Abrahamic Religions">
Nothing Special   »   [go: up one dir, main page]

TEMA 4 Internet

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 17

ARQUIDIÓCESIS DE BARQUISIMETO

SECRETARIADO DE CATEQUESIS
LARA-VENEZUELA

FORMACIÓN PARA MINISTRO CATEQUISTA

TEMA 4

CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA

MARZO – AGOSTO 2022

1
SEMANA 1: EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POSTSINODAL "EVANGELII
NUNTIANDI" Y LA EXHORTACIÓN APOSTÓLICA CATECHESI TRADENDAE

1.1 EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POSTSINODAL "EVANGELII NUNTIANDI"

El 8 de diciembre de 1975, a los 10 años de la conclusión del concilio Vaticano II, y como
fruto de la III asamblea general del sínodo de los obispos (1974), Pablo VI publicaba la
exhortación apostólica postsinodal "Evangelii nuntiandi", centrada en el tema de la
evangelización. Tratemos ahora de recordar algunas enseñanzas fundamentales de esta
importante Exhortación desde la perspectiva de la catequesis.
• Jesús es el primer evangelizador
Cristo es el gran evangelizador. Jesús mismo, Evangelio de Dios, ha sido el primero y el
más grande evangelizador. Lo ha sido hasta el final, hasta la perfección, hasta el sacrificio
de su existencia terrena.
• Cristo anuncia un reino de salvación y liberación
Cristo, en cuanto evangelizador, anuncia ante todo un reino, el reino de Dios, tan
importante que, en relación a él, todo se convierte en "lo demás", que es dado por
añadidura. El núcleo y centro de la buena nueva es la salvación, don de Dios, liberación de
todo lo que oprime al hombre, pero sobre todo liberación del pecado y del maligno…todo
lo cual inicia en la vida de Cristo y se logra definitivamente por su muerte y resurrección,
continuado pacientemente hasta su plena realización.
• El reino de Dios llega mediante una conversión profunda
El reino y la salvación pueden ser recibidos por todo hombre como gracia y misericordia y
deben ser conquistados con fuerza, fatiga y sufrimiento, con una vida conforme al
Evangelio, con la renuncia y la cruz, con el espíritu de las bienaventuranzas. Pero, ante
todo, cada uno los consigue mediante un total cambio interior, que el Evangelio designa
con el nombre de metánoia, una conversión radical, una transformación profunda de la
mente y del corazón.
• Hacia una comunidad evangelizada y evangelizadora
Quienes acogen con sinceridad la Buena Nueva, mediante tal acogida y la participación en
la fe, se reúnen pues en el nombre de Jesús para buscar juntos el reino, construirlo, vivirlo.
Ellos constituyen una comunidad que es a la vez evangelizadora.
• La evangelización, vocación propia de la Iglesia
La tarea de la evangelización de todos los hombres constituye la misión esencial de la
Iglesia; una tarea y misión que los cambios amplios y profundos de la sociedad actual
hacen cada vez más urgentes. Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia
de la Iglesia, su identidad más profunda.
• Renovación de la humanidad.
Evangelizar significa para la Iglesia llevar la Buena Nueva a todos los ambientes de la
humanidad y, con su influjo, transformar y renovar, desde dentro, a la misma
humanidad. La finalidad de la evangelización es por consiguiente este cambio interior y
por la sola fuerza divina del Mensaje que proclama, trata de convertir al mismo tiempo la
conciencia personal y colectiva de los hombres.
• Importancia primordial del testimonio

2
La Buena Nueva debe ser proclamada en primer lugar, mediante el testimonio de la propia
vida conforme a las enseñanzas de Cristo. Todos los cristianos están llamados a este
testimonio y, en este sentido, pueden ser verdaderos evangelizadores.
• Necesidad de un anuncio explícito
Y, sin embargo, esto sigue siendo insuficiente, pues el más hermoso testimonio se revelará
a la larga impotente si no es esclarecido, justificado, explicitado por un anuncio claro e
inequívoco del Señor Jesús. La Buena Nueva proclamada por el testimonio de vida deberá
ser pues, tarde o temprano, proclamada por la palabra de vida. No hay evangelización
verdadera, mientras no se anuncie el nombre, la doctrina, la vida, las promesas, el reino, el
misterio de Jesús de Nazaret Hijo de Dios.
• Contenido esencial y elementos secundarios
En el mensaje que anuncia la Iglesia hay elementos secundarios, cuya presentación depende
en gran parte de los cambios de circunstancias, y un contenido esencial, que no se puede
modificar ni pasar por alto sin desnaturalizar gravemente la evangelización misma.
• Un testimonio al amor del Padre
Evangelizar es, ante todo, dar testimonio, de una manera sencilla y directa, de Dios
revelado por Jesucristo mediante el Espíritu Santo. Testimoniar que ha amado al mundo en
su Verbo Encarnado, ha dado a todas las cosas el ser y ha llamado a los hombres a la vida
eterna. Este testimonio resulta plenamente evangelizador cuando pone de manifiesto que
para el hombre el Creador no es un poder anónimo y lejano: es Padre.
• Centro del mensaje: la salvación en Jesucristo
La evangelización también debe contener siempre —como base, centro y a la vez culmen
de su dinamismo— una clara proclamación de que en Jesucristo, Hijo de Dios hecho
hombre, muerto y resucitado, se ofrece la salvación a todos los hombres, como don de la
gracia y de la misericordia de Dios.
• El testimonio de vida
Ante todo, y sin necesidad de repetir lo que ya hemos recordado antes, hay que subrayar
esto: para la Iglesia el primer medio de evangelización consiste en un testimonio de vida
auténticamente cristiana, entregada a Dios en una comunión que nada debe interrumpir y a
la vez consagrada igualmente al prójimo con un celo sin límites. "El hombre
contemporáneo escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan o si
escuchan a los que enseñan, es porque dan testimonio".
• La catequesis
A propósito de la evangelización, un medio que no se puede descuidar es la enseñanza
catequética. La inteligencia, sobre todo tratándose de niños y adolescentes, necesita
aprender mediante una enseñanza religiosa sistemática los datos fundamentales, el
contenido vivo de la verdad que Dios ha querido transmitirnos y que la Iglesia ha procurado
expresar de manera cada vez más perfecta a lo largo de la historia.
• Destino universal
Las últimas palabras de Jesús en el Evangelio de Marcos confieren a la evangelización, que
el Señor confía a los Apóstoles, una universalidad sin fronteras: "Id por todo el mundo y
predicad el Evangelio a toda criatura".
• Primer anuncio a los que están lejos
Revelar a Jesucristo y su Evangelio a los que no los conocen: he ahí el programa
fundamental que la Iglesia, desde la mañana de Pentecostés, ha asumido, como recibido de
su Fundador.

