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LUPERCALES: LA FIESTA ROMANA DE LA

FERTILIDAD

Camassei, Andrea. (1635). Fiestas Lupercales. Óleo sobre lienzo. Museo del Prado
Obtenido de: https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/fiestas-lupercales/374c5c7a-
7700-45e4-8d69-93580def2de1

Alumna: Ana Isabel Valera López


DNI: 46085937-D
Asignatura: Nuevos usos y conceptos del patrimonio
Máster en Investigación y gestión del patrimonio histórico-artístico y cultural

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ÍNDICE:
1. Introducción………………………………………………….pág. 3
2. Orígenes legendarios……………………………………………….3
3. Simbología…………………………………………………………5
4. Las Fiestas Lupercales en el arte y su legado...……………………6

 ANEXOS………………………………………………………7
 BIBLIOGRAFÍA………………………………………………8

2
1. Introducción
En la Antigua Roma, las Fiestas Lupercales o Lupercalia se festejaban ante diem XV
Kalendas Martias, o lo que es lo mismo, entre el 13 y el 15 de febrero. El nombre de
estas fiestas deriva de lupus –lobo en latín- este animal hace referencia al dios Fauno,
que cogió el sobrenombre de Luperco, y de hircus que hace referencia al macho cabrío.
Otras fuentes indican que el nombre de Lupercales hace referencia a la loba que
amamantó a Rómulo y Remo, esta loba se llamaba Luperca. Anualmente, se escogía
entre los individuos más insignes de la ciudad, a una congregación especial de
sacerdotes, los Lupercos o Luperci, es decir, “amigos del lobo”. Generalmente,
convenía que fuesen adolescentes para que en el tiempo de su comienzo en la edad
adulta sobreviviesen de la caza y del merodeo del bosque. Se congregaban el 14 de
febrero en una cueva, posteriormente denominada Ruminal, posiblemente en honor a
Rómulo y Remo1 . También cuenta la leyenda, que allí había una higuera cuyas raíces
habían frenado la cesta donde se encontraban Rómulo y Remo. Bajo esta higuera,
llamada Ruminalis, daba comienzo la festividad con ceremonia oficiada por un
sacerdote en la que se sacrificaba una cabra2 . Posteriormente, ese sacerdote manchaba la
frente de los luperci con el cuchillo manchado a causa del sacrificio y después
eliminaba la mancha con un mechón de lana cubierto de leche de cabra. Más tarde, se
realizaba una procesión con los lupercos sin ropa que llevaban unas tiras o correas
hechas con la piel de la cabra que acababan de sacrificar y con ellas flagelaban manos y
espaldas de las mujeres que encontraban a su paso dispuestas a formar parte del ritual;
era la ceremonia para la fecundidad. Se pensaba que esto era un acto de purificación, la
así denominada februatio3 .

2. Orígenes legendarios

Los orígenes de estas fiestas, muy a menudo, se suelen atribuir con San Valentín, pero
lo cierto es que tiene más similitudes con el Carnaval. Se trataba de la celebración de la

1
Guillén, José. Urbs Roma. Vida y costumbres de los romanos III. Religión y ejército. 2a ed. Salamanca:
Ediciones Sigueme, 1994. Pág. 200
2
Guillén, 1994. Pág. 23
3
Guillén, 1994. Pág. 115

3
fertilidad en el sentido más amplio de la palabra, y su origen se cree que se remonta
incluso antes del nacimiento de Roma.

Estas fiestas estaban protagonizadas por hombres jóvenes semidesnudos con pieles,
estos hombres perseguían a las mujeres golpeándolas con tiras de piel de cabra para
procurarles la fertilidad. Estas fiestas eran una de las más desinhibidas de los romanos,
las cuales junto con las Saturnales que se festejaban en diciembre dieron comienzo al
Carnaval (figura 1).

Los inicios de las fiestas lupercales no están muy definidos y, a menudo, son
contradictorios. Las fuentes más detalladas que tenemos sobre estas fiestas datan de
época imperial y provienen de tres autores; el historiador Dionisio de Halicarnaso, el
poeta Ovidio, que vivieron durante el principado de Augusto, y el escritor Plutarco, casi
un siglo posterior a ellos. Estos escritos nos aportan dos versiones diferentes sobre esta
fiesta que tuvo su origen en los inicios de la ciudad, es decir, entre 700 y 800 años atrás.

