Nothing Special   »   [go: up one dir, main page]

Mitología Guaraní

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 4

Mitología guaraní

mitología paraguaya

La mitología guaraní o mitologia paraguaya es el conjunto de creencias vinculadas al pueblo guaraní³ que habita la región de
Paraguay, el nordeste argentino, este de Bolivia y suroeste de Brasil. La mitología se basa en la cosmogonía de pueblos guaraníes
antes de la llegada de los colonizadores europeos y de la evangelización jesuita en la Provincia Paraguaria. También abarca los
casos de hibridación de diferentes vertientes culturales.

Generalidades

La preparación por parte de guaraníes de una bebida que embriaga llamada Ka'u'y que solo era tomada con moderación por parte
de mayores. Dibujo de Levy.
No existen registros escritos de las antiguas leyendas y mitos asociados al pueblo guaraní, excepto los hallazgos recientes en
cavernas rupestres con más de 5000 años de antigüedad en el departamento de Amambay, ubicado en el nordeste paraguayo. El
guaraní no se escribía hasta la llegada de los misioneros jesuitas quienes desarrollaron una grafía y estandarizaron una gramática
para esta lengua. Por lo tanto, sus creencias religiosas eran transmitidas oralmente.

Así, el relato de los distintos dioses, leyendas y mitos relacionados puede variar de un lugar a otro. Las diferencias regionales
pueden ser extremas hasta el punto de redefinir completamente el papel de una deidad en la religión guaraní. A pesar de que
muchos pueblos guaraníes fueron asimilados a la sociedad moderna y sus creencias han sido alteradas o sustituidas por el
cristianismo (debido en gran parte a la evangelización y el proceso de sincretismo por parte de los misioneros jesuitas en el siglo
XVII), muchos de los mitos ancestrales continúan activos en las regiones guaraníticas.

Contrariamente a lo que se piensa, los guaraníes no eran monoteístas. Si bien Tupã era una divinidad prestigiosa en la sociedad
guaraní, existían dioses supremos que habían creado la Tierra Sin Mal y habían dado origen a los otros dioses en un complejo
sistema teogónico. Los misioneros jesuitas aprovecharon de las características de la deidad Tupá para relacionarla con el Dios
cristiano y desviar de esa manera el sentido inicial del mayor mito fundacional indígena.

Teogonía y cosmogonía guaraní


Editar
Los guaraníes creían que al principio de los tiempos existía el caos, formado por la neblina primigenia (Tatachina) y los vientos
originarios. Ñamandu se crea a sí mismo en medio del dicho caos, conocido también Ñanderuvusu, Ñanderuguasu, Nuestro Gran
Padre o Ñanderu pa-patenonde (Nuestro Gran Padre último-primero).[1]

El proceso de auto creación de Ñamandu sigue un proceso por etapas y lo hace a la manera de un vegetal: se afirma sobre sus
Raíces (las divinas plantas de los pies), extiende sus Ramas (brazos con manos florecidas-dedos y uñas), construye su Copa
(diadema de flores y plumas- Jeguaka) y se yergue como árbol, en postura de elevación celestial. Una vez autocreado, el corazón
de Ñamandú comienza a resplandecer. Con dicha luz elimina las tinieblas primigenias y concibe la Palabra Creadora (Ayvu) que
posteriormente será legada a los humanos para que estos desarrollen el lenguaje.

Concluida la creación de su cuerpo, Ñamandu crea a los otros dioses principales que le ayudarán en su pesada tarea: Ñanderu
py'a guasu (Nuestro Padre de Corazón Grande), Karaí (dueño de la llama y del fuego solar), Jakaira o Jaraira (dueño de la bruma,
de la neblina y del humo de la pipa que inspira a los chamanes) y Tupã (dueño de las aguas, de las lluvias y del trueno).

