Economics">
Coleccion Estudios Cieplan Num14 PDF
Coleccion Estudios Cieplan Num14 PDF
Coleccion Estudios Cieplan Num14 PDF
k NUMERO ESPECIAL
desocupación chilena:
diagnóstico, impacto social
COLECCION ESTUDIOS CIEPLAN NO 14 DOCUMENTO
SEPTIEMBRE DE 1984, pp. 145 a 154
DERECHO
AL
TRABAJO:
UNA
PROPUESTA
ESPECIFICA*
RENE CORTAZAR
DIAGNOSTICO
* Este documento fue publicado en la revistaMensaje N‘J 332, septiembre de 1984 y constituye
una versión revisada de la sección II del artículo del autor. “Derechos labomles y desarrollo:
Desafíos y tensiones”, publicado en el libro de CIEPLAN. Reconstrucción Económica pam la
D@%XY&l.
146 RENE CORTAZAR
LA REACTIVACION
’ En relación con lo anterior existe, por otra parte, una conciencia cada vez más generalizada,
tanto en Chile como en el resto del mundo de que las soluciones al problema de endeudamien-
to externo delospaíses en desarrollovan aser discutidas, crecientemente, a unnivelpolítico, con
una participación activa de los distintos gobiernos. No cabe duda que, en ese contexto, laper-
manen& del actual gobierno no hace más que dificultar las posibilidades de concertación con
otros países de América Latina, así como de que se lleve a efecto una rcnegociación exitosa. De
un modo análogo el retorno a un sistema democrático abre una serie de posibilidades de coope-
ración económica de parte de los gobiernos de los países industrializados, que se encuentran ve-
dadas para el actual régimen. Lo señalado en ningún caso significa que el solo retorno a un sis-
tema democrático vaya a resolver, automáticamente, el problema del excesivo endeudamiento
externo del país. Se haría, sin embargo, un poco menos difícil la resolución del “cuello de bo-
tella externo”, el que de todos modos opondrá enormes dlficultades al desarrollo futuro de
Chile durante al menos toda la próxima década.
DERECHO AL TRABAJO 147
Los motivos éticos por los cuales el desempleo persistente resulta inaceptable
son precisamente los que llevan a Juan Pablo II a considerar el “derecho al trabajo”
como probablemente ‘la clave” de toda la cuestión social,
Por su parte, la constatación del enorme daño que el desempleo ha traído a
las familias de bajos ingresos en estos años recientes en Chile, al tender a destruir el
núcleo familiar, generar mendicidad y prostitución infantil, alcoholismo, etc..., no
hace más que confirmar la importancia desde el punto de vista de la experiencia de
lo que se nos plantea como un imperativo moral.
Pero también desde el punto de vista político, si se pretende concitar un apo-
yo mayoritatio, creemos que es fundamental enfrentar el desempleo en forma inme-
diata y frontal.
A su vez, cualquier estrategia de desarrollo alternativa lleva aparejado un con-
junto de valores que conforman el “ethos social” que se busca promover. Es muy
probable, y altamente deseable, que una nueva estrategia de desarrollo alternativa a
la actual, busque sustituir la ética del “consumismo” exagerado e individualista por
la ética del trabajo y la solidaridad. Sm embargo, dicho intento contendrá un ger-
men de contradicción interna e impondrá una gran frustración sobre una parte de la
población si, junto con otorgarse una mayor valoración al trabajo y la solidaridad,
no se garantiza el derecho al trabajo y, por su intermedio, la oportunidad de que to-
dos puedan contribuir ala tarea colectiva de la nación.
Por último, desde otro punto de vista, creemos que garantizar los derechos la-
borales, es decir, el derecho al trabajo, el derecho a un nivel de vida digno y estable
y el derecho a la participación laboral, es una precondición no sólo para el éxito de
una estrategia de desarrollo alternativa. sino que, en términos más fundamentales,
para la misma consolidación de un nuevo sistema democrático.
La estabilidad de la democracia exige que los sectores mayoritarios de la po-
blación se beneficien de sus frutos.
altísimas desde hace ya muchos afíos;y para lainmensa masa de subempleados (ven-
dedores ambulantes, cuidadores de autos y tantos otros), que deambulan por las
calles céntricas de Santiago y de muchas otras ciudades del país.
Se trata, en síntesis, de volver a partir del peldaño más bajo, de la base misma
de la pirámide de las necesidades. De la base misma de la pirámide de los derechos.
¿Y en qué se diferenciaría el Programa de Empleo Garantizado del programa
de emergencia, llamado Plan del Empleo Mínimo (PEM), que se ha venido aplicando
en Chile desde hace ya más de ochos años?
En primer lugar, este programa no debería considerarse sólo un programa de
empleo, sino que, muy principalmente, un gran esfuerzo de inversión en capacita-
ción laboral. El desempleo prolongado, como el que ha caracterizado ala economía
chilena durante los últimos nueve años, termina por destruir las calificaciones gene-
rales y las calificaciones específicas de un porcentaje muy significativo de la fuerza
de trabajo.
Llamamos calificaciones generales a los hábitos y costumbres de la fuerza la-
boral, tales como la costumbre de relacionarse con aparatos burocráticos, costum-
bre de cumplir una jornada de trabajo, hábito de puntualidad, sentido de esfuerzo
y superación, etc. Todos estos hábitos y costumbres que son una precondición para
el trabajo productivo eficaz son destruidos o deformados por la experiencia del
desempleo prolongado3
Las calificaciones específicas son aquellas que son útiles para la efectividad
del trabajo en una determinada empresa. Por ejemplo, el grado de conocimiento que
se tenga de la maquinaria de una empresa específica, de su reglamentación interna,
de sus modalidades particulares de trabajo, etc. Estas calificaciones específicas
normalmente sólo pueden ser adquiridas trabajando en la empresa en cuestión.
Proporcionar calificación a la fuerza laboral desocupada es uno de los aportes
más significativos que este programa podría hacer a una estrategia de desarrollo al-
ternativa.
De lo dicho en los párrafos anteriores se infiere que sería conveniente, desde
el punto de vista del desarrollo futuro, que parte de la fuerza de trabajo ocupada en
dicho programa fuera empleada por empresas del sector privado. De este modo,
ellas irían entrenando desde hoy la mano de obra que van a ocupar en sus tareas
productivas habituales en los años venideros’. Sería, sin duda, una contribución
al proceso de inversión en capital humano. Por otra parte, al absorber el sector pri-
vado un cierto porcentaje de la fuerza laboral desocupada, disminuiría la excesiva
presión sobre la estructura administrativa del Estado encargada de la implementa-
ción de programas de este tipo
De allí que sugiramos un esquema mixto, con parte de los ocupados del pro-
grama en el sector público y parte en el sector privado.
La segundadiferencia con el PEM es que el programa propuesto no debería
ser concebido como un programa transitorio ni visualizado por los distintos secto-
res socialescomo tal. Hay evidencia empíricas que sugiereque cuando los progra-
mas de este tipo son vistos como de “emergencia” o transitorios, los trabajadores y
los empleadores desarrollan un tipo de relación y de trabajo que dafia la productivi-
dad y dificulta la capacitación. Tampoco debiera este programa ser concebido como
uno transitorio simplemente porque, como hemos enfatizado más arriba, el proble-
ma del desempleo masivo en Chile no podrá ser resuelto en el corto plazo por las
políticas convencionales. Pasaránmuchos años antes de que dichas políticas sean
capaces de absorber el exceso de oferta de mano de obra que existe en el país en
la actualidad. Por último, aun si las tasas de desempleo volvieran con el tiempo a
lo que eran sus niveles históricos seguiría justificándose la permanencia, aunque
con un número mucho más reducido de inscritos, de un programa de empleo ga-
rantizado del tipo del propuesto. Seguiría siendo necesario desde un punto de vis-
ta ético y político garantizar, al menos, el derecho a un trabajo, a un salario míni-
mo, a la población que no puede encontrar empleo ni siquiera en presencia de ta-
sas reducidas de desocupación.
Una tercera distinción radica en que el programa propuesto postula cancelar
a los adscritos una remuneración no inferior al salario mínimo legal, en circunstan-
cias de que quienes laboran en la actualidad en el PEM perciben un tercio de ese
monto. Debe, además, cumplirse con las imposiciones previsionales y cancelarse las
asignaciones familiares, de movilización, etc..., de modo tal que este empleo tenga
el carácter y sea percibido como una ocupación “normal” por el trabajador.
Una cuarta diferencia radica en el fuerte grado de integración que se postula
crear entre este programa y el resto de la estrategia de desarrollo alternativa. El
PEM ha sido, en la práctica, un apéndice incómodo del modelo de desarrollo im-
plantado en Chile. De allí el escaso interés que a él y a su productividad le ha pres-
tado la autoridad económica. De allí también la escasa dignidad de la que se lo ha
revestido. Los que participan en el PEM tienden a percibirlo como un auxilio de ce-
santía, porque son tratados como si lo fuera y no como un instrumento eficaz para
colaborar, responsablemente, en la gran tarea colectiva del desarrollo nacional.
Por último, se necesita aumentar fuertemente la proporción de mandos me-
dios, técnicos y profesionales dentro de los equipos de trabajo, en relación con lo
que ha ocurrido con el PEM. Aparte de que con ellos se contribuiria a reducir la
dramática situacibn de desempleo de los grupos medios, técnicos y profesionales,
sólo con el concurso de estos trabajadores sería posible asegurar niveles altos de
eficiencia en la selección de proyectos, control de calidad y productividad en gene-
ral. Unicamente de esta manera sería posible integrar el programa al resto de la
estrategia de desarrollo del país y otorgarle, por esa vía, un mayor nivel de digni-
dad. También a este respecto existe abundante evidencia empírica en diversos
países en cuanto a la importancia de los aspectos organizativos y administrativos
para el éxito de programas de este tipo. Uno de los nexos más importantes entre
el programa propuesto y el resto de la estrategia de desarrollo se daría a través del
proceso de capacitación laboral, al cual hicimos mención más arriba.
dades; y, por tanto, del costo en materia de salarios involucrado en esta proposi-
ci6n6,
Para computar el costo financiero total del.programa habría que agregar, al
costo de los salarios, la necesidad de recursos materiales, mandos medios, técnicos
y profesionales. A modo de referencia, cabe señalar que el PEM ha operado con sig-
nificativamente menos de un 20 por ciento de “otros costos”, por sobre los pagos
salariales a los adscritos.
Dado el énfasis que hemos puesto en integrar el Programa de Empleo Garan-
tizado con los demásaspectosde la estrategiade desarrollo,y la importancia que
para su eventual éxito tendrían en los aspectosorganizadosy administrativos, con-
sideraremosen nuestrosejercicios un 50 por ciento de “recargo” por concepto de
materiales, sueldosprofesionalesy técnicos, por sobre los salariosque se paguen
directamente a los beneticiarios7. Sobre la base de estossupuestos,nuestrasesti-
maciones sugieren que el costo del programa significaría, en su primer año, al
abrirse inscripcionessólo para los jefes de hogar, algo menosde un 3 por ciento del
ingreso nacional. Si el salario mínimo vigente al momento de aplicarseesteprogra-
ma es un 20 por ciento superior al actual, el costo anual por trabajador contratado
en el Programa de Empleo Garantizado, incluyendo el 50 por ciento de “recargo”
por concepto de materiales, sueldosde profesionalesy técnicos así como de otros
costos administrativos, alcanzaría aproximadamente 130.000 pesos.Con lo cual
el costo total del programa llegaría, en su primer tio, a cerca de 500 millones de
dólares. De esta cifra una parte ya esta siendo gastadapor el Estado, a través del
financiamiento del POJH. A medida que la economía fuesecreciendo, esperaríamos
que, por este concepto, el costo total se fuera reduciendo en forma paulatina.
En cambio, el ir extendiendo la posibilidad de acceso al programa al resto
de la población en edad de trabajar haría que seincrementara su costo. El resultado
neto de estasdos fuerzas contrapuestasdependeríabásicamentede la tasade creci-
miento económico y de su composición, del resto de laspolíticas de empleoque se
apliquen y de la velocidad con que se extienda la cobertura del programa. Si bien
la disponibilidad de recursos con que cuente el Estado debería ir graduando la
amplitud de la cobertura de éste, se trata de garantizar, en mediano plazo, un
empleo a un salariomínimo a toda la población en edad de trabajar.
LDe dónde obtener el finandamiento para este programa?Las fuentes posi-
bles son múltiples: recaudaciónpor mayoresaranceles;restablecimientodel impues-
to patrimonial y del impuesto a las gananciasde capital; tributación a la renta de
los hogaresde mayores ingresos;déficit del sector público, en el que seránecesario
incurrir para posibilitar una reactivación económica. Podríamos seguir. Pero puede
resultar másútil realizar algunascomparaciones.
El costo anual de este programa,si bien resultaría muy significativo en térmi-
nos absolutos,sería menor que el que le significó al Estadola Reforma Previsional.
Para llevar ésta a la práctica, como sesabe,seindujo a los trabajadoresa trasladarse
a las AFP, restándole de este modo ingresosal sector público, mientras el Estado
debía seguir pagando las pensionesy jubilaciones al sector pasivo. Estos menores
6 Supondremos que, en una primera etapa,. se inscriben 400 mil jefes de hogar, lo cual constitu-
ye, probablemente, una fuerte sobrestimacmn del número total de potenciales inscritos. A este
aspecto nos referimos con más detalle en el trabajo que sirve de base B este artículo.
’ Una estimación de porcentajes de “recargo” sobre el costo de la mano de obra necesario en
diferentes proyectos, se entrega en PREALC (1983), “Los programas especiales de empleo: al-
gunas lecciones de la experiencia”, Documento de Trabajo NO 225, abril.
152 RENE CORTAZAR
ingresos del Estado han representado cada año aproximadamente un 3 por ciento
del ingreso nacional. Otro ejemplo: el subsidio que otorgó el Estado en 1982 y
1983 a los particulares, luego de la devaluación, con la creación del dólar “preferen-
cial”, significó alrededor de un 2,s por ciento del ingreso nacional de cada año.
Además de los problemas de fmanciamiento, resulta fundamental estimar los
posibles efectos de un programa de este tipo sobre otros aspectos, tales como el
ahorro, las importaciones, el nivel de actividad y la tasa de inflación. Con respecto
al ahorro, el impacto sobre éste será dependiente del modo como se obtengan los
recursos, así como del tipo de actividades que se ejecuten con el programa. Supon-
gamos, a modo de ilustración, que la forma de financiamiento significa que en la
práctica el programa se traduce en una redistribución de un 3 por ciento del ingreso
nacional desde el 20 por ciento de hogares más ricos (por una mayor tributación)
al 20 por ciento de hogares más pobres (los beneficiarios) del país. Aun si supone-
mos que existe una fuerte tendencia a ahorrar en el quintil más rico, que los bene-
ficiarios del programa gastan todo su ingreso en bienes de consumo, y que las acti-
vidades de éste no tienen ningún componente de inversión’, la tasa de ahorro na-
cional variará en no más de un 1 por ciento del ingreso nacional’. LY cuál sería el
impacto de este menor ahorro sobre el crecimiento? Si antes del nuevo impuesto la
economía iba a crecer en, digamos, 6 por ciento al año, luego del nuevo impuesto
lo haría en mas de 5,s por ciento sn~al’~.
Por otra parte, con referencia a las importaciones, lo más seguro es que la
transferencia de ingresos descrita en el párrafo anterior ayudaría a disminuirlas.,
al ser mayor la tendencia a importar que exhiben los sectores de altos ingresos.
Respecto al modo en que un programa de este tipo podría afectar al nivel de
actividad general del país, cabe la siguiente interrogante. iHasta qué punto la im-
plantación de este programa lleva a que se ocupe en él mano de obra que estaba la-
borando en otros sectores productivos, con la consiguiente caída del producto to-
tal? Nada de esto debiera suceder con respecto a los asalariados, ya que los que es-
tán ocupados como tales percibirían, supuestamente, ingresos en ningún caso infe-
riores a un salan0 mínimo. Sin embargo, es posible que algunos trabajadores por
cuenta propia, que se debaten en una situación de crónico subempleo, dejen sus ac-
tividades “normales” para integrarse al Programa de Empleo Garantizado. Estima-
ciones preliminares nos sugieren que la menor producción por este concepto afecta-
ría a significativamente menos de un 1 por ciento del ingreso del país. Menor pro-
ducción que debería resultar más que compensada por la mayor actividad que sur-
piría de las tareas productivas ejecutadas a través del mismo Programa.
Por último, el impacto sobre la tasa de inflación. En gran parte la respuesta
a este punto dependerá del modo particular en que se financie el programa. Por
ejemplo, si su financiamiento proviene de una mayor tributación, y dados los órde-
nes de magnitud envueltos, no debiera observarse un repunte inflacionario por este
concepto.
’ En la medida que el programa realiza, por ejemplo, actividades en el ásea de obras públicas,
ya tiene un componente de inversión.
’ Supusimos que la diferencia, en términos absolutos, entre la tasa marginal B ahorrar del 20
por ciento más rico y del 20 por ciento más pobre de la población es de 30 por ciento.
Io Hemos hecho el cálculo bajo el supuesto de que se trata de una economía cerrada con pleno
empleo, con una tasa de ahorro inicial de 20 por ciento y con una tasa de rentabilidad social del
capital de 20 por ciento.
DERECHO AL TRABAJO 153
CONCLUSIONES
INTERCAMBIO Y DESARROLLO?
Ricardo Ffrench-Davis (ed.),Fondo de Cultura Económica, México, 1981.2 v.
BIENESTAR Y POBREZA.
CEPLAN, Ed. Nueva Universidad, Universidad Católica de Chile, 1974.
NO 1. JULIO DE 1979O
No 2. DICIEMBRE DE 1979
No 3. JUNIO DE 19130
ND 4. NOVIEMBRE DE 1980.
’ Agotado.
LISTA DE PUBLICACIONES 157
D.C., versión actualizada 8 1982 en A. y S. Valenzuela, (eds.) Chile under military rule, John
Hopkins, en prensa.
“Las transformaciones de las funciones económicas del Estado en Chile bajo el régimen
militar”.
Pilar Vergara.
Documentos
CONFERENCIAS INTERNACIONALES
Dommenios \
“La economía chilena: al8unos temas del futuro”.
Alejandro Foxley. Reproducido en Revista Hqy, No 221, octubre 1981.
“Problemas y opciones del modelo económico”.
Patricio Meller. Reproducido en Revista Mensaje No 304, noviembre 1981
No 8. JULIO DE 1982
NO 9. DICIEMBRE DE 1982
“El experimento monetarista en Chile: una síntesis crítica”.
Ricardo Ffrench-Davis. Reproducido en Problemes d’rlmerique Lahe, No 66, París, diciembre
1982; Desarrol20 económico No 90, Buenos Aires, septiembre 1983; I CE No 601, Madrid,
septiembre 1983; World Development No 11, Oxford, noviembre 1983 y enAnalysen No 113,
Boon, diciembre 1983.
“Políticas de vivienda popular: lecciones de la experiencia chilena”.
José Pablo Arellano.
“Las diferencias (económicas) entre el mercado de trabajo y el mercado de las papas”
Patricio Meller.
“La economía mixta como camino al pleno empleo: lecaones de un cuarto de siglo”.
Oscar Muñoz.
“Algunas condiciones para una democratización estable: el caso de Chile”.
Alejandro Foxley. Reproducido en Revista Mensaje @ 316, enero-febrero 1983, y Revista
Memoje No 317, marzo-abril 1983.
“Perspectivas históricas de la economía chilena: del siglo XIX ala crisis del 30’:
Editor: Oscar Muñoz
Introducción
Oscar Muñoz
“La economía chilena entre 1830 y 1930: sus limitaciones y sus herencias”.
Carlos Hurtado R. T.
Síntesis Estadística
LISTA DE PUBLICACIONES 161
SERIEESTUDIOSCIEPLAN
‘Agotado
SERIE DOCUMENTOS DE TRABAJO
NOTAS TECNICAS
‘Agotado.
LISTA DE PUBLICACIONES 169
k NUMERO ESPECIAL
desocupación chilena:
diagnóstico, impacto social
COLECCION ESTUDIOS CIEPLAN No 14
SEPTIEMBRE DE 1984, pp. 43.59
ESTUDIO NO 91
RESTRICCION
EXTERNA,
DESEMPLEO Y
SALARIOS
REALES:
PERSPECTIVAS
Y CONFLICTOS*
RENE CORTAZAR
INTRODUCCION
* Este trabajo forma parte del área de investigaciones de CIEPLAN sobre Macroeconomía, Em-
pleo y Economía Internacional.
