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Coleccion Estudios Cieplan Num14 PDF

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COLECCION

k NUMERO ESPECIAL

desocupación chilena:
diagnóstico, impacto social
COLECCION ESTUDIOS CIEPLAN NO 14 DOCUMENTO
SEPTIEMBRE DE 1984, pp. 145 a 154

DERECHO
AL
TRABAJO:
UNA
PROPUESTA
ESPECIFICA*

RENE CORTAZAR

El actual nivel de desempleo es inaceptable tanto desde el punto de vista ético


como político. Pero todos los indicadores señalan que es muy difícil volver a tasas
normales utilizando las herramientas convencionales. Este artículo propone como
salida mínima, además de un conjunto de medidas convencionales, un programa de
empleo garantizado que inicialmente sería para los jefes de hogar y posteriormente
para toda la población en edad de trabajar.
A medida que nos acercamos, tanto en Chile como en varios otros países de
América Latina, al ocaso de las experiencias neoliberales en lo económico y autori-
tarias en lo político, rebrotan los temas de las estrategias alternativas de desarrollo
y de la reconstrucción democrática.
En este contexto se enmarca el presente trabajo, dedicado a analizar uno de
los tantos problemas que deberán necesariamente ser considerados en la agenda de
los desafíos para el futuro: el del desempleo y subempleo generalizados.

DIAGNOSTICO

Al menos uno de cada cuatro trabajadores se encuentra desempleado o tra-


bajando por un sueldo misérrimo en el Plan del Empleo Mínimo. La desocupación
es cuatro veces más alta que la que conocimos en Chile en la década de los sesenta,
que era de alrededor de un bsb, y supera con creces a la que se observa hoy en los
demás países de América Latina. A ello habría que agregar el sustancial incremen-

* Este documento fue publicado en la revistaMensaje N‘J 332, septiembre de 1984 y constituye
una versión revisada de la sección II del artículo del autor. “Derechos labomles y desarrollo:
Desafíos y tensiones”, publicado en el libro de CIEPLAN. Reconstrucción Económica pam la
D@%XY&l.
146 RENE CORTAZAR

to del subempleoque seobservaa simplevista, por ejemplo, en la expansiondel co-


mercio ambulante, los “cuidadores de autos”y otros serviciossimilares,que no son
másque una forma evidente de desocupacióndisfrazada.
iPor qué hemos Llegadoa estosniveles tan altos de desempleo?La causase
encuentra, básicamente,en la lenta expansiónen el número de ocupacionesdurante
la última década.Ello, a su vez, seorigina en los diversoscambiosestructuralesocu-
rridos en el período, tales como la reducción del tamaño del sector público y en el
bajo nivel de crecimiento de la producción total en estaúltima década.En los sesen-
ta la producción del país creció en promedio a un 4,3 por ciento al año, mientras
que entre 1973 y 1983 ésta se expandió a un promedio anual de menosde un 1,S
por ciento, En promedio, en América Latina la producción total creció, en estemis-
mo lapso, en másde un 4 por ciento al año.
Estos dos factores explican que el número absoluto de empleoscayera entre
1973 y 1983. Lo anterior contrasta con el crecimiento promedio en la ocupación de
1,8 por ciento al ano, en la décadade los sesenta.
Resulta ilustrativo de lo que hemosseñaladoel siguienteejercicio. Si a partir
de 1973 el empleohubiera crecido a lastasasa que lo hizo en la décadade los sesen-
ta, existirían en Chile 750.000 empleosmásde los que hay en la actualidad. Y, por
lo tanto, la tasa de desempleosería probablementealrededor de 20 puntos másbaja
que la actual. Este es quizás un modo simple e ilustrativo de medir el “costo so-
cial” que han debido soportar los trabajadoresdurante esteperíodo.

LA REACTIVACION

La primera medida para enfrentar el desempleoen una situación recesivaco-


mo la actual es, naturalmente, reactivar la economía. Procesoque traerá aparejado,
seguramente,una mayor demandade bienesimportados en la forma de insumosin
termedios para la producción y de bienesde consumoy de capital. De allí que para
reactivar se requerirán divisascon que hoy el país no cuenta. Resulta, por lo tanto,
imprescindible renegociar la deuda externa en condicionesdiferentes a las actuales.
Sólo de esemodo será posible contar con un volumen de divisasadecuadocomo
para volver a poner al país en marcha’.
En todo caso, las estimacionesdisponiblesindican que siguiendoun proceso
de reactivación plena sería posible recuperar, en el mejor de los casos,alrededor de
400 mil empleos.Lo cual significaría, tanto por susefectos directos e indirectos, un
cambio de gran importancia enlas condicionesde vida de una proporción no despre-
ciable de los hogaresdel país. Dado que en 1983 existían alrededor de 1.lOO.OOO

’ En relación con lo anterior existe, por otra parte, una conciencia cada vez más generalizada,
tanto en Chile como en el resto del mundo de que las soluciones al problema de endeudamien-
to externo delospaíses en desarrollovan aser discutidas, crecientemente, a unnivelpolítico, con
una participación activa de los distintos gobiernos. No cabe duda que, en ese contexto, laper-
manen& del actual gobierno no hace más que dificultar las posibilidades de concertación con
otros países de América Latina, así como de que se lleve a efecto una rcnegociación exitosa. De
un modo análogo el retorno a un sistema democrático abre una serie de posibilidades de coope-
ración económica de parte de los gobiernos de los países industrializados, que se encuentran ve-
dadas para el actual régimen. Lo señalado en ningún caso significa que el solo retorno a un sis-
tema democrático vaya a resolver, automáticamente, el problema del excesivo endeudamiento
externo del país. Se haría, sin embargo, un poco menos difícil la resolución del “cuello de bo-
tella externo”, el que de todos modos opondrá enormes dlficultades al desarrollo futuro de
Chile durante al menos toda la próxima década.
DERECHO AL TRABAJO 147

trabajadores desocupados o subempleados en el Plan del Empleo Mínimo (PEM),


luego de la reactivación subsistirían en el país alrededor de 700 mil desempleados,

CRECIMIENTO Y POLITICAS DE EMPLEO

Para continuar con un escenario “optimista” supongamos que el producto


empieza a crecer, una vez concluida la reactivación, al mismo tiempo que en el pe-
ríodo de llamado “milagro económico” (1977-80), es decir, en alrededor de 8 por
ciento al año. Nuevamente una hipótesis muy improbable, dadas las restricciones al
volumen máximo de importaciones que enfrentará el país en el futuro debido a su
alto endeudamiento externo. En todo caso, si el empleo creciera a la misma tasa
anual de entonces, es decir, a algo menos de 3,5 por ciento, se crearían a partir de
dicha fecha alrededor de 130 mil empleos anuales. Como es probable que la fuerza
de trabajo crezca anualmente en más de 80 mil personas, el número de ocupaciones
que restarían para aquellos que hoy se encuentran desempleados sería de menos de
50 mil al año. Como iniciamos nuestro ejercicio, terminada la reactivación, con
más de 700 mil desempleados, podemos fácilmente darnos cuenta de que por este
camino tomaría muchísimos años hacer retornar la economía a una situación cer-
cana ala de pleno empleo.
El desempleo se ha convertido en Chile, como lo ilustra el ejemplo anterior,
en un problema que podríamos calificar de “estructural” en el sentido de que no se-
rá posible absorber, sólo vía reactivación y crecimiento económico, ni en el corto ni
en el mediano plazo, la mano de obra desocupada que se observa en la actualidad.
La comprobación anterior debe llevar, si se busca garantizar el derecho al tra-
bajo, a una discusión sobre políticas económicas encaminadas específicamente a in-
crementar el empleo. Parece fundamental destacar la necesidad imperiosa de reacti-
var la economía y estimular la inversión. Pero, como sehalamos recién, ello dista de
ser una solución al problema del desempleo. Necesitamos recorrer, además, el lista-
do de políticas convencionales para generar nuevas ocupaciones. Es larga la lista y
crucial la importancia que potencialmente tienen éstas que podemos denominar
“polfticas convencionales”. Sólo enumeraremos algunas: cambios en la composición
del gasto, estimulando aquellos sectores que utilizan con más intensidad la mano de
obra: subsidios a las contrataciones adicionales; políticas sectoriales; políticas de
ampliación de turnos; políticas que den acceso al sistema financiero y a los canales
de comercialización a empresas pequeñas y medianas, que están muchas veces mar-
ginadas y que son frecuentemente muy absorbedores de mano de obra, etc.
Todas estas políticas “convencionales” son también indispensables y su
importancia relativa ya ha sido discutida en otros trabajosa, que han comprobado
que una vez utilizadas todas ellas aún quedaría más de un 15 por ciento de la fuerza
de trabajo a la que no se le habría resuelto su problema de falta de empleo.
iQué hacer? iDecirles que tengan paciencia? iQue sólo es cosa de esperar
una década más para que vean superadas las situaciones que les afectan?
Tanto motivos éticos como políticos nos llevan a contestar negativamente
ya proponer un programa de empleo garantizado que en el mediano plazo asegure
por lo menos un empleo al salario mínimo para toda la población.

2 Ver, por ejemplo, Meller y Salimano(1983), “Desempleo en Chile: interpretación y políticas


económicas alternativas”, en Reconshucción Económica para la Democracia, CIEPLAN.
148 RENE CORTAZAR

Los motivos éticos por los cuales el desempleo persistente resulta inaceptable
son precisamente los que llevan a Juan Pablo II a considerar el “derecho al trabajo”
como probablemente ‘la clave” de toda la cuestión social,
Por su parte, la constatación del enorme daño que el desempleo ha traído a
las familias de bajos ingresos en estos años recientes en Chile, al tender a destruir el
núcleo familiar, generar mendicidad y prostitución infantil, alcoholismo, etc..., no
hace más que confirmar la importancia desde el punto de vista de la experiencia de
lo que se nos plantea como un imperativo moral.
Pero también desde el punto de vista político, si se pretende concitar un apo-
yo mayoritatio, creemos que es fundamental enfrentar el desempleo en forma inme-
diata y frontal.
A su vez, cualquier estrategia de desarrollo alternativa lleva aparejado un con-
junto de valores que conforman el “ethos social” que se busca promover. Es muy
probable, y altamente deseable, que una nueva estrategia de desarrollo alternativa a
la actual, busque sustituir la ética del “consumismo” exagerado e individualista por
la ética del trabajo y la solidaridad. Sm embargo, dicho intento contendrá un ger-
men de contradicción interna e impondrá una gran frustración sobre una parte de la
población si, junto con otorgarse una mayor valoración al trabajo y la solidaridad,
no se garantiza el derecho al trabajo y, por su intermedio, la oportunidad de que to-
dos puedan contribuir ala tarea colectiva de la nación.
Por último, desde otro punto de vista, creemos que garantizar los derechos la-
borales, es decir, el derecho al trabajo, el derecho a un nivel de vida digno y estable
y el derecho a la participación laboral, es una precondición no sólo para el éxito de
una estrategia de desarrollo alternativa. sino que, en términos más fundamentales,
para la misma consolidación de un nuevo sistema democrático.
La estabilidad de la democracia exige que los sectores mayoritarios de la po-
blación se beneficien de sus frutos.

UN PROGRAMA DE EMPLEO GARANTIZADO

Sugerir un Programa de Empleo Garantizado para enfrentar una situación de


desocupación que ya se ha transformado en un problema que podríamos calificar
de “estructural” supone, como casi cualquier otra proposición de política econó-
mica, escoger entre una serie de opciones, muchas de las cuales son claramente dis-
cutibles. Sin embargo, no tenemos escapatoria. Algún grado de subjetividad es ine-
vitable, consustancial ala artesanía del diseño de políticas económicas.
Visualizamos este programa como uno que, inicialmente, busque asegurar
un salario mínimo a los jefes de hogar, para con el tiempo hacerlo extensivo a toda
la población en edad de trabajar. En las familias de menores ingresos hay, en prome-
dio, más de 1,5 perceptores por hogar, de manera que esto significaría asegurar, en
promedio cuando el programa se hubiera hecho extensivo a toda la población en
edad de trabajar, un ingresomínimo familiar equivalente a 1,5 vecesel salariomíni-
mo.
No es ni con mucho la etapa final, y ni siquierauna etapamuy avanzada, de
un proyecto de desarrollo nacional. Pero sí creemosque constituiría un paso muy
significativo para asegurara toda la población un “piso” que posibilite un grado
mayor de dignidad. Mayor dignidad pard los jefes de hogar que hoy son víctimas
de todos los efectos destructivos, tanto personalescomo familiares del desempleo
prolongado; para los jóvenes pobladores, que han debido sufrir tasasde desempleo
DERECHO AL TRARAJO 149

altísimas desde hace ya muchos afíos;y para lainmensa masa de subempleados (ven-
dedores ambulantes, cuidadores de autos y tantos otros), que deambulan por las
calles céntricas de Santiago y de muchas otras ciudades del país.
Se trata, en síntesis, de volver a partir del peldaño más bajo, de la base misma
de la pirámide de las necesidades. De la base misma de la pirámide de los derechos.
¿Y en qué se diferenciaría el Programa de Empleo Garantizado del programa
de emergencia, llamado Plan del Empleo Mínimo (PEM), que se ha venido aplicando
en Chile desde hace ya más de ochos años?
En primer lugar, este programa no debería considerarse sólo un programa de
empleo, sino que, muy principalmente, un gran esfuerzo de inversión en capacita-
ción laboral. El desempleo prolongado, como el que ha caracterizado ala economía
chilena durante los últimos nueve años, termina por destruir las calificaciones gene-
rales y las calificaciones específicas de un porcentaje muy significativo de la fuerza
de trabajo.
Llamamos calificaciones generales a los hábitos y costumbres de la fuerza la-
boral, tales como la costumbre de relacionarse con aparatos burocráticos, costum-
bre de cumplir una jornada de trabajo, hábito de puntualidad, sentido de esfuerzo
y superación, etc. Todos estos hábitos y costumbres que son una precondición para
el trabajo productivo eficaz son destruidos o deformados por la experiencia del
desempleo prolongado3
Las calificaciones específicas son aquellas que son útiles para la efectividad
del trabajo en una determinada empresa. Por ejemplo, el grado de conocimiento que
se tenga de la maquinaria de una empresa específica, de su reglamentación interna,
de sus modalidades particulares de trabajo, etc. Estas calificaciones específicas
normalmente sólo pueden ser adquiridas trabajando en la empresa en cuestión.
Proporcionar calificación a la fuerza laboral desocupada es uno de los aportes
más significativos que este programa podría hacer a una estrategia de desarrollo al-
ternativa.
De lo dicho en los párrafos anteriores se infiere que sería conveniente, desde
el punto de vista del desarrollo futuro, que parte de la fuerza de trabajo ocupada en
dicho programa fuera empleada por empresas del sector privado. De este modo,
ellas irían entrenando desde hoy la mano de obra que van a ocupar en sus tareas
productivas habituales en los años venideros’. Sería, sin duda, una contribución
al proceso de inversión en capital humano. Por otra parte, al absorber el sector pri-
vado un cierto porcentaje de la fuerza laboral desocupada, disminuiría la excesiva
presión sobre la estructura administrativa del Estado encargada de la implementa-
ción de programas de este tipo
De allí que sugiramos un esquema mixto, con parte de los ocupados del pro-
grama en el sector público y parte en el sector privado.
La segundadiferencia con el PEM es que el programa propuesto no debería
ser concebido como un programa transitorio ni visualizado por los distintos secto-
res socialescomo tal. Hay evidencia empíricas que sugiereque cuando los progra-

’ Lira, E. y E. Weinstein (1981), “Desempleo y da% psicológico”, Revista Chilena de Psicolo-


gía, Vol. IV, NO 2.
4 Lo mismo ocurriría al menos con una parte de los empleos que se oírecieran en el sector pú-
blico.
5 PREALC (1983), “Los programas especiales de empleo: algunas lecciones de la experiencia”,
Dmumento de trabajo N‘J 255, abril; Chacón B., “El plan de empleo de emergencia de Pana-
má”, Panamá, 1980, mimeo.
150 RENE CORTAZAR

mas de este tipo son vistos como de “emergencia” o transitorios, los trabajadores y
los empleadores desarrollan un tipo de relación y de trabajo que dafia la productivi-
dad y dificulta la capacitación. Tampoco debiera este programa ser concebido como
uno transitorio simplemente porque, como hemos enfatizado más arriba, el proble-
ma del desempleo masivo en Chile no podrá ser resuelto en el corto plazo por las
políticas convencionales. Pasaránmuchos años antes de que dichas políticas sean
capaces de absorber el exceso de oferta de mano de obra que existe en el país en
la actualidad. Por último, aun si las tasas de desempleo volvieran con el tiempo a
lo que eran sus niveles históricos seguiría justificándose la permanencia, aunque
con un número mucho más reducido de inscritos, de un programa de empleo ga-
rantizado del tipo del propuesto. Seguiría siendo necesario desde un punto de vis-
ta ético y político garantizar, al menos, el derecho a un trabajo, a un salario míni-
mo, a la población que no puede encontrar empleo ni siquiera en presencia de ta-
sas reducidas de desocupación.
Una tercera distinción radica en que el programa propuesto postula cancelar
a los adscritos una remuneración no inferior al salario mínimo legal, en circunstan-
cias de que quienes laboran en la actualidad en el PEM perciben un tercio de ese
monto. Debe, además, cumplirse con las imposiciones previsionales y cancelarse las
asignaciones familiares, de movilización, etc..., de modo tal que este empleo tenga
el carácter y sea percibido como una ocupación “normal” por el trabajador.
Una cuarta diferencia radica en el fuerte grado de integración que se postula
crear entre este programa y el resto de la estrategia de desarrollo alternativa. El
PEM ha sido, en la práctica, un apéndice incómodo del modelo de desarrollo im-
plantado en Chile. De allí el escaso interés que a él y a su productividad le ha pres-
tado la autoridad económica. De allí también la escasa dignidad de la que se lo ha
revestido. Los que participan en el PEM tienden a percibirlo como un auxilio de ce-
santía, porque son tratados como si lo fuera y no como un instrumento eficaz para
colaborar, responsablemente, en la gran tarea colectiva del desarrollo nacional.
Por último, se necesita aumentar fuertemente la proporción de mandos me-
dios, técnicos y profesionales dentro de los equipos de trabajo, en relación con lo
que ha ocurrido con el PEM. Aparte de que con ellos se contribuiria a reducir la
dramática situacibn de desempleo de los grupos medios, técnicos y profesionales,
sólo con el concurso de estos trabajadores sería posible asegurar niveles altos de
eficiencia en la selección de proyectos, control de calidad y productividad en gene-
ral. Unicamente de esta manera sería posible integrar el programa al resto de la
estrategia de desarrollo del país y otorgarle, por esa vía, un mayor nivel de digni-
dad. También a este respecto existe abundante evidencia empírica en diversos
países en cuanto a la importancia de los aspectos organizativos y administrativos
para el éxito de programas de este tipo. Uno de los nexos más importantes entre
el programa propuesto y el resto de la estrategia de desarrollo se daría a través del
proceso de capacitación laboral, al cual hicimos mención más arriba.

ESTRUCTURA ADMINISTRATIVA Y RECURSOS INVOLUCRADOS

Resulta muy difícil prever el número exacto de personas que se inscribirían


en un programa de empleo garantizado que asegura primero un salario mínimo a
los jefes de hogar, para luego ir haciéndose extensivo a toda la población en edad
de trabajar. Sin embargo, es posible estimar un rango o un orden de magnitud del
total de posibles inscritos en un programa de este tipo, bajo sus distintas modali-
DERECHO AL TRABAJO 151

dades; y, por tanto, del costo en materia de salarios involucrado en esta proposi-
ci6n6,
Para computar el costo financiero total del.programa habría que agregar, al
costo de los salarios, la necesidad de recursos materiales, mandos medios, técnicos
y profesionales. A modo de referencia, cabe señalar que el PEM ha operado con sig-
nificativamente menos de un 20 por ciento de “otros costos”, por sobre los pagos
salariales a los adscritos.
Dado el énfasis que hemos puesto en integrar el Programa de Empleo Garan-
tizado con los demásaspectosde la estrategiade desarrollo,y la importancia que
para su eventual éxito tendrían en los aspectosorganizadosy administrativos, con-
sideraremosen nuestrosejercicios un 50 por ciento de “recargo” por concepto de
materiales, sueldosprofesionalesy técnicos, por sobre los salariosque se paguen
directamente a los beneticiarios7. Sobre la base de estossupuestos,nuestrasesti-
maciones sugieren que el costo del programa significaría, en su primer año, al
abrirse inscripcionessólo para los jefes de hogar, algo menosde un 3 por ciento del
ingreso nacional. Si el salario mínimo vigente al momento de aplicarseesteprogra-
ma es un 20 por ciento superior al actual, el costo anual por trabajador contratado
en el Programa de Empleo Garantizado, incluyendo el 50 por ciento de “recargo”
por concepto de materiales, sueldosde profesionalesy técnicos así como de otros
costos administrativos, alcanzaría aproximadamente 130.000 pesos.Con lo cual
el costo total del programa llegaría, en su primer tio, a cerca de 500 millones de
dólares. De esta cifra una parte ya esta siendo gastadapor el Estado, a través del
financiamiento del POJH. A medida que la economía fuesecreciendo, esperaríamos
que, por este concepto, el costo total se fuera reduciendo en forma paulatina.
En cambio, el ir extendiendo la posibilidad de acceso al programa al resto
de la población en edad de trabajar haría que seincrementara su costo. El resultado
neto de estasdos fuerzas contrapuestasdependeríabásicamentede la tasade creci-
miento económico y de su composición, del resto de laspolíticas de empleoque se
apliquen y de la velocidad con que se extienda la cobertura del programa. Si bien
la disponibilidad de recursos con que cuente el Estado debería ir graduando la
amplitud de la cobertura de éste, se trata de garantizar, en mediano plazo, un
empleo a un salariomínimo a toda la población en edad de trabajar.
LDe dónde obtener el finandamiento para este programa?Las fuentes posi-
bles son múltiples: recaudaciónpor mayoresaranceles;restablecimientodel impues-
to patrimonial y del impuesto a las gananciasde capital; tributación a la renta de
los hogaresde mayores ingresos;déficit del sector público, en el que seránecesario
incurrir para posibilitar una reactivación económica. Podríamos seguir. Pero puede
resultar másútil realizar algunascomparaciones.
El costo anual de este programa,si bien resultaría muy significativo en térmi-
nos absolutos,sería menor que el que le significó al Estadola Reforma Previsional.
Para llevar ésta a la práctica, como sesabe,seindujo a los trabajadoresa trasladarse
a las AFP, restándole de este modo ingresosal sector público, mientras el Estado
debía seguir pagando las pensionesy jubilaciones al sector pasivo. Estos menores

6 Supondremos que, en una primera etapa,. se inscriben 400 mil jefes de hogar, lo cual constitu-
ye, probablemente, una fuerte sobrestimacmn del número total de potenciales inscritos. A este
aspecto nos referimos con más detalle en el trabajo que sirve de base B este artículo.
’ Una estimación de porcentajes de “recargo” sobre el costo de la mano de obra necesario en
diferentes proyectos, se entrega en PREALC (1983), “Los programas especiales de empleo: al-
gunas lecciones de la experiencia”, Documento de Trabajo NO 225, abril.
152 RENE CORTAZAR

ingresos del Estado han representado cada año aproximadamente un 3 por ciento
del ingreso nacional. Otro ejemplo: el subsidio que otorgó el Estado en 1982 y
1983 a los particulares, luego de la devaluación, con la creación del dólar “preferen-
cial”, significó alrededor de un 2,s por ciento del ingreso nacional de cada año.
Además de los problemas de fmanciamiento, resulta fundamental estimar los
posibles efectos de un programa de este tipo sobre otros aspectos, tales como el
ahorro, las importaciones, el nivel de actividad y la tasa de inflación. Con respecto
al ahorro, el impacto sobre éste será dependiente del modo como se obtengan los
recursos, así como del tipo de actividades que se ejecuten con el programa. Supon-
gamos, a modo de ilustración, que la forma de financiamiento significa que en la
práctica el programa se traduce en una redistribución de un 3 por ciento del ingreso
nacional desde el 20 por ciento de hogares más ricos (por una mayor tributación)
al 20 por ciento de hogares más pobres (los beneficiarios) del país. Aun si supone-
mos que existe una fuerte tendencia a ahorrar en el quintil más rico, que los bene-
ficiarios del programa gastan todo su ingreso en bienes de consumo, y que las acti-
vidades de éste no tienen ningún componente de inversión’, la tasa de ahorro na-
cional variará en no más de un 1 por ciento del ingreso nacional’. LY cuál sería el
impacto de este menor ahorro sobre el crecimiento? Si antes del nuevo impuesto la
economía iba a crecer en, digamos, 6 por ciento al año, luego del nuevo impuesto
lo haría en mas de 5,s por ciento sn~al’~.
Por otra parte, con referencia a las importaciones, lo más seguro es que la
transferencia de ingresos descrita en el párrafo anterior ayudaría a disminuirlas.,
al ser mayor la tendencia a importar que exhiben los sectores de altos ingresos.
Respecto al modo en que un programa de este tipo podría afectar al nivel de
actividad general del país, cabe la siguiente interrogante. iHasta qué punto la im-
plantación de este programa lleva a que se ocupe en él mano de obra que estaba la-
borando en otros sectores productivos, con la consiguiente caída del producto to-
tal? Nada de esto debiera suceder con respecto a los asalariados, ya que los que es-
tán ocupados como tales percibirían, supuestamente, ingresos en ningún caso infe-
riores a un salan0 mínimo. Sin embargo, es posible que algunos trabajadores por
cuenta propia, que se debaten en una situación de crónico subempleo, dejen sus ac-
tividades “normales” para integrarse al Programa de Empleo Garantizado. Estima-
ciones preliminares nos sugieren que la menor producción por este concepto afecta-
ría a significativamente menos de un 1 por ciento del ingreso del país. Menor pro-
ducción que debería resultar más que compensada por la mayor actividad que sur-
piría de las tareas productivas ejecutadas a través del mismo Programa.
Por último, el impacto sobre la tasa de inflación. En gran parte la respuesta
a este punto dependerá del modo particular en que se financie el programa. Por
ejemplo, si su financiamiento proviene de una mayor tributación, y dados los órde-
nes de magnitud envueltos, no debiera observarse un repunte inflacionario por este
concepto.

’ En la medida que el programa realiza, por ejemplo, actividades en el ásea de obras públicas,
ya tiene un componente de inversión.
’ Supusimos que la diferencia, en términos absolutos, entre la tasa marginal B ahorrar del 20
por ciento más rico y del 20 por ciento más pobre de la población es de 30 por ciento.
Io Hemos hecho el cálculo bajo el supuesto de que se trata de una economía cerrada con pleno
empleo, con una tasa de ahorro inicial de 20 por ciento y con una tasa de rentabilidad social del
capital de 20 por ciento.
DERECHO AL TRABAJO 153

CONCLUSIONES

En los párrafos precedentes hemos tratado de ilustrar las enormes dificultades


que deberá enfrentar cualquier intento por resolver el problema del altísimo desem-
pleo que caracteriza desde hace anos a la economía chilena y que se ha agudizado
enormemente en el período reciente. Reactivación, crecimiento y políticas de em-
pleo convencionales serán todos necesarios aunque insuficientes como para resolver
en un tiempo prudencial la aguda falta de oportunidades de trabajo. Adicional-
mente se requerirá diseñar programas especiales de empleo. En estas páginas hemos
perfilado una alternativa que hemos denominado “programa de empleo garantiza-
do”.
A todos nos gusta escuchar que con la vuelta de la democracia se resolverán
a corto plazo los enormes problemas y tensiones que desgarran al país, Como que-
da gratkado en estas paginas, apropósito del problema del desempleo, la verdad es
desgraciadamente otra. Con la vuelta a la democraciarecuperaremosla dignidad de
nuestro pueblo y la participación social. Y espor esoque la necesitamoscon tanta
urgencia. Pero el futuro no seráfácil.
Es necesarioque vayamos, desdeya, desarrollando en el país una sicología
de “postguerra”. Al igual que si hubiera habido una guerra, sedestruyeron durante
la última década un sinnúmero de empresas,caminos y puertos. Se deterioró la
calidad de nuestra vida hasta límites insospechados.Se resquebrajaronmuchas de
nuestras instituciones más fundamentales. No debiéramossorprendemos,por lo
tanto, de que una vez reactivada la economía no contemos con un número suticien-
te de fuentes de trabajo como para darle un empleo “normal” a todos los que lo ne-
cesitan, y de que se requieran solucionesno convencionalespara desafíosinéditos.
Solucionesque deben partir por reconocer la difícil realidad del presentey sacudir-
se de los prejuicios y las respuestas“convencionales” a las que nos habituamosen
el pasado.
LIBROS*

RECONSTRUCCION ECONOMICA PARA LA DEMOCRACIA.


Investigadores de CIEPLAN, Editorial Aconcagua, Santiago, 1983. 2a ed.

RELACIONES FINANCIERAS EXTERNAS. SU EFECTO EN LA ECONOMIA LATINO-


AMERICANA.
Ricardo Ffrench-Davis (Cd.), Fondo de Cultura Económica-CIEPLAN, México, 1983.

LATIN AMERICAN EXPERIMENTS IN NEO-CONSERVATIVE ECONOMICS


Alejandro Foxley, University of California Press, California, 1983.

EL MODELO ECONOMICO CHILENO: TRAYECTORIA DE UNA CRITICA.


Investigadores de CIEPLAN, Editorial Aconcagua. Santiago, 1982.

HACIA UN NUEVO ORDEN ECONOMICO INTERNACIONAL: TEMAS PRIORITARIOS


PARA AMERICA LATINA.
R. Ffrench-Davis y E. Tironi (eds.), Fondo de Cultura Económica-CIEPLAN, México, 1981.
Versión en inglés: Latin America ond the NrwInternationalEconomicOrder, MacMillan Press,
Londres, y St. Martin’s Press, Nueva York, 1982.

INTERCAMBIO Y DESARROLLO?
Ricardo Ffrench-Davis (ed.),Fondo de Cultura Económica, México, 1981.2 v.

LAS DESIGUALDADES ECONOMICAS Y LA ACCION DEL ESTADO.


A. Foxley, E. Aninat y J. P. Arellano. Fondo de Cultura Económica, México, 1980.
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ECONOMIC STABILIZATION IN LATIN AMERICA: POLITICAL DIMENSIONS.


A. Foxley y L. Whitehead (eds.), número especial de World Development, noviembre 1980.

DISTRIBUCION DEL INGRESO EN AMERICA LATINA.


Oscar Muñoz (ed.), El Cid Editor, Buenos Aires, 1979.

ECONOMIA INTERNACIONAL: TEORIAS Y POLITICAS PARA EL DESARROLLO.


Ricardo Ffrench-Davis, Fondo de Cultura Económica, México, 1979.

SALUD PUBLICA Y BIENESTAR SOCIAL.


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ESTRATEGIA DE DESARROLLO Y MODELOS DE PLANIFICACION.


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DISTRIBUCION DEL INGRESO.


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EL COBRE EN EL DESARROLLO NACIONAL.


R. FfrenckDavis y E. Tironi (eds.), Ed. Nueva Universidad, Universidad Católica de Chile,
1974.

POLITICAS ECONOMICAS EN CHILE 1952-709


Ricardo Ffrench-Davis. Ed. Nueva Universidad, Universidad Católica de Chile, 1973

PROCESO A LA INDUSTRIALIZACION CHILENA


Oscar Muñoz (ed ), Ed Nueva Universida4 Universidad Católica de Chile, 1972

* Algunos de estos libros no corresponden a investigaciones realiTadas en CIEPLAN. Son libros


en los cuales investigadores de CIEPLAN han sido ya sea autores o editores.
‘Agotado
COLECCION ESTUDIOS CIEPLAN

NO 1. JULIO DE 1979O

“Inflación con recesión: las experiencias de Brasil y Chile”.


Alejandro Foxley. Reproducido en World Development, noviembre 1980, y en El Trimestre
Económico N” 188, octubre 1980.
“Pequeña industria y estructura productiva en América Latina”.
P. MeIIer y 0. Muñoz.
“La inversión fIIanciera externa: el caso de Chile, 1974-78”.
J. E. Herrera y J. Morales.
“Política arancelaria, empleo e integración económica”.
Ricardo Ffrench-Davis.

No 2. DICIEMBRE DE 1979

“Las experiencias cambiar& en Chile: 196579”.


Ricardo Ffrench-Davis. Reproducido en J. WiIliamson (ed.), Exhonre rate rules, MacMillan
Press, Londres, 1981.
“Políticas de estabilización y sus efectos sobre el empleo y la distribución del ingreso: una
perspectiva latIoamericana”.
Alejandro Foxley. Reproducido en W. Cline y S. Weintraub (eds.), Stabilization policies in
developin~counnies. Brookings Institution, Washington D.C., 1981.
“Políticas gubernamentales contra la pobreza: el acceso a los bienes y servicios básicos”.
Ernesto Tironi.
“La evolución del empleo en Chile: 1974-78”
P. Meller, R. Cortázar y J. ManhaIl. Reproducido en Lutin Ameritan Resemch Review, val.
XVI,N”2,1981.

No 3. JUNIO DE 19130

“Distribución del ingreso, empleo y remuneraciones reales en Chile, 1970-78”.


René Cortáza.
“El rol de las empresas transnacionales en Ia generación de empleo industiial en América
Latina”.
P. MeIIer y A. Mizala. Reproducido en World Devclopment. val. 10. NO 2, febrero 1982.
“Estado, ideología y políticas económicas en Chile: 1973-78”.
T. Moulian y P. Vergara. Reproducido en RevistaPesquisa e Planejamentq Río de Janeiro val.
ll, No 2, agosto 1981; y en Bitar, S. (comp.) Chile: liberalismo económico y dictadura política.
I.E.P., América Problema, Lima No 11, marzo 1980.
“Dinámica de los mercados de trabajo y distribución del ingreso en América Latina”.
Víctor Tokman.

ND 4. NOVIEMBRE DE 1980.

“Hacia una economía de libre mercado: Chile, 197479”.


Alejandro Foxley. Reproducido en Journol of Development Economics. val. 10, No 1, febxro
1982, yen Desarrollo Económico, No 81, Buenos Aires, abril 1981.
“Liberalización de importaciones: Ia experiencia chilena en 1973.79”.
Ricardo Ffrench-Davis. Reproducido en Working Paper N” 67, The Wilson Center, Washington

’ Agotado.
LISTA DE PUBLICACIONES 157

D.C., versión actualizada 8 1982 en A. y S. Valenzuela, (eds.) Chile under military rule, John
Hopkins, en prensa.

“Apertura externa y desarrollo industrial en Chile: 1974-78”.


Pilar Vergara. Reproducido en Desan- Económico, val. 20, No 80, Buenos Aires, enero-mar-
zo 1981.

“Sistemas alternativos de seguridad social: un análisis de la experiencia chilena”.


José Pablo Arellano.

“Indice de precios al consumidor en Chile: 1970-78”.


R. Cortázar y J. Marshall.
NO 5. JULIO DE 1981’

“Apertura financiera externa: la experiencia chilena 1973-80”.


R. Ffrench-Davis y J. P. Arellano. Reproducido en R. Ffrench-Davis (ed.) Relocionesfinoncieras
exrernos. Su efecto en la economia latinoamericana. Lectura No 47, Fondo de Cultura
Económica, México, 1983.

“El gasto público en Chile: 1969-79”


Jorge Mushall.

“Naturaleza rural-urbana y patrones geográficos de la migración interna’:


Dagmar Raczynski.

“Las transformaciones de las funciones económicas del Estado en Chile bajo el régimen
militar”.
Pilar Vergara.

Documentos

CONFERENCIAS INTERNACIONALES

“Las relaciones Norte-Sur y su impacto en América Latina”.


Exposiciones de los Sres. Iván Head, Eduardo Frei y Gabriel Valdés.

“El modelo colombiano de desarrollo: 1958-80”


Rodrigo Botero.
Ne 6. DICIEMBRE DE 1981
“Elementos para el análisis de la reforma previsional”.
José Pablo Arellano. Reproducido en El Trimesfre Económico No 195.1982.

“ iPor qué cae la tasa de mortalidad infantil en Chile’?”


D. Raczynski y C. Oyarzo.
“ iCuál ha sido la tasa real de crecimiento en los años recientes? Una nota acerca de las cifras de
producción de la agricultura chilena en el período 1975.79”.
Lowell Jarvis.

“Nuevas formas de inestabilidad externa en América Latina: fuentes, mecanismos de transmi-


sión y políticas”.
Ricardo Ffrench-Davis. Reproducido en M. Syrquin y S. Teitel (eds.), Trade, technology, equity
and development, Academic Press, Nueva York, 1982.

“El gasto público social y sus beneficiarios en América Latina”.


losé Pablo Arellano.
158 LISTA DE PUBLICACIONES

Dommenios \
“La economía chilena: al8unos temas del futuro”.
Alejandro Foxley. Reproducido en Revista Hqy, No 221, octubre 1981.
“Problemas y opciones del modelo económico”.
Patricio Meller. Reproducido en Revista Mensaje No 304, noviembre 1981

NO 7. MARZO DE 1982. NUMERO ESPECIAL

“Experimentos neoliberales en América Latina”.


Alejandro Foxley.
Versión en inglés, Lalin Ameritan experimenis in neo-conservorive economics, University of
California Press, California, 1982.

No 8. JULIO DE 1982

“Etica y ciencias sociales: una tensión permanente”


Albert Hiwhman.
“Crecimiento y desequilibrios en una economía abierta: el caso chileno, 1976.81”.
Oscar Muñoz.
“Del milagro a la aisis: algunas reflexiones sobre el momento económico”.
J. P. Arellano y R. Cortázar.
“Dzterminantes del éxodo rural: importancia de factores del lugar de origen, Chile, 196570”.
Dagmar Raczynski.
“Desarrollo político y Estado de compromiso, desajuste y crisis estatal en Chile”
Tomás Moulian.
Documento
“Cinco lecciones de la crisis actual”.
Alejandro Foxley. Reproducido enRevista Hoy No 248, abril 1982.

NO 9. DICIEMBRE DE 1982
“El experimento monetarista en Chile: una síntesis crítica”.
Ricardo Ffrench-Davis. Reproducido en Problemes d’rlmerique Lahe, No 66, París, diciembre
1982; Desarrol20 económico No 90, Buenos Aires, septiembre 1983; I CE No 601, Madrid,
septiembre 1983; World Development No 11, Oxford, noviembre 1983 y enAnalysen No 113,
Boon, diciembre 1983.
“Políticas de vivienda popular: lecciones de la experiencia chilena”.
José Pablo Arellano.
“Las diferencias (económicas) entre el mercado de trabajo y el mercado de las papas”
Patricio Meller.
“La economía mixta como camino al pleno empleo: lecaones de un cuarto de siglo”.
Oscar Muñoz.
“Algunas condiciones para una democratización estable: el caso de Chile”.
Alejandro Foxley. Reproducido en Revista Mensaje @ 316, enero-febrero 1983, y Revista
Memoje No 317, marzo-abril 1983.

No 10. JUNIO DE 1983.


“Reformas en el sector salud: diálogos y debates”.
Dagmax Raczynski.
“Políticas de reajustes y salarios en Chile: 1974-82”.
René Cortázar.
LISTA DE PUBLICACIONES 159

“Características de la tecnología de las filiales manufactureras norteamericanas”.


Patricio Mella.
“Estrategia de desarrolla económico: una reevaluación”.
Albert Hiischman.

“Consensos, disensos y conflictos en el espacio democrátic~popular”.


Aníbal Pinto.

“Una reflexión crítica en torno al modelo económico chileno”.


Patricio Mella. Reproducido en Revista Hoy, No 305, mayo 1983, y Revista Mensaje p 316,
enero-febrero 1983.

No 11. DICIEMBRE DE 1983

“De la liberalización ala intervención: el mercado de capitales en Chile 197483”.


José Pablo Arellano.
“Indicadores líderes de recesión y expansión económica”.
M. Mace1 y P. Mella.
“Salarios nominales e inflación: Chile 1974.82”.
René Cortázar
“El problema de la deuda externa y la apertura financiera en Chile”.
Ricardo Ffrench-Davis. Reproducido en M. Wionczek (ed.), Politics and economic, of ~atin
,4m~cm1 Indebtedness. Westwiew Press, en prensa.

“Factores determinantes de los precios internos de bienes transables en Chile.


Felipe Morandb

“Un programa de estabilización para Brasil”


Rudiger Dornbusch.

No 12. MARZO DE 1984. NUMERO ESPECIAL

“Perspectivas históricas de la economía chilena: del siglo XIX ala crisis del 30’:
Editor: Oscar Muñoz

Introducción
Oscar Muñoz

“Sugerencias para un enfoque del siglo XIX”.


Sergio Villalobos R.

“La economía chilena entre 1830 y 1930: sus limitaciones y sus herencias”.
Carlos Hurtado R. T.

“Chile 1914.1935: De economía exportadora a sustitutiva de importaciones”.


3. Gabriel Palma

“Políticas reactivadoras y recesión extcrna: Chile 1929-1938”.


Manuel Marfán

“El precio de la ortodoxia”.


Ricardo Lagos E.

“Flementos útiles e inútiles en la literatura económica sobre recesiones y depresiones”.


Patricio Mella
160 LISTA DE PUBLICACIONES

NO13. JUNIODE 1984

“La difícil salida al problema delendeudamiento interno”.


José Pablo Arellano,

“Una evaluación de la nueva reforma tributaria”.


Manuel Marfán.

Comportamiento de las exportaciones e importaciones en Chile. Un estudio econométrico”.


José de Gregorio
“lndice de precios externos: Un indicador para Chile de la inflación internacional, 1950-83”.
Ricardo Ffrench-Davis.

“Grupos vulnerables en situaciones recesivas El caso de los niños y jóvenes en Chile”.


Alejandro Foxley y Dagmar Raczynsky.

Síntesis Estadística
LISTA DE PUBLICACIONES 161

SERIEESTUDIOSCIEPLAN

No 1. “Políticas de empleo en economías heterógeneas” ‘.


A. Foxley y 0. Muñoz, %ptiembre 1976 (37 pgs.). Publicado en Journal Of
Development Studks, “Redistribution of consumption: effects on production and
employment”. Londres, val. 12, No 3, abril 1976, y en El ~.lmesbeEcondmfcO NO
172. Octubrediciembre 1976.
No 2. “Promoción de exportaciones y desarrollo nacional’“.
R. Ffrench-Davis y 1. Piiera, septiembre 1976 (42 pgs.).
No 3. “Redistribución del patrimonio y erradicación de la pobreza”‘.
A. Foxley, E. Aninat y J. P. Arellano. octubre 1976 (70 pgs.). Publicado en E/
Trimestre Económico No 178, abril, 1978; y en World Development, val. 5, N” l-2,
1977.
N” 4. “Condicionantes culturales y sociales de las políticas de erradicación de la pobreza”.
R. Cortázar, E. Moreno y C. Pizarro, noviembre 1976 (46 pgs.). Publicado en
Investigaciones sobre empleo w 1, PREALC, 1927.
No 5. “Elementos para una políticadevivienda social”
José Pablo Arellano, diciembre 1976 (39 pia). Publicado en Revista LatMoameri-
c,m(~ de Estudios Urbano Regionales, noviembre 1977; y en Investigaciones sobre
empleo p 2, PREALC. 1977.
N’= 6. “Estado e industrialización en el ciclo de expansión del salitre”.
Osa Muñoz, ertero 1977 (50 pgs.).
No 7. “Estrategia de desarrollo e integración: divergencias en el caso andino”.
Ernesto Tironi, febrero 1977 (49 pgs.).
No 8. “Efectos de la seguridad social sobre la distribución del ingreso”‘?
A. Foxley, E, Aninat y 1. P. Arellano, marzo 1977 (44 pgs.). Publicado en ILO,
WEP NO 42, 1976, y en Las desigualdades económicas y la acción del Estado. F.C.E.,
México 1980,
No 9. “Naturaleza. localización -neoaráfica I Y condicionantes fundamentales de la pobreza
rural”.
Pilar Vergara, abril 1977 (113 pgs.).
FP 10. “ iQuiénes se benefician de los gastos públicos? “-.
A. Foxley, E. Aninat y J. P. Arellano, mayo 1977 (62 pgs.). Publicado en ILo,
WEP No 44, 1976.
No ll. “Políticas frente al capital extranjero en la integración andina”.
Ernesto Timni iunio 1977 (41 oes.).
No 12. “Instrumeoto~‘~o arancelarios &l& políticas de comercio exterior”O.
Ricardo Ffrench-Davis, julio 1977 (55 pgs.). Publicado en Economía Internacio-
nd: teorías y políticas para el desarrollo, México, Fondo de Cultura Económica,
1979 (317-364).
No 13. “El sector informal urbano: controversias e interrogantes”.
Dagmar Raczynski, julio 1977 (56 pgs.). Publicado en EI subempleo en América
Lotino. Víctor Tokman y Emilio Klein (Comp.), Buenos Aires, El Cid Editor, 1979
(11-47); y en Investigaciones sobre empleo p 3. PREALC-CIEPLAN. 1977.
No 14. “Política fiscal como instrumento redistributivo: la experiencia chilena”.
A. Foxley, E. Aninat y J. P. Arellano, agosto 1977 (42 pgs.). Publicado en El
Trimestre Económico N” 184, octubre-diciembre 1979 (866931).
No 15. “Sustitución de importaciones, promoción de exportaciones y empleo: el Caso
chileno’?
V. Corbo y P. Meller, agosto 1977 (48 pgs.). Publicado en E/ Trimestre Económi-
co Na 189, val. XLVIII, enero-marzo 1981 (157-196); y en Investigncioncs sobre
empleo Na 4, PREALC. 197%
No 16. “Orígenes políticos y económicos del Estado empresarial en Chile”.
0. Muñoz y A. M. Arriagada, septiembre 1977 (53 pgs.).
No 17. “Necesidades básicas y extrema pobreza”.
René Cortázar, septiembre 1977 (50 pgs.). Publicado en Investigaciones sobre
empleo Na 5, PREALC, 1917.
No 18. “Distribución de beneficios y eficiencia en la integración económica”.
Ricardo Ffrench-Davis, octubre 1977 (48 pgs.).
162 LISTA DE PUBLICACIONES
-

N” 19. “Dualismo, organización industrial y empleo”.


Oscar Muñoz, noviembre 1977 (49 pgs.).’ Publicadoen InvesTigaciones sobre
emyleoNa 6, PREALC,1977.
N” 20. “Pequeña y granindustria:generación deempleoy sectores claves”.
P. Meller y M. Marfáti, diciembre1977 (51 pgs.). Publicadoen Economic
Developmeni & CulíuralC‘hange, V. 29, ND2, enero1981(263.274); y cn Invesfiga-
cionessobre empleo N” 1, PREALC.197%
No 21. “Alternativasdepolíticacambiaria”.
RicardoFfrench-Davis, febrero1978(38pgs.).
No 22. “Rol delossindicatos en Chile”.
Crisóstomo Pizarro,marzo1978(41 pgs.).
No 23. “Características del empleoinformalurbanoenChile”.
DagmarRaczynski,abril 1978(40 pgs.).
No 24. “Enfoquesmbredemanda detrabajo:rdevanciaparaAméricaLatina”.
PatricioMeller,junio 1978(53 pgs.).Publicadoen Revista Brasik??a de Economía,
34 (l), enem1980 (75-112);y en Investigaciones sobre empleo No 12, PREALC
1978.
No 25. “Teoría dela balanzade pagos,monetarismo y desequilibrios
estructurales”.
RicardoFfrench-Davis, junio 1978(40pgs.).Publicadoen El Trimestre Económi-
co No180,octubrbdiciembre 1978(902932).
N“ 26. “PolíticaspúblicasygruposdepresiónenChile, 1965-1970:un análisisexploratorio”
Cristóstomo Pizarro,agosto1978(35pgs.).
No 27. “Necesidades básicas y políticascontrala pobreza:la experienciadeChile”.
PilarVergara,septiembre 1978(68 pgs.).
No 28. “Recursos naturales y desarrollo:generación deempleoy excedentes enel cobre”.
ErnestoTironi, octubre1978(64 pgs.).
N” 29. “Empleo,pobrezay migraciones internasenChile”.
Dagmar Raczynski,noviembre1978(54 pgs.).
No 30. “Orden económicointernac@? y desarrollo:investigaciones prioritariasdesdeuna
perspectiva latinoamericana”
C. Díaz-Alejandro.R. Ffrench-Davis y E. Tironi, diciembre1978(31 pgs.). Publica-
do en Hacia un nuevo orden económico inkmzacional: mnas priorikvios pwn
Am&fco Lntim. FondodeCulturaEmnómica,México1981(289.299).
No 31. “Integraciónenpresencia de corporaciones tiansnacionales”.
ErnestoTironi, marzo1979(54pgs.).
N” 32. “Desarrollo,distribucióndel ingresoy democratización”.
OscarMuñoz,abril 1979(44 pgs.).
SERIE DOCUMENTOS DE TRABAJO
APUNTES CIEPLAN

tP 1. “Sustitución de importaciones y políticas a~ancelarias”~.


Ricardo Ffrench-Davis, mayo 1977 (57 pgs.). Publicado en &onomia Internncio-
nal: teorías y politicas para el desarrollo, Fondo de Cultura Económica, México
1979 (220-284),-y enRevista de Economía Latinoamericana NO 54, Caxxas, 1978.
No 2. “El tamaño y el papel del Estado”“.
A. Foxley y J. Arellano, agosto 1977 (17 pgs.).
No 3. “Dos notas sobre Chile y la integración económica”Q.
Ricardo Ffrench-Davis, agosto 1977 (34 pgs.). Publicado en Estudios Sociales, No
10, y enEs~diosInternacionolesN” 38, respectivamente.
No 4. “El Estado y las desigualdades sociales”“.
A. Foxley y J. P. Arellano, agosto 1977 (15 pgs.). Publicado en Redfstibutive
Effects of Government Progrnms, Pergamon Press Oxford, 1979; y en Revista
Mensaje. agosto 1977.
No 5. “Tratamiento del capital extranjero en proceso de integración”‘.
Ernesto Tironi, septiembre 1977 (22 pgs.).
No 6. “Aranceles diferenciados y racionalización del comercio exterior”?.
Sergio Guzmán, septiembre 1977 (66 pgs.).
No 1. “Industrialización y grupos de ioterés”0.
Oscar Muñoz, octubre 1977 (50 pgs.).
N’= 8. “Apertura al exterior y rol del cobre en la economía chilena”?.
Ernesto Tironi, octubre 1977 (14 pgs.).
No 9. “La ciencia económica en la perspectiva de los problemas de la sociedad chilena” ?
Oscar Muñoz, noviembre 1977 (20 pgs.).
N” 10. “Antecedentes empíricos de los sectores externo e industrial chilenos: 1950-70”‘.
V. Corbo y P. Meller, enero 1978 (39 pgs).
No ll. “Una introducción a la teoría del comercio internacional y los países en desarrollo”“.
Ricardo Ffrench-Davis, abril 1978 (15 pgs.). Publicado en Economía inteernacio-
tul: teoria JJpolíticas parn el desmeollo, Fondo de Cultura Económica,‘México, 1979
(1 l-23).
No 12. “Algunas críticas a la metodología de la ciencia económica”9
Patricio Meller, julio 1978 (27 pgs.). Publicado en Estudio de Economía No Il,
Primer Semestre, 1978 (153.180).
Na 13. “Migración interna en Chile: características y tendencias en las últimas décadas”.
D. Raczynski y P. Vergara, agosto 1978 (21 pgs.).
No 14. “Mercados mundiales de manufacturas e industrialización de los países en desarrollo:
algunas prioridades de investigación”s
Guillermo Perry, septiembre 1978 (32 pgs.). Publicado en Hacia un nuevo orden
económico internacional: temas prioritmtos paro América Latina. Fondo de Cultura
Económica, México, 1981 (175211)
No IS. “Industrialización y políticas de comercio exterior para los países en desarrollo:
algunas prioridades de investigación”“.
Ricardo Ffrench-Davis, septiembre 1978 (32 pgs.). Publicado en Hacia un nuevo
orden económico intemacionrrl: temas prioritarios paro América Latina, Fondo de
Cultura Económica, México 1981 (212-253).
No 16. “Políticas nacionales alternativas respecto al comercio de productos básicos”4
Ernesto Tironi, noviembre 1978 (34 pgr). Publicado en Hacia un nuevo orden
económico internacional: temas prioritarios para América Latino, Fondo de Cultura
Económica, México,1981 (130.174).
No 17. “Desarrollo y democracia”.
Oscar Muñoz, mayo 1979 (8 pgs.). Publicado en Revista Mensaje No 278, mayo
1979.
N” 18. “La tasa de desocupación y el crecimiento del empleo”?
Patricio MeUer, junio 1979. Publicado en Revista Mensaje NO 279, junio 1979
(312-316).
No 19. “Planificación o mercado en el sector salud: enfoque teórico, con aplicación al caso
de Chile, 1973-1978”?
Nicolás Flaño, septiembre 1979 (24 pgs.).
164 LISTA DE PUBLICACIONES

N” 20 “Veinte años de integración económica en América Latina: éxitos y fracasos”“.


