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Manual Teórico de Leucemias y Hemostasia
Manual Teórico de Leucemias y Hemostasia
Manual Teórico de Leucemias y Hemostasia
“Algún día, tal vez saldrá a la luz una de las ironías de la naturaleza
C.Oberling- 1946-
INTRODUCCION
En cuanto a los padecimientos de la hemostasia y la coagulación; los alumnos deben de aplicar las
técnicas con estricto apego a los controles de calidad ya que de estos depende la confiabilidad,
adecuada realización y resultado de las diversas pruebas, la amplia gama de enfermedades de la
hemostasia y coagulación hacen de estas pruebas las más económicas y de fácil aplicación.
El siguiente manual tiene por objetivo que los alumnos y las alumnas cumplan con las
competencias genéricas disciplinares, transversales y profesionales del SNB, este manual es la
mejor guía de información sobre el análisis hematológico de la serie blanca y hemostasia en el
laboratorio para que los alumnos adquieran los conocimientos prácticos, este manual se enfoca en
la cuantificación de las células blancas, su diferenciación y los diferentes tipos de trastornos
hematológicos leucocitarios, realizar pruebas de laboratorio para valorar los mecanismos
hemostáticos con un estricto control de calidad.
1
Contenido.
Índice
. Página
Carcinogénesis y Ciclo Celular. 3
Ciclo Celular. 9
Carcinogénesis 12
Inmunidad y cáncer 16
Retroalimentación. 18
Hematopoyesis 21
Características morfológicas de leucocitos 30
Anormalidades morfológicas de neutrófilos 35
Eosinofilia reactiva 38
Trastornos de los monocitos 40
Trastornos de linfocitos 42
Trastornos leucocitarios y enfermedades 43
Leucemias 46
Clasificación de leucemias FAB 53
Tratamiento de las leucemias 59
Plaquetas 62
Estructura plaquetaria 65
Hemostasia 67
Fisiología de la coagulación 70
2
1. Leucocitos (1era. Evaluación parcial)
Cromosomas.
Los cromosomas son las estructuras en que se organiza la cromatina nuclear y que tienen una
expresión dinámica en las distintas fases del ciclo celular. En la mitosis estas estructuras
comienzan un proceso de compactación que alcanza su máximo nivel en la metafase. Los
cromosomas se tiñen fácilmente cuando están condensados y pueden ser individualizados con el
microscopio óptico. Cada cromosoma contiene una molécula de ADN lineal asociado a distintas
proteínas y el contenido de genes es variable aunque está en relación con su tamaño. Por eso,
cualquier alteración en el número o la estructura de los cromosomas puede ser causa de
enfermedades. Para la detección de estas alteraciones se desarrollaron numerosas técnicas y
todas ellas requieren de un observador entrenado que las interprete. La citogenética es la rama de
la biología que se encarga del estudio de los cromosomas y sus anomalías. Los humanos tenemos
un número total de 46 cromosomas y este número varía según las especies. Los 46 cromosomas
están constituidos por 23 pares de homólogos y cada miembro del par proviene de un progenitor.
El cariotipo es la constitución cromosómica de un individuo y es un estudio de rutina en genética
médica. Los cromosomas se pueden clasificar como:
Submetacéntricos: cuando el centrómero está alejado del centro y los brazos son desiguales.
Acrocéntricos: cuando el centrómero está cerca de uno de los extremos y uno de los brazos es
muy corto.
3
4
Cariotipo Humano.
5
Conceptos básicos del genoma. Transcripción del código genético.
Cien Billones de Células componen nuestro organismo, diferenciadas para cumplir funciones
específicas y a Excepción de las Células Nerviosas, deben Reproducirse para Reemplazar a las
células que llegadas a su Madurez o Diferenciación, deben Morir.
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Célula (autorregulación o autócrinas) o Productos de las Células Vecinas, de la Matriz
Extracelular o que Provienen de Otros Tejidos Distantes.
Antes de analizar dichos sistemas Regulatorios es necesario saber que la Morfología y Función
Celular (incluyendo su reproducción) están comandadas desde el núcleo donde 23
cromosomas heredados de la madre y 23 del padre en total 46, encierran dentro de sus genes
los códigos que serán emitidos para el cumplimiento de las acciones Vitales.
Todo el material genético depende del Ordenamiento de cuatro bases adenina, timina,
guanina y citosina, que como peldaños de una escalera, están soportadas sobre una
Pentosa Fosforada, la Desoxirribosa, formando un Ácido Nucleico denominado: ADN.
La Doble Hebra de ADN, se encuentra Enrollada sobre sí misma, y las bases que conforman
los peldaños, se acoplan de la siguiente manera: la adenina con la timina y la guanina
con la citosina, formando de esta manera verdaderos pares de bases. (2)
Al ADN se encuentran asociadas unas proteínas básicas denominadas Histonas que en general se
conservan a lo largo del desarrollo de las especies. Las Histonas participan en la transcripción del
código genético.
Cada célula, dentro de sus 46 cromosomas, alberga unos 30 a 40 mil genes, con un total de 2 a 3
mil millones de pares de bases. Los genes tienen un número variable de pares de bases, desde
miles hasta millones.
De ahí, que algunos genes son de mayor longitud que otros al igual que los cromosomas. (2)
El material genético heredado se concentra en dos copias de cada gen (uno proveniente de la
madre y otro del padre) denominados alelos; destinados a codificar para una misma proteína. Si
ambos alelos codifican en forma idéntica para esa proteína, se denomina homocigota para ese
gen. (2)
7
Transcripción del código genético
Cada gen, posee sectores (exones) reguladores de la transcripción del código a partir del gen
hacia el citoplasma para la síntesis de proteínas estructurales o enzimáticas y dicha transcripción
se cumple a través del ARN (ácido ribonucleico donde el azúcar desoxirribosa es
reemplazado por la ribosa y la base timina por el uracilo). El ARN mensajero realiza la
transducción del mensaje al ribosoma ubicado como organela dentro del citoplasma celular y allí se
“fabrica” la proteína que cumplirá funciones específicas dentro y fuera de la célula.(5)
Los genes se “activan” por un grupo de secuencias de ADN, (generalmente adyacentes al gen)
conocido como promotor o regulador. También existen zonas de ADN no codificadoras que se
denominan intrones. Los microsatélites son fragmentos cortos de ADN repetitivo que existen en
todos los cromosomas. No contienen información es decir no codifican para proteínas, pero son
útiles para algunos diagnósticos especialmente de tipo parental. Los forenses lo utilizan en la
huella dactilar del ADN porque la distribución y el número de minisatélites varían de una persona a
otra. También el número de microsatélites ha sido vinculado a cierto tipo de patologías
especialmente en el área de la carcinogénesis, dado que estos fragmentos de ADN, producen
cierta inestabilidad del genoma.
Todas las células contienen los mismos genes, pero sólo funcionan aquellos que deben codificar
para el tejido específico según su diferenciación. Este es un concepto fundamental porque se
estima que sólo un 5 al 10 % del total de los genes (recordemos que son alrededor de 100.000) se
encuentra activos. (5)
Para comprender este hecho es necesario considerar, que el cigoto, que representa una célula toti
potencial producto de la unión del gameto femenino con el masculino, posee todos sus genes
activos correspondientes a la especie, pero en la medida que ese embrión se va desarrollando, se
irán expresando los genes que codificarán para cierto fenotipo y función de la célula y del tejido, y
los otros genes, se inactivarán temporariamente. Por ejemplo, para la constitución del tejido
hepático que tiene a su cargo funciones específicas, se expresarán algunos genes que estarán
silenciados en las células del tejido nervioso, en tanto en éste se expresarán otros genes que no
son funcionantes en el tejido hepático, y esto vale para cada uno de los diferentes tipos de células
y tejidos que conforman la totalidad del organismo. (2)
En lo que se refiere a la escala de las especies vivas, los seres humanos, comparten genes activos
con otras especies, por ejemplo: de virus, de batracios, de otros mamíferos y de algunos vegetales.
Volviendo a los genes “reprimidos” en la especie humana, (debido que se “van silenciando” a lo
largo de la embriogénesis y organogénesis), por efectos genéticos o epigenéticos, esos “genes
reprimidos”, pueden ser activados nuevamente y la célula volver a su estado toti potencial.
8
La des represión es uno de los mecanismos biológicos que puede cumplirse en una célula
cancerosa y esa célula hacerse: indiferenciada, independiente a todos los mecanismos regulatorios
e inmortal.
Estos hechos explican que algunos antígenos que sólo son expresados en células primitivas,
cuando se produce el cáncer pueden volver a expresarse y sirven como marcadores tumorales,
tales como el CEA la Alfa-fetoproteína y otros.
CICLO CELULAR
G1 (GAP = intervalo) donde la célula acopia los elementos necesarios para la duplicación;
S o de síntesis, donde se cumple dicha duplicación del material genético mediante la acción de
varias enzimas: la helicasa separa las dos hebras de ADN; las topoisomerasas I y II cortan
sectores de la cadena para facilitar el desenrollamiento; las polimerasas, actúan como
“copiadoras”, encargándose de la síntesis y adición de nucleótidos.
Vuelve a producirse el enrollamiento de la doble cadena pero desde ese momento, el material
genómico es duplicado, denominándose cromátide, cada una de las copias, siendo idénticas (por
eso se llaman “hermanas”) en el material genético que contienen.
Mitosis donde se produce el reordenamiento genético y la separación de las dos células hijas.
(Cada una de ellas con una cromátide producto de la duplicación en la fase S). (1-2-24)
Las cromátides se separan y son visibles en la “metafase”, luego se orientan a cada uno de los
polos y al completarse la división (incluyendo el citoplasma) transportará en ella, todo el material y
código genético heredado. En conclusión, la célula cuando no está en división tiene una sola
cromátide.
En la fase G1, existe un punto “restrictivo” o “momento de decisión”, donde el ciclo celular puede
interrumpirse o continuar hacia la fase S; este punto clave depende del nivel de las ciclinas que
configuran moléculas activadoras de todo el proceso de replicación celular.
Como se mencionara más arriba, la detención del ciclo en G1, es fundamental para que se
cumplan dos eventos destinados a preservar la normalidad del clon celular:
a) la acción de los mecanismos reparadores que son productos de genes ubicados en distintos
genes, que “censan” los errores genéticos y los reparan para que no sean heredados por las
células hijas al dividirse la célula (28) y;
b) permitir que se produzca la apoptosis o “muerte celular programada”, que excluirá a las células
que acumularon muchas mutaciones, este mecanismo está regulado también por la p53 (guardián
del genoma) a la que se opone la proteína del gen bcl2 (anti-apoptótico)
9
La falla de estos mecanismos, induce a la célula a que “entre” a la fase S, más rápidamente y
“cargada” de defectos genéticos. (24)
Los primeros, como ya se mencionó más arriba, estimulan normalmente la división celular, como
hecho fundamental para mantener la vida. De ellos depende el desarrollo embrionario, la
cicatrización de las heridas y la reposición de las células, que normalmente envejecen y mueren,
luego de cumplida su diferenciación.
10
Pero esos mismos proto-oncogenes, pueden sufrir alteraciones en su estructura, por cambios en la
secuencia de los ácidos nucleicos, (mutaciones) o por pérdida de algunos segmentos del
cromosoma (deleciones) o por traslado de un sector cromosómico a otro cromosoma
(translocaciones). (2-6).
Algunos oncogenes se sobreexpresan en varios tipos de neoplasias como el K-ras y N-ras; el erb-
B-2, el cmyc el c-fos y otros.
Otros genes, pueden participar en la carcinogénesis codificando proteínas que en forma indirecta
estimulan la proliferación celular, al interferir con los mecanismos de “freno” regulatorio, tal es el
caso del gen bcl2 (ya mencionado más arriba) cuya proteína bloquea el “suicidio” celular, que
constituye un mecanismo de defensa cuando la célula acumula numerosas mutaciones.
Los genes supresores, son los encargados de contrarrestar a los anteriormente descriptos,
cumplen su función de dos “maneras claves”:
a) Frenando las ciclinas y dejando más tiempo a las células en fase G1, para dar oportunidad a los
mecanismos de reparación del genoma. Y
b) Induciendo a la apoptosis o “muerte celular programada”. (16) considerando que la célula debe
morir antes que reproducirse con las fallas genómicas. El primer antioncogén descripto, fue el del
retinoblastoma (RB), que se encuentra en el cromosoma 13, la proteína mutada de este gen, se ha
vinculado a cánceres de hueso, pulmón, mama y vejiga.
A fines de la década del 80, otra proteína, la p53, producto de un gen que se encuentra en el brazo
corto del Cr 17, fue designado como “guardián del genoma” que actúa: frenando las ciclinas y
facilitando la apoptosis. La proteína mutada, por lesiones en el gen que la codifica, fue detectada
en más del 50% de todas las neoplasias malignas. Pero existe un hecho paradójico, cuando se
detecta dicha proteína p53 en células o en plasma sanguíneo, la misma corresponde a la variante
mutada que se comporta con acciones totalmente opuestas a la variante normal (o salvaje) y por
ende su detección corresponde a un signo de mal pronóstico.
La mayoría de los genes supresores son recesivos, es decir que comprometen un alelo (materno o
paterno) proveniente de la línea germinal. Se nace con ese defecto y a lo largo de la vida se puede
producir la mutación somática del otro alelo y desencadenarse la neoplasia. (4-7).
CARCINOGENESIS
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Para que una célula normal cambie su fenotipo y se convierta en una célula neoplásica, se
requieren varias mutaciones en varios genes y eso ocurre a través de mucho tiempo, a veces de
años, de estar expuesto a un agente carcinogenético.
El cáncer comienza en una célula, es decir que es de origen monoclonal. Esa célula alterada,
escapa a los controles que anteriormente habíamos mencionado y se vuelve “anárquica”, iniciando
una generación de más “células anárquicas”, que a su vez pueden inducir a cambios similares, en
las células vecinas. (4-6-9)
Pero no sólo afectan a la célula las mutaciones inducidas por los carcinógenos, sino que a lo largo
de cada división celular (recordemos que pueden llegar a 50 divisiones) se producen errores
espontáneos(28) en cada duplicación y los mismos se van acumulando constituyendo un factor
intrínseco de riesgo; aquí vale la pena señalar, que los radicales libres, son productos normales del
metabolismo celular pero un exceso de los mismos, pueden acarrear efectos genotóxicos (30) por
lo que toma vigencia el valor de los suplementos dietarios con antioxidantes.
La mutación genética conduce a la modificación de los productos que codificaría el gen normal y en
la vía de la carcinogénesis darán origen a:
A) Los cánceres heredables por mutaciones en uno o ambos alelos de las células germinales El
análisis citogenético ha permitido individualizar algunos genes cuyas mutaciones han demostrado
ser de predisposición familiar (7-25)
B) Los cánceres esporádicos, donde las alteraciones genéticas dependen de los mutágenos
ambientales (virus, radiaciones o substancias químicas) (10-12-14-17)-
El 80% de los cánceres esporádicos, se deben a exposición ambiental, (17) esto sustentado por la
gran cantidad de carcinógenos químicos existentes y los distintos tipos de cánceres que
promueven. Por ejemplo: el cigarrillo predispone al cáncer de pulmón y de vejiga; las aminas
aromáticas al cáncer de vejiga; la aflatoxina al cáncer de hígado; el benceno a las leucemias.
Los carcinógenos químicos pueden actuar como inhibidores o activadores de enzimas que a su vez
podrían facilitar la acción de esos carcinógenos en el daño genómico y activar algunos oncogenes.
En la dieta diaria se ingieren diferentes tóxicos y mutágenos y los organismos han desarrollado un
sistema de adaptación relacionado a su capacidad individual de destoxificación;
Cabe señalar que existen dos mecanismos por los cuales los genes pueden alterarse:
Para una mejor comprensión de los mecanismos epigenéticos deben tenerse en cuenta tres
enzimas que juegan un rol importante en la susceptibilidad al cáncer: Citocromo p 450 mono-
oxigenasa; Glutatión- transferasa y Acetil-transferasa. No nos referiremos a sus acciones
moleculares, considerando que ese aspecto escapa a la intención genérica de este trabajo.
