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Marx Doscientos Años Después

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MARX:

¡DOSCIENTOS AÑOS DESPUÉS!


(1818-2018)

(compilación)

Proyecto Editorial
Medio Pan y Un Libro

Colegio Enrique Olaya Herrera


Institución Educativa Distrital

CÍRCULO DE ESTUDIANTES
ESCRITORES PAN Y LIBRO DEL
PROYECTO EDITORIAL
MEDIO PAN Y UN LIBRO
DEL
COLEGIO ENRIQUE OLAYA HERRERA
IED

2018
MARX:
¡DOSCIENTOS AÑOS DESPUÉS! (1818-2018)

(COMPILACIÓN)
No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y
estuviera desvalido en la calle no pediría un pan, sino que
pediría medio pan y un libro. Federico García Lorca (1931)

Proyecto Editorial
Medio Pan y Un Libro
Rector: Edgar Riveros Leal

Marx: ¡doscientos años después! (1818-2018)


Derechos reservados, Copyrigtht© 2018, por Proyecto Editorial
Medio pan y un libro del Colegio Enrique Olaya Herrera IED
Primera edición

Derechos reservados, Copyrigtht© 2018 por los autores: David


Romero D., Alberto Isaac Rincón, Claudio Ramírez Angarita, Olga
Díaz T., Andrés Estupiñán Meneses, Hermes Alonso Baquiro E.,
Nelson Enrique Barrero G., Cristhian Santos G., Alexander Pereira
G, Rogelio Acevedo Oquendo
Iván Potier H. (trad. al inglés). Andrés Cruz (trad. al portugués)
Prólogo por: Dr. Samuel H. Carvajal R. (UNESR)
Aval académico: CESOLAT (Ecuador); FILAPE (Venezuela);
FOC (Colombia)
Coordinación de compilación y edción: Claudio Ramírez Angarita
Revisión y corrección de estilo: Rogelio Acevedo O., César A.
Patiño T., David Romero
Diagramación y diseño: Claudio Ramírez Angarita
Traducción al inglés por Iván Potier H. Portugués: Andrés Cruz
Fotografía: Archivo Fotográfico del Proyecto Editorial EOH-IED
ISBN: 978-958-99794-9-5
Tiraje de la presente edición: 100 ejemplares. Se hace el depósito
de ley.
Se publica edición electrónica en sitio oficial en: http//
www.colegioenrieuolayaherrera.edu.co

Portada: Lo que representa el Marx vigente y presente, por Claudio


Ramírez Angarita

Permitida la reproducción total o parcial de este compendio por


cualquier medio electrónico o mecánico siguiendo las normas
internacionales de citación y siempre y cuando sea para fines
académico-pedagógicos. Texto sometido a lectura de pares
expertos.
estudiantesescritores@olayista.com

Bogotá DC, Colombia, 2018


¡LA VIGENCIA DEL FANTASMA!
¿Retorna el fantasma? …ha sido tildado de filósofo,
economista, sociólogo, antropólogo, periodista, sin saber o
haber aprobado –él mismo- tales epítetos. Señalado de
inspirador, mente maestra o mesías, por una orilla; y de
infame, ateo, vago, y hasta “encarnación” de Beelzebú, -entre
los más suaves improperios-, por la otra orilla ideológica.
Simplemente, Karl Heinrich Marx era, es y será solo eso:
Marx. ¿Qué sería de él sin toda esa polémica tejida a su
alrededor? Mas, recomiendo explorarle en todas sus facetas,
versiones y obras propias para no caer en las injusticias y
"criticonerías" infundadas o apologías
Lo único cierto, seguirá siendo considerado el pensador
más influyente de los últimos doscientos años. Su estilo lo
hace un referente propicio para la constante búsqueda de las
respuestas para comprendernos como sujetos llamados a
concienciarnos del papel transformador que llevamos dentro,
y el cual podemos concretar para conseguir la emancipación
de las fuerzas que nos someten.
Sus posturas sobre la alineación-enajenación, junto a las
tesis sobre la influencia material de las fuerzas
socioeconómicas e históricas, de una manera dialéctica e
interrelacionadas, hacen de sus ideas una verdadera mina aún
por descubrir, dignas de estudiar.
Por aquello y mucho más, en esta ocasión, el Proyecto
Editorial Medio pan y un libro del EOH-IED presenta una
compilación, fruto de la convocatoria hecha a propósito del
bicentenario del nacimiento de este pensador o, mejor, de este
vigente sociopensador.
Dejemos, pues, la voz a nuestros voluntarios que siguen
invocando al fantasma…

Quito-Guayaquil (Ecuador), octubre de 2018


Claudio Ramírez Angarita
Líder Proyecto Editorial Medio Pan y Un Libro del EOH 2015-2016
THE SPECTER STILL STANDS!

Is the haunting specter back? He has been entitled a


philosopher, an economist, a sociologist, an anthropologist, a
journalist without his own approval. From one perspective he
is seen as an inspiration, or a master mind or even a messiah;
however, from another ideological view, he is slandered as a
wicked, atheist, idle one, as well as the incarnation of
Beelzebub. These are just the softest insults against him.
Actually, Karl Heinrich Marx was, is and will be just Marx.
Undoubtedly, without all that huge amount of controversies
he would not have reached the top of the heap. No apology.
It is worth exploring all his enriching and diverse traits,
versions and works so as not to unfairly criticize him.
Definitely, he will remain the most influential thinker in the
last two centuries. His thinking vein has become a significant
reference in our permanent search for understanding
ourselves as active subjects who must be aware of our own
transforming role. Grounded on this, we are surely able to
emancipate from the forces submitting us.
Marx’s stances to alienation, -together with his thesis on
Material influence of socioeconomic and historical forces, are
invaluable ideas which deserve genuine inquiry from a
dialectical outlook. Building further on this, the writing
project Medio pan y un libro at Enrique Olaya Herrera
School (Bogotá, Colombia) introduces this compilation,
which pays homage to Karl Heinrich Marx’s memory in his
bicentennial birthday’s celebration. His thought still stands
relevant as a social thinker.
Therefore, allow our contributors to raise their voices
invoking the haunting specter.
Receive my warm and fraternal greetings.

translated by Iván Potier H.


¡A VIGÊNCIA DO FANTASMA!

¿Retorna o fantasma ... tem sido rotulado de filósofo,


economista, sociólogo, antropólogo, jornalista, sem saber o
ter aprovado tais epítetos. Referido de inspirador, mente
mestre ou messias, por uma margem; de infame, ateu,
preguiçoso, e até “encarnação” de Beelzebúe entre os mais
suaves impropérios, pela margem ideológica. Simplesmente,
Karl Heinrich Marx, era, é e será só isso: Marx. ¿O que seria
dele sem toda essa polemica tecida a seu redor? Porém,
recomendo explorar lhe em todas suas facetas, versões e
obras próprias para não cair nas injustiças e “criticonerías”
infundadas.
O único certo, seguirá sendo considerado o pensador mais
influente dos últimos duzentos anos. Seu estilo o faz um
relativo favorável para a constante procura das respostas para
nos compreender como sujeitos chamados a tomar
consciência do papel transformador que levamos dentro, e o
qual podemos concretar para conseguir a emancipação das
forças que nos sometem.
Suas posições sobre a alienação, junto ás teses sobre a
influência material das forças socioeconômicas e históricas,
duma maneira dialética e inter-relacionadas, fazem de suas
ideias uma verdadeira mina ainda por descobrir, dignas de
estudar.
Por aquilo e muito mais, nesta ocasião, o Proyecto Editorial
Medio Pan y Un Libro del EOH-IDE apresenta uma
compilação, fruto da convocatória feita a propósito do
bicentenário do nascimento deste pensador ou, melhor, deste
vigente sócio-pensador.
Deixemos, pois a voz a nossos voluntários que seguem
invocando o fantasma...
Sempre fraternal e sinceramente...

Tradução por Andrés Cruz M.


ACLARACIÓN EDITORIAL

Los escritos que aparecen en esta compilación corresponden al


derecho de expresión de los respectivos autores. Son textos de
carácter académico. Son de responsabilidad individual y no
comprometen el pensamiento institucional ni del Colegio Enrique
Olaya Herrera ni del Proyecto Editorial Medio Pan y Un Libro, ni
de ningún componente del mismo. Cada autora y cada autor, asume
la responsabilidad por los derechos de autoría y conexos,
contenidos en el trabajo general, así como su eventual información
sensible publicada en este trabajo.
Esta compilación cuenta con los avales académcios de tres
prestigiosos equipos de investigaciones como lo son el LIFAPE de
la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez, de
Venezuela. El grupo de investigación en sociología CESOLAT de
Ecuador. Y por Colombia, el Observatorio Multidisplinar para la
construcción del conocimiento.

Esta edición se presenta a la comunidad académica en general,


y es sin ánimo de lucro.
Atentamente,

Comité Editorial 2018


estudiantesescritores@olayista.com
Marx: doscientos años después (1818-2018)

CONTENIDO

A modo de Prólogo: Marx en nuestra cotidianidad o las


muertes de Marx……………………………..………. 13
Samuel H. Carvajal Ruíz

A Marx……………………………………………………… 17
David Romero Dávila

La visión del hombre en Karl Marx ………………….….. 21


Alberto Isaac Rincón

Los cuatro amores de Marx: entre lo filial, la amistad y la


indignación ………………………………………………… 39
Claudio Ramírez Angarita-Olga Díaz Torres

La trascendencia del pensamiento de Marx y Engels en el


desarrollo de la radiactividad como ciencia: el caso de Sergei
Vavilov ………………………………………………….…...65
Julio Andrés Estupiñan Meneses

Marx y la Revolución de Octubre ………………………… 87


Hermes Alonso Báquiro E.

Marx y Freud: la mercancia y la desaparición del sujeto....97


Nelson Enrique Barrero García

El método dialectico de Marx como horizonte interpretativo de


los estudios del lenguaje y la comunicación en la interacción
social ……………………………………………………..…. 105
Cristhian Ricardo Santos G.

Elementos del pensamiento de Marx para un análisis de la


educación escolar ……………………………………….…. 121
Alexander Pereira-García

11
Marx: doscientos años después (1818-2018)

El concepto de naturaleza en Marx y su tergiversación en el


marxismo vulgar ………………………………………….….145
Rogelio Acevedo

Anexos
Karl Marx……………………………………………………...169
Thesen uber Feuerbach (Tesis sobre Feuerbach)

Cuatro ideas de Karl Marx que siguen vigentes 200 años


después de su nacimiento…………………………….……….173

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Marx: doscientos años después (1818-2018)

A MODO DE PRÓLOGO
MARX EN NUESTRA COTIDIANIDAD O LAS
MUERTES DE MARX
Samuel H. Carvajal Ruíz1
cursosunesr2015@gmail.com

El 17 de marzo de 1883, Friedrich Engels ante la tumba de


Karl Marx, sentenció: “Su nombre vivirá a través de los
siglos, y con él su obra.” El decurso de la historia ha dado
cuenta de la potencia de esta aseveración. Marx ha muerto
muchas veces, de la misma manera que ha resucitado. Lo que
significa que siempre ha estado allí, entre nosotros, jamás se
ha marchado.
Un primer intento de hacerlo desaparecer fue mediante la
cooptación de su pensamiento por los marxismos surgidos
desde el minuto cero de su desaparición física, allá en las
postrimerías del siglo XIX. Luego, durante todo el siglo
pasado, corporizado en las revoluciones formalizadas en la de
octubre de 1917, la cual deriva en la posterior constitución de
los Estados socialistas forjados durante el período de la
Guerra fría, con el liderazgo de la Unión de Repúblicas
Soviéticas Socialistas (URSS). El historiador inglés Eric
Hobsbawm afirmaba que, con la caída del muro de Berlín,
Marx quedó liberado “… de la identificación pública del
leninismo en teoría y con los regímenes leninista en la
práctica.”2 Renacía de esta manera Marx. Por tanto, la
dialéctica en estado puro.
Pero, esta forzada y prematura muerte de Marx no sólo era
consecuencia del “fuego amigo”. También los adversarios

1
Venezolano. Doctor en Ciencias de la Educación. Profesor de la
Universidad Nacional “Simón Rodríguez”- Caracas.
2
Hobsbawm, E. Cómo cambiar el mundo. Barcelona: Crítica, 2011, p. 15.

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Marx: doscientos años después (1818-2018)

históricos de Marx – enquistados hegemónicamente en el


espectro mediático – se aventuraron a cavar una profunda
fosa, por allá en los lejanos años 80, cuando la ofensiva
neoliberal hacía su particular festín con la implementación de
los “Programas de ajustes” en la generalidad de los países de
la región y del mundo. Eran los tiempos estelares de Reagan
y de la señora Thatcher. En los países del cono sur americano
la receta neoliberal se seguía al pie de la letra, con el
particular protagonismo de los gobiernos de facto que
campeaban en esa zona.
En este contexto el semanario estadounidense Newsweek
aventuró el titular: “Marx ha muerto”. Presagiaba la revista la
inminencia de los acontecimientos que culminaría con la
desaparición del Bloque Soviético. El marxismo se convirtió
en una mala palabra y erróneamente, incluían a Marx como
uno de los damnificados. Por entonces, Umberto Eco
respondía a tal pretensión necrológica que Marx era un
muerto que gozaba de buena salud. La posteridad parece
darle la razón.
Francis Fukuyama ensayó escribir el epitafio y clavar la
lápida sobre la tumba en construcción con su hipótesis sobre
el fin de la historia. En tiempos de desbandada de las
izquierdas marxistas, el terreno era fértil para los oportunistas
y renegados de todo tipo y ralea.
Los postmodernos entendieron también que era “su
momento” y enfilaron la artillería intelectual hacia Marx y su
obra. Se impusieron las tesis que abonaban en la idea de
desechar “las viejas categorías”, “conceptos en desuso”
decían, por ejemplo, el de lucha de clases, que junto al de
plusvalía, constituyen dos dispositivos analíticos medulares
para el análisis de las formaciones histórico sociales en la
obra de Marx y que, pese a ese intento de extrañamiento, en
la actualidad mantiene toda su vigencia.

14
Marx: doscientos años después (1818-2018)

También fue excomulgado de las universidades. En muchos


centros de “educación superior” se penalizó (aún persiste este
tipo de sanciones), la lectura y estudio de su obra. Otra parte
de la academia – acostumbrada a hacer hagiografía de Marx
hasta el hartazgo-, se plegó rápidamente a la “moda
intelectual” postmoderna cuyo barniz ideológico en contra de
los “totalitarismos”, sirvió de excusa para expulsar de las
universidades y centros de estudios al pensador alemán.
Cuando el magnate Warren Buffett se aventuró a afirmar que
efectivamente sí "Hay una guerra de clases, de acuerdo, pero
es la mía, la de los ricos, la que está haciendo esa guerra, y
vamos ganando"3, evidenciaba el conflicto histórico entre
capital y trabajo, develado tempranamente por Marx cuando
se refería al despojo sistemático que hace el capitalista del
esfuerzo del trabajador, es decir, de su trabajo y del acelerado
proceso de concentración de capital en pocas manos producto
entre otras cosas de ese despojo.
Marx disecciona el capitalismo británico, como referente
histórico de las aspiraciones y proyecciones expansionistas
del sistema para la posteridad. En ese orden de ideas, advierte
sobre el ritmo de acumulación de riqueza en unos pocos y de
crecimiento del capitalismo global el cual considera
insostenible, dada su dependencia y al carácter depredador de
la naturaleza.
En el centro del asunto está uno de los grandes aportes de
Marx a la teoría del valor que tendría repercusiones
trascendentales en el campo de las ciencias sociales y de
manera específica, al de la economía política: se trata de los
hallazgos sobre el valor real del esfuerzo físico, intelectual y
espiritual del trabajador en la generación de mercancías y,
consecuentemente, la determinación del trabajo como

3
https://www.elmundo.es/blogs/elmundo/billonarios/2014/06/10/palabra-
de-warren-buffett.html

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Marx: doscientos años después (1818-2018)

mercancía. Establece así el concepto de plusvalía imbricado


sistémicamente al crecimiento originario del valor del dinero
puesto en circulación dentro del sistema de intercambio y
mediaciones sociales capitalistas.
Con ello crea y recrea una ontología del trabajo, en el que
concibe al trabajo como proceso histórico social y, de manera
especial, vital para el estudio del desarrollo del capital y de la
praxis capitalista. "El trabajo útil es la condición de la
existencia humana, condición independiente de todas las
formas de sociedad, necesidad perenne y natural, sin la cual
no se mediaría el intercambio material del hombre con la
naturaleza.”4 De allí que ese proceso entre el hombre y la
naturaleza; es decir, el trabajo, constituye una interacción
clave para la supervivencia del primero.
La potencia histórica de un personaje como Marx desplegado
a lo largo del tiempo, resulta inevitable. Aunque no
queramos, siempre nos “tropezaremos” en nuestras
cotidianidades con él y su obra. Hoy su relectura se hace
imprescindible para abonar en la comprensión y, en aquellos
que persistimos, en la transformación de las realidades en las
que somos protagonistas.

Caracas, 25 noviembre de 2018


SHCR

4
Marx, K. El Capital. Crítica de la economía política. México: Fondo
de Cultura Económica. Tomo I, cap. I, p. 24.

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Marx: doscientos años después (1818-2018)

A MARX

David Romero Dávila5

En la evolución de la historia humana


salió el tirano desde muy temprano
a cambiar de traje y a cambiar de nombre,
mas, su esencia voraz, oculta, arcana,
ante el pueblo inculto, ingenuo, pagano
empotró su ley avasallando al hombre.

Durante el comunismo primitivo,


un estadio que duró miles de años,
el hombre nómada, agreste explotaba,
en busca del bienestar colectivo,
lo que, sin generar mayores daños,
algún terreno le proporcionaba.

Poco a poco y con el pasar del tiempo,


caza y pesca, agricultura, pastoreo
y bienes sobrantes, del campo bases,
trueque y mercader, no sin contratiempo,
abrieron paso en un mundo incauto, ateo,
legitimando la lucha de clases.

El esclavismo inicia la explotación


del hombre por el hombre, ahora alienado,

5
Colombiano. Licenciado en filología e idiomas Universidad Incca de
Colombia. Magister en Comunicación-Educación Universidad Distrital
Francisco José de Caldas. Docente universitario. Arbitro, lector
(corrector de estilo Revista Papeles de la Universidad Antonio Nariño.
Corrector de estilo Proyecto Editorial Medio Pan y un Libro. Docente de
planta de la Secretaría de Educación del Distrito, I.E.D. Enrique Olaya
Herrera. Davidromerodavila686@gmail.com

17
Marx: doscientos años después (1818-2018)

atrapado en los campos africanos;


su fuerza de trabajo, crea en sumisión,
bienes y servicios, enajenado,
y la aculturación de sus hermanos.

La invasión a América, malhadada,


engendró colonias empobrecidas;
de hijos de dioses pasamos a esclavos,
a ser una región mustia y saqueada;
dispusieron de bienes y de vidas
religión e idioma, sutiles clavos.

En el medioevo surge el feudalismo,


la riqueza es del dueño de la tierra;
feudal, amo de feudo y campesinos
reclama al siervo, en su procaz cinismo,
renta en trabajo y en especie, sin guerra,
y rige, de los hombres sus destinos.

La iglesia expropia riqueza terrena,


inculpando de apóstatas y herejes
a quienes no obedecen sus preceptos,
y compra almas brindando vida eterna;
la inquisición urde tejemanejes
para dar bulas y ganar adeptos.

En la burguesía, el látigo y el cura


son remplazados por libros y estudio;
son explotados fuerza de trabajo,
producción intelectual y cultura;
la educación negocio, ¡qué repudio!,
de textos instructivos un legajo.

Capitalismo, Estado y aval legal


justifican e impulsan la explotación;

18
Marx: doscientos años después (1818-2018)

El contrato obrero - capitalista


muestra como igualitario y cabal
un vínculo que a la postre es desazón,
oculto en libertad y avance altruista.

Las normas amparan la plusvalía:


el capitalista paga al obrero
lo preciso para sobrevivir,
robándole el valor que producía
durante un día como jornalero,
liado a un salario para malvivir.

El afán fabril y capitalista


distribuye el mundo entre los imperios;
dominando vidas y territorios
crean un mercado neocolonialista
imponen soberanía y criterios,
y aprovechan y ensanchan sus emporios.

Además de estos fatídicos hechos


emergen insensibles alimañas,
cínicos, se reparten los poderes,
roban recursos, violan los derechos
perpetúan a los de su calaña,
con alianzas de viles mercaderes.

Del fisco nada invierten en salud,


servicios públicos ni en educación;
crecen problemas de movilidad,
y la corrupción se volvió virtud;
el campo muere de hambre y la población
despojada, de tierra y dignidad.

en los grandes poblados y ciudades


aumenta inseguridad y el desempleo,

19
Marx: doscientos años después (1818-2018)

avaros dueños llenan sus baúles


y diputados tapan sus ruindades,
devengando millonadas cual trofeo
para ir a dormitar en sus curules.

Roban inconmensurables baldíos


y miles de fructíferas hectáreas;
urden y construyen regadío y angra
y desvían el cauce de los ríos
para rentabilidad de sus áreas,
y entretanto mi patria se desangra.

