Tema Vocacional Comunidades

CONCEPTO, ELEMENTOS Y NIVELES DE LA VOCACION
Objetivo: Conocer el verdadero significado de la vocación, sus elementos y niveles, para que,
adquiramos conciencia, promovamos y ayudemos a nuestros hijos a descubrir su vocación.
Introducción: ¿Vocación y profesión es lo mismo?
Muchas veces pensamos que vocación y profesión es lo mismo, pero no es así; este es un error en
el cual constantemente caemos. Por ello vamos aclarar que diferencia tienen.
Profesión: viene del latín “professio” que significa “profesar” o “ejercer”. Es decir, que se estudia
(maestro, doctor, etc.).
Vocación: viene del latín “vocare” y significa “llamar”. Es una invitación que Dios nos hace a
través de nuestros sentimientos, pensamientos y nuestra conciencia. Cada vocación es fruto de
muchos factores que van actuando en la vida de una persona (familia, amistades, experiencias
diversas, etc.).
La vocación es un acontecimiento de tu vida. Exige salir de sí mismo y descubrirte como alguien
destinado para el servicio.
PROFESION VOCACION
Se elige dependiendo de sus habilidades, Se descubre siendo sensible a la realidades y
capacidades y gustos. necesidades del mundo.
Se genera una remuneración económica. No hay paga su recompensa es la alegría y la
plenitud del servicio.
Se centra en el hacer Se centra en el Ser.
Es temporal, es por un tiempo Es para toda la vida.
determinado.
La vocación y la profesión no se pelean, al contrario, se complementan para un mejor servicio.

