La rosa más hermosa, ¿es respetada?

“Una mujer libre es justo lo contrario de una mujer fácil” – Simone de Beauvoir

¿Qué es ser mujer? Esta palabra es difícil de definir sin caer en los estereotipos de género,
estereotipos impuestos por una sociedad patriarcal, sin embargo, si se busca la objetividad, entonces
se puede decir que la mujer es el ser humano de sexo femenino. Pese a ello, a esta definición deja
mucho que desear, así que se le puede agregar que además de ser una realidad biológica, también es
una realidad histórica y social. Colectivamente, las personas de sexo femenino han pasado por
diferentes experiencias que las hacen identificarse como mujeres, algunas más graves o traumáticas
que otras, el acoso callejero, las palabras denigrantes, el trato indigno recibido solamente por tener
vagina son las acciones más resonantes, pero los pequeños actos como inculcarles a las niñas a ser
sumisas, y puras para los hombres, de maneras sutiles como corregir su carácter o el largo de la ropa,
son las más comunes y que son dadas la vista gorda por la sociedad. Esto demuestra el mundo en el
que vivimos, y el odio tan arraigado que los hombres, e incluso algunas féminas, tienen hacia las
mujeres.
Los grandes poetas, escritores, artistas y hombres en general toman a las mujeres como sus musas,
describiendo sus figuras como divinas, sus voces como angelicales, comparando su belleza y
feminidad con rosas, alabando su existencia como algo deífico, pero entonces, ¿por qué son los
mismos en dañar a sus amadas con roles y estereotipos de género, atacando a sus grupos étnicos y
haciendo burla de sus creencias religiosas? En la sociedad hondureña, estas características se
cumplen, lo que provoca que la mujer hondureña se sienta ridiculizada, minimizada y despreciada.
En este ensayo, se busca describir y ejemplificar cada una de las discriminaciones y ataques
anteriormente mencionados hacia las mujeres en la sociedad femenina hondureña.
Desde el inicio de la crianza de los niños hondureños se puede notar este pensamiento dañino y
desigual, se les enseña a las niñas a ser recatadas y sumisas, a hablar con propiedad y respetar a la
figura masculina, mientras que a los niños parece que se les enseña lo contrario, ellos pueden ser
desordenados y hablar con palabras vulgares, inculcándoles que son el “macho alfa” y merecen ser
respetados. Se les refuerza la ideología de género vistiéndoles de colores pasteles y en tonos rosados,
nunca con colores fuertes u oscuros, ya que eso es “solamente para niños”. Desde que sus pequeñas
manos pueden sostenerlos, se les compran bebés de plástico, para que se familiaricen a la idea de
cuidar a sus futuros hijos, y juguetes de cocina o limpieza, para que sepan su lugar en el hogar. Como
narra el diario, “HacerFamilia” “Los estilos de crianza van a hacer que la niña se sienta de una
determinada manera consigo misma y con los demás, va a determinar las futuras interacciones
sociales y relaciones afectivas.” (Anónimo, 2016) y esto es exactamente lo que el patriarcado quiere
de las mujeres, que en sus cerebros se integre la idea de inutilidad si no están siendo usadas como
incubadoras humanas, o como aseadoras y cocineras todos los días de sus vidas. A los hombres les
interesan las mujeres débiles, y prueba de esto es el estereotipo de que las féminas somos sensibles y
emocionales, por eso les causa repulsión ver a una chica ruda y fría, pero al mismo tiempo contrastan
con la burla y comentarios ofensivos hacia las mujeres que expresan sus emociones fácilmente,
porque de esta manera son más fáciles de manipular. Los varones atacan la psique de las mujeres
desde niñas, criándolas como sirvientas, moldeándoles a su conveniencia, usando manipulación y
daño emocional para lograr su cometido.
Lo cual me lleva al siguiente punto, los prejuicios. Siendo estos una opinión negativa, formada de
manera anticipada y sin debido conocimiento. Después de haber inculcado estos estereotipos a toda
la población (tanto hombres como mujeres), el comenzar a ver mujeres que se quiten la venda de los
ojos y se rebelen contra la realidad les resulta extraño, incómodo y molesto, pues cada vez tienen
menos control en la población femenina. La idea de que las feministas están locas y que odian a los
hombres no fue algo impuesto por ellas mismas; el varón creo este prejuicio. No querían que más
mujeres despertaran y se unieran a una lucha donde su sistema social de años y años de antigüedad
peligre de extinguirse. Al día de hoy, y aún con los cientos de ayudas y cambios brindados por las
feministas se les sigue viendo como si han logrado nada, viéndoles con burla y rebajándoles. Pero
para dar ejemplos más comunes, el concepto de una mujer usando ropa ajustada y corta es visto como
repulsivo e indecoroso, ya que la sexualidad femenina es vista como algo reprochable, sin embargo,
la del hombre es admirada, mientras que a la chica se le percibe como una prostituta, al chico se le
verá como un hombre respetable. El prejuicio que una mujer es peor en el trabajo que un hombre es
presente, es por esto que la tasa de contratación femenina es baja, y esta incrementa aún más cuando
la mujer se encuentra en gestación. El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) descubrió que estos
estereotipos están "encarnados". Estas características justifican las ideas de que las mujeres son menos
valiosas. Estos prejuicios se basan en estereotipos que pueden ser imposibles de cambiar para una
persona, por es difícil para las mujeres evadirlos o desafiarlos.
