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MONOGRAFÍA - El Origen y Auge Del Imperio Bizantino

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GLORIOSO COLEGIO NACIONAL DE SAN CARLOS DE PUNO

“Año del Bicentenario de la consolidación de nuestra Independencia y de la


conmemoración de las Heroicas batallas de Junín y Ayacucho”
“ORIGEN Y AUGE DEL IMPERIO BIZANTINO”
INTEGRANTES: Alarcón Palacion Jheampier Branitt, Apaza Quilla Diego
Anthony, Apaza Torres Mayquell Engel, Arapa Huanca Alexander Wiliam
DOCENTE: Milton Alzamora Juarez
CURSO: Ciencias Sociales
GRADO: 5to
SECCIÓN: “I”

1
ÍNDICE
I. INTRODUCCIÓN…………………………………………………………………3

II. DESARROLLO……………………………………………………………………6

i. Capítulo 1: Contexto histórico y fundación de Bizancio............................6

ii. Capítulo 2: Edad de Oro del Imperio Bizantino…………………………….7

iii. Capítulo 3: Instituciones y Administración del Imperio Bizantino………...9

iv. Capítulo 4: Conflictos y Guerras…………………………………………….11

v. Capítulo 5: Declive y Caída del Imperio Bizantino………………………...12

III. CONCLUSIÓN……………………………………………………………………14

IV. BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………………..15

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INTRODUCCIÓN
El Imperio Bizantino fue existió desde el año 330 d.C. hasta el año 1453. A
menudo se le denomina Imperio Romano de Oriente o simplemente Bizancio. La
capital bizantina fue fundada en Constantinopla por Constantino I (quien gobernó
del 306 al 337). El Imperio bizantino tuvo distintos tamaños a lo largo de los siglos,
en algún momento poseyó territorios de Italia, Grecia, los Balcanes, Levante, Asia
Menor y el norte de África.

Bizancio fue un estado cristiano, con el griego como lengua oficial. Los bizantinos
desarrollaron su propio sistema político, prácticas religiosas, arte y arquitectura.
Estos aspectos estuvieron muy influenciados por la tradición cultural
grecorromana, aunque fueron distintos y no una simple continuación de la antigua
Roma. El Imperio bizantino fue la potencia medieval más longeva, y su influencia
continúa hoy en día, especialmente en la religión, el arte, la arquitectura y las
leyes de muchos estados occidentales, de Europa Central y Oriental, y de Rusia.

El nombre "bizantino" fue acuñado por historiadores del siglo XVI, basados en el
hecho que el primer nombre de la ciudad fue Bizancio, antes de pasar a ser
Constantinopla (actualmente Estambul). Fue y sigue siendo una etiqueta
imperfecta pero conveniente, que diferencia el Imperio romano de Oriente del de
Occidente, especialmente importante tras la caída del segundo en el siglo V. De
hecho, por ese motivo, no hay un acuerdo universal entre historiadores sobre a
qué período de tiempo se refiere el término “Imperio bizantino”. Algunos sitúan la
fecha de la fundación de Constantinopla en 330, otros en la caída del Imperio
romano de Occidente en 476, otros prefieren el fracaso de Justiniano I (r. 527-565)
en la unificación de los dos imperios en 565, e incluso algunos lo vinculan con la
conquista de las provincias orientales de Bizancio por parte de los árabes, en ca.
650. La mayoría de historiadores concuerdan en que el Imperio bizantino finalizó
el martes 29 de mayo de 1453, cuando el sultán otomano Mehmed II (r. 1444-6 y
1451-81) conquistó Constantinopla. Esta discusión sobre las fechas también pone
de manifiesto las diferencias étnicas y culturales entre las dos mitades del mundo
romano y la distinción del estado medieval de su herencia romana anterior.