Ricardo Ffrench-Davis, octubre 1979 (49 pgs.). Publicado en R. Garnaut (ed.)
ASEAN in n Changing Pacific and Wwld Economy, Australian National University
Press, Canberra, 1980.
Na 21. “Aspectosgenerales de las empresas transnacionales”.
Patricio Mckr, octubre 1979 (14 pgs.).
N= 22. “Coyuntura económica y reacciones sociales: las fases de la política económica en
Chk 1973-1978”9
T. Mkian y P. Vergara, noviembre 1979 (205 pgs).
No 23. “Las empresas transnacionaks y los países en desarrollo: aspectos económicos”.
Patricio Meller, tnatzo 1980 (34 pgs.). Publicado en Estudios de Economía No
15, Primer Semestre, 1980 (129-163).
p 24. “Tres comentarios sobre trabajos de Arme Krueger, John Williamson y William
Cli”e”.
Ricardo Ffrench-Davis. septiembre 1980 (14 pgs.). Publicado en colección de
ensayos editados por R. Garnaut, Australian National University Press, John William-
son,MacMillan y enJournnlofIntemotiona1Economics, No 11.
N” 25. “Una síntesis sobre el proceso de industrialiiación en Chile”“.
Oscar Muñoz, septiembre 1980 (13 pgs.).
N” 26. “Algunas reflexiones sobre el desarrollo industrial de Chile”.
Ricardo Ffrench-Davis noviembre 1980 (19 pgs.).
No 21. “El modelo económico chileno”?
Oscar Muñoz, diciembre 1980 (15 pgs.). Publicado en Revista Menso~e p 293,
octubre 1980.
No 28. “La economía chilena: algunos temas del futuro”?
Alejandro Foxley, septiembre 1981 (15 pgs).
No 29. “El modelo economice chileno en 1981: problemas, perspectivas y opciones”?
A. Foxley y P. Mekr, octubre 1981 (20 pgs.).
No 30. “Una reseña simplificada de teorías y políticas en el mercado del trabajo de países en
desarrollo”“.
Patricia Meller. diciembre 1981 (38 pgs.).
No 31. “Del milagro ala crisis, algunas reflexiones sobre el momento económico”“.
JI AmIlano y R. Cortázar. mayo 1982 (24 pgr).
No 32. “La recesión y el ajuste automático: una visión crítica”.
Nicolás Flaño, mayo 1982 (24 pgs.).
v 33. “Hacia una nueva industrialización. Elementos de estrategia de desarrollo para una
democracia”?
Oscar Muñoz, mayo 1982 (38 pgs.).
No 34. “Desempleo, pobreza y distribución: Chile 197@81”4
René Cortázar, junio 1982 (19 pgs.).
No 35. “Seminario sobre democracia, economía y sociedad. ldeas económicas y desarrollo
capitalista: umonía y contradicciones”.
Oscar Muñoz, junio 1982 (25 pgr.).
No 36. “El modelo económico y la industria en Chile, 1973-81”4
Ricardo Ffrench-Davis, agosto 1982 (28 pgs.). Publicado en Revisfa ANDI No 56,
Medellín,noviembre 1981.
P 37. “Economía política de la industrialización chilena, 1940-70’:
Oscar Muñoz, septiembre 1982 (65 pgs.).
No 38. “Apertura externa, monetarismo y la recesión económica internacional: notas para
una estrategia en el caso de Chile”“.
Ricardo Ffrench-Davis, marzo 1983 (16 pgs.). Publicado en Pensamiento Iberrr
americano. p 4, Madrid 1983.
No 39. “Notas sobre la crisis financiera internacional”‘?
Ricardo Ffrench-Davis, abril 1983 (11 pgs.).
N’= 40. “Las políticas sociales en Chile, breve reseña histórica”4
José Pablo Arellano, abril 1983 (29 pgs.).
No 41. “Dos notas sobre Keynes”.
0. Muñoz y P. Meller, junio 1983 (21 pgs.).
N’= 42. “La crisis financiera internacional y el Tercer Mundo: gestación, emergencia y
perspectivas”.
Ricardo Ffrench-Davis, septiembre 1983 (15 pgs). Publicado en Revista Mensaje No
325, diciembre 1983.
LISTA DE PUBLICACIONES 165

NO 43 “Los Chicago-Boys y el modelo económico chilena: 1973-83”.


Patricio Meller, enero 1984 (25 pgs.)
NO 44 “La deuda externa latinoamericana: urge una solución”
José Pablo Arellano, marzo 1984 (16 pgs.).
No 45 “Dos notas sobre reconstrucción económica para la democracia”.
Oscar Muñoz, marzo 1984.
No 46 “El colapso financiero y la recesión económica”
Patricio Meller, marzo 1984.
No 41 “Mujer y familia en un sector popular urbano, resultados de un estudio de casos”.
D. Raczynski y C. Serrano, abril 1984.
P 48 “Tres comentarios sobre neo-liieralismo y política económica”.
Oscar Muñoz, mayo 1984.
No 49 “Deuda externa y alternativas de desarrollo en América Latina”.
Ricardo Ffrench-Davis, junio 1984
No SO “La crisis económica internacional: implicancia para un desarrollo alternativo”.
Oscar Muñoz, julio 1984.

‘Agotado
SERIE DOCUMENTOS DE TRABAJO
NOTAS TECNICAS

No 1. “La distribución dc la carga tributaria”‘.


A. Foxley, E. Aninat y J. P. Arellano, agosto 1977 (50 pgs.). Publicado en
ILO-WEP N” __
.1- 51, febrero 1977. I
NO 2 ~.a cum ae Kuznefs y algo mas: crecmuento y cambios en las desigualdades”4
Edmar Bacha, agosto 1977 (27 pgs.).
No 3. “lndice de pxcios al consumidor y estructura de consumo”“.
René Cortázar, agosto 1977 (25 pgs.).
No 4. “Metodología para desagregar matrices de insumo-producto”“.
Manuel Marfán, septiembre 1977 (61 pgs.).
NO 5. “El patrón de concentración industrial de América latina y Europa Occidental”“.
Patricio Meller, febrero 1978 (19 pgs.). Publicado en Desmrollo Econi>mico No
72, ener@febrero, 1979 (559-578).
No 6. “Debates sobre la teoría del capital y del crecimiento”?
Oscar Muñoz, marzo 1978 (28 pgs.).
No 7. “Pequeña y gran industria: generación de empleo y sectores claves. Un comentario”.
Norberto García, junio 1978 (32 pgs.).
No 8. “Identificación de sectores claves para la generación de empleo: metodologías alter-
nativas”.
N. García, M. Marfán y P. Mella, junio 1978 (60 pgs).
No 9. “Teoría de los costos y beneficios de la inversión extranjera en un proceso de
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Ernesto Tirohi, julio 1978 (34 pgs.).
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COLECCION

k NUMERO ESPECIAL

desocupación chilena:
diagnóstico, impacto social
COLECCION ESTUDIOS CIEPLAN No 14
SEPTIEMBRE DE 1984, pp. 43.59
ESTUDIO NO 91

RESTRICCION
EXTERNA,
DESEMPLEO Y
SALARIOS
REALES:
PERSPECTIVAS
Y CONFLICTOS*

RENE CORTAZAR

SINTESIS. La altísima tasa de desempleo que se observa en la


actualidad, junto con el daño quela recesión de 198X33 ha producido a
la situación financiera de las empresas y los bancos, ha convencido a
muchos sectores que apoyan al Gobierno sobre la necesidad de reactivar
la economia. De allí que se hayan propuesto diversas alternativas; cada
una de las cuales pone, sin embargo, al Gobierno frente a un dilema de
difícil solución.
Hay al menos tres grandes conflictos que enfrenta el Gobierno en la
aplicación de su política macroeconómica, dada su meta declarada de
reducir drásticamente el desempleo y cumplir con sus actuales acuerdos
con el FMI: el conflicto entre aumentar el empleo y mantener el
equilibrio externo; el conflicto entre aumentar el empleo y recuperar
el poder de compra de los salarios reales, y el conflicto entre aumentar
el empleo y no acelerar la tasa de inflación. En este trabajo se desarrolla
un modelo simple que permite ilustrar estas disyuntivas.

INTRODUCCION

América Latina se encuentra viviendo hoy su mayor crisis económica desde la


gran depresión 30. Y una de las causas más importantes
de los años de dicha crisis
radica en la súbita reducción del flujo de capitales externos, el que se había venido
expandiendo ininterrumpidamente entre 1975 y 1981, período durante el cual se
triplicó el volumen total de la deuda externa de la región. En el bienio 1982-83, en
cambio, el flujo externo de capitales se redujo a menos de la sexta parte (CEPAL,
1984).
A lo anterior se han sumado los errores de las políticas nacionales de varios de
los países de la región, desencadenándose una crisis que si bien ha afectado en
forma desigual a las distintas economías no muestra signos de abatimiento.
En Chile la gravedad de la crisis se refleja, entre otros aspectos, en una tasa de
desempleo que supera el 30 por ciento y en salarios reales un 20 por ciento más
bajos que a comienzos de la década de los setenta.
Los grandes desequilibrios que se detectan en casi todas las economías de la
región, así como la falta de alternativas percibidas como viables, han sumido a
muchos de los países en un estado de gran perplejidad.

* Este trabajo forma parte del área de investigaciones de CIEPLAN sobre Macroeconomía, Em-
pleo y Economía Internacional.
44 RENE CORTAZAR

Surgen entonces las interrogantes: ¿Qué alternativas existen? iCómo


conciliar la reactivación económica, tan necesaria para reducir la desocupacibn, con
la aguda escasez de divisas, que surge tanto de la necesidad de repagar la deuda
externa como de la menor liquidez internacional. 7 iCómo conciliar la necesidad y
las presiones por recuperar el poder de compra de las remuneraciones con la
necesidad, por la escasez de divisas mencionada, de mantener niveles altos de
competitividad?
En este trabajo desarrollamos un modelo sencillo, similar al utilizado en otros
(Dombusch 1980a,b), que creemos aplicable para la economía chilena y que
permite ilustrar algunas de las disyuntivas que se enfrentan en la actualidad.
En una primera sección presentamos el modelo. En una segunda sección
utilizamos dicho modelo para comentar las perspectivas futuras de la economía
chilena y los conflictos entre los objetivos que se vislumbran. Por último,
concluimos con una sección en que se proponen algunas políticas alternativas a
aquellas actualmente en aplicación.

1. EL MODELQ

1. PRECIOS

La evidencia empírica sobre el proceso de formación de precios para Chile


durante la década de los setenta apunta en la dirección de una ecuación de precios
del tipo de ecuación (1) (Jadresic, 1984; Cortámr, 1983~).
(1) P = P (w, eP*, r, 7)
(+l (+l(+l í+1

donde,
P : nivel de precios interno.
w : salario nominal
e : tipo de cambio nominal
p* : nivel de precios externos
r : tasa de interés real
r : margen de ganancias

El nivel de precios es una función creciente de los salarios nominales (w), el


costo de los bienes importados (eP*), la tasa de interes real (r) y el margen de
ganacias (T)
A partir de dicha ecuación podemos inferir que, para un ciertomargende
ganancia (r) y tasa de interés real (r),existirá una relación inversa entre el tipo de
cambio real y salario real.
Como ya comentamos en la introducción, durante la década de los setenta se
observa en muchos países de América Latina, y en especial en Chile, una caída de
significación en el nivel de los salarios reales. Y es dable esperar que se va a crear, en
los ochenta, una fuerte presión de importantes y poderosos sectores por recuperar
el poder de compra de las remuneraciones.
Al mismo tiempo comprobamos cómo debido a la escasez de recursos externos va a
ser necesario mantener niveles altos de competitividad (tipo de cambio real).
iCómo compatibilizar ambos objetivos. 7 La ecuación (1) señala que para una
tecnología de producción dada sólo se puede conciliar una recuperación en los
RESTRICCION EXTERNA, DESEMPLEO Y SALARIOS REALES 4.5

salariosrealescon la mantención del tipo de cambio real si se reduce el margende


gananciaso la tasade interés real.
En el caso de Chile, es posible que las altísimas tasasde interés imperantes,
que superanen 1983 el 16 por ciento real anual, permitan compatibilizar al menos
en parte la aspiración de incrementar el poder adquisitivo de lasremuneracionessin
que eIlo implique un deterioro en el tipo de cambio real’

2. EQUILIBRIO INTERNO

Con respecto a los determinantes del nivel de actividad en el mercado de


bienes, consideremosla ecuación (2). según la cual el nivel de producción está
determinado por el nivel de demanda.

(2) Y = C (Y -- t,(f), r) + 1 (r) + G + T ($*, Y, Y*)

donde:
Y : producción doméstica
c : consumototal
t : tributación directa neta
1 : inversión total
G : consumodel Gobierno
T : saldode la balanza comercial medido en unidadesde producción doméstica
y*: producción del resto del mundo.

El nivel de consumoseríauna función creciente del ingresodisponible (Y-t) y


de los salariosrealesy una función inversade la tasade interés real’.
Un aumento de los salariosreales,bajo el supuestode que Ia tasa de interés
real no varía y que existen coeficientes fijos de producción en el cortoplazo,viene
acompañado,necesariamente,de una reducción de los márgenesde gananciaso de
una caída en el tipo de cambio real. El suponer de que los asalariadostienen una
mayor propensión marginal a consumir que los capitalistas,implica, a su vez, que
una caída en los márgenesde gananciasacarrea un aumento en la demanda por
bienes de consumo. Por otra parte, una caída en el tipo de cambio real significa,
para un cierto nivel de producción doméstica,un aumento en el ingresoreal, lo que
también acarrea una expansión en la demandapor bienesde consumo. De allí que
un aumento en los salariosrealesconlleva, dadoslos supuestosque hemoshecho, un
incremento en los nivelesde consumo.
En segundotérmino supondremosque la demandapor bienesde inversión es
una función decrecientede la tasade interés real.

’ Debemos tomar en consideración que una parte de la deuda del sector privado ha sido repro-
gramada en los últimos meses a tasas inferiores del 18 por ciento.
* Un aumento en la tasa de interés real tendría un efecto contractivo sobre el consumo tanto
por encarecer el costo del cklito de consumo como por el hecho de que significaría una redistribu-
ción desde los deudores hacia los ahortantes, siendo que los primeros tienen una mayor pro-
pensión a gastar que los últimos (Tobin, 1980). Por otra parte, una limitación de nuestro mo-
delo que puede resultar signiftcativa es que no considera el posible impacto directo de la dispo-
nibilidad de recursos financieros sobre la demanda por bienes, más allá de su efecto a través de
la tasa de interés.
46 RENECORTAZAR

Por último, necesitamos referirnos al saldo de la balanza comercial, medida en


unidades del bien doméstico. Este se deteriora ante aumentos en el nivel de
actividad doméstica (Y) y al incrementarse el volumen de importaciones, y mejora
con las alzas del ingreso del resto del mundo (Y*) al aumentar el volumen de
nuestras exportaciones. Finalmente, el signo del impacto del tipo de cambio real
sobre el saldo de la balanza comercial, medida en unidades del bien doméstico,
dependerá de si se da o no la condición de Marshall-Lerner. Las estimaciones de De
Gregorio (1983) para las últimas dos décadas indican que dicha condición sí se
cumple en el caso de economía chilena, por 10 cual la devaluación real tendría, por
este concepto, un efecto expansivo sobre el nivel de actividad. Como a partir de (1)
comprobábamos que el tipo de cambio real es una función inversa del salario real, la
tasa de interés real y los márgenes de ganancias, concluimos que la balanza comer-
cial, medida en unidades del bien doméstico, es una función inversa de esas mismas
variables.
En síntesis, la demanda por bienes se expandirá ante aumentos en el gasto
público, el ingreso del resto del mundo, así como frente a reducciones en la
tributación, los márgenes de ganancias y la tasa de interés real.
Sin embargo el impacto de las variaciones en el salario real es, al menos en
teoría, ambiguo. Supondremos que domina el efecto sobre el consumo a aquel
sobre la balanza comercials. Es decir, que los aumentos en los salarios reales son,
ceteris paríbus, expansionarios. En la ecuación (2’) resumimos el impacto de las
diversas variables sobre la demanda por bienes.

(2’)Y=(F,r, G, t, h y*)
(+1(-J (+l t-1 l-1 (+)
En cl gráfico 1 la recta YY indica la condición de equilibrio en el mercado de
bienes.
Desde el punto de vista de la oferta consideraremos la siguiente función de
producción:
(3) Y = min 1a ¿, b KI
donde:
K : dotación de capital de economía, la que suponemos tija
¿ : fuerza de trabajo, la que suponemos fija
Es decir, suponemos que no existe ninguna sustitución entre factores en el corto
plazo4.
Definimos los niveles de producción de pleno empleo del capital y de la mano
de obra (yk y yL en el gráfico 1) como aquellos que aseguran la plena utilización
del stock de capital y de la mano de obra disponible, respectivamente. Diremos, por
otra parte, que existe una situación de “equilibrio interno” cuando el nivel de
producción doméstica es el necesario para asegurar la plena utilización del factor de
producción que es relativamente más escaso (los puntos D, B, C en el gráfico I
aseguran el “equilibrio interno”).

3 Este supuesto en nada afecta los resultados del trabajo y sólo se utiliza para fines de construir
el gráfico.
4 Tampoco con respecto a las importaciones no competitivas, a las que no hemos hecho refe
rencia explícita en la ecuación (3).
RESTRICCION EXTERNA, DESEMPLEO Y SALARIOS REALES 47

L ---_----- ---- -- ’ l
z --__---------_ \L p
L

3. EQUILIBRIO EXTERNO

Diremos haber alcanzado una situación de equilibrio externo cuando se logra


una cierta meta prefijada con respecto al saldo de la balanza de pagos,medido éste
en unidadesde bienesexternos. En el casode muchospaísesde América Latina en
la actualidad, dicha meta está obviamente asociadaa la necesidadde repago de la
deudaexterna.
El saldo de la balanza de pagos (B*) es una función del saldo de la balanza
comercial (T*), del pagode interesesal exterior (i*D) y de los demáspagosnetos al
exterior (F).
El saldo de la balanza comercial a su vez, medido en unidades de bienes
externos, es una función directa del tipo de cambio real y del ingresodel resto del
mundo y una función inversa del nivel de ingreso doméstico5. Además es una
función directa de los demásincentivos a la producción o desincentivosal gastoen
bienestransables($). Entre éstoscabemencionar los instrumentos paraarancelarios
y las políticas de incentivo a determinados sectores, por ejemplo, a través de las
políticas crediticias o de precios.

’ Dada la evidencia empírica disponible para Chile, y que comentamos en la sección anterior.
48 RENE CORTAZAR

(4) B*=T*($*,Y,Y*, $)- i* D-F

B* : saldo de la balanza de pagos, medido en unidades de bienes externo


T* : saldo de la balanza comercial, medido en unidades de bienes externo
i* : tasa de interés internacional6
D : stock de deuda externa
J, : variable de política (ver texto)
F : otros pagos netos al exterior (que suponemos exógenos)
Si reemplazamos la ecuación (1) en (4) podemos asociar el saldo de la balanza
de pagos a la evolución de los salarios reales, la tasa de interés real y los márgenes de
ganancias. Como lo indica la ecuación (4’) el saldo de la balanza de pagos, medido
en unidades de bienes extemos,seria una función decreciente de los salarios reales,
la tasa de interés real y el margen de ganancia.

(4’)B*= B* (“, r, r, Y, Y*, $, i*,D, F)

(h-)(e) (+)(+) (eE)

Diremos que existe equilibrio externo cuando el saldo de la balanza de pagos


coincide con el deseado BE Esta es la situación que describimos a través de la recta
B*. B*, en el gráfico 1.

4. EMPLEO

Supondremos que el nivel de empleo está determinado, en el corto plazo, por


la demanda interna. La recta PI?en el gráfico 1 indica la relación directa entre el
nivel de producción doméstica y el nivel de empleo asociada a nuestra función de
producción de coeficientes iijos.
Los resultados econombtricos para Chile (Meller, 1984) muestran que es muy
reducido el impacto marginal que podrían tener sobre el empleo, en el corto plazo,
las variaciones en el costo de la mano de obra. De allí que, por simplicidad,
preferimos ignorar dicho fenómeno.

II. PERSPECTIVAS FUTURAS Y CONFLICTOS ENTRE OBJETIVOS

Podemos caracterizar a la situación de la economía chilena en el año 1983 por


el punto A en el gráfico 1. Se cumplió con la meta prefijada en cuanto a las
variaciones en las reservas, o sea, la economía se encontraba sobre B*, B*,; al tiempo
que existía capacidad productiva ociosa y una tasa de desempleo total que superaba
el 30por ciento7

6 Supondremos que toda la deuda está convenida a una tasa de interés variable.
’ Por lo cual el punto A debe ubicarse a la izquierda de yk e FL
RESTRICCION EXTERNA, DESEMPLEO Y SALARIOS REALES 49

1. LOS DILEMAS QUE ENFRENTA EL GOBIERNO

La altísima tasa de desempleo que se observa en la actualidad,junto con el


daño que la recesión de 1982-83 ha producido a la situación financiera de las
empresas y los bancos, ha convencido a muchos sectores que apoyan al Gobierno
sobre la necesidad de reactivar la economía. De allí que se hayan propuesto diversas
alternativas; cada una de las cuales pone, sin embargo, al Gobierno frente a un
dilema de difícil solución.
Hay al menos tres grandes conflictos que enfrenta el Gobierno en la
aplicación de su política macroeconómica, dada su meta declarada de reducir
drásticamente el desempleo y cumplir con sus actuales acuerdos con el FMIs: el
conflicto entre aumentar el empleo y mantener el equilibrio externo; el conflicto
entre aumentar el empleo y recuperar el poder de compra de los salarios reales, y el
conflicto entre aumentar el empleo y no acelerar la tasa de inflación.

Conflicto empleo-equilibrio externo

El conflicto entre aumentar el empleo y mantener el equilibrio externo se


puede ilustrar a través de los efectos de una política reactivadora que no hiciera
variar los salarios reales. Ella podría, en principio, trasladar a la economía desde el
punto A al B (gráfico 1). En B se alcanzaría el equilibrio interno, se reduciría el
desempleo y se mantendría constante el poder de compra de los salarios reales,
pero existiría un déficit de balanza de pagos con respecto a la meta prefijada,
rompiéndose la situación de equilibrio externo. Bajo el actual acuerdo con el FMI
esa es una situación imposible de sostener en el largo plazo.
Utilizando las estimaciones econométricas de demandas por importaciones
disponibles para Chile (De Gregorio, 1983) es posible cuantificar la magnitud del
desequilibrio externo potencial que se generaría de implementarse distintas
políticas reactivadoras. La elasticidad de la demanda por importaciones con
respecto al nivel de producción doméstica es de aproximadamente 2,0.
El Gobierno ha estimado la reactivación para el año 1984 en alrededor de un
5 por ciento. Con ello se evitaría una reducción en el volumen de reservas, la que a
su vez es una de las metas acordadas con el FMI.
Sin embargo, si en vez de dicha expansión se deseara recuperar completa-
mente la caída del nivel absoluto del producto de los años 1982-83, y que alcanzó a
cerca de un 15 por ciento, sin dañar la evolución prevista en los salarios reales, se
requeriría de un incremento adicional del volumen total de las importaciones de
alrededor de un 20 por ciento’.

b) Conflicto empleo-salarios reales


Una alternativa posible a la política recién descrita sería acampanar la
reactivación con un fuerte aumento del tipo de cambio real, el cual si no viene
acompañado de variaciones en la productividad, en los márgenes de ganancias, o la

’ En el caso de Chile dichos acuerdos exigen que no se produzcan variaciones en el nivel de 16


servasinternacionales durante 1984.
’ Estos resultados sen, obviamente, sólo estimaciones gruesas que presentamos con fines ilus-
trativos. Variaciones en otros aspectos, tales como los inventarios de productos importados po-
drán hacer variar en forma significativa nuestros resultados.
50 RENE CORTAZAR

tasa de interés real, setraduciría en una fuerte reducción en los salariosreales.La


economía se desplazaría desde un punto como A a un punto como C. Si la
devaluación fuera suficientemente significativa se podría, al menos en teoría,
conciliar los equilibrios interno y externo, pero a costa de una nueva reducción en
los salariosreales. De allí que existiría un conflicto entre aumentar el empleo y
mantener el poder de compra de lasremuneraciones’‘.
La viabilidad política de esta segundaalternativa dependeráde cuánto seala
reducción en las remuneracionesrequerida para alcanzar simultáneamente los
equilibrios externo e interno. Lo cual, a su vez, va a dependerde la pendiente de la
curva Bz BE en el gráfico 1. Cuanto máshorizontal seadicha curva másfácil resulta
la resolución del dilema de política que enfrenta el Gobierno.
Para estimar la pendiente de la curva B*, BT, utilizamos un sistema de
ecuaciones que se basa en estimacionespara Chile de los determinantes de la
evolución de las importaciones y exportaciones (De Gregorio, 1983,a,b) (5 (a) y
S(b) y en ecuacionesde precios(JadresiC,1984) (S(d)).
Supusimos,además,por simplicidad, que el nivel de empleo varía a la misma
tasa que el producto; si bien las estimacioneseconométricaspara Chile indican que
es probable que la elasticidad bruta empleo-producto seamenor que uno (5 (e))
(Meller, 1984).

(5) (a) M = - np (é + p* - p) + nY y
(b)E=Ep(é+P*~B)+ey*~*

(c) M = E

(d)p=o;k+(l-a)(ê+p*)-@+p*-p)=E(W-p)

(e) i. = 9
donde
Z = tasade variación porcentual de la variable Z.
M = importaciones
E = exportaciones

Cuadra 1.- Parámetrosde corto y largo plazo, Chile

Corto plazo 0,5 w 02 02 026


Largo plazo 0,5 LO 1,3 1 JJ 06

Fuente: De Gregorio (19831, Jadresi6 (1984).

ro Vale la penaconsignar
queel eonilictoentreremuneraciones
realesy empleoreciéndescrito
esde diferenteíndolequeel queexistecuandonosdesplazamospor sobre“la curvâdeproduc-
to marginal”. Mientras en dicho caso el grado de conflicto entre el nivel de salarios reales y
empleo es dependiente de los valores de los parámetros de la función de producción, cuando
existe una restricción externa dicho conflicto es función de los parámetros de las ecuaciones
de exportaciones e importaciones.
RESTRICCION EXTERNA. DESEMPLEO Y SALARIOS REALES 51

De la combinación de las ecuaciones S(a) a S(d) derivamos la ecuación (5’)


que es la correspondiente a la curva B * B*’ *
1-o ny
(5’) (W - p) = - (- (y )(-
ep+Rp) y

Por último, de las estimaciones mencionadas podemos derivar un vector de


parámetros de corto y otro de largo plazo (cuadro 1) con los cuales podemos
estimar la pendiente de corto plazo (5’ (a)) y de largo plazo (5’ (b)) de la curva
B* B*.

(5’) (a) (G - p) = - 1,90 y (corto plazo)


(b) (W - p) = ~ O,~S y (largo plazo)

De 5’ (a) y 5’(b) concluimos que para aumentarelniveldeproductoen lOpor


ciento se requerirá, en el corto plazo, si nos desplazamos sobre la B* B*, de una
caída en los salarios reales de 19 por ciento. En el largo plazo esa misma expansión
necesitaría de una reducción de 8 por ciento en las remuneraciones. Si tomamos en
consideración, además, la ecuación S(e), concluimos que estas bajas en los salarios
reales permitirían un aumento adicional de 10,O por ciento en el nivel de empleo.

cl Conji’icto empleo-inflación, vía balanza comercial

Mientras domine la restricción de recursos externos, lo que se refleja en que la


economía se desplaza por sobre la curva B* B*, subsistirá, además de los conflictos
descritos, uno entre el objetivo de empleo y el de estabilidad de precios.
Supongamos que los salarios nominales varían en el período “t” de acuerdo
conla tasa de inflación del período “t-l”. Este, por lo demás, ha sido el caso
durante la mayor parte de los últimos 20 años en Chile (Cortazar, 1983 a,c).
Bajo dicho supuesto las ecuaciones 5(e) y (5’) dan origen a la ecuación (6).
Esta última muestra que existiría, dados estos supuestos, una relación directa entre
la tasa de variación en el empleo y la aceleración en la tasa de inflación.

(6) Pt-Ptel= (
considerando los parámetros del cuadro 1 podemos cuantificar la magnitud
del conflicto que existiría entre aumentar el empleo y la estabilidad de precios,
tanto en el corto plazo 6’(a), como en el largo plazo 6’(b).

(6’) (al Pt - Pt-1 = 1,9 ¿(corto plazo)


(b) pt -Pt-l = 0,7S ¿(largo plazo)

l1 En nuestra derivación supusimos, por simplicidad, de que a lo largo de B* B* la balanza co-


mercial se encuenixt equilibrada.
52 RENE CORTAZAR

Un aumento en el nivel de empleo de un punto implicaría un aumento en la


tasa de inflación de 1,9 por ciento y 0,75 puntos porcentuales en el corto y largo
plazo, respectivamente.

III. ALGUNAS POLITICAS ALTERNATIVAS

1. AREA DE VIABILIDAD POLITICA

Antes de describir los caminosalternativos que sepodrían seguirfrente a las


disyuntivas comentadas en la sección anterior puede resultar útil definir la que
podríamos denominar el “área de viabilidad política” (ver Dornbusch, 1980b). Esta
discusiónes particularmente válida en el análisisde políticas alternativas dentro de
un contexto democrático.
Suponemos que tanto los salarios reales como el empleo son objetivos
preciados por la sociedad y que en cada momento del tiempo existen límites al
deterioro que sepuede producir en dichas variables. Por otra parte, y tal como se
desprendedel gráfico 1 y de la ecuación 5(e), para una cierta relación de intensidad
de uso de mano de obra por unidad de producto resulta posible definir los objetivos
anteriores en términos de metas sobre salarios reales y niveles de producción.
Es así como en términos del gráfico 1 consideramos como puntos
políticamente viables aquellosque seencuentran a la derecha de Ia curva PP. Si la
economía se sitúa a la izquierda de PP suponemosse producirá inestabilidad
política y tendencia al cambio de las políticas económicasseguidas’a De la forma
en que hemos dibujado el gráfico 1 se desprendeque estimamosque no resulta
políticamente viable cumplir con los actualesacuerdosfirmados con el FMI y que
tanto la situación actual como el punto C conducirían a una fuerte inestabilidadde
laspolíticas.

2. EL “CUELLO DE BOTELLA” EXTERNO

De lo señaladoen la secciónanterior esposible concluir que mientras no se


implementen medidasque desplacenIa curva B* B* hacia la derechaseráimposible
la estabilidad en las políticas económicas.En esta seccióndescribimoslas posibles
acciones que existen, al menos en teoría, para enfrentar este problema y de ese
modo aliviar el “cuello de botella” externo.

a) Lu renegociación

Un primer camino para aliviar el cuello de botella externo consisteen buscar


renegociar la deuda externa en condiciones diferentes a las actuales. Dicha

l2 La curva PP tiene pendiente negativa, en el entendido de que la sociedad está dispuesta a


aceptar, sin que se incremente la inestabilidad política, una reducción en el nivel de empleo,
cuando ésta viene acomptiada por un aumento en los salarios reales. Por otra parte, la posición
de la curva PP en el plano c, y) depende de la intensidad de uso de mano de obra por unidad de
producto. Unaumento de Pa Intensidad de uso de la mano de obra se reflejaría en un desplaza-
miento de la curva PP hacia la izquierda, ya que se requeriría de un menor volumen de produc-
ción para alcanzar una cierta meta prefijada en términos de empleo.
RESTRICCION EXTEKNA, DESEMPLEO Y SALAKIOS REALES 53

renegociación podría afectar tanto la tasa de interés a la cual ésta se encuentra


pactada (i*) como el volumen de otros flujos netos desde el exterior (F) (ver
ecuación(4)).
Si bien la solución óptima al problema de la deuda externa, dadaslas grandes
extemalidades que le dan una naturaleza pública a la crisis, debiera incluir un
arreglo multilateral entre los bancos, sus gobiernos y los países deudores, es
probable que semantengael problema en el ámbito de lasnegociacionesbilaterales.
(CEPAL, 1984). En todo caso, la búsquedade una solución realistahace necesario
que los acuerdos en el futuro no consideren aumentos en la tasa de interés y
comisionescomo los observadosdurante las primeras rondas de negociaciones.
(CEPAL, 1984).

b) Desplazamientosde la demandapor importacionesy oferta de exportaciones

Otro conjunto de políticas tendientes a desplazarla curva B* B* hacia la


derecha está conformado, en primer lugar, por aquellasque buscan disminuir la
intensidad de la demandapor importaciones por unidad de producción doméstica,
para cada valor del tipo de cambio real. Entre estasse cuentan los cambiosen la
estructura del gasto público en el sentido de disminuir la importancia relativa del
gasto en bienesimportados. Es el caso,por ejemplo, de las reduccionesen el gasto
en armamento importado, el que parecierahaber alcanzadonivelesmuy elevadosen
muchospaísesde América Latina. De un modo análogo actúan lasprohibiciones a
la importación de algunos bienes de consumo “prescindibles”. En la medida que
estasprohibiciones no alcanzan a afectar en forma compensatoriaa los precios de
los bienesdomésticossustitutivos o complementarioscon ellos, y no setraducen en
su totalidad en mayores importaciones de otros bienes,generanrecursosexternos
que posibilitan mayores nivelesde producción doméstica.En el casode la economía
chilena hay quienes han estimado que las importaciones “prescindibles” que se
podrían comprimir por vías administrativas sin afectar mayormente el desempeíío
de la economía representan alrededor de 120 millones de dólares al ano, o sea,
alrededor de un 4 por ciento del total de importaciones”. Esta mayor
disponibilidad de divisaspermitiría, al desplazar la curva B* B* hacia la derecha,
de acuerdo con los parámetrosde la ecuación S(a), una mayor expansión de 2 por
ciento en el producto nacional y, por tanto, en el nivel de empleo total (ver ecua-
ción S(e))’ 4
Por otra parte, también contribuyen a desplazar la curva B* B* hacia la
derecha todas aquellas políticas de promoción directa de las exportaciones. Por
ejemplo, los incentivos tributarios especiales, o el apoyo del Estado en la
comercialización en el exterior. Y, en general,todas aquellaspolíticas tributarias, de
precios u otras que incentivan en forma diferencial a los distintos sectoresde
exportación o sustitución de importaciones (Schydlowsky, 1982)‘s.

l3 El Mercuiio,5 de abril, 1984.


t’ Un 1% de las ocupaciones significa, a su VW., alrededor de 40.000 empleos.
l5 Estas políticas no sólo desplazan la B* B* hacia la derecha sino que a su vez afectan su pen-
diente.
54 RENE CORTAZAR

c) El escenariointernacional’ 6

Si bien la evolución de la economía mundial es una variable que escapaal


ámbito de decisión de los paísesde América Latina, ella afectará decisivamentela
evolución posible del empleo como de los salariosreales en los diversospaíses.El
escenariointernacional afecta al “cuello de botella” externo principalmente a través
de las variacionesen el ingreso mundial (y*) y la demandadel resto del mundo por
las exportaciones de América Latina, así como a través de lasvariacionesen la tasa
de interés internacional (i*)’ 7.
Es así como cada punto de mayor crecimiento en la economía mundial (y*)
implica, de acuerdo con 5(a) y 5(b), un mayor volumen de exportaciones de 0,2 por
ciento y 1 por ciento en el corto y largo plazo, respectivamente. Estasmayores
exportaciones permitirían, si deseamosmantener una cierta meta en cuanto al saldo
de la balanza de pagos, financiar las importaciones asociadas a un mayor
crecimiento de la producción doméstica de 0,l por ciento y 0,5 por ciento en el
corto y largo plazo, respectivamente.
Por otra parte, dado que el volumen de la deuda externa convenida a una tasa
de interés variable representa para Chile alrededor de seis veces el total de las
importaciones anuales,cada punto de aumento en la tasa de interés internacional
reduce la disponibilidad de recursos externos en un volumen equivalente al
requerido para financiar 3 por ciento de crecimiento en el producto nacional (ver
ecuación 5(a)). De allí que las altas y fluctuantes tasasde interés internacionalesse
hayan convertido en una de las causas principales de inestabilidad de las
fuertemente endeudadaseconomíaslatinoamericanas.

d) Las tasasde interh domésticas

Por último, reduccionestanto en los márgenesde ganancia como en lastasas


de interés realespermitirían cambiosque, al menosen términos cualitativos, serían
análogos a los descritos más arriba. Al permitir aumentos en los márgenesde
competitividad, por sobre los alcanzadosa través de reducciones en los salarios
reales, se desplaza hacia la derecha la curva B* B*. Dadas las altísimas tasasde
interés realesque se observanen muchospaísesde América Latina en la actualidad,
este último punto puede cobrar singular importancia al emprendersela tarea de
intentar conciliar un cierto nivel de salarios reales, pleno empleo y equilibrio
externo’ a.

3. iY DESPUES DE LA REACTIVACION, QUE? : DESEMPLEO ESTRUCTURAL,


STOCK DE CAPITAL Y EMPLEO

9 Bock de capital y desempleoestructural


Supongamosque siguiendo,entre otras, las diversasaccionessugeridasen las
seccionesanteriores sesuperaen su integridad el “cuello de botella” externo, y la

l6 Ver Dornbusch (1984)


’ 7 De importancia puede resultar también la evolución de la liquidez internacional y de las res-
tricciones y los acuerdos comerciales entre países,
” En Cortázar, Foxley y Tokman (1984) hemos discutido el aporte que una reducción en la
tasa de interés real podría hacer ala política de estabilización.
RESTRICCION EXTERNA, DESEMPLEO Y SALARIOS REALES 55

curva B* B* se desplaza hacia la derecha de modo tal que se expande la demanda


efectiva hasta alcanzar una situación de equilibrio interno. Las estimaciones
disponibles sugieren que, de mantenerse los salarios reales actuales, aumentaría en
alrededor de 10 por ciento el nivel de empleo, con lo cual persistiría en la economía
chilena una tasa de desempleo del orden de un 20 por ciento (Meller y Solimano,
1983; Cortázar, 1983 d).
En términos del gráfico 2 ello equivale a que la economía se desplace desde
un punto como A a uno como B. Al alcanzar una situación de equilibrio interno el
problema de la desocupación deja de ser de origen keynesiano para transformarse en
uno de tipo estructural’ 9.
Supongamos, además, que en vez de existir un solo bien existen dos (x, z). Y
que la producción del bien “x” es relativamente más intensiva en el uso de mano de
obra, mientras que la producción del bien “z” es relativamente más intensiva en el
uso de capital.
Modificando la ecuación (3) podemos derivar la función de producción para
cada uno de estos sectores.

(7) (a) x = min la, Ex, b, kxl


(b)z =min Ia, Ez,bZ kZ 1

donde

Supongamos, por último, que los precios relativos de ambos bienes están
dados y la producción relativa de ellos está representada por 0. Luego de la
reactivación nos encontraríamos en un punto como B, en el gráfico 2, el que se
caracteriza por la plena ocupación del stock de capital y desempleo estructural. En
términos algebraicos en B:

(8) (a) k, + k, = k
*x+-- z -k
bx b,
(b)L,+L, < ¿*%+c< ¿

En términos de la Caja de Edgeworth (Gráfico 3) la economía se encontraría


en un punto como B (B,, B,). Medimos la dotaciún de mano de obra en las rectas
horizontales y la dotación de capital en las verticales. Las rectas de expansión del
producto 0, R, y 0, R, reflejan la intensidad de uso relativo de capital y trabajo
en ambos sectores. Existe en B (B,, Ba) plena utilización del stock de capital y un
volumen de mano de obra desempleada equivalente al trazo 1 B.
x

l9 Resulta bastante evidente que mantener una tasa de desempleo del orden del 2.0 por ciento
no resulta hoy viable políticamente, o al menos no resultaría viable dentro del contexto de
un marco democrático. Es decir, el punto B se. encontraría ala izquierdade la curva PP.
56 RENE CORTAZAR

($-- - -

Gráfico 3

LO”’
AH-
&-e------m -K-S-----
“XI ,
/ 1B, -- -- 4 Kz
RZ I

OX
I I
,l
LB
x LZ
RESTRICCION EXTERNA, DESEMPLEO Y SALARIOS REALES 57

Para una cierta tecnología y estructura relativa de producción (0) sólo se


puede aumentar el nivel de ocupación a través de incrementos en la dotación de
capital disponible.
Para ello Meller y Solimano (1984) proponen principalmente políticas de
ampliación en el número de turnos, mientras que Tokman (1984) postula un
esfuerzo de reindustrialización que pretende volver a poner en marcha aquellas
plantas que se cerraron como resultado de las políticas de estabilización y apertura
comercial implementadas durante la última década.
Las estimaciones de los diversos autores coinciden, sin embargo, en senalar
que por esta vía se podrán lograr sólo algunos pocos puntos de mayor empleo, en el
corto plazo.
En términos del gráfico 2 elnivel de pleno empleo del stock de capital se
desplazaría, en el corto plazo, de Yk (0, K,) a Yk (8, K,),lo cual de existir una
disponibilidad adecuada de recursos externos permitirfa a la economía pasar de B a
C, aumentando el empleo total de LI a LZ. Sin embargo todavía existiría un
volumen de desempleo muy significativo equivalente a (¿-Lz).
Luego de aplicadas estas políticas es probable que persistirá en la economía
chilena una tasa de desempleo superior al 17 por ciento (MeBer y Solimano, 1984;
Tokman, 1984).

b) Políticas estructurales de generación de empleo

Definimos como políticas estructurales de generación de empleo en este


trabajo a aquellas que, dado un stock de capital fijo, buscan reducir la tasa de
desempleo estructural.
En términos de nuestro modelo simple podemos distinguir entre las que
buscan cambiar la intensidad de uso relativo de factores al interior de cada sector y
aquellas que están orientadas a hacer variar la composición de los distintos sectores
en el producto.
La eficacia de las primeras queda descartada por nuestro supuesto de
coeficientes fijos de producción. El cual, a su vez, se basa en las bajas elasticidades
de sustitución entre factores en el corto plazo.
En cambio, las grandes diferencias en el uso relativo de factores entre diversos
sectores hacen que la variación en la estructura de producción pueda tener un
impacto de gran significación en el volumen de empleo total. En terminos del
gráfico 3 se trata de trasladar a la economía desde un punto como B (B,, Bz) a uno
como E. En E existe plena utilización tanto del capital como de la mano de obra
disponible”.
En términos del gráfico 2 el cambio en la estructura d: producción en favor
de aquellos sectores más intensivos en mano de obra (de í3 a 0) haría quKco?erjan
el nivel de producto que garantiza el pleno empleo del stock de capital (Yk (Kl. 0))
y aquel que garantiza el pleno empleo de la mano de obra eL (%, 0)) hacia un
único producto de pleno empleo fl @r, ¿, 6))’ ’

‘ta Ver ecuaciones 8(a) a 8(c) y gráfico 3. Suponemos que es posible producir también un cam-
bio, en el mismo sentido, en la estructura de la demanda.
” Hacemos el supuesto, en extremo restrictivo, de que el capital es un factor móvil entre sec-
tores, en el corto plazo.
58 RENE CORTAZAR

Por otra parte, el cambio en la estructura de producción al que hacemos


referencia, aumenta la intensidad de uso de mano de obra por unidad de producto
total desplazándose la recta !¿Qhacia el sur.
De existir una disponibilidad adecuada de recursos externos** ,laeconomía se
podría trasladar del punto C al D, en ambos cuadrantes, aumentando el nivel de
empleo total de LZ a f;.
En varios estudios para Chile (Meller y Mizala, 1981; Meller y Solimano,
1983; Meller y Solimano, 1984; Cortázar, 1983d; Tokman, 1984) se analizan
diversas políticas de empleo de este tipo, tales como cambios qn la estructura de la
inversión, e incrementos en la importancia relativa del sector construcción y del
sector público, y se discute el impacto relativo de cada una de ellas sobre el nivel de
empleo total* s
La conclusión de todos ellos es categórica. Sólo luego de la implementación
de las políticas reactivadoras, las que a su vez sólo son posibles si se superan las
fuertes restricciones que impone la escasez de recursos externos, de los esfuerzos
por aumentar la dotación de capital utilizable y de la aplicación de una gran
diversidad de políticas de empleo, es posible pensar en que la economía chilena
podrá retornar, aunque muy gradualmente, a lo que eran sus tasas de desempleo
históricas. El proceso será necesariamente lento. Y estará muy condicionado por la
evolución futura del proceso de renegociación de la deuda externa, así como de la
economía mundial.

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” Para lo cual se puede requerir de una devaluación, con la consiguiente caída en los salarios
reales.
Za Al comparar las diversas políticas de empleo no sólo resulta pertinente analizar el impacto
relativo que ellas tienen sobre el nivel de ocupación, sino que también, dada la gran escasez de
I~CUISOS externos que de seguro subsistirá alo largo de la década de los ochenta, su impacto re-
lativo sobre el sector externo.
RESTRICCION EXTERNA. DESEMPLEO Y SALARIOS REALES 59

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COLECCION ESTUDIOS CIEPLAN N” 14
SEPTIEMBRE DE 1984, pp. los-127
ESTUDIO No 94

REACTIVACION
CON TRANSFORMACION:
EL EFECTO EMPLEO*

VICTOR E. TOKMAN

SINTESIS. El presente trabajo plantea que la crítica situación de em-


pleo por la que atraviesa la economía chilena requiere como condición
necesaria para su solución reactivar la actividad económica. Se argumen-
ta, sin embargo, que la reactivación deberá producirse dentro de un
contexto de transformaciones que alteren las causzs del desajuste pro-
ducido en cl mercado de trabajo, aun antes de la recesión de 1982-83.
Se identifican tres áreas determinantes. La primera es el proceso de des-
industrialización experimentado a partir de 1974 que implicó la pérdi-
da de 120.000 puestos de traba@ en el sector. La segunda, es la pérdi-
da de emplea público, en particular en las entidades de fomento, lo
que implicó la pérdida de 136.000 puestos de trabajo; y po~ último,
el cambio en la estructura de la inversión a favor de los bienes de capi-
tal importados, habría significado la reducción de 60.000 puestos de
trabajo adicionales
Las transformaciones propuestas, lo que se argumenta son, ad*
más de necesarias, inevitables, por los cambios que ya están ocurriendo
para enfrentar la crisis, permitirían recuperar parte de la pérdida seña-
lada. Seiía todavía necesario, a partir de 1985. ampliar el empleo mu-
nicipal en niveles similares a los actuales programas especiales si se quie-
re alcanzar la meta del siete por ciento de tasa de desocupación.

1. CRISIS DEL EMPLEO

Existe, a comienzos de 1984, consensoen Chile acercade la gravedadque ha


asumido el problema del empleo. Basta observar el número de desocupados,de
aquellosque sólo perciben un magro ingresoa través del Programa de Empleo Mí-
nimo y de aquellosque integran el ProgramaOcupacional de Jefes de Hogares,para
tomar conciencia de la emergenciapor la que atraviesaeste país en el campo del
empleo. Entre el 27 y el 30 por ciento de la fuerza de trabajo, segúnestimaciones
alternativas que veremos más adelante, se encontraba, a fines de 1983, afectado
directa y visiblemente por dicho problema. Esto implica que entre un millón y
1.150.000 trabajadoreschilenosseencuentran sin fuente establede ingreso.
Si se tiene la decisión de enfrentar la situación de empleo, debe comenzarse
por discernir con claridad el origen de la misma.Para ello conviene distinguir den-
tro de la evolución del problema del desempleoen Chile dos etapas claramente
diferenciadas, pero que en la actualidad aparecen confundidas. La primera es la
elevación de. los niveles de las tasasde desempleoalas que debería operar “normal-

* El autor es Director de PREALC (Programa Regional del Empleo para América Latina y el Ca-
ribe) y miembro del Consejo Asesor de ClEPLAN. El autor agradece la colabomción de varios
colegas; en particular a Jaime Gatica con quien elaboró conjuntamente las estimaciones del
efecto de las alternativas contenidas en el trabajo y con quien discutió las ideas en distintas eta-
pas de su elaboración. Colaboraron además en otros aspectos relacionados con la infonna-
ción Victoria Contreras y Molly Pollack. Esta versión incluye además parte de los comentarios
recibidos en seminarios de discusión efectuados en PREALC Y CIEPLAN.
106 VICTOR E. TOKMAN

mente” la economía chilena, que se derivan de manera directa del cambio sustancial
que se introdujo en la estructura productiva como consecuencia de la política eco-
nómica seguida durante gran parte de la década pasdda. La segunda, es el rápido
deterioro que se produce a partir de 1981 en que la economía chilena refleja tanto
los efectos de la crisis internacional, como de las políticas de ajuste interno apli-
cadas. En esta última etapa, si bien con características más dramáticas que en el
resto de los países de la región por el tipo de ajuste seguido, el deterioro de la si-
tuación de empleo refleja una situación más general de la región latinoamericana.
No es ésta la oportunidad para analizar en detalle el origen y resultados de
los procesos anteriores (véase, por ejemplo, Tokman, 1983). Baste serialar que el
aumento del descmpieo en Chile excedió al registrado en otras partes del mundo
por efecto de la recesión internacional, lo que en gran medida refleja que la política
de ajuste seguida, si bien más exitosa que en otros países en materia de control
de la inflación, redundó en un deterioro mayor en la situación de empleo. Interesa,
sin embargo, profundizar en el análisis de los cambios registrados en la economía
chilena en la década del 70, que implicaron que la tasa de desempleo alcanzara
niveles que más que duplicaron los vigentes en la década anterior. Varios fueron los
factores que explican dicho cambio, pero nos limitaremos a señalar tres de ellos.
El primero es la pérdida de dinamismo del sector industrial que entra en un proceso
de destrucción acelerada, dejando de constituir una fuente dinámica de absorción
de empleo como lo había sido en el pasado. El segundo es el otorgamiento de un rol
subsidiario a la actividad del Estado, lo que resulta en una disminución de los nive-
les de empleo público. Por último, la reducción en las tasas de inversión se ve acom-
pañada por importantes cambios en su composición.

Il. LAS OPCIONES POSIBLES

Antes de señalar lo que a nuestro juicio constituyen algunos caminos posi-


bles para enfrentar la crisis de desempleo, cabe reiterar dos aspectos que califican
los efectos esperados de cualquier política de empleo ante la presente coyuntura.
En primer lugar, la magnitud del problema implica que su solución no puede ser
inmediata. No existen recetas milagrosas que puedan en muy corto plazo solucionar
el problema del desempleo. El segundo es que debe privilegiarse el objetivo de re-
ducir los niveles de desempleo, incluyendo los programas especiales, por encima del
ataque al subempleo. Este último esconde también problemas graves de ingresos
que han estado presentes durante mucho tiempo y que se han agravado en los últi-
mos tiempos; pero, sin dudas, ellos representan problemas menos urgentes que los
que afectan a los abiertamente desocupados.
La hipótesis central que plantea este trabajo se puede descomponer en dos
subhipótesis. La primera es que sin reactivación acelerada no se puede retornar a
la situación prevaleciente en 1981. Cabe señalarse que si bien el retorno a la situación
de 1981 implicaría una mejoría considerable con respecto a la situación actual,
todavía se estaría a niveles de desempleo extremadamente altos que triplican los
registros históricos del país. La segunda subhipótesis que planteamos es que la vuel-
ta a 1981 no debe ni puede hacerse linealmente mediante una reactivación que sólo
pretenda restablecer los niveles de demanda sin cambios sustanciales en la oricnta-
ción de la política econ6mica.
Sobre el primer aspecto existe abundante literatura y sólo pretendemos,
más adelante, ilustrar cuantitativamente por qué, desde el punto de vista de la crea-
REACTIVACION CON TRANSFORMACION 107

ción de empleo, la mera restitución de los niveles de empleo sacrificados en los úl-
timos dos años implica la necesidad de un crecimiento acelerado, si se consideran
elasticidades más o menos factibles.
Nos interesa, sin embargo, profundizar en el hecho de que para enfrentar la
situación de empleo se requiere, y de todas maneras SCestá produciendo, un cambio
en la política económica. Ello trae aparejadas, a su vez, posibilidades de creación
de empleo adicionales a las generadas por una reactivación que mantenga las condi-
ciones vigentes.
Lo necesario del cambio se justifica por la mera observación de la gravedad
y urgencia del problema que debe enfrentarse. Lo inevitable encuentra su funda-
mento en las restricciones con las que deberá operar en los próximos años la econo-
mía chilena. Baste señalar dos ejemplos que ilustran la inevitabilidad de dichos cam-
bios. El primero se refiere a la situación de disponibilidad de recursos externos,
sumamente restrictiva, que obligará, y de hecho ya ha obligado, a modificar el nivel
de protección subiendo los aranceles, a devaluar el tipo de cambio y a establecer
diferentes limitaciones sobre los mercados de divisas. El segundo se refiere a la
necesidad de que el Estado asuma un rol más activo en la reactivación. Ello también
de hecho está ocurriendo en áreas tan cruciales como la financiera, donde el Estado
ha debido intervenir para evitar un colapso del sistema, que se encontró de pronto
asfixiado por la necesidad de atender su deuda externa y la imposibilidad de recupe-
rar las colocaciones efectuadas en el sector privado nacional. Por otro lado, cual-
quier reactivación para ser factible tendrá que pasar por un saneamiento de la si-
tuación por la que atraviesan las empresas, lo que implicará, y en parte ya ha impli-
cado, concebir distintas formas de renegociación de la deuda interna existente,
así como apoyar con nuevos fondos a tasas razonables de interés para hacer factible
un restablecimiento de los niveles de producción. Estas nuevas funciones que debe
asumir el Estado implicarán una transformación en sus características y significan,
de hecho, el abandono paulatino de su rol de subsidiariedad otorgado por la política
económica vigente en la década pasada.
Es, por último, la tesis central de este trabajo que el efecto empleo de una
reactivación con transformación será mayor que el que pueda esperarse de una
reactivación que sólo pretenda restablecer los niveles de demanda vigentes en 1981
sin afectar estructurahnente el funcionamiento de la economía chilena. Lo anterior
no implica de ninguna manera pensar que las transformaciones que puedan ocurrir
concomitantemente con la reactivación solucionarán el problema del desempleo
del país en el próximo bienio. Por el contrario, subsistirán todavía problemas que
deben ser enfrentados con decisión, dentro de un período aún mayor. Pero es nues-
tra hipótesis de que las transformaciones que deben acompañar la reactivación
contribuirán positivamente a enfrentar el desempleo.