44 RENE CORTAZAR
1. EL MODELQ
1. PRECIOS
donde,
P : nivel de precios interno.
w : salario nominal
e : tipo de cambio nominal
p* : nivel de precios externos
r : tasa de interés real
r : margen de ganancias
2. EQUILIBRIO INTERNO
donde:
Y : producción doméstica
c : consumototal
t : tributación directa neta
1 : inversión total
G : consumodel Gobierno
T : saldode la balanza comercial medido en unidadesde producción doméstica
y*: producción del resto del mundo.
’ Debemos tomar en consideración que una parte de la deuda del sector privado ha sido repro-
gramada en los últimos meses a tasas inferiores del 18 por ciento.
* Un aumento en la tasa de interés real tendría un efecto contractivo sobre el consumo tanto
por encarecer el costo del cklito de consumo como por el hecho de que significaría una redistribu-
ción desde los deudores hacia los ahortantes, siendo que los primeros tienen una mayor pro-
pensión a gastar que los últimos (Tobin, 1980). Por otra parte, una limitación de nuestro mo-
delo que puede resultar signiftcativa es que no considera el posible impacto directo de la dispo-
nibilidad de recursos financieros sobre la demanda por bienes, más allá de su efecto a través de
la tasa de interés.
46 RENECORTAZAR
(2’)Y=(F,r, G, t, h y*)
(+1(-J (+l t-1 l-1 (+)
En cl gráfico 1 la recta YY indica la condición de equilibrio en el mercado de
bienes.
Desde el punto de vista de la oferta consideraremos la siguiente función de
producción:
(3) Y = min 1a ¿, b KI
donde:
K : dotación de capital de economía, la que suponemos tija
¿ : fuerza de trabajo, la que suponemos fija
Es decir, suponemos que no existe ninguna sustitución entre factores en el corto
plazo4.
Definimos los niveles de producción de pleno empleo del capital y de la mano
de obra (yk y yL en el gráfico 1) como aquellos que aseguran la plena utilización
del stock de capital y de la mano de obra disponible, respectivamente. Diremos, por
otra parte, que existe una situación de “equilibrio interno” cuando el nivel de
producción doméstica es el necesario para asegurar la plena utilización del factor de
producción que es relativamente más escaso (los puntos D, B, C en el gráfico I
aseguran el “equilibrio interno”).
3 Este supuesto en nada afecta los resultados del trabajo y sólo se utiliza para fines de construir
el gráfico.
4 Tampoco con respecto a las importaciones no competitivas, a las que no hemos hecho refe
rencia explícita en la ecuación (3).
RESTRICCION EXTERNA, DESEMPLEO Y SALARIOS REALES 47
L ---_----- ---- -- ’ l
z --__---------_ \L p
L
3. EQUILIBRIO EXTERNO
’ Dada la evidencia empírica disponible para Chile, y que comentamos en la sección anterior.
48 RENE CORTAZAR
4. EMPLEO
6 Supondremos que toda la deuda está convenida a una tasa de interés variable.
’ Por lo cual el punto A debe ubicarse a la izquierda de yk e FL
RESTRICCION EXTERNA, DESEMPLEO Y SALARIOS REALES 49
(5) (a) M = - np (é + p* - p) + nY y
(b)E=Ep(é+P*~B)+ey*~*
(c) M = E
(d)p=o;k+(l-a)(ê+p*)-@+p*-p)=E(W-p)
(e) i. = 9
donde
Z = tasade variación porcentual de la variable Z.
M = importaciones
E = exportaciones
ro Vale la penaconsignar
queel eonilictoentreremuneraciones
realesy empleoreciéndescrito
esde diferenteíndolequeel queexistecuandonosdesplazamospor sobre“la curvâdeproduc-
to marginal”. Mientras en dicho caso el grado de conflicto entre el nivel de salarios reales y
empleo es dependiente de los valores de los parámetros de la función de producción, cuando
existe una restricción externa dicho conflicto es función de los parámetros de las ecuaciones
de exportaciones e importaciones.
RESTRICCION EXTERNA. DESEMPLEO Y SALARIOS REALES 51
(6) Pt-Ptel= (
considerando los parámetros del cuadro 1 podemos cuantificar la magnitud
del conflicto que existiría entre aumentar el empleo y la estabilidad de precios,
tanto en el corto plazo 6’(a), como en el largo plazo 6’(b).
a) Lu renegociación
c) El escenariointernacional’ 6
donde
Supongamos, por último, que los precios relativos de ambos bienes están
dados y la producción relativa de ellos está representada por 0. Luego de la
reactivación nos encontraríamos en un punto como B, en el gráfico 2, el que se
caracteriza por la plena ocupación del stock de capital y desempleo estructural. En
términos algebraicos en B:
(8) (a) k, + k, = k
*x+-- z -k
bx b,
(b)L,+L, < ¿*%+c< ¿
l9 Resulta bastante evidente que mantener una tasa de desempleo del orden del 2.0 por ciento
no resulta hoy viable políticamente, o al menos no resultaría viable dentro del contexto de
un marco democrático. Es decir, el punto B se. encontraría ala izquierdade la curva PP.
56 RENE CORTAZAR
($-- - -
Gráfico 3
LO”’
AH-
&-e------m -K-S-----
“XI ,
/ 1B, -- -- 4 Kz
RZ I
OX
I I
,l
LB
x LZ
RESTRICCION EXTERNA, DESEMPLEO Y SALARIOS REALES 57
‘ta Ver ecuaciones 8(a) a 8(c) y gráfico 3. Suponemos que es posible producir también un cam-
bio, en el mismo sentido, en la estructura de la demanda.
” Hacemos el supuesto, en extremo restrictivo, de que el capital es un factor móvil entre sec-
tores, en el corto plazo.
58 RENE CORTAZAR
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
” Para lo cual se puede requerir de una devaluación, con la consiguiente caída en los salarios
reales.
Za Al comparar las diversas políticas de empleo no sólo resulta pertinente analizar el impacto
relativo que ellas tienen sobre el nivel de ocupación, sino que también, dada la gran escasez de
I~CUISOS externos que de seguro subsistirá alo largo de la década de los ochenta, su impacto re-
lativo sobre el sector externo.
RESTRICCION EXTERNA. DESEMPLEO Y SALARIOS REALES 59
REACTIVACION
CON TRANSFORMACION:
EL EFECTO EMPLEO*
VICTOR E. TOKMAN
* El autor es Director de PREALC (Programa Regional del Empleo para América Latina y el Ca-
ribe) y miembro del Consejo Asesor de ClEPLAN. El autor agradece la colabomción de varios
colegas; en particular a Jaime Gatica con quien elaboró conjuntamente las estimaciones del
efecto de las alternativas contenidas en el trabajo y con quien discutió las ideas en distintas eta-
pas de su elaboración. Colaboraron además en otros aspectos relacionados con la infonna-
ción Victoria Contreras y Molly Pollack. Esta versión incluye además parte de los comentarios
recibidos en seminarios de discusión efectuados en PREALC Y CIEPLAN.
106 VICTOR E. TOKMAN
mente” la economía chilena, que se derivan de manera directa del cambio sustancial
que se introdujo en la estructura productiva como consecuencia de la política eco-
nómica seguida durante gran parte de la década pasdda. La segunda, es el rápido
deterioro que se produce a partir de 1981 en que la economía chilena refleja tanto
los efectos de la crisis internacional, como de las políticas de ajuste interno apli-
cadas. En esta última etapa, si bien con características más dramáticas que en el
resto de los países de la región por el tipo de ajuste seguido, el deterioro de la si-
tuación de empleo refleja una situación más general de la región latinoamericana.
No es ésta la oportunidad para analizar en detalle el origen y resultados de
los procesos anteriores (véase, por ejemplo, Tokman, 1983). Baste serialar que el
aumento del descmpieo en Chile excedió al registrado en otras partes del mundo
por efecto de la recesión internacional, lo que en gran medida refleja que la política
de ajuste seguida, si bien más exitosa que en otros países en materia de control
de la inflación, redundó en un deterioro mayor en la situación de empleo. Interesa,
sin embargo, profundizar en el análisis de los cambios registrados en la economía
chilena en la década del 70, que implicaron que la tasa de desempleo alcanzara
niveles que más que duplicaron los vigentes en la década anterior. Varios fueron los
factores que explican dicho cambio, pero nos limitaremos a señalar tres de ellos.
El primero es la pérdida de dinamismo del sector industrial que entra en un proceso
de destrucción acelerada, dejando de constituir una fuente dinámica de absorción
de empleo como lo había sido en el pasado. El segundo es el otorgamiento de un rol
subsidiario a la actividad del Estado, lo que resulta en una disminución de los nive-
les de empleo público. Por último, la reducción en las tasas de inversión se ve acom-
pañada por importantes cambios en su composición.
ción de empleo, la mera restitución de los niveles de empleo sacrificados en los úl-
timos dos años implica la necesidad de un crecimiento acelerado, si se consideran
elasticidades más o menos factibles.
Nos interesa, sin embargo, profundizar en el hecho de que para enfrentar la
situación de empleo se requiere, y de todas maneras SCestá produciendo, un cambio
en la política económica. Ello trae aparejadas, a su vez, posibilidades de creación
de empleo adicionales a las generadas por una reactivación que mantenga las condi-
ciones vigentes.
Lo necesario del cambio se justifica por la mera observación de la gravedad
y urgencia del problema que debe enfrentarse. Lo inevitable encuentra su funda-
mento en las restricciones con las que deberá operar en los próximos años la econo-
mía chilena. Baste señalar dos ejemplos que ilustran la inevitabilidad de dichos cam-
bios. El primero se refiere a la situación de disponibilidad de recursos externos,
sumamente restrictiva, que obligará, y de hecho ya ha obligado, a modificar el nivel
de protección subiendo los aranceles, a devaluar el tipo de cambio y a establecer
diferentes limitaciones sobre los mercados de divisas. El segundo se refiere a la
necesidad de que el Estado asuma un rol más activo en la reactivación. Ello también
de hecho está ocurriendo en áreas tan cruciales como la financiera, donde el Estado
ha debido intervenir para evitar un colapso del sistema, que se encontró de pronto
asfixiado por la necesidad de atender su deuda externa y la imposibilidad de recupe-
rar las colocaciones efectuadas en el sector privado nacional. Por otro lado, cual-
quier reactivación para ser factible tendrá que pasar por un saneamiento de la si-
tuación por la que atraviesan las empresas, lo que implicará, y en parte ya ha impli-
cado, concebir distintas formas de renegociación de la deuda interna existente,
así como apoyar con nuevos fondos a tasas razonables de interés para hacer factible
un restablecimiento de los niveles de producción. Estas nuevas funciones que debe
asumir el Estado implicarán una transformación en sus características y significan,
de hecho, el abandono paulatino de su rol de subsidiariedad otorgado por la política
económica vigente en la década pasada.
Es, por último, la tesis central de este trabajo que el efecto empleo de una
reactivación con transformación será mayor que el que pueda esperarse de una
reactivación que sólo pretenda restablecer los niveles de demanda vigentes en 1981
sin afectar estructurahnente el funcionamiento de la economía chilena. Lo anterior
no implica de ninguna manera pensar que las transformaciones que puedan ocurrir
concomitantemente con la reactivación solucionarán el problema del desempleo
del país en el próximo bienio. Por el contrario, subsistirán todavía problemas que
deben ser enfrentados con decisión, dentro de un período aún mayor. Pero es nues-
tra hipótesis de que las transformaciones que deben acompañar la reactivación
contribuirán positivamente a enfrentar el desempleo.
ciento al 15,4 por ciento’ Para ello revisaremos muy brevemente las tres áreas
que, a nuestro juicio, explican gran parte de las diferencias. Es decir, la desindus-
trialización, la reducción del papel del Estado y el cambio en la composición de la
inversión.
1. DESTRUCCION INDUSTRIAL
(1967 = 100)
No de establecimientos Ocupación
1 2 3 4 1 2 3 4
’ Se selecciona 1981 como aiio de comparac~n porque durante el mismo se alcanzan los ni-
veles máximos de demanda post 1973, habiéndose recuperado de la recesión de 1914.76 y no
xegistrándose todavía la recesión que dura hasta la actualidad.
REACTIVACICIN CON TRANSFORMACION 109
2 Hay, desde luego, una cierta secuencia en la que operaron las causds sefialadas y que se anali-
zan en el trabajo citado. Ia restricciónde demanda afecta principalmentea comienzosdel
período (1974-76). Lapbrdidade competitividad se registra a partir de 1976, pero como resul-
tado del u.w de 2 instrumentos. La baja de aranceles que wmienza con anterioridad pero que
afecta al sector industrial con mayor intensidad a Qartt de 1978 debido ala existencia de tarifa
excedente antes de la desgravación, al menor ritmo de desgravación en el sector industrial, en
comparación a otros sectores y al rezago existente hasta que la rebaja arancelaria afecta la Qro-
duccgn, particularmente en situaciones oligopólicas donde los grandes productores se canvier-
ten, a su vez, en los grandes impOrtadOres de los mismos productos. El alza de la tasa de interés
afectó durante gran parte del período, pero la existencia de financiamiento, particularmente
externo, postergó el efecto real hasta después de 1981.
3 El índice mencionado registra una reducción de 17,6 por ciento entre los 2 años menciona-
dos y se estimó el empleo industrial en 1970 en alrededor de 680.000 personas. Debe señalarse
que las estadísticas disponibles sobre empleo industrial son escasasy conflictivas según la fuente
que se utilice. Se prefiere utilizar el índice de la SOFOFA para la evolución, pues los estudios
efectuados señalan que es más representativo y no presenta problemas de comparabilidad entre
los años mencionados (Scherman, 1981; Tardito, 1983). En relación con el nivel de empleo
industrial en 1970, las estimaciones disponibles varían ente 600.000 y 700.000 personas,
según la fuente que se use.
110 VICTOR E. TOKMAN
4 Debe notarse que el cálculo supone que el empleo industrial no hubiera crecido a partir de
1970. Si, por el contrario, el empleo industrial se hubiera mntinuado expandiendo a las tasas
históricas dc largo plazo (alrededor del 2 por ciento anual), el nivel de empleo registrado en
1981 implicaría una reducción de alrededor de 250.000.
REACTIVACION CON TRANSFORMACION 111
2. EL ESTADO EMPLEADOR
Empleo Déficit
Año efectivo Proyección Dkficit corregido
al b/ Cl
1964 209.869
1965 225.450
1966 235.258
1967 245.169
1968 250.467
1969 259.880
1970 279.957 279.957 - -
1971 311.872 29 1.435 - 20.437 - 20.549
1972 347.426 303.384 ~ 44.042 - 44.274
1973 387.198 315.823 - 71.375 - 71.720
1974 360.210 328.772 - 31.438 - 37.409
1975 325.532 342.25 1 16.719 - 1.787
1976 314.280 356.283 42.003 18.166
1977 295.888 370.891 75.003 39.527
1978 293.348 386.097 92.749 51.719
1979 292.587 401.927 109.340 64.741
1980 295.805 418.406 122.601 75.109
1981 299.059 435.561 136.502 86.347
1982 302.349 453.419 151.070 97.396
al Para los años 1971 y 1972 se interpoló sobre la base de las tasas medias de crecimiento
anual del período 1970-73 (ll,4 por ciento). Para losaños 1980.1981 y 1982 se ocu-
pó la tasa media de crecimiento anual de la Administración Pública, Educación y Salud
(1.1 por ciento) durante el período 1979-82, según el INE; Banco Central de Chile:
Indicadores económicos y mctiles 1960.1982 (Santiago. Banco Central de Chile),
página 181.
b/ Proyección: se ocupa la tan media de crecimiento del período 1960.1970 (4,l por
ciento) calculada por Manball y Romaguera (1981), página 25.
cl Supone que el empleo efectiva registrado en las empresas públicas no se altera.
Cuadro 3. - Empleo público por funciones
Es evidente que este tipo de política puede ser objetada por estatizante.
No obstante, debe tenerse presente que las comparacionesanteriores se efectúan
con un tamaño del empleo público vigente antes de 1970, sin tomar en cuenta la
gran expansión producida entre 1970 y 1973. Por otro lado, sereconocela necesi-
dad de aumentar la eficiencia en la función pública y sepostula aprovechar la si-
tuación actual para mantener niveles de eficiencia mayores en la gestión pública.
Por ello, se postula congelar cl empleo en las empresaspúblicasy recuperar alrede-
dor de la mitad del empleo que se hubiera generadode continuarse la tendencia
histórica de los 60 corregida tanto por la congelación de las empresascomo por
disminución de la tasa global. Aun con estossupuestossumamenterestrictivos, si
se recuperaran los niveles perdidos en la participación relativa en las entidadesde
fomento y en los servicios socialesy administrativos implicaría crear alrededor de
50.000 puestos de trabajo adicionales(véase nuevamente cuadro 3). De ellos, 27
mil estarían concentradosen las entidadesde fomento, las que constituyen un re-
quisito indispensablepara poder implementar políticas como la de rescateindus-
trial anteriormente señalada,o programasde vivienda o la restitución del apoyo a
los sectoresproductivos.
efecto nos indica que la misma se situaría en alrededor de 24.000 puestos de trabajo
y si se le suman los efectos indirectos, suponiendo un multiplicador en la construc-
ción del orden del 1,s y de 2,0 para las maquinarias y equipos nacionales, dicha
pérdida podría situarse en alrededor de 60.000 puestos de trabajo (véase cuadro 4)s.
Sin duda, un cambio en la composición de la inversión, aun sin aumentar sus nive-
les, permitiría recrear los puestos perdidos en este proceso.
Maquinarias Maquinarias
Cons- y equipos y equipos
trucción nacionales importados Total
A. Cambios en IB composición
1969.1970 66,3 631 27,7 100,o
1980-1981 55.1 49 40,l 100,o
Diferencia -ll,2 -1,2 12,4 -
B. Efecto empleo
Nivel de empleo en 1980-81
(en miles) a/ 208.9 31,1 240,O
Pérdida de empleo directo b/ 23.396 373 23.769
Pérdida de empleos indirectos ci 35.094 746 35.840
Efecto empleo total 58.490 1.119 59.609
5 Los efectos indirectos se refieren a los encadenamientos de empleo relacionados con la pro-
ducción de insumos. No se incluye el efecto empleo permanente generado po~ la operación
de los hiencs de capital. En este casu es de esperar un multiplicador potencial mayor en las ma-
quinarias y equipos, independiente de su origen, que en la construcción.
116 VICTOR E. TOKMAN
1. EL PUNTO DE PARTIDA
Nivel
1981 1983 corregido
1983
al INE: Encuesra nacional de ocupación y desocupación, octubre diciembre de cada aio. Nivel
corregjdo 1983 se estimó suponiendo que la fuerza de trabajo crece entre 1981y 1983al
2,1* anual.
b/ Según la misma fuente de a/. La tasa de desocupación corregida resulta de suponer que la di-
ferencia entre la fuerza de trabajo corregida y la que registra el INE, constituiría desemplea-
dos potenciales.
cl Se refiere al oromedio mensual octubre-diciembre de cada año. seeún el INE.
d/ ie efectuó una corrección al número registrado pop el INE p’uaka duplicaciones, inclu-
yendo sólo aquellos que se declaran ocupados. Este porcentaje fue estimado por Castañeda
en 88,loksobre la base de una encuesta a beneficiarios del PEM de marzo de 1983, efectuada
por el Departamento de Economía de la Universidad de Chile.
el Misma fuente de cl.
fl Incluye desocupados, más registrados PEM corregido más POJH.
gl Relación entre f/ y al.
h/ Nivel de ocupación registrado por el INE menos PEM corregido y POJH.
118 VICTOR E. TOKMAN
Altemativ~ I b/ Alternativa 2 cl
A L3 C A E c
3. LAS TRANSFORMACIONES
’ La elasticidad empleo-producto durante el período 1981-83 fue de 0,9. Dado que se ha pro-
ducido destrucción de capacidad, es de esperar una elasticidad de corto plazo en la recuperación
relativamente menor. Mellcr y Solimano (1983) utilizan una elasticidad de 0,7 y Sanfuentes
(1983) utiliza para el mismo propósito una elasticidad de 0,8.
cuadro 8.- Efecto empleo de la reactivación con transformación en 1985
(miles de personas)
Alternativo 1 al Alternativa 2 b/
A B C A B c
Ello hace necesario pensar en medidas adicionales para absorber los desocupa-
dos existentes por encima de la tasa de largo plazo. Debe señalarse que en la primera
alternativa (Al) el excedente por absorberseríael equivalente a la mitad del núme-
ro de ocupadosen los programasPOJH y PEM a fines de 1983; mientrasque en la
segunda(A2), la absorción adicional equivale al 80 por ciento del empleo actual en
los mencionados programas. Dicho excedente irá disminuyendo anualmente, lo
que permitiría diseñar medidas que fueran temporales durante el período que se
requiere y que implicarán requerimientos dc recursos decrecientes(véase línea
programade emergencia,cuadro 8).