12
MECANISMOS MOLECULARES DE DEFENSA
La célula expuesta a tantos factores que pueden dañar el genoma, cuenta sin embargo con
mecanismos de defensa, de los cuales depende la normal replicación celular. Ya hemos
mencionado algunos de ellos pero consideramos de interés insistir sobre los mismos:
· Las proteínas anticiclinas que “enlentecen” el ciclo celular y dan tiempo a actuar a los
mecanismos reparadores del genoma.
Los telómeros, son secuencias del genoma que se encuentran en los extremos de los cromosomas
y no se ha constatado hasta ahora, que codifiquen señales de proliferación. Impiden la pérdida y
alteración espontánea de las secuencias de ADN y al mismo tiempo son marcadores del
envejecimiento celular, puesto que se van acortando con cada división y llega un punto que ellos
mismos inducen el “suicidio” de la célula.
Cuando los telómeros son “repuestos” por acción de una telomerasa, no llega ese final conveniente
para el porvenir del “clon”, de ahí, que la presencia de telomerasas, constituya un signo
desfavorable. Las telomerasas se sobreexpresan en los tejidos neoplásicos.
Sin embargo, esta enzima puede estar aumentada también en células normales que requieren
reproducción activa útil, como son las germinales y algunas hematopoyéticas. (29-33)
Estos pueden actuar en una o en las tres etapas de la carcinogénesis que son.
1. LA INICIACIÓN ocurre a nivel del genoma y las alteraciones pueden darse en los tumores
benignos y malignos al igual que la segunda etapa, pero la tercera, o sea la de progresión, es
exclusiva de la transformación maligna.
Los agentes que actúan en la primer etapa pueden ser: FÍSICOS - QUÍMICOS o VIRALES.
Los carcinógenos físicos están constituidos por las radiaciones que dañan, ionizando las bases,
deprimen el gen de la proteína p53, pueden estimular citoquinas como la IL 1 y 6, que actúan como
verdaderos factores de crecimiento, facilitan la formación de radicales libres y pueden lesionar el
gen que codifica para el Complejo Mayor de Histocompatibilidad (CMH) el cual se encuentra en el
Cr 6.
Las fuentes radiantes pueden surgir de la metodología diagnóstica o terapéutica como así también
por exposición a los rayos solares en forma persistente o por emanaciones de radón de los suelos.
(17)
Los carcinógenos químicos tienen como blanco preferencial al nitrógeno de la guanina (alquilantes,
aminas aromáticas, nitrosaminas y grasas poliinsaturadas) produciendo mutaciones irreversibles.
13
Los carcinógenos virales actúan introduciendo sus propias oncoproteinas al genoma de la célula
afectada con lo que la misma cambiará su código normal, por el que le imponen los oncogenes
virales. Tal es el caso del papiloma virus humano, del Epstein Bar y de las hepatitis B y C.
Los factores de crecimiento (FC), son péptidos producidos por las mismas células o por las vecinas
y actúan como facilitadores de la mitosis incorporando en fase S, a algunas células que se
encuentran en fase G0 o G1 prolongada. (8-13-15- )
Los FC se sintetizan en una célula y luego migran al espacio intercelular, ejerciendo sus acciones
sobre las células vecinas. (18-20-21) Los primeros FC descubiertos fueron el de crecimiento
neuronal ( NGF) y el epidérmico (EGF), a los que se sumaron muchos más, entre ellos el derivado
de plaquetas( PDGF) ,el de hepatocitos (HGF), el de crecimiento de fibroblastos (FGF) el
estimulante de crecimiento de colonias, el simil insulina IGF-1).
Algunas hormonas ejercen acciones similares a estos factores peptídicos una vez que fueron
captadas por los receptores de membrana o intracitoplasmáticos. Es reconocido el efecto
proliferativo de los estrógenos sobre los epitelios mamarios y del tracto genital; las gonadotrofinas
hipofisarias, estimulan especialmente al epitelio ovárico; la prolactina ejerce su acción en el ámbito
de la mama y también del ovario; la insulina de origen pancreático y el factor símil insulina, de
origen hepático, son verdaderos factores de crecimiento. (13-15)
b) estimulan la acción de otros factores de crecimiento (FC) y los receptores para FC.
f) Eleva los niveles de ciclinas (especialmente la E) posiblemente por mecanismos indirectos. (Vía
estimulación de proto-oncogenes por el AMPc responsive elements)
Los receptores de membrana, son compuestos gluco-proteicos, que se unen a los factores de
crecimiento y transmiten los mensajes proliferativos por intermedio de sus conexiones
transmembrana. Algunas veces, la sobreexpresión de éstos receptores los hace autoinducibles es
decir, que se encuentran en acción permanente aún en ausencia del factor de crecimiento.
Algunas citocinas, que son productos de distintos tipos de células, pueden ejercer efectos
modulatorios o inhibitorios de la proliferación; tal es el caso del factor TGF beta, del interferón y del
TNF o factor de necrosis tumoral que antagonizan a los factores de crecimiento.
14
Las células normales, se encuentran “ancladas” en un hábitat que le es propio. El contacto con las
células vecinas controla su propia división celular y existen moléculas de adhesión que las
mantienen próximas y permiten la transmisión de señales de una a otra; las células normales son
incapaces de atravesar la membrana basal que las separa del tejido conjuntivo sub-basal de donde
obtiene los materiales que la nutren; tampoco tienen capacidad de introducirse a los capilares
sanguíneos o linfáticos, aunque los linfocitos, hacen excepción a esta particularidad.
Las células neoplásicas, como hemos señalado, tienen incrementado su metabolismo y por ende
requieren de mayor aporte de oxígeno; en las mismas existen genes que codifican factores que
estimulan la angiogénesis tumoral, que es el primer requisito necesario, para iniciar la cascada
metastásica. (8)
Existen más de 15 factores angiogénicos y otros 15 que frenan dicho proceso. Entre los primeros,
una fuente importante involucra a las células endoteliales, que lógicamente abundan en los vasos
neoformados.
Se estima que entre el 5 y 10% de la población celular tumoral, está constituida por células
endoteliales.
Los vasos neoformados tienen paredes porosas que les permiten la entrada y salida de las células
neoplásicas todo lo cual se acompaña de la mayor liberación de proteinasas que degradan la
matriz extracelular, permitiendo la migración de las mismas.
Recientes estudios demostraron que el óxido nítrico estimula la angiogénesis .Pero así como
existen substancias angiogénicas también existen substancias angiostáticas elaboradas por el
mismo tumor.
Lo fundamental de esta etapa de progresión, es comprender las dificultades que debe superar la
célula maligna para colonizar en un lugar distante de su sitio de origen. Baste saber que sólo una
célula de entre diez mil que logren introducirse al torrente sanguíneo o linfático, podrá asentarse
para desarrollar un foco metastásico para lo cual:
a) La célula maligna debe desprenderse de sus vecinas y “navegar” por el espacio intercelular y
atravesar la membrana basal. (Degradación de matrices)
d) Debe atravesar nuevamente la pared vascular y “anidar” en otro tejido que muchas veces no
comparte su estirpe. (Colonización metastásica)
Haremos una rápida síntesis de cuáles son los mecanismos (conocidos hasta el momento) de los
que se vale la célula atípica, para vencer tales dificultades.
DEGRADACIÓN DE MATRICES
Las células neoplásicas producen unas colagensas llamadas metaloproteínasas, que degradan la
matriz intercelular, la membrana basal y son capaces de “horadar” las paredes de los capilares
15
sanguíneos y linfáticos. (19-35)Por otra parte existen otras substancias codificadas por las células
normales, que se denominan TIMP (1 y 2) que significan, inhibidoras de las metaloproteínasas.
MIGRACIÓN CELULAR
En el citoplasma celular existen dos moléculas: la actina y la miosina que producen movimientos
intracitoplasmaticos constantes y por esa misma actividad, permiten a la célula “desplazamientos”
en los espacios extracelulares de propulsión y retropulsión, tipo “oruga”
Participan también las moléculas de adhesión de transmembrana: integrinas y cadherinas que fijan
las células al substrato que le servirán de “transporte” como la fibronectina.
RESPUESTA INMUNE
Las células malignas pueden “burlar” la vigilancia inmunológica por la gran cantidad de antígenos
que estas poseen lo cual no daría tiempo al reconocimiento por parte de los responsables de la RI,
Además puede existir una “falla” a nivel del complejo mayor de histocompatibilidad Clase I (CMH-I)
por falta de una proteína B 7, que es necesaria para que la presentación sea correcta por parte de
dicho complejo a los linfocitos citotóxicas (CD8). Las células neoplásicas indiferenciadas, carecen
generalmente del CMH.
Son numerosos los mecanismos implicados en esta “tolerancia inmunológica”, por lo que más
adelante haremos una breve referencia a los mismos.
COLONIZACIÓN METASTÁSICA
Recientemente se ha dado a las moléculas de adhesión, un papel fundamental en todas las etapas
de “migración” celular que caracteriza a las células neoplásicas y a otras células normales, tal es el
caso de los leucocitos, macrófagos y otras células de la RI.
INMUNIDAD Y CÁNCER
Se mencionó más arriba, que las células tumorales para su migración, también deben contrarrestar
los efectos de la respuesta inmune pero escapa a los fines de esta monografía, efectuar una
descripción detallada de esos mecanismos involucrados en la enfermedad neoplásica.
16
Merece un párrafo especial, tener en cuenta a los antígenos de Histocompatibilidad o HLA, que
inducen y regulan la RI. Su función principal consiste en unirse a los fragmentos peptídicos de las
proteínas extrañas formando un complejo antigénico intracelular, para exponerlas a través de la
membrana, a las células T de la inmunidad celular. (26)
El HLA tipo I se encuentra en todas las células (menos en los eritrocitos, espermatozoides y células
amnióticas) y se encarga de regular el procesamiento y presentación de los antígenos endógenos
para ser presentados en la superficie celular al receptor del linfocito CD8 citotóxico; para que el
HLA, cumpla dichas funciones se requiere la presencia de un péptido B7; dicha molécula , puede
estar ausente en células neoplásicas, lo que explicaría una de las causas de la “tolerancia”
inmunológica en estas enfermedades.
El HLA tipo II se encuentra en las células T activadas, (T4) células B y macrófagos. El tipo de Ag, a
los que se asocian para su presentación, es de naturaleza distinta puesto que se trata de Ag
exógenos (microbios extracelulares, proteínas solubles) que previamente son procesados en la
misma célula por los lisosomas. La molécula de clase II, se une al receptor CD4 del linfocito helper
y presenta antígenos solubles de superficie.
En algunos cánceres humanos se han demostrado antígenos específicos del tumor y otros que se
expresan en varios tumores y que representan el “resurgimiento” de antígenos silenciados durante
el desarrollo y diferenciación de los tejidos.
Bibliografía
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50-57
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17
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Research (1991), 51:6493-6505.
Repaso de la Unidad.
I.- Elige la opción correcta para responder a la pregunta o para completar el enunciado:
18
d) alelo
9.- Los factores hereditarios que llevan la información para un carácter se denomina:
a) Gen
b) Genotipo
c) Ácido ribonucleico
d) Código genético.
II.- Localiza los nombres de algunas de las partes del cromosoma humano en esta sopa de letras y
anótalos en las líneas de abajo.
19
III.- Completa los espacios en blanco de los siguientes enunciados:
1.- __________________ son las estructuras en que se organiza la cromatina nuclear y que tienen
una expresión dinámica en las distintas fases del ciclo celular.
2.- Es la rama de la biología que se encarga del estudio de los cromosomas y sus
anomalías______________.
3.- Los humanos tenemos un número total de ___________ cromosomas y la mitad son heredados
de la_______________ y la otra mitad del _______________; el número varía según las especies.
5.- Todo el material genético depende del Ordenamiento de cuatro bases que son: ____________,
_____________, _______________y _____________, que como peldaños de una escalera, están
soportadas sobre una Pentosa Fosforada, la _________________, formando un Ácido Nucleico
denominado: _____________________________.
6.- La Doble Hebra de ADN, se encuentra Enrollada sobre sí misma, y las bases que conforman los
peldaños, se acoplan de la siguiente manera: _______con ________ y la ________ con la
_________, formando de esta manera verdaderos pares de bases.
7.- Cada gen, posee sectores (exones) reguladores de la transcripción del código a partir del gen
hacia el citoplasma para la síntesis de proteínas estructurales o enzimáticas y dicha transcripción
se cumple a través del ARN (ácido ribonucleico donde el azúcar desoxirribosa es reemplazado por
_____________ y la base timina por el _______________).
1.- El material genético heredado se concentra en dos copias de cada gen (uno proveniente de la
madre y otro del padre) denominados alelos. ( )
2.- Al ADN se encuentran asociadas unas proteínas básicas denominadas Histonas que en general
se conservan a lo largo del desarrollo de las especies. ( )
4.- Las metástasis no son la diseminación del cáncer a otra parte de nuestro organismo ( )
20
1.2 Hematopoyesis
El primer compartimiento corresponde a las células más primitivas, llamadas células troncales
hematopoyéticas (CTH). Estas células tienen dos características funcionales que las distinguen:
son capaces de auto-renovarse (al dividirse, por lo menos una de las células hijas conserva las
propiedades de la célula madre) y son multipotenciales (pueden dar origen a los distintos linajes
sanguíneos). Las CTH corresponden al 0.01% del total de células nucleadas presentes en la
médula ósea, por lo que su estudio puede verse limitado desde el punto de vista práctico. Sin
embargo, gracias a los estudios realizados hasta ahora sabemos que estas células tiene una
morfología linfoblastoide, las cuales expresan antígenos como CD34, CD90, CD117 y CD133, y
que carecen de la expresión de antígenos de linajes específicos, como CD3, CD4, CD8, CD19,
CD20, CD33, CD38, CD45, CD57, CD71, Glicoforina A, etc. (3). Las CTH dan origen a células
progenitoras hematopoyéticas (CPH), las cuales han perdido su capacidad de auto-renovación,
pero conservan su potencial proliferativo. Estas pueden ser multipotenciales, o bien, pueden estar
restringidas a dos (bipotenciales) o a un solo linaje (monopotenciales). Las CPH constituyen el
segundo compartimiento del sistema hematopoyético, el cual corresponde a <0.5% del total de
células de la médula ósea; comparten ciertas características inmunofenotípicas con las CTH, como
la expresión del antígeno CD34, sin embargo, presentan patrones de expresión de marcadores
celulares muy particulares, de acuerdo al linaje al que pertenecen (4). Las CPH dan lugar a células
precursoras reconocibles por su morfología (tercer compartimiento), las cuales, a pesar de
ser inmaduras, pueden ser identificadas en frotis de médula ósea a través de microscopía de luz.
Las células precursoras constituyen la gran mayoría de las células de la médula ósea (>90% de las
células hematopoyéticas residentes en la cavidad medular). Finalmente, los precursores
hematopoyéticos al madurar, generan a las células sanguíneas circulantes (cuarto
compartimiento).
21
diferenciación está restringido a linajes específicos; estas células son responsivas a un
determinado tipo y número de citocinas, evento que está definido por el número de receptores que
cada progenitor presenta (5). Los PMC subsecuentemente se pueden diferenciar en progenitores
más específicos, tales como los progenitores granulo-monocíticos (PGM), y los progenitores
eritroides-megacariocíticos (PEM) (6), tal y como se ejemplifica en la Figura 1.
La maduración posterior en cada uno de los linajes hematopoyéticos está definida por dos
procesos fundamentales: la pérdida definitiva del potencial de auto-renovación y la adquisición de
una identidad específica. Estos procesos son controlados por programas genéticos en donde los
genes que mantienen la capacidad de auto-renovación se apagan, al tiempo que los genes que
regulan la diferenciación se encienden. De esta manera, los progenitores hematopoyéticos se
diferencian a células precursoras, a través de una serie de eventos en donde grupos alternados de
genes en asociación con diversos factores de crecimiento determinan el destino celular en donde
cada célula madura tiene una identidad y función definitiva.
