida nos desengañaremos.
Perdonar requiere de expresar una actitud profunda, no basta decirlo con palabras, sino
tratar de comprender el origen de las fallas del otro y las propias. Es reconocer de nuevo la
alianza con los que no me relaciono bien, darles un espacio en mi corazón. Nunca es fácil
perdonar; para hacerlo, requerimos de la ayuda del Espíritu Santo.
Cada persona es única e irrepetible y posee dones diversos que Dios le ha dado para poner
los al servicio de los hermanos y en beneficio propio; esto construye la comunidad. Si al
guien no pone sus dones a disposición de los otros, daña a la comunidad entera.
Es importante que cada quien conozca sus propios dones y asuma ser responsable de su
crecimiento; los demás deben reconocer dichos dones y pedir cuentas de cómo son ejerci
dos porque tienen necesidad de ellos. Asimismo, deben animar a desarrollarlos a quienes
los han recibido.
Todo el que ejerza su don encuentra su lugar en la comunidad, pues es útil, único y necesa
rio para el resto. De esta manera se desvanecen los celos y rivalidades, porque el origen de
estos males es el desconocimiento de los dones propios o que no confían suficientemente
en sí mismos.
ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE
■ Leo
► Realizo una lectura atenta de los contenidos del tema y subrayo lo más importante.
© Reflexiono
O Recapitulo
NOTAS
TEMA 8
■ Introducción
Toda comunidad está llamada a crecer y fortalecer su unidad. Para lograrlo, tiene que llegar
a una relación de comunión e interdependencia, vivir del perdón, la paciencia y la confianza.
La Iglesia vive la comunión cuando cada miembro toma su lugar y aporta sus carísimas. Este
es el caso de los laicos, quienes estamos llamados a asumirnos como miembros correspon
sables de la marcha de la Iglesia. En este tema reflexionaremos sobre la misión de los laicos
en la Iglesia comunión, apoyados en el decreto Apostólicas Actuositates y en algunos apor
tes del papa Francisco.
El magisterio enseña
Sabemos que el futuro de la Iglesia, en una sociedad que cambia rápidamente, recla
ma ya desde ahora una participación de los laicos mucho más activa.
Otros textos: Hch 11,19-21; 18,26; Rom 16,1 -16; Fil 4,3.
El Concilio Vaticano II llevó a una nueva forma de mirar la vocación y misión de los laicos
en la Iglesia y en el mundo. Las constituciones Lumen gentium y Gaudium et spes conside
ran a los fieles laicos dentro de una visión de conjunto del Pueblo de Dios, al que pertene
cen junto a los miembros del orden sagrado y a los religiosos, y que participan en la forma
que les es propia, de la función sacerdotal, profética y real de Cristo.
Ó.Evangelización y santificación
ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE
■ Leo
► Subrayo las ¡deas principales del texto y hago un resumen de las mismas.
© Reflexiono
-¿Qué haré para que tanto yo como mis interlocutores tengamos una clara conciencia
de nuestra vocación laical y de nuestro lugar en la Iglesia comunión?
Investigo
► Reviso los siguientes contenidos en el manual 13 (temas 1 -20):
-Describo quién es un laico y cuál es su misión a partir de LG 31.
-¿En qué se distingue un laico de las otras vocaciones? (Según LG 31)
-Explico por qué el Bautismo es el fundamento de la identidad y misión laical (tema 3).
-Describo con mis propias palabras qué significa para un laico ser sacerdote, profeta y
rey (temas 5-7).
-¿Cuál es la vocación de los laicos en la Iglesia y en el mundo? (Temas 8-9.)
-¿Cuál es la diferencia entre un ministerio y un movimiento eclesial? (Temas 12-13.)
-¿Cuáles son los campos de acción para los laicos? (Temas 14-16.)
O Recapitulo
NOTAS
■ Apostolicam actuositatem.
■ Christijideles laici, 32-44.
■ Lumen gentium, 30-38.
ABER HACER
TEMA 9
Partir de interrogantes y de
la comprensión lectora (estilo 3)
■ Introducción
Asumir el derecho y deber al apostolado nos lleva a un modelo de Iglesia misionera y co-
munional, donde los diferentes carismas y ministerios se complementan. El facilitador
asume ese modelo desde el modo como conduce a su grupo. Por eso la aplicación de
estilos diversos. En el tema 6, Partir del esquema (estilo 2), reconocimos que los organiza
dores gráficos nos permiten aprovechar al máximo los contenidos durante el desarrollo de
la sesión, dan claridad y precisión a la información y facilitan el aprendizaje. En este tema
revisaremos los fundamentos y metodología del estilo 3: partir de interrogantes y de la
comprensión lectora. El estilo es familiar, lo hemos ejercitado en este programa.
Marcos 9,23-24
2. Partir de interrogantes
Lanzar preguntas es una herramienta eficaz y motivadora en el campo didáctico. Las inte
rrogantes favorecen el pensamiento crítico y creativo. Dice un sabio refrán: «Duda y estu
diarás». La pregunta es la mejor llave del conocimiento.
El diálogo requiere de un proceso de reflexión dirigida; el facilitador no da respuestas, sino
que encauza a los interlocutores para que ellos las encuentren por sí mismos.
Existen diversas preguntas reflexivas, que dependen del objetivo a lograr:
a) Selección de información: ¿Cuál es la idea central del tema?
b) Comparaciones y contrastes: ¿Qué es lo que caracteriza a cada uno de...? ¿Las
bienaventuranzas en Mateo son iguales a las de Lucas?
c) Identificar la autoridad de quien lo dice (una persona o fuente de la fe): ¿Quién lo
propone...?
d) Decisión a favor o en contra; causa y efecto: ¿Estás de acuerdo con...? ¿Por qué?
3. Comprensión lectora
La comprensión lectora es esencial en todo proceso de aprendizaje. Para sacar el mayor
provecho de esta capacidad, es necesario tener claros los objetivos de la lectura, con el fin
de dar una adecuada retroalimentación y evaluar la comprensión. Compartir lo compren
dido del tema estudiado, permite apropiarnos de la información leída.
El estilo 3, al igual que el 1 y 2, se fundamenta en una pedagogía activa, con una metodo
logía comunitaria y participativa, en confianza, donde las personas se sienten libres para
compartir y motivados para aprender.
En el desarrollo del estilo, el facilitador puede apoyarse en algunas de las siguientes técnicas:
• Discusión: Los interlocutores contribuyen con aclaraciones, datos, información.
Comparten y profundizan el tema entre todos (ver anexo).
• Debate: Los interlocutores presentan sus inquietudes, puntos de vista y defienden
sus posturas (ver anexo).
• Lluvia de ideas. El facilitador formula una pregunta. Todos los participantes contri
buyen a dar respuestas, sin discutirlas. Posteriormente se analiza cada respuesta
y se discuten, utilizando elementos ya sea de debate o de discusión (ver anexo).
4. Preparar el estilo 3
Para llevar a cabo el estilo 3, es indispensable que los interlocutores hayan realizado la
lectura.
■ De manera previa
• Lee y reflexiona el tema completo. Puedes apoyarte de la técnica PQRST, en la
elaboración de resúmenes, mapas mentales o conceptuales.
• Emplea el diccionario, prepara un glosario.
• Ten presentes los objetivos de la lectura.
• Prepara preguntas de carácter reflexivo.
■ Sesión de trabajo
Apertura:
Aprovecha los primeros elementos que ofrece el manual (nombre del tema, ilustración,
enunciado, enlace, objetivo) para sondear los conocimientos previos. Este momento es
breve. Recuerda que la Palabra de Dios tiene preeminencia.
Desarrollo:
• Realiza preguntas reflexivas y que hayas preparado con anterioridad (cf. punto 2
de este tema).
• Antes de responder, pregunta si algún interlocutor tiene respuestas a las dudas
planteadas.
• Pregunta si se comprendió el texto, qué les llamo la atención, cómo lo dirían con
sus propias palabras.
■ Ventajas
• Ejercitar el estilo en sus dos vertientes -partir de interrogantes y de la compren
sión lectora-, ayuda a mejorar el aprendizaje, se trabaja la memoria, la atención
y el diálogo.
• Permite que los participantes comprendan, organicen y evalúen la información, lo
que favorece la apropiación de la misma.
■ Limitantes
• Cuando hacemos preguntas para motivar la sesión, y no se han preparado previa
mente, posibilita que el participante conteste sin reflexión o que las preguntas no
sean adecuadas.
• El participante puede experimentar temor de externar sus dudas y empobrecer su
aprendizaje. Se requiere de motivación y madurez del interlocutor, para responsa
bilizarse de hacer el estudio previo del texto.
Para el buen desarrollo del estilo 3 es importante que tanto el facilitador como los interlocu
tores pongan en práctica las actitudes que favorecen el diálogo y el crecimiento comunitario:
Manifestar un fuerte interés por los propios Aunar esfuerzos para alcanzar
resultados y el crecimiento personal. una meta compartida.
ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE
¡H Leo
© Reflexiono
Ejercito
► Elijo un tema del Manual 13 y preparo una sesión con el estilo 3.
► Preparo las preguntas reflexivas que haré en la sesión y las contesto.
► Elaboro un glosario con las palabras más significativas de la lectura.
► Diseño mi planeación inmediata a través de una carta descriptiva (ver modelo anexo).
► Coordino una sesión de 15 minutos con el tema que preparé, usando el estilo 3.
► Dejo que mis compañeros y asesores me retroalimenten.
O Recapitulo
■ Díaz Barrica, F. y Hernández G., Estrategias docentes para un aprendizaje significativo. Una
interpretación constructivista, Mac Graw Hill, México 2010, 104-105 y 226-232.
■ Nérkzí, I., Hacia una didáctica general dinámica, Editorial Kapelusz, Buenos Aires 1991,287-297.
■ Prieto Navarro L., El aprendizaje cooperativo, PPC, Madrid 2007, 36-58.
Nombre del manual: Fecha:
Recursos didácticos:
La Palabra o el
Magisterio
Actividades individua
les o grupales
Evaluación
Cierre: conclusión,
oración final
ANEXOS
Técnica de la discusión
En esta técnica los resultados no son inmediatos. Al comienzo da la impresión de
que se pierde el tiempo y se fomenta la indisciplina. Es aparentemente dispersiva.
Requiere que el facilitador tenga muy buen dominio del grupo. Los resultados son
muy buenos, ya que el interlocutor es llevado a reflexionar, exponer sus puntos de
vista, escuchar, refutar, coordinar sus pensamientos, aportar y dejarse enriquecer
por los demás. Este es el momento más formativo: aprender a discutir, escuchar
los argumentos y experiencias de los otros, reflexionar acerca de lo que se conversa,
refutar aquello en lo que no concordamos, pero siempre con una exposición lógica
y coherente. La discusión exige el máximo de participación de los interlocutores y
el conocimiento previo del tema.
Algunas recomendaciones para la eficacia de la técnica:
1. Evitar:
Alejarse del tema central.
Perder el tiempo en aclaraciones.
Repetir lo ya discutido.
Avergonzar a los principiantes y hacer ironía.
Omitir las ideas fundamentales.
Permitir que unos cuantos controlen la discusión.
2. Transcribir la síntesis de la discusión (ésta debe ser clara y precisa).
3. Si los temas discutidos no logran un nivel aceptable del
contenido o expresión, conviene la explicación del facilitador.
TEMA 10
■ Introducción
Hemos analizado qué es, cómo se forma y crece una comunidad. Es tiempo de describir
la manera en que el facilitador -laico, miembro corresponsable del pueblo de Dios- parti
cipa en la construcción de la comunidad y la experiencia de comunión.
El facilitador está llamado a testimoniar una fuerte experiencia de comunión y de auténtico
acompañante de sus interlocutores hacia una mayor fraternidad, tanto dentro de la comu
nidad eclesial como en sus vidas. Algunos facilitadores asumen también la figura de coor
dinador, servicio que les exige ser auténticos servidores de la comunión.
Otros textos: Prov 3,3-8.11 -12. 21 -26; Eclo 3,17-29; Mt 20,25-28; 23,8-12; Me 9,33-35; 1 Cor
'.26-31.
