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Todo Sobre El Santuario

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TODO SOBRE EL SANTUARIO

(Exo.25:8)

Capítulo I: EL SANTUARIO Y SU CONSTRUCCIÓN


A-LOS MATERIALES USADOS EN LA CONSTRUCCIÓN
B- LAS DIVISIONES DE LA CONSTRUCCIÓN
C- EL MOBILIARIO DEL SANTUARIO
D-EL PROPÓSITO DEL SANTUARIO

Capítulo II: EL SIMBOLISMO DE LOS MUEBLES DEL SANTUARIO


A- EL SIMBOLISMO DE LOS MUEBLES DEL ATRIO
B- EL SIMBOLISMO DE LOS MUEBLES DEL LUGAR SANTO
C- EL SIMBOLISMO DEL MUEBLE DEL LUGAR SANTÍSIMO

Capítulo III: LOS OFICIANTES DEL SERVICIO DEL SANTUARIO


A- LOS SACERDOTES
B- LOS LEVITAS
C- EL VESTUARIO SACERDOTAL
D- EL SOSTÉN DEL SACERDOCIO

Capítulo IV: CRISTO EN EL SISTEMA DE SACRIFICIOS

Capítulo V: ARCA DEL PACTO


Capítulo VI: OFRENDA POR EL PECADO

INTRODUCCIÓN

No hay otro tema que pueda unir de una manera tan completa y santa la Palabra inspirada,
como lo es el tema del santuario. Toda verdad del evangelio se centra en el servicio del
santuario, e irradia desde allí así como lo hacen los rayos del sol.
Todo el sistema del Judaísmo, con sus tipos y símbolos, era una sombra de la cruz, que se
extendía desde el Calvario hacia atrás, hasta las puertas del Edén, y contenían una compacta
profecía del evangelio. En cada sacrificio, era mostrada la muerte de Cristo. En cada nube de
incienso ascendía Su justicia. En cada trompeta de jubileo Su nombre era tocado. En el
tremendo misterio del santo de los santos moraba Su gloria.
Todo tipo usado en el sistema sacrificial fue diseñado por Dios para que apuntase hacia
alguna verdad espiritual. El valor de estos tipos, consistía en el hecho de que fueron escogidos
por el propio Dios para apuntar hacia las diferentes fases del completo plano de la redención,
hecho posible a través de la muerte de Cristo. La semejanza entre el tipo y el antítipo nunca es
accidental, sino que es simplemente un cumplimiento pleno del mayor plano de Dios.
Existen tres templos traídos a nuestro conocimiento en la Biblia: el Templo celeste, el lugar
donde habita el Altísimo, donde Cristo intercede a nuestro favor; el templo del cuerpo humano,
donde el Espíritu de Dios gobierna y reina; y el templo terrestre, con sus servicios típicos,
diseñados para enseñar a la humanidad cómo recibir ayuda divina del gran almacén celestial,
de manera que Dios pueda honrarlos habitando continuamente en ellos.

Capítulo I

EL SANTUARIO Y SU CONSTRUCCIÓN

“Mientras Moisés estaba en el monte, Dios le ordenó. «Hacerme han un santuario, y yo


habitaré entre ellos» (Exo.25:8); y le dio instrucciones completas para la construcción del
tabernáculo.” P.P., 356.
En un sentido espiritual, Dios siempre ha buscado morar con los hombres y no puede hallar
"reposo" hasta que haya obtenido esa morada (Sal.132:13-16), primero en el corazón de cada
persona de su pueblo (1Cor.3:16,17; 6:19) y luego en medio de cualquier grupo que se reúna

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para adorarle (Mat.18:20). Así que, a cada uno de nosotros el Señor dice: “Tú harás de tu
corazón un santuario para mi, y yo habitaré en ti.”
El sistema cuyo centro era el tabernáculo terrenal señalaba por adelantado a Cristo, quien
más tarde "habitó", o según una traducción literal, "hizo su tabernáculo", entre los hombres
(Jn.1:14).
La palabra hebrea shakan, "habitar", significa residir permanentemente en una localidad. Por
tanto, este deseo de Dios de habitar entre su pueblo tendrá su cumplimiento final y definitivo
en la tierra nueva (Apo.22:3-5).

A- LOS MATERIALES USADOS EN LA CONSTRUCCIÓN


“Esta es la ofrenda que tomaréis de ellos: Oro, plata, cobre, azul, púrpura, carmesí, lino fino,
pelo de cabras, pieles de carneros teñidas de rojo, pieles de tejones, madera de acacia, aceite
para el alumbrado, especias para el aceite de la unción y para el incienso aromático, piedras de
ónice, y piedras de engaste para el efod y para el pectoral.” Exo.25:3-7.
Entonces, había como materiales:
 Piedras Preciosas
Piedras de ónice, piedras de engaste,...
 Metales Preciosos
Oro, plata, bronce,...
 Telas Preciosas
Telas teñidas de azul, púrpura, carmesí, y lino fino,...
 Pelo Y Pieles De Animales
Pelo de cabras, pieles de carneros teñidas de rojo y de tejones.
 Madera
Madera de acacia.

1- La Adquisición De Los Materiales


Exo.25:2; 35:21-29; 36:6-7.
“Para la construcción del santuario fue necesario hacer grandes y costosos preparativos;
hacía falta gran cantidad de los materiales más preciosos y caros; no obstante, el Señor sólo
aceptó ofrendas voluntarias… La devoción a Dios y un espíritu de sacrificio fueron los
primeros requisitos para construir la morada del Altísimo.” P.P., 354-355.
“La generosidad de los judíos en la construcción del tabernáculo y del templo ilustra un
espíritu de dadivosidad que no ha sido igualado por los cristianos en ninguna ocasión
ulterior. Los judíos acababan de ser libertados de su larga esclavitud en Egipto y erraban
por el desierto; sin embargo, apenas fueron librados de los ejércitos de los egipcios que los
perseguían en su apresurado viaje, llegó la palabra del Señor a Moisés, diciendo: "Di a los
hijos de Israel que tomen para mí ofrenda: de todo varón que la diere de su voluntad, de
corazón, tomaréis mi ofrenda." (Exo.25:2.).
“El pueblo tenía pocas riquezas, y ninguna halagüeña perspectiva de aumentarlas; pero
tenía delante de sí un objeto: construir un tabernáculo para Dios. El Señor había hablado, y
sus hijos debían obedecer su voz. No retuvieron nada. Todos dieron con mano voluntaria;
no cierta cantidad de sus ingresos, sino gran parte de lo que poseían. La consagraron gozosa
y cordialmente al Señor, y le agradaron al hacerlo…
“No hubo necesidad de rogarles. El pueblo trajo aún más de lo requerido, y se le dijo que
cesara de traer sus ofrendas porque había ya más de lo que se podía usar. Igualmente, al
construirse el templo, el pedido de recursos recibió cordial respuesta. La gente no dio de

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mala gana. Le regocijaba la perspectiva de que fuese construido un edificio para el culto de
Dios, y dio más de lo suficiente para ese fin.” 1 J.T., 467.

“Los cristianos presuntos rechazan el plan de Dios para reunir recursos para su obra; ¿y
de qué echan mano para suplir la falta? Dios ve la impiedad del método que adoptan…
para pagar las deudas de la iglesia o sustentar la obra que ésta realiza… ¿Dónde en las
instrucciones dadas por Dios para el sostén de su obra, encontramos mención alguna acerca
de tómbolas de beneficencia, conciertos, venta de caridad y otros entretenimientos
similares?... Los principios más corrompidos son fortalecidos por este método no bíblico de
reunir recursos financieros... Los hombres están repitiendo el pecado de Nadab y Abiú.
Están utilizando fuego profano en lugar de fuego sagrado en el servicio de Dios. El Señor
no acepta tales ofrendas. Todos estos métodos para llevar dinero a su tesorería constituyen
una abominación para él.” C.M.C., 215-216.
“Cuando se necesita dinero para fines religiosos, ¿a qué medios recurren muchas iglesias
para obtenerlo? A ventas, a banquetes, a tómbolas y cosas parecidas. A menudo, los
lugares consagrados al servicio divino son profanados por festines en que se bebe, se vende
y compra, y donde la gente se divierte. De este modo desaparece en los jóvenes el respeto
por la casa de Dios y su culto. Disminuye el dominio propio. El egoísmo, el apetito, el
amor por la ostentación son estimulados y se fortifican con la práctica.” Testimonios
Selectos, tomo V, pág. 202.

2- Los Obreros De La Construcción


Exo.31:1-6; 36:1-3.
“Ciertos hombres escogidos fueron especialmente dotados por Dios con habilidad y
sabiduría para la construcción del sagrado edificio.” P.P., 356.
“[Dios] desea que pongamos en cuanto hagamos para su servicio la exactitud, el talento,
el tacto y la sabiduría que exigió cuando se construía el santuario terrenal.” 3 J.T., 144.

3- El Plano Arquitectural
Exo.25:9,40.
“Dios mismo le dio a Moisés el plano con instrucciones detalladas acerca del tamaño y
forma así como de los materiales que debían emplearse y de todos los objetos y muebles
que había de contener... Dios presentó ante Moisés en el monte una visión del santuario
celestial, y le ordenó que hiciera todas las cosas, de acuerdo con el modelo que se le había
mostrado. Todas estas instrucciones fueron escritas cuidadosamente por Moisés, quien las
comunicó a los jefes del pueblo.” P.P., 356.

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Entonces, el santuario terrenal fue una representación en miniatura del Santuario
celestial, figura del verdadero Tabernáculo celestial (cf. Hech.7:44; Heb.8:2, 5; 9:23-24).

4- Los Detalles De La Construcción


El edificio del santuario fue construido con tablas de madera de acacia cubiertas de oro,
unidas entre sí por medio de espigas, gozne y barras de madera de acacia, puestas sobre
basas de plata (cf. Exo.26:15-29).
El techo fue cubierto de cuatro clases de cortinas: La primera clase eran cortinas de telas
de lino torcido, teñidas de azul, púrpura y carmesí, con diseños de querubines. Estas
cortinas estaban unidas entre sí por medio de lazadas y corchetes (cf. Exo.26:1-6). La
segunda clase eran cortinas de pelo de cabras unidas entre sí por medio de lazadas y
corchetes también (cf. Exo.26:7-13). La tercera clase era una cubierta de pieles de carneros
teñidas de rojo. Y la cuarta clase era una cubierta de pieles de tejones (cf. Exo.26:14; P.P.,
358).

5- Un Edificio Desarmable
“El tabernáculo fue construido desarmable, de modo que los israelitas pudieran llevarlo
en su peregrinaje. Era por consiguiente, pequeño, de sólo cincuenta y cinco pies de largo
por dieciocho de ancho y alto. No obstante, era una construcción magnífica.” P.P., 358.
“Después que los israelitas se hubieron establecido en Canaán el tabernáculo fue
reemplazado por el templo de Salomón, el cual, aunque edificio permanente y de mayores
dimensiones, conservaba las mismas proporciones y el mismo amueblado. El santuario
subsistió así -menos durante el plazo en que permaneció en ruinas en tiempo de Daniel-
hasta su destrucción por los romanos, en el año 70 de nuestra era.” C.S., 464-465.

B- LAS DIVISIONES DE LA CONSTRUCCIÓN


El santuario terrenal tenía tres divisiones básicas: el Atrio, el Lugar Santo y el Lugar
Santísimo.

1- El Atrio
“El santo tabernáculo estaba colocado en un espacio abierto llamado atrio, rodeado por
cortinas de lino fino que colgaban de columnas de metal.” P.P., 359.

El atrio tenía una longitud de cien codos (45 m), una anchura de cincuenta codos (22.5
m), y una altura de cinco codos (2.25 m). Una cortina de lino torcido le servía de paredes, la
cual estaba fijada con estacas de bronce. Sus columnas y basas fueron hechas de bronce, y
los capiteles de plata. Había un total de sesenta columnas: al norte y al sur 20; al oeste y al
este 10 (cf. Exo.27:9-19).
“La entrada a este recinto se hallaba en el extremo oriental. Estaba cerrada con cortinas
de riquísima tela hermosamente trabajadas aunque inferiores a las del santuario. Como

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estas cortinas del atrio eran sólo de la mitad de la altura de las paredes del tabernáculo, el
edificio podía verse perfectamente desde afuera.” P.P., 359.

2- El Lugar Santo
A su entrada, la cual era la entrada de todo el edificio, había una cortina de telas teñidas
de azul, púrpura, carmesí y lino torcido. Para esa cortina se hizo cinco columnas de madera
de acacia cubiertas de oro con sus capiteles de oro, y puestas sobre basas de bronce (cf.
Exo.26:36-37).

3- El Lugar Santísimo
Había una segunda cortina que separaba ese departamento del lugar santo. Esa cortina y
sus columnas eran hechas de la misma forma que las de la puerta del tabernáculo de
reunión. Solamente sus basas, en vez de ser de bronce, eran de plata; y eran cuatro en vez
de cinco (cf. Exo26:31-33).
“El edificio se dividía en dos secciones mediante una bella y rica cortina, o velo,
suspendida de columnas doradas; y una cortina semejante a la anterior cerraba la entrada
de la primera sección. Tanto estos velos como la cubierta interior que formaba el techo, eran
de los más magníficos colores, azul, púrpura y escarlata, bellamente combinados, y tenían,
recamados con hilos de oro y plata, querubines que representaban la hueste de los ángeles
asociados con la obra del santuario celestial, y que son espíritus ministradores del pueblo de
Dios en la tierra.” P.P., 358-359.

C- EL MOBILIARIO DEL SANTUARIO


El atrio del santuario, sus lugares santo y santísimo tenían cada uno su mobiliario. La
descripción de estos muebles fue presentada a Moisés con mucha precisión y detalladamente, y
su posición fue indicada.