El Imperio bizantino se destacó por el legado económico, político, religioso y


cultural que mantuvo durante poco más de mil años. Estas son algunas de sus
características más resaltantes:

Política y diplomacia
Durante la vigencia del Imperio bizantino se impuso la figura del "Basileus", que
era el propio emperador, aunque con una investidura que mezclaba la política con
la religión. El basileo no solo era el máximo representante del poder terrenal, sino
que tenía una autoridad legitimada por Dios.
Los bizantinos se hicieron famosos por la expansión de sus territorios
(especialmente durante el mandato del emperador Justiniano). Sin embargo, su
práctica predilecta no era la guerra, sino las relaciones diplomáticas, ya que estas

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los mantenían a salvo de ataques y además les aseguraban intercambios
comerciales.

Religión
Cuando el Imperio bizantino aún formaba parte del Imperio romano se practicaban
múltiples religiones, como resultado de la mezcla de territorios y culturas
conquistados. Sin embargo, esto cambió progresivamente hasta que el
Cristianismo se convirtió en la religión oficial y se prohibió cualquier otra
manifestación religiosa.
Fue durante la vigencia del Imperio bizantino que surgió la Iglesia Ortodoxa, cuya
existencia se mantiene vigente hasta la actualidad, especialmente en países de
Europa Oriental.

Economía
Los bizantinos durante siglos lograron un crecimiento económico sin precedentes
gracias a tres factores:

 La acumulación de las riquezas captadas de los territorios


conquistados: esto les permitió acuñar oro y aumentar las arcas.
 El comercio: el imperio bizantino era parte esencial de la ruta de la seda e
incluso, llegaron a desarrollar su propia industria para no depender de la
seda asiática. Además, su intercambio comercial interno les permitía ser
autosustentables.

Los impuestos: la recaudación de tributos por concepto de tenencia de tierras fue


una de las principales fuentes de ingresos del imperio.

Estudiar el “Origen y auge del imperio bizantino” tiene varios propósitos valiosos
que abarcan múltiples aspectos de la historia, la cultura, la política y la religión.
Entre los principales destacan:

1. Comprender la continuidad del Imperio Romano: El Imperio Bizantino


representa la continuación del Imperio Romano en su parte oriental.
Estudiar su origen permite entender cómo se transformó y adaptó la
civilización romana después de la caída de Roma en Occidente.
2. Explorar la evolución cultural y religiosa: El Imperio Bizantino fue un
importante centro de desarrollo cultural, artístico y religioso, especialmente
en relación con la Iglesia Ortodoxa. Su estudio ayuda a entender la
evolución del cristianismo y su influencia en la cultura europea y del Medio
Oriente.
3. Analizar la influencia política y administrativa: El sistema político y
administrativo del Imperio Bizantino, incluido el uso de la burocracia y la
diplomacia, influyó en muchas civilizaciones posteriores. Comprender su
organización y métodos de gobierno ofrece lecciones sobre la gestión y la
administración de grandes estados.
4. Evaluar los logros militares y estratégicos: El auge del Imperio
Bizantino también está marcado por importantes victorias militares y

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estrategias defensivas, como las murallas de Constantinopla y la famosa
batalla de Manzikert. Estudiar estas estrategias ofrece lecciones valiosas
en historia militar.
5. Reflexionar sobre la interacción cultural y económica: El Imperio
Bizantino fue un importante nexo comercial entre Oriente y Occidente. Su
estudio proporciona información sobre las rutas comerciales, la interacción
entre diferentes culturas y el intercambio de ideas y tecnologías.
6. Entender el legado en el mundo moderno: Muchos aspectos del
derecho, la religión, la arquitectura y el arte bizantinos han dejado un
legado duradero en la civilización occidental y en la ortodoxia oriental.
Conocer su origen y auge ayuda a apreciar mejor estas contribuciones.

En resumen, estudiar el origen y auge del Imperio Bizantino no solo ilumina una
parte crucial de la historia mundial, sino que también ofrece perspectivas valiosas
sobre temas contemporáneos de política, cultura y religión.

