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E L EXISTENCIALISMO

ES UN HUMAN ISMO
Quisiera defender aqui el exis-
Criticas
tencialismo de una serie de repro- hechas al
ches que se le han dirigido. existencialismo.
En primer lugar, se le ha repro-
chado invitar a la gente a per-
manecer en un quietismo de de-
sesperacion, porque si todas las
soluciones estan cerradas, habria
que considerar que la accion en
este mundo es totalmente impo-
sible, y tambien desembocar final-
mente en una filosofia contem-
plativa, lo que ademas, dado que
la contemplacion es un lujo, nos
conduce a una filosofia burguesa.
Las criticas
Estos son sobre todo los reproches de los marxistas.
de los comunistas.
Se nos ha reprochado, por otra
parte, hacer hincapie en la igno-
minia humana, de mostrar en
todas las cosas lo sordido, lo tur-
bio, lo viscoso, y de desatender
un cierto numero de alegres es-
plendores, el lado luminoso de la
naturaleza humana; por ejemplo,
segun Mile. Mercier, critica cato-
lica, hemos olvidado la sonrisa del
nino. Los unos y los otros nos
reprochan haber faltado a la soli-
daridad humana, considerar que
el hombre esta aislado, en gran
parte, ademas, porque partimos
—dicen los comunistas— de la sub-
jetividad pura, es decir del yo pien-
so cartesiano, y mas aun del m o -
menta en que el hombre se capta
en su soledad, lo que, en conse-
cuencia, nos haria incapaces de
volver a la solidaridad con los
hombres que estan fuera del yo,
y que no puedo captar en el co-
gito.
Y del lado cristiano, se nos
Criticas reprocha que negamos la realidad
itolicos. y 2 a seriedad de las empresas
humanas, puesto que si suprimi-
mos los mandamientos de Dios
y los valores inscritos en la eter-
nidad, solo queda la estricta gra-
tuidad, pudiendo cada uno hacer
lo que quiere y siendo incapaz,

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desde su punto de vista, de con-
denar los puntos de vista y los
actos de los demas.
A estos diferentes reproches
trato de responder hoy; por eso
he titulado esta pequena expo-
sition: El existencialismo es un hu-
manismo. Muchos podran extra-
iiarse de que se hable aqui de
humanismo.Trataremos de ver en
que sentido lo entendemos. En
todo caso, lo que podemos decir
desde el principio es que enten-
demos por existencialismo una
doctrina que hace posible la vida
humana y que, por otra parte,
declara que toda verdad y toda Pesimismo
action implican un medio y una
existencialismo.
subjetividad humana.
El reproche esencial que se
nos hace, como se sabe, es que
ponemos el acento en el lado
malo de la vida humana. Una
senora de la que me han hablado
recientemente, cuando por ner-
Naturalismo
viosismo deja escapar una palabra
vulgar, dice, excusandose: «Creo existencialismo.

23
que me estoy volviendo existen-
cialista». En consecuencia se asi-
mila fealdad a existencialismo; por
eso se declara que somos natura-
listas; y si lo somos, resulta extra-
no que asustemos, que escanda-
licemos mucho mas de lo que el
naturalismo propiamente dicho
asusta e indigna hoy dia. Hay
quien soporta perfectamente una
novela de Zola como La tierra,
y se desalienta al leer una nove-
la existencialista; hay quien utili-
za la moral corriente —que es
bien mediocre— y nos encuen-
tra a nosotros mas mediocres
todavia. Sin embargo, que mas
decepcionante que decir, por
ejemplo, «la caridad bien enten-
dida empieza por uno mismo», o
bien «unge al villano y el se que-
jara, tratalo con dureza y el te
ungira». Conocemos los lugares
La sabiduria comunes que se pueden utilizar
de las naciones. en este p u n t o y que muestran
siempre la misma cosa: no hay
que luchar contra los poderes

24
establecidos, no hay que luchar
contra la fuerza, no hay que
intentar elevarse por encima de
la propia condition, toda action
que no se inserta en una tradi-
tion es un romanticismo, toda
tentativa que no se apoya en una
experiencia probada esta conde-
nada al fracaso; y la experiencia
muestra que los hombres tienden
siempre hacia lo bajo, que se
necesitan cuerpos solidos para
dominarlos: si no, es la anarquia.
Sin embargo, es la gente que repi-
te estos lamentables proverbios,
la gente que dice: «que humano»
cada vez que se les muestra un
acto mas o menos repugnante, la
gente que se alimenta de cancio-
nes realistas, es esa la gente que
reprocha al existencialismo ser
demasiado sombrio, y hasta tal
punto que me pregunto si lo que
le reprochan es su optimismo y
no su pesimismo. En el fondo, lo
que asusta de la doctrina que voy
a tratar de exponer, <;no es el he-

25
cho de que deja una posibilidad
de election al hombre? Para sa-
berlo, es necesario que volvamos
a examinar la cuestion en un pia-
no estrictamente filosofico. ,;A
que se le llama existencialismo?
La mayor parte de la gente que
La «moda» utiliza esta palabra se sentiria muy
stencialista. incomoda si tuviera que justificar
su empleo, y puesto que hoy dia
se ha convertido en una moda, se
declara de buen grado que tal
musico o tal pintor es existencia-
lista. U n redactor de noticias de
Clartes firma I'Existencialiste; y en
el fondo la palabra ha tornado hoy
tal amplitud y tal extension que
ya no significa absolutamente
nada. Parece que, a falta de una
doctrina de vanguardia analoga al
surrealismo, la gente avida de es-
candalo y de movimiento se diri-
ge a esta filosofia, que no les pue-
de aportar nada por otra parte en
este dominio; en realidad es la
doctrina menos escandalosa, la mas
austera; esta destinada estrictamen-

26
te a los tecnicos y a los filosofos. Hay dos escuelas
existencialistas.
Sin embargo, se puede definir fa-
cilmente. Lo que complica las
cosas es que hay dos especies de
existencialistas: los primeros, que
son cristianos, entre los cuales yo
colocaria a Jaspers y a Gabriel
Marcel, de confesion catolica; y,
por otra parte, los existencialistas
ateos, entre los cuales hay que
colocar a Heidegger, 1 y tambien
a los existencialistas franceses y a
mi mismo. Lo que ellos tienen en
comun es simplemente el hecho
de considerar que la existencia
precede a la esencia, o, si se pre-
fiere, que hay que partir de la sub-
jetividad. ;Que significa esto exac-
tamente?
Consideremos un objeto fa- La existencia
bricado, por ejemplo un libro o precede
a la esencia.
un abrecartas. Este objeto ha sido
fabricado por un artesano que
se ha inspirado en un concepto;

1. Heidegger niega por si mismo esta apelacion en


su Carta sobre el humanismo (1946); hace algunas alu-
siones a El existencialismo es un humanismo.

27
se ha referido al concepto de
abrecartas, e igualmente a una tec-
nica de p r o d u c t i o n previa que
forma parte del concepto, y que
en el fondo es una formula. Asi,
el abrecartas es a la vez un obje-
to que se produce de cierta mane-
ra y que, por otra parte, tiene una
utilidad definida, y es impensable
que un hombre produzca un
abrecartas sin saber para que va
a servir ese objeto. Diriamos en-
tonces que en el caso del abre-
cartas, la esencia —es decir, el con-
junto de formulas y de cualidades
que permiten producirlo y defi-
n i r l o - precede a la existencia; y
asi esta determinada la presencia
frente a mi de tal o cual abrecar-
tas, de tal o cual libro. Tenemos
Vision tecnica aqui, pues, una vision tecnica del
del mundo. m u n d o , en la cual se puede decir
que la p r o d u c t i o n precede a la
existencia.
Cuando concebimos un Dios
creador, ese Dios se asimila la ma-
yoria de las veces a un artesano