1- El Mobiliario Del Atrio


En el atrio del santuario se hallaban el altar de holocausto, sobre el cual se quemaban
todos los holocaustos, y la fuente de bronce que contenía agua para los sacerdotes lavarse
las manos y los pies antes de empezar su servicio.

a) El Altar De Holocausto: P.P., 359.


i. Su descripción: Era hecho de madera de acacia, cuadrado con 5 codos de longitud
y 5 de anchura y 3 de altura. Tenía cuernos en sus 4 esquinas, y era cubierto de
bronce (Exo.27:1-8; 38:1-7).
ii. Su posición: Estaba colocado a la entrada del tabernáculo de reunión (Exo.40:29).
iii. Su utilidad: Servía para ofrecer holocausto y para esparcir sobre él la sangre de los
sacrificios (Eze.43:18).

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b) La Fuente De Bronce: P.P., 359.
i. Su descripción: Fue hecho de los espejos de bronce de las mujeres que velaban a la
puerta del tabernáculo de reunión. La fuente y su base eran completamente de
bronce (Exo.38:8).
ii. Su posición: Estaba colocada entre el tabernáculo de reunión y el altar de
holocausto (Exo.30:18; 40:30).
iii. Su utilidad: Servía para los sacerdotes lavar sus manos y sus pies antes de
empezar con su servicio sacerdotal (Exo.30:19-21; 40:31-32).

“¿Qué impresión había de causar esto sobre el pueblo? Esto les mostraría que toda
partícula de polvo debe ser puesta aparte antes que pudieran ir ante la presencia de Dios;
porque él era tan sublime y santo que a no ser que ellos cumpliesen con estas
condiciones, les seguiría la muerte.” 2 Testimonies, 614.

2- El Mobiliario Del Lugar Santo


“En el primer departamento, o lugar santo, estaban la mesa para el pan de la proposición,
el candelero o la lámpara y el altar del incienso.” P.P., 359 (cf. Heb.9:2).

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a) La Mesa Del Pan De La Proposición:
i. Su descripción: Era hecha de madera de acacia, con una longitud de 2 codos, una
anchura de 1 codo y una altura de 1½ codo. Estaba cubierta de oro puro, y tenía
una cornisa de oro alrededor (Exo.25:23-29; 37:10-16).
ii. Su posición: Estaba puesta al norte en el lugar santo (Exo.40:22).
iii. Su utilidad: Servía para poner los doce panes de la proposición y los utensilios de
mesa como platos, cucharas, cubiertos y tazones (Exo.25:30; Exo.37:16; Lev.24:5-9).

“La mesa del pan de la proposición estaba hacia el norte. Así como su cornisa
decorada, estaba revestida de oro puro, Sobre esta mesa los sacerdotes debían poner cada
sábado doce panes, arreglados en dos pilas y rociados con incienso. Por ser santos, los
panes que se quitaban, debían ser comidos por los sacerdotes.” P.P., 359.
“El maná, así como el pan de la proposición, simbolizaba a Cristo, el pan viviente,
quien está siempre en la presencia de Dios para interceder por nosotros. El mismo dijo:
«Yo soy el pan vivo que he descendido del cielo.» (Juan 6: 48-51.) Sobre el pan se ponía
incienso. Cuando se cambiaba cada sábado, para reemplazarlo por pan fresco, el
incienso se quemaba sobre el altar como recordatorio delante de Dios.” P.P., 367.

b) El Candelero O La Lámpara:
i. Su descripción: Era hecho de oro puro, y tenía 7 brazos, contando el del medio.
tenía hecho copas en forma de flor de almendro, diseño de manzanas y flores.
Tenía 7 lamparillas con sus despabiladeras y sus platillos (Exo.25:31-39; 37:17-24).
ii. Su combustible: Su combustible consistía en aceite puro de olivas machacadas
(Exo.27:20).
iii. Su posición: Estaba puesto en el tabernáculo de reunión, enfrente de la mesa, al
lado sur (Exo.40:24).
iv. Su utilidad: Servía para alumbrar el santuario (Exo.27:21).

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“Al sur, estaba el candelero de siete brazos, con sus siete lámparas. Sus brazos estaban
decorados con flores exquisitamente labradas y parecidas a lirios; el conjunto estaba
hecho de una pieza sólida de oro. Como no había ventanas en el tabernáculo, las
lámparas nunca se extinguían todas al mismo tiempo, sino que ardían día y noche.” P.P.,
359- 360.
“El Señor instruyó a Moisés con respecto a Israel: «Mandarás a los hijos de Israel que
te traigan aceite puro de olivas, molido, para la luminaria, para hacer arder
continuamente las lámparas.» (Exo.27:20) Esta había de ser una ofrenda continua para
que la casa de Dios fuese suplida debidamente con lo necesario para su servicio. Su
pueblo ha de acordarse hoy de que la casa de culto es propiedad del Señor, y que ha de
ser cuidada escrupulosamente. Pero los fondos para este trabajo no han de ser restados
del diezmo.” 9 Testimonies, 248.

c) El Altar Del Incienso:


i. Su descripción: Era hecho de madera de acacia. Su longitud era de 1 codo, su
anchura de 1 codo y su altura de 2 codos. Era cubierto de oro puro; tenía 4 cuernos
alrededor (Exo.30:1-5; 37:25-28).
ii. Su posición: Estaba puesto delante del velo que separaba el lugar Santo del lugar
Santísimo (Exo.30:6; 40:26).
iii. Su incienso: Su incienso era una mezcla de especias aromáticas molidas. Nadie
tenía el derecho de componer un incienso similar, sino sería cortado de su pueblo
(Exo.30:34-38).
iv. Su utilidad: Servía para quemar incienso solamente. Sobre sus cuernos se hacía
expiación una vez al año (Exo.30:7-10).

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“Exactamente frente al velo que separaba el lugar santo del santísimo y de la
inmediata presencia de Dios, estaba el altar de oro del incienso. Sobre este altar el
sacerdote debía quemar incienso todas las mañanas y todas las tardes; sobre sus cuernos
se aplicaba la sangre de la víctima de la expiación, y [en] el gran día de la expiación era
rociado con sangre. El fuego que estaba sobre este altar fue encendido por Dios mismo, y
se mantenía como sagrado. Día y noche, el santo incienso difundía su fragancia por los
recintos sagrados del tabernáculo y por sus alrededores.” P.P., 360.

3- El Mobiliario Del Lugar Santísimo


En “el lugar santísimo que era el centro del servicio de expiación e intercesión, y
constituía el eslabón que unía el cielo y la tierra” (P.P., 360), solamente había un solo
mueble: el arca del testimonio, encima del cual se manifestaba la presencia de Dios. Esta arca
fue compuesta de las partes que mencionamos a continuación.

a) El Cofre Del Arca:


i. Su descripción: Era hecho de madera de acacia, de 2 codos ½ de longitud, 1 y ½ de
anchura, y 1 y ½ de altura. Era cubierto de oro puro por dentro como por fuera; y
tenía una cornisa de oro alrededor (Exo.25:10-15; 37:1-5).
ii. Su posición: Estaba puesto en el tabernáculo, el lugar Santísimo (Exo.40:21).
iii. Su utilidad: Servía para guardar las dos tablas de los diez mandamientos de Dios
(Exo.25:16; Deu.10:1-5).
“En este departamento estaba el arca, que era un cofre de madera de acacia, recubierto
de oro por dentro y por fuera, y que tenía una cornisa de oro encima. Era el repositorio
de las tablas de piedra, en las cuales Dios mismo había grabado los diez mandamientos.
Por consiguiente, se lo llamaba arca del testamento de Dios, o arca de la alianza, puesto
que los diez mandamientos eran la base de la alianza hecha entre Dios e Israel.” P.P., 360.
“No había nada dentro del arca, a no ser las dos tablas de piedra” (1Rey.8:9), dice el
libro sagrado. El pote de maná fue colocado “delante del Señor” (Exo.16:33-34), y la vara
de Aarón que floreció fue colocada “delante del testimonio” (Núm.17:10). Pablo,
enumerando todo el contenido del Lugar Santísimo en el orden que el tenía, lo lleva a
uno a suponer que en algún tiempo el pote con maná y la vara de Aarón fueron puestos
en el arca (Heb.9:4); pero el arca fue hecho con el único propósito de contener la santa ley
de Dios (Deut.10:1-2).
El arca era la figura central de todo el santuario. La ley quebrada que estaba en el arca
era la única razón de todo el servicio sacrificial, tanto típico como antitípico. Cuando el

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Señor dio instrucciones para hacer el santuario, Su primera instrucción fue, “harán un
arca de madera de acacia; de dos codos y medio será su largo, y de un codo y medio será
su ancho, y de un codo y medio será su altura” Exo.25:10.

b) El Propiciatorio: La Cubierta Del Arca:


i. Su descripción: Era hecho de oro fino, de 2 codos y ½ de longitud y de 1 codo y ½
de anchura. Tenía dos querubines de oro en sus dos extremos, los tenían sus alas
extendidas encima del propiciatorio. Sus rostros se tornaban el uno hacia el otro
para abajo (Exo.25:17-20; 37:6-9).
ii. Su posición: Era puesto encima del arca, pues era la cubierta del arca (Exo.25:21;
26:34; Heb.9:4-5).
iii. Su utilidad: Servía para hacer la expiación, pues él se salpicaba la sangre
expiatoria (Lev.16:14).
“La cubierta del arca sagrada se llamaba «propiciatorio.» Estaba hecha de una sola
pieza de oro, y encima tenía dos querubines de oro, uno en cada extremo. Un ala de cada
ángel se extendía hacia arriba, mientras la otra permanecía plegada sobre el cuerpo
(véase Eze.1:11) en señal de reverencia y humildad. La posición de los querubines, con la
cara vuelta el uno hacia el otro y mirando reverentemente hacia abajo sobre el arca,
representaba la reverencia con la cual la hueste celestial mira la ley de Dios y su interés
en el plan de redención.” P.P., 360.

c) La Santa “SHEKINAH”:
“Encima del propiciatorio estaba la «shekinah», o manifestación de la divina
presencia; y desde en medio de los querubines Dios daba a conocer su voluntad. Los
mensajes divinos eran comunicados a veces al sumo sacerdote mediante una voz que
salía de la nube. Otras veces caía una luz sobre el ángel de la derecha, para indicar
aprobación o aceptación, o una sombra o nube descansaba sobre el ángel de la izquierda,
para revelar desaprobación o rechazo.” P.P., 360-361 (cf. Exo.25:22; Núm.7:89).

La larga y precisa repetición de los detalles de la construcción del tabernáculo en la parte


final del libro Éxodo debe haber tenido un propósito definido. Muestra la importancia del
santuario y de todas sus partes en el plan divino de salvación. También hace resaltar la
necesidad de obedecer en forma exacta y estricta los mandamientos divinos. Si a alguien se le
hubiese podido conceder la prerrogativa de cambiar en algún detallito las instrucciones divinas,
esa persona debería haber sido Moisés; pero no se le concedió tal franquicia.

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La exacta correspondencia entre detalle y detalle enseña la lección de que las órdenes de
Dios deben observarse al pie de la letra. Los cinco capítulos finales del Éxodo ponen énfasis en
la extrema exactitud con la cual Moisés, y los que trabajaban bajo él, llevaron a cabo todas las
instrucciones dadas por Dios.
Si se pedía "cincuenta corchetes" (cap. 26: 6), se hacían "cincuenta corchetes" (cap. 36: 13).
Si aquí se pedía "cinco columnas" (cap. 26: 37), y allá "cuatro columnas" (cap. 26: 32), se
hacían las cinco y las cuatro y se las montaba según las instrucciones (cap. 36: 36, 38).
Si esta cortina debía ser hecha con el dibujo en la trama del tejido (cap. 26: 31) y aquella
cortina debía ser adornada con bordados (cap. 26: 36), el bordador y el tejedor lo hacían así (cap.
36: 35, 37).
El mismo espíritu fue posteriormente reflejado por nuestro Señor en su ministerio (Juan 4:
34; 17: 4). Dios desaprueba cualquier alteración de sus mandamientos, cualquier tergiversación
de ellos, cualquier cosa que se les reste o sume. No podemos mejorar el Evangelio ni la Palabra
de Dios, ni hemos de intentar hacerlo (Deut.4: 1, 2; 12: 32; Prov. 30: 5, 6).
La manera progresiva en que se levantó el tabernáculo, comenzando por la erección de la
armazón, siguiendo por la cubierta interior, y luego las exteriores, y acabando con los detalles
de tablas, barras y velos, representa la obra progresiva de la santificación en la experiencia del
creyente. Luego de haber entregado por fe su corazón a Cristo su Salvador, el hombre crece en
virtudes cristianas, hasta que su vida entera bien coordinada, "va creciendo para ser un templo
santo en el Señor" (Efe.2: 21, 22).

D- EL PROPÓSITO DEL SANTUARIO


El santuario terrenal, con todo su mobiliario y servicio, fue edificado por ciertos propósitos
específicos muy importantes:

1- Para Enseñarnos El Deseo De Dios De Morar En Medio De Su Pueblo


Exo.25:8; 29:43,45-46.
“Dios ordenó a Moisés respecto a Israel: «Hacerme han un santuario, y yo habitaré entre
ellos,» y moraba en el santuario en medio de su pueblo. Durante todas sus penosas
peregrinaciones en el desierto, estuvo con ellos el símbolo de su presencia. Así Cristo
levantó su tabernáculo en medio de nuestro campamento humano. Hincó su tienda al lado
de la tienda de los hombres, a fin de morar entre nosotros y familiarizarnos con su vida y
carácter divinos. «Aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria,
gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.»...
“Aquí, donde el Hijo de Dios habitó en forma humana; donde el Rey de gloria vivió,
sufrió y murió; aquí, cuando renueve todas las cosas, estará el tabernáculo de Dios con los
hombres, «morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y el mismo Dios será su Dios con
ellos.» Y a través de las edades sin fin, mientras los redimidos anden en la luz del Señor, le
alabarán por su Don inefable: Emmanuel; «Dios con nosotros.»” D.T.G., 15,18.