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DESARROLLO

Capítulo 1: Contexto histórico y fundación de Bizancio


1.1 Breve historia de Bizancio antes de ser Constantinopla
Bizancio, originalmente conocida como Byzantion, fue fundada por colonos
griegos alrededor del año 660 a.C. Ubicada estratégicamente en la península
de Anatolia, a orillas del Bósforo, pronto se convirtió en un importante centro
comercial debido a su posición entre Europa y Asia.
A medida que la ciudad creció en importancia, atrajo la atención de varios
imperios, incluidos los griegos, romanos y persas. Sin embargo, fue bajo el
dominio romano cuando Bizancio alcanzó su mayor esplendor. En el año 330
d.C., el emperador romano Constantino I decidió convertirla en la nueva capital
del Imperio Romano, que en ese momento se encontraba dividido entre el este
y el oeste. Constantino la renombró como Constantinopla en su honor.
Constantinopla se convirtió en el centro político, económico y cultural del
Imperio Romano de Oriente, más tarde conocido como Imperio Bizantino.
Durante más de mil años, Constantinopla fue una de las ciudades más ricas y
poderosas del mundo, atrayendo a comerciantes, artistas y eruditos de todo el
mundo conocido.
Bajo el gobierno de emperadores como Justiniano I, Constantinopla
experimentó una época de esplendor y prosperidad, caracterizada por la
construcción de magníficas iglesias y monumentos, como la famosa Hagia
Sophia.
Sin embargo, a medida que el Imperio Bizantino enfrentaba amenazas
externas e internas, incluidas incursiones bárbaras y conflictos religiosos, la
ciudad comenzó a debilitarse. Finalmente, en 1453, Constantinopla cayó ante
el poderoso ejército otomano, marcando el fin del Imperio Bizantino y el
comienzo de la era otomana en la región.

1.2 La elección de Constantinopla como nueva capital:


La elección de Constantinopla como nueva capital del Imperio Romano fue un
momento crucial que transformó el curso de la historia. Constantino I, también
conocido como Constantino el Grande, buscaba una ubicación que reflejara el
nuevo rumbo del imperio hacia el cristianismo y consolidara su autoridad como
emperador.
Constantinopla, con su ubicación estratégica en el cruce de Europa y Asia,
ofrecía ventajas tanto comerciales como defensivas. Su proximidad al mar y su
posición en el estrecho del Bósforo la convertían en un centro comercial vital y
en una fortaleza natural. Además, al establecer una nueva capital, Constantino
quería distanciarse de Roma y de su asociación con el paganismo, reforzando
así la identidad cristiana del imperio.

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La fundación de Constantinopla no solo marcó el nacimiento de una nueva era,
la bizantina, sino que también consolidó el cristianismo como la religión
dominante en el imperio y sentó las bases para el esplendor cultural y político
que caracterizaría a la ciudad durante siglos.

1.3 Razones estratégicas y geográficas para la elección.

 Ubicación estratégica: Constantinopla estaba situada en un lugar


geográfico privilegiado, en el cruce de Europa y Asia, a orillas del estrecho
del Bósforo. Esta ubicación la convertía en un centro comercial crucial y
en un punto de control de importantes rutas terrestres y marítimas.

 Defensas naturales: La ciudad estaba rodeada por cuerpos de agua en


tres lados: el mar de Mármara, el estrecho del Bósforo y el mar Negro.
Esta configuración proporcionaba una defensa natural contra invasiones
terrestres y marítimas, lo que la hacía difícil de conquistar.

 Cristianización del Imperio: Constantino el Grande había adoptado el


cristianismo como religión oficial del Imperio Romano. Establecer una
nueva capital permitía distanciarse de Roma y de su asociación con el
paganismo, reforzando la identidad cristiana del imperio.

 Centralización del poder: Constantinopla se encontraba en una ubicación


más centralizada que Roma en relación con las provincias orientales del
imperio, lo que facilitaba la administración y el control político.

 Recurso a una ciudad preexistente: Byzantion, la ciudad predecesora de


Constantinopla, ya era un importante centro comercial y tenía una
infraestructura establecida, lo que facilitaba su conversión en la nueva
capital imperial.

Estas razones combinadas hicieron de Constantinopla la elección perfecta


como nueva capital del Imperio Romano y sentaron las bases para el
esplendor y la influencia duradera de la ciudad en la historia.