3
La Iglesia lleva a efecto este primer anuncio de Jesucristo mediante una actividad compleja
y diversificada, que a veces se designa con el nombre de "pre-evangelización", pero que
muy bien podría llamarse evangelización, aunque en un estadio de inicio y ciertamente
incompleto.
• Anuncio al mundo descristianizado
Aunque este primer anuncio va dirigido de modo específico a quienes nunca han escuchado
la Buena Nueva de Jesús o a los niños, se está volviendo cada vez más necesario, a causa de
las situaciones de descristianización frecuentes en nuestros días, para gran número de
personas que recibieron el bautismo, pero viven al margen de toda vida cristiana; para las
gentes sencillas que tienen una cierta fe, pero conocen poco los fundamentos de la misma;
para los intelectuales que sienten necesidad de conocer a Jesucristo bajo una luz distinta de
la enseñanza que recibieron en su infancia, y para otros muchos.
• La Iglesia entera es misionera
Si hay hombres que proclaman en el mundo el Evangelio de salvación, lo hacen por
mandato, en nombre y con la gracia de Cristo Salvador. ¿Quién tiene, pues, la misión de
evangelizar? El Concilio Vaticano II ha dado una respuesta clara: "Incumbe a la Iglesia por
mandato divino ir por todo el mundo y anunciar el Evangelio a toda creatura" (82). Y en
otro texto afirma: "La Iglesia entera es misionera, la obra de evangelización es un deber
fundamental del pueblo de Dios".
1.2. EXHORTACIÓN APOSTÓLICA CATECHESI TRADENDAE
Es una exhortación apostólica postsinodal del papa S. Juan Pablo II publicada el 16 de
octubre de 1979, que aborda el tema de la catequesis en el periodo contemporáneo.La
exhortación está dirigida a los obispos, al clero y a todos los fieles de la Iglesia. Tocaremos
los temas del documento de un modo genérico.
• Tenemos un solo maestro: Jesucristo
La IV Asamblea general del Sínodo de los Obispos ha remarcado en el Cristo-centrismo de
toda catequesis auténtica. En el centro de la catequesis encontramos a la Persona de Jesús
de Nazaret, que ha muerto por nosotros y que resucitado, vive para siempre con nosotros;
siendo «el Camino, la Verdad y la Vida», por esto la vida cristiana consiste en seguir a
Cristo.
Catequizar es, en cierto modo, escrutar ese Misterio de Cristo en toda su dimensión,
descubriendo en la Persona de Cristo el designio eterno de Dios transmitiendo la Verdad
que Él comunica o, más exactamente, la Verdad que Él es. Procurando comprender el
significado de sus gestos y palabras; los signos que realizó, pues ellos encierran y
manifiestan a la vez su Misterio. En este sentido, el fin definitivo de la catequesis es poner
a uno no sólo en contacto sino en comunión, en intimidad con Jesucristo: sólo Él puede
conducirnos al amor del Padre en el Espíritu y hacernos partícipes de la vida de la
Santísima Trinidad.
• Transmitir la doctrina de Cristo
La constante preocupación de todo catequista, debe ser la de comunicar, a través de su
enseñanza y su comportamiento, la doctrina y la vida de Jesús. No tratará de fijar en sí
mismo, en sus opiniones y actitudes personales, la atención y la adhesión de aquel a quien

4
catequiza; no tratará de inculcar sus opiniones y opciones personales como si éstas
expresaran la doctrina y las lecciones de vida de Cristo. Todo catequista debería poder
aplicarse a sí mismo la misteriosa frase de Jesús: «Mi doctrina no es mía, sino del que me
ha enviado».
Una experiencia tan antigua: la misión de los apóstoles
La imagen de Cristo que enseña se había impreso en la mente de los Doce y de los primeros
discípulos, y la consigna «Id y haced discípulos a todas las gentes» los orientó toda su vida.
No son ellos los que han escogido seguir a Jesús, sino que es Jesús quien los ha elegido,
para que ellos vayan y den fruto y para que su fruto permanezca. Por ello después de la
resurrección, les confió formalmente la misión de hacer discípulos a todas las gentes.
• La catequesis: derecho y deber de la Iglesia
La catequesis ha sido siempre para la Iglesia un deber sagrado y un derecho
imprescriptible. Por una parte, es sin duda un deber que tiene su origen en un mandato del
Señor. Por otra parte, puede hablarse igualmente de derecho: desde el punto de vista
teológico, todo bautizado por el hecho mismo de su bautismo, tiene el derecho de recibir de
la Iglesia una enseñanza y una formación que le permitan iniciar una vida cristiana.
Por ello la actividad catequética debe poder ejercerse en circunstancias favorables de
tiempo y lugar, debe tener acceso a los medios de comunicación social. Por eso el Sínodo
elevo enérgicamente la voz contra toda discriminación en el ámbito de la catequesis, a la
vez que dirijo una apremiante llamada a los responsables para que acaben del todo esas
constricciones que gravan sobre la libertad humana en general y sobre la libertad religiosa
en particular.
• Renovación continua y equilibrada
La catequesis tiene necesidad de renovarse continuamente en sus métodos, en la búsqueda
de un lenguaje adaptado, en el empleo de nuevos medios de transmisión del mensaje. La
repetición rutinaria lleva al estancamiento, al letargo y, en definitiva, a la parálisis. La
improvisación irreflexiva engendra desconcierto en los catequizados y en sus padres,
cuando se trata de los niños, causa desviaciones de todo tipo, rupturas y finalmente la ruina
total de la unidad; por eso hay que buscar y abrir caminos y perspectivas nuevas para la
enseñanza catequética.
La catequesis en la actividad pastoral y misionera de la iglesia
• La catequesis: una etapa de la evangelización
La catequesis no puede separarse del conjunto de actividades pastorales y misionales de la
Iglesia. No se la puede definir de forma concreta, puntual y aislada, compete enriquecer
cada vez más su concepto; dentro de la globalidad de la misión de la Iglesia. Teniendo en
cuenta que abarca desde técnicas a sentimientos.
• Catequesis y primer anuncio del Evangelio
La Catequesis, persigue el doble objetivo de hacer madurar la fe inicial y de educar al
verdadero discípulo por medio de un conocimiento más profundo y sistemático de la
persona y del mensaje de Nuestro Señor Jesucristo.