28
superior; y cualquiera que sea la El hombre
y Dios
doctrina que consideremos, tra-
en los filosofos
tese de una doctrina como la de del siglo xvil.
Descartes o como la de Leibniz,
admitimos siempre que la vo-
luntad sigue mas o menos al en-
tendimiento, o por lo menos lo
acompana, y que Dios, cuando
crea, sabe con precision lo que
crea.Asi el concepto de hombre
en el espiritu de Dios es asimila-
ble al concepto de abrecartas en
el espiritu del industrial; y Dios
produce al hombre siguiendo tec-
nicas y una conception, exacta-
mente como el artesano fabrica
un abrecartas siguiendo una de-
f i n i t i o n y una tecnica. Asi el
hombre individual realiza cierto
concepto que esta en el entendi-
miento divino. En el siglo xvill,
en el ateismo de los filosofos, la
n o t i o n de Dios es suprimida, La naturaleza
pero no pasa lo mismo con la humana
idea de que la esencia precede a en los filosofos
d e l siglo XVIII.
la existencia. Esta idea la encon-
tramos un poco en todas partes:

29
la encontramos en Diderot, en
Voltaire y aun en Kant. El hom-
bre es poseedor de una naturaleza
humana; esta naturaleza humana,
que es el concepto humano, se
encuentra en todos los hombres,
lo que significa que cada hombre
es un ejemplo particular de un
concepto universal, el hombre; en
Kant resulta de esta universalidad
que tanto el hombre de los bos-
ques, el hombre de la naturale-
za, como el burgues, estan sujetos
a la misma definition y poseen las
mismas cualidades basicas. Asi,
pues, aqui tambien la esencia del
hombre precede a esa existencia
historica que encontramos en la
naturaleza.
El existencialismo ateo que yo
represento es mas coherente. De-
clara que si Dios no existe, hay por
lo menos un ser en el que la exis-
tencia precede a la esencia, un ser
que existe antes de poder ser defi-
nido por ningun concepto, y que
este ser es el hombre o, como dice

30
Heidegger, la realidad humana.
i Q u e significa aqui que la exis-
tencia precede a la esencia? Sig-
nifica que el hombre empieza por La concepcion
existir, se encuentra, surge en el existencialista
del hombre.
mundo, y que despues se define.
El hombre, tal como lo concibe el
existencialista, si no es definible,
es porque empieza p o r no ser
nada. Solo sera despues, y sera tal
El hombre es
como se haya hecho. Asi pues, no
lo que el se hace.
hay naturaleza humana, porque
no hay Dios para concebirla. El
hombre es el unico que no solo
es tal como el se concibe, sino tal
como el se quiere, y como el se
concibe despues de la existencia,
como el se quiere despues de este
impulso hacia la existencia; el
hombre no es otra cosa que lo que
/
el se hace. Este es el primer prin-
cipio del existencialismo. Es tam-
bien lo que se llama la subjetivi-
dad, que se nos echa en cara bajo
ese mismo nombre. Pero £que
queremos decir con esto sino
que el hombre tiene una dignidad

31
mayor que la piedra o la mesa?
Porque queremos decir que el
hombre empieza por existir, es
decir, que empieza por ser algo
que se lanza hacia un porvenir,
y que es consciente de proyectar-
se hacia el porvenir. El hombre es
El proyecto. ante todo un proyecto que se vive
subjetivamente, en lugar de ser un
musgo, una podredumbre o una
coliflor; nada existe previamente
a este proyecto; nada hay en el cie-
lo inteligible, y el hombre sera ante
todo lo que haya proyectado ser.
N o lo que quiera ser. Porque lo
que entendemos ordinariamente
por querer es una decision cons-
ciente, que para la mayoria de
nosotros es posterior a que el
hombre se haya hecho a si mismo.
Yo puedo querer adherirme a un
partido, escribir un libro, casarme;
todo esto no es mas que la mani-
festation de una election mas ori-
ginal, mas espontanea que lo que
se llama voluntad. Pero si verda-
deramente la existencia precede a

32
la esencia, el hombre es responsa- El hombre
es plenamente
ble de lo que es. Asi, el primer
responsable.
paso del existencialismo es poner
a todo hombre en posesion de lo
que es, y hacer recaer sobre el la
responsabilidad total de su exis-
tencia.Y cuando decimos que el
hombre es responsable de si mis-
mo, no queremos decir que el
hombre es responsable de su es-
tricta individualidad, sino que es
responsable de todos los hombres.
Hay dos sentidos de la palabra sub-
jetivismo, y nuestros adversarios
juegan con los dos sentidos. Sub-
jetivismo, por una parte, quiere
decir election del sujeto indivi-
La election.
dual por si mismo, y por otra,
imposibilidad del hombre de so-
brepasar la subjetividad humana.
El segundo sentido es el sentido
profundo del existencialismo.
Cuando decimos que el hombre
se elige, entendemos que cada uno
de nosotros se elige, pero tambien
queremos decir con esto que al
elegirse elige a todos los hombres.

33
E n efecto, no hay ninguno de
nuestros actos que, al crear al hom-
bre que queremos ser, no cree al
mismo tiempo una imagen del
hombre tal como consideramos
que debe ser. Elegir ser esto o
aquello es afirmar al mismo tiem-
po el valor de lo que elegimos,
porque nunca podemos elegir el
mal; lo que elegimos es siempre el
bien, y nada puede ser bueno para
nosotros sin serlo para todos. Si,
por otra parte, la existencia pre-
El hombre cede a la esencia y nosotros que-
se elige eligiendo remos existir al mismo tiempo que
a todos formamos nuestra imagen, esta
los hombres.
imagen es valedera para todos y
para nuestra epoca entera. Asi,
nuestra responsabilidad es mucho
mayor de lo que podriamos supo-
ner, porque compromete a toda la
humanidad. Si soy obrero y elijo
adherirme a un sindicato cristia-
no antes que ser comunista, si con
esta adhesion quiero indicar que
la resignation es en el fondo la
solution que conviene al hombre,

34
que el reino del hombre no esta
sobre la tierra, no comprometo
solamente mi caso: quiero resig- Compromete
narme para todos; en consecuen- a toda
cia, mi acto ha comprometido a la humanidad.
toda la humanidad.Y si quiero
—hecho mas individual— casarme,
tener hijos, aun si mi casamiento
depende unicamente de mi situa-
tion, o de mi pasion o de mi de-
seo, con esto no me encamino yo
solamente, sino que encamino a la
humanidad entera en la via de la
monogamia.
Asi soy responsable por mi
mismo y por todos, y creo una
cierta imagen del hombre que yo
elijo; eligiendome, elijo al h o m -
bre. Esto permite comprender lo
que se oculta bajo palabras un tan- La angustia.
to grandilocuentes como angustia,
desamparo, desesperacion. C o m o ve-
ran ustedes, es sumamente senci-
llo. Ante todo, ique se entiende
por angustia? El existencialista sue-
le declarar que el hombre es an-
gustia. Esto significa que el hom-

35
bre que se compromete y que se
da cuenta de que es no solo el que
elige ser, sino tambien un legis-
lador, que al mismo tiempo que a
si mismo elige a toda la humani-
dad, no podria escapar al senti-
miento de su total y profunda res-
ponsabilidad. Ciertamente hay
muchos que no estan angustiados;
pero nosotros afirmamos que se
enmascaran su propia angustia, que
huyen de ella; en verdad, muchos
creen que al obrar solo se com-
prometen a si mismos, y cuando
se les dice: «Pero ^y si todo el
mundo procediera asi?», se enco-
gen de hombros y contestan: «No
todo el mundo precede asi». Pero
en verdad hay que preguntarse
Angustia siempre: ;que sucederia si todo el
f mala fe. r n u n c [ 0 hiciera lo mismo? Y no se
escapa uno de este pensamiento
inquieto sino por una especie de
mala fe. El que miente y se excu-
sa declarando: «todo el mundo no
procede asi», es alguien que no esta
bien con su conciencia, pues el

36
hecho de mentir implica un valor
universal atribuido a la mentira.
Aun cuando la angustia se enmas-
cara, aparece. Es esta angustia la
que Kierkegaard llamaba la angus-
Kierkegaard
tia de Abraham. Conocen ustedes
y la angustia.
la historia: un angel ha ordenado
a Abraham sacrificar a su hijo; todo
anda bien si es verdaderamente un
angel el que ha venido y le ha
dicho: «Tu eres Abraham, sacrifi-
caras a tu hijo». Pero cada cual
puede preguntarse: ante todo, <;es
en verdad un angel, y yo soy en Abraham
verdad Abraham? Quien me lo y el angel.
prueba? Habia una loca que tenia
alucinaciones: le hablaban por tele-
fono y le daban ordenes. El medi-
co le pregunto: «Pero ,;quien le
habla?». Ella contesto: «Dice que
es Dios». iY que le probaba que,
en efecto, era Dios? Si un angel
viene a mi, ique es lo que prueba
que es un angel? Y si oigo voces,
ique es lo que prueba que vienen
del cielo y no del infierno, o del
subconsciente, o de un estado