Entre los principales genes involucrados en la diferenciación al linaje mieloide se encuentran: PU.1
(7), Hox (8), C/EBPa, C/EBPb y C/EPBe (9), RUNX1 (10) y SCL (11). Cabe hacer notar que altos
niveles de expresión de PU.1 se asocian con la diferenciación granulocítica, mientras que su baja
expresión se asocia con diferenciación hacia el linaje eritroide (7). PU.1, junto con los factores de
transcripción GATA 1, GATA 2 y FOG, son esenciales para la maduración y diferenciación eritroide
y megacariocítica (12,13).
Una vez que los factores de transcripción se encienden o apagan son capaces de inducir la
expresión de receptores de factores de crecimiento involucrados con la diferenciación eritroide
megacariocítica y granulo-monocítica.
Progenitores Eritroides. Diversos sistemas de cultivo han demostrado que los progenitores
eritroides tienen diferente potencial proliferativo. Los progenitores eritroides más primitivos son
denominados unidades formadoras de brotes eritroides (del inglés BFUE), las cuales
mantienen una alta tasa de proliferación en respuesta a citocinas, mientras que los progenitores
eritroides más maduros, denominados unidades formadoras de colonias eritroides (del
inglés CFU-E) tienen un limitado potencial de proliferación. Estos progenitores dan lugar a
precursores eritroides, dentro de los que se incluyen proeritroblastos, eritroblastos basófilos,
eritroblastos policromatófilos, eritroblastos ortocromáticos, y reticulocitos; estos últimos, a
su vez, dan origen a los eritrocitos (Fig. 2). A lo largo de esta ruta de diferenciación, la
eritropoyetina (EPO) actúa como una de las principales citocinas reguladoras de la eritropoyesis.
22
Esta molécula es producida por células renales y en menor proporción por células hepáticas. La
principal actividad de la EPO es controlar la producción de células eritroides a través de la
promoción de la sobrevivencia, proliferación y diferenciación de progenitores eritroides en la
médula ósea. En células progenitoras eritroides tempranas (BFU-E), la EPO actúa como agente
mitogénico y promueve su proliferación, mientras que en progenitores eritroides tardíos (CFU-E),
actúa como agente de sobrevivencia (14).
A lo largo de toda la ruta de diferenciación, las células de linaje mieloide son reguladas por un
amplio número de citocinas entre las que se encentran: el factor estimulador de colonias de
granulocitos y monocitos (GM-CSF), el factor estimulador de colonias de granulocitos (G-CSF), el
23
factor estimulador de colonias de monocitos (MCSF), la interleucina-3 (IL-3), IL-6 y el factor de
células seminales (SCF), entre muchas otras.
Aunado a lo anterior, se sabe que citocinas como el SCF y el Flt-3L por sí solos son capaces de
estimular el crecimiento de células troncales y progenitoras hematopoyéticas, así como de los
linajes linfoides y mieloides, aunque tienden a tener un mayor efecto cuando actúan en
combinación con otros factores de crecimiento, como GM-CSF, IL-3, IL-6, G-CSF, TPO y EPO
(18,19).
Cabe mencionar que además de las citocinas estimuladoras de la mielopoyesis existe también un
número considerable de citocinas que la inhiben, tal y como sucede con el factor de necrosis
tumoral-α (TNF-α), el factor de crecimiento transformante- β (TGF-β), la proteína inflamatoria de
macrófagos- 1α (MIP-1α) y los interferones (IFN), entre otras.
Estas moléculas son capaces de disminuir los niveles de células troncales y progenitoras
hematopoyéticas mediante la inhibición de su proliferación; dicha inhibición puede ocurrir de
manera directa -por inducir la disminución de la expresión de receptores de moléculas
estimuladoras- o a través del efecto sinérgico entre dos o más factores, causando un efecto
supresor en la proliferación y formación de colonias hematopoyéticas (20-22).
Linfopoyesis. Tal y como ocurre en la mielopoyesis, la producción de las células del linaje linfoide
(linfocitos B, linfocitos T, células NK y algunas categorías de células dendríticas) es un proceso
dinámico y complejo, el cual está determinado por combinaciones de factores intrínsecos y
microambientales que guían la diferenciación de progenitores linfoides a partir de las células
troncales hematopoyéticas (23).
Definiendo a los Progenitores Linfoides Tempranos. Está bien establecido que la diferenciación
del linaje linfoide progresa gradualmente en la médula ósea desde progenitores muy primitivos con
potenciales múltiples hasta precursores restringidos que pierden opciones de diferenciación en
paralelo con una ganancia de funciones especializadas (23).
A lo largo de este progreso la transcripción del locus de la enzima que recombina los segmentos
genéticos VDJ de la inmunoglobulina y del TCR, la recombinasa RAG1, marca a los progenitores
linfoides más primitivos del ratón, denominados ELPs (del inglés early lymphoid progenitors)
(24,25). Ellos son tempranos en términos de marcadores de superficie, factores de transcripción en
contexto, y tiempo requerido para su diferenciación, y muestran un tremendo potencial para
generar todas las líneas de células linfoides. Siendo responsables de la mayor producción de
células dendríticas plasmacitoides (pDCs) (26) y contribuyendo a la generación de las
recientemente descritas células dendríticas asesinas productoras de interferón (IKDC) (27), los
ELPs dan origen a los progenitores linfoides comunes o CLPs, que son reconocidos como los más
eficientes precursores de linfocitos B y células NK en la médula ósea (28,29). Además, estos
progenitores tempranos constituyen uno de los candidatos más probables para la colonización del
timo y la iniciación de la linfopoyesis de T en el ratón (30).
En la médula ósea y el cordón umbilical del ser humano una variedad de progenitores
multipotentes residen en la fracción celular que no expresan en la superficie membranal ningún
marcador de célula sanguínea madura, pero expresan moléculas CD34. La aparición de CD10 y de
la enzima desoxinucleotidil-transferasa terminal (TdT) en dichas células es probablemente uno de
los eventos iniciales que distinguen a los progenitores linfoides (31). Así mismo, el receptor de
quimiocina CXCR4 es sustancialmente expresado en células con actividad precursora linfoide, de
24
tal modo que se especula que podría ser un marcador distintivo de la contraparte de ELPs del
ratón. Los posibles progenitores linfoides comunes (CLPs) expresan además el receptor de
interleucina 7 (IL-7), CD38 y CD45RA, y aunque, tanto en cultivo como in vivo, muestran un
potencial residual hacia células T, NK y dendríticas, se diferencian principalmente a linfocitos B
(32). Por otro lado, células que expresan CD34, CD45RA y CD7, pero no expresan CD10 ni el
receptor de IL-7, son altamente eficientes en la generación de células T y NK (33).
25
Desarrollo de Células NK. Las células asesinas naturales (NK) pueden producirse en múltiples
sitios. En el feto se han encontrado precursores en médula ósea, hígado, timo, bazo y ganglios
linfáticos, mientras que en niños y adultos la médula ósea es el sitio predominante de su desarrollo
a partir de progenitores linfoides.
Los factores de transcripción Id2 y Id3 controlan el desarrollo temprano de las células NK, mientras
que los tres estadios que definen el proceso completo -el compromiso de linaje, la selección del
repertorio de receptores NK y la maduración funcional- son críticamente dependientes de
interleucina 15, que mantiene la viabilidad y sostiene la proliferación de las células en desarrollo
(37). Desarrollo de Células Dendríticas A la fecha, el origen hematopoyético del creciente número
de poblaciones de células dendríticas en el humano está pobremente definido; sin embargo, la
expresión de algunos genes asociados al linaje linfoide en las células plasmacitoides dendríticas
(pDCs) sugiere una afiliación linfoide en la médula ósea, y datos recientes indican que Notch, en
concierto con el factor de transcripción Spi-B pudieran regular la diversificación de linaje T/pDC en
el timo (38).
Células del Estroma. La palabra estroma deriva del griego que quiere decir “cama” y del latín que
quiere decir “colchón” (39), ya que de acuerdo con la definición más antigua se pensaba que las
células estromales únicamente proveían un soporte físico para las células hematopoyéticas. Uno
de los grandes avances para entender la biología de las células del estroma fue el desarrollo de los
cultivos denominados a largo plazo tipo Dexter (42), los cuales hasta la fecha son un modelo in
vitro que permite el crecimiento de células hematopoyéticas y estromales de médula ósea por
varias semanas (humano) e incluso meses (ratón) (43). Este tipo de cultivos favorecen el
crecimiento de una capa de células estromales, conformada en su mayor parte por fibroblastos
estromales, una proporción menor de macrófagos y por diferentes tipos celulares como adipocitos
y osteoblastos, los cuales permiten el desarrollo de las células hematopoyéticas sin la necesidad
de añadir ningún elemento o citocina exógena al cultivo. A esta capa heterogénea de células
adherentes se le denomina genéricamente como estroma (Fig. 4) (44).
26
Para su estudio, las células estromales pueden ser clasificadas de acuerdo a su origen en dos
componentes: el componente hematopoyético, conformado por los macrófagos estromales, los
cuales derivan de las células troncales hematopoyéticas, y el componente mesenquimal,
conformado por fibroblastos estromales, adipocitos y osteoblastos, los cuales derivan de la célula
troncal mesenquimal.
Componente Hematopoyético. Los macrófagos estromales son los únicos elementos del estroma
que presentan el antígeno CD45.
Estas células pueden distinguirse gracias a que expresan moléculas específicas como las
moléculas del complejo mayor de histocompatibilidad clase II (MHC II), el antígeno CD14, CD11c y
CD68.
Los macrófagos estromales son el segundo componente del estroma más abundante de la médula
ósea y de los cultivos líquidos a largo plazo (39).
Dentro de la médula ósea éstos se localizan en diferentes sitios: como macrófagos centrales en las
islas eritroblásticas, en el endotelio y dispersos entre las células hematopoyéticas. Estas células
llevan a cabo diferentes y muy importantes funciones, regulando la hematopoyesis mediante
interacciones célula – célula, y por medio de la secreción de citocinas estimuladoras e inhibidoras
de la hematopoyesis.
27
Fibroblastos Estromales. La mayor parte de las células estromales CD45- son células vasculares
tipo músculo liso, también conocidas como células reticulares o fibroblastos estromales o
miofibroblastos (39, 44,48). Estas células presentan varios marcadores que comparten con las
células de músculo liso vascular, como las proteínas de citoesqueleto: actina alfa de músculo liso y
metavinculina, entre otras (48). Estas células también expresan una variedad de moléculas de la
matriz extracelular como vimetina, fibronectina, colágena tipo I, III y IV.
En sistemas in vitro se ha demostrado que los fibroblastos estromales son capaces de mantener la
hematopoyesis sin la adición de citocinas exógenas, ya que son capaces de sintetizar y secretar
citocinas como la IL-1, 6, 7, 8, 11, FEC-M, FEC-G, el factor de crecimiento de células troncales
(SCF) y el interferón-beta (IFN-β). Estas moléculas actúan sobre receptores específicos en las
células hematopoyéticas, desencadenando cascadas de señalización que modulan la expresión de
genes reguladores de proliferación, sobrevida, diferenciación, adhesión y secreción de citocinas.
Los fibroblastos estromales también secretan una variedad de moléculas que forman parte de la
matriz extracelular, como fibronectina (49), colágena tipo I y III, heparán sulfato, ácido hialurónico
(50) las cuales interactúan con las células hematopoyéticas gracias a que éstas expresan en su
superficie una serie de moléculas de adhesión, como VLA-4, VLA-5, αLβ2 integrina y CD44, entre
otras (51,52). Las moléculas de matriz extracelular también regulan la hematopoyesis a través de
su interacción con citocinas, las cuales son captadas por esta matriz confiriéndoles estabilidad,
incrementando su tiempo de vida y restringiendo su ubicación en el medio (49).
Los fibroblastos estromales producen y secretan quimiocinas, como el factor derivado del estroma
(SDF-1), el cual regula la quimiotaxis de las células B y T, la migración de las células CD34+, así
como suprime la apoptosis y promueve la transición G0/G1 de las células CD34+ (53). Tanto las
citocinas, quimiocinas, moléculas de la matriz extracelular, moléculas de adhesión, son necesarias
para regular la autorrenovación, diferenciación, maduración, proliferación, muerte (apoptosis) y
migración de las células hematopoyéticas (39,45).
Gracias a la técnica de cultivo por explante – en donde es cultivada una fracción de hueso de la
médula ósea- se ha logrado establecer cultivos homogéneos de osteoblastos primarios (54). Los
osteoblastos producen una gran variedad de citocinas, capaces de regular la hematopoyesis, tanto
positiva como negativamente. Se ha reportado la presencia de ARN mensajero que codifica para el
FEC-G, FEC-M, el FEC-GM, la IL-1 y la IL-6. La producción de estas citocinas es basal, y puede
ser regulada positivamente por IL-1, el TNFα y lipopolisacáridos. A nivel de proteína se ha
corroborado la producción de G-CSF, GMCSF, IL-6; así como se ha encontrado la expresión del
factor inhibitorio de la leucemia (LIF), TNFα, el factor de crecimiento vascular (VEGF), TGF-β y
linfotoxina TNF-β (LT) (55).
Los osteoblastos han demostrado tener la capacidad para mantener la proliferación de células
CD34+ en sistemas de co-cultivos (56-58). Se observó que estimulan preferentemente a los
progenitores de colonias granulocíticas (UFC-G), lo cual se debe probablemente a la secreción de
grandes cantidades de FEC-G en ausencia de estímulos de inflamación, a diferencia de lo que
ocurre con otros tipos celulares mesenquimales. De acuerdo con este modelo, los fibroblastos
estromales, las células endoteliales y los miofibroblastos estarían únicamente incrementando la
granulopoyesis, pero no manteniendo la basal. Los osteoblastos son capaces de producir factores
que permiten a las células hematopoyéticas dirigirse a la médula ósea (homing), como la
angiopoyetina 1 (Ang-1) (59) y el factor derivado del estroma (SDF-1) (60). La Ang-1 promueve la
adhesión de las CTH a la fibronectina y colágena a través de su receptor Tie2, permitiendo que las
CTH se localicen en un sitio específico de la médula ósea (nicho) que promueve su quiescencia y
sobrevida. Se ha observado que la expresión de Ang-1 por parte de los osteoblastos es
28
fundamental para el establecimiento de la hematopoyesis definitiva en la médula ósea. Al parecer,
los osteoblastos presentan en su superficie varios receptores que permiten localizar a las células
hematopoyéticas más primitivas, como el receptor de vitronectina (αVβ3), N-caderina, Tie2 y
Jagged-1. Estos hallazgos han permitido establecer que los osteoblastos forman una zona o
“nicho” que favorece la expansión de las CTH, lo cual tiene una gran relevancia no solo en la
investigación básica sino en la clínica (62,63).
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INTRODUCCIÓN. Los leucocitos, que se encuentran en la sangre y en los tejidos del cuerpo,
provienen de células precursoras de la médula ósea, bazo, ganglios linfáticos y otros tejidos
reticulares, a partir de un proceso de multiplicación y maduración. No se han dilucidado
completamente los factores que controlan la leucopoyesis y la distribución de las células maduras
en sangre y tejidos, y tal vez difieran para cada serie celular. Por esta razón, y debido a las
diferencias de función, los granulocitos, los linfocitos y los monocitos deben ser descritos de forma
separada.
Los glóbulos blancos o leucocitos, incoloros en la sangre pasaron inadvertidos hasta la aparición
de mejores lentes en el microscopio. En el siglo XIX se intensifico el interés en los leucocitos con
estudios sobre la infección microbiana y la inflamación.
Las observaciones de los primeros hematólogos ayudaran a establecer la función de los leucocitos
de la sangre como un sistema de defensa del cuerpo contra invasores extraños y desafíos no
infecciosos (necrosis tisular) ahora se sabe que el sistema vascular es sólo residencia temporal de
los leucocitos. La función principal de los vasos consiste en transportar y distribuir linfocitos a todos
los tejidos del cuerpo.