2- Para Presentar Al Pueblo Un Modelo De Carácter


1Cor.3:16-17.
“Así reveló Dios a Israel, al cual deseaba hacer morada suya, su glorioso ideal del
carácter. El modelo les fue mostrado en el monte, en ocasión de la promulgación de la ley
dada en el Sinaí, y cuando Dios pasó ante Moisés y dijo: «¡Jehová! ¡Jehová! fuerte,
misericordioso y piadoso; tardo para la ira y grande en misericordia y verdad».

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“Pero por sí mismos, eran impotentes para alcanzar ese ideal. La revelación del Sinaí
sólo podía impresionarlos con su necesidad e impotencia...
“Por medio de Cristo se había de cumplir el propósito simbolizado por el tabernáculo:
Ese glorioso edificio, cuyas paredes de oro brillante reflejaban en los matices del arco iris las
cortinas bordadas con figuras de querubines, la fragancia del incienso que siempre ardía y
compenetraba todo, los sacerdotes vestidos con ropas de blancura inmaculada, y en el
profundo misterio del recinto interior, sobre el propiciatorio, entre las formas de los ángeles
inclinados en adoración, la gloria del lugar santísimo. Dios deseaba que en todo leyese su
pueblo su propósito para con el alma humana. El mismo propósito expresó el apóstol Pablo
mucho después, inspirado por el Espíritu Santo” Ed., 35-36.

3- Para Representar Al Templo Espiritual De Dios : Su Iglesia


1Cor.3:9-11; 1Ped.2:4-6; cf. Efe.2:20-22.
“El tabernáculo judío era un símbolo de la iglesia cristiana... La iglesia en la tierra,
compuesta por los que son fieles y leales a Dios, es el «verdadero tabernáculo» del cual es
ministro el Redentor. Dios, y no el hombre, levantó este tabernáculo sobre una
plataforma alta y elevada.
“Este tabernáculo es el cuerpo de Cristo, y de norte a sur, este y oeste reúne a los que
ayudarán a integrarlo... Un tabernáculo santo está formado por los que reciben a Cristo
como a su Salvador personal... Cristo es el ministro del verdadero tabernáculo, el sumo
sacerdote de todos los que creen en él como un Salvador personal.” Comentario Bíblico
ASD [comentarios de Elena G. de White], tomo VII, 943.

4- Para Enseñar La Lección Del Perdón


“Otra lección debía enseñar el tabernáculo mediante su servicio de sacrificios: La lección
del perdón del pecado y el poder de obedecer para vida, a través del Salvador.” Ed., 36.

5- Para Crear Amor Por La Ley De Dios


“Todos los que servían en relación con el santuario eran educados constantemente acerca
de la intervención de Cristo a favor de la raza humana. Ese servicio tenía el propósito de
crear en cada corazón amor por la ley de Dios, que es la ley del reino divino.” 1 M.S., 274.

6- Para Enseñar Al Pueblo Verdades Acerca De Cristo


“En el ministerio del tabernáculo, y más tarde en el del templo que lo reemplazó,
mediante figuras y sombras se enseñaban diariamente al pueblo las grandes verdades
relativas a la venida de Cristo como Redentor, Sacerdote y Rey; y una vez al año se le
inducía a contemplar los acontecimientos finales de la gran controversia entre Cristo y
Satanás, que eliminarán del universo el pecado y los pecadores.” P.R., 504-505.

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Capítulo II

EL SIMBOLISMO DE LOS MUEBLES DEL SANTUARIO

Cuando comparamos el santuario con el plan de salvación, nos damos cuenta que las tres
divisiones del santuario nos hablan de la obra de Cristo en tres fases para nuestra salvación, y
de nuestra experiencia cristiana en tres etapas: Justificación, Santificación, y Redención
(1Cor.1:30).

A- EL SIMBOLISMO DE LOS MUEBLES DEL ATRIO


El atrio del templo, donde estaban el altar y el lavacro, presenta la obra de Cristo en esta
tierra, lo que Él haría aquí para nuestra salvación. Al mismo tiempo tipifica los elementos de
nuestra Justificación.
Se puede notar, si uno busca en toda la Biblia, que el altar de holocausto y la fuente no se
mencionan con referencia al Santuario celestial. El atrio del santuario celestial se encuentra en
la tierra y tipificaba el ministerio terrenal del Salvador.

1- El Lavacro
a) Un Símbolo Del Bautismo:
Antes de empezar con su servicio, los sacerdotes se lavaban las manos y los pies en la
fuente de bronce. Así también Jesús, antes de empezar con su ministerio terrenal, fue
bautizado en el Jordán. Así que, en el caso de Jesús, el lavacro representa el bautismo.
Siendo una representación del bautismo, el lavacro representa también la muerte de
Cristo y su resurrección, ya que en el bautismo somos sepultados con Cristo para muerte
y resucitamos a una nueva vida en Cristo Jesús (cf. Rom.6:3-4).
Para nosotros también, el lavacro es un símbolo de nuestro bautismo, símbolo del
nuevo nacimiento como primer paso para empezar la carrera cristiana; ya que “el que no
nace de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” (Jn.3:5).

b) Un Símbolo De La Purificación:
El lavacro representa también los medios de la purificación: la Palabra de Dios
(Efe.5:25-27; 1Ped.1:22) y la sangre de Jesucristo (1Jn.1:7). Simboliza nuestra regeneración
(Tit.3:5).

2- El Altar De Holocausto
a) Un Símbolo Del Juicio De Dios:
El altar de holocausto fue hecho de madera de acacia cubierta con bronce. La madera
es una figura bíblica del hombre (Jer.5:14). La madera de Acacia es fuerte, de buena
calidad, figura de lo mejor de la humanidad de Jesús. El bronce en la Biblia es figura del
Juicio de Dios (Lev.26:18-19; Deut.28:22-23; Núm.16:29-40 y Jud.11). Dado que la madera
era cubierta de bronce, el Altar del Holocausto nos recuerda al hombre bajo el juicio de
Dios por habérsele rebelado. Dado que se trata de madera de Acacia, entonces representa
a Cristo sufriendo el juicio de Dios (Núm.21:9).

b) Un Símbolo Del Sacrificio De Cristo y De Los Mártires:

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El altar de holocausto representa también el sacrificio de nuestro Señor Jesucristo,
quien es “el Cordero que fue inmolado” en la cruz del Calvario para nuestra salvación
(Apo.5:12).
En el altar del holocausto el sacerdote sacrificaba varias ofrendas a Dios; algunas
ofrendas eran por sus propios pecados y por los pecados del pueblo. El punto era que
por medio de esta ofrenda de holocausto, una persona llegaba a ser aceptada por Dios y
perdonada (cf. Lev.1:4). La Ofrenda que se quemaba, tenía que ser un animal sin defecto.
Esto fue cumplido por nuestro Señor Jesucristo, que al ser examinado por Pilatos declaró:
"No encuentro ninguna culpa en Él" (Jn.18:38).
La sangre de la ofrenda era derramada alrededor de la base del altar, figura de lo que
Cristo haría, cuya sangre preciosa se derramó hasta lo último cuando un soldado romano
traspasó su costado con una lanza (Jn.19:34; 1Ped.1:19).
Entonces, es al pie del altar, o sea al pie de la cruz, que debemos experimentar fe,
arrepentimiento y conversión para poder conseguir el perdón de Dios y estar listo a
testificar nuestra regeneración por el bautismo.
Ese altar es también una representación del sacrificio de los que han dado su vida para
la causa del Señor, de los mártires que han ofrecido sus cuerpos “en sacrificio vivo, santo,
agradable a Dios” (Rom.12:1).
Hay que aclarar aquí que cuando en el Apocalipsis leemos que las almas de los
mártires estaban “bajo el altar” (Apo.6:9), esto no se refiere a algún lugar del cielo, sino
más bien a la tierra; pues allí está el altar de holocausto del Santuario celestial.
Cuando se ofrecía el holocausto para el culto vespertino en el santuario terrenal, el
sacerdote venía por la mañana, y recogía la ceniza del holocausto y la ponía “junto al
altar” (Lev.6:9-10). Es en este sentido que Juan ha visto las almas de los mártires que han
muerto durante la edad de la oscuridad, la Edad Media, “bajo el altar”, o sea en el
sepulcro. El altar de holocausto enseña, pues, el espíritu de sacrificio que debe tener cada
seguidor de Cristo, el cual debe ser como el becerro: listo para el arado o para el altar
(Mat.16:24; Rom.12:1; 2Tim.2:10-12).
Así que, la justificación por la fe, la justicia imputada se experimenta por medio de los
elementos del atrio: arrepentimiento, fe y conversión al pie del altar; y bautismo en el
lavacro.

Estas son las buenas noticias del Altar del Holocausto: sin importar que seamos judíos
o gentiles, todos estamos bajo juicio de Dios por nuestra mala forma de pensar, hablar y
hacer. Sin embargo, el Señor Jesús, "El no hizo pecado, ni se halló pecado en su boca"
(1Ped.2:22) llegó a ser la ofrenda sacrificado por nosotros. Al creer en su muerte,
"llevando nuestros pecados en su cuerpo a la cruz" (1Ped.2:24), llegamos a ser aceptados
por Dios, restituidos al Pastor y su rebaño (1Ped.2:25). Luego podemos entrar a sus atrios
con alabanza y acción de gracias (Sal.100:3-4).
Un cordero era ofrecido en el Altar del Holocausto cada mañana y cada atardecer
(Exo.29:38-42). Aprendamos a venir a este altar cada día a confesar nuestros pecados a
Dios y recuerde (mediante acción de gracias y alabanza, Heb.13:15) que el Señor Jesús
murió en tu lugar para perdonarte y limpiarte de todo pecado mediante su sangre
(1Jn.1:7-9; Heb.8:12; 9:14), para que vivas no para ti sino para Él (2Cor.5:15).

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B- EL SIMBOLISMO DE LOS MUEBLES DEL LUGAR SANTO
La parte llamada el Lugar Santo, representa el próximo paso en la vida cristiana: La
Santificación.
Hay muchos que se quedan al pie de la cruz toda su vida, no progresan ni pasan más allá
del altar. Todo el tiempo necesitan estar confesando sus mismos pecados. Ni siquiera se lavan
en la fuente. Solo piden perdón por sus pecados, pero no creen en el poder de Cristo para
transformarlos y resucitarlos a una nueva vida.
En el Lugar Santo se encuentran los tres elementos divinos nuestra santificación:
1ro los panes de la proposición, que representan la Palabra de Dios (Jer.15:16; Mat.4:4) y a
Jesús (Jn.6:51); son para nuestra santificación (Jn.17:17; 6:53-57); y es lo que el Señor nos tiene en
su mesa (Sal.23:5; Pro.9:1-5).
2do el altar del incienso que representa el altar de la oración. Se refiere también a la
intercesión de Cristo en nuestro favor (Sal.141:2; Apo.8:3-4). El incienso es un símbolo de la
justicia de Cristo (2Cor.2:14). Nuestras oraciones, alabanzas, confesiones son aceptadas delante

de Dios mediante la fragancia de la justicia de Cristo. Ese altar tenía cuatro cuernos,
representando el poder sin límite de Cristo para llenarnos con la fuerza de vivir una vida santa
para Él. Y ese poder se obtiene en el altar de la oración. Es justamente en el altar del incienso
donde recibimos el poder para vivir una vida santificada (Marc.14:38).
3ro el candelabro, que representa el Espíritu Santo, es el tercer elemento en nuestra
santificación.
Entonces, los tres elementos aprovisionados por Dios para nuestra santificación son:
1- La Palabra de Dios,
2- la intercesión de Cristo
3- y la obra del Espíritu Santo.
Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Los tres trabajan para nuestra santificación.
El Espíritu Santo nos da luz del entendimiento y nos ayuda a brillar por Cristo. Esto
representa también el servicio cristiano. Porque el Espíritu Santo es dado para testificar (cf.
Hech.1:8).
La testificación está representada en el candelabro. Vosotros sois la luz del mundo.
Tenemos que brillar en nuestro servicio para Cristo Jesús.
Entonces de nuestra parte, para nuestra santificación necesitamos de tres cosas:
1- El estudio de la Palabra de Dios,
2- la oración,
3- y el servicio.

C- EL SIMBOLISMO DEL MUEBLE DEL LUGAR SANTÍSIMO


Hoy en día le llamamos a la tierra de Palestina, la tierra santa. Pero si Palestina era santa,
era porque era la tierra en la cual estaba la ciudad santa: Jerusalén. Sin Jerusalén Palestina no
sería santa. Pero entrando un poco más adentro todavía, Jerusalén no sería ciudad santa, de no
estar en ella el monte santo. El monte santo, el monte de Sión, es lo que hacía santa la ciudad de
Jerusalén. Pero, ¿por qué era santo el monte santo? Porque sobre ese monte estaba construido el
templo de Dios, el santuario de Dios en esta Tierra.

