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Leyvaetal 2008 Gobernar (En) Ladiversidad

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Gobernar

(en) la diversidad:
experiencias indígenas desde América Latina.
Hacia la investigación de co-labor

P U B L I CAC I O N E S D E LA CASA C HATA

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Gobernar (en) la diversidad:
experiencias indígenas desde América Latina.
Hacia la investigación de co-labor

Xochitl Leyva, Araceli Burguete


y Shannon Speed
(coordinadoras)

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306.08997072
G629g Gobernar (en) la diversidad : experiencias indígenas desde
América Latina. Hacia la investigación de co-labor / Xochitl Leyva,
Aracely Burguete y Shannon Speed. --México : Centro de Investigaciones y
Estudios Superiores en Antropología Social : Facultad Latinoamericana de
Ciencias Sociales, 2008
566 p. ; 23 cm. -- (Publicaciones de la Casa Chata)

Incluye bibliografía
ISBN 978-968-496-671-0

1. Autonomía municipal - México. 2. Multiculturalismo - América Latina. 3.


Diversidad cultural - América Latina. 4. Sociología de la cultura. I. T. II. Leyva,
Xochitl, ed. III. Burguete, Araceli, ed. IV. Speed, Shannon, ed. V. Serie.

Corrección: Norma Fernández


Formación: Sigma Servicios Editoriales
Diseño de portada: Gabriel Salazar

Primera edición: 2008

© 2008, Facultad Latinoamericana de


Ciencias Sociales (Flacso) Guatemala
3a. calle 4-44 zona 10, torre 4-44
Guatemala, ciudad

© 2008, Facultad Latinoamericana de


Ciencias Sociales (Flacso) Ecuador
La Pradera E7-174 y Av. Diego de Almagro
Quito, Ecuador

© 2008, Centro de Investigaciones y Estudios


Superiores en Antropología Social (CIESAS)
Juárez 222, Col. Tlalpan C. P. 14000, México, D. F.
difusion@ciesas.edu.mx

ISBN: 978-968-496-671-0

Impreso y hecho en México

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Índice

Agradecimientos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

INTRODUCCIÓN

Gobernar en la diversidad en tiempos de multiculturalismo


en América Latina
Araceli Burguete Cal y Mayor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15

Hacia la investigación descolonizada: nuestra experiencia de co-labor


Xochitl Leyva Solano y Shannon Speed . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65

GOBERNAR (EN) LA DIVERSIDAD:


TERRITORIO, AUTONOMÍA Y SOBERANÍA

Capítulo 1.
Las identidades territoriales mapuche y el Estado chileno:
conflicto


interétnico


en


un


contexto


de


globalización
Pablo Marimán y José Aylwin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 111

[7]

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8 Índice

Capítulo 2.
Bolivia indígena: de gobiernos comunitarios en busca
de autonomía a la lucha por la hegemonía
Pablo Regalsky y Francisco Quisbert . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151

Capítulo 3
Yapti Tasba Masraka Nanih Aslatakanka (Yatama) en el proceso
de autonomía de la Costa Caribe de Nicaragua
Lestel Wilson, Miguel González y Evaristo Mercado . . . . . . . . . . . . . . . . 189

Capítulo 4
Pueblos originarios en la metrópoli de la Ciudad de México:
gobernar en la macrocomunidad de Milpa Alta
Consuelo Sánchez y Agustín Martínez Villagrán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 229

GOBERNAR (EN) LA DIVERSIDAD:


RECONSTITUCIÓN Y REINVENCIÓN DE GOBIERNOS INDÍGENAS

Capítulo 5
De la oposición y el enfrentamiento al diálogo y las alianzas: la experiencia
de la Conaie y el MICC en Ecuador
Lourdes Tibán G. y Fernando García S. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 271

Capítulo 6
Resarcimiento y reconstitución del pueblo maya en Guatemala:
entre la acción autónoma y el reconocimiento estatal
Santiago Bastos, Domingo Hernández Ixcoy y Leopoldo Méndez . . . . . . . . 305

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Índice 9

Capítulo 7
Multiculturalismo y gobierno permitido en San Juan Cancuc, Chiapas:
tensiones intracomunitarias por el reconocimiento
de “autoridades tradicionales”
Araceli Burguete Cal y Mayor y Miguel Gómez Gómez . . . . . . . . . . . . . . 343

GOBERNAR (EN) LA DIVERSIDAD: COMUNALIDAD,


IDENTIDAD COMUNITARIA Y CIUDADANÍA ÉTNICA

Capítulo 8
La comunalidad: un referente indígena para la reconciliación política
en


conflictos


electorales


municipales


en


Oaxaca
Hugo Aguilar Ortiz y María Cristina Velásquez C. . . . . . . . . . . . . . . . . 393

Capítulo 9
Globalización bajo la lanza: nuevas interpretaciones de las formas
de gobernar e identidad comunitaria en Nicolás Ruiz
Shannon Speed y Constantino Rubén Moreno Méndez . . . . . . . . . . . . . . . 433

Capítulo 10
El


Consejo


Municipal


Plural


Ampliado


de


Ocosingo:


demandas



de ciudadanía étnica en tiempos de guerra
Xochitl Leyva Solano y Juan Vázquez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 469

CONCLUSIONES

¿En contra del reconocimiento? Gobierno plural y análisis


social ante la diferencia cultural
Charles R. Hale . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 515

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Gobernar en la diversidad: un análisis comparativo
Neil Harvey . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 525

Gobernar (en) la diversidad posneoliberal


Héctor Díaz-Polanco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 543

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Hacia la investigación descolonizada:
nuestra experiencia de co-labor

Xochitl Leyva Solano y Shannon Speed

Escribir en los albores del siglo XXI acerca de experiencias de gobierno local
y regional, de formas de gobierno indígena o de políticas para la “gober-
nabilidad”, resulta más que relevante cuando vemos que a lo largo de toda
América


 Latina


 nuestros


 sistemas


 políticos


 atraviesan


 g randes


 dificultades



para consolidar instituciones realmente democráticas y para hacer avanzar
políticas públicas más equitativas y justas en contextos multiculturales. En
ese


 marco,


 a


 finales


 del


 2003


 pusimos


 en


 marcha


 el


 proyecto


 que


 nutre


 el



presente libro y que en su forma inicial se llamó Gobernar la diversidad: ex-
periencias de construcción de ciudadanía multicultural. Una investigación colaborativa
(Leyva, Burguete y Speed, 2003).
El


primer


objetivo


del


presente


libro


es


reflexionar


acerca


de


los


desafíos



que enfrentaron comunidades, organizaciones y movimientos indígenas cuan-
do se convirtieron en gobierno local o co-gobierno nacional. El segundo ob-
jetivo es sistematizar la forma en que dichas comunidades, organizaciones y
movimientos indígenas hicieron frente a las políticas públicas de los Estados
nacionales de América Latina: políticas lanzadas para gobernar en contextos
en que la diversidad interpelaba a la sociedad en su conjunto.
Por varias razones que explicaremos a continuación, era imprescindible
sistematizar y analizar esos temas conjuntamente con los grupos y organi-
zaciones indígenas involucrados en los procesos que se estudiaron. Por ello,
epistémica y metodológicamente concebimos y construimos nuestro proyecto

[65]

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66 Xochitl Leyva Solano y Shannon Speed

como un proyecto de co-labor,1 en el que trabajamos en conjunto académicos


no-indígenas, académicos indígenas e intelectuales indígenas miembros de
comunidades y organizaciones independientes de cinco países de América
Latina (Chile, Ecuador, Nicaragua, Guatemala y México).2 Como veremos
en este documento, desde el inicio del proyecto, investigadores, indígenas y
organizaciones compartimos un compromiso político en favor de la defensa
de los derechos indígenas y de la justicia social, a pesar de tener agendas y
proyectos particulares.

¿POR QUÉ EL TRABAJO DE CO-LABOR?

Para nosotros el trabajo de co-labor fue imprescindible y la vía que escogimos


para ponerlo en práctica fue enfrentar al menos tres problemas interrelacio-
nados y presentes en muchos proyectos de investigación: 1) el de la supervi-
vencia del fardo colonial de las ciencias sociales y de la naturaleza neocolonial
de


 la


 investigación


 científica;;


 2)


 el


 de


 la


 arrogancia


 académica3 producto de
la “racionalidad indolente” (Santos, 2005),4 que asume que el conocimiento

1
Co-labor: del latín collaborare, que según el Diccionario de la Lengua Española


 significa:


 “traba-
jar con otra u otras personas en la realización de una obra” (http://buscon.rae.es/draeI/
SrvltGUIBusUsual?TIPO_HTML=2&TIPO_BUS=3&LEMA=colaborar).
2
Por desgracia el estudio de Bolivia no formó parte del proyecto de investigación, pero sí del presente
volumen.
3
Después de haber escrito la primera versión de este texto asistimos a la entrega de la Cátedra Diskin
a


Orlando


Fals


Borda,


en


el


marco


del


Congreso


de


la


Asociación


de


Estudios


Latinoamericanos



LASA-2007. Fals Borda cerró su discurso de agradecimiento con las siguientes palabras: “Recor-
demos que los paradigmas que han moldeado hasta ahora nuestra formación profesional han sido
constructos socioculturales de origen europeo. Tratamos hoy de inspirarnos en nuestro propio
entorno


 y


 construir


 paradigmas


 más


 flexibles


 de


 naturaleza


 holística


 y


 participativa.


 Para


 llegar


 a



estas metas, la arrogancia académica es un obstáculo: debería archivarse” (Fals Borda, 2007: 21).
4
Al proponer caminar hacia una “sociología de las ausencias” y una “sociología de las emergencias”,
Boaventura de Souza Santos (2005: 12) parte de la idea de que “las ciencias sociales convencionales
constituyen más los problemas epistemológicos contra los que nos enfrentamos que la vía de so-
lución de los mismos. La razón de esto reside en la concepción de racionalidad que subyace tanto

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Hacia la investigación descolonizada 67

científico


es


superior,


más


valioso


que


el


producido


por


los


actores


sociales;;



y 3) el de la política de la producción del conocimiento que incluye, por una
parte, el interés y la práctica de producir conocimiento que contribuya a trans-
formar condiciones de opresión, marginación y exclusión de los estudiados
y, por otra, la elaboración de análisis académicos más ricos y profundos con
base en la experiencia de co-labor. En las siguientes secciones explicaremos
brevemente de dónde y cómo surgen estos tres problemas, para luego pasar
a una discusión concreta de cada uno de ellos partiendo de la experiencia que
tuvimos en el proyecto que echamos a andar en aquel año de 2003.