1. El facilitador: llamado a testimoniar la comunión
Vivir en comunión y formar para la comunión es el gran desafío en nuestra labor de facili
tadores. Mientras formamos, buscamos llevar a nuestros interlocutores a lograr una viven
cia de Iglesia, entendida como comunión de comunidades.
En primer lugar, nos ocupamos de testimoniar la comunión; y para lograr la experiencia de
comunión, cuidaremos que el ambiente de nuestro grupo o centro de formación sea:
• Personalizado: es preciso aprender los nombres de todos y cada uno de los miem
bros del grupo, conocer algo de sus actividades, afanes e historias.
• Interpersonal: propiciar el conocimiento no solo de interlocutor a facilitador,
sino entre todos los miembros. No debería concluir una etapa de formación sin
avanzar siempre más en el conocimiento mutuo de los interlocutores. Esta inte
rrelación muchas veces no es espontánea, hay que dedicar tiempo a propiciarla.
• Comunitario: que fomente la aceptación y participación abierta de todos, la corres
ponsabilidad en algunas tareas.
• Evangelizados abierto a dialogar con todos, independientemente de cómo piensen.
La vida comunitaria no se agota en el trabajo conjunto, pero hay que propiciar actitudes
que hagan que el trabajo pastoral sea un ambiente propicio para la comunión. Algunas de
ellas son:
• Aceptación de una eclesiología de comunión y participación. Respeta el trabajo de
las otras instancias, grupos y personas.
• Es promotor de comunión, dialogante y democrático. Es decir tiene apertura,
comunicación sincera, disposición para aprender, saber autoevaluarse, saber dis
cernir.
ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE
i® Leo
► Realizo una lectura activa de los contenidos del tema. Subrayo lo más importante.
© Reflexiono
O Recapitulo
► Escribo lo más significativo del tema: ¿qué enseñanza me deja para mi vida y mi servicio?
TEMA 11
■ Introducción
El facilitador, además de ser constructor de la comunión fraterna y acompañar a sus inter
locutores a una adecuada inserción eclesial, favorece la comunión con Jesús, Palabra viva
del Padre. La comunión es don y tarea. Hasta ahora hemos mirado a la tarea, comenzare
mos a enfocarnos en el don.
La comunión brota de la unión con Jesús. Los creyentes estamos llamados a establecer un
diálogo amoroso con Dios, especialmente en su Palabra. La importancia de la Palabra
como fuente de comunión hace que en el itinerario de formación básica ubiquemos el
tema de la Iniciación a la Biblia (Manual 1), al principio, para que la Palabra sea la roca que
acompañe toda la formación.
En este tema reflexionaremos sobre la importancia de entablar un coloquio amoroso con
Dios para entrar en comunión con su vida y misión; para ello nos apoyamos en la exhor
tación Verbam Domini.
El Magisterio enseña
Hay que educar al pueblo en la lectura y la meditación de la Palabra: que ella se con
vierta en su alimento para que, por propia experiencia, vea que las palabras de Jesús
son espíritu y vida (cf. Jn 6,63).
Documento de Aparecida 247
4. Responder con fe
Cuando Dios se revela, el ser humano se «somete con la fe» (cf. Rom 16,26; Rom 1,5; 2
Cor 10,5-6); por ella se entrega entera y libremente a Dios, le ofrece «el homenaje total de
su entendimiento y voluntad, asintiendo libremente a lo que él ha revelado» (cf. DV 5).
«Para acoger la Revelación, el hombre debe abrir la mente y el corazón a la acción del Es
píritu Santo que le hace comprender la Palabra de Dios, presente en las Sagradas Escritu
ras» (VD 25). La fe, con la que abrazamos de corazón la verdad revelada y nos entregamos
totalmente a Cristo, surge precisamente por la predicación de la Palabra divina: «la fe
surge de la proclamación, y la proclamación se verifica mediante la palabra de Cristo»
(Rom 10,17). La historia de la salvación nos muestra de modo progresivo este vínculo ín
timo entre la Palabra de Dios y la fe, que se cumple en el encuentro con Cristo. Con él, la
fe adquiere la forma del encuentro con una Persona a la que se confía la propia vida. Cris
to Jesús está presente ahora en la historia, en su cuerpo que es la Iglesia; por eso, nuestro
acto de fe es al mismo tiempo un acto personal y eclesial (cf. VD 25).
ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE
BB Leo
© Reflexiono
O ■
1 Investigo
► Reviso los siguientes contenidos en el Manual 1 (temas 1-20):
-¿Cuál es la relación entre la Sagrada Escritura y la Tradición?
-¿Cuáles son los libros canónicos, deuterocanónicos y apócrifos?
-¿Qué tipo de géneros literarios y lenguajes encontramos en la Biblia?
-¿Qué elementos se requiere considerar para interpretar un texto?
-Elaboro una línea del tiempo con las etapas esenciales de la historia de la salvación
(desde la Creación hasta Pentecostés). En cada etapa menciono el libro de la Biblia
que narra el acontecimiento y la enseñanza principal.
-¿Qué métodos existen para actualizar un texto?
-¿Cuál es el papel de la Palabra de Dios en la vida de la Iglesia?
-¿Qué compromiso tiene la Iglesia respecto a la Palabra?
O Recapitulo
-Expreso con mis propias palabras lo más significativo del tema: ¿qué enseñanza me
deja para mi vida y mi servicio?
■ Dei Verbum.
■ Verbum Domini.
■ Arquidiócesis Primada de México, Manual 1. Iniciación a la Biblia, PPC, México 2012.
SABER HACER
I &Mtt S ¥ I > % 17
TFMA I ¿fe»
■ Introducción
La comunión y familiaridad con la Palabra de Dios a la que estamos llamados todos los
creyentes exige un lugar privilegiado durante la formación. Así lo reflexionamos con ampli
tud en el Manual del Facilitador (temas 6 y 14) y en el manual de Iniciación a la Biblia. Para
el facilitador, recurrir a la Palabra es fundamental. Se asume como un estilo y metodología
especial, cuando el tema a tratar contiene textos bíblicos.
En el recorrido realizado en el saber hacer, revisamos estilos y metodologías que parten de
la didáctica (estilos 1, 2 y 3). A partir de este tema recurrimos a la profunda experiencia
pastoral y catequética de la Iglesia. Evangelizar y catequizar dando prioridad a la Palabra
de Dios es un estilo nacido de las primeras comunidades creyentes.
i El que escucha mis palabras y las pone en práctica, es como aquel hombre prudente :
: que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los i
i vientos y arremetieron contra la casa, pero no se derrumbó, porque estaba cimenta- ■
i da sobre roca. i
í Mt 7,24-25 í
Y el salmista exclama: «Tu palabra es antorcha para mis pasos, y luz para mis caminos»
(Sal 119,105).
La Palabra de Dios toca lo más profundo del corazón, el entendimiento y los afectos. El
contacto constante con ella nos une a Cristo, Palabra Viva y manifestación del amor del
Padre. La Palabra, al ser escuchada, asimilada, vivida y transmitida, nos asemeja a Cristo.
El dinamismo de la Palabra guía nuestra vida, ilumina nuestros pasos y decisiones.
Nuestro acercamiento a la Palabra de Dios puede darse en diferentes niveles:
• Lectura. Leer por encima la Palabra es adulterarla.
• Escucha sin seguimiento. Su fruto será escaso, por nuestra falta de acogida.
• Meditación. Es la Palabra acogida, guardada en el corazón, para ponerla en un
clima que germine con fuerza. Es una Palabra que irá cambiando la vida.
• Oradón. Es la Palabra que tiene presente al que la pronuncia, supone encuentro, diá
logo, comunicación... Se centra en la vida, nos mete al proyecto de Dios con fuerza.
La Exhortación Verbum Domini (n. 74) nos ensena que:
La catcquesis ha de estar totalmente impregnada por el pensamiento, el espíritu y las
actitudes bíblicas y evangélicas, a través de un contacto asiduo con los mismos textos;
y recordar también que la catcquesis será tanto más rica y eficaz tanto más se lea los
textos con la inteligencia y el corazón de la Iglesia.
3- Preparar el estilo 5
■ Preparación
• Estudia el tema, revisa todas las citas bíblicas o del Magisterio que encuentres en
él y elige las que desarrollarás en la sesión (por lo menos una por subtema).
■ Sesión de trabajo
• Desarrolla los primeros elementos.
• Coordina el tema conforme lo hayas planeado. Si combinas los estilos, da tiem
po suficiente para el abundante uso de la Palabra; recuerda que en este estilo es
Maestra, centro, hilo conductor.
• Anima las actividades del tema, conforme la planeación.
• Concluye.
■ Ventajas
• Para el facilitador es uno de los estilos más importantes, porque la Palabra es
la fuente. Ha sido constantemente recomendado por el Magisterio de la Iglesia,
como se puede constatar en los diferentes documentos.
• Es posible combinar el estilo 5 con otros para darle fuerza y profundidad a los
temas y actualizar la misma Palabra.
• Al desarrollar correctamente el estilo, los facilitadores e interlocutores crecemos
en la espiritualidad cristiana auténtica y viva que anuncia, acoge, celebra y medita
la Palabra de Dios (cf. VD 121).
• El anuncio de la Palabra (a través del tema desarrollado con el estilo 5), puede ser
fuente de comunión y alegría profunda (cf. VD 123), fruto del Espíritu Santo (cf.
Gal 5,22).
■ Limitaciones
• Se puede desaprovechar la riqueza de la Palabra cuando al usar el estilo 5 nos
limitamos a leer una cita al inicio de la sesión y no volvemos a ella.
• Desarrollar el tema sin escuchar verdaderamente la Palabra, y al referir a un texto,
decir lo que no dice, reducirlo a las propias opiniones o experiencias.
• Si no se conoce suficientemente la Palabra de Dios, se pueden transmitir concep
tos erróneos.
ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE
■ Leo
© Reflexiono
Ejercito
► Elijo un tema del Manual 1, Iniciación a la Biblia, y preparo una sesión con el estilo 5.
► Del tema elegido, escojo una o más citas de cada subtema y las preparo.
► Diseño mi planeación inmediata a través de una carta descriptiva (ver modelo anexo).
►Coordino una sesión de 15 minutos con el tema que preparé, usando el estilo 5.
► Después permito que mis compañeros y asesores me retroalimenten.
►Completo mi carta descriptiva y la corrijo con las observaciones recibidas.
O Recapitulo
► Anoto los tres beneficios más importantes del tema para mi formación como facilitador.
Objetivo de la sesión:
Recursos didácticos:
La Palabra 0 el
Magisterio
Actividades individua
les 0 grupales
Evaluación
Cierre: conclusión,
oración final
Misión
TEMA 13
Nos proponemos
Valorar la misión como el aspecto fundamental de la formación de nuevos discípulos
misioneros.
■ Introducción
El bloque de comunión despierta en nosotros el agradecimiento a Dios por este don, la
sensibilidad y los deseos de ser constructores de comunión a todos los niveles. Uno de los
frutos más preciosos de la comunión es la misión, porque cuando la comunión con Dios
y los hermanos es auténtica, impulsa a salir de uno mismo, a compartir el don recibido.
El tema de la misión constituye un aspecto fundamental de la formación. Quienes reco
rren el itinerario de formación básica están llamados a asumir la condición de apóstoles
de Jesús. Los facilitadores estamos llamados a vivir el servido a la formación como una
auténtica experiencia misionera; porque hacer misión es formar. Pero también, parte esen
cial de nuestro servicio consiste acompañar a los interlocutores a que descubran su ser
misionero y acepten ser enviados.
Otros textos: 2,2; Mt 4,18-22; Jn 14,26; Hch 1,8; 1 Cor 9,16-18; Ap 2,2-4. •
La misión en el corazón del pueblo no es una parte de mi vida [...]. Es algo que yo no
puedo arrancar de mi ser si no quiero destruirme. Yo soy una misión en esta tierra, y
para eso estoy en el mundo (EG 273).