5
Es decir que la catequesis debe preocuparse, no sólo de alimentar y enseñar la fe, sino de
animarla continuamente con la ayuda de la gracia, de abrir el corazón, de convertir, de
preparar una adhesión a Cristo. Esta preocupación inspira parcialmente el tono, el lenguaje
y el método de la catequesis.
• Finalidad específica de la catequesis
La finalidad específica de la catequesis se trata en efecto de hacer crecer a nivel de
conocimiento y de vida, el germen de la fe sembrado por el Espíritu Santo con el primer
anuncio y transmitido eficazmente a través del bautismo.
• Catequesis y sacramentos
La catequesis está intrínsecamente unida a toda la acción litúrgica y sacramental, sobre todo
en la eucaristía porque es ahí donde Jesucristo actúa en plenitud para la transformación de
los hombres. Una forma eminente de catequesis es la que prepara a los sacramentos, y toda
catequesis conduce necesariamente a los sacramentos de la fe. Por otra parte, la práctica
auténtica de los sacramentos tiene forzosamente un aspecto catequético. En otras palabras,
la vida sacramental se empobrece y se convierte muy pronto en ritualismo vacío, si no se
funda en un conocimiento serio del significado de los sacramentos y la catequesis se
intelectualiza, si no cobra vida en la práctica sacramental.
• Catequesis y comunidad eclesial
Todo el que se ha adherido a Jesucristo por la fe y se esfuerza por consolidar esta fe
mediante la catequesis, tiene necesidad de vivirla en comunión con aquellos que han dado
el mismo paso. La catequesis tiene la responsabilidad de atender a la formación de sus
miembros, pero también la responsabilidad de acogerlos en un ambiente donde puedan
vivir, con la mayor plenitud posible, lo que han aprendido. La catequesis está abierta
igualmente al dinamismo misionero, si hace bien, los cristianos tendrán interés en dar
testimonio de su fe.
• Necesidad de la catequesis en sentido amplio para la madurez y fuerza de la
fe
Gracias a la catequesis, el kerygma evangélico —primer anuncio lleno de ardor que un día
transformó al hombre y lo llevó a la decisión de entregarse a Jesucristo por la fe— se
profundiza poco a poco, explicado mediante un discurso dirigido a la razón, orientado hacia
la práctica cristiana en la Iglesia y en el mundo.

Toda la buena nueva brota de la fuente


• El contenido del Mensaje
Siendo la catequesis un momento o un aspecto de la evangelización, su contenido no puede
ser otro que el de toda la evangelización: el mismo mensaje —Buena Nueva de salvación—
aceptado de corazón, se profundiza mediante la reflexión y el estudio sistemático; mediante
una toma de conciencia, que compromete más, de sus repercusiones en la vida personal de
cada uno.

6
• La fuente
La catequesis extraerá siempre su contenido de la Palabra de Dios, transmitida mediante la
Tradición y la Escritura, dado que «la Tradición y la Escritura constituyen el depósito
sagrado de la Palabra de Dios, confiado a la Iglesia». Hablar de la Tradición y de la
Escritura como fuentes de la catequesis es estar totalmente impregnada por el pensamiento,
el espíritu y actitudes bíblicas y evangélicas a través de los textos bíblicos; la catequesis
será tanto más rica y eficaz cuanto más lea los textos con la inteligencia y el corazón de la
Iglesia. La enseñanza, la liturgia y la vida de la Iglesia surgen de esta fuente y conducen a
ella, bajo la dirección del Magisterio doctrinal que el Señor ha confiado.
• Integridad del contenido
Hay que poner de relieve, en nuestros días, tres puntos importantes.
1. El que se hace discípulo de Cristo tiene derecho a recibir la «palabra de la fe» no
mutilada, falsificada o disminuida, sino completa e integral, en todo su rigor y su vigor.
Traicionar en algo la integridad del mensaje es vaciar peligrosamente la catequesis misma y
comprometer los frutos que de ella tienen derecho a esperar Cristo y la comunidad eclesial.
2. Cuando un hombre, presintiendo «la superioridad del conocimiento de Cristo
Jesús», descubierto por la fe, abrigue el deseo, aún inconsciente, de conocerle más y mejor,
mediante «una predicación y enseñanza conforme a la verdad que hay en Jesús», ningún
pretexto es válido para negarle parte alguna de ese conocimiento.
3. A ningún verdadero catequista le es lícito hacer por cuenta propia una selección en
el depósito de la fe, entre lo que estima importante y lo que estima menos importante o para
enseñar lo uno y rechazar lo otro.
• Con métodos pedagógicos adaptados
Es posible que en la situación actual de la catequesis, también puede suceder que
determinado lenguaje se demuestre preferible para transmitir el contenido a determinada
persona o grupo de personas. La elección sería válida en la medida en que no dependa de
teorías o prejuicios más o menos subjetivos y marcados por una cierta ideología, sino que
esté inspirada por el humilde afán de ajustarse mejor a un contenido que debe permanecer
intacto. El método y el lenguaje utilizados deben seguir siendo verdaderamente
instrumentos para comunicar la totalidad y no una parte de las «palabras de vida eterna» o
del «camino de la vida».
• Problema de manuales comunes a diversas religiones
Sucede a veces que las escuelas estatales ponen libros a disposición de los alumnos, en los
que las religiones, incluida la católica, son presentadas a título cultural histórico, moral y
literario. Una presentación objetiva de los hechos históricos, de las diferentes religiones y
confesiones cristianas puede contribuir a una mejor comprensión recíproca. En tal caso se
hará todo lo posible para que la presentación sea verdaderamente objetiva, al resguardo de
sistemas ideológicos y políticos o de pretendidos prejuicios científicos que deformarían su
verdadero sentido.
Todos tienen necesidad de la catequesis