Cabe al respecto plantearse diferentes posibilidades.Entre ellas, la manten-
ción de un programa similar al POJH vigente o sumodificación, o bien, simplemen-
te plantearseun aumento del empleo municipal que permita absorberel excedente
de desocupados.Sería preferible, quizás,estaúltima alternativa, aun cuando en am-
bas puedan contemplarseremuneracionessimilares,entodo caso, igualeso superio-
res al ingreso mínimo vigente, dado que, a nuestro juicio, evita& discriminar en
contra de aquella parte de la población que no pudo ser incorporada al sistema
productivo. Dado que las funciones y los recursosrequeridospodrían ser similares,
esta última forma de absorción permitiría una absorción más plena e igualitaria
de los miembros de la población. Cabe reiterar que esteaumento adicional del em-
pleo municipal debería tener carácter transitorio y adecuarsea la evolución general
de la economía. Esta práctica de empleo municipal transitorio no contradice la
necesidadde asegurarbeneficios laboralesplenos a todos los ocupados. Sólo sería
necesarioconcebirlo como contratación a plazo fijo, lo que, de hecho, constituía
prácticas usualespara estetipo de empleo.
En los cuadros 7 y 8 se presentan otras alternativas que pretenden ilustrar
distintos escenariosde ritmos de reactivación y que varían segúnlas cifras que se
adopten como punto de partida. Resulta claro que a menor ritmo de reactivación,
mayor será el nivel de desempleovigente en 1985 y, por ende, máslargo será el
plazo en que se alcanzará la tasa de desempleodel siete por ciento. En otras pala-
bras, mayores serán los recursosadicionalesque sedeberán dedicar para absorber
al excedente de la población que estará buscandotrabajo. Así, por ejemplo, si el
crecimiento en el próximo bienio sólo alcanza al 4-5 por ciento anual, serequerirá
expandir los programasde emergenciaactuales entre 50 y 80 por ciento segúnel
punto de partida que seacepte (alternativas Cl y C2 del cuadro 8, respectivamente).
V. CONCLUSIONES
extremadamente corto. Sin embargo, la urgencia de enfrentar tal situación hace ne-
cesaria una acción determinada para disminuir el problema de desempleo existente.
Es nuestro convencimiento que dicha tarea, además de ser necesaria, es posible.
En segundo lugar, y para que sea una tarea factible, debe, como condición
necesaria, reactivarse la economía chilena a tasas aceleradas. Reactivaciones más
moderadas implicarán mantener el costo que están soportando los gNpOS más
afectados por el desempleo.
En tercer lugar, de que la reactivación se producirá en un contexto diferente
al de la recesión del último bienio. Ello es así, porque si se quiere enfrentar el pro-
blema del empleo, deberá modificarse la orientación general de la política económi-
ca, pero, además, porque la realidad así lo está imponiendo. Si la reactivación se
produce en un contexto de transformación, el efecto empleo esperable para el pró-
ximo bienio será mayor que el del simplemantenimiento de la mismaestructura, a
un diferente nivel de demanda.
Por último, creemosque la magnitud de recursosfiscalesadicionalesreque-
ridos para implementar este tipo de programa no es significativa y que un mejor
uso de 1~s recursosya disponiblespermitiría financiar parte importante del total
requerid;.
POST SCRIPTUM
Ocupación Elasticidad
Mayo - juliu Variación Variación empleo-
1983af 1984 bJ producto c/ producto
al Encucvta mayo-julio.
b/ Encuesta mayo-julio.
cl Según estimaciones de Banco Central para el prima semestre. Servicios financieros se
supus, crecimiento igual al promedio y resto de servicios se calculó a base dc las pon-
deraciones de la matk de insumo-producto.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
k NUMERO ESPECIAL
desocupación chilena:
diagnóstico, impacto social
COLECCION ESTUDIOS CIEPLAN NO 14
SEPTIEMBRE DE 1984, pp. 129.143
ESTUDIO No 95
CUANTIFICACION
DE ALGUNAS
POLITICAS
ECONOMICAS
ORIENTADAS A
GENERAR
EMPLEO*
PATRICIO MELLER
ANDRES SOLIMANO
1. INTRODUCCION
* Este trabajo forma parte del área de investigaciones de CIEPLAN sobre Macroeconomía, Em-
pleo y Economía, Internacional. Este artículo es una versión revisada de la sección IV del traba-
jo anterior de los autores Meller y Solimano (1983).
’ Incluyendo al PEM (Programa de Empleo Mínimo), programa de carácter asistencial que
proporciona S 2.000 mensuales (i-e. alrededor de 25 dólares), esta cih representa casi un
tercio del ingreso mínimo. Ver Meller (1984).
130 PATRICIO MELLER Y ANDRES SOLIMANO
Construcción de
Viviendas ObrasPúblicas Total
’ Un estudioexcelenteYminucioso
sobreestetópicoesel deRamos (1972).
5 Sobre este tema, ver Arellano (1982).
’ La inversión en construcción como demanda tiial representa alrededor del 85 por ciento
del valor bruto de la produccióndelsectorconstrucción.
La construcción esun sectorenel que
la ofertaestádetwminadapor el nivel dela demanda.
CUANTIFICACION DE POLITICAS ECONOMICAS 133
En la década de los ochenta, dado los altos niveles de deuda externa que
enfrentará Chile, la brecha dominante desde el punto de vista de la tasa de
crecimiento del producto y, por ende, del empleo, será la externa; esto hace
necesario incentivar la expansión de las industrias exportadoras y sustituidoras de
importaciones que generen o ahorren divisas.
4 Expansión de exportaciones
E = Er + El + .. En = ” E.II (1)
7 Hay que distinguir entre devaluación real y nominal desde el punto de vista del sector exporta-
dor. Por ejemplo, si las exportaciones utilizan insumos impohdos (no producidos en el país)
que representan un SO por ciento del costo de producción, entonces una devaluación nominal
de 30 por ciento implica una devaluación real del 15 por ciento.
CUANTIFICACION DE POLITICAS FCONOMICAS 135
(6)
Z” Método de cálculo
Yi = xi ki
(10)
’ Utilizando Vii& (1983) y Los Indicadores Económicos y Sociales del Banco Central se ob-
tienen los siguientes valores aproximados para la elasticidad “bruta” emple+producto: 0,4
para el sector agrícola. 0,s para la pesca y 0,5 para productos industriales.
’ En el período 197480 las exportaciones mineras tuvieron una tasa media anual de aecimien-
to real de 3 por ciento y el resto de las exportaciones tuvo una tasa media anual de crecimiento
superior al 25 por ciento; puesto que el nivel inicial de estar últimas era muy bajo, podría consi-
derarse un ritmo de crecimiento futuro de 15 por ciento. Luego, esto produce una tasa anual
de crecimiento de las exportaciones de 8 por ciento. Nótese que aquí se está modificando el su-
puestosbnplificatorio de constancia en la composición de la canasta exportadora; sin embargo
esto no afecta ni complica el cálculo del empleo generado por la expansión no homogénea de
las exportaciones.
‘13 Esta cifra difiere de aquella señalada en Melle1 y Solimano (1983). porcuantoseha cambia-
do la composición de la canasta exportadora que se expande, las elasticidades empleo-produc-
to y la cifra base de empleo.
CUANTIFICACION DE POLITICAS ECONOMICAS 137
Sustituyendo esta relación (10) en una expresión análoga a (5) pero en que Xi
corresponde ahora a la elasticidad empleo-producto del sector productor del bien i
y aplicando la sumatoria para todos los sectores, se tiene finalmente una expresión
análoga a (7) para cuantificar Ia generación del empleo producida por una
expansión de las exportaciones.
Otro instrumento ligado al sector externo y que puede ser útil para la
generación de empleo es el uso de tarifas que incentiven la sustitución de
importaciones. Para evaluar este efecto sobre el empleo se utilizará nuevamente un
modelo simple correspondiente a las industrias competitivas con importaciones,
similar al utilizado para la expansión de exportaciones. Para no complicar la
derivación y el cálculo,se harán los siguientes supuestos simplificatorios. Se va a
suponer que la variación de tarifas no afecta a los insumos (intermedios)
importados, y ademas se supondrá que los salarios nominales están tijas.
Sea Vj la producción del sector j en que una parte se destina a satisfacer la
demanda interna Dj y otra parte corresponde a las exportaciones Xj. Supongamos
nuevamente que hay una proporción tija entre producto Yj y valor bruto de la
producción, y sea flj la proporción de la producción de j que se destina a la demanda
interna. Luego, procediendo de manera análoga al caso anterior, tomando el
diferencial total, y haciendo dXj = 0, para examinar solamente qué pasa cuando
varía la demanda interna (ante un cambio en las tarifas) se tiene:
” En este caso la base de cálculo de la cifra absoluta de fuentes de trabajo corresponde al nivel
total de empleo de los 4 sectores productores; en el caso anterior, la base corresponde al empleo
asociada directamente alas exportaciones.
13.3 PATRICIO MELLER Y ANDRES SOLIMANO
dVj = dDj
dVj D,
x 2 dDj
5 (Dj : Xj) Di
Pero, como
entonces:
Yj = pj oj (14
Luego, el cambio porcentual en el valor agregado del sector j es igual al
cambio porcentual que experimenta la demanda interna multiplicada por la
participación relativa de ésta en el volumen total de producción del sector j.
Supongamos ahora que la demanda interna de bienes transables competitivos
con importaciones es una función que depende del gasto total G y de la relación de
precios relativos entre los bienes sustituidores de importaciones y los bienes
importados. Sea Pj y Pj* el precio interno y el precio internacional del bien j,
respectivamente; e es el tipo de cambio y tj es la tarifa que pagael bien j. Suponiendo
valores constantes para la elasticidad ingreso ~j y la elasticidad precio ej se tiene:
(13)
- =-‘j’-.i ‘j 1
l2 Diferenciando la expresión (13) con respecto a Pi:
aDj
1
P. aD
I- =-ej
Dj aPj
G auj
Análogamente para y- ac = Ej
J ’
CUANTIFICACION DE POLITICAS ECONOMICAS 139
L1
eP* ePy(l+t) ‘j-r
dDj = Bj 1 G’j d(I+t)
Pj Pj
‘j-l
G’jd (1 +t)
dDj
fij = Oj (1 ? t) (14)
En este caso se tiene que la variación del empleo total del sector sustituidor
de importaciones es una suma ponderada (Olj) d,e los j subsectores sustituidores de
importaciones, y en que se considera la respectma elasticidad empleo-producto +,
participación relativa de la demanda interna en la producción total (~j), elasticidad
precio de la demanda (ej) y el cambio de tarifas (1 í t).
Para estimar aproxmradamente la magnitud cuantitativa involucrada en la
expresión (15), se considerará exclusivamente el sector industrial y para simplificar el
cálculo se supondrá idénticos valores para todos los parámetros para todas las ramas
industriales. Utilizando Xj = O,S, pj = 0,90, Bj = 2,0 y considerando un incremento
de un 10 por ciento en los aranceles (alza de 20 por ciento a 30 por ciento) se llega
a que fi = 7,s por ciento. Esto representa alrededor de 30.000 fuentes de trabajora.
” Esta cifra difiere de aquella señalada en Meller y Solimano (1983) por cuanto se han modi-
ficado la elasticidad empleo-producta y la base del cálculo del empleo industrial.
140 PATRICIO MELLER Y ANDRES SOLIMANC
Luego, un incremento de un 10 por ciento de los aranceles generaría por una soh
vez empleo para 30.000 personas. Esto representa un porcentaje algo inferior al 1
por ciento de la fuerza de trabajo.
El efecto demanda interna y la alta participación relativa que distintor
sectores competitivos con importaciones tienen dentro del producto explican este
resultado.
En resumen, unacuantiticación delgrado de respuesta de las exportaciones al ti
po de cambio y su capacidad de generación de empleos revela que en el corto plazo nc
serán éstas las que reduzcan drásticamente el desempleo. Por otra parte, la respuesta
de las industrias sustituidoras de importaciones a variaciones de tarifas y/c
devaluaciones (reales) es más significativa en términos de su contribución al
empleo.
l4 Para un análisis más detallado de este tipo de sugerencias, ver Ramos (1978)
” Esta cifra considera inversión bruta, incluida depreciación.
142 PATRICIO MELLER Y ANDRES SOLIMANO
Ampliación II 2 turnos
Paises No de fuentes de trabajo s del empleo presente
Es importante observar que para lograr una lasa de crecimiento sostenido del
6 por ciento anual sería necesario incrementar de manera sustancial los niveles
tradicionales de inversión de la economía chilena. La inversión bruta, como
porcentaje del PCB, fue de 15,7 por ciento en el período 1974-82 y de 20,2 por
ciento en la década del 60.
En cuanto a la distribución de la inversión entre sectores, por ejemplo entre
actividades productoras de bienes transabtes o no transables, ésta debe ser enfocada
considerando los siguientes criterios.
Desde el punto de vista de la generación de empleos el sector productor de
bienes no transables es más intensivo en trabajo (por ejemplo, construcción versus
cobre), por lo que, en este sentido, canalizar la inversión hacia el primero resulta
prioritario durante el período inicial, en que subsistirán niveles de desempleo muy
superior a los históricos. No obstante, la inversión en transables genera un
mejoramiento permanente de la balanza de pagos, lo que deja espacio para expandir
la producción y así generar más empleos. La solución de este dilema no es simple.
El otro factor estructural que resulta importante en el largo plazo es la
localización de la inversión. La economía chilena ha tendido a centralizar sus
inversiones en Santiago y esto ha generado una especie de círculo vicioso en que el
resto de Chile queda cada vez más distanciado económicamente de la capital; las
externalidades y las economías de escala incentivan la instalación de nuevas
actividades productivas en Santiago y esto se refuerza a través del tiempo, haciendo
cada vez menos atractiva la inversión en el resto del país. Esto también es válido en
menor escala para dos centros urbanos adicionales (Valparaíso-Viña del Mar y
Concepción). El resultado es una migración rural-urbana en gran escala, y
superponiéndose a este fenómeno una migración del resto de Chile a la capital.
Este tipo de migración es un fenómeno no deseable desde el punto de vista
económico. (i) Incrementa las necesidades de una mayor infraestructura (vivienda,
hospitales, etc.) y los requerimientos de empleo en Santiago y en las zonas urbanas.
Como los migrantes no pueden ser absorbidos en un período breve, se incorporan al
sector de subempleo informal, donde obtienen menguados ingresos, lo cual los lleva
a vivir en una situación de subconsumo. (ii) Por otra parte, en las regiones de las
cuales migra la gente, la economía local se deprime aún más, incrementándose así
los diferenciales regionales.
CUANTIFICACION DE POLITICAS ECONOMICAS 143
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
k NUMERO ESPECIAL
desocupación chilena:
diagnóstico, impacto social
COLECCION ESTUDIOS CIEPLAN Ne 14
SEPTIEMBRE DE 1984, pp. 941
ESTUDIO No 90
ANALISIS
DEL
PROBLEMA
DE LA
ELEVADA
TASA DE
DESOCUPACION
CHILENA *
PATRICIO MELLER
INTRODUCCION
La economía chilena ha funcionado desde 1975 con una tasa de desocupación
efectiva superior al 15 por ciento; esta cifra es casi 2,5 veces mayor que el valor
observado en la década del 60. Si la economía chilena operaba con una tasa de
* Este trabajo forma parte del área de investigaciones de CIEPLAN sobre Macroeconomía, Em-
pleo y Economía Internacional. El autor agradece los valiosos comentarlos de José Pablo Are-
llano, René Cortázar, Hernán Cortés y José Wurgaft. Como es obvio, el autor es el único respon-
sable por el contenido de este trabajo.
10 PATRICIO MELLER
desocupación alrededor del 6 por ciento en la década del 60, ia qué se debe que a
partir del año 1975 prevalezca una tasa de desocupación superior al 15 por ciento?
Este es el tema de la cuarta sección de este trabajo; sin embargo, para analizar este
problema y su eventual solución resulta conveniente previamente tener una visión
global cuantitativa sobre la evolución del empleo y desempleo en la economía
chilena’
Cuando se tiene una tasa de desocupación elevada, desde el punto de vista de
la política económica es importante distinguir entre el componente cíclico o
transitorio y el componente permanente o estructural del desempleo. Los ajustes
recesivos de 1975 y 1982 prácticamente duplican la tasa dc desocupación; es así
como en 1976 la tasa de desocupación supera el 18 por ciento, y sobrepasa el 30
por ciento en 1983. Luego, podría inferirse que el componente cíclico es realmente
el elemento más importante de la tasa de desocupación observada. Sin embargo la
persistencia de elevadas tasas de desocupacibn transforma el componente cíclico en
permanente. En efecto, la política contractiva de corto plazo deprime la actividad
económica generando capacidad ociosa y esto desincentiva la inversión. Luego, esto
crea una brecha entre una capacidad productiva que permanece estancada y una
fuerza de trabajo que crece permanentemente; de esta manera, el desempleo cíclico
genera el desempleo estructural.
Una breve síntesis de los factores determinantes o no determinantes de la
elevada y persistente tasa de desocupación que ha prevalecido en la economía
chilena a partir de 1975 es la siguiente: (1) Los factores determinantes de la alta
tasa de desocupación están más predominantemente relacionados a la demanda de
trabajo que a la oferta de trabajo. (2) Los salarios reales rígidos o crecientes no son
la causa de la baja generación de fuentes de trabajo; durante todo el período
197483 el salario real tuvo un nivel inferior al del a6o 1970, luego, icómo
puede un salario real menor generar una tasa de desocupación sustancialmente
mayor? (3) Cambios estructurales asociados al nuevo rol del Estado y a la apertura
comercial producen una menor generación relativa y absoluta de fuentes de empleo
en los sectores público e industrial. (4) La caída del nivel de inversión, debido a
distintos factores (disminución de la inversión pública, existencia de capacidad
ociosa producto de la política contractiva, elevadas tasas de interés real), reduce la
tasa de crecimiento económico y, en consecuencia, la generación de fuentes de
trabajo.
La primera sección de este trabajo examina la capacidad cuantitativa que
posee la economía chilena para generar empleo. Algunos de los resultados
observados son: (1) En períodos de largo plazo el crecimiento del empleo ha sido
inferior al 2 por ciento y el crecimiento del producto ha sido superior al 4 por
ciento. (2) En el período 1960-70 y 1974-81 la economía chilena ha generado
alrededor de 45.000 empleos anuales. (3) La ocupación relativa en los sectores
transables disminuye sistemáticamente a través del período 1960-80; esto es
particularmente paradójico para el período 1974-82 en que la apertura comercial ha
implicado un mayor crecimiento relativo del sector no-transable.
La segunda sección de este trabajo resuclve el problema técnico de inclusion
del PEM en la tasa de desocupación, eliminando así el (doble) problema de
t Hay dos temas que han sido omitidos: (1) I,as políticas económicas para combatir la alta tasa
de desocupación: sobre este tema ver Meller y Solimano (19g3), Cortázar (1983c),, Meller y So-
limano en este volumen, Meller y Mizala (1981) y Sanfuentes (1983). (2) IJna mcdlción del cos-
to social de la desocupación; este es un problema que está siendo estudiado por el autor.
ANALISIS DE LA DESOCUPACION CHILENA JI
’ Esta sección es una versión revisada y más extensa de aquella publicada por el autor en V
ENADE 83; “et ICARE (1984).