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Así que Israel era santo porque estaba en ella Jerusalén, la ciudad santa. Jerusalén era santa
porque estaba en ella el monte santo. Y el monte era santo porque en este monte estaba el
templo de Dios, que es santo, su santuario. ¿Y por qué era santo el santuario? Porque tenía el
Lugar Santísimo en él. ¿Y por qué era santísimo el Lugar Santísimo? Porque el arca del
testimonio estaba en el Lugar Santísimo. La parte más sagrada de todo el servicio del santuario,
se encuentra en el Lugar Santísimo. ¿Y por qué era santa el arca del pacto? ¿Por qué era algo tan
sagrado? Porque dentro del arca del pacto se encontraba la santa ley de Dios. Imagínense. Todo
es santo por la ley de Dios que es santa. ¿Y por qué es santa la ley de Dios? Porque representa el
carácter santo de Dios. Lo más sagrado en el tabernáculo es la ley de Dios. Y esa ley estaba
dentro de un arca, el arca del pacto.
La palabra arca quiere decir un lugar de refugio. En la Biblia se mencionan solamente dos
arcas. Una es el arca de Noé. Que sirvió de refugio para Noé y su familia y los animales en
medio del diluvio. Y la otra arca es el arca del testimonio o el arca del pacto, que sirvió de
refugio para recibir en su seno las dos tablas de piedra escritas con el dedo de Dios. El arca es el
lugar de seguridad. El lugar de seguridad para la ley de Jehová. Esta ley fue puesta dentro del
arca y cubierta con el propiciatorio, que es un símbolo del trono de Dios, el rey del universo.

1- El Trono De Dios Está Representado


El propiciatorio, la tapa del arca, representa el trono de Dios porque Él se manifestaba en
medio de los dos querubines de oro, en la luz llamada Shekina. El arca entonces, con su
propiciatorio, representa el trono de Dios. Estos dos querubines, que estaban a ambos lados
mirando hacia el propiciatorio, con sus alas cubriendo el propiciatorio y con sus rostros
mirando hacia el arca del pacto, mirando hacia el propiciatorio, representan los ángeles

cubridores que están en la misma presencia de Dios junto a Su trono en el Cielo. Debajo del
propiciatorio entonces estaba la ley. Eso representa que la ley de Dios es el fundamento de
Su gobierno. Dios está sentado, por así decirlo, sobre Su ley. Lo que le da estabilidad al
gobierno de Dios, porque el trono es símbolo del gobierno. Y si el propiciatorio representa
el trono de Dios, la ley entonces representa el fundamento del gobierno divino. La base
misma que le da estabilidad a todo el gobierno de Dios (Sal.89:14). Y esa ley es santa, es
justa y es buena, así como Dios es santo, justo y bueno. Su gobierno es un gobierno santo.
Su justicia se ve por doquier. Su bondad se deja ver en Su trono, porque Él es
misericordioso. Un Dios amante, tardo para la ira y grande en misericordia.
Por eso, al propiciatorio se le llama el asiento de la misericordia. Literalmente la palabra
hebrea que se traduce al español como propiciatorio, viene de nuestra palabra propiciar,
justamente “se propicio a mí pecador”, es “ten misericordia de mí”. La palabra hebrea
literalmente dice asiento de misericordia. En inglés no se le llama propiciatorio a la tapa del
arca, sino que se le llama igual que en hebreo, the mercy seat, o sea el asiento de la
misericordia divina. Pero aquí, en el arca del pacto, se encuentran la justicia y la
misericordia (Sal.85:10). Porque Dios es todo amor, todo misericordia, pero Él también es
todo justicia. La justicia es justicia eterna. Y la justicia representa Su ley. Su ley es justa.
En el Salmo 111:7 se nos dice: “Las obras de Sus manos son verdad y juicio. Fieles son
todos Sus mandamientos. Afirmados eternamente y para siempre hechos en verdad y en
rectitud.”
Los mandamientos de Dios son verdad, y la verdad es verdad eterna. Su ley es tan eterna
como Dios mismo. Los mandamientos están eternamente afirmados y para siempre. Y el
trono de Dios es eterno. Porque Dios es eterno. Su ley también es eterna. Afirmada para
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siempre. Porque Su gobierno es un gobierno de justicia para siempre jamás. Esa ley
representa el mismo carácter de Dios.
Encima del arca del pacto, o sea del trono de Dios, encontramos también a Cristo. En la
epístola a los Hebreos (1:8) leemos: “Mas del Hijo dice, tu trono oh Dios es por el siglo del
siglo, cetro de equidad es el cetro de tu reino. Has amado la justicia y aborrecido la maldad,
por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo, con óleo de alegría más que tus compañeros. Tu
trono oh Dios es eternamente y para siempre.” ¿Pero de quién se dice eso? ¿Qué dice allí?
Del Hijo dice. Tu trono oh Dios es eternamente y para siempre. Jesús es Dios eterno y Él
está representado en ese trono también. Él dice en Apocalipsis 3:21, al que venciere Yo le
daré que se siente conmigo en Mi trono, así como Yo he vencido y me He sentado con Mi
Padre en Su trono. Así que Cristo está representado también aquí por el trono de Dios. Él es
el que está sentado en el trono de Su Padre.
Esa luz de la presencia divina era la presencia de Cristo en medio de Su pueblo. El
Jehová, el ángel del pacto que los guiaba de día en la nube y de noche en la columna de
fuego, era el mismo Señor Jesús (Éxo.23:20; Hech.7:38).
Cuando el tabernáculo se asentaba, la nube se detenía en un lugar, esa era la indicación
que el pueblo debía acampar en ese lugar. Y cuando la nube se detenía, era la orden de Dios
a Moisés, que el tabernáculo debía levantarse directamente en el lugar debajo de la nube.
Una vez que se levantaba el tabernáculo, entonces la gloria de Dios que estaba cubierta en la
nube, entraba dentro del tabernáculo y se colocaba en medio de los querubines de oro. Y
desde allí hablaba Dios a Su pueblo. Cuando el arca era cubierta, era porque la nube se
había levantado. La señal que el pueblo de Israel debía levantar el campamento, era cuando
la nube se elevaba. Pero la nube se elevaba cuando la gloria que estaba dentro del
tabernáculo, salía y se escondía dentro de la nube. Normalmente lo que sucedía, era que la
nube bajaba encima del tabernáculo y lo cubría con Su sombra. Y entonces, en medio de la
nube, la gloria de Dios, que estaba dentro del tabernáculo en el Lugar Santísimo, salía y se
introducía en la nube sin que los ojos humanos lo vieran, porque era la gloria de Dios. Y
entonces la nube se elevaba (cf. Núm.9:15-23; Exo.40:34-38). Eso era la señal de que ya el
Sumo Sacerdote podía entrar dentro del Lugar Santísimo y colocar las barras de oro, de
madera de acacia cubiertas de oro, en los anillos que tenía al costado, para poder entonces
cargar el arca. Pero sin que ningún ojo mortal viese el arca, el único que la podía ver era el
Sumo Sacerdote, él entraba con la cobertura que se ponía encima del arca, y esta era
cubierta para moverla de un lugar a otro, para sacarla del santuario. Y manos santas, de
hombres encargados de transportar los elementos del santuario, entraban solo después que
el arca estuviese cubierta. Y entonces, tomaban de esas barras y las colocaban sobre sus
hombros cargando así el arca. El arca era tan sagrada, que no podía ser vista por los ojos
humanos (cf. Núm.4:15, 17-20).
En la mitad del caluroso desierto había un lugar fresco, un refugio refrescante cerca de la
nube, para todos aquellos que servían en el Tabernáculo o lo adoraban en su atrio, mientras
que un poco más allá estaba el calor abrasador del desierto [8]. Qué maravilloso tipo del
cuidado protector de nuestro Dios sobre Su pueblo en medio a este malvado mundo, de
manera que es posible habitar en el lugar secreto del Altísimo y morar bajo la sombra del
Omnipotente mientras vivimos en este tumultuado y contencioso mundo malvado (Sal.91:1;
Isa.32:2).
En la noche, cuando disminuía el intenso calor y la oscuridad cubría el desierto, entonces
sobre el Tabernáculo descansaba la nube, ahora convertida en una gran llama, "a la vista de
toda la casa de Israel, a través de todas sus jornadas" (Exo.40:38). Dios estaba siempre visible

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iluminando el campamento, de manera que todos pudieran caminar seguros en la
oscuridad. Qué tipo más bonito era eso en relación al caminar cristiano! Puede no haber luz
visible, pero cuando la luz de la presencia de Dios nos envuelve, el camino se ilumina.
David sabía a respecto de esto cuando escribió "bien aventurado el pueblo que conoce los
vivas de júbilo, que anda, oh Señor, en la luz de tu presencia" [11]. El más débil hijo de Dios
puede tener el bendito privilegio de ser guiado por la presencia luminosa de Dios, a salvo
de las trampas de Satanás, si ha entregado su corazón a Dios.

2- El Arca Simboliza A Cristo, Su Humanidad y Divinidad


La madera simboliza la humanidad de Cristo, y el oro representa su divinidad. En lo que
está en el Lugar Santísimo el oro recubre la madera, mostrando así que en el Lugar
Santísimo Cristo funciona como Dios, y al mismo tiempo como representante del ser
humano.
En el corazón mismo del santuario, estaba el Lugar Santísimo. Y en el corazón del Lugar
Santísimo el arca del testimonio. Y dentro del corazón del arca del testimonio, la ley de
Dios. En el Sal.40:8 nos dice el Señor Jesús, “el hacer tu voluntad Dios mío me ha agradado
y tu ley está en medio de mi corazón.”
¡Qué lugar más seguro para colocar la ley de Dios! En el corazón de Cristo. Ese es el arca
de seguridad. El arca del pacto y del testimonio es el corazón de Cristo. Dios no podría
haber escogido un lugar más seguro para guardar el testimonio, que el corazón mismo de
Cristo. Él sabía que Su ley estaría segura allí, no sería puesta a un lado, no sería traicionada,
que nunca sería olvidada ni transgredida, nunca sería mal representada. En el corazón de
Cristo esa ley estaría segura. No hay otro lugar donde esa ley pueda estar más segura que
en el corazón de Cristo.
Cuando uno acepta a Cristo, Cristo viene a morar en nuestro corazón. Pero como Él trae
en su corazón Su santa ley, yo no puedo aceptar a Cristo y rechazar Su ley. Porque rechazar
la ley de Cristo, es rechazar a Jesús. La ley está en el medio del corazón de Jesús. Así como
rechazar la ley era rechazar a Dios, porque Él se manifestaba encima de la ley, el que
rechazaba la ley de Dios, estaba rechazando a Dios. El que le daba la espalda a la ley, le
estaba dando la espalda a Dios.
¿Se acuerdan en Ezequiel, la visión que vio Ezequiel en el capítulo 8 de los varones que
dando la espalda al arca del pacto adoraban al sol? Cuando uno da la espalda a la ley de
Dios le está dando la espalda a Dios. Y cae en la idolatría del falso día de descanso. El
domingo es símbolo de la apostasía y el haberle dado la espalda a la ley de Dios (cf.
Dan.7:25). Por eso en Israel todos miraban hacia la ley. Las oraciones eran mirando hacia el
Lugar Santo. Daniel oraba mirando hacia el lugar del santuario, porque allá estaba la ley
santa de Dios (cf. Dan.6:10). Y nosotros cuando oramos debemos orar poniendo nuestra
vista en Cristo, que está en el Lugar Santísimo de Dios, y en Su santa ley que está dentro del
arca del pacto, dentro de su corazón (cf. Isa.45:22; Heb.10:19-22).
Ahora bien, ¿quién escribió la ley sobre las dos tablas de piedra? ¿Con qué fueron
escritas? ¿De quién fue la voz que se escuchó diciendo no tendrás dioses ajenos delante de
Mí? ¿De quién fue?
“El Ángel del pacto” (Mal.3:1), así se le llama a Cristo; porque Él fue el que dio el pacto,
las dos tablas de la ley a Moisés. Si ustedes comparan algunos versículos, notarán que el
que habló a Moisés en la zarza ardiente es el mismo que habló al pueblo de Israel, el que
proclamó la ley sobre el monte Sinaí. Esa zarza, la zarza que ardía y no se quemaba, era una
zarza de acacia. Y el arca estaba hecha de madera de acacia.