El milenario deseo a emanciparse


de la servidumbre que hemos permitido
aviva mi ira para cambiar esto:
mejores condiciones han de crearse
con un nuevo sistema educativo
que borre todo pasado funesto.

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Marx: doscientos años después (1818-2018)

LA VISIÓN DE HOMBRE EN KARL MARX


Alberto Isaac Rincón Rueda1
aisaac_rincon@yahoo.es

Introducción
¿Qué es el hombre? es una de las preguntas fundamentales en
el desarrollo de la filosofía.
Karl Marx (1818-1883) en sus escritos se centra en una idea
de hombre: el obrero, que está sometido a las políticas
dictadas por los gobernantes, los empresarios, la aristocracia
y patrones que fijan el destino de miles de hombres
trabajadores. El obrero que vive de la venta de su fuerza de
trabajo intelectual o físico y así tenga la formación académica
más alta es un obrero calificado que, sometido, depende de
un salario y un patrón.
Esa visión alienante conduce a Marx a tratar de determinar
cómo, ese ser humano, puede recuperar en la historia su
condición de ser hombre y no limitarse a ser un simple objeto
de producción a quien le pagan un dinero, que no cubre sus
necesidades. Pero además señala que existen en el mundo
millones de individuos que no están vinculados al proceso
productivo y conforman los mal llamados escorias,
desechables, desocupados o lumpen, muchos de ellos en un
momento de su vida contribuyeron con su trabajo a la

1
Colombiano. Licenciado en filosofía e historia y también licenciado en
Ciencias religiosas. Magister en Ciencias religiosas, Filosofía
latinoamericana y en Historia. Doctor en educación y tiene postdoctorado
en comunicación. Es miembro fundador de la Fundación Observatorio
para la Construcción del Conocimiento. Se ha desempeñado como
docente universitario y en educación de base.

21
Marx: doscientos años después (1818-2018)

generación de riqueza para quienes los contrataron, estos que


acumulan grandes ganancias, con la explotación del hombre.
Al asumir esa visión de hombre desde Marx, se asume
igualmente, una situación que implica, según Michel
Landmann, “la reflexión del hombre sobre sí mismo, (que)
surge primeramente en confrontación con los dioses, en
Homero los dioses se llaman los “inmortales”. Junto a ellos
está el hombre “el mortal efímero” sueño de una sombra”
(Landmann, 1987, p. 65); lo que indica la efímera realidad
del hombre que no puede estar sometido a las decisiones de
unos pocos que le niegan la posibilidad de ser tal. Marx, con
su filosofía revolucionaria, exige que el hombre “sea lo que
es: hombre” y no la negación, que la historia del
sometimiento y la opresión, ha hecho de él.
Marx y el hombre
Quizá la preocupación esencial de la reflexión marxista fue el
hombre y sus circunstancias en la época que vivió,
circunstancias que en muchos aspectos se mantienen
actualmente.
El individuo en su condición laboral es arrollado por las
políticas de los grupos que manejan la economía del mundo y
trasciende todas las fronteras políticas y sociales, afectando la
calidad y condición de vida de miles de hombres. Hombres
para los que Karl Marx buscaba reivindicaciones a través de
sus ideas filosóficas, políticas, económicas, reclamos que
irían a mejorar la condición del hombre, la sociedad y los
pueblos. Es así que, “Marx, si bien sólidamente formado en la
cultura filosófica e histórica de la época, sentía fuerte
inclinación hacia el estudio de la realidad concreta, hechos,
historia, estado de las leyes, condiciones económicas y
sociales etc.” (Ferrater, 1994, p. 2300).

22
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Por eso el marxismo centra el núcleo de sus diferentes


interpretaciones de la realidad y de sus proyectos políticos y
económicos, en la condición del hombre, específicamente de
los trabajadores y obreros explotados, gentes en condiciones
de marginalidad y pobreza. De tal manera que el ideal del
marxismo es sacar a esas personas de esas situaciones
atendiendo a su idea de hombre y persona con derechos y
deberes en su vida en sociedad, ya que “todas las actividades
humanas están condicionadas por el hecho de que los
hombres viven juntos, si bien es solo la acción lo que no cabe
ni siquiera imaginarse fuera de la sociedad de los hombres”
(Arendt, 2005, p. 51).
Estas sociedades han sido conformadas para permitir llevar
una vida digna en la que los hombres, con sus acciones, sean
los protagonistas esenciales de ese engranaje. Sociedades que
tienen su historia y su tiempo y en ellas está el hombre con
sus situaciones y la lucha desatada por el dominio de unos
sobre otros en lo político y en lo económico, lucha que ha
llevado a cometer barbaridades en la búsqueda de ese
sometimiento del hombre, la sociedad y la humanidad. Lo
que manifestó Carlos Marx en su época mantiene su vigencia
aún hoy: “la historia de todas las sociedades que han existido
hasta el presente, es la historia de la lucha de clases” (Nicola,
2002, p. 947).
Es la lucha del hombre por su existencia en todos los
tiempos, hombres libres o esclavos; plebeyos o patricios;
burgueses o campesinos; terratenientes o siervos; capitalistas
o asalariados; oprimidos y opresores que luchan por el
mantenimiento de su estado unos, los opresores; o para
liberarse del sometimiento los otros, los oprimidos. Es el
interés por someter a las personas a condiciones mínimas e
incluso infrahumanas en propio beneficio. Es la existencia de
estados amparados por las leyes; estados democráticos en los
que la condición humana es deplorable como ya había

23
Marx: doscientos años después (1818-2018)

acontecido en épocas lejanas de la historia de la humanidad.


Como lo afirmó Marx:
(…) encontramos una completa articulación de la sociedad
en diversos órdenes o estados, una gama multiforme de
posiciones sociales. Patricios, caballeros, plebeyos y
esclavos en la antigua Roma; señores feudales, vasallos,
miembros de la corporaciones, aprendices y siervos de la
gleba en la Edad Media y, además, casi todas estas clases
contienen otros estamentos sociales. (Nicola, 2002, p. 947)
El hombre de acuerdo con su condición social lucha por
mantenerse, alguno sosteniendo el poder político, otro por
sobrevivir enfrentando y combatiendo ese poder político y
económico. Tal poderío fue alegado en muchos momentos en
occidente, como herencia entregada por Dios, por lo que
aristócratas y nobles eran intocables y podían someter al
hombre y a la sociedad a sus designios –caprichos-. Es así
que la burguesía europea surgió de un feudalismo en mengua
en ese continente, y se va a reproducir en América Latina
cuando invaden el continente y ejecutan uno de los más
grandes genocidios de la humanidad; desplazamiento,
explotación y dominación de la población nativa en nombre
de las monarquías de la época y de la Iglesia Católica.
Esta dominación fue construida sobre políticas de
humillación y sometimiento de la población nativa; con unos
gobiernos que van consolidando una burocracia corrupta y
una aristocracia que se va perpetuando, apoderándose de las
tierras y dejando en condiciones de pobreza e indigencia a los
nativos. Aristocracia que se mantiene cometiendo atropellos
y, devenida en clase dirigente, libera a estos pueblos de la
monarquía española, pero mantiene para sí el poder político y
económico, incubándose una lucha de clases entre el hombre
oprimido y el hombre opresor así se hayan promulgado los
derechos del hombre en la Revolución Francesa. La realidad
es que, como enseña un proverbio africano: “Hombre o

24
Marx: doscientos años después (1818-2018)

mujer, rico o pobre, no son esencialmente diferentes; todos


son seres humanos nacidos de mujer y destinados a morir.
(Proverbio mongo –Congo-)” (Hersch, 1973, p. 280).
La situación se mantiene, aunque con otro ropaje y Carlos
Marx exigía que esa realidad cambiara, que el hombre
oprimido ejerciera su derecho de ser hombre de carne y hueso
que siente, llora, sufre o es feliz, so pena que su futuro sea
incierto. Cuando las clases dominantes sólo se preocupan por
el poder económico que va de la mano con la política,
siembran injusticia.
La burguesía explotadora, en la historia de occidente, se ha
ido consolidando sin que se le presente casi ninguna
oposición. La lucha de clases, por el contrario, es el camino
hacia la liberación de la humanidad y la riqueza de las
naciones. Esta tensión se refleja en las políticas económicas
del mundo, en la lucha por mantener la hegemonía de los
opresores, ricos industriales capitalistas, que han llevado a
guerras por las materias primas y el poder económico, como
acontece con el neoliberalismo, tensión que se resuelve
cuando se acepte que “el pilar sobre el cual debe construirse
la alternativa a la globalización económica neoliberal,
consiste en redimensionar la globalización política, entendida
como interdependencia mayor de los pueblos del orbe”
(Fazio, 2003, p. 172).
El neoliberalismo desarrollado con estrategias tales, que
conducen a la dominación de los pueblos convirtiéndolos en
dependientes sometidos, así el hombre se configura en una
marioneta. Apoyados en la tecnología se aísla a las personas
y comunidades, lo que impide la lucha de clases y la
liberación de los pueblos y del hombre. En aquellos lugares
donde se ha alcanzado algún cambio a partir de las ideas de
Carlos Marx, se ha desplegado el terrorismo económico y
humanitario acorralando a las autoridades buscando su caída,

25
Marx: doscientos años después (1818-2018)

se llevan a cabo agresiones militares y guerras en las que se


pierden numerosas vidas en la búsqueda de su objetivo, que
es alcanzado en muchos casos: la caída de los gobernantes,
situaciones ante las que la comunidad internacional opta por
un silencio cómplice.
El desarrollo de la lucha que se planteó a partir de las ideas
de Marx contra el poder burgués capitalista, la cual simplifica
la estructura de la sociedad (burguesía y proletariado) y que
se sostiene en el poder; no es una lucha fácil para los
trabajadores, ya que la burguesía misma ha representado la
alternativa. En ese orden, Carlos Marx dice:
(…) la burguesía ha jugado un destacado papel
revolucionario en la historia. Allí donde ha alcanzado el
poder, ha demolido todas las relaciones feudales y
patriarcales. Ha desgarrado despiadadamente los múltiples
vínculos feudales que unían a los hombres con sus
superiores naturales, y no ha dejado ningún otro vínculo
entre hombre y hombre que no sea el desnudo interés o el
insensible pago en efectivo contante y sonante. (Nicola,
2002, p. 948).
Esto ha significado que obtengan el dominio del mundo sin
muchas complicaciones, dominio en el que el hombre se ha
convertido en un consumidor compulsivo; en el que los
sistemas democráticos, con sus políticas en defensa de la
libre competencia, permite que prime lo económico sobre la
condición del hombre como ser humano, situación que en
estos tiempos históricos sigue latente como lo anunció Marx:
(…) la burguesía elimina cada vez más la dispersión de los
medios de producción, de la propiedad y de la población. Ha
condensado a la población, centralizando los medios de
producción y concentrado la propiedad en pocas manos la
consecuencia inevitable ha sido la centralización política”.
(Nicola, 2002, p. 949)

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Marx: doscientos años después (1818-2018)

Este escenario se ha mantenido, así la historia del hombre


muestre cambios en las condiciones políticas del mundo; pero
sigue la lucha por la imposición de políticas que están en
contravía de los pueblos y de la persona que se sostiene con
falsos ideales democráticos, en donde no es partícipe el
obrero, sino la burguesía capitalista para mantener sus
privilegios económicos y políticos en tanto que el pueblo se
debate en la miseria, en la que el hombre ha perdido su
horizonte y su dignidad.
En esa realidad se juega la vida sobreviviendo a diario dentro
de unos sistemas políticos-sociales injustos, en los que prima
el capital y la ganancia por encima de la condición del
hombre. Es ese el mundo que ha construido la ceguera de
algunos hombres. La burguesía capitalista que en su afán de
poder político y de dinero no dimensiona las condiciones del
otro. Ese otro que ocupa un espacio en este mundo y que ha
sido llevado a una lucha de oprimidos contra opresores, y que
busca la recuperación del sentido de persona y de su dignidad
como dice un proverbio ruso “El hombre pone su esperanza
en el hombre” (Hersch, 1973, p. 320).
Así, se presenta la lucha de clases entre los opresores que
niegan la condición de hombre y los seres humanos
oprimidos que son parte de este mundo existencial. Lucha de
clases, que para Marx es la reivindicación de ese hombre
trabajador que debe ser reconocido en un mundo excluyente
que lo ha llevado a trabajar y a producir para su
sostenimiento propio y el de su familia en condiciones de
servilismo, la lucha de clases es la protagonista esencial
donde los obreros toman la delantera contra aquellos que los
explotan.
La industria y la economía de mercado, son las armas que la
burguesía capitalista, junto con la política, esgrime contra los
trabajadores para tenerlos sometidos, políticas que han

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Marx: doscientos años después (1818-2018)

asumido muchos estados democráticos para tener a la


población reducida a su voluntad; pero desde el proletariado
surgen propuestas de cambios fundamentales que consolidan
la historia de las trasformaciones en aquellas partes en las que
el obrero dejó de ser el explotado marginado. Porque las
armas que, en el desarrollo de la burguesía y el capitalismo,
sirvieron para acabar con el mundo feudal, son las mismas
que se usarán en su contra ahora, pero “la burguesía no ha
forjado solamente las armas que deben darle muerte, ha
producido también los hombres que empuñaran sus armas,
los obreros modernos, los proletarios" (Marx.; Engels, 2008,
p. 30).
Esa es la lucha de los trabajadores por construir un mundo
mejor para la humanidad y significa la toma del poder
político, como se hizo con la revolución rusa a comienzos del
siglo XX donde la clase oprimida asume el control político y
económico, dirigida por Lenin quien desarrolla las ideas
marxistas en Rusia en la que se afirma que “Marx llega a la
conclusión de que es inevitable la transformación de la
sociedad capitalista en socialismo apoyándose única y
exclusivamente en la ley económica del movimiento de la
sociedad moderna. La socialización del trabajo” (Lenin,
1986, p. 29).
Desarrollando estas propuestas marxistas, los obreros y
trabajadores lograrían el pleno progreso, el nuevo sistema
político socialista económico se traduciría en mejoras de la
sociedad y del hombre, siendo justos en la retribución a los
trabajadores y equitativos en los beneficios sociales.
El marxismo genera en el siglo XX una época de guerras y
revoluciones donde los ideales de Marx van orientando
movimientos turbulentos acomodados a las circunstancias de
cada lugar. China, Vietnam, Cuba y otras sociedades se
lanzan por ese camino en busca del bienestar de sus

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Marx: doscientos años después (1818-2018)

pobladores, con gobernantes que defendieron a los


trabajadores y ciudadanos en general, pero esto lleva a que
los países capitalistas y el capital transnacional usando todas
las herramientas a su alcance, desde políticas de saboteo y
aislamiento hasta agresiones militares, intenten acabar con
los países y regímenes que siguieron el ideal socialista.
También es cierto que en nombre de las políticas e ideas
marxistas se cometieron crímenes y violaciones contra el
hombre y la población, gobernantes que promovieron la
corrupción y no permitieron que sus gobernados fueran
felices. Aunque el hedonismo afirmara que: “la felicidad y la
dicha no la proporciona la cantidad de riqueza ni la dignidad
de nuestras ocupaciones ni ciertos cargos y poderes, sino la
ausencia de sufrimiento” (García, C. et al, 2013, p. 80) Marx
con su modelo político social y económico pretendía que el
hombre y la sociedad no sufrieran y los trabajadores pudieran
ser partícipes en la construcción de una comunidad mejor,
con una participación política incluyente en la que la calidad
de vida fuera esencial y no permitir que las clases
dominantes, la burguesía capitalista continuaran sojuzgando
al trabajador, desconociendo la condición de hombre en el
obrero.
La concepción de hombre en Marx
En los escritos del filósofo alemán se ofrece una visión de
hombre circunscrita a las relaciones productivas y lo
denomina homo obrero o el hombre obrero que trabaja para
existir, pero una existencia limitada a la supervivencia en una
sociedad deshumanizada en la que el trabajo se instituye
como explotación, en muchos casos en condiciones
inhumanas ya que el hombre es tratado como un esclavo: que
cumple largas jornadas laborales y recibiendo una paga que
no corresponde al esfuerzo que realiza. Es lo que dijo Martin
Heidegger del hombre y su realidad, de su mundo y su labor

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Marx: doscientos años después (1818-2018)

“el ser humano no puede definirse sino partiendo de su


existencia, es decir de su posibilidad de ser o de no ser. La
existencia auténtica del hombre no es un hecho si no la
preocupación de ser” (Garaudy, 1970, p. 60), y es eso,
precisamente, lo que se le niega a cada trabajador, a cada
obrero, el poder ser humano a partir de su labor cotidiana.
El asalariado sabe que es explotado y maltratado por sus
empleadores, con el argumento que ellos dan la posibilidad al
obrero de desempeñar un oficio con la contraprestación de un
salario que casi nunca alcanza a cubrir sus necesidades.
Teniendo como excusa la producción, y la dictadura del
mercado que es lucrativo y especulativo en el que unos se
benefician, -los que tienen los medios y los modos de
producción- y son quienes acaparan las ganancias y otros -los
obreros- no se benefician de su trabajo. La afirmación de
Heidegger sobre el hombre refleja la realidad del proletario
en esta existencia. “El desamparo es el hombre emergente en
la nada, el que se haya arrojado en medio de su posibilidad,
su surgimiento carece de razón, es radicalmente contingente,
absurdo” (Garaudy, 1970, p. 60).
Así, para Heidegger el hombre es una posibilidad. Para el
marxismo es una posibilidad frustrada y debe tomar la
dirección de su existencia y de su ser, para llegar a ser
verdaderamente humano; plantea entonces la lucha de clases
donde el obrero tiene las herramientas para lograr su estatus
de hombre consolidando su propuesta de lucha
revolucionaria. Como lo dijo K. Marx y se afirma como
proyecto, según Heidegger cuando
(…) el hombre se lanza hacia lo posible, pero eso es lanzarse
al vacío, hacia lo que todavía no es, puesto que él está
cercado por la nada, nuestro porvenir se inscribe en la nada.
Por nuestros <proyectos> el mundo adquiere un sentido,
gracias al hombre, que, por su parte, no tiene sentido.
(Garaudy, 1970, p. 61)

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Marx: doscientos años después (1818-2018)

Ese proyecto es la lucha en su cotidianidad de ser trabajador


y conseguir estabilidad y calidad de vida; proponer cambios
sustantivos que den prioridad a sus necesidades, lo que no es
fácil puesto que los burgueses son los dueños de los medios
de producción, aunque son los obreros los que les generan
ganancias que ellos, los burgueses, van acumulando en
beneficio propio.
Sin olvidar, además, que los recursos de la burguesía, los
capitalistas y los terratenientes provienen generalmente del
despojo y el empobrecimiento de otros, -campesinos, obreros
y artesanos-. Y que, como afirma Smith, citado por Marx:
“los terratenientes como todos los hombres, gustan de
cosechar donde no han sembrado y piden una renta de la
tierra incluso sobre el producto natural” (Marx, 1993, p. 91)
el beneficio total sobre las tierras mal adquiridas, ha
ocasionado durante la historia de la humanidad muchos
conflictos, guerras, violencia, y desplazamiento en muchos
lugares del mundo, incluyendo América Latina desde la
llegada de los conquistadores españoles, los terratenientes,
latifundistas quieren obtener la mayor ganancia pagando e
invirtiendo lo mínimo, así existan leyes que amparan a los
trabajadores del campo y a todos los obreros. Esta es la cruda
realidad para muchos obreros del mundo. Es la caída que
sigue a la angustia de una vida inauténtica, y es el tercer
momento de la existencia en el pensamiento de Heidegger.
(La caída) ese impulso, que no es gobernado ni sostenido por
nada, a cada instante se pierde eso es el abandono de la
existencia autentica, la caída en lo cotidiano, en lo habitual
en lo establecido. El hombre cae en la red de todo eso y se
convierte en una cosa entre las cosas. Se ahoga en el uno
impersonal. (Garaudy, 1970, p. 61)
Es la cosificación de su existencia en lo que puede caer el
obrero por su situación de dependencia de un salario y, la
presión que ejercen sobre él para que produzca más en su

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Marx: doscientos años después (1818-2018)

oficio y satisfaga los intereses de los dueños de fábricas, de


las haciendas, de los almacenes y bancos. La amenaza latente
del despido por bajo rendimiento que hacen los dueños de la
producción a los trabajadores, para muchos es el fin de su
vida laboral y la muerte en vida si hay familia. Por eso Marx
invita a la lucha revolucionaria ya que “El salario está
determinado por la lucha abierta entre capitalista y obrero.
Necesariamente triunfa el capitalista” (Marx, 1983, p. 53).
La lucha del obrero por condiciones mejores ante la
explotación de la burguesía, debe concluir en acciones
revolucionarias ya que los dueños, los burgueses, no están
dispuestos a ceder ante las exigencias de los trabajadores que
son tratados como mendigos. Por eso Karl Marx proclama
que los obreros del mundo sean reconocidos por lo que son:
trabajadores que han contribuido al desarrollo del mundo, de
la humanidad y la cultura de los pueblos en los diferentes
campos que tienen que trabajar y, a veces, no son
reconocidos esos esfuerzos.
Pero el permanente despojo a que son sometidos los obreros
por parte de los patronos encuentra en los gobernantes sus
cómplices, por medio de leyes o actos en los que a los
obreros se les coarta en sus luchas, que son permanentes
incluyendo el derecho a la libre asociación. Para Marx “El
principio de la monarquía es el hombre envilecido,
despreciable, el hombre deshumanizado” (Marx, 1983, p.
106) lo que se refleja en cómo los gobiernos y todos los
dueños de la economía de una nación, manipulan a los
trabajadores para que no luchen por los derechos que tienen:
el trabajo, que significa calidad de vida y el derecho a la
existencia que en muchas ocasiones es apenas a la
sobrevivencia, como ha acontecido en distintos momentos en
la historia de la humanidad.

