Los Niños de Llullaillaco
Los Niños de Llullaillaco
Los Niños de Llullaillaco
"La Doncella". Uno de los tres niños que se encontraron congelados (liofilizado) como ofrenda inca
en la cima del Volcán Llullaillaco.
Museo de Arqueología de Alta Montaña de Salta, lugar que resguarda las momias incas.
"El Niño".
El hallazgo arqueológico[editar]
El complejo[
El complejo arqueológico del Llullaillaco comprende diversos sitios
asociados a un camino, distribuidos desde la base de la montaña
hasta su cima. Se cree que el conjunto de construcciones pudo
haber funcionado como refugio para la realización de la ceremonia.
En la base del volcán, a 4900 m s. n. m. (16 076 pies), se encuentra
el cementerio hallado por el baquiano Celestino Alegre Rojas,
saqueado tiempo atrás por buscadores de tesoros; más arriba, a
5200 m s. n. m. (17 060 pies) existe un tambo, algunas de cuyas
construcciones conservan paredes de hasta dos metros de altura y
las vigas del techo en su posición original. Se cree también que esta
estructura servía como «campamento base» para la ascensión a la
cima; existen también diversos conjuntos menores de ruinas sobre
las laderas de la montaña a diferentes alturas.
En la cima secundaria, a 6730 m s. n. m. (22 080 pies), se localiza
un conjunto arquitectónico conformado por dos recintos conocidos
como «chozas dobles», una estructura semicircular abierta o
«paraviento» y un tramo de camino que conduce a una estructura
rectangular o plataforma ceremonial. Esta última contenía a los tres
niños y objetos de su ajuar mortuorio.
Estas «chozas dobles» están conformadas por dos recintos
contiguos de planta subrectangular, en ellas los investigadores
recuperaron un atado de esterillas de paja, probablemente utilizado
para aislar el frío del piso, y tres talegas, bolsas que aún se utilizan
en la zona para acopiar alimentos y otros objetos
La plataforma ceremonial mide 10 x 6 m. y se encuentra a 6715 m
s. n. m. (22 030 pies), ubicada en un promontorio muy visible desde
la cumbre, afianzada por muros de contención. En la plataforma se
hallaron las tres tumbas, cavadas en la roca madre, a una
profundidad de entre 1,5 y 2 metros. Se considera a estas ruinas el
sitio arqueológico localizado a mayor altura en el mundo.
Los objetos del ajuar[
La Doncella[
El segundo hallazgo unos metros al Norte del Niño correspondía a
una joven de alrededor de quince años al momento de la ofrenda.
Llevaba en su cabeza un importante tocado de plumas blancas, en
su rostro aún conserva restos de pigmento rojo, y en su boca
pequeños fragmentos de hoja de coca. Posiblemente haya sido una
Virgen del Sol o aclla, educada en las casa de las escogidas o aclla
huasi, un lugar de privilegio para determinadas mujeres en el tiempo
de los Incas.
Tenía un vestido o acsu de color marrón claro ajustado en la cintura
por una faja con dibujos geométricos que combinan colores claros y
oscuros con los bordes rojos. Sobre sus hombros lleva un manto
o lliclla de color gris con guardas rojas, sostenida por un prendedor
o tupu de plata a la altura del tórax. En su pecho, cerca del hombro
derecho, tiene un conjunto de adornos colgantes de hueso y metal.
Su largo cabello está peinado con pequeñas trenzas, como era
costumbre en algunos poblados de los Andes. Los peinados y
adornos en la cabeza servían para identificar a las personas cultural
y geográficamente.
El cambio de alimentación normal de La Doncella se pudo investigar
por los estudios realizados en el pelo. Se descubrió que, a lo largo
del último año de su vida su alimentación cambió con mayor
presencia de carne. Esto comprobó que recibió cuidados especiales
en el trayecto del Cuzco al Llullaillaco.
La Doncella no tiene deformación craneana, los otros dos niños sí.
Eso no se hacía en todas partes ya que se realizaba según la etnia
y por diferentes motivos estéticos.
Su ajuar incluía objetos de cerámica de formas y estilo incaico,
un aríbalo —vasija cerámica—, jarrito, platos ornitomorfos;
elementos textiles tales como chuspas fajas arrolladas y una
pequeña wincha para el cabello. También keros de madera en
miniatura, un peine de espinas de cardón y trozos de carne seca
o charqui, y estatuillas antropomorfas femeninas de oro, plata y
valva de spondylus.
Entre otros objetos que acompañaban a «la doncella» se destaca
una estatuilla femenina confeccionada con láminas de plata, su
vestimenta miniaturizada consiste en acsu, una túnica que envuelve
el cuerpo, sujeta por una faja llamada chumpi, y una manta
conocida como lliclla que cubre los hombros y espalda, ambas
unidas por tupus, alfileres de plata, representando la vestimenta
típica de las mujeres. El tocado de la estatuilla, confeccionado en
plumas blancas recortadas y entretejidas sobre un soporte de lana
es una reproducción exacta del que llevaba la mujer, y presenta una
prolongación a modo de capa, en la parte posterior. En el área
andina, los tocados son y han sido el complemento del atuendo,
portadores de diferenciación social, género, pertenencia étnica y
jerarquización social.
La Capac cocha[
Artículo principal: Capac cocha
Reclamos económicos
Carlos Vara, un delegado de la comunidad Suri-diaguita-calchaquí,
declaraba en referencia a la exposición de los cuerpos en el MAAM,
«no solo violaron la tumba de nuestros ancestros, sino que no
vemos ningún beneficio, porque ellos cobran entradas».
El arqueólogo Christian Vitry asegura que el Gobierno prometió a
los habitantes de las comunidades una capacitación para formarlos
como guías, para que ellos puedan trabajar en el museo, o un
espacio para que vendan sus artesanías. «El museo genera dinero
que va para el Estado provincial. A veces, la gente de las
comunidades nos increpa, nos pide que le demos dinero de las
entradas. Ojalá un día todo se convierta en un sistema equitativo
que le devuelva a los pueblos todo lo que los pueblos le dieron».
El inevitable deterioro
Existe una discutida corriente de opinión que sostiene que cuando
se remueve este patrimonio arqueológico de sus condiciones
ambientales originales, aun observando las mayores precauciones,
se produce un deterioro, que, aunque mínimo, con el transcurso de
los años puede ser grave, puntualizando que en 10 años de
extraídos los restos se han deteriorado más que en los 500 años
que estuvieron en su emplazamiento original.
Las declaraciones del anatomopatólogo Gerardo Vides Almonacid,
quién está a cargo de controlar la preservación de los cuerpos de
los niños, parecían confirmar este deterioro cuando afirmó que
«Sobre la base de toda la investigación que se hizo, tanto en 1999
como en 2004 y en diciembre de 2008, demuestran que los cuerpos
están estables. Es decir que están preservados. Lógicamente
siempre existe el deterioro, cualquier persona cuando pasa el
tiempo, aunque esté vivo se va deteriorando. Diez años antes tenía
una situación una preservación de su físico y de su cuerpo; diez
años después tiene muchas alteraciones, pero eso no significa que
esté mal, significa que está bien, que los cuerpos están
estabilizados». En el mismo sentido, un informe generado por el
director Miguel Xamena; el responsable del diseño del sistema de
criopreservación del MAAM, el ingeniero Mario Bernaski y por el
propio Almonacid, reporta que «después de diez años el impacto
natural por los cambios no ha sido tan grave» aunque estudios
recientemente publicados han afirmado totalmente lo contrario.