37
patologico? ; Quien prueba que se
dirigen a mi? ;Quien prueba que
soy yo el realmente senalado para
imponer mi conception del hom-
bre y mi election a la humanidad?
N o encontrare jamas ninguna
prueba, ningun signo para con-
vencerme de ello. Si una voz se
dirige a mi, siempre sere yo quien
decida que esta voz es la voz del
angel; si considero que tal o cual
acto es bueno, soy yo el que ele-
gire decir que este acto es bueno
y no malo. Nadie me designa para
ser Abraham, y, sin embargo, estoy
obligado a cada instante a realizar
actos ejemplares. Todo ocurre
como si, para todo hombre, toda
la humanidad tuviera los ojos fijos
en lo que el hace y se ajustara a lo
que el hace.Y cada hombre debe
decirse: ,;soy yo quien tiene el
derecho a obrar de tal manera que
la humanidad se rija segun mis
actos?Y si no se dice esto es por-
que se enmascara su angustia. N o
se trata aqui de una angustia que

38
conducirfa al quietismo, a la inac- La angustia
no conduce
tion. Se trata de una angustia sim-
a la inaccion.
ple, que conocen todos aquellos
que han tenido responsabilidades.
Cuando, por ejemplo, un jefe mili-
tar asume la responsabilidad de un
ataque y envia cierto numero de
hombres a la muerte, el elige
hacerlo y en el fondo elige el solo.
Sin duda hay ordenes superiores,
pero son demasiado amplias y se
impone una interpretation que
proviene de el, y de esta interpre-
tation depende la vida de catorce
o veinte hombres. N o puede dejar
de haber, en la decision que toma,
cierta angustia. Todos los jefes
conocen esta angustia. Esto no les
impide actuar: al contrario, es la Angustia
condition misma de su action; y
porque esto supone que enfren- responsabilidad.

tan una pluralidad de posibilida-


des, y cuando eligen una, se dan
cuenta de que solo tiene valor
porque ha sido elegida. Y esta
especie de angustia, que es la que
describe el existencialismo, vere-

39
mos que se explica ademas por
una responsabilidad directa frente
a los otros hombres que compro-
mete. N o es una cortina que nos
separa de la action, sino que for-
ma parte de la action misma.
Y cuando se habla de desam-
paro, expresion cara a Heidegger,
queremos decir solamente que
Dios no existe, y que de esto hay
que sacar las ultimas consecuencias.
El existencialista se opone decidi-
damente a cierto tipo de moral lai-
ca que quisiera suprimir a Dios con
el menor esfuerzo posible. Cuan-
do hacia 1880 algunos profesores
franceses trataron de constituir una
La moral laica. moral laica, dijeron mas o menos
esto: Dios es una hipotesis inutil y
costosa, nosotros la suprimimos;
pero es necesario, sin embargo, para
que haya una moral, una sociedad,
un mundo vigilado, que algunos
valores se tomen en serio y se con-
sideren como existentes a priori;
es necesario que sea obligatorio a
priori ser honesto, no mentir, no

40
pegar a la esposa, tener hijos, etc.,
etc... Haremos por lo tanto un
pequeiio trabajo que permitira
demostrar que estos valores exis-
ten, a pesar de todo, inscritos en
un cielo inteligible, aunque, por
otra parte, Dios no existe. Dicho
en otra forma —y es, segun creo, la
tendencia de todo lo que se llama
en Francia el radicalismo—, nada
cambiara si Dios no existe; encon-
traremos las mismas normas de
honradez, de progreso, de huma-
nismo, y habremos hecho de Dios El radicalismo.
una hipotesis superada que mori-
ra tranquilamente y por si misma.
El existencialista, por el contrario,
piensa que es muy incomodo que
Dios no exista, porque con el
desaparece toda posibilidad de
encontrar valores en un cielo inte-
ligible; ya no se puede tener el
bien a priori, porque no hay mas
conciencia infinita y perfecta para
pensarlo; no esta escrito en nin-
guna parte que el bien exista, que
haya que ser honesto, que no haya

41
que mentir; puesto que precisa-
mente estamos en un piano don-
Dostoievski de solamente hay hombres. Dos-
y el
toievski habia escrito: «Si Dios no
existencialismo.
existiera, todo estaria permitido».
Este es el punto de partida del
existencialismo. En efecto, todo
esta permitido si Dios no existe y
en consecuencia el hombre esta
abandonado, porque no encuentra
ni en si ni fuera de si una posibi-
lidad de aferrarse. N o encuentra,
ante todo, excusas. Si en efecto la
existencia precede a la esencia, no
se podra jamas explicar por refe-
r e n d a a una naturaleza humana
dada y fija; dicho de otro modo,
no hay determinismo, el hombre
El hombre es libre, el hombre es libertad. Si,
es libertad. por otra parte, Dios no existe, no
encontramos frente a nosotros
valores u ordenes que legitimen
nuestra conducta. Asi, no tenemos
ni detras ni delante de nosotros,
en el dominio luminoso de los
valores, ni justificaciones ni excu-
sas. Estamos solos, sin excusas. Es

42
lo que expresare al decir que el
hombre esta condenado a ser
libre. Condenado, porque no se
ha creado a si mismo y, sin em-
bargo, por otro lado, libre, porque
una vez arrojado al mundo es res-
ponsable de todo lo que hace. El
existencialista no cree en el poder
de la pasion. N o pensara nunca
que una bella pasion es un to-
rrente devastador que conduce
fatalmente al hombre a ciertos
actos y que por tanto es una ex-
cusa; piensa que el hombre es res-
ponsable de su pasion. El exis-
tencialista tampoco pensara que
el hombre puede encontrar so- El hombre
corro en un signo dado, en la inventa
al hombre.
tierra, que lo orientara, porque
piensa que el hombre descifra por
si mismo el signo como prefiere.
Piensa, pues, que el hombre, sin
n i n g u n apoyo ni socorro, esta
condenado a cada instante a in-
ventar al hombre. Ponge ha di-
cho, en un articulo muy hermo-
so: «E1 hombre es el porvenir del

43
hombre».2 Es perfectamente exac-
to. Solo que si se entiende por esto
que ese porvenir esta inscrito en el
cielo, que Dios lo ve, entonces es
falso, pues ya no seria ni siquiera un
porvenir. Si se entiende que, sea
cual fuere el hombre que aparece,
hay un porvenir por hacer, un por-
venir virgen que lo espera, enton-
ces es exacto. Pero en tal caso esta
El desamparo. uno desamparado. Para dar un
U n ejemplo. ejemplo que permita comprender
mejor lo que es el desamparo, cita-
re el caso de uno de mis alumnos,
que me vino a ver en las siguien-
tes circunstancias: su padre se habia
peleado con su madre y tendia al
colaboracionismo; su hermano
mayor habia muerto en la ofensiva
aiemana de 1940, y este joven, con
sentimientos un poco primitivos
pero generosos, queria vengarlo. Su
madre vivia sola con el, muy afli-
gida por la semitraicion del padre

2. C f . «Notes premieres de r h o m m e » , en Temps


Modernes, n° 1 (octubre de 1945).