32
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Es la lucha por ser, por existir, porque “allí donde el principio


monárquico es mayoría, los hombres están en minoría, allí
donde no se pone en duda, allí donde ni siquiera se discute,
no hay hombres” (Marx, 1983, p. 106) y esto significa que
sólo existe el poder del gobernante por encima de los
gobernados; que se impone lo que quiere cada gobierno sobre
el pueblo que en su mayoría está constituido por trabajadores
que van siendo sometidos a la dictadura política, económica o
religiosa y que el pueblo -los obreros- van aceptando sin
protestar, siendo manipulados por el sistema político y los
medios de comunicación al servicio del capitalismo, el
neoliberalismo y los dueños del capital.
La burguesía y el capital industrial, buscan que el hombre, el
obrero no luche por sus ideales, por su deseo de ser libre
como lo planteó K. Marx y logre establecer sistemas políticos
en los que ellos sean los protagonistas. Por el contrario, se
establecen políticas que llevan al hombre al sin sentido de las
luchas políticas, pero sí orientando en él su transformación en
un “homo consumens, el consumidor total, cuya única
finalidad es tener más y usar más. Esta sociedad produce
muchas cosas inútiles y, en igual proporción, mucha gente
inútil” (Fromm, 2008, p. 47), situación que se ha constituido
en una política a nivel global en la que las personas sin
importar la condición de vida, son llevadas a la vorágine del
mercado donde el que gana es el burgués, el capitalista que
ha convertido al mundo, y al hombre en explotados, bajo el
signo de sumisión a la mercancía.
De esta forma el gran capital se va consolidando con el
despojo, no ya de la tierra y posesiones, sino de la misma
condición humana hasta convertir a los hombres en lo que
manifestaron Marx y Engels. “el lumpen proletario, ese
producto pasivo de la putrefacción de las capas más bajas de
la vieja sociedad” (Marx, Engels, 2002, p. 65).

33
Marx: doscientos años después (1818-2018)

La transformación de esta condición, está en la toma de


conciencia de las personas, hombres marginados, obreros
alienados, para luchar por un estado mejor tanto político
como económico. Debe partir como lo dijo C. Marx de “los
mismos hombres que establecen las relaciones sociales
conforme a su productividad material, producen también los
principios, las ideas, las categorías, conforme a sus
relaciones sociales” (Marx, 1984, p. 126).
Relaciones que debe establecer el hombre en la sociedad y en
el espacio que ocupa siendo el constructor de su mundo vital
o, al contrario, de uno deshumanizante, reprimido y
violentado por los burgueses que son los que oprimen no
permitiendo que el hombre surja. Ellos con el capital, las
industrias y el mundo del mercado y las finanzas, han llevado
a la ruina a muchas sociedades y al hombre, al obrero que se
pueden transformar en lumpen proletariado que, para Marx,
son los desechos y la escoria de lo que son las clases sociales,
incluyendo mendigos maleantes y son producto necesario del
desarrollo del capitalismo y la acumulación de la riqueza: “el
lumpen proletario (del alemán lumpen harapos) es el
individuo de los bajos fondos del escalafón inferior de la
escala social y que por culpa propia está rodeado de la
desconfianza y hasta del desprecio general” (Guerin 1981, p.
33).
La sociedad y los hombres que quieren cambiar el mundo y la
situación de las personas deben partir de un proceso
consciente, revolucionario donde el hombre va a asumir su
condición de hombre, de obrero revolucionario que va a
cambiar la condición de explotado para recibir lo que le
pertenece, salario de calidad y participación política en la
dirección del Estado o del centro donde labora, apoyando la
lucha de sus compañeros obreros deprimidos, maltratados,
dado que son “una clase oprimida (que) es la condición vital
de toda sociedad fundada en el antagonismo de clase, la

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Marx: doscientos años después (1818-2018)

emancipación de la clase oprimida implica pues,


necesariamente, la creación de una sociedad nueva” (Marx,
1984, p.188). Lucha que rompe con la división de clases y de
productividad y lleva a la emancipación social y laboral como
lo dijo Marx.
(…) la clase trabajadora sustituirá, en el curso de su
desarrollo, a la antigua sociedad civil por una asociación que
excluirá a las clases y su antagonismo; y no habrá ya poder
político propiamente dicho, puesto que el poder político es
precisamente el resumen oficial del antagonismo en la
sociedad civil. (Marx, 1984, p. 189)
Todo esto significa que la sociedad, el hombre, la producción
económica estaría en manos de los trabajadores superando la
lucha con la burguesía y todos aquellos que han ostentado el
poder económico, político que los usan para oprimir sin
ninguna consideración a los hombres, la sociedad y la cultura.
Karl Marx con su propuesta señala el camino para recuperar
la condición de hombre que se le ha negado al trabajador
asalariado. Y la única opción es restituirlo con todo el
significado que tiene de ser hombre y eso se logra sólo a
través de la lucha del obrero en un proceso revolucionario
acabando con lo que lo oprime y lo destruye.
Conclusión
Los escritos de Karl Marx son una provocación para que el
hombre obrero reaccione contra los opresores que lo
reprimen y explotan, es un cambio de las políticas
económicas, de la hegemonía de los burgueses capitalistas
que dominan el comercio, la industria y la banca lucrándose
al máximo y dejando al obrero, que es el que contribuye a la
consolidación del capital, en la miseria y marginalidad. Es un
llamado a que se exija el reconocimiento de este proceso
laboral y que, según las ideas de Marx, sólo se alcanza

35
Marx: doscientos años después (1818-2018)

mediante la revolución obrera y la toma del poder político y


económico para crear una nueva sociedad.
Muchos pueblos del mundo intentaron desarrollar la
transformación pregonada pero no lo lograron y este ideal
desembocó en guerras donde la condición de hombre, de
obrero no logró lo pretendido por Marx, seguido en una idea
muchos gobiernos democráticos del mundo lo que hicieron
fue combatir a aquellos que querían dichos cambios para su
pueblo oprimido asesinando a aquellos ideólogos con la
finalidad de mantener el poder político, económico sin
importar la condición de sus habitantes como la pobreza,
explotación y marginalidad.
Marx en sus ideales quería que el obrero fuera reconocido
como una persona integral, no el sujeto que se ha esforzado
por producir para algunos. El obrero es el llamado a ser el
transformador del mundo de otra manera, es parte de la
sociedad moderna en que la que ha existido, ha colaborado
con su historia y debe tomar su sitio de importancia, su
felicidad.

Referencias
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Fazio H. (2003). Neoliberalismo y política mundial. En: La
falacia Neoliberal, crítica y alternativas. Bogotá:
Ediciones Universidad Nacional de Colombia.
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Fromm E. (2008). La revolución de la esperanza. México:
Fondo de Cultura Económica.

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Garaudy R. (1976). Perspectiva del hombre. Barcelona:


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García, C.; Lledó, E.; Hadot, P. (2013). Epicuro Filosofía
para la felicidad. Madrid: Errate Naturae.
Guerin E. (1981). Contra El terrorismo. Moscú: Novosti.
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Sígueme.
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México: Ediciones Unión Tipográfica Hispano
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Bogotá: Antropos.
Marx K. y Engels F. (2002). Manifiesto del partido
comunista. Bogotá: Panamericana.
Marx K. (1984). Miseria de la filosofía. Barcelona: Orbis.
Nicola U. (2002). Atlas universal de Filosofía. Barcelona:
Océano.

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Marx: doscientos años después (1818-2018)

Marx en borrador de papel (Claudio Ramírez A.)

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Marx: doscientos años después (1818-2018)

LOS CUATRO AMORES de MARX.


ENTRE LO FILIAL, LA AMISTAD y LA
INDIGNACIÓN

“Si amas sin despertar amor, esto es, si tu amor, en cuanto


amor,
no produce amor recíproco,
si mediante una exteriorización vital como hombre amante
no te conviertes en hombre amado,
tu amor es impotente, una desgracia”

K. Marx

Claudio Ramírez Angarita1


claudinovic@olayista.com

Olga Díaz Torres6


olga.diaz@ugc.edu.co

1
Colombiano. Licenciado en Ciencias Económicas y Sociales de la
Universidad de Pamplona (NS). Es Magister en Filosofía
Latinoamericana. Se desempeña como docente de educación media del
Distrito en Bogotá DC, en el Colegio Enrique Olaya Herrera IED. Lidera
el Proyecto Editorial medio pan y un libro del EOH-IED desde 2010
como opción de construcción solidaria del conocimiento y las
competencias lecto-escritoras de estudiantes. Se desempeña también
como docente investigador de la Universidad La Gran Colombia Es editor
y gestor de la revista universitaria El Educador Grancolombiano de la
Facultad de Ciencias de la Educación de la UGC.

6
Colombiana. Filósofa de la Universidad de La Salle. Licenciada en
filosofía y letras de la misma universidad. Es magister en docencia de la
Universidad de La Salle. Cuenta con diplomado en derechos humanos de
la UniRosario y política pública de la Universidad Militar Nueva
Granada. Es docente universitaria en la Universidad La Gran Colombia.

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Marx: doscientos años después (1818-2018)

¿Hasta dónde es conocida, en los círculos académicos, la


faceta romántica de Karl Marx? ¿Será que puede decirse que
va más allá de lo que normalmente se dice, sobre su poesía,
por ejemplo? En fin, creemos que falta identificar más aún
sus “amores”. Crítico del romanticismo y del idealismo,
irónicamente, no fueron pocos los encuentros y aplicaciones
de aquellas visiones de mundo a su cotidiano. El punto medio
es reconocer su vida sin caer, para este caso, en los extremos
de catalogarlo como personaje olímpico ni como el arribista
que otros tratan. Solo es mirar, de la mano de algunos de los
primeros biógrafos, a ese sujeto de carne y hueso, dándole un
vistazo distinto.

Varias biografías se han encaminado a estudiarle; algunas de


manera árida, ideologizadas, otras de manera muy técnica o
descriptiva; otras tantas se destacan por encontrar la
objetividad, en fin. Las biografías extremas muestran
intereses distintos, de eso se trata. Veamos lo que nos
comparte Fromm sobre el susodicho barbón:

Se le describe como un hombre "solitario", aislado de sus


semejantes, agresivo, arrogante y autoritario. Cualquiera que
tenga el más superficial conocimiento de la vida de Marx
tropezará con grandes dificultades para aceptar esto porque
no podría reconciliarlo con el retrato de Marx como esposo,
padre y amigo. (Fromm, 2012, p. 91)

De Karl se dice que era un hombre solitario, prefería alejarse


de la vida social. Frente a aquella versión que es real, según
el tipo de relación que se haya tenido con él, está la que lo
pone como un hombre que no a todos daba confianza. Era su
forma de ser. Ello no impidió que se mostrara empático hacia
otras alteridades. Su vida cotidiana estuvo rodeada de
dificultades, efecto de su propia forma de vida y de sus
acciones.

40
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Cosas tan poco conocidas, como su visión sobre la infancia,


se destacan en fuentes cercanas a él. Por ejemplo, su hija
mostró una faceta muy interesante del viejo Marx; su cariño
hacia los niños. Sobre esto apuntó su hija Eleanor (2014, sp.):
“pero era en su relación con los niños donde Marx era quizás
más encantador. No ha habido compañero de juegos más
agradable para los niños. El recuerdo más antiguo que tengo
de él data de mis tres años de edad” (En, Fromm, 2012, p.
259). Esto nos puede dar comprensión de la energía con la
cual denunciaba las condiciones infrahumanas a las que eran
sujetos los niños y sus madres.

Ahora bien, al hablar de sus cuatro amores, me referiré a


cuatro grandes extensiones. Primero, a los afectos que Karl
tuvo con su familia inmediata, la cual puede encontrarse en
sus cartas y descripciones de personas cercanas. Su segundo
amor, fue hacia la familia trabajadora, esa clase social a la
cual le dedicó toda su atención. El tercer amor, fue ese que
profesó fraternalmente por su entrañable Friedrich, “El
General” (por su cierto estilo castrense como miliciano
prusiano que fue). En cuarto término, sus afectos fueron para
con los libros y la escritura, lo que ellos representaban.

Los anteriores aspectos serán abordados principalmente por


Lafargue7; también, los de su hija Eleonor y algunas
biografías clásicas. Muchas misivas, poemas, descripciones,
biografías y opiniones registradas en las traducciones al
castellano pueden explorarse en la red virtual. Existen, entre
otros, poemas de Karl dirigidos a su amor declarado: Jenny
von Westphalen; aunque parece que su amor de hijo ha sido
difícilmente superado por cualquier personaje que haya
pensado al mundo.

7
Lafargue, Paul. Recuerdos de Marx. Publicado originalmente en Die
Neue Zeit, vol. I, 1890-I891.

41
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Existen versiones controversiales sobre la vida amorosa de


Karl, sobre todo durante su matrimonio. Entre otras, está la
versión que parte de algunas cartas donde se expone los
amoríos entre Karl y su ama de llaves la señora Helene
Demuth, con quien se dice tuvo un hijo varón8 a sabiendas de
Jenny (Gabriel, 2016). “Otro miembro importante del hogar
de los Marx era Hélène Demuth. Nacida de una familia
campesina, entró al servicio de la señora Marx mucho antes
de su matrimonio, cuando apenas era más que una niña”,
afirmaba Lafargue (1890-1891, en Fromm (2012), p. 248).

La “oficialidad” marxista en el siglo XX no estuvo interesada


por destacar este detalle. De cualquier manera, también es
cierto que hace parte del fuero personal de cada sujeto, por
ello, en términos no moralistas, es un asunto del cual debe
responder el Karl Marx como individuo; de casos similares
hay infinidades de personajes no solo Casanova o Don Juan;
tampoco es excusarlo, solo él responderá por sus actos
personales y esto no debe ser punto de ataque como lo han
esgrimido visceralmente muchos detractores.

Así, en los diferentes trasegares de la materialidad de Marx,


siempre dejará ver su lado humano, su perfil afectivo que
difícilmente puede ser desdibujado cuando, de manera
reflexiva, se hace acercamiento a su obra y su vida, sin dejar
de inferir sentires y acciones propios de un ser humano con
resabios y virtudes.

El Marx desdibujado: la experiencia inmediata

Cuando se oye mentar a Karl Marx, difícilmente no será


abordado de manera dicotómica. Casi siempre, las posiciones
se ubican en dos contrapuestos: el lado que lo señala de autor

8
Frederick Demuth

42
Marx: doscientos años después (1818-2018)

de todos los males contra la libertad, resentido social, o


rebelde sin causa contra el orden establecido que era
connatural al hombre, hasta llegar a ponerlo como algo peor
que el demonio, sin exagerar, escatológicamente hablando. El
otro, como ese gran filósofo, sociólogo, economista, agitador
de masas, crítico, académico, fundador del marxismo, etc.

El malentendimiento y la malinterpretación de los escritos


de Marx sólo tienen un paralelo en la malinterpretación de
su personalidad. Así como en el caso de sus teorías, la
deformación de su personalidad se origina también en un
cliché repetido por periodistas, políticos e inclusive
estudiosos de las ciencias sociales que deberían estar mejor
enterados. (Fromm, 2012, p.90)

Aquello es algo común desde que se dio a conocer; de hecho,


podemos decir que es el más polémico personaje de los
últimos dos siglos. Hace parte del imaginario que se ha
establecido. Todo pensador ha sido encasillado de alguna
manera u otra por sus obras, acciones u omisiones.

De todas maneras, es interesante visitar las facetas de ese


común que poco se difunde y a veces no se toma muy en
cuenta en los pensadores de la historia de la filosofía.
Algunas veces por ser muy limitadas como los de la
antigüedad, otras veces por desinterés u otras razones.
Polémico es tocar los “gustos” o las costumbres esclavistas
de algunos filósofos greco-romanos, las leyendas sobre los
orientales de China e India, los excesos de los “sacros”
medievales, la pedantería de algunos modernos, la soledad
personal, entre otras cosas tan mortales y viscerales que se
creen no tuvieron cabida en personas que para nosotros son
clásicos inmortales. ¿Cuántas veces nos hemos puesto a mirar
sus vidas más allá de los tratados o instrucciones
catedralicias? ¿Hasta dónde sus sentires se relacionan con sus

43
Marx: doscientos años después (1818-2018)

aportes? ¿Qué pensaban del amor? ¿Cuáles eran sus pasiones


más carnales? ¿Sus deseos, represiones y depresiones?
El Marx desdibujado se trae aquí, porque precisamente, con
él se ha cometido todo tipo de injusticia –tampoco se trata de
victimizarlo-. Por ejemplo, en temas tan sensibles como la
familia se desató toda una cruzada religiosa contra sus
opiniones sobre esta institución, olvidando que su rol de
padre de familia fue peculiar, como lo comentan sus
contemporáneos y como él lo manifiesta en muchas misivas.

Siempre se ha impuesto una visión del Karl Marx tosco,


sarcástico e incendiario. Los dos extremos han desdibujado
su figura en muchos aspectos. En, Karl Marx (Notas
Dispersas) escrito por su hija Eleanor Marx-Aveung:

Muchas historias se han contado sobre Karl Marx, sobre sus


"millones" (en libras esterlinas, por supuesto, ya que no
podía ser moneda de menor denominación), hasta una
subvención pagada por Bismarck, al que supuestamente
visitaba constantemente en Berlín en los días de la
Internacional (¡). Pero, después de todo, para los que
conocieron a Karl Marx ninguna leyenda es más divertida
que esa muy difundida que lo pinta como un hombre
moroso, amargado, inflexible, inabordable, una especie de
Júpiter Tonante, lanzando siempre truenos, incapaz de una
sonrisa, aposentado indiferente y solitario en el Olimpo. Este
retrato del ser más alegre y jubiloso que haya existido, de un
hombre rebosante de buen humor, cuya cálida risa era
contagiosa e irresistible, del más bondadoso, gentil,
generoso de los compañeros es algo que no deja de
sorprender —y divertir— a quienes lo conocieron. (E. Marx,
en Fromm, 2002, p. 258)

Lo anterior, confirma la sucesión de comentarios infundados


levantados en su momento contra Marx, pero que no
contaban la otra parte.

44
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Sus cuatro amores demuestran el lado, no sólo humanamente


tierno como cuando escribe a su amor Jenny; sino también
otros amores que demuestran el interés amoroso que va desde
la liberación de la opresión hasta su gran aprecio a su eterno
amigo Friedrich Engels.

Karl Heinrich en familia: paradójicamente su amor eterno

Nace en el seno de una familia abultada, de raíces judías,


convertida al protestantismo recientemente, por razones de
evitar la segregación en la aún fragmentada Alemania. Karl,
hijo de Heinrich será el tercero entre nueve hijos. Se dice que
de niño tenía comportamientos de liderazgo algo dominante y
de adolescente era ingenioso, así como inquieto por su
mundo inmediato tal cual lo refuerza Cardona Castro (2002).
Se dice que: “era un narrador único, sin rival. He oído decir a
mis tías que, cuando era niño, era un terrible tirano con sus
hermanas a las que "guiaba" por el Markusberg en Treveris a
gran velocidad…” (E. Marx, en Fromm, 2002, p. 260). En su
vida escolar gustaba estudiar latín, poesía y las artes plásticas.
La poesía será su arma de enamoramiento.

De la relación con su madre, se dice que Karl no simpatizaba


mucho con ella; no así con su padre, don Heinrich. Es algo de
notar pues, generalmente, los hijos varones son muy
apegados al regazo materno.

Heinrich fue más que un padre. Asesoraba a su hijo en lo que


tenía que ver con los senderos del mundo corriente y de la
formación intelectual. Sus enseñanzas se quedarán para
siempre en su hijo Karl. “Henrich Marx poseía un carácter
tímido y bonachón, siendo un ferviente lector de Leibniz,
Voltaire, Rousseau y Kant. Precisamente, este gusto por la

45
Marx: doscientos años después (1818-2018)

lectura se lo transmitió a su hijo Karl” (Cardona Castro,


2002, pp. 12-13).

Él lo acercó a los libros, a la lectura, pero no a cualquier


lectura. Los análisis y la crítica a los momentos de su entorno
nacional y continental. Cultivó su gusto por el estudio.
Aunque el viejo Marx quería que su hijo siguiera su
profesión, el joven Karl, de espíritu rebelde, no se resistió
mucho ante los anhelos de su padre. Redactó una famosa
carta, poco difundida en ámbitos pedagógicos, a sus 17 años:
Reflexiones de un joven al elegir su profesión de 1835, donde
decía: “cuando el hombre sólo se preocupa de sí mismo,
puede llegar a ser, sin duda, un famoso erudito, un gran sabio,
un excelente poeta, pero nunca llegará a ser un hombre
perfecto, un hombre verdaderamente grande” (Marx, 1984, p.
4). Prueba neta donde exponía las posturas personales sobre
lo que significa imponer una tradición laboral, pero en
detrimento de lo social, de esa extensión que debe tener
nuestras vidas con nuestros congéneres, con nuestra
comunidad humana. No obstante su franqueza, no quiso
defraudar al viejo.

