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Resumen
La poesía homérica nos facilita una amplia información sobre contactos e interacciones de distin-
tas comunidades griegas entre sí y también con el exterior. El análisis contextual y comparativo
de las frecuentes menciones del término ξεῖνος, en su doble sentido de «huésped» y «extranje-
ro» —dos especificaciones semánticas implícitas en su etimología— así como de sus derivados,
compuestos y sinónimos, marca el camino seguido en esta indagación.
Ello permite constatar dos manifestaciones distintas de la ‘hospitalidad’: una de alcance más
limitado, patrimonio exclusivo de las élites y que constituye una de las formas de alianza entre
ellas, y otra de orientación más general, la acogida a quien llega de fuera necesitado de ayuda.
En ambos poemas hay ejemplos explícitos de la primera, pero sólo en la Odisea aparecen, y tienen
un claro protagonismo, los ejemplos de la segunda.
Esporádicamente en la Ilíada, y de una manera más clara en la Odisea, se observan indicios
de una cierta institucionalización de la ‘hospitalidad’, que prefigura la posterior reglamentación
política y jurídica de las relaciones con el exterior, a medida que las póleis van asumiendo pro-
gresivamente atribuciones que antes habían correspondido a los géne, a las familias patriarcales.
Palabras clave: Ilíada; Odisea; huésped; extranjero.
Contacts and interactions among distinct Greek communities and with the foreign world too are
witnessed by de Homeric poetry. We look into the structure of these relationships through the
contextual and comparative analysis of the numerous incidences of ξεῖνος, xeînos, in its double
meaning of «host-guest» and «foreigner» — semantical values both implicit in its etymology — or
of its derived, compound or synonymous terms.
Two distinct appearances of ‘hospitality’ are shown by this procedure: one of them, is restrict-
ed to the élites and is a form of mutual alliance; the other, at a more common level, rules the
reception of who comes from outside in need of help. Examples of the first use are shown by both
Homeric Poems, but only in the Odyssey we mainly find these terms applied with the second sense.
* Este artículo ha sido realizado en el marco del Proyecto de Investigación «Interpretación de los
lemas de la segunda edición del Diccionario micénico a partir del análisis de los testimonios
griegos del ii y i milenio a.C.» (FFI 2010-21460) y del Grupo de Investigación 2009 SGR 1030
«Institucions i mites a la Grècia antiga: estudi diacrònic a partir de les fonts gregues» (AGAUR). Se
resume y se actualiza aquí el contenido de dos publicaciones previas, Santiago (2004) y Santiago
(2007a), a las que remitimos.
Rosa-Araceli Santiago Álvarez La polaridad «huésped»/«extranjero» en los Poemas Homéricos
The later political and legal regulation of the foreign relations, as far as the póleis progres-
sively assume attributions previously held by géne — the patriarcal families — is prefigured
by signs of a kind of institutionalization of the ‘hospitality’, sporadically in the Illiad and more
openly in the Odyssey.
Keywords: Illiad; Odyssey; Host and Guest; Foreigner.
1. Los poemas homéricos aportan, aunque sea en forma mítica, una amplia
información sobre contactos entre miembros de distintas comunidades griegas y
no griegas. El término ξεῖνος, en su doble sentido de «huésped» y «extranjero»,
dos especificaciones semánticas implícitas en su etimología, ha dado lugar ya en
los dos poemas a numerosos derivados y compuestos que ofrecen abundantes y
explícitos testimonios de interés. La recopilación de estas formas en ambas epopeyas1
y un análisis contextual y comparativo llevan a las siguientes conclusiones:
En la Ilíada casi exclusivamente, y en la Odisea en parte, está bien atestiguada
una ‘hospitalidad’ que refleja una de las formas de alianza entre familias de las
élites, por medio de la cual se establecía un vínculo perdurable entre dos familias
de comunidades diferentes, por el que se comprometían a prestarse mutuamente
acogida y ayuda, compromiso que se transmitía de generación en generación, y
cuya constitución se ritualizaba con el intercambio de regalos de valor, de ‘bienes
de prestigio’. El propio Zeus era protector y garante de ese tipo de alianza, por lo
que recibía el epíteto de Xénios.
