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Valentín F. Frías. Leyendas de Querétaro - MGG

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Valentin F.

Frías: Leyendas y tradiciones queretanas

La primera Misa

Nadie de los turistas quizá, se ha fijado en el más antiguo templo que posee esta ciudad. Los historiadores
modernos nada dicen de él, ni menos de la tradición que encierra; y debido a la cual el clero ha procurado
conservar el culto hasta nuestros días.

Los ancianos al pasar frente a este templo, se descubren respetuosos evocando históricos recuerdos. Los
jóvenes no sólo se descubren pero ni aun vuelven el rostro hacia su desmantelada fachada. Aquellos
conservan las tradiciones de sus antepasados, mientras que éstos sólo se cuidan del hoy y del mañana, sin
cuidarse jamás en investigar el ayer del suelo que les vio nacer.

El R.P. Fr. Isidoro Feliz de Espinoza en sus Crónicas de la Cruz, Tom. I. Cap. II Libro I pág. 5, refiere
que una vez conseguida la victoria por los españoles el 25 de Julio de 1531 al sol poniente, se procedió a
construir una capilla de zacate en la cual se colocó un altar portátil.

Esta capilla fue formada en la loma de Sangremal, lugar en el cual había sido el combate. El día siguiente,
26, se celebró la primera Misa, con gran reconocimiento de los conquistadores y admiración de los
chichimecas.

En cuanto al religioso que vino con los conquistadores, el cual celebró aquí por primera vez el Santo
Sacrificio, nada sabemos de certeza; pues los historiadores y cronistas no han podido dilucidar si fue Fr.
Francisco Renjel, [que era quien comisionaba en esa época en Jilotepec] o Fr. Jacobo de Dacia, [que
según la relación del Alcalde Hernando de Vargas, se trajo por Hernán Pérez de Bocanegra, un religioso
de Michoacán] ambos religiosos franciscanos, que yo me inclino a creer que fue este más bien que aquel.

Juan Sánchez de Alaníz no fue padre sino muchos después que enviudó y se hizo clérigo; pero cuando la
Conquista era seglar y sirviese del encomendero Hernán Pérez de Bocanegra, y quien Zelaá
equivocadamente nombre repetidas veces Juan. A renglón seguido, fabricaron en ese mismo lugar una
muy pequeña Iglesia, la que hoy lleva por nombre “El Calvarito” 1.

En dicha iglesia de administraban los sacramentos a los indios; y allí, en un lugar contiguo se enterraba a
los neófitos.

Esta pequeña capilla de fabricó al pie de una cruz de madera de doce varas de alta que para conmemorar
el triunfo de los españoles obtenido por ella, se colocó en ese lugar.

Más los indios quitaron una noche la citada cruz y pidieron se les colocase allí una igual la que vieron en
el cielo el día del combate y que fuera de material duradero. Los padres misiones no encontrando
inconveniente en ello, mandaron que se les hiciese y la cual tampoco fue de su agrado por pequeña.
Entonces se les hizo una como la deseaban, y la cual fue de gran veneración, al grado que más tarde se le
erigió templo separado como se verá en su leyenda respectiva.

https://www.mexicoenfotos.com/antiguas/queretaro/queretaro/la-capilla-1906-MX16170280312183/1

El Convento de Santa Rosa

1 Mejor informado y después de un detenido estudio venimos en que no es este el primer templo, ni el lugar donde se dijo la
primera misa. Lo que hoy llamamos capilla en el templo de la Cruz, fue a no dudarlo el primer templo levantado en Querétaro.
El siglo diez y siete tocaba a su fin cuando existió en esta ciudad un matrimonio cristiano verdaderamente
observarte de los preceptos del Crucificado. Este se componía de Juan Alonso y Antonia de Herrera, y no
extrañe el lector que de tales padres tales hijos, porque tres hijas que tuvieron, fueron modelo de virtud
como veremos más adelante.

Con sus ahorros compraron un solar a los indios en cuyo centro tenía una Cruz de pino, la cual a mitad
del siglo diez y ocho aún existía2. Entre los seis restantes ( porque fueron nueve hijos ) huno uno que
tomó el hábito franciscano.

Las hijas llamábanse Francisca de los Angeles, Gertrudis de Jesús María y Claro de la Asunción, viuda, y
las dos restantes doncellas.

