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Habilidades Cognitivas
Habilidades Cognitivas
Habilidades Cognitivas
Son las facilitadoras del conocimiento, aquellas que operan directamente sobre la
información: recogiendo, analizando, comprendiendo, procesando y guardando información
en la memoria, para, posteriormente, poder recuperarla y utilizarla dónde, cuándo y cómo
convenga. En general, son las siguientes:
Como ejemplo clásico y básico, el método 3R: Leer, recitar y revisar (read, recite, review).
Teatro
De Wikipedia, la enciclopedia libre
El teatro (del griego: θέατρον, theátron o «lugar para contemplar» derivado de θεᾶσθαι,
theáomai o «mirar»[1] ) es la rama de las Artes escénicas relacionada con la actuación, que
representa historias actuadas frente a los espectadores o frente a una cámara usando una
combinación de discurso, gestos, escenografía, música, sonido y espectáculo.
También se entiende por «teatro» al género literario que comprende las obras de teatro
representadas ante un público o bien para ser grabadas y reproducidas en cine ante un
público, así como a la edificación donde se presentan tradicionalmente dichas obras o
grabaciones. En adición a la narrativa común, el estilo de diálogo, el teatro también toma
otras formas como la ópera, el ballet, el cine, la ópera china y la pantomima.
Índice
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1 Aproximación histórica
o 1.1 África
o 1.2 Antiguo Egipto
o 1.3 Grecia y Roma
1.3.1 Teatro romano
o 1.4 Civilizaciones americanas
o 1.5 Civilizaciones orientales
o 1.6 Edad Media europea
o 1.7 Renacimiento
1.7.1 Teatro en Italia
1.7.2 Inglaterra: el teatro isabelino
1.7.3 España: los corrales de comedias
o 1.8 Barroco y neoclasicismo
o 1.9 Teatro moderno
2 Elementos básicos del teatro
o 2.1 Texto
o 2.2 Dirección
o 2.3 Actuación
o 2.4 Otros elementos
3 Sala frente al escenario
4 Supersticiones
o 4.1 Sobre los estrenos
o 4.2 Sobre los actores
o 4.3 Obras gafes
5 Véase también
6 Referencias
7 Enlaces externos
Aproximación histórica
Artículo principal: Historia del teatro
La mayoría de los estudios consideran que los orígenes del teatro deben buscarse en la
evolución de los rituales mágicos relacionados con la caza, al igual que las pinturas
rupestres, o la recolección agrícola que, tras la introducción de la música y la danza, se
embocaron en auténticas ceremonias dramáticas donde se rendía culto a los dioses y se
expresaban los principios espirituales de la comunidad. Este carácter de manifestación
sagrada resulta un factor común a la aparición del teatro en todas las civilizaciones.
África
El teatro africano, entre tradición e historia, se está encauzando actualmente por nuevas
vías. Todo predispone en África al teatro. El sentido del ritmo y de la mímica, la afición por
la palabra y la verborrea son cualidades que todos los africanos comparten en mayor o
menor medida y que hacen de ellos actores natos. La vida cotidiana de los africanos
transcurre al ritmo de variadas ceremonias, rituales o religiosas, concebidas y vividas
generalmente como verdaderos espectáculos. No obstante, aunque África ha conocido
desde siempre este tipo de ceremonias, cabe preguntarse si se trataba realmente de teatro; a
los ojos de muchos, estos espectáculos están demasiado cargados de significado religioso
para que puedan considerarse como tal. Otros estiman que los tipos de teatro africanos
guardan cierto parecido, como en otros tiempos la tragedia griega, como un preteatro que
nunca llegara totalmente a ser teatro si no se desacraliza. La fuerza y las posibilidades de
supervivencia del teatro negro residirán, por lo tanto, en su capacidad para conservar su
especificidad. En el África independiente está tomando forma un nuevo teatro.
Antiguo Egipto
Grecia y Roma
Sófocles
Las raíces en ritos órficos y en los festivales celebrados para Dioniso, donde se llevaban a
cabo las escenificaciones de la vida de los dioses acompañadas de danzas y cantos
(Ditirambos). Más tarde comenzaron las primeras representaciones ya propiamente
dramáticas, ejecutadas en las plazas de los pueblos por compañías que incluían solo un
actor y un coro. A fines del Siglo VI a.C alcanzó extraordinaria celebridad el legendario
poeta e intérprete Tespis, en cuyo honor la frase el carro de Tespis alude, aún hoy, al
conjunto del mundo del teatro.