El núcleo central de la hospitalidad homérica era el del ‘intercambio’ de mutua
ayuda (en el plano material, moral, social, bélico, etc.) entre las dos familias con-
tratantes, lo que conllevaba derechos y obligaciones entre los miembros de ambas
familias.
En la Odisea además de esa, se muestra un nuevo concepto de hospitalidad,
mucho más amplio; se trata de una norma que implicaba el deber de acogida a
cualquiera que llegase de fuera en son de paz2 y la solicitase adecuadamente, fuese
cual fuese su posición social. «Forasteros», «suplicantes» y «vagabundos» eran los
destinatarios de esa hospitalidad, que, como mínimo, exigía alojamiento y comi-
da, y eventualmente ayuda para continuar su camino. Constituía una verdadera
institución, con respaldo divino (Zeus era también su protector) y consideración
de norma social y cultural3: quienes no la respetaban eran vistos como salvajes,
desconocedores de la vida en sociedad y de la justicia, como queda bien de mani-
fiesto, entre otros, en el largo pasaje dedicado a los cíclopes (esp. Od. 9.106-115,
174-176 y 273-278).
4. En epigrafía la primera mención se da en una temprana inscripción de Etolia del vii a.C. (CEG
140): Προμάθο τόδε σᾶμα φιλοξένο ἀνδρός «Esta es la tumba de Prómato, varón hospitalario».
El valor encomiástico del término φιλοξένο queda fuera de toda duda.
5. Lo habitual era que, como mínimo, se le despojase de sus armas, lo que constituía un motivo de
honor y gloria para el vencedor, comentarios al respecto en Santiago (2010b: 624-626). Se dan
casos, sin embargo, de respeto e incluso honores, Santiago (2011: 19-28).
6. Pasaje comentado en Santiago (2011: 24-25).
2.2. Las relaciones de hospitalidad se dan tanto entre caudillos griegos (3.232;
10.269; 11.779; 15.532), como entre troyanos y sus aliados (13.661; 17.150ss.,
583; 21.42), como entre griegos y no griegos (3.207, 351ss.; 6.174, 215-236;
11.20; 13.623ss.). El ejemplo más significativo de este último caso se muestra en
el desencadenante mismo del argumento del poema: el troyano Paris es huésped
de Menelao, rey de Esparta; el comportamiento indebido del primero da lugar a la
guerra de Troya, que se convierte así en paradigma de las terribles consecuencias
que la transgresión de la hospitalidad puede acarrear. El motivo de las consecuen-
cias derivadas de la transgresión de la hospitalidad tendrá una larga continuidad en
la literatura posterior, como veremos más adelante.
Veamos los dos pasajes de la Ilíada más significativos al respecto. En 3.351-
3547 Menelao, al comenzar su combate singular con Paris (también llamado
Alejandro), pide a Zeus que le conceda la victoria, para que el castigo de Paris
sirva de ejemplo para los hombres del presente y del futuro:
Ζεῦ ἄνα, δὸς τείσασθαι, ὅ με πρότερος κάκ’ ἔοργεν,
δῖον Ἀλέξανδρον, καὶ ἐμῆις ὑπὸ χερσὶ δάμασσον,
ὄφρα τις ἐρρίγησι καὶ ὀψιγόνων ἀνθρώπων
ξεινοδόκον κακὰ ῥέξαι, ὅ κεν φιλότητα παράσχηι.
«Zeus soberano, concédeme vengarme del que, entre nosotros dos, ha sido el prime-
ro en obrar mal, del divino Alejandro, y haz que sucumba por obra de mis manos,
para que cualquiera de los hombres, incluso los que vendrán después, se horrorice
de causar mal a quien le acoja (ξεινοδόκον) y le ofrezca su amistad».