Al iniciar sus estudios, intercambia gran cantidad de


correspondencia con su progenitor. Su padre cree mucho en
él. Le “reprime” con respeto y cariño. Karl siempre mostrará
respeto según se evidenció en varias epistolas.

Sin duda alguna, sufre mucho con la partida material del


viejo Heinrich. Hasta el final de su propia vida estará con el
cuadro de su padre del que se dice fue puesto en su tumba a
petición personal. El amor de un hijo a su padre, dentro de la
historia de la filosofía encuentra en la relación Heinrich-Karl,
una expresión fascinante que invita a ser estudiada del
llamado padre del socialismo científico. Su biógrafo más
clásico, Mehring (1965) escribirá:

46
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Jamás se mostró Marx duro e insensible con los suyos. (…)


Carlos Marx guardó siempre un sentimiento de gratitud
hacia lo que para él había sido su padre. Y así como éste le
llevara siempre en lo más hondo del corazón, el hijo
guardaba siempre junto a él un retrato del padre que, al
morir, le acompañó a la sepultura. (P. 24)

Su unión amorosa con Jenny se oficializó en 1843. Ella


perteneciente a la clase alta prusiana y algo mayor que Karl.
Él, muy cercano a su padre, el nobiliario de la casa Von
Westphalen. Su amor, el de un hombre hacia una mujer,
sobrepasaba cualquier intento shakesperiano; superaba
cualquier acartonado guión telenovelero de esos que pululan
hoy en América Latina. Hablando en serio, su amor de
juventud, su aristócrata doncella se convirtió en la madre de
sus seis hijos. El mutuo amor se puede rastrear en las cartas y
testimonios de sus contemporáneos.

Los dos se escribían desde muy jóvenes. Ya maduros no


perdían oportunidad para expresar sus amores y mutua
admiración. Son famosos los poemas de Karl, aunque nos
dice el estudioso venezolano Ludovico Silva que:

Marx, como decíamos, comenzó creyéndose poeta. Hay dos


tipos de razones mediante las cuales se puede, fácilmente
decir que, tal vocación nunca fue profunda ni verdadera,
aunque contribuyó sin duda a la formación de su prosa, ya
que nada forma tanto a una prosa como la práctica inicial del
verso (a menudo la prosa misma consiste en versos
agazapados). En primer lugar, los poemas de Marx eran
conmovedoramente malos. Literalmente desesperado por la
negativa de Jenny a contestar sus arrebatos hasta tanto no
fuera “oficial” su noviazgo, Marx llena tres cuadernos de
poemas, que envía a su novia en la navidad de 1836: eran el
Libro de los cantos (Buch der Lieder) y el Libro del amor
(Buch die Liebe). (2011, p. 43)

47
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Entre sus cartas más famosas están las que se enviaban en


época de los exilios. También figuran aquellas cartas en las
cuales, en ausencia de su esposo o en desespero de él, ella
toma la batuta y acude a la solidaridad de los más cercanos.
Jenny, en varias ocasiones, deja registro de lo que viven las
personas que están relacionadas con algún tipo de lucha en
causas justas de reivindicación. Esas posturas le pondrán
encima a los persecutores del Estado, ello pasaría factura en
la situación de salud propia y la de su prole; ella reaccionaba
en sus vicisitudes entre la rabia e indignación.

En Carta De Jenny Marx A Joseph Weydemeyer (1850), ella


escribe: “vinieron los alguaciles y me embargaron los pocos
objetos que poseía –ropa, camas-, todo, hasta la cuna de mi
pobre hijito y los mejores juguetes de mis hijas, que se
pusieron a llorar amargamente” (J. Marx, en Fromm, p. 255).
Jenny fue una vital compañera. Fue una fiel y leal
colaboradora, tanto o más inteligente que su amado esposo a
la hora de analizar la realidad. Ella aprendió a colaborar en el
trabajo de Karl. No era su simple asistente, pues, valoraba su
ayuda y así lo manifestaba. Le tenía tanto respeto por su
inteligencia y su criticidad; él mostraba sus manuscritos y
daba gran importancia a su opinión antes de enviarlos a
impresión (Lafargue, 2012, p. 247).

La concreción de ese amor fue la familia que integraron.


Familia que, por demás, sufrió todo tipo de vicisitudes y
oprobios. Llegaron a ser una familia sin patria. Juntos
sufrieron el tormento de perder a tres de sus seis hijos a muy
temprana edad durante el exilio londinense. Décadas después,
“el 2 de diciembre de 1881, la esposa de Marx murió como
había vivido, como comunista y materialista”, comentaba
Lafargue (2002, p. 252). Karl, no se repuso nunca de la
pérdida de su amada. Con sus hijas, Karl H. era especial,
acotaba su yerno sobre él:

48
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Era un padre amoroso, bondadoso e indulgente. "Los hijos


deben educar a sus padres" —decía. Nunca hubo la menor
señal del padre autoritario en sus relaciones con sus hijas,
cuyo amor hacia él era extraordinario". Nunca les daba una
orden, sino que les pedía que hicieran lo que él quería como
un favor o les hacía sentir que no debían hacer lo que
deseaba prohibirles. Y, no obstante, difícilmente un padre
habría podido tener hijos más dóciles que los suyos. Sus
hijas lo consideraban un amigo y lo trataban como un
compañero; no lo llamaban "padre" sino "Mohr" —un apodo
que debía a su tez morena y su cabello y sus barbas negros
como el azabache. Los miembros de la Liga Comunista, por
su parte, lo llamaban "el padre Marx" antes de 1848, cuando
no tenía siquiera treinta años. (Lafargue, 2002, p. 245)

En Jenny se encarnó la paciencia, la comprensión y la


solidaridad franca con el otro que ya dejaba de ser ese otro,
pues ya era Karl, otros. Es decir, Karl tenía un empeño por su
trabajo para con el sector obrero que su esposa compartió.
Aunque podemos pensar, que no siempre era así, de todos
modos, debió existir momento de crisis a causa de esa
extensión de Karl a los demás. “No es una exageración decir
que Karl Marx no habría sido jamás lo que fue sin Jenny von
Westphalen. Jamás las vidas de dos seres —ambos
notables— se identificaron tanto, fueron tan complementarias
una de otra”, consignaba su hija Eleonor (E. Marx, 2002, p.
264).

No hay evidencia de algún tipo de reproche de Jenny a la


misión sociocientífica de su esposo. Ella supo siempre que,
“para algunas generaciones de trabajadores, Marx llegó a
simbolizar la esperanza de una vida digna para la
Humanidad, una vida sin miedo y sin pobreza”, afirma
Cardona Castro (2002, p. 97). No hubo resignación, solo
acompañamiento más que estoico.

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Marx: doscientos años después (1818-2018)

Muchos han recriminado un posible “descuido” de Karl a su


vida matrimonial y sobre todo de cuidado familiar. El deceso
de cuatro de sus pequeños hijos, el uno de apenas un año
(1850), debió causar, como se encuentra en varias cartas aún
no traducidas, un gran dolor en el seno del núcleo familiar;
sin embargo, de futuras críticas, la labor marxiana parecía
encontrar en estas fortuitas situaciones un aliciente; sería
mezquino echar la culpa a Karl por la pérdida de sus hijos,
pues a todas luces, la familia Marx era solo un ejemplo más
de las condiciones fatales de la clase no adinerada, cosa que
era habitual en las familias de las clases trabajadoras. De esto
existe un motivo circunstancial, la familia Marx era una
familia más sumida en las consecuencias más terribles que
puede desatar un sistema sobre una persona o familia. Puede
recordarse la ocasión en que acosado por la situación busca
empleo en los ferrocarriles y es rechazado por su caligrafía
(Mehring, 1965). Esto seguramente, dará más motivos para
encarnizarse en su labor debeladora.

El padre Karl disfrutaba leyendo a sus niñas los cuentos de


los hermanos Grimm. El amor a sus hijas era ejemplar. El
“buen “Mohr” según su propia hija no era nada de lo que la
opinión pública solía afirmar: y de la misma manera, este
hombre "amargo" y "amargado" hablaba de "política" y de
"religión" con su pequeña hija” (E. Marx, 2002, p 262).

De nuevo esperaba Caronte. La muerte de Jenny afectó, como


se esperaba, a Karl; Engels decía que, con la muerte de
aquella, moría también Karl. Después, la muerte de su amada,
visitará a su hija Jenny. Sin duda esto acelerará su muerte.
“El 11 de enero de 1883 sobrevino un golpe decisivo: la
inesperada muerte de su hija Jenny” (Mehring, 1965, p. 411)
a quien apenas había visto unas semanas antes en Francia, sin
ningún contratiempo por parte de ella. Su deceso no fue
asimilado por el viudo progenitor.

50
Marx: doscientos años después (1818-2018)

En su vivencia de familia, que a pesar de sus jornadas de


trabajo no desamparaba, puede cuestionarse uno de los mitos
levantados negativamente sobre la visión que Karl expresó en
el Manifiesto, falacia acelerada panfletariamente elaborada
por poderes políticos y religiosos retaliadores. En realidad, lo
que hacen Marx y Engels no es otra cosa que mostrar desde
la crítica la función explotadora y alienadora que representa
la visión goda de familia defendida por la burguesía.
Dejemos hablar a los autores:
¡Abolición de la familia! Al hablar de estas intenciones
satánicas de los comunistas, hasta los más radicales gritan
escándalo.
Pero veamos: ¿en qué se funda la familia actual, la familia
burguesa? En el capital, en el lucro privado. Sólo la
burguesía tiene una familia, en el pleno sentido de la
palabra; y esta familia encuentra su complemento en la
carencia forzosa de relaciones familiares de los proletarios y
en la pública prostitución.
Es natural que ese tipo de familia burguesa desaparezca al
desaparecer su complemento, y que una y otra dejen de
existir al dejar de existir el capital, que le sirve de base.
¿Nos reprocháis acaso que aspiremos a abolir la explotación
de los hijos por sus padres? Sí, es cierto, a eso aspiramos.
Pero es, decís, que pretendemos destruir la intimidad de la
familia, suplantando la educación doméstica por la social.
(Marx-Engels, pnd., 1848)

De hecho, Marx va a denunciar cómo el sistema de cosas


impide una sólida relación familiar por el factor tiempo. O
sea, sumado a la pauperización, debido a los bajos ingresos,
se daba una ignominiosa situación cuando se sacrificaba lo
más valioso e irrecuperable para cualquier ser vivo: su
tiempo, su terrenalidad, la corta estadía en el mundo historial.
Marx con lo que no comulgaba era, precisamente, con esa

51
Marx: doscientos años después (1818-2018)

visión burguesa y conservadora de familia, la cual solo


buscaba beneficiar al modelo burgués en detrimento de la
familia obrera, donde ni los niños podían dejar de ser insertos
de manera infame y enajenadora al engranaje capitalista de
producción de riqueza para unos poquísimos.

Friedrich Engels y Karl Marx ; con sus hijas Laura, Eleanor y Jenny (en
junio de 1864)4

4
Imagen recuperada de, http://blogdelviejotopo.blogspot.com/2013/10/el-
termino-viejo-topo-en-la-tradicion.html

52
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Su sentimiento fraternal

¿Qué hubiera sido de un Marx sin un Engels o de un Engels


sin un Marx? ¡Qué hubiera sido de un Marx sin un Engels!
Lo cierto es que no era el segundo violín, fue complemento.
Desde cierta lógica, la misma pregunta sería un absurdo, no
aplicable. No obstante, no es descabellado pensar en una
situación distinta; pocos pensadores se atrevían a denunciar.
La mayoría de versiones del común concuerdan con que lo
que hubo entre Marx y Engels fue solo una relación de
dependencia. Por lo menos, está entre lo más difundido.

Engels era, por así decir, un miembro de la familia Marx.


Las hijas de Marx lo llamaban su segundo padre. Era el álter
ego de Marx. Durante mucho tiempo sus dos nombres nunca
se separaron en Alemania y permanecerán unidos para
siempre en la historia. Marx y Engels fueron la
personificación en nuestro tiempo del ideal de amistad
pintado por los poetas de la antigüedad. Desde su juventud
se desarrollaron juntos y paralelamente, vivieron en una
íntima camaradería de ideas y sentimientos y compartieron
la misma agitación revolucionaria; mientras vivieron cerca
trabajaron en común. (Lafargue, en Fromm 2012, pp. 248-
249)

En términos filosóficos, desde la historia de las ideas, Marx


se lleva todos los honores por sus aportes. Engels, en cambio
no solo se suele poner como segundo violín como dijo Lenin
(1980), sino que es señalado de originar, toda la confusión
teórica que presentará el legado de Marx, al que llamarán
marxismo. Pero este es otro asunto.

Yo sostengo el apoyo a las versiones que reconocen el trabajo


dual donde tuvieron que aplicarlo y los hace únicos. Además,
siendo francos y por la experiencia, la protección económica
de Engels, logró que Marx pudiera tener una menor

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Marx: doscientos años después (1818-2018)

preocupación material. El periodismo no daba mucho a la


familia Marx en el tiempo en que se dedicaba a esta
profesión. Cabe decir que Engels fue también magistral para
su estilo y Marx le halagó en varias ocasiones y no por
interés, ni de amistad, Karl no era ese tipo de sujetos
aduladores. “El General”, como cariñosamente le decían las
hijas de Marx a Engels, estará muy al pendiente de los
últimos días de Karl Marx, tal como lo estuvo desde que se
conocieron por allá por 1842.

Marx y Engels en sus largas y comprometidas jornadas de trabajo teórico-


práctico.9

A la fecha se conoce muy poco del número exacto de cartas


entre ambos. Algunas cartas que se deducen existen, no se
han recopilado, y mucho menos traducidas a otros idiomas.
Eso hace parte del proyecto MEGA2.

9
Imagen recuperada de, https://libcom.org/library/marx-engels-collected-
works

54
Marx: doscientos años después (1818-2018)

La causa obrera les unió en una amistad complementaria. Los


dos, cuando emprendían alguna empresa libresca, hacían de
la labor un campo de ideas compartidas. Karl en sus escritos
más metafórico, denso e histórico y sarcástico; Friedrich, más
sencillo y estratega. “Marx y Engels se veían casi todos los
días, y ambos personajes mantenían una inmensa
correspondencia con socialistas de todo el mundo” (Cardona
Castro, 2002, p. 95).

En su discurso fúnebre, Engels no pudo contener su


entusiasmo, si bien lo asaltaba la tristeza, él sabía que su
amigo, de todas maneras, había partido satisfecho de la labor
cumplida hasta donde pudo. Engels se sentía muy afortunado
por haber compartido su vida al lado del “Doctor Rojo”. Será
un férreo defensor de la imagen de su amigo.

¡Qué sería de Marx sin un Engels! Simple: no hubieran sido.

La novia obrera: esa clase sin amor

Marx será el defensor y teórico de la clase obrera


desprotegida. Él desafíó a los economistas y a los filósofos
burgueses encubridores del sistema capitalista. Por denunciar
los males del sistema y estar al lado de la clase obrera, ha
sido objetivo de todo tipo de achaques tanto ayer como hoy.
Nietzsche lo detestará por su visión comprensiva sobre los
débiles (Silva, 2011); hasta Heidegger en el siglo XX, por
razones comprensiblemente ideológicas, se dará la tarea de
atacarle, sacándolo de contexto; ni hablar de los apuntes
equivocados de Popper a los cuales replicó L. Silva así:

Marx no era un profeta, como lo afirma sarcásticamente el


rabioso Popper; Marx era un científico que manejaba una
teoría probabilística, y mediante sabias inducciones y
deducciones emitía pronósticos. No hay que confundir el

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Marx: doscientos años después (1818-2018)

pronóstico o predicción científica con la profecía, que es


eminentemente poética. (2009, p. 93)

Aun así, en la forma de pensamiento occidental, Marx será el


más expandido y aceptado con cariño por las clases obreras y
combativas de la periferia sometida al sistema imperial-
colonial.

Y es que, si bien Marx pensó en su entorno inmediato, lo


característico de su legado es que, precisamente, puede
transformarse para ser enfocado a otras situaciones con
variables no muy distintas a las que él observó.

La clase obrera, ese sector sin amor, encontrará en Marx a su


defensor e inmortal amante. Sus esfuerzos no se ahorraban
para trabajar desde su ser físico, intelectual y espiritual por
esa amante que los poderes despreciaban pero que les era
necesaria para sostenerse. Marx sabía que esa novia estaba en
un letargo, estaba enajenada; no era ella misma la que debía
ser. Todos la manoseaban, explotaban y recriminaban; la
relegaban a los suburbios, la victimizaban.

La principal preocupación de Marx era llegar a la clara


formulación de una política concreta en términos de
exigencias específicas coordinadas entre sí, así como la
creación de una disciplina rigurosa que garantizara una total
adhesión de la clase trabajadora a esta política. (Cardona
Castro, 2002, p. 81)

Marx emprende la guerra teórica contra algo más que el


clásico malvado. Cual caballero se enfrenta al dragón que
secuestra a la doncella más hermosa del país. Pero no para
robarle un beso o someterla a matrimonio. No. Quiere
arrebatarla para que sea libre, consciente de sí misma, de su
rol, que se auto defina y pueda ella misma derrotar a ese
dragón.

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Marx: doscientos años después (1818-2018)

Todas sus obras referentes al proletariado, quiere que sean


sus armas. Invita a la unidad de los trabajadores –sin división
de género- más allá de las fronteras, pues sabe que el
enemigo es el mismo. “Aunque Marx se emocionaba
profundamente ante los sufrimientos de las clases
trabajadoras, no fueron las consideraciones sentimentales
sino el estudio de la historia y la economía política lo que lo
acercó a las ideas comunistas”, observaba Lafargue, (2002, p.
234).

Pensemos en lo siguiente: cuando se habla de amor se habla


de dedicación en mente y cuerpo. El factor, después de la
simpatía, más determinante de toda relación es el tiempo. Sin
tiempo para dedicar o que nos dediquen, una relación no se
sostendrá, excepto se lleguen a esos acuerdos, pero por lo
general, alguna de las dos partes terminará objetando ese
acuerdo. Suele pasar en la vida real.

Entonces, puede decirse según la muy común lógica anterior


que, para Karl Marx, su tesoro más preciado: el tiempo, fue
absorbido por la causa obrera. Parece que una parte de esa
novia apreciaba el esfuerzo, más hacía falta hacer más.

Cabe una pregunta: ¿sería que esa clase obrera si le


correspondía a Karl? Mirando los hechos, parece que no era
muy receptiva, aclarando que se habla de una clase nueva con
grandes limitaciones de comprensión precisamente por las
mismas circunstancias que imponía el sistema imperante
representado en ese gran dragón. Además, tratar de
centralizar la atención a millones de almas en Europa y luego
en el resto del globo era una tarea imposible si la
comparamos con nuestra era del Face, del Twitter o del
WathsApp -¡o de lo que vendrá!- donde sigue siendo difícil.

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Marx: doscientos años después (1818-2018)

No puede olvidarse: esa doncella harapienta tenía otros


pretendientes; algunos con buenas intenciones, pero utópicas;
otros con un discurso disfrazado de benevolencia, pero que,
en el fondo tenían las intenciones más reprochables en el
trato a una doncella, esta es: la clase burguesa se parece al
pretendiente machista que solo quiere aprovecharse y no
complementarse, solo espera sumisión y no equidad.

Así podría decirse que, se pasaría de un matrimonio entre los


trabajadores con la moribunda clase feudal, a un concubinato
que solo traería desgracia y limitaría su libertad, su mismo
reconocimiento como clase poderosa forjadora de la historia.
El otro pretendiente, era su complemento: el materialismo
desprendido de la propuesta marxiana.

Así las cosas, Karl como pretendiente incisivo, no claudicó


en su cotejamiento. Independiente de lo que ella pensara, él
seguiría dedicándole su mortal tiempo. Le mostró cosas tan
ocultas pero presentes como la plusvalía, la alienación y el
fetichismo, entre otras no menos importantes. Le recordó lo
que la historia enseña y de lo que debe aprenderse.

Trabajó para encontrarse con ella en reuniones. Escribió para


ella proclamas y discursos. Organizó encuentros
internacionales para que se autoconociera. Participó en la
organización de la Liga de los Justos que luego se llamará
Liga de los Comunistas (Cardona Castro, 2001), y luego será
pieza convocante de la Primera Internacional en 1864
(Gemkow, 2010).

Marx sufrió las inclemencias de todo tipo a causa de su amor.


Sacrificó el tiempo de su familia; fue perseguido, exiliado y
amedrentado por poderes políticos, económicos, religiosos e
intelectuales amangualados. Su carácter le generó no pocos
enemigos. Fue en verdad un amor sufrido y pecaminoso.

58
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Al final, terminó Karl en su asiento del cuarto de estudio


pensándola quizás, o maldiciendo su fugacidad terrenal que le
limitaba a seguir enamorando a su doncella. O por qué no,
arrepintiéndose de su puro sentimiento hacia la clase obrera,
esa clase sin amor sincero a la que él dio todo su ser.