44
y por la muerte del hijo mayor, y
su unico consuelo era el. Este joven
tenia, en ese momento, la election
de partir para Inglaterra y entrar en
las Fuerzas Francesas Libres - e s
decir, abandonar a su madre— o
bien permanecer al lado de su
madre, y ayudarla a vivir. Se daba
perfecta cuenta de que esta mujer
solo vivia para el y que su desapa-
ricion —y tal vez su muerte— la
hundiria en la desesperacion.Tam-
bien se daba cuenta de que en el
fondo, concretamente, cada acto
que llevaba a cabo con respecto a
su madre tenia otro correspon-
diente en el sentido de que la ayu-
daba a vivir, mientras que cada acto
que llevaba a cabo para partir y
combatir era un acto ambiguo que
podia perderse en la arena, sin ser-
vir para nada: por ejemplo, al par-
tir para Inglaterra, pasando por
Espana, podia permanecer inde-
finidamente en un campo espanol;
podia llegar a Inglaterra o a Argelia
y acabar en un despacho redactan-

45
do documentos.En consecuencia,
se encontraba frente a dos tipos de
action muy diferentes: una con-
creta, inmediata, pero que se diri-
gia a un solo individuo;y otra que
se dirigia a un conjunto infinita-
mente mas vasto, a una colectivi-
dad nacional, pero que por eso
mismo era ambigua, y que podia
ser interrumpida en el camino. Al
mismo tiempo dudaba entre dos
Las dos morales. tipos de moral. Por una parte, una
moral de simpatia, de devotion
personal; y por otra, una moral mas
amplia, pero de eficacia mas discu-
tible. Habia que elegir entre las dos.
,;Quien podia ayudarlo a elegir? ,;La
doctrina cristiana? No, la doctri-
na cristiana dice asi: sed caritativos,
amad a vuestro projimo, sacrificaos
por los demas, elegid el camino mas
estrecho, etc., etc. Pero ,jcual es el
camino mas estrecho? ;A quien hay
que amar como a un hermano?
combatiente o a la madre? ;Cual
es la utilidad mayor: la utilidad vaga
de luchar en un grupo o la utili-

46
dad precisa de ayudar a un ser con-
crete a vivir? i Quien puede deci-
dir a priori? Nadie. Ninguna moral
inscrita puede decirlo. La moral
kantiana dice: no trateis jamas a los
otros como medios, sino como
fines. Muy bien: si vivo al lado de
mi madre la tratare como fin, y no
como medio, pero esto me pone
en peligro de tratar como medio a
los que combaten a mi alrededor;
y reciprocamente, si me uno a los
que combaten, los tratare como fin,
y esto me pone en peligro de tra-
tar a mi madre como medio.
Si los valores son vagos, y si son
siempre demasiado vastos para el
caso preciso y concreto que con- Valor
sideramos, solo nos queda fiarnos >' sentimiento.
de nuestros instintos. Es lo que ha
tratado de hacer este j oven; y cuan-
do lo vi, me dijo: «En el fondo, lo
que importa es el sentimiento;
deberia elegir lo que me empuja
verdaderamente en cierta direc-
tion. Si siento que amo a mi madre
lo bastante para sacrificar todo lo

47
demas - m i deseo de venganza, mi
deseo de action, mi deseo de aven-
turas-, me quedo al lado de ella. Si,
al contrario, siento que mi amor
por mi madre no es suficiente, par-
to». Pero ;como determinar el valor
de un sentimiento? ;Que es lo que
constituia el valor de su sentimiento
hacia su madre? Precisamente el
hecho de que se quedaba por ella.
Puedo decir: quiero lo bastante a
tal amigo para sacrificar por el tal
suma de dinero; puedo decirlo solo
si lo he hecho. Puedo decir: quie-
ro lo bastante a mi madre para que-
darme junto a ella. N o puedo de-
terminar el valor de este afecto si
no he hecho precisamente un acto
que lo ratifica y lo define. Ahora
bien, como exijo a este afecto jus-
tificar mi acto, me encuentro ence-
rrado en un circulo vicioso.
El sentimiento Por otra parte, Gide ha dicho
se construye m U y bien que un sentimiento que
con actos. ^ .•
se representa y un sentimiento
que se vive son dos cosas casi in-
discernibles: decidir que amo a mi

48
madre quedandome junto a ella o
representar una comedia que hara
que yo permanezca con mi madre
es casi la misma cosa. Dicho de
otra forma, el sentimiento se cons-
truye con actos que se realizan; no
puedo pues consultarlo para guiar-
me por el. Lo cual quiere decir
que no puedo ni buscar en mi el
estado autentico que me empuja-
ra a actuar, ni pedir a una moral
los conceptos que me permitiran
actuar. Por lo menos, diran uste-
des, ha ido a ver a un profesor para
pedirle consejo. Pero si ustedes,
por ejemplo, buscan el consejo de
un sacerdote, han elegido ese
sacerdote y saben mas o menos
ya, en el fondo, lo que el les va a
aconsejar. En otras palabras, elegir Election
el consejero es ya comprometer- y compromise,
se. La prueba esta en que si uste-
des son cristianos, diran: consulte
a un sacerdote. Pero hay sacerdo-
tes conformistas, sacerdotes de la
resistencia. <;Cual elegir? Y si el
joven elige un sacerdote de la re-

49
sistencia o un sacerdote colabora-
cionista ya ha decidido el tipo de
consejo que va a recibir. Asi, al
venir a verme, sabia la respuesta
que yo le daria y yo no tenia mas
que una respuesta que dar: usted
es libre, elija, es decir, invente. Nin-
N o hay moral guna moral general puede indicar
general. j 0 q U e | - , a y q U e hacer; no hay sig-
nos en el mundo. Los catolicos
diran: si, hay signos. Admitamoslo:
soy yo mismo, de todas maneras,
el que
1
elige el sentido que tienen.
U n ejemplo. r °
Conoci, cuando estaba prisione-
ro, a un hombre muy notable que
era jesuita. Habia entrado en la
orden de los jesuitas de la siguien-
te forma: habia tenido que sopor-
tar cierto numero de fracasos muy
duros; de nino, su padre habia
muerto dejandolo en la pobreza,
y el habia sido becario en una ins-
titution religiosa donde conti-
nuamente se le hacia sentir que
era aceptado por caridad; luego no
obtuvo cierto numero de distin-
ciones honorificas que halagan a

50
los ninos; despues, hacia los die-
ciocho anos, fracaso en una aven-
tura sentimental; en fin, a los vein-
tidos, cosa muy pueril pero que
fue la gota que colmo el vaso, fra-
caso en su preparation militar. Este
joven podia pues considerar que
habia fracasado en todo; era un
signo, pero ^signo de que? Podia
refugiarse en la amargura o en la
desesperacion. Pero juzgo, muy
habilmente segun el, que era el
signo de que no estaba hecho para
los triunfos seculares, y que solo
los triunfos de la religion, de la
santidad, de la fe, le eran accesi-
bles.Vio en esto la palabra de Dios
y entro en la orden. ,;Quien no ve
que la decision del sentido del sig-
no fue tomada por el totalmente
solo? Se habria podido deducir
otra cosa de esta serie de fracasos:
por ejemplo, que hubiera sido me-
jor que fuese carpintero o revolu-
cionario. El llevaba pues la entera
responsabilidad del desciframien-
to. El desamparo implica que eli-

51
jamos nosotros mismos nuestro
ser. El desamparo va acompanado
de la angustia. En cuanto a la de-
La desesperacion. sesperacion, esta expresion tiene
un sentido extremadamente sim-
ple. Significa que nos limitaremos
a contar con lo que depende de
nuestra voluntad, o con el con-
junto de probabilidades que hacen
posible nuestra action. Cuando se
Los posibles. quiere alguna cosa, hay siempre
elementos probables. Puedo con-
tar con la llegada de un amigo. El
amigo viene en ferrocarril o en
tranvia: eso supone que el tren lle-
gara a la hora fijada, o que el tran-
via no descarrilara. Estoy en el
dominio de las posibilidades; pero
no se trata de contar con los posi-
bles mas que en la medida estric-
ta en que nuestra action implica
el conjunto de esos posibles. A
partir del momento en que las
posibilidades que considero no
estan rigurosamente comprome-
tidas por mi action, debo desin-
Desesperacion
y action. teresarme, porque ningun Dios,

52
ningun designio puede adaptar el
m u n d o y sus posibilidades a mi
voluntad. En el fondo, cuando
Descartes decia: «Vencerse mas
bien a si mismo que al mundo»,
queria decir la misma cosa: obrar
sin esperanza. Los marxistas con
quienes he hablado me contestan:
«Usted puede, en su accion, que
estara evidentemente limitada por
su muerte, contar con el apoyo de
otros. Esto significa contar a la vez
con lo que los otros haran en otra
parte, en China, en Rusia, para
ayudarlo, y a la vez sobre lo que
haran mas tarde, despues de su
muerte, para reanudar la accion
y llevarla hacia su cumplimiento,
que sera la revolution. Usted debe
tener en cuenta tddo eso; si no,
usted no es moral». Respondo en
primer lugar que contare siempre
con los camaradas de lucha en la
medida en que esos camaradas
estan comprometidos conmigo en
una lucha concreta y comun, en la
unidad de un partido o de un gru-