7. Para las citas de la Ilíada seguimos la edición de M.L. West (1998-2000). Homeri Ilias. Biblioteca
Teubneriana. Stuttgart.
«La afrenta que contra mí cometisteis, viles perras, y ni siquiera sentisteis en vuestro
ánimo el más mínimo temor a la dura cólera del tonante Zeus hospitalario, que un
día destruirá vuestra escarpada ciudad; vosotros que os fuisteis llevándoos, contra
toda norma (μάψ) a mi esposa legítima y muchas riquezas, después de haber reci-
bido amistoso trato en casa de ella».
(6.224-225):
τὼ νῦν σοὶ μὲν ἐγὼ ξεῖνος φίλος Ἄργει μέσσωι
εἰμὶ, σὺ δ’ ἐν Λυκίηι ὅτε κεν τῶν δήμον ἵκωμαι.
«Por eso ahora yo soy para tí un huésped amigo en medio de Argos, y tú lo eres para
mí en Licia cuando yo vaya al país de los tuyos», palabras de Diomedes tras haber
clavado en el suelo su lanza como signo de que no se enfrentará con su oponente.
Propone a continuación Diomedes (6.230-231):
8. Santiago (2010a). El rapto de mujeres no era raro en contextos de enfrentamiento u otros, pero lo
que aquí lo convierte en acción reprobable y excesiva es que va contra las normas de la hospitalidad.
Pasaje comentado más ampliamente en Santiago (2010a: 163-164).
9. Como la de la mayor parte de los héroes míticos, lo que les da la ocasión de demostrar su valía.
«[Preto] intentaba evitar darle muerte [a Belerofonte], pues tal acción infundía en su
ánimo temeroso respeto, pero le envió a Licia y le entregó luctuosos signos (σήματα
λυγρά), que había escrito (γράψας) en una tablilla de madera plegada en dos (ἐν
πίνακι πτυκτῶι), signos mortíferos en su mayoría».
10. Para la semántica de σέβας, σέβειν, εὐσέβεια, interesantes precisiones en Rudhart (2008: 69-99).
11. Comentario del pasaje en Santiago (2011: 24-25).
12. Bass et alii (1989); Mylonas Shear (1998).
13. Perna (2007), en el que hace un somero repaso crítico de la bibliografía previa.
Burum podría haber sido no sólo comercial sino también diplomática14. Como
ejemplo posterior de la utilización de soportes ligeros, en este caso el cuero, para
registros de mercancías, podría aportarse el testimonio de una carta sobre lámina de
plomo procedente de Olbia del Ponto y fechable en el siglo vi a.C.15. En ella se hace
referencia explícita a registros escritos sobre piel curtida o pergamino (διφθέρια)16
en los que está especificado el valor de la mercancía que transportaba un barco y
que le ha sido arrebatada.
14. Cf. Bachhuber (2006), sugerente trabajo en el que el autor, recogiendo una propuesta previa sobre
un posible carácter diplomático del viaje, analiza los datos aportados por el pecio de Ulu Burum,
entre los que destacan metales y objetos propios de los intercambios entre élites, y los compara
con los testimonios textuales y arqueológicos contemporáneos, tanto del Próximo Oriente como
del Egeo, lo que le lleva a proponer como verosímil que el cargamento del barco hundido en Ulu
Burum se enmarcase dentro de una red bien establecida de relaciones entre las élites egeas y sus
vecinos del Mediterráneo oriental, y que en este caso fuese el reino micénico de Creta un destino
muy probable.
15. Dana (2004, 2007); Santiago-Gardeñes (2006), SEG 54, 2004 y BE 2005, 366.
16. La forma di-pte-ra (διφθέρα) aparece en las tablillas micénicas referido en general a pieles curtidas,
pero no es descartable su uso como material escriptorio, cf. Pugliese-Carratelli (1976: 11-12)
y recensión de Melena en Minos XVI, 1977: 241-242.