De todos modos, el caso de Marx frente a la clase obrera es


sui generis, pues su pluma no descansaba para ser utilizada
como lanza afilada contra toda pretensión de justificar la
opresión de su amada doncella. Como decía Eleanor (en
Fromm, 2002): “entenderán que sólo podía odiar tan
ferozmente porque era capaz de amar con esa profundidad;
que si su afilada pluma podía encerrar a un alma en el
infierno como el propio” (P. 265). Su arma: la filosofía en
praxis.

Entre los talleres proselitistas. La forma de difusión efectiva era la


propaganda y los libros.10

10
Imagen recuperada de,
https://www.revolucionobrera.com/efemerides/recordando-la-vida-
temprana-de-marx-y-engels-hasta-que-se-convirtieron-en-marxistas/

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Marx: doscientos años después (1818-2018)

El amor a las letras y a sus libros: la dedicación

Puede decirse, sin caer en romanticismos o en


reduccionismos que, la cercanía de alguien a las ideas y a los
textos –que son producto de las épocas, producto de las
construcciones sociales y las formas de ver al mundo-,
facilitan la búsqueda de motivos que determinado sujeto tiene
para desarrollar sus aportes, su rol en la historia. Es un buen
comienzo a la hora de escudriñar las mentes de cualquier
sujeto.

Como se sabe, desde muy chico Karl fue cercano a las


bibliotecas y a la tinta, incluso el arte visual. Su formación
familiar y en la casa delos von Westphalen, logró sentar las
bases de sus conocimientos del mundo. Por crecer en una
región limítrofe con el Frankreich, se untó de las ideas de
revolucionarios franceses en teoría y efectos cotidianos.

Marx combinará la lectura con la escritura. Se aprendió y


recitaba obras clásicas, evocando prácticas antiguas; lo hará
también con su prole sanguínea. Entre los textos que no se
cansaba de explorar estuvo El Quijote y las obras de
Shakespeare, leídas en sus lenguas originales. Decía que
nadie mejor que ese maestro inglés para comprender qué era
y todas las consecuencias nefastas del dinero en tanto medio
para convertirse en un poder inmanejable.

Su filiación con los libros le permitió también aprender y


comprender la necesidad de manejar varias lenguas. De
hecho, decía sobre la importancia de aprender lenguas que
"una lengua extranjera es un arma en la lucha por la vida"
(Lafargue, 2012, p. 237). A su vez, con los años le tocó el

60
Marx: doscientos años después (1818-2018)

turno a él, pues sus obras han sido traducidas a casi todas las
lenguas del mundo, solo riñendo con la Biblia por pocos
dialectos.

Decía que los libros eran sus esclavos. ¡Vaya relación para
nuestro pensador libertario! Les rayaba y doblaba para tener
en cuenta sus aportes. Lafargue (2012) dijo: “los libros eran
instrumentos de trabajo mental, no artículos de lujo. "Son mis
esclavos y deben servirme según mi voluntad" —solía decir
(P. 236). Sus últimos días estará rodeado de estos testigos,
conocedores de sus esfuerzos, trasnochos y cuitas personales.
“Murió en su mesa de trabajo, el 14 de marzo de 1883, a la
edad de sesenta y cuatro años” (P. 252).

Su pluma cargada de ciencia e ironía, no vacilaba a la hora de


establecer franca lid. Utilizará modos muy estilísticos para
hacerse comprender. En sus textos juveniles se verá la carga
altamente idealista aun, pero sin detrimento de su visión de
mundo. En sus obras más avanzadas, en materia de economía
y política sin abandonar la rigurosidad nunca se
desprendiéndose ni de la tierra y ni del sufrimiento ajeno.

Procuró llegar al público utilizando los recursos literarios que


brinda una dedicación escritural. Por ejemplo, las metáforas,
que estarán presentes en toda la obra de Marx. “Son las
metáforas con que ilustra su concepción de la historia, y al
mismo tiempo las que le sirven a menudo para formular sus
implacables críticas contra los ideólogos y economistas
burgueses”, destacaba Silva (2011, p. 64). Defendía la idea de
que las trabajjadoras y los obreros debían leer, que
instruyéndose se podía avanzar ala formación integral de la
clase trabajadora que a la final tenia la responsabilidad
histórica de transformar la realidad.

61
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Se preocupará por tener su biblioteca, y concentrarse en sus


labores intelectuales. Gustaba visitar bibliotecas y otros
lugares de interés como los museos. Escribía Lafargue:
“Aunque la biblioteca de Marx contenía más de mil
volúmenes cuidadosamente seleccionados a lo largo de una
labor de investigación de toda una vida, no le bastaba y
durante años acudió al Museo Británico, cuyo catálogo
apreciaba altamente” (2012, p. 238).

A modo de conclusión

Finalmente, esta brevísima acotación de los “amores” de


Karl, nos debe conducir a entender –así sea frase de cajón- a
ese Marx humano. Lleno de aciertos y desventuras, de
aplausos y abucheos.

Entender a un Marx cuya vida dedicó al estudio y a la praxis


revolucionaria, lleva a las mentes que le estudian a pensar
que todas esas opiniones sobre el personaje de carne y hueso
que fue Karl, han de ser leídas dialécticamente sin ser objeto
de purga moralista. Su obra no se fue de la terrenalidad. No
cabe duda, Karl Marx, fue lo que fue también gracias a sus
amores. Logró combinar lo romántico con lo material. La
obra de Marx fue una campaña amorosa en pro de la
dignidad.

Los amores de Karl Heinrich marcaron su camino, lo hicieron


ser merecedor de todo ese multiverso de observaciones, de
apreciar su muy válido mensaje de reivindicacion por el
conocimiento, de creer en las transformaciones y con ello,
garantizar el amor material hacia los demás, de apreciar la
mortalidad de los demás. No en vano uno de sus lemas
favoritos: "Trabajar en favor de la humanidad" (Lafargue,
2012, p. 234) sellan su intención amorosa.
Caracas, 2017

62
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Referencias

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Fromm, E. (2012). Marx y su concepto de hombre. México:


FCE.
Gabriel, Mary (2016). Amor y capital. Karl y Jenny Marx.
Madrid: Montesinos.
Gemkow, H. (2010). Carlos Marx biografía completa.
Buenos Aires: Omega-Alfa. Recuperado de:
https://www.marxists.org/espanol/m-e/bio/carlos-
marx-biografia-completa.pdf, en 23-02-2017
Lenin, V.I. (1980). Engels. Beijing: Ediciones en Lenguas
extranjeras.
Lafargue, P. (2012). Recuerdos de Marx. Publicado
originalmente en Die Neue Zeit, vol. I, 1890-I891. En,
Fromm, Erich. (2012). Marx y su concepto de
hombre. México: FCE.
Marx, C. (1982). Escritos de juventud, tomo I. Trad. de
Wenceslao Roces. México: FCE.
Marx, E. (2014). Karl Marx. Notas dispersas. En Como era
Carlos Marx, Visto por quienes lo conocieron
(Selección de textos). Recuperado de,
https://www.marxists.org/espanol/marx-
eleanor/sf/nota.htm en 24-02-2017 Editorial Progreso:
Moscú.
Marx, J. (En Fromm, 2002). Carta De Jenny Marx A Joseph
Weydemeyer (Londres, 20 de mayo de 1850).
Publicada en Die neue Zeit, vol.2, 1906-1907.

63
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Comprobado con una fotocopia del manuscrito. [T.L]


1 1. Neue, Rheinische Zeitung. Politisch-ökonomische
Revue. [E.]
Mehring, F. (1965). Carlos Marx, el fundador del Socialismo
científico. Trad. Wenceslao Roces. Buenos Aires:
Claridad.
Silva, L. (2009). Antimanual para marxistas, marxólogos y
marxianos. Caracas: Fundarte.
Silva, L. (2011). El estilo literario de Marx. Caracas: Fundarte.

64
Marx: doscientos años después (1818-2018)

LA TRASCENDENCIA DEL PENSAMIENTO DE


MARX Y ENGELS EN EL DESARROLLO DE LA
RADIACTIVIDAD COMO CIENCIA: EL CASO DE
SERGEI VAVILOV1
Julio Andrés Estupiñán Meneses2
jubudesus@hotmail.com

De Engels a Marx
Manchester. 16 de junio de 1867:
“….El átomo -presentado anteriormente como límite en
el que se detenía la divisibilidad sólo es ahora una
relación…..Schorlemmer3 afirma que esta revolución
sigue progresando día a día, de modo que en cualquier
momento cabe esperar nuevas sorpresas…” (Marx &
Engels, 1975, p.57)

Desde que Demócrito, nacido en el año 470 A. C, pensó en el


átomo como partícula elemental, pequeña e indivisible; hasta

1
El presente artículo hace una reseña histórica sobre el desarrollo de la
radiactividad como ciencia, la influencia directa de las teorías de la
dialéctica de la naturaleza y el materialismo dialéctico de Engels y Marx
en ésta, su trascendencia en la metodología científica de la época y en la
vida de uno de sus más ilustres científicos: Sergei Vavilov.
2
Colombiano. Magister en Didáctica de las Ciencias de la Universidad
Autónoma de Colombia. Docente de las áreas de Ciencias naturales-
físicas y matemáticas del Colegio Enrique Olaya Herrera I.E.D.
Actualmente cursa estudio de doctorado en educación.
3
Gran amigo de Marx y Engels, Carl Schorlemmer nació en 30 de
septiembre de 1834 en Darmstadt, asistió a la escuela secundaria en su
ciudad natal. Después de completar sus estudios, se fue a Inglaterra en
1858, donde en ese momento se hizo uno de los talentosos químicos de la
escuela de Liebig. (Engels, 1999).

65
Marx: doscientos años después (1818-2018)

que el libro Sintagma philosophicu de Pierre Gassendi4 es


publicado tres años después de su muerte, reviviendo las
ideas de Epicuro y Tito Lucrecio sobre el atomismo; no
existieron sorpresas en ciencias.

Es hasta 1894 que las sorpresas de las que habla Engels en su


carta a Marx realmente inician. Para 1879 gracias a los
experimentos de Thomson mediante un tubo de rayos
catódicos, se daba conocimiento a la comunidad científica de
la existencia de los electrones, unas partículas aún más
pequeñas que el átomo.

En 1894 Wilhelm Conrad Röntgen5 mientras trabajaba con


tubos de rayos catódicos, encontró efectos fluorescentes
sobre una pantalla de platinocianuro de bario cuando se
proyectaban dichos rayos, y se permitía ver entre otras cosas
los huesos de su mano; sin poder creerlo pidió a su esposa
Anna que expusiera quince minutos su mano sobre una placa
fotográfica ante la acción de estos rayos, obteniendo así la
primera radiografía ( fig. 1a) había descubierto los rayos que
llamó x por desconocer su origen (Villanueva, 2009).

La fluorescencia es la capacidad que tienen algunos


materiales de reflejar la luz con mayor intensidad que la que
reciben cuando están expuestos a ciertos rayos. Los romanos
que conocían esta cualidad de algunos minerales exponían
durante el día a la luz del sol piezas de los mismos para en las
noches iluminar por un tiempo sus viviendas. Henry

4
Filósofo francés, cronista científico, nacido en 1592 .Observador y
estudioso de textos antiguos, como dice Koyré citado por Toledo (2013)
que: “…nadie presentó la concepción atómica con tanta fuerza y nadie
defendió la existencia del vacío en todas sus formas..”
5
Nacido en Prusia en 1845, Director de universidad de Würzburg y
premio Nobel de Física en 1901(Guerrero Ulloa, 1995).

66
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Becquerel,6 que era un gran coleccionista de minerales


fluorescentes, sabía que estos materiales al ser estimulados
por la luz del día continuaban emitiendo luz en la oscuridad
durante horas
.
Figs. 1 Efectos de los materiales radioactivos:

(a) Mano de Anna Bertha Ludwig esposa de Röntgen (Villanueva,


2009)

6
Físico francés nacido en 1852, Premio Nobel de Física en 1903 describe
en su discurso ante la comisión del premio nobel el descubrimiento de
una nueva propiedad de la materia: la radioactividad (Becquerel, 1903).

67
Marx: doscientos años después (1818-2018)

(b) Placa fotográfica de Becquerel (Becquerel, 1903)

Tal era el caso de una pieza de uranio que estaba usando para
confirmar esta teoría mediante una fotografía; sin embargo,
ese día de febrero de 1896 en París el sol no brilló y Henry
tuvo que suspender su experimento, guardar en una gaveta su
trozo de uranio y las placas fotográficas. Su sorpresa sería
grande cuando al día siguiente las placas fotográficas (fig.
1b), mostraban la foto del uranio irradiando luz a pesar de no
haber estado expuesto a la luz del sol. Sin dudarlo Henry
recomendó a su estudiante Marie Sklodowska Curie11 el
estudio de este mineral como parte de su tesis doctoral de
grado. Ella rápidamente dedujo que la cantidad de
radioactividad emitida por un mineral radioactivo dependía
de la cantidad de uranio presente en él, cuando examinó una

11
Luego de obtener su doctorado, Marie y Pierre (su esposo) deciden
hacer investigaciones acerca de estos materiales. Luego de la muerte de
Pierre en 1906 ella decide recopilar todos los trabajos realizados en una
obra: Tratado de la radioactividad. Obtiene dos veces el premio Nobel de
Física. (Sales, 2009).

68
Marx: doscientos años después (1818-2018)

variedad impura de uranio llamada pechblenda12 descubrió


que era cuatro veces más radiactivo de lo que esperaba, eso la
llevó a concluir que contenía otro material radioactivo
desconocido; en realidad dos materiales más a los que llamó
Polonio y Radio (Royal Society of chemestry, 2000).
Para 1899, Rutherford, quien trabajaba con las muestras de
Radio que Marie Curie preparaba haciendo un estudio de
ionización13 de gases por radiación de uranio, logró
identificar tres tipos de radiación: la radiación α, que se
produce en grandes cantidades con el proceso de ionización;
pero que es absorbida por una simple hoja de papel, la
radiación β que se produce en menor cantidad, pero que
alcanza a penetrar metales como el aluminio; y la radiación γ
descubierta para 1900 por Villar14 , que a pesar de su poca
cantidad presente en el proceso de ionización, era la más
penetrante; atravesando casi 20 cm de una placa de hierro y
12 cm de una de plomo.
Los descubrimientos en las ciencias del átomo también
habían dado grandes pasos en la Unión Soviética; en 1911
uno de sus investigadores, Pyort Nikolaevich Lebedev, en la
Universidad de Moscú, había logrado demostrar
experimentalmente la teoría de Maxwell, midiendo la presión
ejercida por los fotones de la luz en un cuerpo sólido por
reflexión, y demostrando que la luz tiene un impulso
proporcional a la energía que podía ejercer dicha presión
(Lebedev, 1901). Sin embargo, dicho descubrimiento que se
había dado simultáneamente al de los científicos Gordon

12
Mineral obtenido como subproducto de las minas de plata y de cobalto.
Como consecuencia del descubrimiento de radio en la pechblenda la
producción de minerales de uranio se elevó de 3 a100 toneladas al
año.(Vega de Seoane, 2000).
13
La ionización es la eliminación de uno o más electrones de un átomo
dejándolo cargado positivamente.
14
Paul Ulrich Villard, nacido en francia 1860.

69
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Ferrie Hull y Ernest Fox Nichols15 en el Wilder Physical


Laboratory en Dartmouth College, Estados Unidos, había
sido opacado por la maquinaria científica y publicitaria de
occidente.
En 1911 Geiger y Marsden al bombardear con partículas α
láminas de oro, notaron que algunas de ellas se reflejaban y
no simplemente atravesaban el átomo, lo que llevó a
Rutherford a concluir que había un núcleo en el átomo donde
se contenía la mayor parte de la masa y contra el cual dichas
partículas rebotaban (Alvarez-Alonso, 2011). Con el
conocimiento que se había adquirido acerca del átomo y el
nuevo modelo aportado por Rutherford, se podía entender
que en el átomo existían diferentes tipos de comportamiento,
uno en el exterior del átomo, en su superficie donde la masa y
la carga del núcleo eran simplemente suficientes para conocer
su comportamiento; y otra al interior del átomo. Es decir, en
su núcleo totalmente aislado del exterior y de las condiciones
físicas que le rodean, donde sólo rigen las leyes de las
probabilidades y el hombre no podía en “ese entonces” influir
(aquí se observa como la concepción mecanicista del átomo
era inconsistente).
Los comportamientos del átomo en su constitución externa
serían estudiados en la ciencia de la física atómica, mientras
que ese mundo interior sería un capítulo aparte en la física
nuclear.
Pero el problema del comportamiento de las partículas
subatómicas sería aún más complejo, pues mientras la nueva
teoría cuántica de Planck se adaptaba al estudio de las
partículas más pesadas como el protón, no ocurría igual con
los electrones intranucleares que tenían un comportamiento
15
Las conclusiones de este experimento se encuentran en el libro “The
pressure Due to Radiation” de la Universidad de Michigan. U. S.
Government Printing Office, 1904.

70
Marx: doscientos años después (1818-2018)

paradójico16. Como consecuencia de esta inconsistencia Von


Meyenn (1974) nos refiere en su texto sobre historia de la
mecánica cuántica, que se produjo una nueva división
dentro de la física nuclear dando origen a la física de las
partículas elementales, a la física de los fenómenos de la
radiactividad y a la física de los rayos cósmicos.
La Revolución rusa de 1917 trae consigo una nueva
concepción de átomo, que no excluye la mediación humana
del concepto: El átomo como principio del materialismo es a
su vez un ente dialéctico17 y el fenómeno de la radiactividad
es el resultado de su transmutación y cambio. Es por primera

16
Este comportamiento paradójico al que se refiere Von Meyenn (1974)
era propiciado y motivado por los descubrimientos dicotómicos
(dialécticos) que la física en campos del desarrollo de la electricidad y de
la luz había presentado. Para 1733 Charles du Fay había identificado en la
corriente eléctrica dos tipos de cargas distintas llamadas vítreas y
resinosas, mismas que más adelante Benjamín Franklin llamaría positivas
y negativas. En 1785 Charles de Coulomb cuantificaba las leyes de
atracción y repulsión de los cuerpos. La teoría de la luz de igual forma
oscilaba entre dos teorías: la Corpuscular de Newton (1666) y la teoría
ondulatoria de Huygens(1678), dualidad que sería resuelta aparentemente
por Maxwell (1865) mediante su teoría electromagnética de la luz que
además unificaría los fenómenos de electricidad y magnetismo(Gabàs
Masip, 2015).
17
El átomo es expuesto aquí desde la concepción epicúrea: “…toda la
filosofía epicúrea de la naturaleza está impregnada por la contradicción
entre la esencia y la existencia, entre la forma y la materia…En el mundo
de los átomos como en el de los fenómenos, la forma luchaba con la
materia; una de estas determinaciones destruía a la otra y precisamente en
esta contradicción la autoconciencia individual abstracta sentía su
naturaleza objetivada. La forma abstracta, que en figura de materia
luchaba con la materia abstracta era ella misma. Mas ahora que la materia
se ha reconciliado con la forma y se ha hecho autónoma la autoconciencia
individual sale de su crisálida, se proclama verdadero principio y se
opone a la naturaleza que ha devenido independiente.”(Marx, 1902, p.60)

71
Marx: doscientos años después (1818-2018)

vez en los Grundrisse18 que Marx discute como dice Bellamy


(2004): “el cambio en la materia” y “las relaciones de
producción” asociando estos conceptos en una relación
metabólica19 que al separarse aliena las partes:
Lo que requiere explicación o el resultado de un proceso
histórico no es la unidad del hombre viviente y actuante con
las condiciones inorgánicas, naturales de su metabolismo
con la naturaleza y por lo tanto su apropiación de ésta; sino
la separación entre estas condiciones inorgánicas de la
existencia humana y esta existencia activa, una separación
que es puesta plenamente en la relación del trabajo
asalariado y el capital. (Marx, 1971, p.447)
La ciencia ya no podía concebirse como un cúmulo estático
de conocimientos, sino como producto de las interacciones
cambiantes en los procesos contradictorios de la misma
naturaleza: “La destructibilidad del átomo, su inagotabilidad,
la mutabilidad de todas las formas de materia y de su
movimiento ha sido siempre el pilar del materialismo
dialéctico” (Lenin, 1999, p. 364).

Es en esta coyuntura histórica de la ciencia que Sergei


Vavilov20 iniciaría sus investigaciones en el mismo
laboratorio de Lebedev en la universidad de Moscú;

18
También llamados “Elementos fundamentales para la crítica del la
economía política”son una recopilación de anotaciones previas al
“Capital” Elaborados por Karl Marx entre 1857 y 1858.
19
“Stoff-wechsen”: noción de “intercambio material” que subyace en el
proceso estructurado de crecimiento y decadencia biológicos.
20
Nacido en Moscú en 1891, su padre un comerciante burgués de textiles
que esperaba que él y su hermano Nikolai continuaran el negocio. Sergei
y Nikolai seguirían un rumbo diferente haciéndose científicos, el primero
en física y el segundo en biología. A pesar de que su padre había perdido
todas las propiedades Sergei y Nikolai no abandonaron su país, se dieron
cuenta como dice Bolotovsky et al.( 2004) que tenían que convivir con el
gobierno soviético.

