Psychology">
Nothing Special   »   [go: up one dir, main page]

Estilos de Crianza

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 2

El estilo autoritario: bajo el principio del poder absoluto de los adultos

manera tradicional en la que se desarrollan las dinámicas de crianza

Las siguientes afirmaciones son referentes precisos de este estilo: “acá se hace lo que yo diga” o
“mientras viva en esta casa se hace lo que yo diga”.

Los niños no tienen autonomía para poder escoger lo que quieren hacer.

Estilo permisivo: el que todo lo permite

se caracterizan por una baja o nula exigencia hacia los niños, niñas y adolescentes, quienes
terminan haciendo lo que les place.

Estilo negligente

poca sensibilidad en relación a las necesidades de los pequeños, olvidando en ocasiones


incluso las necesidades básicas (alimentación, higiene y cuidados).

r. Sus hijos crecen abandonados, con pobre autoestima, no saben cumplir normas y tienen
problemas en la interacción social. Estos niños presentan problemas de identidad y baja
autoestima. No conocen la importancia de las normas, y, por tanto, difícilmente las cumplirán.

Estilo democrático o colaborativo, basado en el buen trato y aprendizaje constante

Este equilibrio entre la firmeza y el cariño, por un lado,


proporciona el afecto y el respeto que los hijos se merecen,
tratando de consensuar las decisiones en familia, atendiendo a
las necesidades del menor, validando sus puntos de vista y
opiniones y explicándole los motivos de las decisiones que se
toman, pero a su vez, respetándose a ellos mismos, aplicando
firmeza por medio de normas y límites claros y coherentes.

 Educación autoritaria: Los niños criados bajo una educación autoritaria suelen


ser inseguros y autoexigentes. La baja autoestima y la falta de confianza en sí
mismos afectarán su rendimiento escolar. La sobreexigencia, por su parte, puede
ser beneficiosa para los estudios, pero incrementará su ansiedad, estrés y
competitividad. Estos niños, por lo general, son como adultos en miniatura. Por lo
tanto, pierden la naturalidad, espontaneidad, simpleza, inocencia y
despreocupación propias de su edad.
 Educación democrática: Estos niños suelen encarar la vida con seguridad y
confianza. Estas cualidades también son trasladadas al ámbito educativo. Por ello,
más allá de su personalidad y capacidades académicas, suelen fluir con mayor
facilidad y armonía en el estudio. Saben que las derrotas (notas bajas o
dificultades de aprendizaje) no son el fin del mundo. Pero también entienden que la
escuela es su responsabilidad. Por ello, deben afrontar este desafío con voluntad,
dedicación y ayuda externa (en caso que sea necesario).
 Educación permisiva: Estos niños, debido a su falta de límites, tienden a ser más
irresponsables. Esta característica suele verse reflejada en el estudio. Por lo
general, no se comprometen con las actividades escolares ni tienen metas
definidas con relación a lo académico. Por otra parte, la falta de reglas les dificulta
su organización y disciplina. Además, en muchos casos, presentan problemas de
conducta en la escuela. No aceptan las normativas de sus maestros ni las
negativas de sus compañeros.
 Educación pasiva: En este caso, los niños pueden presentar diversos
comportamientos académicos en función de su personalidad. Algunos son
rebeldes y otros extremadamente vulnerables. Aunque parezcan conductas
opuestas, están unidas por un factor común: la baja autoestima causada por el
déficit afectivo. Esto, claramente, influye en su rendimiento académico. Así también
en el vínculo con sus profesores y compañeros.

La importancia de los estilos de crianza


Como podemos ver, los estilos de crianza son un factor
esencial en el desarrollo psicológico y madurativo de los
niños y niñas. Es fundamental que ambos progenitores
vayan en la misma dirección y tengan un estilo de crianza
similar, pero no es necesario ceñirse a un solo estilo de
crianza, de hecho, es posible que a lo largo de la educación
de tus hijos e hijas pases por todos ellos en algún momento
determinado.
Lo ideal es crear un equilibrio entre las necesidades de los
niños y niñas y las necesidades de los padres y madres
para que no se produzcan desajustes que afecten a su
personalidad. Y, sobre todo, respetarles y tratarles como
iguales. Por ser pequeños no tienen menos valor que los
mayores y, muchas veces, los adultos pecamos de
superioridad simplemente por la diferencia de edad, y es
cuando se presentan los gritos, las malas palabras, las
agresiones físicas, etc.
Debemos ponernos en su lugar, comprender su
desarrollo y ver el mundo a través de sus ojos para darnos
cuenta de que no hacen las cosas por sacarnos de
nuestras casillas o por llamar la atención. Compensar tus
niveles de exigencia con la demostración de amor y respeto
https://kidshealth.org/es/parents/nine-steps.html

pasos para una crianza eficaz

También podría gustarte