Según las versiones de Dionisio y Plutarco, se trataba de una vieja ceremonia griega
originaria de la región de Arcadia y en honor al dios Pan Liceo, éste era el dios de las
brisas del atardecer y del amanecer, señor de la naturaleza y de los animales salvajes, en
concreto de los lobos y las cabras. Habitaba en compañía con las ninfas en una gruta del
Parnaso llamada Coricia. Según esta interpretación, en su origen consistía en una carrera
en honor al dios para pedirle que mantuviera alejados a los lobos de los rebaños. Este es
el origen de que los participantes de la ceremonia se pusieran pieles de cabra y máscaras
de lobos (figura 2 y 3).

Sin embargo, según Ovidio, el inicio de esta celebración data de la época de Rómulo, el
fundador de la ciudad. Según una leyenda, durante su reinado se produjo un largo
periodo de esterilidad entre las mujeres romanas, a causa de esto ellas hicieron un
peregrinaje al bosque sagrado de Juno, la diosa del hogar y representante de la
maternidad. La diosa les habría respondido que debían ser “penetradas por el sagrado
macho cabrío”, en alusión al dios Fauno Luperco, dios de los rebaños y los bosques. Un
augur etrusco interpretó la profecía, sacrificó una cabra y con su piel golpeó la espalda
de las mujeres. Estas mujeres, después de lunas –unos 9 meses solares- dieron a luz.

Otra interpretación simbólica de la loba la relacionaría, en realidad, con una prostituta.


Aunando ambas interpretaciones mitológicas, es posible que los romanos hubieran

4
hecho malabarismos interpretativos para conjugar en una misma figura a la
prostituta/loba que representaba la fertilidad humana y al dios/macho cabrío que
representaba la fertilidad de la naturaleza.

3. Simbología

Esta ceremonia que actualmente nos parece descabellada ostentaba un significado


simbólico personificado por el doble atuendo de lobo y cabra; como dioses lobo
reafirmaban su poder sobre la naturaleza circundante, y como dioses cabríos favorecían
la fertilidad de las mujeres. Debido a la proximidad de la primavera, el sacrificio de la
cabra tenía también la función de aplacar simbólicamente el hambre de los lobos
ofreciendo una víctima ritual a su divinidad protectora. Asimismo, para la población de
este momento que eran sobre todo pastores romanos, procurarse el favor de los dioses
de la naturaleza era una preocupación de primer orden.

Los que sí se mostraron muy preocupados por esa ceremonia fueron los sacerdotes
cristianos, especialmente debido a que el sacrificio de animales era un reducto del
paganismo. No obstante, las Lupercales sobrevivieron hasta finales del siglo V, siendo
una de las últimas fiestas romanas en ser sustituida por celebraciones cristianas. El
cristianismo intentó reemplazarla por diversas festividades como la de San Valentín o la
de la Purificación de la Virgen. Por el contrario, el carácter de las Lupercales encontró
una nueva vía de expresión en el Carnaval, una celebración popular original de los
cultos dionisíacos y con un gran componente sexual, por ello encajaba muy bien con la
idea de atraer la fertilidad. Los disfraces clásicos, con máscara y ropa elaborada, tenían
la función de proteger la identidad de quienes los llevaban y distaba mucho de la
imagen de las Lupercales, por lo que la Iglesia al final tuvo que aceptar esa celebración
previa al comienzo de la Cuaresma, un periodo de abstinencia.

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4. Las Fiestas Lupercales en el arte y su legado

En primer lugar en la literatura tenemos el poema número 18 del libro III de las Odas
(Carmina) del poeta lírico y satírico latino, Quinto Horacio Flaco. Este poeta describe
las Lupercalia y es un himno al fauno. Horacio le pide al fauno que bendiga su ganado y
sus campos porque cuando el fauno está cerca el campo florece. Asimismo,
Shakespeare, en su tragedia llamada Julio César empieza hablando de las lupercales,
Marco Antonio es instruido por César para golpear a su esposa Calpurnia, con la fe de
que ella pueda concebir.