III. LA TRANSFORMACION, REQUISITO ESTRATEGICO

Hemos señalado anteriormente las áreas estructurales que sufrieron transfor-


maciones más profundas como consecuencia de la política económica seguida
durante gran parte de la década pasada. Pretendemos ahora examinar con mayor
dctallc cómo estos cambios han afectado las posibilidades de creación de empleo
al comparar la situación prevaleciente en 1981 con la existente antes de 1970
en que la tasa de desempleo se eleva de niveles fluctuantes alrededor del siete por
108 VICTOR E. TOKMAN

ciento al 15,4 por ciento’ Para ello revisaremos muy brevemente las tres áreas
que, a nuestro juicio, explican gran parte de las diferencias. Es decir, la desindus-
trialización, la reducción del papel del Estado y el cambio en la composición de la
inversión.

1. DESTRUCCION INDUSTRIAL

La política económica seguida persiguió como objetivo principal el trasladar


recursos hacia aquellos sectores con mayores ventajas comparativas mediante un
aumento del grado de apertura de la economía. Ello debía inducir, al menos en teo-
ría, la reorientación de recursos hacia aquellas áreas más productivas, pero, a la vez,
obligaría a los sectores más ineficientes a hacer un esfuerzo de modernización para
estar en mejores condiciones de competir. Este objetivo se combinó con el de redu-
cir el ritmo de inflación mediante la fijación del tipo de cambio y el de liberar los
mercados fkrancieros,lo que produjo un alza en la tasa de interés. En definitiva, y
dada la estructura de protección prevaleciente en Chile, ello significaba, de hecho,
establecer una política de reducción relativa y transformación del sector industrial.

Cuadro l.- Evolución del sector industrial en Chile, 1981

(1967 = 100)

No de establecimientos Ocupación
1 2 3 4 1 2 3 4

Total industria manufacturera 87 88 75 76 76 84 75 64


Alimentos, bebidas y
tabaco 110 109 133 121 121 111 131 105
Textikqvestuario y calzado 69 71 49 60 59 68 48 53
Madera y muebles 84 88 38 25 67 80 55 19
Papel y celulosa 103 105 70 100 92 99 66 94
Quimicas y plásticos 110 107 140 116 110 97 134 115
Minerales no metálicos 75 76 27 114 73 78 37 84
Metálicas básicas 78 80 57 83 57 74 64 48
Maquinaria y equipo 81 84 74 57 66 80 73 52
Otras industrias 79 82 60 61 79 56 -

IGnte: Cortázar, Foxley y Tokman (1984).


NOtaSC
1: Total
2: Establecimientos entre 10 y 99 ocupados
3: 100 a 199 ocupados
4: Más de 200 ocupados (se refiere a Gran Santiago)

’ Se selecciona 1981 como aiio de comparac~n porque durante el mismo se alcanzan los ni-
veles máximos de demanda post 1973, habiéndose recuperado de la recesión de 1914.76 y no
xegistrándose todavía la recesión que dura hasta la actualidad.
REACTIVACICIN CON TRANSFORMACION 109

No caben dudas de que la mencionada política fue exitosa parcialmente al


provocar una reducción en el tamaiio del sector, la que, sin embargo, no se vio
acompañada por una expansión en la tasa de inversión. En 1981, Chile poseía
un 13 por ciento menosde establecimientosindustrialesque en 1967 y los niveles
de ocupación eran alrededor de 26 por ciento menores.Es decir, durante este pe-
ríodo existe una destrucción absoluta de puestos de trabajo. Dicha reducción se
concentra principalmente en la industria textil, la metalmecánicay la madera y
los muebles (cuadro 1). Confirma la reducción observadael número de quiebras
registradasdurante el período, el que alcanza cifras muy altas en comparación
con registroshistóricos.
La disminución en la creación de empleo en la industria no sevio acompaka-
da por cambiosen la estructura de empleo que implicaran un aumento de la produc-
tividad global. Por el contrario, ella implicó un aumento de las tasasde desempleo
abierto, de empleos en el PEM y de ocupacionesde baja productividad del sector
informal. Tampoco se aprecia un efecto de mayor eficiencia por su contribución
a la provisión de divisasdel país, ya que durante esteperíodo el déficit en el comer-
cio exterior de productos manufacturadossecuadruplica.
Cuatro son las principales causasque explican este comportamiento. La pri-
mera es que la política monetaria seguidafue fundamentalmente contractiva, lo
que implici, una restricción en la demanda.La segundaes que seproduce una pér-
dida de competitividad internacional producto tanto de la reducción de aranceles
como del rezago cambiario. La tercera es el aceleradoaumento en el costo del di-
nero, ya que la tasa de interés real adquiere valores sumamentealtos. Por último,
se registra un cambio del sistemade incentivos que desvía los recursoshacia otras
actividades de rentabilidad mayor, que se sitúan fuera del sector industrial (véase
al respecto,Cortázar, Foxley y Tokman, 1984)‘.
La destrucción de la capacidad industrial se manifiesta especialmenteen la
desapariciónde empleosen el sector que no son reemplazadosen el resto de la
economía. Se estima que entre 1970 y 1981 el empleo industrial seredujo en tér-
minos absolutosen alrededor de 120.000 puestosde trabajo. Esta estimación surge
de aplicar la reducción registradapor el índice de empleo industrial de la SOFOFA
entre 1970 y 1981, al empleo estimado en el primer aíío’. Una parte importante

2 Hay, desde luego, una cierta secuencia en la que operaron las causds sefialadas y que se anali-
zan en el trabajo citado. Ia restricciónde demanda afecta principalmentea comienzosdel
período (1974-76). Lapbrdidade competitividad se registra a partir de 1976, pero como resul-
tado del u.w de 2 instrumentos. La baja de aranceles que wmienza con anterioridad pero que
afecta al sector industrial con mayor intensidad a Qartt de 1978 debido ala existencia de tarifa
excedente antes de la desgravación, al menor ritmo de desgravación en el sector industrial, en
comparación a otros sectores y al rezago existente hasta que la rebaja arancelaria afecta la Qro-
duccgn, particularmente en situaciones oligopólicas donde los grandes productores se canvier-
ten, a su vez, en los grandes impOrtadOres de los mismos productos. El alza de la tasa de interés
afectó durante gran parte del período, pero la existencia de financiamiento, particularmente
externo, postergó el efecto real hasta después de 1981.
3 El índice mencionado registra una reducción de 17,6 por ciento entre los 2 años menciona-
dos y se estimó el empleo industrial en 1970 en alrededor de 680.000 personas. Debe señalarse
que las estadísticas disponibles sobre empleo industrial son escasasy conflictivas según la fuente
que se utilice. Se prefiere utilizar el índice de la SOFOFA para la evolución, pues los estudios
efectuados señalan que es más representativo y no presenta problemas de comparabilidad entre
los años mencionados (Scherman, 1981; Tardito, 1983). En relación con el nivel de empleo
industrial en 1970, las estimaciones disponibles varían ente 600.000 y 700.000 personas,
según la fuente que se use.
110 VICTOR E. TOKMAN

de dicha reducción es el resultado del cierre y liquidación de empresas durante el


período. Según la información parcial disponible para empresas de más de 50 per-
sonas en el Gran Santiago, el cierre de establecimientos parece haberse registrado
en dos subperíodos. El primero se produce entre 1974 y 1976, por efecto de la
contracción de demanda, pero posteriormente, entre 1977 y 1979, se reabre una
cierta proporción de las empresas afectadas. Posteriormente, durante 1980 y 1981,
se produce nuevamente un alto número de cierres, producto de la pérdida de com-
petitividad. El número de cierres se agudiza en 1982 y 1983 al combinarse la
contracción de demanda con la pérdida de competitividad y el alza en los costos
financieros.
Si se tiene en cuenta que la fuerza de trabajo en 1981 era de 3.674.000 per-
sonas, la reducción del empleo industrial en 120.000 personas explica 3,3 puntos
de por ciento del alza en la tasa de desempleo. Esto representa casi cl 40 por ciento
de la diferencia entre las tasas de la década del 60 y la vigente en 198 1 4.
El retorno a los niveles vigentes en 1981 implicaría, por ello, un nivel de ope-
ración del sector industrial que está sustancialmente por debajo de lo que era usual
en el país en décadas anteriores. Aun así, para que dicho retorno a 1981 sea facti-
ble se requerirá de todas maneras reabrir un alto número de empresas que cerraron
en los dos últimos aííos.
Por ello se ha propuesto por diversos autores y en particular por Foxley
(1983) que una de las POlíticdS esenciales está constituida por el rescate de aquellas
empresas que todavía pueden entrar en operaciones y que debieron cerrar durante
este período. No hay duda que muchas de ellas son irrecuperables; que los activos
han sido liquidados como chatarra o que la obsolescencia de sus equipos es tan
avanzada que hace antieconómica su puesta en marcha nuevamente. Pero es previ-
sible que un grupo de las mismas haya debido cerrar ante la imposibilidad de en-
frentar su situación financiera, especialmente en momentos en que su competiti-
vidad estaba seriamente deteriorada y los niveles de demanda sumamente deprimi-
dos.
Una política específica de rescate de dichas empresas debería permitir aumen-
tar la capacidad productiva industrial del país sin grandes esfuerzos de inversión
y ello generaría, a su vez, la posibilidad de restituir al menos parte de los puestos
de trabajo destruidos durante el período. Ello, a su vez, implicaría no sólo un au-
mento del empleo en el sector industrial sino que, además, debido a los conocidos
encadenamientos existentes, provocaría, asimismo, efectos indirectos sobre el
empleo dc magnitud significativa.
Es imposible sin estudios en profundidad determinar cuántas empresas son
recuperables, pero sólo para ilustrar la dimensión que puede alcanzar dicha política,
si se piensa que alrededor de la mitad de los puestos de trabajo destruidos en la
década pueden ser recuperados, se tendría un aumento del empleo industrial de
alrededor de 60.000 puestos de trabajo. Si, además, se considera un multiplicador
de empleo de 2,5, es decir, por cada puesto de trabajo generado en la industria se
genera uno y medio puesto de trabajo fuera de ella, el efecto total de este tipo de
políticas podría alcanzar a la creación de 150.000 puestos de trabajo.

4 Debe notarse que el cálculo supone que el empleo industrial no hubiera crecido a partir de
1970. Si, por el contrario, el empleo industrial se hubiera mntinuado expandiendo a las tasas
históricas dc largo plazo (alrededor del 2 por ciento anual), el nivel de empleo registrado en
1981 implicaría una reducción de alrededor de 250.000.
REACTIVACION CON TRANSFORMACION 111

El resultado esperable de esta política no puede ser de maduración instantá-


nea, pero tampoco tomaría, en teoría, un tiempo extremadamente largo. Las em-
presas rescatables podrían volver a operar en un período más corto que lo que se
requiere para instalar una nueva planta. Por ello es que postulamosque en un pe-
ríodo de no más de dos anosestetipo de políticas debería tener suefecto pleno en
términos de creación de empleo. Ello permitiría contemplar un primer período de
análisis,determinación y selecciónde las empresasa ser apoyadas, ademásdel pe-
ríodo necesariode puestaen marcha de lasunidadesproductivas.

2. EL ESTADO EMPLEADOR

Otra de las transformacionesocurridas durante la décadapasadafue el asignar


al Estado un rol subsidiario,lo que implicó una paulatina reducción en sutamano,
que, en definitiva, se tradujo en un menor nivel de absorción de empleo. Así, la
participación del empleo público en la fuerza de trabajo urbana en 1981 alcanzó
a menosdel diez por ciento de la fuerza de trabajo, mientrasque en 1970 su partici-
pación era cercana al 13 por ciento. El nivel de empleo público en dicho año fue
inferior al existente diez anosatrás(véasecuadro 2).
Lacaída, en términos absolutos,seconcentra principalmente en lasentidades
de fomento y en las empresaspúblicas. En las primeras,segeneran12.000 puestos
de trabajo menos en 1981 en comparación a 1970, mientras que en las segundas,
la disminución absoluta en el número de puestos de trabajo alcanza a 18.000.
Estas disminuciones,en términos absolutos, seven sólo parcialmente compensadas
por una expansión moderada, particularmente en el empleo público en servicios
sociales(véasecuadro 3).
Si, además,se reconoce que el Estado desempeñafunciones que se asocian
directamente con la población que está siendo atendida, era previsibleque el mero
crecimiento del país hubiera implicado también un nivel de empleopúblico mayor
en términos absolutos. Si el empleo público hubiera continuado aumentando aun
a tasasinferiores a las que fueron los registroshistóricos en la década de los 60,
es decir, durante administraciones que no se caracterizaron por una expansión
desmedidadel empleo público, el sector público debería haber generado 136.000
puestos adicionales a los efectivamente registradosen 1981 (véasecuadro 2). Ello
hubiera implicado una reducción en la tasa de desocupaciónde 3,7 puntos de por
ciento, explicando con ello cerca del 44 por ciento de los mayores niveles de des-
ocupación de eseaño en comparacióna los históricos.
La evolución del empleo público es consistente con los objetivos de política
mencionados.En particular, seha concentrado la reducción del empleo en aquellas
funciones que se considerabanredundantes y desempeñadas con un alto nivel de
meficiencia. Así, el traspasode empresasdel sector público al privado y el aumento
cn la eficiencia de las empresasque quedan dentro del sector público implicaron la
reducción en términos absolutos del empleo en dichas empresas.Por otro lado,
el descansaren mayor medida en el mercado como asignadorde recursos tornó
en redundante el personal que desde el sector público atendía las actividades de
fomento productivo y, en particular, aquellasrelacionadascon el desarrollo de la
producción agrícola, industrial y de la construcción.
Cabe preguntarse en qué medida dicha situación puede mantenersehacia el
futuro cuando, como seseñalóanteriormente, ya está siendo necesariauna mayor
intervención del Estado fundamentahnentc cn su rol promotor. Asimismo, la po-
blación chilena en la última décadaha aumentado considerablementey existe un
112 VICTOR E. TOKMAN

creciente número de necesidades insatisfechas en los campos de la educación,


de la salud, de la vivienda y de otros servicios públicos indispensables. Si se postula
que el cambio en la estrategia de desarrollo implicará un rol más activo del Estado
en actividades como la construcción, será necesario volver a dotar al mismo de la
capacidad operativa. Nótese que en la década pasada se reducen notoriamente las
instituciones que atienden al sector ya que se refunden en SERVIU instituciones
como CORHABIT, CORMU, CORVI y COU. Situación similar ocurre con las en-
tidades de fomento agropecuario donde se disuelve la CORA y se reducen otros
organismos de apoyo al sector, como el INDAP y ODEPA, y también se produce
asimismo una disminución sustancial en el apoyo al sector industrial mediante re-
ducciones de personal en la CORFO, en SERCOTEC y en otros organismos espe-
cializados.

Cuadro 2.- Empleo en el sector público

Empleo Déficit
Año efectivo Proyección Dkficit corregido
al b/ Cl

1964 209.869
1965 225.450
1966 235.258
1967 245.169
1968 250.467
1969 259.880
1970 279.957 279.957 - -
1971 311.872 29 1.435 - 20.437 - 20.549
1972 347.426 303.384 ~ 44.042 - 44.274
1973 387.198 315.823 - 71.375 - 71.720
1974 360.210 328.772 - 31.438 - 37.409
1975 325.532 342.25 1 16.719 - 1.787
1976 314.280 356.283 42.003 18.166
1977 295.888 370.891 75.003 39.527
1978 293.348 386.097 92.749 51.719
1979 292.587 401.927 109.340 64.741
1980 295.805 418.406 122.601 75.109
1981 299.059 435.561 136.502 86.347
1982 302.349 453.419 151.070 97.396

Fuente: Período 1964-79: Marshall y Romaguera (1981).

al Para los años 1971 y 1972 se interpoló sobre la base de las tasas medias de crecimiento
anual del período 1970-73 (ll,4 por ciento). Para losaños 1980.1981 y 1982 se ocu-
pó la tasa media de crecimiento anual de la Administración Pública, Educación y Salud
(1.1 por ciento) durante el período 1979-82, según el INE; Banco Central de Chile:
Indicadores económicos y mctiles 1960.1982 (Santiago. Banco Central de Chile),
página 181.
b/ Proyección: se ocupa la tan media de crecimiento del período 1960.1970 (4,l por
ciento) calculada por Manball y Romaguera (1981), página 25.
cl Supone que el empleo efectiva registrado en las empresas públicas no se altera.
Cuadro 3. - Empleo público por funciones

servicios odministroti!Jm Entidades de fomento Servicios sociales Empresas públicas


Empleo Proyec- Empleo Royec- Empleo ñoyec- Empleo Royec-
A iiOS efeerivo ción Déficit efectivo ción Déficit efectivo ción Déficit efectivo ción Déficit
J b/ d b/ d bf al bl

1964 37.274 28.4S4 94.522 49.619


1965 39.334 32.139 103.877 50.100
1966 41.014 35.371 109.070 49.803
1967 41.959 36.684 116.651 49.875
1968 44.403 37.915 118.597 49.552
1969 44543 39.174 126.815 49.348
1970 46.115 46.115 - 44258 44.258 - 133.806 133.806 - 55.778 55.778
1971 47.775 48.006 231 57.934 46.073 -11.861 146.116 139.292 -6.824 57.953 58.065 112
1972 49.495 49.974 479 75.835 47.962 -27.873 159.559 145.003 -14.556 60.214 60.446 232
1973 51.241 52.023 782 99.337 49.928 -49.409 174.041 150.948 -23.093 62579 62.924 345
1974 52.845 54.156 1.311 69.547 51.975 -17.512 178.285 157.137 -21.248 59.533 65.504 5.971
1975 48.884 56.376 1.492 5 3.927 54.106 179 173.038 163.580 - 9.458 49.683 68.189 18.506
1976 47.992 58.688 10.696 48.853 56.324 7.471 170.287 170.286 -1 47.148 70.985 23.837
1977 45.946 61.094 15.148 38.351 58.634 20.283 173.171 177.268 4.097 38.420 73.896 35.476
1978 46.181 63.599 17.418 34.388 61.038 26.650 176.884 184.536 7.652 35.895 76.925 41.030
1979 48.766 66.206 17.440 32.006 63.540 31.534 176.335 192.102 15.767 35.480 80.079 44.599
1980 49.302 68.921 19.619 32.358 66.145 33.787 178.275 199.978 21.703 35.870 83.362 47.492
1981 49.845 71.746 21.901 32.714 68.857 36.143 180.236 208.177 27.941 36.265 86.780 50.515
1982 50.393 74.688 24.295 33.074 71.680 38.606 182.218 216.713 34.495 36.664 90.338 53.674
Fuente: Marsball y Romaguera (1981).
a/ Servicios administrativos: para los años 1971 y 1972 se interpoló utilizando la tasa media de crecimiento anual del período 1970.73. Para
el año 1982 se tomó la participación que los servicios administrativos tenían en el total del año 1979. Luego se aplih la tasa media de cre-
cimiento anual entre 1979 y 1982 para calcular el empleo de los años 1980 y 1981. Para el resto de las funciones se utilizó el mismo proce-
dimiento.
b/ La proyección se efectuó aplicando al empleo efectivo en 1970 la tasa de proyección utilizada en el cuadro 2. Se utilizó la misma tasa para
todas las funciones. bajo e4 supuesto de participación constante de las mismas en el total.
114 VICTOKE.TOKMAN

Es evidente que este tipo de política puede ser objetada por estatizante.
No obstante, debe tenerse presente que las comparacionesanteriores se efectúan
con un tamaño del empleo público vigente antes de 1970, sin tomar en cuenta la
gran expansión producida entre 1970 y 1973. Por otro lado, sereconocela necesi-
dad de aumentar la eficiencia en la función pública y sepostula aprovechar la si-
tuación actual para mantener niveles de eficiencia mayores en la gestión pública.
Por ello, se postula congelar cl empleo en las empresaspúblicasy recuperar alrede-
dor de la mitad del empleo que se hubiera generadode continuarse la tendencia
histórica de los 60 corregida tanto por la congelación de las empresascomo por
disminución de la tasa global. Aun con estossupuestossumamenterestrictivos, si
se recuperaran los niveles perdidos en la participación relativa en las entidadesde
fomento y en los servicios socialesy administrativos implicaría crear alrededor de
50.000 puestos de trabajo adicionales(véase nuevamente cuadro 3). De ellos, 27
mil estarían concentradosen las entidadesde fomento, las que constituyen un re-
quisito indispensablepara poder implementar políticas como la de rescateindus-
trial anteriormente señalada,o programasde vivienda o la restitución del apoyo a
los sectoresproductivos.

3. INSUFICIENTE ACUMULACIONY CAMBIOSEN SUCOMPOSICION


Una tercera fuente de diferencias significativas en el funcionamiento de la
economía chilena con respecto a las décadasanteriores fue la disminución en SU
capacidadde acumulación. Ello se reflejó en una caída del coeficiente de inversión
que en la décadadel 60 superabalos nivelesdel 20 por ciento del producto interno
bruto, mientras que entre 1974 y 1982 sólo alcanzó en promedio al 15,5 por cien-
to. Dicha reducción en la tasa de inversión SCreflejó aun con mayor intensidaden
la inversión pública, como consecuenciade la orientación general de la política
económica. En particular, la inversión pública, directa e indirecta, se deteriora en
40 por ciento en el decenio entre 1969 y 1979 en términos absolutos.
La recuperación de los niveles de inversión y, por consiguiente, de ahorro,
constituye un requisito indispensablepara que la economía chilena pueda registrar
un crecimiento aceleradoy sostenido.Este requisito es parte integral de cualquier
política de reactivación y crecimiento posterior. Nos interesa, sin embargo, desta-
car que la caída de la inversión fue acompañadapor un cambio significativo en su
composición. Dicho cambio en la composición significó asignaruna mayor parti-
cipación a sectoresy proyectos que, en defmitiva, resultaronen una menor capaci-
dad de creación de empleo. Es decir, no sólo hubo menor inversión, sino que la
misma fue acompaitadapor una menor generación de empleo por unidad de re-
curso invertido.
Los cambiosen la composición pucdcn observarseal menosde dosmaneras.
La primera es segúnel tipo de bien invertido y la segundaes segúndestino de la
inversión. En relación al tipo de bien invertido se produce durante el período una
caída en la participación de la construcción y de los bienesde capital nacionales,
concomitante con el aumento de la participación de los bienesde capital importa-
dos. Si se compara la estructura de inversión prevaleciente en 1980-81 con la que
existía en 1969-70, seobserva una caída dc participación de los primeros de 12,4
puntos de por ciento. Dado que los bienes dc capital importados producen un
efecto empleo casinulo, en contraste con la construcción y hi producción nacional
de bienes de capital, este cambio en la composición afectó la creación de empleo
generadapor la inversión. Una estimación gruesade la pérdida de empleo por este
REACTIVACION CON TRANSFORMACION 115

efecto nos indica que la misma se situaría en alrededor de 24.000 puestos de trabajo
y si se le suman los efectos indirectos, suponiendo un multiplicador en la construc-
ción del orden del 1,s y de 2,0 para las maquinarias y equipos nacionales, dicha
pérdida podría situarse en alrededor de 60.000 puestos de trabajo (véase cuadro 4)s.
Sin duda, un cambio en la composición de la inversión, aun sin aumentar sus nive-
les, permitiría recrear los puestos perdidos en este proceso.

Cuadro 4.- Efecto empleo de los cambios en la composición de la inversion

Maquinarias Maquinarias
Cons- y equipos y equipos
trucción nacionales importados Total

A. Cambios en IB composición
1969.1970 66,3 631 27,7 100,o
1980-1981 55.1 49 40,l 100,o
Diferencia -ll,2 -1,2 12,4 -

B. Efecto empleo
Nivel de empleo en 1980-81
(en miles) a/ 208.9 31,1 240,O
Pérdida de empleo directo b/ 23.396 373 23.769
Pérdida de empleos indirectos ci 35.094 746 35.840
Efecto empleo total 58.490 1.119 59.609

a/ Fuente: Departamento de Economía de la Universidad de Chile. Si se utiliza la información


de empleo del INE el efecto empleo total alcanza a 47.000 personas en lugar de 59.609.
b/ Se calculó aplicando la caída en la participación aI nivel de empleo de 198041.
c/ Se estimó suponiendo multiplicadores de 1.5 para la construcción y 2.0 para Ias maquinarias
y equipos nacionales.

La segunda forma de observar los cambios en la composición es por sector


de destino. Desafortunadamente, sí110 se dispone de información sobre lo ocurrido
en términos de sectores de destino para la inversión pública y sólo hasta 1979. No
obstante, la información es clara en señalar que se produce una pérdida de partici-
pación en casi todos los sectores, excepto en transporte y comunicaciones. Así
SC contraen sectores como vivienda, agricultura, industria y educación (véase cua-
dro 5). Dadas las estimaciones del efecto empleo generado por diferentes proyectos
de inversión (Tokman, 1983), el cambio en la composición en detrimento de esos
sectores debería haber implicado también una pérdida de capacidad de generación
de empleo por unidad de inversión.
Sólo con propósitos ilustrativos se podría estimar su magnitud de manera
gruesa, considerando la información disponible para otros países sobre diferencias
relativas en la generación de empleo por unidad de inversión en los distintos pro-

5 Los efectos indirectos se refieren a los encadenamientos de empleo relacionados con la pro-
ducción de insumos. No se incluye el efecto empleo permanente generado po~ la operación
de los hiencs de capital. En este casu es de esperar un multiplicador potencial mayor en las ma-
quinarias y equipos, independiente de su origen, que en la construcción.
116 VICTOR E. TOKMAN

yectos de inversión. Ello permite estimar que el cambio en la composición de la


inversión pública significó una menor creación de empleo particularmente en la
etapa de construcción, de alrededor del siete por ciento, sólo parcialmente compen-
sada por un mayor efecto indirecto permanente en la construcción de infraestruc-
tura (véase nuevamente cuadro 5). Es éste también un camino para explorar en
términos de obtener una mayor creación de empleo sin requerir recursos adicio-
nales.

(Iredro 5.- Efecto empleo hipotético del cambio en la composición de la inversión


pública

Participación Cm bies Efecto Efecto


pCVCtVlhlol pmtici- 07lpkW eWZpk0
poción construcción permanente
Sectores de destino 1969 1979 1979f69 4 bf

Vivienda 31.6 30,l -15 - 2,91 -


Transporte y
comunicaciones 19,l 30,o +10,9 + 3,76 +18,31
Agricultura 13.3 12,7 -0.6 -1.19 - 2,89
Industria 10,2 7,O - 3.2 - 1,82 -4,48
Educación 72 4,9 -2,3 - 0,99 - 3.80
Salud 2.4 t,7 - 0,7 - 0.89 - 0,70
otros 162 136 - 26 2.60 - 2,60
Total 100,o 100,o 0 - 6.70 + 3,90

Total inversión pública c/


(miles de millones de pesos
de 1978) 37,o 21.8

J Se obtuvo aplicando los cambios en la composición de la inversión alas diferencias de absor-


ción de empleo Por tipo de proyecta en la etapa de construcción estimados por PREALC
para varios países. Véase Tokman (1983).
b/ Se procedió igual que en a/ aplicando los coeficientes referidos a efectos permanentes.
c/ Serefiere a la inversión pública directa más indirecta.
Fuente: Mmhall (1981).

IV. EFECTO EMPLEO DE LA REACTIVACION CON TRANSFORMACION

1. EL PUNTO DE PARTIDA

Al comenzar este ejercicio deseamos introducir una nota de cautela sobre la


baseestadística de que se dispone en esta materia cn Chile. Existen discrepancias
significativas segúnla fuente que seutilice, principalmente el INE o el Departamen-
to de Economía de la Universidad de Chile. Dichas discrepanciasse reflejan en los
niveles y porcentajes de las tasasde desocupaciónabierta y principalmente, en la
magnitud de la fuerza de trabajo y su evolución. Existen, asimismo,problemasal
interior de las estadísticasproporcionadas por el INE; en particular, en cuanto al
crecimiento de la fuerza de trabajo que aparece estancadaentre 1981 y 1983.
REACTIVACION CON TRANSFORMACION 117

Existen, además,dificultades metodológicasy de medición, para determinar qué


parte de los que seregistranen los programasde empleomínimo sonefectivamente
ocupados, qué proporción de ellos se consideradesocupadoy cuálesno integrarían
la fuerza de trabajo de no existir dichos programas.Quedaría, asimismo,por revisar
la proporción de desocupadosque declaran recibir ingresosderivados de trabajos
ocasionalesy que, segúnalgunasestimaciones,alcanzaría proporciones significa-
tivas.
Para los propósitos de este trabajo se ha tomado como fuente principal la
información proporcionada por el INE en su encuesta de octubre-diciembre de
1983, la que señalauna tasa de desocupaciónabierta de 14,6 por ciento. Se han
agregadolas personasregistradasen los programasPEM y POJH, introduciendo un
ajuste en los primeros para evitar duplicaciones.Dicho ajuste seefectuó a basedel
trabajo reciente de Castañeda(1984) que señalaque el 88,l por ciento de los ocu-
pados en el PEM seconsidera efectivamente ocupado. Como resultado, la tasa de
desocupaciónincluyendo PEM y POJH alcanzó a Fmesde 1983 al 27,3 por ciento
(véasecuadro 6).

Cuadro 6.- Situación de empleo actual


(Miles de personas)

Nivel
1981 1983 corregido
1983

Fuerza de trabajo al 3.674,1 3.687,9 3.830,O


Ocupación 3.259,4 3.149.5 3.149,5
Desocupación 417,7 538,4 6805
Tasadedesocupación
abierta b/ ll.3 14,6 17.8
PEM cl 171,3 2749 274.9
Ajuste PEM d/ 150.9 242.2 242,2
POJH el - 225,4 22s ,4
Desocupadosefectivosf/ 565,6 1.006.0 1.148.1
Tasadesocupaciónefectivagl 15,4 27,3 30,o
Ocupadosproductivosh/ 3.108,5 2.6819 2.6819
Variación ocupados productivos -426.6 -426,6

al INE: Encuesra nacional de ocupación y desocupación, octubre diciembre de cada aio. Nivel
corregjdo 1983 se estimó suponiendo que la fuerza de trabajo crece entre 1981y 1983al
2,1* anual.
b/ Según la misma fuente de a/. La tasa de desocupación corregida resulta de suponer que la di-
ferencia entre la fuerza de trabajo corregida y la que registra el INE, constituiría desemplea-
dos potenciales.
cl Se refiere al oromedio mensual octubre-diciembre de cada año. seeún el INE.
d/ ie efectuó una corrección al número registrado pop el INE p’uaka duplicaciones, inclu-
yendo sólo aquellos que se declaran ocupados. Este porcentaje fue estimado por Castañeda
en 88,loksobre la base de una encuesta a beneficiarios del PEM de marzo de 1983, efectuada
por el Departamento de Economía de la Universidad de Chile.
el Misma fuente de cl.
fl Incluye desocupados, más registrados PEM corregido más POJH.
gl Relación entre f/ y al.
h/ Nivel de ocupación registrado por el INE menos PEM corregido y POJH.
118 VICTOR E. TOKMAN

No obstante, y como se señala anteriormente, llama la atención que la infor-


mación proporcionada por el INE refleje u’n estancamiento de la fuerza de trabajo
entre 1981 y 1983. Este estancamiento podría estar registrando un fenómeno de
trabajador desalentado, en el sentido de que el deterioro en las condiciones del
mercado de trabajo habría inducido una caída en la tasa de participación. Es obvio
que la recuperación de los niveles de empleo debería venir acompañada con un res-
tablecimiento en las tasas de participación y, por ende, la presión en el mercado
de trabajo sería mayor que la registrada en la encuesta del INE. Si se supone que la
fuerza de trabajo ha crecido a partir de 1981 a la tasa de 2,l por ciento por aRo,
ello implicaría que a fines de 1983 la fuerza de trabajo alcanzaría a 3.830.000
personas y la tasa de desocupación abierta vigente se situaría en alrededor del 18
por ciento, en lugar del 14,6 por ciento señalado anteriormente. Si se le agregan,
además, los trabajadores del PEM con el ajuste correspondiente y los del POJH,
la tasa de desocupación se ubicaría en el 30 por ciento, en comparación con el
15,4 por ciento vigente a fines de 198 1 (véase nuevamente cuadro 6).
Es decir, a fines de 1983 Chile registraría una tasa de desocupación, inclu-
yendo PEM y POJH, que fluctúa entre el 27,3 y el 30 por ciento y que afecta entre
un millón y 1.150.000 personas.
Si se quisiera alcanzar una tasa de desempleo del orden del siete por ciento,
lo que constituiría una aproximación a la tasa de largo plazo prevaleciente en la
década del 60, se requeriría crear entre 830.000 y 960.000 puestos de trabajo
según las cifras que se acepten para 1983. Es obvio que tal magnitud de empleos
no puede generarse de inmediato y, por lo tanto, se requiere un plan de acción
que debe cubrir varios años en el futuro. Por ello, señalaremos a continuación los
grandes elementos de una posible estrategia para enfrentar este problema. Dichos
elementos son fundamentalmente dos, los que, como se argumentó anteriormente,
aparecerán interrelacionados en el futuro cercano. El primero se refiere ala reacti-
vación económica para recuperar los niveles de 1981 y el segundo a la transforma-
ción que deberá acompafiar dicha reactivación.

2. REACTIVACION, CONDICION NECESARIA PERO NO SUFICIENTE

Entre 1981 y 1983 se perdieron alrededor de 427.000 puestos de trabajo


en Chile. Dicha pérdida de empleo se relaciona con la recesión, producto de la situa-
ción internacional y de las políticas de ajuste seguidas. Parece claro que se requiere
como primera condición para enfrentar el problema del empleo recuperar, al
menos, los niveles perdidos en los últimos dos años. Dicha tarea no será fácil, te-
niendo en cuenta las restricciones, fundamentalmente externas, que debe enfren-
tar la economía chilena. Por lo tanto, parece razonable pensar que SC requerirá
por lo menos un bienio para volver a la posición de 1981. Si se acepta como meta
la recuperación del nivel de empleo de 1981 hacia 1985, la economía chilena deberá
crecer a tasas que fluctúan entre el 17,7 y el 22,7 por ciento en el bienio, según
las elasticidades que se adopten (alternativas Al y A2 del cuadro 7)6. Si se acepta

6 Dado que existen diferentes estimaciones cn cuanto a la tasa de crecimiento histórica de la


fuerza de tralxajo que varía entre 1,2 y 2,l por ciento anual, la alternativa 1 sería similar en
1985 a haber supuesto un crecimiento de 1,0 por ciento anual a partir de 1981. Las diferentes
tasas surgen de adoptar sea el período intercensal 1960-70 o el crecimiento estimado entre el
censo de 1970 y una estimación de 1982 a partir de los adelantos censales, utilizando la tasa
de participación estimada por la Universidad de Chile.
Cmdro 7.~ Efecto empleo de la reactivación en 1985 a/
(Miles de personas)

Altemativ~ I b/ Alternativa 2 cl
A L3 C A E c

Fuerza de trabajo 3.844,4 3.844,4 3.844 4 3.992,s 3.992,s 3.992,s


Ocupación 3.108,5 3.108,s 3.108,s 3.108,5 3.108,5 3.108,s
Desocupación 735.9 735,9 735,9 884,0 884,0 884.0
Tasa de desocupación abierta 19,l 19,l 19,l 22,l 22.1 22,l
PEM - -
Ajuste PEM - - -
POIH - llS, 225,4 118,Z 225,4
Desocupados efectivos 735,9 854,l 961,3 884,0 1.002,2 1.109.4
Tasa de desocupación efectiva 19,l 22,2 25,0 22,l 25 ,l 27,8
Ocupados productivos 3.108,5 2.990.3 2.883,1 X108,5 2.990,3 2.883,1
Variación ocupados productivos 426,b 308,4 201,2 426,b 308,4 201,2
Variación ocupados productivos (%) 159 11.5 7.5 15.9 11.5 7,5
Crecimiento anual requerido del producto
en el bienio, según elasticidades empleo-
producto alternativas: 10,8 73 5,2 10,s 73 5,2
0,7 95 7,O 4.6 9.5 7.0 426
0,s 8,5 632 4,l 825 62-2 4,l
0.9
a/ Las definiciones utilizada son similares a las del cuadro 6.
b/ Suponiendo que las cifras oficiales para 1983 son efectivas y que la fuerza de trabajo crece en 2,1% anual. Véase cuadro 6. Las alternativas A, B y
C difieren entre sí por los supuestos de intensidad de reactivación. En A se supone que en el próximo bienio 1984-85 se recupera el nivel de empleo
productivo vigente a fmes de 1981. En C se supone que en 1985 existirá todavía un nivel de POIH similar al de 1983, pero que el resto del empleo
productivo será similar al nivel de 1981. La alternativa B supone una situación intermedia.
ci Suponiendo que existen desocupados potenciales en 1983 y que la fuerza de trabajo uece en 2,1% anual. Véase nuevamente cuadro 6. Las alterna-
tivas A, B y C son similares alas de la alternativa anterior.
120 VICTOR E. TOKMAN

la elasticidad de 0,9, los requerimientos de crecimiento del producto para reponer


los puestos de trabajo perdidos se acercan al límite inferior y se si acepta una
elasticidad de 0,7 se acercan al límite superior. Debe seilalarse que la elasticidad
empleo/producto en la recesión 198 l-83 fue cercana a 0,9, por lo que se considera
que la elasticidad relevante para la recuperación estará en torno a 0,8-0,9’. Ello
implicará que la tasa de crecimiento anual del producto deberá estar entre 85 y
95 por ciento, para poder recuperar la pérdida de empleo. De lograrse dicha reacti-
vación, la tasa de desocupación que prevalecerá en 1985 variará entre 19,l y 22,l
por ciento, según la cifra de base que se acepte. Es decir, la reactivación de esta
magnitud permite reducir la tasa de desempleo abierto en alrededor de ocho puntos
de por ciento (véase cuadro 7).
Sin duda, esta tasa de crecimiento requerida es acelerada y excede los pro-
nósticos actuales presentados por el gobierno. Sin embargo, si la recuperación eco-
nómica se produce sólo a tasas anuales de entre cuatro y cinco por ciento, para
1985 los efectos sobre el empleo serán magros. Así, la tasa de desocupación sí>10
habrá disminuido en dos puntos de por ciento y en 1985 todavía estará entre 25
y 27,s por ciento (alternativas C 1 y C2 del cuadro 7).
Por ello, dada la situación de empleo, creemos imprescindible aspirar a una
meta de crecimiento acelerado en el próximo bienio, ya que, de lo contrario, la
situación de empleo prevaleciente tenderá a perpetuarse. Es evidente que esta ne-
cesidad abre la discusión sobre la viabilidad de la misma, pero dicha discusión es-
capa a los objetivos de este trabajo. Basta reiterar que si bien la restricción externa
preveleciente introduce serias limitaciones, no parece imposible alcanzar la meta
planteada de crecimiento para el próximo bienio, aun cuando esto pueda repercutir
en un crecimiento más acelerado de los precios que lo previsto en el programa
vigente (Castillo y Tardito, 1983).

3. LAS TRANSFORMACIONES

Como se señaló anteriormente, tres son las transformaciones que deberán


acompañar la reactivación y que consisten básicamente en el rescate de las em-
presas del sector industrial, en la adecuación de la estructura del Estado para los
nuevos roles que deberá asumir y los cambios en la composición de la inversión
(cuadro 8).
Estimamos que por efecto de la primera transformación se podrían generar
alrededor de 150.000 puestos de trabajo hacia 1985; es decir, suponiendo una ma-
duración de dos años. Estos puestos de trabajo serían el resultado de la recupe-
ración de alrededor de la mitad del empleo perdido entre 1970 y 1981 en la indus-
tria manufacturera (alrededor de 60.000 puestos de trabajo), más el efecto indirec-
to que esta creación de empleo manufacturero tendría sobre los otros sectores.
En segundo lugar, la adecuación del Estado para desempeñar sus nuevas fun-
ciones implicaría la creación de alrededor de 50.000 puestos de trabajo hacia 1985,
la que, como se senala anteriormente, se concentraría en las entidades de fomento
y los servicios sociales y administrativos, permitiendo, además, aumentos de eficien-
cia en las empresas del Estado.

’ La elasticidad empleo-producto durante el período 1981-83 fue de 0,9. Dado que se ha pro-
ducido destrucción de capacidad, es de esperar una elasticidad de corto plazo en la recuperación
relativamente menor. Mellcr y Solimano (1983) utilizan una elasticidad de 0,7 y Sanfuentes
(1983) utiliza para el mismo propósito una elasticidad de 0,8.
cuadro 8.- Efecto empleo de la reactivación con transformación en 1985
(miles de personas)

Alternativo 1 al Alternativa 2 b/
A B C A B c

Desocupación total de 1985 cl 1.162,5 1.162,s 1.1623 1.310,6 1.310.6 1.310,6


Desempleo de largo plazo d/ 269,l 26931 269,l 219,5 219,5 219,5
Efecto empleo de la reactivación e/ 426,6 308,4 2012 426,6 308,4 201,2
Efecto empleo transfomacián f/
- Rescate industrial 150,o 150,o 150,o 150,o 150.0 15op
- Transformación Estado 50,o so,0 50,o 50.0 50.0 50.0
Desempleo abierto 9/ 535,9 654.1 661,3 684,O 802.2 909,4
Tasa desempleo abierto h/ 139 17.0 19.8 17,l 20,l 22.8
Rog?amn emergencia
- Años requeridos post 1985 i/ 5 ,l 834 10.9 835 11.1 13.7
- Empleo municipal adicional
0 alternativas j/ 266.8 385.0 492,2 404,s 522.7 629,9
- Tasa de desempleo efectiva 7.0 7.0 7.0 7.0 7,O 7.0

alIgual que alternativa 1 en cuadro 1.


b/ Igual que alernativa 2 en cuadro 7.
cl Suma de los desocupados abiertos más Ia caída de empleo entre 1981 y 1983.
d/Se supuso una tasa de desempleo de largo plazo del 7%
e/ Véase cuadro 7.
f/Para la metodología véase texto y cuadros 2, 3 y 4.
g/ Desempleados de largo plazo más subtotal por absorber.
h/ Tasa referida a g/ y fuerza de trabajo según cuadro 7.
il Se retiere a los años requeridos a partir de 1985 para cemar la brecha de empleo, suponiendo una tasa de equilibrio de largo plazo del 7% como me-
ta. Se supuso que el producto crece al 7X anual, una elasticidad empleo-producto de 0,5 y que la fuerza de trabajo lo hace al 2,1% anual.
j/ Diferencia entre total de desocupación según g/ y desempleo de largo plazo, según d/.
122 VICTOR E. TOKMAN

En tercer lugar, los cambios en la composición de la inversión, restituyendo


la participación de aquellos más intensivos en mano de obra, en particular los rela-
cionados con actividades de construcción y de apoyo a los sectores productivos,
implicaría la creación de 60.000 puestos dc trabajo adicionales hacia 1985. Como
se señaló, 24.000 de dichos puestos serían creación directa, mientras que cl resto
se generaría por sus efectos indirectos. En suma, las transformaciones propuestas
generarían, a nuestro juicio, una creación de empleo adicional de alrededor de
300.000 personas en 1985.
Para evitar duplicaciones debe exc!uirse el efecto empleo de las transforma-
ciones que ya seencuentra incluido en el de la reactivación. Este no sería el caso
con las dos primeras transformaciones propuestas, pues, si bien la reactivación
implicaría incorporar cambios en la dirección señalada,todavía subsistirían las
diferencias registradasen 1981 con respecto a los nivelespre 1970. Es obvio que el
rescatede empresasindustriales esun requisito para aseguraruna efectiva reactiva-
ción. Pero el mismo se concentrará en aquellasempresasque cesaronactividadesen
los dos últimos años, que son las que determinan la capacidadde producción exis-
tente antes de la recesión. La reapertura de las empresascerradascon anterioridad
(principalmente entre 1979 y 1981) contribuirá adicionalmente a la creación de
empleo.
Argumento similar puede desarrollarsepara el empleo público. Distinta pa-
rece ser la situación con respecto a la inversión, ya que tanto su expansión como
principalmente su cambio de composición en el corto plazo estaránincluidos en el
paquete reactivador. El cambio en el grado de apertura de la economía ya registra-
do, junto con la necesidadde generar un alto número de puestosde trabajo para
retornar a la situación prerrecesión, señalancambiosen esadirección. Por ello, en
los ejercicios siguientesno consideraremoscomo adicionaleslos efectos de esta
tercera transformación.

4. EFECTO EMPLEO DE LA REACTIVACION CON TRANSFORMACION

La reactivación, acompafiada de las transformaciones señaladas,permitiría


alcanzar hacia 1985 una tasa de desocupaciónque fluctuaría entre 13,9 y 17,0 por
ciento, segúnla alternativa A, dependiendo de la baseque se acepte. Ello implica
una caída de 13 puntos de por ciento sobre la tasa de desocupaciónprevaleciente
a fines de 1983; esdecir, duplica el efecto obtenido con la reactivación sin transfor-
mación. Por otro lado, estastasasde desempleosignificarían, en la peor de las hi-
pótesis, una situación peor que la de 1981 , y en la mejor, llegar a niveles de un
punto de por ciento inferior. Con todo, aun en 1985 seestaría todavía por encima
de la tasa de desempleonatural del siete por ciento, siendonecesarioun horizonte
de tiempo máslargo para poder llegar a dicha meta.
Si a partir de 1985 la economía chilena se sitúa en un crecimiento anual del
producto de alrededor del siete por ciento, si la fuerza de trabajo continúa cre-
ciendo a 2,l por ciento por año y si la elasticidad empleo-producto es similar a la
del largo plazo (O,S)*, se requerirían entre 5,7 años en la primera alternativa y
8,5 años en la segunda,para alcanzar la tasa de desocupacióndel siete por ciento
(véase nuevamente cuadro 8). Es decir, sólo a comienzosde la próxima décadala
economía chilena estaría en condiciones de retornar su nivel dc desocupación
histórico.

s Elasticidad similar ala utilizada por Meller y Solimano (1983).


REACTIVACION CON TRANSFORMACION 123

Ello hace necesario pensar en medidas adicionales para absorber los desocupa-
dos existentes por encima de la tasa de largo plazo. Debe señalarse que en la primera
alternativa (Al) el excedente por absorberseríael equivalente a la mitad del núme-
ro de ocupadosen los programasPOJH y PEM a fines de 1983; mientrasque en la
segunda(A2), la absorción adicional equivale al 80 por ciento del empleo actual en
los mencionados programas. Dicho excedente irá disminuyendo anualmente, lo
que permitiría diseñar medidas que fueran temporales durante el período que se
requiere y que implicarán requerimientos dc recursos decrecientes(véase línea
programade emergencia,cuadro 8).
Cabe al respecto plantearse diferentes posibilidades.Entre ellas, la manten-
ción de un programa similar al POJH vigente o sumodificación, o bien, simplemen-
te plantearseun aumento del empleo municipal que permita absorberel excedente
de desocupados.Sería preferible, quizás,estaúltima alternativa, aun cuando en am-
bas puedan contemplarseremuneracionessimilares,entodo caso, igualeso superio-
res al ingreso mínimo vigente, dado que, a nuestro juicio, evita& discriminar en
contra de aquella parte de la población que no pudo ser incorporada al sistema
productivo. Dado que las funciones y los recursosrequeridospodrían ser similares,
esta última forma de absorción permitiría una absorción más plena e igualitaria
de los miembros de la población. Cabe reiterar que esteaumento adicional del em-
pleo municipal debería tener carácter transitorio y adecuarsea la evolución general
de la economía. Esta práctica de empleo municipal transitorio no contradice la
necesidadde asegurarbeneficios laboralesplenos a todos los ocupados. Sólo sería
necesarioconcebirlo como contratación a plazo fijo, lo que, de hecho, constituía
prácticas usualespara estetipo de empleo.
En los cuadros 7 y 8 se presentan otras alternativas que pretenden ilustrar
distintos escenariosde ritmos de reactivación y que varían segúnlas cifras que se
adopten como punto de partida. Resulta claro que a menor ritmo de reactivación,
mayor será el nivel de desempleovigente en 1985 y, por ende, máslargo será el
plazo en que se alcanzará la tasa de desempleodel siete por ciento. En otras pala-
bras, mayores serán los recursosadicionalesque sedeberán dedicar para absorber
al excedente de la población que estará buscandotrabajo. Así, por ejemplo, si el
crecimiento en el próximo bienio sólo alcanza al 4-5 por ciento anual, serequerirá
expandir los programasde emergenciaactuales entre 50 y 80 por ciento segúnel
punto de partida que seacepte (alternativas Cl y C2 del cuadro 8, respectivamente).

5. RECURSOS FISCALES REQUERIDOS

Dadaslas limitaciones de recursosque debe confrontar la economía chilena,


conviene explorar los requerimientos de recursosque se derivan de lastransfonna-
cionespropuestas.Es obvio que la restricción externa serála predominante, por lo
que se requeriría un análisisde las necesidadesde divisas que implicarían las polí-
ticas señaladasanteriormente. Dicho análisisescapaa los objetivos de estetrabajo,
por lo que nos concentraremossolamenteen la estimación de los recursosfiscales
necesarios.
En primer lugar, debe señalarseque los cambios en la composición de la in-
versión no implican uso de recursosadicionales.Dado que en los ejerciciosanterio-
res se incluyó dicho efecto dentro de la reactivación, ello implicaría una ampliación
de la creación de empleo por esteconcepto sin generaruna presión fiscal adicional.
En segundolugar, si se suponeque el rescatede las empresasen el sector in-
dustrial se efectúa fundamentalmente mediante políticas macroeconómicas,tales
124 VICTOR E. TOKMAN

como por la vía de la protección especial y, fundamentalmente, por la vía de lí-


neas de crédito subsidiadas y renegociación de la deuda existente, el componente
de subsidio implícito será menor que el costo de creación directa de dicho número
de empleos. Si se supone para fines de ilustración que el monto del subsidio sea
equivalente entre el 25 y el 50 por ciento del ingreso mínimo reajustado según se
propone más adelante, supuesto para este ejercicio en alrededor de $ 7.000, el costo
de creación de estos 60.000 puestos de trabajo estará entre 105 y 210 millones de
pesos.
Si se supone, además, que los 50.000 puestos de trabajo que se requieren en
el sector público serán remunerados en alrededor de tres veces el salario mínimo,
dicho aumento de empleo implicará la necesidad de 1.050 millones de pesos adi-
cionales. En total, las dos transformaciones postuladas requerirían entre 1.155 y
1.260 millones de pesos mensuales.
Por otro lado, debe tenerse en cuenta que a fines de 1983 había alrededor
de 225.000 personas registradas en el POJH, y que, de acuerdo a la jerarquización
y remuneraciones prevalecientes, el costo medio por puesto de trabajo era alrededor
de 5.177 pesos mensuales; el gasto mensual involucrado alcanza a 1.164 millones de
pesos. Además, debe agregarse que existen alrededor de 275.000 ocupados en el
PEM, con remuneraciones de alrededor de 2.000 pesos, lo cual agregaría un gasto
de 550 millones, lo que en total implica que estarían gastando alrededor de 1.714
millones de pesos mensuales para mantener los programas de empleo específicos
vigentes en la actualidad.
Si se quisiera alcanzar la meta de desempleo abierto del siete por ciento en
1985, debería crearse un programa de emergencia de empleo municipal que permi-
tiera ocupar entre 267.000 y 404.000 personas según la alternativa de base que se
use (Al y A2, respectivamente). Se propone en este ejercicio considerar un salario
de $7.000,10 que implica un aumento de 35 por ciento con respecto a la remunera-
ción media del POJH actual. Si se tiene en cuenta que existen 1,s activos por hogar,
ello permitiría alcanzar un ingreso mínimo por hogar de $ 10.500 mensuales, que
es el costo actual de la canasta básica familiar (García, 1983)‘. El costo del pro-
grama de empleo municipal ascendería a 1.868 - 2.424 millones de pesos mensuales
según la alternativa.
Considerando los costos de las transformaciones y el programa de empleo
municipal y deduciendo los recursos actualmente destinados a PEMPOJH, se re-
queriría un mayor gasto fiscal de entre 17.600 y 29.100 millones de pesosanuales.
Teniendo en cuenta el nivel del gasto fiscal en 1983 y su relación con el producto
geográfico bruto, ello implicaría expandir el déficit fiscal entre 1,2 y 1,s por ciento
del producto.

V. CONCLUSIONES

Para finalizar, quisiéramosreiterar de manera sintética lo argumentado a lo


largo de este trabajo.
En primer lugar, de que partimos de una situación muy deteriorada y de tales
magnitudesque no puede pensarseen solucionesque tengan madurez en un período

9 El aumento de ingresos del trabajo tendría, a suvez, un efecto reactivador importantey


contrlhuiría a la creación de empleo por esa vía. Más aún, dado que el mismo beneficiaría a
las personas de menores ingresos, el efecto sobre las importaciones sería menor que en el caso
de una reactivación más global.
REACTIVACION CON TRANSFORMACION 125

extremadamente corto. Sin embargo, la urgencia de enfrentar tal situación hace ne-
cesaria una acción determinada para disminuir el problema de desempleo existente.
Es nuestro convencimiento que dicha tarea, además de ser necesaria, es posible.
En segundo lugar, y para que sea una tarea factible, debe, como condición
necesaria, reactivarse la economía chilena a tasas aceleradas. Reactivaciones más
moderadas implicarán mantener el costo que están soportando los gNpOS más
afectados por el desempleo.
En tercer lugar, de que la reactivación se producirá en un contexto diferente
al de la recesión del último bienio. Ello es así, porque si se quiere enfrentar el pro-
blema del empleo, deberá modificarse la orientación general de la política económi-
ca, pero, además, porque la realidad así lo está imponiendo. Si la reactivación se
produce en un contexto de transformación, el efecto empleo esperable para el pró-
ximo bienio será mayor que el del simplemantenimiento de la mismaestructura, a
un diferente nivel de demanda.
Por último, creemosque la magnitud de recursosfiscalesadicionalesreque-
ridos para implementar este tipo de programa no es significativa y que un mejor
uso de 1~s recursosya disponiblespermitiría financiar parte importante del total
requerid;.