El teatro griego surge tras la evolución de las artes y ceremonias griegas como la fiesta de
la vendimia (ofrecida a Dionisios) donde los jóvenes iban danzando y cantando hacia el
templo del dios, a ofrecerle las mejores vides. Luego un joven que resaltó entre el grupo de
jóvenes se transformó en el Corifeo o maestro del coro, quien dirigió al grupo. Con el
tiempo aparecieron el bardo y el rapsoda, que eran recitadores.
En el curso del siglo V a. C., durante la edad clásica de Grecia, se establecieron los
modelos tradicionales de la tragedia y la comedia, y los dramaturgos Esquilo y Sófocles
añadieron respectivamente un segundo y tercer actor a la acción, lo que dio a ésta una
complejidad que hacía necesaria la creación de mayores escenarios. Para ello se erigieron
grandes teatros de piedra, entre los que cabe citar el aún conservado de Epidauro en el siglo
V a. C., capaz de albergar unas 12.000 personas, y el de Dioniso, en Atenas, en el siglo IV
A.C. Su construcción se realizaba mediante el aprovechamiento de las faldas de una colina,
donde se disponían en forma semicircular las gradas que rodeaban la orquestra, espacio
circular en el que se efectuaba la mayor parte de la representación. Tras la orquestra se
levantaba una edificación llamada skené, escena, destinada a que los actores cambiaran su
vestimenta. Delante de ella se levantaba una pared columnada, el proscenio, que podía
sostener superficies pintadas que evocaban el lugar de la acción. Estos decorados, junto con
las túnicas y máscaras empleadas por los actores y algunas máquinas rudimentarias,
constituían todo el aparato escénico.
Las representaciones del teatro griego se hacían al aire libre, contaba con coro (dirigido por
el Corifeo o maestro del coro) que cantaba el coro y danzaba en torno a un altar. En el
teatro griego se representaban dos tipos de obras: la tragedia, obra dramática de final
desgraciado que trataba de temas de leyendas heroicas y utilizaba, oportunamente, a los
dioses para su final, y la comedia satírica, que criticaba humorísticamente a políticos y a las
obras e incurrían en una mímica iniciada por un coro de sátiros, y comedias que tenían por
tema asuntos de la vida cotidiana; todas estaban escritas en verso y utilizaban máscaras.
Teatro romano
Los teatros romanos heredaron los rasgos fundamentales de los griegos, si bien introdujeron
ciertos elementos distintivos. Construidos inicialmente en madera, sólo en el año 52 a. C.
Pompeyo, erigió en Roma el primero en piedra. A diferencia de sus modelos helénicos, se
levantaban sobre el suelo plano y poseían varias plantas erigidas en mampostería. Con
objeto de mejorar la acústica, los arquitectos romanos redujeron la orquesta a un
semicírculo, y los espectáculos se presentaban sobre una plataforma, el pulpitum, levantada
delante de la antigua skene que constituye el origen de los modernos escenarios. La frons
scaenae era una fachada monumental de varios pisos, que servía de fondo de escenario. El
graderío (cávea) se divide en 3 partes: Ima, media y suma , ubicándose la primera en la
zona inferior donde se sentaban los senadores y la clase dirigente; quedando asentados en la
superior las mujeres y los esclavos y en la media el pueblo llano. El conjunto podía cubrirse
con un velum. Roma optó también por la comedia, ya que éstos tomaron el teatro como una
manera de divertirse o entretenerse.
Civilizaciones americanas
En las culturas americanas prehispánicas el teatro llegó a adquirir un notable desarrollo,
particularmente entre los mayas, una de las obras más representativas del teatro maya es el
drama quiche Rabinal Achí el teatro maya se hallaba parcialmente vinculado a los ciclos
agrícolas y a la épica de sus eventos históricos, y entre los aztecas e Incas, sociedades que
en correspondencia con su estructura teocrática dieron a sus actividades teatrales un matiz
eminentemente guerrero y religioso.