Los compañeros de Ñamandu, con sus respectivas esposas, fueron creados sin ombligos, por no ser engendrados por ninguna
mujer. Además les impartió conciencia de su divinidad y la esencia sagrada del Ayvu. Los cuatro compañeros procedieron
entonces a la creación de la primera tierra. Ñamandu cruzó dos varas indestructibles y sobre ella asentó la tierra. Para asegurar
que los vientos originarios no la movieran, la sostuvo con cinco palmeras sagradas (pindo): una en el centro y las otras cuatro en
cada extremo. Una hacia la morada de Karai (al Poniente), la segunda hacia el origen de los vientos nuevos (al Norte), la tercera
hacia la morada de Tupã (al Oriente) y la cuarta hacia el origen del tiempo-espacio primigenio (al Sur, desde donde vienen los
vientos originarios fríos). El firmamento descansa sobre esas columnas.

Junto a esta tierra, llamada Yvy Tenonde (Tierra Primera) se crea también el mar, el día y la noche. Comienzan a poblarla los
primeros animales (siendo la primera mbói, la serpiente) y comienzan a crecer las primeras plantas. Aparecen luego los hombres,
que conviven con los dioses.

Los hombres, animales y plantas que habitan este mundo no son sino un mero reflejo de aquellos creados originariamente por
Ñamandu. En su Morada Eterna, también conocida como Yvága (una especie de paraíso) se encuentran los originales.

Ciclo de los dos Hermanos


Editar
Ñamandu se encuentra con Ñanderu Mba'ekuaa (Nuestro Padre Sabio) y le propone buscar a la mujer. Para ello crean una vasija
de barro y la tapan. Al destaparla, aparece Ñandesy (Nuestra Madre).

Ñandesy copula con ambos dioses y engendra un hijo de cada uno. Al enterarse Ñamandu del "adulterio" de su mujer, recoge sus
cosas y se marcha a su morada celestial. La abandonada Ñandesý sale en la búsqueda de su marido, pero en el camino se pierde
y es devorada por unos yaguaretés antes de que nacieran sus hijos. Sin embargo estos, por ser divinos, sobreviven y son criados
por la abuela de los yaguaretés.

Los mellizos se llaman Ñanderyke'y (hermano mayor), hijo de Ñamandu; y Tyvyra'i (hermano menor), hijo de Ñanderu Mba'ekuaa.
Luego de una larga sucesión de aventuras y desventuras, intentos y fracasos, un continuo recomenzar en los que Aña (tío de los
mellizos y enemigo de estos) intenta ponerle las cosas difíciles, los dos hermanos logran reunirse con Ñamandu en la morada
eterna. Allí también se encontraba su madre, Ñandesy, que había sido revivida por su esposo.

Una vez allí, Ñamandu les otorga poderes divinos y el manejo del día a Ñanderyke'y, que cambia su nombre a Ñanderu Kuarahy
(Nuestro Padre el Sol) y el control de la noche a Tyvyra'i, que pasa a llamarse Ñanderu Jasy (Nuestro Padre la Luna).

Ciclo del Diluvio

Abarca la destrucción de la Primera Tierra y la creación de la Segunda Tierra. En la primera tierra, llamada Yvytenonde, los
hombres convivían con los dioses, no había enfermedades y no faltaba nunca el alimento. Sin embargo, uno de los hombres,
llamado Jeupie, transgredió el tabú máximo: el incesto, al copular con la hermana de su padre. Los dioses castigaron este acto con
un diluvio (Mba'e-meg̃ua guasu) que destruyó esta primera tierra y se marcharon a vivir a una morada celestialy

Ñamandu decide crear entonces una segunda tierra "imperfecta", y solicita la ayuda de Jakaira quien esparce la bruma vivificante
sobre la nueva tierra. Los sobrevivientes del diluvio pasan a habitar esta tierra donde ahora existe la enfermedad, los dolores y los
sufrimientos. Los hombres que habitan esta nueva tierra, llamada Yvy Pyahu (Tierra Nueva) buscarán por siempre retornar a
aquella primera tierra: Yvymarae'y (Tierra Sin Mal).