POST SCRIPTUM

Este trabajo fue escrito hace seismeses,cuando lasúltimas cifras disponibles


correspondían a diciembre de 1983. En la actualidad se cuenta con la información
del primer semestrede 1984, que creemosesimportante considerar. La misma se
incluye en el cuadro siguiente,que actualiza el cuadro 6 del texto:

Mgyo-julio Nivel corregido


1984 segúncuadro 6

Fuerza de trabajo 3.726,1 3.870,O


Desocupados 598,O 760,2
Tasade desocupaciónabierta 16,0 19,6
PEM 152,3 151,3
Ajuste PEM 134,4 133,3
POJH 141,7 142,4
Desocupadosefectivos 874,l 1.035,9
Tasade desocupaciónefectiva 23,5 26,8
Ocupadosproductivos 2.852,O 2.834,1

El primer comentario que surgede la lectura de las cifras es que la tasa de


desocupaciónefectiva (incluyendo PEM ajustado y POJH) se reduce entre 3,4 y
3,9 puntos de por ciento durante el primer semestrede 1984. La reducción secon-
centra exclusivamente en los programasespecialesde empleo, ya que el número de
desocupadosabiertos y la tasa correspondiente aumentan durante el período. No
obstante, de acuerdo a la definición adoptada en estetrabajo, la ocupación produc-
tiva habría aumentado en 169.900 puestos de trabajo durante este período. Al
respecto, cabe formular dos interrogantes: la primera es qué tipo de empleos se
crearon, y a qué niveles de productividad, y la segundaes qué tipo de trayectoria
126 VICTOR E. TOKMAN

proyectada en el trabajo se asemeja a esta evolución registrada. Para analizar la


primera interrogante conviene examinar las variaciones en la estructura de la ocupa-
ción y su relación con el crecimiento del producto.

Ocupación Elasticidad
Mayo - juliu Variación Variación empleo-
1983af 1984 bJ producto c/ producto

Agricultura 428,0 4542 631 8,4 0,73


Minería 57,4 61,6 7,3 73 0,94
Industria 319,9 439,l 15,7 ll,7 1,34
Electricidad 20,7 23,6 14,0 8,9 157
Construcción 85,l 103,o 21,4 5,4 3,96
Comercio .541,9 584,6 7,9 2,4 3,29
Transporte 180,2 188,7 4,7 5,s 0,8 1
Serv. financieros 104,6 110,6 57 69 0,83
Serv. gener., socia-
les y personales me-
nosPI%iyPOJH 778,1 885,7 13,s 5s 2,51
Total ocupación
productiva 2.575,9 2.852,O 10,7 6,9 1,55

al Encucvta mayo-julio.
b/ Encuesta mayo-julio.
cl Según estimaciones de Banco Central para el prima semestre. Servicios financieros se
supus, crecimiento igual al promedio y resto de servicios se calculó a base dc las pon-
deraciones de la matk de insumo-producto.

Las cifras anteriores muestran algunos hechos significativos. En primer lugar,


que la elasticidad empleo-producto total es muy alta (1,55) si se la compara con la
del período de recesión (0,9). En segundo lugar, que la composición del empleo
cambia a favor de sectores de baja productividad en particular de los servicios
personales. Es decir, se produce un cambio de los programas especiales a este tipo
de ocupación. En tercer lugar, las elasticidades registradas en sectores como servi-
cios personales, comercio, construcción, industria y electricidad son sumamente
altas. Lo anterior sugiere que la productividad media ha caído y, por ende, el sub-
empleo invisible ha aumentado. Con ello, la evolución del primer semestre parece
haber logrado ocultar parte del problema visible de empleo.
Por último, si se supone que el producto crecerá en el año 1984 en cinco por
ciento, de acuerdo al plan trienal,y que se mantiene el aumento de empleo registrado
en el primer semestre, se estaría registrando una elasticidad de 0,9. Asimismo,
si se supone que el producto crecerá al 6,2 por ciento en 1985, de acuerdoal mismo
plan, y que se mantiene la misma elasticidad que en 1984, la evolución se ubicaría
dentro de la alternativa B, presentada en el cuadro 7, ya que hacia 1985 se alcanza-
ría una tasa de desocupación efectiva de 23 por ciento comparada con 22,2 por
ciento proyectada en dicha alternativa.
REACTIVACION CON TRANSFORMAClON 121

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COLECCION

k NUMERO ESPECIAL

desocupación chilena:
diagnóstico, impacto social
COLECCION ESTUDIOS CIEPLAN NO 14
SEPTIEMBRE DE 1984, pp. 129.143
ESTUDIO No 95

CUANTIFICACION
DE ALGUNAS
POLITICAS
ECONOMICAS
ORIENTADAS A
GENERAR
EMPLEO*

PATRICIO MELLER
ANDRES SOLIMANO

SINTESIS. El propósito de este artículo es examinar el impacto


cuantitativo sobre la generación de empleo de distintas políticas
económicas. A este respecto se observa: (1) La expansión del sector
construcción al 13 por ciento anual generaría alrededor de 40.000
fuentes de trabajo (directo e indirecto) al año. (2) Un crecimiento real
de las exportaciones del g por ciento anual produciría unas 12.000
ocupaciones (efecto directo): esto no considera la expansión de empleo
que se generaría por el incremento adicional de divisas que produce
una expansión de las exportaciones. (3) Un incremento de arancelesen
10 puntos porcentuales (de 20 por ciento a 30 por ciento) generaría por
una sola vez empleo (directo) para 30.000 personas

1. INTRODUCCION

La desocupación efectiva’ de la economía chilena ha superado el 25 por


ciento desde el año 1982 hasta la fecha; incluso superó el 30 por ciento en 1983.
Las fuentes de trabajo constituyen el mecanismo exclusivo de generación de
ingresos para la mayoría de los chilenos; por otra parte, el trabajo es el elemento
fundamental para el desarrollo social y sicológico del ser humano en la sociedad
moderna. En consecuencia, la desocupación genera automáticamente subconsumo y
frustración emocional en quienes la sufren.
La estabilidad social requiere evitar un incremento exagerado en el nivel de
desocupación, así como también debiera constituir un objetivo social primordial
resolver el problema de la existencia de un elevado número de gente cesante. Aún
más, una tasa elevada o creciente de desempleo impide la solución de la mayoría de
los problemas económicos.
Dada la magnitud que ha alcanzado el nivel de desocupación, es preciso
comprender que se enfrenta un problema particularmente grave, cuya solución es en
extremo compleja. En efecto, ni siquiera tasas muy elevadas de crecimiento

* Este trabajo forma parte del área de investigaciones de CIEPLAN sobre Macroeconomía, Em-
pleo y Economía, Internacional. Este artículo es una versión revisada de la sección IV del traba-
jo anterior de los autores Meller y Solimano (1983).
’ Incluyendo al PEM (Programa de Empleo Mínimo), programa de carácter asistencial que
proporciona S 2.000 mensuales (i-e. alrededor de 25 dólares), esta cih representa casi un
tercio del ingreso mínimo. Ver Meller (1984).
130 PATRICIO MELLER Y ANDRES SOLIMANO

económico solucionarían rápidamente el problema. El siguiente ejercicio aritmético


ilustra la magnitud del problema. Supóngase que un programa fuertemente
reactivador generara 400.000 fuentes de trabajo en un período de 2 años
consecutivos; este es el impacto que la recesión de 1982-83 tuvo sobre el nivel de
empleo (ver Meller, 1984). Esto proporcionaría empleo aproximadamente a un ll
por ciento de la fuerza de trabajo en ese bienio. Se está suponiendo implícitamente
tasas de crecimiento económico de 9 por ciento y una elasticidad empleo-producto
de corto plazo de 0,8’.
Si se supone que luego la economía chilena crece de manera sostenida por
varios años, al 6 por ciento anuala, para reducir la tasa de desocupación al nivel
histórico del 6 por ciento de la década del sesenta, habría que esperar hasta más allá
del año 1990. En efecto, supongamos que la economía chilena tiene una elasticidad
empleo-producto (de largo plazo) de O,S, i.e., 2 puntos porcentuales de crecimiento
económico generan un punto porcentual de crecimiento de fuentes de empleo; en
consecuencia, una tasa de crecimiento del 6 por ciento generaría empleo a una tasa
del 3 por ciento anual. Por otra parte, la fuerza de trabajo chilena se expande a un 2
por ciento anual. Una generación anual de empleos de 3 por ciento y un
crecimiento anual de la fuerza de trabajo de 2 por ciento implica que el incremento
neto de las ocupaciones asciende a 1 por ciento anual; a este ritmo iría cayendo el
enorme porcentaje actual de desocupados, una vez concluido el programa de
reactivación económica.
El tipo de ejercicio anterior revela la gravedad del problema de la
desocupación y las sombrías perspectivas para las próximas generaciones de jóvenes
chilenos; ya sea que el sistema económico evolucione de la manera tradicional o a
tasas de crecimiento, incluso muy superiores, no van a producir las fuentes de
trabajo necesarias para absorber rápidamente el elevado nivel de desempleo actual.
En consecuencia, el grave problema de la desocupación requiere de un cambio
radical en el enfoque tradicional. La situación del desempleo no puede seguir siendo
considerada como un problema transitorio que se va a resolver, ya sea a través del
mecanismo automático y de un “perfeccionamiento” en el funcionamiento del
mercado del trabajo, o como un subproducto de una expansión económica
acelerada. En contraste con la visión anterior, se estima que el problema sólo va a
ser resuelto si hay un cambio fundamental en las prioridades económicas, tanto de
corto plazo como de largo plazo. En el corto plazo es vital una política económica
reactivadora que incremente la demanda agregada aprovechando la capacidad
instalada ociosa; hay que evitar que el desempleo cíclico generado por la recesión se
transforme en desempleo permanente. En el largo plazo, la estrategia de desarrollo
va a tener que estar expresamente condicionada a generar fuentes de empleo; aún
más, hay que recordar que una elevada tasa de crecimiento económico depende
fundamentalmente de un entorno económico estable, para lo cual es condición
necesaria que haya un reducido nivel de desocupación. Es por ello que la trayectoria
de desarrollo adecuada para la próxima década consiste en una estrategia que genere
el máximo de empleo, con tasas de crecimiento razonablemente satisfactorias.

’ El valor de esta elasticidad empleo-producto es algo inferior al de la fase descendentede la re


cesión económica; WI Melle1(1984).
3 Nótese que la tasa de crecimiento anual de la década del sesenta fue de un 4,2 por ciento
y la del período 197482 de un 1,6 pop ciento; en consecuencia, la tasa de crecimiento anual
del 6 por ciento sostenido por un largo período cs sustancialmente mayor a lo que ha tenido
históricamente la economía chilena.
CUANTIFICACION DE POLITICAS ECONOMICAS 131

Pero la solución del problema del elevado desempleo no es simple. La


economía chilena, además, enfrenta un crítico problema en el sector externo; sólo
los intereses de la deuda externa representan el 50 por ciento del valor de las
exportaciones. La restricción de recursos externos obliga a disminuir las impor-
taciones de maquinaria, equipos e insumos intermedios, poniendo un freno a la
expansión del producto y el empleo. Por otra parte, el crecimiento de esta década
va a estar limitado seriamente por la baja tasa de inversión de los años recientes, así
como también por las expectativas negativas de los distintos agentes económicos,
las cuales son la resultante natural de las frustraciones de estos últimos años; sin
embargo va a ser necesario mantener una tasa de crecimiento razonablemente
elevada para resolver de manera favorable las tensiones sociales acumuladas, de las
cuales la desocupación es su causa más visible. La solución de este triple problema,
reducir la desocupación, eliminar la brecha del desequilibrio externo e incrementar
el nivel de inversión, debiera constituir uno de los temas prioritarios de la
investigación económica chilena, i.e., como lograr una trayectoria de crecimiento
económico acelerado que sea intensiva en empleo y en divisas.

II. EL VOLUMEN DE EMPLEO GENERADO POR DISTINTAS POLITICAS


ECONOMICAS

Para examinar las políticas económicas de empleo resulta conveniente


distinguir entre el corto plazo (que serían políticas que tienen un impacto en un
período inferior a los 2 años), el mediano (2 a 5 años) y el largo plazo (5 años o
más). En el corto plazo, y dada la situación deprimida en que se encuentra la
economía nacional, sería necesario aplicar un programa reactivador tradicional de
política fiscal, monetaria y de comercio exterior que tenga un Impacto mínimo de
requerimientos de divisas. La construcción es el sector clásico para la reactivación
de corto plazo. Pero en realidad la construcción, por ser un sector muy intensivo cn
mano de obra y poco intensivo en insumos importados, debiera ser un sector que
tendría que ser muy incentivado durante toda la década. En el mediano y largo
plazo, dadas las restricciones existentes en el sector externo, habría que incentivar
las exportaciones tradicionales y no tradicionales, así como las actividades
sustituidoras de importaciones; asimismo, para generar fuentes de empleo aprove-
chando de manera más eficiente la capacidad instalada, cuando ésta se llegue a
copar, sería conveniente promover el segundo turno en la mayoría de las empresas.
Por último, en el largo plazo, la generación de nuevas fuentes de empleo requiere
indispensablemente la expansión de la capacidad productiva; y para esto, es
necesario incrementar el nivel de inversión.

1. EXPANSION DE SECTORES INTENSIVOS EN TRABAJO: LA CONSTRUCCION

La construcción constituye el sector clásico para inducir la reactivación en el


corto y mediano plazo. El sector construcción tiene las siguientes ventajas: es
relativamente muy intensivo en mano de obra; usa fundamentalmente insumos
domésticos y pocos insumos importados, los cuales incluso pueden ser sustituidos y
tiene un gran impacto multiplicador, ie., la expansión de este sector estimula la
expansión de una serie de industrias proveedoras de insumos. Por otra parte, el tipo
de bien que produce tiende a resolver una deficiencia existente, tanto en el caso de
las viviendas como de la infraestructura de obras públicas. Finalmente, en la
132 PATRICIO MELLER Y ANDRES SOLIMANO

economía chilena la expansión de la construcción depende de manera importante


de la política del Gobierno y de la asignacióndel gastopúblico, lo cual implica que
hay un mecanismodirecto para mcentivar el incremento de este sector. En este
sentido, el gasto en construcción constituye una política de demanda agregada,
ademásde ser una política de oferta, en el sentido de expandir el stock de capital
doméstico.
La expansión del sector construcción implica el incremento de dos rubros
diferentes: obras públicas y construcción de vivienda?. Un plan de aumento de
obras públicas exige una reorientación del gasto fiscal hacia el primer sector y,
dentro de éste, hacia aquellas que sean intensivas en trabajo; además es
fundamental que los trabajosque sevayan a realizar cuenten con el debido respaldo
profesional y técnico, de modo de canalizar los esfuerzoshacia la construcción de
infraestructura que tengan alta prioridad y realizar las faenasde manera eficiente.
Algo similar sucedecon la construcción de viviendas, en que ademásseránecesario
definir el tipo de ubicación geográfica de éstas, así como el esquema de
financiamiento que seproporcionará a susfuturos usuarioss.
La importancia que en relación con el PGB tiene el sector construcción en los
períodos 1960-1970 y 1974-1980 aparece en el cuadro 1. Las cifras revelan que
para que la construcción recupere su nivel histórico, tendría que expandirse a una
tasa sustancialmentemayor que la del resto de la economía. En efecto, si sesupone
que el PGB se expande al 6 por ciento anuala partir de 1985, para que la inversión
en construcción subierasu participación relativa en el PGB del 8,3 a un nivel similar
al de la década del sesenta(cuadro l), tendría que crecer anualmente al 13 por
ciento durante 5 añose. En otras palabras, incentivar el crecimiento de la
construcción a una tasa cercana al 13 por ciento anual durante un quinquenio,
acercaría el patrón de inversión en construcción de Chile al nivel relativo que tenía
en el pasado (década del 60). Por lo demás, este crecimiento anual del sector
construcción es inferior al observado en 1976-81, período que incluye el llamado
“boom” de la construcción en Chile.

Cuudro 1. - lnversión/PGB segúndeglosede construcción


de viviendasy obraspúblicas
(Porcentajes)

Construcción de
Viviendas ObrasPúblicas Total

Chile: 1960-l 970 42 9,3 13,5


Chile: 1974.1980 339 4,4 873

Fuentes: ODEPLAN, CìlentQs Nacionales 196@1970.


Banca Central, Cuentas Nacionales de Chile, 1960-1980.

’ Un estudioexcelenteYminucioso
sobreestetópicoesel deRamos (1972).
5 Sobre este tema, ver Arellano (1982).
’ La inversión en construcción como demanda tiial representa alrededor del 85 por ciento
del valor bruto de la produccióndelsectorconstrucción.
La construcción esun sectorenel que
la ofertaestádetwminadapor el nivel dela demanda.
CUANTIFICACION DE POLITICAS ECONOMICAS 133

Luego, si la inversión en construcción crece al 13 por ciento anual, esto


implicaría (suponiendo para la construcción una elasticidad empleo-producto de
0,65) una tasa de crecimiento anual del empleo del 8,5 por ciento tan sólo por el
efecto directo de generación de empleo. El multiplicador indirecto de generación de
empleo del sector construcción es aproximadamente de 2,0; esto es, por cada 10
fuentes de empleo que genera la construcción de manera directa, se generan 20
fuentes de empleo indirecto, debido a la expansión de las industrias abastecedoras
de insumos (como, por ejemplo: cemento, fierro, madera, pintura, herramientas,
etc.). En términos absolutos, estas cifras indicarían que un aumento del 13 por
ciento en la inversión en construcción generaría alrededor de 40 mil fuentes de
empleo (directo e indirecto) al año.

Ckdro 2.- Tasas de crecimiento y elasticidad (bruta) empleo-producto


del sector construcción
(Porcentajes)

Periodo Tasa anual de Tasa anuaI de Elasticidad “‘bruta”


crecimiento crecimiento empleo-producto
del empleo de la inversión
en construcción

1960-70 3,84 4,13 0,93


1976-81 7,72 14,57 0,53

La cifra anterior es el resultado que se obtiene sin introducir sesgos


específicos en favor de técnicas que sean intensivas en mano de obra. Probable-
mente, tanto en las propuestas públicas como en la construcción de obras públicas
por parte de empresas públicas debiera haber especial preferencia por aquellas que
sean intensivas en trabajo. Para este efecto se sugiere solicitar dos tipos de
indicadores en cada propuesta: el costo mínimo regular y el costo del proyecto si se
incrementa el empleo en un 10 por ciento a 20 por ciento (Ramos, 1972; Chacón,
1980).

2. PROMOCION DEL SECTOR TRANSABLE

En la década de los ochenta, dado los altos niveles de deuda externa que
enfrentará Chile, la brecha dominante desde el punto de vista de la tasa de
crecimiento del producto y, por ende, del empleo, será la externa; esto hace
necesario incentivar la expansión de las industrias exportadoras y sustituidoras de
importaciones que generen o ahorren divisas.

4 Expansión de exportaciones

Veamos primeramente la efectividad del tipo de cambio como instrumento


para la promoción de exportaciones. Un supuesto simplificatorio implícito en esta
sección es que la eventual expansión de las exportaciones mantiene constante la
composición de la actual canasta exportadora. Cálculos efectuados a partir de
134 PATRICIO MELLER Y ANDRES SOLIMANO

elasticidades-preciode las exportaciones obtenidas de un modelo econométrico de


la balanza comercial chilena (De Gregorio, 1983)muestran queuna devaluaciónreal
del 15 por ciento7 generaría un aumento de las exportaciones totales de 3 por
ciento en el corto plazo y de 15 por ciento en el largo plazo.
Esta reducida elasticidadde corto plazo sedebe a que en una economía como
la chilena, que tiene un importante sector minero (i.e., cobre, hierro) muy poco
sensiblea precios, es poca la respuestaque sepuede esperarde las exportaciones
agregadasante estímulosde preciosen el corto plazo.
Al interior del sector privado un esfuerzo orientado a la diversificación y que
fomente las exportaciones industriales generaría una mayor respuesta de las
exportaciones a incentivos de precios. Este hecho tiene implicanciasdirectas para
una política de subsidios a las exportaciones, sugiriendo que éstos deben ser
selectivos y orientados sólo a las actividades exportadoras que acusanuna mayor
elasticidad-precio.

ler Método de cálculo


Para evaluar el potencial de empleo generado ante una expansión de las
exportaciones se utilizará el siguiente modelo simple. Sea E el empleo total
generadopor todo el conjunto de exportaciones y seaEi el empleo generadopor el
sector exportador i; luego.

E = Er + El + .. En = ” E.II (1)

Consideremosdos períodos t, y t, de manera que EiI y Ei2 seanlos niveles de


empleodel sector exportador i en los períodos 1 y 2.

E, =E,l +Ea, +...E,r=T Ei,


(2)
E2=Elz+Ez2+...EnZ=~E,
1

Restando estas2 expresionesy llamando AE la variación del nivel de empleo entre


t2 y t, setiene:

AE=AE, +AEz +...=BAEi


i (3)

Dividiendo estaexpresión por Et ; seacq la participación relativa del sector


exportador i en el empleo total Ei, y Ei es el cambio porcentual en el nivel de
empleodel sector i; entonces

Al? E,, Ah, h,, AEz Eil mi


E,= TEy +ElE,,+...= .y--
EI Ei,
E=<Y, Er, +(Y~E~, +...=CwE.
i 1 11

7 Hay que distinguir entre devaluación real y nominal desde el punto de vista del sector exporta-
dor. Por ejemplo, si las exportaciones utilizan insumos impohdos (no producidos en el país)
que representan un SO por ciento del costo de producción, entonces una devaluación nominal
de 30 por ciento implica una devaluación real del 15 por ciento.
CUANTIFICACION DE POLITICAS FCONOMICAS 135

La expresión (4) dice que la variación porcentual que experimenta el empleo


total ocupado en el sector exportador es igual a la suma ponderada de las
variaciones porcentuales de cada uno de los subsectoresexportadores; las
ponderaciones corresponden a las participaciones relativas de cada subsectoren el
empleototal generadopor el sector exportador en el período 1.
A nivel de cada sector exportador i, se tiene un conjunto de elasticidades
sectorialesempleo-producto 4, de maneraque:

Yi es el valor agregadopor el sector exportador i. Como no sedispone en


general de elasticidadeshi para lasexportaciones de un determinado sector, desdeel
punto de vista empírico hay 2 alternativas diferentesque sepuede utilizar: (1) Usar
las elasticidadesempleo-producto estimadaseconometricamentey correspondientes
a todo el sector que produce el bien i, incluyendo, en consecuencia,la producción
de bienes, tanto para el mercado interno y externo. Este tipo de elasticidades
podría subestimarla elasticidad empleo-producto en el casode que lasexportacio-
nes fueran relativamente más intensivas en mano de obra que la producción de
bienes para el mercado interno. (2) Usar información disponible que proporcione
las elasticidades“brutas” empleo-producto, obtenidas a través del cuociente de las
tasasde crecimiento del empleo y del valor agregadoa nivel de sector exportador.
SeaVi el valor de la producción del sector exportador i y seaX, la demanda
por exportaciones. Luego,en equilibrio Vi = Xi. Ahora bien, se supondrá que hay
proporciones fijas entre el valor agregadoy el valor bruto de la producción-y que
éstasse mantienen constantesa través del tiempo; esto implica que Y i = Vi. En
consecuencia,así sellega a que:

(6)

Luego,sustituyendo (5) y (6) en (4) setiene que el impacto generadopor un


aumento de las exportaciones sobreel empleoserá:

Cuando no se tiene información sobrelos coeficientes oli, sesugiereutilizar la


siguienteexpresión:
Ei XT Xi
oi = ET x F (8)

En esta expresión (8), or seobtiene a través del coeficiente relativo de intensidad de


uso del factor trabajo (por unidad de producción) y la participación relativa del
sector i en el volumen total de exportaciones. Las intensidadesempleo-producci6n
total (para el mercado interno y externo) de cada sector pueden utilizarse como
variables“proxy” de las intensidadesempleoexportaciones.
136 PATRICIO MELLER Y ANDRES SOLIMANO

En el caso chileno, la minería (principalmente cobre), que representa el 60


por ciento de las exportaciones, posee una baja elasticidad empleo-producto, cuyo
valor es 0,l. Para simplificar el cálculo, se supondrá que el resto de las
exportaciones posee una elasticidad empleo producto de 0,5a. Para proyectar un
crecimiento real factible del sector exportador se usará el valor de 8 por ciento9
Aplicando las expresiones (7) y (8), este crecimiento anual de las exportaciones
genera un crecimiento anual del empleo del sector exportador del 5 por ciento.Esto
significa que el número absoluto de empleo (directo) que genera la expansión del 8
por ciento de las exportaciones es de 12.000 nuevas ocupaciones anuales; esto
representa casi un 0,3 por ciento de la fuerza de trabajore.

Z” Método de cálculo

En este caso se va a suponer que Yi y Vi son respectivamente el valor


agregado y el valor bruto de la producción del sector productor del bien i. Una
parte de la producción de este sector i está destinado a satisfacer la demanda del
mercado interno Di y otra parte está destinada a la demanda del mercado externo,
i.e., las exportaciones Xi. En el equilibrio, Vi = Di + Xi. Suponiendo nuevamente
que hay proporciones fijas entre el valor agregado y el valor bruto de la producció,n,
y que éstas se mantienen constante a través del tiempo, se tiene que Vi = Yi.
Calculando el diferencial total se tiene:

dVi = dDi + dXi


(9)
dVi dDi Di dXi Xi
-=-.-+-.--
Vi V.1 Di vi xi

Llamando xi = $ la participación relativa de las exportaciones en la

producción total del sec& i; haciendo Di = 0 para examinar solamente el impacto


de la expansión de las exportaciones y considerando que Yi = Yi, la expresión (9)
se reduce a:

Yi = xi ki
(10)

’ Utilizando Vii& (1983) y Los Indicadores Económicos y Sociales del Banco Central se ob-
tienen los siguientes valores aproximados para la elasticidad “bruta” emple+producto: 0,4
para el sector agrícola. 0,s para la pesca y 0,5 para productos industriales.
’ En el período 197480 las exportaciones mineras tuvieron una tasa media anual de aecimien-
to real de 3 por ciento y el resto de las exportaciones tuvo una tasa media anual de crecimiento
superior al 25 por ciento; puesto que el nivel inicial de estar últimas era muy bajo, podría consi-
derarse un ritmo de crecimiento futuro de 15 por ciento. Luego, esto produce una tasa anual
de crecimiento de las exportaciones de 8 por ciento. Nótese que aquí se está modificando el su-
puestosbnplificatorio de constancia en la composición de la canasta exportadora; sin embargo
esto no afecta ni complica el cálculo del empleo generado por la expansión no homogénea de
las exportaciones.
‘13 Esta cifra difiere de aquella señalada en Melle1 y Solimano (1983). porcuantoseha cambia-
do la composición de la canasta exportadora que se expande, las elasticidades empleo-produc-
to y la cifra base de empleo.
CUANTIFICACION DE POLITICAS ECONOMICAS 137

Sustituyendo esta relación (10) en una expresión análoga a (5) pero en que Xi
corresponde ahora a la elasticidad empleo-producto del sector productor del bien i
y aplicando la sumatoria para todos los sectores, se tiene finalmente una expresión
análoga a (7) para cuantificar Ia generación del empleo producida por una
expansión de las exportaciones.

Aplicando la expresión (ll) a los sectores agricultura, pesca, minería e


industria y suponiendo una expansión de 8 por ciento de las exportaciones,pero con
una distribución sectorial similar al caso anterior, se llega a que la generación anual
directa de empleo sería alrededor de 9.000 fuentes de trabajo’ ’ Esta cifra es
inferior a aquella obtenida anteriormente; en este procedimiento implícitamente se
está suponiendo que no habría diferencia en la intensidad de trabajo a nivel
intrasectorial entre la producción destinada al mercado interno y aquella destinada
al mercado externo. En la medida en que Ias exportaciones sean relativamente más
intensivas en mano de obra, habría una cierta subestimación en la cifra recién
calculada.
En síntesis, la expansión de las exportaciones chilenas tiene un impacto
cuantitativo directo sobre el empleo poco significativo; sin embargo, el incremento
de las exportaciones implica una generación adicional de divisas., lo cual permite
atenuar la restricción externa y, en consecuencia, posibilita la expansión de otros
sectores productivos generando así nuevas fuentes de empleo

b) Expansión de sectores substituidores de importaciones

Otro instrumento ligado al sector externo y que puede ser útil para la
generación de empleo es el uso de tarifas que incentiven la sustitución de
importaciones. Para evaluar este efecto sobre el empleo se utilizará nuevamente un
modelo simple correspondiente a las industrias competitivas con importaciones,
similar al utilizado para la expansión de exportaciones. Para no complicar la
derivación y el cálculo,se harán los siguientes supuestos simplificatorios. Se va a
suponer que la variación de tarifas no afecta a los insumos (intermedios)
importados, y ademas se supondrá que los salarios nominales están tijas.
Sea Vj la producción del sector j en que una parte se destina a satisfacer la
demanda interna Dj y otra parte corresponde a las exportaciones Xj. Supongamos
nuevamente que hay una proporción tija entre producto Yj y valor bruto de la
producción, y sea flj la proporción de la producción de j que se destina a la demanda
interna. Luego, procediendo de manera análoga al caso anterior, tomando el
diferencial total, y haciendo dXj = 0, para examinar solamente qué pasa cuando
varía la demanda interna (ante un cambio en las tarifas) se tiene:

” En este caso la base de cálculo de la cifra absoluta de fuentes de trabajo corresponde al nivel
total de empleo de los 4 sectores productores; en el caso anterior, la base corresponde al empleo
asociada directamente alas exportaciones.
13.3 PATRICIO MELLER Y ANDRES SOLIMANO

dVj = dDj

dVj D,
x 2 dDj
5 (Dj : Xj) Di

Pero, como

entonces:
Yj = pj oj (14
Luego, el cambio porcentual en el valor agregado del sector j es igual al
cambio porcentual que experimenta la demanda interna multiplicada por la
participación relativa de ésta en el volumen total de producción del sector j.
Supongamos ahora que la demanda interna de bienes transables competitivos
con importaciones es una función que depende del gasto total G y de la relación de
precios relativos entre los bienes sustituidores de importaciones y los bienes
importados. Sea Pj y Pj* el precio interno y el precio internacional del bien j,
respectivamente; e es el tipo de cambio y tj es la tarifa que pagael bien j. Suponiendo
valores constantes para la elasticidad ingreso ~j y la elasticidad precio ej se tiene:

(13)

En esta expresión (13) es fácil demostrar que Bj y Ej son, respectivamente, la


elasticidad precio y la elasticidad ingreso’*.

- =-‘j’-.i ‘j 1
l2 Diferenciando la expresión (13) con respecto a Pi:
aDj
1

apj “9’ cl+ t) “P;” (l+t)

Multiplicando por Pj/Dj se llega a:

P. aD
I- =-ej
Dj aPj
G auj
Análogamente para y- ac = Ej
J ’
CUANTIFICACION DE POLITICAS ECONOMICAS 139

Diferenciando totalmente la expresión (13) y haciendo d p= dG = 0 pa-


ra aislar el cambio en las tarifas, se tiene: 1

L1
eP* ePy(l+t) ‘j-r
dDj = Bj 1 G’j d(I+t)
Pj Pj

‘j-l
G’jd (1 +t)

dDj

dDj d(l +t)


D.=e.
J l+t
1

fij = Oj (1 ? t) (14)

Utilizando expresiones análogas a la (4) y (S), y combinándolas con (12) y


(14) se llega a:

En este caso se tiene que la variación del empleo total del sector sustituidor
de importaciones es una suma ponderada (Olj) d,e los j subsectores sustituidores de
importaciones, y en que se considera la respectma elasticidad empleo-producto +,
participación relativa de la demanda interna en la producción total (~j), elasticidad
precio de la demanda (ej) y el cambio de tarifas (1 í t).
Para estimar aproxmradamente la magnitud cuantitativa involucrada en la
expresión (15), se considerará exclusivamente el sector industrial y para simplificar el
cálculo se supondrá idénticos valores para todos los parámetros para todas las ramas
industriales. Utilizando Xj = O,S, pj = 0,90, Bj = 2,0 y considerando un incremento
de un 10 por ciento en los aranceles (alza de 20 por ciento a 30 por ciento) se llega
a que fi = 7,s por ciento. Esto representa alrededor de 30.000 fuentes de trabajora.

” Esta cifra difiere de aquella señalada en Meller y Solimano (1983) por cuanto se han modi-
ficado la elasticidad empleo-producta y la base del cálculo del empleo industrial.
140 PATRICIO MELLER Y ANDRES SOLIMANC

Luego, un incremento de un 10 por ciento de los aranceles generaría por una soh
vez empleo para 30.000 personas. Esto representa un porcentaje algo inferior al 1
por ciento de la fuerza de trabajo.
El efecto demanda interna y la alta participación relativa que distintor
sectores competitivos con importaciones tienen dentro del producto explican este
resultado.
En resumen, unacuantiticación delgrado de respuesta de las exportaciones al ti
po de cambio y su capacidad de generación de empleos revela que en el corto plazo nc
serán éstas las que reduzcan drásticamente el desempleo. Por otra parte, la respuesta
de las industrias sustituidoras de importaciones a variaciones de tarifas y/c
devaluaciones (reales) es más significativa en términos de su contribución al
empleo.

3. POLITICAS DE AMPLIACION DE TURNOS

La ampliación de turnos constituye una política específica destinada a


aumentar el empleo en situaciones en que los factores de oferta son limitantes para
el crecimiento y en que el nivel de la demanda agregada es relativamente muy alto.
El principio básico en el cual se sustenta la política de ampliación de turnos es
que siendo el capital un factor relativamente escaso resulta absurdo que haya
capacidad instalada ociosa; la ampliación de turnos es el mecanismo para conseguir
un uso más intensivo de capital y permite en un período breve desplazar la frontera
de producto potencial de la economía.
Esta política de empleo reúne características que la hacen muy atrayente; los
trabajos son productivos; lleva asociados bajos costos, ya que los requerimientos
adicionales de inversión son pocos; además puede ser muy importante para un
período en que la restricción externa va a ser dominante.
Las desventajas que conlleva dicha política dicen relación con la posibilidad
de aumentos en el costo de la mano de obra por trabajos nocturnos, la posible baja
en la productividad en el segundo turno, y los mayores costos de mantención. Esta
política abarata los costos fijos de producción, pero puede elevar los costos
variables. De allí que resulte beneficioso introducir nuevos turnos mientras mayor
sea la significación relativa de los costos fijos dentro de los costos totales de
producción, o sea, mientras más intensiva en el uso de capital sea una industria y
mientras más rápido ocurra el cambio tecnológico.
Existen importantes barreras para la instauración masiva e inmediata de un
mayor número de turnos: (i) Muchas de las empresas manufactureras son familiares
en cuanto a su propiedad y gestión, y en ellas el trabajo en turnos es muy poco
frecuente, a no ser que el proceso productivo requiera poca supervisión o que la
tecnología así lo exija. Este fenómeno obedece a la gestión tradicional y
conservadora, a las dificultades de conseguir créditos en el sistema bancario, y a la
desconfianza de los dueños a delegar la autoridad en la empresa. (ii) Existen
“cuellos de botella” por el lado de la producción, como, porejemplo, la escasezde
divisas, que puede impedir al aumento requerido de importaciones de insumos. Es
claro que este cuello de botella es superable en el largo plazo, por medio del
crecimiento normal de la economía. (iii) Finalmente, está la estrechez del mercado
interno, que no asegura la existencia de demanda para la producción adicional
generada por la instauración de nuevos turnos. De allí que habría que incentivar de
preferencia aquellas industrias que tienen un potencial exportador.
CUANTIFICACION DE POLITICAS ECONOMICAS 141

Para enfrentar estas barreras que impiden la instauración masiva de nuevos


turnos es necesario implementar a nivel microeconómico políticas que incrementen
la rentabilidad privada de aumentar el número de turnos desde el punto de vista del
empresario individual, las cuales deben ser complementadas con adecuadas políticas
macroeconómicas.
A nivel micro, la política tributaria debiera orientarse a establecer una
dependencia entre el número de turnos y las normas de depreciación. Además es
posible aplicar impuestos que guarden relación con la capacidad de producción; si
ésta es determinada sobre la base de la operación de turnos múltiples, los impuestos
serían un mecanismo para incentiva1 un aumento del empleo y para aprovechar en
mejor forma el capital tijo. Finalmente, es importante incentivar la implantación de
turnos a través de crdditos adicionales destinados a financiar el mayor capital de
trabajo que exige la ampliación del número de tumosr4.
A nivel macroeconómico, el problema principal reside en encontrar mercados
para la mayor producción. Una parte de ésta puede ser destinada a suplir la
demanda adicional que se generará debido a los nuevos ingresos percibidos por los
factores (salarios, beneficios, rentas, impuestos); pero no se puede esperar que esto
absorba toda la mayor oferta. Esta depende de la distribución que actualmente
tienen las plantas que trabajan a un solo turno y de los incentivos que se establezcan
para ampliar los turnos, mientras que la demanda adicional está condicionada por la
elasticidad ingreso de cada producto y por el aumento en el ingreso. Estas
discrepancias entre oferta y demanda agregadas pueden ser conegidas a través de
políticas monetarias y fiscal expansivas, pero esto no resuelve las asimetrías
sectoriales. A este nivel las diferencias entre demanda y oferta pueden ser
solucionadas a través del comercio exterior. Esto reitera la necesidad de una agresiva
política de promoción de exportaciones, de forma que el sector externo absorba el
desequilibrio creado por la instauración de nuevos turnos.
En el cuadro 3 se proporciona una estimación del volumen de empleo que
generaría el incremento a dos turnos en el sector industrial de seis países
latinoamericanos. Las cifras son realmente espectaculares. Nótese que se trata de un
efecto de una sola vez hasta que se cope totalmente el uso de la capacidad instalada.
Si bien es posible que haya una sobreestimación en las cifras, los órdenes de
magnitud en cuestión sugieren que ésta es una alternativa muy atractiva para la
generación de empleo. Lo que es obvio es que este tipo de política económica
comienza a ser pertinente sólo una vez que se copa el uso de la capacidad instalada
del primer turno.
4. POLITICAS DE LARGO PLAZO
En el largo plazo la solución global del problema del desempleo requiere la
presencia de un componente crucial: el incremento en el nivel de inversión.
Asimismo, no sólo importa el nivel, sino también su asignación entre sectores y
entre regiones.
Veamos primeramente a cuánto ascenderían los requerimientos de inversión
para crecer, por ejemplo, al 6 por ciento anual. Cálculos de la tasa incrementa1
capital-producto para la economía chilena arrojan un valor cercano a 4’s Luego, si
el objetivo fuera tener un crecimiento económico del 6 por ciento, esto implicaría
un nivel de inversión bruta equivalente al 24 por ciento del PGB.

l4 Para un análisis más detallado de este tipo de sugerencias, ver Ramos (1978)
” Esta cifra considera inversión bruta, incluida depreciación.
142 PATRICIO MELLER Y ANDRES SOLIMANO

Cuadro 3. ~ Estimaciones del empleo generado debido a la ampliación de turnos


en seis países latinoamericanos

Ampliación II 2 turnos
Paises No de fuentes de trabajo s del empleo presente

Brasil 965.000 295


Chile 205.800 6,9
Costa Rica 49.000 6,9
Colombia 38 1.700 7,6
Perú 265.600 82
Venezuela 180.000 5,9

Fuenle: Schydlowsky (19801, cuadro III 3.1, p. 26.

Es importante observar que para lograr una lasa de crecimiento sostenido del
6 por ciento anual sería necesario incrementar de manera sustancial los niveles
tradicionales de inversión de la economía chilena. La inversión bruta, como
porcentaje del PCB, fue de 15,7 por ciento en el período 1974-82 y de 20,2 por
ciento en la década del 60.
En cuanto a la distribución de la inversión entre sectores, por ejemplo entre
actividades productoras de bienes transabtes o no transables, ésta debe ser enfocada
considerando los siguientes criterios.
Desde el punto de vista de la generación de empleos el sector productor de
bienes no transables es más intensivo en trabajo (por ejemplo, construcción versus
cobre), por lo que, en este sentido, canalizar la inversión hacia el primero resulta
prioritario durante el período inicial, en que subsistirán niveles de desempleo muy
superior a los históricos. No obstante, la inversión en transables genera un
mejoramiento permanente de la balanza de pagos, lo que deja espacio para expandir
la producción y así generar más empleos. La solución de este dilema no es simple.
El otro factor estructural que resulta importante en el largo plazo es la
localización de la inversión. La economía chilena ha tendido a centralizar sus
inversiones en Santiago y esto ha generado una especie de círculo vicioso en que el
resto de Chile queda cada vez más distanciado económicamente de la capital; las
externalidades y las economías de escala incentivan la instalación de nuevas
actividades productivas en Santiago y esto se refuerza a través del tiempo, haciendo
cada vez menos atractiva la inversión en el resto del país. Esto también es válido en
menor escala para dos centros urbanos adicionales (Valparaíso-Viña del Mar y
Concepción). El resultado es una migración rural-urbana en gran escala, y
superponiéndose a este fenómeno una migración del resto de Chile a la capital.
Este tipo de migración es un fenómeno no deseable desde el punto de vista
económico. (i) Incrementa las necesidades de una mayor infraestructura (vivienda,
hospitales, etc.) y los requerimientos de empleo en Santiago y en las zonas urbanas.
Como los migrantes no pueden ser absorbidos en un período breve, se incorporan al
sector de subempleo informal, donde obtienen menguados ingresos, lo cual los lleva
a vivir en una situación de subconsumo. (ii) Por otra parte, en las regiones de las
cuales migra la gente, la economía local se deprime aún más, incrementándose así
los diferenciales regionales.
CUANTIFICACION DE POLITICAS ECONOMICAS 143

A consecuencia de este fenómeno migratorio la gente subempleaday


desocupadade las zonas urbanaspresiona para mejorar suscondicionesde vida; un
resultado positivo de dichas presionesimplica aumentar aún más lasdisparidades
regionales,lo cual refuerza el círculo vicioso migratorio rural-urbano r 6.
Para romper este círculo vicioso es necesario, entonces, canalizar parte
importante de las nuevas inversioneshacia fuera de Santiago y promover asi el
desarrollo regional. Este debiera estar orientado al fomento de actividades
productivas vinculadas a los recursosexistentesen lasregiones y no a un desarrollo
comercial puro que no tenga raíces productivas. Para este objetivo esprobable que
haya que recurrir a incentivos tributarios y crediticios especiales,lo cual también
podría estar complementado con la localización de proyecto específicos de obras
públicas y vivienda. El objetivo final consistiría en retener a la gente en las distintas
regiones, y para ello resulta indispensablereducir las diferencias económicas
existentes entre la capital y las regiones.Por otra parte, crear fuentes de empleoen
las zonas rurales puede tener costos menores que en las zonas urbanas.
Considerandola escasezde recursosdisponibles,una estrategiaagresivade creación
de oportunidades ocupacionales en las regiones durante esta década puede
contribuir de manera importante a una solución másrapida del enorme problema
del desempleo y, además,a una disminución de los diferenciales de vida entre
Santiago y el resto del país.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

ARELLANO, J.P. (1982), “Políticas de vivienda popular; lecciones de la experiencia chilena”,


Colección Estudios CIEPLAN No 9, diciembre.
BANCO CENTRAL, (198 3). Indicadores Econdmicos JJSociales, 1960-l 982, Santiago.
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reaions of the U.K.: prospects for the 198Os”, Cambridge Economic Policy Review, Val.
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MELLER, P. (1984), “Análisis del problema de la elevada tasa de desocupación chilena”, Co-
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capacity in Latin America”, Discussion Paper No 42, Boston University. junio.
VIGNOLO, C. (1983), “El crecimiento exportador y sus perspectivas bajo el modelo neoliberal
chileno”, Documento de Trabajo No 2, CED, mnrzo.

l6 Un fenómeno similar ocurre en la economía inglesa (Gudgin et al., 1982) y en la mayoría


de los países latinoamericanos; el desmesurado crecimiento poblacional de las capitales de los
distintos países latinoamericanos esla evidenciaempírica de este fenómeno.
COLECCION

k NUMERO ESPECIAL

desocupación chilena:
diagnóstico, impacto social
COLECCION ESTUDIOS CIEPLAN Ne 14
SEPTIEMBRE DE 1984, pp. 941
ESTUDIO No 90

ANALISIS
DEL
PROBLEMA
DE LA
ELEVADA
TASA DE
DESOCUPACION
CHILENA *

PATRICIO MELLER

SINTESIS La economía chilena ha funcionado desde 1915 con una


tasa de desocupación efectiva superior al 15 po~ ciento; esta cifra es casi
2,s veces mayor que el valor observado en la década del 60. Las causas
explicativas de este fenómeno serían las siguientes: (1) Los factores
determinantes de la alta tasa de desocupación están más predomlnante-
mente relacionados a la demanda de trabajo que a la oferta de trabajo.
(2) Los salarios reales rígidos o crecientes no son la causa de la baja
generación de fuentes de trabajo; durante todo el período 1974-83 el
salario real tuvo un nivel inferior al del año 1970, entonces, i&mo
puede un salario real menor generar una tasa de desocupación
sustancialmente mayor? (3) Cambios estructurales asociados al nuevo
rol del Estado ya la apertura comercial producen una menor generación
relativa y absoluta de fuentes de empleo en los sectores pública e
industrial. (4) La caída del nivel de inversión, debido a distintos
factores (disminución de la inversión pública, existencia de capacidad
ociosa producto de la política contractiva, elevadas tasas de interés
real), reduce la tasa de crecimiento económico y, en consecuencia, la
generación de fuentes de trabajo. (5) Una política macroeconómica
contractiva prolongada transforma la desocupación cíclica en desem-
pleo estructural.
Otros aspectos examinados en este trabajo son los siguientes: (1)
La capacidad cuantitativa que posee la economía chilena para generar
empleo. A este respecto se observa que, en períodos de largo plazo, el
crecimiento del empleo ha sido inferior al 2 por ciento y el crecimiento
del producto ha sido superior al 4 por ciento; en el período 1960-70 y
1974-81 la economía chilena ha generado alrededor de 45.000 empleos
anuales. (2) Se resuelve el problema técnico de inclusión del PEM en la
tasa de desocupación, eliminando así el (doble) problema de doble
contabilidad. (3) Se examina la caída del nivel de empleo en la reciente
recesión de 1982-83 en que se produce una reducción de 400.000
fuentes de trabajo.

INTRODUCCION
La economía chilena ha funcionado desde 1975 con una tasa de desocupación
efectiva superior al 15 por ciento; esta cifra es casi 2,5 veces mayor que el valor
observado en la década del 60. Si la economía chilena operaba con una tasa de

* Este trabajo forma parte del área de investigaciones de CIEPLAN sobre Macroeconomía, Em-
pleo y Economía Internacional. El autor agradece los valiosos comentarlos de José Pablo Are-
llano, René Cortázar, Hernán Cortés y José Wurgaft. Como es obvio, el autor es el único respon-
sable por el contenido de este trabajo.
10 PATRICIO MELLER

desocupación alrededor del 6 por ciento en la década del 60, ia qué se debe que a
partir del año 1975 prevalezca una tasa de desocupación superior al 15 por ciento?
Este es el tema de la cuarta sección de este trabajo; sin embargo, para analizar este
problema y su eventual solución resulta conveniente previamente tener una visión
global cuantitativa sobre la evolución del empleo y desempleo en la economía
chilena’
Cuando se tiene una tasa de desocupación elevada, desde el punto de vista de
la política económica es importante distinguir entre el componente cíclico o
transitorio y el componente permanente o estructural del desempleo. Los ajustes
recesivos de 1975 y 1982 prácticamente duplican la tasa dc desocupación; es así
como en 1976 la tasa de desocupación supera el 18 por ciento, y sobrepasa el 30
por ciento en 1983. Luego, podría inferirse que el componente cíclico es realmente
el elemento más importante de la tasa de desocupación observada. Sin embargo la
persistencia de elevadas tasas de desocupacibn transforma el componente cíclico en
permanente. En efecto, la política contractiva de corto plazo deprime la actividad
económica generando capacidad ociosa y esto desincentiva la inversión. Luego, esto
crea una brecha entre una capacidad productiva que permanece estancada y una
fuerza de trabajo que crece permanentemente; de esta manera, el desempleo cíclico
genera el desempleo estructural.
Una breve síntesis de los factores determinantes o no determinantes de la
elevada y persistente tasa de desocupación que ha prevalecido en la economía
chilena a partir de 1975 es la siguiente: (1) Los factores determinantes de la alta
tasa de desocupación están más predominantemente relacionados a la demanda de
trabajo que a la oferta de trabajo. (2) Los salarios reales rígidos o crecientes no son
la causa de la baja generación de fuentes de trabajo; durante todo el período
197483 el salario real tuvo un nivel inferior al del a6o 1970, luego, icómo
puede un salario real menor generar una tasa de desocupación sustancialmente
mayor? (3) Cambios estructurales asociados al nuevo rol del Estado y a la apertura
comercial producen una menor generación relativa y absoluta de fuentes de empleo
en los sectores público e industrial. (4) La caída del nivel de inversión, debido a
distintos factores (disminución de la inversión pública, existencia de capacidad
ociosa producto de la política contractiva, elevadas tasas de interés real), reduce la
tasa de crecimiento económico y, en consecuencia, la generación de fuentes de
trabajo.
La primera sección de este trabajo examina la capacidad cuantitativa que
posee la economía chilena para generar empleo. Algunos de los resultados
observados son: (1) En períodos de largo plazo el crecimiento del empleo ha sido
inferior al 2 por ciento y el crecimiento del producto ha sido superior al 4 por
ciento. (2) En el período 1960-70 y 1974-81 la economía chilena ha generado
alrededor de 45.000 empleos anuales. (3) La ocupación relativa en los sectores
transables disminuye sistemáticamente a través del período 1960-80; esto es
particularmente paradójico para el período 1974-82 en que la apertura comercial ha
implicado un mayor crecimiento relativo del sector no-transable.
La segunda sección de este trabajo resuclve el problema técnico de inclusion
del PEM en la tasa de desocupación, eliminando así el (doble) problema de

t Hay dos temas que han sido omitidos: (1) I,as políticas económicas para combatir la alta tasa
de desocupación: sobre este tema ver Meller y Solimano (19g3), Cortázar (1983c),, Meller y So-
limano en este volumen, Meller y Mizala (1981) y Sanfuentes (1983). (2) IJna mcdlción del cos-
to social de la desocupación; este es un problema que está siendo estudiado por el autor.
ANALISIS DE LA DESOCUPACION CHILENA JI

doble contabilidad; de esta forma se llega a la tasade desocupaciónefectiva, cuya


evolución se proporciona en el cuadro 8. La conclusión de esta sección esque el
problema de doble contabilidad en que se incurre al incluir el PEM entre los
desocupadosesmuy poco importante desdeel punto de vista cuantitativo.
La tercera sección de este trabajo examina la evolución reciente del empleoy
desempleoa partir del año 1980. Algunos de los resultados importantes de esta
sección son: (1) Entre 1981 y 1983 el nivel nacional de empleohabría disminuido
en 12,8 por ciento, esto es,aproximadamente400.000 fuentes de trabajo; esta cifra
supera las 310.000 ocupaciones que se generaron entre 1974 y 1981. (2) Sería
lícito usar una elasticidad empleo-producto cercana a 0,8 para una fase de
recuperación económica posterior a la recesión de 1982-83; este valor sería
aproximadamenteválido hastaque sealcanceel nivel del PGB del año 1981.

1. CARACTERISTICAS DE LA OCUPACION CHILENA 1960-1982*

En esta sección se proporciona la evidencia estadística disponible con


respecto a la generación de fuentes de trabajo en Chile en el período 196082. De
esta maneraes posible visualizar los órdenesde magnitud para producir empleo que
posee la econonia chilena, tanto desde el punto de vista cuantitativo como su
distribución sectorial. En consecuencia,las cifras contenidas en estaseccióntienen
una finalidad exclusivamentedescriptiva3
En primer lugar, se examinará la composición relativa del empleo segúnlos
distintos sectoreseconómicos. La pregunta implícita que seestárespondiendoesla
siguiente, icuáles son los sectoreseconbmicosrelativamente másimportantes desde
el punto de vista de la generaciónde empleo’!
En el cuadro 1 seobservalo siguiente:
1. Hay 4 sectoreseconómicos,industria, servicio, agricultura y comercio, que
representancasi el 80 por ciento del empleo generado en Chile para el período
1960-1980. Sin embargo, mientras la industria, serviciosy comercio muestran una
participación creciente a través del tiempo, la agricultura muestra una evolución
claramentedeclinante.
2. La agricultura muestra un cambio relativo decreciente a través del período
1960-1980. Mientras en el año 1960 la ocupación agrícola representabaun 30 por
ciento del empleo total, dicho porcentaje SCreduce sistemáticamentea través del
período de 20 añosparallegar al 17,l por ciento en 1980.
3. Entre los sectores económicos relativamente poco importantes en la
generación de empleo destacan: (i) Sectores exportadores, como la minería y la
pesca:mientras la minería representaalrededor del 3 por ciento de la ocupación, la
pescaalcanza un porcentaje que es inferior al 1 por ciento. (ii) La construcción es
un sector que nunca ha superadoel 7 por ciento de la ocupación total; sin embargo,
a esterespecto, hay que señalar que la construcción es el sector económico que

’ Esta sección es una versión revisada y más extensa de aquella publicada por el autor en V
ENADE 83; “et ICARE (1984).
’ La información básica para las cifras de empleo ha sido obtenida de la publicación del Banco
Central, Indicadores lkonómicos JJ Sociales, 1960-l 982; el autor está examinando laconfiabili-
dad de estas cifras, particularmente para el período 1974-82. A cste respecto obsérvese la dis-
crepancia existente entre esta fuente de información y fuentes alternativas comparando la ev-
lución del empleo industrial del cuadro 2 y del cuadro 13.
u
Chadro l.- Estructura relativa del empleo y del producto por sector económico (1960-1980
(Porcentajes)

1960 1965 1970 1975 1980


Sectores Empleo Producto Empleo F-roduc to fiWlpk0 Producto Empleo Producto Empleo Producto

Agricultura 30,o 10,2 26,s 8.6 22.0 82 18,9 9,9 17,l 7,6
Pesca OS 0,4 0,6 0,4 04 Os3 03 0,4 0,9 036
Minería 4,O 7,7 3,4 3,2 66 399 7.9 3,O 7,2
Industria 16,O 22,3 17,4 27:; 17.8 24,l 18,s 21,s 18,s 21,6
Construcción 5~5 74 7,O 723 69 7pi 4,6 5,6 4,6 5,4
Serv. Ut. Pública OS 1.5 0,7 1.7 03 1,7 1,o 2,3 1.2 22
Transportes 52 4,2 53 4.7 w 4,9 6,6 52 7.4 536
Comercio 12,2 17,l 12.1 15,9 12,l 16,s 12,6 13.9 15.9 18,3
Serv. Financ. 1.6 3,O 1,6 2,7 1.9 46 2,3 5.7 223 9,4
Servicios 24.4 23,2 24,8 23,0 28,l 21,6 30,7 27.3 29,l 20,7

100,o 100,o a/ 100,o 100,o al loo,0 100,o J 100,o 100,o al 100,o 100,o J
Total empleo
(miles de pers.) 2.317,O 2.54637 - 2.76631 2.626,3 b/ 2.980.7 b/
Total producto
(mill. de $1977) - 187.100,4 - 224.990,4 - 283.096,8 - 253.0432 362.634,6

Fuentes: Banco Central, Indicadores Económicos y Sociales, 1960.1982 (cifras de empleo).