7
• La importancia de los niños y de los jóvenes
El ascenso de los jóvenes constituye sin duda el hecho más rico de esperanza y al mismo
tiempo de inquietud para una buena parte del mundo actual. En algunos países, sobre todo
los del Tercer Mundo, más de la mitad de la población está por debajo de los veinticinco o
treinta años. Ello significa que millones y millones de niños y de jóvenes se preparan para
su futuro de adultos. Y no es sólo el factor numérico: acontecimientos recientes, y la misma
crónica diaria, nos dicen que esta multitud innumerable de jóvenes, aunque esté dominada
aquí y allí por la incertidumbre y el miedo, o seducida por la evasión en la droga y la
indiferencia, incluso tentada por el nihilismo y la violencia, constituye sin embargo en su
mayor parte la gran fuerza que, entre muchos riesgos, se propone construir la civilización
del futuro.
Métodos y medios de la catequesis
• Medios de comunicación social
Desde la enseñanza oral de los Apóstoles a las cartas que circulaban entre las Iglesias y
hasta los medios más modernos, la catequesis no ha cesado de buscar los métodos y los
medios más apropiados a su misión, con la participación activa de las comunidades, bajo
impulso de los Pastores, este esfuerzo debe continuar.
• Homilía
Esta observación vale más aún para la catequesis, la homilía vuelve a recorrer el itinerario
de fe propuesto por la catequesis y lo conduce a su perfeccionamiento natural. En este
sentido se puede decir que la pedagogía catequética encuentra, a su vez, su fuente y su
plenitud en la eucaristía dentro del horizonte completo del año litúrgico. La predicación
centrada en los textos bíblicos, debe facilitar entonces, a su manera, el que los fieles se
familiaricen con el conjunto de los misterios de la fe y de las normas de la vida cristiana.
• Publicaciones catequéticas
Uno de los aspectos más interesantes de la catequesis consiste en la renovación y
multiplicación de los libros catequéticos que en la Iglesia. Han visto la luz obras numerosas
y muy logradas, y constituyen una verdadera riqueza al servicio de la enseñanza
catequética. Aunque bastante a menudo, aquí y allá, con el fin de encontrar el lenguaje más
apto o de estar al día en lo que atañe a los métodos pedagógicos, ciertas obras catequéticas
desorientan a los jóvenes y aun a los adultos; más aún cuando se busca información en
internet.
• Catecismos
Todos los que asumen la pesada tarea de preparar estos instrumentos catequéticos, y con
mayor razón el texto de los catecismos, no pueden hacerlo sin la aprobación de los Pastores
que tienen autoridad para darla, ni sin inspirarse lo más posible en el Directorio general de
Catequesis que sigue siendo norma de referencia.