ACERCA DE LA LÓGICA DE LA COLONIALIDAD O DE LA CRÍTICA


AL (NEO)COLONIALISMO EN LA INVESTIGACIÓN

Las ciencias sociales fueron cuestionadas en el contexto de las luchas y movi-


mientos de descolonización que tuvieron lugar desde mediados del siglo XX
en


varias


partes


del


mundo.


En


particular,


en


América


Latina


desde


finales


de



los años cincuenta, el trabajo del antillano Frantz Fanon (1968 [1952], 1965
[1959], 1963 [1961])


 abrió


 un


 camino


 de


 práctica


 y


 reflexión


 descolonial


 al



tratar las “diferencias coloniales” como punto de partida y al hacer visible
lo que se había mantenido invisible o marginal. De esa manera Fanon, por
ejemplo, obligaba a mirar de manera profunda el funcionamiento de las cate-
gorías de la condenación (negro, judío, musulmán, etc.) en el sistema mundo
moderno/colonial (véase Maldonado-Torres, 2006: 130).
A partir de los años setenta, los indígenas latinoamericanos –“objeto” y
más tarde “sujetos” de los estudios académicos– se volvieron más visibles y
vocales,


criticaron


las


representaciones


antropológicas


del


“Otro”


y


señalaron



la colusión histórica entre las ciencias sociales (especialmente de la antropolo-
gía) y los poderes coloniales en cuanto productores de conocimiento y repre-

a las ciencias naturales como a las sociales. Se trata de una racionalidad indolente, cuya indolencia se
traduce en la ocultación o marginación de muchas de las experiencias y creatividades que se dan en
nuestro mundo, y por tanto, en su desperdicio”.

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68 Xochitl Leyva Solano y Shannon Speed

sentaciones que contribuían a desarrollar la lógica de la colonialidad, entendida


ésta


como


un


modelo


específico


de


la


modernidad


que


vincula


la


 formación



racial con el control del trabajo, el Estado y la producción de conocimiento
(Mignolo, 2006a y b; Quijano, 2001; Maldonado-Torres, 2006).5 La Primera
Declaración de Barbados: Por la Liberación de los Indígenas, redactada en 1971 con-
juntamente


por


indígenas


y


antropólogos,


refleja


claramente


dichas


críticas:

Desde su origen la antropología ha sido instrumento de la dominación colonial,


ha


racionalizado


y


justificado


en


términos


académicos,


abierta


o


subrepticiamen-
te, la situación de dominio de unos pueblos sobre otros y ha aportado conoci-
mientos y técnicas de acción que sirven para mantener, reforzar o disfrazar la
relación colonial (1971: 5).6

Dichos reclamos evidenciaban la colonialidad del saber, la naturaleza ex-


tractiva y explotadora de las investigaciones que extraen información de las
comunidades


indígenas


para


producir


libros


que


benefician


sólo


las


carreras



académicas y universitarias sin devolver nada, o casi nada, a la comunidad.7

5



 Como


afirma


Walter


Mignolo


(2006a:


15),


el


colonialismo


“se


define


por


su


lógica de colonialidad
que lo hizo posible y le da su forma de existencia todavía hoy”. De acuerdo con el pensamiento
crítico descolonial, dicha lógica opera en tres niveles: la colonialidad del poder o colonialidad de la
economía


y


de


la


política;;


la


colonialidad


del


saber,


que


se


da


en


los


niveles


epistémico,


filosófico



y


científico


y


en


la


relación


lenguas-conocimiento;;


y


la


colonialidad


del


ser,


que


opera


en


la


subje-
tividad, el control de la sexualidad, de los roles atribuidos a los géneros, etcétera.
6
En su revisión de las producciones clásicas británicas de la antropología política de los años cuarenta
y cincuenta del siglo pasado, John Gledhill (2000: 17-18) enfatiza que éstas, sin duda, “tienden a dar
por sentada la propia dominación colonial”, pero al mismo tiempo cita a Joan Vicent para mostrar
que “resulta históricamente inadecuado considerar la disciplina [antropológica] simplemente una
forma


 de


 ideología


 colonial”.


 Vicent


 usa


 ejemplos


 de


 antropólogos


 de


 finales


 del


 siglo


 XIX radi-
cados en Washington y Gran Bretaña, quienes enfrentaron a las burocracias federales, criticaron
la dominación europea e incluso trabajaron en sus propios países y no en sociedades “exóticas”.
Vincent concluye que por desgracia esas voces no se constituyeron en hegemónícas dentro de la
disciplina antropológica después de 1940.
7



 Al


respecto


puede


leerse


la


crítica


radical


de


Andrés


Aubry


(2007:


2),


quien


afirma:


“En


el


campo,



la peor tarjeta de presentación es la del antropólogo: se interna, a veces penetra, se va con datos

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Hacia la investigación descolonizada 69

Ante ello, un buen número de líderes indígenas post-Barbados demandaron


el derecho a no ser tratados como “objeto de estudio” y a tener voz en las
investigaciones, pero sobre todo a contar con productos de la investigación
útiles a la comunidad. Además, exigieron de los investigadores un compro-
miso cierto con las luchas por la liberación de los pueblos indígenas.
A la par surgieron en América Latina distintas propuestas metodológicas
para concretar un trabajo riguroso y comprometido política y éticamente
hablando. Entre éstas podemos mencionar la metodología de educación po-
pular del brasileño Paolo Freire (1970),8 misma que respondía en parte a los
tempranos llamados de Frantz Fanon (1963 [1961])9 de proveer a las pobla-
ciones nativas de una educación anticolonial. De hecho, la Primera Declaración
de Barbados era en sí misma ya una prueba fehaciente del compromiso de
algunos antropólogos con las luchas de los pueblos colonizados. Indígenas y
antropólogos


firmantes


coincidían


en:




…aprovechar todas las coyunturas que se presenten dentro del actual sistema
para actuar en favor de las comunidades indígenas… [y] …volverse hacia la rea-
lidad


local


para


teorizar


a


partir


de


ella,


a


fin


de


superar


la


condición


subalterna



de


simples


ejemplificadores


de


teorías


ajenas


(Primera Declaración de Barbados,
1971: 6).10

El


trabajo


del


sociólogo


colombiano


Orlando


Fals


Borda


fue


otra


respuesta



académica


con


compromiso


 político


en


beneficio


de


los


grupos


y


las


 clases




e información (no siempre relevante) para escribir su tesis, y si le va bien su libro, regresa un rato
para entregar puro papel si tiene un tanto de formalidad y desaparece para siempre sin dejar otra
devolución a la comunidad que su literatura ilegible para campesinos. A las otras disciplinas de las
ciencias sociales no les va mejor…”
8
Expuesta sobre todo en su libro Pedagogía de los oprimidos (Freire, 1970).
9
Véase su libro Los


damnificados


de


la


tierra


(Fanon, 1963 [1961]).
10
Para 1977, cuando fue emitida la Segunda Declaración, la perspectiva crítica hacia la antropología fue
todavía más fuerte. Dicho documento fue redactado, por ejemplo, sólo por los participantes indí-
genas y no hubo mención alguna de los antropólogos comprometidos con la Primera Declaración.

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70 Xochitl Leyva Solano y Shannon Speed

explotadas. Fals Borda (1986a y b, 1987) recuerda el contexto en que surgió


su propuesta metodológica: Investigación Acción Participativa (IAP):

Éramos sociólogos, antropólogos, economistas, teólogos, artistas, agricultores,


educadores y trabajadores sociales… algunos… habíamos decidido abandonar
las rutinas universitarias y dedicarnos a búsquedas alternas. En la India estaba
floreciendo


 el


 grupo


 paisano


 de


 Bhoomi-Sena


 (Ejército


 de


 la


 Tierra),


 con


 sus



intelectuales orgánicos Da Silva, Wignaraja, Rahman y otros; en Brasil, Paulo
Freire y Darcy Ribeiro se enfrentaban a la dictadura militar y alimentaban la
“concientización”; en México, Rodolfo Stavenhagen ponía en práctica su ce-
lebrado artículo sobre “descolonizar las ciencias sociales”; en Tanzania, Marja
Swantz abría avenidas de estudio popular y talento local; y en Colombia, el
padre Camilo Torres, María Cristina Salazar y otros colegas ponían las bases
de la “acción comunal” y predicaban la línea nacionalista con temas de lucha
contra el latifundio y por los derechos humanos, así como la búsqueda de raíces
históricas de los pueblos (Fals Borda, 2007: 17-18).

La IAP va más allá de pretender conocer las comunidades y sus necesidades,


aspira a transformar su realidad social. Para Fals Borda, como para Fanon y
Freire, la educación popular es básica para fomentar cambios sociales desde
abajo. De ahí que, en un trabajo sobre las comunidades de la costa de Colom-
bia, Fals Borda redactara dos versiones de resultados: uno para un público
académico y otro para los cuadros de educación popular. Este último texto
tenía


como


fin


contribuir


al


proceso


de


concientización


política


de


dichas



comunidades, tendía a fortalecer “la capacidad de los grupos populares, ex-
plotados social y económicamente… de tal manera que pudieran volverse
protagonistas en el avance de sus propias sociedades y en defensa de sus
intereses” (Fals Borda, 1987: 330). La IAP tenía como meta integrar diferentes
conocimientos para promover el cambio social radical, así que en principio
criticaba las tradiciones académicas que ponían como prerrequisitos de una
“ciencia seria” la neutralidad de valores y la objetividad positivista. En sentido

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Hacia la investigación descolonizada 71

contrario, introdujo reorientaciones teleológicas con vistas a integrar cono-


cimientos académicos y populares en favor de una ciencia revolucionaria en
términos kuhnianos.11
Desde los Estados Unidos, antropólogos estudiosos de América Latina
también forjaron propuestas de compromiso con los pueblos con los cuales
trabajaban. Una de las más conocidas es Cultural Survival (Sobrevivencia Cul-
tural), organización fundada por el antropólogo de Harvard, David Maybury-
Lewis. Su objetivo: “defender los derechos humanos y la autonomía cultural
de los pueblos indígenas y de las minorías étnicas oprimidas” (Cultural Survival
2005). El modelo de Cultural Survival sigue vigente y aunque es relativamente
minoritario tiene fuerte presencia dentro de la antropología norteamericana,
a


 pesar


 de


 que


 algunos


 lo


 han


 calificado


 de


 paternalista


 y


 han


 criticado


 que



se haya centrado principalmente en América del Sur.
Otras


corrientes


promotoras


de


una


antropología


pro-liberación


se


dieron



por medio de la llamada lucha política activa (Gordon, 1991) y de la denomi-
nada antropología militante, comprometida moral y políticamente (Scheper
Hughes, 1995). Dentro de la academia estadounidense ha sido importante,
a su vez, la metodología “investigación acción participativa” (PAR, por sus
siglas en inglés: Participatory Action Research) que –aunque ha sido aplicada en
varias disciplinas–12 dentro de la antropología y la sociología está asociada
en especial con el trabajo de Davyyd Greenwood y otros estudiosos de la
Universidad de Cornell (Greenwood y Levin, 1998). En su versión esta-
dounidense, esta metodología tal vez sea menos radical, si bien comparte
con su par latinoamericana el rechazo a la orientación tradicional extractiva y
en su lugar promueve una investigación con y para los sujetos locales. La PAR
se basa asimismo en modelos de educación popular freireana, en los que in-
vestigadores


y


comunidad


identifican


en


conjunto


los


problemas,


deciden


las



acciones necesarias, evalúan el proceso y reinician estrategias. Lo importante
11
“Kuhniano” hace referencia al trabajo de Thomas Kuhn, y en particular a su libro The Structure of
Scientific


Revolutions (University of Chicago Press, Chicago, 1962).
12
Desde la psicología social hasta los estudios de administración de empresas.