Estas quisieron llevar una vida monástica y al efecto y con permiso de su padre y del misionero
apostólico Fr. Francisco Frutos su director, quien se avino a los deseos, pusiéronse luego a fabricar unas
celditas de adobe en donde lejos del bullicio del mundo pudiesen consagrarse a Dios.

Estos pasaba en 1669 y Dios concedió a Juan Alonso y su mujer ver sus hijas muy adelantadas en el
camino de la perfección, pues aquel murió en 1692 y ésta en 1727 a edad avanzada.

Otras pobres niñas se iban asociando a las Alonso y las tres pequeñas celdas no bastaban para contener el
número de niñas, cuando entró para con ellas la pródiga mano del hombre más desprendido que ha visto
Querétaro, el Br. D. Juan Caballero y Osio, quien extendió su largueza hasta fabricarles su oratorio en la
huerta con todo lo necesario en 1699, cuya licencia obtuve del Illmo. Sr. D. Juan Ortega y Montañéz, en
virtud de la cual se colocó una imagen de Nuestra Señora de Guadalupe para que fuera su patrona.

El día 3 de Mayo de 1703 se celebró la primera misa por el R. P. Fr. José Diez y la segunda por el Br. D.
Juan Caballero y Osio.

El primer director de las Alonso fue Fr. Francisco Frutos, misionero apostólico, más por fallecimiento de
este, las tomó bajo su dirección el V. Margil.

El Br. D. Juan Caballero ocurrió a la Majestad de Felipe V para obtener permiso de fundar el convento:
pero antes que llegar la respuesta murió y no vio coronados su deseos. El Pbro. Lic. D. Matías Hijar, fue
bienhechor insigne de este convento; pues después de agenciar las licencias de la misa, suspendidas,
continuó con el proyecto del fundador para realizarlo, a cuyo fin dio al padre jesuita Antonio de Figueroa
los expedientes necesarios para presentarlos al Rey; pero este naufragó y volvió a quedar en silencio el
proyecto.

En 1727 a impetración del Virrey D. Baltazar de Zúñiga concedió al Rey su Cédula real por la fue erigido
en el Real Colegio de Santa Rosa de Viterbo, siendo su primer rectora la hija mayor de Alonso, Francisca
de los Angeles, la cual murió en olor de santidad, según refiere el cronista Vilaplana en la vida que de ella
escribió.

El 11 de julio de 1732 la santidad de Clemente XII expidió una Bula en la que manda estén sujetas al
Ordinario, uniéndolas a las religiosas seráficas concendiéndoles las gracias de aquellas, aunque ya vivían
en clausura desde 1715 que pasó por ésta haciendo la vista de Illmo. Sr. Arzobispo de México D. José
Lanciego, el cual les regaló la reja.

2 Esta Cruz, según la “Gaceta de México”, era de los pinos del Cimatario, entonces bosque de altos pinos y encinos
El teniente Coronel y Capitán de la Acordada. D. José de Velázquez y Lorea les fabricó a sus expensas el
famoso templo y convento cont todos sus accesorios necesarios, dedicándose el 24 de Enero de 1752 con
tres funciones solemnes.

El Divinísimo Señor Sacramentado se colocó por primera vez en el antiguo convento el 27 de Diciembre
de 1728 corriendo los gastos por cuenta de la V. Congregación celebrando hermandad desde entonces,
con estas beatas.

En 1861 fue la primera exclaustración de estas monjas, y de este convento pasaron a Santa Clara a
reunirse con aquellas; y entre tanto, la mayor parte del convento fue convertido en hospital civil, como
hasta hoy se ve.

En 1864 que fueron restablecidos los conventos por el Imperio, volvieron las monjas a ocupar el
convento, sujetándose a la pequeña parte que se les dejó, volviendo a salir de él en 1867 para no volver.

Olvidaba decir que el convento se fundó el mismo sitio propiedad de las fundadoras. Las niñas
encomendadas a la educación de estas beatas se distinguían por su laboriosidad. Entre otras cosas hacían
unas empanadas que tenían fama y eran solicitadas principalmente para hacer obsequios.