Banca Central, Cuentas Nacionales de Chile, 196@1980 (cifras de producto).
a/ No suma 100 porque es pxciso asignar 2 ítemes: costo imputación de servicios bancarios (signo negativo) y tributación aimportaciones (signo positivo).
b/ Excluye a aquellas personas inscritas en el PEM (Programa de Empleo Mínimo); se ha excluido el 85 por ciento del PEM. Ver en la segunda sección de este
trabajo una discusión sobre este tema.
ANALISIS DE LA DESOCUPACION CHILENA 13

posee el multiplicador más elevado del empleo, i.e., los efectos indirectos de
generación de empleo son muy importantes.
4. Una información implícita en el cuadro 1 es el nivel relativo de la
productividad media de la mano de obra. A este respecto se observa que el sector
financiero y la minería son los sectores que tienen relativamente una mayor
productividad (media) del trabajo, mientras que la agricultura y los servicios tienen
relativamente la menor productividad (media) del trabajo.
A continuación se va a examinar la tasa histórica de crecimiento del empleo,
tanto a nivel agregado como desagregado sectorialmente. Este tipo de información
permite inferir el potencial de crecimiento y generación de empleo de la economía
chilena en el largo plazo. El cuadro 2 proporciona las tasas de crecimiento del
empleo y del producto tanto a nivel agregado como sectorial para el período
1960-1982 y para distintos subperíodos. En este cuadro 2 es posible observar lo
siguiente:

1. A nivel agregado, y para el largo plazo, los valores obtenidos tanto de la


tasa de crecimiento del empleo como de la tasa de crecimiento del producto son
valores bajos. En períodos de largo plazo el crecimiento del empleo ha sido inferior
al 2 por ciento y el crecimiento del producto ha sido levemente superior al 4 por
ciento. Obviamente ha habido anosespecíficosen que seha superadoestascifras;
esosson valores de corto plazo. La elasticidad “bruta” empleo-producto para el
período 1960-82sería 0,35.
2. Examinando el período 1960-1982 se aprecia que hay 2 sectores que
tienen una tasa de crecimiento del empleo que es negativa; estos sectoresson la
agricultura y la minería. Esto implica que cada año estos dos sectores (y
particularmente la agricultura dada su gran importancia relativa) ocupan menos
gente; en consecuencia,el resto de los sectoreseconómicostiene que absorberla
mano de obra “expulsada” por la agricultura y la minería. Específicamente con
respecto a la agricultura se observauna excepción a estepatrón de comportamiento
en el período 1974-1981 en que hay una mantención y leve incremento del nivel
ocupacional; la expansión de actividades agrícolas como frutales y forestales
podrían explicar este cambio en la evolución de largo plazo de la ocupación
agrícola.
3. A nivel de subperíodos, es interesante el contraste observado entre el
subperíodo 1970-73 y 1974-82. En el primer caso (1970-73) se observa una
reducida tasa anual de crecimiento económico de 0,5 por ciento acompañadade
una relativamente más elevada tasa anual de generación de empleo de 1,5 por
ciento; en cambio, en el segundo caso (1974.82), la tasa anual de crecimiento
económico es 1,6 por ciento y la tasa anual de generación de empleo es
prácticamente nula. En consecuencia,para el subperíodo 1970-73 se obtiene una
elevada elasticidad “bruta” empleo-producto, cuyo valor alcanza a 3,0; en cambio,
en el subperíodo 1974-82 se obtiene una muy reducida elasticidad “bruta”
empleo-producto. Luego, dado lo anterior, esto afectaría el valor de dicha
elasticidad para el período 1960-82; es por ello que pareciera más razonable
considerar un período de evolución económicamás normal, como el de la década
del 60, para obtener una elasticidad “bruta” empleo-producto. Dicha elasticidad
tiene el valor de 0,43 en el período 1960.70.
Un tercer aspecto que resulta interesante de examinar es el número total de
fuentes de trabajo que ha generadoanualmentela economía chilena. Esto eslo que
proporciona el cuadro 3; a este respectoseobservalo siguiente:
Cuadro 2.- Tasa media anual de crecimiento del empleo y del producto por sector económico, 1960-1982
(Porcentajes)

1960.1970 1970.1973 1974.1982nl 1960-1982 a/


secrores h?lple0 Producto Empleo Producto Empleo Producía Empleo Produclo

Agricultura -1.3 1,9 -7,6 -6,6 0,7 2,1 -1,5 18


Pesca 38 3,2 398 -6,2 3,5 13,l 4,o 63
Minería -OS 2,6 53 -0,l -2,2 3,5 -0.2 3,3
Industria 29 53 3,5 23 1,4 -1,8 2.1 1,9
Construcción 3,s 4,O -4,8 -10,5 -1,l -1,7 0.6 0,7
Serv. Ut. Pública 15 5,7 9,9 6,O 4.3 3,5 671 4,9
Transportes 4,2 5,7 3,O l,l 32 3,l 3,l 3,9
Comercio 1,7 3.9 3,5 4.0 5,4 4.2 229 28
Serv. Financ. 3,5 8.7 2,1 -1,5 2.9 11,s 3,l 83
Sewicios 3,2 3,5 53 2.1 0,5 0.5 2,2 X3
Total 13 4,2 12 0,5 o,o 176 0,s 2,6

hwtes: Banco Central, Indicadores Económicos y Sociales, 1960.1982 (cifras de empleo).


Banco Central, Cuenras Nacionales de Chile, 1 Y60-1982 (cifras de producto).
/ El período para el empleo a nivel desagregado sectorial termina el año 1981. La cifrade ocupados parael año 1982 es 2.786.000 personas. Se obtxaeapartirde la
cifra de ocupación (excluyendo el 85 por ciento del PEM) del año 1981 restándole un 10 por ciento. Este 10 por ciento corresponde aproximadamente a la ta-
sa de disminución del empleo según las encuestas nacionales de ocupación y desocupación. (Ver sección III de este trabajo). Esta caída de 10 por ciento se des-
glosa en una caída de 13,O por ciento para el sector transables y 8,l por ciento para el sector nwtransable. Para estos porcentajes se ha utilizado una combina-
ción de las encuestas de ocupación y desocupación y la información proveniente de la Asociación Chilena de Seguridad (ver sección III de este trabajo). En con-
secuencia en el año 1982 hay 1.039.000 personas ocupadas en el sector transable y 1.747.000 en el sector no-transable.
ANALISIS DE LA DESOCUPACION CHILENA 15

1. En el período 1960-1970 la economía chilena generó 449.000 empleos;


ie., 45.000 empleos anuales. En el período 1974-1981 la economía chilena generó
310.000 empleos; i.e., 44.300 empleos anuales. Esto implicaría que en el largo
pIaLo la economía chilena ha generado alrededor de 45.000 empleos anuales. La
generación anual promedio de 45.000 fuentes de trabajo es adecuada para la fuerza
de trabajo existente en la década del 60 que está constituida por 2.500.000
personas y que está creciendo poco más del 2 por ciento anualmente. Sin embargo
dicha cifra resulta claramente insatisfactoria cuando la fuerza de trabajo alcanza
aproximadamente un nivel de 3.500.000 personas como a fines de la década del 70
y su ritmo de crecimiento es algo superior al 2 por ciento anual.
2. Desde el punto de vista cuantitativo son sólo 3 sectores, servicios,
comercio e industria, quienes generan casi cl 100 por ciento de las fuentes de
empleo. Sm embargo hay que destacar la importancia que ha adquirido el sector
transporte durante la década del 70.
3. El empleo generado por la industria en el período 1960-81 prácticamente
sólo logra absorber la disminución de la ocupación del sector agrícola.
4. En el período 1960-70 el sector servicios es el sector cuantitativamente
más importante en la generación de fuentes de trabajo alcanzando casi al 50 por
ciento del total de empleo creado. En cambio, en el período 1974-81, el comercio
es el sector cuantitativamente más importante, superando el SO por ciento de las
fuentes de trabajo generadas en este período.
Una clasificación que resulta conceptualmente útil para analizar la evolución
dc la economía chilena es aquella que distingue entre sectores productores de bienes

Cuadro 3.- Fuentes de crecimiento del empleo


según sectores economices
1960 1981

1960-1970 1974.1981 1960-1981


Variación Dishi- Variación Distri- Varhxión Distri-
absoluta bución absoluta lución absoluta bución
del (W del (“4 del 1%)
WZple0 e??ZpltYI ~~pltYl
(miles de (miles de (miles de
Sectores personas) personas) personas)

Agricultura -81.5 -19,s 22,9 7,4 -184,l -23,l


PesCa 5,5 1,2 5,9 1,9 15,3 2,o
Minería -4.3 -1,0 -14,7 -4.1 -4,0 -02
Industrra 122,l 21,2 S1,6 16,6 196,8 25,3
Construcción 59,s 13,2 -ll,4 -3,l 16,4 2J
Servicio Utilidad Pública ll,6 2,6 9,5 3,l 26,4 3,4
Transportes 61.6 13,7 46,0 14,Fi 109,l 14.0
Comercio 53,2 ll,9 159,l 51,2 231.7 29.8
Servicio Financiero 15,3 3,4 12s 4,O 32,4 4,l
Servicios 212.1 47,2 29,5 9,5 338,6 43s

Total 449.1 100,o 310.9 100,o 778,6 100.0

Fuente: Banco Central, Indicadores Economices y Sociales, 1960-l 982


16 PATRICIO MELLER

transables internacionalmente y sectores productores de bienes no-transables. Los


sectores transables agrupan a la agricultura, pesca, minería e industria; los sectores
no-transables agrupan al resto de los sectores económicos. Los cuadros, 4, 5 y 6 son
similares a los cuadros 1, 2 y 3, pero la información corresponde a la clasificación
de transables y no transables. El sector transable incluye los siguientes sectores:
agricultura, pesca, minería e industria. El sector no-transable incluye al resto. De
estos cuadros es posible observar lo siguiente:
1. La ocupación relativa en los sectores transables disminuye sistemática-
mente a través del período 1960-1980. Aún más, cada vez hay menos gente
dedicada a la producción de bienes transables. A este respecto hay que recordar el
rol jugado por la agricultura.
2. La tasa de crecimiento económico del sector transable es sistemáticamente
menor que la correspondiente al sector no-transable.
3. Mientras en la década del 60 la participación del sector no-transable
corresponde aproximadamente al 60 por ciento del incremento del Producto
Geográfico Bruto (PCS), dicho porcentaje sube al 90 por ciento en la década del
70.
Este tipo de resultados revela que el patrón de desarrollo económico chileno
se ha estado orientando en mayor medida hacia la producción de bienes
no-transables. A este respecto hay que senalar que el sector transable es el sector en
el cual está concentrado relativamente en mayor medida el progreso tecnológico, lo
cual implica que desde el punto de vista dinámico es el sector que tiene
potencialmente una mayor productividad relativa. En consecuencia, los recursos
productivos debieran canalizarse relativamente en mayor cantidad hacia el sector
transable para que así la economía chilena entrara a una trayectoria de crecimiento
económico (relativamente) más acelerado. No es esto lo que ha sucedido con la
economía chilena, y como los recursos productivos se han orientado (relativamente)
en mayor proporción hacia el sector no-transable, se habría entrado a una
trayectoria de menor crecimiento relativo. Como lo señalan Meller y Solimano
(1983), esto es particularmente paradójico para el período 1974-1982 en que la
apertura de la economía chilena al comercio exterior ha implicado un mayor
crecimiento relativo del sector no-transable.

cuadro 4. ~ Estructura relativa del empleo y del producto


transable y no-transable. 19601980
(Porcentajes)

Empleo Producto
Transnble No-transable Transable No-transable
1960 50,5 49,5 40,6 59,4
1965 47,9 52,l 41,3 58,7
1970 43,6 56,4 39,8 60,2
1975 42,2 57,8 39,7 60,3
1980 39,5 60,5 37,0 63,0

Fuente: Banco Central, Indicadores Económicos y Sociales, 1960-1982 (cifras de empleo).


Banco Central, Cuentas Nacionales de Chile. 1960-1980 (cifras de producto)
Nota: El sector transable incluye los siguientes sectores: agricultura, pesca, minería e industria.
El sector no-tramable incluye al resto.
ANALISIS DE LA DESOCUPACION CHILENA 17

Cuadro 5. - Tasamedia anual de crecimiento del empleo y


del producto por sector transabley no-transable,
1960-1982
(Porcentajes)

Empleo Producto
Período Tronsoble No-tronsable Tronsable No-tronsoble

1960 - 1970 0,3 3,l 4,O 4,4


1970 - 1973 - 1,6 3.7 w 03
1974 - 1982 ~ 1,0 0,7 0,3 2,4
1960 - 1982 - 0,s 1,9 22 23

Fuente: Banco Central, Indicadores Económicos y Sokles, 1960.1982 (cifras de empleo).


Banco Central.Cuentas Nacionales de CMe. 1960-l 980 (cifras de producto).
Nota El sector transable incluye los siguientes sectores: agricultura, pesca, minería e industria
El sector no-transable incluye el resto. Ver cuadro 2 para los niveles de empleo de los sectores
transables y no-transables del año 1982.

Cuadro 6. ~ Fuentes de crecimiento del empleo y del producto


segúnsectorestransablesy no-transables.
1960-1982
(Porcentajes)
Empleo ñoducto
Período Tronsable No-tronsoble Tronsable No-transable

1960 - 1970 7,8 92,2 38,l 61,9


1970 - 1973 - 45,l 145,l 10,9 89,l
1974 - 1982 al al %O 92,0
1960 - 1982 -28,0 128,0 33,6 66.4

Fuente: Banco Central, Indicadores Económicos y Sociales, 19601982 (cifras de empleo).


Banco Central, Cuenras Nacionales de Chile, 1960-l 980 (cifras de producto).
Noto: El sector transable incluye los siguientes sectores: agricultura, pesca, minería e industria.
El sector no-transable incluye el resto. Ver cuadro 2 para los niveles de empleo de los sectores
transables y no-transables del año 1982.
a/ Se ha omitido este valor, ya que debido a que el nivel de empleo de 1982 es prácticamente
similar al de 1974, los porcentajes resultantes son desproporcionadamente elevados.

II. LA MAGNITUD DE LA DESOCUPACION

En la décadadel 60 (1961-70) la tasa de desocupacióna nivel nacional tuvo


un valor promedio de 6,4 por ciento, alcanzandoun valor máximo de 8,0 por ciento
(en 1961) y un valor mínimo de 4,7 por ciento (en 1967). El período 1971-73 se
caracteriza por tasasde desocupaciónrelativamente bajas que oscilanentre 3,l por
18 I’ATRICIO MELLER

ciento (en 1972) y 4,8 por ciento (en 1973)4. (Fuente: ODEPLAN, Exposición
sobre el Estado de la Hacienda fiblica, octubre de 1982).
El período 1974.83 se caracteriza por presentar tasas de desocupación muy
elevadas; la tasa de desocupación promedio del período es de 14,5 por ciento. Sin
embargo los valores de la tasa de desocupación de este período están subestimados
por cuanto excluyen a las personas adscritas al PEM (Programa de Empleo Mínimo).
El PEM, que proporciona a sus adscritos un ingreso que ha fluctuado entre los US$
25 y US$ 35 mensuales a través del período 1975-83, es en realidad un programa de
asistencia social a los desocupados; el ingreso que proporciona el PEM corresponde
a un porcentaje que ha fluctuado entre el 30 por ciento y 40 por ciento del salario
mínimo. En consecuencia, desde el punto de vista técnico, el PEM tiene que
incluirse dentro de la desocupación.
La inclusión del PEM en la tasa de desocupación presenta algunas dificultades
técnicas; esto se debe a que aparentemente existe un doble problema de doble
contabilidad. Esto implica que no sería posible sumar directamente las personas
adscritas al PEM al número total de desempleados para obtener así la tasa de
desocupación. En efecto, en marzo de 1983 la encuesta de Ocupación y
Desocupación del Departamento de Economía, de la Universidad de Chile, incluyó
preguntas específicas a las personas encuestadas que estaban adscritas al PEM; esto
permitió detectar que había personas del PEM que se declaraban ya sea ocupadas, o
desocupadas, o inactivas. Los datos obtenidos se proporcionan en el cuadro 7.

Cuadro 7.- Porcentaje del PEM que se declara ocupado,


desocupado o inactivo. Marzo de 1983
(Porcentajes)

Gran
chile Santiago

Porcentaje del PEM que se declara ocupado 88,l 82,l


Porcentaje del PEM que se declara desocupado (ar) 69 13,s
Porcentaje del PEM que se declara inactivo (p) 58 4,4

Fuente: T. Castaiieda, “Evolución del empleo y desempleo y el impacto de cambios


demográficos sobre la tasa de desempleo en Chile: 1960~83”, Documento Serie Investigación
No 64, Departamento de Economía, Universidad de Chile, enero 1984.

Para incluir el PEM en la tasa de desocupación y para resolver el doble


problema de doble contabilidad (aquellas personas del PEM que se declaran
desocupadosy aquellas que se declaran inactivos) se ha utilizado la siguiente
metodología. Sea

’ Fn la sección IV se sugiere una revisión de las tasas de desocupación para el período 1971-73
considerando el “superávit” de empleo público prevaleciente en dicho período.
ANALISIS DE LA DESOCUPACION CHILENA 19

Pr 4 : la población en edad de trabajar (14 años y más)


FE : la fuerza de trabajo según la encuesta de desocupación
IE : la población inactiva según la encuesta de desocupación
OE : la población ocupada según la encuesta de desocupación
DE : la población desocupada según la encuesta de desocupación
F* : la fuerza de trabajo eliminando los problemas de doble contabilidad debido al
PEM
1* : La población inactiva efectiva (eliminando doble contabilidad del PEM)
0* : La población ocupada efectiva (eliminando doble contabilidad del PEM).
D* : la población desocupada efectiva (eliminando doble contabilidad del PEM).
Luego, se tiene las siguientes relaciones detinicionales

P,4 = F”+tE Pr4 = F* + 1*


@=OE+$ F* =O*+D*

Sean d y t las tasas de desocupación y tasa de participación respectivamente;


entonces:

d” =-
FE d* =F
t* =-F*PI4
El propósito es encontrar d* que sería la tasa de desocupación que incluye al
PEM, pero que elimina los problemas de doble contabilidad. Las encuestas de
desocupación proporcionan dg en que la gran mayoría del PEM es contabilizada
como ocupada.
Sean O,, D, e 1, el número de personas del PEM que se declaran ocupadas,
desocupadas o inactivas, respectivamente; el porcentaje del PEM que se declara
desocupado será 01y el porcentaje del PEM que se declara inactivo será 0. Luego:

PEM=O,+D,+I,

Dividiendo esta expresión por PEM y utilizando los coeficientes (Y y p se


obtiene:

Op = [l- (o + P)] PEM

La ocupación efectiva, 0*, se obtiene restando 0, a la ocupación OF


proporcionada por la encuesta.

O*=O”- [l-(o+p)]PEM

Esta expresión simplemente indica que para obtener la ocupación efectiva


(excluyendo al PEM) resulta necesario restarle a la ocupación 0” proporcionada
por la encuesta aquella proporción del PEM que se ha declarado ocupada.
20 PATRICIO MELLER

Para obtener la población inactiva efectiva, I*, es necesario restarle a la


población inactiva de la encuesta IE las personas del PEM que se declaran inactivas,
1,. Luego,I* = IE - Ip,oloqueeslomismo,I * = IE - PPEM. De aquí, es posible
obtener la fuerza de trabajo efectiva F*.

P,, = F* + I* = FE + IE
F* + I’+PEM = FE t IE

La desocupación efectiva, D*, se obtiene a partir de la siguiente relación:

,,*=F*-O*
D* = FE + fl PEM - 0” + [ 1-(CY + p)] PEM
D*=DE t(l-(Y)PEM

La desocupación efectiva D* se obtiene a través de sumarle a la desocupación


de la encuesta DE la totalidad del PEM y sustraerle aquellas personas del PEM que
se declaran desocupadas.
Para verificar la consistencia de las expresiones anteriores se tiene:

P 14=F*+I*=O*+D*tI*
P14=OE-[1-(~+/3)]PEM+DE+(1-~)PEM+~E -flPEM

p14=OE+DE +IE=FE+F

Luego, la tasa de desocupación efectiva, excluyendo los problemas de doble


contabilidad,será:
D* DE + (1-a) PEM
d* =F = FE +flPEM

Sea Z la proporción que representa el PEM sobre la fuerza de trabajo FE.


Luego, es posible expresar d* en función de dE

d* = DE /F” t (1-a) PEM / FE


PEM / $
1 +P

d* = dE +(l-a)z
1+pz

Análo amente resulta posible obtener la tasa de participación efectiva t* en


función de t 5 :

F” FE + /3PEM
t*=F= 14 PI4
t*=tE(l +pz)
ANALISIS DE LA DESOCUPACION CHILENA 21

Un supuesto crucial en la metodología de cálculo de d* y t* es considerar


como población activa a aquella parte del PEM que se considera como inactiva. Si
este supuesto se modifica, y se considera como inactivos a aquella proporción B del
PEM que se considera como inactiva, se tiene las siguientes modificaciones; para
efectos de notación se usará un doble asterisco para los conceptos efectivos
relacionados a este segundo supuesto.
La ocupación 0 ** será igual a 0*, i.e., 0 ** = OE - [1-(o + fl)] PEM. Pero
ahora la población inactiva efectiva I** será igual a la que proporciona la encuesta
1”. Luego, la fuerza de trabajo efectiva F** = F” y, en consecuencia, la
desocupación efectiva D** será:

D** = DE + [1-(CX +fl)] PEM


En este caso, la tasa de desocupación efectiva d** será:

d** = dE + [l -(o +f3)] 2

La tasa de participación efectiva t** será igual a aquella de la encuesta,


i.e.,t** = tE.
Para efecto de calcular las tasas de desocupación efectiva d* y d** (y la tasa
de participación efectiva t*) en el período 1975-83 (el PEM se inicia en mayo de
1975), es necesario efectuar el siguiente supuesto.
Puesto que sólo se dispone de valores de los coeficientes (Yy fJ para marzo de
1983, se utilizará estos valores para todo el período; a partir del cuadro 7 se ha
utilizado 01= 10 por ciento (cercano al valor promedio obtenido para Chile y Gran
Santiago) y fJ = 5 por ciento. Se ha probado con distintas formas funcionales para
los valores de (Y y 0: funciones semilogarítmicas, exponenciales y constantes.
Utilizando como serie de referencia una serie de empleo que parte el año 1974 y
que fluctúa año a año con una elasticidad promedio empleo-producto de 0,4, se
observa que la serie corregida de empleo que presenta mejor ajuste es aquella que
tiene coeficiente OLy f3 constantes para todo el período; en consecuencia, esto es lo
que se ha usado para el cálculo de d* y d** cuyos valores se proporcionan en el
cuadro 8.
Las tasas de participación efectiva correspondientes a d*, i.e., t*, pasan a
tener valores muy elevados en los años 1982 y 1983. Esto sugiere que los valores de
la encuesta tE, que tienen una evolución más estable, sean más adecuadas. En
consecuencia, puesto que tE = t**, esto sugerirá el uso de la serie de desocupación
efectiva correspondiente a d** (cuadro 8).
La conclusión de esta sección es que el problema de doble contabilidad
debido a la inclusión del PEM entre los desocupados es muy poco importante desde
el punto de vista cuantitativo. Para eliminar dicho problema de doble contabilidad
se sugiere la metodología que poroporciona la tasa de desocupación efectiva
designada como d ** Nótese que sólo se ha incluido al PEM y no al POJH (Programa
de Ocupación para Jefes de Hogar) en el cálculo de la tasa de desocupación efectiva.
Esta exclusión del POJH se debe a que éste pareciera haber sido un programa
mejor estructurado que el PEM, en que las personas adscritas habrían estado
produciendo bienes o servicios valorados socialmente; el ingreso de las personas
adscritas al POJH corresponde aproximadamente al 70 por ciento del salario
mínimo, (Hasta junio de 1983 el POJH había tenido menos de 140.000 personas).
22 PATRICIO MELLER

Cuadro 8. ~ Tasas de desocupación efectiva a nivel de Chile. 1974-83

Tasa de deso- PEM-pro- Fuerza de Tasa de deso- Tasa de deso-


cupación medio anual b/ trabajo c/ cupacion cupacion
sin incluir (No de (miles de efectiva d* efectivo d**
AñO PEM n/ PersonasJ personas) (incluye (excluye inac-
% PEM) tivos del PEMJ
% %

1974 9~ 3.066,8 92 9,2


197s 14s 40:386 d/ X111,8 15,7 15,6
1976 14,4 157.835 3.163,8 18,8 18,6
1977 12,7 177.154 3.220,9 17.6 17,4
1978 13,6 145 792 3.373,s 17,4 17,l
1979 13,8 133.923 3 481.0 17,2 17,l
1980 12,2 190.673 3.586,4 17.0 16,7
1981 ll,7 175.607 3.640,8 16,O 15.8
1982 21,l 225.990 3.713,6e/ 26,s 26,3
1983 22,2 341.578 3.787,9 e/ 30,2 29,9
Promedio
Período 14s - - 18,6 18,4

Para cl período 1974-79, ODEPLAN, Exposición sobre el Estado de la Hacienda Bíblica,


octubre 1982; para 1980-83, Universidad de chile, Ocupaci6n y Desocupación, Encuesta
Nacional.
Instituto Nacional de Estadísticas.
ODEPLAN, Exposicidn sobre el Estado de la Hacienda Pública, octubre 1982
El PEM se inicia en el mes de mayo y se ha prorrateado el PEM promedio mensual para todo
el año.
Se ha usado una tasa media de crecimiento anual de 2 por ciento.

III EVOLUCION RECIENTE DEL EMPLEO Y DESEMPLEO. 1980-83

Para tener una mejor comprensión de las condiciones iniciales del empleo y
desempleo existentes durante 1984, resulta conveniente examinar la evolución
reciente a nivel nacional del desempleo y del empleo (1980-83).
El cuadro 9 proporciona las tasas de desocupación a nivel nacional según 2
fuentes alternativas, INE (Instituto Nacional de Estadísticas) y Universidad de Chile
(Departamento de Economía). Hay 2 diferencias metodológicas básicas entre
ambas encuestas: (i) La encuesta de la Universidad de Chile considera como
población en edad de trabajar a aquella que tiene 14 aiíos y más; en cambio, el INE
utiliza la población de 12 años y más para el período previo a 1982 y la población
de 15 afíos y más a partir del año 1982. Este tipo de discrepancia afecta levemente a
la tasa de desocupación. (ii) Para discriminar entre la población desocupada y la
población inactiva ambas encuestas utilizan distintas preguntas. La pregunta de la
Universidad de Chile es: “i Estuvo buscando trabajo durante Za semana?“; el INE
utiliza la siguiente definición de desocupado: “aquella persona que deseaba trabajar
y había hecho esfuerzos definidos para conseguir trabajo durante los dos meses
precedentes a la fecha de le entrevista”. En consecuencia, podría haber personas
que habían buscado trabajo un mes previo a la encuesta, que serían clasificadas
como inactivas según la Universidad de Chile y como desocupadas según el INE.
ANALISIS DE LA DESOCUPACION CHILENA 23

Luego, esto sugeriría que las tasas de desocupación del INE deberían ser superiores
a las de la Universidad de Chile.
El cuadro 9 muestra que las tasas de desocupación de la Universidad de Chile
son a partir de 1981 sistemáticamente superiores a las del INE; este problema
también se observa en las cifras de desocupación para el Gran Santiago. Obsérvese
clue para el año 1983 las tasas de desocupación de la Universidad de Chile son en
promedio un 35 por ciento superiores que las del INE. Esta persistente discrepancia
entre las tasas de desocupación de la Universidad de Chile y del INE es un problema
no resuelto.

Cuedro 9.- Tasas de desocupación (semestrales) para Chile. 1980.1983


(Porcentajes)

CHILE
Tasa de desocupación Tasa de desocupación
Período excluvendo PEM efectiva incluvendo PEM a/
INE Universidad INE Universdad
de Chile de Chile
0% % % %

1980
Marzo 13,2 b/ 12,0 17,s b/ 162
Septiembre 10,4 cl 12,3 15,4 ci 17,3

1981
Marzo 10,4 b/ ll,0 14,s b/ 15,2
Septiembre 11,3 ci 12,4 15,4 c/ 16,5

1982
Marzo 18,4 - 22,1
Septiembre 19,6 c/ 23,7 256 c/ 29,9

1983
Marzo 17,8 b/ 22,0 26,6 b/ 30,3
Septiembre 15,o ci 22,5 22,2 cl 286

Fuente: Departamento de Economía, Universidad de Chile, Ocupación y Desocupación,


Encuesta Nacional.
Instituto Nacional de Estadísticas. Ver Banco Central, Indicadores I?conómicos y Sociales,
1960.1982.
al Corresponde a la tasa de desocupación efectiva d**.
b/ Corresponde aproximadamente al 2O trimestre del año.
cl Corresponde aproximadamente al 4“ trimestre del año.

En el cuadro 10 se examina la evolución de la ocupación efectiva que


correspondería a las tasas de desocupación efectiva del cuadro 9. Para esta
evaluación se considera exclusivamente las cifras de la Universidad de Chile. La
caída en el nivel de empleo efectivo que se observa entre el a6o 1982 y 1981 sería
24 PATRICIO MELLER

un 10,4 por ciento; esto correspondería a una cifra cercana a los 320.000 puestos
de trabajo. Obsérvese que esta cifra es casi similar al número de puestos de trabajo
que fueron creados en el período 1974-81. En el aAo 1983 la situación ocupacional
se habría mantenido a un nivel algo superior al del 4O trimestre de 1982; en
consecuencia, la ocupación media (promedio anual) habría experimentado una
caída adicional de 2,7 por ciento en 1983 en relación a 1982. Luego, entre 1981 y
1983 el nivel de empleo efectivo nacional habría disminuido en 12,8 por ciento,
esto es, aproximadamente 400.000 fuentes de trabajo

Cuadro 10. - Niveles de emuleo efectivo (excluyendo el PEM) para


Chile. 19801983
(Miles de personas)

Fuerza de Nivel de empleo efectivo (sin PEM)


trabajo Universidad de Chile INE

1980
Marzo 3.559,8 2.983,1 2.947,8 al
Septiembre 3.599,9 2.977,l 3.051,3 b/

1981
Marzo 3.627,l 3.075,8 3.107,1 al
Septiembre 3.658,9 3.055,2 3.103,0 b/

1982
Marzo 3.695,3 2.878,6
Septiembre 3.732.0 2.616,l 2.783,s b/

1983
Marzo 3.769,2 2.627,1 2.773,4 4
Septiembre 3.806,7 2.718,O 2.968,9 bl

Fuentes: Cuadro 8 y 9.
a/ Corresponde aproximadamente al 2O trimestre del año.
b/ Corresponde aproximadamente al 40 trimestre del año.

Una fuente de información independiente a las encuestasde desocupacióny


que podría ser de gran utilidad para examinar la evolución del empleo es aquella
proveniente de la Asociación Chilena de Seguridad. A esta entidad están afiliadas
alrededor de 12.000 empresasque ocupan cerca de 400.000 trabajadores;el cuadro
11 proporciona la evolución trimestral del empleo para el período 1981-83; luego,
éste sería un indicador directo de empleos. De estecuadro 11 esposible inferir que

’ Sin embargo este indicador de empleo sobreestimaría la evolución del empleo, por cuanto
corresponde sólo a aquellas empresas que cotizaron en el período en cuestión; luego, se ha ex-
cluido a aquellas empresas que han quebrado en esteperíodo de tiempo. De manera análoga,
también excluye a las nuevas empresas que se han creado en dicho período de tiempo; pero,
obviamente, las anteriores deben superar a estas últimas.
Cuadro Il.- Evolución trimestral del empleo por rama de actividad económica. 1981-83
ler Trimestre 1981=100

INDICES DE OCUPACION

1981 1982 1983


sector I II III IV I II III IV I II III

Agricultura, Caza, Silvicultura y Pesca 100 86,5 87,7 88.3 91,9 81,l 85,7 87,7 98,3 97,l 93,3
Explotación Minas y Cantera.~ 100 71,s 65,0 63,7 54,7 49,7 48,8 SO,3 54,o 55,6 58,8
Industrias Manufactureras 100 101,3 99,4 95.6 86,s 81,9 76,4 77,8 76,5 77,8 71.3
Construcción 100 100,o 98,7 101,8 88,3 66,7 52.5 65,9 61,7 57,6 52,4
Electricidad, Gas, Agua,
Servicios Sanitarios 100 102,3 100,3 98,2 94,0 89,6 88.5 91,2 93,8 95.2 92,3
Comercio 100 105,7 113,s 119s 111,8 107.3 104.2 105,8 110,o 106,3 107,7
Transporte, Almacenaje
y Comunicaciones 100 97.0 92.4 93,s 94.3 91,l 99,9 109,o 104,o 101,6 103,7
Servicios 100 103.2 110.0 115,s 113,0 116,3 115,4 124.2 120.7 124,3 122,2

INDICE GENERAL 100 99,s 100s 100,7 94,5 89.5 86,4 90,2 90.4 90,7 89,7

Fuente: Asociaci6n Chilena de Seguridad.


Noto: Las características de la información proveniente de la Asociación Chilena de Seguridad son las siguientes:
1. 12.000 empresas con 400.000 trabajadores están afiliados ala Asociación Chilena de Seguridad. los que representan el 17,8 por ciento de la masa laboral
del país adscrita a la seguridad social. La muestra utiliiada en la presente investigación abarca un 75 por ciento del total de trabajadores adherentes a la
ACH$ el 25 por ciento restante corresponde a empresas ingresadas a la ACHS en el período y que no constituyen actividades nuevas.
2. El universo afiliado a la Asociación está integrado por los diversos sectores productores de bienes y servicios, cuyadistribución WI rama de actividad eco-
nómica y región a julio 83 es bastante completa.
26 I’ATRICIO MELLER

el nivel de empleo habría caído en un 10 por ciento en el año 1982 con respecto a
1981. Considerando los tres primeros trimestres de 1983 y 1982, podría decirse que
el nivel de empleo pareciera haberse mantenido en promedio al mismo nivel durante
1983 que en el año 1982. Luego, esta evidencia empírica exógena corroboraría en
parte los resultados obtenidos previamente con las encuestas de desocupación: el
número de puestos de trabajo destruidos en 1982 con respecto a 1981 sería
superior al 10 por ciento. Hay discrepancias con respecto al impacto ocupacional
que tiene la recesión en 1983; según este indicador de empleo no habría habido una
destrucción adicional de plazas de trabajo en 1983. Sin embargo, como se señala
previamente, hay algunos elementos que inducen a suponer que este indicador de
empleo sobreestimaría la evolución del nivel ocupacional.
En síntesis, la profunda recesión económica que se inicia a fines de 1981
habría provocado una destrucción cercana a las 400.000 fuentes de trabajo en un
lapso de 2 años. Una cuestión que es fundamental resolver es la existencia de una
posible simetría que podría haber entre la fase descendente de una recesión y la fase
ascendente de una reactivación; en otras palabras, si una caída del PGB (Producto
Geográfico Bruto) en 2 años cercana al 16 por ciento produce una reducción de la
ocupación de 400.000 fuentes de trabajo, entonces, una reactivación económica
acelerada que en 2 aíios recupere el antiguo nivel del PGB de 1981, igenerará las
400.000 plazas de trabajo que fueron destruidas? En términos técnicos, json
iguales las elasticidades empleo-producto de una recesión y de una reactivación? La
elasticidad empleo-producto de la recesión (de 1981-83) oscila entre 0,8 y 0,9;
este valor es considerablemente superior al valor histórico de dicha elasticidad. Un
breve examen de las elasticidades empleo-producto prevalecientes después de la
recesión del aiio 1975 revela que las elasticidades de empleo-producto del período
1976-78, o 1976-80, están por debajo de 0,5. Sin embargo la elasticidad
empleo-producto de la recesión del año 1975 es inferior a 0,5 y este valor observado
es algo superior al de la fase de recuperación económica (1976-78). En síntesis,
pareciera que es lícito usar una elasticidad empleo-producto cercana a 0,8 para una
fase de recuperación económica posterior a la recesión de 1982-83. Sanfuentes
(1983) también sugiere utilizar un valor de 0,8. Este valor sería aproximadamente
válido hastaque sealcanceel nivel del PGB del año 1981. En otras palabras,cuando
en la fase de recuperación económica se alcanza el mismo nivel de PGB que
prevalecía en el período prerrecesión, éste sería producido por un nivel similar de
ocupación al de la prerrecesión. En lo que seobserva una gran asimetría es en la
velocidad de caída del PGB y del empleo en la recesión, la cual es considerable-
mente superior a aquella que prevalece en la fase de recuperación económica; Le.,
debido al tipo de políticas económicasaplicadas,la recuperación económica ha
resultado ser muy lenta. Como severá más adelante, esto repercutenegativamente
sobre la inversión, generándoseun menor nivel de crecimiento económico en el
futuro y, en consecuencia,un mayor nivel de desocupación.
Para compactarla información total, demográficay laboral, correspondientea
Chile para el año 1983, y tener así lascondicionesinicialespara examinar la posible
evolución futura del empleo, se ha elaborado el cuadro 12. Las discrepancias
existentes con respectoa cifras anteriores de este artículo se derivan básicamente
de la cifra correspondiente a la población total. En este cuadro 12 se usa
directamente la cifra de la población total del país obtenida en los resultados
preliminares del Censo de Población de 1982 (del 21 de abril) que proporciona
ll .275.400 habitantes. Esta cifra se ha proyectado al año 1983 usandola tasade
crecimiento poblacional de 1,71 por ciento de CELADE. A partir de este valor
- ._ -..
Wro 12. - Población, empleo y desocupación a nivel nacional. Año 1983
(Miles de personas y porcentajes)

Ocupados (incluye POJH) ocupados 2.578,9


2.740,1 POJH 161,2
Fuerza de trabajo (70,l)
X908,9 TOtaI 2.740,1
(479)

8.5%PEM: 290,3
Población 14 años Desocupados Desocupados:
y más 1.168,s
8.161,8 (29,9)
(70,9)
Población total
llSOS,

Población inactiva
4.252,9
(52,l)
-Menores de 14 años
3.343,8
(29,l)

Fuentes; Departamento de Economía, Universidad de Chile, Ocupación y Desocupación, Encuesta Nacional.


Banco Central, Indicadores Económicos y Sociales, 1960-1982.
Nota: Para la población total del país se ha utilizado la última informacióndisponible del Censo de 1982 que proporciona 11.275440 habitantes de
Chile. Esta cifra se ha proyectado al año 1983 usando la tasade crecimiento pobladonal de CELADE de 1,71 por ciento.A partir de esta cifra se usan
los porcentajes de la encuesta del Departamento de Economía de la Universidad de Chile. En el caso de la población de 14 años y más, tanto su por-
taje sobrela población total, así como su tasa de participación, seha usado como porcentaje el va101promediode las 8 encuestas semestrales que cu-
bren elperíodo 1980.1983; para el resto de los cálculos seusan los porcentajes correspondientes a las encuestas de marzo y de septiembre de 1983.
28 PATRICIO MELLER

resultante se usa los porcentajes de la Encuesta Nacional de Ocupación y


Desocupación del Departamento de Economía de la Universidad de Chile. En el
caso de la población de 14 anos y mástanto su porcentaje sobrela población total
así como su tasa de participación, se ha usado como porcentaje el valor promedio
de las 8 encuentassemestralesque cubren el período 1980-83; para el resto de los
cálculos se usan los porcentajes correspondientes a las encuestasde marzo y
septiembrede 1983.
Segúnel cuadro 12, en el año 1983 la población de Chile era de 11.505.580
personas;la población en edad de trabajar, i.e., de 14 añosy más,era de 8.161.771
personas.De estapoblación en edad de trabajar, el 47,9 por ciento integra la fuerza
de trabajo; el 52,l por ciento restante constituye la población inactiva integrada
fundamentalmente por dueiíasde casa,estudiantesy jubilados. La fuerza de trabajo
de 3.908.900 personas está compuesta por ocupados y desocupados.En este
documento se ha considerado a las personasadscritas al POJH (Programa de
Ocupación para Jefes de Hogar) como ocupadas;en cambio, seha consideradoa las
personasadscritasal PEM (Programa de Empleo Mínimo) como desocupadas.En el
caso del PEM, se ha eliminado el problema de doble contabilidad del PEM,
excluyendo de la fuerza de trabajo a aquellaspersonasdel PEM que se consideran
inactivas. En consecuencia,la población ocupada (incluyendo al POJH) a nivel de
Chile era de 2.740.100 personasy el número de desocupadosera 1.168.800
personas;esta última cifra implica que la tasa de desocupaciónalcanzó al 29,9 por
ciento en 19836.

IV. HIPOTESIS ALTERNATIVAS DEL ELEVADO Y PERSISTENTE DESEM-


PLEO

La economia chilena funciona desde 1975 a 1983 con una tasa de


desocupaciónefectiva que es superior al 15 por ciento; esta cifra es casi 2,5 veces
mayor que el valor observadoen la décadadel 60. Si la economia operabacon una
tasa de desocupación del 6 por ciento en la década del 60, ia qué se debe que a
partir del año 1975 prevalezcauna tasade desocupaciónsuperior al 15 por ciento?
Veamos a continuación distintas hipótesis complementarias o alternativas que
explicarían la elevadatasade desocupaciónde estosúltimos 10 anos.
En términos generales,las hipótesisexplicativas podrian agruparsede acuerdo
a lo que seestimaque seria el factor central de generaciónde desempleo:déficit de
demanda agregada, fenómenos estructurales, factores vinculados a la oferta de
trabajo y factores relacionadosa la demandade trabajo.
Meller y Solimano (1983) destacancomo hipótesis explicativa de la alta tasa
de desocupación el déficit de demanda agregada.La evolución de la tasa de
desocupaciónen el periodo 1974-83 muestra dos grandes“saltos” que tienen lugar
en los años 1975 y 1982; una vez que seha alcanzado esenuevo “plateau” en la
tasa de desempleo,su reducción esmuy lenta. Los atIos 1975 y 1982 corresponden
a severosajustesrecesivos de la economía: en ambosaños,el PGB seredujo en más
del 12 por ciento. El PGB cayó un 12,9 por ciento en 1975, como consecuenciade
una politica de “shock” antiinflacionario que redujo tanto el déficit fiscal como la
tasa de expansión del crédito interno; además, el deterioro registrado en los

’ Al momento de finalizar este artículo no se disponía de la Encuesta Nacional de Ocupación


y Desocupación de la Universidad de Chile para marzo de 1984.
ANALISIS DE LA DESOCUPACION CHILENA 29

términos de intercambio agudizó la recesión inducida por la política de estabiliza-


ción. Entre 1974 y 1976 la tasa de desocupación efectiva subió de 9,2 por ciento a
18,6 por ciento, i.e., se duplicó; el nivel de empleo cae 5,7 por ciento en 1975 y 1,2
por ciento en 1976 (ver cuadro 14). En 1982 el PGB se reduce en 14,3 por ciento y
la tasa de desocupación efectiva llega al 26,3 por ciento. En este segundo período
recesivo que abarca 1982-83 el ajuste contractivo en el nivel de actividad provino de
una recesión inducida para hacer caer el gasto doméstico y reducir drásticamente el
enorme déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos, generado por el atraso
cambiario del período 1979-1982 Nuevamente el deterioro de los térmmos de
intercambio, a causa de la recesión internacional de 1982, contribuyó a la enorme
caída del producto. Entre 1981 y 1983 la tasa de desocupación efectiva sube de
15,8 por ciento a 29,9 por ciento, i.e, casi se duplica; el nivel de empleo cae
aproximadamente 10,7 por ciento en 1982 y 3,0 por ciento en 1983 (ver cuadro
14).
En síntesis, segúnMeller y Sohmano (1983) la evidencia empírica para el
período 1974-83 muestra que el producto y el empleo realizan la mayor parte del
ajuste de corto plazo cuando la demanda agregadaes reducida drásticamente
(“tratamiento de shock”). Como se señaló previamente, la velocidad de la
recuperación económicaesconsiderablementeinferior al ritmo dela caída queexperi-
mentan el PGB y el empleo en la fasedescendentedelarecesión. En consecuencia,la
persistenciade niveles de desempleosuperioresa los históricos, varios añosdespués
de la primera gran recesión,aun cuando el producto crecía (o serecuperaba)a tasas
altas, estaría influenciada por el nivel extremadamente elevado que alcanzó aquel
fenómeno en 1975.
Uno de los fenómenos estructurales más importantes observados en el
período 1974-82 esla caída de la inversión. La inversión bruta, como porcentaje del
PGB, fue de 15,7 por ciento en el período 1974-82, en comparación con el 20,2 por
ciento registrado en la década del sesenta. Esta relativamente baja tasa de
acumulación del capital explica la baja tasa anual de crecimiento económico de 1,6
por ciento en el período 1974-82. Esto se tradujo en una expansión relativamente
lenta de la capacidad productiva de la economía chilena, lo que impuso una
Limitante a la tasade crecimiento del empleo.
Hay varias razones que explicarían esta reducción en el nivel de inversión
durante el período 1974-82. (i) Según el modelo económico implementado en
1973, el sector privado seríael motor del crecimiento económico chileno y el sector
público debería eventualmente no jugar rol alguno en la parte económica. Como el
sector público era quien realizaba el mayor porcentaje de la inversión nacional, para
reducir la presencia futura de éste era preciso que disminuyera su ritmo de
inversionespara que éstas fueran realizadas por el sector privado. Luego, lo que
sucedees que el sector público reduce su nivel de inversión, pero el sector privado
no llena el vacío dejadopor éste. Aún más,la inversión privada del período 1974-82
fue menor que el nivel que tenía aquélla en la década del 60 (Arellano, 1983);
veamosalgunosfactores explicativos de este feonómeno. (ii) La profunda recesión
generadaen 1975 produce una gran subutilización de la capacidadinstalada;dada la
lentitud relativa con la cual se recupera la economía chilena, persistela existencia
de capacidad ociosa. Luego, esto desincentiva y posterga la inversión,por cuanto
iqué empresariova a expandir sucapacidadproductiva si estáutilizando menosdel
75 por ciento de su capacidad instalada? Este mismo fenómeno prevalecerá en la
fase recuperativa de la recesión de 1982-83. La recesión del presente reduce los
niveles de inversión y afecta así la tasa de crecimiento del futuro; por otraparte,la
30 PATRICIO MELLER

fuerza de trabajo crece permanentemente. De esta forma se abre una brecha


estructural entre el potencial de la economía para generar fuentes de empleo y el
crecimiento de la fuerza de trabajo; así se genera una situación doblemente
negativa, pues por una parte aumenta considerablemente el volumen de desocupa-
dos y por otra parte disminuye la capacidad de la economía para generar fuentes de
trabajo. (iii) En una economía es posible que las empresas enfrenten una gran
demanda de bienes y, sin embargo, estas empresas no invierten para expandir su
capacidad productiva; esto se debería simplemente a que dicha inversión no sería
rentable (Malinvaud, 1982). La rentabilidad de la inversión puede verse afectada por
incrementos en el precio de los insumos productivos; shocks en los precios de los
insumos reducen las utilidades de las empresas productivas disminuyendo así los
incentivos a la inversión y a la expansión de la capacidad productiva y, en
consecuencia, a la generación de empleo. En síntesis, schoks de oferta pueden ser
un factor importante que ocasione bajas tasas de crecimiento, y baja expansión de
las fuentes de trabajo, lo cual se traduce en incrementos en la tasa de desocupación
(Bruno y Sachs, 1982). Las bajas tasas de inversión privada podrían explicarse porlas
altas tasas de interés real que prevalecieron en el período 1975-82; en dicho
período la tasa de interés real superó (en promedio) el 30 por ciento anual. Luego,
este shock de oferta del (“insumo productivo”) crédito financiero redujo la
rentabilidad de la inversión y, en consecuencia, la expansión de la capacidad
productiva y del empleo.
Arellano (en este volumen) calcula cuál es el efecto del menor nivel de
inversión del período posterior a 1973 sobre el desempleo. Para este efecto estima
que la inversión por persona en que aumenta la fuerza de trabajo cae en un 40 por
ciento en el período 1974-83 en relación a la década del 60; luego, esto generaría
un desempleo estructural adicional de 8 puntos porcentuales en 1983. En
consecuencia, Arellano señala que el desempleo “normal” del 6 por ciento de la
década del 60 habría pasado a ser un desempleo “estructural” del 14 por ciento en
1983; por lo tanto, este 14 por ciento de desempleo no desaparecería hoy en día
“con políticas de reactivación destinadas a ocupar la capacidad productiva
existente. Se requieren políticas de empleo adicionales” (ver Arellano, en este
volumen)
En el período 1973-83 hay 2 cambios estructurales importantes que han
afectado a la estructura productiva chilena y, en consecuencia, su capacidad
generadora de fuentes de trabajo; estos cambios son el nuevo rol del Estado y la
apertura comercial (Tokman, 1983 y 1984; Sanfuentes, 1983).
Como se dijo previamente, en el modelo económico implementado en 1973,
el Estado debía jugar un rol mínimo en el proceso económico; una de las
implicancias de esto es que el tamaño del Estado tenía que reducirse. La reducción
del tamaño del Estado tiene una doble consecuencia directa para el fenómeno de la
desocupación: (i) Por una parte, el Estado pierde un rol activo que había tenido
como agente empleador. La tasa media anual de crecimiento del empleo público es
de 4,9 por ciento en el periodo 1964-70 y es prácticamente nula en el período
1977-82 (el nivel de empleo público es casi constante durante este período) (ver
Marshall y Romaguera, 1981, y Tokman, 1984). (ii) Por otra parte, el Estado
contribuye al incremento de la tasa de desocupación al reducir en una magnitud
importante cl nivel de empleo público en el período 1973-76. Según Sjastaad y
Cortés (1981) el empleo en el sector público (centralizado) se redujo en 91.000
personas entre 1973 y 1976; luego, volvió a reducirse en 45.000 personas entre
ANALISIS DE LA DESOCUPACION CHILENA 31

1976 y 1980’. El empleo público representaba un porcentaje inferior al 13 por


ciento del empleo total en el año 1970; este porcentaje supera el 16 por ciento en
1973 y luego vuelve a caer por debajo del 13 por ciento en 1980.
La tasa de desocupación efectiva se incrementa de 9,2 por ciento en 1974 a
18,6 por ciento en 1976; i.e., aumenta en 9,4 puntos porcentuales. La reducción del
empleo público en Y1.000 personas en ese período representa un 3 por ciento de la
fuerza de trabajo. Luego, podría inferirse que el cambio estructural que comienza a
jugar el Estado podría explicar gran parte del incremento del nivel de desocupación
que se observa a partir de 1975; en efecto, podría argumentarse que a la reducción
del nivel de empleo público observado entre 1973 y 1976 habría que agregar el
empleo público que se hubiera generado si el Estado hubiera mantenido el mismo
ritmo anual de contratación de mano de obra que el que se observaba en la década
del 60. Sin embargo si se hace esto, se observaría que en realidad el impacto se
reduce considerablemente. En efecto, Tokman (1984) calcula cual habría sido el
nivel de empleo público para el período 1970-82 si el Estado hubiera mantenido un
nivel anual de expansión en la contratación de mano de obra similar a la década del
60 (en este cálculo no se altera el empleo efectivo observado en las empresas
estatales); es así como se llega al resultado que el nivel de empleo público de 1982
debiera ser aproximadamente superior en 97.000 personas al nivel de empleo
público efectivo de dicho año. La explicación de este tipo de resultado se debe al
elevado incremento que experimentó el empleo público en el período 1970-73 en
que la tasa media anual de crecimiento fue de ll,4 por ciento; la aplicación de la
metodología de Tokman (1984) proporciona un superávit de personas en el sector
público para dicho períodos.
En síntesis, para evaluar el impacto que tiene sobre la tasa de desocupación el
cambio estructural experimentado por el tamaño del Estado, habría que considerar
2 puntos de referencia alternativos; si se toma el año 1973 como punto de
referencia, la disminución del empleo público observada entre 1973 y 1976
explicaría un 30 por ciento del incremento de la tasa de desocupación entre 1974 y
1976. Pero si se toma la década del 60 como punto de referencia del nivel del
empleo público y de su evolución, la disminución observada en el nivel de empleo
público de 1976 representaría menos del 10 por ciento del incremento de la tasa de
desocupación entre 1974 y 1976 (ver Tokman, 1984, para los valores numéricos).
Por otra parte, la diferencia en el tamaño y evolución del empleo público en el
período 1977-82 con respecto a la década del 60 representa en promedio un
diferencial de 2 puntos porcentuales. Esto quiere decir que el cambio estructural en
cl rol del Estado como empleador implicaría solo por este efecto que la tasa de
desocupación promedio de la década del 60, que era de 6,4 por ciento debería haber
subido a 8,4 por ciento; la tasa de desocupación efectiva observada entre 1975 y

’ Manhall y Romaguera (1981) muestran una reducción de 92.000 personas entre los años
1973 y 1977; Tokman (1984) muestra una reducción de 19.000 personas entre los años 1976 y
1980. Hay diferencias en las coberturas de estos estudios y esto explica las diferencias obser-
vadas.
’ Probablemente las bajas tasas de desocupación observadas en el período 1970.74 debieran
ser corregidas pan incluir este superávit de empleo público. Utilizando las cifras de Tokman
(1984),las tasas de desocupación resultantes serían: en 1971 la tasa de desocupación subiría
de 3,8 por ciento a 4,5 por ciento; en 1972 el porcentaje subiría de 3,l por ciento a 4,6 por
ciento; en 1973, de 4,8 por ciento a 7,2 por ciento; y en 1974, de 9,2 por ciento a 10,4 por
ciento
32 PATRICIO MELLER

1983 no fue nunca inferior a 165 por ciento. Luego, este cambio estructural
explicaría alrededor del 15 por ciento al 20 por ciento del incremento permanente
de la tasa de desocupación.
La apertura comercial es otro de los cambios estructurales importantes del
período 1974-82. Veamos a continuación la argumentación utilizada para probar
que la liberalizaci0n del comercio exterior produjo un impacto negativo sobre el
nivel de empleo. La apertura comercial implicó una acelerada reducción de
aranceles de un nivel promedio de 94 por ciento a fines de 1973 hasta una tasa
uniforme de 10 por ciento (excluido los automóviles) a principios de 1979; por otra
parte, hubo una completa liberalización para el ingreso de productos importados
(i.e., no hubo lista de bienes cuya importación fuera prohibida o lista de bienes que
incluyera sólo aquellos bienes importados cuyo ingreso sería permitido). La
apertura comercial obviamente tiene como consecuencia a nivel interno una
reasignación de recursos productivos; hay actividades económicas cuya producción
se contrae mientras que en otras se expande. Sm embargo, este proceso es
asimétrico; las empresas y las actividades económicas que no tienen ventajas
comparativas, experimentan una rápida contracción. Esta contracción no es
compensada instantáneamente por la expansión de aquellos sectores que tienen
ventajas comparativas; es más fácil cerrar una empresa que crear una nueva.
Además el capital (maquinarias) es un factor sectorialmente específico en el corto
plazo; es prácticamente inmóvil y muy poco maleable. Por otra parte, el cambio de
precios relativos inducido por la apertura comercial, que sería el mecanismo que
transferiría recursos de las actividades que se contraen hacia las actividades que se
expanden, fue neutralizado por la drástica caída que experimenta la demanda
agregada en 1975’. En otras palabras, al menos en el período 1975-77, el proceso
de apertura se realiza en un contexto de déficit de demanda agregada y política
monetaria restrictiva; en consecuencia, el efecto ingreso neutraliza el efecto precio
relativo, y esto evita la expansión de las actividades económicas que adquieren ven-
tajas comparativas.
La estructura arancelaria prevaleciente en Chile le otorgaba al sector industrial
una mayor protección relativa; en consecuencia, este sector resulta ser el más
perjudicado ante una reducción arancelaria que termina con una estructura pareja
de tarifas. Por otra parte, las ventajas comparativas de Chile parecieran estar en los
recursos naturales (minería, pesca, recursos forestales y frutales). Luego, tanto los
cambios en la protección relativa como las ventajas comparativas operan en contra
del sector industrial; esto implicaría que se generan desincentivos para la inversión
en el sector industrial. Sin embargo es importante examinar este problema a nivel
desagregado, por cuanto la estructura de protección era muy dispareja entre las
distintas ramas industriales, y además existen industrias que utilizan de manera
intensiva recursos naturales (por ej. harina de pescado y celulosa). Pero en términos
globales, dada la importancia relativa de las distintas ramas industriales, se esperaría
que hubiera una contracción del sector industrial como un todo. Por otra parte,
dado que el sector industrial es un sector cuantitativamente muy importante en la
generación de fuentes de trabajo (ver sección 1 de este trabajo), una contracción de
este sector tiene un serio impacto sobre la tasa de desocupación. Según Tokman
(1984) la apertura comercial habría implicado “una destrucción absoluta de

’ Broadberry (1983) utiliza este mismo argumento para explicar el elevado nivel de desempleo
observado en el Reino Unido en la década del 30.
ANALISIS DE LA DESOCUPACION CHILENA 33

puestos de trabajo” en el sector industrial, los cuales “no habrían sido reemplazados
en el resto de la economía”. Tokman (1984) estima en 120.000 puestos de trabajo
la reducción del empleo industrial observada entre 1970 y 1981 (segúnindicadores
de SOFOFA); “parte importante de dicha reducción es el resultado del cierre y
liquidación de empresasdurante el período”.
Sjaastad y Cortés (1981) argumentan que para examinar el impacto de la
apertura comercial sobre el sector industrial habría que utilizar el año 1977 como
aiio inicial; las importaciones de bienesde consumo sólo comienzan a incrementar-
sea tasassignificativamente elevadasa partir de eseaño’ ‘. Luego, la liberalización
del sector externo no puede haber sido la causadel incremento del desempleodel
año 1975 y 1976, por cuanto la tasa de desocupación“alcanzó su máximo antes
que la reforma de política comercial tuviera algún efecto significativo en el
volumen y composición del comercio” (Sjaastady Cortés, 1981). La conclusión de
Sjaastady Cortés (1981) esque la liberalización del sector externo tuvo un efecto
despreciablesobre el nivel de empleo industrial; este trabajo considerael período
1974-79.
El cuadro 13 reúne distintos índices de evolución del empleo industrial para
el período 1974-81. Hay dostipos de indicadores: los que seobtienen por encuestas
a establecimientos industriales (SOFOFA e INE) y los que se obtienen de las
encuestasde hogaresde ocupación y desocupación(Universidad de Chile e INE).
Las encuestasde hogaresde ocupación y desocupaciónestán diseñadasfundamen-
talmente para medir la tasa de desempleo;en consecuencia,cualquier otro tipo de
indicador que se obtenga de dicha fuente de información es necesariamenteun
indicador indirecto. En particular, los índices de ocupación sectorial que se
obtienen de dichas encuestas(de desocupaciún) pueden tener seriasdistorsiones,
por cuanto las encuestasde hogaresno están diseñadaspara constituir una muestra
representativa de la distribución sectorial de la ocupación; aún más, la rotación y
sustitución de las submuestrasde hogaresa través del tiempo no tiene por qué
mantener constante (o aproximadamente constante) la representatividad muestral
de los distintos sectores económicos en la ocupación total. Por otra parte, las
encuestas industriales (SOFOFA e INE) tienen por objetivo fundamental medir la
evolución de la actividad industrial. Para este efecto, SOFOFA tenía una muestra
superior a las 400 empresas(en el período previo a 1982) que generabanalrededor
del 60 por ciento de la producción industrial del país y cuya cobertura era
nacional”. En el caso del INE, la información del cuadro 13 corresponde a la
encuestaindustrial manufacturera anual; en consecuencia,incluye prácticamenteal
conjunto total de los establecimientosindustrialesque tienen una ocupación (igual
o) superior a 50 personas.En síntesis,es obviamente más confiable la información
proveniente de lasencuestasindustrialesque aquellaproveniente de lasencuestasde
hogarespara analizar la evolución del empleo industrial; una de las objecionesque
poseenestasencuestasindustrialeses que hay una subpresentaciónde los estableci-
mientos menores(con una ocupación inferior a 50 personas).