4- Misión y formación
La misión requiere de la formación permanente; esto no significa que la misión se detenga
hasta que estemos ‘‘listos’’, lo cual nunca va a pasar, pero tampoco podemos salir a anun
ciar a otros lo que no sabemos o no comprendemos; el equilibrio es la clave: formación
permanente y misión constante:
Todos estamos llamados a crecer como evangelizadores. Procuramos al mismo tiempo
una mejor formación, una profundización de nuestro amor y un testimonio más claro
del Evangelio [...] pero eso no significa que debemos postergar la misión evangelizadora
[...] nuestra imperfección no debe ser una excusa, al contrario, la misión es un estímulo
constante para no quedarse en la mediocridad y para seguir creciendo. El testimonio de
fe que todo cristiano esté llamado a ofrecer implica decir como san Pablo: «No es que
lo tenga conseguido o que ya sea perfecto, sino que continúo mi carrera [...] y me lanzo
a lo que está por delante» (Flp 3,12-13) (EG 121).
5. Inculturar la misión
La misión nos enfrenta a desafíos y ambientes diversos; exige la entrega total de nuestras
capacidades. Requiere respetar y partir de las raíces, convicciones y valores de las culturas;
necesita de creatividad:
Se trata de conocer y respetar otras tradiciones y sistemas filosóficos, y reconocer a cada
pueblo y cultura el derecho de hacerse ayudar por su propia tradición en la inteligencia
del misterio de Dios y en la acogida del Evangelio de Jesús, que es la luz para las cultu
ras y fuerza transformadora de las mismas (Mensaje del Santo Padre Francisco para la
Jomada Mundial de las Misiones 2015).
Para asumir el mandato misionero en nuestra iglesia local requerimos ser una presencia
llena de entusiasmo, cercanía, entrega, esperanza, comunión y caridad; un testimonio vivo
de fe en Jesucristo. Todo ello se logra especialmente con la fuerza del Espíritu Santo:
La valentía de los apóstoles en Pentecostés, el incansable trabajo de san Pablo, la alegría
y convicción de los primeros cristianos, son signos patentes que nos hablan de la fuerza
que es capaz de infundir el Espíritu Santo. Ese don es lo único que puede ser respuesta:
el espíritu misionero que mueve al apóstol, que penetra toda la persona y compromete
su vida con la misión del Salvador del mundo (Arquidiócesis de México / Formadora
de misioneros, I, 1).
El reto misionero pide fortalecer nuestra vocación, hacernos conscientes de ella y pregun
tarnos por los motivos profundos que nos mueven a ser misioneros, llamado que involu
cra la vida entera.
Es primordial interrogarnos por la calidad y fuerza de nuestro amor. El Señor reconoce el
trabajo desgastante que realizamos, nuestros cansancios y fatigas en la formación, pero
nos descubre un detalle importante «ya no tienes el mismo amor que al principio» (cf. Ap
2,2-4).
Si queremos evangelizar con fuerza ¡es preciso volver a darle fuerza al amor!: «El primer
paso de la misión no consiste en salir a la búsqueda de la oveja perdida, sino en dejarse
reencontrar por el amado» (Arquidiócesis de México / Formadora de misioneros, I, 2).
Los seres humanos hemos sido creados para participar del amor divino. En él está la clave
de toda misión. Solo cuando reconocemos que el sentido de la vida es el amor, nuestra
vocación apostólica cobra nuevo vigor, superamos el sufrimiento y damos lo mejor de
nosotros con desinterés y alegría.
ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE
► Realizo una lectura activa de los contenidos del tema. Subrayo lo más importante.
© Reflexiono
O Recapitulo
NOTAS
TEMA 14
■ Introducción
Para ser un auténtico acompañante de discípulos misioneros, el facilitador ha de testimo
niar su convicción y talante misionero, el cual brota de la condición bautismal. El Bautismo
nos hace portadores de luz de Cristo, y el facilitador porta esa luz en la formación (cf. Mt
5,16).
La importancia fundamental de los sacramentos en la vida hace que a lo largo de la forma
ción básica dediquemos manuales específicos que revisan los sacramentos. La intención
no es solo clarificar los significados y ritos, sino motivar a nuestros interlocutores a la vi
vencia profunda de cada uno de ellos, camino que nos hace vivir en constate proceso de
conversión y nos impulsa a la misión.
En este bloque los temas del saber apuntan a algunos de los sacramentos. Comenzamos
por el Bautismo, el primero de los sacramentos de la iniciación cristiana. Nos dejamos
guiar por algunas de las directrices del Directorio pastoral para los sacramentos de la inicia
ción cristiana (DIPSIC) y por las profundas intuiciones de los papas Francisco y san Juan
Pablo II.
El magisterio enseña
La misión del cristiano comienza con el Bautismo. Por eso, el redescubrimiento del
Bautismo, mediante itinerarios adecuados de catcquesis en edad adulta, es un aspec-
to mportante de la nueva evangelización. Renovar de modo más profundo la propia
adñes:ón a la fe es condición para una participación verdadera y plena en la celebra-
c ón e^carística, que constituye la cumbre de la vida eclesial.
Juan Pablo II, Ángelus del 9 de enero de 2005
J. «Yo confieso»
La expresión es un término solemne e indica la gran importancia del Bautismo. Al pronun
ciar estas palabras, los creyentes reafirmamos nuestra identidad como hijos de Dios. El
Bautismo es el documento de identidad cristiana, nuestro certificado de nacimiento a la
Iglesia.
La fe está unida al bautismo en el perdón de los pecados. El sacramento de la Penitencia
o Confesión es como un «segundo Bautismo», tiene como referente el primero para con
solidarlo y renovarlo.
El día de nuestro Bautismo es el punto de partida del hermosísimo camino hacia Dios, que
transitamos toda la vida, un camino de conversión, apoyado en el sacramento de la Peni
tencia.
Cuando confesamos nuestras debilidades y pecados, podemos pedir el perdón de jesús y
renovar también el Bautismo con este perdón, ¡eso es hermoso! Es como festejar en cada
confesión el día del Bautismo. La confesión así vivida es una fiesta para celebrar nuestro
Bautismo. ¡La confesión es para los bautizados! ¡Para mantener limpia esta vestidura blan
ca de nuestra dignidad cristiana!
6. «Un solo bautismo»
La expresión recuerda la de san Pablo: «Un solo Señor, una fe, un bautismo» (Ef 4,5). La
palabra «bautismo» significa literalmente «inmersión», y de hecho este sacramento cons
tituye una verdadera inmersión espiritual en la muerte de Cristo. El Bautismo es propia
mente una inmersión espiritual en la muerte de Cristo, de la que se resucita con él como
nuevas criaturas (cf. Rom 6,4).
Es un baño de regeneración y de iluminación. Regeneración porque nacemos del agua y
del Espíritu, sin el cual nadie puede entrar en el reino de los cielos (cf. Jn 3,5). Iluminación,
porque, por el Bautismo, la persona se llena de la gracia de Cristo, «la luz verdadera, que
con su venida al mundo ilumina a todo hombre» (Jn 1,9), y disipa las tinieblas del pecado.
En la ceremonia del Bautismo los padres reciben una vela encendida, para indicar esta
iluminación. El Bautismo nos ilumina desde dentro con la luz de Jesús. Por este don, el
bautizado está llamado a convertirse él mismo en luz, luz de la fe que ha recibido, luz para
los hermanos, especialmente para aquellos que están en las tinieblas y no ven ningún
destello en el horizonte de sus vidas.
El papa Francisco pide que nos interroguemos: «¿el Bautismo, para mí, es una realidad
viva que se refiere a mi presente? Y también nos pregunta: ¿Te sientes fuerte, con la fuerza
que te da Cristo, con su sangre, con su resurrección o te sientes mal, sin fuerza? El Bautis
mo da fuerza. ¿Con el Bautismo te sientes un poco iluminado con la luz que viene de
Cristo? ¿Eres hombre o mujer de luz o eres hombre o mujer oscuro, sin la luz de Jesús?
Tomar la gracia del Bautismo es un regalo y nos convierte en luz, luz para todos» (cf. Papa
Francisco, Audiencia general del 13 de noviembre de 2013).
El papa Francisco afirma que ser cristiano «es un don que nos hace ir adelante con el po
der del Espíritu en la proclamación de Jesucristo». Y «el Bautismo basta, es suficiente para
evangelizar», para predicar a Cristo aun en medio de la persecución o cuando se vive en la
inseguridad. El papa Francisco se inspira en el pasaje de los Hechos de los Apóstoles, que
describe los acontecimientos de la primera comunidad cristiana de Jerusalén, afectada por
la persecución. Mientras los apóstoles permanecían en Jerusalén, todos los demás esta
ban dispersos entre Judea y Samaría, y allí «iban de un lugar a otro, proclamando la Pala
bra». El Papa comenta que dejaron la casa, se llevaron con ellos muy pocas cosas, pero
«llevaban con ellos la riqueza que tenían: la fe. Aquella riqueza que el Señor les había dado.
Bautizados desde hacía muy poco, solo un año o poco más, tal vez. Pero tenían el coraje
de ir y proclamar. El Bautismo les dio el coraje, la fuerza del Espíritu» (P. Francisco, Homi
lía en Santa Martha, 17 de abril de 2013). Por eso el Papa nos lanza un interrogante a to
dos los bautizados: nos pregunta si tenemos esa fuerza, si de verdad creemos que el
Bautismo basta y es suficiente para evangelizar, o necesitamos esperar a que el sacerdote
o el obispo lo manden.
El papa nos recuerda la historia de las comunidades cristianas perseguidas en Japón (s.
XVII) donde los misioneros católicos fueron expulsados y las comunidades se quedaron
durante doscientos años sin sacerdotes. Cuando regresaron otros misioneros, encontra
ron a todos bautizados, catequizados, casados por la iglesia, y los muertos enterrados
cristianamente. No había sacerdotes. ¿Quién hizo esto? ¡Los bautizados! (cf. Papa Francis
co, Homilía en Santa Martha, 17 de abril de 2013).
Los facilitadores hemos de acoger esta invitación del papa a recuperar el coraje de ser
bautizados y acompañar a nuestros interlocutores para que brille la luz de su Bautismo en
la Ciudad.
ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE
Leo
► Enlisto las ideas centrales del contenido del tema.
e Reflexiono
Investigo
► Reviso los siguientes contenidos en el Manual 6 (temas 4-9):
-Describe con tus propias palabras qué es el Bautismo.
-Señala los momentos y símbolos del rito y explica qué simboliza cada uno de ellos.
-¿Cuáles son nuestros derechos y obligaciones como bautizados? (Tema 4)
-¿Cuáles son los efectos del Bautismo? (Tema 7)
-¿Por qué el Bautismo nos constituye en evangelizadores?
Recapitulo
-¿Qué fue lo más significativo del tema?
NOTAS
TEMA 15
■ Introducción
Asumir nuestra condición de misioneros por el Bautismo y mantener la luz de Cristo encen
dida es todo un reto para los facilitadores. Esta luz se hace más clara en la medida en que
en nuestros estilos para acompañar la formación incorporamos métodos con los que ilumi
namos la realidad con la luz de Cristo. Así nuestros interlocutores aprenden a leer los acon
tecimientos de su vida a la luz de la fe.
En sintonía con esa intención, en el presente tema revisaremos el estilo 4, partir de la reali
dad, el cual recomendamos para temas pastorales, diaconales y con fuertes implicaciones
sociales, familiares, culturales. Se trata de un método que posee gran relevancia para la
pastoral y, por tanto, es también vital que el facilitador se entrene en su aplicación.
El Magisterio enseña
Aliento a todas las comunidades a una siempre vigilante capacidad de estudiar los
signos de los tiempos. Se trata de una responsabilidad grave, ya que algunas realida
des del presente, si no son bien resueltas, pueden desencadenar procesos de deshu
manización difíciles de revertir más adelante.