Este convento carecía de bienes raíces y sólo se sostenía con los productos del trabajo material de las
beatas, la pensión de las educandas y la caridad de los ricos, lo cual no impidió que llegaran hasta él las
iras liberales.

https://www.mexicoenfotos.com/antiguas/queretaro/queretaro/claustro-del-ex-convento-de-santa-rosa-
MX13229838193924

https://www.mexicoenfotos.com/antiguas/queretaro/queretaro/templo-de-santa-rosa-MX13895529520085

Un suceso prodigioso

Y a pesar de tantos años


Crece la fe y devoción
E incolume se conserva
Debido a la tradición

¿Habeis visitado alguna vez la ciudad de San Juan del Río? ¿Habeis entrado a sus templos siquiera por
mera curiosidad? Si me contestas negativamente, razón de más para que os refiera un hecho prodigioso
que allí aconteció; y si lo contrario, permitidme que lo repita que refresque vuestra memoria, a fina que
no olvidéis aquel prodigio.

Erase el 19 de marzo de 1731 cuando Evaristo Olvera, vecino de ese lugar, entró al convento de San Juan
de Dios, huyendo de la justicia que lo buscaba por haber muerto a su mujer Gertrudis Real, y después de
permanecer allí tres días, ya por entretener el tiempo o más bien por se su devoto, pintó con un carbón en
la pared de la portería una imagen de Jesús Nazareno. El R. P. Pío Fr. Agustín Peñaflor, juzgando
desacato lo que no era sino permisión divina, mandó al citado Evaristo borrase aquella imagen, lo cual fue
ejecutado por aquel con un lienzo mojado en presencia del referido sacerdote y de Fr. Miguel Mora,
religioso también de aquel convento.
Más cual sería la sorpresa del R. P. Pío cuando por la tarde encontró la imagen aún más viva que en la
mañana, por lo que mandó se borrase con una piedra de tezontle, quedando así el muro muy maltratado,
lo que ocasionó que se blanquease luego pasándole dos manos de cal.

Al siguiente día encontró el religioso la imagen aún más clara que las veces anteriores, y lleno de
admiración dio aviso de ello al Sr. Cura D. Antonio Rincón y a los vicarios D. Estanislao León y D.
Trinidad Espíndola no menos que al teniente de Partido D. Felipe Marila, y todos juntos unidos a los
religiosos del convente acordaron que se picara la pared, terminado lo cual se retiraron dejando gente de
confianza que vigilase la portería.

Al día siguiente ya no apareció, por lo que ya comenzaban las conjeturas a tomar creces y los comentarios
se sucedían sin interrupción en todo el pueblo, cuya grita se acalló al tercer día, que volvió a aparecer aún
todavía más hermosos que nunca.

Se dio parte de nuevo al Sr. Cura, quien convocó a una junta de notables y fueron en segunda a presenciar
el portento, acordando que se dejara ya en tal estado, conociendo ser es la voluntad de Dios, disponiendo
el Sr. Cura que viniese un pintor y sobre aquel perfil pintase la imagen co el mayor cuidado, más este se
resistió por no juzgarse digno de poner sus manos en ella; pero el Sr. Cura dispuso que el pintor se
confesase y reconciliase todos los días hasta no concluir la obra.

Entetanto el Sr. Cura ofreció al Illmo. Sr. Arzobispo de México, quien mandó a una canónigo para que
presenciar aquella maravilla, con orden que se formase allí un templo, celebrándose misa y avisando en
todos los contornos, pueblos, ciudades y aldeas, con objeto de hacer pública aquella maravilla que a Dios
plugo hacer a dicho pueblo y hoy ciudad,

Poco a poco fue creciendo el culto, haciéndole poco después su capilla, llegando hasta nuestros días la
fiesta de su aniversario. En cuanto a los prodigios que ha obrado con los devotos que van a depositar a sus
pies sus fervientes plegarias apelo a la buena fe de los vecinos del lugar. Quiera el cielo que el asesino
haya sido tocado por la gracias de aquel Señor misericordioso y haya hecho penitencia de su crimen.

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El jardín Zenea

La juventud de hoy, esperanza de la sociedad del mañana, pasa sus mejores ratos de solaz en el paseo
público que lleva el nombre que encabeza estas líneas, y acaso nadie se pregunta cual fe su ayer, tan
opuesto en todo sentido a su hoy. Al evocar estos recuerdos del pasado, ¡cuánto se suspira por aquellos
tiempos de ventura!