Io Además Sjaastad y Cortés (1981) señalan “que sólo en diciembre de 1976 el arancel pro-
medioalcanzóun 21 por ciento y el arancel moda un 20 por ciento; comparado con 49 por
ciento y 40 por ciento doce meses antes”,
” Más del 80 por ciento de las empresas de la muestra de SOFOFA correspondían a empre-
sa.9 con una ocupación (igual 0) superior alas 50 personas.
34 PATRICIO MELLER

Según el cuadro 13, la evolución del empleo industrial sería la siguiente’ * : (i)
El nivel del empleo industrial habría caído en un 24 por ciento entre 1974 y 1981;
sin embargo casi el 60 por ciento de dicha caída sería consecuencia de la recesión
del año 1975, (ii) En el período 1976-81 0 1977-80 el empleo industrial se redujo a
una tasa cercana al 2 por ciento anual; Le., la apertura comercial habría reducido el
nivel del empleo industrial en una cifra cercana al 10 por ciento, lo cual
representaría aproximadamente 50.000 fuentes de trabajo.

Cuadro 13. - Indices de empleo industrial 1974-81


1975 = 100
Encuestas al sector Encuestas de Ocupacicin y
Año industrial Desocupación de Hogares
SOFOFA INE Cr. de Chile INE
ll) (2) (31 (41

1974 110,4 107,s 114.5 -


1975 100,o 1 OO,0 1OO,0 1OO,0
1976 92,6 94,3 103,8 102,3
1977 92,l 95,9 112,4 103,4
1978 92,0 94,l 114,s 106,4
1979 91.0 92,8 118,7 108,6
1980 87,l 87,8 108,O 114,8
1981 84,6 81,6 109,2 113,o
Tasa media anual
de crecimiento (%)
1974-g 1 -3,7 ~ 0,7 -
1975-80 - 2,7 176 23
1976-81 -1,8 18 28
1977.80 - 1,8 - I,3 3s

Columna (1): SOPOFA, Síntesis económica, Depto. de Estudios.


Columna (2): INE, Anuario de Industrias Manufactureras; establecimientos con 50 o más
personas ocupadas.
Columna (31: Universidad de Chile, Ocupación y Desocupacii>n en el Gran Santiago,
Departamento de Economía.
Columna (4): INE, Encuesta Nacional de Empleo (4O trimestre).

En síntesis, según las encuestas industriales, el impacto de la apertura


comercial sobre el empleo industrial habría sido negativo’ 3 ; el sector indus trial, que
generaba empleo a un ritmo anual del 2,9 por ciento en la década del 60,

” Sc va a suponer que la ocupación dc los establecimientos industriales menores experimen-


ta una evolución similar ala de los establecimientos mayores.
i s De este tipo de resultado no es posible inferir que la economía chilena deba tener penna-
nentnnente elevadas barreras arancelarias.El “timing” v la velocidad con la cual se imple-
mentó la apertura comercial tienen una enotme incidencia en el tipo de resultados obsetva-
dos; sobre este punto, ver Ffrench-Davis (1980) y Ramos (1984).
ANALISIS DE LA DESOCUPACION CHILENA 35

experimenta una disminución de fuentes de trabajo industrial o expulsión de mano


de obra a una tasa cercana al 2 por ciento anual durante el período 1976-81. Como
el empleo industrial representaba alrededor del 17 por ciento de la ocupación total,
el abandono del rol dinámico que jugaba el sector industrial en el 60 superpuesto a
la contracción que experimenta en el período 1974-81 implica una generación bruta
de desempleo estructural cercano a un punto porcentual; para evaluar el impacto
neto de la apertura comercial sobre el empleo total, habría que considerar la expan-
sión que experimentó el sector comercio (como consecuencia de la expansión de las
importaciones).
Las hipótesis que se centran en la oferta de trabajo postulan que las altas tasas
de desocupación se deberían fundamentalmente al elevado crecimiento de la fuerza
de trabajo l4 (Cortés, 1983). Un elevado incremento en la oferta de trabajo puede
debersea 3 factores: (i) El factor demográfico, en que la población en edad de
trabajar muestra una aceleradaexpansión. Pero esto requiere que haya habido una
explosión demográfica en la décadadel 60. “Si uno observalastasasde natalidad y
de fecundidad en el período 1960-65, se observa que estastasas son levemente
inferiores a las del quinquenio anterior, 195560” (Meller, 1979). Por otraparte,
Castañeda(1984) concluye que “la población de 12 atios y máscreció en 1970-80a
casi la misma tasa que lo hizo en 1960-70”. (ii) Incrementos en la tasa de
participación aumentan la oferta de trabajo. A este respecto seargumentó que el
efecto “vitrina” habría incrementado la tasa de participación; i.e., los artículos
importados exhibidos en lasvitrinas de los localescomercialeshabrían estimuladoa
parte de la población inactiva a incorporarse en la fuerza de trabajq. Sin embargo
la evidencia empírica muestrajustamente lo contrario; la tasade particigación cae
alrededor de un 5,5 por ciento en el período 1974-82en relación al valor observado
en la décadadel 60 (ver Meller, Cortázar y Marshall, 1979; Riveros, 1983a)” (iii)
Las migracionesinternacionales serían el tercer factor que podría afectar ala oferta
de trabajo. Pero éstasnunca han sido importantes en el casochileno; aún más,dada
la situación política prevaleciente en el período 1974-81, parecieraque el flujo mi-
gratorio hacia fuera del país sería mayor que el flujo inmigratorio.
Sin embargo, a pesar de la evidencia anterior, es posible que la fuerza de
trabajo del período posterior a 1974 tenga una tasade crecimiento superiora la de
la dkcada del 60. En efecto, como lo señalan Arellano (en este volumen) y
Castañeda(1984), aun cuando el crecimiento de la población en edad de trabajar y
la tasa de participación seansuperioresen la décadadel 60 que en el 70, esposible
que la tasade crecimiento de la fuerza de trabajo del 70 seasuperior a la del 60. La
explicación de este fenómeno se debe a que la tasa de participación era
significativamente declinante a través de la décadadel 60 y ésta oscilarelativamente

” Esta era la explicaciónque se daba a la extrañaparadojaque supuestamente


seestaba
observandoen la economíachilenaa partir de 1975.“Ajuicio de loseconomistas
de gobicr-
no, se estaría dando simultáneamente una alta y persistente tasa de desocupación y un clc-
vado crecimiento del empleo. En efecto, si se está generando un elevado número de fuentes de
empleo icómo es posible que no baje la tasa de desocupación?; pero sólo una parte de tal
paradoja es válida. Lo que es efectivo es que la economía chilena funciona desde cl año 1975
con una elevada y persistente tasa de desocupación; por otra parte, la evidencia empírica
disponible no permite afirmar que haya un accimicnto elevado del empleo”, Mellcr (1979).
Ver además, Meller, Cortázar y Marshall (1979).
’ ’ En consecuencia, el efecto “vitrina” habría operado al revés; hubo activos que se tranfor-
maron en inactivos por quedarse demasiado tiempo mirando los artículos importados de las
vitrinas.
36 PATRICIO MELLER

poco en el período posterior a 1973. Es así como la fuerza de trabajo crece al 2,3
por ciento en la década del 70 y al 1,7 por ciento en la década del 60. Este
diferencial anua1 de 0,6 por ciento explicaría en promedio alrededor del 25 por
ciento del incremento de la tasa de desocupación observada en el período 1975-81.
En síntesis, los factores de oferta de trabajo, específicamente el mayor
crecimiento relativo de la fuerza de trabajo, explicarían la cuarta parte del mayor
incremento relativo de las tasas de desocupación observadas a partir de 1975.
Luego, los factores de demanda de trabajo explicarían las tres cuartas partes
restantes, En realidad, existe ya un consenso bastante generalizado de que las
elevadas tasas de desocupación que se han observado a partir de 1975 son
fundamentalmente la consecuencia de una insuficiente generación de fuentes de
trabajo’ 6 (ver Meller y Solimano, 1983; Riveros, 1983a; Sanfuentes, 1983; y
Castañeda, 1984).
Desde el punto de vista de la demanda de trabajo, existen dos enfoques
generales para examinar el problema de la desocupación: modelos de equilibrio y
modelos de desequilibrio. En los modelos de equilibrio el mecanismo de precios
flexibles despeja el mercado y, en consecuencia, los trabajadores están siempre
sobre la curva de demanda de trabajo. En los modelos de desequilibrio el
mecanismo de precios funciona de manera muy lenta, generando un racionamiento
en el mercado del trabajo; la demanda de trabajo se torna perfectamente inelástica
y se produce una divergencia entre la productividad marginal de la mano de obra y
el salario real.
La persistencia de un elevado nivel de desempleo cuestiona el marco
conceptual de uso de modelos de equilibrio con precios flexibles; después de 9 años
en que la tasa de desocupación no baja de 15 por ciento, parecieralógico inferir que
el mecanismode libre-mercado ha fracaso totalmente en Chile en el casodel factor
trabajo. Aún más,los salariosrealesresultaron ser flexibles a la baja, puesdurante el
período 1974-78 tuvieron una reducción superior al 25 por ciento con respectoal
nivel de 1970 (ver cuadro 14); sin embargo,la tasade desocupaciónno bajó del 17
por ciento (en cambio, en 1970, esta tasade desocupaciónera de 5,7 por ciento); el
modelo de equilibrio perfectamente competitivo no puede explicar cómo una
reducción de salariosreales genera mayor desocupación.Por otra parte, es difícil
concebir que una situación de desequilibrio persista por un período tan largo (9
años); los trabajadorespuede que estén fuera de su demandade trabajo en los anos
recesivos(por ej.: 1975, 1982 y 1983) pero teóricamente seesperaríaque el resto
del tiempo estuviera sobre la demanda de trabajo. Sin embargo una explicación
alternativa posiblepara estefenómeno de tasa de desocupaciónpersistenteseríaque
el salario real y el nivel de empleo no se determinan en el mismo mercado; es

r6 Argumentosrelacionados a incrementos en la tasa“natural” de desempleo sonirrelevan-


tesparael casochileno.En efecto, segúnla colecciónde artículosseleccionados por Gilbert
et al. (1983) sobre“las causas del desempleo en Inglaterra”,hay 3 factoresque incrementan
la tasa“natural” de desempleo: ti) Un aumento en el poderde negociación de lossindicatos;
(U) un aumentoen los subsidios de cesantía;(iii) un aumentoen el nivel de impuestoal uso
del factor trabajo. En el período 197483 hubo en Chile un marcado deterioro en el poder
de negociación de los sindicatos;ademáshubo una disminuciónen lastasasde tributación
(aplicadaa la planilla de sueldo) que fmancian las leyes sociales (que otorgan beneficios a los
trabajadores).Por último, la únicamoditicación al subsidiode cesantía(cuyo nivel esinferior
al 70 por ciento del salariomínimoy al cual tuvieronaccesosóloel 15 por cientodel total
de desocupados) fueron los programas PEM y POJH con montos que fluctuaron alrededor
del 30 por cientoy 60por cientodel salario mínimo.
ANALISIS DE LA DESOCUPACION CHILENA 37

posible que el salario nominal esté determinado administrativamente al igual que el


tipo de cambio nominal (Cortázar, 1983b) y que el nivel de empleo dependa
exclusivamente del nivel de actividad económica.
En la reciente experiencia chilena, utilizando el enfoque de los modelos de
equilibrio, es reiterada la insistencia en torno a que salarios reales rígidos o salarios
reales crecientes serían la causa fundamental del desempleo. Para Casteñeda (1983)
aumentos en el salario mínimo real estarían “asociados con una reducción
significativa en la probabilidad de conseguir empleo y muy probablemente con el
aumento del desempleo”; para Cox (1984), el incremento en el salario mínimo real
y la indexación salarial serían los factores que explicarían el incremento de la tasa
de desempleo del período 1974-80. Por otro lado, tanto Edwards (1980) como
Riveros (1983b) consideran que el crecimiento real del salario mínimo durante el
proceso de apertura comercial sería un factor fundamental en la generación del
desempleo industrial observado en el período 1976-79. Lo extraño en este último
caso es que sólo una fracción muy reducida de los trabajadores del sector industrial
recibe un salario cercano al salario mínimo ’ 7 Pero más extrafio aún es el hecho que
durante la década del 60 también existían leyes de salario mínimo y éstas no
generaron tasas de desocupación como las observadas a partir de 1975; además el
salario mínimo real promedio del período 1965-70 es mayor que el salario mínimo
(ingreso mínimo) real promedio del período 1975.80. iCómo puede un salario
mínimo real menor generar una desocupación sustancialmente mayor?
Veamos brevemente a continuación la relación existente entre las remunera-
ciones reales y la tasa de desempleo en el período 1975-83. El cuadro 14
proporciona la evolución del índice de remuneraciones reales, tasa de desocupación
efectiva y crecimientos del empleo para el período 1974-83. En este cuadro se
observa lo siguiente: (1) los salarios reales no son en absoluto rígidos o inflexibles a
la baja; hay 4 años en que los salariosrealescaen en más de un 10 por ciento, e
incluso, en 2 de los afios la caída escercanaal 20 por ciento. (2) Reduccionesen los
salariosrealesestán asociadosa incrementos en la tasa de desocupación;por otra
parte, aumentosen los salariosrealesestán asociadosa disminucionesen la tasade
desocupación(a este respectoel año 1976 constituye una excepción). La inferencia
de este tipo de evidenciaesexactamente la opuestaa aquella sugeridapor el modelo
de equilibrio neoclásico;segúnlos datos habría una asociaciónnegativa entre la tasa
de variación de los salariosrealesy los cambiosen la tasade desocupación.En otras
palabras,este tipo de resultadosesconcordante con el enfoque keynesianopara una
economía cerrada en cuanto a que en una economía en un estado deprimido,
disminucionesdel salario real contribuyen a agravar la recesióny, en consecuencia,
a aumentar la tasa de desocupación.(3) De maneraconcordante con lo anterior se
observa que habría en general una asociaciónposifiva entre la tasa de variación de
los salariosrealesy el crecimiento del empleo.
Cabe señalarque el tipo de resultadospreviamente descritosestáfuertemente
condicionado por el nivel que tiene el salario real. En efecto, durante todo el
período 1974-83 el salarioreal nunca logra alcanzar el nivel que tuvo en 1970, valor
que podría considerarsecomo normal para la economía chilena. En consecuencia,
los salarios realesdel período 1974-83 fueron relativamente inferiores al nivel de
salario real histórico de la economía chilena; entonces, icómo es posible que un

l’ Además el salario medio industrial evolucionó de manera diferente al ingreso mínimo (0


saMo mínimo); ver Cox (1984).
38 PATRICIO MELLER

nivel de salarios reales que (en el período 1975-80) fue entre un 33 por ciento y un
10 por ciento menor que aquel vigente en 1970 haya generado un nivel de
desocupación que es casi 3 veces mayor? Luego, el desempleo observado en Chile
en el período 1975-83 no es una desocupación del tipo clásico, consecuencia de una
tasa de salario real relativamente elevada, sino que es una desocupación del tipo
keynesiano en que debido a deficit de demanda agregada y fenómenos estructurales
los trabajadores estaban involuntariamente desocupados.

Cuadro 14.- Indice de remuneraciones reales, tasa de


desocupación efectiva y tasa de crecimiento del empleo

Indice de remuneraciones
reales
Tasa de Tasa de
Nivel Tasa de desocupación crecimiento
Año de variación efectiva del empleo
% % 9c

1970 100,o 5,7


1971 122,7 22,7 4,s cl
1972 96,1 - 21,7 4,6 cl
1973 80,4a/ - 16,3 7,2 ci
1974 65,O - 19,2 10,4 c/
1975 62,9 - 3,2 15,6 -5,l
1976 64,9 3,2 18,6 - 1,2
1977 71,4 10,o 17,4 26
1978 76,0 64 17,3 499
1979 82,3 83 17,1 3,4
1980 89,3 8S 16,7 3s
1981 98,8 b/ 10,6 15,s 26
1982 97,6b/ - 1,2 26,3 -10,7
1983 86,9b/ -ll,0 29,9 -3,0

Fuentes: R Cortázar, “Chile: Resultados distributivos 1973.82”, Notas Técnicas No 57,


CIEPLAN, junio 1983.
Cuadro 8 de este trabajo para la tasa de desocupación efectiva y la tasa de crecimiento del
empleo.
a/ Corresponde a los 8 primeros meses del año.
b/ Obtenido a partir de la información del INE; esta información es consistente con la de
Cortám (1983a).
c/ Esta sería la tasa de desocupación efectiva que resultaría si el empleo público de este
período hubiera crecido a la misma tasa que en la década del 60 (ver texto).

Un problema aparentementeparadójico es el hecho de que a pesar del


persistentemente elevado nivel de desempleoque prevalece a partir de 1975 el
salario real se haya incrementado a una tasaanual promedio de 8,8 por ciento entre
1976 y 1981 (Harberger, 1982). iCómo puede haber un aumento en el salarioreal
dada la gran magnitud de desocupados?, ipor qué la persistentementeelevadatasa
de desocupaciónno frena el aumento de salariosreales?La respuestaa este dilema
ANALISIS DE LA DESOCUPACION CHILENA 39

es proporcionada por Cortázar (1983b). Los sueldos y salarios nominales están


determinados durante el período 1974-83 por la política gubernamental de
reajustes de remuneraciones; i.e., “la variación de los salarios nominales en torno a
su trayectoria de mediano plazo se convirtió en un instrumento mris de política
económica tal como el tipo de cambio nominal, el gasto público nominal, etc.“. La
política gubernamental de reajustes de remuneraciones estaba en cierta medida
Ligada a la evolución del IPC (Indice de Precios a Consumidor); puesto que en el
período 1976-81 se tiene una inflación decreciente (198 por ciento en 1976 y 9,s
por ciento en 1981) esto implica que el salario real reajustado aproximadamente
según la inflación pasada tenga un valor creciente. En síntesis, el mercado del
trabajo no operó como un mercado, sino que estuvo “fuertemente condicionado
por las acciones de la autoridad administrativa” (Cortázar, 1983b).
Finalmente, se van a resumir los distintos factores que explicarían o que no
explicarían la elevada y persistente tasa de desocupación efectiva que ha prevalecido
en la economía chilena a partir del año 1975. (1) Los factores explicativos de la alta
tasa de desocupación están más predominantemente relacionados a la demanda de
trabajo que a la oferta de trabajo; los factores de demanda explicarían alrededor del
75 por ciento del mayor incremento relativo de la tasa de desocupación y los
factores de oferta explicarían el 25 por ciento restante. (2) Los salarios reales, ya
sea su rigidez o su evolución, no son la causa de la baja creación de fuentes de
trabajo; la evidencia empírica revela por una parte disminuciones anuales de salarios
reales superiores al 10 por ciento y 20 por ciento, y por otra parte se observa
que durante todo el período 1974-83 cl salario real tuvo un nivel inferior al del año
1970. (3) Cambios estructurales asociados al nuevo rol del Estado y a la apertura
comercial producen una menor generación relativa y absoluta de fuentes de
empleo en el sector público y en el sector industrial; la expansión de los sectores
comercio y financiero’ s (d eh.d r o a la liberalización de las importaciones y de la
cuenta de capitales) amortigua parcialmente el efecto contractivo sobre el empleo
total de dichos cambios estructurales. (4) La política macroeconómica de ajuste
contractivo tiene el siguiente impacto doblemente negativo: (i) La mayor parte del
ajuste es de naturaleza cuantitativa y, en consecuencia, esto se traduce en una severa
contracción de la producción y del empleo; el mecanismo de precios actúa de una
manera notoriamente lenta. (ii) La política contractiva de corto plazo tiene un
efecto negativo muy importante de largo plazo. Mientras está deprimida la actividad
económica y hay capacidad ociosa, esto desincentiva la inversión. Luego, esto crea
un desequilibrio entre una capacidad productiva que permanece estancada y una
fuerza de trabajo que crece permanentemente; así es como el desempleo cíclico
genera el desempleo estructural observado con posterioridad a 1975. Lamenta-
blemente de esto se infiere que, ceterispuribus, la tasa de desempleo estructural
volverá a subir en el futuro como consecuencia de la aguda recesión económica de
1982-83 y de las elevadísimas tasas de desocupaciún prevalecientes hoy en día. (5)
La caída del nivel de inversión, debido a distintos factores (caída de la inversión
pública, existencia de capacidad ociosa debido a la política contractiva, elevadí-
simas tasas de interés real), reduce la tasa de crecimiento económico y, en
consecuencia, la generación de fuentes de trabajo.

le Como lo seinlan Meller y Solimano (1983), la burocracia del sector público es sustituida
por la burocracia del sector privado.
40 PATRICIO MELLER

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COLECCION

k NUMERO ESPECIAL

desocupación chilena:
diagnóstico, impacto social
COLECCION ESTUDIOS CIEPLAN No 14
SEPT,EMDRE DE 1984, pp. 99.104
ESTUDIO NO 93

UNA
NOTA
SOBRE
LAS
CAUSAS
DEL
DESEMPLEO
EN CHILE*

JOSE PABLO ARELLANO

SINTESIS. En esta nota se discuten las causia.s del desempleo tomando


en cuenta cl impacto de: la actual recesión, elementos de demanda y
oferta previos ala recesión y déficit de inversiones.
Se comenta asimismo la evolución futura de estas variables.

El desempleo a pesar de su impresionante nivel y su persistencia en el tiempo


no ha recibido toda la atención que se merece. Meller ha estudiado recientemente el
problema y hace una revisión de los trabajos sobre el tema. (Véase este mismo volu-
men). A partir de su lectura surgió esta nota.
1. Poco menos de la mitad del desempleo excesivo que registra actualmente
la economía chilena es producto de la pérdida de empleo ocasionada por la recesión
de 1982-1983’ En efecto, en esos dos años se perdieron casi 400 mil ocupaciones
(Meller, cuadros 8 y 10).
En realidad, la pérdida de empleos no sólo responde a la caída en la produc-
ción registrada en 1982.1983, sino que, además,refleja problemas que el modelo
económico venía acumulando por años. Ello se deduce al observar que el empleo ca-
yó 14,5 por ciento entre el primer trimestre de 1981 y 1983. Al mismo tiempo, el
producto cayó en 15 por ciento. En cambio, de acuerdo a los patrones de compor-
tamiento registrado en la recesión de 1975 esta caída del producto debería haber
disminuido el empleo en no más de 5,l por ciento; y de acuerdo a los patrones de
los años 60 en no más de 6,s por ciento.
La razón de esta fuerte caída en el empleo es que la actual recesión llevo a la
quiebra y/o a eliminar personal a muchas empresas que hasta 1981 habían estado
“financiando” y postergando los problemas que enfrentaban como producto de la
política económica de los años anteriores. Una información gruesa sobre el particu-

* R. Cortázar, R. Ffrench-Davis, E. JadrcsiZ, M. Marcel, P. Melle& J. Ramos y L. Riveros leye-


ron un borr&x de esta obra y gracias a sus comentarios pudo ser mejorada. Esta nota forma
pate del área de investigación de CIEPLAN sobre Macroeconomía. Como siempre toda la res-
ponsabilidad cs del autor.
’ Para todos los efectos de esta. nota, consideraremos a los trabajadores del PEM como desem-
pleados. Llamaremos desempleo “excesivo” a aquel por sobre el 6 por ciento, la tasa promedio
registrada en los años 60.
100 JOSE PABLO ARELLANO

lar es el número de quiebras, el cual alcanzó a 132 en 1976 y a 809 empresasen


1982.
Mientras antesse inicie una recuperación vigorosa y sostenidade la actividad
económica, mayor será la proporción de los empleosperdidos que podrán recupe-
rarse. Con todo, es preciso anotar que una fracción, cuya magnitud desconocemos,
no será recuperada porque las empresashan sido desarticuladasy/o porque eran
empleos en actividades que no volverán a reiniciarse. No volverán a reiniciarse,
por ejemplo, una serie de actividades que seexpandieron en forma excesiva.Al res-
pecto, recuérdeseque tres cuartas partes del crecimiento del PGB entre 1974 y
1981 fue en el comercio de importaciones y en servicios financieros. Muchos de
estosúltimos empleosno reaparecerán.
2. No obstante, aún antesde la recesiónel desempleoera muy alto.
Nos referimos exclusivamente al desempleoabierto (incluyendo en esacate-
goría a los que están en el PEM). Pero también ha habido en este período un au-
mento del subempleo. Aunque no hay estadísticasprecisas,esto se ve reflejado
en el aumento de los trabajadorespor cuenta propia y de los familiaresno remu-
nerados, los cualesaparecen como ocupados.Mientras en promedio entre 1968 y
1971 la proporción de ocupadosen esacategoría fue de 27,8 por ciento en í975-83
se elevó al 3 1,9 por ciento’. Con la gravedad del desempleoabierto, el problema
del subempleo,que era motivo de preocupación antes de 1973, ha quedadoprácti-
camente olvidado.
Hay que preguntarseentonces icuáles son las razones que explican el hecho
que en 1981 persistieraun desempleode 16 por ciento, en una economía que
operabahasta 1973 con tasasrara vez superioresal 6 por ciento?
Vale la pena comparar con lo que ocurría en el país en los años 60. En esa
época tanto las fuentes de trabajo como el número de ocupacionescrecieron a un
ritmo promedio anual de alrededor de 1,7 por ciento, lo cual mantuvo la tasa de
desempleoprácticamente constante alrededor de 6 por ciento. Entre 1973 y 1981,
en cambio, se crean empleosa un ritmo bastantelento -de 0,75 por ciento anual-
y la fuerza de trabajo crece más rápido que la décadaanterior -al 2,3 por ciento-.
Ambos efectos serefuerzan para aumentar el desempleo.La aceleración del creci-
miento de la fuerza de trabajo es responsablede casi 4 puntos de desocupacióny
la desaceleracióndel crecimiento del empleo explica alrededor de 7 puntos de la
mayor desocupaciónobservadaen 1981 en comparación a 1973. Vale decir, cerca
de un 65 por ciento del desempleoexcesivo, observado en 1981, obedecía a la
caída en el ritmo de creación de empleoy el 35 por ciento restante auna expansión
másrápida de la oferta de trabajo3.
3. La aceleración del crecimiento de la fuerza de trabajo obedece a que se
agudiza un cambio en la estructura de edadesde la población chilena que ya se
venía registrando en los años 60 y no a cambiosen la tasa de participación en la
fuerza de trabajo como aveces seha planteado.
La población en edad de trabajar (14 y másanosen estanota) ha venido cre-
ciendo más rápido que la población total como puede verse en el cuadro 1 a con-
tinuación .

s En 1982-83 estaproporciónalcanzaal 38.2 por ciento. Comparaciones en base a INE, En-


cuesta Nacional del Empleo, varios años.
3 En todos los años anteriores a 1981 la significación relativa de la mayor oferta de trabajo en
la explicación del desempleo fue menor, tanto porque el desempleo total era más alto como
porque habían transcurrido menos años de crecimiento rápido de la fuerza de trabajo.
NOTASOBREELDESEMPLEOENCHILE 101

Este efecto demográfico se acentúa en el período 1973-81 a tal punto que


mientras la tasa de crecimiento de la población total cae, la de la población mayor
de 14 años aumenta. Ello obedece a que las tasas de crecimiento de la población a
fines de los anos 50 y principios de los 60 se elevaron marcadamente’.

Cuadro l.- Tasa de crecimiento población y fuerza de trabajo


(Promedio anual)

Población Población Fuerza de


Total 14 y + años trabajo
(1) 12) (31

1960-70 Ll 2,3 17‘5


1973-81 1,7 2,4 ~3

Fuente: (1) y (2) INE Proyección de población por edadesjulio 1980 (3) Ministerio de Ha-
cienda.

En los ateos 60 el rápido crecimiento en la población mayor de 14 años fue


compensado por una disminución en la tasa de participación. En cambio este
efecto no se observa en los años 70, ya que entre 1973.81 la tasa de participación a
pesar de sus fluctuaciones registra prácticamente el mismo valor al inicio y término
del período. La expansión del sistema educacional redujo la tasa de participación en
los anos 60, limitando el crecimiento de la población que salía a buscar trabajo.
4. En cuanto al menor ritmo de creación de empleos registrado entre 1973.
1981, pueden distinguirse dos Causas. Por una parte la economía creció más lento,
y por otra, para aumentar la producción se contrataron menos trabajadores que lo
que era habitual en los años 60.
En promedio el PGB creció al 4,2 por ciento en los años 60 y al 3,7 por
ciento entre 1973 y 1981, Esto hizo que el empleo creciera anualmente 0,l por
ciento más lento que si la producción hubiera mantenido el ritmo de aumento de
los 60.
Más importante que esto es el segundo fenómeno. Para iguales niveles de cre-
cimiento de la producción en 197381 se generasn comparativamente menos em-
pleos. La elasticidad empleo-producto (h = E/PGB) disminuyó de 0,45 a 0,204’.
La razón de esta caída en la elasticidad empleo-producto proviene, principal-
mente, de un cambio en la composición del crecimiento económico. A diferencia
de la década anterior, el período 1973-1981 es uno donde el crecimiento econó-
mico es muy desigual entre sectores. Y precisamente los sectores que aumentaron
su ritmo de crecimiento económico en ese período (agricultura, pesca, minería,
comercio y servicios financieros) registran, históricamente, una elasticidad empleo-
producto significativamente más baja que la de los sectores que en este período re-
dujeron su tasa de crecimiento económico (industria, construcción, servicios, trans-

4 La tasa de crecimiento de la población total fue del 2,09 por ciento anual en 1950-55, eleván-
dose al 2,41 en 1955-65, para luego caer sostenidamente. En 1980.85 se estiia en lS8 por
ciento. En el período 1955-65 seprodujo un marcado aumento en la tasa de natalidad.
5 La elasticidad está definida aquí para cada uno de los períodos considerando los años iniciales
y terminales. Por lo tanto, no corresponde ala elasticidad que reflejaría el comportamiento pro-
medio, año a año, de las variables estudiadas.
102 JOSE PABLO ARELLANO

porte), El primer grupo aumentó su tasa de crecimiento del 3,6 por ciento al 6,s
por ciento anual. El segundo la disminuyó del 4,6 por ciento al 1,8 por ciento. La
elasticidad empleo-producto (calculada para el período 1960-1981) en el grupo de
actividades más dinámicas es de 0,Ol; mientras que en las actividades que reducen
su tasa de crecimiento es de 0,76.
Por lo tanto, la causa principal de la escasa generación de empleos es que la
economía, además de crecer más lento, se expandió en forma bastante desigual y las
actividades más dinámicas fueron aquellas comparativamente menos generadoras
de empleo.
5. Hay otro cambio en la composición del PGB que es significativo por sus
consecuencias sobre el empleo. En el período 1974-83 disminuyó la proporción del
producto destinada a inversión en capital tijo. En consecuencia, tanto porque el pro-
ducto creció más lento como porque se destinó a inversión una proporción más
baja, el nivel de inversión disminuy67, significa que no sólo no se crearon empleos si-
no que ademas se dejaron de hacer las inversiones necesarias para que los que ingre-
saban a la fuerza de trabajo pudieran realizar un trabajo productivo.
En el cuadro 2 puede verse que la inversión por cada persona en que aumen-
tó la fuerza de trabajo (col. 1) cayó en cerca de 40 por ciento. Vale decir, para
un 40 por ciento del aumento en la fuerza de trabajo registrado en los últimos
10 años, no existe el capital necesario para que trabajen productivamente en la for-
ma que tradicionalmente se hacía. Esto es, bajo las condiciones de producción en
que ha operado tradicionalmente la economía chilena, esas personas permanecerían
desempleadas después de una reactivación que utilizara toda la capacidad producti-
va existente. A esto podríamos llamar desempleo estructural por falta de capital.
Este desempleo estructural alcanza actualmente a alrededor de 8 por ciento de la
fuerza de trabajo.

Cua&~ 2. - Inversión bruta en capital fijo

Inversión por persona Inversión por


que aumenla la fuerza empleo
de trabajo creado
(Miles $ 19 77): (Miles $ 1977):
(1) (2)

1962-70 1.132 1.033


1974.83 651 2.225 a/

a/ Corresponde al período 1974.1981, ya que en 1982.1983 por la recesión SC pierden muchos


empleos.

6 Para este análisis fue necesario usar dalos de ocupación por ramas de actividad económica.
La informaciónusadaesla publicada por el Banco Central. Estos antecedentes deben tomarse
con cautelay sólosirvenparaformarse unaideaaproximada de la situación.
’ Sobre el comportamiento de la inversión puede vase la iVota Técnica N” 65, CIEPLAN, julio
1984.
NOTA SOBRE EL DESEMPLEO EN CHILE 103

Vale decir. si el desempleo “nortnal” en Chile era de 6 por ciento a éste ha-
bría que sumar el 8 por ciento de desempleoestructural que seha producido por in-
suficientesinversiones.Por lo tanto,hoy en día un total de 14 por ciento de desempleo
no desapareceríacon políticas de reactivación destinadasa ocupar la capacidadpro-
ductiva existente. Se requieren políticas de empleo adicionales.
Antes de discutir la naturaleza de estaspolíticas conviene hacer un comen-
tario sobre los datos. En primer lugar se ha consideradola inversión bruta; en rigor
estamosinteresadosen el aumento de la capacidadproductiva y, por lo tanto, co-
rresponde considerar la inversión neta. Necesariamenteel comportamiento de este
indicador es peor que el que hemosconsiderado,ya que anualmentesedepreciaun
cierto porcentaje del stock de capital y esteúltimo escreciente. Como essabido, las
cifras sobre depreciación resultan de estimacionesbastante discutiblesy arrojan un
resultado tanto másmalo que hemospreferido no considerarlas.(La inversión neta
por personaen que aumenta la fuerza de trabajo se reduce en másde 70 por cien-
toy
En segundolugar, estamosconsiderandocomo punto de comparaciónla rela-
ción marginal capital-trabajo de los años60. La columna 2 muestraestarelación, la
cual aumenta fuertemente. Las causasde este aumento puedenser dos: una mayor
intensidad de uso de capital, ya seapor razonestecnológicas o por desplazamiento
de la inversión hacia ramasde actividad económicamásintensivasen capital. La se-
gunda razón que puede explicar que se observeesteaumento en la relación capital-
empleo esla existencia de capital ociosoen el período debido a insuficiente deman-
da de trabajo motivada por otras razones9
Se ha usado la relación capital producto de los 60 presumiendo(y deseando)
-a falta de mejor información- que buena parte del aumento en esarelación obe-
decea estaúltima causa.
En cuanto a las políticas para enfrentar estedesempleoestructural, en primer
lugar está la posibilidad de aumentar la inversión. Nótese que ésta necesariamente
debe aumentar para que el problema estructural no siga agravándose,El déficit de
inversionesacumulado es de tal magnitud que para eliminarlo seríanecesariohacer
una inversión que, al ritmo del último decenio, es equivalente al monto de inver-
siones de 6 años. Esto muestra lo inalcanzable de esta política compensadora.
Es indispensable,por lo tanto, promover políticas que intensifiquen el uso
de trabajo por unidad de capital. Este tema no seabordará aquí.
6. Por último, las buenasnoticias:
Cuando se está al fondo de una recesión como sucedeactualmente, es un
hecho positivo el que seaposible crecer y generarempleossin necesidadde nuevos
ahorros e inversión. Los recursosestán ahí, ociosos,esperandoser utilizados. Esto
ya no debiera constituir una noticia en nuestro país y sólo cabe esperar que en
forma decidida seproceda a impulsar la reactivación desdeel Estado.
También puede ser un elemento alentador saber que, como vimos, la insufi-
ciente generación de empleo ha estado más asociadaa un cambio en la composi-
ción del producto que a un cambio tecnológico. De tal manera que la reactivación

8 En sentido opuesto aunque con mucha menor significación cuantitativa opera el hecho de
que en el período 1974-1983 la proporciónde inversión en capitalno habitacionolaumenta.
Este capital no habitacional es el relevante para la generación de empleos en forma permanente.
9 Si en lugar de considerar el período 1974-83 se dejan fuera las recesiones, se observa que
para 1977-81 la inversión por persona en que aumenta la fuerza de trabajo y por empleo creado
son prácticamente iguales y alcanzan un valor similara los $ 651 mil del cuadro 2.
104 JOSE PABLO ARELLANO

puede producir una mayor creación de empleos en la medida que se recuperen más
rápido sectores que lo hicieron muy lentamente (o decrecieron) entre 1973 y 1981
y que son comparativamente mL generadores de empleos. Especial mención hay
que hacer en este sentido de la construcción y la industria.
La última buena noticia tiene que ver con los factores demográficos. Para
los próximos 5 tios se proyecta una marcada reducción en la tasa de crecimiento
de la población en edad de trabajar. Después de haberse expandido al 2,3 por
ciento entre 1973 y 1981 se calcula que entre 1984 y 1989 lo hará al 1,s por
ciento”. Si no cambia sustancialmente la tasa de participación, esto atenuará la
presión sobre el mercado laboral. Esto significa un alivio en las necesidades de ge-
neración de empleos de 20.000 puestos de trabajo al año.
En ningún caso lo anterior significa que el problema del desempleo se resol-
verá fácilmente, ni menos que se solucionara solo. Ello es evidente si se considera
que nada más que para ofrecer empleos a los que se incorporan cada año a la fuerza
de trabajo, el país tiene que crecer al 3,9 por ciento (usando como base la elastici-
dad-empleo producto de los años 60). Esto sólo significa que los cambios demo-
gráficos dejarán de ser un factor que agrava el serio problema del desempleo. No es
gran cosa, pero para los tiempos que corren, algo es.

‘13 Estas tasas prácticamente no cambian al considerarel grupo de 14 a 65 años. En cambio, el


descenso es mbs moderado si se observa el grupo mayor de 20 años. La información proviene
de INE, “Proyección de población total país, según edades1970-2.000”, julio de 1980.
COLECCION

k NUMERO ESPECIAL

desocupación chilena:
diagnóstico, impacto social
COLECCION ESTUDIOS CIEPLAN No 14
SEPTIEMBRE DE 1984, pp. 61.97
ESTUDIO N” 9’2

LA
CESANTIA:
IMPACTO
SOBRE
LA
MUJERY
FAMILIA
POPULAR*
DAGMAR RACZYNSKI
CLAUDIA SERRANO

SINTESIS. l3 trabajo aborda el problema del desempleo al nivel domés-


tico y familiar. A través de un estudio en profundidad en una muestra
reducida de hogares populares se describen los mecanismos que maneja
la familia popular urbana directamente afectada por la cesantía para
enfrentar su situación de pwariedad material agudizada y se dimen-
siena el significado que Bstos asumen para el hogar, y muy en particular
para la mujer responsable de las tareas domésticas y de crianza de los
niños.
Frente a la cesantía, el hombre jefe de hogar entra en un proceso de
búsqueda de “pololos”. Enfrentado a una escasez creciente de éstos,
como recurso de última instancia, se inscribe en el Programa de Ocupa-
ción para Jefes de Hogar (POJH). La mujer esposa y madre. por su
parte, también intenta establecer algún arreglo laboral, teniendo que
vencer una serie de obstáculos y barreras que en grado importante tiene
origen en las normas y valores cultumles internalizados por hombres y
mujeres respecto a los roles esperados de cada uno de ellos en la
sociedad.
Las dificultades del hombre y de la mujer para establecer “arreglos
laborales” obligan al hogar popular a implementar un conjunto de
conductas tendientes a reducir sus gastos. Estas conductas conllevan un
deterioro drástico en la alimentación; modificaciones en la conducta de
compra, incluido la venta y/o empeño de bienes; una pérdida de
beneficios urbanos y modernos que habían pasado a ser habituales
(locomoción, luz, agua, gas como energía para cocinar) y/o el miedo de
perder bienes y derechos adquiridos como lo son el sitio ylo la vivienda
y la educación de los hijos. En estas circunstancias los hogares se
apoyan y dependen cada vez más de las redes sociales informales y de
los programas públicos paliativos, con todo lo que ello significa en
términos de falta de autonomía y dependencia de otros.
Pero la situación que viven los hogares no constituye sólo un
problema material, sino que un daño psicológico y emocional que
afecta al trabajador cesante, a la esposa del cesante y a los hijos ya las
relaciones entre todos ellos. El problema material carcome o corroe la
estabilidad del núcleo familiar.

* Este documento es producto de una investigación sobre “Familia, papel de la mujer y com-
portamiento reproductivo: la estrategia de sobreviven& en un sector popular urbano”, realiza-
do por las autoras con el apoyo del Programa de Investigaciones Sociales sobre Población en
AmBrica Latina (PISPAL). La investigación más amplia, sus resultados y la metodología seguida
se.describen en Raczynski y Serrano (1984).
62 DAGMAR RACZYNSKI Y CLAUDIA SERRANO

J-a tasa de desempleo en el Gran Santiago, incluyendo la población adscrita al


Programa de Empleo Mínimo (PEM), entre 1975 y 1981 en promedio, se elevó a un
16 por ciento, cifra que triplica el nivel promedio registrada en la década del 60. El
problema de la desocupación se agudiza en 1982 y 1983, alcanzando a un 24 y 28
por ciento de la fuerza de trabajo, respectivamente’. Diversos antecedentes indican
que la desocupación ha afectado con mayor intensidad a los obreros y a los sectores
más pobres. La tasa de desempleo para los obreros más que duplica la que se
observa para los empleados. La tasa de cesantía en los jefes de hogar del 20 por
ciento más pobre de las familias triplica la tasa promedio de los jefes de hogar en
mejor posición relativa* Por otra parte, encuestas en áreas perif&icas del Gran San-
tiago muestran que la tasa de desempleo, incluyendo la población que participa del
POJH y PEM, bordea y en algunas áreas supera ampliamente el 50 por cientos.
El reconocimiento de la gravedad de estas cifras es relativamente generalizado.
No obstante, tiende a olvidarse o a haber escasa conciencia sobre la dimensión
humana que el desempleo encierra. Ejemplo de ello es la menor prioridad que en la
práctica ha recibido el tema del empleo en la formulación de la política económica
a lo largo de estos años frente a metas macroeconómicas alternativas. Así, luego de
ocho aRos de niveles de desempleo como los señalados, el principal componente de
la política de empleo del Gobierno está constituido por programas de emergencia
que se han visto forzados a mantener y ampliar, cubriendo en 1983, al nivel del
país, a casi un 14 por ciento de la fuerza de trabajo4.
El presente documento aborda el problema del desempleo al nivel doméstico
y familiar. A través de narraciones entregadas por mujeres esposas de cesantes se
intenta mostrar “la cesantía por dentro”, esto es, su impacto y significado para la
familia que la vive y, muy en particular, para la mujer que es la responsable de la
organización y administración del hogar.
La información en que se basa el documento proviene de una secuencia de
entrevistas en profundidad realizadas por las autoras durante 1983 a una muestra
intencional de 26 mujeres madres, esposas o convivientes de cesantes que en el
pasado tuvieron un empleo manual con previsión social. En 10 casos, el esposo o
conviviente trabajaba y había acumulado experiencia en el sector construcción; en 4
casos como obrero sin especialización, y en 6 con algunaespecialización como son las
de estucador, yesero, albaíiil y carpintero. Los 16 casos restantes trabajaban en el
pasado en una amplia gama de empleos y posiciones de trabajo: bencinero, obrero
de imprenta, de calzado, de laindustria textil, tornero, cerrajería, mueblista, cocine-
ro, botón de hotel, técnico en refrigeración y vendedor de farmacia. Algunos (los

1 Véase CIEPLAN (1984), Síntesis Estadística, Cuadro 4.


2 Véase Departamento de Economía, Universidad de Chile, Ocupación y desocupación en el
Gmn Santiago, diversos números y Riveros (1984), Cuadro 8.
3 Morales (1982) cita una encuesta realizada a 149 familias en la poblaciún La Victoria que
muestra una cesantía del 49 por ciento y otra a 115 familias en la Población 6 de Mayo que re-
vela una tasa de cesantía del 52 por ciento. Ruiz Tagle (1983) informa que en los campamentos
de reciente formación, Cardenal Silva Henríquez y Monseñor Fresno, sólo un 30 por ciento de
los jefes de hogar de 7.985 familias tenía trabajo estable. La situación laboral del resto era la
siguiente:29 por cientoPOJH, 22 por cientocon trabajos inestables u ocasionales, 17 por cien-
to cesante y 3 por ciento PEM.
’ Nos referimos al Programa de Empleo Mínimo (PEM), iniciado en 1975 y al Programa de Ocu-
pación para Jefes de Hogar (POJH) iniciado en octubre de 1982. Entre agosto y octubre de
1983, a nivel del país, la población adscrita a ambos Programas era de SO9 mil personas, casi
un 14 por ciento de la fuerza de trabajo. Véase Ruiz-Tagle y Urmeneta (1984).
IMPACTO DE CESANTIA SOBRE LA FAMILIA POPULAR 63

más) tuvieron una historia laboral estable de ascenso y éxito laboral. Otros han
vivido experiencias repetidas de cesantía.
En el momento del estudio, por definición, esto es por los criterios utilizados
para seleccionar los casos, en todos los hogares el esposo o conviviente era cesante.
El concepto de cesantía que se aplicó para seleccionar los casos es amplio. Incluye a
quienes realizan trabajos ocasionales tipo “pololos”, a quienes ante la necesidad se
han creado su propio puesto de trabajo teniendo un arreglo laboral relativamente
permanente pero altamente insatisfactorio y de ingresos muy fluctuantes, y a
quienes se han inscrito y se desempeñan en el Programa de Ocupación para Jefes de
Hogar (POJH)’
Los hogares estudiados son todos hogares completos. En la mayoría, la pareja
tiene entre 30 y 40 años de edad, lleva 8 o más años de vida conjunta y tiene hijos
en edad preescolar y escolar y, en unos pocos casos, en edad joven-adulta (mayores
de 18 anos). Vale decir, son hogares en una etapa intermedia de su ciclo familiar, en
la cual la responsabilidad recae sobre la crianza de los niños. Unos pocos hogares
han iniciado la etapa en la cual los hijos emprenden la formación de su propia
familia. En términos residenciales, todas las mujeres que se contactaron vivían en el
área norte de Santiago, comuna de Conchalí, desde hace ocho o más años, algunos
en campamentos, otros en poblaciones con vivienda social de origen público, y otras
en viviendas localizadas en el casco viejo de Conchalí.
Cada hogar se visitó en sucesivas ocasiones entre mayo y noviembre de 1983,
entrevistando ala mujer madre y esposa. Las entrevistas, entre 2 y 3 y en ocaciones
4 a cada mujer, consistían en una secuencia de conversaciones en torno a una pauta
de tópicos previamente definida por las investigadoras. Esta pauta incluía temas
referidos a la constitución y formación de la familia y su composición actual, a los
mecanismos que ésta implementa y/o los recursos a que accede para asegurar la
satisfacción de las necesidades básicas de sus miembros así como otros referidos al
comportamiento reproductivo, a las decisiones o no decisiones respecto al número y
espaciamiento de los hijos y los medios de planificación de éstos. En cada tópico se
indagaba sobre los comportamientos efectivamente implementados por los miem-
bros del hogar como sobre los elementos valorativos y cognitivos que subyacen a
estos comportamientos6.
Para los propósitos del presente documento se ha extraído del material
recogido en las entrevistas los elementos que dan cuenta del nivel de vida de las
familias directamente afectadas por la cesantía, de los mecanismos a que van
echando mano los hogares para asegurar la alimentación diaria y la satisfacción de
las necesidades elementales de ropa, zapatos, útiles de escolares, locomoción,
atención médica y otros, y de la percepción, apreciación y valoración que de estos
mecanismos y de su situación económica tiene la mujer madre y esposa.
El documento se ha estructurado en torno a los mecanismos a que van
echando mano los miembros del hogar para asegurar la alimentación diaria y la
satisfacción de algunas otras necesidades elementales. El nivel de ingreso familiar es

5 El tiempo de cesantía es variable de caso a caso. La esposa en varios casos no tiene o ha perdi-
do la noción exacta del mismo: “varios años”. “más de 5 años” “al menos 4”. Sólo en 2 hogares
el tiempo de cesantía se define como menor aun año.
6 El conjunto de tópicos que cubría la pauta, la forma de selección de los casos, el detalle del
trabajo en teneno, la dinámica social y la vinculación investigadoreslentrevistada que se produjo
durante el proceso de entrevistas, el procesamiento del material recogido y las modalidades de
análisis adoptadas se describen en Raczynski y Serrana (1984), Anexo A.
64 DAGMAR RACZYNSKI Y CLAUDIA SERRANO

muy bajo. En más de la mitad de los hogares éste es inferior a los 6 mil pesos
mensuales’. Esa exigua cifra se reúne con mucho esfuerzo y desgaste por parte de la
pareja que hace de jefe de hogar y no alcanza a cubrir la necesidad más elemental: la
alimentación. El hogar debe recurrir además a una serie de arreglos y acomodos
domésticos, a la ayuda de vecinos y familiares y a los programas públicos asistencia-
les.
Los mecanismos tendientes a asegurar la alimentación diaria y la satisfacción
de otras necesidades, a que acceden o que implementan los hogares, son muy
diversos. Algunos implican un incremento de los recursos, monetarios y no moneta-
rios, que entran al hogar; otros significan estirar o hacer cundir más los recursos
disponibles; algunos se apoyan en los beneficios de programas sociales del sector
público; otros, se sustentan en una red social informal; algunos consisten en una
incorporación al mercado de trabajo de todos o una mayoría de los miembros del
hogar y otros representan formas de obtención de ingresos que implican una
marginación de ese mercado*.
Para los propósitos de este trabajo los mecanismos se han agrupado en cuatro
categorías. Es evidente que la clasificación es arbitraria. En la práctica los diversos
mecanismos se encuentran estrechamente interligados en el sentido que echar mano
a uno u otro condiciona el acceso en el mismo momento o en el futuro a otros.
Un primer conjunto de mecanismos dice relación a los arreglos laborales que
buscan o realizan los diversos miembros del hogar9. Un segundo conjunto que
denominaremos “arreglos domésticos”, implica un estrechamiento de los gastos del
hogar o una modificación en la conducta frente al gasto de tal forma de hacer
cundir más los recursos que se tienen y/o desplazar en el tiempo los gastos
intentando adecuarlos a los flujos de ingresos. El tercer grupo de mecanismos dice
relación a lo que se ha llamado los lazos de ayuda o de reciprocidad (Lomnitz,
1977) y que aquí denominaremos “la red social informal” Este tipo de mecanismos
a veces conlleva un incremento real en los recursos con que cuenta el hogar y otras
veces ~610 un hacer cundir más lo que se tiene, compartiéndolo. El cuarto grupo,

’ Sumando para cada hogar todos los ingresos que enkvon durante el último mes, se obtiene
la siguiente distribución del ingreso familiar:
Ingreso mensual inferior 0 igual a 4 mil pesos 8 hogares
Ingreso mensual de entre 4 y 6 mil pesos: 1 hogares
Ingreso mensual de entre 6 y 8 mil pesos: 8 hogares
Ingreso mensual de entre 8 y 15 mil pesos: 3 hogares
Cabe señalar que la encuesta especial a desocupados en el Gran Santiago que realiza la Universi-
dad de Chile arrojó, para junio de 1983, un ingreso promedio familiar mensual de $ 11.500.
Véase Ogrodnik (1983).
’ La amplia literatura desarrollada en los últimos aiios sobre las denominadas estrategias de su-
brevivencia también evidencia esta diversidad. Entre otros véase Duque y Pastrana (1973),
Frías (1977), Schmink, (1979). Sáenz y Di Paula (1981), Torrada (1982), lelin (s.f.).
9 Este conjunto de mecanismos es el primero que se ha estudiado y ha sido muy enfatizado en
las investigaciones sociodemográficas sobre estrategias de sobreviven&. El trabajo de Duque y
Pastraua (1973), en nuestro conocimiento, el primero sobre el tema en Chile, se preguntaba
i&mo subsiste materialmente la población urbana que no percibe un ingreso suficiente para sa-
tisfacer sus necesidades? Después de estudiar dos campamentos en el Gran Santiago, verifica que
“el aspecto central de ella (la estrategia de subsistencia económica) consiste en la reordenación
de funciones al interior de las unidades familiares, enfatizando la participación económica de
todos o la mayoría de los miembros componentes: la madre, los hijos mayores y menores, los
allegados y aun los miembros consanguíneos próximos” (Duque y Pas!xana, 1973, p. 177).
IMPACTO DE CESANTIA SOBRE LA FAMILIA POPULAR 65

finalmente, implica el acceso a diversos programas asistencialesdel sector pú-


blico’ ‘.
Los capítulos 1 a IV del documento se detienen consecutivamenteen cada
uno de estos cuatro grupos de mecanismos.En un capítulo final, el V, se intenta
una discusión global de los mismos,enfatizando lo que ellos significan e implican
para el hogar en su conjunto, así como para la mujer madre y esposaen particular.