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72 Xochitl Leyva Solano y Shannon Speed

para los seguidores de esta metodología es mantener un proceso continuo


de


acción


y


reflexión.



Este breve recuento del trabajo de nuestros antecesores no los incluye a
todos,


 sólo


 tiene


 la


 finalidad


 de


 mostrar


 que


 la


 crítica


 a


 la


 investigación


 co-
lonial no es nueva y que nuestro proyecto/libro no pretendió, ni pretende,
descubrir el hilo negro, sino abrevar de nuestros ancestros y continuar ese
camino por nuevas veredas que nos enfrentaron, sin duda, a nuevos proble-
mas propios de nuestras coyunturas, realidades y contextos (varios de ellos
de


guerra,


de


posguerra


o


de


conflicto


político-militar


no


resuelto).

EPISTEMOLOGÍA OCCIDENTAL Y OTROS SABERES13

Las críticas al fardo neocolonial en las ciencias sociales no sólo fueron lanza-
das desde los pueblos colonizados sujetos de estudio, sino también, como ya
vimos, desde dentro de la propia academia. Además de los ya mencionados,
también retaron las premisas básicas positivistas de las ciencias sociales y
los proyectos políticos hegemónicos que las sostenían: teóricos críticos de
la raza, feministas, teóricos post-coloniales, post-modernos, post-modernos
de oposición,14 así como constructores del pensamiento crítico descolonial
(Fanon, 1963; Mignolo, 2006a y b; Quijano, 2001; Maldonado-Torres, 2006)
y del análisis de los sistemas-mundo (Asad, 1973; Gough, 1968; Said, 1978;

13
El concepto “otros saberes” es muy polémico. Entre los miembros de las redes altermundistas y
de los movimientos indígenas se usa como reivindicación política de lo propio, del conocimiento
propio frente al occidental, moderno, hegemónico, mestizo, winka, kaxlán, etcétera, etcétera. En el
mundo académico la crítica al término ha sido expresada, por ejemplo, por Boaventura de Sousa
Santos


(2005:


163-164),


quien


afirma


que


“la


idea


de


que


los


saberes


no


científicos


son


alternativos



al


saber


científico…


presupone


la


idea


de


normalidad,


y


ésta


la


idea


de


norma;;


por


lo


que,


sin


más



especificaciones,


la


designación


de


algo


como


alternativo


tiene


una


connotación


latente


de


subalter-
nidad”. Aquí usamos el concepto en el sentido de reivindicación que le dan algunos movimientos,
organizaciones indígenas y activistas, aunque sabemos que para muchos lectores la utilización de
“saberes


indígenas”


frente


a


“conocimiento


científico”


no


mostrará


más


que


subalternización,


como



señala Boaventura.
14



 Así


es


como


Boaventura


de


Santos


se


autodefine


(2005:


11).

Gobernar en..._4as.indd 72 16/10/08 11:12:03


Hacia la investigación descolonizada 73

Santos, 2005; Wallerstein, 2002, 2004a y b, 2006b). La epistemología hege-


mónica


 científica


 fue


 desafiada


 y


 la


 definición


 de


 las


 ciencias


 sociales


 como



“ciencias” fue seriamente cuestionada (Stavenhagen, 1971; Baudrillard, 1988;
Foucault, 1972; Haraway, 1988; Harding, 1986; Wallerstein, 2004a y 2006b).
La existencia de una “única verdad” conocible sobre culturas humanas di-
versas fue también abiertamente disputada (Berreman, 1981; Santos, 2005;
Díaz-Polanco, 2006).
Las feministas dejaron claro que nuestras representaciones son productos
de nuestro propio posicionamiento social frente a quienes representamos (Ha-
raway,


1988;;


Hooks,


1995;;


Minh-ha,


1989;;


Moraga


y


Anzaldúa,


2002).


Otros



estudiosos mostraron que “el mito” de la objetividad había servido para en-
cubrir los efectos de nuestras representaciones (Price, 2000; Wolf y Jorgeson,
1970).


 Así,


 la


 “objetividad


 científica”


 fue


 entendida


 como


 meta


 imposible


 a



alcanzar, dado que todos tenemos un posicionamiento social que afecta ine-
vitablemente nuestro análisis. Pero a la vez se le concibió como algo insidioso
que


disfraza


los


efectos


políticos


de


nuestro


trabajo


acerca


de


los


“Otros”.
La


afirmación


de


que


los


conocimientos


son


y


están


situados


(Haraway,



1988) presupone que no existe una sola verdad esperando a ser descubierta
por el observador imparcial, a la vez que implica que todo conocimiento es
parcial y contingente. Sólo a partir de premisas como éstas es posible plan-
tear la posibilidad de diferentes conocimientos, igualmente válidos, sobre un
mismo fenómeno social. Algunas teóricas, sobre todo feministas del standpoint
theory (teoría del punto de vista), han llevado este postulado a otro nivel, ar-
gumentando que aunque toda versión de una realidad puede ser considerada
como “verdad”, algunos actores –por ejempo, los subalternos al sufrir di-
rectamente los efectos de la opresión– tienen una visión privilegiada que les
permite percibir y criticar las estructuras de dominación. Al respecto, Chela
Sandoval (1991) acuña el término de conciencia oposicional para referirse
a una conciencia particular de los sujetos en condiciones de opresión, una
conciencia distinta a la dominante. La antropóloga feminista maorí de Nueva
Zelandia Linda Tuhiwai Smith (1999) agrega que los regímenes de verdad

Gobernar en..._4as.indd 73 16/10/08 11:12:03


74 Xochitl Leyva Solano y Shannon Speed

de


Occidente


están


situados


en


un


sistema


social


y


cultural


particular


que



necesita ser descolonizado.
La


crítica


que


desestabilizó


la


hegemonía


de


la


epistemología


científica



occidental moderna también permitió considerar epistemologías alternati-
vas producidas, por ejemplo, por movimientos sociales, pueblos indígenas,
mujeres y, en general, subalternos.15 En este sentido Linda Tuhiwai Smith
(1999) llama a implementar una metodología descolonizada que no contem-
pla la colaboración con no-indígenas, sino que supone la realización de la
investigación por los propios indígenas desde sus propios saberes. Para ello
sería necesario –agregaría desde otra postura Boaventura de Sousa Santos
(2005)– implementar al menos cinco ecologías (entre ellas la ecología de sabe-
res),16 que permitieran recuperar la experiencia social y cultural desperdiciada
por la “razón indolente” de


Occidente


y


la


modernidad,


que


oculta


y


margina



muchas de las experiencias y creatividades que se dan en nuestro mundo.
Todos estos autores y debates también apuntan hacia la necesidad de
reconocer que la antropología, las ciencias sociales y la academia están ins-
critas en redes de poder hegemónico y que el conocimiento producido por
ellas ha sido y es principalmente producto de y reproductor de esas mismas
relaciones de poder. Sin duda, una manera de construir epistemes-otras, me-
todologías-otras, teorías-otras, es mediante el desprendimiento que promueve
el pensamiento des-colonial, que consiste en ser capaz de pensar e imaginar
más allá de las categorías imperiales de la modernidad/colonialidad. La inca-
pacidad de pensar más allá de esas categorías no es una limitante individual,
sino prueba fehaciente del éxito imperial en el manejo de la colonialidad del

15
Al respecto consúltese: Colectivo et al., 2004; SMWG, 2004; Notas desde 2003; Sen et al., 2004;
Wallerstein,


2004a;;


Santos,


2005;;


Aparicio


y


Blazer,


2006;;


Casas-Cortés,


Osterweil


y


Powell,


2007;;



Quijano, 1996; Lander, 1993; Smith, 1999; Mignolo, 2006a y b; Ribeiro y Escobar, 2002; Restrepo
y Escobar, 2004; Ribeiro, 2006.
16
Por el momento sólo nos detendremos en la ecología de los saberes como aquella que cuestiona
la


lógica


de


la


monocultura


del


saber


y


del


rigor


científico


a


partir


de


la


identificación


de


otros


cri-
terios de rigor (saberes), que operan creíblemente en contextos y prácticas sociales declarados no
existentes por la “razón indolente” (Santos, 2005: 163).

Gobernar en..._4as.indd 74 16/10/08 11:12:04


Hacia la investigación descolonizada 75

saber. Se trata, pues, de pensar y actuar en varias formas semióticas paralelas


y complementarias a corrientes sociales que se mueven en los bordes y en los
márgenes de las estructuras políticas (Estados, partidos políticos) y económi-
cas (explotación, acumulación, opresión) (Mignolo, 2006a: 11-12). Desde ahí
han operado las organizaciones y movimientos con los que trabajamos, con
los que realizamos un esfuerzo conjunto de valoración de sus epistemologías
subordinadas, de sus saberes subalternos e invisibilizados. En esa dirección
caminó el proyecto que lanzamos en 2003 y en esa dirección se mantiene el
presente volumen.

¿METAS COMPARTIDAS = MEJORES RESULTADOS?