Fue hasta 1877 cuando Paul Ehrlich desarrolló una tinción triácida la cual usada junto con
microscopios compuestos mejorados, permitió distinguir a los leucocitos sobre frotis de sangre fijos
de acuerdo a sus características nucleares y citoplasmáticas.
Las categorías de los leucocitos de Ehrlich manifestó naturaleza descriptiva: acidófilos, basófilos,
neutrófilos, linfocitos mononucleados grandes y monocitos.
Los acidófilos tenían afinidad por la parte ácida de la tinción, dando a los gránulos citoplasmáticos
un color naranja rosa. En tanto los basófilos eran afines a la parte básica de la tinción produciendo
gránulos citoplasmáticos de color negro azuloso. Los neutrófilos captaban los dos porciones ácida
y básica de la tinción dándole a la célula un citoplasma de color azul – rosado. Todas estas células
granulosas contaban con un núcleo segmentado. Las células granulosas contaban con un núcleo
segmentado. Las células más grandes y contenían un núcleo grande único muchas veces en forma
de herradura.
30
La terminología actual para los leucocitos de la sangre es parecido a la de Ehrlich: Eosinófilos,
Basófilos, Neutrófilos, Linfocitos y Monocitos.
Al madurar estas células llegan a liberarse en la sangre periférica o permanece en la médula ósea
en un fondo común de almacenamiento hasta que son necesarios. El recuento total de leucocitos
en sangre periférica es alto al nacer de 9 a 30 x 10 9/L durante los primeros días logran verse unas
cuantas células granulocíticas inmaduras (mielocitos y metamielocitos) sin embargo después no
hay leucocitos inmaduros excepto en enfermedad.
Cuando existen recuentos anormales de leucocitos se debe hacer un recuento diferencial en donde
se enumere cada tipo de leucocitos entre un total de 100. Los resultados diferenciales se informan
como el % del tipo contado. Sin embargo para interpretar de manera apropiada si hay aumento o
disminución de un tipo celular. Es necesario calcular la concentración absoluta con base en los
resultados del cuento total de leucocitos y el recuento diferencial de la siguiente forma:
GRANULOPOYESIS
Los granulocitos son producidos por maduración de células madre (precursoras) en la médula
ósea. El mieloblasto es la primera célula reconocible de la serie. Ésta, madura en promielocitos y
mielocitos, los cuales se multiplican (fondo común mitótico) y luego maduran como células
posmitóticas en metamielocitos, células en cayado y granulocitos segmentados. Los tres tipos
neutrófilos, eosinófilos y basófilos, pueden ser reconocidos en la etapa de mielocito.
NEUTRÓFILOS
Los granulocitos segmentados neutrófilos son células redondeadas, de tamaño entre 12 y 14 µm.
Su núcleo está segmentado en 2 a 5 lóbulos, unidos por unos finos puentes cromatínicos. El
citoplasma contiene numerosos gránulos neutrófilos que se tiñen de color marrón con las
coloraciones panópticas habituales, así como cierto número de gránulos primarios o azurófilos
difícilmente visibles al quedar enmascarados por los neutrófilos. Citoquímicamente los granulocitos
segmentados neutrófilos son positivos a la mieloperoxidasa, fosfatasa ácida, cloroacetatoesterasa,
catepsina G y elastasa. Contiene, asimismo, material PAS positivo y lactoferrina, entre otras
sustancias detectadas citoquímicamente.
31
Es el leucocito más abundante en sangre periférica de un 54 a 62% (207 X 10 9/L). La
concentración de neutrófilos es de cerca el 60%, este nivel desciende a 30% entre los 4 a 6 meses
de edad. Después de los 4 años de vida la concentración de neutros aumento de manera gradual
hasta los valores de adultos. La mayor parte de los neutrofilos de sangre periférica son formas
segmentadas maduras, sin embargo en muestras normales pueden observarse unos cuantas
formas no segmentados (bandas) una buena parte de las variaciones en el recuento de leucocitos
se debe al aumento o disminución en los neutros.
EOSINÓFILOS
BASÓFILOS
32
Los granulocitos segmentados basófilos son células redondeadas cuyo tamaño oscila entre 10 y 13
μm. El núcleo, de cromatina densa, posee generalmente dos o tres lóbulos unidos por puentes
cromatínicos, en ocasiones difíciles de visualizar dada la presencia de las numerosas
granulaciones basófilas propias de esta célula. Los gránulos basófilos se disponen encima del
núcleo. La granulación basófila, de tamaño entre 0.2 y 1 µm, adquiere una coloración rojo-violácea
oscura con las tinciones panópticas y tiene una forma poligonal. En ocasiones, los gránulos
basófilos se disponen en el interior de vacuolas citoplasmáticas, imagen óptica que traduce la
disolución parcial de estos gránulos tras las maniobras de fijación. La característica principal de los
gránulos basófilos es su metacromasia con los colorantes azules (azul de metileno, azul de
toluidina), con los que adquiere una tonalidad rojiza, mientras que el resto de las estructuras
celulares se tiñe de color azul. La metacromasia se debe a la riqueza de estos gránulos en
mucopolisacáridos ácidos sulfatados. Los gránulos basófilos también son ricos en histamina,
heparina, glucógeno y determinadas enzimas (peroxidasa). Otro enzima a destacar es la omega
exonucleasa, localizada en la zona intercelular del basófilo y mastocito y que es de gran utilidad
para la identificación de basófilos degranulados presentes en ciertas hemopatías. A diferencia de
los mastocitos, no contienen cloroacetatoesterasa; tampoco tienen fosfatasa alcalina. Otra
característica diferencial entre los gránulos basófilos y los del mastocito es la hidrosolubilidad de
los primeros, por lo que el citoplasma del basófilo aparece, a veces, con numerosas vacuolas que
no son más que gránulos parcialmente extraídos.
Son las células menos abundantes en sangre periférica 0 al 1% (0 a 0.2 X 10 9 /L). Es común no
encontrar basófilos en el recuento diferencial; sin embargo el hallazgo de una basofilia absoluta es
importante ya que con frecuencia indica la presencia de malignidad hemática.
MONOCITOS
Los monocitos son un tipo de glóbulos blancos agranulocitos. Es el leucocito de mayor tamaño,
llegando a medir 18 μm, y representa del 4 al 8 % de los leucocitos en la sangre. El sistema
fagocítico mononuclear (SFM) está constituido por los monocitos circulantes y los macrófagos
tisulares. Los promonocitos de la médula ósea, al madurar salen de ella, diferenciándose en
33
monocitos circulantes, que al cabo de unas 8 horas emigran a distintos tejidos, donde se convierten
en macrófagos.
LINFOCITOS
El linfocito es un tipo de leucocito que proviene de la diferenciación linfoide de las células madre
hematopoyéticas ubicadas en la médula ósea y que completa su desarrollo en los órganos linfoides
primarios y secundarios (médula ósea, timo, bazo, ganglios linfáticos y tejidos linfoides asociados a
las mucosas). Los linfocitos circulan por todo el organismo a través del aparato circulatorio y el
sistema linfático. (1, 2)
34
cadena pesada y cadena ligera de inmunoglobulina o receptores de linfocitos T y B; y la expresión
de inmunoglobulinas en la superficie.(1)
Linfocitos B
Los linfocitos B (B de bursodependientes, la 'B' proviene del latín Bursa Fabricio, el órgano en el
cual se desarrollan los linfocitos B en las aves) maduran en dos etapas: la primera, sin mediar
antígenos, que ocurre en la médula ósea y otra dependiente de la exposición a antígenos que
ocurre en los órganos linfáticos secundarios (ganglios linfáticos, bazo y tejidos linfoides asociados
a las mucosas) donde se transforman en células productoras y secretoras de anticuerpos. Los
distintos tipos de linfocitos B en estas etapas son:
Estadio pro-B.
Estadio pre-B.
Linfocitos B inmaduros.
Linfocitos B maduros.
Los linfocitos son los responsables de la respuesta humoral, transformándose en plasmocitos que
producen glicoproteínas denominadas anticuerpos o inmunoglobulinas (Ig), las cuales se adhieren
a un antígeno específico (al cual reconocen de manera unívoca). Todos los anticuerpos producidos
por un linfocito B son específicos para un solo antígeno, por eso dichos anticuerpos se denominan
monoclonales. También los linfocitos B interactúan con los linfocitos T con lo que proliferan y
cambian el isotipo de inmunoglobulina (IgM, IgE, IgG, IgD, IgA) que secretan, manteniendo la
especificidad del antígeno. También los linfocitos B pueden actuar como células presentadoras de
antígenos.(3)
Linfocitos T
Linfocitos T (timo dependientes, ya que se diferencian en el timo): Detectan antígenos proteicos
asociados a moléculas del complejo mayor de histocompatibilidad (MHC 0 CMH)
Linfocitos T colaboradores (en inglés "helper") o linfocitos CD4+. Reconocen antígenos
presentados por el MHC-II en células dendríticas, linfocitos B, macrófagos y otras células
presentadoras de antígenos. Se les denomina colaboradores porque están involucrados en la
activación y dirección de otras células inmunitarias.
Linfocitos T citotóxicos o linfocitos CD8+. Reconocen péptidos presentados por MHC-I y tienen
capacidad lítica.
La concentración de linfocitos varia, con la edad del individuo. Cerca del 30 % de los leucocitos son
linfocitos al nacer. Después aumenta a 60% hacia los 4 a 6 meses de edad. Luego declina de
forma gradual hasta alcanza un nivel de 34% a los 21 años. La concentración en el adulto varía de
20 a 40 (1.5 a 4.0 X 109/L). Después de los 65 años, los linfocitos disminuyen en ambos sexos.
35
ANORMALIDADES MORFOLÓGICAS DE LOS NEUTRÓFILOS
CUERPOS DE DÖHLE
36
Los cuerpos de Döhle son áreas de color Gris-Azul claro en el citoplasma de neutrófilos y
eosinófilos. Suelen estar cerca de la periferia de la célula. Estos cuerpos están constituidos por
agregados de retículo endoplásmico rugoso. Fueron descritos por primera vez en 1911 por H.
Döhle en paciente con escarlatina, la anemia aplásica y los estados tóxicos. Deben buscarse
cuerpos de Döhle siempre que se presente cualquier granulación tóxica o también otros cambios
morfológicos reactivos. Los cuerpos de Döhle son de morfología similar a las inclusiones
neutrofilicas que se encuentran en la anomalía de May-Hegglin.
GRANULOS TOXICOS
Los gránulos tóxicos son gránulos de color azul-negro en el citoplasma de neutrófilos segmentados
y a veces en los neutrófilos en banda y los metamielocitos. Las tinciones histoquímicas
(peroxidasa) y la microscopia electrónica indican que estos son gránulos primarios (azurófilos). Los
gránulos primarios de ordinario pierden su basofilia al madurar la célula por tanto aunque cerca
dela tercera parte de los gránulos del neutrófilo maduro son gránulos primarios, su presencia no es
evidente. En contraste los gránulos primarios tóxicos retienen su basofilia en neutrófilo maduro,
quizás debido a la falta de maduración y son fácilmente observarles en los frotis teñidos. La
Granulación tóxica se observa en los mismos trastornos en los cuales se ven cuerpos de Döhle.
Debe tenerse cuidado en el informe de granulación tóxica, ya que pueden aparecer gránulos
similares a los tóxicos como un artificio por aumento en el tiempo de tinción o por disminución del
pH del amortiguador usado en el proceso de tinción.
VACUOLAS CITOPLASMÁTICAS
37
Las vacuolas citoplasmáticas se presentan como áreas claras, no teñidas, en el citoplasma. Las
vacuolas pueden representar la etapa terminal de la digestión del material fagocitado o grasa u
otras sustancias almacenadas. Suelen verse en los mismos trastornos que la granulación tóxica y
los cuerpos de Döhle. Aunque no son específicas las vacuolas citoplasmáticas en los neutrófilos
son un parámetro sumamente sensible de presencia de septicemia. Cuando este parámetro se
combina con el hallazgo de un aumento en la cifra de formas en banda o granulocitos, la
sensibilidad para la presencia de septicemia aun es mayor (97 %). También pueden aparecer
vacuolas como artificio en los frotis de sangre cuando esta ha sido colectada y almacenada en
EDTA. El artificio se puede eliminar al hacer el frotis de sangre fresca sin anticoagulante.
ANOMALIA DE PELGER-HUET
Las células con este aspecto se conocen como células “Quevedo”. También se encuentran
núcleos en forma de bastón o cacahuate. La célula es funcionalmente normal. La importancia de
reconocer esta anomalía se basa en diferenciar el defecto hereditario de una desviación la
izquierda causada por infecciones. La anomalía adquirida o seudo Pelger-Huet puede verse en
trastornos mieloprolifelativos y estados mielodisplásicos. También se encuentran después de
quimioterapia por leucemias mielocitiocas agudas o crónica. La variedad adquirida se acompaña
frecuentemente con hipogranulación debido a la falta de gránulos secundarios, y los núcleos
adquieren forma redonda más que de campana. La cromatina muestra aumento intenso y ayuda a
establecer la diferenciación entre estas células mononucleareas y los mielocitos.
La eosinofilia se refiere a un aumento en los eosinófilos por encima de 0.45 X 109/L durante los
primeros tres meses de vida se produce una ligera eosinofilia fisiológica. La cifra normal de
eosinófilos en el recién nacido es hasta de 0.85 X 109/L...
38
EOSINOFILIA REACTIVA
La eosinofilia reactiva parece ser inducida por sustancias secretadas por los linfocitos B. Hay
diversos padecimientos vinculados por la respuesta inmunitaria celular (medida por linfocitos T)
que se caracterizan por eosinofilia, incluso:
b) Trastornos alérgicos
d) Reacciones de Hipersensibilidad
e) Cáncer
La invasión de los tejidos por parásitos produce una eosinofilia más pronunciada que la infestación
parasitaria del intestino o de la sangre. La eosinofilia puede desaparecer cuando se enquista el
parásito. Los eosinófilos son especialmente eficaces en la lucha contra larvas o parásitos tisulares.
Una vez que las larvas se recubren con IgG, IgE o complemento, o varios de estos, el eosinófilo se
vuelve agresivo y comienza a atacar el parásito. Los productos secretados por las células cebadas
aumentan la migración de los eosinófilos e incrementan la densidad de los receptores de los
eosinófilos para las quimiotaxinas. Las larvas son demasiado grandes para ser fagocitadas por los
eosinófilos en vez de esto, la célula se moldea alrededor de la larva. Los gránulos eosinofilicos
intracelulares se fusionan con la membrana del eosinófilo y expulsa su contenido en el espacio
situados entre la célula y la larva. Las sustancias granulosas atacan la pared de la larva y la dirigen
parcialmente. El Eosinófilo continúa su ataque y envía prolongaciones celulares hacia el interior de
la larva a través del área lesionada y expulsa más de sus gránulos en su interior.
EOSINOPENIA
La eosinopenia es difícil de establecer debido a los valores normales escasos de estas células.
Aunque pueden no encontrarse eosinófilos en una diferencial de 100 células, un rastreo del frotis
39
de sangre bajo un aumento de 100 a 400 por magnificación debe revelar la presencia de unos
cuantos eosinófilos, probablemente hay una eosinopenia presente. La eosinopenia se puede ver en
situaciones estresantes agudas, reacciones inflamatorias y con la administración de
glucocorticoesteroides, ACTH, adrenalina y prostaglandinas. Los glucocorticoesteroides y la
epinefrina inhiben la liberación de eosinófilos de la Médula Ósea y aumentan su marginación. La
infección bacteriana puede causar una disminución en los eosinófilos debido a una marginación
reciente y a la migración de una célula a los tejidos, pero la recuperación se puede acompañar con
eosinofilia leve.
La basofilia se refiere a un incremento de los basófilos por encima de 0.15 X 10 9/L. La basofilia se
vincula con reacciones de hipersensibilidad inmediata. Los basófilos tienen receptores para IgE, la
principal inmunoglobulina de los estados de hiper5sensibilida. Cuando la IgE se enlaza con el
basófilo la célula se degranula y libera histamina y otros mediadores inflamatorios. Muchas de
éstas células se pueden encontrar en los tejidos durante las reacciones de hipersensibilidad.