Civilizaciones orientales
Tras siglos de olvido, la recuperación del teatro en Occidente tuvo principal apoyo en el
clero, que lo empleó con fines didácticos. Así, desde el siglo XI, fue habitual la
representación en las iglesias de misterios y moralidades, cuyo objeto era presentar de
forma sencilla la doctrina cristiana a los fieles. A fin de facilitar la comprensión, el latín
cedió paso paulatinamente a las lenguas vernáculas, y en los siglos XIII y XIV, tanto las
piezas religiosas como las florecientes farsas profanas comenzaron a representarse.
Renacimiento
La eclosión del Renacimiento en Italia tuvo consecuencias decisivas sobre la evolución del
teatro, pues, al surgir una producción dramática de carácter culto, inspirada en los modelos
clásicos y destinada a las clases aristocráticas, se generalizó en el transcurso del siglo XVI
la construcción de salas cubiertas y dotadas de mayores comodidades.
Teatro en Italia
Como primero de los teatros modernos suele citarse el Olímpico de Vicenza, diseñado por
Andrea Palladio y finalizado en 1585, que constituía una versión de los modelos romanos y
presentaba, al fondo del escenario, una perspectiva tridimensional con vistas urbanas. El
modelo clásico del teatro italiano, vigente en muchos aspectos, fue no obstante el teatro
Farnese de Parma, erigido en 1618, cuya estructura incluía el escenario, enmarcado por un
arco proscenio y separado del público por un telón, y una platea en forma de herradura
rodeada por varios pisos de galerías. Durante este tiempo se desarrolló también en Italia
una forma de teatro popular, la comedia del arte, que con su énfasis en la libertad de
improvisación del actor dio un gran avance a la técnica interpretativa.
William Shakespeare.
Muy diferentes fueron los teatros erigidos en Inglaterra durante el reinado de Isabel I de
Inglaterra, época de excepcional esplendor del género dramático, entre los que se destacó el
londinense The Globe donde presentaba sus obras William Shakespeare. Carentes de techo
y construidos de madera, su rasgo más característico era el escenario elevado rectangular,
en torno al cual el público rodeaba a los actores por tres lados, mientras las galerías se
reservaban para la nobleza.
En España, y en la misma época que el teatro Isabelino en Inglaterra (siglos XVI y XVII) se
crean instalaciones fijas para el teatro al aire libre denominadas Corrales de Comedias, con
las que guardan similitudes constructivas. A diferencia del caso inglés, en España si han
pervivido algunos ejemplos de estas edificaciones. Exponentes de esta época son los
autores Lope de Vega, Tirso de Molina y Calderón de la Barca, claros exponentes del
importante Siglo de Oro español.
Barroco y neoclasicismo
La Comédie-Française en el siglo XVIII.
Teatro moderno
Durante la mayor parte del siglo XIX las ideas arquitectónicas y escenográficas se
mantuvieron en esencia inalterables, si bien las exigencias de libertad creativa iniciadas por
los autores románticos condujeron a fines de la centuria a un replanteamiento general del
arte dramático en sus diversos aspectos.
El teatro como se ha podido observar, constituye un todo orgánico del que sus diferentes
elementos forman una parte indisoluble. Esos elementos, no obstante, poseen cada uno
características y leyes propias y, en función de la época, de la personalidad del director o de
otras circunstancias, es habitual que se conceda a unos u otros mayor relevancia dentro del
conjunto. Estos elementos son:
Texto
Véase también: Libreto
Las obras dramáticas se escriben en diálogos y en primera persona, en el que existe las
acciones que van entre paréntesis, (llamado lenguaje de acotaciones).
El hecho de que la obra sólo adquiera plena vigencia en la representación determina además
el carácter distintivo de la escritura dramática respecto a otros géneros literarios. La
mayoría de los grandes dramaturgos de todos los tiempos, desde los clásicos griegos al
inglés William Shakespeare, el francés Molière, el español Pedro Calderón de la Barca o el
alemán Bertolt Brecht, basaron sus creaciones en un conocimiento directo y profundo de
los recursos escénicos e interpretativos y en una sabia utilización de sus posibilidades.
Dirección
Véase también: director de teatro
La personalidad del director como artista creativo se consolidó a fines del siglo XIX,
aunque su figura ya existía como coordinador de los elementos teatrales, desde la
escenografía a la interpretación. A él corresponde convertir el texto, si existe, en teatro, con
los procedimientos y objetivos que se precisen. Poderosos ejemplos de dicha tarea fueron
los alemanes Bertolt Brecht y Erwin Piscator, dedicando su energía a conseguir del
espectador su máxima capacidad de reflexión, o el ascetismo del polaco Jerzy Grotowski.