Capítulo 2: Edad de Oro del Imperio Bizantino

2.1 El reinado de Justiniano I


El reinado de Justiniano I, que tuvo lugar entre el 527 y el 565 d.C., fue uno de
los períodos más destacados del Imperio Bizantino. Durante su reinado,
Justiniano llevó a cabo una serie de reformas legales, militares y
arquitectónicas que dejaron una huella perdurable en la historia.

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 Reforma Legal: Justiniano es más conocido por su código legal, el Corpus
Juris Civilis, que recopilaba y codificaba las leyes romanas existentes.
Este código sentó las bases del derecho civil en Europa y fue una
contribución significativa al desarrollo del derecho moderno.
 Conquistas Militares: Justiniano buscó restaurar el territorio del antiguo
Imperio Romano. Durante su reinado, las fuerzas bizantinas bajo el mando
de generales como Belisario reconquistaron grandes áreas del
Mediterráneo occidental, incluidas partes del norte de África, Italia y
España.
 Construcción de Monumentos: Justiniano fue un patrocinador generoso de
la arquitectura y encargó la construcción de varios monumentos
emblemáticos en Constantinopla, incluida la Hagia Sophia, una de las
iglesias más impresionantes del mundo.
 Política Religiosa: Justiniano también desempeñó un papel importante en
la política religiosa del imperio, intentando reconciliar las divisiones dentro
de la Iglesia. Sin embargo, su intento de resolver la controversia
monofisita condujo a conflictos religiosos y políticos internos.

2.2 La construcción de Hagia Sophia


La Hagia Sophia fue construida por orden del emperador bizantino Justiniano I
entre 532 y 537 d.C., diseñada por los arquitectos Isidoro de Mileto y Antemio
de Tralles. La construcción tomó cinco años y combinó elementos de
arquitectura romana y bizantina, destacando por su gran cúpula central.
Funcionó como catedral de Constantinopla y luego como mezquita bajo el
dominio otomano. Actualmente es un museo en Estambul, Turquía.

2.3 Desarrollo cultural y artístico


El desarrollo cultural y artístico en el Imperio Bizantino, centrado en
Constantinopla, fue extraordinario y dejó un legado duradero en la historia del
arte y la cultura.

 Arquitectura: La construcción de la Hagia Sophia bajo el reinado de


Justiniano I marcó un hito en la arquitectura mundial, con su imponente
cúpula y su innovador diseño que influenció la arquitectura posterior.
Además de la Hagia Sophia, se construyeron numerosas iglesias,
palacios y fortificaciones, caracterizados por su elaborada
ornamentación y su combinación de influencias romanas, griegas y
orientales.

 Mosaicos: Los mosaicos bizantinos son famosos por su belleza y su rica


simbología religiosa. Se utilizaban para decorar iglesias, palacios y
edificios públicos, y representaban escenas religiosas, retratos de
santos y emperadores, así como motivos geométricos y florales. Los

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mosaicos de la Iglesia de San Vital en Rávena, Italia, son un ejemplo
destacado de esta forma de arte.

 Iconografía: El arte religioso bizantino se centraba en la iconografía, con


la representación de Cristo, la Virgen María, los santos y los ángeles en
iconos sagrados. Estos iconos se consideraban objetos sagrados de
devoción y eran venerados en la iglesia y en el hogar.

 Literatura: La literatura bizantina abarcaba una amplia gama de géneros,


incluidos historias, poesía, tratados filosóficos y teológicos, y crónicas
históricas. Destacan figuras como Procopio de Cesarea y Juan
Crisóstomo, cuyas obras influyeron en la cultura y el pensamiento de la
época.

Capítulo 3: Instituciones y Administración del Imperio Bizantino


3.1 Sistema de gobierno y administración
El sistema de gobierno y administración del Imperio Bizantino se
caracterizaba por su complejidad y eficiencia, heredando muchas de sus
estructuras del Imperio Romano.

 Emperador: El emperador era la figura central del gobierno y tenía


poder absoluto sobre el imperio. Era considerado tanto el líder político
como el líder religioso, y su autoridad se basaba en la teoría de la
monarquía absoluta.