’ La información básica para las cifras de empleo ha sido obtenida de la publicación del Banco
Central, Indicadores lkonómicos JJ Sociales, 1960-l 982; el autor está examinando laconfiabili-
dad de estas cifras, particularmente para el período 1974-82. A cste respecto obsérvese la dis-
crepancia existente entre esta fuente de información y fuentes alternativas comparando la ev-
lución del empleo industrial del cuadro 2 y del cuadro 13.
u
Chadro l.- Estructura relativa del empleo y del producto por sector económico (1960-1980
(Porcentajes)
Agricultura 30,o 10,2 26,s 8.6 22.0 82 18,9 9,9 17,l 7,6
Pesca OS 0,4 0,6 0,4 04 Os3 03 0,4 0,9 036
Minería 4,O 7,7 3,4 3,2 66 399 7.9 3,O 7,2
Industria 16,O 22,3 17,4 27:; 17.8 24,l 18,s 21,s 18,s 21,6
Construcción 5~5 74 7,O 723 69 7pi 4,6 5,6 4,6 5,4
Serv. Ut. Pública OS 1.5 0,7 1.7 03 1,7 1,o 2,3 1.2 22
Transportes 52 4,2 53 4.7 w 4,9 6,6 52 7.4 536
Comercio 12,2 17,l 12.1 15,9 12,l 16,s 12,6 13.9 15.9 18,3
Serv. Financ. 1.6 3,O 1,6 2,7 1.9 46 2,3 5.7 223 9,4
Servicios 24.4 23,2 24,8 23,0 28,l 21,6 30,7 27.3 29,l 20,7
100,o 100,o a/ 100,o 100,o al loo,0 100,o J 100,o 100,o al 100,o 100,o J
Total empleo
(miles de pers.) 2.317,O 2.54637 - 2.76631 2.626,3 b/ 2.980.7 b/
Total producto
(mill. de $1977) - 187.100,4 - 224.990,4 - 283.096,8 - 253.0432 362.634,6
posee el multiplicador más elevado del empleo, i.e., los efectos indirectos de
generación de empleo son muy importantes.
4. Una información implícita en el cuadro 1 es el nivel relativo de la
productividad media de la mano de obra. A este respecto se observa que el sector
financiero y la minería son los sectores que tienen relativamente una mayor
productividad (media) del trabajo, mientras que la agricultura y los servicios tienen
relativamente la menor productividad (media) del trabajo.
A continuación se va a examinar la tasa histórica de crecimiento del empleo,
tanto a nivel agregado como desagregado sectorialmente. Este tipo de información
permite inferir el potencial de crecimiento y generación de empleo de la economía
chilena en el largo plazo. El cuadro 2 proporciona las tasas de crecimiento del
empleo y del producto tanto a nivel agregado como sectorial para el período
1960-1982 y para distintos subperíodos. En este cuadro 2 es posible observar lo
siguiente:
Empleo Producto
Transnble No-transable Transable No-transable
1960 50,5 49,5 40,6 59,4
1965 47,9 52,l 41,3 58,7
1970 43,6 56,4 39,8 60,2
1975 42,2 57,8 39,7 60,3
1980 39,5 60,5 37,0 63,0
Empleo Producto
Período Tronsoble No-tronsable Tronsable No-tronsoble
ciento (en 1972) y 4,8 por ciento (en 1973)4. (Fuente: ODEPLAN, Exposición
sobre el Estado de la Hacienda fiblica, octubre de 1982).
El período 1974.83 se caracteriza por presentar tasas de desocupación muy
elevadas; la tasa de desocupación promedio del período es de 14,5 por ciento. Sin
embargo los valores de la tasa de desocupación de este período están subestimados
por cuanto excluyen a las personas adscritas al PEM (Programa de Empleo Mínimo).
El PEM, que proporciona a sus adscritos un ingreso que ha fluctuado entre los US$
25 y US$ 35 mensuales a través del período 1975-83, es en realidad un programa de
asistencia social a los desocupados; el ingreso que proporciona el PEM corresponde
a un porcentaje que ha fluctuado entre el 30 por ciento y 40 por ciento del salario
mínimo. En consecuencia, desde el punto de vista técnico, el PEM tiene que
incluirse dentro de la desocupación.
La inclusión del PEM en la tasa de desocupación presenta algunas dificultades
técnicas; esto se debe a que aparentemente existe un doble problema de doble
contabilidad. Esto implica que no sería posible sumar directamente las personas
adscritas al PEM al número total de desempleados para obtener así la tasa de
desocupación. En efecto, en marzo de 1983 la encuesta de Ocupación y
Desocupación del Departamento de Economía, de la Universidad de Chile, incluyó
preguntas específicas a las personas encuestadas que estaban adscritas al PEM; esto
permitió detectar que había personas del PEM que se declaraban ya sea ocupadas, o
desocupadas, o inactivas. Los datos obtenidos se proporcionan en el cuadro 7.
Gran
chile Santiago
’ Fn la sección IV se sugiere una revisión de las tasas de desocupación para el período 1971-73
considerando el “superávit” de empleo público prevaleciente en dicho período.
ANALISIS DE LA DESOCUPACION CHILENA 19
d” =-
FE d* =F
t* =-F*PI4
El propósito es encontrar d* que sería la tasa de desocupación que incluye al
PEM, pero que elimina los problemas de doble contabilidad. Las encuestas de
desocupación proporcionan dg en que la gran mayoría del PEM es contabilizada
como ocupada.
Sean O,, D, e 1, el número de personas del PEM que se declaran ocupadas,
desocupadas o inactivas, respectivamente; el porcentaje del PEM que se declara
desocupado será 01y el porcentaje del PEM que se declara inactivo será 0. Luego:
PEM=O,+D,+I,
O*=O”- [l-(o+p)]PEM
P,, = F* + I* = FE + IE
F* + I’+PEM = FE t IE
,,*=F*-O*
D* = FE + fl PEM - 0” + [ 1-(CY + p)] PEM
D*=DE t(l-(Y)PEM
P 14=F*+I*=O*+D*tI*
P14=OE-[1-(~+/3)]PEM+DE+(1-~)PEM+~E -flPEM
p14=OE+DE +IE=FE+F
d* = dE +(l-a)z
1+pz
F” FE + /3PEM
t*=F= 14 PI4
t*=tE(l +pz)
ANALISIS DE LA DESOCUPACION CHILENA 21
Para tener una mejor comprensión de las condiciones iniciales del empleo y
desempleo existentes durante 1984, resulta conveniente examinar la evolución
reciente a nivel nacional del desempleo y del empleo (1980-83).
El cuadro 9 proporciona las tasas de desocupación a nivel nacional según 2
fuentes alternativas, INE (Instituto Nacional de Estadísticas) y Universidad de Chile
(Departamento de Economía). Hay 2 diferencias metodológicas básicas entre
ambas encuestas: (i) La encuesta de la Universidad de Chile considera como
población en edad de trabajar a aquella que tiene 14 aiíos y más; en cambio, el INE
utiliza la población de 12 años y más para el período previo a 1982 y la población
de 15 afíos y más a partir del año 1982. Este tipo de discrepancia afecta levemente a
la tasa de desocupación. (ii) Para discriminar entre la población desocupada y la
población inactiva ambas encuestas utilizan distintas preguntas. La pregunta de la
Universidad de Chile es: “i Estuvo buscando trabajo durante Za semana?“; el INE
utiliza la siguiente definición de desocupado: “aquella persona que deseaba trabajar
y había hecho esfuerzos definidos para conseguir trabajo durante los dos meses
precedentes a la fecha de le entrevista”. En consecuencia, podría haber personas
que habían buscado trabajo un mes previo a la encuesta, que serían clasificadas
como inactivas según la Universidad de Chile y como desocupadas según el INE.
ANALISIS DE LA DESOCUPACION CHILENA 23
Luego, esto sugeriría que las tasas de desocupación del INE deberían ser superiores
a las de la Universidad de Chile.
El cuadro 9 muestra que las tasas de desocupación de la Universidad de Chile
son a partir de 1981 sistemáticamente superiores a las del INE; este problema
también se observa en las cifras de desocupación para el Gran Santiago. Obsérvese
clue para el año 1983 las tasas de desocupación de la Universidad de Chile son en
promedio un 35 por ciento superiores que las del INE. Esta persistente discrepancia
entre las tasas de desocupación de la Universidad de Chile y del INE es un problema
no resuelto.
CHILE
Tasa de desocupación Tasa de desocupación
Período excluvendo PEM efectiva incluvendo PEM a/
INE Universidad INE Universdad
de Chile de Chile
0% % % %
1980
Marzo 13,2 b/ 12,0 17,s b/ 162
Septiembre 10,4 cl 12,3 15,4 ci 17,3
1981
Marzo 10,4 b/ ll,0 14,s b/ 15,2
Septiembre 11,3 ci 12,4 15,4 c/ 16,5
1982
Marzo 18,4 - 22,1
Septiembre 19,6 c/ 23,7 256 c/ 29,9
1983
Marzo 17,8 b/ 22,0 26,6 b/ 30,3
Septiembre 15,o ci 22,5 22,2 cl 286
un 10,4 por ciento; esto correspondería a una cifra cercana a los 320.000 puestos
de trabajo. Obsérvese que esta cifra es casi similar al número de puestos de trabajo
que fueron creados en el período 1974-81. En el aAo 1983 la situación ocupacional
se habría mantenido a un nivel algo superior al del 4O trimestre de 1982; en
consecuencia, la ocupación media (promedio anual) habría experimentado una
caída adicional de 2,7 por ciento en 1983 en relación a 1982. Luego, entre 1981 y
1983 el nivel de empleo efectivo nacional habría disminuido en 12,8 por ciento,
esto es, aproximadamente 400.000 fuentes de trabajo
1980
Marzo 3.559,8 2.983,1 2.947,8 al
Septiembre 3.599,9 2.977,l 3.051,3 b/
1981
Marzo 3.627,l 3.075,8 3.107,1 al
Septiembre 3.658,9 3.055,2 3.103,0 b/
1982
Marzo 3.695,3 2.878,6
Septiembre 3.732.0 2.616,l 2.783,s b/
1983
Marzo 3.769,2 2.627,1 2.773,4 4
Septiembre 3.806,7 2.718,O 2.968,9 bl
Fuentes: Cuadro 8 y 9.
a/ Corresponde aproximadamente al 2O trimestre del año.
b/ Corresponde aproximadamente al 40 trimestre del año.
’ Sin embargo este indicador de empleo sobreestimaría la evolución del empleo, por cuanto
corresponde sólo a aquellas empresas que cotizaron en el período en cuestión; luego, se ha ex-
cluido a aquellas empresas que han quebrado en esteperíodo de tiempo. De manera análoga,
también excluye a las nuevas empresas que se han creado en dicho período de tiempo; pero,
obviamente, las anteriores deben superar a estas últimas.
Cuadro Il.- Evolución trimestral del empleo por rama de actividad económica. 1981-83
ler Trimestre 1981=100
INDICES DE OCUPACION
Agricultura, Caza, Silvicultura y Pesca 100 86,5 87,7 88.3 91,9 81,l 85,7 87,7 98,3 97,l 93,3
Explotación Minas y Cantera.~ 100 71,s 65,0 63,7 54,7 49,7 48,8 SO,3 54,o 55,6 58,8
Industrias Manufactureras 100 101,3 99,4 95.6 86,s 81,9 76,4 77,8 76,5 77,8 71.3
Construcción 100 100,o 98,7 101,8 88,3 66,7 52.5 65,9 61,7 57,6 52,4
Electricidad, Gas, Agua,
Servicios Sanitarios 100 102,3 100,3 98,2 94,0 89,6 88.5 91,2 93,8 95.2 92,3
Comercio 100 105,7 113,s 119s 111,8 107.3 104.2 105,8 110,o 106,3 107,7
Transporte, Almacenaje
y Comunicaciones 100 97.0 92.4 93,s 94.3 91,l 99,9 109,o 104,o 101,6 103,7
Servicios 100 103.2 110.0 115,s 113,0 116,3 115,4 124.2 120.7 124,3 122,2
INDICE GENERAL 100 99,s 100s 100,7 94,5 89.5 86,4 90,2 90.4 90,7 89,7
el nivel de empleo habría caído en un 10 por ciento en el año 1982 con respecto a
1981. Considerando los tres primeros trimestres de 1983 y 1982, podría decirse que
el nivel de empleo pareciera haberse mantenido en promedio al mismo nivel durante
1983 que en el año 1982. Luego, esta evidencia empírica exógena corroboraría en
parte los resultados obtenidos previamente con las encuestas de desocupación: el
número de puestos de trabajo destruidos en 1982 con respecto a 1981 sería
superior al 10 por ciento. Hay discrepancias con respecto al impacto ocupacional
que tiene la recesión en 1983; según este indicador de empleo no habría habido una
destrucción adicional de plazas de trabajo en 1983. Sin embargo, como se señala
previamente, hay algunos elementos que inducen a suponer que este indicador de
empleo sobreestimaría la evolución del nivel ocupacional.
En síntesis, la profunda recesión económica que se inicia a fines de 1981
habría provocado una destrucción cercana a las 400.000 fuentes de trabajo en un
lapso de 2 años. Una cuestión que es fundamental resolver es la existencia de una
posible simetría que podría haber entre la fase descendente de una recesión y la fase
ascendente de una reactivación; en otras palabras, si una caída del PGB (Producto
Geográfico Bruto) en 2 años cercana al 16 por ciento produce una reducción de la
ocupación de 400.000 fuentes de trabajo, entonces, una reactivación económica
acelerada que en 2 aíios recupere el antiguo nivel del PGB de 1981, igenerará las
400.000 plazas de trabajo que fueron destruidas? En términos técnicos, json
iguales las elasticidades empleo-producto de una recesión y de una reactivación? La
elasticidad empleo-producto de la recesión (de 1981-83) oscila entre 0,8 y 0,9;
este valor es considerablemente superior al valor histórico de dicha elasticidad. Un
breve examen de las elasticidades empleo-producto prevalecientes después de la
recesión del aiio 1975 revela que las elasticidades de empleo-producto del período
1976-78, o 1976-80, están por debajo de 0,5. Sin embargo la elasticidad
empleo-producto de la recesión del año 1975 es inferior a 0,5 y este valor observado
es algo superior al de la fase de recuperación económica (1976-78). En síntesis,
pareciera que es lícito usar una elasticidad empleo-producto cercana a 0,8 para una
fase de recuperación económica posterior a la recesión de 1982-83. Sanfuentes
(1983) también sugiere utilizar un valor de 0,8. Este valor sería aproximadamente
válido hastaque sealcanceel nivel del PGB del año 1981. En otras palabras,cuando
en la fase de recuperación económica se alcanza el mismo nivel de PGB que
prevalecía en el período prerrecesión, éste sería producido por un nivel similar de
ocupación al de la prerrecesión. En lo que seobserva una gran asimetría es en la
velocidad de caída del PGB y del empleo en la recesión, la cual es considerable-
mente superior a aquella que prevalece en la fase de recuperación económica; Le.,
debido al tipo de políticas económicasaplicadas,la recuperación económica ha
resultado ser muy lenta. Como severá más adelante, esto repercutenegativamente
sobre la inversión, generándoseun menor nivel de crecimiento económico en el
futuro y, en consecuencia,un mayor nivel de desocupación.
Para compactarla información total, demográficay laboral, correspondientea
Chile para el año 1983, y tener así lascondicionesinicialespara examinar la posible
evolución futura del empleo, se ha elaborado el cuadro 12. Las discrepancias
existentes con respectoa cifras anteriores de este artículo se derivan básicamente
de la cifra correspondiente a la población total. En este cuadro 12 se usa
directamente la cifra de la población total del país obtenida en los resultados
preliminares del Censo de Población de 1982 (del 21 de abril) que proporciona
ll .275.400 habitantes. Esta cifra se ha proyectado al año 1983 usandola tasade
crecimiento poblacional de 1,71 por ciento de CELADE. A partir de este valor
- ._ -..
Wro 12. - Población, empleo y desocupación a nivel nacional. Año 1983
(Miles de personas y porcentajes)
8.5%PEM: 290,3
Población 14 años Desocupados Desocupados:
y más 1.168,s
8.161,8 (29,9)
(70,9)
Población total
llSOS,
Población inactiva
4.252,9
(52,l)
-Menores de 14 años
3.343,8
(29,l)
’ Manhall y Romaguera (1981) muestran una reducción de 92.000 personas entre los años
1973 y 1977; Tokman (1984) muestra una reducción de 19.000 personas entre los años 1976 y
1980. Hay diferencias en las coberturas de estos estudios y esto explica las diferencias obser-
vadas.
’ Probablemente las bajas tasas de desocupación observadas en el período 1970.74 debieran
ser corregidas pan incluir este superávit de empleo público. Utilizando las cifras de Tokman
(1984),las tasas de desocupación resultantes serían: en 1971 la tasa de desocupación subiría
de 3,8 por ciento a 4,5 por ciento; en 1972 el porcentaje subiría de 3,l por ciento a 4,6 por
ciento; en 1973, de 4,8 por ciento a 7,2 por ciento; y en 1974, de 9,2 por ciento a 10,4 por
ciento
32 PATRICIO MELLER
1983 no fue nunca inferior a 165 por ciento. Luego, este cambio estructural
explicaría alrededor del 15 por ciento al 20 por ciento del incremento permanente
de la tasa de desocupación.
La apertura comercial es otro de los cambios estructurales importantes del
período 1974-82. Veamos a continuación la argumentación utilizada para probar
que la liberalizaci0n del comercio exterior produjo un impacto negativo sobre el
nivel de empleo. La apertura comercial implicó una acelerada reducción de
aranceles de un nivel promedio de 94 por ciento a fines de 1973 hasta una tasa
uniforme de 10 por ciento (excluido los automóviles) a principios de 1979; por otra
parte, hubo una completa liberalización para el ingreso de productos importados
(i.e., no hubo lista de bienes cuya importación fuera prohibida o lista de bienes que
incluyera sólo aquellos bienes importados cuyo ingreso sería permitido). La
apertura comercial obviamente tiene como consecuencia a nivel interno una
reasignación de recursos productivos; hay actividades económicas cuya producción
se contrae mientras que en otras se expande. Sm embargo, este proceso es
asimétrico; las empresas y las actividades económicas que no tienen ventajas
comparativas, experimentan una rápida contracción. Esta contracción no es
compensada instantáneamente por la expansión de aquellos sectores que tienen
ventajas comparativas; es más fácil cerrar una empresa que crear una nueva.
Además el capital (maquinarias) es un factor sectorialmente específico en el corto
plazo; es prácticamente inmóvil y muy poco maleable. Por otra parte, el cambio de
precios relativos inducido por la apertura comercial, que sería el mecanismo que
transferiría recursos de las actividades que se contraen hacia las actividades que se
expanden, fue neutralizado por la drástica caída que experimenta la demanda
agregada en 1975’. En otras palabras, al menos en el período 1975-77, el proceso
de apertura se realiza en un contexto de déficit de demanda agregada y política
monetaria restrictiva; en consecuencia, el efecto ingreso neutraliza el efecto precio
relativo, y esto evita la expansión de las actividades económicas que adquieren ven-
tajas comparativas.
La estructura arancelaria prevaleciente en Chile le otorgaba al sector industrial
una mayor protección relativa; en consecuencia, este sector resulta ser el más
perjudicado ante una reducción arancelaria que termina con una estructura pareja
de tarifas. Por otra parte, las ventajas comparativas de Chile parecieran estar en los
recursos naturales (minería, pesca, recursos forestales y frutales). Luego, tanto los
cambios en la protección relativa como las ventajas comparativas operan en contra
del sector industrial; esto implicaría que se generan desincentivos para la inversión
en el sector industrial. Sin embargo es importante examinar este problema a nivel
desagregado, por cuanto la estructura de protección era muy dispareja entre las
distintas ramas industriales, y además existen industrias que utilizan de manera
intensiva recursos naturales (por ej. harina de pescado y celulosa). Pero en términos
globales, dada la importancia relativa de las distintas ramas industriales, se esperaría
que hubiera una contracción del sector industrial como un todo. Por otra parte,
dado que el sector industrial es un sector cuantitativamente muy importante en la
generación de fuentes de trabajo (ver sección 1 de este trabajo), una contracción de
este sector tiene un serio impacto sobre la tasa de desocupación. Según Tokman
(1984) la apertura comercial habría implicado “una destrucción absoluta de
’ Broadberry (1983) utiliza este mismo argumento para explicar el elevado nivel de desempleo
observado en el Reino Unido en la década del 30.
ANALISIS DE LA DESOCUPACION CHILENA 33
puestos de trabajo” en el sector industrial, los cuales “no habrían sido reemplazados
en el resto de la economía”. Tokman (1984) estima en 120.000 puestos de trabajo
la reducción del empleo industrial observada entre 1970 y 1981 (segúnindicadores
de SOFOFA); “parte importante de dicha reducción es el resultado del cierre y
liquidación de empresasdurante el período”.