La tercera tierra

Los mitos orales guaraníes hablan de una tercera reconstrucción que será sin imperfecciones. Sin embargo, mientras se espera la
llegada de esa tercera tierra, los hombres pueden acceder al Yvymara'eỹ, siempre y cuando observen determinadas pautas de
comportamiento comunal. En aquella mítica tierra no existirá ningún castigo, no habrá desventuras ni padeceres, nada se destruirá.

Mito guaraní de la creación

La figura central en la mayoría de las leyendas guaraníes de la creación es Tupá (Tupã en guaraní), el dios supremo o dios del
trueno. Con la ayuda de la diosa de la luna, Arasy, Tupã descendió a la tierra en un lugar descrito como un monte en la región de
Aregua. Desde este sitio creó todo sobre la tierra, incluyendo el océano, la flora y los animales. También colocó las estrellas en el
firmamento.

El mito de la creación del hombre aparece con esta figura a partir de la acción evangelizadora de los jesuitas (siglo XVII) que
"fusionaron" diversas historias y leyendas de héroes míticos guaraníes para que encajaran con lo relatado en el Génesis con
respecto a la antropogenia. Luego Tupã creó a la humanidad en una elaborada ceremonia en la que formó estatuillas de arcilla
representado al hombre y a la mujer. Luego de soplar la vida en estas formas humanas, los dejó con los espíritus del bien
(Angatupyry) y del mal (Tau). La primera raza así creada serían los guaraníes, de quienes se originarían los demás pueblos.

Los primeros Hombres


Editar

Taú y Keraná.
Los humanos creados por Tupá se llamaron Rupavẽ y Sypavẽ, nombres que significan "Padre de los pueblos" y "Madre de los
pueblos", respectivamente. La pareja tuvo tres hijos y un gran número de hijas.

Tume Arandu: primer hijo, considerado el más sabio de los hombres y el gran profeta del pueblo guaraní.
Marangatu: segundo hijo, un líder generoso y benevolente, padre de Kerana (madre de los siete monstruos legendarios del pueblo
guaraní).
Japeusa: tercer hijo, que desde su nacimiento fue considerado un mentiroso, un ladrón y un tramposo. Siempre intentando engañar
a la gente y sacar el máximo provecho de ellos. Eventualmente, este cometió suicidio ahogándose, pero fue resucitado en forma de
cangrejo. Desde entonces, todos los cangrejos fueron maldecidos teniendo que caminar hacia atrás como Yapeusá.
Porãsy: hija que destacó por sacrificar su propia vida para librar al mundo de uno de los siete monstruos legendarios.
Pitã y Morotĩ: mellizos que se pelearon entre sí y fueron castigados por Yjára (Dios del Sol). Tras un abrazo interminable en modo
reconciliatorio mutaron lentamente en troncos hasta perder sus formas humanas.
Se cree que algunos de los primeros humanos ascendieron después de su muerte para transformarse en deidades menores.

Los Siete Monstruos Legendarios

Kerana,[2] la bella hija de Marangatu, fue capturada por la personificación del espíritu del mal, llamado Tau. Juntos tuvieron siete
hijos, que fueron malditos por la gran diosa Arasy y todos, excepto uno, nacieron como monstruos horribles.

Los siete son considerados como figuras centrales de la mitología guaraní. Así, en muchas regiones los dioses menores han caído
en el olvido mientras que las leyendas de estos siete monstruos se mantienen vivas incluso en los tiempos modernos.

Por orden de nacimiento, son:

Los 7 hijos de Tau y Kerana nacieron malditos y 6 de ellos fueron monstruos o fantasmas.

Teju Jagua, dios o espíritu de las cavernas y las frutas,


Mbói Tu'i, deidad de los cursos de agua y las criaturas acuáticas,
Moñái, dios de los campos abiertos. Fue derrotado por el sacrificio de Porãsy.
Jasy Jatere, deidad de la siesta, rapta niños hipnotizándolos con su váculo para mantenerlos capturados en una cueva y
alimentarlos con miel y gusanos, fue el único de los siete en no aparecer como un monstruo,
Kurupi, genio de las cavernas y la fertilidad, asociado a la primavera, con la colonización Jesuita la narrativa del mito adquiere
características que por un lado lo asimilan a Priapo: la fealdad, la falta de articulaciones, el pene enorme enrollado en la cintura. Y
además se lo transforma en un ser netamente sexual y violento que rapta y viola a mujeres en la selva (Con lo cual se explican los
embarazos no deseados) y que además mata niños.
Ao Ao, deidad de los montes y las montañas,
Luisón, criatura resultante de ser el séptimo hijo varón de seguido, es el equivalente al hombre lobo de la cultura europea.