53
po que yo puedo controlar mas o
menos, es decir, en el cual estoy
a titulo de militante y cuyos movi-
mientos conozco a cada instante.
En ese momento, contar con la
unidad y la voluntad de ese parti-
do es exactamente como contar
con que el tranvia llegara a la hora
o con que el tren no descarrilara.
Pero no puedo contar con hom-
bres que no conozco fundando-
me en la bondad humana o en el
interes del hombre por el bien de
la sociedad, dado que el hombre
N o hay es libre y que no hay ninguna na-
naturaleza turaleza humana en que pueda yo
humana.
fundarme. N o se que llegara a ser
de la revolution rusa: puedo admi-
rarla y ponerla de ejemplo en la
medida en que hoy me prueba
que el proletariado desempena un
papel en Rusia como no lo de-
sempena en ninguna otra nation.
Pero no puedo afirmar que esto
conducira forzosamente a un triun-
fo del proletariado; tengo que li-
Compromiso. mitarme a lo que veo; no puedo

54
estar seguro de que los camaradas
de lucha reanudaran mi trabajo
despues de mi muerte para llevar-
lo a un maximo de perfection,
puesto que estos hombres son li-
bres y decidiran libremente mana-
na lo que sera el hombre; manana,
despues de mi muerte, algunos
hombres pueden decidir estable-
cer el fascismo, y los demas pue-
den ser lo bastante cobardes y
debiles para dejarles hacer; en ese
momento, el fascismo sera la ver-
dad humana, y tanto peor para
nosotros; en realidad, las cosas seran Historia
como el hombre haya decidido y eleccion
que sean. <;Quiere decir esto que humana.
debo abandonarme al quietismo?
No. En primer lugar, debo com-
prometerme; luego, actuar segun
la vieja formula: «No es necesario
tener esperanzas para actuar». Esto
no quiere decir que yo no deba
pertenecer a un partido, pero si
que no tendre ilusion y que hare
lo que pueda. Por ejemplo, si me
pregunto: ,;llegara la colectiviza-

55
cion, como tal, a realizarse? N o se
nada; se solamente que hare todo
lo que este en mi mano para que
llegue; fuera de esto no puedo
contar con nada.
El quietismo es la actitud de la
El gente que dice: los demas pueden
existencialismo hacer lo que yo no puedo hacer.
se opone
La doctrina que yo les presento es
al quietismo.
justamente la opuesta al quietis-
mo, porque declara: solo hay rea-
lidad en la accion; y va mas lejos
todavia, porque agrega: el hombre
no es nada mas que su proyecto,
no existe mas que en la medida en
que se realiza; por lo tanto, no es
otra cosa que el conjunto de sus
actos, nada mas que su vida. De
acuerdo con esto, podemos com-
prender por que nuestra doctrina
horroriza a algunas personas. Por-
que a menudo no tienen mas que
una forma de soportar su miseria,
y es pensar asi: las circunstancias
me han sido adversas; yo valia
La mala fe. mucho mas de lo que he sido; evi-
dentemente no he tenido un gran

56
amor, o una gran amistad, pero es
porque no he encontrado ni un
hombre ni una mujer que lo me-
reciesen; no he escrito buenos
libros porque no he tenido tiem-
po para hacerlos; no he tenido
hijos a quienes dedicarme porque
no he encontrado al hombre con
el que podria haber realizado mi
vida. Han quedado pues, en mi,
sin empleo, y enteramente viables,
un conjunto de disposiciones, de
inclinaciones, de posibilidades que
me dan un valor que la simple
serie de mis actos no permite infe-
rir. Ahora bien, en realidad, para el El hombre es
l o c ue liace
existencialismo, no hay otro amor l -
que el que se constituye, no hay
otra posibilidad de amor que la
que se manifiesta en el amor; no
hay otro genio que el que se ma-
nifiesta en las obras de arte; el genio
de Proust es la totalidad de las
obras de Proust; el genio de Raci-
ne es la serie de sus tragedias; fue-
ra de esto no hay nada. ,;Por que
atribuir a Racine la posibilidad de

57
escribir una nueva tragedia, cuan-
do no la ha escrito? U n hombre
se compromete en la vida, dibu-
ja su figura, y, fuera de esta figu-
ra, no hay nada. Evidentemente,
este pensamiento puede parecer
duro para aquel que no ha triun-
fado en la vida. Pero, p o r otra
parte, dispone a la gente para com-
prender que solo cuenta la reali-
dad, que los suenos, las esperas,
las esperanzas p e r m i t e n sola-
mente definir a un hombre como
sueno desilusionado, como espe-
ranzas abortadas, c o m o esperas
inutiles; es decir, que esto lo defi-
ne negativamente y n o positiva-
E1 hombre no m e n t e ; sin embargo, cuando se
es nada mas <<T£ n Q e r e s Q t r a c o s a q u e

que su vida. . . • i• i
tu vida», esto no imphca que el
artista sera juzgado solamente por
sus obras de arte; miles de otras
cosas contribuyen igualmente a
definirlo. Lo que queremos decir
es que el hombre no es mas que
una serie de empresas, que es la
suma, la o r g a n i z a t i o n , el c o n -

58
junto de las relaciones que cons-
tituyen estas empresas.
En estas condiciones, lo que se
nos reprocha aqui en el fondo no
es nuestro pesimismo, sino una ^Pesimismo o
dureza optimista. Si la gente nos dureza optimista?
reprocha las novelas en que des-
cribimos seres sin coraje, debiles,
cobardes y algunas veces franca-
mente malos, no es unicamente
porque estos seres son flojos, debi-
les, cobardes o malos; porque si,
como Zola, declararamos que son
asi por herencia, por la accion del
medio, de la sociedad, por un de-
terminismo organico o psicologi-
co, la gente se sentiria segura y
diria: bueno, somos asi, y nadie
puede hacer nada; pero el exis-
tencialista, cuando describe a un
cobarde, dice que el cobarde es
reSponsable de su cobardia. N o lo
es porque tenga un corazon, un
pulmon o un cerebro cobarde; no
lo es debido a una configuration
fisiologica, sino que lo es porque
se ha constituido como hombre

59
Responsabilidad cobarde por sus actos. N o hay
del hombre. temperamento cobarde; hay tem-
peramentos nerviosos, hay sangre
floja, como dicen, o temperamen-
tos ricos; pero el hombre que tie-
ne una sangre floja no por eso es
cobarde, porque lo que hace la
cobardia es el acto de renunciar o
de ceder; un temperamento no es
un acto; el cobarde esta definido
a partir del acto que realiza. Lo
que la gente siente oscuramente y
le horroriza es que el cobarde que
nosotros presentamos es culpable
de ser cobarde. Lo que la gente
quiere es que se nazca cobarde o
heroe. U n o de los reproches que
se hace a menudo a Los caminos de
la libertad, se formula asi: pero, en
fin, de esa gente que es tan floja,
^como hara usted heroes? Esta
objecion resulta mas bien comi-
ca, porque supone que uno nace
heroe.Y en el fondo es esto lo que
la gente quiere pensar: si se nace
cobarde, se esta perfectamente
tranquilo, no hay nada que hacer,

60
se sera un cobarde toda la vida,
hagase lo que se haga; si se nace
heroe, tambien se estara perfecta-
mente tranquilo, se sera un heroe
toda la vida, se bebera como un
heroe, se comera como un heroe.
Lo que dice el existencialista es
que el cobarde se hace cobarde, el
heroe se hace heroe; para el cobar-
de hay siempre una posibilidad de
no ser mas cobarde y para el heroe
la de dejar de ser heroe. Lo impor-
tante es el compromiso total, y no
es un caso particular, una accion
particular lo que compromete
totalmente.
Asi, creo yo, hemos respondi-
do a cierto numero de reproches
concernientes al existencialismo. El
existencialismo
Ustedes ven que no puede ser con-
es una doctrina
siderado como una filosofia del optimista.
"quietismo, puesto que define al
hombre por la accion; ni como
una description pesimista del
hombre: no hay doctrina mas op-
timista, puesto que el destino del
hombre esta en el mismo; ni como

61
una tentativa para descorazonar al
hombre alejandolo de la accion,
puesto que le dice que solo hay
esperanza en su accion, y que la
unica cosa que permite vivir al
hombre es el acto. En consecuen-
cia, en este piano, tenemos que
vernoslas con una moral de accion
y de compromiso. Sin embargo, se
nos reprocha ademas, partiendo de
estos postulados, que aislamos al
La subjetividad. hombre en su subjetividad indivi-
dual. Aqui tambien se nos entien-
de muy mal.
Nuestro punto de partida, en
efecto, es la subjetividad del in-
dividuo, y ello por razones estric-
tamente filosoficas. N o porque
somos burgueses, sino porque que-
remos una doctrina basada en la
verdad, y no un conjunto de bellas
teorias, llenas de esperanza pero
sin fundamentos reales. En el pun-
El cogito. to de partida no puede haber otra
verdad que esta: pienso, luego exis-
to; esta es la verdad absoluta de la
conciencia captandose a si misma.