Charles Hale (2004: 3-5)17 retoma a Fals Borda y a varios precursores más
al sostener que la investigación descolonizada puede producir mejores re-
sultados académicos. Hale, como Haraway, parte de la premisa de que el
investigador(a) es un(a) actor(a) social situado, es decir, posicionado en cuan-
to a su género, su cultura y su perspectiva política. Según Hale, cuando esta
posicionalidad se hace consciente y explícita y se da en favor del grupo orga-
nizado en lucha, se convierte en fuente de la alineación básica, cimiento de
la co-labor. Para Hale y para varios de quienes trabajamos en esa dirección,18
tal


alineación


supone


un


traslape


de


metas


políticas,


la


identificación


y


el



compromiso en el ámbito político, pero a la vez en el terreno académico
requiere de independencia y pensamiento crítico que asegure al investigador
alineado19 un espacio propio. Véase más adelante nuestra experiencia con-
creta sobre este punto.

17
Hale fue uno de los tres asesores de este proyecto. Los otros dos fueron Héctor Díaz-Polanco y
Neil Harvey.
18
Véase también Speed (2006a y b) y Leyva (2006).
19
En inglés Charles Hale usa el término alignment,


que


en


una


de


sus


múltiples


acepciones


es


definido



como “apoyo a, alianza política con una persona o grupo particular o con un punto de vista espe-
cífico”.


El


término


“alineación” causó un acalorado debate en nuestro salón de clase de la maestría

Gobernar en..._4as.indd 75 16/10/08 11:12:04


76 Xochitl Leyva Solano y Shannon Speed

A decir de Hale (2001: 15), las personas y grupos “tienden a proveer más
y mejor información cuando tienen algo en juego en los resultados” y no sólo
son reducidos a simples “informantes”, a “materia prima” digna de ser analiza-
da sólo por el “experto”. Pero el asunto es recíproco, puesto que el académico
que forma parte en ese tipo de investigación asume una responsabilidad dife-
rente frente a quien colabora, ya que no es lo mismo hablar sólo entre colegas
y recibir sus críticas que discutir con la contraparte –es decir, los miembros
del grupo organizado en lucha–, los resultados, mismos que pueden llegar a
tener “graves efectos políticos directos y demostrables sobre las vidas de las
personas y los procesos que nos importan” (ibid.). En otras palabras:

Cuando nos posicionamos en tales espacios, estamos también inevitablemen-


te involucrados en las condiciones comprometidas de los procesos políticos.
Las contradicciones resultantes hacen más difícil la investigación, pero generan
perspicacias que de otra manera hubiera sido imposible lograr. Esta perspica-
cia... provee, una base (muchas veces no reconocida) que genera conocimiento
analítico e innovación teórica (ibid.).20

En nuestro caso, el trabajo de investigación llevado a cabo con esta particu-


lar


 metodología


 implicó


 la


 co-labor


 desde


 la


 definición


 de


 los


 objetivos


 del



proyecto


hasta


el


análisis


final


y


la


redacción


en


coautoría


de


los


documentos



que conforman este libro. En ningún momento asumimos dicha colaboración
en un sentido paternalista (Speed, 2007), antes al contrario partimos de la
construcción


de


una


agenda


compartida


que


beneficiara


de


manera


diferen-
cial pero igualmente importante a las partes involucradas. En los siguientes
dos apartados explicaremos los resultados concretos cuando todo el equipo
decidió trabajar con las premisas de la investigación descolonizada.

del CIESAS, por la cercanía que puede tener en español con “alienación” o con cualquier otra forma
de pérdida de autonomía del pensamiento crítico del investigador.
20
Traducción al español de Shannon Speed.

Gobernar en..._4as.indd 76 16/10/08 11:12:04


Hacia la investigación descolonizada 77

NUESTRA INVESTIGACIÓN DE CO-LABOR

Con las críticas emitidas desde el “sujeto indígena” y con la herencia inte-
lectual de nuestros predecesores, nos planteamos como primer paso meto-
dológico


 concreto


empezar


 a


 modificar


 las


 relaciones


de


poder


 e


inequidad



intrínsecas a la investigación social en nuestro propio equipo de trabajo y
explorar nuevos caminos que nos permitieran trabajar y sistematizar los sabe-
res indígenas como contribuciones teóricas y prácticas al campo del ejercicio
de gobierno y de las sociedades latinoamericanas de las que formamos parte.
Como veremos enseguida, tal tarea no fue sencilla ni estuvo libre de tensiones
ni de contradicciones.

PRIMEROS RETOS: PRÁCTICAS (NEO)COLONIALES


Y FALTA DE CONFIANZA

Teóricamente,


en


la


investigación


descolonizada


activista


lo


ideal


sería


definir,



conjuntamente con el grupo organizado en lucha –que forma la base y parte
del estudio– qué sería importante estudiar –tanto para el grupo como para
el investigador–, cómo se debería estudiar y cuál sería el producto o serie de
productos útiles para ambas partes. Como sabemos, la estructura y la lógi-
ca del sistema académico21 pocas veces permite que esto suceda así. Por el
contrario, lo normal (la norma) es que el investigador primero consiga los
fondos para llevar a cabo la investigación, para lo cual se requiere redactar
un


 proyecto.


 En


 general


 justificamos


 esta


 forma


 de


 proceder


 diciendo


 que



“ésa es la única manera de poder pagar los gastos para reunir a las partes”,
sin darnos cuenta de que éste es el primer impedimento para construir des-
de el principio verdaderas agendas compartidas. En nuestro caso, las tres

21
Retomamos el concepto de sistema académico de Andrés Aubry (2007), quien lo acuñó como parte
de su crítica radical a la academia hegemónica e institucionalizada. Para Aubry el sistema académico
no sólo es parte constitutiva del sistema mundo moderno capitalista sino que contribuye a repro-
ducir las relaciones históricas de poder de éste.

Gobernar en..._4as.indd 77 16/10/08 11:12:05


78 Xochitl Leyva Solano y Shannon Speed

coordinadoras (Leyva, Burguete y Speed) elaboramos un proyecto y solici-


tamos exitosamente fondos. Después convidamos a los otros académicos:
José Aylwin, Santiago Bastos, Fernando García, Miguel González, Consuelo
Sánchez y Cristina Velásquez y les pedimos que invitaran a sus colaboradores
en sus contextos particulares. Una vez integrados los nueve equipos (véase
cuadro


al


final


de


este


capítulo),22 convocamos al Primer Seminario Interna-
cional del proyecto.23
Desde el principio se presentaron tensiones que hubo que resolver sobre
la marcha y que ponían en evidencia lo difícil que sería transformar de raíz
nuestras prácticas, estructuras y sistemas. Y por nuestras prácticas nos refe-
rimos tanto a las de los académicos como a las de las contrapartes indígenas.
De entrada, las coordinadoras caímos en la cuenta de nuestro propio lapsus
(neo)colonial,


 al


 definir


 el


 propósito


 y


 la


 dinámica


 del


 Primer


 Seminario


 de



manera convencional, es decir, planteamos que los investigadores académicos
nos reuniríamos para discutir, con base en la propuesta de investigación de
las coordinadoras, los aspectos teórico-metodológicos del proyecto. En un
primer momento no nos percatamos de que ello iba en sentido contrario
a la metodología descolonizadora, pero de inmediato decidimos “corregir

22
El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) fue uno de nuestros invitados a ser contra-
parte de esta investigación. Su incorporación al proyecto era vital, pues su trabajo de formación
de gobiernos autónomos de facto, rebeldes y en resistencia, es ejemplar y único en México y se da
desde 1994 con la creación de los municipios autónomos zapatistas. De hecho, en aquel año de
2003, el EZLN había ya repensado su modelo de gobierno en resistencia y había creado las Juntas
de Buen Gobierno (JBG) en una suerte de gobiernos regionales que aglutinaban a los municipios
en rebeldía. La JBG Corazón del Arcoiris de la Esperanza (con cabecera en Morelia) aceptó inicial-
mente participar en el proyecto, pero por desgracia el inicio del trabajo de campo coincidió con
la preparación de su primer informe de gobierno. Esta falta de coordinación de ritmos y tiempos
fue el impedimento concreto para la co-labor en la investigación. Lamentamos profundamente
este hecho, porque hubiera sido muy oportuno e importante para todos nosotros contar con la
participación de los compañeros zapatistas, y, sobre todo, avanzar juntos a partir de este proyecto
en el camino del giro descolonial y de la construcción de las “epistemes-otras”, la otra política y las
academias-otras. Esto no quiere decir de ninguna manera que cada una de las autoras de este texto
no lo hayamos hecho desde otros campos y experiencias.
23
Celebrado en la Ciudad de México en marzo del 2004.

Gobernar en..._4as.indd 78 16/10/08 11:12:05


Hacia la investigación descolonizada 79

el


 error”


 y


 modificar


 el


 perfil


 del


 encuentro.


 De


 modo


 que


 invitamos


 a


 los



equipos de investigación completos, es decir, al académico y a su contrapar-
te, a la que llamamos “actor-sujeto” como una manera de reconocer en el
concepto a intelectuales, comunidades y organizaciones indígenas que eran
parte de movimientos y procesos relevantes en los contextos en los que la
investigación tuvo lugar.
En esa primera reunión de trabajo surgieron enseguida tensiones y crí-
ticas. Por ejemplo, en forma clara y directa las contrapartes expresaron su
desconfianza


acerca


de


una


real


alteración


de


las


relaciones


de


inequidad



intrínsecas


a


cualquier


investigación


científica.


Hubo


quien


señaló


que


las



coordinadoras


habíamos


definido


de


antemano


el


proyecto,


el


marco


teóri-
co e incluso la metodología. El interrogatorio sobre quién era realmente el
sujeto de la investigación emergió inmediatamente, dado que los indígenas
no suelen ser considerados “colegas investigadores”, sino simples “infor-
mantes”.
Esta inequidad era más evidente y acentuada en México, en donde el
número de investigadores indígenas adscritos a centros de investigación es
reducido, cuando no nulo. Algunas veces los indígenas que trabajan en los
centros de investigación fungen, a lo más, como “asistentes de investiga-
ción”, subordinados a la agenda del investigador mestizo, ladino o extran-
jero. Eso no ocurría en nuestro proyecto, pero era sintomático que ninguna
de las contrapartes mexicanas indígenas fuera investigador(a). No sucedía así
con los colegas de América del Sur: en Ecuador y Chile, los coinvestigadores
indígenas


 tenían


 un


 perfil


 de


 profesionales


 con


 licenciatura


 y/o


 posgrado,



y el investigador indígena chileno había sido docente en un centro de in-
vestigación. En el caso de Ecuador, la investigadora indígena y su respectiva
organización eran al mismo tiempo actores relevantes en la gestión y promo-
ción de innovaciones en las formas de gobierno local y la gobernabilidad en
el nivel nacional. Así, pues, nuestro primer desafío no era menor: construir
relaciones


de


equidad


que


modificaran


jerarquías


y


desconfianzas


históricas



reproducidas por las relaciones coloniales dadas entre la investigación cien-

Gobernar en..._4as.indd 79 16/10/08 11:12:05


80 Xochitl Leyva Solano y Shannon Speed

tífica


académica


y


los


pueblos


indígenas.