EG 51
■ Ver
Es el momento de toma de conciencia de la realidad. Parte de los hechos concretos de la
vida cotidiana, busca sus causas, los conflictos presentes y consecuencias que se pueden
prever para el futuro. Esta mirada permite una visión más amplia, profunda y global que
motiva a realizar acciones transformadoras orientadas a atacar las raíces de los proble
mas. Para «ver» con objetividad hemos de considerar que vivimos inmersos en:
• La perspectiva. No todos vemos lo mismo, lo que nos puede llevar a una visión
parcial, incompleta y superficial, de ahí la importancia de llevar a cabo el ver de
manera colectiva.
• La subjetividad. Hacemos una interpretación, no de acuerdo a la realidad, sino de
acuerdo a nuestras opiniones o experiencias, que nos puede llevar también a tener
una visión superficial.
• Prejuicios. Nos hacen ver solo lo que queremos ver o lo que nos interesa.
■ Juzgar
Es analizar los hechos de la realidad a la luz de la fe y de la vida, del mensaje de jesús y de
su Iglesia, para descubrir lo que ayuda o impide a las personas alcanzar su liberación inte
gral, llegar a vivir como hermanos y construir una sociedad de acuerdo al proyecto de Dios.
Es el momento de preguntarse qué dicen la Palabra de Dios y los documentos de la Iglesia
y dejar que cuestionen la situación analizada. Juzgar ayuda a tomar conciencia del pecado
personal presente en la vida de cada uno y del pecado social presente en las estructuras
injustas de la sociedad. Exige un conocimiento cada vez más profundo del mensaje cris
tiano, un ambiente de oración, un diálogo profundo con Jesucristo presente en la vida de
los cristianos y en la vida sacramental de la Iglesia y una purificación cada vez mayor del
egoísmo. Es un momento privilegiado, pues en él se sitúa lo específicamente cristiano de
esta propuesta metodológica.
El juzgar incluye dos momentos:
• La iluminación, constituida por los fundamentos bíblicos y magisteriales que ilu
minan la situación.
• El diagnóstico, conocido como “desafío", es decir, lo que falta a la situación para
alcanzar el ideal descrito en la iluminación.
Esta fase responde a las preguntas: ¿Qué nos dice Dios por medio de lo que sucede? ¿Qué
desviaciones se dan en la práctica?
■ Actuar
Es el momento de concretar en acción y compromiso lo que se ha comprendido acerca de
la realidad (ver) y lo descubierto del plan de Dios sobre ella (juzgar). El actuar impide que
la vida espiritual se reduzca a pensar o decir conceptos correctos sobre Dios; tiende al
cambio de la realidad de la que se ha partido. Se debe estar atento para que lo que se pro
ponga realizar sea fruto maduro de la reflexión realizada. Esta fase responde a la pregunta:
¿qué debemos hacer?
4. Prepara el estilo 4
• Antes de presentarte con el grupo prepara el tema para ti, aplicando el estilo 4.
• Reflexiona si el tema que has elegido es adecuado para trabajarse de forma clara
con este estilo.
• Elige una realidad que tenga que ver con el tema y sea familiar a los interlocutores,
que ellos la conozcan bien (desempleo, alcoholismo, violencia intrafamiliar...).
Trata de reunir suficiente información como estadísticas, artículos y noticias rela
tivas al tema. No improvises el análisis de la realidad; la mirada tiene que ser lo
más objetiva posible, evita la ingenuidad, hay que ver más de una cara del hecho
(aspectos sociales, políticos, económicos, religiosos, psicológicos).
• Ilumina la realidad con textos bíblicos y del Magisterio. Completa con la informa
ción que propone el tema del manual.
• Intenta describir qué acciones se podrían seguir para dar respuesta a la realidad
elegida, a la luz de la Palabra y el Magisterio y de la reflexión del tema.
■ Fortalezas
• El «anclaje en la realidad» es el mayor mérito del método ver-juzgar-actuar. Se
trata de dar a la historia vivida su verdadero peso, porque en ella entra Dios para
ofrecer su mensaje de salvación.
• El juzgar es un auténtico discernimiento, supone ver y valorar a la luz del Espíritu
Santo.
• El actuar se orienta al crecimiento de las personas y comunidades.
• «Este método ha colaborado a vivir más intensamente nuestra vocación y misión
en la Iglesia: ha enriquecido el trabajo teológico y pastoral y, en general, ha motiva
do a asumir nuestras responsabilidades ante las situaciones concretas de nuestro
continente. Nos permite articular, de modo sistemático, la perspectiva creyente de
ver la realidad; la asunción de criterios que provienen de la fe y de la razón para su
discernimiento y valoración con sentido crítico; y, en consecuencia, la proyección
del actuar como discípulos misioneros de Jesucristo» (DA 19).
■ Limitaciones
• Si el ver se realiza de modo superficial, con prejuicios y una sola perspectiva, los
beneficios son reducidos.
• La peor aplicación del método se llama «yuxtaposición de partes». Se da cuando
los grupos se dividen el trabajo, unos elaboran el ver, otros el juzgar y otros el ac
tuar. Al final no hay coherencia interna y una cosa no tiene nada que ver con la otra.
• Si la realidad no es interpretada en el juzgar, el actuar no será pertinente; aunque
se planeen cosas buenas, pueden ser inútiles.
• Requiere que el facilitador tenga claro qué actividades corresponden al ver, cuáles
al juzgar y al actuar. La confusión empobrece el método.
ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE
■ Leo
© Reflexiono
H n -x I
K-* Recapitulo
-¿Qué fue lo más significativo del tema?
NOTAS
■ Floristán, C., "Ver-)uzcar-actuar”, en Floristán, C., Nuevo diccionario de pastoral, San Pablo,
Madrid 2002, 1564-1567.
■ http://www.communityofsttherese.org/resources/verjuzgaractuar.pdf (30/06/14).
■ http://pastoraldejuventud.files.wordpress.com/2008/09/la_metodologia.pdf (30/06/14).
Nombre del manual: Fecha:
Recursos didácticos:
La Palabra o el
Magisterio
Actividades individua
les o grupales
Evaluación
Cierre: conclusión,
oración final ..
SER
TEMA 16
Nos proponemos
Reflexionar sobre los rasgos que caracterizan el ser de un acompañante de discípulos
misioneros.
■ Introducción
A lo largo de la formación hemos insistido en el hecho de que los facilitadores son discí
pulos misioneros acompañantes de la maduración de otros discípulos misioneros. El
papa Francisco concibe a la Iglesia como una comunidad de discípulos misioneros que
primerean, acompañan, fructifican y festejan (cf. EG 24). En este tema nos ocuparemos de
la segunda acción, «acompañar». Aunque a primera vista la palabra «acompañar» tiene
que ver con un modo de hacer, implica sobre todo el ser, por lo que ahora conviene preci
sar algunos aspectos de esta noble tarea.
1. ¿Qué es acompañar?
La palabra «acompañamiento» viene del latín com-panio, y significa «aquel que tiene el
pan en común». Es la ayuda temporal y sistemática, que una persona con experiencia y
madurez ofrece a otra. La palabra evoca la idea de la vida como un viaje y de la relación
humana como com-pañía, entre peregrinos que comparten entre sí sus fatigas y el «pan
de viaje». Desde esta perspectiva el facilitador se hace compañero de camino de sus inter
locutores, como lo hizo jesús con los caminantes de Emaús (cf. Le 24,15).
Elemento central del acompañamiento es la cercanía inteligente y significativa; conlleva
una cierta implicación del facilitador en la vida y esencia (el pan del camino) del interlocu
tor, en su confesión de fe y experiencia de Dios.
La Iglesia tendrá que iniciar a sus hermanos —sacerdotes, religiosos y laicos— en este
“arte del acompañamiento”, para que todos aprendan siempre a quitarse las sandalias
ante la tierra sagrada del otro (cf. Ex 3,5). Tenemos que darle a nuestro caminar el ritmo
sanador de projimidad, con una mirada respetuosa y llena de compasión pero que al
mismo tiempo sane, libere y aliente a madurar en la vida cristiana (EG 169).
2. Acompañar desde la fe
Acompañar no es dirigir la vida del otro, o entrometerse en lo que corresponde a sus fun
ciones. No tiene que ver con autoridad, dirigismo o imposición. Es característico del
acompañamiento el respeto al ritmo del interlocutor, a sus virtudes, limitaciones y necesi
dades.
El acompañante sabe reconocer que la situación de cada sujeto ante Dios y su vida
en gracia es un misterio que nadie puede conocer plenamente desde afuera. El
Evangelio nos propone corregir y ayudar a crecer a una persona a partir del recono
cimiento de la maldad objetiva de sus acciones (cf. Mt 18,15), pero sin emitir juicios
sobre su responsabilidad y su culpabilidad (cf. Mt 7,1; Le 6,37). De todos modos, un
buen acompañante no consiente los fatalismos o la pusilanimidad. Siempre invita a
querer curarse, a cargar la camilla, a abrazar la cruz, a dejarlo todo, a salir siempre de
nuevo a anunciar el Evangelio. La propia experiencia de dejarnos acompañar y curar,
capaces de expresar con total sinceridad nuestra vida ante quien nos acompaña, nos
enseña a ser pacientes y compasivos con los demás y nos capacita para encontrar las
maneras de despertar su confianza, su apertura y su disposición para crecer (EG 172).
El interlocutor es una perla de gran valor que el Señor ha confiado al facilitador; su misión
consiste en ayudarlo a brillar, a tomar conciencia de su misión y desarrollar sus potencia
lidades. El énfasis no está puesto en el acompañante sino en el crecimiento del acompa
ñado.
El acompañamiento no debe confundirse con la autorrealización egoísta de la persona, al
margen de un compromiso eclesial. El auténtico acompañamiento espiritual tiene que ver
con la misión evangelizados. Un ejemplo de este acompañamiento y formación es la re
lación que establece Pablo con Timoteo y Tito. Al tiempo que les confía la misión de que
darse en cada ciudad para ‘terminar de organizado todo’ (Tit 1,5; cf. ITim 1,3-5), les da
criterios para la vida personal y para la acción pastoral. «Esto se distingue claramente de
todo tipo de acompañamiento intimista, de autorrealización aislada. Los discípulos misio
neros acompañan a los discípulos misioneros» (EG 173).
El acompañante requiere desarrollar una preocupación sincera por el crecimiento del in
terlocutor, como lo hacía Jesús o el mismo san Pablo:
Y aunque podríamos haber hecho sentir nuestra autoridad como apóstoles de Cristo,
nos comportamos afablemente con ustedes, como una madre cuida a sus hijos con
amor. Tanto amor les teníamos que ansiábamos entregarles, no solo el evangelio de
Dios, sino también nuestras propias vidas. ¡A tal punto llegaba nuestro amor por us
tedes! ¡Saben que tuvimos con cada uno de ustedes la misma relación que un padre
tiene con sus hijos, exhortándolos, animándolos e invitándolos a llevar una vida digna
del Dios que los ha llamado a su reino y a su gloria! (1 Tes 2,7-8.11-12).
El Espíritu nos moviliza hacia una atención puesta en el otro «considerándolo como uno
consigo» (santo Tomás). «Esta atención amante es el inicio de una verdadera preocupa
ción por su persona, a partir de la cual deseo buscar efectivamente su bien» (EG 199). Lo
anterior implica valorar a las personas en su bondad propia, con su forma de ser, su cultu
ra, su modo de vivir la fe. Y aunque el Papa refiere estas palabras a los pobres, nos permi
timos aplicarlas al acompañamiento de todo tipo de personas. Y añade otra cita de santo
Tomás: «El verdadero amor siempre es contemplativo, nos permite servir al otro no por
necesidad o por vanidad, sino porque él es bello, más allá de su apariencia» (EG 199).
Cuando una persona es amada, se le estima como de alto valor, y esto diferencia el verda
dero acompañamiento de cualquier ideología o intento de utilizar a las personas al servicio
de intereses personales o políticos. Solo desde la cercanía real y cordial se puede acompa
ñar adecuadamente a las personas en su camino de maduración de fe. Se requiere que
cada persona que se acerca se sienta como en su casa. «¿No sería este estilo la más gran
de y eficaz presentación de la Buena Nueva del Reino? » (NMI 50) (cf. EG 199).
ffil Leo
► Realizo una lectura activa de los contenidos del tema. Subrayo lo más importante.