62
Toda teoria que toma al hombre
fuera de ese momento en que se
capta a si mismo es ante todo una
teoria que suprime la verdad, pues,
fuera de este cogito cartesiano, todos
los objetos son solamente proba-
bles y una doctrina de probabili-
dades que no esta sujeta a una ver-
dad se h u n d e en la nada; para
definir lo probable hay que pose-
er lo verdadero. Luego, para que
haya una verdad cualquiera, es
necesaria una verdad absoluta; y
esta es simple, facil de aconseguir,
esta al alcance de todo el mundo;
consiste en captarse sin interme-
diarip.
En segundo lugar, esta teoria Existencialismo
es la unica que otorga una digni- y materialismo.
dad al hombre, la unica que no lo
convierte en objeto. Todo mate-
rialismo tiene por efecto tratar a
todos los hombres, incluido uno
mismo, como objetos; es decir,
como un conjunto de reacciones
determinadas, que en nada se dis-
tingue del conjunto de cualidades

63
y fenomenos que constituyen una
mesa o una silla o una piedra. N o -
sotros queremos constituir preci-
samente el reino humano como
un conjunto de valores distintos
del reino material. Pero la subje-
tividad que alcanzamos a titulo de
verdad, no es una subjetividad
rigurosamente individual, porque
hemos demostrado que en el cogi-
to uno no se descubria solamen-
te a si mismo, sino tambien a los
otros. Por el yo pienso, contraria-
Subjetividad mente a la filosofia de Descartes,
cartesiana contrariamente a la filosofia de
y subjetividad
Kant, nosotros nos captamos a
existential.
nosotros mismos frente al otro, y
el otro es tan cierto para nosotros
como nosotros mismos. Asi, el
hombre que se capta directamen-
te por el cogito descubre tambien
a todos los otros y los descubre
como la condition de su existen-
cia. Se da cuenta de que no pue-
de ser nada (en el sentido en que se
dice que se es espiritual, o que
se es malo, o que se es celoso), sal-

64
vo si los otros lo reconocen como
tal. Para obtener una verdad cual-
quiera sobre mi, es necesario que
pase por el otro. El otro es indis-
pensable a mi existencia tanto
como el conocimiento que tengo
de mi mismo. En estas condicio-
nes, el descubrimiento de mi inti-
midad me descubre al mismo
tiempo al otro, como una libertad
colocada frente a mi que no pien-
sa y que no quiere sino por o con-
tra mi. Asi descubrimos ensegui-
da un m u n d o que llamaremos
la intersubjetividad, y es en este
mundo donde el hombre decide
lo que es y lo que son los otros.
Ademas, si es imposible encon-
trar en cada hombre una esencia La condition
universal que seria la naturaleza humana.
humana, existe, sin embargo, una
universalidad humana de condition.
N o es por azar que los pensadores
de hoy dia hablan mas facilmente
de la condition del hombre que
de su naturaleza. Por c o n d i t i o n
ellos entienden, con mas o menos

65
claridad, el conjunto de los limi-
Situation tes a priori que bosquejan su si-
historica tuation fundamental en el uni-
y condition
verso. Las situaciones historicas
humana.
varian: el hombre puede nacer
esclavo en una sociedad pagana,
o senor feudal, o proletario.
Lo que no varia es su necesi-
dad de estar en el mundo, de estar
en el trabajando, de estar en el
entre otros y de ser en el mortal.
Los limites no son ni subjetivos ni
objetivos, o mas bien tienen una
faz objetiva y una faz subjetiva.
Objetivos porque se encuentran
en todo y son en todo reconoci-
bles, subjetivos porque son vividos
y no son nada si el hombre no los
vive, es decir, si no se determina
libremente en su existencia por
relation a ellos.Y si bien los pro-
yectos pueden ser diversos, por lo
menos ninguno puede permane-
cerme extrano, porque todos pre-
sentan en comun una tentativa
para franquear esos limites o para
ampliarlos o para negarlos o para

66
acomodarse a ellos. En conse-
cuencia, todo proyecto, por mas
individual que sea, tiene un valor
universal. Todo proyecto, aun el
del chino, el del hindu o el del
negro, puede ser comprendido por
un europeo. Puede ser compren-
dido; esto quiere decir que el
europeo de 1945 puede lanzarse
a partir de una situation que el
concibe hasta sus limites de la mis-
ma manera, y que puede rehacer
en si el proyecto del chino, del
hindu o del africano. En todo pro-
yecto hay universalidad en el sen- Universalidad
tido de que todo proyecto es com- del proyecto
individual.
prensible para todo hombre. Lo
que no significa de ninguna ma-
nera que este proyecto defina al
hombre para siempre, sino que
puede ser reencontrado. Hay siem-
pre una forma de comprender al
idiota, al nino, al primitivo o al ex-
tranjero, siempre que se tenga la
i n f o r m a t i o n suficiente. E n este
sentido podemos decir que hay Universalidad
una universalidad del hombre; pe- del hotnbre.

67
ro no esta dada, es construida per-
petuamente. Construyo lo uni-
versal al elegirme; lo construyo al
comprender el proyecto de cual-
quier otro hombre, sea de la epo-
ca que sea. Este absoluto de la
election no suprime la relatividad
de cada epoca. Lo que el existen-
E1 compromiso. cialismo tiene interes en demos-
trar es el enlace del caracter abso-
luto del compromiso libre, por el
cual cada hombre se realiza al rea-
lizar un tipo de humanidad, com-
promiso siempre comprensible
para cualquier epoca y por cual-
quier persona, y la relatividad del
conjunto cultural que puede resul-
tar de tal election; hay que sena-
lar a la vez la relatividad del car-
tesianismo y el caracter absoluto,
del compromiso cartesiano. En
este sentido se puede decir, si us-
tedes quieren, que cada uno de
nosotros realiza lo absoluto al res-
pirar, al comer, al dormir, o ac-
tuando de cualquier manera. N o
hay ninguna diferencia entre ser

68
libremente, ser como proyecto,
como existencia que elige su esen-
cia, y ser absoluto; y no hay nin-
guna diferencia entre ser un abso-
luto temporalmente localizado, es
decir que se ha localizado en la
historia, y ser comprensible uni-
versalmente. Esto no resuelve en-
teramente la objecion de subje- Election
tivismo. En efecto, esta objecion y subjetividad.
toma todavia muchas for mas. La
primera es la que sigue: se nos
dice, «entonces ustedes pueden
hacer cualquier cosa»; lo cual se
expresa de diversas maneras. En
primer lugar se nos tacha de anar-
quia; enseguida se declara: «No
pueden ustedes juzgar a los demas,
porque no hay razon para prefe-
rir un proyecto a otro»; en fin, se
nos puede decir: «Todo es gratui-
to en lo que ustedes eligen, dan
con una mano lo que fingen reci-
bir con la otra». Estas tres obje-
ciones no son muy serias. En pri-
mer lugar, la primera objecion:
pueden elegir cualquier cosa, no

69
es exacta. La election es posible
en un sentido, pero lo que no es
posible es no elegir. Siempre pue-
do elegir, pero tengo que saber
que, si no elijo, tambien elijo. Esto,
aunque parezca estrictamente for-
mal, tiene una gran importancia
para limitar la fantasia y el capri-
cho. Si es cierto que frente a una
La situation. situation —por ejemplo la que de-
termina que yo soy un ser sexua-
do, que puedo tener relaciones
con un ser de otro sexo y tener
hijos- estoy obligado a elegir una
actitud y que de todos modos ten-
go la responsabilidad de una elec-
tion que, al comprometerme,
compromete a toda la humanidad
aun cuando ningun valor a prio-
ri determina mi election, estq no
tiene nada que ver con el capri-
cho; y si se cree encontrar aqui la
Election y acto teoria gideana del acto gratuito, es
gratuito de Gide. porque no se ve la enorme dife-
rencia entre esta doctrina y la de
Gide. Gide no sabe lo que es una
situation; obra por simple capri-