Sjaastad y Cortés (1981) argumentan que para examinar el impacto de la
apertura comercial sobre el sector industrial habría que utilizar el año 1977 como
aiio inicial; las importaciones de bienesde consumo sólo comienzan a incrementar-
sea tasassignificativamente elevadasa partir de eseaño’ ‘. Luego, la liberalización
del sector externo no puede haber sido la causadel incremento del desempleodel
año 1975 y 1976, por cuanto la tasa de desocupación“alcanzó su máximo antes
que la reforma de política comercial tuviera algún efecto significativo en el
volumen y composición del comercio” (Sjaastady Cortés, 1981). La conclusión de
Sjaastady Cortés (1981) esque la liberalización del sector externo tuvo un efecto
despreciablesobre el nivel de empleo industrial; este trabajo considerael período
1974-79.
El cuadro 13 reúne distintos índices de evolución del empleo industrial para
el período 1974-81. Hay dostipos de indicadores: los que seobtienen por encuestas
a establecimientos industriales (SOFOFA e INE) y los que se obtienen de las
encuestasde hogaresde ocupación y desocupación(Universidad de Chile e INE).
Las encuestasde hogaresde ocupación y desocupaciónestán diseñadasfundamen-
talmente para medir la tasa de desempleo;en consecuencia,cualquier otro tipo de
indicador que se obtenga de dicha fuente de información es necesariamenteun
indicador indirecto. En particular, los índices de ocupación sectorial que se
obtienen de dichas encuestas(de desocupaciún) pueden tener seriasdistorsiones,
por cuanto las encuestasde hogaresno están diseñadaspara constituir una muestra
representativa de la distribución sectorial de la ocupación; aún más, la rotación y
sustitución de las submuestrasde hogaresa través del tiempo no tiene por qué
mantener constante (o aproximadamente constante) la representatividad muestral
de los distintos sectores económicos en la ocupación total. Por otra parte, las
encuestas industriales (SOFOFA e INE) tienen por objetivo fundamental medir la
evolución de la actividad industrial. Para este efecto, SOFOFA tenía una muestra
superior a las 400 empresas(en el período previo a 1982) que generabanalrededor
del 60 por ciento de la producción industrial del país y cuya cobertura era
nacional”. En el caso del INE, la información del cuadro 13 corresponde a la
encuestaindustrial manufacturera anual; en consecuencia,incluye prácticamenteal
conjunto total de los establecimientosindustrialesque tienen una ocupación (igual
o) superior a 50 personas.En síntesis,es obviamente más confiable la información
proveniente de lasencuestasindustrialesque aquellaproveniente de lasencuestasde
hogarespara analizar la evolución del empleo industrial; una de las objecionesque
poseenestasencuestasindustrialeses que hay una subpresentaciónde los estableci-
mientos menores(con una ocupación inferior a 50 personas).
Io Además Sjaastad y Cortés (1981) señalan “que sólo en diciembre de 1976 el arancel pro-
medioalcanzóun 21 por ciento y el arancel moda un 20 por ciento; comparado con 49 por
ciento y 40 por ciento doce meses antes”,
” Más del 80 por ciento de las empresas de la muestra de SOFOFA correspondían a empre-
sa.9 con una ocupación (igual 0) superior alas 50 personas.
34 PATRICIO MELLER
Según el cuadro 13, la evolución del empleo industrial sería la siguiente’ * : (i)
El nivel del empleo industrial habría caído en un 24 por ciento entre 1974 y 1981;
sin embargo casi el 60 por ciento de dicha caída sería consecuencia de la recesión
del año 1975, (ii) En el período 1976-81 0 1977-80 el empleo industrial se redujo a
una tasa cercana al 2 por ciento anual; Le., la apertura comercial habría reducido el
nivel del empleo industrial en una cifra cercana al 10 por ciento, lo cual
representaría aproximadamente 50.000 fuentes de trabajo.
poco en el período posterior a 1973. Es así como la fuerza de trabajo crece al 2,3
por ciento en la década del 70 y al 1,7 por ciento en la década del 60. Este
diferencial anua1 de 0,6 por ciento explicaría en promedio alrededor del 25 por
ciento del incremento de la tasa de desocupación observada en el período 1975-81.
En síntesis, los factores de oferta de trabajo, específicamente el mayor
crecimiento relativo de la fuerza de trabajo, explicarían la cuarta parte del mayor
incremento relativo de las tasas de desocupación observadas a partir de 1975.
Luego, los factores de demanda de trabajo explicarían las tres cuartas partes
restantes, En realidad, existe ya un consenso bastante generalizado de que las
elevadas tasas de desocupación que se han observado a partir de 1975 son
fundamentalmente la consecuencia de una insuficiente generación de fuentes de
trabajo’ 6 (ver Meller y Solimano, 1983; Riveros, 1983a; Sanfuentes, 1983; y
Castañeda, 1984).
Desde el punto de vista de la demanda de trabajo, existen dos enfoques
generales para examinar el problema de la desocupación: modelos de equilibrio y
modelos de desequilibrio. En los modelos de equilibrio el mecanismo de precios
flexibles despeja el mercado y, en consecuencia, los trabajadores están siempre
sobre la curva de demanda de trabajo. En los modelos de desequilibrio el
mecanismo de precios funciona de manera muy lenta, generando un racionamiento
en el mercado del trabajo; la demanda de trabajo se torna perfectamente inelástica
y se produce una divergencia entre la productividad marginal de la mano de obra y
el salario real.
La persistencia de un elevado nivel de desempleo cuestiona el marco
conceptual de uso de modelos de equilibrio con precios flexibles; después de 9 años
en que la tasa de desocupación no baja de 15 por ciento, parecieralógico inferir que
el mecanismode libre-mercado ha fracaso totalmente en Chile en el casodel factor
trabajo. Aún más,los salariosrealesresultaron ser flexibles a la baja, puesdurante el
período 1974-78 tuvieron una reducción superior al 25 por ciento con respectoal
nivel de 1970 (ver cuadro 14); sin embargo,la tasade desocupaciónno bajó del 17
por ciento (en cambio, en 1970, esta tasade desocupaciónera de 5,7 por ciento); el
modelo de equilibrio perfectamente competitivo no puede explicar cómo una
reducción de salariosreales genera mayor desocupación.Por otra parte, es difícil
concebir que una situación de desequilibrio persista por un período tan largo (9
años); los trabajadorespuede que estén fuera de su demandade trabajo en los anos
recesivos(por ej.: 1975, 1982 y 1983) pero teóricamente seesperaríaque el resto
del tiempo estuviera sobre la demanda de trabajo. Sin embargo una explicación
alternativa posiblepara estefenómeno de tasa de desocupaciónpersistenteseríaque
el salario real y el nivel de empleo no se determinan en el mismo mercado; es
nivel de salarios reales que (en el período 1975-80) fue entre un 33 por ciento y un
10 por ciento menor que aquel vigente en 1970 haya generado un nivel de
desocupación que es casi 3 veces mayor? Luego, el desempleo observado en Chile
en el período 1975-83 no es una desocupación del tipo clásico, consecuencia de una
tasa de salario real relativamente elevada, sino que es una desocupación del tipo
keynesiano en que debido a deficit de demanda agregada y fenómenos estructurales
los trabajadores estaban involuntariamente desocupados.
Indice de remuneraciones
reales
Tasa de Tasa de
Nivel Tasa de desocupación crecimiento
Año de variación efectiva del empleo
% % 9c
le Como lo seinlan Meller y Solimano (1983), la burocracia del sector público es sustituida
por la burocracia del sector privado.
40 PATRICIO MELLER
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
ARELLANO, J.P. (1983), “De la liberalización a la intervención: el mercado de capitales en
Chile, 1974~83”, Colección Estudios CIEPLAN NO 11, diciembre (5-50).
BANCO CENTRAL (1983), Indicadores Econdmicos y Socioles, 1960-1982, Santiago.
-~---~ (1982), CuenfusNncionalesde Chile, 1960-1980, Santiago.
BROADBERRY, N. (1983), “Unemployment in interwar Britain: a disequilibrium approach”,
Oxford Economic Papers, Val. 35, NO 3, noviembre (463-485).
BRUNO, M. y J. SACHS (1982), “lnput price shocks and the slowdown in economic growth:
The case of U.K. manufacturing”, Review of Ir‘conomic Srudies, Vol. XLIX, NO 159,
Special lssue (679-706).
CASTAÑEDA, T. (1983), “Salarios mínimos y empleo en el Gran Santiago”, Cuadernos de
Economía No 61. diciembre (279-294).
-~~--- (1984), “Evolución del empleo y desempleo y el impacto de cambios demo&ficos
sobre la tasa de desempleo en Chile: 1960.1983”, Documento Serie Investigación NO 64,
Departamento de Economía, Universidad de Chile.
CORTAZAR, R. (1983a), “Chile: Resultados distributivos 1973-82”, Notas Técnicas No 57,
CIEPLAN, junio.
~--~-- (1983b). “Políticas de reajustes y salarias en Chile: í974-82”, Colección Estudios
CIEPDIN No 10, junio (4.564).
-~---- (1983c), “Derechos laborales y desarrollo: Desafíos y tensiones”, A. Foxley et al.,
Reconstruccih Económica para la Democracia, Aconcagua, Santiago.
CORTES, H. (1983), “Stabilization policies in Chile: lnflation, unemployment and depression
1975.82”, Documento de Trabaio No 85, Instituto de Economía, Universidad Católica,
marzo.
COX E.. A. (1984), Three Essays on Labor Mark& in Developing Countries, PH. D. Tesis en
Economia, U. de Chicago (no publicada).
DEPARTAMENTO DE ECONOMIA (1983), Ocupación y Desocupación. Encuesta Nacional, U.
de Chile.
EDWARDS, S. (1980), Una nota sobre la liberalización del comercio. salarios mínimos y
emvleo en el corto plazo”. Cuadernos de Economía No 52. diciembre (303-314).
FFRENCI%DAVlS, R. (i980, “Liberalización de importacion&: La exp.&encIa &ilena en
1973-79”. Colección Esmdios CIEPLAN No 4, noviembre (39-78).
HARBERGER. A.C. (1982), “The Chilean economy in the 1970’s: Crisis, stabilization,
liberalization, reform”, Carne&.Rochester Conferences Series on Fublic Policy, Vol. 17,
otoño (115-152).
ICARE (1984), “Evolución del empleo y desempleo en Chile”, V ENADE 83, enero-marzo
(41.58).
HOJMAN, D.E. (1983). “Wages, unemployment and expectation in developing countries: The
labour market and the augmented PhiIlips curve for Chile”, Joumal of Economic
Studies. Val. 10, NO 1.
MALINVAUD. E. (1982). “Wages and unemployment”, Economic Journol, Vol. 92, No 365,
marzv (l-12).
MARSHALL, J. y P. ROMAGUERA (1981), “La evolución del empleo público en Chile,
1970-78”, Notas Técnicas No 26, CIEPLAN, febrero.
MELLER, P. (1979), “La tasa de desocupación y el crecimiento del empleo”, RevisraMensuje
NO 279, junio (312.316).
MELLER, P.; R. CORTAZAR y J. MARSHALL (1979), “La evolución del empleo en Chile:
1974-78”, Colección Estudios CIEPL4N No 2, diciembre (141-158).
MELLER, P. y A. MIZALA (1981), “Revisión de politicos de empleo en América Latina:
Sistematización y órdenes de magnitud’: Notas Técnicas No 46, CIEPLAN, diciembre.
MELLER, P. y A. SOLIMANO (1983). “Desempleo en Chile: Interpretación y políticas
económicas alternativas”, en A. Foxley et al., Reconstrucción Económicapma la Demo-
cracia, Aconcagua, Santiago (149.188).
MINISTERIO DE HACIENDA (1982). Exposición sobre el estado de la Hacien& Riblica,
Dirección de Presupuestos, Santiago, octubre.
RAMOS, J. (1984), “Estabilización y Liberalización económica en el Cono Sur”, mimeo,
CEPAL, enero.
RIVEROS, L. (1983a), “Un diágnostico sobre el problema del empleo en Chile”, mimeo,
trabajo presentado al Encuentro Anual de Economistas de 1983, diciembre.
ANALISIS DE LA DESOCUPACION CHILENA 41
k NUMERO ESPECIAL
desocupación chilena:
diagnóstico, impacto social
COLECCION ESTUDIOS CIEPLAN No 14
SEPT,EMDRE DE 1984, pp. 99.104
ESTUDIO NO 93
UNA
NOTA
SOBRE
LAS
CAUSAS
DEL
DESEMPLEO
EN CHILE*
Fuente: (1) y (2) INE Proyección de población por edadesjulio 1980 (3) Ministerio de Ha-
cienda.
4 La tasa de crecimiento de la población total fue del 2,09 por ciento anual en 1950-55, eleván-
dose al 2,41 en 1955-65, para luego caer sostenidamente. En 1980.85 se estiia en lS8 por
ciento. En el período 1955-65 seprodujo un marcado aumento en la tasa de natalidad.
5 La elasticidad está definida aquí para cada uno de los períodos considerando los años iniciales
y terminales. Por lo tanto, no corresponde ala elasticidad que reflejaría el comportamiento pro-
medio, año a año, de las variables estudiadas.
102 JOSE PABLO ARELLANO
porte), El primer grupo aumentó su tasa de crecimiento del 3,6 por ciento al 6,s
por ciento anual. El segundo la disminuyó del 4,6 por ciento al 1,8 por ciento. La
elasticidad empleo-producto (calculada para el período 1960-1981) en el grupo de
actividades más dinámicas es de 0,Ol; mientras que en las actividades que reducen
su tasa de crecimiento es de 0,76.
Por lo tanto, la causa principal de la escasa generación de empleos es que la
economía, además de crecer más lento, se expandió en forma bastante desigual y las
actividades más dinámicas fueron aquellas comparativamente menos generadoras
de empleo.
5. Hay otro cambio en la composición del PGB que es significativo por sus
consecuencias sobre el empleo. En el período 1974-83 disminuyó la proporción del
producto destinada a inversión en capital tijo. En consecuencia, tanto porque el pro-
ducto creció más lento como porque se destinó a inversión una proporción más
baja, el nivel de inversión disminuy67, significa que no sólo no se crearon empleos si-
no que ademas se dejaron de hacer las inversiones necesarias para que los que ingre-
saban a la fuerza de trabajo pudieran realizar un trabajo productivo.
En el cuadro 2 puede verse que la inversión por cada persona en que aumen-
tó la fuerza de trabajo (col. 1) cayó en cerca de 40 por ciento. Vale decir, para
un 40 por ciento del aumento en la fuerza de trabajo registrado en los últimos
10 años, no existe el capital necesario para que trabajen productivamente en la for-
ma que tradicionalmente se hacía. Esto es, bajo las condiciones de producción en
que ha operado tradicionalmente la economía chilena, esas personas permanecerían
desempleadas después de una reactivación que utilizara toda la capacidad producti-
va existente. A esto podríamos llamar desempleo estructural por falta de capital.
Este desempleo estructural alcanza actualmente a alrededor de 8 por ciento de la
fuerza de trabajo.
6 Para este análisis fue necesario usar dalos de ocupación por ramas de actividad económica.
La informaciónusadaesla publicada por el Banco Central. Estos antecedentes deben tomarse
con cautelay sólosirvenparaformarse unaideaaproximada de la situación.
’ Sobre el comportamiento de la inversión puede vase la iVota Técnica N” 65, CIEPLAN, julio
1984.
NOTA SOBRE EL DESEMPLEO EN CHILE 103
Vale decir. si el desempleo “nortnal” en Chile era de 6 por ciento a éste ha-
bría que sumar el 8 por ciento de desempleoestructural que seha producido por in-
suficientesinversiones.Por lo tanto,hoy en día un total de 14 por ciento de desempleo
no desapareceríacon políticas de reactivación destinadasa ocupar la capacidadpro-
ductiva existente. Se requieren políticas de empleo adicionales.
Antes de discutir la naturaleza de estaspolíticas conviene hacer un comen-
tario sobre los datos. En primer lugar se ha consideradola inversión bruta; en rigor
estamosinteresadosen el aumento de la capacidadproductiva y, por lo tanto, co-
rresponde considerar la inversión neta. Necesariamenteel comportamiento de este
indicador es peor que el que hemosconsiderado,ya que anualmentesedepreciaun
cierto porcentaje del stock de capital y esteúltimo escreciente. Como essabido, las
cifras sobre depreciación resultan de estimacionesbastante discutiblesy arrojan un
resultado tanto másmalo que hemospreferido no considerarlas.(La inversión neta
por personaen que aumenta la fuerza de trabajo se reduce en másde 70 por cien-
toy
En segundolugar, estamosconsiderandocomo punto de comparaciónla rela-
ción marginal capital-trabajo de los años60. La columna 2 muestraestarelación, la
cual aumenta fuertemente. Las causasde este aumento puedenser dos: una mayor
intensidad de uso de capital, ya seapor razonestecnológicas o por desplazamiento
de la inversión hacia ramasde actividad económicamásintensivasen capital. La se-
gunda razón que puede explicar que se observeesteaumento en la relación capital-
empleo esla existencia de capital ociosoen el período debido a insuficiente deman-
da de trabajo motivada por otras razones9
Se ha usado la relación capital producto de los 60 presumiendo(y deseando)
-a falta de mejor información- que buena parte del aumento en esarelación obe-
decea estaúltima causa.
En cuanto a las políticas para enfrentar estedesempleoestructural, en primer
lugar está la posibilidad de aumentar la inversión. Nótese que ésta necesariamente
debe aumentar para que el problema estructural no siga agravándose,El déficit de
inversionesacumulado es de tal magnitud que para eliminarlo seríanecesariohacer
una inversión que, al ritmo del último decenio, es equivalente al monto de inver-
siones de 6 años. Esto muestra lo inalcanzable de esta política compensadora.
Es indispensable,por lo tanto, promover políticas que intensifiquen el uso
de trabajo por unidad de capital. Este tema no seabordará aquí.
6. Por último, las buenasnoticias:
Cuando se está al fondo de una recesión como sucedeactualmente, es un
hecho positivo el que seaposible crecer y generarempleossin necesidadde nuevos
ahorros e inversión. Los recursosestán ahí, ociosos,esperandoser utilizados. Esto
ya no debiera constituir una noticia en nuestro país y sólo cabe esperar que en
forma decidida seproceda a impulsar la reactivación desdeel Estado.
También puede ser un elemento alentador saber que, como vimos, la insufi-
ciente generación de empleo ha estado más asociadaa un cambio en la composi-
ción del producto que a un cambio tecnológico. De tal manera que la reactivación
8 En sentido opuesto aunque con mucha menor significación cuantitativa opera el hecho de
que en el período 1974-1983 la proporciónde inversión en capitalno habitacionolaumenta.
Este capital no habitacional es el relevante para la generación de empleos en forma permanente.
9 Si en lugar de considerar el período 1974-83 se dejan fuera las recesiones, se observa que
para 1977-81 la inversión por persona en que aumenta la fuerza de trabajo y por empleo creado
son prácticamente iguales y alcanzan un valor similara los $ 651 mil del cuadro 2.
104 JOSE PABLO ARELLANO
puede producir una mayor creación de empleos en la medida que se recuperen más
rápido sectores que lo hicieron muy lentamente (o decrecieron) entre 1973 y 1981
y que son comparativamente mL generadores de empleos. Especial mención hay
que hacer en este sentido de la construcción y la industria.
La última buena noticia tiene que ver con los factores demográficos. Para
los próximos 5 tios se proyecta una marcada reducción en la tasa de crecimiento
de la población en edad de trabajar. Después de haberse expandido al 2,3 por
ciento entre 1973 y 1981 se calcula que entre 1984 y 1989 lo hará al 1,s por
ciento”. Si no cambia sustancialmente la tasa de participación, esto atenuará la
presión sobre el mercado laboral. Esto significa un alivio en las necesidades de ge-
neración de empleos de 20.000 puestos de trabajo al año.