La basopenia, disminución de los basófilos, es aún más difícil de establecer que la eosinopenia. El
rastreo de un frotis de sangre con aumento 100X revela un basófilo en personas normales. Las
disminuciones de basófilo se ven en las leucocitosis por infección, en la urticaria, inmediatamente
después de la anafilaxia, en los estados inflamatorios, en las reacciones inmunitarias, las
neoplasias, la hemorragia y la terapéutica glucorticoide.
40
TRASTONOS DE LOS MONOCITOS
MONOCITOSIS
Se produce monocitosis cuando la cifra absoluta de monocitos excede 0.8 X 10 9/L. Cuando de
examina a un paciente con relación a monocitosis es importante tomar en consideración se edad.
En los lactantes y en los niños, la cifra normal de monocitos es de hasta 1 X 10 9/L. Cuando se
obtiene sangre capilar por punción de un dedo en pacientes quienes tienen enfermedades
vasculares periféricas (por ejemplo, Fenómeno de Raynaud), es posible que la cifra de monocitos
aumente falsamente. Los monocitos desempeñan una función importante en la inflamación y en las
reacciones inmunitarias; por tanto, puede notarse un aumento en estas células en una amplia
variedad de trastornos.
MONOCITOPENIA
Una concentración de monocitos por debajo de 0.2 x 10 9/L se conoce como Monocitopenia. Se
encuentra monocitopenia en los trastornos de las células progenitoras como la anemia aplásica.
También se ve disminución en las cifras de monocitos en la leucemia de células peludas y después
de la terapéutica con glucocorticoesteroides.
41
TRASTONOS DE LOS LINFOCITOS
LINFOCITOSIS
En la mayor parte de los trastornos linfocíticos cuantitativos adquiridos los linfocitos aumentan en
cantidad. Existe linfocitosis en adulto cuando la cifra absoluta de linfocitos excede 4 x 10 9/L, y en
niños cuando excede de 9 x 10 9/L. Los linfocitos T constituyen de 60 a 80% de los linfocitos de la
sangre periférica. Por tanto, los cambios en la concentración de estos linfocitos es más probable
que causen aumentos o disminuciones en la cifra relativa de linfocitos que los cambios en los
linfocitos B. La linfocitosis absoluta no suele acompañarse con leucocitosis, excepto en la
mononucleosis infecciosa, linfocitosis infecciosa, infección por Bordetella pertussis, citomegalovirus
y leucemia linfocítica. La linfocitosis relativa secundaria a neutropenia es más común que la
linfocitosis absoluta y se presenta en una diversidad de infecciones virales.
LINFOCITOPENIA
42
renovarse los linfocitos. La deficiencia inmunitaria tanto congénita como adquirida puede causar
linfocitopenia. El SIDA es uno de estos trastornos que han sido motivo de gran preocupación
durante el último decenio.
Los síndromes mieloproliferativos fueron descritos inicialmente, desde el punto de vista clínico e
histológico, por William Dameshek en 1951, como síndromes caracterizados por la presencia de
panmielosis. (1)
Más tarde, en 2008, la Organización Mundial de la Salud los caracterizó como neoplasias
mieloproliferativas y los definió como un conjunto de padecimientos con proliferación de un clon
hematopoyético (al menos una línea: granulocitica, eritrioide o megacariocitica), con alteraciones
mínimas en la maduración. (2)
La leucemia mieloide crónica fue la primera de estas enfermedades en la que se observó una
correlación directa entre la existencia de un oncogen quimérico y la aparición de la enfermedad. (4)
Ha sido clásicamente descrita como una enfermedad trifásica por presentar en su evolución: una
fase crónica inicial, caracterizada por esplenomegalia, proliferación mieloide con varios grados de
maduración de los neutrófilos, menos de 20% de basófilos y menos de 10% de blastos; una fase
intermedia o fase acelerada que cursa con un incremento de los blastos (10-19%), trombocitosis o
trombocitopenia resistentes al tratamiento y, finalmente, una fase blástica o crisis blástica,
caracterizada por más de 20% de blastos linfoides o mieloides.(7)
Al diagnóstico 95% de los casos tiene la t(9;22)(q34;q11.2) que da origen a un cromosoma nuevo,
el cromosoma Philadelphia, descrito por Nowell y Hungerford en 1960. Este cromosoma es el
producto de la traslocación balanceada y recíproca entre el gen ABL1 (cromosoma 9) y el gen BCR
(cromosoma 22).(8)
El gen ABL1 pertenece a la familia de los receptores con actividad cinasa en la tirosina y el BCR
presenta múltiples dominios funcionales, involucrados en la oligomerización y en la actividad cinasa
en serina o treonina y otras. Los re-arreglos de fusión más frecuentes son el b2a2 o el b3a2, cuyos
trascritos proteicos tienen un peso molecular de 210 KDal y un transcrito alternativo que ocurre en
una región menor y que produce uno de 190 KDal (9)
43
El conocimiento de estos mecanismos permitió el desarrollo de potentes inhibidores de la actividad
cinasa en la tirosina por el BCR/ABL y, con ello, frenar el proceso de leucemogénesis,
manteniendo al paciente en una fase crónica controlada. (11,12)
Los transcriptos de ARN pueden determinarse por la reacción en cadena de la polimerasa con
transcriptasa reversa (RT-PCR) y cuantificarse por PCR en tiempo real (Q-PCR). Ello permite su
utilización en el diagnóstico y en el monitoreo de la terapéutica inhibidora de la actividad cinasa de
la tirosina (TKI) del BRC/ABL. (13)
Policitemia vera
Vázquez fue quien la describió inicialmente, en 1892, como una panmielosis con esplenomegalia,
predisposición a trombosis arterial-venosa, mielofibrosis y evolución a leucemia aguda. En 1903
Osler la diferenció del resto de enfermedades mieloproliferativas por la presencia de
eritrocitosis.5,6 Desde el año 2005 se ha atribuido su desarrollo, en 95% de los casos, a
mutaciones somáticas en el gen de las proteínas Janus (JAK), las cuales desencadenan auto-
fosforilación constitutiva de las vías mediadas por las proteínas JAK-STAT.2,14 La mutación
somática resulta en un cambio de nucleótido G-C por T-A en el exón 14 del JAK2 en la posición
1.849, lo cual produce la sustitución de una valina por una fenilanina en el codón 617, ocurriendo
en el dominio pseudocinasa JH2 y produciendo auto-fosforilación, por liberación de la auto-
inhibición, relacionada con el dominio JH1. La mutación clonal en estado heterocigoto u
homocigoto confiere ventajas proliferativas, con independencia de factores de crecimiento, como la
eritropoyetina. (15,16)El estado heterocigoto se correlaciona con concentraciones elevadas de
hemoglobina y prurito acuífero; y el estado homocigoto favorece el perfil hiperproliferativo,
leucocitosis, esplenomegalia y requerimiento de terapia cito-reductora. Las mutaciones en el exón
12 del JAK2: N542-E543 del, F537-K539delinsL, K539L y la H538Q-K539L, descritas en el año
2007, se asocian específicamente con policitemia vera o con eritrocitosis aisladas asociadas con
concentraciones séricas bajas de eritropoyetina, especialmente en jóvenes.(17)
La trombocitemia escencial
La mielofibrosis primaria
44
Leucemia eosinofílica crónica y otras no especificas
El conocimiento de la función activadora de las cinasas las hace susceptibles al tratamiento con
agentes inhibidores de estas proteínas. Este marcador molecular puede ser utilizado tanto en el
diagnostico como en el monitoreo terapéutico por FISH como por RCP-TR (RT-PCR). (25)
Mastocitosis sistémica
Es la proliferación clonal de las células mastoides, las cuales se acumulan en uno o varios tejidos.
En 1993, se describió una mutación somática, puntual y activadora en el gen KIT, (Andres C.
Garcia-Montero, Maria JaraAcevedo), en líneas celulares de leucemia de células mastoides (HMC-
1), tal mutación se ha encontrado en la región yuxtapuesta al gen KIT (V560G) y otra en el dominio
del gen para la cinasa de la tirosina dado por la sustitución del nucleótido adenina en la posición
7176 por una timina, ocasionando un cambio de una valina por un aspartato en el codón 816
(D816V), encontrándose prácticamente en 95% de los casos de mastocitosis sistémicas.(14,26) La
mutación del KIT se ha observado en bajo porcentaje, sin embargo produce una activación de la
cinasa de la tirosina por KIT independiente del ligando, lo cual la hace relativamente resistente al
inmatinib como inhibidor de las cinasas.(27)
REFERENCIAS
2. Tefferi A and Vardiman J. Classification and diagnosis of myeloproliferative neoplasms: The 2008
World Health Organization criteria and point-of-care diagnostic algorithms. Leukemia 2008; 22:14-
22.
4. Hasserjian R. Chronic Myelogenous Leukemia. Texas. Dan Jones Houston 2010 193-211.
5. James C, Ugo V, Le Couedic JP, Staerk J, Delhommeau F, Lacout C, et al. A unique clonal JAK2
mutation leading to constitutive signalling causes polycythaemia vera. Nature 2005;434:1144-1148.
7. Faderl S, Talpaz M, Estrov Z, O’Brien S, et al. The biology of chronic myeloid leukemia. N Engl J
Med 1999;341:164-172.
8. Nowell PC, Hungerford DA. A minute chromosome in human chronic granulocytic leukemia.
Science 1960;132:1497.
9. Goldman J, Melo J. Chronic Myeloid Leukemia. Advances in Biology and New Approaches to
Treatment. N Engl J Med 2003;349:1451-1464.
45
10. Vardiman J, Melo J, Baccarani M, Thiele J. Chronic myelogenous leukaemia, BCR-ABL 1
positive. Lyon. Swerdlow S, Campo E, Harris N, Jaffe E, Pileri S, Stein H 2008; pp: 32-37.
2.1 Leucemias
Las leucemias son un tipo de cáncer que afecta a las células sanguíneas. Las células malignas de
la leucemia circulan por la sangre e invaden los tejidos que fabrican la sangre y otros tejidos del
organismo. Se trata de trastornos de tipo clonal porque provienen de la transformación maligna de
una célula única. La célula que sufre la transformación maligna leucémica puede ser una célula
progenitora sanguínea multipotencial (con capacidad de producir todo tipo de células sanguíneas)
o un progenitor sanguíneo más maduro (con una capacidad de producción de células sanguíneas
limitada a 1-3 líneas celulares). En general, las células leucémicas se dividen a una velocidad más
lenta que las células normales y presentan una maduración alterada o nula. Sin embargo, las
células leucémicas no se mueren y se acumulan progresivamente en el organismo. La inmortalidad
de las células leucémicas es la diferencia probablemente más importante respecto a las células
sanguíneas normales. Las células normales tienen un periodo de vida en el organismo limitado y
predecible.
46
El análisis de sangre conocido como hemograma o cartometría hemática permite en la mayoría de
los casos una sospecha muy fundada, ya que puede revelar anemia, descenso de plaquetas y
elevación de un tipo específico de glóbulo blanco (linfocito o granulocito). La observación
cuidadosa de una extensión de sangre periférica con frecuencia permite identificar la célula
anómala y realizar el diagnóstico de la enfermedad. Habitualmente, se deberá realizar un examen
de la medula ósea que confirmará o nos permitirá el diagnóstico.
Algunos datos bioquímicos y radiológicos pueden ser sugestivos de algunos tipos de leucemias.
Es importante saber que los pacientes son afectados y tratados de forma diferente para cada tipo
de leucemia. Estos cuatro tipos de leucemia tienen una característica en común: comienzan en una
célula en la médula ósea. La célula sufre un cambio y se vuelve un tipo de célula de leucemia.
La médula tiene dos funciones principales. La primera función es formar células mieloides. La
leucemia mieloide puede comenzar en estas células. La segunda función es formar linfocitos, que
forman parte del sistema inmunitario. La leucemia linfocítica puede comenzar en estas células.
Si el cambio canceroso tiene lugar en un tipo de célula de la médula que forma linfocitos, es un tipo
de leucemia linfocítica o linfoblástica. La leucemia es de forma mielógena o mieloide si el cambio
celular tiene lugar en un tipo de célula de la médula que suele formar glóbulos rojos, algunos tipos
de glóbulos blancos y plaquetas.
Para cada tipo de leucemia, los pacientes son afectados y tratados de forma diferente.
Todas las formas de ALL y AML (leucemias agudas) están compuestas de células jóvenes que se
conocen como linfoblastos o mieloblastos. Estas células a veces se llaman blastos. Las formas
agudas de leucemia avanzan rápidamente sin tratamiento.
La CLL y la CML tienen pocas o ninguna célula blástica. La CLL y CML a menudo progresan
lentamente en comparación con las leucemias agudas, incluso sin tratamiento inmediato.
La tasa de progresión de la leucemia y la manera en que las células reemplazan las células
normales de la sangre y la médula son diferentes con cada tipo de leucemia.
Las leucemias agudas se caracterizan por la proliferación descontrolada de células inmaduras que
desplazan la hematopoyesis normal.(1)
En México, el Registro Epidemiológico de Neoplasias Malignas informa por cada 100 000
habitantes de la población general una incidencia anual de leucemias agudas de 2; de leucemia
linfoide aguda de 1.3 y de leucemia mieloide aguda de 0.7. (4)
47
Diversas complicaciones han surgido para la realización de registros para las neoplasias hemato-
oncológicas.
48
CLASIFICACIÓN DE LAS LEUCEMIAS LINFOBLASTICAS AGUDAS (LLA)
CFUEG---CFULM
1. Leucemia Linfática tipo L1: Población homogénea, células pequeñas de núcleo regular,
escaso citoplasma, núcleo de cromatina fina, escasos nucléolos.
2. Leucemia Linfática tipo L2: Población heterogénea, células con abundante citoplasma,
células grandes con pleomorfismo nuclear y nucléolo1 o más prominentes.
49
3. Leucemia Linfática tipo L3: Población homogénea, células grandes con núcleo vesicular,
nucléolos prominentes y citoplasma basófilo con vacuolas.
50
51
2.3 Leucemias mieloblásticas
Su incidencia es de 1,5 casos por 100.000 habitantes/año. Su frecuencia aumenta con la edad.
Comprende el 80 % de las leucemias agudas en adultos y del 15-20 % en niños. Es la leucemia
más frecuente en neonatos.
La Leucemia Mieloide Aguda es una neoplasia clonal del tejido hemopoyético, caracterizada por la
proliferación de células blásticas anormales de estirpe mieloide en la medula ósea y menor
producción de células hemáticas normales, condicionando anemia y Trombocitopenia.
La leucemia mieloide aguda se produce por daños genéticos adquiridos (no heredados) en el ADN
de las células en desarrollo dentro de la médula ósea. Sus efectos son:
52
La leucemia mieloide aguda es una enfermedad que avanza rápidamente y afecta a la mayoría de
las células que se están formando o primitivas (aún no completamente desarrolladas o
diferenciadas). Estas células inmaduras no pueden desempeñar sus funciones normales. La
leucemia crónica avanza lentamente y permite el crecimiento de un mayor número de células más
desarrolladas.
La leucemia mieloide aguda (LMA) en adultos es una enfermedad en la cual se encuentran células
cancerosas (malignas) en la sangre y la médula ósea. La LMA también se conoce con el nombre
de leucemia no linfocítica aguda o LNLA.
Normalmente, la médula ósea produce células llamadas blastos, las cuales al madurar se
transforman en varios tipos de glóbulos que a su vez cumplen funciones específicas en el cuerpo.
La LMA afecta los blastos que se están transformados en glóbulos blancos llamados granulocitos.
En los pacientes con LMA, los blastos no maduran y se vuelven demasiado numerosos. Estas
células blásticas inmaturas se encuentran entonces en la sangre y la médula ósea.