Como


veremos


en


los


siguientes



apartados, las tensiones y contradicciones estuvieron presentes en diferentes
momentos


y


en


todas


las


fases


de


la


investigación.


Afloraron


tanto


en


los



seminarios internacionales como en la conformación y desempeño de los
equipos de investigación.
Pero también vale la pena mencionar que fueron los propios intelectuales
indígenas quienes se encargaron de hacer la primera crítica a la colonialidad
del saber, lo que en la práctica nos obligó a tomar muy en serio el enfoque de
la descolonización de la investigación y del giro descolonial. Al respecto, una
de las contrapartes, el intelectual kiché de Guatemala, Domingo Hernández
advertía que:

Era necesario superar aquella vieja forma de escribir sobre los pueblos indí-
genas sin la participación de ellos… o bien reduciéndolos a mera fuente de
testimonios, cuando hoy los pueblos indígenas de Guatemala tienen puntos
de vista propios porque han estado inmersos en diferentes escenarios nacionales
e internacionales… que obligan a superar la idea de que el académico… trae la
verdad (Hernández, 2005: 2-6).

En


 el


 mismo


 sentido,


 el


 intelectual


 mapuche


 Pablo


Marimán


afirmaba


que



las organizaciones a las que él pertenece tienen muchos prejuicios contra la
academia y contra los winka (blancos) que la controlan, y de hecho el término
“estudio o investigación… se asocia con la extracción de información que
nunca


les


llega


o


bien


sirve


para


fines


personales


o


académicos


que


no


tienen



mayor


compromiso


con


su


lucha”


(Marimán,


2005:


2-3).


Todas


estas


afirma-
ciones cimentaron las convergencias entre el trabajo concreto en pro de la
descolonización que ya venían haciendo los académicos parte del proyecto
y el de los intelectuales indígenas en contra de la investigación extractiva
(neo)colonial. Gracias a ello, en la práctica se generó una especie de solida-
ridad orgánica sobre la cual se sustentaron las alianzas básicas (alineación
básica) necesarias para emprender la co-labor.

Gobernar en..._4as.indd 80 16/10/08 11:12:06


Hacia la investigación descolonizada 81

AGENDA COMPARTIDA, MODELOS ÚNICOS IMPOSIBLES

En acuerdo con nuestra segunda premisa metodológica, valoramos a las


contrapartes indígenas como portadoras de conocimientos y saberes que
tienen el mismo valor que el conocimiento académico. De hecho, en nuestro
Segundo Seminario Internacional24 discutimos entre todos acalorada, intensa
y largamente acerca de la distinción que se presume existe entre la “ciencia” y
el “discurso indígena”. Para algunos académicos del proyecto estos dos tipos
de discursos apelan a la “objetividad” y a la “subjetividad”, respectivamente.
Y aunque para otros se trata de discursos distintos, la diferencia no debiera
implicar superioridad. En lo único en que coincidimos todos los seminaristas
fue en que el proyecto debería buscar entender los procesos que discutíamos
desde


la


perspectiva


indígena


y


reflexionar


conjuntamente


sobre


cuál


era


su



relación con los conceptos y los análisis surgidos desde la ciencia y la academia
hegemónica.


No


llegamos


a


unificar


ideas


y


posiblemente


nunca


será


posible



hacerlo, pero al menos pudimos poner este debate sobre la mesa y abonar un
proceso


colectivo


reflexivo


y


crítico,


que


tuvo


impacto


en


cada


uno


de


nosotros



y


en


esa


medida


influyó


en


nuestras


comunidades


académicas


y


políticas.
Ahora bien, académicos y contrapartes indígenas convenimos en que otro
desafío central era hacer converger en la vida cotidiana las dos agendas: la
del


investigador


académico


y


la


del


investigador


indígena,


tanto


para


definir



en cada equipo los objetivos particulares y el trabajo de campo, como para
analizar


juntos


el


material


obtenido


y


elaborar


el


(los)


 producto(s)


 final(es)



de la co-labor. En la mayoría de los casos se argumentó que las partes tenían
agendas muy saturadas que les impedían concertar citas y programar reunio-
nes de trabajo, premisa básica de la co-labor.
La metodología de los equipos combinó conversaciones con aquellas perso-
nas


que


se


consideraron


las


más


adecuadas


con


talleres


de


reflexión


colectiva



con miembros de las organizaciones participantes en el proyecto. A pesar de

24
Celebrado en la ciudad de Quito, Ecuador, del 29 al 31 de octubre de 2004.

Gobernar en..._4as.indd 81 16/10/08 11:12:06


82 Xochitl Leyva Solano y Shannon Speed

llevar a cabo estas actividades juntos, el problema de encontrar un tiempo en


la agenda de cada cual persistía, y aunque esto podría parecer algo menor a
veces sentimos que éste era el mayor impedimento para lograr colaboraciones
exitosas: una manifestación concreta de las diferentes lógicas de funciona-
miento de las distintas agendas que tenían los académicos y los indígenas
activistas y sus organizaciones. Ya Charles Hale (2004: 2) ha observado que
“la investigación y el protagonismo político ocupan esferas distintas con
tensiones inevitables entre sí”.
Para resolver parte de esas tensiones, intentamos trabajar en favor de la
creación de una tercera agenda que nos permitiera tener un objetivo común
práctico. Después de varias sesiones, verbalizamos dicho objetivo de la si-
guiente manera: sistematizar juntos y difundir ampliamente las experiencias
de gobierno impulsadas por algunas organizaciones indígenas de América
Latina. Académicos e indígenas organizados nos dimos cuenta de que podía-
mos


diferir


en


muchas


cosas,


pero


logramos


fijar


una


meta


común


para


esta



investigación, misma en que se sustentó la “agenda compartida”. Concepto
que retomamos de la investigación activista.25
Si bien es cierto que como miembros del proyecto logramos construir
una agenda compartida, también es cierto que cada equipo tenía sus propias
formas de traslape y de alineación, y sus particulares historias y contextos:
trabajábamos en cinco países diferentes, en ocho regiones distintas y con nue-
ve organizaciones y/o comunidades indígenas también muy diversas (véase
mapa


y


cuadro


al


final


de


este


capítulo).


De


hecho,


la


mayoría


de


los


equipos



se componían de personas que habían trabajado juntas durante años en las
mismas


 luchas


 y


 reflexiones


 académico-políticas,


 aunque


 había


 (los


 menos)



equipos que se habían constituido ex profeso al calor de este proyecto. Ante
tal


diversidad


no


aspiramos


a


definir


un


solo


modelo


de


cómo


realizar


en


la



práctica la investigación. Después de muchas discusiones, decidimos que cada

25
Véase Hale (2001 y 2006) y el sitio web “Activist Anthropolgy” (http://www.utexas.edu/cola/
depts/anthropology/activist/).

Gobernar en..._4as.indd 82 16/10/08 11:12:06


Hacia la investigación descolonizada 83

equipo tomara las decisiones prácticas correspondientes siempre y cuando


todos partiéramos de los acuerdos alcanzados y diéramos cuenta en nuestros
seminarios y escritos de los hallazgos producto de la co-labor.

ENTRE TENSIONES Y CONTRADICCIONES

De Charles Hale nos ha llamado la atención su planteamiento de que el


proceso mismo de la investigación descolonizadora es en sí parte de los
resultados. Esta perspectiva lo diferencia de otros autores, por ejemplo de
Luke Eric Lassiter (2005), quien argumenta que la acción participativa ba-
sada en los compromisos éticos entre etnógrafos y colaboradores se enfoca
en “la co-construcción de textos” y de esa manera la antropología hace su
contribución más poderosa. Joanne Rappaport, por su parte, arguye que la
antropología comete un grave error al caracterizar la etnografía simplemente
como la elaboración de textos, eliminando el proceso fundamental de tra-
bajo


 de


 campo


 de


 la


 definición.


 Según


 Rappaport,


 este


 enfoque


 en


 el


 texto



domina la antropología estadounidense, precisamente porque evita pensar y
hablar de las tensiones y contradicciones políticas que conlleva el proceso
de investigación.
Charles Hale critica, a su vez, otros tipos de investigación descolonizada
en que explícita o implícitamente se hace referencia a “un espacio puro de
coincidencia nítida entre el investigador y el protagonista político”. Hale pre-
fiere


enfatizar


las


tensiones


que


surgen


en


la


investigación


y


en


la


alineación



porque


–dice–


“tienden


a


sentar


una


base


más


firme


para


proceder,


porque



las


dificultades


en


sí


pueden


ser


muy


aleccionadoras”


(ibid.). Cabe recordar a
manera de antecedente que la IAP


identificaba,


en


los


años


setenta,


tres


ten-
siones estratégicas en su quehacer: entre la teoría y la práctica, entre el sujeto
y el “objeto” de las investigaciones y entre la cosmovisión y la orientación
valorativa


o


filosofía


de


la


vida


(Fals


Borda,


2007).


Con


todo


y


las


diferencias



en tiempo y enfoque entre la IAP y la investigación descolonizada activista, lo

Gobernar en..._4as.indd 83 16/10/08 11:12:07


84 Xochitl Leyva Solano y Shannon Speed

que queremos resaltar es que ambos planteamientos pugnan por exteriorizar,


admitir y sistematizar las contradicciones y tensiones que conlleva el proceso
de investigación, en vez de ocultarlas, disimularlas o ignorarlas. Hale (2004: 8)
incluso invita a que los involucrados en la investigación analicen juntos dichas
tensiones, para así convertirlas en fuente de nuevos conocimientos compar-
tidos y de nuevas relaciones sociales de investigación. Partir de esta hipótesis
de


trabajo


nos


dio


la


posibilidad


de


identificar


y


hablar


de


los


problemas


en



un sentido constructivo y como algo central que nos transformó y permitió
valorar nuestra innovación o aporte, por más limitada(o) que haya sido.
Las tensiones surgidas en el proceso de co-labor entre el académico-no
indígena y el investigador indígena/movimiento se expresaron de diferente
manera y en distintos niveles. Xochitl Leyva (2005) y el intelectual tseltal
Juan


Vázquez


(2005)


las


sistematizaron


e


identificaron


cinco


tipos:


diferencia



de género (hombre-mujer); diferencia étnico-racial (indígena-mestiza/ex-
tranjero); diferencias de poder (iletrado-letrado/universitario); diferencias
de estatus (líder-académico), y las debidas a los matices político-ideológicos de
las contrapartes, a pesar de que casi todos se ubicaban en algún punto del
amplio espectro de lo que llamamos “izquierda” en América Latina. Las for-
mas particulares que adquirieron esas tensiones variaron de acuerdo con la
historia y el tipo de compromiso político de cada académico y según el tipo
de líder-organización-movimiento indígena en cuestión.
Respecto de las organizaciones y movimientos indígenas contrapartes,
baste señalar que en cuatro casos se trató de organizaciones políticas adscri-
tas a movimientos nacionales o regionales más amplios;26 en dos casos, de
comunidades indígenas con usufructo de bienes comunales;27 en otros dos
casos, de asociaciones civiles conformadas por indígenas incorporadas a mo-

26



 Los


 casos


 de


 Chile,


 Ecuador,


 Nicaragua


 y


 Ocosingo


 (Chiapas,


 México).


