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Resumen - María Cristina Balestrini - Gloria Chicote (1997)

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Mara Cristina Balestrini Gloria Chicote (1997) EL MESTER DE CLERECA EN LA ENCRUCIJADA ENTRE ORALIDAD Y ESCRITURA

La reflexin sobre el contraste entre modos orales y escritos de pensamiento y expresin no tuvo lugar en la lingstica o en la antropologa sino en los estudios literarios. Decir que el lenguaje es un fenmeno esencialmente oral parece una obviedad. Sin embargo el anlisis cientfico y literario de la lengua ha evitado, hasta hace muy poco tiempo, atender este aspecto. El acercamiento a los textos no puede prescindir de la oralidad en la medida en que la escritura siempre ser un sistema secundario de modelizacin dependiente de la lengua hablada. En este sentido, la problemtica de la oralidad se conecta con el desarrollo de los estudios pragmticos que enfatizan en todo el acto del lenguaje la capacidad comunicativa, operacin evidenciable an en las obras literarias que tradicionalmente haban sido consideradas como un discurso abstrado y separado de este proceso. La literatura medieval ofrece un campo propicio para el estudio de dicho fenmeno en tanto que documenta un momento de la cultura en que los universos oral y escrito no han accedido a espacio diferenciados. Los textos, o bien procedan de un circuito oral, o bien se escriban para ser odos; a partir de esta apreciacin cobran importancia los abordajes que privilegian el recuerdo de la performance, opuesta al texto con sus virtualidades, intencin y recepcin individualizadas. A partir de los planteos tericos mencionados los estudios medievales debieron eliminar las oposiciones tajantes. Desde el principio y por mucho tiempo los oralistas haban negado la existencia de textos transicionales. En la historia de las literaturas vernculas europeas, el siglo XII ha sido sealado como el punto de decidido avance de las prcticas escriturales por sobre la cultura tradicional oral, dominante hasta ese momento en las composiciones poticas que se divulgaron tanto en el mbito romnico como en el germnico. En el caso especfico de Espaa se debe esperar hasta el siglo XIII para asistir a ese proceso. El mester de clereca es, precisamente, la prctica potica que acompaa la aparicin y auge de un nuevo estamento intelectual asociado con ese cambio. Ahora bien, si el mester de clereca surge asociado con la difusin de la cultura escrita, cul es la pertinencia de una aproximacin desde la oralidad? No slo por convivir en un mismo perodo, sino por estar asociadas con los intereses del mismo estamento intelectual, clereca y juglara no constituyen esferas tan separadas como en principio puede parecer. En el momento de componer sus textos, los clrigos tienen frente a s dos modelos discursivos claramente diferenciados, pero que confluyen en la nueva prctica. Por una parte est a su alcance la escritura latina; por otra parte eran poseedores de una tradicin pica oral que se difunda en lengua verncula en toda Europa y era compartida por una masa poblacional heterognea. Ambos modelos interactan en las obras de clereca. Espaa recibe de Francia la cuaderna va, estrofa consagrada por la clereca, junto con la materia y los elementos lingsticos y conceptuales que conformarn la nueva prctica. El empleo del tetrstico monorrimo se convertir en el metro cannico de los textos hispnicos. El Libro de Alexandre junto con la obra de Gonzalo de Berceo, el Libro de Apolonio, el Poema de Fernn Gonzlez, etc., ms all de compartir las caractersticas formales enunciadas, se muestran como un corpus consciente de su identidad literaria. Uno de los rasgos que dan cohesin a este conjunto ha sido sealado por Salvador Miguel (1988), quien destaca la presencia del elemento biogrfico como constante en el mester de clereca. En todos los casos se observa la presencia de la fuente escrita latina o francesa que est detrs de la versin espaola. Estos hroes clericales que han recibido formacin en el trvium y el cuadrivium tienen tambin una deuda significativa con los modelos picos. Los nacimientos e infancias de prncipes y santos manifiestan los signos particulares de los hroes tradicionales. Mientras que se ha sealado que la cuaderna va resultaba un modelo de versificacin muy rgido para adaptarse a las prcticas mnemotcnicas de la difusin juglaresca, debido a su rigidez mtrica y la monorrimia constante, no por ello dej de recibir el repertorio formulstico de los cantares de gesta. En lo referente al manejo de la materia narrativa los autores del mester de clereca tambin recurren a tcnicas juglarescas. Oralidad y escritura conviven en estas obras. Las apelaciones a la audiencia, las cuales son posibles de considerar como movimientos centrfugos del discurso, conviven con sintagmas que remiten, por el contrario a la ms pura fisicalidad del texto. La utilizacin constante del lenguaje formulstico relaciona las obras del mester de clereca con el sustrato literario oral que se desarrollaba paralelamente. Las frmulas picas remiten a la oralidad, pero se resignifican al compartir el espacio textual con elementos de raigambre culta. Slo la consideracin de factores disimiles en interaccin, nos aparta del reduccionismo de los primitivos abordajes oralistas que se limitaron a realizar recuentos de frmulas y perdieron de vista este aspecto de socializacin que permite al discurso oral integrarse a una nueva prctica cultural.

[Mara Cristina Balestrini Gloria Chicote, El mester de clereca en la encrucijada entre oralidad y escritura, en Anclajes. Revista del Instituto de Anlisis Semitico del Discurso, I, 1997, pp. 43-58.]

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