Actuación
Artículo principal: Actuación
Sin embargo, actualmente, a inicios del siglo XXI, la actuación teatral con tendencia
naturalista está siendo replanteada seriamente. La teatralidad contemporánea requiere una
crítica del naturalismo como simple reproducción del comportamiento humano, pero sin
lazos con su entorno. Actualmente ha habido grandes transformaciones del trabajo de
Stanislavski siendo las más importantes Antonin Artaud, Jerzy Grotowsky Étienne Decroux
y Eugenio Barba. Estas técnicas, llamadas actualmente extra cotidianas implican una
compleja síntesis de los signos escénicos.
Otros elementos
Véanse también: Escenografía y Vestuario.
El balcón de Julieta, en Verona, de la obra creada por Shakespeare.
En el teatro griego se utilizaban los periactos que eran unos apuntadores de base triangular,
tenían estos unas mamparas o paneles prismáticos, en cuyos planos o caras se dibujaban,
distintos decorados, de acuerdo a los requerimientos de la escena que se estaba
representando.[2]
En la disposición tradicional a la italiana, la sala frente al escenario suele tener una forma
de herradura, en los teatros más antiguos. La parte baja, la más amplía, es la platea o patio
de butacas, donde los sillones o butacas se reparten en filas separadas por un pasillo central
y enmarcadas por dos pasillos laterales. En los teatros más antiguos, el piso del patio de
butacas es plano y ligeramente inclinado para preservar un mínimo de visibilidad. En los
teatros contemporáneos, detrás del patio de butacas se encuentran los palcos y un anfiteatro
en gradas que permite una buena visibilidad del escenario desde las filas más alejadas.
Para mayor aprovechamiento del espacio disponible en altura, la sala se estructura en varias
plantas. Sobre el patio de butacas pueden existir una o dos amplías plantas voladas y
retranqueadas. Los paramentos centrales y laterales se dedican a los palcos o a galerías
abalconadas que se reparten en varias plantas. Tradicionalmente, la parte más alta del teatro
se denomina gallinero; es la de menor visibilidad y la más económica.
Así, de mayor a menor precio de la entrada, el teatro se estructura en platea (planta baja),
palcos (situados en la entreplanta) y anfiteatro (situados en las plantas superiores).[3]
Supersticiones
Son muchas las supersticiones que se han conservado en el medio teatral de la cultura de
Occidente, creencias y costumbres que han ido perdiendo fuerza en tiempos más recientes
pero que aún determinan el «modus operandi» en diferentes aspectos del espectáculo. Tan
dispares como absurdas, de la larga lista de supersticiones se pueden mencionar:[4]
Sobre los estrenos
1. A muchos actores les parece de mal gusto que, en público, se les llame por el nombre del
personaje que interpretan.
2. Por prudencia, un actor nunca debe silbar, si es necesario puede canturrear.
3. Engancharse el traje en el decorado es un aviso de equivocación en el recitado de su
papel.
4. Da mala suerte mirar por detrás a alguien que se esté maquillando.
5. Muchos actores todavía salen a escena con alguna clase de objeto "mágico" o amuleto. El
más tradicional ha sido la pata de conejo.
6. Da mala suerte poner los zapatos dentro de una caja o sobre la mesa.
7. Salvo en obras en las que se busca el guiño o la implicación del público, puede ser de mal
augurio mirar al patio de butacas.
8. Entre los ingleses, que una actriz haga punto durante un ensayo, incluso en el camerino,
garantizará un buen lío en la representación. [5]
9. Conviene empezar y terminar la temporada con el mismo traje o vestido (y no son
recomendables las telas "a lunares".
10. Durante mucho tiempo se consideraron gafes en el escenario: las flores naturales, los
niños y los caballos.[6]
Obras gafes
1. Macbeth de Shakespeare, y en especial su escena de las brujas, es una de las obras con
más supersticiones negativas. Siempre se recuerda como ejemplo que en 1964 se quemó
un teatro nuevo de Lisboa donde se representaba la obra.[7]
2. En España, en la década de 1930, era de mal agüero representar la obra de Jacinto Grau,
El señor de Pigmalión.
3. También en España, ganar el Premio Lope de Vega podía suponer no volver a estrenar.
Véase también
Referencias
Enlaces externos