 Burocracia centralizada: El imperio estaba organizado en torno a una


burocracia altamente centralizada, con varios ministerios y oficinas
gubernamentales encargadas de administrar los asuntos civiles,
militares, fiscales y legales del imperio. Los funcionarios públicos eran
seleccionados por su habilidad y lealtad al emperador.

 División administrativa: El imperio estaba dividido en provincias


gobernadas por funcionarios provinciales llamados gobernadores o
prefectos. Estas provincias estaban a su vez subdivididas en distritos
administrativos más pequeños, cada uno con su propio sistema de
gobierno local.

 Derecho romano: El sistema legal del Imperio Bizantino estaba basado


en el derecho romano, especialmente en el Corpus Juris Civilis,
compilado por el emperador Justiniano I. Este código legal
proporcionaba un marco jurídico coherente para todo el imperio y sentó
las bases del derecho civil en Europa.

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 Iglesia y estado: La Iglesia desempeñaba un papel importante en la
vida política y social del imperio, y estaba estrechamente vinculada al
gobierno. El emperador tenía autoridad sobre la Iglesia y utilizaba su
influencia para promover la unidad religiosa y política.

3.2 Economía y comercio


La economía y el comercio del Imperio Bizantino fueron fundamentales para
su prosperidad y estabilidad a lo largo de su historia.

 Ubicación estratégica: La ubicación de Constantinopla, en el cruce de


Europa y Asia, la convirtió en un importante centro comercial y enlace
entre Oriente y Occidente. Esto facilitó el intercambio de bienes y
culturas a lo largo de las rutas terrestres y marítimas.

 Comercio internacional: El imperio participaba en un amplio comercio


internacional, importando y exportando una variedad de productos
como seda, especias, metales preciosos, cerámica y tejidos. La seda
bizantina, en particular, era muy valorada y se convirtió en un
importante producto de exportación.

 Moneda estable: El uso de una moneda estable, el sólido bizantino,


contribuyó a la estabilidad económica del imperio y facilitó el comercio
tanto a nivel nacional como internacional.

 Producción agrícola: La agricultura era una parte fundamental de la


economía bizantina, con la producción de cereales, vino, aceite de
oliva y otros productos agrícolas que alimentaban tanto a la población
local como a las ciudades y ejércitos del imperio.

 Artesanía y manufactura: La artesanía y la manufactura florecieron en


el imperio, con la producción de artículos de lujo como textiles,
cerámica, joyas y artículos de vidrio que eran altamente valorados en
el mercado internacional.

3.3 Sociedad y vida privada


La sociedad y la vida privada en el Imperio Bizantino estaban influenciadas
por una combinación de factores políticos, religiosos y culturales.

 Estratificación social: La sociedad bizantina estaba estructurada en


diferentes estratos sociales, incluyendo la aristocracia terrateniente, la
burocracia imperial, los comerciantes y artesanos, y los campesinos.

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La posición social estaba determinada por el nacimiento, la riqueza y el
estatus ocupacional.

 Rol de la familia: La familia era fundamental en la sociedad bizantina y


servía como unidad básica de organización social. Se valoraba la
lealtad y la solidaridad familiar, y las relaciones familiares influían en
muchos aspectos de la vida, incluyendo el matrimonio, la herencia y la
política.

 Vida urbana: Las ciudades, especialmente Constantinopla, eran


centros de actividad social, económica y cultural. La vida urbana
estaba marcada por la diversidad étnica y cultural, así como por la
presencia de una amplia gama de instituciones públicas y privadas,
como baños, teatros, iglesias y mercados.

 Educación y cultura: La educación y la cultura eran altamente


valoradas en la sociedad bizantina. Se fundaron escuelas y
universidades para impartir educación en áreas como la retórica, la
filosofía, la teología y la literatura. La Iglesia desempeñaba un papel
importante en la promoción de la educación y la preservación del
conocimiento.