70
cho. Para nosotros, al contrario, el
hombre se encuentra en una situa-
tion organizada, donde esta el
mismo comprometido, compro-
mete con su election a toda la
humanidad, y no puede evitar ele-
gir: o bien permanecera casto, o
bien se casara sin tener hijos, o bien
se casara y tendra hijos; de todos
modos, haga lo que haga, es impo-
sible que no tome una responsa-
bilidad total frente a ese proble-
ma. Sin duda, elige sin referirse a
los valores preestablecidos,pero es
injusto tacharlo de capricho. Diga-
mos mas bien que hay que com-
parar la election moral con la Moral y estetica.
construction de una obra de arte.
Y aqui hay que hacer enseguida
un alto para decir que no se trata
de una moral estetica, porque
nuestros adversarios tienen tanta
mala fe que hasta esto nos repro-
chan. El ejemplo que elijo no es
mas que una comparacion. Dicho
esto, ,jse ha reprochado jamas a un
artista que pinta un cuadro el no

71
inspirarse en reglas establecidas a
priori? <;Se ha dicho jamas cual es
el cuadro que debe crear? Esta
bien claro que no hay cuadro defi-
nitive que hacer, que el artista se
compromete en la construction
de su cuadro, y que el cuadro por
hacer es precisamente el cuadro
que habra hecho; esta bien claro
que no hay valores esteticos a
priori, pero que hay valores que
se ven despues en la coherencia
del cuadro, en las relaciones que
hay entre la voluntad de creation
y el resultado. Nadie puede decir
lo que sera la pintura de manana;
solo se puede juzgar la pintura
una vez realizada. i Q u e relation
tiene esto con la moral? N o s o -
tros estamos en la misma situa-
tion creadora. N o hablamos nun-
ca de la gratuidad de una obra de
arte. Cuando hablamos de un
cuadro de Picasso, nunca decimos
que es gratuito; comprendemos
perfectamente que Picasso se ha
construido tal como es, al mismo

72
tiempo que pintaba; que el con-
junto de su obra se incorpora a
su vida.
Lo mismo ocurre en el piano La moral
de la moral. Lo que hay de comun existencialista.

entre el arte y la moral es que, en


ambos casos, tenemos creation e
invention. N o podemos decir a
priori lo que hay que hacer. Creo
haberlo mostrado suficientemen-
te al hablarles del caso de ese
alumno que me vino a ver y que
podia dirigirse a todas las mora-
les, kantiana u otras, sin encontrar
ninguna especie de indication; se
vio obligado a inventar el mismo
su ley. Nunca diremos que este
hombre que ha elegido quedarse
con su madre tomando como base
moral los sentimientos, la action
individual y la caridad concreta, o
que ha elegido irse a Inglaterra
prefiriendo el sacrificio, ha hecho
una election gratuita. El hombre El hombre elige
se hace; no esta todo hecho des- su moral.
de el principio, se hace al elegir su
moral, y la presion de las circuns-

73
tancias es tal que no puede dejar
de elegir una. N o definimos al
hombre sino en relation con un
compromiso. Es por lo tanto ab-
La eleccion surdo reprocharnos la gratuidad
110 es gratuita. de la eleccion.
En segundo lugar se nos dice:
no pueden ustedes juzgar a los
otros. Esto es verdad en cierta
medida, y falso en otra. Es verda-
dero en el sentido de que, cada vez
que el hombre elige su compro-
miso y su proyecto con toda sin-
ceridad y con toda lucidez, sea
cual fuere por lo demas ese pro-
yecto, es imposible hacerle pre-
El ferir otro; es verdadero en el sen-
existencialismo tido de que no creemos en el
y la n o t i o n
progreso; el progreso es un mejo-
de progreso.
ramiento; el hombre es siempre el
mismo frente a una situation que
varia y la eleccion es siempre una
eleccion en una situation. El pro-
blema moral no ha cambiado des-
de el momento en que se podia
elegir entre los esclavistas y los no
esclavistas, en el momento de la

74
guerra de Secesion, por ejemplo,
hasta el momento presente, en
que se puede optar por el M o u -
vement Republicain Populaire o
los comunistas.
Pero sin embargo se puede
juzgar, porque, como he dicho, El hombre se
se elige frente a los otros, y uno se elige en relation
con los otros.
elige a si frente a los otros. Ante
todo se puede juzgar (y este no es,
quizas, un juicio de valor, pero es
un juicio logico) que ciertas elec-
ciones estan fundadas en el error
y otras en la verdad. Se puede juz-
gar a un hombre diciendo que es
de mala fe. Si hemos definido la
situation del hombre como una
election libre, sin excusas y sin
ayuda, todo hombre que se refu-
gia detras de la excusa de sus
pasiones, todo hombre que inven-
ta un determinismo, es un h o m -
bre de mala fe.
Se podria objetar: pero £por
que no podria elegirse a si mismo La mala fe.
de mala fe? R e s p o n d o que no
tengo que juzgarlo moralmente,

75
pero defino su mala fe como un
error. En esto, no se puede esca-
par a un juicio de verdad. La mala
fe es evidentemente una menti-
ra, porque disimula la total liber-
tad del compromiso. En el mismo
piano, dire que hay tambien una
mala fe si elijo declarar que cier-
tos valores existen antes que yo:
estoy en contradiction conmigo
mismo si, a la vez, los quiero y
declaro que se me imponen. Si se
me dice: ^y si quiero ser de mala
fe?, respondere: no hay ninguna
razon para que no lo sea, pero yo
declaro que usted lo es, y que la
actitud de estricta coherencia es
la actitud de buena fe.Y ademas
puedo formular un juicio moral.
La libertad. Cuando declaro que la libertad
a traves de cada circunstancia con-
creta no puede tener otro fin que
quererse a si misma, si el hombre
ha reconocido que establece valo-
res, en el desamparo no puede
querer sino una cosa, la libertad,
como fundamento de todos los

76
valores. Esto no significa que la
quiera en abstracto. Quiere decir
simplemente que los actos de los
hombres de buena fe tienen como
ultima signification la busqueda
de la libertad como tal. U n hom-
bre que se adhiere a tal o cual sin-
dicato comunista o revolutiona-
r y , persigue fines concretos; estos
fines implican una voluntad abs-
tracta de libertad; pero esta liber-
tad se quiere en lo concreto. Que-
remos la libertad por la libertad
y a traves de cada circunstancia
particular. Y al querer la libertad La libertad ajena.
descubrimos que depende ente-
ramente de la libertad de los otros,
y que la libertad de los otros de-
pende de la nuestra. Ciertamen-
te la libertad, como definition del
hombre, no depende de los de-
mas, pero en cuanto hay c o m -
promiso, estoy obligado a querer,
al mismo tiempo que mi libertad,
la libertad de los otros; no pue-
do tomar mi libertad como fin
si no tomo igualmente la de los

77
otros como fin. En consecuencia,
La autenticidad. cuando en el piano de la autenti-
cidad total he reconocido que el
hombre es un ser en el cual la
esencia esta precedida por la exis-
tencia, que es un ser libre que no
puede, en circunstancias diversas,
mas que querer su libertad, he
reconocido al mismo tiempo que
no puedo menos de querer la
libertad de los otros. Asi, en nom-
bre de esta voluntad de libertad,
implicada por la libertad misma,
puedo formar juicios sobre los
que tratan de ocultar la total gra-
tuidad de su existencia, y su total
libertad. A los que se oculten
su libertad total por espiritu de
seriedad o por excusas c^etermi-
nistas, los llamare cobardes; a los
que traten de mostrar que su exis-
tencia era necesaria, mientras que
ella es la contingencia misma de
la aparicion del hombre sobre la
tierra, los llamare deshonestos.
Pero cobardes o deshonestos no
pueden ser juzgados mas que en