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En Exo.3:2, se nos dice que fue el Ángel de Jehová que se le apareció a Moisés en la zarza.
En los versículos 14 y 15, el Ángel de Jehová dijo que su nombre es “YO SOY EL QUE SOY”
y “JEHOVÁ”. ¿Por qué? Porque el nombre de Dios está en Él. Dios Padre le dijo a Moisés en
Exo.23:20: “He aquí Yo envío Mi Ángel delante de ti, para que te guarde en el camino y te
introduzca en el lugar donde Yo te he preparado. Guárdate delante de Él, oye Su voz y no le
seas rebelde, porque Él no perdonará vuestra rebelión, porque Mi nombre está en Él.” Fue
este mismo Ángel, el mismo Señor Jesucristo, quien habló con Moisés y toda la
congregación de Israel en el Monte Sinaí, según nos relata también Esteban el día de su
muerte: “Este es aquel Moisés que estuvo en la congregación en el desierto con el Ángel que
le hablaba a él y a nuestros padres en el monte Sinaí, y que recibió las Palabras de vida para
darnos.” Hech.7:38. Entonces, fue el mismo Señor Jesús quien proclamó y dio la ley a su
pueblo.
Así que, sobre el monte Sinaí estuvieron Dios el Padre y Dios el Hijo. ¿Y el Espíritu
Santo? Estuvo allí también. Veamos.
En Exo.31:18 se lee que “cuando el Señor terminó de hablar con Moisés en el mente Sinaí,
le dio dos tablas del Testimonio, tablas de piedra escritas con el dedo de Dios.” ¿Con qué
estaban escritas las tablas? Con el dedo de Dios. ¿Y qué es el dedo de Dios? Es el mismo
Espíritu Santo. Cuando comparamos Luc.11:20 con Mat.12:28, hallamos que el Espíritu
Santo es “el dedo de Dios”.
“Pero si por el dedo de Dios, yo echo los demonios, entonces el reino de Dios ha llegado
a vosotros.” Luc.11:20.
“Pero si yo echo los demonios por el Espíritu de Dios, entonces ciertamente el reino de
Dios ha llegado a vosotros.” Mat.12:28.
Así que, en la proclamación de la ley en el monte de Sinaí estuvieron las tres potestades
del cielo. El Padre descendió en Su gloria en medio del fuego, el Hijo proclamó la ley, y el
Espíritu Santo la escribió.
¿Saben que la obra del Espíritu Santo sigue siendo la misma hoy en día? Es con este
mismo dedo de Dios, con el Espíritu Santo, que el Señor esculpió su ley en nuestros
corazones bajo el nuevo pacto: “Sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con
tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del
corazón” “También el Espíritu Santo atestigua: Este es el pacto que haré con ellos, después
de aquellos días -dice el Señor-. Pondré mis leyes en sus corazones, y las grabaré en sus
mentes.” 2Cor.3:3; Heb.10:15-16 (cf. 2Cor.3:5-9; Heb.8:10-11; 1Jn.2:20, 27).
En el pacto antiguo, la ley se escribió en tablas de piedra. Pero en el nuevo pacto, la ley se
escribe en tablas de carne, en el corazón. Y se guarda en el lugar del templo de Dios, que
somos nosotros, nuestro cuerpo. En el lugar santísimo, que es la mente.
“¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? Si
alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él. Porque el templo de Dios es santo.
Y ese templo sois vosotros.” 1Cor.3:16-17. ¿Y por qué es santo el templo de Dios? Porque
está la ley de Dios dentro de él. Así como el santuario era santo, porque tenía la ley de Dios,
el templo que somos nosotros es santo, porque el Espíritu Santo escribe la ley en nuestro
corazón.

3- Los Clavos Que Traspasaron a Cristo Están Representados


Las varas que se fabricaron para llevar el arca nunca se sacaban (cf. Exo.25:13-15). Eso
representa los clavos que atravesaron a Cristo, en Su cuerpo. Para hacer recordar el
sacrificio de Cristo.

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D- OTROS SIMBOLISMO
1- El Arco Iris De La Entrada
El lindo arco iris teñido en la cortina, adornado con querubines, los cuales formaban la
puerta del edificio donde Dios prometió habitar, era una preciosa "sombra" de la entrada
del Santuario celeste. Aquí, con un arco iris de gloria circundando Su trono, el Padre está
sentado, mientras diez mil veces diez mil ángeles pasan delante de El a sus comandos (cf.
Apo.4:2-3).

2- Los Velos o Cortinas Del Santuario


El velo que separaba el Lugar Santo del Lugar Santísimo era doblado de una manera
muy solemne. Muy santa. Algo así como hoy en día se dobla la bandera aquí en los EEUU.
Se considera la bandera un símbolo sacrosanto. No debe tocar el suelo. Si la bandera toca
el suelo, tiene que ser quemada. Esa es la orden para la bandera del Ejército de los Estados
Unidos. Si los soldados dejan caer o una punta de la bandera toca el suelo, esa bandera tiene
que ser quemada. No puede ser más usada. De igual manera, el velo que representaba a
Cristo, Su carne, ese velo tenía que ser doblado en forma muy cuidadosa y ese velo se
colocaba encima del arca para cubrirla, y luego, la capa exterior.
Noten que la capa interna que iba dentro era de los mismos cuatro colores, o de los
mismos tres colores con lino, que se usaba en el velo de separación. Esa era la capa interna,
la de más adentro. Pero la capa externa con la cual se cubría el arca por fuera, que era de
pieles de tejones, era de color café, ¿recuerdan? Esa también se doblaba en forma cuidadosa
y cubría el arca por encima, para moverla de un lugar a otro. Vean ustedes que hermoso
simbolismo también.
El arca representa el trono de Dios. La ley representa el carácter de Dios. Y ese carácter
santo y puro de Dios era cubierto por el velo que representa a Cristo. Y luego, se usaba la
capa externa, que representa la humanidad de Cristo, para cubrir la parte divina que estaba
dentro. Para mover el arca, tenía que estar cubierta con el velo de los tejones de color café,
que representa la humanidad de Cristo. La divinidad cubierta por la humanidad. Y así era
transportada. Nadie podía verla.

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Capítulo III

LOS OFICIANTES DEL SERVICIO DEL SANTUARIO

“En virtud de las instrucciones divinas, se apartó a la tribu de Leví para el servicio del
santuario. En tiempos anteriores, cada hombre era sacerdote de su propia casa. En los días de
Abrahán, por derecho de nacimiento, el sacerdocio recaía en el hijo mayor. Ahora, en vez del
primogénito de todo Israel, el Señor aceptó a la tribu de Leví para la obra del santuario.
Mediante este señalado honor, Dios manifestó su aprobación por la fidelidad de los levitas,
tanto por haberse adherido a su servicio como por haber ejecutado sus juicios cuando Israel
apostató al rendir culto al becerro de oro.” P.P., pág. 362.
Todos los descendientes de Leví eran levitas. Así que Moisés y Aarón eran también levitas,
siendo bisnietos de Leví (cf. Exo.6:16-20).
Había dos órdenes de sacerdotes, los de Melquisedec y los Levitas. La orden de Melquisedec
precedía la orden Levítica. En los días de Abraham, el sacerdote Melquisedec era rey de Salem y
también era sacerdote del Dios Altísimo (cf. Gén.14:17-20). Aunque no exista mucho a respecto
de la orden de Melquisedec en la Biblia, era superior a la orden Levítica, ya que Cristo fue
hecho sacerdote de la orden de Melquisedec (cf. Heb.6:20).
La orden Levítica viene del tiempo en que Israel salió de Egipto y llega hasta la cruz; desde
entonces tenemos el sacerdocio de Cristo, del cual todos los sacerdotes terrestres eran un tipo.
Como Cristo es un sacerdote de la orden de Melquisedec, estamos viviendo bajo el sacerdocio
de la orden de Melquisedec. Existen muchas particularidades en relación a la orden Levítica; y
como todos los sacerdotes Levitas servían "como ejemplo y sombra de las cosas celestiales",
cuando estudiamos el sacerdocio Levítico, estamos realmente estudiando la obra sacerdotal de
nuestro Señor y Salvador Jesús Cristo.

A- LOS SACERDOTES
Aunque los descendientes de Leví participaban activamente en el servicio del Santuario, “el
sacerdocio… se restringió a la familia de Aarón” (P.P., pág. 362). Solamente los descendientes
de Aarón podían servir como sacerdotes. En el tipo el sacerdote que no podía probar su
genealogía directa de Aarón, el primer sumo sacerdote, era eliminado del sacerdocio; así en el
antítipo, el cristiano que no puede probar su conexión directa con Cristo, el Sumo Sacerdote
celestial, nunca será uno de los "sacerdotes reales" (1Ped.2:9; Apo.20:15).

1- Su Elección
Fue por orden divina que se escogió a la familia de Aarón para el sacerdocio: “Harás
llegar delante de ti a Aarón tu hermano, y a sus hijos consigo, de entre los hijos de Israel,
para que sean mis sacerdotes; a Aarón y a Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar hijos de Aarón.”
“Ungirás también a Aarón y a sus hijos, y los consagrarás para que sean mis sacerdotes.” “Y

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constituirás a Aarón y a sus hijos para que ejerzan su sacerdocio; y el extraño que se
acercare, morirá” (Exo.28:1; 30:30; Núm.3:10).

2- Su Jerarquía
Entre los descendientes de Aarón, se elegía siempre a uno como sumo sacerdote; los
otros oficiaban como sacerdotes.
a) El Sumo Sacerdote:
Aarón fue el primer sumo sacerdote de Israel. Después de Moisés, él tenía la posición
más elevada en la nación.
La persona elegida para este oficio permanecía como sumo sacerdote hasta su muerte
(cf. Heb.7:23). En los primeros tiempos, cuando moría el sumo sacerdote, era Dios mismo
quien elegía al que debía suceder como sumo sacerdote; mayormente se elegía al hijo
mayor del sumo sacerdote difunto (cf. Núm.20:23-26; Deu.10:6). Nadie debía ser elegido
por otro medio para este cargo (cf. Heb.5:1, 4-6).
El sacerdocio permaneció firme en la familia de Aarón hasta el pecado de Elí y sus
hijos, cuando hubo entonces que transferirlo, y por algún tiempo Samuel, y Efratitis,
desempeñaron el papel de sacerdotes en Israel. Abiatar fue expulsado del oficio de
sacerdote en cumplimiento a la profecía dada a Elí (cf. 1Rey.2:26-27). Pero Sadoc, que
desempeñaba el papel de sumo sacerdote en los tiempos de David y Salomón, pensaban
muchos, que era nieto de Elí. A medida que los Israelitas se alejaban de Dios, el
sacerdocio se corrompió, hasta que en los tiempos de Cristo era adquirido mediante la
compra a través de dinero.
En los servicios que se hacía a favor de toda la congregación, tal como la expiación
por el pecado de toda la congregación y la expiación en el día de expiación, era el sumo
sacerdote, llamado también el “sacerdote ungido”, quien oficiaba el servicio (cf. Lev.4:13-
21; 16:1-34).
Mientras el sumo sacerdote podía efectuar cualquier trabajo en el primer
compartimiento, lo que los otros sacerdotes también podían hacer, existía un servicio
diario en el primer compartimiento del santuario, que no podía ser realizado por
ninguna persona a no ser el sumo sacerdote. Solamente él podía quemar incienso delante
del altar de oro delante del Señor, y cortar y prender las lámparas del candelabro de oro.
Cada mañana y cada tarde, dos veces al d ía durante todo el año, el sumo sacerdote oficiaba
en el primer compartimiento del santuario (cf. Exo.30:7-8).

b) Los Sacerdotes Comunes:


“Después de Moisés y de Aarón, Nadab y Abiú ocupaban la posición más elevada en
Israel.” P.P., pág. 373.
Y puesto que Nadab y Abiú habían sido muertos (cf. Lev.10:1-2), los sacerdotes que
quedaban eran Eleazar e Itamar (cf. Núm.3:2-4).
i. Eleazar: Él era “el principal de los jefes de los levitas” (Núm.3:32).
ii. Itamar: Él era el director o supervisor de la obra de los gersonitas y meraritas, dos
de las tres clases de levitas (cf. Núm.4:28, 33).
En el tiempo del reinado de David el sacerdocio Levítico estaba dividido en 24 grupos
(cf. 1Crón.24:1-19; 2Crón.8:14). Cada grupo poseía su propio jefe o gobernador del
santuario (cf. 1Crón.24:6, 31). Este sistema continuó hasta los tiempos de Cristo (cf.
Luc.1:8-9). Cuando el Salvador ascendió al cielo, El llevó una multitud de cautivos (cf.

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Efe.4:8); y cuando a Juan en visión, le fue mostrado el primer compartimiento del
santuario celeste, con sus siete lámparas de fuego ardiendo frente al trono de Dios, él vio
veinticuatro ancianos sentados en veinticuatro tronos, y adoraban al Cordero, diciendo,
"Digno eres de tomar el libro y de abrirle los sellos, porque fuiste muerto y con Tu sangre
compraste para Dios los que proceden de toda tribu, lengua, pueblo y nación, y para
nuestro Dios los constituiste reino de sacerdotes; y reinarán sobre la tierra" (Apo.4:4; 5:8-
10). En este pasaje podemos ver el antítipo de los 24 grupos de sacerdotes. Los jefes, o
ancianos, de cada grupo tienen lugares de honor, y son reyes y sacerdotes de la orden de
Melquisedec. El resto de la multitud de redimidos que Cristo llevó para el cielo no es
mencionado, pero es razonable suponer que ellos constituyen los grupos de los cuales los
veinticuatro ancianos son los jefes.

3- Su Oficio
A “Aarón y sus hijos fueron los únicos a quienes se les permitía ministrar ante el Señor”
(P.P., pág. 362). “Ofrecían sacrificios sobre el altar del holocausto, y sobre el altar del
perfume quemaban incienso, y ministraban en toda la obra del lugar santísimo, y hacían las
expiaciones por Israel conforme a todo lo que Moisés siervo de Dios había mandado”
(1Crón.6:49).
Cuando había de mudarse el campamento, eran los sacerdotes que quitaban los velos,
que cubrían los muebles y utensilios del Santuario (cf. Núm.4:5-14, 16).
Dios designó que el sumo sacerdote debería representar de una forma más cercana a
Cristo, que cualquier otro sacerdote. La obra de cada sacerdote era un tipo de la de Cristo,
pero el sacerdote común desempeñaba una obra solamente en el atrio y en el primer
compartimiento del santuario, mientras que el sumo sacerdote oficiaba no solo en el atrio y
en el primer compartimiento, como lo hacía el sacerdote común, sino que entraba solo en el
santo de los santos o santísimo.

Nota: Hay que revelar aquí que ninguno de los descendientes de Aarón que tuviese un
defecto corporal podía oficiar como sacerdote (cf. Lev.21:17-23); pues un sacerdote era un
tipo de Jesús, el “Cordero sin mancha y sin contaminación” (1Ped.1:19).
Corporalmente Jesús era indefectuoso. La pluma inspirada dice: “Las ofrendas
presentadas al Señor debían ser sin mácula. Estas ofrendas representaban a Cristo, y por ello
es evidente que Jesús mismo estaba exento de toda deformidad física. Era el ‘cordero sin
mancha y sin contaminación.’ Su organismo físico no era afeado por defecto alguno; su
cuerpo era sano y fuerte. Y durante toda su vida vivió en conformidad con las leyes de la
naturaleza. Tanto física como espiritualmente, era un ejemplo de lo que Dios quería que
fuese toda la humanidad mediante la obediencia a sus leyes.” D.T.G., pág. 34.