53
La leucemia linfocítica crónica (LLC) consiste en un trastorno de linfocitos morfológicamente
maduros pero inmunológicamente menos maduros, y se manifiesta por la acumulación progresiva
de estas células en la sangre, médula ósea y tejido linfático. El recuento de linfocitos en la sangre
generalmente es igual o mayor de 10,000 por milímetro cúbico. El tratamiento con dosis
convencionales de quimioterapia no es curativo; los pacientes seleccionados que fueron tratados
con transplante de células madres alogénicas alcanzaron una supervivencia prolongada libre de
enfermedades.
La LLC ocurre principalmente en individuos de mediana edad y ancianos, con una mayor
frecuencia en los decenios sucesivos de la vida. El curso clínico de esta enfermedad progresa de
una linfocitosis indolente sin otra enfermedad evidente a un estado que presenta aumento
generalizado de volumen linfático con pancitopenia concomitante. Complicaciones de pancitopenia,
incluyendo hemorragia e infección, son una causa principal de muerte en estos pacientes.
Aberraciones inmunológicas, incluyendo anemia hemolítica positiva de Coombs, Trombocitopenia
inmune y niveles reducidos de inmunoglobulina pueden complicar el manejo de LLC. Los factores
de pronóstico que podrían ayudar a pronosticar el desenlace clínico incluyen el subgrupo
citogenético y la expresión CD38.
La confusión con otras enfermedades se puede evitar con la determinación de los marcadores
celulares de superficie. Los linfocitos de la LLC coexpresan los antígenos CD19 y CD20 de las
células B junto con el antígeno CD5 de las células T. Esta coexpresión sólo sucede en otra entidad
de enfermedad, el linfoma de células de la corteza de ganglios linfáticos. Las células B de la LLC
expresan niveles relativamente bajos de inmunoglobulina de membrana de superficie (comparadas
con las células B normales de la sangre periférica) y una sola cadena ligera (kappa o lambda). La
LLC se diagnostica por un incremento absoluto de linfocitosis, infiltración de la médula ósea o
ambos, junto con las características de morfología e inmunofenotipo.
54
2.5Leucemias mielociticas crónicas
La leucemia mieloide crónica (LMC) es una enfermedad clasificada dentro del síndrome
mieloproliferativo crónico caracterizado por una proliferación de los glóbulos blancos de la serie
granulocítica hasta las últimas fases madurativas de su diferenciación. Cursa, por tanto, con
granulocitosis a nivel de la sangre periférica. Representa un 9% del total de casos nuevos de
leucemia.
Fue la primera enfermedad maligna en que se demostró una anomalía genética adquirida y es en
la actualidad el modelo molecular de leucemia mejor estudiado. En la LMC se expresa la
translocación cromosómica t (9; 22) (q34; q11) que da lugar a la formación del cromosoma
Filadelfia (Ph). A causa de esta translocación se producen 2 nuevos genes híbridos: el BCR-ABL
en el cromosoma 22q- o cromosoma Ph y el gen recíproco ABL-BCR en el cromosoma derivado
9q+, el cual, aunque transcripcionalmente activo, no parece desempeñar ninguna actividad
funcional en la enfermedad. En la actualidad, la identificación de enfermedad mínima residual
mediante métodos moleculares es de vital importancia para la evaluación precisa del estado
evolutivo de la enfermedad.
55
.
A medida que progresa la maduración del promielocito, éste se transforma en mielocito, célula
redondeada de tamaño entre 12 y 18 um. El núcleo, también redondeado, posee una cromatina
condensada en cúmulos, de color violeta oscuro y sin nucleolo visible. El citoplasma que ha
perdido toda su basofilia, contiene un grn número de gránulos. A partir de este estadio comienza la
formación de la granulación secundaria específica ( neutrófila, eosinófila, basófila), que junto a la
primaria persiste en todos los elementos de la serie.
56
hacia el centrosoma. El núcleo está dotado de una cromatina condensada en numerosos cúmulos
cromáticos. Esta célula ha perdido la capacidad mitótica.
Las bandas tienen un tamaño algo inferior al del metamielocito, con sus características
morfológicas idénticas a las de su precursor. La mayor parte de estas células se localizan en la
médula ósea, donde constituyen el compartimento de reserva granulocítica medular. En
condiciones normales, un 2 a un 5% pasan a la sangre periférica, aunque esta proporción
aumenta, entre otros, en los procesos infecciosos.
Los granulocitos segmentados se originan a partir de las bandas por segmentación nuclear, y son
los elementos más maduros de la granulopoyesis. Circulan por la sangre periférica donde ejercen
57
sus funciones de fagocitosis y bacteriolisis. Según el tipo de granulación específica se identifican
los neutrófilos, eosinófilos y basófilos. A compás de la maduración de los polinucleares acontecen
importantes cambios, entre los que citaremos el aumento de su capacidad de movilización, gracias
a la presencia de proteínas contráctiles. En el polinuclear adulto un 10% de sus proteínas totales
corresponden a actina y un 1% a miosina. La aparición de receptores de superficie para la fracción
Fc de la inmunoglobulina G y para la fracción 3 del complemento también acontece en este
avanzado estadio de maduración.
Para el diagnóstico se tienen en cuenta los signos y síntomas que presenta el paciente, pero serán
necesarios una serie de análisis que detecten la presencia de las células anormales. Se
determinarán los niveles de glóbulos rojos, blancos y plaquetas en un análisis de sangre.
Generalmente los glóbulos blancos pueden estar disminuidos, aunque su número también puede
ser normal o elevado. Lo que será determinante será que, al examinarlos al microscopio, se
observarán glóbulos blancos muy inmaduros, blastos, que normalmente no están presentes en la
sangre circulante. Los glóbulos rojos y las plaquetas habrán disminuido en número. Para confirmar
el diagnóstico se tomará una muestra de médula ósea, a través de una aspiración, y se analizarán
las células presentes en ella. Otra prueba que puede realizarse en caso de haber alguna duda, es
la punción lumbar con la que se extrae líquido cefalorraquídeo y se comprueba la presencia en
éste de células leucémicas. Todas estas muestras sirven para analizar al microscopio todas las
células, la cantidad y la forma. Para un diagnóstico de leucemia se requiere detectar al menos un
30% de blastos o células inmaduras en la médula o en sangre periférica. Otro tipo de pruebas
como la citogenética y los estudios genéticos moleculares, sirven para diagnosticar algunos tipos
de leucemias específicos, que será importante conocer para determinar el pronóstico del paciente.
Algunas leucemias tienen un número anormal de cromosomas, por ejemplo, las células de la
leucemia linfocítica aguda con más de 50 cromosomas son más sensibles a la quimioterapia, y
aquellas que contienen menos de 46 cromosomas son más resistentes a la quimioterapia. Las
pruebas del ADN pueden encontrar alteraciones en algunas partes de los cromosomas demasiado
pequeñas como para verlas con la prueba citogenética en el microscopio. Esta prueba será útil
para clasificar la leucemia y predecir también así la respuesta al tratamiento. Los estudios
radiológicos como radiografías, resonancias magnéticas, etc. no son útiles para detectar la
existencia de leucemia pero sí lo son, para comprobar la afectación de otros órganos, como el
cerebro, o detectar cualquier masa presente en otras zonas.
58
5.1 TRATAMIENTO
TRATAMIENTO DE SOPORTE
El tratamiento de soporte prepara el organismo del paciente para recibir la dosis de quimioterapia
correspondiente y previene posibles complicaciones. Hay que comprobar también las funciones
cardiorrespiratoria, renal, metabólica, hepática, etc. Este tratamiento incluye medidas anti
infecciosas, soporte transfusional y medidas generales de nutrición y equilibrio hidrosalino. Se
establecerán, cuando sea necesario, medidas de aislamiento que eviten al paciente estar en
contacto con personas u objetos que le puedan transmitir cualquier microorganismo y producirle
una infección, pues su cuerpo no posee el suficiente número de leucocitos maduros. Estos
pacientes recibirán también una dieta especial. Se pueden utilizar antibióticos profilácticos o un
tratamiento precoz de la infección con antibióticos de amplio espectro que cubran bacilos gram-
negativos, cocos gram-positivos y hongos, es decir, cualquier microorganismo que pueda producir
o haber producido un foco de infección. En ocasiones, será necesario realizar transfusiones para
reponer aquellos componentes que dejan de ser producidos debido a la leucemia o por el efecto
mielodepresor de la quimioterapia. Generalmente se suelen transfundir hematíes y plaquetas.
El nivel normal de hemoglobina está entre 12 y 14 g/ dl. Se intenta con la transfusión de hematíes
mantener la cifra de hemoglobina por encima de 9g/dl. El nivel normal de plaquetas se encuentra
entre 120.000 y 450.000 por ml. Con la transfusión, se intenta que el número esté por encima de
20.000. Aunque esta cifra se está rebajando a 10.000 si el paciente no tiene síntomas
hemorrágicos o trastornos de la coagulación.
Lo que se utiliza también son los estimuladores de la producción de granulocitos (G-CSF y GM-
CSF) con los que se pueden obtener grandes cantidades de granulocitos de cada donante y que
son clínicamente eficaces. La quimioterapia puede afectar a los riñones, el corazón y el sistema
nervioso debido a las sustancias que se liberan en el torrente sanguíneo con la destrucción de las
células leucémicas. Este daño se puede evitar si se administran líquidos adicionales y algunos
medicamentos como el bicarbonato y el alopurinol, que ayudan al cuerpo a eliminar esas
sustancias del torrente sanguíneo. Otros órganos, junto con los anteriores, como los ojos, los
ovarios, testículos e hígado pueden dañarse con la quimioterapia, por lo que hay que vigilarlos
periódicamente y establecer medidas preventivas. Si aparece algún síntoma, hay que disminuir la
dosis de quimioterapia que se le administra al paciente.
TRATAMIENTO ANTINEOPLÁSICO
Lo que se intenta conseguir es hacer desaparecer todas las células cancerosas y se debería lograr
no deteriorar con el tratamiento la función de formación de células en la médula. El mejor
tratamiento para eliminar las células cancerosas es la quimioterapia pero ésta afecta a la médula y
a la formación de sus células. Esto es más grave cuanto menor es la reserva hematopoyética
normal. El tratamiento quimioterapéutico tiene varias fases: inducción a la remisión, intensificación
y mantenimiento. Con la inducción a la remisión se pretende eliminar los signos y síntomas
específicos de la enfermedad junto con la desaparición de los blastos, o células leucémicas, de la
sangre periférica y la recuperación de las cifras de las células normales en sangre periférica
(hemoglobina por encima de 10g/dl, plaquetas por encima de las 100.000 por ml y granulocitos por
encima de los 1.000 por ml). En la médula ósea la cifra de blastos debe ser inferior al 5%.
59
Estas dosis elevadas de quimioterapia sólo se aplican en leucemias de alto riesgo. Unas semanas
o meses después del tratamiento intensivo, se da un tratamiento de consolidación o
mantenimiento, para destruir cualquier célula residual y como medida preventiva para evitar la
infiltración leucémica al SNC. Tras la intensificación recae un número considerable de pacientes, la
mayoría el primer año y raramente a partir del quinto año. Por este motivo se administra la
quimioterapia de mantenimiento. Durante la administración del tratamiento, el paciente tendrá que
estar hospitalizado, durante unos días o semanas, dependiendo de la rapidez con que se recupere
la médula ósea. Antes de esto, puede que el paciente necesite algún tipo de tratamiento de soporte
como transfusiones, antibióticos, etc.
El trasplante de médula ósea se realiza cuando se ha producido un daño en la médula ósea que le
impida realizar las funciones que, antes de la quimioterapia, estaba realizando. Estas funciones
consisten en la formación de las células sanguíneas, papel fundamental para la vida humana. La
quimioterapia se administra para destruir las células cancerosas pero, al mismo tiempo, puede
dañar la médula ósea y otros órganos. Por esto generalmente no se suelen utilizar dosis muy
elevadas. Cuando la leucemia no desaparece a dosis moderadas de quimioterapia y se requiere,
para la curación, administrar una dosis mucho mayor, junto con el empleo en ocasiones de
radioterapia, será necesario realizar un trasplante de médula ósea porque ésta va a ser destruida
por la quimioterapia. A la administración de quimioterapia previa al trasplante, se le denomina
acondicionamiento. Con este trasplante se administra células madre que son productoras de las
células que forman la sangre. Las células madre se pueden conseguir directamente de la médula
ósea o de la sangre periférica. Si se extraen de la médula, habrá que realizar múltiples
aspiraciones en los huesos de la cadera (crestas iliacas) bajo anestesia general.
En la médula ósea existe una célula madre por cada 2.000 células, para conseguir un número
suficiente de células madre hay que extraer casi un litro de médula, por este motivo hay que
realizar múltiples pinchazos y el paciente tiene que estar anestesiado.
Otro método consiste en emplear citoquinas, que son una especie de "hormonas de la médula
ósea" que hacen que salgan las células madre a la sangre periférica y sean recogidas con unos
separadores celulares mediante un procedimiento denominado aféresis o leucoféresis a través de
una máquina similar a la de diálisis.
Una vez extraídas se colocan en una bolsa de transfusión para administrarla por vía intravenosa al
paciente compatible, o bien se congela a -200¼ C, en el caso de trasplante autólogo. Cuando la
médula se introduce en el interior del torrente sanguíneo a través de un catéter central, estas
células madre se dirigen hacia las cavidades de los huesos donde se implantan, maduran y se
multiplican. Así el paciente puede producir de nuevo células sanguíneas sanas. En ocasiones este
procedimiento supone la única posibilidad de curación para algunos pacientes con leucemia u otras
enfermedades como aplasia medular, mieloma múltiple, linfoma maligno, talasemia mayor, etc.
Existen dos tipos de trasplante de células madre, el alogénico y el autológico. Cuando las células
que se trasplantan, sean de médula ósea o de sangre periférica, son de un donante, familiar o no,
cuyo tipo tisular es casi idéntico al del paciente, se habla de trasplante alogénico. El trasplante
autólogo consiste en obtener médula ósea del propio paciente, mientras la enfermedad está en
remisión para mantenerla congelada y realizar el trasplante después de aplicarle al paciente una
dosis alta de quimioterapia. Este tipo se realiza cuando no existe un posible donante o se
considera que el riesgo es muy elevado con el trasplante alogénico, por el posible rechazo que
pueda sufrir el paciente. Si no tiene un hermano gemelo, las posibilidades de conseguir un donante
compatible no son superiores al 35%. El trasplante autólogo tiene menos riesgos que el alogénico
al no existir el rechazo. Sin embargo, hay mayor índice de recidivas porque es posible que, al
extraer la médula del propio paciente, quede alguna cancerosa que produzca después del
trasplante que la enfermedad reaparezca. Una vez que se ha realizado el trasplante, la médula
tarda en reconstituirse unas 3-4 semanas. Durante este período, denominado aplasia, el paciente
no posee el número de células sanguíneas suficiente como para mantenerse con vida. Por ello
60
tiene un riesgo elevado de sufrir infecciones o hemorragias, por lo que debe permanecer en el
hospital para realizarle transfusiones o administrarle antibióticos.
TRATAMIENTOS ESPECÍFICOS
Leucemia aguda linfoide: Se suelen utilizar para la inducción a la remisión, durante cuatro
semanas, glucocorticoides asociados a antraciclina, vincristina y asparaginasa. En jóvenes y niños,
la remisión se consigue en el 90% y, en adultos y ancianos, del 40% al 70%. Tras la inducción se
administran bloques de quimioterapia intensiva (altas dosis de methotrexate, cytarabina,
ciclofosfamina y mercaptopurina), utilizando casi todos los fármacos con actividad contra esta
enfermedad, que dura entre tres o cuatro meses. En pacientes jóvenes y con edad no muy
avanzada, con datos de mal pronóstico (leucemia cromosoma Philadelfia positiva o con
translocación BCR/ABL), esta fase puede ser sustituida por megadosis de quimioterapia seguida
de un trasplante de células madre (formadoras de sangre), es decir, un trasplante de médula ósea,
autólogo o alogénico. Una variante de la leucemia aguda linfoide, la LAL3 que representa un 2% de
las LAL, que años antes tenía mal pronóstico, puede tratarse de forma más intensiva y menos
prolongada, 18 semanas de duración, sin tratamiento de mantenimiento, y empleando casi todos
los fármacos con actividad anti-LAL. En este tipo de leucemia, tiene una alta incidencia de recaída
en el sistema nervioso central. Para evitar esto, se precisa realizar un tratamiento de quimioterapia
intratecal, que es inyectado en el fluido de la médula espinal, que es administrado cada pocos días
durante la inducción, consolidación y mantenimiento, hasta un total, de 10 a 15 inyecciones.