En ningún caso lo anterior significa que el problema del desempleo se resol-
verá fácilmente, ni menos que se solucionara solo. Ello es evidente si se considera
que nada más que para ofrecer empleos a los que se incorporan cada año a la fuerza
de trabajo, el país tiene que crecer al 3,9 por ciento (usando como base la elastici-
dad-empleo producto de los años 60). Esto sólo significa que los cambios demo-
gráficos dejarán de ser un factor que agrava el serio problema del desempleo. No es
gran cosa, pero para los tiempos que corren, algo es.
k NUMERO ESPECIAL
desocupación chilena:
diagnóstico, impacto social
COLECCION ESTUDIOS CIEPLAN No 14
SEPTIEMBRE DE 1984, pp. 61.97
ESTUDIO N” 9’2
LA
CESANTIA:
IMPACTO
SOBRE
LA
MUJERY
FAMILIA
POPULAR*
DAGMAR RACZYNSKI
CLAUDIA SERRANO
* Este documento es producto de una investigación sobre “Familia, papel de la mujer y com-
portamiento reproductivo: la estrategia de sobreviven& en un sector popular urbano”, realiza-
do por las autoras con el apoyo del Programa de Investigaciones Sociales sobre Población en
AmBrica Latina (PISPAL). La investigación más amplia, sus resultados y la metodología seguida
se.describen en Raczynski y Serrano (1984).
62 DAGMAR RACZYNSKI Y CLAUDIA SERRANO
más) tuvieron una historia laboral estable de ascenso y éxito laboral. Otros han
vivido experiencias repetidas de cesantía.
En el momento del estudio, por definición, esto es por los criterios utilizados
para seleccionar los casos, en todos los hogares el esposo o conviviente era cesante.
El concepto de cesantía que se aplicó para seleccionar los casos es amplio. Incluye a
quienes realizan trabajos ocasionales tipo “pololos”, a quienes ante la necesidad se
han creado su propio puesto de trabajo teniendo un arreglo laboral relativamente
permanente pero altamente insatisfactorio y de ingresos muy fluctuantes, y a
quienes se han inscrito y se desempeñan en el Programa de Ocupación para Jefes de
Hogar (POJH)’
Los hogares estudiados son todos hogares completos. En la mayoría, la pareja
tiene entre 30 y 40 años de edad, lleva 8 o más años de vida conjunta y tiene hijos
en edad preescolar y escolar y, en unos pocos casos, en edad joven-adulta (mayores
de 18 anos). Vale decir, son hogares en una etapa intermedia de su ciclo familiar, en
la cual la responsabilidad recae sobre la crianza de los niños. Unos pocos hogares
han iniciado la etapa en la cual los hijos emprenden la formación de su propia
familia. En términos residenciales, todas las mujeres que se contactaron vivían en el
área norte de Santiago, comuna de Conchalí, desde hace ocho o más años, algunos
en campamentos, otros en poblaciones con vivienda social de origen público, y otras
en viviendas localizadas en el casco viejo de Conchalí.
Cada hogar se visitó en sucesivas ocasiones entre mayo y noviembre de 1983,
entrevistando ala mujer madre y esposa. Las entrevistas, entre 2 y 3 y en ocaciones
4 a cada mujer, consistían en una secuencia de conversaciones en torno a una pauta
de tópicos previamente definida por las investigadoras. Esta pauta incluía temas
referidos a la constitución y formación de la familia y su composición actual, a los
mecanismos que ésta implementa y/o los recursos a que accede para asegurar la
satisfacción de las necesidades básicas de sus miembros así como otros referidos al
comportamiento reproductivo, a las decisiones o no decisiones respecto al número y
espaciamiento de los hijos y los medios de planificación de éstos. En cada tópico se
indagaba sobre los comportamientos efectivamente implementados por los miem-
bros del hogar como sobre los elementos valorativos y cognitivos que subyacen a
estos comportamientos6.
Para los propósitos del presente documento se ha extraído del material
recogido en las entrevistas los elementos que dan cuenta del nivel de vida de las
familias directamente afectadas por la cesantía, de los mecanismos a que van
echando mano los hogares para asegurar la alimentación diaria y la satisfacción de
las necesidades elementales de ropa, zapatos, útiles de escolares, locomoción,
atención médica y otros, y de la percepción, apreciación y valoración que de estos
mecanismos y de su situación económica tiene la mujer madre y esposa.
El documento se ha estructurado en torno a los mecanismos a que van
echando mano los miembros del hogar para asegurar la alimentación diaria y la
satisfacción de algunas otras necesidades elementales. El nivel de ingreso familiar es
5 El tiempo de cesantía es variable de caso a caso. La esposa en varios casos no tiene o ha perdi-
do la noción exacta del mismo: “varios años”. “más de 5 años” “al menos 4”. Sólo en 2 hogares
el tiempo de cesantía se define como menor aun año.
6 El conjunto de tópicos que cubría la pauta, la forma de selección de los casos, el detalle del
trabajo en teneno, la dinámica social y la vinculación investigadoreslentrevistada que se produjo
durante el proceso de entrevistas, el procesamiento del material recogido y las modalidades de
análisis adoptadas se describen en Raczynski y Serrana (1984), Anexo A.
64 DAGMAR RACZYNSKI Y CLAUDIA SERRANO
muy bajo. En más de la mitad de los hogares éste es inferior a los 6 mil pesos
mensuales’. Esa exigua cifra se reúne con mucho esfuerzo y desgaste por parte de la
pareja que hace de jefe de hogar y no alcanza a cubrir la necesidad más elemental: la
alimentación. El hogar debe recurrir además a una serie de arreglos y acomodos
domésticos, a la ayuda de vecinos y familiares y a los programas públicos asistencia-
les.
Los mecanismos tendientes a asegurar la alimentación diaria y la satisfacción
de otras necesidades, a que acceden o que implementan los hogares, son muy
diversos. Algunos implican un incremento de los recursos, monetarios y no moneta-
rios, que entran al hogar; otros significan estirar o hacer cundir más los recursos
disponibles; algunos se apoyan en los beneficios de programas sociales del sector
público; otros, se sustentan en una red social informal; algunos consisten en una
incorporación al mercado de trabajo de todos o una mayoría de los miembros del
hogar y otros representan formas de obtención de ingresos que implican una
marginación de ese mercado*.
Para los propósitos de este trabajo los mecanismos se han agrupado en cuatro
categorías. Es evidente que la clasificación es arbitraria. En la práctica los diversos
mecanismos se encuentran estrechamente interligados en el sentido que echar mano
a uno u otro condiciona el acceso en el mismo momento o en el futuro a otros.
Un primer conjunto de mecanismos dice relación a los arreglos laborales que
buscan o realizan los diversos miembros del hogar9. Un segundo conjunto que
denominaremos “arreglos domésticos”, implica un estrechamiento de los gastos del
hogar o una modificación en la conducta frente al gasto de tal forma de hacer
cundir más los recursos que se tienen y/o desplazar en el tiempo los gastos
intentando adecuarlos a los flujos de ingresos. El tercer grupo de mecanismos dice
relación a lo que se ha llamado los lazos de ayuda o de reciprocidad (Lomnitz,
1977) y que aquí denominaremos “la red social informal” Este tipo de mecanismos
a veces conlleva un incremento real en los recursos con que cuenta el hogar y otras
veces ~610 un hacer cundir más lo que se tiene, compartiéndolo. El cuarto grupo,
’ Sumando para cada hogar todos los ingresos que enkvon durante el último mes, se obtiene
la siguiente distribución del ingreso familiar:
Ingreso mensual inferior 0 igual a 4 mil pesos 8 hogares
Ingreso mensual de entre 4 y 6 mil pesos: 1 hogares
Ingreso mensual de entre 6 y 8 mil pesos: 8 hogares
Ingreso mensual de entre 8 y 15 mil pesos: 3 hogares
Cabe señalar que la encuesta especial a desocupados en el Gran Santiago que realiza la Universi-
dad de Chile arrojó, para junio de 1983, un ingreso promedio familiar mensual de $ 11.500.
Véase Ogrodnik (1983).
’ La amplia literatura desarrollada en los últimos aiios sobre las denominadas estrategias de su-
brevivencia también evidencia esta diversidad. Entre otros véase Duque y Pastrana (1973),
Frías (1977), Schmink, (1979). Sáenz y Di Paula (1981), Torrada (1982), lelin (s.f.).
9 Este conjunto de mecanismos es el primero que se ha estudiado y ha sido muy enfatizado en
las investigaciones sociodemográficas sobre estrategias de sobreviven&. El trabajo de Duque y
Pastraua (1973), en nuestro conocimiento, el primero sobre el tema en Chile, se preguntaba
i&mo subsiste materialmente la población urbana que no percibe un ingreso suficiente para sa-
tisfacer sus necesidades? Después de estudiar dos campamentos en el Gran Santiago, verifica que
“el aspecto central de ella (la estrategia de subsistencia económica) consiste en la reordenación
de funciones al interior de las unidades familiares, enfatizando la participación económica de
todos o la mayoría de los miembros componentes: la madre, los hijos mayores y menores, los
allegados y aun los miembros consanguíneos próximos” (Duque y Pas!xana, 1973, p. 177).
IMPACTO DE CESANTIA SOBRE LA FAMILIA POPULAR 65
pero cuenta que él compra mercadería todas las semanas y además le entrega
diariamente $ 150 para los gastos de pan, locomoción, útiles escolares y otros.
~ Luis tiene 35 años. Estudib hasta segundo de humanidades, y es obrero
tapicero. Ha trabajado en diversas industrias, mostrando una historia laboral
con períodos de cesantía. Hoy realiza pololos en el rubro, que según su esposa
son escasos. Además, por medio de familiares de él que tienen vehículo,
consigue pololos que implican transportar personas o mercaderías. Los ingre-
sos que obtiene son muy fluctuantes. En el último mes fueron alrededor de
$4.000.
- Martín tiene 33 años, estudió hasta 5O básico y es obrero de la construc-
ción con especialidad en carpintería. Lleva varios años de cesantía con pololos
que hoy son muy esporádicos. En el último mes no entró nada por este
concepto. Con su esposa hace volantines, los que vende en su casa. Además
venden cigarrillos sueltos. En la última semana con esta actividad habían
reunido entre 200 y 300 pesos.
~ Luis tiene 39 anos, estudió hasta 6O básico. Inicia su historia laboral con
trabajos de mandados, de ahí pasa a ser ayudante de mecánico y mecánico,
terminando como tornero en una empresa donde trabaja por 17 años. Es
despedido hace 2 años recibiendo subsidio de cesantía y una importante suma
de desahucio. Esta última se invierte en una máquina overlock, para la cual
nunca llega trabajo, y un auto, con el cual Luis hoy realiza tareas
que le encomienda su madre a cambio de bencina, la alimentación de él y a
veces ropa y zapatos para él y sus hijos. El ingreso que mensualmente entra al
hogar proviene de la comercialización de productos del matadero que Luis
realiza junto a su esposa. Con la ayuda de familiares él consigue a precio bajo
“macomia” (paquete de productos interiores) en el matadero, que su esposa
comercializa entre sus amistades en el barrio. Esta actividad provee al hogar
de aproximadamente $ 2.000 cada 15 días, además de ser el ingrediente
principal de las comidas de la familia.
l2 Sobre este tópico véase también Montecinos y Spessart (1977) y Piña (1981 y 1982).
68 DAGMAR RACZYNSKI Y CLAUDIA SERRANO
~ Elba tiene 34 anos. Toda su vida ha sido un sacrificio. Inicia su vida laboral
a los ll anos ayudando en costurasa una señora.Deja de estudiar a los 14
años, estando en 6O básico, y entra a trabajar como empleadadoméstica
puertas adentro, de ahí pasaa trabajar en una panadería, vuelve a trabajar
puertas adentro y puertas afuera. Cuando tiene 25 años se casa, queda
embarazada y deja de trabajar. Su esposoes enfermo epiléptico y además
ingiere alcohol con frecuencia. Ha tenido una historia laboral inestable.Ahora
está cesante hace dos años y no ha podido conseguirni pololos. Ante la
cesantía y enfermedad del esposo,ella se ve obligada a trabajar, ingresaal
PEM y, posteriormente, al POJH. Actualmente Elbaeslaúnica proveedora del
hogar.
- Elvira tiene 47 años, estudió hasta 5a preparatoria, pero se declara anal-
fabeta. De soltera trabajó en casaparticular. A los 15 años tuvo su primera
unión que duró cinco afios y le dejó 5 hijos. Su conviviente -“que no
trabajaba y llegaba curado”- la abandona. Aproximadamente al año después
inicia una segundaunión y tiene 4 hijos más.Su esposoactual esobrero de la
construcción con una historia laboral inestable. Actualmente lleva dos años
cesante y desde hace dos mesesestá en el POJH. Ella lo define como
“enfermo de la cabeza: mujeriego y curado”. Informa que desaparecepor
mesesde la casay que rara vez le entrega dinero, por lo que ella tiene que
crearlo: de lunes a viernes todas las tardes va a la Vega, compra apio,
rabanitos y repollo, los pela, pica y lava. En la mañanalos mete en bolsitasy
parte a un lugar en La Reina, donde los vende a $ 20 la bolsa. Vende en
promedio entre 6 y 8 bolsasal día, lo que setraduce en un ingresolíquido de
entre $ 2.400 a $ 3.000 al mes.
- Alejandra tiene 34 años de edad. Fue criada en Osorno por su abuelita. A
los 15 años muere la abuelita, ella se traslada a Santiago para conocer a su
’ 3 El método utilizado para localizar los hogares puede haber sesgado la muestra hacia un con-
junto de mujeres que mayoritariamente no trabajan jornada completa fuera del hogar, llevando
así a una subvaloración del significado que los arreglos laborales de la mujer madre y esposa tie-
ne como mecanismo para incrementar los ingresos del hogar. Véase Raczynski y Serrano
(1984), Anexo A.
IMPACTO DE CESANTIA SOBRE LA FAMILIA POPULAR 69
t4 La excepcióna esta regla en los casos estudiados es Alejandra. Su marido actual, obrero de
la construcción, consigue “pololos” con cierta regularidad y aportalacasi totalidad de sus ingresos
al presupuesto familiar. En el caso de Alejandra lo que sucede es que ella tiene tres hijos de una
unión previa, dos de los cuales viven con otra familia y ella siente la responsabilidad de mandar-
les algo cada cierto tiempo.
‘s Esta Fundación desarrolla en la zona norte desde aproximadamente. 9 afios un programa
de promoción popular que se traduce entre otros en la organización de talleres laborales. Las
mujeres tejen y bordan productos artesanales que con el apoyo de la Fundación se comercia-
lizan en Santiago y sc exportan sl extranjero. La Fundación inicialmente ayudó a capacitar
las mujeres. Hoy entrega a las mujeres los insumos, que posteriormente les son descontados,
le compra a cada mujer un cupo determinado de su producción y les pone un local comercial
donde tienen la oportunidad de vender al público sus productos. Paralelamente ellas reciben
encargos particulares y venden por su cuenta. Cada taller es autónomo. Se da su organización
y define la frecuencia de funcionamiento y designa a sus representantes para diversos cargos: en-
cargada de taller, de bodega, de come&ilización. de recreación. etc. La mujer asume un com-
promiso de entregar en un cierto período de tiempo una determinada producción de calidad
aceptada, y de asistir regularmente al taller. El beneficio directo para la mujer es dinero que re-
cibe como fruto de la venta de susproductos.Ocasionalmente tienenotros beneficios:la
comprade mercadería (azúcar, harina, lentejas, porotos, arroz) a precio conveniente y cuyo
costo se descuenta del pago mensual de sus productos.
70 DAGMAR RACZYNSKI Y CLAUDIA SEKRANO
“En los talleres tengo cualquier cantidad de gente conocida. Me gusta ir a los
talleres, me gusta trabajar con la gente, porque uno en las relaciones con la
gente, uno va formando un equipo. Entonces uno le ayuda mucho a conocer a
la gente, sus sentimientos, los problemas que tiene; como quele alivian los
problemas que tiene uno... No me gustaría retirarme de los talleres, me siento
a gusto, es una cosa por estar conviviendo con otras personas, la distracción y
olvidarme un poco de los quehaceres de casa y todo eso, aunque a veces estoy
pendiente que tengo que venir a hacer comida”.
b) Obstáculos que enfrenta la mujer madre y esposa para entrar yJo mantener un
arreglo laboral
“No quiere mi marido que trabaje. (iPor qué?). Porque los niños quedan
solos y me dice, la casa queda sola. Me dice, jcómo vas a trabajar tú y yo voy
a estar aquí en la casa cuidando niños. 7 iQué dirá la gente? No quiere...”
“Empecé primero en lavado. El niño mayor tenía como 10 años, o sea, que
estaban todavía chicos. Montones de veces me empleé en casa particular, pero
me tenía que salir por el mismo motivo de los niños, a veces no tenía con
quién dejarla a ella (la menor). Y como la casa andaba... incluso él me daba
hasta lacho, porque a veces me atrasaba yo, porque la cuestión de las micros,
todo eso, y Ilegaba un poquito más tarde, y empezaba, que te juntaste con el
lacho, que por eso no llegaste, porque siempre me cobraba celos injustos”
” Seisiniciaron SUvida laboral antes delos 15 aiios. La actividad laboral,que es lejos la primera,
es la doméstica y el cuidado de los niños. Nos obstante, también hay entre los casos estudiados
mujeres con experiencia en trabajos no domésticos, camo son los de garzona, peluquera, traba-
jadora de casino, vendedora de tienda, auxiliar de enfermería y trabajadora de parque de entre
tenciones.
72 DAGMAK RACZYNSKI Y CLAUDIA SERRANO
“Ahora, fíjese que hay un matrimonio joven que llegó hace poco y me mandó
a mi a planchar, porque trabajan los dos, claro que aquí se enojan un poquito
porque encuentran que yo me rebajo... Claro que yo encuentro que no, ella
me da $ 150 que me sirven para el pan,para el té. El otro díahabía una pega, ir
a cuidar un anciano y no quiso él que fuera”.
El: A mí nunca me ha gustado que trabaje la mujer, yo no me creo derrotado
en este momento, yo se lo voy a decir honradamente, yo en esta situación
estoy mal, pero yo no me creo derrotado. Ya sería para mí lo último. Le voy
a decir por qué. Resulta que ya saliendo la mujer a trabajar ya el hombre como
que se ata más a la casa. Yo tengo este concepto, que la mujer lo esté
alimentando a uno, le digo sinceramente, no me gusta. Como debe ser: el
marido trae la plata y la mujer en la casa”.
Ella: “Yo pienso que si 61 no puede encontrar trabajo, es lógico que yo si
encontrara por ahí una casa donde ir mediodía a trabajar, yo pudiera ir, yo
voy, y así lo ayudaría a él, pero a lo mejor él se siente mal”.
Cuando la mujer sale del hogar para obtener un ingreso, la presencia de niflos
pequeños es un factor de tensión y preocupación constante:
“Ahora salgo a hacer aseos, voy allá a una casa que tengo que hacer aseo día
por medio. Me pagan 200 pesos al día. A los niflos, el más grande (12 años)
los ve. Les dejo todo apagado porque le tengo temor... hace poquito una niña
se me quemó, se le prendió el vestido con esa cocinilla... Ahora les corto hasta
la luz de allá afuera. A veces viene mi sobrina, les echa una miradita y se va.
Yo, cuando salgo es un martirio para mí, porque se me imagina, ya siento las
bombas, a veces hay incendio por otro lado y sabe, yo me devuelvo, me bajo
de la micro y tomo la micro de vuelta, porque se me imagina que es para acá”.
“Estuve trabajando en una fábrica... Los niños quedaban solos, fue una cosa
de tiempo malo igual que ahora, incluso más malo, porque a mi marido no le
llegaba ningún pololo, no encontraba trabajo, algo desesperante. Fui a
trabajar, por mientras 61 encontraba trabajo y él encontró y seguimos
trabajando los dos, porque yo no me quería salir, porque ya tenía para las
cosas de los niños, para pagar la casa, porque esta casa la estamos pagando y si
no nos atrasábamos en todo. Harto sacrificado, pero... Los dos chicos queda-
ban solos toda la mañana porque laniíía iba al colegio en la mañana y en la tarde
la niña estaba aquí en la casa. La niRa, cuando llegaba del colegio, yo lo dejaba
preparado, y ella les daba almuerzo. Los chicos, los dejaba solitos, era una
preocupación terrible. Cuando llegaba el viernes, que felicidad más grande,
que sábado y domingo ya no iba a trabajar”.
los porotos, Pero, me da miedo. No les vaya a dar la corriente, que se vayan
a quemar, que hagan fuego con la lena, porque tantas cosas que han pasado
con los cabros...”
En cada uno de los hogares frente a la caída de los niveles de ingresos hay uno
o varios ítemes que se eliminan del presupuesto familiar, que se dejan de adquirir
o de pagar o que se reemplazan por otros de menor costo. En la medida que la
caída de los ingresos se prolonga y/o agudiza el patrón de gastos pasa a ser cada vez
menos diversificado.