B- LOS LEVITAS
Una tribu completa de Israel fue dejada aparte para el servicio del santuario. A medida que
recordamos las últimas palabras dichas a Leví por su padre Jacob cuando él estaba en su lecho
de muerte, podremos asombrarnos de que sus descendientes fuesen escogidos para ese oficio
tan sagrado. Cuando Jacob recordó los pecados de Leví, él pronunció casi una maldición en vez
de una bendición sobre su hijo, y terminó con estas palabras: “Los dividiré en Jacob, y los
repartiré en Israel” (Gén.49:5-7).

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El atrevido carácter que, bajo el control de Satanás, llevó a Leví a asesinar los Siquemitas,
cuando controlado por la gracia de Dios, permitió que sus descendientes permanecieran firmes
al lado del Señor cuando la mayor parte de Israel cayó en la idolatría (Exo.32:26-29). Dios
transformó entonces la maldición en bendición; El dijo entonces que por causa de haber
observado Su ley y guardado Sus mandamientos, ellos podrían “enseñar tus juicios a Jacob y tu
ley a Israel” (Deu.33:8-11).
Para que su influencia para el bien pudiese ser mucho más sentida en todo Israel, el Señor,
en vez de darles una porción de terreno como herencia, como les dio a las otras tribus, les dio 48
ciudades escogidas de entre todas las tribus (cf. Núm.18:20; 35:1-8). Realmente estaban
divididos en Jacob y repartidos en Israel, pero la maldición había sido transformada en
bendición.

1- Su Elección
“En virtud de las instrucciones divinas, se apartó a la tribu de Leví para el servicio del
santuario [cf. Núm.3:11-13]. En tiempos anteriores, cada hombre era sacerdote de su propia
casa. En los días de Abrahán, por derecho de nacimiento, el sacerdocio recaía en el hijo
mayor. Ahora, en vez del primogénito de todo Israel, el Señor aceptó a la tribu de Leví para
la obra del santuario. Mediante este señalado honor, Dios manifestó su aprobación por la
fidelidad de los levitas, tanto por haberse adherido a su servicio como por haber ejecutado
sus juicios cuando Israel apostató al rendir culto al becerro de oro [cf. Exo.32:25-29].” P.P.,
pág. 362.

2- Su Organización
“Los levitas estaban repartidos en tres divisiones, descendientes de los tres hijos de Leví
[cf. Núm.3:17; 26:57]” P.P., pág. 392.
a) Los Gersonitas
b) Los Coatitas
c) Los Meraritas

3- Su Oficio
“Aarón y sus hijos fueron los únicos a quienes se les permitía ministrar ante el Señor; al
resto de la tribu se le encargó el cuidado del tabernáculo y su mobiliario; además debían
ayudar a los sacerdotes en su ministerio, pero no podían ofrecer sacrificios, ni quemar
incienso, ni mirar los santos objetos hasta que estuviesen cubiertos.” P.P., pág. 362.
“A los levitas se les confiaba el cuidado del tabernáculo y todo lo que se relacionaba con
él, tanto en el campamento como cuando se viajaba. Cuando se levantaba el campamento
para reanudar la marcha, eran ellos quienes desarmaban la sagrada tienda; y cuando se
llegaba adonde se había de hacer alto, ellos debían levantarla. A ninguna persona de otra
tribu se le permitía acercarse so pena de muerte. Los levitas estaban repartidos en tres
divisiones, descendientes de los tres hijos de Leví, y cada una tenía asignadas su obra y
posición especiales.” P.P., pág. 392.
a) Los Coatitas:
“Al sur estaban los coatitas, que tenían la obligación de cuidar del arca y del resto del
mobiliario [cf. Núm.3:29-31; 4:15-20]” P.P., pág. 392.

b) Los Gersonitas:

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“Atrás estaban los gersonitas a quienes se les había confiado el cuidado de los velos y
del cortinado en general [cf. Núm.3:25-26; 4:24-26].” P.P., pág. 392.

c) Los Meraritas:
“Al norte, estaban los meraritas, quienes tenían a su cargo las columnas, los zócalos,
las tablas, etc. [cf. Núm.3:33-37; 4:31-33]” P.P., pág. 392.

En el tiempo de David, los Levitas comenzaron a servir en el santuario, a la edad de 25 años.


A los 50 años de edad ellos debían “dejar el servicio activo” (Núm.8:23-26). Ellos no eran
descartados; ellos continuaban manteniendo una visión del trabajo, pero no se les solicitaba que
hicieran trabajos pesados.
El trabajo de los Levitas quedaba grandemente confinado al atrio, y así tipificaba el trabajo
del ministro del evangelio hoy en día.

C- EL VESTUARIO SACERDOTAL
“De entre los israelitas, allega a ti a tu hermano Aarón y a sus hijos, para que sean mis
sacerdotes: Aarón, Nadab y Abiú, Eleazar e Itamar, hijos de Aarón. Y harás vestidos sagrados
para tu hermano Aarón, para honra y hermosura.” (Exo.28:1-2) “Todo lo relacionado con la
indumentaria y la conducta de los sacerdotes había de ser tal, que inspirara en el espectador el
sentimiento de la santidad de Dios, de lo sagrado de su culto y de la pureza que se exigía a los
que se allegaban a su presencia.” P.P., 364.

1- El Vestuario Del Sacerdote Común


“El hábito del sacerdote común era de lino blanco tejido de una sola pieza. Se extendía
casi hasta los pies, y estaba ceñido en la cintura por una faja de lino blanco bordada de azul,
púrpura y rojo. Un turbante de lino, o mitra, completaba su vestidura exterior [cf. Exo.28:40,
42].” P.P., pág. 362.
Los sacerdotes llevaban el vestuario sacerdotal cuando ministraban en el santuario (Cf.
Eze.44:15-18). Después de su servicio, el sacerdote debía despojarse de su vestido sagrado y
dejarlo en un lugar del santuario antes de volver a su tienda o casa (Cf. Eze.44:19; Lev.6:9-
11).
Solamente la familia de Aarón podía vestir las ricas ropas del sacerdote; pero hay mantos
de "fino lino, limpio y blanco", para cualquier miembro de la familia de Cristo, para
cualquier vencedor (Apo.19:8). Aún en esta vida, Cristo vistió Sus ropas de fe con "las
vestiduras de salvación" y "el manto de justicia" (Isa.61:10).

2- El Vestuario Del Sumo Sacerdote


“Y harás vestidos sagrados para tu hermano Aarón, para honra y hermosura. Habla a
todos los sabios de corazón, a quienes yo he llenado de espíritu de sabiduría, para que
hagan los vestidos de Aarón, para consagrarlo, a fin de que sea mi sacerdote.” Exo.28:2-3.
“En el servicio del tabernáculo, Dios explicó todo detalle concerniente a las vestiduras de
los que ministraban delante de él. Esto nos enseña que él tiene una preferencia con respecto
a la indumentaria de los que le sirven. Fueron muy específicas las instrucciones dadas
acerca de las vestiduras de Aarón, porque eran simbólicas. Así la indumentaria de los que
siguen a Cristo, debe ser simbólica. En todas las cosas, hemos de ser representantes de él.

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Nuestra apariencia en todo respecto debe caracterizarse por el aseo, la modestia y la
pureza.” 2 J.T., págs. 393-394.
En los servicios comunes y diarios del santuario, el sumo sacerdote llevaba el mismo
vestuario que un sacerdote común: la túnica de lino con su cinto, la mitra y el calzoncillo
(Exo.28:39-43).Pues, “el sumo sacerdote ponía a un lado sus magníficas ropas pontificias, y
oficiaba en la ropa blanca de lino del sacerdote común” (D.T.G., pág. 16). Es por eso que en
el Apocalipsis se encuentra a Jesús, el Sumo Sacerdote del santuario original, con ese ropaje
ordinario de un simple sacerdote; pues no había empezado en aquel entonces su servicio en
el lugar santísimo (cf. Apo.1:10,12-13).
En algunos servicios especiales y sobre todo en el día de expiación, cuando él debía
entrar en el lugar santísimo, el sumo sacerdote llevaba encima de este vestuario otros
artículos más sagrados (cf. Exo.28:2-4; Lev.8:6-9).
a) El Manto Azul (Exo.28:31-35):
“Las vestiduras del sumo sacerdote eran de costosa tela de bellísima hechura, como
convenía a su elevada jerarquía. Además del traje de lino del sacerdote común, llevaba
una túnica azul, también tejida de una sola pieza. El borde del manto estaba adornado
con campanas de oro y granadas de color azul, púrpura y escarlata.” P.P., pág. 363.

b) El Efod (Exo.28:5-14):
“Sobre [la túnica azul] llevaba el efod, vestidura más corta, de oro, azul, púrpura,
escarlata y blanco, rodeada por una faja de los mismos colores, hermosamente elaborada.
El efod no tenía mangas, y en sus hombreras bordadas con oro, tenía engarzadas dos
piedras de ónix, que llevaban los nombres de las doce tribus de Israel.” P.P., pág. 363.
Había seis nombres de tribus en cada hombrera y piedra, tipificando así al
Todopoderoso que lleva las perplejidades y cargas de Su pueblo en Sus hombros (cf.
Isa.9:6).

c) El Pectoral Del Juicio o Racional (Exo.28:15-29):


“Sobre el efod estaba el racional, la más sagrada de las vestiduras sacerdotales. Era
de la misma tela que el efod. De forma cuadrada, medía un palmo, y colgaba de los
hombros mediante un cordón azul prendido en argollas de oro. El ribete estaba formado
por una variedad de piedras preciosas, las mismas que forman los doce fundamentos de
la ciudad de Dios. Dentro del ribete había doce piedras engarzadas en oro, arregladas en
hileras de a cuatro, que, como las de los hombros, tenían grabados los nombres de las
tribus. Las instrucciones del Señor fueron: "Y llevará Aarón los nombres de los hijos de
Israel en el racional del juicio sobre su corazón, cuando entrare en el santuario, para
memoria delante de Jehová continuamente." (Exo.28:29). Así también Cristo, el gran
Sumo Sacerdote, al ofrecer su sangre ante el Padre en favor de los pecadores, lleva sobre
el corazón el nombre de toda alma arrepentida y creyente.” P.P., pág. 363.
Existe un significativo importante en el hecho de que el sumo sacerdote llevase
escritos los nombres de todo Israel en sus hombros y sobre su corazón, mientras
efectuaba el trabajo que tipificaba el juicio, cuando el caso de cada uno será revisado
delante de Dios. El pectoral era llamado “el pectoral del juicio”. Los nombres grabados
en las piedras eran un tipo de los nombres de los vencedores, que Cristo confesará
delante de Su Padre y de los ángeles. Las piedras son materiales durables, pero mucho
mas durable es el libro de la vida, donde los nombres que Cristo confiesa, están escritos
para permanecer para siempre.

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d) Las Urim y Tumim (Exo.28:30):
“A la derecha y a la izquierda del racional había dos piedras grandes y de mucho
brillo. Se llamaban Urim y Tumim. Mediante ellas se revelaba la voluntad de Dios al
sumo sacerdote. Cuando se llevaban asuntos ante el Señor para que él los decidiera, si un
nimbo iluminaba la piedra de la derecha era señal de aprobación o consentimiento
divinos, mientras que sí una nube obscurecía la piedra de la izquierda, era evidencia de
negación o desaprobación.” P.P., pág. 364. (cf. Núm.27:21; Esd.2:63; 1Sam.23:9-12).

e) La Mitra (Exo.28:36-38):
“La mitra del sumo sacerdote consistía en un turbante de lino blanco, que tenía una
plaquita de oro sostenida por una cinta azul, con la inscripción: "Santidad a Jehová."”
P.P., pág. 364.

Nota: Cuando el sumo sacerdote entraba en el lugar santísimo en el día de expiación,


llevaba esta vestimenta completa (cf. Lev.16:3-4; Exo.28:29). Cuando terminaba de hacer la
expiación se quitaba las vestiduras sagradas en el lugar santo y se vestía de otra ropa (cf.
Lev.16:23-24). Lo mismo se cumplió y se cumplirá con Cristo, conforme a lo que revela la
inspiración:
“Se me mostró lo que había ocurrido en el cielo al terminar en 1844 los períodos
proféticos. Cuando Jesús concluyó su ministerio en el lugar santo y cerró la puerta de ese
departamento, densas tinieblas envolvieron a quienes habían oído y rechazado el mensaje
de su advenimiento y lo habían perdido de vista a él. Jesús se revistió entonces de preciosas
vestiduras. Alrededor de la orla inferior de su manto ostentaba en alternada sucesión una
campanilla y una granada. De sus hombros colgaba un pectoral de curiosa labor. Cuando él
andaba, el pectoral refulgía como diamantes y se ampliaban unas letras que parecían
nombres escritos o grabados en el pectoral. En la cabeza llevaba algo que parecía una
corona. Una vez que estuvo completamente ataviado, le rodearon los ángeles y en un
flamígero carro penetró tras el segundo velo.” P.E., págs. 250-251.
“Al salir Jesús del lugar santísimo, oí el tintineo de las campanillas de su túnica....
Detúvose un momento Jesús en el departamento exterior del santuario celestial, y los
pecados confesados mientras él estuvo en el lugar santísimo fueron asignados a Satanás,
originador del pecado, quien debía sufrir su castigo.
“Entonces vi que Jesús se despojaba de sus vestiduras sacerdotales y se revestía de sus
más regias galas. Llevaba en la cabeza muchas coronas, una corona dentro de otra. Rodeado
de la hueste angélica, dejó el cielo.” P.E., págs. 280-281.