72
Marx: doscientos años después (1818-2018)

investigaciones que en 1914, año en que Europa se


convulsionaba con el inicio de la Primera Guerra Mundial, le
permitirían graduarse con honores como físico
(L’Annunziata, 2016). Luego de su primer escrito “El efecto
del calor en el desvanecimiento de los colorantes”
abandona la universidad con otros amigos en protesta a las
persecuciones policiales en la misma (Bernal, 1951). Es
durante este tiempo que al igual que otros científicos Sergei
es llamado a prestar el servicio militar. Para 1917, Sergei es
tomado prisionero en Alemania:
Durante toda la noche fue interrogado por un oficial alemán
que resulto ser un físico, pasaron toda la noche discutiendo
sobre física, especialmente la nueva teoría de Max Planck21.
Por la mañana el oficial le había ayudado a escapar y en
febrero de 1918 Sergei Vavilov apareció en Moscú.
(Bolotovsky, Vavilov, & Shmeleva, 2004, p. 1)
Con la Revolución rusa se crean centros de estudio del
fenómeno atómico: el Instituto Físico-Técnico de Radiología
el 29 de septiembre de 1918 a cargo de A. F. Ioffe, el
Instituto Aerohidrodinámico fundado por N. E. Zhukovsky el
1 de diciembre de 1918; el Instituto estatal de óptica en 1922
bajo la dirección de D. S. Rozhdestvensky; la Academia de
Ciencias de la Unión Soviética en 1925 y el Instituto de
Física de Moscú en el antiguo laboratorio de Lebedev.

1920 fue un gran período de libertad para la ciencia en Rusia,


a pesar de la guerra civil que se desataba y el colapso
económico que enfrentaba la nueva nación, no se podía
desconocer que la ciencia en Rusia estaba cambiando, la

21
La teoría expone que la radiación no puede ser emitida ni absorbida de
forma continua, sino solo en determinados momentos y pequeñas
cantidades denominadas cuantos o fotones. A pesar de ser una teoría
aceptada por la comunidad científica de la época carecía de una prueba
experimental directa.

73
Marx: doscientos años después (1818-2018)

educación había tenido cambios radicales en cuanto al acceso


popular y la eliminación de la atrasada y anticientífica
filosofía educativa arraigada en un mecanicismo clásico que
ahora se enfrentaba a una visión dialéctica de la naturaleza.
Es en esta nueva concepción que el materialismo dialéctico
surge como nuevo método del conocimiento de la ciencia,
una ciencia en correspondencia evidente con la naturaleza, la
sociedad, sus relaciones y su desarrollo histórico tal como lo
afirma Engels (1961). Trotsky, había dicho: “El método de
Marx es dialéctico, pues observa cómo evolucionan la
naturaleza y la sociedad y la misma evolución como la lucha
constante de las fuerzas en conflicto” (Trotsky, 1939, p.4). Y
sigue más adelante diciendo: “Sólo en una sociedad socialista
el marxismo (y el materialismo dialéctico) dejará de ser sólo
un instrumento de lucha política para convertirse en un
método de creación científica, el elemento y el instrumento
esenciales de la cultura espiritual” (Trotsky, 2006, p.95).

El movimiento científico que por ese entonces renacía con


las nuevas ideas acerca del descubrimiento de la célula
animal y vegetal, la teoría de Darwin sobre la evolución de
los organismos22 y la ley de la conservación y la
transformación de la energía, encontrarían una respuesta
filosófica acertada en las palabras de Marx y Engels.
Se reconoce a partir de ese momento en la física la relación
dialéctica de los contrarios: en la mecánica del calor (térmica
y dinámica), en el principio de la conservación de la
energía23(energía y materia), en el movimiento ( atracción y
22
“… en el proyecto de explicación darwinista del comportamiento moral
la competición y la cooperación aparecen en una dialéctica
paradójica.”(Pérez-Acosta, 2011, p.166).
23
Engels “… desarrolla creadoramente el materialismo dialéctico cuando
adelanta su proposición de la indestructibilidad cualitativa de la materia y
el movimiento. En el ciclo perenne del movimiento de la naturaleza, cada

74
Marx: doscientos años después (1818-2018)

repulsión), en la configuración de las cargas eléctricas


(positivas y negativas), en la explicación del fenómeno de la
luz (electricidad y magnetismo) y en la teoría cuántica que
nacía como consecuencia de los experimentos sobre los
materiales radioactivos (dualidad onda-partícula)24 . La física
y el átomo sustentaban y fundamentaban científicamente a la
dialéctica de la naturaleza como método científico moderno.
Engels interpreta el cambio en la naturaleza física de la
materia desde el pensamiento dialéctico de Marx:
La dialéctica llamada objetiva domina toda la naturaleza, y
la que se llama dialéctica subjetiva, el pensamiento
dialéctico, no es sino el reflejo del movimiento a través de
contradicciones que se manifiesta en toda la naturaleza,
contradicciones que, en su pugna constante en lo que acaba
siempre desapareciendo lo uno en lo otro que lo contradice
o elevándose ambos términos a una forma superior, son
precisamente las que condicionan la vida de la naturaleza.
Atracción y repulsión. (Engels, 1961, p.178)25

Es el mismo León Trotsky, quien el 1 de marzo de 1926 en el


primer Congreso de Amigos de la Radio, en su discurso
decide dar vía libre a una nueva concepción científica:

forma finita de existencia de la materia es transitoria…”(Progreso, 1978,


p.80).
24
Para 1924 Louis de Broglie basado en los resultados de Plank, Einstein
y Compton supuso que cualquier partícula puede comportarse como una
onda en determinados experimentos. A cada partícula corresponde una
onda asociada, es decir la materia tiene un comportamiento dual,
dialéctico.
25
“Solo si se reconoce con Marx la realidad material como socialmente
mediada, se puede evitar la ontología y hacer realmente justicia a la
formulación de Engels, de que la materia como tal es una abstracción y
que solo existen determinados modos de ser de la materia”(Schmidt,
1977, p.30).

75
Marx: doscientos años después (1818-2018)

El fenómeno de la radioactividad, que nos ha llevado a la


necesidad de concebir el átomo con un complejo sistema
de partículas todavía “impensables”, no puede servir de
argumento más que contra un espécimen desesperado de
materialismo vulgar que no reconozca como materia más
que aquello que pueda sentir con sus manos desnuda…La
radioactividad que acabamos de mencionar no constituye
en ningún caso una amenaza para el materialismo y es, al
mismo tiempo, un magnífico triunfo de la dialéctica.
(Trotsky, 2006, p.186)
Estas son las visiones que Sergei Vavilov percibe, quien ve
en esta sociedad socialista un nuevo camino a la ciencia. Su
proceso de entendimiento de los fenómenos de la óptica a
través de la historia, le hace reconocer el papel tan importante
de la relación dialéctica entre la física y las matemáticas:

Además de su papel de asistente de heurística concreta para


el físico, las matemáticas han sido el único lenguaje
adecuado capaz de expresar la dialéctica vital de los
procesos naturales que no encajan por completo en los rieles
mecánicos rectos de la física clásica. La dialéctica de los
nuevos fenómenos en toda su contradicción se ha vuelto
obvia para el físico en la última década. (Vavilov, 2012, p.
188)

Vavilov expresa, de esta forma, el cambio abrupto en la


metodología de investigación de las ciencias que la dialéctica
de la naturaleza está ejerciendo. Rescata el método teórico de
Maxwell sobre la extrapolación, considerando que la
correlación entre la forma matemática y el experimento físico
permiten dar un contenido más general de la realidad.

En 1932 Vavilov y Eugeny Brumberg desarrollan un método


fotométrico para medir las fluctuaciones de la luz en los
umbrales mínimos de la visión humana, el cual se basaba en
mediciones de tipo estadístico (probabilístico). Tal como lo

76
Marx: doscientos años después (1818-2018)

afirma Bolotovsky et al. (2004) en 1933 él y su estudiante de


doctorado Pavel Cherenkov se introducirían a un nuevo
mundo del estudio de la luz: “la luminiscencia de las
soluciones de sal de uranilo bajo la influencia de los rayos
gamma” estudio que les llevaría a encontrar un nuevo
fenómeno óptico conocido como el efecto Vavilov-
Cherenkov.26

Desde 1926 Vavilov había reportado que la eficiencia


cuántica era independiente de la longitud de onda de
excitación, conclusión a la que había llegado después de
someter a experimentos de luminiscencia el ojo humano,
experimentos en los cuales se exponía la visión a largos
periodos de oscuridad, luego de los cuales emitía un débil
destello de luz desde una lámpara, que el ojo a pesar de la
débil frecuencia de la onda lograba percibir. Vavilov,
experimentalmente no solo confirmaba la teoría cuántica de
Planck; también descubría que el ojo humano tiene cierta
inercia que no le permite registrar separadamente los
fenómenos que suceden a gran rapidez, como es el caso de la
luz; y es precisamente por esto que las reacciones del ojo a
cada cuanto de energía se confunden con una sensación de
continuidad de la luz; se confirmaba así que había una
mediación humana entre el hombre y la realidad, que en el
proceso de hacer ciencia natural era necesario incorporar esta
mediación.

26
Cuando una partícula eléctricamente cargada se mueve más rápido que
la luz en un medio material y pierde energía, emite radiación. Este efecto
lamentablemente ante la comunidad científica internacional es a veces
solo conocido como el efecto Cherenkov. Vavilov en un gesto honorable
pidió a Cherenkov que al traducir el texto en inglés no colocase su
nombre por los problemas que ya tenía con los editores de la revista
Nature, de todas formas, estos rechazaron el artículo y es la revista
Physical Review quien lo publica. Cherenkov recibirá por esto el premio
Nobel de Física en 1958 (Ganfornina, 2016).

77
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Solo cuando procede de la percepción de los sentidos en su


doble forma de la conciencia sensual y la necesidad
sensual, es decir, solo cuando la ciencia procede de la
naturaleza; es verdadera ciencia. Toda la historia es la
historia de preparación y desarrollo de "hombre" para
convertirse en el objeto de conciencia sensual, y
convirtiendo los requisitos del "hombre como hombre" en
sus necesidades. La historia misma es una parte real de la
historia de la naturaleza que se desarrolla en el hombre. La
ciencia natural a su tiempo logrará incorporar en sí la
ciencia del hombre, así como la ciencia del hombre
incorporará en sí misma la ciencia natural: solo ahí habrá
una verdadera ciencia. (Marx, 2010, p.303)

En 1934 Sergei Vavilov funda el instituto Lebedev de Física


como parte de la antigua Academia de Ciencias de Rusia
(ahora soviética), tal vez en un gesto de devolución a aquellos
científicos que forjaron su vida, D. Bernoulli, L. Euler y M.
V. Lomonosov, quienes alguna vez hicieron parte de aquel
laboratorio de física. A partir de esta fecha se dedica por
completo a sus estudios sobre la radiación. En 1938 escribe
un informe a la academia de ciencias para crear el comité de
física nuclear presidido por él y Abram Ioffe, Igor Kurchatov,
Pyort Kapitza y Abram Alikhanov como miembros para
solicitar la creación de un ciclotrón27.

27
El sistema de aceleradores de partículas había sido desarrollado
inicialmente en Suiza en 1920 por H. Greinacher. Alemania en 1928 en la
Rhenish-Westphalian University, R. Widerröe había acelerado iones de
sodio y potasio. En 1931 R. J. Van de Graaf en la Universidad de
Princeton diseñó el primer generador electrostático de alto voltaje. Para
1932 J.D. Cockroft y E.T. S. Walton en Inglaterra construyeron el primer
ciclotrón, la maquina que podía ceder energía a un haz de partículas
cargadas acelerándose para destruir en un choque los núcleos
atómicos.(Caro, Lopez, & Sanchez, 1999).

78
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Sin embargo, los años oscuros regresarían a la vida de Sergei


Vavilov; entre 1937 y 1938 muchos físicos del instituto
Lebedev fueron arrestados: Grigori Landsberg su jefe de la
división de óptica, Igor Tamm jefe de ingenieros de la fábrica
de productos químicos y Sergei Rytov jefe de la división de
radio física, entre otros (L’Annunziata, 2016).

Para ese entonces, el agrónomo soviético T. Denissovich


Lysenko había logrado hacer germinar semillas de trigo de
invierno en primavera incrementando la producción y
ganándose el favor de Stalin28. Promovía, además, las ideas
de que los organismos aprendían del entorno y pasaban las
características a sus descendientes, una idea totalmente
contradictoria a la de los genes de Mendel, que defendía
Nikolai Vavilov (Esther & Sánchez, 2011). El 6 de agosto de
1940 Nikolai Vavilov hermano de Sergei Vavilov es tomado
prisionero.

Con la captura de su hermano Sergei Vavilov decide asumir


otra postura ante el régimen de Stalin y como dice
Kojevnikov (1996) manejar de una manera fría la situación,
casi empleando una máscara para asumir su responsabilidad
ante la ciencia. Sin embargo, su postura inquebrantable por la
ciencia y por su creencia en el método dialéctico de la
naturaleza se mantendría. Vavilov escribe citando a Marx:

...Echando un vistazo a la historia de la teoría de la luz y la


materia sobre la lucha incesante con su éxito alterno entre
la teoría de las ondas y los corpúsculos, vemos una imagen

28
Es conocida la frase de Lysenko: “sea en el mundo académico, o no
académico, un enemigo de clase sigue siendo un enemigo de clase” ante
lo cual Stalin exclama: “¡Bravo, camarada Lysenko, bravo!”. Con la
publicación de su primer artículo “las dos ciencias” inicia un régimen del
terror para muchos científicos que antes pertenecían a la clase
burguesa.(Rossianov, 1976).

79
Marx: doscientos años después (1818-2018)

típica del proceso dialéctico del pensamiento, aún


incompleto hoy:

"Pero una vez que ha logrado presentarse como una tesis,


esta tesis, este pensamiento, opuesto a sí mismo, se
divide en dos pensamientos contradictorios: el positivo y
el negativo, el sí y el no. La lucha entre estos dos
elementos antagónicos incluidos en la antítesis
constituye el movimiento dialéctico. El sí se convierte en
no, el no se vuelve sí, el sí se vuelve sí y no, el no se
vuelve no y sí, los contrarios se equilibran, neutralizan,
paralizan mutuamente. La fusión de estos dos
pensamientos contradictorios constituye un nuevo
pensamiento, que es la síntesis de ellos. (Marx, 2009,
p.48)

Y, así se sigue:

Este pensamiento se divide una vez más en dos


pensamientos contradictorios, que a su vez se fusionan
en una nueva síntesis. El físico gradualmente se acerca
más y más a la comprensión de las formas matemáticas
de la electrodinámica cuántica que finalmente unen el sí
y el no contradictorios en una sola ley dialéctica.
(Vavilov, 2012, p.188)

Para 1941, la gran invasión alemana nazi a la URSS, alertó al


gobierno y se tomaron medidas definitivas a nivel científico:
el instituto Levedev fue trasladado a Kazan y el instituto de
Óptica a 200Km de la misma ciudad. Los avances científicos
a nivel de la física de partículas habían llevado a la
concepción de la fusión y fisión nucleares y a la posibilidad
de liberar grandes cantidades de energía de los materiales
radioactivos, la posibilidad de una bomba atómica era cierta.
El gobierno soviético en 1942 aprueba la construcción de una
bomba atómica. La carrera armamentista por la supremacia
nuclear había iniciado.

80
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Luego de la muerte de su hermano en prisión en 1943, y


finalizada la segunda guerra mundial; Sergei Vavilov
escribió:

…. ¿Y qué le ha dado la ciencia a nuestro país en este


período? Nosotros solo debemos mirar a nuestro alrededor
para ver sus frutos en todas las manos. De hecho, el estado
soviético como un todo, a través de todas las dificultades de
la existencia en el cerco capitalista, es guiado y dirigido
según las líneas concebidas y expuestas por la gran doctrina
científica de Marx, Engels y Lenin. Las opiniones de
hombres y mujeres soviéticos sobre la naturaleza y la
sociedad han cambiado fundamentalmente. Ahora se basan
en el materialismo dialéctico sano e inconquistable. Guiado
por el materialismo dialéctico, el científico soviético
combate sin temor todo intento de distorsionar la
ciencia…La segunda guerra mundial trajo a la humanidad
una prueba concreta de la tremenda importancia de la ciencia
y la tecnología en nuestros tiempos. El desarrollo de la
ciencia ha puesto en manos de la raza humana armas y
fuerzas naturales equivalentes en potencia a los trastornos
elementales. Y es una cuestión del momento más vital en
cuyas manos caen estas poderosas armas. La ciencia y la
tecnología en manos del fascismo insano amenazaban el
destino de la humanidad. La ciencia y la tecnología en
manos de los imperialistas que sueñan con el dominio del
mundo se convierten en un medio para esclavizar a los
pueblos. La ciencia y la tecnología en las manos de la
democracia progresista soviética promueven la prosperidad
universal y facilitan el avance al comunismo. (Vavilov,
2008, p.39-41)

Mejor no lo hubiese dicho nadie; el pensamiento de Marx


había quedado inmerso en el desarrollo del pensamiento
científico como una prueba indiscutible de los cambios
dialécticos de la naturaleza. El transcurso de la vida de

81
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Sergei Vavilov el científico que ha servido como ejemplo a la


trascendencia del pensamiento de Marx, continuaría hasta el
25 de enero de 1951, la misma revista Nature escribiría en su
obituario:

Vavilov como hombre tenía una dignidad tranquila. Él no se


imponía a otros, sino que ordenaba el respeto por la
racionalidad de sus juicios y la integridad de su carácter. Su
muerte probablemente se debió al exceso de trabajo; pero él
ya había contribuido más de lo que le correspondía a su país.
(Bernal, 1951,p.679)

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86
Marx: doscientos años después (1818-2018)

MARX Y LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE

Alonso Báquiro1
alonsobaq@gmail.com

Marx, el gran filósofo alemán del siglo XIX, famoso por ser
el precursor del materialismo histórico, el continuador de la
dialéctica hegeliana y por identificarse como científico social,
pensó en un modelo de sociedad distinto, un modelo donde
las clases sociales no fueran el factor predominante, un
escenario donde el hombre, a través de la dignificación del
trabajo lograra liberarse y liberar a los otros del yugo servil
del capital.

En el contexto de las difíciles relaciones fabriles de la


centuria decimonónica y de la expansión del capitalismo
industrial, surgen una teoría y un discurso necesarios para
reivindicar los anhelos y expectativas de un sector marginado
en crecimiento y éste es el proletariado urbano.

El mal llamado “comunismo” surge como ideología y


filosofía que se convirtió en vivo reflejo de los intereses de
los trabajadores, pero los obreros por sí solos no inventaron
este corpus teórico; Karl Marx conoció, analizó, indagó y
reflexionó sobre las condiciones de vida de la clase proletaria
y plasmó en el papel un diagrama o mapa del papel histórico
y político de este grupo social, llamado a transformar la
historia.

La clase trabajadora, obrera o proletaria, como se le quiera


denominar, está llamada a romper con los lazos que el capital

1
Colombiano. Historiador de la Pontificia Universidad Javeriana. Es
magister en Estudios sociales. Dirige el programa Hermes de la SED
Bogotá. Es docente de planta del Colegio Enrique Olaya Herrera IED.

87
Marx: doscientos años después (1818-2018)

genera en el mundo, a través de un proceso revolucionario de


toma del poder y de apropiación de los medios de producción
y a la transformación abrupta como actor del cambio
histórico (Marx & Engels, 1993), pero este papel debe quedar
claro y expreso. Marx plasma este papel en el manifiesto del
partido comunista de 1848 en compañía de Federico Engels
(Kolesov, 1988).

El comunismo durante el siglo XIX, después de la


promulgación del Manifiesto, tuvo dificultades en expandirse,
consolidarse y defenderse como doctrina social, muy al tenor
en su prólogo, este fantasma que amenazaba por apoderarse
de Europa fue perseguido en Santa Alianza por Metternich
como por otros tantos reaccionarios (Marx & Engels, 1993)
frente al miedo de un caos en el romántico mundo ordenado
de las élites.

El temor a la repartición autoritaria de la riqueza por un


grupo de facinerosos locos fue el aliciente para que los
grupos burgueses y ultra conservadores buscaran por todos
los medios detener el avance comunista bien sea por la
convicción, bien sea por la fuerza. Los “Tories” europeos
buscaron, tanto mecanismos internos como externos para
detener focos de protesta social y ponerle freno al avance de
este tipo de ideologías; tal fue el caso de la comuna de Paris
de 1871 donde el uso de la fuerza, la represión y los
centenares de muertos fueron el claro anuncio de lo que les
pasaría a estos incendiarios trabajadores.

Pero, pese al panorama difícil de lucha de los trabajadores


por mejoras en sus condiciones, la ideología proletaria,
socialista y porque no decir “comunista” seguía avanzando a
lo largo del siglo XIX; libros, folletos, pasquines y reuniones
iban en crecimiento, la conciencia de los obreros iba
mejorando día a día, tanto así que en Inglaterra apareció,

88
Marx: doscientos años después (1818-2018)

finalizando el siglo, el primer partido de trabajadores que


reivindicaba los derechos y anhelos de esta clase
(Hobsbawm, 1998).