 Religión y vida espiritual: La religión ortodoxa griega era la dominante


en el imperio y desempeñaba un papel central en la vida de las
personas. La Iglesia ortodoxa ejercía una gran influencia en la
sociedad, regulando aspectos de la vida cotidiana y proporcionando
consuelo espiritual y apoyo comunitario.

Capítulo 4: Conflictos y Guerras


4.1 Las guerras contra los persas
Las guerras entre el Imperio Bizantino y el Imperio Sasánida, también
conocido como el Imperio Persa, fueron una serie de conflictos prolongados y
enconados que tuvieron lugar a lo largo de varios siglos.

 Primera Guerra Persa (502-506): Esta guerra fue desencadenada por


el emperador bizantino Anastasio I en un intento de recuperar
territorios perdidos en el este. A pesar de algunas victorias iniciales, los
bizantinos fueron finalmente derrotados y se vieron obligados a aceptar
un tratado de paz desfavorable.

 Segunda Guerra Persa (540-562 Esta guerra fue iniciada por el


emperador Justiniano I con el objetivo de recuperar territorios perdidos

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y establecer la supremacía bizantina en el este. La guerra fue larga y
costosa, marcada por varias batallas decisivas como la Batalla de Dara
y la Batalla de Dvin. A pesar de algunos reveses, los bizantinos
lograron importantes victorias, pero el conflicto finalizó con un tratado
de paz que restauró la situación territorial anterior al conflicto.

 Tercera Guerra Persa (602-628):* Esta guerra fue desencadenada por


una serie de factores, incluyendo la inestabilidad política en Persia y el
descontento entre la población cristiana en el Imperio Persa. Los
bizantinos lograron algunas victorias tempranas, pero la guerra se
volvió larga y destructiva. Sin embargo, finalmente, los bizantinos
lograron una impresionante victoria en la Batalla de Nínive en 627, lo
que llevó a la caída del Imperio Persa.

4.2 Las primeras invasiones bárbaras


El Imperio Bizantino, también conocido como Imperio Romano de Oriente,
surgió tras la división del Imperio Romano en el siglo IV. Se estableció con
Constantinopla como su capital y adoptó el cristianismo como religión oficial
bajo el reinado de Constantino el Grande. Durante las primeras invasiones
bárbaras, como la de los visigodos y los vándalos en el siglo V, el Imperio
Bizantino se fortaleció en el este y continuó expandiéndose. Su auge se
manifestó en la época de Justiniano I, quien reconquistó gran parte del
territorio occidental perdido y promulgó el Código de Justiniano, un importante
cuerpo de leyes que influyó en la legislación europea posterior.

4.3 Las invasiones bárbaras y la defensa de las fronteras


Las invasiones bárbaras fueron una serie de ataques de pueblos germánicos,
como los visigodos, vándalos y ostrogodos, que pusieron en peligro el Imperio
Romano en el siglo IV y V. Estas invasiones llevaron a la caída del Imperio
Romano de Occidente en el 476 d.C. Sin embargo, el Imperio Romano de
Oriente, también conocido como Imperio Bizantino, logró resistir y defender
sus fronteras orientales, principalmente gracias a su capital, Constantinopla, y
a su ejército bien entrenado. La defensa de la frontera se fortaleció bajo
emperadores como Justiniano I, quien llevó a cabo campañas militares para
recuperar territorios perdidos y construyó fortificaciones para proteger las
fronteras del imperio.

Capítulo 5: Declive y Caída del Imperio Bizantino


5.1 Las Cruzadas y su impacto
Las Cruzadas fueron una serie de expediciones militares cristianas
emprendidas entre los siglos XI y XIII con el objetivo principal de recuperar
Tierra Santa, especialmente Jerusalén, de manos musulmanas. Aunque

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tuvieron un impacto duradero en Europa y Oriente Medio, sus resultados
fueron mixtos. A corto plazo, las Cruzadas aumentaron el poder y la riqueza
de la Iglesia y de las ciudades comerciales europeas, estimularon el
intercambio cultural y tecnológico, y fomentaron el desarrollo de la caballería
y las técnicas militares. Sin embargo, también llevaron a conflictos y
tensiones entre cristianos y musulmanes, causaron división dentro de la
Iglesia y dejaron una huella de resentimiento y hostilidad en las relaciones
entre Oriente y Occidente que perduró por siglos.