D- EL SOSTÉN DEL SACERDOCIO


Dios ha proporcionado el soporte de todos los diferentes grupos de sacerdocio a través del
mismo método. “Al Señor pertenece la tierra y todo lo que en ella hay, el mundo y los que en
ella habitan” (Sal.24:1). La plata y el oro y el ganado sobre cientos de montañas, todo Le
pertenece (Sal.50:10-12). El hombre es colocado como mayordomo sobre la herencia del Señor, y
el Señor reclama la décima parte de todo lo que hay sobre la tierra como suyo. “También todos
los diezmos de la tierra, tanto del grano del campo, como del fruto de las árboles, son del Señor:
santas son al Señor” (Lev.27:30-33).

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Del diezmo dijo el Señor, “a los hijos de Leví les di todos los diezmos en Israel por herencia,
por el servicio que prestan, servicio de la tienda de la congregación” (Nún.18:20-24). El
individuo que usaba de una forma egoísta el diezmo para si mismo, no reservando ese diezmo
para el Señor, es culpable de robarle al Señor (cf. Mal.3:8-11). Abraham devolvió un diezmo por
la fe a Melquisedec (cf. Gén.14:17-20); y Jacob prometió devolver el diezmo de todo, aún
cuando él recibiera solo alimentos y ropas (cf. Gén.28:20-22). Aquellos que pertenecen a la gran
familia de la fe y son hijos de Abraham, harán “las obras de Abraham” (Jn.8:39). Ellos
devolverán por la fe todos los diezmos para ayudar a aquellos que, al igual que los sacerdotes
Levitas, ponen a la disposición de la causa de Dios sus vidas para el avance del reino de Cristo
en la tierra. Así como el sacerdote vivía “de las cosas del templo, Así también ordenó el Señor a
los que predican el evangelio, que vivan del evangelio” (1Cor.9:9-14).

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Capítulo IV

LAS OFRENDAS Y LOS SACRIFICIOS

El santuario siempre tenía sangre corriendo, todo el tiempo. Todo el tiempo se veía la
muerte. Cada vez que uno se acercaba al santuario, había un animalito siendo muerto. Alguien
puede decir, ¿por qué tanto sufrimiento de animales inocentes?
El Señor quería enseñar una lección importante a su pueblo. Él quería mostrar lo terrible y
horrendo que es el pecado. Él quería grabar en la mente de todo adorador la tremenda realidad
que el pecado lleva a muerte. El apóstol Pablo dice que “la paga del pecado es muerte”
(Rom.6:23). Y todos esos animales, tanto dolor y sufrimiento de víctimas inocentes, nos
recuerdan el sufrimiento de la víctima de Dios, el Cordero que Dios que quita el pecado del
mundo, el Cordero sin mancha ni contaminación, sin defecto, que fue entregado para pagar por
los pecados de los seres humanos.
Así como había siete fiestas anuales, había siete sábados ceremoniales. También había siete
tipos de sacrificios.
Debemos hacer la diferencia entre dos tipos de ofrendas. Los sacrificios eran ofrendas en las
cuales estaba la vida de la víctima de por medio. Las ofrendas eran de comidas y bebidas. Pero
no había en esas ofrendas derramamiento de sangre.

A- SACRIFICIO U OFRENDA POR EL PECADO


De todos los tipos que se ofrecían y que había en el santuario, este era el tipo mediante el
cual el adorador individual venía más cerca de la presencia de Dios y del santuario. No hay
ningún otro servicio del santuario que traiga al adorador tan cerca del santuario y de Dios,
como cuando ofrece su ofrenda por el pecado. Cuando de rodillas confiesa su pecado y se aferra
de la promesa divina del perdón. Así también, no existe ninguna parte de la adoración religiosa
que lleve al adorador tan cerca del Señor, que cuando él se arrodilla a los pies del Salvador, al
pie de la cruz, confesando sus pecados y conociendo la fuerza de la promesa, “si confesamos
nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados, y purificarnos de toda
injusticia” (1Jn.1:9). Es allí donde el arrepentido pecador toca el borde de las vestiduras del
Maestro, y recibe Su poder sanador en el alma.
Pecado es la transgresión de la ley de Dios. Aquel que ha "hecho algo contra los
mandamientos del Señor" era culpado de pecado; y para ser libre de pecado, tiene que traer una
ofrenda; y viendo la inocente víctima muriendo por causa de sus pecados, podía comprender
mejor como el inocente Cordero de Dios podía ofrecer Su vida por los pecados del mundo.
El sacrificio expiatorio y el rito de la expiación diaria variaban según el cargo del culpable,
su posición social, y también según la naturaleza de su culpa.
El libro de Levítico registra los casos siguientes de expiación:

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1- Expiación Por El Pecado Del Sacerdote Ungido (Lev.4:3-12)
En el caso de un pecado cometido por un sacerdote ungido, el ritual de la expiación se
hacía de la manera siguiente:
a) El sacerdote ofrece un becerro sin defecto.
b) Pone su mano sobre la cabeza del becerro y confiesa sobre el animal el pecado.
c) Después lo degüella a la puerta del Tabernáculo de Reunión (el lugar santo).
d) Toma de la sangre del becerro y la lleva al lugar santo.
e) Moja su dedo de la sangre y rocía el segundo velo (el que separaba el lugar santo del lugar
santísimo) siete veces con la sangre.
f) Pone de la sangre sobre los cuatro cuernos del altar de incienso.
g) Después derrama el resto de la sangre al pie del altar de holocausto.
h) Quema toda la grosura del animal sobre el altar de holocausto.
i) Saca al final todo lo que quedaba del becerro fuera del campamento y lo quema en un lugar
limpio.

2- Expiación Por El Pecado De Toda La Congregación (Lev.4:13-21)


En el caso de un pecado cometido por toda la congregación, el ritual de la expiación se
hacía de la manera siguiente:
a) La congregación ofrece un becerro por expiación.
b) Los ancianos de la congregación ponen sus manos sobre la cabeza del becerro y confiesan el
pecado cometido.
c) Después degüellan el animal delante del Tabernáculo de reunión.
d) El sacerdote ungido lleva de la sangre del becerro al Tabernáculo de reunión.
e) Después el ritual sigue de la misma forma que el primero.
Nota: Se puede observar, al comparar la expiación por el pecado del sacerdote ungido
con la expiación por el pecado de toda la congregación, lo siguiente: 1 ro Dios consideraba
el pecado cometido por el sacerdote ungido como igual a un pecado cometido por toda la
congregación, pues se ofrecía el mismo sacrificio y el ritual era igual; 2 do el pecado de la
congregación era llevado por sus dirigentes, pues se presenta que son los ancianos del
pueblo que confesaban el pecado sobre el becerro y que lo degollaban. Acuérdense que
Dios no ha cambiado.

3- Expiación Por El Pecado De Un Príncipe O Jefe Del Pueblo (Lev.4:22-26)


En el caso de un pecado cometido por un príncipe del pueblo, el ritual de la expiación se
hacía de la manera siguiente:
a) El príncipe ofrece un macho cabrío en expiación.
b) Pone sus manos sobre la cabeza del animal para confesar sobre él su pecado.
c) Luego lo degüella delante del tabernáculo de reunión.
d) El sacerdote recoge después de la sangre, y con su dedo pone sangre sobre los cuernos del altar
de holocausto.
e) Derrama luego el resto de la sangre al pie del altar de holocausto.
f) El ofrendante quita toda la grasa del animal.

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g) Y el sacerdote quema toda la grasa del animal sobre el altar.
Nota: Hay que señalar aquí que el sacerdote que oficiaba este sacrificio de expiación
debía comer lo que quedaba del macho cabrío en el atrio del Tabernáculo de Reunión (cf.
Lev.6:25-26). Ese acto figurativo significa que él llevaba ahora la culpa del pecador (cf.
Lev.10:17).
Cuando la sangre de la víctima expiatoria era llevada al santuario, como en el caso de
la expiación por el pecado del sacerdote ungido y de toda la congregación, no se comía la
carne del animal sino era quemada; pues el pecado fue ya traspasado al santuario (cf.
Lev.10:18; 6:30).

4- Expiación Por El Pecado De Uno Del Pueblo (Lev.4:27-35)


La diferencia entre el ritual de esta expiación y el de la expiación por un jefe radicaba
solamente en que el culpable debía ofrecer una cabra o cordera, en vez de un macho cabrío.
A parte de eso, el ritual era igual.

Nota: ¿Por qué el sacerdote quemaba toda la grasa de los animales ofrecidos en sacrificio
de expiación? ¿Qué significa la grasa? En el Sal.37:20 leemos: “Mas los impíos perecerán, y
los enemigos de Jehová como la grasa de los carneros serán consumidos; se disiparán como
el humo.” La grasa es pues un símbolo del pecado y de los pecadores. Quemar la grasa es
tipificar lo que va a acontecer a los pecadores que se apegan a sus pecados. Y todo aquel
que siga siendo pecador y no retire el pecado de su vida, será quemado como la grasa.
Era pensando en ese acto que el salmista escribió en el Salmo 73: “Tuve envidia de los
arrogantes, al ver la prosperidad de los impíos. A ellos no les preocupa la muerte, pues su
vigor está entero. No pasan trabajos como los otros mortales, ni son azotados como los
demás hombres… Cuando traté de entender esto, fue duro trabajo para mí, hasta que entré
al Santuario de Dios. Entonces entendí el destino final de ellos.” Sal.73:3-5, 16-17.
¿Por qué fue cuando entró en el santuario que comprendió cual será el fin de los impíos?
Cuando él entró en el santuario vio que la grasa era quemada totalmente sobre el altar. Y la
grasa representa a los impíos, a los pecadores; representa al pecado. Y él dijo, ahora
entendí. Yo les tenía envidia, porque hacían lo que querían, pero el asunto es que el fin de
ellos es ser quemados, totalmente destruidos, y no quedará rastro alguno de ellos.
Podemos imaginar a David, mirando allí en la puerta del altar, al pecador confesando su
pecado, luego matando el animal, y entonces separando toda la grasa, y entregándosela al
sacerdote. Y el sacerdote, subía por las escaleras del altar, y la ponía allí sobre el holocausto,
para ser quemada. Y al final, no quedaba nada sino cenizas. Nada más. En esas cenizas él
vio el fin de todos los que se separan de Dios, de todos los que se apartan del camino del
Señor. Porque, “viene el día ardiente como un horno. Y todos los soberbios, todos los
malhechores serán estopa. Y ese día que está por llegar los abrasará, y no quedará de
ellos ni raíz ni rama —dice el Eterno Todopoderoso. Pero para vosotros que respetáis mi
Nombre, nacerá el Sol de Justicia, y en sus alas traerá sanidad. Y saldréis y saltaréis como
becerros de la manada. Hollaréis a los malos, que serán ceniza bajo la planta de vuestros
pies, en el día que yo haga esto —dice el Eterno Todopoderoso.” Mal.4:1-3.

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Esto nos debe enseñar a nosotros, una gran lección. Para que la ofrenda sea acepta
delante de Dios, para que podamos ser perdonados, no es solamente confesar el pecado y
pasarlo al animalito y luego degollarlo. Hay que separar el pecado. No alcanza con solo
confesarlo. Hay que abandonarlo. El pecado tiene que ser separado de nuestra vida. Tiene
que ser sacado. Y tiene que ser dado ¿a quién? ¿A quién se le da la grasa? Al sacerdote.
¿Que representa a quién? A Cristo. Él es el único que puede tomar el pecado. Él es el único
que sabe qué hacer con el pecado. Y Él lo quemará hasta que no quede nada.
“El profeta Isaías había declarado que el Señor limpiaría a su pueblo de sus iniquidades
‘con espíritu de juicio y con espíritu de ardimiento.’ La palabra del Señor a Israel era:
‘Volveré mi mano sobre ti, y limpiaré hasta lo más puro tus escorias.’ Para el pecado,
dondequiera que se encuentre, ‘nuestro Dios es fuego consumidor.’ En todos los que se
sometan a su poder, el Espíritu de Dios consumirá el pecado. Pero si los hombres se aferran
al pecado, llegan a identificarse con él. Entonces la gloria de Dios, que destruye el pecado,
debe destruirlos a ellos también. Jacob, después de su noche de lucha con el ángel, exclamó:
‘Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma.’ Jacob había sido culpable de un gran pecado
en su conducta hacia Esaú; pero se había arrepentido. Su transgresión había sido
perdonada, y purificado su pecado; por lo tanto, podía soportar la revelación de la
presencia de Dios. Pero siempre que los hombres se presentaron a Dios mientras
albergaban voluntariamente el mal, fueron destruidos. En el segundo advenimiento de
Cristo, los impíos serán consumidos ‘con el espíritu de su boca,’ y destruidos ‘con el
resplandor de su venida.’ La luz de la gloria de Dios, que imparte vida a los justos, matará a
los impíos.” D.T.G., 82-83.
El hecho de quemar la grasa era "un aroma agradable para el Señor" (Lev.4:31). Existen
pocos olores más desagradables que aquel de quemar grasa, pero eso es agradable al Señor,
porque tipificaba que el pecado estaba siendo consumido y el pecador estaba siendo salvo.
A Dios no le produce ningún placer la muerte del malvado (cf. Eze.33:11); pero El se deleita
en la destrucción del pecado cuando este ha sido separado del pecador. Cuando los
redimidos del Señor, desde dentro de las murallas de la Nueva Jerusalén, vean el fuego del
último Día consumiendo todos los pecados que ellos han cometido, les será un sabor muy
agradable (cf. Apo.20:8-9).
Otro punto importante. ¿Por qué tenía que ser derramada en la tierra, al pie del altar, la
sangre de los sacrificios de expiación? Esto tiene también una gran lección para nosotros.
El primer pecado que se cometió en esta tierra, afectó también la tierra. “Maldita será la
tierra por tu causa” le dijo Dios a Adán (Gén.3:17). Cuando el primer asesinato se cometió
en esta tierra, dijo Dios a Caín: “La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la
tierra. Ahora, pues, maldito seas. Serás echado de la tierra que abrió su boca para recibir la
sangre de tu hermano. Cuando labres la tierra, no te dará más su fruto. Errante y extranjero
serás en la tierra.” Gén.4:10-14.
Eso muestra que el pecado no solamente contamina al hombre, sino contamina también
la tierra. “No contaminaréis la tierra, porque esta sangre profanará la tierra, y la tierra no
será expiada de la sangre que fue derramada en ella, sino con la sangre del que la derramó.