© Reflexiono
-¿Me considero un facilitador acompañante o actúo como un profesor que entra y sale
de su clase? ¿En qué lo noto?
-¿Qué actitudes de las enunciadas en el punto 5 me caracterizan como acompañante y
cuáles he de fortalecer?
-¿Qué acciones concretas pondré en práctica para ser un acompañante de mis
interlocutores?
í
■ Contemplo (meditación cristiana-/ect/o divina)
► Realizo la meditación cristiana.
► Hago una lectio divina con el texto de Le 24,13-35 (me enfoco en los aspectos que ha
cen de Jesús un acompañante).
O Recapitulo
NOTAS
La Confirmación y la misión
Nos proponemos
Vincular el significado de la Confirmación con la tarea evangelizadora y con nuestra
misión como facilitadores.
■ Introducción
Como reflexionamos en el tema anterior, el desarrollo de la misión requiere desarrollar el
arte de acompañar discípulos misioneros y la adquisición de actitudes y virtudes, que to
can lo más profundo de nuestro ser. El facilitador acompañante requiere entender y vivir
en profundidad su condición de discípulo y los alcances de la misión. El sacramento de la
Confirmación es ahora el que nos da la pauta para continuar la reflexión. Es por excelencia
el sacramento de la misión.
El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar la buena
noticia a los pobres; me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos, a dar
vista a los ciegos, a libertar a los oprimidos y a proclamar un año de gracia del Señor.
Le 4,18-19
■ La unción
Es el rito nuclear de la Confirmación. La unción más importante en el Antiguo Testamento
es la relacionada con la transmisión divina del poder y la fuerza a los reyes y sumos sacer
dotes (1 Sam 10,1-6; 1 Sam 16,13; 2 Sam 23,1-2; Is 61,1). Por esta unción recibían el Es
píritu de Dios para desempeñar su función con fidelidad a Yahvé.
Una porción del pueblo pudo ver en jesús al Mesías esperado. Por eso proclamaron en su
momento: «jesús es el Cristo, el Ungido» (ver el discurso de Pedro en Hch 2,14-36).
Por tanto, el simbolismo bíblico de la unción viene a decirnos que, por la Confirmación, el
cristiano lleva en sí mismo el Espíritu de jesús, el mismo que lo impulsó a anunciar el
Reino y a dar su vida por él. En consecuencia, el crisdano está orientado a esa misión de
Jesús: liberar a los oprimidos y anunciar a los pobres la buena noticia de la salvación (cf. Le
4,16-19). El ritual simboliza el compromiso del confirmado para asumir de manera adulta
las exigencias del bautismo, concretamente la de construir un mundo liberado, justo y
solidario.
■ La imposición de manos
El confirmado recibe no solo la unción con óleo, sino también la imposición de manos del
obispo o del ministro autorizado.
En la Biblia, las manos son uno de los medios más expresivos del ser humano. Poner las
manos sobre la cabeza de otro significa el deseo de querer transmitirle algo que pertenece
a la misma persona que realiza el gesto. Así se transmite una bendición (Gén 48,13-16),
una facultad o cualidad especial (Núm 27,15-23; Dt 34,9), o para transferir la representa
ción de la propia persona a la víctima de un sacrificio (Lev 1,4). Jesús, al imponer las ma
nos, bendecía (Me 10,16) y curaba (Me 8,23; Le 4,40; 13,13), y su gesto fue repetido por
sus discípulos (Me 16,18; Hch 9, 12; 28, 8).
Con la imposición de manos también se transmite el Espíritu (Hch 8,17; 19,6) y se comu
nica la propia misión (Hch 6,6; 1 Tim 4,14; 5,22). Estos dos significados son los propios
del sacramento de la Confirmación.
ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE
[fea Leo
► ¿Cuáles son las cinco ¡deas más importantes del tema? Señala cada una con un núme
ro al margen del texto.
► Prepara un mapa conceptual con los cuatro apartados del contenido.
© Reflexiono
-¿Qué relación guarda el contenido del tema con la cita bíblica de Le 4,18-19?
-Medito estas palabras del Documento de Aparecida (n. 153):
«En virtud del Bautismo y la Confirmación, somos llamados a ser discípulos misione
ros de Jesucristo».
-¿Qué puede significar para la tarea del facilitador la imposición de manos? (Manual 6,
tema 11)
-Relaciona los siete dones del Espíritu con habilidades propias del facilitador (Manual
6, tema 11). Por ejemplo: el don de la inteligencia podría ser el Saber de la formación
básica.
-¿Cómo podríamos vivir en nuestra Ciudad la triple misión de Cristo, de acuerdo a
nuestra tarea como facilitadores? (Manual 6, tema 12)
Investigo
► Reviso los siguientes contenidos del Manual 6 (temas 10-12):
-Describo con mis propias palabras qué es el sacramento de la Confirmación.
-¿Qué necesitan saber los creyentes sobre el sacramento de la Confirmación?
-Señalo los momentos y símbolos del rito y explico qué simboliza cada uno de ellos.
-¿Por qué la Iglesia afirma que la Confirmación es un sacramento del Espíritu? (Tema 10)
-De acuerdo con el tema 10, explico a un joven la necesidad de la Confirmación.
O Recapitulo
-Tras estudiar el tema, ¿qué acciones me siento impulsado a practicar como facilitador,
acompañante de discípulos misioneros?
NOTAS
■ Arqui diócesis Primada de México, Manual 6, Los sacramentos de la iniciación cristiana, PPC,
México 2012.
■ Directorio Pastoral para los Sacramentos de la Iniciación Cristiana (DIPSIC), 65-109.
■ Ritual de Iniciación Cristiana de Adultos (RICA), 1983.
TEMA 18
■ Introducción
Vincular los sacramentos con la identidad y misión del creyente, precisa hacer puenteos
constantes entre la fe y la vida, la realidad y la misión. En el tema 15, comenzamos a ejer
citar el método pastoral ver-juzga r-actuar, que nos permite iluminar la realidad a la luz de
la Escritura y del Magisterio, para asumir una responsabilidad, cambio o compromiso.
Hacia esa dirección apunta el estilo 6, Partir de experiencias significativas, que es otro mé
todo pastoral y también catequístico, caracterizado por relacionar los contenidos con la
vida, con lo cotidiano.
El Magisterio enseña
Se trata de conectar el mensaje del texto bíblico con una situación humana, con algo
que ellos viven, con una experiencia que necesite la luz de la Palabra.
EG 154
• Un testimonio personal.
• Experiencia de vida de los hombres y mujeres bíblicos, o de la gran tradición de la Igle
sia (vidas de santos). Son la experiencia más importante en el ámbito cristiano. Cons
tituyen la gran tradición viviente por la que Dios manifiesta gradualmente su salvación.
A continuación proponemos dos metodologías que pueden ayudar a aprovechar la expe
riencia de un modo más fecundo: el estudio de casos y el uso de gestos.
4* Estudio de un caso
Esta herramienta consiste en narrar un caso que represente una situación de la vida real
para que se estudie y analice. Puede ser cualquiera de las que hemos enunciado en el pun
to anterior. No se trata de proponer el caso para encontrar soluciones, sino para reflexio
nar, analizar y discutir en grupo; se emplea como referente para el desarrollo del tema. El
caso, problema o experiencia debe contar con ciertas características:
• Autenticidad. Ser real y concreto.
• Cercano. Provenir del entorno más cercano, de la propia cultura.
• Orientación pedagógica. Que pueda ser aprovechado para relacionarlo de manera
directa con el tema.
• Relevancia. Que permita aprender conocimientos valiosos para la formación.
• Pertinencia. Que el interlocutor pueda relacionarlo con su vida real.
• Complejidad. Que corresponda a la diversidad de las situaciones de la vida.
Una vez expuesto el caso, obtenemos los aprendizajes y problemas que nos plantea para
relacionarlo con el tema de estudio.
Ejemplo (caso):
Vamos a trabajar el tema 14, «La misión y el Reino» (cf. Manual 3), que habla sobre la
misión y el Reino como realidades inseparables; además nos hace tomar conciencia sobre
nuestro llamado a convertirnos en evangelizadores. Podríamos proponer el siguiente caso:
Yolanda, una enfermera con gran vocación y fe, trabaja en un hospital del sector salud;
sus pacientes la estiman por el amor, la paciencia y dedicación que les brinda. Esto ha
provocado dificultades con sus compañeras, quienes se burlan de ella, la critican y, en
ocasiones, muestran envidia ante la gratitud de los pacientes y la admiración de los
médicos. En una ocasión tuvo que denunciar a una enfermera por la manera en que
trataba a los enfermos, lo cual le acarreó serios problemas. Yolanda no decae, la con
ciencia de su compromiso bautismal la lleva a entregarse de corazón a su trabajo; sabe
que, al tratar a sus enfermos con caridad y dignidad, contribuye a la evangelización.
Hacemos algunas preguntas de reflexión que nos ayudan analizar el caso, por ejemplo:
• ¿Qué motiva a Yolanda a hacer bien su trabajo?
• ¿De qué manera evangeliza en su trabajo?
• ¿Qué relación tienen sus actitudes y su forma de ser con el Reino de Dios?
• Además de su trabajo, ¿Yolanda tendría que realizar algún servicio extra en la pa
rroquia para colaborar realmente en la misión?
Con las respuestas, ya podemos relacionar el caso con los contenidos del tema planteados
en el manual (o pedir a los interlocutores que lo hagan).
Otros ejemplos de esta metodología catequética los tenemos en los manuales Camino de
Emaús y Catcquesis de adultos (ciclos A, B y C).
Ejemplo:
Para el tema 9, «La Unción de los enfermos, camino de sanación corporal y espiritual» (cf.
Manual 12), se propone el siguiente gesto: colocar cargas pesadas (bolsas pesadas y pren
das que impidan su libre movimiento) a un voluntario, pedirle que se mueva y preguntarle
cómo se siente. Algunos le ayudan para hacerle más ligera la carga y se le vuelve a pedir
que se mueva y camine. Preguntar otra vez ¿cómo se sientes? Se le pide que describa las
diferencias del antes y el después. Aquí termina el gesto y se inicia la reflexión. El gesto
ayuda a profundizaren que el sacramento de la unción nos libera de nuestras cargas (la
enfermedad y el pecado).
6. Preparar el estilo 6
s De manera previa
El facilitador deberá estudiar el tema y, si considera adecuado trabajar este estilo, prepara
un caso, experiencia o gesto para compartir, cuidando que tenga relación con el tema. Es
muy importante llegar a la sesión preparados para evitar improvisaciones.
■ Sesión de trabajo
Apertura:
Desarrolla los primeros elementos (nombre del tema, ilustración, enunciado, enlace, ob
jetivo, la Palabra).
Desarrollo:
• Plantea la experiencia, caso o gesto. Tiene más fuerza si lo haces al principio.
• Pide a los interlocutores que analicen la experiencia, el caso o el gesto (en binas o
grupos). Prepara algunas preguntas.
® Relaciona el caso con el tema.
• Pide que realicen las actividades y la evaluación.
Cierre:
• Concluye. Establece compromisos y acuerdos. Pide que se realice la autoevalua-
ción que sugiere el manual.
■ Ventajas
• Favorece un aprendizaje significativo.
• Es un estilo que atiende la psicología del interlocutor, a su contexto sociocultural y
sus aprendizajes previos, lo que favorece una apropiación de los contenidos.
• Los gestos dan mucha fuerza a la palabra compartida.
• Es un estilo utilizado por corrientes actuales en pedagogía y pastoral.
• Permite interrelacionar conceptos, actitudes, valores...
■ Limitantes
• El facilitador se puede perder en el caso, dando soluciones o extendiéndose en
comentarios y dejando poco tiempo para los contenidos del tema.
• Si el gesto o caso no va acompañado de una explicación o conexión inmediata al
tema, pierde el sentido.
• Cuando un interlocutor o el mismo facilitador expone su caso o experiencia, puede
darse la posibilidad que los demás quieran compartir sus propias experiencias. Si
el facilitador cede, se pierde el objetivo de la sesión.