Puede un sacerdote ejercer una profesión como doctor; una religiosa puede ser maestra y un
esposo o esposa ser abogado(a). hay personas que no teniendo una profesión son felices porque
han descubierto su vocación y al contrario hay profesionistas que no logran la plenitud siempre
les hace falta algo viven frustrados porque no se dieron el tiempo de descubrir y responder a su
vocación. Profesiones hay muchas, vocaciones pocas.
Elementos de la vocación
▪ Llamada: Es incitativa gratuita y amorosa de Dios. Él nos da una vocación única e
irrepetible para desarrollar al máximo nuestras potencialidades.
▪ Respuesta: es la disponibilidad ante Dios que llama. Debe ser personal, libre, consiente y
dinámica.
▪ La Misión: es la tarea evangelizadora que el Espíritu Santo encomienda a la Iglesia y que
toma rasgos específicos en cada uno de los llamados en orden a la edificación del reino de
Dios.
La vocación es entonces el llamado que Dios hace a todos los hombres y mujeres para que
respondan y cumplan con una misión en la construcción del reino de Dios en medio de una
realidad concreta. Dios es el que llama y el hombre responde a una misión.
Por lo tanto, si Dios es el que llama, no debemos oponernos a su voluntad.
Niveles de la vocación
• Primer nivel: Vocación Humana
Esta es nuestra primera vocación, Dios no llama a la existencia, a ser seres humanos creados a
imagen y semejanza de Dios (Gn 1, 26-27).
Cada persona es un ser único e Irrepetible, llamada por Dios a la existencia en un proceso de
maduración en el que se descubre como persona llena de posibilidades y potencialidades, con
limitaciones y necesidades. Este proceso se realiza consigo mismo, con Dios, con los demás y el
mundo que lo rodea (Jr. 1, 2 – 7).
• Segundo nivel: Vocación cristiana
El hombre llamado a la vida, descubre además un llamado a la fe, mediante el bautismo que
es adentrarse a la aventura con Dios que se revela en su caminar. Por este segundo llamado
descubre que Dios es Padre y que le llama por Jesucristo para ser su hijo en una vida de
santidad (Col 2, 12; Co 5,17; 1Pedro 1, 15-17).
• Tercer nivel: Vocación especifica
El llamado a la fe implica una adhesión consciente a Cristo, ya que el encuentro con él
transforma a la persona, pide situarse en una forma de ser cristiano concreto: como laico, como
consagrado o como ministro ordenado. Así, el proceso de madurez humana y cristiana, se
desenvuelven en un compromiso gradual dentro de la Iglesia para el mundo.
Veamos con detalle cuales son las vocaciones específicas.
➢ Vocación laical: Matrimonio, soltería y viudez.
Son cristianos que están incorporados a Cristo por el Bautismo, que forman el pueblo de Dios y
que participan, a su manera, en las funciones de Cristo Sacerdote, Profeta y Rey.
Mientras los sacerdotes están principalmente destinados al sagrado ministerio y los religiosos dan
testimonio de que el mundo puede ser transfigurado gracias al espíritu de las bienaventuranzas,
los laicos están llamados a buscar el reino de Dios, tratando con las cosas temporales y
ordenándolas según el querer de Dios mismo.
Podemos imaginar la vocación de los laicos como una especie de levadura que, introducida
dentro de la masa del mundo, la hace crecer, desarrollarse e incluso santificarse. Esta levadura,
dice el Concilio, está constituida de manera especial por la «irradiación de la fe, la esperanza y la
caridad».
La vocación de los laicos consiste entonces principalmente en estar en el mundo e iluminarlo en
todas sus dimensiones con el testimonio evangélico. Palabra y acción. Diálogo y renuncia.
Enseñanza y ejemplos concretos. Ninguna forma está excluida porque el fin es «manifestar a los
demás la persona de Cristo».
➢ Vocación sacerdotal
La vocación sacerdotal es la llamada que Dios hace a algunos hombres a participar en el
sacerdocio de Cristo y a unirse a él para servir y guiar, en calidad de pastores, a la comunidad
cristiana, con la palabra y la gracia de Dios.
Es un misterio de amor entre Dios que llama por amor y un hombre que le responde libremente
y por amor. Un llamado a ser puente entre Dios y los hombres. Un llamado a seguir en el
mundo, para salvarlo, pero sin ser del mundo (Jn 17, 15-16).
Es la decisión de un joven que quiere dedicar su vida a ayudar a sus hermanos a salvar sus almas
y hacer este mundo mas como Dios lo pensó.
El sacerdocio es un don de Dios a la Iglesia y al mundo. Y para el propio sacerdote es camino
para santificarse y llegar al cielo.
El sacerdocio fue instituido por Jesús en la Ultima Cena, fue Jesús el que dijo a sus apóstoles:
“tomad y comed este es mi cuerpo…haced esto en memoria mía… (Lc 22, 19-20) y también dijo:
Id por todo el mundo predicando el evangelio… (Mc 16, 15), id y perdonad los pecados… (Jn 20,
23), Yo estaré con ustedes hasta el final de los tiempos…” (Mt 28, 19-20).
Jesús expresa claramente su deseo de que los apóstoles continúen la labor que él había
comenzado. Por lo tanto, el sacerdocio no es un invento sino como ya hemos dicho, es un deseo
de Jesús, un don maravilloso de su amor.
➢ Vocación religiosa
Los religiosos y religiosas son cristianos que quiere seguir a Cristo en pobreza (viviendo al servicio
de los demás y para ello no tiene nada propio), en castidad (dándose en un amor universal y para
ello no forma una familia) y en obediencia (viviendo en disponibilidad total a la voluntad de Dios
por encima de sus gustos o intereses; reconociendo en sus superiores la expresión de la voluntad
de Dios para su vida). Viven en comunidad, es decir, entre hermanos agraciados con la misma
vocación...para realizar una misión evangelizadora.
Esta consagración a Dios mediante los votos es un don de Dios a la Iglesia que tiene su
fundamento en el Señor, pues hace presente la forma de vida que asumió el Hijo de Dios al
entrar en el mundo y que propuso a los discípulos que lo seguían.
Los consejos evangélicos no pueden tener otro fundamento que «el amor de Dios derramado en
nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado» (Rom 5,5).
Su vida comunitaria es fermento para todo la Iglesia entera, quien a su vez es la luz que ilumina
por su misión a todo el mundo. Son enviados a anunciar con el testimonio de la propia vida el
valor de la fraternidad cristiana y la fuerza transformadora de la Buena Nueva, que hace
reconocer a todos como hijos de Dios e incita al amor oblativo hacia a todos, y especialmente a
los últimos.
Es el mismo Dios el que ha querido que en la Iglesia de Jesús existan hombres y mujeres que,
guiados por el Espíritu redentor de Cristo, visiten y liberen a los fieles cautivos por las diversas
formas de opresión anticristianas.
«La vida consagrada es una historia de amor apasionado por el Señor y la humanidad» (Papa
Francisco, Vultum Dei quaerere, 9).
Cada vocación tiene una finalidad: la santidad y todos somos llamados a ella, sea cual sea la
vocación que se elija, esta es la vocación universal.
Y la santidad no es más que la perfección de la caridad, es decir, la plenitud del gran amor
verdadero del que tiene sed cada corazón humano. No es una ilusión, ni un ideal abstracto e
inalcanzable. Es una realidad ofrecida a todos.
Tristemente en muchas ocasiones es la familia quien se opone a la vocación de sus hijos cuando
estos sienten la inquietud sobre todo a la vocación sacerdotal y consagrada, muchas veces por
ignorancia y otras tantas pensando que es una pérdida de tiempo, una vida estéril, una vida
echada a perder, pero no es así sino todo lo contrario, es una vida que da mucho fruto, una vida
hermosa y una vida muy necesaria. Por eso valoremos, promovamos y oremos por las vocaciones
de nuestros hijos; es nuestro deber y obligación, no seamos obstáculo.

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CONCEPTO, ELEMENTOS Y NIVELES DE LA VOCACION

La vocación y la profesión no se pelean, al contrario, se complementan para un mejor servicio.

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