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No contaminéis, pues, la tierra donde habitáis, en la cual yo habito, porque yo, el Eterno,
habito en medio de los israelitas.” Núm.35:33-34. “La tierra se contaminó bajo sus
habitantes, porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto eterno.
Por eso, la maldición consumió la tierra, y sus habitantes fueron desolados. Por eso fueron
consumidos los habitantes de la tierra y disminuyeron los hombres.” Isa.24:5-6.
Solamente uno de esta humanidad, de la misma familia del que había contaminado la
tierra, que había derramado la sangre, podía hacer expiación por esa tierra. Lo pueden leer
ahí en el libro de Números. Uno de la familia del que había derramado la sangre y
contaminado la tierra, podía hacer expiación por la tierra. Por eso Cristo tuvo que hacerse
uno con la familia humana. Por eso Él tuvo que tomar la naturaleza humana y llegar a ser
nuestro hermano mayor. Por eso tomó la naturaleza pecaminosa del hombre, para poder
limpiar y hacer expiación por la tierra. Para sacar la maldición que trae el pecado sobre esta
tierra, tanto como sobre el pecador. Él redimió a toda la tierra con Su sangre. No solamente
a los habitantes, sino también a este planeta. La muerte de Cristo en el Calvario, compró la
redención de la tierra y de todos los habitantes que hay en ella.
Con el curso del tiempo, con tantos pecados cometidos, la tierra también estaba
contaminada por el pecado. Y no hay nada que pueda remover el pecado de la tierra, donde
se acumula, sino la sangre de Cristo. Por eso la sangre debía ser derramada al pie del altar,
para también la purificación final de la tierra.

5- Expiación Por Las Transgresiones Menores (Lev.5:1-13)


Se hacía expiación también por las transgresiones menores, las cuales podían ser: 1 o el
rehúso de testificar en el tribunal lo que se ha visto (v.1); 2 o el tocar cualquier cosa inmunda
(v. 2-3); 3o el jurar a la ligera y no cumplir lo jurado (v.4-5).
En estos casos se debía ofrecer en expiación una cordera o una cabra (v.6). Si la persona
no tuviera para eso, debía ofrecer dos tórtolas o dos palominos (v.7-10). Y si no tuviese para
eso tampoco, debía ofrecer la décima parte de un efa de flor de harina (2 kg) para expiación
(v.11-13).
Un individuo que era muy pobre como para ofrendar un cordero como ofrenda por el
pecado, podía traer dos palomas; y si era tan pobre que no poseía ni siquiera dos palomas,
entonces podía cazar dos tórtolas, y ofrecerlas como ofrenda por el pecado; pero si estaba
muy débil como para cazar las dos tórtolas, el Señor previó esto, y le era permitido traer una
pequeña porción de harina fina, y el sacerdote presentaría el grano molido con un tipo del
cuerpo quebrado del Salvador. De esta se decía, "sus pecados le son perdonados", de la
misma manera que se le decía al que había traído un buey. El manojo de harina quemado
correspondía al quemado de la grasa, en tipo de la destrucción final del pecado; y lo que
sobraba era comido por el sacerdote; tipificando a Cristo que lleva nuestros pecados.

En Resumen: “La parte más importante del servicio diario era la que se realizaba en
favor de los individuos. El pecador arrepentido traía, su ofrenda a la puerta del tabernáculo,
y colocando la mano sobre la cabeza de la víctima, confesaba sus pecados; así, en un sentido

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figurado, los trasladaba de su propia persona a la víctima inocente. Con su propia mano
mataba entonces el animal” “"Sin derramamiento de sangre," dice el apóstol, no hay
remisión de pecados. "La vida de la carne en la sangre está." (Lev.17:11.) La ley de Dios
quebrantada exigía la vida del transgresor. La sangre, que representaba la vida
comprometida del pecador, cuya culpa cargaba la víctima, la llevaba el sacerdote al lugar
santo y la salpicaba ante el velo, detrás del cual estaba el arca que contenía la ley que el
pecador había transgredido. Mediante esta ceremonia, el pecado era transferido
figurativamente, por intermedio de la sangre, al santuario. En ciertos casos, la sangre no era
llevada al lugar santo; pero el sacerdote debía entonces comer la carne, como Moisés lo había
mandado a los hijos de Aarón, diciendo: "Dióla él a vosotros para llevar la iniquidad de la
congregación." (Lev.10:17.) Ambas ceremonias simbolizaban por igual la transferencia del
pecado del penitente al santuario. Tal era la obra que se llevaba a cabo día tras día durante
todo el año.” P.P., págs. 367-368; C.S., págs. 470-471.
Nota: Hay que señalar que las expiaciones que se hacían diariamente no exoneraban
completamente a los culpables de la condenación de la ley transgredida; era sobre todo un
medio para pasar el pecado del transgresor al santuario. La pluma inspirada dice: “En la
ofrenda por el pecado que se ofrecía durante el año, se había aceptado un substituto en
lugar del pecador; pero la sangre de la víctima no había hecho completa expiación por el
pecado [o sea, “la sangre de la víctima no borraba el pecado” C.S., 472]. Sólo había provisto
un medio en virtud del cual el pecado se transfería al santuario. Al ofrecerse la sangre, el
pecador reconocía la autoridad de la ley, confesaba la culpa de su transgresión y expresaba
su fe en Aquel que había de quitar los pecados del mundo; pero no quedaba
completamente, exonerado de la condenación de la ley.” P.P., pág. 369.
“Con el traslado de los pecados de Israel al santuario, los lugares santos quedaban
manchados, y se hacia necesaria una obra especial para quitar de allí los pecados.” P.P.,
pág. 368. Esta obra se realizaba en el día de expiación.

B- LOS HOLOCAUSTOS U OFRENDAS ENCENDIDAS (Lev.1:2-17)


El ofrecimiento de las ofrendas encendidas tuvo su origen en la puerta del jardín del Edén
(cf. Gén.4:4; 8:20), y se extendió hasta la cruz; y nunca perderá su significado mientras la
humanidad esté sujeta a la tentación y al pecado.
Donde quiera que el pueblo de Dios haya vagueado durante la era patriarcal, rudos altares
de piedra eran erigidos, sobre los cuales ofrecían sus holocaustos (cf. Gén.12:7-8; 13:18; 35:3).
Después del largo período de esclavitud en Egipto, Israel estaba tan inclinado hacia la idolatría
que el Señor hizo el altar de bronce en el atrio del tabernáculo, y en vez de que las ofrendas se
ofreciesen en cualquier lugar por el padre de la familia, entonces eran traídas hasta el santuario
y ofrecidas al sacerdote por instrucción divina (cf. Deu.12:2-6). Habían ocasiones especiales
cuando las ofrendas quemadas eran ofrecidas en otros lugares que no era el santuario, como los
sacrificios ofrecidos por David en la era de Ornam (cf. 2Sam.24:18-25), y el memorable sacrificio
ofrecido por Elías en el Monte Carmelo (cf. 1Rey.18:31-38).
Todo sacrificio era colocado sobre el altar y entonces era quemado, tipificando no solamente
la entrega del pecado, sino también una consagración de toda la vida al servicio de Dios.

1- Los Animales Que Se Debía Ofrecer En Holocausto

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Toda ofrenda quemada (u holocausto) era ofrecida como una expiación por el pecado. Y
según la orden divina, se debía ofrecer los animales de las clases mencionadas a
continuación:
a) Ganado Vacuno: Becerro Sin Defecto (Lev.1:2-3).
b) Ganado Ovejuno: De Las Ovejas o Cabras Macho Sin Defecto (Lev.1:2, 10)
c) Aves: Tórtolas o Palominos (Lev.1:14).

2- Las Reglas De La Ceremonia y Del Holocausto


a) En El Caso De Holocausto De Ganado Vacuno u Ovejuno (Lev.1:3-13).
 Todo holocausto de ganado vacuno u ovejuno debe ser macho sin defecto.
 El holocausto debía ser ofrecido voluntariamente.
 El ofrecedor ponía la mano sobre la cabeza del animal, y confesaba sus pecados sobre él.
 Después él degollaba el animal.
 Luego, el sacerdote en servicio presentaba la sangre y la rociaba alrededor sobre el altar.
 Desollaba el holocausto y lo dividía en piezas.
 Ponía todas piezas sobre el altar y las hacía arder.
 Lavaba los intestinos y las piernas en agua y los hacía arder también.

b) En El Caso De Holocausto De Aves (Lev.1:14-17).


 El sacerdote le quitaba la cabeza del ave y la hacía arder sobre el altar.
 Exprimía la sangre en la pared del altar.
 Le quitaba el buche y las plumas, y los echaba junto al altar, en el lugar de las cenizas.
 Hendía el ave por las alas sin dividirla en dos, y la hacía arder sobre el altar.
3-
Todas las ofrendas quemadas eran un tipo de la total consagración que debe llegar a toda
vida que Dios puede usar para Su gloria. Pablo urgió el cumplimiento del antítipo con las
siguientes palabras: “Os ruego pues, hermanos, por las misericordias de Dios que presentéis
vuestros cuerpos por sacrificio vivo, santo y agradable a Dios, que es vuestro culto racional”
(Rom.12:1). La ofrenda del más caro animal era una abominación para el Señor, a menos que
fuese acompañada por la entrega del corazón y de la vida de aquel que la ofrecía (cf. Isa.1:10-15;
Amós 5:21-24).
Este principio fue lindamente ilustrado por el Salvador cuando dijo que las ofrendas de los
ricos no tenían ningún valor si eran hechas apenas para mostrarse delante de los otros, y
cuando dejó claro que la evaluación hecha en el cielo para las dos monedas de la pobre viuda,
que las dio de todo corazón, eran de mucho mas valor que todas las riquezas dadas para
aparentar (cf. Mar.12:41-44).
El tipo no ha perdido nada de su significado, y contiene lecciones para nosotros; ya que “el
amarle [a Dios] con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma, y con todas las
fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios”
Mar.12:33.
Un corazón lleno de amor a Dios y a nuestro prójimo es una ofrenda siempre aceptable a
Dios. Para mantener nuestro corazón en estas condiciones, el debe ser llenado con la Palabra
viva de Dios (cf. Sal.119:11). El individuo que va a sacrificar sus deseos y placeres egoístas
tomará suficiente tiempo en la mañana y en la tarde para estudiar la Palabra de Dios, y entonces
experimentará aquel amor en el corazón que siempre ha sido y siempre será mas aceptable a
Dios que "todos los holocaustos y sacrificios".

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C- OFRENDAS DE LIBACIONES
Las libaciones eran bebidas. Era siempre de vino sin fermentar. Jugo de uva fresco.
D- LAS OFRENDAS DE PAZ
E- LAS OFRENDAS DE COMIDA
F- LA OFRENDA O SACRIFICIO DE LA BECERRA ROJA
G- LAS OFRENDAS POR LAS TRANSGRESIONES

Capítulo IV

EL SANTUARIO Y SUS SERVICIOS

En el santuario había un servicio diario hecho por los sacerdotes. Mañana y tarde se ofrecía
holocausto sobre el altar. Pero aparte de eso, existía el servicio individual para el pecador que
venía al santuario. Y ese era durante todo el día, desde la hora del sacrificio matutino hasta la
hora del sacrificio vespertino. En medio de los dos sacrificios estaba el servicio en favor del
pecador que venía. Que venía con su ofrenda y su sacrificio por haber pecado, y entonces el

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sacerdote atendía, o los sacerdotes, porque eran muchos los que ministraban, porque eran
muchos los que venían al tabernáculo y así ofrecían los sacrificios.
Y luego, aparte del servicio diario de los sacerdotes, que se ofrecía por la mañana y por la
tarde en el altar, de prender las lámparas, de aderezar, de poner el aceite, todo lo que se hacía
en el santuario cada día, entonces estaba lo que se hacía los días especiales de fiesta. Las siete
fiestas anuales. Y luego, estaba lo que hacía el Sumo Sacerdote en el gran día de expiación una
vez al año. El día décimo del séptimo mes. Y que todo eso, es muy importante de comprenderlo,
y las siete fiestas anuales es una profecía del plan de salvación. Y se cumplió al pie de la letra
hasta en las fechas exactas que señalaba la profecía.

Cada mañana y cada tarde un cordero era ofrecido en el santuario como una ofrenda
quemada (cf. Exo.29:38-42). Cada Sábado eran ofrecidos cuatro corderos, dos en la mañana y
dos en la tarde (cf. Núm.28:9-10). Estos sacrificios tipificaban una reconsagración de toda la
congregación, cada mañana y cada tarde, al servicio del Señor.

Capítulo VI

LAS FIESTAS ANUALES Y SU CUMPLIMIENTO

Había siete fiestas. Las primeras cuatro tenían que ver con la primera venida de Cristo a
esta tierra, su muerte, su resurrección y su ascensión al cielo. Las tres últimas fiestas tenían que
ver con su segunda venida. El Día de la Expiación, el Juicio y la venida de Cristo en gloria.

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