17. Y que no es otro que Atenea, que ha tomado la figura de Mentes, huésped de Odiseo y oriundo de
la isla de Tafos, cercana a Ítaca.
18. La acogida y la comida al extranjero son previas a las preguntas sobre su identidad. En Od. 4.30-
34 Menelao reprocha a su mayordomo su retraso en atender a dos forasteros a pesar de su noble
aspecto, y le recuerda que también ellos sobrevivieron en su largo regreso desde Troya gracias al
sustento hospitalario: «Nosotros dos, en verdad, gracias a habernos alimentado muchas veces con
los dones hospitalarios (ξεινήια πολλὰ φαγόντε) de otros hombres, llegamos hasta aquí».
124). Tras hacerle pasar y ordenar que se le sirva abundante comida y bebida,
Telémaco le pregunta: «Quién eres, de qué país vienes, dónde está tu ciudad y tus
padres?» (1.170) ... «dime, ¿es la primera vez que nos visitas o eres un huésped
familiar de mi padre? (πατρώιός ἐσσι ξεῖνος), pues eran muchos realmente los que
venían a nuestra casa, dado que él se relacionaba con muchos hombres» (1.175-
178). Una vez que se identifica como huésped de su padre, Telémaco le ofrece todas
las atenciones debidas a un huésped de familia, entre ellas regalos hermosos y de
valor para que se los lleve a su casa y los guarde como recuerdo suyo, «tal como
los huéspedes amigos acostumbran a entregar a sus huéspedes» (οἷα φίλοι ξεῖνοι
ξείνοισι διδοῦσι) (1.313). Lo mismo ocurre con Telémaco y Atenea/Mentes en su
viaje a Pilo y Esparta para recabar noticias de Odiseo. Llegan como extranjeros,
pero una vez reconocidos, se les colma de honores y reciben valiosos presentes y
ayuda para continuar su camino. Por su parte Menelao y Helena, ya de vuelta en
Esparta, tienen en su palacio objetos de gran valor y arte que les habían regalado,
durante su supuesta estancia en Egipto al regreso de Troya, Pólibo y su esposa,
que habitaban en la egipcia Tebas. Muchos otros ejemplos de hospitalidad entre
nobles griegos de distintos lugares o entre griegos y no griegos son mencionados
a lo largo del poema.
4.1. El cambio de estatuto de «extranjero» desconocido que llega pidiendo ayuda
a «huésped» familiar ligado por un vínculo perdurable, se da frecuentemente en el
caso del protagonista de la Odisea en su largo peregrinaje desde Troya. Así, Odiseo,
que llega al país de los feacios como suplicante desconocido que ha perdido en
el mar compañeros y botín, tras identificarse y relatar sus hazañas, Alcínoo y los
demás reyes feacios lo aceptan como «huésped» de honor y le colman de valiosos
regalos, a la vez que le facilitan nave y remeros para regresar a su patria. Odiseo
acepta solemnemente esa mutua y perdurable relación de hospitalidad, aunque
no pueda en ese momento corresponder materialmente a los honores recibidos:
«Que huésped vuestro sea yo por más lejos que esté mi morada» (9.18), dice en su
despedida a Alcínoo y demás nobles feacios, comprometiéndose a mantener ese
vínculo a pesar de las distancias.
4.2. Si en lugar de uno, los recién llegados son dos o más, se les pregunta a veces si
se dedican al comercio o a la piratería, aparentemente contraponiendo una actividad
a la otra. La fórmula utilizada es siempre la misma y se da dos veces en la Odisea,
3.71-74= 9.252-255, y una vez en el Himno a Apolo (H.Ap. 453-456). Veamos el
ejemplo de 3.71-7419:
19. En las citas de la Odisea seguimos la edición de A. Ludwich (1998). Homeri Odyssea. Stuttgart.
(μαψιδίως ἀλάλησθε) como piratas (ληιστῆρες), sobre las olas marinas, arriesgando
vuestras vidas y perjudicando a gentes de otras tierras (ἀλλοδαποῖσι)?»