• El facilitador puede caer en la tentación de juzgar una experiencia compartida
por un interlocutor, cuando trata de corregir, llamar la atención, regañar por los
errores cometidos o moralizar. Pierde así la posibilidad de aprovechar el caso para
iluminar el tema.
ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE
M Leo
© Reflexiono
Ejercito
► Elijo un tema del Manual 6 y preparo una sesión con el estilo 6.
►Prepara el tema de acuerdo al punto 5.
► Diseño mi planeación inmediata a través de una carta descriptiva (ver modelo anexo).
►Coordino una sesión de 15 minutos con el tema que preparé, usando el estilo 6, y dejo
que mis compañeros y asesores me retroalimenten.
►Completo mi carta descriptiva y la corrijo con las ideas recibidas.
Recapitulo
-¿Qué fue lo más significativo del tema?
■ CELAM-DECAT, Líneas comunes de orientación para la catcquesis en América Latina (nn. 13-
26 i.
■ D AZ Barr ca, F. y Hernández G., Estrategias docentes para un aprendizaje significativo. Una inter
pretación constructivista, Mac Craw Hill, México 2010, 21-27. 153-156.
■ Gevaert, J. La dimensión experiencial de la catcquesis, CCS, Madrid 1985, 19-39.
■ C se>. A.. Gestos para la catcquesis, Ediciones Dabar, México 2003, 19-30, 33-41.
■ Ner c. L, Hada una didáctica general dinámica, Editorial Kapelusz, Buenos Aires 1991,300-301.
Nombre del manual: Fecha:
Recursos didácticos:
La Palabra o el
Magisterio
Actividades individua
les o grupales
Evaluación
Cierre: conclusión,
oración final
SER
TEMA 19
Nos proponemos
Reflexionar sobre la relación entre Eucaristía y misión, para acrecentar nuestra unión
con Jesús y dar frutos en nuestro servicio de facilitadores.
■ Introducción
Como hemos visto, la misión es inseparable del discipulado y de la vivencia de cada uno
de los sacramentos. Así como el Bautismo y la Confirmación son los fundamentos de la
vida cristiana y de la misión, ahora el sacramento de la Eucaristía es el alimento que nos
nutre y da la fuerza, mantiene viva la fe, la esperanza y la unión con Dios para darnos a los
hermanos.
Hemos ubicado el tema de la Eucaristía en el ser, porque un buen misionero, facilitador y
acompañante de discípulos misioneros está llamado a ser una persona eucarística. Única
mente por, con y en Cristo, puede realizar la misión encomendada. Vivir unido a Dios es
indispensable, de lo contrario es un contrasentido. ¿Qué podría facilitarle al otro si él mis
mo no ha entrado en el camino?
Vengan a comer de mi pan, beban del vino que he mezclado. Dejen la inexperiencia
y vivirán, sigan el camino de la inteligencia.
Prov 9,5-6
Otros textos: Mt 26,26-30; Me 14,22-25; Le 22,19-20; jn 6, 26-47.51-58; 15, 1-17; 1 Cor 11,23-26.
2. Experiencia de fraternidad
Durante la cena, Jesús tomó pan, pronunció la bendición, lo partió, lo dio a sus discí
pulos y dijo: Tomen, esto es mi cuerpo. Tomó luego un cáliz, pronunció la acción de
gracias, lo dio a sus discípulos y bebieron todos de él. Y les dijo: Esta es mi sangre, la
sangre de la alianza derramada por todos (Me 14,22-24).
Es admirable que Jesús haya asumido este simbolismo para instituir el más grande de los
sacramentos; él se hizo alimento para todos nosotros y nos invitó a compartirlo con los
demás en un ambiente único de fraternidad.
En la celebración le pedimos al Señor que bendiga el pan y el vino como frutos «de la tierra
y del trabajo del hombre». Es decir, dados por la generosidad del Creador, trabajados por
el ser humano y presentamos como ofrenda de salvación, porque el pan y el vino son Cris
to mismo, Pan de Vida y Vid verdadera (cf. Jn 6, 51-58):
Él se nos presenta como alimento de todo lo que sinceramente puede apetecer y
anhelar el ser humano: la sabiduría, la fuerza, la salvación, la felicidad, la alegría, el
amor, la esperanza, la verdad... Es el mejor Pan que Dios regala a la humanidad [...]
(Clave 10, en: Calvo, R., Vivirla Eucaristía en 50 claves).
3. Para formar comunidad
El auténtico Pan de Vida nos invita a comerlo en un ambiente de fraternidad, por eso el
Señor nos reitera que el modo de vivir y servir de la Iglesia es en comunidad fraterna.
En la Escritura encontramos la imagen del «cuerpo» para describir a la comunidad, evi
denciando con ello que todos somos únicos para construir y hacer funcionar ese «cuerpo»
y únicamente estando unidos podemos celebrar la cena del Señor: «Pues si el pan es uno
solo y todos compartimos ese único pan, todos formamos un solo cuerpo» (1 Cor 10,17).
Como hemos reflexionado en temas anteriores, formar comunidad es condición para rea
lizar la misión, es una tarea que se asume personalmente pero que se realiza en conjunto
y la Eucaristía es el alimento esencial para lograr la unidad y, a su vez, lograr la misión:
«Concede a cuantos compartimos este pan y este cáliz que, llenos por el Espíritu Santo,
seamos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu».
En resumen:
El encuentro con Cristo, profundizado continuamente en la intimidad eucarística,
suscita en la Iglesia y en cada cristiano la exigencia de evangelizar y dar testimonio
[...] entrar en comunión con Cristo en el memorial de la Pascua significa experimen
tar al mismo tiempo el deber de ser misioneros del acontecimiento actualizado en el
rito. La despedida al finalizar la Misa es como una consigna que impulsa al cristiano
a comprometerse en la propagación del Evangelio y en la animación cristiana de la
sociedad (MND 24).
ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE
IEh Leo
- Realizo una lectura atenta de los contenidos del tema y subrayo lo más importante.
& Reflexiono
O Recapitulo
TEMA 20
La misión de reconciliar
Nos proponemos
Reflexionar sobre el llamado a convertirnos en agentes de reconciliación, a partir de
la exhortación apostólica Reconciliado et paenitenda.
■ Introducción
Impregnar la vida y la acción de la Eucaristía es un imperativo para los facilitadores. Para
vivir en esta sintonía es necesario otro sacramento: la Reconciliación o Penitencia. Acudir
al sacramento de la Reconciliación es en primer lugar una práctica que todo cristiano debe
cumplir, más aún los facilitadores. Esta necesidad debe brotar del interior. Es imposible
pensar que puedo conducir a Dios a mis hermanos si mi relación personal con Él está
dañada por el pecado. En segundo lugar, el acompañamiento que realiza el facilitador lo
convierte en agente de reconciliación es decir, en alguien reconciliado con Dios y con los
hermanos que anima a otros bautizados a hacer lo mismo.
• Vencer el pecado.
Los medios son:
• La escucha fiel y amorosa de la Palabra de Dios.
• La oración personal y comunitaria.
• Los sacramentos.
Los seres humanos necesitamos que Dios nos perdone y reconcilie con Él, con nosotros •
con los demás a causa del pecado.
¿Cómo nos daña un pecado? El pecado afecta las diversas relaciones de la persona:
• Con Dios. «En cuanto ruptura con Dios el pecado es un acto de desobediencia de
una criatura que, al menos implícitamente, rechaza a aquel de quien salió y que la
mantiene en vida; es por consiguiente un acto suicida. Puesto que con el pecado
el hombre se niega a someterse a Dios» (RP 15).
• Consigo misma. «También su equilibrio interior se rompe y se desatan dentro de
sí contradicciones y conflictos» (RP 15).
• Con los demás. «Desgarrado de esta forma el hombre provoca casi inevitablemen
te una ruptura en sus relaciones con los otros hombres y con el mundo creado»
(RP 15).
Hablamos de pecado social cuando una acción es una agresión directa contra el hermano;
cuando se atenta contra la justicia en las relaciones interpersonales, como en las de la
persona con la sociedad y viceversa. También el pecado social se refiere a las relaciones
entre las comunidades que no viven conforme al designio de Dios; por ejemplo, la oposi
ción de una nación contra otra, la lucha de clases, o algún otro mal social, que si bien no
se le puede atribuir la responsabilidad y culpabilidad a una sola persona “no debe inducir
a nadie a disminuir la responsabilidad de los individuos, sino que quiere ser una llamada
a las conciencias de todos para que cada uno tome su responsabilidad, con el fin de cam
biar seria y valientemente esas nefastas realidades y situaciones intolerables” (RP 16).
La Iglesia tiene una gran misión: reconciliar a la humanidad con Dios. Posee muchos me
dios (el diálogo, la catcquesis, los sacramentos) con los cuales promueve el perdón y la
reconciliación; también debe ser creativa y anteponer el testimonio.
9* El Sacramento de la Reconciliación
En cuanto al sacramento de la Reconciliación o de la Penitencia podemos afirmar lo si
guiente:
ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE
BBl Leo
© Reflexiono
Investigo
► Reviso los siguientes contenidos en el Manual 12 (temas 1-6):
- ¿Cómo es la práctica actual del sacramento de la Penitencia o Reconciliación? (cf.
tema 2)
- ¿Por qué la reconciliación es una necesidad humana? (cf. tema 2)
- ¿Cuáles son las etapas del proceso de conversión? (cf. tema 3)
- ¿Cuál es el valor de la Penitencia, a qué nos invita? (cf. tema 3)
- ¿Cuál es el sentido que Jesús le da a la penitencia, reconciliación y perdón? (cf. tema 4)
- ¿Cómo ha evolucionado este sacramento?, ¿qué ha permanecido?, ¿qué es lo esencial?
(cf. tema 4)
- ¿Cuáles son los frutos del sacramento? (cf. tema 5)
- ¿Cuáles son la etapas del sacramento? (cf. tema 6)
O Recapitulo
■ Arqcl doces s Primada de México, Manual 12, Sacramentos de curación y al servicio de la comuni
dad, PPG México 2010.
■ Dives in misericordia.
■ Reconciliado et Paenitentia.
TEMA 21
Nos proponemos
Identificar las características esenciales del estilo 7, reconocer sus límites y posibilida
des y ejercitar los pasos para aplicarlo.
■ Introducción
La misión de la Iglesia y de los facilitadores de convertirnos en agentes de reconciliación
implica ser personas reconciliadas; resalta la diversidad de tareas que tenemos como
acompañantes de discípulos misioneros. Dar esos matices mientras formamos pide de
nosotros continuar en la búsqueda de metodologías que favorecen la adhesión a las per
sonas a Cristo y su incorporación a la Iglesia.
En el tema 19, descubrimos que recurrir a experiencias significativas nos ayuda a integrar
la fe con la vida, a situarnos en las preocupaciones cotidianas de las personas. Ahora da
mos paso a otro estilo pastoral. Partir de la liturgia o de los actos de piedad es otra forma
de experiencia significativa, tomada de la vida y práctica de la Iglesia. La experiencia del
cristianismo vivido ha sido fundamental en la difusión y transmisión del Evangelio. La
primera conexión con el Evangelio se realiza a través de la fe orada y hecha vida por los
cristianos.
El Magisterio enseña
Partir de la liturgia o actos de religiosidad y piedad popular implica elegir algún sacramento,
ejercicio litúrgico, oración o práctica característica de la religiosidad y piedad popular, para
relacionarla con el tema de estudio. Se trata de fuentes de la vida y oración de la Iglesia,
que son manantiales inagotables de experiencia y fe.
El estilo puede trabajarse con diversas estrategias, según la realidad del grupo:
• Elegir una vivencia, personal o comunitaria, positiva o negativa, de un determi
nado sacramento, práctica litúrgica o acto de la piedad popular, para narrarla.
Ejemplos: el rezo del Rosario; el novenario realizado en una fiesta patronal, la
celebración del Bautismo...
• Explorar los elementos simbólicos presentes en la liturgia, los sacramentos, las
oraciones o prácticas de piedad. Ejemplos: el agua que simboliza el bautismo, el
pan de la Eucaristía, las palabras concretas que se dicen en una oración, los deta
lles de una imagen...