5.2 Invasiones Otomanas


Las invasiones otomanas fueron una serie de campañas militares llevadas a
cabo por el Imperio Otomano entre los siglos XIV y XVII, con el objetivo de
expandir su territorio y poderío. Los otomanos conquistaron vastas áreas de
Europa, Asia Menor, África del Norte y Medio Oriente, estableciendo un
imperio que llegó a su apogeo bajo el reinado de Suleiman el Magnífico en el
siglo XVI. Estas invasiones dejaron un impacto duradero en la historia de las
regiones conquistadas, con influencias culturales, sociales y políticas que
perduran hasta hoy en día. Sin embargo, también provocaron conflictos
interminables con los estados europeos y cristianos, que se unieron en
ocasiones en coaliciones para hacer frente a la expansión otomana.

5.3 Consecuencias de la caída de Constantinopla


La caída de Constantinopla en 1453 tuvo una serie de consecuencias
significativas:

 Fin del Imperio Bizantino: La caída de Constantinopla marcó el fin del


Imperio Bizantino, que había sido un bastión del cristianismo oriental y
de la cultura griega durante más de mil años.

 Avance del Imperio Otomano: El Imperio Otomano consolidó su


dominio sobre la región, expandiendo su territorio en Europa y Asia
Menor y estableciendo un imperio que duraría varios siglos más.

 Dispersión de eruditos y conocimientos: Muchos eruditos bizantinos


huyeron hacia Europa occidental, llevando consigo manuscritos
antiguos y conocimientos que contribuyeron al Renacimiento y al
avance cultural en Occidente.

 Cambios en las rutas comerciales: La caída de Constantinopla alteró


las rutas comerciales, obligando a los europeos a buscar nuevas vías
hacia Asia, lo que eventualmente condujo a la Era de los
Descubrimientos.

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 Impacto en el cristianismo: La caída de Constantinopla también tuvo
un impacto en la iglesia cristiana, con el debilitamiento de la autoridad
del patriarcado ortodoxo en el este y el aumento de la influencia de la
iglesia católica en el oeste.
CONCLUSIÓN
La monografía sobre el Imperio Bizantino abarca su origen y auge, desde su
fundación en el siglo IV hasta su esplendor en el siglo XII. El Imperio Bizantino se
desarrolló a partir de la división del Imperio Romano en dos partes en el año 395,
cuando el emperador Teodosio I el Grande separó el Imperio Romano de
Occidente del Imperio Romano de Oriente. La capital del Imperio Bizantino fue
Constantinopla, fundada por Constantino I el Grande en el año 330.

El Imperio Bizantino se caracterizó por su longevidad y capacidad para sobrevivir


a través de innumerables desafíos, incluyendo guerras y crisis económicas.
Aunque su poder político y militar decayó en el siglo XIII, el Imperio Bizantino
siguió siendo un importante centro comercial y cultural en el Mediterráneo oriental.

Durante su auge, el Imperio Bizantino experimentó un crecimiento económico y


cultural bajo la dinastía Comneno, en el siglo XII. Los emperadores macedonios
promovieron las relaciones comerciales con Europa Occidental, lo que llevó a un
gran crecimiento económico y a la expansión del Imperio hacia Bulgaria y Siria.
Además, el Imperio Bizantino contribuyó a defender Europa Occidental de la
expansión del Islam y fue un bastión del cristianismo.

En resumen, el Imperio Bizantino fue un imperio multicultural que nació como


cristiano y heredero de la tradición romana, y que se caracterizó por su
longevidad, influencia en la cultura y la religión, y su capacidad para sobrevivir a
través de desafíos y crisis. Su auge en el siglo XII fue el resultado de la
recuperación de su poder político y militar bajo la dinastía Comneno, y su
influencia en la región del Mediterráneo oriental sigue siendo significativa hasta el
día de hoy.

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BIBLIOGRAFÍA

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15
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bizantino#google_vignette

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