Esta situación de avance no era igual en dos países


industrializados: Francia y Alemania donde se persiguió con
vehemencia todo foco obrero o socialista, pero ello no
impidió que estos focos de ideología proletaria se formaran y
dieran origen a partidos de corte socialista o social-demócrata
en estos países.

Marx al vivir en Inglaterra durante mucho tiempo se dio


cuenta de las difíciles condiciones que sufrían los
trabajadores, las jornadas laborales de casi 20 horas, el
trabajo de niños y mujeres que hacían inhumano el vivir y la
pérdida de los vínculos familiares. Esta Inglaterra tenía una
clase obrera en crecimiento, adquiriendo conciencia de clase
de sus condiciones, pero no era lo suficientemente
revolucionaria para cambiar de manera violenta la historia
(Kolesov, 1988).

Este mundo inglés industrializado, con un capitalismo


floreciente era el escenario perfecto para desarrollar el
modelo comunista, pero el reformismo conveniente del
sistema británico y las fuertes tradiciones de los ingleses no
fueron los más adecuados para el nacimiento de una ideología
y modelo comunistas; tampoco lo fue Francia o Alemania,
países capitalistas e industriales; entonces, ¿dónde se podía
desarrollar este modelo comunista propuesto por Marx?

Parecía no existir país en Europa para realizar esta ideología


del Manifiesto comunista, que reuniera esas condiciones
maduras de las que hablaba Marx; todos los países europeos
estaban apenas en expansión y desarrollo de estructurales
coloniales propicias a sus necesidades, eran países imbuidos

89
Marx: doscientos años después (1818-2018)

de conservadurismo y liberalismo a la vez, pero en los más


capitalistas primaron las ideas liberales.

El liberalismo europeo de inicio de siglo XIX, promovió la


doctrina de los derechos fundamentales, de los derechos del
hombre, de los derechos de los grupos, de la sumisión del
soberano al Parlamento, de los frenos y contra frenos entre
poderes públicos, pero nunca habló de los derechos de los
trabajadores, de la clase obrera que estaban en vilo durante
este período.

Este liberalismo recorrió como una chispa todo el continente


europeo y alcanzó a los confines de uno de los más antiguos
imperios y éste era el Imperio Ruso.

Rusia se caracterizó durante mucho tiempo por ser un país


agrario, alejado de los cambios europeos, de un pasado feudal
inquebrantable sostenido por la monarquía zarista fiel y
guardián de lo más tradicional en la ortodoxia eslava. Las
ideas liberales llegan al mundo ruso y empiezan a generar
cambios ideológicos en los jóvenes y sectores abiertos a un
capitalismo, ello permite crear una “intelligentsia” (grupo
ideológico, reformador que quería hacer más abierto el viejo
sistema zarista).

Esa intelligentsia rusa empezó a reunirse en cafés y tertulias


para planear transformaciones en la Rusia del siglo XIX;
buscaba una dieta o parlamento que le pusiera freno al Zar e
hiciera las reformas necesarias para pasar a un sistema más
desarrollado, más capitalista, con más libertades y donde se
eliminará la servidumbre para siempre.

Este grupo no era bien visto por el régimen zarista porque era
un obstáculo a las pretensiones absolutistas del monarca ruso,
por ello fue perseguido, censurado solo durante el reinado de

90
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Alejandro II; este movimiento parecía ver cristalizado


algunos de sus propósitos ya que a este personaje le
interesaba aplicar algunas reformas.

Desafortunadamente otros grupos de una tendencia


anarquista, más proclives a la eliminación de la monarquía
atentaron contra la vida del zar quien terminó siendo
asesinado. El sucesor del zar: Alejandro III en forma de
retaliación prohibió la intelligentsia, grupos anarquistas por
considerarlos sanguinarios, los persiguió y ejecutó a algunos
de sus miembros, entre ellos al hermano del futuro líder de la
URSS, “Lenin”.

Pese a la represión los grupos libertarios, anarquistas


siguieron reuniéndose en la clandestinidad y fraguando un
futuro cambio en la Rusia zarista, a un modelo más abierto
donde la libertad fuera la premisa. La Rusia de fines del siglo
XIX estuvo inmersa en situaciones de orden político
complejas que hicieron más difícil la existencia de los
súbditos: guerras, hambre y bajos salarios tuvieron que
soportar con régimen de servidumbre cada vez más asfixiante
para la población.

Esta Rusia de inicios de siglo XX parece más propicia a una


transformación liberal de la sociedad, entonces ¿cómo llegó
una revolución de orden comunista tal como se lo podría
imaginar Marx a implantarse en un territorio feudal ni
siquiera capitalista como lo era Rusia?

Marx nunca se imaginó una revolución comunista en Rusia,


pero se dieron a falta de una dos: una revolución liberal y una
revolución aparentemente comunista, que parecía más
socialista, la de octubre de 1917. La población rusa se cansó
de las duras condiciones de la monarquía zarista, del hambre
y de la indiferencia de su soberano a quien no le preocupaban

91
Marx: doscientos años después (1818-2018)

los problemas de su pueblo; la guerra recrudeció las


condiciones y puso fin a un reinado de tres siglos en cabeza
de la dinastía Romanov.

La Primera Guerra mundial mostró lo peor de la especie


europea, pero fue el motor para el fortalecimiento de los
partidos obreros o de los trabajadores ya que estos promovían
la paz y no la guerra de la cual estaba cansada la mayoría de
la población. La burguesía rusa aprovechó el inconformismo
popular y provocó la primera revolución donde el zar tuvo
que renunciar a su trono y dejar el gobierno en manos de los
liberales.

Este republicanismo incipiente en Rusia no fue capaz de


entender o canalizar las expectativas de una población que
quería vivir de su trabajo y en paz, por ello este gobierno
estaba condenado a sucumbir y quien colocó la gota para el
gran derrame de agua fue Lenin.

Lenin, un personaje de la intelectualidad política rusa, fue un


ávido lector de las doctrinas socialistas, en particular de la
filosofía de Marx. Durante la segunda mitad del siglo XIX
Lenin fue construyendo una doctrina propia para entender la
Rusia de su tiempo y comprendió que la población rusa debía
liberarse de la servidumbre que por siglos la había
subyugado, pero él era consciente de que su país no estaba
listo para una revolución comunista al estilo más marxista,
sino que debía hacer adaptaciones acordes con la situación
política y social de aquel entonces (Kolesov, 1988).

En la Rusia zarista los campesinos vivían en condiciones


deplorables y los trabajadores de las pocas fábricas rusas
soportaron circunstancias difíciles (bajos salarios y largas
jornadas); esas formas de vida eran el escenario propicio para
promover un proceso revolucionario que aunados con la

92
Marx: doscientos años después (1818-2018)

hambruna y las duras condiciones de la guerra hicieron


estallar al país de los soviets en una escalada violenta sin
precedentes.

La revolución en Rusia promovida por Lenin era distinta a la


revolución promovida por la Intelligentsia, la primera,
inspirada en Marx quería la dignificación del trabajo de
campesinos y obreros la segunda promovió la modernización
y la democratización en Rusia con un sistema liberal de
frenos y contra frenos al poder ejecutivo, pero eran tan
difíciles las circunstancias sociales que la revolución
burguesa tuvo que sucumbir al avance de una revolución
social como fue la de octubre de 1917.

Lenin llegó en un tren proveniente del centro de Europa y


sabía que la revolución de febrero no estaba cumpliendo con
las expectativas de la población y aprovechó el momento para
hacer su propia revolución, hablando, convocando
campesinos, trabajadores, hasta que logró su cometido
provocando la toma del palacio de invierno el 25 de octubre
de 1917 (Hobsbawm, 1998).

La revolución de octubre cambió el curso de la historia rusa e


impuso un sistema socialista al país de la dinastía Romanov
(Kolesov, 1988). Todo el mundo occidental se asustó
creyendo que se había impuesto el comunismo en el mundo,
pero lo que se impuso en Rusia fue un modelo de socialismo
con pretensiones de alcanzar la propiedad común de bienes a
largo plazo; las ideas de Marx no eran viables para Rusia ya
que no tenía un sistema capitalista desarrollado previo a la
implantación del comunismo, pero Lenin materializó la idea
socialista de Marx en un hecho real y tangible al cambiar el
panorama ruso de atraso por otro de desarrollo económico a
la fuerza.

93
Marx: doscientos años después (1818-2018)

La pretensión de Lenin fue un socialismo capaz de crear


desarrollo e industrializar al país para, mucho después,
aplicar con un grado de conciencia y desarrollo económico el
tan anhelado "comunismo" (Hobsbawm, 1998). La URSS fue
el primer intento de organizar el socialismo ruso en un
modelo de Estado y sociedad con pretensiones de llegar a la
meta comunista, pero debido al grado de atraso que tenía
Rusia debió poner primero a flote la economía rusa, luchar
contra los enemigos internos y externos, para luego organizar
el país imponiendo el orden con un ejército propio y un
sistema de administración que se convertiría en la futura e
inoperante burocracia rusa (Kolesov, 1988).

No obstante, las ideas de revolución en Lenin no solo eran de


índole doméstica, también tenían pretensiones
internacionalistas. La idea de una revolución mundial era
clave en Marx, cuestión que desarrolló Lenin con la
pretensión de que todos los proletarios del mundo se
avinieran a esa revolución planetaria, de la cual su pionera
era la Rusia soviética que logró implantar el régimen de los
soviets, modelo que debían seguir las clases trabajadoras
internacionales conscientes de sus luchas de clases y papel
histórico (Hobsbawm, 1998).

Este anhelo revolucionario y el triunfo socialista fueron el


motor de muchas insurrecciones en Europa y Asia; solo la
mención del nombre de Lenin generaba un fervor en sus
simpatizantes que lo usaban como bandera de lucha para
seguir adelante (Hobsbawm, 1998).

Las ideas iniciales de Marx fueron la inspiración para la


revolución proletaria en Europa, pero la concreción real
fueron las ideas de Lenin que desarrollaron el proyecto
socialista en un país: la Rusia de los zares.

94
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Desafortunadamente, la historia mostrará las crueldades de


un denominado socialismo policiaco de Estado, en cabeza de
Stalin y la ineficiencia de un Estado socialista con Breznev
que llevaría a la caída del socialismo desarrollado de la
URSS. Si bien el comunismo de Marx no se ha realizado,
hasta ahora lo que se ha creado es un socialismo anclado en
la globalización que desafía dialécticamente a los más
marxianos y a los más ortodoxos capitalistas.

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95
Marx: doscientos años después (1818-2018)

96
Marx: doscientos años después (1818-2018)

MARX Y FREUD: LA MERCANCIA Y LA


DESAPARICIÓN DEL SUJETO

Nelson Enrique Barrero García1


kalos46@hotmail.com

Marx, Nietzsche y Freud no son próximos únicamente por


estar rotulados como maestros de la sospecha. Trastocar las
bases sobre las que se fundaba su época en cuanto a
economía, religión o desarrollo psíquico no agota su
coincidencia. Encontrar argumentos coincidentes en las tres
teorías es un hecho que los mantiene actuales por la
posibilidad de ir y venir a lo largo de sus obras.

Uno de estos argumentos que nos guiará en este ir y venir de


Marx a Freud es el que sugiere que el sujeto desaparece en el
discurso capitalista viéndose obligado a buscar una
patentización en lo real, a emerger en lo real.

Hacer uso de los conceptos de Marx para leer un contexto


200 años posterior, es algo muy frecuente en estos tiempos.
La atemporalidad de su análisis permite que, hoy por hoy, se
busquen en él pistas que permitan develar los
cuestionamientos propios de la época. Uno de estos
cuestionamientos contemporáneos que justamente permite
una vuelta a Marx proviene de otro de aquellos que, junto a
él, sospecharon que los devenires acontecimentales de cada
época eran el caldo de cultivo de malestares a los que había
que prestar atención: Freud.

1
Colombiano. Nelson Enrique Barrero García. Filósofo de la Universidad
Nacional de Colombia (Bogotá) y magister en psicoanálisis de la
Universidad de Kennedy (BS-AS. Argentina). Es docente del
Departamento de Cundinamarca en la localidad de Guatavita.

97
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Freud, de manera similar a Marx, pretendió todo el tiempo


dar forma a conceptos que sirvieran para apropiarse e
interpretar las causas y las consecuencias de los devenires
socio-históricos, por ejemplo, el de la llegada de la
industrialización. Este acontecimiento que, según el análisis
realizado por Marx, da pie a la consecuente imposición
progresiva del liberalismo y el ulterior desarrollo de los
movimientos obreros como nueva fuerza histórica que
determinaría en adelante los derroteros en cada uno de los
cuatro pilares en los que se sostiene y fundamenta la
estructura social: política, religión, economía y educación,
son también centro de preocupación en la teoría freudiana.

Pero si pretendemos establecer el valor que merece nuestro


concepto del desarrollo cultural como un proceso particular
comparable a la maduración normal del individuo,
tendremos que abordar sin duda otro problema,
preguntándonos a qué factores debe su origen la evolución
de la cultura, cómo surgió́ y qué determinó su derrotero
ulterior. (Freud, 1930, p. 223)

En El Malestar en la Cultura (1930) Freud es claro al afirmar


que las nuevas condiciones materiales de la historia tienen
siempre nuevas exigencias pulsionales a las que el aparato
psíquico del sujeto debe responder. La afirmación que
defiendo a continuación es que en Marx se puede leer una
afirmación de naturaleza similar a la freudiana, a saber, que
la lógica capitalista impone al sujeto toda una serie
condiciones que, pretendiendo eliminar su subjetividad,
instiga a que aquel responda buscando su patentización en el
ámbito de lo real.

La propuesta para dar desarrollo a esta tesis es que, en lo que


sigue, se analice una serie de situaciones concretas de la

98
Marx: doscientos años después (1818-2018)

contemporaneidad de la mano de Marx separándolas en


argumentos que permitan hacer evidentes las coincidencias
entre el Marx y Freud proyectando la argumentación hasta un
punto en el que se puedan emitir interpretaciones de
características del sujeto moderno que se tomen como
malestares contemporáneos.

La Mercancía y el Sujeto

En el libro primero de El Capital intitulado El proceso de


producción del capital, Marx (1867) resalta a la mercancía
como elemento central de toda una serie de determinaciones
que, juntas todas ellas, avisarían del malestar cultural al que
debían enfrentarse los sujetos de una sociedad capitalista:

La mercancía es, en primer término, un objeto externo, una


cosa apta para satisfacer necesidades humanas, de cualquier
clase que ellas sean. El carácter de estas necesidades, el que
broten por ejemplo del estómago o de la fantasía, no interesa
en lo más mínimo para estos efectos. Ni interesa tampoco,
desde este punto de vista, cómo ese objeto satisface las
necesidades humanas, si directamente, como medio de vida,
es decir como objeto de disfrute, o indirectamente, como
medio de producción. (P. 43)

Al hablar de la mercancía, definida allí como “un objeto


externo, una cosa apta para satisfacer necesidades humanas,
de cualquier clase que ellas sean” (Marx, 1867, p. 43), se
marca así desde el comienzo el carácter de satisfacción
envuelto en el concepto mismo de mercancía. Satisfacer
etimológicamente significa hacer bastante. No es el
subsanar o el complacer la necesidad ni el llenado de aquel
vacío al que refiere la necesidad el que satisface. Es el
hecho mismo de hacer, la tendencia hacia…, es el dirigirse
mismo el que proporciona satisfacción. “El carácter de estas
necesidades, el que broten por ejemplo del estómago o de la

99
Marx: doscientos años después (1818-2018)

fantasía, no interesa en lo más mínimo para estos efectos”,


agrega Marx.

Así, si es la tendencia la que interesa, el objeto mismo


pierde interés. Aquella dinámica comercial que Marx
entendía como Mercancía-Dinero-Mercancía dará un giro
provocado por este desinterés en el objeto comerciado. La
búsqueda del objeto que llene mi necesidad, su valor de uso,
se abandona por la consecución de la repetición misma, del
hacer bastante. Se pasa entonces a la lógica: Dinero-
Mercancía-Dinero. Consigo dinero para adquirir la
mercancía que me permita ganar más dinero y que al
comerciarla ganan más dinero abriéndome así las puertas a
más mercancías.

La mercancía como bien con el que se comercia poseerá un


valor de cambio dependiente de la utilidad y, por lo tanto, de
las necesidades que como bien útil pueda suplir. Las
características contextuales del lugar en el que se comercie, la
cantidad de mercancía disponible para el comercio y su
calidad son las variables que en principio determinarán aquel
valor. Pero Marx resalta una propiedad más que está siempre
presente anterior a estas variables: el trabajo.

La cantidad de mercancía disponible depende de la cantidad


de materia prima igualmente disponible determinando así su
valor de cambio y la calidad de la mercancía determina el
valor de uso. Pero referirse en estos términos al producto
final que es la mercancía elimina de sus determinaciones al
sujeto que trabajó en la extracción de la materia prima o al
sujeto que la trabajó con mayor o menor calidad. Estamos
así ahora frente a la supresión del sujeto por la primacía del
trabajo y del producto.

100
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Marx no se separa de esta lógica de análisis y en los


capítulos posteriores, al ocuparse del valor y las distintas
formas de determinarlo sugiere que otro de los modos de
determinar el valor de cambio es entendiendo la mercancía
como signo.

El signo, entendido como aquello que re-presenta un objeto,


substituirá al objeto y lo pondrá en relación no con otros
sujetos poseedores de estos objetos sino con otros signos. El
signo, al substituir al objeto, reemplaza no sólo el mismo
objeto sino la utilidad o la calidad de la mercancía mismos
para poner en su lugar un signo que aparta de cualquier
consideración al sujeto detrás de aquella. Levi`s, Armani,
Arturo Calle han llevado tan lejos su signo-logo que los
sujetos detrás de la producción de las mercancías son
totalmente olvidados. Son multinacionales o transnacionales
que comercian su logo con un valor otorgado por su
relación con otros logos. La materia prima, la calidad del
producto ofertado y su utilidad pasan a un segundo plano
atrayendo todo el interés a un signo convertido ahora en
fetiche.

A primera vista, parece como si las mercancías fuesen


objetos evidentes y triviales. Pero, analizándolas, vemos, que
son objetos muy intrincados, llenos de sutilezas metafísicas
y de resabios teológicos. Considerada como valor de uso, la
mercancía no encierra nada de misterioso, dando lo mismo
que la contemplemos desde el punto de vista de un objeto
apto para satisfacer necesidades del hombre o que
enfoquemos esta propiedad suya como producto del trabajo
humano. Es evidente que la actividad del hombre hace
cambiar a las materias naturales de forma, para servirse de
ellas. La forma de la madera, por ejemplo, cambia al
convertirla en una mesa. No obstante, la mesa sigue siendo
madera, sigue siendo un objeto físico vulgar y corriente.
Pero en cuanto empieza a comportarse como mercancía, la

101
Marx: doscientos años después (1818-2018)

mesa se convierte en un objeto físicamente metafísico. No


sólo se incorpora sobre sus patas encima del suelo, sino que
se pone de cabeza frente a todas las demás mercancías, y de
su cabeza de madera empiezan a salir antojos mucho más
peregrinos y extraños que si de pronto la mesa rompiese a
bailar por su propio impulso. (Marx, 1867, p. 53)

Cortamente, el fetiche debe ser entendido en la teoría


freudiana como aquel objeto que tapa la falta, comprendiendo
como falta aquel vacío generado por la imposibilidad de que
el lenguaje nombre, por medio de un significante, el objeto
deseado. La falta de este significante y según el agente que la
haya propiciado surgirá un deseo que Lacan posteriormente
enunciará como constituyente del sujeto.

Así, resulta que el sujeto que en su desarrollo cree que sus


referentes son completos, se ve enfrentado a la traumática
realidad de que dicha completitud no es tal. Su reacción
frente a este hecho es poner al objeto-fetiche como sustituto
simbólico que viene a tapar esta falta. Surge en este evento
un sujeto per-verso, una père-vertion en su traducción del
francés, que sugiere una versión nueva del padre o, si se
quiere, de aquel referente tenido anteriormente como
completo, completada con el objeto fetiche. Este es, entonces
un objeto físicamente metafísico.

Con lo que se viene diciendo de la mercancía se plantea algo


similar. El fetiche de la mercancía tapa la falta del sujeto que
se cree así completo, sin falta. Se le proporciona un incesante
número de mercancías que evitan que el mismo sujeto se
haga la pregunta de qué es lo que necesita en realidad. El
discurso promovido por el capitalismo es un discurso en el
que al proveerse constantes respuestas se elimina toda
posibilidad de pregunta que, a su vez, evita que se genere una

102
Marx: doscientos años después (1818-2018)

pregunta sobre el sujeto, una pregunta que origine al sujeto


neurótico.

Todo lo que se origina de este modo es un sujeto perverso


que cree que cada uno de sus actos sirve efectivamente al
goce del otro sin falla alguna. Pues no hay el más mínimo
espacio para plantear una duda que ponga en entredicho su
actuar. Cada acto suyo es, al igual que él, enteramente
completo. Completitud dada por el constante llenado del
vacío que permitiría hacer preguntas. Dicho de otra manera,
el sujeto eternamente consumidor desaparece bajo una forma
inflada y completa cubriendo su eterno adolecer con los logos
que lo sobrepasan. Estamos frente a la producción de un
sujeto eternamente “adolescente” que consume
constantemente tratando de resolver su situación frente a esta
falta, frente a este adolecer.