 Véase


 cuadro


 al


 final


 de



este capítulo.
27
Nos referimos en México a los bienes comunales de Milpa Alta (Distrito Federal) y de Nicolás Ruiz
en Chiapas.

Gobernar en..._4as.indd 84 16/10/08 11:12:07


Hacia la investigación descolonizada 85

vimientos más amplios,28 y en un solo caso se trabajó con un intelectual indí-


gena


identificado


con


un


cuerpo


de


autoridades


tradicionales


comunitarias.29
Ahora bien, el universo de investigadores indígenas contrapartes tampoco
fue homogéneo: cuatro eran líderes y dirigentes políticos de alcance regional
o nacional, tres fungían como defensores de derechos y dos más eran intelec-
tuales indígenas comunitarios. Las trayectorias personales y organizacionales
fueron


determinantes


para


definir


la


forma


en


que


se


llevó


a


cabo


el


trabajo



de co-labor en cada equipo.
“No


nos


fue


suficiente


hablar


de


la


alineación


con


un


grupo


organizado



en lucha, porque no existe un grupo, sino varios grupos. Ello nos condujo a
respondernos una pregunta básica: ¿quién le otorga a ese grupo la calidad de
actores dignos de nuestra alineación?”, señala Santiago Bastos (2005: 5, 12).
Bastos


encontró


igualmente


problemático


definir


los


límites


de


ese


grupo


y



movimiento y, dado lo difuso de sus límites, sugirió mejor hablar de “una
alineación con la población subalterna en lucha”, para no reducir nuestro
espectro de posibles aliados y para ser más realistas en cuanto a las propias
fracturas faccionales de los movimientos, organizaciones y comunidades.
En más de una ocasión, éstas repercutieron en el desarrollo del proyecto de
investigación y nos obligaron a replantear estrategias y objetivos e, incluso,
a


redefinir


contrapartes.

OTRAS FUENTES DE TENSIÓN:


DIFERENTES SENTIDOS DE LA CO-LABOR

Había


muchos


aspectos


no


definidos


a priori sobre cómo conducir en la
práctica la investigación de co-labor, que de hecho era concebida al interior
de nuestro propio proyecto de distintas maneras. Por ejemplo, para los mixes de
Oaxaca


la


investigación


“debe


tener


sentido


para


los


pueblos,


debe


ponerse



28
La Asociación Maya Uk’ux B’e


de


Guatemala


y


Servicios


del


Pueblo


Mixe


A.


C.


de


Oaxaca,



México.
29
Es el caso del estudio realizado en el municipio de Cancuc, Chiapas, México.

Gobernar en..._4as.indd 85 16/10/08 11:12:07


86 Xochitl Leyva Solano y Shannon Speed

al servicio de las comunidades y su gente… más si se trata de conocimientos


útiles para defender y proteger la integridad comunitaria” (Aguilar y Velás-
quez, 2005: 2, 3). Mientras que el intelectual tseltal de Cancuc considera-
ba que “debe servir para revalorar a las autoridades tradicionales” (Gómez,
2005),


el


líder


político


tseltal


de


Ocosingo


advertía


que


“debe


contribuir


a


dar



a conocer lo que han aportado las organizaciones locales regionales a la lucha
continental de los pueblos indígenas” (Vázquez, 2005). Y a decir de la inte-
lectual miskita Lestel Wilson y del partido y organización política de la Costa
Atlántica nicaragüense Yatama, la investigación de co-labor debe servir para
que se conozca ampliamente la “verdadera historia” de la lucha autonómica
(Wilson, 2005: 2). Todas estas percepciones coincidían en un punto: el cono-
cimiento producto de la colaboración debe ser “útil” para los pueblos, una
obviedad para muchos, pero para otros –sobre todo para los investigadores
de corte tradicional– algo irrelevante, innecesario o excesivo.

TENSIONES IRRESUELTAS:
ALINEACIÓN VERSUS AUTONOMÍA

Como


bien


afirmara


José


Aylwin


(2005),


los


discursos


de


las


contrapartes



indígenas encuentran hoy eco legal internacional en las directrices elaboradas
en


 1995


 y


 2007


 por


 la


 Organización


 de


 las


 Naciones


 Unidas


 (ONU) para la
Protección del Patrimonio y los Derechos Indígenas.

… [se reconoce a] los pueblos indígenas como guardianes e intérpretes principa-


les de sus culturas (Principio 3) … [se reconoce] … su derecho a ejercer control
sobre todas las investigaciones producidas en sus territorios, o que usan a gente
como objeto de estudio (Principio 8)… [así como se señala la] …necesidad de
obtener su consentimiento para el estudio de su patrimonio (Principio 9); y la
necesidad de llevar a cabo todos los esfuerzos para aumentar la participación
de los pueblos indígenas en todas las actividades de investigación que pudiesen
afectarles (Principio 38) … (citado en Aylwin 2005: 1, 2).

Gobernar en..._4as.indd 86 16/10/08 11:12:08


Hacia la investigación descolonizada 87

De la misma manera, la sección 1 del Artículo 31 de la Declaración Universal de


los Derechos de los Pueblos Indígenas afirmaba:

Los pueblos indígenas tienen derecho a mantener, controlar, proteger y desarrollar


su patrimonio cultural, sus conocimientos tradicionales, sus expresiones culturales
tradicionales y las manifestaciones de sus ciencias, tecnologías y culturas, compren-
didos los recursos humanos y genéticos, las semillas, las medicinas, el conocimien-
to


de


las


propiedades


de


la


fauna


y


la


flora,


las


tradiciones


orales,


las


literaturas,


los



diseños, los deportes y juegos tradicionales, y las artes visuales e interpretativas.
También tienen derecho a mantener, controlar, proteger y desarrollar su propiedad
intelectual de dicho patrimonio cultural, sus conocimientos tradicionales y sus
expresiones culturales tradicionales (Declaración Universal, 2007).

Los reclamos indígenas y las directrices de la ONU no sólo abonan en favor de


la descolonización de la investigación, pues al mismo tiempo nos ponen frente
a un problema mayor: ¿cómo ejercer desde los pueblos indígenas, el “control”
requerido sobre las investigaciones respetando al mismo tiempo la indepen-
dencia, la autonomía y el pensamiento crítico de un investigador co-laborativo?
En este proyecto varios académicos externaron, en mayor o menor medida,
ese reclamo. Su intensidad variaba de acuerdo con el tipo de alianza que el aca-
démico tenía establecida con la organización o movimiento con que trabajaba.
Por


ejemplo,


el


proceso


de


colaboración


fue


más


fluido


en


equipos


en


los


que



se contaba con un trabajo mutuo previo o con agendas más similares.
La necesidad de control, por una parte, y el reclamo de autonomía in-
telectual, por la otra, ponen en evidencia una tensión más en el proceso de
investigación y nos recuerdan la existencia de dos lógicas que siguen separa-
das, dos lógicas distintas de producción del conocimiento (la académica y la
del movimiento/organización/líder). Estas dos lógicas nos conducen a una
pregunta central que para nada es nueva ni exclusiva de este proyecto: ¿co-
nocimiento para qué y para quién? En nuestro proyecto se buscó responder
a esta pregunta mediante la construcción de la agenda compartida, lo que

Gobernar en..._4as.indd 87 16/10/08 11:12:08


88 Xochitl Leyva Solano y Shannon Speed

implicaba, entre otras muchas cosas, elaborar textos en coautoría en que el


conocimiento de ambas partes (la académica y la indígena) dialogaran y nos
mostraran los resultados de esos diálogos.
Las


dificultades


enfrentadas


para


la


elaboración


de


los


textos


en


coautoría



nos llevaron a pensar en las tensiones irresueltas en la propia co-labor de inves-
tigación.


Como


afirmara


el


intelectual


tseltal


de


Ocosingo


Juan


Vázquez:


“Us-
tedes como académicos lo ven diferente y nosotros lo vemos desde el punto de
vista social, creo que esta combinación de lo académico con el actor, es costosa,
no es fácil, porque venimos de procesos distintos” (Vázquez, 2005: 1).
En todo caso, se trata de un obstáculo innegable y persistente, pues mien-
tras


que


para


muchos


académicos


el


conflicto,


las


contradicciones


y


las


tensio-
nes


son


muy


importantes


para


su


reflexión


y


deben


exponerlas


a


detalle,


para



las organizaciones estos aspectos deben ser tratados en el lugar y momento
adecuados y con las personas adecuadas (Wilson, 2005; Mercado, 2005). En
otras


 palabras,


 para


 las


 organizaciones


 y


 sus


 dirigentes,


 los


 conflictos


 intra-
organización son un capital social determinante para echar a andar sus estra-
tegias y tácticas de lucha.
Los académicos, en al menos cinco de los nueve equipos, manifestaron
haberse enfrentado a la misma situación, lo que los condujo a preguntarse:
¿qué se puede ventilar abiertamente, dónde, cuándo y para qué? y ¿qué debe
ser tratado con prudencia para no generar problemas políticos en el movi-
miento o en las esferas en que se desenvuelve ese movimiento? (Speed, 2005:
6; Bastos, 2005: 12; Leyva, 2005: 5; García, 2005: 2; González, 2005: 10). Las
respuestas a esas preguntas –muchas veces ni siquiera formuladas explícita-
mente– fueron en cada caso distintas.
En la comunidad de Nicolás Ruiz (Chiapas, México) los investigadores
discutieron su texto colaborativo en talleres que se organizaron ex profeso por
un comité encargado de dar seguimiento y facilitar el trabajo del equipo de
investigación. A decir de los primeros, los talleristas precisaron fechas, datos
y


 modificaron


 aspectos


 menores


 que


 no


 alteraron


 el


 sentido


 de


 la


 interpre-
tación general del texto (Speed, 2005). En el caso de Guatemala, Santiago

Gobernar en..._4as.indd 88 16/10/08 11:12:08


Hacia la investigación descolonizada 89

Bastos (2005) comentaba que cuando escribía solo, antes de participar en este
proyecto, tenía un margen más amplio para elaborar críticas desde fuera del
movimiento, pero al momento de plantearse un texto en coautoría con inte-
lectuales mayas tuvo que operar con base en consensos que les permitieran
a todos estar de acuerdo en qué decir y cómo decirlo.
La naturaleza política de la coyuntura 2003-2005 ayudó mucho a los
investigadores


ecuatorianos


a


valorar


y


a


poner


en


primer


plano


la


reflexión



autocrítica sobre los “avances y los errores cometidos” por la Coordinadora
de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie).30 Esta coyuntura generó
condiciones excepcionales, ya que por lo general las organizaciones y movi-
mientos ponen en segundo plano la investigación ante asuntos políticos, lega-
les o económicos más urgentes (Marimán, 2005; Vázquez, 2005; Hernández,
2005;;


Aguilar


y


Velásquez,


2005).