• Vivir con los interlocutores una experiencia de alguna de estas fuentes de la vida
de la Iglesia y de ahí extraer conclusiones. Ejemplos: rezar la liturgia de las horas,
celebrar una eucaristía, orar, participar en alguna procesión o peregrinación y
compartir experiencias...
■ La oración
Es la forma originaria y más profunda de toda expresión y búsqueda religiosa. El ser huma
no expresa en la oración toda su existencia: alegrías, dolores, angustias, esperanzas, du
das; confianza, gratitud, deseo. Partir de la experiencia de la oración en la formación,
puede significar recordar momentos de oración vividos (a solas o en comunidad), pero
también hacer la experiencia de oración: aprender a rezar; arrodillarse delante de Dios para
agradecerle, reconocer su soberanía, invocarlo...
Las fuentes para la oración son amplias: las oraciones dentro de la celebración eucanstica,
la liturgia de las horas; oraciones pronunciadas por papas, documentos del Magisterio,
Santos, el diálogo con Dios entablado por cada uno y la comunidad.
■ Celebraciones litúrgicas
La liturgia cristiana es el conjunto de la oración pública de la Iglesia, acción sagrada por
excelencia, cuya eficacia no ¡guala ninguna otra acción. En ella, los signos sensibles signi
fican y realizan la santificación del ser humano, y así, del Cuerpo místico de Jesucristo.
La liturgia presenta gran riqueza de elementos, susceptibles de aprovecharse como memo
ria de experiencia o de experiencia en acto: cada uno de sus signos y símbolos, los colores,
las vestimentas, los objetos litúrgicos; las oraciones de las que se compone; el ciclo litúr
gico: especialmente en los tiempos más fuertes (Adviento, Navidad, Cuaresma y Pascua);
los sacramentales que lleva asociados (la ceniza, la cruz, el persignarse); las fiestas espe
ciales, el culto a los santos, el lenguaje corporal.
Dentro de la liturgia tiene lugar la celebración de los sacramentos. Ellos son signos y ac
ciones simbólicas, que realizan en el aquí y ahora la salvación de Dios. Constituyen una
parte fundamental de la relación entre los seres humanos y Dios. Como experiencia pode
mos extraer: sus signos y símbolos, ornamentos, vestidos, colores, acciones, oraciones;
así como también los sacramentales.
3. Preparar el estilo 7
■ De manera previa
• Elige el sacramento, oración litúrgica o acción de la religiosidad y piedad popular
para desarrollar un tema.
• Al planear, no olvides considerar las características con las que celebra la comuni
dad de la que forman parte los interlocutores.
• Encuentra la conexión que tiene con el tema que vas a desarrollar.
■ Sesión de trabajo
Apertura:
• Aprovecha los primeros elementos que ofrece el manual (nombre del tema, ilus
tración, enunciado, enlace, objetivo). Recuerda que este momento es breve.
Desarrollo:
• Explica brevemente el sacramento, oración litúrgica o elemento de la religiosidad y
piedad popular, destaca los detalles que quieres retomar en el desarrollo del tema.
• Desarrolla el tema procurando hacer la conexión con el elemento que elegiste.
Cierre:
• Establece compromisos de trabajo con los participantes.
• Concluye.
■ Ventajas
• Los elementos más importantes de la vida de la Iglesia se convierten en elementos
pedagógicos.
• El estilo permite descubrir las diferentes maneras en que Dios se sigue manifes
tando y se hace presente entre nosotros.
• Favorece la integración liturgia-religiosidad y piedad popular, de tal manera que
se ayuda a purificar la ¡dea que tenemos de piedad popular y a su vez confiere un
frescor a la liturgia.
■ Limitaciones
• El facilitador puede caer en la tentación de emplear todo el tiempo de la sesión en
la explicación del sacramento, oración litúrgica o elemento de piedad popular, sin
darse tiempo para desarrollar el tema.
ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE
■ Leo
© Reflexiono
-¿Cuál es mi experiencia previa con la aplicación del estilo 7? ¿Qué puedo mejorar o
incorporar?
Ejercito
► Elijo una oración litúrgica, sacramento o elemento de la piedad popular para trabajarlo
con un tema del Manual 12.
► Desarrollo el tema a partir del elemento elegido (oración litúrgica, sacramento o religio
sidad y piedad popular).
► Diseño mi planeación inmediata a través de una carta descriptiva (ver modelo anexo).
► Coordino una sesión de 1 5 minutos con el tema que preparé usando el estilo 6 y dejo
que mis compañeros y asesores me retroalimenten.
► Completo mi carta descriptiva y la corrijo con las ideas recibidas.
O Recapitulo
Objetivo de la sesión:
Recursos didácticos:
La Palabra o el
Magisterio
Actividades individua
les o grupales
Evaluación
Cierre: conclusión,
oración final
TEMA 22
Nos proponemos
Reflexionar sobre el perfil del facilitador, no solo como una persona que acompaña a
otros en su crecimiento en la fe, sino como quien, además, tiene una vida y una histo
ria particular, que también exigen su presencia.
m Introducción
A lo largo de los temas destinados a la dimensión del ser, se han brindado elementos que
ayuden a la persona a descubrir su vocación como facilitador, así como pautas para su
crecimiento, pero también como una persona cristiana.
Para finalizar dichos temas, es necesario considerar también la misión a la que están lla
mados los facilitadores casados, es decir, los que han recibido el sacramento del matrimo
nio. Y no solo ellos, sino también los solteros o viudos por ser miembros de una familia.
En su mayoría los facilitadores son laicos con actividades seculares propias que se armo
nizan con las de un acompañante de la fe.
Ustedes son la sal de la tierra; pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se salará? Ya
no sirve para nada, sino para tirarla fuera y que la pisen los hombres. Ustedes son la
luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de una montaña.
Tampoco se enciende una lámpara de aceite para cubrirla con una vasija de barro;
sino que se pone sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la
casa. Brille su luz delante de los hombres de modo que, al ver sus buenas obras, den
gloria a su Padre que está en los cielos.
Mt 5,13-16
Como vemos, hacemos un servicio al Señor dentro de la propia familia viviendo de mane
ra ejemplar nuestros roles: «cada familia cristiana [...] puede acoger a Jesús, escucharlo,
hablar con Él, custodiarlo, protegerlo, crecer con Él; y así mejorar el mundo».
Como facilitadores hemos constatado lo poco que la gente conoce a Dios, no tienen quien
les hable de Él. Ahora pensemos: ¿hay alguien que le hable de Dios a mi familia?, ¿les dé
testimonio de Él?, ¿o conocen a Dios como el “pretexto perfecto’’ para que papá o mamá no
convivan conmigo como un hijo o hija que aún los necesita y extraña? No caigamos en la
tentación de anteponer el servicio a nuestra familia, no seamos su piedra de tropiezo para
que no se acerquen y amen a Dios a causa de un mal testimonio de amor hacia ellos. La fa
milia es primero, como dice el papa Francisco: desde ahí podemos cambiar el mundo.
¿Habría tanta necesidad de servidores, si cada madre y padre de familia diera un testimo
nio de amor verdadero hacia los suyos? Sin mencionar a Dios, el simple pero complejo
testimonio de amor dentro de la familia, haría un mundo diferente. Dios es Amor y se
manifiesta de diferentes maneras, muchas de ellas no requieren alguien que lo mencione;
el trato digno y amoroso a un hijo desde pequeño hará de él una persona adulta íntegra,
cabal, coherente. Y aún más, crecerá como una persona plena si a ello le sumamos el
mensaje de Dios, quien es el amor mismo:
Hagamos espacio al Señor en nuestro corazón y en nuestras jornadas. Así hicieron
también María y José, y no fue fácil: ¡cuántas dificultades tuvieron que superar! No
era una familia artificial, no era una familia irreal. La familia de Nazaret nos com
promete a redescubrir la vocación y la misión de la familia, de cada familia. Y, como
sucedió en esos treinta años en Nazaret, así puede suceder también para nosotros:
convertir en algo normal el amor y no el odio, convertir en algo común la ayuda
mutua, no la indiferencia o la enemistad [...]. Y esta es la gran misión de la familia:
dejar sitio a Jesús que viene, acoger a Jesús en la familia, en la persona de los hijos,
del marido, de la esposa, de los abuelos... Jesús está allí. Acogerlo allí, para que crezca
espiritualmente en esa familia (Papa Francisco, Audiencia general del miércoles 17
de diciembre de 2014).
5. Sin culpas
La familia para ser tal, exige la presencia de todos sus miembros. El papa Francisco nos
habla de la necesidad que tienen los hijos de los padres y la ausencia de éstos: «algunas
veces tan concentrados en sí mismos y en su trabajo, y a veces en sus propias realizacio
nes individuales [...] y a menudo preguntaba a los papás si jugaban con sus hijos, si tenían
el valor y el amor de perder tiempo con los hijos» (Audiencia general del miércoles 28 de
enero de 2015). La ausencia de uno o de ambos padres es causa de heridas graves, ade
más de carecer de ejemplos y guías en experiencias vitales.
Por eso es preciso repetir: no convirtamos el servicio a Dios en un pretexto más para aban
donar a la familia. Dios no nos va a reclamar que hayamos dejado los dos, tres, cuatro o
más servicios que prestaba en la parroquia, las innumerables horas y lugares en los que
servía como facilitador, el que no asistamos a todas las juntas convocadas por el consejo,
por las catequistas, por los ministros, por el párroco, por el decanato, la vicaría, la arqui-
diócesis.
La familia es algo por lo que Dios nunca nos va a recriminar, es un don encomendado, son
personas que ha puesto a nuestro cuidado y que nosotros mismos elegimos tener.
Discernir, priorizar y elegir, eso debemos hacer. Somos piezas únicas en el servicio y misión
pero no somos indispensables, en la familia sí. No hay necesidad de abarcartantos servicios;
demos la oportunidad a otros de crecer, responsabilizarse, comprometerse; muchos dicen
«yo puedo con todo», «ya no tengo tiempo ni para mí», «el padre me encargó otro grupo,
Dios me ayudará». Aprendamos a decir “no”, es válido, no hay porqué sentirse culpable,
muchas veces los demás necesitan ver que hay espacio para ellos, que se precisa su presen
cia. su compromiso, sus talentos... de otra manera ¿a qué van si nosotros podemos y abar
camos todo? Hay que ser humildes y aceptar lo que podemos y queremos hacer.
De qué otro modo podríamos decir: «Hijo mío, si aprendes a ser sabio, también yo lo ce
lebraré. Me alegraré de todo corazón, si tus labios hablan con rectitud» (Prov 23,15-16).
¿Cómo poder decirlo si no se los enseñamos ni estamos presentes para comprobarlo? El
papa Francisco parafrasea este texto para que comprendamos mejor lo que simboliza:
Seré feliz cada vez que te vea actuar con sabiduría, y me emocionaré cada vez que te
escuche hablar con rectitud. Esto es lo que quise dejarte, para que se convirtiera en
algo tuyo: el hábito de sentir y obrar, hablar y juzgar con sabiduría y rectitud. Y para
que pudieras ser así, te enseñé lo que no sabías, corregí errores que no veías. Te hice
sentir un afecto profundo y al mismo tiempo discreto [...]. Te di un testimonio de
rigor y firmeza que tal vez no comprendías [...]. Ahora, cuando veo que tú tratas de
ser así con tus hijos, y con todos, me emociono. Soy feliz de ser tu padre. (Audiencia
general del miércoles 4 de febrero de 2015)
ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE
í® Leo
*- Realizo una lectura atenta de los contenidos del tema. Subrayo lo más importante.
© Reflexiono
K-z Recapitulo
-¿Qué enseñanza me deja el tema para mi vida y mi servicio?
■ Papa Francisco, Audiencias generales del 28 de enero de 2015, del 4 de febrero de 2015 y deí
17 de diciembre de 2014.
x-
SABER
TEMA 23
La participación de la familia en
la vida y misión de la Iglesia
Nos proponemos
Reflexionar sobre la misión evangelizadora de la familia, a partir de la exhortación
Familiaris consortio.