78
el piano de la estricta autentici-
dad. Asi, aunque el contenido de
la moral sea variable, cierta forma
de esta moral es universal. Kant
declara que la libertad se quiere a
si misma y quiere la libertad de
los otros. De acuerdo; pero el cree
que lo formal y lo universal son
suficientes para constituir una
moral. Nosotros pensamos, por el
contrario, que los principios de-
masiado abstractos fracasan a la
hora de definir la action.Todavia
una vez mas tomen el caso de Moral abstracta
aquel alumno: ,:en nombre de que, Y m o r a l

1 1 ' - • concreta.

en nombre de que gran maxima


moral piensan ustedes que podria
haber decidido con toda tranqui-
lidad de espiritu abandonar a su
madre o permanecer al lado de
ella? N o hay ningun medio de
juzgar. El contenido es siempre
concreto y por lo tanto impre-
visible; hay siempre invention. La
unica cosa que tiene importancia
es saber si la invention que se
hace, se hace en nombre de la li-

79
bertad. Examinemos, por ejem-
plo, los dos casos siguientes; veran
en que medida se parecen y sin
embargo se diferencian. Tome-
m o s El molino junto al Floss.2, E n -
El ejemplo contramos alii a una j oven, Mag-
de El molino gie Tulliver, que encarna el valor
junto al Floss.
de la pasion y que es consciente
de ello; esta enamorada de un j o -
ven, Stephen, novio de otra joven
insignificante. Maggie Tulliver, en
vez de preferir irreflexivamente
su propia felicidad, en nombre de
la solidaridad humana elige sacri-
El ejemplo
ficarse y renunciar al hombre que
de La Cartuja ama. Por el contrario, la Sanse-
de Parma. v e r i n a d e La Cartuja de Parma,
que estima que la pasion cons-
tituye el verdadero valor del hom-
bre, declararia que un gran amor
merece sacrificios; que hay que
preferirlo a la trivialidad de un
amor conyugal que uniria a Ste-
phen y a la joven tonta con quien
debe casarse; elegiria sacrificar a

3. Novela de 1860 de George Eliot.

80
esta y reaJizar su felicidad; y como
Stendhal lo muestra, se sacrifica-
ra a si misma en el piano apasio-
nado, si esta vida lo exige. Esta-
mos aqui frente a dos morales
estrictamente opuestas: pretendo
que son equivalentes; en los dos
casos, lo que se ha puesto como
fin es la libertad.Y pueden uste-
des imaginar dos actitudes rigu-
rosamente parecidas en cuanto a
los efectos: una joven, por resig-
n a t i o n , prefiere renunciar a su
amor; otra, por apetito sexual,
prefiere desconocer las relacio-
nes anteriores del hombre al que
ama. Estas dos acciones se pare-
cen exteriormente a las que aca-
bamos de describir. Son, sin em-
bargo, enteramente distintas: la
actitud de la Sanseverina esta mu~
cho mas cerca que la de Maggie
Tulliver de una avidez despreo-
cupada.
Asi ven ustedes que este segun-
do reproche es, a la vez, verdade-
ro y falso. Se puede elegir cualquier

81
cosa si es en el piano del libre com-
promiso.
La tercera objecion es la si-
Los valores guiente: reciben ustedes con una
existencialistas.
mano lo que dan con la otra: es
decir, que en el fondo los valores
no son serios, porque los eligen.
A eso contesto que me molesta
mucho que sea asi: pero si he su-
primido a Dios padre, es necesa-
rio alguien para inventar los valo-
res. Hay que tomar las cosas como
son.Y, ademas, decir que nosotros
inventamos los valores no signifi-
ca mas que eso: la vida no tiene
sentido, a priori. Antes de que
ustedes vivan, la vida no es nada;
les corresponde a ustedes darle un
sentido, y el valor no es otra cosa
que ese sentido que ustedes eli-
gen. Por esto se ve que hay la posi-
bilidad de crear una comunidad
El humanismo. humana. Se me ha reprochado el
preguntar si el existencialismo era
un humanismo. 4 Se me ha dicho:
4. El tenia anunciado de la conferencia era: «^Es
el existencialismo u n humanismo?)).

82
ha escrito usted en La nausea que
los humanistas estaban equivoca-
dos, se ha burlado de cierto tipo
de humanismo; ipor que volver
otra vez a lo mismo ahora? En rea-
lidad la palabra humanismo tiene
dos sentidos muy distintos. Por
humanismo se puede entender
una teoria que toma al hombre
como fin y como valor superior.
Hay humanismo en este sentido
en Cocteau, por ejemplo, cuando
en su relato La vuelta al mundo en
ochenta horas un personaje dice, al
sobrevolar en avion unas monta-
has: «E1 hombre es asombroso».
Esto significa que yo, personal-
mente, que no he construido avio-
nes, me beneficiare con estos
inventos particulares, y que podre
personalmente, como hombre,
considerarme responsable y hon-
rado por los actos particulares de
algunos hombres. Esto supone que
podriamos dar un valor al h o m -
bre de acuerdo con los actos mas
altos de ciertos hombres. Este hu-

83
manismo es absurdo, porque solo
el perro o el caballo podrian emi-
tir un juicio de conjunto sobre el
hombre y declarar que el hombre
es asombroso, lo que ellos no se
preocupan de hacer, por lo menos
que yo sepa. Pero no se puede
admitir que un hombre pueda for-
mular un juicio sobre el hombre.
El existencialismo lo dispensa de
todo juicio de este genero; el exis-
tencialista no tomara jamas al
hombre como fin, porque siem-
pre esta por realizarse.Y no debe-
mos creer que hay una humani-
dad a la que se pueda rendir culto,
a la manera de Augusto Comte. El
culto a la humanidad conduce al
humanismo cerrado sobre si, el de
Comte, y, hay que decirlo, al fas-
cismo. Es un humanismo que no
queremos.
El humanismo Pero hay otro sentido del hu-
existenciahsta. manismo que significa en el fondo
esto: el hombre esta continua-
mente fuera de si mismo; es pro-
yectandose y perdiendose fuera de

84
si mismo como hace existir al
hombre y, por otra parte, es persi-
guiendo fines trascendentales co-
mo puede existir; el hombre, sien-
do este rebasamiento mismo y no
captando los objetos sino con rela-
tion a este rebasamiento, esta en
el corazon y en el centro de este
rebasamiento. N o hay otro u n i -
verso que este universo humano,
el universo de la subjetividad
humana. Esta union de la trascen-
dentia, c o m o COnStitUtiva del La trascendencia.
hombre —no en el sentido de que
Dios es trascendente, sino en el
sentido de rebasamiento—, y de la
subjetividad, en el sentido de que
el hombre no esta encerrado en si
mismo sino presente siempre en
un universo humano, es lo que 11a-
mamos humanismo existencialis-
ta. Humanismo porque recorda-
mos al h o m b r e que no hay otro
legislador que el mismo, y que es
en el desamparo donde decidira
sobre si mismo; y porque mostra-
mos que no es volviendo hacia si

85
mismo, sino siempre buscando
fuera de si un fin que es tal o cual
liberation, tal o cual realization
particular, como el hombre se rea-
lizara precisamente en cuanto a
humano.
De acuerdo con estas reflexio-
Existencialismo nes se ve que nada es mas injusto
y ateismo. que las objeciones que se nos ha-
cen. El existencialismo no es otra
cosa que un esfuerzo por sacar
todas las consecuencias de una
position atea coherente. N o bus-
ca de ninguna manera hundir al
hombre en la desesperacion. Pero
si, como lo hacen los cristianos, se
llama desesperacion a toda actitud
de incredulidad, parte -de la deses-
Conclusiones peracion original. El existencialis-
mo no es tanto un ateismo en el
sentido de llegar a agotarse en
demostrar que Dios no existe. Mas
bien declara: aunque Dios exis-
tiera, esto no cambiaria; he aqui
nuestro punto de vista. N o es que
creamos que Dios existe, sino
que pensamos que el problema no

86
es el de su existencia; es necesario
que el hombre se encuentre a si
mismo y se convenza de que nada
puede salvarlo de si mismo, ni
siquiera una prueba valedera de la
existencia de Dios. En este senti-
do el existencialismo es un opti-
mismo, una doctrina de action,
y solo por mala fe, confundiendo
su propia desesperacion con la
nuestra, es como los cristianos
pueden llamarnos desesperados.

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