Pregunta que hace, en el primer caso, Néstor a los recién llegados Atenea/
Mentes y Telémaco; en el segundo, Polifemo a Odiseo y sus compañeros cuando se
presentan ante él, y en el tercero, Apolo a unos marineros cretenses que acaban de
llegar a Crisa, en el golfo de Corinto. La pregunta alternativa ἤ ... ἢ, «o ... o» entre
una posible actividad comercial o bien la piratería, sugiere que se trataba de dos
actividades bien diferenciadas y habituales ambas en extranjeros que llegaban por
mar. Por otra parte, la presencia del adverbio μαψιδίως, forma ampliada de μάψ,
y que como ella implica una reprobación20, parece contraponer la práctica de un
comercio organizado con el asalto incontrolado de piratas. Se añade además que
quienes se dedican a la piratería ponen en peligro sus vidas y perjudican a gentes
de otras tierras, es decir, extranjeras (ἀλλοδαποῖσι).
Hay otros pasajes que resultan afines. En 3.301s. Néstor, el anciano rey de Pilo,
menciona una estancia de Menelao en Egipto, adonde había sido desviado por el
viento cuando regresaba de Troya; cuenta al respecto que durante esa estancia
Menelao se dedicaba a ir de un lado a otro (ἠλᾶτο21) con sus naves recogiendo
gran cantidad de recursos y oro entre «gentes hablantes de otras lenguas» (κατὰ
ἀλλοθρόους ἀνθρώπους). Asimismo, en 3.105-106 recuerda el mismo Néstor cómo
los aqueos iban de un lado a otro (πλαζόμενοι)22 con sus naves en busca de botín
(κατὰ ληίδ’)23 conducidos por Aquiles. En 4.81-85 es el propio Menelao quien, ante
su asombro, explica a Telémaco y acompañante el origen de sus inmensas riquezas:
procedían de sus correrías durante siete años por Chipre, Fenicia, Egipto, el país
de los etíopes, Sidón y Libia.
De todo ello parece deducirse que el asalto a barcos para apoderarse de sus
mercancías debía de ser una práctica habitual tanto en el comercio por mar como
en la guerra. Resulta tentador comparar estos pasajes homéricos con los testimonios
que nos ofrecen algunas de las más antiguas inscripciones de la región del Ponto:
en dos cartas, una procedente de Berezan y otra de la propia Olbia, ambas del siglo
vi a.C.24, se describen con detalle apoderamientos de la carga de barcos mercantes
y los esfuerzos de quienes los han sufrido por recobrar sus mercancías.
4.3. La protección física y moral de cualquier extranjero acogido, aunque no llega-
se a ser reconocido como huésped de familia, era un imperativo divino (Zeus era
también su protector y garante) y una norma social de obligado cumplimiento, lo
mismo que también el extranjero acogido debía respetar a quien le acogía. Odiseo
se niega a enfrentarse con Laodamante, hijo de Alcínoo, en las competiciones atléti-
25. Un buen análisis del ritual de la súplica en Homero, y de la diferente intencionalidad en uno y otro
poema, en Pedrick (1982).
casa, devorando sus vituallas, e intentando sustituirle como rey de Ítaca. Asimismo
cuando el mendigo Odiseo es acogido como suplicante por Telémaco le tratan sin
consideración alguna e incluso con violencia. Ctesipo, uno de ellos, lanza violen-
tamente contra él una pata de buey, que presenta burlonamente, igual que lo había
hecho Polifemo, como su «don de hospitalidad» (20.296). Como el cíclope, recibe
Ctesipo también su merecido castigo: «Ahí tienes tu presente de hospitalidad, en
correspondencia a la pata (de buey) que tú diste al divino Odiseo cuando se presen-
tó como mendigo en su propia casa» (22.290s.), dice Filecio, boyero de Odiseo, a
Ctesipo tras alcanzarle en el pecho, en la escena de la matanza de los pretendientes
por Odiseo y sus fieles. En el caso de los pretendientes su culpa era aun más grave,
pues ellos sí que conocían las normas de la vida en comunidad. Otro de los preten-
dientes reprocha a Telémaco la calidad de sus huéspedes: «Telémaco, no hay ningún
otro que tenga huéspedes de más baja condición (κακοξεινότερος kakoxeinóteros)26
que tú», refiriéndose al mendigo Odiseo y al adivino Teoclímeno a quien Telémaco
ha recogido a su regreso a Ítaca (20.376s.). Evidentemente también esto va contra
las normas de una hospitalidad que no discrimina por la clase social.