Otros dioses y figuras importantes

Angatupyry, espíritu o personificación del bien (opuesto a Taú).


Pytajovái, dios de la guerra.
Pombéro, espíritu popular travieso.
Ka'a Póra, extraño y cambiante fantasma femenino de las selvas.
Ka'a Jára, dueña de la yerba mate, diosa de cabellos plateados que regaló a los hombres la planta de yerba mate (Ilex
paraguariensis).
Ava anguy, espíritu relacionado con la creación de la luna.
Mala Visión, espíritu vigilante de la tranquilidad y el mundo puro de la selva.
Jurupari, un dios adorado exclusivamente por los hombres, en general en algunas tribus aisladas del Brasil.
Ñande jarýi (nuestra abuela), espíritu del río Parapetí en Bolivia.

Referencias

1. «religión de los Guaraní».


2. Tau y Keraná

NOTAS
3. Los guaraníes o ava (pronunciado 'avá'), según su autodenominación étnica original, son un grupo de pueblos nativos
sudamericanos que se ubican geográficamente en Paraguay,
Origen del nombre:
La muy difundida palabra "guaraní" la escucharon los españoles que, al invadir su territorio, habrían oído, entre los gritos de guerra
de este pueblo, la frase guará-ny, que significa "combatid-los". Por otra parte el nombre daba significado en guaraní a "guerrero",
ava que significa "hombre" y se pronuncia en forma grave entre los chiriguanos (ava guaraníes).
Otra versión afirma que la denominación fue tomada de la deformación de una palabra guaraní, guariní, que significa precisamente
"guerra" o "guerrear". Al parecer los mismos indígenas se denominaron de esa manera, indicando con ello que se consideraban
guerreros.
Historia y localización:
Los guaraníes hablan variantes lingüísticas de la familia tupí-guaraní, que constituyen una subfamilia de 53 lenguas de la familia
macro-tupí que se hablan o se hablaban en países como Paraguay, Bolivia, Brasil, Colombia, Guayana Francesa, Argentina, Perú,
y Venezuela.
El nombre de esta rama de las lenguas macro-tupí proviene de las tres lenguas históricamente más importantes de esta rama: el
tupí, el tupinambá (que en su versión criollizada se denominó ñe'engatú o língua geral) y el idioma guaraní que es actualmente
lengua oficial en lugares como Paraguay, Bolivia y la provincia de Corrientes (Argentina), y que tiene varios millones de hablantes.
Los guaraníes se establecieron en el territorio que actualmente pertenece al Paraguay y Argentina. La palabra «paraguay» deriva
de un vocablo guaraní: «paraguá-ý», que significa ‘agua que forma un océano’.
A partir de los principios del siglo XVII, y por más de un siglo y medio, la administración de los grupos guaraníes fue encomendada
a los misioneros jesuitas que fundaron decenas de reducciones en lo que administrativamente fue la Provincia Paraguaria
(dependiente del Virreinato del Perú hasta que fue creado el Virreinato del Río de la Plata) en las gobernaciones pobladas por
estos indígenas. Las misiones jesuitas guaraníes fueron los lugares de refugio para muchos grupos guaraníes, aislados del sistema
económico hispanoamericano y autosuficientes, limitando de hecho su conversión en mano de obra al servicio de colonizadores
españoles y portugueses. Estos fueron los motivos que llevaron a organizar las expediciones de encomenderos españoles y
bandeirantes portugueses en búsqueda de indígenas. Así, mientras los encomenderos sujetaban a los guaraníes a su servicio
personal, los bandeirantes sencillamente los sometían a la esclavitud atacando a las misiones y llevándose a miles de guaraníes, a
los que privaron de su libertad. Con el descubrimiento de los yacimientos auríferos en el actual Mato Grosso a finales del siglo XVII,
los guaraníes perdieron interés como fuente de renta, desapareciendo en la mayor parte de los registros históricos.