La celebración y/o ritual de la Lupercalia dieron su nombre al mes romano de febrero –


mensis Februarius-. El dios romano Februus representaba tanto el mes como la
purificación.

En la actualidad, en la segunda temporada de la serie de Netflix Las escalofriantes


aventuras de Sabrina, podemos ver como las brujas celebran la Lupercalia.

En España tenemos un ejemplo de las representaciones de las Lupercales, en concreto


en la villa romana de Fuente Álamo4 , perteneciente al conventus astigitanus, se ubica en
el término municipal de Puente Genil en Córdoba, a tres kilómetros al noroeste del
centro histórico, cerca del paraje conocido como “los Arenales”.

En 1985 se puso al descubierto el mosaico que nos concierne, que corresponde a un


patio y que se conserva casi entero con algunos retoques antiguos. Su superficie es de
5,14 x 2,75m. Hay tres rectángulos pero el que nos concierne a nosotros es el de la
derecha, con una superficie de 113 x 102 cm, sobre fondo blanco, pero de teselas
dispuestas en forma de arcos concéntricos bajo los protagonistas, que son un luperci que
azota a una mujer en el ritual.

Para finalizar, merece la pena recalcar que estamos ante el primer dato sobre las fiestas
lupercales en Hispania, y es muy probable que se celebrasen en nuestra tierra. Además,
sabemos que estaba totalmente vigente en el siglo IV d.C., y debido a esto es muy
posible que decidieran ornamentar una parte del mosaico de la villa con una celebración

4
ESPEJO MURIEL, Carlos, “¿Lupercos en Hispania? Interpretación iconográfica de uno de los mosaicos
encontrados en Fuente Álamo (Puente Genil, Córdoba)”. En: file:///C:/Users/Usuario/Downloads/4403-
Texto%20del%20art%C3%ADcu lo-9593-1-10-20160329%20(4).pdf
(25-03-2022)

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que elogia tantos componentes lúdicos como la fertilidad, el erotismo de la desnudez, la
juventud, la conexión con las fuerzas naturales, la transformación de las etapas, entre
otros elementos.

Antes de finalizar este trabajo, me gustaría subrayar que a pesar que las Lupercales es la
celebración más estudiada del calendario romano, también es cierto que no queda
constancia de la carrera ritual que realizaban o si era arbitrario, qué animales se
sacrificaban exactamente, o los disfraces que llevaban.

 ANEXOS

Figura 1. Círculo de Adam Elsheimerː Cupido y personificaciones de la fertilidad encuentran a los Luperci disfrazados
de perros y de cabras. Dibujo a pluma marrón. 12,1 x 15,0 cm. obtenido de:
https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Circle_of_Adam_Elsheimer_T he_Lupercalian_Festival_in_Rome.jpg
(25-03-2022)

Figura 2. Emblema con Lupercos del mosaico de T hysdrus Sousse. Musée archéologique (de Wrede 1983). Obtenido de:

http://docplayer.es/184246323-Antiguedad-religiones-y-sociedades.html (25-03-2022)

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Figura 3. Lastra Campana con Lupercos. Roma, Museo Nazionale Romano (de T ortorella 2000). Obtenido de:

http://docplayer.es/184246323-Antiguedad-religiones-y-sociedades.html (25-03-2022)

 BIBLIOGRAFÍA
-ESPEJO MURIEL, Carlos, “¿Lupercos en Hispania? Interpretación

iconográfica de uno de los mosaicos encontrados en Fuente Álamo (Puente


Genil, Córdoba)”.
- GUILLÉN, José. Urbs Roma. Vida y costumbres de los romanos III. Religión y
ejército. 2a ed. Salamanca: Ediciones Sigueme, 1994.
-QUAGLIA, Alesso, “Fera sodalitas. Los Lupercalia, de Evandro a Augusto”.
En: https://eprints.ucm.es/id/eprint/59335/1/T41776.pdf (25-03-2022)

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