Cómo dar la catequesis


• Diversidad de métodos

8
La edad y el desarrollo intelectual de los cristianos, su grado de madurez eclesial y
espiritual y muchas otras circunstancias personales postulan que la catequesis adopte
métodos muy diversos para alcanzar su finalidad específica: la educación en la fe.
• Al servicio de la Revelación y de la conversión
La pauta que ha de procurar seguir es la Revelación, tal como la transmite el Magisterio
universal de la Iglesia en su forma solemne u ordinaria. Esta Revelación es la de un Dios
creador y redentor, cuyo Hijo, habiendo venido entre los hombres, hecho carne, no sólo
entra en la historia personal de cada hombre, sino también en la historia humana,
convirtiéndose en su centro. Esta es, por tanto, la Revelación de un cambio radical del
hombre y del universo, de todo lo que forma el tejido de la existencia humana, bajo la
influencia de la Buena Nueva de Jesucristo.
• Encarnación del mensaje en las culturas
De la catequesis como de la evangelización en general, podemos decir que está llamada a
llevar la fuerza del evangelio al corazón de la cultura y de las culturas. Para ello, la
catequesis procurará conocer estas culturas y sus componentes esenciales; aprenderá sus
expresiones más significativas, respetará sus valores y riquezas propias. Sólo así se podrá
proponer a tales culturas el conocimiento del misterio oculto y ayudarles a hacer surgir de
su propia tradición viva expresiones originales de vida, de celebración y de pensamiento
cristianos. Se recordará a menudo dos cosas:
• Aportación de las devociones populares
Otro método concierne a la valorización, mediante la enseñanza catequética, de los
elementos válidos de la piedad popular. Devociones que en ciertas regiones practica el
pueblo fiel con un fervor y una rectitud de intenciones conmovedoras, aun cuando en
muchos aspectos haya que purificar, o incluso rectificar, la fe en que se apoyan. Como
ciertas oraciones fáciles de entender y que tantas gentes sencillas gustan de repetir, ciertos
actos de piedad practicados con deseo sincero de hacer penitencia o de agradar al Señor;
junto a elementos que se han de eliminar, hay otros que, bien utilizados, podrían servir muy
bien para avanzar en el conocimiento del misterio de Cristo o de su mensaje: el amor y la
misericordia de Dios, la Encarnación de Cristo, su cruz redentora y su resurrección, la
acción del Espíritu en cada cristiano y en la Iglesia, etc.
• Memorización
Los comienzos de la catequesis cristiana, que coincidieron con una civilización
eminentemente oral, recurrieron muy ampliamente a la memorización. Y la catequesis ha
conocido una larga tradición de aprendizaje por la memoria de las principales verdades.
Todos sabemos que este método puede presentar ciertos inconvenientes, unidos a las
características diversas de nuestra civilización, han llevado aquí o allí a la supresión casi
total —definitiva, por desgracia, según algunos— de la memorización en la catequesis.
La alegría de la fe en un mundo difícil
• Afirmar la identidad cristiana
Vivimos en un mundo difícil donde la angustia de ver que las mejores realizaciones del
hombre se le escapan y se vuelven contra él, crea un clima de incertidumbre. Es en este
9
mundo donde la catequesis debe ayudar a los cristianos a ser, para su gozo y para el
servicio de todos, «luz» y «sal». Esto exige una catequesis firme en su identidad y que se
sobreponga sin cesar a las vacilaciones, incertidumbres y desazones del ambiente.
• Lenguaje adaptado al servicio del Credo
El deber imperioso de encontrar el lenguaje adaptado a los niños y a los jóvenes de nuestro
tiempo en general, y a otras muchas categorías de personas: lenguaje de los estudiantes, de
los intelectuales, de los hombres de ciencia; lenguaje de los analfabetos o de las personas de
cultura primitiva; lenguaje de los minusválidos, etc.
• Búsqueda y certeza de la fe
La carta a los Hebreos dice que «la fe es la garantía de las cosas que se esperan, la prueba
de las realidades que no se ven». Si no tenemos la plena posesión, tenemos una garantía y
una prueba. En la educación de los niños, de los adolescentes y de los jóvenes, no les
demos un concepto totalmente negativo de la fe —como un no-saber absoluto, una especie
de ceguera, un mundo de tinieblas—, antes bien, sepamos mostrarles que la búsqueda
humilde y valiente del creyente, lejos de partir de la nada, de meras ilusiones, de opiniones
falibles y de incertidumbres, se funda en la Palabra de Dios que ni se engaña ni engaña, y se
construye sin cesar sobre la roca inamovible de esa Palabra. Es la búsqueda de los Magos a
merced de una estrella, búsqueda a propósito de la cual Pascal, recogiendo un pensamiento
de san Agustín escribía en términos muy profundos: «No me buscarías si no me hubieras
encontrado».
• Catequesis y teología
Esta correlación es evidentemente profunda y vital para quien comprende la misión
irreemplazable de la teología al servicio de la fe. Los catequistas tendrán a su vez el buen
criterio de recoger en el campo de la investigación teológica lo que pueda iluminar su
propia reflexión y su enseñanza, acudiendo como los teólogos a las verdaderas fuentes, a la
luz del Magisterio. Se abstendrán de turbar el espíritu de los niños y de los jóvenes, en esa
etapa de su catequesis, con teorías extrañas, problemas fútiles o discusiones estériles,
muchas veces fustigadas por san Pablo en sus cartas pastorales.
La tarea nos concierne a todos
¡Sí, quiero sembrar pródigamente en el corazón de todos los responsables, tan numerosos y
diversos, de la enseñanza religiosa y del adiestramiento en la vida según el Evangelio, el
valor, la esperanza y el entusiasmo!
Catequistas laicos...
En nombre de toda la Iglesia quiero dar las gracias a vosotros, catequistas parroquiales,
hombres y, en mayor número aún, mujeres, que en todo el mundo os habéis consagrado a la
educación religiosa de numerosas generaciones de niños. Vuestra actividad, con frecuencia
humilde y oculta, mas ejercida siempre con celo ardiente y generoso, es una forma
eminente de apostolado seglar, particularmente importante allí donde, por distintas razones,
los niños y los jóvenes no reciben en sus hogares una formación religiosa conveniente.

10
Pero el título de «catequista» se aplica por excelencia a los catequistas de tierras de misión.
Habiendo nacido en familias ya cristianas o habiéndose convertido un día al cristianismo e
instruidos por los misioneros o por otros catequistas, consagran luego su vida, durante
largos años, a catequizar a los niños y adultos de sus países. Sin ellos no se habrían
edificado Iglesias hoy día floreciente.
... en parroquia...
Aunque es verdad que se puede catequizar en todas partes, la comunidad parroquial debe
seguir siendo la animadora de la catequesis y su lugar privilegiado. Quiérase o no, la
parroquia sigue siendo una referencia importante para el pueblo cristiano, incluso para los
no practicantes. El realismo y la cordura piden pues continuar dando a la parroquia, si es
necesario, estructuras más adecuadas y sobre todo un nuevo impulso gracias a la
integración creciente de miembros cualificados, responsables y generosos. Es muy
conveniente que todos los canales catequéticos converjan realmente hacia una misma
confesión de fe, hacia una misma pertenencia a la Iglesia, hacia unos compromisos en la
sociedad vividos en el mismo espíritu evangélico: «... un solo Señor, una sola fe, un solo
bautismo, un solo Dios y Padre...».
...en familia...
La acción catequética de la familia tiene un carácter peculiar y en cierto sentido
insustituible. Esta educación en la fe, impartida por los padres —que debe comenzar desde
la más tierna edad de los niños— se realiza ya cuando los miembros de la familia se ayudan
unos a otros a crecer en la fe por medio de su testimonio de vida cristiana, a menudo
silencioso, mas perseverante a lo largo de una existencia cotidiana vivida según el
Evangelio. Es importante ir más allá: los padres cristianos han de esforzarse en seguir y
reanudar en el ámbito familiar la formación más metódica recibida en otro tiempo. El hecho
de que estas verdades sobre las principales cuestiones de la fe de la vida cristiana sean así
transmitidas en un ambiente familiar impregnado de amor y respeto permitirá muchas veces
que deje en los niños una huella de manera decisiva y para toda la vida.
Para reflexionar:
- ¿Qué te motiva estos documentos como catequista?
- ¿Cómo debe ser la formación de un catequista?
- ¿Qué conlleva la acción catequética al servicio de la Iglesia?