74 DAGMAR RACZYNSKI Y CLAUDIA SERRANO
4 La alimentación
“No alcanza para vestirse, no alcanza para comprarles zapatos a los nifIos,
entonces, todo lo que se gana es para la casa, para comer, así a medio comer y
así se va la plata”. (En el hogar viven 10 personas y el ingreso del último mes
fue de $ 9.000, aproximadamente).
La casi totalidad del ingreso que entra a cada uno de los hogares se destina al
consumo alimenticio. Los hogares tienen necesidad de otros gastos como lo son
ropa y zapatos, útiles escolares, cuotas de centro de padres, de centros de madres,
pago de dividendos y de cuentas de luz y agua, gastos de locomoción, letras impagas
y otros. Estos gastos constituyen un “problema” en casi todos los casos en el
sentido que la familia está incapacitada de solventarlos. Pero también la aliienta-
ción constituye un “problema”. En todos los hogares el consumo de alimentos ha
caído. Algunos sólo han tenido que reducir a un mínimo o eliminado algunos
ítemes de la dieta alimenticia: la carne, la fruta, la leche, las bebidas. La mujer de
estos hogares describe así su situación:
“Claro que nos afligimos, no vamos a decir en la comida, que no falta, pero sí
la ropa, porque la ropa es cara, aunque dura bastante. (El trabaja en el
POJH)... esa plata se destina para los gastos de los niños, que a uno le falta
zapatos, camisas, pantalones... (la comida) resulta que como nosotros tene-
mos ese puesto de verduras, tenemos la papa y las cosas se distribuyen como
sea, puede hacerse un día una ensalada o una sopa, puede hacerse un
charquicán y se va ocupando esa papa que va quedando” (Ingreso familiar del
último mes fue algo superior a $9.000. En el hogar viven él, ella y 4 hijos de
18,17, 13 y 2 años de edad).
“Hoy día hice una comida pobre no más. Hice sopones. Ayer hice lentejas. Se
hace porotos una vez a la semana, cazuela también hago, una vez a la semana.
Arroz, tallarines... cuando hay para comprar pollo, se hace pollo. Una vez a la
semana”. (Ingreso familiar del último mes $ 8.000. En el hogar viven 2
adultos y 3 niños de 14, 11 y 1 año de edad).
“Al desayuno tomanos té. Cuando tengo, a los niños les doy el alimento que
les dan en el consultorio, si no té o nada más. Con pan, casi siempre le
ponemos cualquier cosa... Al almuerzo lo que más ocupo son verduras, papas,
zapallos, acelga. De repente también pescado, cazuela. Carne compro no muy
seguido... unas bandejas de 40 huesos carnudos, una bandeja de alitas o
IMPACTO DE CESANTIA SOBRE LA FAMILIA POPULAR 75
“Ayer les hice arroz a las chiquillas con una ensaladade lechugacon salmón.
Hoy día pensabair a comprar un pedazo de pollo y hacer un caldito, porque
ya compré las papas.Antes yo les compraba leche a las chiquillas, ya seaun
yogurt, ahora es bien raro comprar leche. Yogurt, a veces,yo le compro a la
chicoca, porque ella esmáschiquita, pero los grandesa vecesdeseantambién,
porque ellas necesitan también”. (Ingreso familiar del último mes fue algo
inferior a $ 9.000. En el hogar viven 2 adultos y 3 niños).
“...por lo menos tuviera uno para disponer, para comprar, pero es lo más
afligido no tener ni una cosa para la casa.Nada, nada y hay vecesque pasan
días, y uno no dispone de nada... de que no se compra mercadería hace ya
mucho tiempo, hemos pasado días enteros sin nada, ni una cosa. Los niños
almuerzan en el colegio. Día sábado y domingo si no hay aquí para hacer
almuerzo o no almuerzan o bien se van para donde la tía y allá almuerzan”.
(El ingreso familiar del último mesfue inferior a $ 2.000. En el hogar viven la
parejay 3 hijos, de 9, 8 y 2 añosde edad).
“...y a vecesme siento y digo yo, qué hago, qué hago de comer, qué les doy a
estos niños. Por ser ayer fui y pedí medio hilo de chuchoca, dije yo, tengo
cebolla, todavía me quedan ajos. Dememedio kilo de chuchoca, caldo maggy
y listo ahí está el almuerzo..., porque de pensar qué voy a hacer de comida,
que es una taza de té pelado, entoncesesuna cosadesesperante,como que no
dan ganasde nada, es una desesperaciónque yo me mandaría cambiar lejos,
que no quisiera saberde nada... Los niños no exigen, pero de ver que no hay,
“Yo el día antes pienso qué es lo que voy a hacer mañana para que salga más
barato y cuando hay más plata hago algo mejor, una cazuela. Estábamos
acostumbrados a comer todas las semanas, fin de semana un pollo asado y un
pollo cazuela, pero ahora no se puede, si eso también han echado de menos
los niños, si incluso yo lo he echado de menos. Si a veces no hallo que hacer
de almuerzo, digo yo algo que les alimente a los niños que están estudiando y
les hace falta. Ahora ya el yogurt que antes comían, de que no comen yogurt
más de un ano. Leche no hay para comprarles. Antes sí, tenía pajaritos que
hacían yogurt y todos los días hacía. Menos mal que eso valió porque estaban
bien alimentados y no se me han enfermado”. (Ingreso familiar mensual algo
superior a $4.000. En el hogar viven la pareja y 3 nüios de 12, 10 y 6 años de
edad).
‘Me cansa cuando no tengo qué hacer. Eso es lo que me chorea, me dan ganas
de irme no sé a dónde, entonces eso es lo que me aflige. Tuviera, hago los
tallarines y le echo un tarro de salsa y ya no quedan blancos y los cabros se
los van a comer con ganas, y un pedacito de carne, que ahora es difícil
siquiera nombrarla ya”. (Ingreso mensual de $ 4.400. En el hogar viven la
pareja, 3 niños y una hermana soltera de la mujer jefe de hogar.
b) Itemes no alimenticios
un préstamo para pagar, sólo para meses después volver a caer a la situación de
deudor moroso’ s
El dividendo es otro ítem que tiende a eliminarse tempranamente de los
gastos. De los hogares que deben pagar dividendo, la mayoría están atrasados,
muchos desde hace más de un año. La suma mensual que debieran pagar es algo
superior a $ 1.000.
En un caso, por no poder pagar el dividendo y por miedo de perder la casa, la
mujer hizo una permuta.
“Porque tenía casa de material yo antes, como estaba atrasada en los dividen-
dos, hice permuta y me vine aquí, a este sitio de aquí. Yo andaba preocupa-
da por la cuestión, andaban con que iban a quitar las casas... Un joven que
conocía yo me preguntó si yo cambiaba la casa por otra, y yo con los nervios
le dije que sí. El dueño de aquí era amigo de él. Cambié casapor casa,pero
salí perdiendo, porque a mí el gallo...” (expone largamentecómo la engaiió).
gas con el del anafe y la leña. Estos son los dos combustibles utilizados con mayor
frecuencia. La leña se recoge en los cerros cercanos. El anafe, al estar colgados de la
luz, no tiene un costo para el hogar. Se tiene prendido casi todo el día y en invierno
también en la noche como medio de calefacción. Sólo los cortes frecuentes de luz
dificultan el uso continuo de este medio. La parafina es muy cara (pocos además
conservan una cocina a parafina). La lena aburre y cansa ala mujer.
“.-ahora estoy sin gas hace un mes. Hace como tres días me colgué de la luz
porque me aburrí de cocinar a leña (ahora cocina en anafe). (iHace cuanto
tiempo que no paga la luz?) No alcanza a ser un ano todavía. Porque yo
pagaba la luz. Yo prácticamente era una persona que pagaba cada cuenta,
tengo por lo menos 2 mil y tanto en cuenta de luz”.
“Tejo, deshago chalecas viejas, y las tejo de nuevo. Les hago chombitas a los
nitíos, pero sí que estoy aburrida. No hallo las horas de trabajar, de tener un
trabajo bueno. Siempre pido a Dios que me ayuda y ayude a los niños, que nos
saque de la ruina, de la pobreza, lo más que me aburre a mí es esta pobreza y
más el sitio que me tiene con los nervios de punta, por las cosas que debo, los
dividendos”.
“A la niña ya las zapatillas que anda trayendo ya no le van a durar más de una
semana y van a empezar las pruebas”.
“A estas dos niñitas las tenía en una escuela por Independencia y resulta que
ya después no las pude mandar por falta de zapatos... Dos meses ya que no
van al colegio...‘:
IMPACTO DE CESANTIA SOBRE LA FAMILIA POPULAR 79
iv) Locomoción
Los 10 a 20 pesos necesarios para la locomoción son en muchos hogares un
problema. Obliga a largas caminatas que repercuten sobre el ánimo y las fuerzas de
las personas y pone en peligro el acceso a una serie de beneficios sociales como lo
son la asistencia escolar y el control de salud de los niños.
“...no tenía para la micro y le digo al chofer que me lleve y me lleva, porque
ellos ven los casos y que no es porque uno quiere andar en micro. Y cuando
tengo algo yo le doy, aunque sea $ 10”.
“El va con una cuñada que en una bodega le dan papas, allá por Indepen-
dencia para dentro. Pero también tiene que pagar pasaje. Ahora, por ejemplo,
no tengo ni una sola papa, porque la verdad de las cosas es que no tenemos
para el pasaje... A esta (hija) le tocaba control (en el consultorio). No la Uevé
no más, no tenía para el pasaje y pesa para llevarla a pie para allá también”.
“La nifíita que salió, que tiene 18 años, ella se tuvo que retirar del colegio. No
había plata para la locomoción; para los libros tampoco había y las compañe-
ras en el colegio eran tan egoístas que ni siquiera le prestaban los libros para
sacarle fo tocopia a la hoja que tenía que estudiar y por esa razón la nifia no
alcanzó a terminar 20 medio”.
” Otro factor que incidió sobre la deserción escolar de este hijo es el hecho que ella lo necesita
en la casa para el cuidado de los niños menores en los días que sale a trabajar.
80 DAGMAR RACZYNSKI Y CLAUDIA SERRANO
“La tele, una grande, la tenemos como mueble, porque se nos echó a perder
y no he tenido cómo arreglarla”.
“Tenía dos teles, también vendimos una y la otra ahora está mala,hace como
un mes y medio que está mala”.
” El caso quizás más extremo es uno en el cual el marido consiguió hace meses una cantidad
significativa de cartones para forrar parte de la casa de madera en que viven. Los cartones están
apilados en comedor-estar-cocina, deteriorándose, porque no han tenido el dinero suficiente
para comprar tachuelas.
IMPACTO DE CESANTIA SOBRE LA FAMILIA POPULAR 81
Sería muy largo citar en cada caso lo que se ha eliminado del presupuesto y
por qué. Es evidente que las familias inicialmente más pobres y las que han estado
viviendo un período más largo de cesantía y de escasez de pololos ha tenido que
eliminar más ítemes del presupuesto. En general, se intenta reducir los gastos en
todos los frentes sefialados. Ca& uno de ellos significa un factor adicional de
tensión, preocupación y/o aflicción para ambos padres, pero en particular para la
mujer.
4 Bienes alimenticios
b) Bienes no alimenticios
*l En unos pocas hogares, ante la carestía y cuando los flujos de ingresos son esporádicos, pero
de un cierto monto que permite aperarse de una cantidad por sobre un mínimo de harina, el
pan de panadería se sustituye por pan casero o tortillas y las masas del mercado por sopones de
harina y pancutras. Cuando ello no es posible, se accede a la compra de pan añejo (de menor
costo) 0 simplemente los niños salen y “consiguen POI ahí”, “van a buscar donde los vecinos”.
IMPACTO DE CESANTIA SOBRE LA FAMILIA POPULAR 83
Como es obvio, los que han vendido o empeñado bienes representan hogares
que en el pasado han podido acumular algunos bienes. iQué. se vende? El o los
balones de gas y a veces la cocina juguera, refrigerador, enceradora, plancha, el
aparato de televisión cuando hay dos, loza, servicio, ropa, muebles, materiales que
se han juntado para terminar o mejorar la casa y, cuando las hay, joyas,
Los bienes se ofrecen entre amigos, vecinos y clientes. El comprador vive en la
mayor parte de los casos en el área de la población o barrio. Los precios que se ob-
tienen son mínimos. El dinero que ingresa por este camino se utiliza para fines es-
pecíficos: saldar la deuda del almacén que se ha ido acumulando aun monto insos-
tenible, pagar gastos escolares, comprar mercadería.
El empeño de bienes se utiliza cuando lo que falta son montos más pequeños
y se cree tener seguridad de recuperar el bien en un período de tiempo no muy
largo. Se empefian relojes, anillos, prendas de vestir y electrodomésticos.
‘Vendí una estufa a gas. Llegué a tener 4 balones, no nos queda ninguno.
Tenía plancha, la plancha está empeñada. Una plancha que me cuesta
S 1.800, una linda plancha automática que me la saqué en los caseros cuando
él trabajaba. Está empeñada; le pasaron $ 250, que con esos compré harina
tostada, porque eso le llenaba más la guatita a los ninos, alcancé a comprar un
kilo de porotos, azúcar, pan para el día, punto”.
“Si ya no hay vuelta que darle aquí en la casa,fíjese que lo que teníamos de
cositas de joyita sevendió, cosssantiguas,vendimos el living mío, vendimos
una estufa que teníamos a parafina, se vendió la tele, y con eso pagamoslas
letras que debíamos,sevendieron unas sillasdel comedor que teníamos. De
esto ya hacenmeses,antesde la Pascua.Vendimos a gente conocida por aquí,
Ud. sabe que cuando llegan las pascuastodos tienen su aguinaldo, y así
conversando yo les dije que vendía el living, porque yo pensaba,como mi
esposolos hace, despuésme hará otro decía yo. Porque qué sacábamosde
tener en qué sentarnosy la olla vacía, era lo másnatural, no había por dónde
perderse.Un anitlo de oro con perla fina antiquísima que yo tenía, también se
tuvo que vender, sehan empeñadoservicios, cualquier cantidad, como tres o
cuatro servicios completos se perdieron, porque no hubo cómo sacarlos.Y
así, cositasasí que noshemosido deshaciendode ellasporque no teníamos. Por
los niños, porque Ud. sabeque llegan todos los días del colegio, que mamá
que me falta un cuaderno de media pauta y cosasasí, o que me piden hojas
de oficio para la prueba, hay que tenerle. Yo ala chica que me está pidiendo
la plata para la libreta de notas, todas lassemanasle estoy mandandocomuni-
cación a la profesora porque no tengo. Son tres nifios que van al colegio. A
vecesno tengo nada. Yo creo que sacarlosdel colegio sería el último recurso,
porque lo único que uno puede darlesesla educación”.
‘s Este mecanismo se encuentra en un área gris entre las categorías que hemos denominado
“arreglos domésticos” y la “red social informal”.
23 Este deseo de la mujer se manifiesta nítidamente en la participación directa que muchas de
ellas tuvieron en la consecución de un sitio y/o casa propia. Una vez que ha establecido la
unión con el esposo y, en general, han vivido allegados o arrendando pieza, viviendo conflictos y
problemas, la mujer ha sido un actor clave a nivel de la familia en la lucha social por un sitio,
muchas veces aun enfrentando la oposición del esposo. Este tópico no fue objeto de conversa-
ción definida en la pauta de entrevista. No obstante, aparece espontáneamente en las narracio-
nes entregadas por varias mujeres.
IMPACTO DE CESANTIA SOBRE LA FAMILIA POPULAR 85
una necesidadinmediata del propio hogar, sino por requerimientosde los que se
alleganz4. Estos requerimientos están motivados fundamentalmente porque las
personasno tienen dónde quedarse,problema que afecta en particular alas parejas
jóvenes. De los 5 hogaresdondela mujer tiene hijos adultos casados,en 4 uno o más
de los hijos viven allegadosen el sitio o en la casa.Si tuvieran un sitio y/o vivienda
donde trasladarsey pudieran afrontar el costo económico lo harían.
En el caso de los allegadosque no son hijos casadoslos motivos que subyacen
al hecho son razones familiares: la hermana que vino para ayudar en el nacimiento
de un ntio y sequedó;la vivienda esherenciafamiliar y la compartenloshermanos;la
mamá o suegraes sola y acompañay ayuda en la casa;la hija que se separópor
conflictos con su marido y regresaa su casa,etc. Sólo en un casohay detrás razones
económicas de los allegados: dos hermanossolteros que arrendabanpieza al no
poder solventar este gastosealleganen pieza de maderadonde la tía.
En un solo hogar se pudo detectar un intento por acceder a un “arreglo
doméstico” tipo allegamientopara suplir parte de las propiascarenciaseconómicas.
La mujer, desesperadapor su problema del agua y la dependenciade los vecinos,
conversa con un matrimonio que anda buscando sitio para instalarse,le ofrece el
suyo:
24 16 de los 26 hogares son nucleares: bajo un mismo techo comen y duermen sólo el padre,
la madre y los hijos. La composición de los hogares restantes es como sigue: (a) en 5, junto
con la familia nuclear comen y duermen una o más personas adicionales, siempre familiares
directos (padre o madre, hermanos, hbos casados y nietos); (b) en 4, junto con la familia nu-
clear, viven allegados en el sitio otras personas, siempre familiares (hijos casados, padres, sobri-
nos);y (c) enun caso.secombinanlasdos situaciones anteriores,estoes,hayfamiliares disk-
tos ala familia nuclear viviendo en la casa y allegados en el sitio.
” Ello ocurría también en el pasado. DOS de las 26 madres entrevistadas no fueron criadas por
supropiamadre.
86 DAGMAR RACZYNSKI Y CLAUDIA SERRANO
“La más grande tiene 14 años. Está con mi suegra. Se fue porque allá no le
falta nada y en primero medio, usted sabe, que necesitan cualquier cantidad de
cosas. Ella está feliz, porque allá no le falta nada y... al menos los zapatos,
tiene que andar bien presentadita, porque mi suegra la puso al liceo”.
“Las hijas mías salieron de la casa. Salen así, para ayudarse ellas mismas...
ayudan a la tía, ya la tía les regala un par de zapatos, ya les compra ropa. La
tía trabaja en modas, vestidos, esas cosas así. Entonces la chica mayor mía, le
ayuda a coser todas esas cuestiones; y la menor, como tiene que ir al colegio,
le ayuda en cosas de la casa”.
Detectar las redes sociales informales a que tienen acceso los hogares no es
tarea fácil, En gran parte, porque muchas de ellas son habituales en la vida
cotidiana, están ahí, se dan como un hecho y la mujer no las percibe como ayuda ni
como cooperación. El hecho que las relaciones de ayuda y cooperación sean parte
habitual de la organización familiar no significa que los intercambios se expresen o
manifiesten como un flujo constante, reiterado en el tiempo. Más bien, lo que
sucede es que constituye un recurso disponible, un “capital social”, al cual se
recurre o que es ofrecido en coyunturas particulares.
Los hogares entrevistados dan y/o reciben apoyo en lo que dice relación a
alimentos, utensilios para los quehaceres domésticos, ropa, dinero, información
sobre oportunidades de trabajo, beneficios sociales, trámites, cuidado de ninos y
agua. La ayuda no es recíproca en todas las situaciones, al menos en el corto plazo.
A veces es continua en el tiempo y otras veces es puntual, por una vez. A veces es
entre iguales, otras veces es entre desiguales. En ambos casos, las relaciones existen-
tes con frecuencia viven conflictos, se rompen o discontinúan. Esta diversidad de
rasgos aparece tanto cuando la ayuda y/o reciprocidad ocurre entre familias y/o
amigos como cuando ocurre entre vecinos. En algunos tipos de ayuda la cercanía
física es fundamental; en otros, no. Algunos lazos de la red social descansan en
la mujer y otros en el hombre.
Lomnitz (1975) al analizar las redes de intercambio sostiene que la recipro-
cidad entre pobladores depende de dos factores: la cercanía física y la confianza.
Esta ultima a su vez supone igualdad social o igualdad de carencias entre los
contrayentes de la relación. La realidad que se observa en los hogares estudiados
no se ajusta del todo a esta situación.
iCuáles son en nuestro estudio los bienes y servicios que componen los flujos
de ayuda y reciprocidad? iQuién, mujer u hombre, es nexo de esos flujos? iHasta
qué punto en ellos son esenciales los factores de cercanía física, confianza e
igualdad de carencias?
