Desafios de La Complejidad
Desafios de La Complejidad
Desafios de La Complejidad
Y MEDIO AMBIENTE:
LOS DESAFIOS DE LA COMPLEJIDAD
Fernando Tudela*
!irn/
@a complejidad en el lenguaje común
' Director acádemico de Lead for Environment and Development (LEAD Intemational),
México.
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del objeto, sino de todo aquello que puede afectar nuestra capaci-
dad para entenderlo o ubicarlo en algún contexto que le confiera
sentido. Caracterizamos como compleja una situación cuyos meca-
nismos funcionales internos escapan a nuestra comprensión, tal vez
por falta de herramientas conceptuales para aprehenderlos. Nos
puede resultar difícil caracterizar las relaciones o interacciones que
s e establecen entre s u s componentes. Su heterogeneidad y varia-
bilidad en el tiempo suelen agravar esta dificultad. El reconoci-
miento de una complejidad parece depender tanto de algunos ras-
gos propios del objeto, construido como objeto de conocimiento, como
de nuestras capacidades para asimilar esa realidad y desarrollar
expectativas al respecto.
Con relación a cualquier proceso de conocimiento, que involucra
por necesidad tanto a u n objeto como a un sujeto, los conceptos se
relativizan. Un poderoso microscopio, que inspire respeto al mejor
experto del laboratorio, s e presentará como objeto de extrema
sencillez para quien lo utilice t a n sólo para partir nueces. Colocado
debajo de una plancha, el Tractatus Logico-Philosophicus de Witt-
genstein pierde toda s u complejidad. E n sentido contrario, un ra-
diólogo entrenado percibirá sin dificultad sutiles anomalías orgáni-
cas en u n a radiografía en la que el ciudadano común sólo intuye la
forma de los huesos. El interior de un reloj, que a los usuarios nos
parece de enorme complejidad, podría resultar muy simple para el
relojero que lo repara. E n el lenguaje común, tanto como en la
ciencia, la complejidad nunca puede ser una cualidad intrínseca de
u n objeto o una propiedad inherente a una situación. Habría que
concebirla más bien como una circunstancia que puede resultar
de nuestros empeños cognitivos e interacciones con una realidad
determinada.
'O El amplio público que adquiere best-sellers tomó conocimienh del trabajo de Yorke
a través del texto de J. Gleick, Chaos. Making a New Science, Nueva York: Penguin
Books, 1987.
Desde que los investigadores asumieron la tarea de buscarlo, el
caos, forma particular de la complejidad, aparece por todas partes.
Dejó de ser una curiosa excepción en un mundo regido por la re-
gularidad. Aparece en los más diversos dominios y escalas. E n un
switch gestáltico operado en las últimas décadas, las relaciones mo-
delizables mediante ecuaciones lineales son ahora las que se con-
sideran excepcionales. Más allá de las teorías del caos, el descu-
brimiento de la complejidad constituye el avance más destacado en
la evolución del pensamiento científico de la segunda mitad del
siglo XX. Como consecuencia de este interés por los fenómenos
complejos se han enfatizado las discontinuidades, las transforma-
ciones cualitativas, los cambios abruptos que ponen fin a una esta-
bilidad estructural previa. Los cambios paradigmáticos, aquellos
que T. Khunll denominaba revoluciones científicas, se han hecho
patentes en múltiples dominios. El conocimiento acumulativo, la
ciencia normal de Khun, dejó de representar la forma primordial del
progreso científico. En este largo y tortuoso camino que conduce
hacia las formulaciones modernas del concepto de complejidad, han
desempeñado un papel protagónico los sistemas no lineales, la
termodinámica de sistemas abiertos, y en particular los trabajos de
Ilya Prigogine sobre las estructuras disipativas,12 que le hicieron
acreedor al Premio Nobel en 1977. Un nuevo enfoque científico y
una nueva forma de abordar el fenómeno de la complejidad se están
abriendo camino. Este nuevo desarrollo atraviesa muchas fronteras
disciplinarias y parece validarse tanto en los dominios de las cien-
cias sociales como de las naturales, sin recurrir a los reduccionismos
que echaron a perder los esfuerzos neopositivistas de unificación de
las ciencias.
En las antiguas cosmogonías, el caos era el desorden absoluto
que existía antes de la creación de un mundo ordenado, de un cos-
mos. La idea de complejidad y de caos que emerge de la ciencia mo-
derna representa un desafío para aquella tajante distinción entre el
l5 W. Dean. Brazil and the Struggle for Rubber. A Study in Environmental History,
Canbndge: Canbridge University Press, 1987.
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l7 Rolando V. García et al. Nature Pleads Not Guilty, vol. 1 de Drought a n d Man,
The 1972 Case History Series, Oxford: Pergamon Press, 1981.
l8 Expresamos aquí un agradecimiento especial al doctor Rolando García y a los de-
más participantes en el seminario desarrollado en la Sección de Metodología y Teoría de
la Ciencia del Centro de Investigación y Estudios Avanzados, CINVESTAV, por la magní-
fica oportunidad de discutir en dicho marco estas cuestiones metodológicas.
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Campos de posibilidades
Si asumimos un estado de cosas inicial, cabe preguntarse no tanto
cuál sería el estado subsiguiente, sino cuál sería el campo de posibi-
lidades reales para el mismo en el marco de una transformación
concreta. El cálculo político necesita distinguir con cuidado entre lo
deseable, lo posible y lo probable. A partir de este análisis del rango
de las posibilidades efectivas, se podrían plantear cambios específi-
cos en las condiciones de contorno que pudieran servir de fuerza mo-
triz para la transformación.
Condiciones de control
Se necesita una intervención externa para prevenir una desestabi-
lización en ciernes o para cambiar el rumbo de una transformación
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Condiciones de observación