Cosmología y rituales
Editar
Los rituales son actividades practicadas socialmente y ocupan un rol fundamental en la determinación de las formas de
organización y cohesión social. Entre los más importantes encontramos los ritos agrarios, avatikyry (bendición del maíz), y
ñemongarai (nuevas plantas), y otros no relacionados con el ciclo agrario como los jeroky, destinados a mantener el equilibrio entre
los diferentes elementos del cosmos, y el Meta Pepi, ritual de iniciación masculina (casi completamente abandonado en Brasil). La
tierra, Yvy en Guaraní, necesita ser continuamente cuidada, a través del mantenimiento de un comportamiento correcto en línea
con la "justa manera de ser" Guaraní, el Teko Porã. Según la mitología Guaraní, el cuidado de la tierra ha sido encomendado a los
Guaraníes por su creador Ñande Ru Guasú (Nuestro Grande Padre), entidad superior, que se retiró después de la creación en
lugares inaccesibles a los humanos, con excepción de los Paí, los líderes político-religiosos de los grupos Guaraníes. Los
Guaraníes practican la magia homeopática para influir en la vegetación y sobre algunos acontecimientos vitales como la fertilidad.
Por ejemplo, existe la creencia que si la mujer come un granito doble de mijo tendrá consecuentemente un nacimiento múltiple.
Cosmovisión:
Asumen la realidad de su tierra, de su fauna, flora y de la humanidad con múltiples y ricos que brindan alguna explicación
coherente de la experiencia de sí mismos y del entorno.
Para ellos sus "héroes" no son "dioses" en el sentido occidental, sino seres vitales, dignos de respeto. Asumen su Cosmovisión
como su verdad que va creando o configurando una identidad propia.
Sus héroes son variados, entre ellos se destacan:
Ñande Ru Eté Tenondé: Nuestro gran padre, el primero. el origen, creador de la palabra.
Ñandeyara: Nuestro dueño.
Tupä Ru Eté: expresión de los primeros a través de la lluvia, el trueno y el rayo; una especie de palabra activa y destructora cuando
es necesario.
Kuarahí: El sol
Yasyra: La luna
Yara: Dueño de las especies
Aña y/o Giropari: Encarna lo negativo, el mal y lo adverso.
Idioma:
Los guaraníes hablan el idioma guaraní y dialectos que pertenecen a la familia Tupí-guaraní.
El guaraní paraguayo es junto con el idioma español la lengua oficial de la República de Paraguay, y el guaraní correntino es co-
oficial junto con el español en la provincia de Corrientes, en Argentina.
Otra particularidad de este idioma, es que después del latín es el que más ha sido utilizado en la catalogación de flora y fauna,
hecho este debido a que el aborigen era un gran conocedor de su hábitat, lo cual favoreció a los naturalistas al momento de
catalogar flora y fauna. "El guaraní es después del latín, según autorizadas opiniones, el idioma que ha dado mayor número de
palabras a las ciencias naturales. Y el número de "americanismos" es tal, que el escritor rioplatense, Dr. Benjamín Solari, ha
afirmado que hablamos guaraní sin saberlo". La mezcla del idioma avá ñe'é, la lengua del hombre en guaraní (denominación
similar a la del quichua, Runa-Simi la lengua del hombre), con el castellano es conocido en Paraguay como una tercera lengua
llamada yopará o jehe'a/yejé'á. Otra característica destacable de esta lengua es, que posee 6 vocales orales, siendo como en el
castellano: a, e, i, o, u más la 6.ª que es de pronunciación gutural, actualmente al ser dotada de grafía, este sonido es representado
en la gramática oficial del Paraguay por la letra Y, (hay otra forma de grafía que utiliza la letra I, más la crema, o sea Î), a su vez
existe la nasalización de las vocales.

También podría gustarte