La eficacia de estos tratamientos es muy alta en niños, la curación se estima en torno al 70% de
los casos. En niños con mal pronóstico o en adultos, la eficacia es menor, estando entre el 50% y
el 70% los que alcanzan la remisión. Leucemia aguda mieloide: El tratamiento de esta leucemia
intenta conseguir la remisión precoz, pero este tipo de leucemia responde a menos fármacos y
además el tratamiento suele empeorar el estado del paciente antes de empezar a proporcionarle
alguna mejoría.
El empeoramiento ocurre porque los fármacos suprimen la actividad de la médula ósea y, debido a
esto, disminuye el número de glóbulos blancos (principalmente los granulocitos), lo que aumenta
las posibilidades de infección.
En algunos casos, tras la remisión, se realiza la consolidación con los mismos fármacos empleados
en la inducción y seguidamente se hace la intensificación. La intensificación puede ser de tres
tipos: con quimioterapia a dosis alta sin trasplante, con quimioterapia a megadosis con trasplante
autólogo de médula ósea, o con quimioterapia a megadosis con trasplante alogénico de médula
ósea. El trasplante alogénico se suele indicar, en primer lugar, a jóvenes y niños que dispongan de
donante y las otras dos modalidades se aplican al resto de los pacientes. En los últimos años, se
ha generalizado el autotrasplante de células madre periféricas, pues parece que produce menos
toxicidad y mayor eficacia. La curación oscila entre el 20% y el 60% de los pacientes que reciben
intensificación
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TRATAMIENTO EN EL ANCIANO
El tratamiento en los ancianos es especial pues toleran mal la quimioterapia a dosis altas y en ellos
los tratamientos, habituales para otras personas, pueden acortarles la vida. Además, su leucemia
suele ser más resistente a los medicamentos. En pacientes muy ancianos con leucemia aguda
linfoide, en el tratamiento para la inducción, puede suprimirse la antraciclina. Pocos toleran los
bloques de intensificación, aunque el mantenimiento no suele dar problemas. En la leucemia aguda
mieloide, excepto para la M3, la única manera de conseguir la remisión es utilizando la dosis
habitual de quimioterapia, con el riesgo que conlleva al deprimir la médula. La intensificación con
altas dosis de AraC no se puede realizar en pacientes mayores de 65 años, sólo podrán
administrarse dosis intermedias. Puede utilizarse el trasplante autólogo de células madre de sangre
periférica. Se están realizando trasplantes con acondicionamientos convencionales (busulfán y
ciclosfofamida) en pacientes con 65 y 70 años de edad. Tratamiento en pacientes con recaída. La
recaída en la leucemia aguda tiene mal pronóstico. Es menos malo cuanto más joven sea el
paciente y más tiempo haya tenido de remisión. La inducción a la remisión requerirá de unas dosis
más altas de quimioterapia, aunque esto no indica que haya mayor número de remisiones. Cuando
se consigue la remisión, el trasplante alogénico, si hay donante y la edad del paciente lo permite,
es el mejor tratamiento tanto para la leucemia linfoide como para la mieloide.
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La sangre normalmente circula dentro de un sistema cerrado de vasos. Una lesión traumática,
como la incisión en un dedo, secciona los vasos sanguíneos y resulta en hemorragia. Para
minimizar la pérdida de sangre, normalmente se movilizan las plaquetas y algunas proteínas para
formar una barrera que ocluye los vasos lesionados.
La función desempeñada por las plaquetas en la hemostasia fue establecida por primera vez por
Bizzozero en 1882. Notó su adhesión y su participación en la formación de un trombo en los vasos
mesentéricos de conejos y cobayos. Las plaquetas son estructuras granulosas azulosas pequeñas.
Circulan como células anucleadas de forma discoide, con un tamaño aproximado de 2 a 3 m. la
concentración normal de las plaquetas en la sangre es de 150 a 440 x 109/L.
Se producen en la médula ósea a partir de la misma célula progenitora (UFC-GEMM) que las
series eritroide y mieloide. Bajo influencia hormonal, esta célula progenitora se diferencia en
células progenitoras megacariocíticas. Se han identificado cuando menos dos etapas de
maduración de la célula progenitora: la célula progenitora inmadura megacariocito (UFB-Meg) y la
célula progenitora megacariocítica asignada (UFC-Meg). Morfológicamente, se presentan como
células indistinguibles similares a linfoides pequeñas.
Se han descrito dos tipos de factores reguladores. Algunos actúan sobre las células progenitoras y
troncales mientras que otros influyen sobre las células reconocibles más maduras de la serie
megacariocítica. La IL-3 y el FEC-GM son factores de crecimiento que actúan tempranamente los
cuales de manera sinérgica hacen que las células progenitoras se diferencien en células
progenitoras de megacariocitos y también las inducen a proliferar. Por tanto, influyen sobre el
número de megacariocitos en proceso de formación.
El segundo tipo de factor regulador se llama trombopoyetina e influye principalmente en las etapas
de maduración de los megacariocitos. Esto incluye el tamaño final de las células y, por tanto, el
número de plaquetas producidas. También puede afectar la velocidad de liberación de las
plaquetas a la sangre periférica. La trombopoyetina puede ser más de una sustancia y hasta el
momento no se ha aislado ni caracterizado molecularmente.
63
ETAPAS DE DESARROLLO DEL MEGACARIOCITO
La estimulación de los receptores de las células progenitoras por los factores de acción temprana,
IL-3 y FEC-GM, da lugar a la formación de un megacarioblasto. La célula blástica sufre una
secuencia de maduración diferente a la de otras células de la medula ósea ya que la maduración
nuclear se realiza primero y está considerablemente completa antes de que se inicie la maduración
citoplásmica. El proceso singular de maduración nuclear consiste en una serie de endocitosis. Con
cada endocitosis el contenido del DNA de la célula se duplica, pero no se produce división celular.
Los megacariocitos de la etapa III (megacariocito granular), se caracterizan por su tamaño más
grande (16 a 56 m) y números crecientes de gránulos y membranas de demarcación. El núcleo
tiene múltiples lóbulos y aumenta considerablemente la cantidad de citoplasma. Ha desarrollado un
color rosado con sólo una cantidad restante muy reducida de azul.
En los megacariocitos de la etapa IV, el núcleo está compactado, pero lobulado. El citoplasma es
abundante y más rosado. Los gránulos están organizados dentro de zonas que están separadas
por la membrana de demarcación. Las células en etapa IV tienen de 20 a 60 m de diámetro y se
denominan megacariocitos maduros.
LIBERACION DE PLAQUETAS
Los megacariocitos maduros, situados a menos de 1 micra de los senos venosos de la médula
ósea esparcen plaquetas directamente hacia ellos. El mecanismo aún no se comprende
completamente. Los megacariocitos parecen liberar las plaquetas en grupos llamados
proplaquetas. Cada megacariocito produce de 7 a 8 proplaquetas las cuales se expulsan a través
del citoplasma de las células endoteliales hacia el interior de los senos venosos de la médula ósea.
Se piensa que las proplaquetas se fragmentan después en plaquetas, aunque el proceso aún no se
ha observado. De manera alterna, el citoplasma del megacariocito puede desdoblarse
aleatoriamente en plaquetas dentro del especio medular.
MICROMEGACARIOCITOS
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Los megacariocitos pueden estar presentes en la sangre periférica de las personas normales,
aunque es excesivamente raro observados en un frotis. En personas con síndromes
mieloprolifelativos o mielodiplásicos pueden verse magacariocitos en números mayores y con
morfología anormal. Una de estas variantes morfológicas anormales es el micromegacariocito,
megacariocito “enano” o fragmento de megacariocito. Se considera que los micromegacariocitos
representan megacariocitos anormales los cuales han perdido su capacidad para realizar
endocitosis. La mayor parte de estas células tienen un núcleo con lóbulo simple y el tamaño de un
linfocito. Morfológicamente pueden confundirse con linfocitos, pero se pueden diferenciar por medio
de las marcas de una o más plaquetas adheridas a un núcleo. Algunos pueden tener citoplasma
espumoso o vacuolado de color azul pálido, que asemeja una plaqueta no granulosa. La estructura
nuclear es variable, pero muchas células tienen cromatina muy densamente apelotonada y se tiñe
de color pardo-negro con la tinción de Wrigth. Otras pueden tener una cromatina más fina y laxa.
ESTRUCTURA DE LA PLAQUETA
Las plaquetas inertes circulantes son células en forma de disco en superficies lisas. A diferencia de
las superficies exteriores de los eritrocitos y los leucocitos, las plaquetas tienen una aberturas
semejantes a los orificios de una esponja, los cuales son conductos membranosos que se
extienden profundamente al interior de la célula. Después de una lesión se producen muchos
cambios que afectan la morfología y la bioquímica de la plaqueta, y hacen que las plaquetas se
vuelvan “activadas”. Después de que se activan las plaquetas son capaces de hacer un tapón
hemostático primario.
Las plaquetas están implicadas en varios aspectos de la hemostasis. Una de las funciones que
desempeñan parece ser vigilancia pasiva del recubrimiento endotelial de los vasos sanguíneos
respecto a posibles brechas y fracturas. Aunque la naturaleza exacta de esta acción es un tanto
controvertida, se ha visto que las plaquetas mantienen la continuidad o integridad de los vasos al
llenar las brechas pequeñas causadas por la separación de las células endoteliales. Se adhieren a
la fibra de colágena subyacentes al endotelio expuesto y evitan el escape de la sangre. La
disminución en el número de plaquetas en la sangre periférica resulta en escapes a través de
brechas hacia el interior de los tejidos.
65
Cuando se producen lesiones y hay una rotura real en la continuidad del recubrimiento de los
vasos, las plaquetas reaccionan para formar el agregado conocido como tapón de plaquetas
hemostático primario. La hemorragia se detiene debido a que en las aberturas en los vasos se
llena mecánicamente con la masa de plaquetas.
Después de esa formación de tapón, los fosfolípidos de la membrana de las plaquetas agregadas
proporcionan una superficie de reacción para la formación de fibrina. Ésta estabiliza el tapón de
plaquetas inicial, y la masa total de plaquetas y fibrina es el tapón hemostático secundario.
Como cuarta función, las secreciones de las plaquetas ayudan a reparar los tejidos lesionados. El
factor del crecimiento derivado de las plaquetas, mitógeno almacenados en los gránulos alfa,
estimula a las células musculares lisas y posiblemente a los fibroblastos a multiplicarse y sustituir a
las células dañadas por la lesión.
Adhesión de las plaquetas. La adhesión de las plaquetas, primer paso de la formación del tapón
hemostático primario, es la adhesión de las plaquetas a algo a algo además de otras plaquetas.
Cuando el endotelio se lesiona se produce hemorragia y las plaquetas se escapan de los vasos
sanguíneos y fluyen al interior de los tejidos subendoteliales. Inmediatamente se pegan a
componentes del subendotelio, de los cuales el elemento más importante son las fibras de
colágena. Las superficies subendoteliales son componentes a los cuales las plaquetas no se
exponen normalmente. La adhesión de las plaquetas a la colágena sólo se produce con la ayuda
del factor de Willebrand (vWf) y de la glucoproteína Ib de la membrana de la plaqueta.
El vWf se sintetiza por las células endoteliales, se almacena dentro de ellas, y se secreta a las
áreas subendoteliales y al interior del plasma. En el subendotelio se absorbe a las fibras
colágenas. Parte del vWf, también se encuentra en los granulos alfa de las plaquetas. Las
moléculas de vWf consisten en una serie que contiene de 2 a 50 subunidades idénticas, y cada
subunidad tiene receptores mediante los cuales puede enlazar tanto a colágena como a gpIb.
Cuando se produce la adhesión de las plaquetas, el vWf se enlaza tanto a la colágena como a la
glucoproteína Ib en la superficie de la plaqueta y se convierte en un puente que enlaza a la
plaqueta y la fibra colágena.
Activación. La adhesión de las plaquetas a las fibras de colágena a través del vWf desencadena
una serie de cambios morfológicos y funcionales conocidos como activación. La activación es un
proceso complicado que no se comprende totalmente los cambios incluyen; bioquímica metabólica,
forma, receptores de superficie y orientación de los fosfolípidos de la membrana. Sólo las
plaquetas activadas tienen la capacidad de proceder con los pasos subsecuentes en la formación
del tapón hemostático primario. Una vez activada, la respuesta de la plaqueta se vuelve
permanente.
Agregación. Después que las plaquetas adherentes se activan, el tapón hemostático primario
continúa en una fase conocida como agregación. La agregación de las plaquetas es la adhesión de
las plaquetas entre sí. Las plaquetas nuevas que fluyen al interior del tejido hemorrágico se activan
por contacto por agonistas como ADP los cuales se liberan por el tejido y las células endoteliales.
Con la activación las plaquetas nuevas sufren cambios de forma, y se expone su cambio de
glucoproteína IIb/IIIa. Las plaquetas nuevas se pegan luego a las que están pegadas a la colágena.
La agregación se produce en dos fases una primaria y otra secundaria. Durante la agregación
primaria las plaquetas se adhieren laxamente entre sí; si el estímulo por los agonistas es débil la
agregación es reversible. La agregación secundaria tarda más tiempo y empieza cuando las
plaquetas comienzan a liberar su propio ADP y otros contenidos de los gránulos y a sintetizar
tromboxano A2. Presuntamente, las sustancias liberadas se vuelven agonistas que continúan el
proceso de estimulación. Si las plaquetas son incapaces de liberar ADP o de sintetizar tromboxano
o ambas cosas, no se produce la agregación secundaria y se desagregara. El resultado puede ser
que la hemorragia de una herida tarde más tiempo en detenerse.
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Se necesita fibrinógeno y calcio extracelular para que se produzca la agregación. Ambos son
elementos constitutivos del plasma. También, ambos son liberados por las plaquetas de los
gránulos internos de almacenamiento para proporcionar altas concentraciones en el área
lesionada. No se conoce la función del calcio en la agregación de las plaquetas; la del fibrinógeno
es formar un puente que une dos plaquetas adyacentes. El fibrinógeno tiene la capacidad de unir
las dos plaquetas debido a su estructura molecular.
La secreción se sostiene por sí misma. Algunas de las sustancias liberadas son agonistas que
estimulan los receptores adicionales de la membrana. La estimulación de los receptores provoca
que suscite un aumento en los valores internos de calcio y enseguida se producen mayores niveles
de liberación. Las plaquetas finalmente quedan desgranuladas.
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CONTEO DE PLAQUETAS
Las plaquetas se pueden contar por métodos manuales o automatizados. Los métodos manuales
se practican al diluir una muestra de sangre entera y contar las plaquetas en una alícuota para
calcular el número por litro. Los procedimientos descritos comúnmente son los métodos de Rees y
Ecker, y de Brecker-Cronkite.
El método de Rees y Ecker emplea un líquido diluyente que contiene azul de cresi brillante. La
tinción ayuda a hacer más visibles las plaquetas. El conteo se realiza con el uso de un microscopio
de luz. El líquido diluyente del método de Brecker-Cronkite es oxalato de amonio a 1% obtenido
comercialmente (Becton-Dickinson CO., Rutherford, NJ). Para un conteo preciso se sugiere un
microscopio de fase y un hemacitómetro plano especial. También puede utilizarse un microscopio
de luz y un hemacitómetro sencillo.
Ya sea que se usen métodos manual o automatizado, es necesario correlacionar el conteo con la
concentración de plaquetas en un frotis de sangre periférica bien preparada. Normalmente se ven
de 8 a 20 plaquetas por campo aun aumento de 1000x.