SEMANA 2: CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA


- ¿Qué significa el título en latín de la Constitución Apostólica Fidei
Depositum?
El título en latín de la Constitución Apostólica Fidei Depositum significa “Depósito de la
Fe”. Las Constituciones Apostólicas, bulas papales o textos conciliares son generalmente
conocidos por las dos palabras en latín con las cuales comienzan.
- ¿Cuál es el propósito general de la constitución Apostólica Fidei
Depositum?

11
El propósito general de la Constitución Apostólica Fidei Depositum es expresar el objetivo
del nuevo Catecismo y su trasfondo. Una constitución apostólica es una resolución o
decreto emanado del Papa
- ¿Cuál es el contenido de la Constitución Apostólica Fidei Depositum?
El contenido de la Constitución Apostólica Fidei Depositum es una explicación de:
1.la redacción del texto
2. el ordenamiento del material
3. la importancia del CEC para la Iglesia.
- ¿Quién impulsó la composición del CIC?
Un Sínodo extraordinario de Obispos convocado en 1985 para celebrar el 20º aniversario
del cierre del Concilio Vaticano II dio el impulso para la composición del CIC.
Un Sínodo de Obispos es una reunión de obispos en Roma o una reunión local de los
obispos pertenecientes a una misma provincia eclesiástica o patriarcado. Estas reuniones se
realizan para discutir cuestiones doctrinales o necesidades pastorales.
- ¿Quién presidió la comisión encargada de preparar un borrador del
CIC?
El Cardenal Joseph Ratzinger –posteriormente Papa, con el nombre de Benedicto XVI-
presidió la comisión que tuvo a su cargo la tarea de preparar un borrador del CIC.
- ¿Qué precedente sigue el CEC en su estructura de cuatro partes?
En su estructura de cuatro partes, el CIC sigue el precedente del Catechismus Romanus,el
primer Catecismo, que fue publicado por el Concilio de Trento (1545-1563).
El Concilio de Trento (1545-63) fue posterior a la Reforma. Rechazó el Protestantismo y
reforzó la ortodoxia.
- ¿Quién autorizó la publicación del CEC? En qué año?
La publicación del CEC fue autorizada por el Papa Juan Pablo II en 1992.
- ¿Cuál es el fin de la vida del hombre?
El fin de la vida del hombre es conocer y amar a Dios.
- ¿Quiénes están involucrados en la catequesis?
Las tres personas de la Santísima Trinidad, los apóstoles y todos los cristianos están
involucrados en la catequesis. Dios catequiza a través de Cristo, en el Espíritu Santo, por
medio de los apóstoles, quienes son ayudados por los fieles.
- ¿Qué es la “catequesis”?
“Catequesis” son los esfuerzos de la Iglesia
1. por hacer discípulos
2. por instruirlos en la vida de Cristo.

12
- ¿Qué cuatro Padres de la Iglesia dedicaron una parte importante de su
trabajo a la catequesis?
Los cuatro Padres de la Iglesia que dedicaron una parte importante de su trabajo a la
catequesis son:
1. San Cirilo de Jerusalén (Oriente, antes del año 400)
2. San Juan Crisóstomo (Oriente, alrededor del año 400)
3. San Ambrosio (Occidente, antes del año 400)
4. San Agustín (Occidente, alrededor del año 400).
- ¿Qué cuatro santos publicaron catecismos en la época de Trento?
Los cuatro santos que publicaron catecismos en la época de Trento fueron:
1. San Pedro Canisio, Alemania ((† alrededor del año 1600)
2. San Carlos Borromeo, Italia († alrededor del año 1580)
3. San Toribio de Mogrovejo († alrededor del año1600)
4. San Roberto Bellarmino († alrededor del año 1620).
El Concilio de Trento (1545-63) fue posterior a la Reforma. Rechazó el Protestantismo y
reforzó la ortodoxia.

• Fin y destinatarios de este Catecismo

Este catecismo tiene por fin presentar una exposición orgánica y sintética de los contenidos
esenciales y fundamentales de la doctrina católica, tanto sobre la fe como sobre la moral, a
la luz del Concilio Vaticano II y del conjunto de la Tradición de la Iglesia. Sus fuentes
principales son la sagrada Escritura, los santos Padres, la Liturgia y el Magisterio de la
Iglesia. Está destinado a servir "como un punto de referencia para los catecismos o
compendios que sean compuestos en los diversos países"

• La estructura del "Catecismo de la Iglesia Católica"

El plan de este catecismo se inspira en la gran tradición de los catecismos, los cuales
articulan la catequesis en torno a cuatro "pilares": la profesión de la fe bautismal
(el Símbolo), los sacramentos de la fe, la vida de fe (los Mandamientos), la oración del
creyente (el Padre Nuestro).