1. MECANISMOS TENDIENTES A INCREMENTAR LOS RECURSOS DEL


HOGAR: ARREGLOS LABORALES

En este capítulo se describen los “arreglos laborales” que buscan o a que


recurren los miembros del hogar a fin de obtener algún ingreso. Se discuten
separadamentelos arregloslaboralesdel hombre jefe de hogar, de la mujer esposay
madre y de otros miembros adultos del hogar. En cadacasoseintentaconocer, por
una parte, la naturaleza de los arregloslaborales y algunosfactores que lo condicio-
nan y, por la otra, lo que ellossignifican en términos de recursospara el hogar.

1. ARREGLOS LABORALES DEL ESPOSO 0 CONVIVIENTE

La situación de cesantía del esposoo conviviente no significa que ellosen el


presente no tengan algún arreglo laboral. Casitodos obtienen algún ingresopor esta
vía, pero éstees para ellosaltamente insatisfactorio, inestablee insuficiente.
Para la mayoría de los casosla situación de cesantíaseexpresaen la búsqueda
y realización de un trabajo tipo “polo10”~ ’ Los pololos que realizan los esposos0
convivientes son muy heterógeneoscomo puedeapreciarseen las siguientessituacio-
nes:
-León, 51 años de edad, estudió hasta 2O de humanidades,es tapicero
mueblista con una historia laboral estable. Hasta 1982 trabaja como obrero
en una empresa cuyo dueflo desaparecesin aviso. A consecuenciade esto
León queda de un día para otro sin trabajo, sin desahucioy sin subsidiode

” Frías (1977) después de entrevistar a 20 informantescalificados


vinculadosalossectores Po
pularesy estudiaralgunashistoriasocupacionales, concluyeque antela cesantía se recurx a un
conjuntode estrategiasqueen orden de importanciason: búsqueda de trabaja y “pololos” por
parte del jefe de hogar; incorporación de otros miembros del hogar ala actividad laboral; reduo
ción de gastos y enseres; solidaridad fam¡Iiar y vecinal, y acceso a planes y programas asisten-
ciales oficiales y no oficiales.
’ ’ El resto o se encuentra adscrito al programa POJH o recibe subsidio de cesantía. En ambos
casos, los ingresas provenientes de estaî fuentes se intentan complementar con algún trabajo
adicional. Estos son muy inestables, de ingreso bajo, a veces no monetario. A modo de ilustra-
ción: (1) Un obrero del POJH combina este “empleo” con la atención de un puesto de verduras,
actividad que comparte con su esposa, obteniendo entre ambos 150 pesas diarios sin incluir la
verdura que autoconsumen. (2) La esposa de un trabajador del POJH indica que “...él cuando
regresa del trabajo se va al fundo. Va así a trabajar la tierra para ganarse unas lechugas que
sea. Así que me trae lechuguita. Yo las vendo. Seis lechugas en 10 pesos y con esa plata yo,
ya que cortan la luz todos los días, compro una vela así... Pero no es de todos los días tampoco.
A veces trae acelguitas así para la olla y leña. Tampoco se puede abusar mucho. El no es abusa-
dor. Le dicen que saque no más y saca poco”. (3) Un obrero recibe subsidio de cesantía. Este
ingreso se complementa con la iniciación en el mismo hogar de un “boliche” que vende galletas,
dulces, huevos, cubos de helado, cigsrriIlos sueltos y similares. La suegra, cuidadora de cemente-
rio, colabora en esta empresa.
66 DAGMAR RACZYNSKI Y CLAUDIA SERRANO

cesantía. Inicia un período de búsqueda de pololos en el rubro. Según suespo-


sa éstos son cada vez más escasos y difíciles de conseguir y “hace un mes que
no cae un veinte y estamos con lo puro que las hijas mías nos están
ayudando”.
-José, 34 años de edad, estudióhasta cuarto básico y su trabajo eraencerraje-
ría Su historia laboral es inestable, habiendo conocidocesantíaenvarias opor-
tunidades. Al quedar cesante como obrero en una empresa que se dedicaba a la
cerrajería, se batió con pololos y un tiempo entró a una mueblería, la que
quebró. Nuevamente se bate con pololos de diverso tipo hasta que logra
trabajo en una empresa de instalaciones sanitarias, de la cual es despedido
hace tres años. De ahí a la fecha esporadicamente ha conseguido algunos
pololos “en lo que venga”, lo que le aporta un ingreso semanal de aproxima-
damente $300. Junto a un amigo está pensando poner un puesto de cachureo
en la feria semanal del barrio.
- Lorenzo tiene 34 años de edad, estudió pero no completó la enseñanza
secundaria. Era botones de hotel. Su sueldo en ese trabajo se destinaba casi
por entero a la adquisición, arreglo y alhajamiento de la casa. Los gastos
cotidianos de alimento, ropa, etc., se solventaban con el dinero que él obtenía
de las propinas. Hoy realiza pololos, que consigue por amigos y conocidos, y
que van desde arreglos de jardines y trabajos de pintura hasta la venta de
libros. El ingreso que logró aunar en el úhimo mes no superó los $4.000.
-Carlos tiene cerca de 35 afíos, estudió hasta quinto básico, y es obrero
zapatero con una historia laboral inestable de mucha rotación entre empresas.
Actualmente tiene un trabajo temporal en el cual en un régimen a trato pega
tacos. Además los fines de semana arregla y hace zapatos en su casa. Entre
ambas actividades logra juntar mensualmente aproximadamente $ 4.000.
-Víctor tiene 39 años. Trabajaba en mueblería. Quedó cesante hace tres
años. A partir de ahí ha buscado y conseguido pololos de diverso tipo,
algunos en mueblería, pero la gran mayoría en otros rubros: nochero, descar-
ga de camiones, jardines, etc. Hoy, una vez al mes, descarga un camión que
viene del sur, lo que le provee un ingreso de cierta estabilidad de $ 3.000
mensual. Este ingreso lo complementa con pololos. En el último mes había
logrado reunir $ 6.000.
- Guillermo tiene 37 afios de edad. Es técnico en refrigeración y trabajó 16
años en una fnma, la que quiebra durante 1980. Recibe desahucio y subsidio
de cesantía y paralelamente realiza pololos, varios de ellos fuera de Santiago
“en lo que toque”. Estos los consigue por amigos, familiares y ex compañeros
de trabajo. Los últimos pololos fueron la venta de verduras en una camioneta
que le había prestado un amigo y el transporte de trabajadores de la construc-
ción a lugares de trabajo alejados, cobrando una suma semanal por cabeza que
es algo inferior a los costos normales de locomoción colectiva entre sus
lugares de residencia y de trabajo. Para este trabajo cuenta con un vehículo
que le presta un amigo sin costo, más allá de la mantención. Por esta actividad
obtuvo en el ultimo mes $ 8.000.
- Raúl tiene 38 afios de edad. Trabajaba en una imprenta, la que deja de
funcionar por irregularidades cometidas por el propietario. Junto con un ex
compañero de trabajo que tiene acceso a las maquinarias y herramientas
realiza pololos en encuadernación y en imprenta. Cuando no hay de estos
pololos va a ayudar en un taller mecánico, donde tiene amigos. Este es uno de
los hogares “más ricos” de los estudiados. Su esposa no sabe cuánto gana,
IMPACTO DE CESANTIA SOBRE LA FAMILIA POPULAR 67

pero cuenta que él compra mercadería todas las semanas y además le entrega
diariamente $ 150 para los gastos de pan, locomoción, útiles escolares y otros.
~ Luis tiene 35 años. Estudib hasta segundo de humanidades, y es obrero
tapicero. Ha trabajado en diversas industrias, mostrando una historia laboral
con períodos de cesantía. Hoy realiza pololos en el rubro, que según su esposa
son escasos. Además, por medio de familiares de él que tienen vehículo,
consigue pololos que implican transportar personas o mercaderías. Los ingre-
sos que obtiene son muy fluctuantes. En el último mes fueron alrededor de
$4.000.
- Martín tiene 33 años, estudió hasta 5O básico y es obrero de la construc-
ción con especialidad en carpintería. Lleva varios años de cesantía con pololos
que hoy son muy esporádicos. En el último mes no entró nada por este
concepto. Con su esposa hace volantines, los que vende en su casa. Además
venden cigarrillos sueltos. En la última semana con esta actividad habían
reunido entre 200 y 300 pesos.
~ Luis tiene 39 anos, estudió hasta 6O básico. Inicia su historia laboral con
trabajos de mandados, de ahí pasa a ser ayudante de mecánico y mecánico,
terminando como tornero en una empresa donde trabaja por 17 años. Es
despedido hace 2 años recibiendo subsidio de cesantía y una importante suma
de desahucio. Esta última se invierte en una máquina overlock, para la cual
nunca llega trabajo, y un auto, con el cual Luis hoy realiza tareas
que le encomienda su madre a cambio de bencina, la alimentación de él y a
veces ropa y zapatos para él y sus hijos. El ingreso que mensualmente entra al
hogar proviene de la comercialización de productos del matadero que Luis
realiza junto a su esposa. Con la ayuda de familiares él consigue a precio bajo
“macomia” (paquete de productos interiores) en el matadero, que su esposa
comercializa entre sus amistades en el barrio. Esta actividad provee al hogar
de aproximadamente $ 2.000 cada 15 días, además de ser el ingrediente
principal de las comidas de la familia.

De estas descripciones se desprende que la naturaleza de los “pololos” tiene


poco que ver con la especialización y/o experiencia de trabajo previa del cesante.
Son muy pocos los que actualmente buscan trabajo ~610 en su área de especiali-
zación. Por otra parte, se aprecia que el acceso a los “pololos” depende de una gama
amplia y compleja de factores, entre los cuales la experiencia de trabajo y califica-
ción no son ni los únicos ni los más importantes. Muy significativa es la red social
informalen la que el hombre jefe de hogar puede apoyarse para obtener información
sobre oportunidades de “pololos” y/o “implementos” para crearse un empleo’ ’
Los ingresos que entran al hogar por concepto de “pololos” que realiza el
cesante son inestables y de monto bajo. Sólo unos pocos casos lograron obtener en
el último mes una suma que superaba los $4.000 que es el monto mensual que se
obtiene participando en el POJH. Para algunos hogares se pudo determinar el nivel
de remuneraciones o salario del esposo o conviviente en el pasado antes de quedar
cesante. En todos estos casos la remuneración o salario mensual duplicaba y a veces
triplicaba el ingreso por .Iarreglos laborales que hoy logra aunar el jefe de hogar.

l2 Sobre este tópico véase también Montecinos y Spessart (1977) y Piña (1981 y 1982).
68 DAGMAR RACZYNSKI Y CLAUDIA SERRANO

2. ARREGLOS LABORALES DE LA MUJER MADRE Y ESPOSA

4 Naturaleza de los arregloslaborales

En los casosanalizados la esposao conviviente, como consecuenciade las


necesidadeseconómicas que vive el hogar, decide buscar e integrarse a alguna
actividad que provea algún ingreso. Sólo en unos pocos hogaresla mujer no ha
realizado en los últimos 6 mesesuna actividad que le implique algún tipo de
remuneración, seaesta monetaria o no monetaria. En todos los casos,menosuno,
esta actividad es de jornada parcial, inestablee implica sumasde ingresosmuy bajas
y discontinuasen el tiempo’ s Las actividades que realizan a vecesson por cuenta
propia, a vecesrepresentanuna labor colectiva tipo taller laboral y a vecesuna en la
cual ella depende de un patrón o empleador. Todo el dinero que obtiene la mujer
ingresaal hogar, siendo sudestino promordial la alimentación.
iQuiénes son las mujeres que tienen un arreglo laboral mássignificativo en
términos del ingresoque obtienen?

~ Elba tiene 34 anos. Toda su vida ha sido un sacrificio. Inicia su vida laboral
a los ll anos ayudando en costurasa una señora.Deja de estudiar a los 14
años, estando en 6O básico, y entra a trabajar como empleadadoméstica
puertas adentro, de ahí pasaa trabajar en una panadería, vuelve a trabajar
puertas adentro y puertas afuera. Cuando tiene 25 años se casa, queda
embarazada y deja de trabajar. Su esposoes enfermo epiléptico y además
ingiere alcohol con frecuencia. Ha tenido una historia laboral inestable.Ahora
está cesante hace dos años y no ha podido conseguirni pololos. Ante la
cesantía y enfermedad del esposo,ella se ve obligada a trabajar, ingresaal
PEM y, posteriormente, al POJH. Actualmente Elbaeslaúnica proveedora del
hogar.
- Elvira tiene 47 años, estudió hasta 5a preparatoria, pero se declara anal-
fabeta. De soltera trabajó en casaparticular. A los 15 años tuvo su primera
unión que duró cinco afios y le dejó 5 hijos. Su conviviente -“que no
trabajaba y llegaba curado”- la abandona. Aproximadamente al año después
inicia una segundaunión y tiene 4 hijos más.Su esposoactual esobrero de la
construcción con una historia laboral inestable. Actualmente lleva dos años
cesante y desde hace dos mesesestá en el POJH. Ella lo define como
“enfermo de la cabeza: mujeriego y curado”. Informa que desaparecepor
mesesde la casay que rara vez le entrega dinero, por lo que ella tiene que
crearlo: de lunes a viernes todas las tardes va a la Vega, compra apio,
rabanitos y repollo, los pela, pica y lava. En la mañanalos mete en bolsitasy
parte a un lugar en La Reina, donde los vende a $ 20 la bolsa. Vende en
promedio entre 6 y 8 bolsasal día, lo que setraduce en un ingresolíquido de
entre $ 2.400 a $ 3.000 al mes.
- Alejandra tiene 34 años de edad. Fue criada en Osorno por su abuelita. A
los 15 años muere la abuelita, ella se traslada a Santiago para conocer a su

’ 3 El método utilizado para localizar los hogares puede haber sesgado la muestra hacia un con-
junto de mujeres que mayoritariamente no trabajan jornada completa fuera del hogar, llevando
así a una subvaloración del significado que los arreglos laborales de la mujer madre y esposa tie-
ne como mecanismo para incrementar los ingresos del hogar. Véase Raczynski y Serrano
(1984), Anexo A.
IMPACTO DE CESANTIA SOBRE LA FAMILIA POPULAR 69

madre. Residecon una tía (que la ayuda bastahoy) y trabaja en cuidadosde


nifíos. Posteriormente, se empleaen un parque de entretenciones que viaja a
lo largo del país. Ahí, a los 17 años, conoce a su primer esposo.Tienen 3
niños. El espososetrasladaa Argentina y ella deja de tener noticias de él. Ella
se ve obligada a buscarempleo. Trabaja en casaparticular, en una posaday en
aseode oficinas. Conoce a Jorge, su marido actual, obrero de la construcción.
Por medio de una vecina ella consigueun trabajo de lavado y aplanchadoque
semanalmentele aporta $700. Además vende cubos de helado en su casa,10
que le aporta alrededor de $ SOmasa la semana.
- Marta tiene 37 años. Estudió hasta segundode humanidades,momento en
que fallece su madre. Su padre buscarefugio en el alcohol y ella seve obligada
a trabajar por sus dos hermanos mas chicos. Trabaja por 4 aíios en una
envasadorade té. Se retira a los 21 ahos, ya casaday con una guagua.Su
esposoha tenido problemas recurrentes de trabajo. Por lo que Marta en
diversasoportunidades ha tenido que buscary realizar trabajos para sustentar
a su familia de 8 hijos. Tres veces por semanasale a hacer aseo y lavado,
obteniendo $ 2.400 al mes. Hace 9 mesesle pidió a su esposoque se fuera
donde su madre, ya que vendía lo poco que tenían y selo tomaba.

De estasdescripcionesse desprendeque lasmujeresque aportan un monto de


ingresorelativamente másalto a su hogar son mujeresque seencuentran en una si-
tuación de necesidadeconómica extrema. El esposoo conviviente por un período
ya largo de tiempo no ha hecho entrega del sustento económico para la alimenta-
ción de la familia y ella ha perdido la esperanzaque lo hagar4.
En los restanteshogaresla actividad que realiza la mujer madre no reporta
casiingreso-en la última semanafue inferior a 200 pesos- y esmuy incierta: venta
de cigarrihos sueltos, de volantines, de cubos de helados, de lechugas,de medias,
costurasy arreglosde ropa en casa,trabajosesporádicosde aseo,lavadoy aplanchado.
Cuatro casossedistinguende los anteriores, no porque la mujer tuvo un ingresomás
alto o másseguro, sino porque ella participa en una actividad colectiva de caracte-
rísticas particulares, los talleres de la Fundación Missio’ s Estos constituyen una

t4 La excepcióna esta regla en los casos estudiados es Alejandra. Su marido actual, obrero de
la construcción, consigue “pololos” con cierta regularidad y aportalacasi totalidad de sus ingresos
al presupuesto familiar. En el caso de Alejandra lo que sucede es que ella tiene tres hijos de una
unión previa, dos de los cuales viven con otra familia y ella siente la responsabilidad de mandar-
les algo cada cierto tiempo.
‘s Esta Fundación desarrolla en la zona norte desde aproximadamente. 9 afios un programa
de promoción popular que se traduce entre otros en la organización de talleres laborales. Las
mujeres tejen y bordan productos artesanales que con el apoyo de la Fundación se comercia-
lizan en Santiago y sc exportan sl extranjero. La Fundación inicialmente ayudó a capacitar
las mujeres. Hoy entrega a las mujeres los insumos, que posteriormente les son descontados,
le compra a cada mujer un cupo determinado de su producción y les pone un local comercial
donde tienen la oportunidad de vender al público sus productos. Paralelamente ellas reciben
encargos particulares y venden por su cuenta. Cada taller es autónomo. Se da su organización
y define la frecuencia de funcionamiento y designa a sus representantes para diversos cargos: en-
cargada de taller, de bodega, de come&ilización. de recreación. etc. La mujer asume un com-
promiso de entregar en un cierto período de tiempo una determinada producción de calidad
aceptada, y de asistir regularmente al taller. El beneficio directo para la mujer es dinero que re-
cibe como fruto de la venta de susproductos.Ocasionalmente tienenotros beneficios:la
comprade mercadería (azúcar, harina, lentejas, porotos, arroz) a precio conveniente y cuyo
costo se descuenta del pago mensual de sus productos.
70 DAGMAR RACZYNSKI Y CLAUDIA SEKRANO

instancia de integración social al romper con la soledad y el aislamiento que vive la


mujer popular y al ayudarle a descubrir sus capacidades, a comunicarse y a confiar
en sí mismo. Las citas a continuación son ilustrativas.

“Veía yo que faltaba la plata y no teníamos de dónde sacar. Yo tampoco


trabajaba. El tomaba... el hecho es que empezamos a tener problemas y yo
quería hacer algo, me sentía postergada y todo eso. Y de ahí, tenía una amiga
yo, y me dijo porque no entras al taller, te va a servir para salir, para distraerte
y además vas a ganar algo mensual. Yo acepté la idea y fuimos un día y me
gustó. Al principio, te digo, fui por el ingreso no más, no había ningún otro
interés. Esto fue hace más de 4 años ya... En este momento me pasa que me
he quedado más por convivir, por estar cerca de la gente, porque tengo bien
buenas amigas dentro de los talleres. Me sirvió para darme cuenta que yo no
era la única que tenía problemas. Aprendí que toda la gente tiene problemas
y de repente uno se ahoga por un problema y hay gentes que los tiene más
graves. Entonces me ha ayudado harto estar en el taller”.

“En los talleres tengo cualquier cantidad de gente conocida. Me gusta ir a los
talleres, me gusta trabajar con la gente, porque uno en las relaciones con la
gente, uno va formando un equipo. Entonces uno le ayuda mucho a conocer a
la gente, sus sentimientos, los problemas que tiene; como quele alivian los
problemas que tiene uno... No me gustaría retirarme de los talleres, me siento
a gusto, es una cosa por estar conviviendo con otras personas, la distracción y
olvidarme un poco de los quehaceres de casa y todo eso, aunque a veces estoy
pendiente que tengo que venir a hacer comida”.

b) Obstáculos que enfrenta la mujer madre y esposa para entrar yJo mantener un
arreglo laboral

En la actualidad casi todas las mujeres expresan el deseo de salir a trabajar


para tener un ingreso más seguro. Varias perciben que en la situación que está
viviendo el país es más fácil encontrar empleo para la mujer que para el hombre.
Los trabajos que se imaginan poder conseguir son todos domésticos, sea en casa
particular o de aseo de oficinas y otros lugares públicos, además del PEM y POJH.
Casi todas indican “haber encargado” trabajo entre sus conocidos y vecinos. Sólo
un caso dice escuchar la radio para encontrar trabajo. Algunas pocas se han inscrito
en el POJH. No se observa en los casos estudiados una conducta activa de búsqueda
de trabajo. Sobre ello posiblemente gravitan dificultades objetivas para encontrar
trabajo. No obstante, la participación laboral de las mujeres se encuentra definida
principalmente por factores culturales y de composición del hogar, por las normas
culturales internalizddas por hombres y mujeres respecto al trabajo remunerado de
la mujer madre y esposa fuera de casa y por la presencia de niños pequetios y la
ausencia de facilidades institucionales y/o de personas adultas con quien dejarlos.
En nuestra sociedad, y con particular intensidad en los sectores populares, el
rol prescrito a la mujer esposa y madre es el doméstico. De ella se espera que esté
en casa, que organice las tareas del hogar, que se encargue del aseo, de la prepa-
ración de las comidas, de la atención al marido y de la crianza y cuidado de los
niños, incluidos las actividades escolares, los controles de salud y la atención médica
IMPACTO DE CESANTIA SOBRE LA FAMILIA POPULAR 71

en caso de enfermedad. La gravitación de esta definición del rol femenino aparece


reiteradamente en las narraciones de las mujeres.
De las 26 mujeres, 22 trabajaban de solteras’ 6. La mayoría de éstas dejan de
trabajar remuneradamente al unirse o casarse. Sólo vuelven al desempeño de una
actividad remunerada, en general de jornada parcial, frente ala necesidad económi-
ca y/o al abandono por parte del esposo. Los casos que continúan su trabajo una vez
casados, lo hacen hasta el momento en el cual enfrentan problemas de incompati-
bilidad con los niÍíos. El principal obstáculo que verbalizan las mujeres para no
continuar trabajando una vez casadas o unidas es siempre la actitud del marido, el
apoyo o no apoyo que él le proporciona para que ella salga del hogar. Este apoyo
no se entiende como la ayuda y colaboración que ella recibe de él para el
desempeño de las tareas domésticas, sino que en términos de que si él le permite o
no salir del hogar para obtener un ingreso. La actitud es una de rechazo al trabajo
de la mujer fuera de la casa. A este factor cultural fuertemente internalizado por
hombres y mujeres se suman otros relativos, por una parte, al iqué dirán? , al status
o prestigio de que gozan, al control social de su grupo, y por la otra, a la carga de
trabajo (tensiones) que significan los niiios, cuando éstos son pequeños y no hay
con quién dejarlos.
Algunas citas son ilustrativas:

“Yo soy la mayor de 4 hermanos. Yo salí de mi casa muy niña. Entonces me


fui a trabajar y no tuve mayor preocupación de parte de mi familia... Después
ya me casé, así que ya no... Dejé de trabajar porque mi marido era muy
machista. El tenía buen trabajo y yo no tenía necesidad de trabajar y a él no le
gustaba que yo trabajara. Y no volví a trabajar hasta que me integré al taller,
y ese ha sido el trabajo que he tenido aparte de las costuras. Yo no echaba de
menos trabajar, estaba contenta aquí, porque estaba tranquila, no tenían que
levantarme temprano, no tenía que pasar ninguna peripecia, así que estaba
tranquila, si él decía no, no no más”.

“No quiere mi marido que trabaje. (iPor qué?). Porque los niños quedan
solos y me dice, la casa queda sola. Me dice, jcómo vas a trabajar tú y yo voy
a estar aquí en la casa cuidando niños. 7 iQué dirá la gente? No quiere...”

“Empecé primero en lavado. El niño mayor tenía como 10 años, o sea, que
estaban todavía chicos. Montones de veces me empleé en casa particular, pero
me tenía que salir por el mismo motivo de los niños, a veces no tenía con
quién dejarla a ella (la menor). Y como la casa andaba... incluso él me daba
hasta lacho, porque a veces me atrasaba yo, porque la cuestión de las micros,
todo eso, y Ilegaba un poquito más tarde, y empezaba, que te juntaste con el
lacho, que por eso no llegaste, porque siempre me cobraba celos injustos”

” Seisiniciaron SUvida laboral antes delos 15 aiios. La actividad laboral,que es lejos la primera,
es la doméstica y el cuidado de los niños. Nos obstante, también hay entre los casos estudiados
mujeres con experiencia en trabajos no domésticos, camo son los de garzona, peluquera, traba-
jadora de casino, vendedora de tienda, auxiliar de enfermería y trabajadora de parque de entre
tenciones.
72 DAGMAK RACZYNSKI Y CLAUDIA SERRANO

“Ahora, fíjese que hay un matrimonio joven que llegó hace poco y me mandó
a mi a planchar, porque trabajan los dos, claro que aquí se enojan un poquito
porque encuentran que yo me rebajo... Claro que yo encuentro que no, ella
me da $ 150 que me sirven para el pan,para el té. El otro díahabía una pega, ir
a cuidar un anciano y no quiso él que fuera”.
El: A mí nunca me ha gustado que trabaje la mujer, yo no me creo derrotado
en este momento, yo se lo voy a decir honradamente, yo en esta situación
estoy mal, pero yo no me creo derrotado. Ya sería para mí lo último. Le voy
a decir por qué. Resulta que ya saliendo la mujer a trabajar ya el hombre como
que se ata más a la casa. Yo tengo este concepto, que la mujer lo esté
alimentando a uno, le digo sinceramente, no me gusta. Como debe ser: el
marido trae la plata y la mujer en la casa”.
Ella: “Yo pienso que si 61 no puede encontrar trabajo, es lógico que yo si
encontrara por ahí una casa donde ir mediodía a trabajar, yo pudiera ir, yo
voy, y así lo ayudaría a él, pero a lo mejor él se siente mal”.

Cuando la mujer sale del hogar para obtener un ingreso, la presencia de niflos
pequeños es un factor de tensión y preocupación constante:

“Ahora salgo a hacer aseos, voy allá a una casa que tengo que hacer aseo día
por medio. Me pagan 200 pesos al día. A los niflos, el más grande (12 años)
los ve. Les dejo todo apagado porque le tengo temor... hace poquito una niña
se me quemó, se le prendió el vestido con esa cocinilla... Ahora les corto hasta
la luz de allá afuera. A veces viene mi sobrina, les echa una miradita y se va.
Yo, cuando salgo es un martirio para mí, porque se me imagina, ya siento las
bombas, a veces hay incendio por otro lado y sabe, yo me devuelvo, me bajo
de la micro y tomo la micro de vuelta, porque se me imagina que es para acá”.

“Estuve trabajando en una fábrica... Los niños quedaban solos, fue una cosa
de tiempo malo igual que ahora, incluso más malo, porque a mi marido no le
llegaba ningún pololo, no encontraba trabajo, algo desesperante. Fui a
trabajar, por mientras 61 encontraba trabajo y él encontró y seguimos
trabajando los dos, porque yo no me quería salir, porque ya tenía para las
cosas de los niños, para pagar la casa, porque esta casa la estamos pagando y si
no nos atrasábamos en todo. Harto sacrificado, pero... Los dos chicos queda-
ban solos toda la mañana porque laniíía iba al colegio en la mañana y en la tarde
la niña estaba aquí en la casa. La niRa, cuando llegaba del colegio, yo lo dejaba
preparado, y ella les daba almuerzo. Los chicos, los dejaba solitos, era una
preocupación terrible. Cuando llegaba el viernes, que felicidad más grande,
que sábado y domingo ya no iba a trabajar”.

“Me levanto... pongo la tetera en el anafe, me lavo, cambio de ropa a los


niños, hierve la tetera, les doy desayuno a todos. De lo que hay que hacer de
comida dejo algo preparado y me voy. Los niños quedan solos. Ella (10 anos)
los cuida en la mañana, va al colegio en la tarde, y la vecina me les echa una
miradita. Por ser hoy en la maííana le dejé la olla puesta y le dije lo que hi-
ciera y que le avisara a la señora del lado para que le echara una miradita a
IMPACTO DE CESANTIA SOBRE LA FAMILIA POPULAR 73

los porotos, Pero, me da miedo. No les vaya a dar la corriente, que se vayan
a quemar, que hagan fuego con la lena, porque tantas cosas que han pasado
con los cabros...”

4. ARREGLOS LABORALES DE OTROS MIEMBROS DEL HOGAR

En 12 de los 26 hogares residen miembros mayores de í8 años: hijos solteros


y casados, yernos o nueras, padres, hermanos y sobrinos. Ellos siempre son famllia-
res. En total, suman 24 personas. De éstas, 10 trabajan efectivamente: PEM, POJH,
vendedor de diarios en la Vega, vendedor de tienda, cuidadora de cementerio,
ayudante de almacén. Otros 7 realizan esporádicamente pololos.
La contribución que hacen al presupuesto familiar los miembros que mantie-
nen algún tipo de arreglo laboral no es uniforme, ni regular. No hay un comporta-
miento único.
Cuando estos miembros han formado ya su propio grupo familiar y compar-
ten la comida con la familia más amplia, existen situaciones en las cuales éstos
contribuyen con casi todo su ingreso al presupuesto familiar y otros en los cuales
contribuyen sólo puntualmente y en forma no regular.
Cuando los miembros del hogar son “solos” (hijos solteros, padres viudos,
hermanos solteros o viudos) tampoco hay reglas similares de un caso a otro.
Algunos no guardan casi nada para sí; otros contribuyen según sus posibilidades y
las necesidades del hogar; y otros no aportan o sólo ante la exigencia e insistencia
de la mujer jefe de hogar.
Cualquiera sea la situación, la suma que aportan estos “otros miembros” en el
último mes no superó los 1.000-2.000 pesos mensuales. El tópico sobre lo que estos
miembros contribuyen al hogar lleva frecuentemente a expresiones de malestar y
disconformidad por parte de la mujer esposa y madre. Aparentemente, hay aquí
una fuente potencial de conflicto que surge de incompatibilidades entre la responsa-
bilidad que estos miembros asumen en la mantención del hogar y lo que la mujer-
jefe de hogar espera.

II. MECANISMOS PARA HACER “CUNDIR” LOS RECURSOS DISPONI-


BLES: ARREGLOS DOMESTICOS

Al utilizar el t6rmino “arreglo doméstico” nos referimos a conductas que


adoptan los miembros del hogar tendientes estirar los recursos con los cuales
cuentan. Se expresan de diferentes formas: la eliminación de algún o algunos gastos
del presupuesto familiar, modificaciones en la conducta de compra o adquisición de
bienes, venta y/o empeño de bienes adquiridos en el pasado y modificaciones en la
composición del hogar.

1. MODIFICACIONES EN EL PATRON DE GASTOS

En cada uno de los hogares frente a la caída de los niveles de ingresos hay uno
o varios ítemes que se eliminan del presupuesto familiar, que se dejan de adquirir
o de pagar o que se reemplazan por otros de menor costo. En la medida que la
caída de los ingresos se prolonga y/o agudiza el patrón de gastos pasa a ser cada vez
menos diversificado.
74 DAGMAR RACZYNSKI Y CLAUDIA SERRANO

4 La alimentación

“No alcanza para vestirse, no alcanza para comprarles zapatos a los nifIos,
entonces, todo lo que se gana es para la casa, para comer, así a medio comer y
así se va la plata”. (En el hogar viven 10 personas y el ingreso del último mes
fue de $ 9.000, aproximadamente).

La casi totalidad del ingreso que entra a cada uno de los hogares se destina al
consumo alimenticio. Los hogares tienen necesidad de otros gastos como lo son
ropa y zapatos, útiles escolares, cuotas de centro de padres, de centros de madres,
pago de dividendos y de cuentas de luz y agua, gastos de locomoción, letras impagas
y otros. Estos gastos constituyen un “problema” en casi todos los casos en el
sentido que la familia está incapacitada de solventarlos. Pero también la aliienta-
ción constituye un “problema”. En todos los hogares el consumo de alimentos ha
caído. Algunos sólo han tenido que reducir a un mínimo o eliminado algunos
ítemes de la dieta alimenticia: la carne, la fruta, la leche, las bebidas. La mujer de
estos hogares describe así su situación:

(iEn que es lo que más se siente la cesantía y la falta de plata? )


“En ropa... no tanto en comida, porque ...claro que nos ha faltado la carne.
Aquí hay veces, hay meses que no se ve la carne. Yo voy, compro pollo, coci-
no pollos..., pero un pedazo de carne, a veces los niñoame piden, pero no hay
para comprarles un bistec o una cazuela... no tengo. El sábado hice un esfuerzo,
compré pescado, le di pescado frito con ensalada.,. La fruta, a veces también
no alcanzo a comprar la fruta”. (Ingreso familiar del último mes algo inferior
a $ 7.000. En el hogar viven 5 personas, 3 adultos y 2 niños).

“Claro que nos afligimos, no vamos a decir en la comida, que no falta, pero sí
la ropa, porque la ropa es cara, aunque dura bastante. (El trabaja en el
POJH)... esa plata se destina para los gastos de los niños, que a uno le falta
zapatos, camisas, pantalones... (la comida) resulta que como nosotros tene-
mos ese puesto de verduras, tenemos la papa y las cosas se distribuyen como
sea, puede hacerse un día una ensalada o una sopa, puede hacerse un
charquicán y se va ocupando esa papa que va quedando” (Ingreso familiar del
último mes fue algo superior a $9.000. En el hogar viven él, ella y 4 hijos de
18,17, 13 y 2 años de edad).

“Hoy día hice una comida pobre no más. Hice sopones. Ayer hice lentejas. Se
hace porotos una vez a la semana, cazuela también hago, una vez a la semana.
Arroz, tallarines... cuando hay para comprar pollo, se hace pollo. Una vez a la
semana”. (Ingreso familiar del último mes $ 8.000. En el hogar viven 2
adultos y 3 niños de 14, 11 y 1 año de edad).

“Al desayuno tomanos té. Cuando tengo, a los niños les doy el alimento que
les dan en el consultorio, si no té o nada más. Con pan, casi siempre le
ponemos cualquier cosa... Al almuerzo lo que más ocupo son verduras, papas,
zapallos, acelga. De repente también pescado, cazuela. Carne compro no muy
seguido... unas bandejas de 40 huesos carnudos, una bandeja de alitas o
IMPACTO DE CESANTIA SOBRE LA FAMILIA POPULAR 75

espinazo de pollo. Patitas de pollo y he comprado patas de vaca, las hago


cazuela. Eso me salemás barato. A la once eslo mismo que al desayuno.Casi
siempreme quedadel almuerzo para los niños, pero generalmentenosotrosno
comemosen la noche”. (Ingreso familiar del último mes algo superior a los
$ 6.000. En el hogar vive la pareja y 2 hijos).

“Ayer les hice arroz a las chiquillas con una ensaladade lechugacon salmón.
Hoy día pensabair a comprar un pedazo de pollo y hacer un caldito, porque
ya compré las papas.Antes yo les compraba leche a las chiquillas, ya seaun
yogurt, ahora es bien raro comprar leche. Yogurt, a veces,yo le compro a la
chicoca, porque ella esmáschiquita, pero los grandesa vecesdeseantambién,
porque ellas necesitan también”. (Ingreso familiar del último mes fue algo
inferior a $ 9.000. En el hogar viven 2 adultos y 3 niños).

En casi la mitad de los hogaresla alimentación ha pasadoa seruna necesidad


apremiante. El ingresofamiliar no alcanzapara preparar las cuatro comidashabitua-
les en este sector social’ ’ , ni aun cuando los ingredientessereducen a un mínimo.
En esta situación el “pensar la comida” es una actividad diaria que aparece
espontáneay reiteradamente en las entrevistas, reflejando la preocupación de la
mujer y la desesperacióny las tensionesque ella vive por no poder cumplir con una
de las dimensionescentrales a su rol: la alimentación. La situación que viven estas
mujeres,esexpresadapor ellasasí:

“...por lo menos tuviera uno para disponer, para comprar, pero es lo más
afligido no tener ni una cosa para la casa.Nada, nada y hay vecesque pasan
días, y uno no dispone de nada... de que no se compra mercadería hace ya
mucho tiempo, hemos pasado días enteros sin nada, ni una cosa. Los niños
almuerzan en el colegio. Día sábado y domingo si no hay aquí para hacer
almuerzo o no almuerzan o bien se van para donde la tía y allá almuerzan”.
(El ingreso familiar del último mesfue inferior a $ 2.000. En el hogar viven la
parejay 3 hijos, de 9, 8 y 2 añosde edad).

“...y a vecesme siento y digo yo, qué hago, qué hago de comer, qué les doy a
estos niños. Por ser ayer fui y pedí medio hilo de chuchoca, dije yo, tengo
cebolla, todavía me quedan ajos. Dememedio kilo de chuchoca, caldo maggy
y listo ahí está el almuerzo..., porque de pensar qué voy a hacer de comida,
que es una taza de té pelado, entoncesesuna cosadesesperante,como que no
dan ganasde nada, es una desesperaciónque yo me mandaría cambiar lejos,
que no quisiera saberde nada... Los niños no exigen, pero de ver que no hay,

l7 Las comidas habituales y sus ingredientes típicos son:


i) Desayuno: Niiíos y adultos ingieren una tasa de té y pan, con algo, lo más frecuente es la
margarina (“mantequilla”), a vtxes aparece el huevo y la cebolla frita.
ii) Almuerzo: La dieta fluctúa o varía alrededor de distintos subproductos de cereales, legum-
bres, verduras, sopas, pollo, carne y pescado.
iii) Once: Se repite lo mismo del desayuno. A veces se preparan sopaipillas y similares.
iv) Comida: En las noches sólo a vecessecocina. Lo corriente esqueelesposo o conviviente
y los niños comen lo que sobró del almuerzo. La mujer, en general, no come.
76 DAGMAR RACZYNSKI Y CLAUDIA SERKANO

esa es la desesperación”. (1n greso mensual de $ 4.000. En el hogar viven la


pareja y 5 niños entre 14 y 1 año de edad).

“Yo el día antes pienso qué es lo que voy a hacer mañana para que salga más
barato y cuando hay más plata hago algo mejor, una cazuela. Estábamos
acostumbrados a comer todas las semanas, fin de semana un pollo asado y un
pollo cazuela, pero ahora no se puede, si eso también han echado de menos
los niños, si incluso yo lo he echado de menos. Si a veces no hallo que hacer
de almuerzo, digo yo algo que les alimente a los niños que están estudiando y
les hace falta. Ahora ya el yogurt que antes comían, de que no comen yogurt
más de un ano. Leche no hay para comprarles. Antes sí, tenía pajaritos que
hacían yogurt y todos los días hacía. Menos mal que eso valió porque estaban
bien alimentados y no se me han enfermado”. (Ingreso familiar mensual algo
superior a $4.000. En el hogar viven la pareja y 3 nüios de 12, 10 y 6 años de
edad).

‘Me cansa cuando no tengo qué hacer. Eso es lo que me chorea, me dan ganas
de irme no sé a dónde, entonces eso es lo que me aflige. Tuviera, hago los
tallarines y le echo un tarro de salsa y ya no quedan blancos y los cabros se
los van a comer con ganas, y un pedacito de carne, que ahora es difícil
siquiera nombrarla ya”. (Ingreso mensual de $ 4.400. En el hogar viven la
pareja, 3 niños y una hermana soltera de la mujer jefe de hogar.

“Ayer me pagaron un chaleco, comimos pescado con ensalada de betarragas.


El resto del tiempo no me quisiera acordar de lo que hemos comido. He
hecho sopa de caldo witt con un poquito de arroz... Entre poquitos y
poquitos he hecho sopas casi todos los días, pero a mí me mata eso porque
para nitios de 5 y 6 anos no es alimentación: una sopa, un té pelado con un
pan a la once, a mi me mata esa cosa, Me preocupa más que nada porque ellos
han tenido problemas de desnutrición, la niña todavía no recupera su peso y
con esto menos lo va a recuperar”. (Ingreso familiar del último mes inferior a
$ 2.000. En el hogar viven la pareja y 2 hijos).

b) Itemes no alimenticios

Los gastos en ítemes no alimenticios (cuenta de agua y luz, dividendo, loco-


moción, energía para cocinar, útiles escolares, ropa, recreación, arreglos de la casa
y del equipamiento del hogar) se reducen paulatinamente a un mínimo.

i) Luz, agua y dividendo

La cuenta de la luz es un ítem que se elimina tempranamente del presupuesto


familiar. Del total de casos, 16 no pagan y tienen deudas acumuladas que fluctúan
entre los 5 mil y los 25 mil pesos. A la mayoría de éstos se les ha cortado y aun
retirado el medidor de luz. Todos están colgados, algunos abiertamente, otros sólo
en la noche. También los casos que están al día en el pago se cuelgan para reducir
su consumo al mínimo. Unos pocos han hecho convenio con Chilectra y/o pedido
IMPACTO DE CESANTIA SOBRE LA FAMILIA POPULAR 77

un préstamo para pagar, sólo para meses después volver a caer a la situación de
deudor moroso’ s
El dividendo es otro ítem que tiende a eliminarse tempranamente de los
gastos. De los hogares que deben pagar dividendo, la mayoría están atrasados,
muchos desde hace más de un año. La suma mensual que debieran pagar es algo
superior a $ 1.000.
En un caso, por no poder pagar el dividendo y por miedo de perder la casa, la
mujer hizo una permuta.

“Porque tenía casa de material yo antes, como estaba atrasada en los dividen-
dos, hice permuta y me vine aquí, a este sitio de aquí. Yo andaba preocupa-
da por la cuestión, andaban con que iban a quitar las casas... Un joven que
conocía yo me preguntó si yo cambiaba la casa por otra, y yo con los nervios
le dije que sí. El dueño de aquí era amigo de él. Cambié casapor casa,pero
salí perdiendo, porque a mí el gallo...” (expone largamentecómo la engaiió).

La cuenta del agua es motivo de mucha preocupación para las entrevistadas.


De los 26 casos,6 están en una situación no saneadade título de propiedad y de
acceso al agua, de tal forma que no reciben la cuenta correspondiente. De los 20
casosrestantes,en el momento de la entrevista, sólo 9 están al día en el pago. De
éstos, al menos dos han estado sin pagar en el pasado.El resto, no paga. Cuatro
casosse encuentran con el agua cortada, algunosdesdehace meses,situación que
conlleva ademasde problemassanitariosy de higiene y de salud una dependencia
de alguno de los vecinos, con las tensionesconsiguientes.El aguapasaa serun bien
que setransaentre vecinos.

“Yo estaba endeudadaen Chilectra, en EMOS, incluso estuve seismesessin


agua. Los vecinos del lado no me convidaban agua. Me convidaba la niña del
frente y lesdaba $ 100 mensual.Me cobraban $ 100 por el agua”.

“El problema más afligido para mí es el agua, el más grande... A mí lo que


másme interesaesel agua, comoya viene el verano. Incluso todavía no trapeo
porque cuando ella (la vecina) selevanta, yo le pido agua,a vecesme la da de
buena gana y otras veces de mal modo. Me da ella para echarleal bario, para
las 3 chuicasy para el lavadero. Incluso para lavar ahora tengo que llevar un
saquito de ropa y me voy donde la comadreque tengo allá adentro, ahí lavo,
tiendo y en la tarde voy a buscarla ropa...“.

ii) Energía para cocinar


Todos los hogares con anterioridad cocinaban a gas. A la fecha de las
entrevistassólo 7 tenían un balón con gasen uso. Estosanteriormente han pasado,
a vecesmeses,sin gas. Cuando se tiene gasse cuida. iCómo? Dejando de usar el
horno; no utilizando el califont, cuando setiene (2 casos);combinando el uso del

I8 “El añopasadopedimospréstamoparapagarla luz y el agua.Quedamos


al día, peroya al
otro mesnossalióla cuentabiengrandey quedamos
dondemismo”.
78 DAGMAR RACZYNSKI Y CLAUDIA SERRANO

gas con el del anafe y la leña. Estos son los dos combustibles utilizados con mayor
frecuencia. La leña se recoge en los cerros cercanos. El anafe, al estar colgados de la
luz, no tiene un costo para el hogar. Se tiene prendido casi todo el día y en invierno
también en la noche como medio de calefacción. Sólo los cortes frecuentes de luz
dificultan el uso continuo de este medio. La parafina es muy cara (pocos además
conservan una cocina a parafina). La lena aburre y cansa ala mujer.

“.-ahora estoy sin gas hace un mes. Hace como tres días me colgué de la luz
porque me aburrí de cocinar a leña (ahora cocina en anafe). (iHace cuanto
tiempo que no paga la luz?) No alcanza a ser un ano todavía. Porque yo
pagaba la luz. Yo prácticamente era una persona que pagaba cada cuenta,
tengo por lo menos 2 mil y tanto en cuenta de luz”.

iii) Ropa y zapatos


Se recurre a bienes de segunda mano, a veces comprados y la mayor parte de
las veces regalados por familiares, de antiguos patrones, a veces vecinos. Se hacen
con mayor frecuencia arreglos múJtiples de una vestimenta y retejidos y recosturas
en la casa.

“Tejo, deshago chalecas viejas, y las tejo de nuevo. Les hago chombitas a los
nitíos, pero sí que estoy aburrida. No hallo las horas de trabajar, de tener un
trabajo bueno. Siempre pido a Dios que me ayuda y ayude a los niños, que nos
saque de la ruina, de la pobreza, lo más que me aburre a mí es esta pobreza y
más el sitio que me tiene con los nervios de punta, por las cosas que debo, los
dividendos”.

El problema de los zapatos de niños, adolescentes y adultos constituye un


problema. La preocupación recae sobre las consecuencias que la ausencia de zapatos
trae, en el caso de nifios y adolescentes, para la asistencia escolar y, en el de los
adultos, para la posibilidad de hacer trámites, de conseguir y salir a trabajar.

(Ella se acaba de inscribir en el POJH) “por ser ahora mismo si me dicen,


venga a trabajar el lunes, yo no voy a tener zapatos. Si yo no tengo zapatos
como para ir icómo voy a ir? Hay que tener zapatos, por lo menos para
trajinar así a la pala. Tengo unos tacos, ipero como voy a ir con tacos? Ese es
un problema que tengo en la cabeza, es difícil de solucionar en este momento,
porque no me va a decir una vecina: tome aquí vengo a prestarle”.

“A la niña ya las zapatillas que anda trayendo ya no le van a durar más de una
semana y van a empezar las pruebas”.

“A estas dos niñitas las tenía en una escuela por Independencia y resulta que
ya después no las pude mandar por falta de zapatos... Dos meses ya que no
van al colegio...‘:
IMPACTO DE CESANTIA SOBRE LA FAMILIA POPULAR 79

iv) Locomoción
Los 10 a 20 pesos necesarios para la locomoción son en muchos hogares un
problema. Obliga a largas caminatas que repercuten sobre el ánimo y las fuerzas de
las personas y pone en peligro el acceso a una serie de beneficios sociales como lo
son la asistencia escolar y el control de salud de los niños.

“...los niñosvan por aquí. Es un colegio particular subvencionado. La niña


(cursa 1O Medio, 14 años) va a un colegio ahí detrás de los pacos. Si no fuera
cerca yo creo que este año no hubiera podido ir al colegio, porque aquí va a
pie y lo otro es que de vez en cuando los choferes ya más conocidos despues
de tantos anos ya no le cobran”.

“Sí, lo principal es la cuestión alimentación y tener cómo los chiquillos vayan


al colegio... Ahora no tengo para darles para la micro para que se vayan a la
escuela”.

“...no tenía para la micro y le digo al chofer que me lleve y me lleva, porque
ellos ven los casos y que no es porque uno quiere andar en micro. Y cuando
tengo algo yo le doy, aunque sea $ 10”.