Por los años de 1847, época funesta para el país y de vergüenza para nuestros antiguos gobernantes por la
invasión norteamericana, todavía existía un convento perteneciente a los Franciscanos, el cual fue hecho a
expensas del insigne Bachiller D. Juan Caballero y Osio, sacerdote que pasmó con su largueza,
poniéndolo bajo el amparo y protección de San Benito de Palermo.

Este convento estaba situado en el citado jardín (entonces cementerio de San Francisco) en el espacio que
hoy queda entre la fuente principal y la del lado sur. Existía en dicho templo una imagen del Señor
Crucificado, de la esclavitud, llamado generalmente el Señor de San Benito, cuya escultura fue hecha por
Fr. Sebastián Gallegos en 1630.
En martes santo salía una solemne procesión conduciendo esta imagen, la cual llegaba hasta la Cruz,
acompañada de la comunidad de religiosos del convente de San Francisco. Vinieron las leyes llamadas de
reforma, y comenzó la demolición de éste y otros templos; siguió a esto el memorable sitio de 67, y éste
vino a sellar la obra comenzada.

Pasado el sitio, sólo veía un espacioso solar cubierto de escombros y tierra suelta, a la cual se le daba el
nombre de Plaza de San Francisco o del Recreo.

Ha pasado tiempo y todavía no he llegado a comprender porque nuestros ilustrados (?) liberales fundaban
su recreación en acabar con todo lo que oliese a religioso. Pero hemos salido de mi asunto
inconscientemente. Como llevo dicho, pasado el sitio era aquello un vasto espacio de desolación, triste y
desaliñado.

En este lugar era donde se hacía el tianguis los domingos, único rato que tenía de animación. Este lugar
fue teatro de un acontecimiento notable el 16 de junio de 1867. Formado el ejército republicano, se trajo
en triunfo al solado potosino Damián Carmona, y en el templete formado al objeto, fue colocado y
después de entusiastas ovaciones, fue premiado y(sic) coronado y ascendido a cabo.

Pronunció un discurso de circunstancias el hoy diputado Hilarión Frías y Soto. El hecho fue que estando
en las filas el citado soldado, cayóle una granada en el fusil haciéndoselo pedazos, y son correr
permaneció firme gritando al cabo cuarto, ara que repusiese su fusil. Esto fue en el sitio que acababa de
sufrir esta ciudad.

Por este rasgo de valor se le hizo esta ovación en medio de músicas y cornetas, a las tres de la tarde del
citado día. A las ocho d ella noche estaba aquello desierto, sólo, lóbrego, reverberando con intervalos allá
sobre un montículo de escombros, una opaca flama que producía la linterna del único guardia que
pernoctaba en aquellos lugares. En contorno de este solar veían porción de tendejones de tejamanil por los
lados Norte y Poniente, los cuales explotaba el municipio.

Subió al poder el Coronel D. Benito S. Zenea, y se encontró con que el lugar más céntrico de la ciudad,
rodeado de hermosas fincas y templos, estaba convertido en un sucio arrabal lleno de ruinas, que aún
cuando gloriosas, afeaba demasiado aquel lugar.

En vista de esto, dispuso convertir aquel baldío sin objeto en paseo público, lo que logró con la ayuda del
Ayuntamiento y los vecinos; pero no llegó a concluirlo; pues la muerte le sorprendió repentinamente la
noche del 15 de septiembre de 1874, cuando se preparaba para ir a celebrar al teatro Iturbide el Grito de
Dolores. El regocijo se tornó en luto, y en vez de amanecer la población engalanada de vistosas
colgaduras, y de oírse entusiastas dianas y repiques, aparecieron las calles con moños negros, el comercio
cerrado, las campanadas mudas, y el silencio interrumpido a tiempos por el estallido del cañón que
anunciaba tan funesto acontecimiento.

Después de la época de 75y 76, siendo prefecto de la ciudad el acaudalado D. Trinidad Rivera, dio
término a la obra emprendida por el malogrado gobernantes, quedando coronada la obra por un hermosos
zócalo de sillería que en su centro se colocó en tiempo del gobernador D. Antonio Gayón. Poco después
la casa Rubio regaló la fuente de fierro que vino a sustituir el citado zócalo,, y la cual vino a darle mayor
realce y hermosura, siendo ahora el paseo más elegante y concurrido que tiene la ciudad 3

https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Fuente_de_la_diosa_Hebe,_Ciudad_de_Quer%C3%A9taro,_M
%C3%A9xico.jpg