- Primera parte: la profesión de la fe

Los que por la fe y el Bautismo pertenecen a Cristo deben confesar su fe bautismal delante
de los hombres (cf. Mt 10,32; Rom 10,9). Para esto, el catecismo expone en primer lugar en
qué consiste la Revelación por la que Dios se dirige y se da al hombre, y la fe, por la cual el
hombre responde a Dios (primera sección). El Símbolo de la fe resume los dones que Dios
hace al hombre como Autor de todo bien, como Redentor, como Santificador y los articula

13
en torno a los "tres capítulos" de nuestro Bautismo —la fe en un solo Dios: el Padre
Todopoderoso, el Creador; y Jesucristo, su Hijo, nuestro Señor y Salvador; y el Espíritu
Santo, en la Santa Iglesia (segunda sección).

- Segunda parte: Los sacramentos de la fe

La segunda parte del catecismo expone cómo la salvación de Dios, realizada una vez por
todas por Cristo Jesús y por el Espíritu Santo, se hace presente en las acciones sagradas de
la liturgia de la Iglesia (primera sección), particularmente en los siete sacramentos
(segunda sección).

- Tercera parte: La vida de fe

La tercera parte del catecismo presenta el fin último del hombre, creado a imagen de Dios:
la bienaventuranza, y los caminos para llegar a ella: mediante un obrar recto y libre, con la
ayuda de la ley y de la gracia de Dios (primera sección); mediante un obrar que realiza el
doble mandamiento de la caridad, desarrollado en los diez mandamientos de Dios (segunda
sección).

- Cuarta parte: La oración en la vida de la fe

La última parte del catecismo trata del sentido y la importancia de la oración en la vida de
los creyentes (primera sección). Se cierra con un breve comentario de las siete peticiones
de la oración del Señor (segunda sección). En ellas, en efecto, encontramos la suma de los
bienes que debemos esperar y que nuestro Padre celestial quiere concedernos.

Para reflexionar:

- ¿Cómo utilizarías el Catecismo de la Iglesia Católica en la catequesis?


- ¿Cuál es la importación de conocer el Catecismo de la Iglesia Católica?

SEMANA 3: NUEVO DIRECTORIO PARA LA CATEQUESIS

El día de 25 de julio de 2020, fue presentado el nuevo Directorio para la Catequesis por el
Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización. Resultado de doce
borradores y aproximadamente seis años de trabajo, el documento fue aprobado por el Papa
Francisco el 23 de marzo en la memoria litúrgica de Santo Toribio de Mogrovejo. Este
documento sustituye al anterior directorio publicado en 1997.
• Intencionalidad
La catequesis pertenece por derecho propio al gran proceso de renovación que la Iglesia
está llamada a realizar para ser fiel al mandato de Jesucristo de anunciar siempre y en todas
partes su Evangelio (Cf. Mt 28,19). En la tarea de la evangelización la catequesis participa,
según su propia naturaleza para que la fe pueda ser alimentada constantemente y en
consecuencia se traduzca en un estilo de vida que debe caracterizar la existencia del
discípulo de Cristo.

14
Por eso la catequesis se relaciona a la liturgia y a la caridad haciendo evidente la unidad
profunda de la vida nueva que brota del Bautismo. Siguiendo esa línea de renovación, el
Papa Francisco, en la Exhortación Apostólica Evangelii gaudium, ha señalado algunas
características propias de la catequesis que la vinculan estrechamente con el anuncio del
Evangelio en el mundo de hoy.
- La catequesis kerygmática; que toca el corazón mismo de la fe y contiene
la esencia del mensaje cristiano, es una catequesis que hace presente la acción del
Espíritu Santo y comunica el amor salvífico de Dios en Jesucristo que continua
entregándose para dar la plenitud de vida a cada persona. Las diversas
formulaciones del kerygma, abiertas siempre a una mayor profundización, son
también otras puertas importantes de entrada al misterio.
- La catequesis como iniciación mistagógica; introduce al creyente en la
experiencia viva de la comunidad cristiana, lugar auténtico de la vida de fe. Tal
experiencia formativa es progresiva y dinámica, rica de signos y lenguajes,
favorables para la integración de todas las dimensiones de la persona. Todo esto se
refiere directamente a la conocida intuición, bien arraigada en la reflexión
catequética y en la pastoral eclesial, de la inspiración catecumenal de la catequesis,
que se hace cada vez más urgente recuperar.
A la luz de estas líneas que caracterizan la catequesis en clave misionera, se redescubre
también la finalidad del proceso catequético. La comprensión actual de los dinamismos
formativos de las personas plantea que la unión íntima con Cristo, objetivo final de la
propuesta catequética señalado siempre por el Magisterio, no solo se debe ser presentada
como un gran valor en sí, sino que debe realizarse con un proceso de acompañamiento. En
efecto, el complejo proceso de interiorización del Evangelio implica a toda la persona en su
propia experiencia de vida. Solo una catequesis que se concentre en la respuesta a la fe que
cada persona debe dar, puede centrar la finalidad indicada. Ese es el motivo por el cual el
presente Directorio insiste en la importancia de que la catequesis acompañe la maduración
de una mentalidad de fe con una dinámica de transformación, que en definitiva es una
acción Espiritual. Esa sería la forma propia y necesaria de la inculturación de la fe.
Por tanto, al releer la naturaleza y del objetivo de la catequesis, este Directorio presenta
algunas perspectivas que son fruto del discernimiento realizado en el contexto eclesial de
las ultimas décadas y que atraviesan todo el documento y constituyen su marco principal.
- Se reafirma la plena confianza en el Espíritu Santo, que está presente y actúa
en la Iglesia, en el mundo y en el corazón de las personas. Esta convicción da a la
tarea catequética una nota de alegría, de serenidad y de responsabilidad.
- El acto de fe nace del amor que desea conocer cada vez más al Señor Jesús,
vivo en la Iglesia; por eso iniciar a los creyentes en la vida cristiana equivale a
llevarlos al encuentro vivo con El.
- La Iglesia, misterio de comunión, guiada por el Espíritu Santo, genera una
vida nueva. Con esta mirada de fe se reafirma el rol de la comunidad cristiana como
lugar propio de la generación y maduración de la vida cristiana.
- El proceso de la evangelización junto con el de la catequesis, constituyen
una acción espiritual. Ello pide que los catequistas sean verdaderos
“evangelizadores con Espíritu” y fieles colaboradores de los pastores.
- Se reconoce el papel fundamental de los bautizados. En su dignidad propia
de hijos de Dios, todos los creyentes son sujetos activos de la propuesta catequética,