“Yo he recorrido casi todo Santiago a pie buscando trabajo... 5 horas


caminando a pie, y los zapatos se acaban y el desgaste físico, sin comer nada.
Y lo peor de todo, porque caminar no es nada, pero por lo menos que a uno
le fuera bien en alguna parte” (esposo de una de las entrevistadas).

“El va con una cuñada que en una bodega le dan papas, allá por Indepen-
dencia para dentro. Pero también tiene que pagar pasaje. Ahora, por ejemplo,
no tengo ni una sola papa, porque la verdad de las cosas es que no tenemos
para el pasaje... A esta (hija) le tocaba control (en el consultorio). No la Uevé
no más, no tenía para el pasaje y pesa para llevarla a pie para allá también”.

v) Los útiles y gastos de educación

“La nifíita que salió, que tiene 18 años, ella se tuvo que retirar del colegio. No
había plata para la locomoción; para los libros tampoco había y las compañe-
ras en el colegio eran tan egoístas que ni siquiera le prestaban los libros para
sacarle fo tocopia a la hoja que tenía que estudiar y por esa razón la nifia no
alcanzó a terminar 20 medio”.

“...que al menos yo tengo un niño que no puedo mandar a la escuela, por...


porque no pude comprarle nunca sus útiles... que es el más grande... porque le
pedían muchas cosas y yo ide dónde sacaba?’ ‘.

” Otro factor que incidió sobre la deserción escolar de este hijo es el hecho que ella lo necesita
en la casa para el cuidado de los niños menores en los días que sale a trabajar.
80 DAGMAR RACZYNSKI Y CLAUDIA SERRANO

vi) Arreglos de la casay de su equipamiento

Las autoconstrucciones han quedado a medio camino, no alcanza para termi-


nar una pieza, hacer una separación necesaria, revestir los interiores, etc. La
mayoría de las mujeres viven hace 8-10 y más arios en suvivienda, y son necesarios
arreglos de techo y otros que no se pueden realizar*“.
Algo similar ocurre con el equipamiento. Si bien en muchos hogares se ha
tenido que vender algunos de los bienes electrodomesticos y otros que poseían,
muchos aún poseen plancha, televisión, radio, tocamúsica, lavadora, etc. En cerca
de la mitad de los casos estos bienes no se utilizan por estar malos y no se dispone
de los medios económicos necesarios para su reparación. Expresiones como las
siguientes son frecuentes:

“La tele, una grande, la tenemos como mueble, porque se nos echó a perder
y no he tenido cómo arreglarla”.

“Tenía dos teles, también vendimos una y la otra ahora está mala,hace como
un mes y medio que está mala”.

vii) Recreación y paseos


En algunos casos la mujer recuerda con nostalgia las actividades recreativas
que junto al marido y/o a los niños realizaba “antes”. En otros casos estas
actividades no existían o, por lo menos, no constituían un hito importante en sus
vidas.

“Antes cuando él trabajaba en el Metro, yo lo iba a esperar a la salida y nos


ibamos a tomar once”.

“Antes salía harto con mi marido. Ibamos al parque, nos comprábamos


bebidas, hasta un pollo asado. Nos gustaba salir. En el verano pasado no
salimos a ninguna parte. Todos los días encerrados aquí. Ni al sur fui porque
no tenía para pasaje”.

“Antes también íLwnos a la piscina, a los niños les gustaba ir a la piscina, o al


parque. Ibamos día sábado y domingo. Ahora no vamos a ninguna parte, ni
siquiera donde los familiares, porque la plata que se puede tener hay que
gastarla en pan, si por eso no salimos, los niños echan de menos salir, pero no
se puede”.

” El caso quizás más extremo es uno en el cual el marido consiguió hace meses una cantidad
significativa de cartones para forrar parte de la casa de madera en que viven. Los cartones están
apilados en comedor-estar-cocina, deteriorándose, porque no han tenido el dinero suficiente
para comprar tachuelas.
IMPACTO DE CESANTIA SOBRE LA FAMILIA POPULAR 81

Sería muy largo citar en cada caso lo que se ha eliminado del presupuesto y
por qué. Es evidente que las familias inicialmente más pobres y las que han estado
viviendo un período más largo de cesantía y de escasez de pololos ha tenido que
eliminar más ítemes del presupuesto. En general, se intenta reducir los gastos en
todos los frentes sefialados. Ca& uno de ellos significa un factor adicional de
tensión, preocupación y/o aflicción para ambos padres, pero en particular para la
mujer.

2. MODIFICACIONES EN LA CONDUCTA DE COMPRA 0 DE ADQUISICION DE BIE


NES

4 Bienes alimenticios

Anteriormente, la mayoría de los hogares una vez al mes o cada 15 días,


según cuál era la temporalidad de los flujos de ingreso al hogar, compraban una
cantidad establecida en mercadería no perecible (aceite, azúcar, fideos, arroz,
harina, té, legumbres). Esta se adquiría en lugares ubicados lejos de la población
donde la compra resultaba más barata. En general, se iba a Mapocho, a un
supermercado, o a la Vega. Las frutas, verduras, carne, pescado, legumbres
se compraban habitualmente en la feria una vez por semana. En el almacén de
la población sólo se adquiría en pequeñas cantidades, lo que pudiera faltar y el pan.
Muchos hogares tenían una “despensa”, un estante aprovisionado con un cierto
stock de alimentos que permitía enfrentar emergencias. Los hogares estudiados en
su mayoría nunca se sintieron exentos de cesantía o situación de crisis, han pasado
por ellas antes, aunque, como dicen las entrevistadas, “él salía de un trabajo y sin
mayor problema encontraba otro”. El contar con un estante aprovisionado de
mercadería ofrecía una seguridad para el propio hogar y también fuente de ayuda y
apoyo para otros.

“Tenemos té y azuquita no más. Antes teníamos lleno. Regalaba yo mercade-


ría. Le dábamos a amigos que no tenían, aceite, café, azúcar, de todo, de
todo, compartíamos de todo. Manteníamos el buffet y la vitrina llenos”.

Actualmente, como se ha visto, los flujos de ingreso son inestables, y de


monto muy bajo, lo que no permite seguir con esta conducta de compra. Sólo los
hogares que de vez en cuando reciben un monto de ingreso algo más contundente
pueden hacer la compra de mercadería. Lo más frecuente, hoy, es comprar la
cantidad justa que se necesita para el día, por cuartos y octavos, en algún almacén
de la población. A la feria se va sólo de vez en cuando a comprar verduras y/o
legumbres en pequeña cantidad. La mujer se somete, así,a falta de otra alternativa, a
la arbitrariedad de los precios de los pequeños almacenes que hay por doquier en la
población.
La nueva conducta de compra -la compra diaria en la misma población-, pese
a los precios más altos, tiene algunas ventajas. Por la cercanía, el almacén puede
satisfacer una necesidad muy específica e inmediata, comprar en poca cantidad lo
que necesita en el momento y no gastar en locomoción ahorrando el dinero que
implica trasladarse a un lugar de compra más lejano. A ello se suma, y esto es la
compensación mayor, la posibilidad de comprar fiado o anotado y postergar así el
pago. La mujer puede ir a comprar, o mandar a los niños sin sufrir ella en forma
82 DAGMAR RACZYNSKI Y CLAUDIA SERRANO

directa la incomodidad o vergüenza que siente por su situación, aunque no tenga el


dinero en la mano. Esta modalidad de compra permite estirar el dinero a otros
tiempos, a darse vuelta y asignar las pequeñas cantidades que ingresan de vez en
cuando con una holgura algo mayor. Constituye un pequeño crédito al consumidor.
No obstante, 1a;ompra fiada o anotada no es un comportamiento generali-
zado. Sólo compran fiado o anotado quienes tienen certeza de que podrán saldar al
menos una parte de su deuda después, es decir, cuando reciban fruto del POJH o de
algún pololo, un dinero con el que cuentan con relativa segundad. Es necesario ir
cancelando regularmente parte de la deuda, aunque muchas veces ocurra que se
debe más de lo que se puede pagar. Los que compran anotado o fiado, al momento
de la entrevista, tenían todos deudas que ascendía a un monto que fluctuaba entre
los 2 y 3 mil pesos. Debe mediar además una relación de conocimiento mutuo y
confianza entre el dueño del almacén y el cliente. Al no contar con un ingreso que
permita responder a la deuda, se opta por no pedir fiado. Subyacente hay una
concepción de que hay que arreglárselas con lo que uno tiene. En varios casos se
manifiesta que no se pide fiado porque ello agregaría otra tensión a las que ya se
tienen’r.

b) Bienes no alimenticios

En el pasado con créditos de parte de las empresas en las cuales trabajaba el


hombre jefe de hogar y/o de sus sindicatos,como también con créditos directos al
consumidor, muchos hogares han adquirido muebles, bienes durables, de distinto
tipo, electrodomésticos, ropa y otros. El cálculo que se hace es la capacidad
en el momento de comprar de pagar una letra de cierto monto mensual.
El plazo de la deuda asumida no parece ser un factor que se toma muy en cuenta,
tampoco el valor de los intereses cobrados. En varios de los hogares aún estaban
pagando letras asumidas en el pasado o tenían una o más letras impagas. En otros,
habían tenido que vender algún bien (a veces el mismo que habían adquirido) para
pagar letras pendientes.
Hay un sistema informal de compra que existía antes y que se continúa
utilizando hoy: “el semanero” o “casero”. Son vendedores ambulantes, en triciclo
o con carretón, que ofrecen a crédito todo tipo de productos, que van desde
peinetas hasta artículos de plástico, ollas, planchas, frazadas, muebles y otros. Se le
paga semanalmente 1OO ó 200 pesos según las posibilidades.

3. VENTA Y/O EMPEÑO DE BIENES

La venta de bienes es una conducta a la cual sólo se accede en situaciones


extremas y muchas veces con el temor de perder lo antes adquirido. Al iniciar la
venta de bienes se inicia un proceso paulatino de descapitalización del hogar.

*l En unos pocas hogares, ante la carestía y cuando los flujos de ingresos son esporádicos, pero
de un cierto monto que permite aperarse de una cantidad por sobre un mínimo de harina, el
pan de panadería se sustituye por pan casero o tortillas y las masas del mercado por sopones de
harina y pancutras. Cuando ello no es posible, se accede a la compra de pan añejo (de menor
costo) 0 simplemente los niños salen y “consiguen POI ahí”, “van a buscar donde los vecinos”.
IMPACTO DE CESANTIA SOBRE LA FAMILIA POPULAR 83

Como es obvio, los que han vendido o empeñado bienes representan hogares
que en el pasado han podido acumular algunos bienes. iQué. se vende? El o los
balones de gas y a veces la cocina juguera, refrigerador, enceradora, plancha, el
aparato de televisión cuando hay dos, loza, servicio, ropa, muebles, materiales que
se han juntado para terminar o mejorar la casa y, cuando las hay, joyas,
Los bienes se ofrecen entre amigos, vecinos y clientes. El comprador vive en la
mayor parte de los casos en el área de la población o barrio. Los precios que se ob-
tienen son mínimos. El dinero que ingresa por este camino se utiliza para fines es-
pecíficos: saldar la deuda del almacén que se ha ido acumulando aun monto insos-
tenible, pagar gastos escolares, comprar mercadería.
El empeño de bienes se utiliza cuando lo que falta son montos más pequeños
y se cree tener seguridad de recuperar el bien en un período de tiempo no muy
largo. Se empefian relojes, anillos, prendas de vestir y electrodomésticos.

“Nosotros teníamos de todo, de todo, yo me refiero a frigidaire, lavadora,


enceradora, juguera, televisión, máquina de coser. Entonces eso se fue salien-
do de apoco para los estudios de los chiquillos. 0 sea, estábamos mal en algo,
vendíamos una cosa. Se acababa eso, estábamos mal, otra cosa... Lo que
queda es la lavadora. Ayer no teníamos... se fue e empeñar el terno, porque
tenía que saber ir a ese pololito que ahora anda a la siga. Tenía que saber
encontrarse con el arquitecto y no tenía cómo movilizarse. Entonces se fue a
pie y empenó el terno; S 400 le pasaron. Con eso tuvimos para hacer once y
para hoy día para hacer almuerzo”.

“Y vendimos porque teníamos un tocadiscos, lo vendí, el televisor en blanco


y negro también lo vendí, por lo mismo, por necesidad. Como yo coso, de
antes tengo clientela y le ofrezco. Entonces la vecina del lado me lo compró,
porque ella tiene pensión de ella y el marido está trabajando en... en eso que
pagan 4 mil. Me los pagó al tiro y me sirvieron montones. Con esa planta me
fui al sur”.

‘Vendí una estufa a gas. Llegué a tener 4 balones, no nos queda ninguno.
Tenía plancha, la plancha está empeñada. Una plancha que me cuesta
S 1.800, una linda plancha automática que me la saqué en los caseros cuando
él trabajaba. Está empeñada; le pasaron $ 250, que con esos compré harina
tostada, porque eso le llenaba más la guatita a los ninos, alcancé a comprar un
kilo de porotos, azúcar, pan para el día, punto”.

“Si no tenimos plancha, ni cocina de gas, lo vendí, si total no valen. Pero la


tele le digo yo, no me la vendís por nada del mundo. El varias veces ha estado
por vendérmela, pero yo le digo que no, porque es lo único que tenimos para
entretenernos... La radio la vendimos en una miseria, hace tiempo, S 200.
Todo ha vendido él, todo, las herramientas, todo, todo. Así que ahí estamos”.

“Yo la cocina la vendí completa, por necesidad. Ahora cocino en un anafe, y


a veces leña. Vendí primero el balón y después la cocina, hacen como 7
meses más o menos. La idea fue de los dos..., se sufre porque uno no tiene
84 DAGMAR RACZYNSKI Y CLAUDIA SERRANO

cómo comprar pan y los niños le piden tantas cosas.Unoscuadroslindos, he


vendido radio, vendí frigidaire, una tele, plancha... Ya no tengo casi qué
vender, lo único que se me va salvandoesla lavadora. Es que no he querido
deshacermede ella, porque no tengo artesabuenapara lavar”.

“Si ya no hay vuelta que darle aquí en la casa,fíjese que lo que teníamos de
cositas de joyita sevendió, cosssantiguas,vendimos el living mío, vendimos
una estufa que teníamos a parafina, se vendió la tele, y con eso pagamoslas
letras que debíamos,sevendieron unas sillasdel comedor que teníamos. De
esto ya hacenmeses,antesde la Pascua.Vendimos a gente conocida por aquí,
Ud. sabe que cuando llegan las pascuastodos tienen su aguinaldo, y así
conversando yo les dije que vendía el living, porque yo pensaba,como mi
esposolos hace, despuésme hará otro decía yo. Porque qué sacábamosde
tener en qué sentarnosy la olla vacía, era lo másnatural, no había por dónde
perderse.Un anitlo de oro con perla fina antiquísima que yo tenía, también se
tuvo que vender, sehan empeñadoservicios, cualquier cantidad, como tres o
cuatro servicios completos se perdieron, porque no hubo cómo sacarlos.Y
así, cositasasí que noshemosido deshaciendode ellasporque no teníamos. Por
los niños, porque Ud. sabeque llegan todos los días del colegio, que mamá
que me falta un cuaderno de media pauta y cosasasí, o que me piden hojas
de oficio para la prueba, hay que tenerle. Yo ala chica que me está pidiendo
la plata para la libreta de notas, todas lassemanasle estoy mandandocomuni-
cación a la profesora porque no tengo. Son tres nifios que van al colegio. A
vecesno tengo nada. Yo creo que sacarlosdel colegio sería el último recurso,
porque lo único que uno puede darlesesla educación”.

4. MODIFICACIONES EN LA COMPOSICION DEL HOGAR”

Otro arreglo doméstico al cual se recurre para enfrentar la precariedad


material y disminuir los gastosson modificaciones en la composición del hogar.
Estasasumendos direcciones: la agregaciónde nuevosmiembrosa fin de compartir
los gastosde vivienda y alimentación y el traslado de hijos hacia otros hogares.
El deseo o la aspiración expresadapor la mujer madre y esposaes el de
independencia,estar solosella, su esposoo conviviente y los hijos* s Se razona en
términos de la estrechez y hacinamiento que sevive y también en términos de la
necesaria independencia y privacidad. No obstante esta situación, los hogares
reciben con frecuencia a otros que no tienen dónde alojar. Todoslos hogaresen el
pasadoen algún momento han recibido allegadosy algunoslos tienen hoy, no por

‘s Este mecanismo se encuentra en un área gris entre las categorías que hemos denominado
“arreglos domésticos” y la “red social informal”.
23 Este deseo de la mujer se manifiesta nítidamente en la participación directa que muchas de
ellas tuvieron en la consecución de un sitio y/o casa propia. Una vez que ha establecido la
unión con el esposo y, en general, han vivido allegados o arrendando pieza, viviendo conflictos y
problemas, la mujer ha sido un actor clave a nivel de la familia en la lucha social por un sitio,
muchas veces aun enfrentando la oposición del esposo. Este tópico no fue objeto de conversa-
ción definida en la pauta de entrevista. No obstante, aparece espontáneamente en las narracio-
nes entregadas por varias mujeres.
IMPACTO DE CESANTIA SOBRE LA FAMILIA POPULAR 85

una necesidadinmediata del propio hogar, sino por requerimientosde los que se
alleganz4. Estos requerimientos están motivados fundamentalmente porque las
personasno tienen dónde quedarse,problema que afecta en particular alas parejas
jóvenes. De los 5 hogaresdondela mujer tiene hijos adultos casados,en 4 uno o más
de los hijos viven allegadosen el sitio o en la casa.Si tuvieran un sitio y/o vivienda
donde trasladarsey pudieran afrontar el costo económico lo harían.
En el caso de los allegadosque no son hijos casadoslos motivos que subyacen
al hecho son razones familiares: la hermana que vino para ayudar en el nacimiento
de un ntio y sequedó;la vivienda esherenciafamiliar y la compartenloshermanos;la
mamá o suegraes sola y acompañay ayuda en la casa;la hija que se separópor
conflictos con su marido y regresaa su casa,etc. Sólo en un casohay detrás razones
económicas de los allegados: dos hermanossolteros que arrendabanpieza al no
poder solventar este gastosealleganen pieza de maderadonde la tía.
En un solo hogar se pudo detectar un intento por acceder a un “arreglo
doméstico” tipo allegamientopara suplir parte de las propiascarenciaseconómicas.
La mujer, desesperadapor su problema del agua y la dependenciade los vecinos,
conversa con un matrimonio que anda buscando sitio para instalarse,le ofrece el
suyo:

“Porque el otro día yo estabaen la puerta y pasóuna vecina quevive al lado de


mi comadre. Me hizo una pregunta ella, si acasoyo arrendaba,le dije que no
arrendaba, pero que por ahora podría arrendar para poder solucionar mi
problema del agua... Pensé...yo salgo para lavar no más, tiendo la ropa no
más, yo no me llevo en el patio... Y me dijo, yo tengo un matrimonio amigo,
si quiere Ud. habla con ellos. Entoncesvinieron el sábado.Yo les pedí a ellos
juntar los 3 meses,los $ 3.000 para el convenio (del agua),pero no tienen... y
sin agua no es posible arrendar, porque ya ellos entrarían en el btio y la
cadenasetiene que tirar a cadarato, entoncesno sepuede”.

Pero las modificaciones en la composición del hogar no sólo ocurren por


agregaciónde nuevos miembros como en las situaciones recién descritas, sino
también por traslados de los hijos hacia otros hogares.En los casosestudiados,9
hijos que corresponden a 7 mujeres no fueron o actualmente no son criados por
ella, sino que por otros familiares* 5 De éstos,tres han salidodel hogar en el último
tiempo por necesidadeconómica, siendo trasladadosa casade algún pariente para
su mantención. Ello a veces ocurre en forma gratuita y a vecesa cambio de que
ayuden y colaboren en los quehaceresdomésticosdel nuevo hogar.

24 16 de los 26 hogares son nucleares: bajo un mismo techo comen y duermen sólo el padre,
la madre y los hijos. La composición de los hogares restantes es como sigue: (a) en 5, junto
con la familia nuclear comen y duermen una o más personas adicionales, siempre familiares
directos (padre o madre, hermanos, hbos casados y nietos); (b) en 4, junto con la familia nu-
clear, viven allegados en el sitio otras personas, siempre familiares (hijos casados, padres, sobri-
nos);y (c) enun caso.secombinanlasdos situaciones anteriores,estoes,hayfamiliares disk-
tos ala familia nuclear viviendo en la casa y allegados en el sitio.
” Ello ocurría también en el pasado. DOS de las 26 madres entrevistadas no fueron criadas por
supropiamadre.
86 DAGMAR RACZYNSKI Y CLAUDIA SERRANO

“La más grande tiene 14 años. Está con mi suegra. Se fue porque allá no le
falta nada y en primero medio, usted sabe, que necesitan cualquier cantidad de
cosas. Ella está feliz, porque allá no le falta nada y... al menos los zapatos,
tiene que andar bien presentadita, porque mi suegra la puso al liceo”.

“Las hijas mías salieron de la casa. Salen así, para ayudarse ellas mismas...
ayudan a la tía, ya la tía les regala un par de zapatos, ya les compra ropa. La
tía trabaja en modas, vestidos, esas cosas así. Entonces la chica mayor mía, le
ayuda a coser todas esas cuestiones; y la menor, como tiene que ir al colegio,
le ayuda en cosas de la casa”.

IV. LA RED INFORMAL: RELACIONES DE AYUDA Y COOPERACION EN-


TRE FAMILIARES Y VECINOS

Detectar las redes sociales informales a que tienen acceso los hogares no es
tarea fácil, En gran parte, porque muchas de ellas son habituales en la vida
cotidiana, están ahí, se dan como un hecho y la mujer no las percibe como ayuda ni
como cooperación. El hecho que las relaciones de ayuda y cooperación sean parte
habitual de la organización familiar no significa que los intercambios se expresen o
manifiesten como un flujo constante, reiterado en el tiempo. Más bien, lo que
sucede es que constituye un recurso disponible, un “capital social”, al cual se
recurre o que es ofrecido en coyunturas particulares.
Los hogares entrevistados dan y/o reciben apoyo en lo que dice relación a
alimentos, utensilios para los quehaceres domésticos, ropa, dinero, información
sobre oportunidades de trabajo, beneficios sociales, trámites, cuidado de ninos y
agua. La ayuda no es recíproca en todas las situaciones, al menos en el corto plazo.
A veces es continua en el tiempo y otras veces es puntual, por una vez. A veces es
entre iguales, otras veces es entre desiguales. En ambos casos, las relaciones existen-
tes con frecuencia viven conflictos, se rompen o discontinúan. Esta diversidad de
rasgos aparece tanto cuando la ayuda y/o reciprocidad ocurre entre familias y/o
amigos como cuando ocurre entre vecinos. En algunos tipos de ayuda la cercanía
física es fundamental; en otros, no. Algunos lazos de la red social descansan en
la mujer y otros en el hombre.
Lomnitz (1975) al analizar las redes de intercambio sostiene que la recipro-
cidad entre pobladores depende de dos factores: la cercanía física y la confianza.
Esta ultima a su vez supone igualdad social o igualdad de carencias entre los
contrayentes de la relación. La realidad que se observa en los hogares estudiados
no se ajusta del todo a esta situación.
iCuáles son en nuestro estudio los bienes y servicios que componen los flujos
de ayuda y reciprocidad? iQuién, mujer u hombre, es nexo de esos flujos? iHasta
qué punto en ellos son esenciales los factores de cercanía física, confianza e
igualdad de carencias?
Los bienes y servicios intercambiados incluyen préstamos, servicios, informa-
ción y apoyo moral. Los bienes y servicios que se intercambian no son necesaria-
mente similares. Veamos algunos ejemplos:
i) Mujeres vecinas o que viven muy cerca, sean parientes o no, se “prestan”
pequeñas cantidades de azúcar, té, aceite y similares. A veces el flujo no tiene
contrapartida, al menos en el corto plazo; otras veces, la contrapartida es alguna
IMPACTO DE CESANTIA SOBRE LA FAMILIA POPULAR 87

ayuda en servicios, como llevar los niños a la escuela, cuidarlos o mirarlos mientras
quedan solos, ayudas en lavados, en trámites y similares. En estos intercambios la
cercanía física y confianza son factores esenciales.
ii) Hermanas o cuñadas comparten lo que tienen en el sentido, por ejemplo,
en que lo hacen Gloria y Sonia: Gloria tiene alimentos, pero no tiene gas; Sonia
tiene gas y no tiene alimentos. La primera lleva los ingredientes de su almuerzo a
casa de la segunda y ahí los preparan y consumen juntos. La ayuda supone igualdad
de situación, confianza y cercanía física.
iii) La mujer y los niños, o sólo los niños, van a comer a casa de algún
familiar, generalmente por el lado materno; el hombre, por su parte, recurre solo o
con algunos de los niños a un familiar por su lado. No hay en estos casos una
contrapartida evidente; en ocasiones posteriormente se detecta que la esposa o el
esposo, según a quien pertenezca la red, realiza algún servicio en el hogar del
familiar al cual recurren. La relación supone confianza, pero no cercanía física ni
igualdad social, Por el contrario, en apreciación de las mujeres van a dicha casa por-
que “a ellos no les falta”.
iv) Los niños son entregados a casa de algún pariente para su mantención, a
veces en forma gratuita y otras veces a cambio de que ayuden y colaboren en los
quehaceres de dicho hogar o de alguno de sus miembros. La ayuda en esta situación
como en la anterior es entre desiguales y la cercanía física no es un requisito.
v) En muchos hogares esporádicamente, y a veces regularmente, reciben ali-
mentos como regalo de parte de familiares y de vecinos siempre que éstos tengan un
canal de abastecimiento fácil y/o “les sobre”. Los parientes vienen de visita y traen
azúcar, porotos, algo para el pan; el padrino de un niño trabaja en un restaurant y
trae sobras, o el niñolas va a buscar; el marido de una vecina trabaja en la vega y trae
verduras y frutas añejas. El requisito aquí es la confianza mutua. La cercanía física
facilita la regularidad del intercambio, pero no es indispensable.
vi) Préstamos en dinero entre mujeres: estos son por cantidades ínfimas, cifras
que van desde los 20 a los 200 pesos. Su destino: locomoción, pruebas y cuotas
escolares, a veces el pan. El préstamo se hace entre familiares o amigas de confianza
y que viven cerca. La igualdad de carencias no es esencial. La mujer a veces puede
recibir un monto mayor de parte de un familiar de ella que sabe de su necesidad y
viene ocasional o regularmente de visita y le pasa alguna suma. Por ejemplo, la plata
para comprar un balón de 15 kilos de gas.
vii) Préstamos en dinero entre hombres: éstos son por montos mayores y se
piden a los ex compañeros de trabajo, amigos con trabajo o en la propia familia.
vii) Búsqueda de ‘~pololos”: cerca de la mitad de los esposos o convivientes con
“pololos” han accedido a éstos con la ayuda de algún familiar. Esta ayuda aveces se
expresa en cooperación en la búsqueda de trabajo y a veces en préstamos de
implementos de trabajo (vehículo, lugar para instalar un puesto de venta) para
“autocrear un empleo”.
ix) Entre vecinos se comparte información sobre trámites y beneficios sociales
y, a veces, se realizan conjuntamente. Hay una mujer que se “especializa” en hacer
trámites, ofreciendo este servicio a cambio de bienes y/o dinero.
En cada hogar, aparentemente tanto la mujer como el hombre “han construi-
do” o tienen cada uno al menos un canal de ayuda. En el caso de la mujer, en cerca
de la mitad de las soluciones este canal es entre familiares, en general, uno que vive
cerca. En la otra mitad, es un vecino. La relación o canal de ayuda para ella requiere
de la cercanía física y, muy importante, la confianza. Esta se expresa en la
88 DAGMAR RACZYNSKI Y CLAUDIA SERRANO

seguridad de que la mujer que ayuda no lo comenta entre los demás vecinos. En el
caso de las mujeres, además, la ayuda no es sólo material, sino que muchas veces
significa apoyo moral, la posibilidad de comunicación, de ser escuchada, etc. Ello es
muy importante, ya que la mujer siente un gran aislamiento y soledad en los
múltiples problemas y tensiones que vive diariamente.
En el caso de los hombres el canal de ayuda son familiares de él y/o amigos, la
mayor parte de las veces ex compañeros de trabajo. La cercanía física no reviste
importancia y la igualdad social sólo en algunas situaciones.

V. LA RED OFICIAL: RECURSOS ASISTENCIALES DERIVADOS DE LOS


PROGRAMAS SOCIALES DEL SECTOR PUBLICO

El asistencialismo estatal es de larga trayectoria en nuestro país. La población


ha tenido una experiencia con los programas de salud, de alimentación complemen-
taria, de educación básica gratuita, etc. Bajo el régimen militar estos programas, por
una parte, se restringen26 pero,por la otra, se diversifican. A lo largo de los últimos
años surgen y/o se expanden diversos programas sociales: el Programa de Empleo
Mínimo, el Programa de Ocupación para Jefes de Hogar, la asignación familiar
municipal, jardines infantiles, centros abiertos, suplementos alimenticios para niilos
preescolares y otros.
¿CuáI es la situación de los casos estudiados en estos programas? , iqué
importancia revisten para la sobrevivencia familiar? , iqué obstáculos se enfrentan
para acceder a estos beneficios? , iqué percepción o valoración tiene de ellos la
mujer-madre?
El uso que el poblador hace de los distintos programas depende de varios
factores, entre los cuales sobresalen el de la información, el de cumplir con un
mínimo de exigencias y de estar capacitado para realizar una serie de tramites, y la
percepción y valoración que se haga del beneficio que otorga el programa (“acepta-
bilidad”).
En primer lugar, es obvio que antes de decidir y optar a algún programa o
beneficio, el poblador debe estar enterado de su existencia, saber en qué Ie ayuda, y
qué debe hacer para poder acceder aél. En nuestros casos existe un generalizado cono-
cimiento de los planes de ayuda, pero no siempre éste es completo, exacto yen ese
sentido útil. En general, los pobladores se pasan el dato entre ellos. Una fuente
central de información es el consultorio materno-infantil donde las madres van
habitualmente y pasan largas horas esperando ser atendidas. En este momento se
conversa de diversos temas y se adquiere una información útil, pero muchas veces
incompleta, que va desde el conocimiento vago hasta instrucciones prácticas, no
siempre exactas, para acceder a determinado beneficio.

26 Las cifras sobre el gasto público social indican que los gastos sociales por habitante en edu-
cación, salud, vivienda, seguridad social, trabaja y otros servicios era en 1983 un 17 por ciento
inferior a los de 1970. El grueso de la caída se da en 1975-76, con una recuperación entre 1977
y 1982, y una nueva caída en 1983. Los gastos por persona en educación son un ll, en segur-
dad social un 16, en salud un 21 y en vivienda un 70 por ciento más bajos en 1983 que en 1970.
Los únicos sectores en los cuales se aprecia un aumento significativo del gasto social por habi-
tante son trabaja y otros sectores sociales. En ambos osos la expansión del gasto obedece a
la creación o ampliación de programas especialesdesiinados, en el caso del trabajo, a paliar en
parte el agudo problema del desempleo por medio de los programas de emergenciaPEM y POJH
y en el caso de los otros servicios sociales a complementar programas de otros sectores o enfren-
tar emergencias a través del Fondo Social.Véase Marcel(l984).
IMPACTO DE CESANTIA SOBRE LA FAMILIA POPULAR 89

Otro factor importante que condiciona el acceso efectivo a los programas y


SUS beneficios se refiere a los pequeños requisitos que son necesarios. El único
realmente consiste en probar a los funcionarios municipales, del consultorio o de la
escuela, la situación de indigencia. Esto significa realizar trámites que básicamente
se refieren a certificados que entrega la asistente social. Aquí aparecen dos dificulta-
des que en algunos casos se hacen insalvables: la visita a la asistente social para
certificar el derecho al beneficio y la presentación de los documentos personales
(cédula de identidad, libreta de familia, certificado de nacimiento, certificado de
residencia) requeridos.
La visita a la asistente social es para la mujer pobladora una situación
complicada en lo personal -debe autorreconocer y hacer “pública” su situación de
indigencia- así como también en cuanto a la relación que establece y el trato que
recibe. Las mujeres sienten la dependencia concreta que tiene respecto de la
asistente social, lo que las sitúa en un plano de resignación. Ella exige documentos,
hace esperar, tramita, demora y se muestra impenetrable e inflexible frente al
público. Acceder a ella y darse a entender es difícil. El conjunto de estos factores
dificulta ir a solicitar un beneficio.
Un requisito previo a la necesidad de probar la situación de indigencia se
refiere a la presentación de documentos personales. Si estos papeles se han perdido
o no se tienen, condición que se observó en varios de los hogares entrevistados, el
acceso a los beneficios de los programas sociales es casi imposible. Los hogares
recurren a muchos de ellos sólo en caso de extrema necesidad, situación en la cual
no pueden solventar los gastos de movilización, foto, estampillas y otros necesarios
para renovar y/o sacar estos documentos.
Pese a estas dificultades, los hogares estudiados han acudido a los programas
sociales que ofrece el Estado y los beneficios de éstos han pasado a ser un recurso
clave.

1. LOS PROGRAMAS DE EMERGENCIA DE EMPLEO PEM Y POJH

En los casos estudiados todos los esposos o convivientes que están trabajando
en el POJH se inscribieron ante la falta casi total de oportunidades para realizar
pololos, vale decir, como un recurso de última instancia. En varias ocasiones la
mujer dice que ella fue quien empujó al esposo o conviviente a participar en el
programa. En una parte de los que no se han inscrito, ella dice que empuja al esposo
a hacerlo.
La valoración que se hace del programa es negativa, tanto por laremuneración
baja como porque se lo defme como humillante, una explotación y fuente potencial
de vicios (se refiere al alcohol) ” . En algunos casos existe el temor de la burla de los
amigos.
No obstante esta percepción, una vez inscrito, el beneficio que se obtiene pasa
a ser un recurso económico muy importante. Se sabe que con relativa seguridad
cada 15 días se cuenta con 2 mil pesos. Ello posibilita en la fecha de pago comprar

27 “No me gusta a mí esetipo de trabajo, porque encuentro que la persona sepone floja. Yo
tengo bastantes amigos que han trabajado en esa cuestión y después se acostumbran a eso... se
ponen buenos para el trago y aunque no quiere tomu trago los amigos lo inducen a eso. A mí no
me gusta eso” (esposo de una de las entrevistadas). Véase tambib RuizTagle y Urmeneta
(1984).
90 DAGMAR RACZYNSKI Y CLAUDIA SERRANO

cierta cantidad de mercaderías o saldar todo o parte de la deuda que se tiene en el


almacén. Por otra parte, la jornada permite realizar algunos otros pololos antes o
después del trabajo, según si toca turno de la mañana o de la tarde.

2. SUBSIDIO DE CESANTIA

Del total de los casos, 7 han recibido o están recibiendo subsidio de cesantía.
En los restantes casos o no correspondía, pues hace tiempo están trabajando a trato
sin imposiciones del empleador, o los afectados no contaban con la información
necesaria de cómo encauzarlo o la libreta no estaba al día o la empresa en la cual
laboraban había terminado su giro por alguna irregularidad. Durante el período en
el cual reciben subsidio de cesantía algunos complementan éste con trabajos tipo
pololo; otros intentan iniciar, particularmente si en forma adicional han recibido
algún desahucio, alguna actividad independiente, a veces sin éxito.

3. ASIGNACION FAMILIAR MUNICIPAL

Nueve casos no tienen derecho a pedir tal asignación: 7 por no tener en el


hogar hijos menores a 8 afíos y 2 por estar cobrando subsidio de cesantía. De los 19
restantes, hay 7 que efectivamente reciben este beneficio y uno que se ha inscrito
recientemente.
El resto aduce distintas razones por las que no la reciben, que van desde un
desconocimiento de tal beneficio hasta el rechazo del mismo. La razón que
predomina dice relación al hecho de no tener al día el carnet o la libreta de familia
y la ausencia de dinero para pagar la locomoción y para hacer los trámites
necesarios para recuperar o renovar la documentación
El monto de la asignación pasa a ser una entrada regular, con la cual se cuenta
todos los meses. El destino que se le da es para compras de alimentos para todo el
grupo. Sólo en un caso el beneficio se utiliza directamente en favor del menor:
“ella se paga su jardín”a *
La importancia que asume la asignación familiar dentro del presupuesto
del hogar se ilustra en las entrevistas en el temor de perderlo que expresan las ma-
dres cuando el niño cumple los 7 años.

4. BENEFICIOS DE SALUD Y ALIMENTACION

Todos los casos conocen y acceden o han hecho uso del programa del control
de niño sano, de la madre embarazada y el Programa Nacional de Alimentación
Complementaria (PNAC). Los alimentos que reciben las madres embarazadas y los
lactantes son sin excepción consumidos por todos los miembros del hogar, aunque
algunas madres dicen dárselos de preferencia a los niños. En varias entrevistas SC
reconoce espontáneamente (esto es, sin inducción por parte de las investigadoras) y
se lamenta la reducción en la entrega mensual de alimentos ocurrida durante el año
83. Una madre llega al extremo de afirmar que ya no vale la pena ir, porque la aten-
ción es mala, hay demora y sólo se recibe 1 kilo de leche,

2s ~~~~~~~~~~~a urt hogar dentro del conjunto con una situación económica relatiVamente
mejor.
IMPACTO DE CESANTIA SOBRE LA FAMILIA POPULAR 91

Por otra parte, hay muchos mitos respecto alas mezclas proteicas y substitu-
tos lácteos que se entregan a los preescolares en el sentido que harían mal a los
nifios. En algunos casos éstos no son retirados; en otros, estos alimentos son
consumidos por los niños más grandes, o se dan a los ancianos o se regalan’ 9.
Mientras la atención del niño sano y de la madre embarazada se califica en
genera1 como aceptable, aunque demorosa, las quejas son múltiples frente a la
atención por morbilidad de niños y adultos a nivel de consultorio. En muchas
ocasiones se espera el agravamiento de la enfermedad, caso en el cual se recurre ala
posta y servicios de urgencia.
Las quejas con respecto ala atención a nivel de consultorio dicen relación ala
demora, tramitaciones para ser atendidos (certificados de indigencia y otros) y la no
entrega de remedios. iPara qué sirve la atención si no me dan remedio o si no
puedo adquirir la receta? Las madres hacen una distinción nítida entre lo que es
atención de persona1 paramédico (incluida la asistente social), que se percibe como
llena de demoras y malos tratos, y la atencion que se recibe una vez que se ha
logrado entrar al “cubículo” del médico o matrona. Sobre ésta no hay grandes que-
jas.

5. JARDINES INFANTILES

Apenas un quinto de los niños menores de 6 años asiste a un jardín infantil.


Varias madres expresan el deseo de enviar el o los niños a un jardín y 10 han
intentado, no encontrando vacante.
Las razones que empujan a la mujer a inscribir al niño en un jardín infantil
son dos, siendo prioritaria la primera: la alimentación del niño y la liberación de
tiempo que ella obtendría para integrarse a una actividad remunerada.

6. LIENEFICIOS ESCOLARES

En el total de los hogares hay 52 niííos en edad escolar (6 a 14 años) o de


mayor edad que aún asisten a la ensefíanza básica. De éstos, 4 no asisten a la
enseñanza en forma regular. Estos se concentran en dos de los hogares más pobres.
Tres son de un hogar en el cual padre y madre son analfabetos y los niños
claramente tienen un atraso mental. El resto de los niños asiste regularmente, varios
con atraso para su edad.
La asistencia a la escuela es una conducta a la cual madre y padre conceden
mucha importancia. Reiteradamente, ante las dificultades de adquirir los útiles y
materiales exigidos en la escuela, de pagar las cuotas de centros de padres y
similar, de conseguir los zapatos y la ropa necesaria, la afirmación es “pero no los
podemos sacar de la escuela ” , “la educación es lo único que les podemos dar”.

l9 Varios niñas han tenido y/o tienen síntomas de desnutrición detectados a nivel de consul-
torio. Las madres, en general, muestran preocupación al respecto, cumplen con los controles de
salud adicionales exigidos, retiran los alimentos supletorios y/o expresan temor, porque la ali-
mentación que pueden dar a sus niños es “apenas llenadora” y no presenta cierta variedad y
equilibrio alimenticio. No obstante, unas pocas madres muestran gran ignorancia y despreocupa-
ción. A modo ilustración: “Yo no fui más a buscar la leche al niño, porque me 10 habían pasa-
do a nutrición y yo, a mí no me ha gustado nunca esa nutrición. Yo, a mí nunca me ha gustado
andar en eso, porque pierdo toda la mañana en el consultorio, por eso no fui más”.
92 DAGMAR RACZYNSKI Y CLAUDIA SERRANO

Por otra parte, en nitíos ya mayores que han terminado la enseíianza media,
técnico-profesional o científico-humanista, los padres y los jovenes viven la angus-
tia de darse cuenta que no encuentran trabajo.
De los 48 niños que asisten regularmente a la escuela,19 reciben almuerzo
escolar. El resto no recibe, aunque en algunasescuelasles dan leche o café. En 20
casosno reciben almuerzo, porque en la escuelano dan o porque, segúnel criterio
del profesor, el niño no seencuentra entre los másnecesitados.En el otro extremo,
en 9 casos los hijos podrían recibir almuerzo; la escuelao el profesor les ha
ofrecido, pero los niños no lo aceptan. Segúndeclaraciónde la madre, porque no les
gusta la comida que se da, porque les da vergüenza y razonessimilares.En otros
hogares,los padres no han solicitado almuerzo escolar,porque segúnellos habría
casosmásnecesitados.
Para varios niños que se benefician del almuerzo escolar éste representael
único plato del día, e implica un importante ahorro para el hogar. La situación se
torna angustiante en períodos de vacaciones. El hogar no tiene recursos para
alimentar al nigo, que ya en “forma habitual” recibía su comida en el colegio.

“Hay días que yo... ahora he tenido que de una u otra manera rebuscármela,
porque los niños están en la casa(época vacacionesde invierno, período en el
cual los niños no reciben almuerzo escolar), pero las semanasanteriores
nosotros no poníamos la olla a la cocina, solamente los puros fines de
semana”.

“Los niños almuerzan en el colegio. Día sábado y domingo si no hay aquí


para hacer almuerzo, o no almuerzan o bien sevan para donde la tía y allá
almuerzan”.

VJ. REFLEXIONES FINALES: CESANTIA, MUJER Y RELACION DE PARE-


JA

Ante la cesantía del hombre jefe de hogar hay una caída evidente y drástica
en los recursosmateriales con que cuenta la familia. Frente a esta situación los
hogaresimplementanuna seriede mecanismostendientesa incrementar los recursos
y/o a estirarlosen el tiempo.
Los recursosmonetarios que ingresanson la mayor parte de las vecesexiguos
y provienen de tres fuentes principales: de arregloslaboralestipo pololo o empleo
POJH del hombre jefe de hogar, de beneficios de leyes y programassocialesy de
arreglos laborales de otros miembros del hogar. Estosúltimos, salvo excepciones,
son irregularesy de monto pequeño.
Es probable que a la escasaimportancia de este último mecanismocontribu-
yan las restriccionesglobalesen la demandade trabajo. Pero en lo que concierne a
arreglos laborales para la mujer esposay madre, también son muy importantes
factores culturales que definen los roles esperadospara el hombre y la mujer en
nuestra sociedad,y que ponen obstáculosa la participación de la mujer en la fuerza
laboral.
Las dificultades de establecery mantener arregloslaborales por parte de los
miembros adultos del hogar llevan a que los mecanismosque hemos denominado
“arreglos domésticos” tendientes a hacer cundir o estirar al máximo posible los
IMPACTO DE CESANTIA SOBRE LA FAMILIA POPULAR 93

recursos disponibles asuman mucha importancia. Estos mecanismos se manifiestan


en una reducción de los gastos del hogar a un mínimo paralelo a modificaciones en
la conducta de compra, incluido la venta y/o empeño de bienes.
En el conjunto de conductas que se implementan en este sentido hay algunas
que son más fáciles o menos costosas o dolorosas para el hogar. Si bien la secuencia
no es exactamente la misma de hogar a hogar, es posible discernir un cierto orden
en el cual se eliminan ítemes o se reducen los gastos. En primer lugar casi siempre
están: reducir a un mínimo el consumo de algunos ítemes alimenticios, dejar de
adquirir ropa y zapatos; no invertir en la mantención de la vivienda ni en su
equipamiento; no proseguir con las pocas actividades de recreación y paseo que la
familia realizaba conjuntamente; y dejar de pagar la luz. En segundo lugar, cuando
la reducción de los gastos anteriores no es suficiente, el consumo alimenticio se
restringe casi exclusivamente a masas y de vez en cuanto a legumbres; se deja de
pagar dividendo; se decide vender o empeíiar algún o algunos bienes. En tercer
lugar, se deja de pagar otra cuenta, la del agua, temiendo las consecuencias que
significa quedar sin este elemento indispensable; se continúa en el proceso de venta
y empefio de bienes, produciéndose una descapitalización cada vez más acentuada
del hogar.
En estas circunstancias los hogares se apoyan y dependen cada vez más de las
redes sociales informales como de la red social oficial, con todo lo que ello significa
en términos de falta de autonomía (dependencia de otros). Los sectores populares
han contado desde décadas con el asistencialismo estatal expresado en distintos
programas. En la situación actual de la familia cesante la dependencia de estos
programas se hace extrema, ellos ya no son sólo suplementarios, sino centrales,
constituyendo muchas veces recursos sin los cuales todos o algunos de los miembros
del hogar no comen. Por su parte, también las relaciones de Cooperación y ayuda
entre familias y vecinos son formas de interacción social habituales en la vida
cotidiana de los hogares. En la situación actual estas relaciones se intensifican en el
sentido que se expresan de manera más significativa, pasando a jugar un rol en
muchos casos imprescindible para la sobrevivencia.
La cesantía del hombre jefe de hogar en las circunstancias presentesse traduce
en una marginación creciente de cada uno de los miembros de la familia popular de
los bienes y servicios que habían pasado a ser habituales o al menos se visualizaban
al alcance. A medida que la cesantía se prolonga se observa una pérdida paulatina de
los beneficios urbanos y modernos: locomoción, luz, agua, actividades recreativas
fuera del hogar, gas como energía para cocinar, bienes durables y electromésticos
etc. Concomitantemente, hay una restricción cada vez mayor en los límites terri-
toriales o geográficos en los cuales se mueven los miembros del hogar y un estre-
chamiento cada vez más pronunciado del horizonte temporal en el cual se vive. Se
pierden así las las esperanzas cifradas en el futuro.
En síntesis, se vive “así a medio comer”, como dice una de las entrevistadas, y
en un contexto de extrema inseguridad y de extrema dependencia de otros, en que
otros son tanto familiares, amigos y vecinos como los programas asistenciales
paliativos.
Pero la situación que viven los hogares no representan sólo un problema
material, sino que un daño psicológico y emocional que afecta al trabajador cesante,
a la esposa del cesante y a los hijos y a las relaciones entre todos ellos. El problema
material carcome o corroe la estabilidad, real o aparente, del núcleo familia?‘.

3o Véase también Lira y Weinstein (1981), Acuña y Reyes (1982) y Vives (1983).
94 DAGMAR KACZYNSKI Y CLAUDIA SERRANO

En la sociedad global, pero muy en particular en los sectores populares, el


esposo jefe de hogar tiene un rol social claramente definido: él es el agente por
excelencia proveedor de los ingresos necesarios para la vida cotidiana de la familia y
para la realización de los planes y proyectos que ésta tenga hacia el futuro. El
desempeño de este rol hoy en día se ve dificultado. Los ingresos que hoy trae al
hogar el jefe, como se ha visto, son irregulares y altamente insuficientes para satis-
facer las necesidades más elementales.
El marido o conviviente que antes era un trabajador, que tenía su libreta de
Seguro, contaba con asignación por sus hijos, y recibía en algunos casos otras
regalías, el que salía “al trabajo”, a ese mundo propio del hombre, que lo distinguía
de la rutina de las mujeres, “la casa”, hoy muchas veces no tiene dónde ir. Ha
perdido identidad y su discurso de hombre trabajador a quien hay que servir y
atender después de la jornada, se ve debilitado. Ello se expresa, según la mujer, en
mal genio, intolerancia, agresividad, insomnio, aislamiento, angustia, evasión en el
alcohol. El grado en que ello ocurre depende de factores particulares de la
personalidad de cada hombre y del apoyo y comprensión que reciba de parte de su
pareja. Hay mujeres que perciben la situación generalizada de desempleo y apoyan
al marido ayudándole a idear y concretizar fuentes alternativas o complementarias
de obtención de ingreso. Hay mujeres que entregan rabia e impaciencia al esposo, lo
echan de la casa, lo increpan porque está “como mujer mirando televisión”, que está
“acostumbrándose a flojo”, “que salga, se las rebusque y como sea traiga algo”.
Así como el hombre jefe de hogar se le prescribe el rol de proveedor de la
familia, a la mujer esposa y madre se les prescribe el rol doméstico. Ella es la res-
ponsable de la organización del hogar, del aseo, de adquirir y hacer la comida,
del cuidado de los niños, incluidas la educación y la salud. El desempeño de las
tareas prescritas para este rol supone el sustento económico que provee el hombre.
En los casos estudiados esa condición falla. La cesantía de él es para ella “no plata”,
lo que se traduce en “no comida”, “no ropa y zapatos”, por tanto, hambre y frío
para los niños, que son aquellos sobre los cuales se proyecta la vida de la mujer
popular. La crianza y el cuidado de los niños son las actividades que dan identidad a
la mujer y significado a su vida. Es por ellos que ella lucha. En ese sentido, la
máxima aspiración de las entrevistadas es que el marido encuentre un trabajo
estable o ellas lograr conseguir un arreglo laboral que provea un mínimo de
seguridad y de predictabilidad hacia el futuro.
La no posibilidad de alimentar y vestir a sus hijos y de mantener la casa como
lo tenía acostumbrado, impacta fuertemente a la mujer a un nivel psicológico. Su
campo de acción acostumbrado y propio, donde ella desarrollaba su yo, que ya
estaba restringido casi exclusivamente al hogar y los hijos, se ve aún más restringido.
Cunde un sentimiento de insatisfacción, de incapacidad, de culpabilidad”. En el
pasado durante otras crisis, me las he ingeniado, ahora pienso y pienso y ya no sé
cómo salir adelante. Emerge el deseo de irse, olvidarse de todo, evadirse.

3’ Estos sentimientos son más intensos y frecuentes mientras menos compartida sea la relación
que la mujer ha logrado construir con su esposo o conviviente. En los hogares estudiados se pu-
dieron definir tres situaciones: (a) Parejasque se comunican y comparten y que constituyen una
unidad; (b) parejas cuyas relaciones han sido siempre conflictivas y vio1entas.y (c) parejas que
se encuentran en alguna situación intermedia, tendiendo en general a hacer “vidas segregadas”.
Es esta última la situación más frecuente. El matrimonio es cuestión de “seguir adelante”. La
pareja tiene poco que hablar, rara vez emprende actividades extradomésticas en conjunto y
aun la realización conjunta de actividades dentro del hogar es escasa. La vida del uno y del
IMPACTO DE CESANTIA SOBRE LA FAMILIA POPULAR 95

“...yo soy nerviosa, pero trato de dominarme un poco... Siempre voy echando
atrás los problemas, pero a veces me encuentro aburrida, me aburro, sobre
todo de la pobreza que tiene uno y más de los niños, que los chicos están sin
ropa, sin zapatos y a él no le alcanza porque imagínese usted con 2 mil pe-
sos... Si le compramos zapatos a los niños, no se come nada, aunque busque
lo barato”.

“Me viene una desesperación de no tener algo y darle a los niños. Y tomar yo
y desaparecer de la faz de la tierra, pero no, después se me pasa”.

“Porque de pensar qué voy a hacer de comida, que es una taza de té pelado,
entonces es una cosa desesperante, como que no dan ganas de nada, es una
desesperación que yo me mandaría a cambiar lejos, que no quisiera saber
nada...“.

“...uno se agobia en esta situación en que está, porque no hallo qué hacer, por
lo menos yo. Da rabia, pena, ganas de llorar, uno se desespera, yo al menos
me desespero aveces”.

“No hallo las horas de trabajar, de tener un trabajo bueno. Siempre pido a
Dios que me ayude y ayude a los niílos, que nos saque de la ruma, de la
pobreza, lo más que me aburre a mí es esta pobreza y más el sitio que me
tiene con los nervios de punta, por las cosas que debo, los dividendos”.

Dos de las entrevistadas han llegado al extremo de haber pensado en el


suicidio’ *
La prolongada cesantía del esposo agota las reservas materiales del hogar,
contribuye a una marginaciún creciente de los servicios urbanos y debilita o mina la
estabilidad emocional y psíquica de la pareja.

otro son “separadas”, dificultandola comunicación y el cntcndimiento.La prolongadaee-


santía del esposo o conviviente explicita y agudiza las múltiples tensiones que subyacen & esta
relación, las que se suman a la culpabilidad y desesperación que siente la mujer por no poder
alimentar y vestir a sus hijos. Véase Raczynski y Serrano (1984), capitulo 1.
32 Una,ensudesesperación, se había tomado un frasco de tranquilizantes. La otracuenta:“Yo
he dicho cosas que no debía haberlas dicho... cosas terribles... A él... incluso tan desesperados
estábamos una vez que estábamos de acuerdo de terminar con todo... me refiero la vida, pero
reflexionando que sé yo... tuve una conversación con el Padre y él me dijo que cómo 10 íbamos
a hacer, que qué culpa tenían los niños. Nosotros estábamosdecididos... y después me tocó ir
a colocar unas inyecciones auna casa donde era peor que aquí”. Por otra parte, al menos dos de
las mujeres han recurrido a la ayuda profesional de un psiquiatra o sicólogo. Varias hacen alu-
sión a síntomas psicosomáticos (jaquecas,insomnio, dolor de cabeza, agresividad), nuevos en SU
vida.
96 DAGMAR RACZYNSKI Y CLAUDIA SERRANO

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