3 El Ayuntamiento de 1887 hizo el elegante kiosko que actualmente (19… ) hermosea este parque
https://www.mexicoenfotos.com/antiguas/queretaro/queretaro/jardin-zenea-fuente-de-la-diosa-hebe-
MX14872579124888

https://www.mexicoenfotos.com/antiguas/queretaro/queretaro/avenida-5-de-mayo-y-jardin-zenea-
MX14202363290201

El primer Conde de Sierra Gorda (Jalpan)

He aquí el título del hombre que en extraño sueño lo hizo resplandecer la luz del cristianismo. He aquí el
modelo de militares que supo esgrimir el acero en bien de Dios, del Rey y sus semejantes.

He aquí el dechado de acaudalados que supo desprenderse de sus cuantiosos bienes, no ya en busca del
honroso título que justamente se le diera, sino en favor del bárbaro, a quien diera antes que todo la luz de
la fé y con ella la industria necesaria a su subsistencia.

Y para qué cansar la atención de mis lectores; lo diré de una vez, ved aquí al conquistador de la Sierra, al
pacificador de aquellos pueblos y su bienhechor insigne, D. José Escandón y Elguera.

Pero me diréis que no siendo queretano, no debo comprenderlo en mis escritos, más yo os contestaré:
razón de más para que enaltezca sus proezas; pues siendo de extraño sueño, vino a derramar sus bienes al
territorio queretano. Que los serranos me nieguen si pueden, el testimonio que de ellos haré en este
escrito; y si ingratos desconociesen a su padre y benefactor, apelo a los monumentos que perpetúan su
memoria entre aquellos espesos bosques, que ni el tiempo ni la mano del hombre han podido destruir, y
ellos corroborarán mi aserto.

Nació este insigne bienhechor en Soto de la Marina, montañas de Burgos, en 1699. Muy joven aún
ingresó en 1715 como Cadete a la Compañía de Caballeros montados ecomenderos en Mérida de
Yucatán, cuyo territorio defendía España, en razón que el inglés ya en aquella época trataba de usurparlo.

En Agosto de 1727 pasó a esta Nueva España estableciéndose en esta ciudad, en donde se le confirió el
nombramiento de teniente de la Compañía del Regimiento de Milicias de esta jurisdicción, dando a
conocer luego valor y tino en la pacificación de los indios de Celaya que se sublevaron con la mira de
fundar cuatro nuevos pueblos

En 1828 el Virrey Marqués de Casafuerte lo nombró Sargento mayor del mismo Regimiento, y ya con
esta investidura penetró a la Sierra Gorda a pacificar a los indios bárbaros que hacía 160 años que no se
conseguía, no obstante los cuantiosos gastos hechos por la Real Haciendo.

En 1723 pacificó los indios de Guanajuato e Irapuato, y en 1743 los de San Miguel el Grande. El 18 de
noviembre de 1741 fue nombrado or esta capitanía, Teniente de capitán general de ella, con
denominación de la Sierra Gorda, Misiones, Presidios y fronteras, dedicándose desde esta época con más
ahínco a poblar y pacificar la Costa del Seno Meicano.

Diez y ocho años (sic) permaneció en la Sierra poblando aquellos bosques y conquistando a los barbaras,
ayudado de los PP. Misioneros fernandinos, y en especial Fr. Junípero Serra y de quien me ocuparé en la
siguiente leyenda.

En este tiempo fundó once misiones, pacificó muchos pueblos e hizo muchísimo bien a todos, siendo de
notar que todos los gastos que ocasionó, fueron por su cuenta, sin costarle a la Corona un sólo octavo de
real.
Fundó a Vizarrón, Peñamiller y Nuestra Señora del Mar de Herrera [hoy Saucillo], dotándolas de todo lo
indispensable con sus misioneros y tropa de resguardo. En 1749 pacificó la plebe de esta ciudad, que con
motivo de la carestía del maíz quiso asaltar la alhóndiga, y sacar el maíz de los graneros; pero la
prudencia y valor del Conde hizo cesar el tumulto.

Recorrió y pacificó toda la Costa del Seno Mexicano, sacando un plano de todo el territorio que recorrió y
pacificó, por orden del Conde de Revillagigedo, Virrey entonces de México, que lo tituló su
Lugarteniente, ordenando que todos los Gobernadores, Capitanes Generales y demás justicias de las
fronteras de Sierra Gorda, le estuvieran subordinados.