15
no son convidados pasivos o meros destinatarios de un servicio y, por tanto, están
llamados a ser auténticos discípulos misioneros.
- Vivir el misterio de la fe en términos de relación con el Señor tiene
implicaciones para el anuncio del Evangelio. Ello pide superar toda contraposición
entre contenido y método, entre fe y vida.
• Contenido y estructura del nuevo Directorio
El Directorio para la catequesis articula sus contenidos en una estructura Renovada y
sistemática. La organización de los temas busca ordenar las diversas y legítimas
particularidades eclesiales.
a. La primera parte (La catequesis en la Misión Evangelizadora de la Iglesia)
plantea los cimientos de todo el camino de la fe. La Revelación de Dios y su
transmisión en la Iglesia abren la reflexión sobre la dinámica de la evangelización
en el mundo contemporáneo, asume el desafío de la conversión misionera que
corresponde a la catequesis (capítulo I). La Revelación se aborda describiendo su
naturaleza, su propósito, sus acciones y sus fuentes (capitulo II). Del catequista se
presenta su identidad (capitulo III), su formación (capitulo IV), se hace visible y
operativo el ministerio eclesial de la catequesis. En esta primera parte, además de
actualizar las cuestiones de fondo, es importante señalar el capítulo sobre la
formación que indica importantes perspectivas en orden a la renovación de la
catequesis.
b. Con la segunda parte (El proceso de la catequesis) se entra ya en lo propio de
la dinámica catequética. En primer lugar, está el paradigma de referencia que es la
pedagogía de Dios en la historia de la salvación, ese modelo inspira la pedagogía de
la Iglesia y la catequesis como acción educativa (capítulo V). A la luz de ese punto
referencial, los criterios teológicos para el anuncio del mensaje evangélico son
reorganizados y se adaptan a las necesidades de la cultura contemporánea. Además,
el Catecismo de la Iglesia Católica se presenta aquí en todo su significado teológico
- catequético (capítulo VI). El capítulo VII presenta algunas cuestiones sobre el
método de la catequesis con referencia, entre otras cosas, al tema de los diversos
lenguajes. La segunda parte se cierra con la presentación de la catequesis y los
diversos interlocutores (capitulo VIII). Sabiendo que las condiciones culturales del
mundo de hoy son muy diversas y que además son necesarias otras investigaciones
a nivel local, se ha querido ofrecer un análisis de las características generales de esta
amplia temática, tomando nota de los ecos de los Sínodos sobre la Familia y los
Jóvenes. Por último, el Directorio invita a las Iglesias particulares a prestar atención
a la catequesis con las personas en situación de discapacidad, con los migrantes y
emigrantes y con los privados de libertad.
c. La tercera parte (La catequesis en las Iglesias particulares) muestra como el
ministerio de la Palabra de Dios toma cuerpo en lo concreto de la vida eclesial. Las
Iglesias particulares, con todas sus instancias, hacen presente la tarea de anunciar el
Evangelio a los diversos contextos en los que viven (capitulo IX). En esta parte, se
reconoce la identidad de las Iglesias Orientales, que tienen una tradición catequética
propia. Cada comunidad cristiana está invitada a confrontarse con la complejidad
del mundo de hoy que confluyen diversos elementos (capitulo X). Diferentes
contextos geográficos, escenarios religiosos, tendencias culturales que, aunque no
afectan directamente la catequesis eclesial, conforman la identidad de la persona de
hoy, a la cual la Iglesia quiere servir, eso pide un verdadero discernimiento en aras
16
de la propuesta catequética. Vale la pena señalar la necesidad de reflexionar sobre la
cultura digital y sobre algunos temas de bioética que pertenecen al gran debate de
nuestros anos. El capítulo XI, volviendo a la acción de la Iglesia particular, señala la
naturaleza y los criterios teológicos de la inculturación de la fe que deben reflejarse
en la redacción de los catecismos locales. El Directorio se cierra con la presentación
de los organismos, que en niveles diversos están al servicio de la catequesis
(capitulo XII).

El nuevo Directorio para la catequesis ofrece los principios teológicos pastorales


fundamentales y algunas orientaciones generales que son relevantes para la praxis de la
catequesis en nuestro tiempo. Sin duda que las aplicaciones e indicaciones operativas son
tarea propia de las Iglesias particulares, llamadas a realizar en su propia sede los principios
generales que aquí se trazan y que deben ser aplicados en su propio contexto eclesial. Así,
este Directorio es ante todo un instrumento para la elaboración del directorio nacional o
local, emanado de la autoridad competente y capaz de traducir las indicaciones generales en
el lenguaje de las respectivas comunidades eclesiales. El nuevo Directorio, está al servicio
de los Obispos, de las Conferencias Episcopales y de los organismos pastorales y
académicos comprometidos en la catequesis y en la evangelización. Los catequistas podrán
encontrar aquí una inspiración para su ministerio cotidiano que ayude al crecimiento de la
fe de sus hermanos.

Para Reflexionar:
- ¿Cómo utilizarías el Nuevo Directorio en tú parroquia?
- ¿Qué herramientas extraerías del Nuevo Directorio para la catequesis?
- ¿Cuál es la novedad del Nuevo Directorio de catequesis?

17

También podría gustarte