Y pese a que todas las mujeres sufrimos de esta discriminación, por el simple hecho de haber nacido
mujer en una sociedad donde odia al sexo femenino, pareciera que algunas sufren incluso aún más
discriminación que otras. Es conocido que las mujeres blancas burguesas, tienen más privilegios que
cualquier otro sector de la población femenina, y si bien sí se encuentran con los estereotipos y
prejuicios de género establecidos, no son atacadas y discriminadas como les sucede diario a las
mujeres de color. Como si no fuera suficiente el vivir en constante opresión, también deben de
enfrentarse a los comentarios racistas y despectivos de la misma población que habita en su país.
Según Doudou Diéne, relator de la ONU contra el racismo, al inspeccionar el estilo de vida de las
etnias hondureñas concluyó que existe discriminación y racismo hacia las mismas. Cosas como la
falta de vivienda y atención médica integra, sumado a los bajos niveles de educación y empleo,
además de la exclusión ya sea forzada o impuesta por las mismas etnias para sí mismos, son lo que
crea esta barrera cegada por desinformación y asco por las personas diferentes a nosotros. Y si bien,
estos tratos se viven para ambos sexos, las mujeres siempre lo verán de manera más difícil. Mientras
que es de conocimiento general que en estos grupos étnicos a la mujer se le siguen asignando estos
roles de género antiguos anteriormente mencionados. Muchas veces negándose a que las niñas
reciban educación pues esta sólo es aceptada en los niños. O como a las mujeres jóvenes que deben
dar a luz una buena cantidad de hijos para ser respetadas en su comunidad, al enfrentarse a las pobres
condiciones de salud, mueren en el parto o sufren complicaciones que se llevan la vida del feto.
Incluso se puede sumar la sexualización hacia las mujeres, en especial con las mujeres garífunas,
quienes últimamente son vistas como “sex symbols” y representan una ofensa para ellas el cómo se
habla de sus cuerpos voluptuosos de maneras tan vulgares.
Como última instancia, tenemos la más fuerte y practicada de todas, la religión. El tema de
religiones en Honduras es extenso en especial cuando se concentra en las mujeres. Las religiones
tradicionales en el país, catolicismo, evangelismo y cristianismo comparten muchas características
juntas, pero sin duda algo que tienen en común es la misoginia disfrazada de doctrina. El odio hacia
la mujer en las religiones abrahámicas no es algo nuevo, y mucho menos sorpresa para nadie. Se sabe
que, desde el inicio de la historia, los seres humanos utilizaban la religión para mantener al pueblo
controlado, esto con el propósito de que creyeran en lo que fuera conveniente, y actuaran de la manera
en la que les sea conveniente. El infundir en la mente de los creyentes ideas como que el violador de
una mujer deberá pagarle al padre de la misma y luego casarse con ella hacen ver que su estima y
empatía por las féminas estaba por los suelos. La poca relevancia que se tiene de ellas en la biblia, y
si llegan a ser representadas es para mostrarles a los hombres cómo se supone que deben de ser
tratadas: deben de aguantar cuántas infidelidades sean posibles, darles solamente hijos varones, ya
que tener muchas niñas es una vergüenza, deberán ser apedreadas si cometen una infidelidad, y
también si tuvieron sexo antes del matrimonio, ya que eso es una repulsión. En la actualidad, si bien
no cometemos estos actos barbáricos, se sigue enseñando en las iglesias que las mujeres son la costilla
de Adán, por ende, no tienen tanta importancia que un hombre. Se sigue predicando que el hombre
es la cabeza del hogar, y que la mujer no tiene ni voz ni voto en las decisiones de la casa, pues ella
sólo está para complacer a su marido. Esto sólo describiendo lo que pasa con las mujeres que practican
las religiones más conocidas, mujeres que practican el budismo, la religión judía, satanismo y otras,
serán juzgadas por toda la población, dando comentarios despectivos o intentando convencerles de
cambiar su religión y no respetando sus creencias, tomando como juego sus ideologías. Una situación
similar sucede con las mujeres ateas, a quienes se les denigra y se les reprocha, haciendo lo posible
porque el pensamiento ya certero de estas personas cambie, incluso se les llama tontas u otras palabras
similares, mientras que a los hombres se les ve como intelectuales en la misma situación.
Para concluir, con todo este análisis a la población hondureña (y que puede ser visto como algo
global, ya que sucede en todo el mundo) la mujer, a lo largo de la historia ha sido sometida a
humillaciones y cambios, palabras de gracia y desprecio. A esto se refiere cuando se dice que somos
una realidad biológica, social e histórica. Nos unimos por vivencias, por experiencias, por la lucha de
nuestras antepasadas, y por la que le dejaremos a las nuevas generaciones. En Honduras, se busca
acabar los estereotipos de género, los prejuicios, las ideologías sexistas y machistas, la discriminación
étnica y religiosa hacia un ser humano tan increíble y poderoso como lo es la mujer, ya que todas
estas problemáticas terminan en problemas graves, la violencia de género, los femicidios, la depresión
femenina, la esclavitud de la mujer en una sociedad que la odia. El pueblo hondureño se tapa los ojos
con sus propias manos, y corta su lengua para no reclamar la inseguridad con la que las mujeres
vivimos, no les importa, a los hombres no les importa y es de temer el día que a las mujeres ya no les
importe. Como una última reflexión, dejo la frase de Letty Cottin, una periodista y destacada activista
social “Oprimidos los hombres, es una tragedia. Oprimidas las mujeres, es tradición.”
 Bibliografía
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 ":: Www.Proceso.Hn ::". 2022. Procesodigital.Hn.
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