Los bienes y servicios intercambiados incluyen préstamos, servicios, informa-
ción y apoyo moral. Los bienes y servicios que se intercambian no son necesaria-
mente similares. Veamos algunos ejemplos:
i) Mujeres vecinas o que viven muy cerca, sean parientes o no, se “prestan”
pequeñas cantidades de azúcar, té, aceite y similares. A veces el flujo no tiene
contrapartida, al menos en el corto plazo; otras veces, la contrapartida es alguna
IMPACTO DE CESANTIA SOBRE LA FAMILIA POPULAR 87
ayuda en servicios, como llevar los niños a la escuela, cuidarlos o mirarlos mientras
quedan solos, ayudas en lavados, en trámites y similares. En estos intercambios la
cercanía física y confianza son factores esenciales.
ii) Hermanas o cuñadas comparten lo que tienen en el sentido, por ejemplo,
en que lo hacen Gloria y Sonia: Gloria tiene alimentos, pero no tiene gas; Sonia
tiene gas y no tiene alimentos. La primera lleva los ingredientes de su almuerzo a
casa de la segunda y ahí los preparan y consumen juntos. La ayuda supone igualdad
de situación, confianza y cercanía física.
iii) La mujer y los niños, o sólo los niños, van a comer a casa de algún
familiar, generalmente por el lado materno; el hombre, por su parte, recurre solo o
con algunos de los niños a un familiar por su lado. No hay en estos casos una
contrapartida evidente; en ocasiones posteriormente se detecta que la esposa o el
esposo, según a quien pertenezca la red, realiza algún servicio en el hogar del
familiar al cual recurren. La relación supone confianza, pero no cercanía física ni
igualdad social, Por el contrario, en apreciación de las mujeres van a dicha casa por-
que “a ellos no les falta”.
iv) Los niños son entregados a casa de algún pariente para su mantención, a
veces en forma gratuita y otras veces a cambio de que ayuden y colaboren en los
quehaceres de dicho hogar o de alguno de sus miembros. La ayuda en esta situación
como en la anterior es entre desiguales y la cercanía física no es un requisito.
v) En muchos hogares esporádicamente, y a veces regularmente, reciben ali-
mentos como regalo de parte de familiares y de vecinos siempre que éstos tengan un
canal de abastecimiento fácil y/o “les sobre”. Los parientes vienen de visita y traen
azúcar, porotos, algo para el pan; el padrino de un niño trabaja en un restaurant y
trae sobras, o el niñolas va a buscar; el marido de una vecina trabaja en la vega y trae
verduras y frutas añejas. El requisito aquí es la confianza mutua. La cercanía física
facilita la regularidad del intercambio, pero no es indispensable.
vi) Préstamos en dinero entre mujeres: estos son por cantidades ínfimas, cifras
que van desde los 20 a los 200 pesos. Su destino: locomoción, pruebas y cuotas
escolares, a veces el pan. El préstamo se hace entre familiares o amigas de confianza
y que viven cerca. La igualdad de carencias no es esencial. La mujer a veces puede
recibir un monto mayor de parte de un familiar de ella que sabe de su necesidad y
viene ocasional o regularmente de visita y le pasa alguna suma. Por ejemplo, la plata
para comprar un balón de 15 kilos de gas.
vii) Préstamos en dinero entre hombres: éstos son por montos mayores y se
piden a los ex compañeros de trabajo, amigos con trabajo o en la propia familia.
vii) Búsqueda de ‘~pololos”: cerca de la mitad de los esposos o convivientes con
“pololos” han accedido a éstos con la ayuda de algún familiar. Esta ayuda aveces se
expresa en cooperación en la búsqueda de trabajo y a veces en préstamos de
implementos de trabajo (vehículo, lugar para instalar un puesto de venta) para
“autocrear un empleo”.
ix) Entre vecinos se comparte información sobre trámites y beneficios sociales
y, a veces, se realizan conjuntamente. Hay una mujer que se “especializa” en hacer
trámites, ofreciendo este servicio a cambio de bienes y/o dinero.
En cada hogar, aparentemente tanto la mujer como el hombre “han construi-
do” o tienen cada uno al menos un canal de ayuda. En el caso de la mujer, en cerca
de la mitad de las soluciones este canal es entre familiares, en general, uno que vive
cerca. En la otra mitad, es un vecino. La relación o canal de ayuda para ella requiere
de la cercanía física y, muy importante, la confianza. Esta se expresa en la
88 DAGMAR RACZYNSKI Y CLAUDIA SERRANO
seguridad de que la mujer que ayuda no lo comenta entre los demás vecinos. En el
caso de las mujeres, además, la ayuda no es sólo material, sino que muchas veces
significa apoyo moral, la posibilidad de comunicación, de ser escuchada, etc. Ello es
muy importante, ya que la mujer siente un gran aislamiento y soledad en los
múltiples problemas y tensiones que vive diariamente.
En el caso de los hombres el canal de ayuda son familiares de él y/o amigos, la
mayor parte de las veces ex compañeros de trabajo. La cercanía física no reviste
importancia y la igualdad social sólo en algunas situaciones.
26 Las cifras sobre el gasto público social indican que los gastos sociales por habitante en edu-
cación, salud, vivienda, seguridad social, trabaja y otros servicios era en 1983 un 17 por ciento
inferior a los de 1970. El grueso de la caída se da en 1975-76, con una recuperación entre 1977
y 1982, y una nueva caída en 1983. Los gastos por persona en educación son un ll, en segur-
dad social un 16, en salud un 21 y en vivienda un 70 por ciento más bajos en 1983 que en 1970.
Los únicos sectores en los cuales se aprecia un aumento significativo del gasto social por habi-
tante son trabaja y otros sectores sociales. En ambos osos la expansión del gasto obedece a
la creación o ampliación de programas especialesdesiinados, en el caso del trabajo, a paliar en
parte el agudo problema del desempleo por medio de los programas de emergenciaPEM y POJH
y en el caso de los otros servicios sociales a complementar programas de otros sectores o enfren-
tar emergencias a través del Fondo Social.Véase Marcel(l984).
IMPACTO DE CESANTIA SOBRE LA FAMILIA POPULAR 89
En los casos estudiados todos los esposos o convivientes que están trabajando
en el POJH se inscribieron ante la falta casi total de oportunidades para realizar
pololos, vale decir, como un recurso de última instancia. En varias ocasiones la
mujer dice que ella fue quien empujó al esposo o conviviente a participar en el
programa. En una parte de los que no se han inscrito, ella dice que empuja al esposo
a hacerlo.
La valoración que se hace del programa es negativa, tanto por laremuneración
baja como porque se lo defme como humillante, una explotación y fuente potencial
de vicios (se refiere al alcohol) ” . En algunos casos existe el temor de la burla de los
amigos.
No obstante esta percepción, una vez inscrito, el beneficio que se obtiene pasa
a ser un recurso económico muy importante. Se sabe que con relativa seguridad
cada 15 días se cuenta con 2 mil pesos. Ello posibilita en la fecha de pago comprar
27 “No me gusta a mí esetipo de trabajo, porque encuentro que la persona sepone floja. Yo
tengo bastantes amigos que han trabajado en esa cuestión y después se acostumbran a eso... se
ponen buenos para el trago y aunque no quiere tomu trago los amigos lo inducen a eso. A mí no
me gusta eso” (esposo de una de las entrevistadas). Véase tambib RuizTagle y Urmeneta
(1984).
90 DAGMAR RACZYNSKI Y CLAUDIA SERRANO
2. SUBSIDIO DE CESANTIA
Del total de los casos, 7 han recibido o están recibiendo subsidio de cesantía.
En los restantes casos o no correspondía, pues hace tiempo están trabajando a trato
sin imposiciones del empleador, o los afectados no contaban con la información
necesaria de cómo encauzarlo o la libreta no estaba al día o la empresa en la cual
laboraban había terminado su giro por alguna irregularidad. Durante el período en
el cual reciben subsidio de cesantía algunos complementan éste con trabajos tipo
pololo; otros intentan iniciar, particularmente si en forma adicional han recibido
algún desahucio, alguna actividad independiente, a veces sin éxito.
Todos los casos conocen y acceden o han hecho uso del programa del control
de niño sano, de la madre embarazada y el Programa Nacional de Alimentación
Complementaria (PNAC). Los alimentos que reciben las madres embarazadas y los
lactantes son sin excepción consumidos por todos los miembros del hogar, aunque
algunas madres dicen dárselos de preferencia a los niños. En varias entrevistas SC
reconoce espontáneamente (esto es, sin inducción por parte de las investigadoras) y
se lamenta la reducción en la entrega mensual de alimentos ocurrida durante el año
83. Una madre llega al extremo de afirmar que ya no vale la pena ir, porque la aten-
ción es mala, hay demora y sólo se recibe 1 kilo de leche,
2s ~~~~~~~~~~~a urt hogar dentro del conjunto con una situación económica relatiVamente
mejor.
IMPACTO DE CESANTIA SOBRE LA FAMILIA POPULAR 91
Por otra parte, hay muchos mitos respecto alas mezclas proteicas y substitu-
tos lácteos que se entregan a los preescolares en el sentido que harían mal a los
nifios. En algunos casos éstos no son retirados; en otros, estos alimentos son
consumidos por los niños más grandes, o se dan a los ancianos o se regalan’ 9.
Mientras la atención del niño sano y de la madre embarazada se califica en
genera1 como aceptable, aunque demorosa, las quejas son múltiples frente a la
atención por morbilidad de niños y adultos a nivel de consultorio. En muchas
ocasiones se espera el agravamiento de la enfermedad, caso en el cual se recurre ala
posta y servicios de urgencia.
Las quejas con respecto ala atención a nivel de consultorio dicen relación ala
demora, tramitaciones para ser atendidos (certificados de indigencia y otros) y la no
entrega de remedios. iPara qué sirve la atención si no me dan remedio o si no
puedo adquirir la receta? Las madres hacen una distinción nítida entre lo que es
atención de persona1 paramédico (incluida la asistente social), que se percibe como
llena de demoras y malos tratos, y la atencion que se recibe una vez que se ha
logrado entrar al “cubículo” del médico o matrona. Sobre ésta no hay grandes que-
jas.
5. JARDINES INFANTILES
6. LIENEFICIOS ESCOLARES
l9 Varios niñas han tenido y/o tienen síntomas de desnutrición detectados a nivel de consul-
torio. Las madres, en general, muestran preocupación al respecto, cumplen con los controles de
salud adicionales exigidos, retiran los alimentos supletorios y/o expresan temor, porque la ali-
mentación que pueden dar a sus niños es “apenas llenadora” y no presenta cierta variedad y
equilibrio alimenticio. No obstante, unas pocas madres muestran gran ignorancia y despreocupa-
ción. A modo ilustración: “Yo no fui más a buscar la leche al niño, porque me 10 habían pasa-
do a nutrición y yo, a mí no me ha gustado nunca esa nutrición. Yo, a mí nunca me ha gustado
andar en eso, porque pierdo toda la mañana en el consultorio, por eso no fui más”.
92 DAGMAR RACZYNSKI Y CLAUDIA SERRANO
Por otra parte, en nitíos ya mayores que han terminado la enseíianza media,
técnico-profesional o científico-humanista, los padres y los jovenes viven la angus-
tia de darse cuenta que no encuentran trabajo.
De los 48 niños que asisten regularmente a la escuela,19 reciben almuerzo
escolar. El resto no recibe, aunque en algunasescuelasles dan leche o café. En 20
casosno reciben almuerzo, porque en la escuelano dan o porque, segúnel criterio
del profesor, el niño no seencuentra entre los másnecesitados.En el otro extremo,
en 9 casos los hijos podrían recibir almuerzo; la escuelao el profesor les ha
ofrecido, pero los niños no lo aceptan. Segúndeclaraciónde la madre, porque no les
gusta la comida que se da, porque les da vergüenza y razonessimilares.En otros
hogares,los padres no han solicitado almuerzo escolar,porque segúnellos habría
casosmásnecesitados.
Para varios niños que se benefician del almuerzo escolar éste representael
único plato del día, e implica un importante ahorro para el hogar. La situación se
torna angustiante en períodos de vacaciones. El hogar no tiene recursos para
alimentar al nigo, que ya en “forma habitual” recibía su comida en el colegio.
“Hay días que yo... ahora he tenido que de una u otra manera rebuscármela,
porque los niños están en la casa(época vacacionesde invierno, período en el
cual los niños no reciben almuerzo escolar), pero las semanasanteriores
nosotros no poníamos la olla a la cocina, solamente los puros fines de
semana”.
Ante la cesantía del hombre jefe de hogar hay una caída evidente y drástica
en los recursosmateriales con que cuenta la familia. Frente a esta situación los
hogaresimplementanuna seriede mecanismostendientesa incrementar los recursos
y/o a estirarlosen el tiempo.
Los recursosmonetarios que ingresanson la mayor parte de las vecesexiguos
y provienen de tres fuentes principales: de arregloslaboralestipo pololo o empleo
POJH del hombre jefe de hogar, de beneficios de leyes y programassocialesy de
arreglos laborales de otros miembros del hogar. Estosúltimos, salvo excepciones,
son irregularesy de monto pequeño.
Es probable que a la escasaimportancia de este último mecanismocontribu-
yan las restriccionesglobalesen la demandade trabajo. Pero en lo que concierne a
arreglos laborales para la mujer esposay madre, también son muy importantes
factores culturales que definen los roles esperadospara el hombre y la mujer en
nuestra sociedad,y que ponen obstáculosa la participación de la mujer en la fuerza
laboral.
Las dificultades de establecery mantener arregloslaborales por parte de los
miembros adultos del hogar llevan a que los mecanismosque hemos denominado
“arreglos domésticos” tendientes a hacer cundir o estirar al máximo posible los
IMPACTO DE CESANTIA SOBRE LA FAMILIA POPULAR 93
3o Véase también Lira y Weinstein (1981), Acuña y Reyes (1982) y Vives (1983).
94 DAGMAR KACZYNSKI Y CLAUDIA SERRANO
3’ Estos sentimientos son más intensos y frecuentes mientras menos compartida sea la relación
que la mujer ha logrado construir con su esposo o conviviente. En los hogares estudiados se pu-
dieron definir tres situaciones: (a) Parejasque se comunican y comparten y que constituyen una
unidad; (b) parejas cuyas relaciones han sido siempre conflictivas y vio1entas.y (c) parejas que
se encuentran en alguna situación intermedia, tendiendo en general a hacer “vidas segregadas”.
Es esta última la situación más frecuente. El matrimonio es cuestión de “seguir adelante”. La
pareja tiene poco que hablar, rara vez emprende actividades extradomésticas en conjunto y
aun la realización conjunta de actividades dentro del hogar es escasa. La vida del uno y del
IMPACTO DE CESANTIA SOBRE LA FAMILIA POPULAR 95
“...yo soy nerviosa, pero trato de dominarme un poco... Siempre voy echando
atrás los problemas, pero a veces me encuentro aburrida, me aburro, sobre
todo de la pobreza que tiene uno y más de los niños, que los chicos están sin
ropa, sin zapatos y a él no le alcanza porque imagínese usted con 2 mil pe-
sos... Si le compramos zapatos a los niños, no se come nada, aunque busque
lo barato”.
“Me viene una desesperación de no tener algo y darle a los niños. Y tomar yo
y desaparecer de la faz de la tierra, pero no, después se me pasa”.
“Porque de pensar qué voy a hacer de comida, que es una taza de té pelado,
entonces es una cosa desesperante, como que no dan ganas de nada, es una
desesperación que yo me mandaría a cambiar lejos, que no quisiera saber
nada...“.
“...uno se agobia en esta situación en que está, porque no hallo qué hacer, por
lo menos yo. Da rabia, pena, ganas de llorar, uno se desespera, yo al menos
me desespero aveces”.
“No hallo las horas de trabajar, de tener un trabajo bueno. Siempre pido a
Dios que me ayude y ayude a los niílos, que nos saque de la ruma, de la
pobreza, lo más que me aburre a mí es esta pobreza y más el sitio que me
tiene con los nervios de punta, por las cosas que debo, los dividendos”.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
AYLWIN, N. (1979),“El costo social del actual modelo de desarrollo en un sector urbano de
extrema pobreza”, Escuela de Trabajo Social, Universidad Católica de Chile, Documento
de Trabajo, enero.
CIEPLAN (1984), “Síntesis Estadística”, Colección EstudiosCIEPLANNo 13, julio.
CIFUENTES, M. (1983). “Mujer, pareja y familia”, en Crisis en Za famUkz, Covarrubias,P.,
Muñoz, M. y Reyes, C. Cuadernos del Instituto de Sociología, Universidad Católica
de Chile.
COVARRUBIAS, P. y M. MUÑOZ (1978). “La familia de los trabajadores del PEM y sus
estrateelas de subsistencia”. Documentode nabajo No 43. Instituto de Sociología,
Universidad Católica de Chile.
DUQUE, J. y E. PASTRANA (1973), “Las estsategias de supervivencia económica de las
unidades familiares del sector popular urbano”, CELADE-PROELCE, Santiago.
FRIAS. P. (1977). “Cesantía y estrategia de supervivencia”. FLACSO, Documentode Trabajo.
Santiago, jUli0.
JELIN, E. (s.f), “Pan y afectos: Ia organización doméstica en la producción y la reproducción”.
mimeo. CEDES, Buenos Aires, Argentina.
KREBS, M. (1979). “La familia marginal”, Revistade TrabajoSocial, No 28, Universidad
Católica de Ch&?, junio-julio.
LIRA, E. y WEINSTEIN, L. (1981), “Desempleo y daño psicológico”, RevistaQlilena de
Psicologin, Val. 4, No 2.
MARCEL, M. (1984). “Gasto social en Ch&: 1979-1983’.’ Notas Técnicas No 66, CIEPLAN,
agosto, Santiago de Chile.
MARTINIC, S. (1979). “Realidad poblacional. Estudio exploratorio de la familia marginal
urbana:‘, Documento de Zkbujo CIDE. 5, Santiago de Chile.
MONTECINOS, V. y S. SPESSART (1977), “La búsqueda de trabajo y los mecanismos de
sobreviven& de los desocupados en el Gran Santiago”, Documento de Trabajo.117,
PREALC, junio, Santiago de Chile.
MORALES, E. (1982), “Integración social, marginalidad y mercados de trabajo”, FLACSO,
Santiago de Chile.
OGRODNIK. E. (1983). “Encuesta especial a los desocupados”, RevisiadeEconomta,No 16,
septiembre, Universidad de Chile.
PARKER, C y OTROS (1981), Rasgos de cultura popular en poblacionesde Pudahuel,
Arzobispado de Santiago, Vicaría Zona Oeste.
PIÑA, C. (1981), “Sector informal: estrategias ocupacionales y orientaciones ideológicas”,
PREALC, Monografía No 20, julio, Santiago de Chile.
------ (1982), “Sobrevivencia y movilización social enlos sectores marginales urbanos
(apuntesexploratorios)“,Donrmento de TrabojoNo 16. CIDE, Santiago de Chile.
PISPAL, SECRETARIA EJECUTIVA (1981), “Discusiones en torno al concepto de estrategja
de supervivencia”,Demografíay Economía, VOL XV, No 2.
RACZYNSKI. D. y SERRANO, C. (1984). “Mujer y familia en un sector popular urbano:
resultados de un estudio de casos”, Apuntes CIEPLAN No 47, abril, Santiago de Chile.
RIVEROS, L. (1984), “Distribución del ingreso, empleo y política social en Chile”, Documen-
to de Trabajo No 25, Centro de Estudios Públicos, CEP, mayo, Santiago de Chile.
RODO, A. y SABALL. P. (1983). “Mujer popular, familia y cesantía: Apuntes de terreno”,
!+-oposiciones TomoIX, Año IV, julio. SUR, Santiago de Chile.
RUIZ-TAGLE, 1. y URMENETA, R. (1984). LOS nabajadores del Programade empleo
Mínimo. Programa de Economía del Trabajo, Academia de Humanismo Cristiano y
Programa de Investigaciones Sociales sobre Población en América Latina (PISPAL).
Santiago de Chile.
RUIZ-TAGLE, J. (1983), “El problema de los allegados. Políticas de vivienda popular”, Revia
Mensaje,No 325, diciembre, Chile.
SAENZ, A. y J. DI PAULA (1981), “Recisiones teórico-metodológicas sobre la noción de
estrategias de existencia”, Demografta JJEconomía,val. XV, No 2 (46), Mexico.
IMPACTO DE CESANTIA SOBRE LA FAMILIA POPULAR 97