Fundó catorce poblaciones en la cosa del Seno Mexicano con 400 familias, haciendo todos estos gastos de
su propio caudal, fuera de otras diez poblaciones fundadas con su conquista pacífica sobre el Río Grande.
Omito referir los presidios que fundó, así como los ranchos y haciendas de labor y otras muchas obras
más de beneficencia que sería largo referir.

Baste decir que en sus 50 años de servicios, hizo cuanto bien pudo y gastó cerca de 200 000 e su caudal,
fuera de los quince Sínodos de religiosos que a sus expensas mucho le ayudaron a poblar y pacificar la
Sierra Gorda y el Nuevo Santander.

Los Virreyes Marqués de Casafuerte, Revillagigedo, Marqués de las Amarillas y Marques de las Cruyllas,
lo colmaron de honores y títulos hasta llegar a Mariscal y noble, con el título de Conde de Sierra Gorda,
Libre de Lanzas y Media Anta y otros muchos honores que su Majestad el Rey tuvo a bien conferirle por
sus señalados servicios.

Bajó al sepulcro el 10 se septiembre de 1770 a la edad de 70 años, 6 meses y seis días, cargado de méritos
y lleno de bendiciones de Dios y de los queretanos, especialmente de la Sierra Gorda. Hombres con este
jamás deben ser borrados de la memoria, sino antes bien levantar del olvido sus proezas y abnegaciones.

Los austeros religiosos fernandinos que el insigne coronel D. José Escandón, Conde de Sierra Gorda,
llevó consigo, fueron verdaderos apóstoles revestidos a la vez que de celo por el bien de sus semejantes,
de energía y vencimiento para consigo. Basta sólo internarse por aquellas serranías, subir aquellas
elevadísimas cuestas en medio de aquel clima sofocante, para creer que sólo la caridad y obediencia pudo
hacer que aquellos religiosos desprendidos se internasen en aquellos bosques vírgenes, habitados de
terribles fieras y modestísimos insectos, tan sólo por hacer el bien y ganas almas para el cielo.

El religioso Fr. Junípero a la cabeza de otros cuatro de su orden llegó a la Sierra por los años d 1750,
dedicándose luego a fundar misiones en distintos puntos. La hermosa misión de Jalpan fue fundada por
Fr. Pedro Pérez de Mexquia en 1744; mas a la llegada de Fr. Junípero llegó a ser la señora de la Sierra.

El acueducto fue hecho por el mismo obrero ingatifable; y tiene desde el arroyo a la plaza, 752 metros. El
hermoso templo bastaría el solo, a ser el más glorioso timbre de nuestro Fr. Junípero. De que que no he
hecho mal poniendo a Jalpan a la altura de señora de la Sierra. Siete años de fatigas y desvelos apenas le
bastaron a Fr. Junípero para concluir aquella joya preciosa de la Sierra, cuya solidez, estructura y
elegancia de estilo, no tendría mengua al lado de nuestros templos.

Aquello de mis lectores que hay admirado aquella maravilla, dominadora de nuestros bosques seculares,
me harán justicia y ratificarán conmigo las glorias del humilde religioso. Allí están las misiones de Landa,
Tilaco, Tancoyotl, Concá y el Saucillo bajo el título de Nuestra Señora del Mar y otras nuchas, lustre de
nuestro infatigable Fr. Junípero y compañeros.
Veinte años de austeridades en aquel cálido clima pasó nuestro religioso, derramando el bien en aquellos
bosques y hermoséandolos no sólo con su celo, sino aun con el trabajo de sus manos.

En el 16 de Noviembre de 1770 fue comisionado por el Virrey marqués de Croix el Bachillero D. Vicente
Posada para recibir aquellas misiones santificadas con la presencia del virtuoso Fr. Junípero y
compañeros.

En el corazón de los serranos debe haber siempre un lugar muy distinguido de gratitud para el Sr. Conde
y para el infatigable cuanto virtuoso Fr. Junípero Serra. Ya vemos cómo lo shojos del patriarca de Asís,
no sólo eran dedicados al progreso de las almas, sino aun al embellecimiento y progreso material de los
pueblos

https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Misi%C3%B3n_Santiago_de_Jalpan.jpg

https://www.mexicoenfotos.com/antiguas/queretaro/jalpan/templo-MX15258747111852/1

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