■ Introducción
Los facilitadores tenemos una misión doble: trabajar dentro de nuestra propia familia y ser
acompañantes de otros laicos que también viven en familia. El sacramento del matrimo
nio, junto con el Orden sacerdotal, son sacramentos de servicio a la comunidad; constitu
yen un don de Dios para su Iglesia, ambos poseen una dimensión misionera y evangeliza
dora de primer orden.
El matrimonio y la familia son temas presentes en la formación básica (manuales 12 y 17).
Los facilitadores hemos de tener clara la visión cristiana sobre estas dos realidades y
acompañar a nuestros interlocutores para que vivan en plenitud su vocación y misión fa
miliar; especialmente en estos tiempos en los que la familia atraviesa una crisis cultural
profunda (cf. EC 66). Nos dejamos guiar por las enseñanzas de la Familiaris consortio, que
ofrece una guía siempre actual.
El magisterio enseña
La futura evangelización depende en gran parte de la Iglesia doméstica. Esta misión ¡
apostólica de la familia está enraizada en el Bautismo y recibe con la gracia sacra- ¡
^e^tal del matrimonio una nueva fuerza para transmitir la fe, para santificar y trans- i
!a sociedad actual según el plan de Dios. i
FC 52 :
Otros textos: G- 227-28; Gn 2,24; Tob 7, 13-14; Mt 19,3-12; Jn 2,1-2; Ef 5,31-32; LF 52. :
1. La familia en el misterio de la Iglesia
Uno de los cometidos básicos de la familia cristiana es el eclesial; ella está puesta a se^. -
ció del Reino de Dios en la historia, mediante la participación en la vida y mis c ce a
Iglesia.
La familia, al igual que la Iglesia, debe ser un espacio donde el Evangelio es transmi
tido y desde donde éste se irradia. Dentro de una familia consciente de esta misión,
todos los miembros de la misma evangelizan y son evangelizados. Los padres no solo
comunican a los hijos el Evangelio, sino que pueden a su vez recibir de ellos este
mismo Evangelio profundamente vivido... Una familia así se hace evangelizadora de
orras muchas familias y del ambiente en que ella vive (EN 71).
La fam a cr st ana. sobre todo en la actualidad, tiene una especial vocación a ser testigo
ce a a anza pascual de Cristo, mediante la constante irradiación de la alegría del amor y
de la certeza de a esperanza, de la que debe dar razón: «la familia cristiana está llamada
a proclamar en voz alta las virtudes presentes del reino de Dios y la esperanza de la vida
bienaventurada» (LG 35; cf. FC 52).
5. Un servido edesial
El ministerio de evangelización de los padres cristianos es original e insustituible
y asume las características típicas de la vida familiar, hecha, como debería estar, de
amor, sencillez, concreción y testimonio cotidiano (FC 53).
La familia debe formar a los hijos para la vida, para que cada uno cumpla en plenitud su
cometido, de acuerdo con la vocación recibida de Dios. Una familia abierta a los valores
transcendentes, que sirve con alegría, cumple con fidelidad sus obligaciones y es conscien
te de participar en el misterio de la cruz gloriosa de Cristo, se convierte en el mejor semi
nario de vocaciones a la vida consagrada.
Los padres están llamados a realizar un ministerio de evangelización y catcquesis hacia
sus hijos, el cual debe acompañarlos durante la infancia, adolescencia y juventud, especial
mente si cuestionan o incluso rechazan la fe cristiana recibida en los primeros años de su
vida. Así como en la Iglesia la evangelización está unida al sufrimiento del apóstol, así
también en la familia cristiana los padres deben afrontar con valentía y serenidad las difi
cultades al evangelizar a sus hijos.
El servicio que realizan los cónyuges y padres cristianos en favor del Evangelio es esencial
mente un servicio eclesial; se realiza en el contexto de la Iglesia entera en cuanto comunidad
evangelizada y evangelizados. Está enraizado y se deriva de la única misión de la Iglesia; se
ordena a la edificación del Cuerpo de Cristo (cf. 1 Cor 12,4-6; Ef 4,12). Por eso, el ministerio
de evangelización y de catcquesis de la Iglesia doméstica, ha de armonizarse con la evange
lización y catcquesis que realiza la comunidad eclesial, diocesana y parroquial (cf. FC 53).
Una forma de actividad misionera puede realizarse en el interior de la familia. Esto sucede
cuando algún miembro de la misma no tiene fe o no la practica con coherencia. En este
caso, los parientes deben ofrecerles tal testimonio de vida que los estimule y sostenga
el camino hacia la plena adhesión a Cristo Salvador (cf. 1 Pe 3,1-17).
Animada por el espíritu misionero en su propio interior, la Iglesia doméstica está
llamada a ser un signo luminoso de la presencia de Cristo y de su amor incluso para
los alejados, para las familias que no creen todavía y para las familias cristianas que
no viven coherentemente la fe recibida. Está llamada con su ejemplo y testimonio a
iluminar a los que buscan la verdad (FC 54).
A la manera del matrimonio misionero de Aquila y Priscila (cf. Hch 18,1-4), existen algu
nos cónyuges y familias cristianas que, durante un cierto tiempo, van a tierras de misión a
anunciar el Evangelio.
Las familias cristianas contribuyen de manera especial a la misión de la Iglesia cuando culti
van la vocación misionera en sus propios hijos (cf. AG 39) y educan y preparan a sus hijos,
desde la juventud, para conocer que Dios ama a todos los seres humanos (cf. FC 54).
ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE
ÍB Leo
© Reflexiono
Investigo
► Reviso los siguientes contenidos en el Manual 12 (temas 15-19):
-¿Por qué el matrimonio es una realidad querida por Dios? (cf. tema 15)
-Explico por qué el matrimonio es signo de la alianza divina (cf. tema 17)
-Explico los compromisos del matrimonio cristiano (cf. tema 18)
O Recapitulo
■ A«qu d oces s Primada de México. Manual 12, Sacramentos de curación y a! servicio de la comu-
nidad. México 2012.
■ Familiaris consortio 49-64.
■ Relación final del Sínodo de los Obispos al Santo Padre Francisco, La vocación y la misión de la
familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo, Ciudad del Vaticano, 2015.
SABER HACER
TEMA 24
Nos proponemos
Saber acompañar la formación para lograr que los interlocutores sean mejores seres
humanos y cristianos comprometidos con la Iglesia y la sociedad.
■ Introducción
La vocación cristiana y la misión recibidas en el Bautismo y la Confirmación se sostienen,
animan y profundizan de modo particular en cada sacramento. ¡Vivirlos intensamente es
nuestro compromiso y acompañar con alegría a otros hermanos en la fe es nuestro reto!
A lo largo de todo el manual hemos visto cómo nuestro ser, saber y saber hacer se impli
can y relacionan, se alimentan uno al otro. Los hemos separado con la intención de garan
tizar un crecimiento integral, pero han marchado juntos todo el tiempo. Así, cerramos esta
propuesta de reflexión con un estilo más: el que mueve a nuestros interlocutores a hacerse
cargo de sí mismos. Culminamos con este estilo porque representa la madurez, tanto del
facilitador como del interlocutor. El facilitador que hace silencio y deja el protagonismo al
otro, ha aprendido a acompañar de verdad; el interlocutor que se atreve a tomar la respon
sabilidad por sí mismo, muestra con creces los avances en su crecimiento.
Llamó a los doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los
espíritus impuros. Ellos salieron a predicar y exhortaban a la conversión.
Me 6,7.12
■ Rompecabezas
a. Los interlocutores se dividen en pequeños grupos (no más de 4 o 5), y a cada uno se
le asigna una parte distinta del tema. En esta parte se trabaja de manera individual.
b. Los interlocutores abandonan sus equipos y forman grupos de expertos (interlocuto
res que tienen la misma parte del tema y que están en los otros equipos). Aquí discu
ten, aclaran dudas, intercambian ¡deas. Se aseguran que todos dominan el material.
Si fuera necesario, pueden pedir alguna aclaración al facilitador.
c. Los interlocutores regresan a los grupos iniciales, donde se encargan de enseñar al
resto de sus compañeros la parte que han aprendido, de modo que todos en el grupo
aprendan todo el tema.
d. Se puede aplicar una breve evaluación con aspectos de todo el tema o asignar tareas
en las que los equipos demuestren que han asumido los valores propuestos y que ha"
profundizado en los contenidos.
■ Parejas o binas
a. El facilitador propone una parte del tema a cada pareja. En un primer momento se
reflexiona individualmente sobre la sección asignada.
b. Después cada pareja discute, dialoga lo que han reflexionado de manera individual.
c. El facilitador elige un interlocutor de la clase al azar para que comparta a todo el grupo
los comentarios que él y su pareja han hecho. No comparten sus propias ideas, sino
lo que tanto él como su compañero han discutido.
d. Otra variante de esta técnica es que, en lugar de compartir al grupo, se intercambien
parejas y comenten lo que han discutido con su compañero anterior.
Preparar el estilo 8
■ De manera previa
Si un interlocutor va a compartir el tema o alguna parte, es importante avisarle con antici
pación. Si vas a trabajar la sesión con alguna técnica debes preparar los puntos, preguntas
o problemas que vas a asignar.
■ Sesión de trabajo
Apertura:
Aprovecha los primeros elementos que ofrece el manual (nombre del tema, ilustración,
enunciado, enlace, objetivo). Recuerda que este momento es corto.
Desarrollo:
• En la primera variante, el interlocutor desarrolla el tema o parte del tema con su
estilo personal. El facilitador interviene al final o en el momento en que lo consi
dere conveniente para aclarar, profundizar o corregir algún dato.
• En la segunda variante se aplica alguna de las técnicas de aprendizaje cooperativo.
El facilitador observa y resuelve las dudas.
Cierre:
• Establecer compromisos de trabajo con los participantes.
• Concluir.
■ Ventajas
• El interlocutor se va entrenando en un ambiente seguro para desempeñar el rol
del facilitador.
• El facilitador puede descubrir con mayor facilidad las fortalezas y debilidades del
interlocutor para poderlo retroalimentar.
• Se favorece una actitud de respeto, atención, estima, aceptación y confianza en la
persona del interlocutor.
• El estilo propicia el diálogo, el trabajo en equipo y la atención a los aspectos afec
tivos de las personas.
■ Limitaciones
• El facilitador puede desconfiar de los interlocutores y no permitir que compartan,
generen sus propios puntos de vista o se expresen.
• El facilitador puede considerar el estilo como un método lento, sobre todo si per
cibe que los interlocutores se equivocan.
• Tanto el facilitador como los interlocutores pueden creer equivocadamente que
el aprendizaje del interlocutor depende exclusivamente de lo que el facilitador
explica.
• Puede haber falta de compromiso por parte del interlocutor para compartir o tra
bajar en equipo.
ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE
■1 Leo
© Reflexiono
Ejercito
► Elijo un tema del Manual 12.
► Elijo una de las técnicas propuestas en este estilo 8 y la preparo.
► Coordino una sesión de 1 5 minutos con el tema que preparé usando el estilo 6 y dejo
que mis compañeros y asesores me retroalimenten.
► Completo mi carta descriptiva y la corrijo con las ¡deas recibidas.
O Recapitulo
Objetivo de la sesión:
Recursos didácticos:
La Palabra o el
Magisterio
Actividades individua
les o grupales
Evaluación
Cierre: conclusión,
oración final
13. Queremos vivir este Año Jubilar a la luz de la palabra del Señor: Miseri
cordiosos como el Padre. El evangelista refiere la enseñanza de Jesús:
«Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso» (Le 6,36). Es un
programa de vida tan comprometedor como rico de alegría y de paz. El
imperativo de Jesús se dirige a cuantos escuchan su voz (cf. Le 6,27). Para
ser capaces de misericordia, entonces, debemos en primer lugar colocar
nos a la escucha de la Palabra de Dios. Esto significa recuperar el valor del
silencio para meditar la Palabra que se nos dirige. De este modo es posible
contemplar la misericordia de Dios y asumirla como propio estilo de vida.