TIEMPO DE HEMORRAGIA
El método Duke, descrito por primera vez en 1910 es el método menos reproducible y ha sido
abandonado por la mayor parte de los laboratorios. Se punciona el lóbulo de la oreja con una
lanceta desechable estéril y se registran el tiempo que tarda en suspenderse la hemorragia.
El método Ivy, que fue introducido en 1941, se practica al aplicar un manguito de presión en el
brazo del paciente a 40 mmHg. Se hacen dos o tres incisiones de un milimetro de ancho y tres
milímetros de profundidad en la superficie anterior del antebrazo con una lanceta desechable
estéril. Se promedia el tiempo de hemorragia de las cortadas. Aunque con el uso del manguito de
presión se produce un tiempo de hemorragia más prolongado es más reproducible debido a que
inhibe la influencia de los capilares. Los capilares seccionados tienden a colapsarse al vaciarse de
sangre lo cual acorta el tiempo de hemorragia de manera no dependiente de la función plaquetaria.
La venostasia producida por el manguito de presión hace que los vasos permanezcan llenos con
sangre. Por tanto, la hemorragia se detiene debido al agregado de las plaquetas y por la formación
del tapón hemostático primario. Sin embargo, con el método Ivy el tamaño del corte todavía es
variable e influye sobre la reproductibilidad de la prueba.
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En 1969, Mielke introdujo el tiempo de hemorragia con plantilla (un método de Ivy modificado) el
cual produce un corte de longitud y profundidad estandarizadas además de la estasis producida
por el manguito de presión. El tiempo de hemorragia con plantilla se ha encontrado altamente
reproducible y en la actualidad es el método de elección. Las plantillas disponibles comerciales (the
Template Bleeding Time, Hemakit, Inc., Malden, MA; Simplate Bleeding Time, General Diagnostics,
Morris Plains, NJ; Surgicutt, ITC Commercial Group, Edison, NJ) producen cortes de 9 o 5 mm de
ancho y uno de profundidad. La profundidad de los corte es superficial para que sólo se seccionen
vasos pequeños. El tiempo de hemorragia normal con el método de la plantilla es de 1 a 9 minutos.
La dirección de la incisión en el antebrazo tiene un efecto sobre el resultado. Se registran tiempos
ligeramente más largos cuando la incisión es horizontal que cuando es vertical.
La determinación del tiempo de hemorragia por el método con plantilla mide la capacidad de las
plaquetas para formar un tapón hemostásico primario. Un defecto de la función de las plaquetas
produce un tiempo prolongado de hemorragia. Por tanto, los defectos en la capacidad de las
plaquetas para adherirse, agregarse o liberar influyen en el tiempo de hemorragia. La
trombocitopenia también causa una prolongación del tiempo de hemorragia con plantilla. Hay una
correlación lineal inversa entre la cifra de plaquetas y el tiempo de hemorragia cuando la cifra de
las plaquetas esta entre 10 x 108 / L y 100 x 109 / L., el tiempo de hemorragia puede alterarse en
algún grado en ciertas enfermedades que afectan a los vasos sanguíneos y en la enfermedad de
Von Willebrand.
Los reactivos de agregación usados más frecuentes en la clínica son ADP, adrenalina, colágeno y
ristocetina, un antibiótico conocido por provocar trombicitopenia; a veces se usan trombina y ácido
araquidonico. La adrenalina es similar en lo referente que no causa cambios en la forma, pero aún
está implicada en la agregación de plaquetas. Como el ADP requiere la síntesis de tromboxano A2
para estimular la agregación secundaria y la secreción. El significado de la adrenalina in vivo es
69
desconocido. Es útil in vitro como parte de la prueba de agregación de plaquetas y ayuda a explicar
su función anormal en algunos transtornos.
La agregación normal de las plaquetas con los agonistas mencionados antes también dependen de
las cantidades adecuadas de receptores gp IIb/IIIa en la superficie de la plaqueta y del fibrinógeno.
Los patrones anormales de agregación pueden detectar anormalidades de la onda primaria, de la
onda secundaria o de ambas.
La prueba de retracción del coágulo ya no es un procedimiento clínico muy usado. Esta prueba
consiste en observar la retracción de un coágulo en un tubo de ensayo 24 horas después de
extraerse la sangre. Fue diseñado un método semicuantitativo con el uso de plasma abundante en
plaquetas. La retracción depende de un número adecuado de plaquetas funcionalmente normales.
La prueba es anormal en la trombocitopenia y en la trombopastenia de Glanzmann.
HEMOSTASIA PRIMARIA
Es el proceso de formación del tapón plaquetario iniciado ante una lesión vascular, llevándose a
cabo una estrecha interacción entre el endotelio y la plaqueta. Normalmente las plaquetas no se
adhieren al vaso sanguíneo; esto sólo ocurre cuando existe lesión en el vaso sanguíneo y se
expone la colágena del subendotelio, permitiendo así la activación de las plaquetas (1,2).
En la hemostasia primaria existe una serie de mecanismos que se desencadenan durante una
lesión vascular y que permitirán la formación del tapón hemostático plaquetario. Dichos 4.1
Fisiología de la coagulación sanguínea mecanismos se ordenan en las siguientes fases:
1) adhesión,
2) activación y secreción; y
3) agregación (1,2).
Ante una lesión vascular, las plaquetas se unen al subendotelio o al tejido perivascular expuesto a
la sangre. Este proceso inicial se llama adhesión plaquetaria. Aunque el endotelio tiene múltiples
proteínas adhesivas, la más importante para la adhesión plaquetaria es el colágeno. La unión de
las plaquetas a las proteínas adhesivas depende de receptores específicos para cada proteína
adhesiva en la membrana plaquetaria. El colágeno se une a la plaqueta mediante la GPIb/IX y el
factor de von Willebrand (FvW), éste se une al colágeno y cambia su conformación, lo que permite
que la GPIb/ IX se le una, fijando la plaqueta al colágeno (2-4).
70
consideradas agonistas aceleran la formación del coágulo plaquetario y la reparación tisular
(epinefrina, trombina, adenosín trifosfato, colágeno, tromboxano A2). Los agonistas estimulan la
unión de unas plaquetas con otras, el reclutamiento de más plaquetas y el crecimiento del coágulo
se conoce como agregación plaquetaria. En este punto, el coágulo es una masa de plaquetas
degranuladas, empacadas estrechamente y rodeadas de muy poca fibrina. Para la agregación se
requiere fi brinógeno y su receptor, la GPIIb/IIIa (3,4).
La membrana de las plaquetas activadas también ofrece el ambiente ideal para acelerar la
generación de fibrina, al proveer de fosfolípidos necesarios para la formación del coágulo definitivo,
principalmente una lipoproteína denominada factor plaquetario 3.
Además, la membrana plaquetaria activada tiene otros fosfolípidos, ligandos para los factores Va,
VIIIa, IXa y Xa. Acelera y localiza la activación del factor II y X en el sitio de la lesión vascular, y
protege al factor Xa de la inhibición por AT III (Figura 1) (5).
HEMOSTASIA SECUNDARIA
Iniciación:
El factor tisular (FT), también conocido como tromboplastina o factor III, es sintetizado por
diferentes tipos celulares y expresado en la membrana celular.
71
Aunque el factor tisular se encuentra localizado en la membrana de las células donde se ha
formado, éste se puede expresar en una gran variedad de células extravasculares en condiciones
normales, además de expresarse en monocitos y células endoteliales en estados inflamatorios.
Evidencia reciente sugiere que las vesículas de membrana que contienen factor tisular, pueden
unirse a la superficie plaquetaria de un trombo en evolución. La fuente y el papel de dichas
vesículas permanecen sin aclararse, sin embargo, es claro que las plaquetas normales circulantes
no activadas, no contienen ni expresan factor tisular (6,7).
Para que la hemostasia secundaria inicie, debe existir lesión endotelial que permita al plasma
entrar en contacto con el factor tisular expresado en las membranas celulares. El factor VII es una
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proteína dependiente de vitamina K, producida en el hígado, con la vida media más corta de todos
los factores procoagulantes y es la única que circula en forma activada y no activada. El factor VII
puede ser activado por los factores IXa, Xa, XIIa, trombina, plasmina o la proteasa activadora de
factor VII. El activador fi siológico más significativo del factor VII es aún un misterio, con algunas
pistas que sugieren un proceso de autoactivación. El factor IX parece jugar un papel preponderante
en la activación del factor VII, debido a que humanos con hemofilia B tienen bajos niveles de factor
VIIa. El factor VII en el plasma se une estrechamente al factor tisular activando rápidamente a
proteasas procoagulantes y anticoagulantes. El complejo FT/VIIa puede activar al factor X y IX. El
factor X activa al factor V y a otras proteasas no coagulantes, sin embargo, puede ser inhibido
rápidamente por la vía del inhibidor del factor tisular (TFPI, por sus siglas en inglés) o por la
antitrombina III (ATIII), si abandona el ambiente protector de la superficie celular. El complejo
FT/VIIa puede autoactivarse así mismo. El factor VIIa libre no puede ser inactivado por proteasas
plasmáticas y tiene una vida media de dos horas. El factor VIIa es protegido de la inactivación a
menos que se encuentre unido al FT y su función principal es la de vigilar la circulación y buscar
zonas donde se encuentre expuesto el FT para activar la circulación. Por otro lado, el factor Xa que
permanece en la superficie celular puede combinarse con el factor Va para producir pequeñas
cantidades de trombina, lo cual es un paso importante en la activación plaquetaria y del factor VIII
durante la fase de amplificación (6,7).
Amplificación
Las pequeñas cantidades de trombina generada en la fase de iniciación tienen diferentes efectos
sobre múltiples áreas de la coagulación. La trombina es un potente activador plaquetario a través
de la vía de los recetores activados por proteasas (PAR, por sus siglas en inglés). Este período
protrombótico ascendente es referido como la fase de amplificación y resulta en la activación de las
plaquetas con exposición de los fosfolípidos de membrana y la creación de una membrana
procoagulante con liberación del contenido de sus gránulos.
Durante la activación, las plaquetas liberan de sus gránulos alfa a la superficie, factor V
parcialmente activado, el cual es completamente encendido por la trombina y el factor Xa. La
trombina también activa al factor XI. Por otro lado, la trombina escinde al factor de von Willebrand
(FvW) del factor VIII para activarlo posteriormente. Las plaquetas reclutadas al sitio de lesión
durante esta fase, proporcionan los fosfolípidos de membrana necesarios para la fase de
propagación (6,7).
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Propagación
En la fase de iniciación se activan con éxito los factores X y IX, así como los cofactores V y VII
(activados por las pequeñas cantidades de trombina producidas en esta fase).
Después, el factor IXa junto con el VIIIa, se unen a la membrana de las plaquetas, formando en
complejo de tenasa. El complejo de «ten asa» activa al factor X, resultando en una rápida
formación de Xa y se compone del factor IXa, VIIIa, X y calcio. La mayoría del factor Xa se forma fi
siológicamente a través de la acción del complejo de tenasa y no a través de la activación del
complejo FT/VIIa. El complejo de tenasa se cree que es 50 veces más eficiente para activar al
factor X, que el complejo de FT/VIIa (8). El factor Xa inicia el ensamble del complejo de
protrombinasa, el cual es constituido por el factor Va, Xa y calcio. Este complejo transforma la
protrombina a trombina, con lo que se da una explosión de trombina, con la subsecuente formación
de fi brina y la formación del coágulo.
En ausencia del factor VIII (como en la hemofilia A) y del factor IX (hemofilia B), la iniciación de la
coagulación es normal (dependiente del complejo FT/VIIa); sin embargo, la fase de propagación se
encuentra severamente disminuida, lo que lleva a una mala formación del coágulo y son incapaces
de realizar una hemostasia adecuada (Figura 2)(6,8).
FIBRINÓLISIS Y ANTICOAGULACIÓN
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La fi brina tiene un papel esencial en la hemostasia, como producto primario de la cascada de
coagulación y como substrato último en la fibrinólisis. La eficiencia de la fibrinólisis es altamente
influenciada por la estructura del coágulo, las isoformas del fibrinógeno, los polimorfismos, el grado
de generación de trombina y el ambiente bioquímico en el que se desarrollan.
El estado fisiológico normal corresponde a una tendencia en donde los mecanismos inhibitorios
prevengan el inicio patológico o la propagación exagerada de la coagulación, ello limita el
fenómeno a la región vascular dañada. El primero de ellos bloquea la iniciación, a través de un
polipéptido de cadena única producido por el endotelio sano, llamado el inhibidor de la vía del
factor tisular (TFPI), que bloquea las consecuencias de la unión entre el factor VIIa y el factor
tisular (9).
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Otros mecanismos inhibitorios son capaces de bloquear la coagulación una vez iniciada, como la
antitrombina (antes antitrombina III), que fisiológicamente es activada por un glicosaminoglicano de
origen endotelial (el heparán sulfato) y farmacológicamente por la heparina. La antitrombina actúa
inhibiendo todos los factores de coagulación con acción de serinproteasas (IX, X, XI, XII y
trombina). Otro producto del endotelio sano, la trombomodulina, en unión con la trombina, activa la
proteína C que, junto a su cofactor, la proteína S, inhibe los cofactores de la coagulación (factores
VIII y V)(10).
Una vez formado el coágulo, la fibrinólisis mediada por plasmina es la responsable de removerlo,
tanto en etapas tardías del trauma vascular como en trombosis patológica. La trombina y la
oclusión vascular inducen al endotelio a producir el activador tisular de la plasmina (t-PA). Otro
activador es inducido por los factores de contacto (PK, HMHK y XII), que convierten la
prourocinasa en activador del plasminógeno de tipo urocinasa (u-PA). Cuando estos activadores
superan los mecanismos inhibidores de activación del plasminógeno (TAFI), antes mencionados,
se activa la plasmina, que corta los residuos de lisina y arginina en el extremo carboxilo terminal de
la fi brina y revierten la polimerización, con lo que la convierten en productos de degradación de la
fi brina, como el dímero D (11). El fibrinógeno es una proteína soluble de 340 kDa, el cual se
encuentra circulando en la sangre total a concentraciones de 2 a 4 mg/dL. Consiste en dos sets de
tres distintas cadenas de disulfido unidos a polipéptido (Aα, Bβ, yγ), que son sintetizadas por tres
genes separados en el cromosoma 4. El objetivo molecular principal de la trombina es el
fibrinógeno, el cual es convertido en monómeros de fi brina, debido a la eliminación de la trombina
en fi brinopéptidos N- terminales A y B. El monómero resultante es un disulfido unido a una
proteína trinodular que sus dominios N y C terminales se convierten en los nódulos E y D
respectivamente(12).
Pues bien, desde el momento en que se está formando el coágulo en el cuerpo, el sistema
fibrinolítico se inicia para romperlo. El efecto final del sistema fibrinolítico es la plasmina, el cual
escinde la fi brina en productos solubles de degradación. La plasmina se produce por el precursor
inactivo del plasminógeno por la acción de dos activadores: activador tipo urocinasa de
plasminógeno (uPA) y el activador de plasminógeno tipo tisular (tPA). El PAs (activador de
plasminógeno) es regulado por el inhibidor del activador de plasminógeno (PAIs). El plasminógeno
es encontrado en mucha mayor cantidad en plasma que el PAs. La liberación de tPA de las células
endoteliales es provocada por la trombina y la oclusión venosa. El tPA y el plasminógeno se unen
para envolver el polímero de fi brina. Una vez que el plasminógeno es activado y se transforma en
plasmina se une a la fi brina en un sitio específico en donde existen residuos de lisina y arginina,
resultando en la disolución del coágulo.
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El inhibidor de la fibrinólisis activado por trombina (TAFI) es un zimógeno que puede ser activado
(TAFIa) por la trombina o por la plasmina (13). Como la fi brina es degradada por la plasmina, sus
lisinas C-terminal son expuestas y mejoran la activación de plasminógeno adicional a la plasmina.
La TAFIa elimina las lisinas C terminales desde la fi brina y así inhibe el cofactor de actividad de la
fi brina para la activación del plasminógeno (Figura 3).
Bibliografía.
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Anexos.
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