En


el


caso


de


Ocosingo


(Chiapas,


México),



la vía que la académica propuso para trabajar las diferencias de perspectivas e
interpretación sobre ciertos aspectos concretos, fue que en el texto escrito se
diera cuenta de esas disonancias y se tratara de mostrar la validez intrínseca
y contextual de ambos puntos de vista (Leyva, 2005).
En uno de los nueve casos, el estudio en Nicaragua, las tensiones estu-
vieron a punto de llevar a la ruptura del diálogo de co-labor. La organización
planteó que ellos deberían conocer, tomar parte y “avalar” todas y cada una
de


las


 acciones


 y


 productos


 del


 proyecto.


 Ante


 tales


 afirmaciones,


 el


 acadé-
mico no-indígena del equipo reclamó su espacio de autonomía:

Insisto en mi derecho de ofrecer mi interpretación y análisis del proceso y


discutirlo en forma abierta con el equipo de trabajo y el directorio político…

30
Al respecto la intelectual kichwa Lourdes Tibán (2005: 1) anotaba: “la investigación colaborativa
se dio en un momento donde el movimiento indígena del Ecuador debía, por un lado, reformular
su accionar en la vida política del país y, por otro lado, realizar un concertado trabajo en las bases
para explicar y dar oídos a las interrogantes respecto del porqué de la alianza y la ruptura”. Para
entender el procesos de alianzas y rupturas de la Conaie con facciones militares y otros sectores
populares de Ecuador, véase capítulo 5 de este libro.

Gobernar en..._4as.indd 89 16/10/08 11:12:09


90 Xochitl Leyva Solano y Shannon Speed

respetando las interpretaciones y dialogando los hallazgos y las conclusiones…


(González, 2005: 6).

En este caso concreto la política externa de la organización –que era al mismo


tiempo


un


partido


político–


influyó


de


manera


determinante


en


el


contenido



de


los


textos


colaborativos


finales.31 He aquí las palabras del investigador
académico a propósito de esta experiencia:

Habría


 que


 agregar


 a


 la


 reflexión


 de


 Charles


 Hale


 que


un


 análisis


 más


 fincado



en el conocimiento de la organización es también resultado de una negociación,
en la cual tanto los protagonistas políticos como el investigador dirimen las
tensiones que resultan de la investigación colaborativa. En esta negociación no
hay garantías, más que la esperanza, a veces incierta, de que la interpretación
analítica


 pueda


 ser


 ampliada


 sobre


 la


 base


 de


 asumir


 y


 reflexionar


 consciente-
mente sobre las contradicciones (González, 2005: 7).

En este mismo sentido, Xochitl Leyva (2005) habla de que el texto en coau-
toría es más bien un “texto negociado”, mientras que Santiago Bastos (2005)
lo llama “texto consensuado” y Shannon Speed (2005) destaca su naturaleza
de “texto compartido”. El intelectual mixe Hugo Aguilar y su contraparte
académica,


Cristina


Velásquez,


se


refieren


a


su


texto


como


un


producto



basado en el principio de reciprocidad que rige las sociedades indígenas,
paráfrasis del dicho del líder histórico mixe Floriberto Díaz: “si tú das, te
damos, si damos, tú recibes y si recibes, también puedes dar” (citado por
Aguilar y Velásquez, 2005: 3).
Todo parece indicarnos que el espacio autónomo del académico se
alteró, mas en el sentido de reducirse o restringirse. Ello sin duda fue

31



 En


el


equipo


de


Nicaragua


se


decidió


trabajar


dos


textos


finales:


uno


que


se


publica


como


capítulo



en este libro y otro interno que fue dirigido al directorio político de Yatama. Además se produjo
un video y un folleto que se difundieron ampliamente entre los miembros de dicha organización
(comunicación electrónica Miguel González, 2007).

Gobernar en..._4as.indd 90 16/10/08 11:12:09


Hacia la investigación descolonizada 91

producto de la naturaleza de la investigación colaborativa, que es de por


sí una alteración de los modelos hegemónicos vigentes. Visto así, no
deberíamos


sorprendernos


de


esa


alteración,


lo


relevante


es


reflexionar



hasta qué punto se pudo seguir produciendo un pensamiento crítico del
proceso analizado. Para que el lector emita su propio juicio, es necesario
que


lea


los


capítulos


del


libro


y


las


breves


reflexiones


metodológicas


con


que



éstos abren.

RETOS PARA EL CAMBIO DE ESTRUCTURA Y DE SISTEMA

A lo largo de esta investigación siempre tuvimos la sensación de estar atra-


padas entre una serie de buenas voluntades y prácticas para hacer las cosas
de manera diferente y entre unas limitantes institucionales que no logramos
cambiar


y


que


deberían


también


ser


alteradas.


Creemos


que


no


es


suficiente



que las prácticas de tal o cual investigador u organización indígena cambien,
sino que se requieren cambios en el nivel de las instituciones académicas y
de las sociedades que nos albergan.
Consuelo Sánchez (Sánchez y Martínez, 2005) y el intelectual tseltal Mi-
guel Gómez (2005) observaron que desde el principio la investigación cola-
borativa era desigual, pues puso en el mismo plano a un académico que tenía
un salario como tal, que trabajaba como tal en un centro de investigación
y que conocía el método de investigación, y a un indígena que no tenía las
mismas condiciones materiales de trabajo ni el mismo entrenamiento ni las
mismas habilidades, habiéndole dado a ambos el apelativo de “investigado-
res”. Desde esa perspectiva, dicho nombramiento de alguna manera ocultaba
las diferencias existentes y reales. Diferencias y jerarquías que persistían en
detalles como que las contrapartes indígenas no dejaran de llamar al acadé-
mico “doctor” o “maestra”, o que las coordinadoras asignaran al inicio del
proyecto un valor económico inferior al pago de las contrapartes indígenas.
Un asunto que de inmediato fue criticado por el intelectual mapuche Pablo

Gobernar en..._4as.indd 91 16/10/08 11:12:09


92 Xochitl Leyva Solano y Shannon Speed

Marimán y señalado como un ejemplo claro de los límites de la supuesta


horizontalidad. Al respecto Santiago Bastos se preguntaba:

¿Hasta qué punto la insistencia de que los activistas entren a discutir desde las
premisas de los académicos no puede llegar a suponer una nueva forma de
paternalismo y así acabar haciendo lo contrario de lo que originalmente se pro-
ponía? ¿No puede llegar a ser una forma de recrear el poder de los académicos
sobre los indígenas, ahora obligándolos a entrar en mecánicas y problemas que
no son los suyos…? (Bastos, 2005: 8).

Pero dejemos que sean los propios intelectuales indígenas quienes evalúen lo
que les ha dejado a ellos y a sus organizaciones y movimientos este proceso
de investigación de co-labor. El intelectual tseltal Rubén Moreno (2005) y la
intelectual miskita de la Costa Atlántica Lestel Wilson (2005) reconocieron
que gracias a esta experiencia pudieron “aprender algo” de algo que no sabían
(investigar), así como conocer más de la historia de las comunidades de donde
ellos vienen y para las cuales trabajan.
El intelectual nahua de bienes comunales de Milpa Alta (Distrito Fede-
ral) Agustín Martínez (citado en Sánchez y Martínez, 2005), el intelectual
mapuche Pablo Marimán, (referido en Aylwin, 2005) y el intelectual tseltal
Juan Vázquez (2005) dijeron que conocer otras experiencias de otros países
y regiones indígenas les permitió pensar comparativamente asuntos de su
propia realidad que antes no podían ver o no veían de esa manera. Vázquez
(2005: 5) agregó incluso: “Ahora podemos hacerle propuestas a los inves-
tigadores sobre la forma en la que se deben hacer las cosas. En el pasado
había un desconocimiento de los procesos metodológicos y eso nos limitó.
Esta experiencia sin duda contribuyó en algo a acortar la distancia que hay
entre la investigación y la gente”. Y a decir de Fernando García (2005: 2), su
contraparte la intelectual kichwa Lourdes Tibán, en 2004, en sus discursos
de campaña electoral por la municipalidad de Cotopaxi, integró varias de las
ideas que trabajó en el equipo de co-labor.