26. Compuesto que aparece por primera vez aquí. Mi traducción responde a la semántica social, más
habitual que la moral, del adjetivo κακός en Homero, como se muestra en la oposición οἱ κακοί /
οἱ ἀγαθοί para designar a la masa no individualizada (laós) frente a los notables.
27. Comentarios acerca del protagonismo de Arete en la acogida al extranjero en Santiago-Oller
(2011: 101-104).
28. A veces designados también como Φαιήκων οἱ ἄριστοι «los mejores entre los feacios» (8.91, 108)
y γέροντας «dignatarios, notables» (7.189).
29. Llenaban pórticos, patios y salas y para el banquete Alcínoo había hecho sacrificar doce ovejas,
ocho cerdos y dos bueyes, al decir del aedo (8.57-58).
30. δώδεκα γὰρ κατὰ δῆμον ἀριπρεπέες βασιλῆες| ἀρχοὶ κραίνουσι, τρισκαιδέκατος δ’ ἐγὼ αὐτός·
«pues doce reyes destacables están a la cabeza en el gobierno del pueblo, y yo mismo soy el que
hace trece» (8.390-391).
los doce «reyes portadores de cetro» (σκηπτοῦχοι βασιλῆες), más Alcínoo como
primus inter pares, existe un grupo numeroso de «jefes y consejeros» (ἡγήτορες
ἠδὲ μέδοντες), grupo que reúne a jóvenes y mayores, con funciones bien determi-
nadas para unos y otros; finalmente está el «pueblo» (δῆμος dāmos), que acude a
las asambleas y a los juegos y ayuda a sufragar los gastos de los cuantiosos regalos
al huésped.
5.2. No sólo en la trama argumental, sino también en el léxico se muestran indicios
de la incipiente transición de la hospitalidad del ámbito privado al público. El uso,
siempre en plural, del adjetivo philóxenoi, aplicado a los habitantes de un país en su
conjunto, apunta más al tipo de actitud general ante el extranjero, que a la casuís-
tica de los comportamientos individuales en el marco estricto de la hospitalidad
familiar, sea en una relación que se transmite generación tras generación, sea en
acogidas ocasionales. El uso de un término como este sería por tanto otra prueba
de la evolución en el concepto, y sobre todo en la praxis, de la antigua ‘hospitali-
dad’, que constituye ya un fenómeno sociopolítico, y que acabará convirtiéndose,
como tendremos ocasión de comprobar, en una institución política que regulaba
las relaciones con el exterior.
Para terminar: el análisis comparativo de los testimonios homéricos con los
deducibles de los textos en Lineal B desvela innegables analogías materiales, cul-
turales, sociológicas entre los poemas homéricos y los datos deducibles de las
tablillas micénicas, pero también posteriores, lo que apunta al mantenimiento del
recuerdo de realidades materiales, culturales, históricas, tanto de la sociedad micé-
nica como de los siglos posteriores de la ‘edad oscura’32, que se han ido incorporan-
do y transformando en su adaptación a las circunstancias que se iban sucediendo.
32. Designación que se aplica al período que va desde la desaparición, hacia 1200 a.C., del mundo
micénico y su sistema gráfico de tipo silábico, hasta los primeros documentos alfabéticos a partir
del siglo viii a.C. El único testimonio directo para esa larga época es el de la arqueología.