Gobernar en..._4as.indd 92 16/10/08 11:12:10


Hacia la investigación descolonizada 93

Aunque los académicos fueron más parcos al evaluar su proceso de trans-


formación cognitiva, Xochitl Leyva (2005) señaló que gracias a los debates
colectivos


de


los


seminarios


pudo


ver


con


más


claridad


la


experiencia


de


Oco-
singo (Chiapas, México) en un marco comparativo nacional y latinoamerica-
no, y a partir de ahí deslindar más fácilmente el aporte de las organizaciones
autónomas municipales y regionales como pueblos indígenas. Santiago Bastos
(2005: 9), en similar tesitura, confesó que al tener que escribir clara y argu-
mentativamente la lógica que está detrás de la búsqueda y construcción de
lo propio, tuvo que proceder a comprenderla “como nunca lo había hecho”.
Consuelo Sánchez habló de un proceso permanente de aprendizaje mutuo,
llevado a cabo a base de prueba-error (Sánchez y Martínez, 2005).
La forma en que fue concebido el proyecto de investigación sustento de
este


libro


hace


que


éste


termine


formalmente


ante


las


instituciones


finan-
ciadoras con la elaboración de ensayos e informes. Sin embargo, la propia
naturaleza de la investigación colaborativa nos hace darnos cuenta de que
el proceso que hemos desatado no termina en realidad ahí. Baste regresar a
varios de los discursos de los intelectuales indígenas citados en páginas ante-
riores, en donde se señala que una de las principales prácticas de la investiga-
ción colonial y neocolonial fue/es su carácter extractivo, “sin devolución a los
estudiados”. En contraposición a ello, el intelectual mapuche Pablo Marimán
(2005:


2)


afirmó


que


esta


investigación


“tendrá


realce


en


las


organizaciones



mapuches de la Coordinadora si se vuelve un insumo de conocimiento con-
creto”. Al respecto agrega la intelectual kichwa Lourdes Tibán (2005: 2) que el
producto de este proyecto “deberá alimentar los debates en la Conaie, deberá
alimentar


reflexiones


a


la


luz


del


escenario


político


actual


y


del


cambio


que


a



diario se suscita”. Debates concretos, como los que se están llevando a cabo
en la Costa Atlántica de Nicaragua respecto de la Ley de Régimen de Demar-
cación y Titulación de Tierras de los pueblos indígenas miskitu, sumu ulwa,
sumu mayagna y rama, agrega el intelectual miskitu Evaristo Mercado (2005:
12). Agustín Martínez (citado en Sánchez y Martínez, 2005), Lestel Wilson
(2005) y Juan Vázquez (2005) consideraron que este proyecto debe permitir

Gobernar en..._4as.indd 93 16/10/08 11:12:10


94 Xochitl Leyva Solano y Shannon Speed

a la gente de las comunidades conocer mejor su historia, sus aportes y sobre


todo motivar a los jóvenes que vienen detrás. Jóvenes que no conocen bien
sus organizaciones ni la historia de sus luchas.
Para


Hale


una


de


las


cinco


tensiones


identificadas


en


el


proceso


de


inves-
tigación


activista


es


el


problema


de


la


eficiencia


o


impacto


del


conocimiento



producido: “…hay una brecha enorme entre, por un lado, los resultados
producidos, en forma de conocimiento, datos, análisis, interpretaciones, y
por otro lado, [su] impacto político” (Hale, 2004: 10).
Sin duda alguna, la brecha es real, pero creemos que parte de nuestra respon-
sabilidad colectiva, institucional e individual es propiciar las condiciones materia-
les e intelectuales para aminorarla o hacerla desaparecer. Coincidimos con Hale
en que hay un número de factores contingentes que intervienen para llevar a cabo
esa


difusión


del


producto.


Pero


a


la


vez


disentimos


cuando


afirma


que


“tener


que



probar que efectivamente hubo determinado impacto sería un lastre adicional que
no debe ser necesario asumir” (ibid.). Creemos que el impacto del o de los pro-
ductos colaborativos viene como resultado de la difusión de la investigación, fase
que nos parece igualmente importante que el inicio y su transcurso. Por tanto,
nuestras futuras investigaciones colaborativas deberán planear mejor cómo y con
qué recursos económicos, humanos e institucionales se realizará la última fase
del proceso de investigación, que no por ser la última es la menos importante.
Ello no es un asunto menor, sino al contrario, para las contrapartes indígenas
parece ser el corazón y el sentido de su participación en la co-labor.

PARA CONCLUIR:
CAMINO HACIA LA INVESTIGACIÓN DESCOLONIZADA…

Hemos hablado de investigación de co-labor en un intento de separación del


enfoque original que tenía el proyecto de investigación, en el cual sólo ha-
blamos de “investigación colaborativa”. Visto a la distancia, colaborativa(o)
es


un


adjetivo


calificativo


demasiado


abierto,


ya


que


cualquier


quehacer


social




Gobernar en..._4as.indd 94 16/10/08 11:12:10


Hacia la investigación descolonizada 95

científico


es,


y


ha


sido,


por


naturaleza,


colaborativo.


Piénsese


en


cualquier


tipo



de antropología, y se verá que siempre ha ido de la mano del Estado-nación,
de los poderes imperiales, de los grupos de interés, de los partidos de Estado,
etc. Sobre la base de que la colaboración puede asumir, y ha asumido, mil
formas, aquí optamos por el término “investigación de co-labor” para mar-
car un doble sentido: nuestro vínculo con predecesores que desde los años
cincuenta del siglo pasado buscan descolonizar las ciencias sociales y nuestra
especificidad


frente


a


los


otros


intentos


de investigación descolonizada.
Hemos tratado de ser muy autocríticas al mostrar todas las tensiones y
contradicciones que enfrentamos en nuestro trabajo. Estas tensiones y con-
tradicciones nos llevan a hablar, más que de una investigación descolonizada
a secas y como hecho consumado, de un caminar que busca descolonizarnos:
descolonizar nuestras mentes, nuestros cuerpos, nuestras prácticas y nues-
tras instituciones. Para ello lo primero que hicimos fue reconocer y rechazar
abiertamente las valoraciones hegemónicas y la “racionalidad indolente” de
las ciencias sociales. Reconocimos y rechazamos el fardo (neo)colonial, en
otras palabras la colonialidad del poder, del ser y del saber, que por desgracia
no es algo que está ahí afuera de nosotros sino que habita y se reproduce
gracias a muchas de nuestras prácticas institucionales y personales. A partir
de


la


experiencia


emanada


 de


este


proyecto


colectivo


podemos


afirmar


 que



gracias al trabajo de co-labor es posible instrumentar prácticas que desafíen
las prácticas e ideas dominantes en las ciencias sociales que sirven como base
de las lógicas de poder de las sociedades que queremos cambiar.



¿Modificamos


la


inequidad


entre


academia


y


pueblos


indígenas?


De


ma-
nera radical no, pero sí creemos que humildemente contribuimos a trastocar
las relaciones de poder e inequidad de las que fuimos parte. Ello –como han
apuntado nuestras contrapartes indígenas–, tuvo y tiene repercusiones me-
nores y mayores en sus organizaciones políticas y movimientos. ¿Logramos
entre todos sistematizar los saberes indígenas sobre gobierno, sobre buen
gobierno? Creemos, modestamente, en nuestro aporte, pero usted lector(a)
podrá emitir su opinión después de leernos detenida y comparativamente.

Gobernar en..._4as.indd 95 16/10/08 11:12:11


96 Xochitl Leyva Solano y Shannon Speed

Para cerrar este apartado epistémico-metodológico retomemos al abogado


mixe Hugo Aguilar y a su contraparte académica Cristina Velásquez (Aguilar
y Velásquez, 2005), quienes aseguran que con nuestro proyecto lanzamos más
bien “estrategias colaborativas” antes que un corpus metodológico acabado. Una
percepción que nos parece acertada y a la cual agregaríamos que la investigación
de co-labor hacia la descolonización no es pura investigación académica, sino
más bien nace y se reproduce en los intersticios que genera el cruce de las aca-
demias


otras,


los


activismos


abiertos


y


flexibles


y


los


movimientos


sociales.32

San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México.


Austin, Texas, E. U.

Equipo de Investigación del Proyecto “Gobernar (en) la diversidad” (2003)

País Intelectual indígena, Investigador(a), académico(a),


comunidad, organización institución
o movimiento
Chile Pablo Marimán, José Aylwin,
Coordinación de Identidades Territoria- Observatorio


de


Derechos



les


y


Organizaciones


Mapuche de Pueblos Indígenas,
Temuco, Chile
Ecuador Lourdes Tibán, Fernando García, Flacso-
Movimiento Indígena y Campesino de Ecuador
Cotopaxi (MICC), parte de la Coordina-
dora de Nacionalidades Indígenas de
Ecuador (Conaie)

32
Agradecemos los comentarios, sugerencias y críticas puntuales que hicieron a este texto los amigos
y colegas: Miguel González, Araceli Burguete, Mario Blaser, Rubén Moreno, José Aylwin, Santiago
Bastos, Sergio Mendizábal, Lestel Wilson y Miguel Gómez. Ya antes, en un seminario celebrado en
la ciudad de México, un borrador de este mismo texto había recibido los comentarios de Héctor
Díaz-Polanco y Charles Hale, a ellos también mil gracias. Xochitl Leyva agradece también a los
miembros del Seminario Wallerstein, del CIDECI-UNITIERRA/Chiapas, los debates varios en los que
ha podido participar, aprender y caminar colectivamente en la construcción de las epistemes-otras,
del giro descolonial y del pensamiento crítico wallersteniano y zapatista

Gobernar en..._4as.indd 96 16/10/08 11:12:11


Hacia la investigación descolonizada 97

Equipo de Investigación del Proyecto “Gobernar (en) la diversidad” (2003)


continuación

País Intelectual indígena, Investigador(a), académico(a),


comunidad, organización institución
o movimiento
Nicaragua Lestel Wilson y Evaristo Mercado, Miguel González,
Yapti Tasba Masraka Nanih Aslatakanka URACCAN, Nicaragua
(Yatama)-Costa Atlántica de Nicaragua
Guatemala Domingo Hernández y Leopoldo Méndez, Santiago Bastos,
Asociación Maya Uk’ux B’e Flacso-Guatemala
Milpa Alta, Distrito Agustín Martínez, Consuelo Sánchez,
Federal, México Comunidad


San


Pablo


Oxtotepec,


parte


 ENAH, México
de la comunidad de Milpa Alta
Cancuc, Chiapas, Miguel Gómez, Araceli Burguete, CIESAS
México Tseltal de Cancuc Sureste, Chiapas, México.
Oaxaca,


México Hugo Aguilar, Cristina Velásquez,
Servicio del Pueblo Mixe A. C. investigadora independiente,
Oaxaca,


México
Nicolás Ruiz, Chiapas, Rubén Moreno, Shannon Speed,
México Comunidad Nicolás Ruiz UT-Austin, E.U.

Ocosingo,


Chiapas,


 Juan Vázquez, Xochitl Leyva,
México Coalición


de


Organizaciones


Autónomas


 CIESAS Sureste, Chiapas,
de


Ocosingo


(COAO) México
CIESAS, D. F. Asesor del proyecto Héctor Díaz-Polanco

Universidad de Charles Hale


Texas-Austin
Neil Harvey
Universidad del Asesor del proyecto
Estado de Nuevo
México
CIESAS Sureste Coordinadoras generales Xochitl Leyva,
CIESAS Sureste Araceli Burguete,
Universidad de Shannon Speed
Texas-Austin

Fuente: Leyva, Burguete y Speed, 2003.

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