A partir de este último argumento en el que la fetichización


de la mercancía hace que el sujeto desaparezca dentro de la
lógica de la satisfacción-consumo, lo que nos queda es tratar
de esgrimir algunas consecuencias.

El olvido del sujeto dentro de un sistema capitalista que


autogestiona sus propios vacíos tal como lo plantea Marx
debe encontrarse frente a frente con el concepto de pulsión
freudiano que hace que éste olvido no sea sin consecuencias.
Imbriano, A. (2010) afirma que, “el discurso capitalista
produce un sujeto adolecente cuya única salida es la
emergencia en lo real, su patentización en lo real.” (p. 125)
Ésta patentización podemos leerla en frases que resultan de
uso común en la actualidad: “lo hago para sentirme vivo”,
“sólo así siento que existo”, entre otras tantas que refieren a
esta necesidad de ex–sistir. De que su ser venga dado por
algo externo.

103
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Autolesiones, adicciones al alcohol, a las drogas, al trabajo, al


sexo, a las modificaciones corporales, a los tatuajes, las
automutilaciones e incluso los actos que olvidan la presencia
del otro originando conflictos sociales (“Usted no sabe quién
soy yo”) que llegan a ser preocupación de salubridad pública.
Están reclamando urgentemente un soporte externo que las
más de las veces jamás llega, confinando a aquel sujeto a
permanecer dentro de un bucle infinito de consumo de
objetos fetiche que lo aten a alguna realidad. El caso extremo
de la insatisfacción de este reclamo es el llegar a poner a
prueba lo real llegando a dejar de existir. Este es el malestar
contemporáneo producto del capitalismo.

Referencias

Imbriano, A. (2010) La Odisea del Siglo


XXI: efectos de la globalizacion. Buenos Aires:
Letra viva.
Marx, K. (1867) El Capital. Recuperado de:
http://aristobulo.psuv.org.ve/wp-
content/uploads/2008/10/marx-karl-el-capital-tomo-
i1.pdf
Freud, S. (1930) El Malestar en la Cultura.
México: Siglo XXI

104
Marx: doscientos años después (1818-2018)

EL MÉTODO DIALÉCTICO DE MARX COMO


HORIZONTE INTERPRETATIVO DE LOS ESTUDIOS
DEL LENGUAJE Y LA COMUNICACIÓN EN LA
INTERACCIÓN SOCIAL

Cristhian Ricardo Santos G.1


cristhian.santosugc@gmail.com

El presente texto pretende pensar, dentro de un marco de


reflexividad crítico, la posibilidad, forma y vigencia de
comprender los estudios del lenguaje y la comunicación en
tanto su incidencia dentro de la interacción social de unos
sujetos histórico-concretos, a partir del método dialéctico
propuesto por Marx para la construcción de su proyecto
económico-político.

Dentro de los procesos de interacción social, las lógicas del


lenguaje y la comunicación, se juegan en el plano vertical-
tradicional de unas relaciones categoriales, a saber: universo
físico/universo simbólico, subjetividad, interacción
simbólica, acción y comunicación, las cuales serán
comprendidas aquí de forma horizontal y simbiótica. Esto,
bajo categorías tales como: totalidad caótica/determinaciones
abstracta, ascenso dialéctico, totalidad concreta y descenso
explicativo, instancias propias del método dialéctico
marxiano.

1
Colombiano. Profesor titular de filosofía en el Colegio Juan Luis
Londoño. IED. Bogotá, Colombia. Egresado adjunto del semillero de
investigación Dialogando con el sistema mundo de la facultad de
educación de la Universidad La Gran Colombia. Actualmente es
estudiante de la maestría en Investigación social interdisciplinar en la
Universidad Francisco José de Caldas de Bogotá DC.

105
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Introducción: un recurso necesario

Recurrir en estos tiempos de transformación a planteamientos


metodológicos del siglo XIX, parece para algunos apologistas
de los sistemas tradicionales establecidos algo superfluo,
prescindible y prolijo; mientras que para otros y en vista a la
inmediata reflexión, hoy necesaria, de cara a la condición
particular del ser humano para la producción de urdimbres
simbólicas, donde gracias al lenguaje, en consecuencia, se
posibilita la potencialización de la interacción del mismo en
el espacio de “lo social”; el lenguaje como vehículo de la
comunicación necesita ser comprendido no sólo en sentido de
determinación instrumental, sino que, y aún más importante,
atendiendo a la multiplicidad de las formas de apropiación
simbólica proporcionadas por sujetos histórico-concretos,
como un elemento constitutivo de la acción social en
términos del ser y hacer de dichos sujetos.

Bajo este marco de referencia, acudir aquí a la propuesta


materialista de Marx2 pretende, no agotar las formas de
abordar las problemáticas de los estudios del lenguaje y la
comunicación en cuanto a sus procesos de relación con la
interacción social, sino por el contrario, ampliar el espectro
de abordaje; brindar otra posibilidad que no se instaura como
la única y verdadera, mas que sí dialogue con las ya
instauradas dentro del paradigma de la relación lenguaje-
comunicación-interacción social. Para este fin, será

2
En alemán Material (con «a») significa «material», como «contenido
(Inhalt)>> opuesto a «formal»; mientras que materiel!» (con «e»)
significa «material», de materia física, opuesto p.e. a «menta!» o
«espiritual>. EI «materialismo» de Marx, obviamente, es Material (con
«a»), ya que su problemática es la de una ética de contenido, y no del
«materialismo dialéctico» de la naturaleza (de Engels, o del estalinismo
posterior), al que nunca nombró así ni dedicó página alguna significativa
(Dussel, 1998).

106
Marx: doscientos años después (1818-2018)

imprescindible realizar un acercamiento a la propuesta


materialista de Marx planteada en el texto Elementos
fundamentales para la crítica de la economía política.
Borrador de 1857-1858 y a su vez, a la relectura desarrollada
por Enrique Dussel en el texto La producción teórica de
Marx. Un acercamiento a los grunddrisse, parte esencial de
su trilogía sobre el pensamiento marxiano.

Posterior a esto, se realizará un acercamiento a algunas de las


posturas teóricas de los principales referentes representativos
de las teorías del lenguaje y la comunicación, para así, ya por
último y en constante diálogo, mostrar los posibles beneficios
que trae hoy, para la investigación social, la utilización del
método dialéctico propuesto por Marx de cara a la función de
las teorías del lenguaje y la comunicación en los procesos de
interacción social de los sujetos histórico-concretos inmersos
en ellos.

Para esto, Marx a pesar de que su enfoque investigativo no


giró en torno a los problemas del lenguaje propuestos para la
época por pensadores emblemáticos como Charles Sanders
Peirce o Ferdinand de Saussure, en relación a la teoría de los
signos y la incipiente lingüística estructural, puesto que sus
intereses versaban más sobre la economía, la historia, la
política y la filosofía, entre otros; sus estudios, de forma
implícita, no dejaron de estar atravesados por una
preocupación semántica en cuanto a la construcción
categorial de una fisonomía definitiva de su discurso crítico
hacia el capital. Esta problemática conllevó a que Marx
apoyado en Hegel, proporcionará un recurso necesario para la
posible comprensión del complejo entramado social de la
Europa napoleónica e industrial del siglo XIX: esto es, el
método dialéctico.

107
Marx: doscientos años después (1818-2018)

En este mismo horizonte, vale la pena recordar la cita que


retoma Dussel (1991) en su estudio sobre Marx (2007), para
señalar la importancia del método dialéctico, a saber:

[…] “Este último es, manifiestamente, el método científico


correcto. Lo concreto es concreto porque es la síntesis de
múltiples determinaciones, por lo tanto unidad de lo
múltiple. Aparece en el pensar como proceso de síntesis,
como resultado, no como punto de partida... En el primer
camino, la representación plena se volatiliza en una
determinación abstracta; en el segundo, las determinaciones
abstractas conducen a la reproducción de lo concreto por el
camino del pensar... El método consiste en elevarse
(aufzusteigen) de lo abstracto a lo concreto, de reproducirlo
como concreto espiritual”… (P. 48)

Como puede observarse aquí, es necesario desglosar esto para


una mayor comprensión, no del problema propuesto por
Marx entorno a la categorización de su proyecto ontológico
de investigación, caso que no nos ocupará en este ensayo,
sino cada uno de los elementos e instancias de su método, los
cuales nos proporcionarán un horizonte interpretativo válido
para poder comprender la relación entre el lenguaje y la
comunicación en la interacción social.

El método dialéctico propuesto por Marx retoma múltiples


conceptos lógico-hegelianos, los cuales cimientan su
desarrollo, conceptos tales como: esencia, sujeto, universal,
particular, singular, entre otros. En efecto, pensar dicho
método nos sitúa en cuatro flancos, que para lo que nos
interesa aquí, relacionaremos con las determinaciones del
lenguaje, la comunicación y la interacción social. Antes de
denotar dichos flancos, señalaremos algunos puntos
esenciales, siguiendo a Dussel (1991), del método marxiano:

108
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Figura 1: clarificación aproximada de los diversos momentos metódicos


(Dussel, 1991)

Dentro del método dialéctico encontramos dos instancias


totalizadoras, como lo son las de un “mundo real” y un
“mundo conceptual”. Así mismo, dichos espacios en sus
intersticios están constituidos por un sinnúmero de
determinaciones y co-determinaciones sin las que el hecho de
lo real concreto y la realidad conocida no pueden ser. Esto
es, el sujeto como a priori3 de toda relación entre lenguaje,
comunicación e interacción social. Marx piensa en términos
de producción, distribución, intercambio y consumo, de

3
Cuando se hace referencia aquí a un sujeto a priori no es para retornar al
idealismo tan criticado por Marx y alejarnos de sus postulados, por el
contrario, se trata, en su lugar, de situar la corporalidad –la carne viva-
como fundamento de toda relación. Aspecto que para Dussel ubica a
Marx dentro de un vitalismo materialista.

109
Marx: doscientos años después (1818-2018)

forma abstracta y concreta claro está, la relación del sujeto


con el mundo (producido/productor), mientras que aquí lo
entenderemos como signo - universo simbólico, subjetividad,
interacción simbólica y comunicación-acción; todo con el fin
de asumir el lenguaje como espacio gestor de la complejidad
y su urdimbre simbólica como ámbito creador del entramado
próximo de “lo social”.

En consecuencia, con lo expuesto anteriormente, en un


primer momento, la cuestión de la abstracción de las
determinaciones propuesta por Marx (aspecto 2 y 3 del
esquema anterior), la entenderemos a partir de las categorías
de universo físico y el universo símbolo propuesta por Ernst
Cassierer (1967).

En un segundo momento, el ascenso dialéctico de lo abstracto


a lo concreto (flecha abc del esquema anterior) tan
problematizado por las diferentes disciplinas en tanto que su
proximidad con Hegel, se asumirá aquí en su misma
direccionalidad pero a partir de la categoría de subjetividad
trabajada por el filósofo y profesor caldense Carlos Rojas
(2006) en su libro Genealogía del giro lingüístico.

En tercera instancia, la construcción sintética del todo


concreto (instancia 4 en el esquema), aspecto aún abstracto
dentro del método dialéctico, será abordada a partir de la
categoría de interacción simbólica trabajada por el sociólogo
e integrante de la Escuela de Chicago, Herbert Blúmer (1999)
y ya por último, en términos de Marx, en lo que respecta al
descenso explicativo de las categorías sobre el mundo real o
realidad conocida (flecha def del esquema anterior), deberá
ser comprendida aquí en perspectiva categorial de acción y
comunicación como fue propuesta por Habermas (1992).

110
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Totalidad caótica y determinaciones abstractas: el caso del


universo simbólico

Dentro de la premisa de que “todo lo real es racional y todo


lo racional es real” encontramos la gran disyunción de Marx
sobre el pensamiento hegeliano, este último concibe lo real
como un producto del pensar, mientras que Marx sitúa su
punto de partida en lo real y concreto, entendido esto como lo
material con “a” –de contenido- opuesto a lo formal o
netamente ideacional, afirmando siempre que todas aquellas
representaciones caóticas que hemos construido en nuestra
cabeza por medio de una actitud natural o experiencia y una
actitud crítica o reflexión, nunca podrían identificarse
propiamente con lo real, puesto que dicho proceso dentro de
sí siempre guarda un grado de exterioridad el cual es la
posibilidad de todo proceso autopoiético del conocer.

Dussel, siguiendo a Marx, afirma que “El conocer por


“representación” es un acto cognitivo inicial, ingenuo,
primero, pleno de sentido, pero confuso, caótico. A partir de
la “representación” originaria comienza su acción –
productiva de conocimiento– la abstracción, como momento
analítico de la razón” (1991, p. 50).

En efecto, este hecho que distanciará a Marx de Hegel será la


misma instancia que dentro de la construcción teórica de
Cassirer (1967) distanciará al hombre del animal propiamente
dicho, ya que en su análisis al biólogo Uexküll y su
planteamiento del “círculo funcional” le posibilita determinar
que dicho esquema conceptual no puede ser aplicado a la
especie humana dada su condición incipiente por revertir el
orden natural de la especie, esto es, el aprovechamiento de su
razón como astucia de la cual fue dotado para generar la
producción, reproducción y desarrollo de su vida humana en
comunidad. En otras palabras, en términos del lenguaje, que

111
Marx: doscientos años después (1818-2018)

el hombre como especie no está constituido simplemente de


un universo físico, de relación receptor-efectos, estímulos
internos-externos, sino también de un universo simbólico. Al
respecto, Cassierer afirma:

El lenguaje, el mito, el arte y la religión constituyen partes


de este universo, forman los diversos hilos que tejen la red
simbólica, la urdimbre complicada de la experiencia
humana. Todo progreso en pensamiento y experiencia
afina y refuerza esta red. El hombre no puede enfrentarse
ya con la realidad de un modo inmediato; no puede verla,
como si dijéramos, cara a cara. La realidad física parece
retroceder en la misma proporción que avanza su actividad
simbólica. En lugar de tratar con las cosas mismas, en
cierto sentido, conversa constantemente consigo mismo. Se
ha envuelto en formas lingüísticas, en imágenes artísticas,
en símbolos míticos o en ritos religiosos, en tal forma que
no puede ver o conocer nada sino a través de la
interposición de este medio artificial. (1967, p. 26)

Es así, como el esquema propuesto inicialmente comienza a


tomar forma. Lo real concreto (imag. 1) es lo realmente
existente, el mundo en sí mismo. El acto de la abstracción
como momento analítico de la relación sujeto-mundo genera
una representación caótica separando “una parte del todo y la
considera como todo” (Dussel, 1991, p. 51); esto es la
inmersión del signo como mediación para la aprehensión del
mundo.

Posteriormente, dentro de un proceso propio del ser humano,


su capacidad conceptiva de la inteligencia, dichos signos
toman sentido a partir de su disgregación analítica,
transformándose así en una determinación abstracta4, lo cual
puede concebirse ya como un momento conceptuado.

4
Entiéndase como “…un momento real de la cosa, pero en tanto ese
momento se abstrae (“se”, analíticamente) es ahora un concepto que

112
Marx: doscientos años después (1818-2018)

En efecto, este será el distanciamiento propuesta por


Cassierer entre una simple señal de un animal, un signo y un
símbolo, ya que a pesar de que se encuentran co-
determinadas cada una tiene un grado mayor de complejidad
en el sentido de que las dos primeras son meras
representaciones de un conocimiento cotidiano y pre-
dialéctico. En palabras de Cassirer (1967)

El conocimiento humano es, por su verdadera naturaleza,


simbólico. Este rasgo caracteriza, a la vez, su fuerza y su
limitación. Para el pensamiento simbólico es indispensable
llevar a cabo una distinción aguda entre cosas actuales y
posibles, entre cosas reales e ideales. Un símbolo no posee
existencia real como parte del mundo físico; posee un
sentido. (P. 52)

Subjetividad: de lo abstracto a lo concreto

Marx traza como base de su método el ascenso de las


determinaciones abstractas anteriormente expuestas, hacia
una totalidad concreta (flecha c del esquema). Es decir, de un
paso de lo analítico o distanciamiento de una representación
caótica del mundo por parte del sujeto y su construcción
primaria a partir de signos, a lo sintético o totalidad de
múltiples determinaciones (interaccionismo simbólico).

Rojas (2006) en un apartado de su texto Genealogía del giro


lingüístico titulado “La subjetividad como matriz de las
teorías del lenguaje” va a desarrollar un análisis de la idea
tradicional, desde la antigüedad hasta la modernidad5, sobre

“reproduce” lo real (“reproducción [Reproduktion] de lo concreto”


(Dussel, 1991, p.51) Véase: La producción teórica de Marx. Un
comentario a los grunddrisse. Siglo XXI Editores.
55
Al respecto, es importante aclarar que Dussel cuestiona esta perspectiva
historiográfica puesto que se impone al mundo bajo algunos marcos que
limitan su interpretación crítica. En un primer momento, encontramos el

113
Marx: doscientos años después (1818-2018)

la constante asimilación del lenguaje como expresión de la


subjetividad donde, siguiendo una división en sentido
histórico-sistemático propondrá 4 formas de abordar el
problema del lenguaje desde la matriz de la subjetividad, a
saber: el lenguaje como manifestación del pensamiento, el
lenguaje como manifestación de las sensaciones, el lenguaje
como expresión del sentimiento y la pasión; y el lenguaje y la
acción.

Dicha propuesta es funcional para lo propuesto en este


ensayo en la medida que, la primera y cuarta forma de ver la
relación lenguaje-subjetividad se co-determinan, ya que la
cuarta subsume la primera, mientras que la segunda y la
tercera se sitúan en el momento infranqueable del método
dialéctico, esto es, su anquilosamiento, por un lado, en la
simple representación plena por parte de la relación
sentimiento-cosa propuesta por Gorgias y Epicuro6; y por
otro lado, en el simple mundo real que fundado en la vivencia
misma imposibilita una relación entre lo real concreto y la
realidad conocida.

helenocentrismo o fundamentación de toda acción bajo el derrotero


griego, el cual niega la influencia en su constitución de todo pensar no
griego. Segundo, el occidentalismo, aspecto que no advierte la
importancia del mundo bizantino en los inicios de la modernidad. En
tercer lugar, el eurocentrismo o negación de toda posibilidad OTRA de
cultura, pensamiento o forma de vida ajena al marco europeo. Ya por
último y por esto no menos importante, la limitante periodización de la
historia realizada bajo una perspectiva netamente europea y con esto, la
exclusión de América Latina dentro de la misma. Véase Dussel. E (1994).
Historia de la filosofía y filosofía de la liberación. Bogotá: Editorial
Nueva América
6
En consecuencia, Rojas afirma que “[…] Gorgias considera que con la
expresión de las sensaciones lo que expresamos son las apariencias de las
cosas y nunca su ser esencial; mientras que Epicuro considera que lo
natural es que el lenguaje exprese las sensaciones, que son el único
testimonio fidedigno en que se apoya el conocimiento humano.” (P-28)

114
Marx: doscientos años después (1818-2018)

En este sentido, es claro que lo único que en el método


dialéctico posibilita el ascenso de lo abstracto a lo concreto es
la autoafirmación de la subjetividad actuante ya que su
reconocimiento como elemento fundante del lenguaje articula
el mundo que primero es caótico, posteriormente
conceptuado diverso y ya así, totalidad concreta del lenguaje.
Para hacer más explícita la cuestión y situar la subjetividad
como elemento esencial para la comprensión del lenguaje
desde una perspectiva del método dialéctico, Dussel afirma:

La “construcción” dialéctica obedece a un doble


movimiento. Por una parte, maneja las determinaciones
(claramente definidas como “conceptos”, ellos mismos
“construidos” en cuanto esencia pensada con
determinaciones internas) y las relaciona mutuamente entre
sí (producción-consumo p.ej.), codeterminándose
mutuamente. De esta manera los “opuestos” se codefinen.
En un segundo momento, se constituye sintéticamente con
ellos una nueva totalidad que adquiere autonomía (es la
totalidad articulada con múltiples determinaciones). Llegado
a este nivel concreto lo que antes aparecía como opuesto
(producción y consumo), ahora forman parte de una
“unidad” que los comprende y explica. (1991, p. 53)

Totalidad construida. La unidad de lo múltiple a partir del


interaccionismo simbólico

En este momento, el método dialéctico toma sentido, puesto


que es el punto de convergencia de las determinaciones
abstractas o conceptos y el nuevo despliegue de una suerte de
categorías que, entendidas como instrumentos interpretativos
posibilitarán el descenso hacia una realidad conocida,
atravesando por la totalidad concreta histórica explicada. En
otras palabras, las determinaciones son momentos de la
existencia o formas de ser de una sociedad en concreto,
mientras que las categorías “[…] son así elementos o

115
Marx: doscientos años después (1818-2018)

mediaciones de construcción (constitución) o explicación;


momentos hermenéuticos esenciales del método” (Dussel,
1991, p. 60).

Por otro lado, la interacción simbólica propuesta por Blumer


(1999) se refiere a aquel aspecto propio de la relación entre
seres humanos, la cual tiene como distintivo dentro de sí
definir las acciones provenientes del exterior, más que ser
simplemente un ente asimilador de las mismas. Es aquí,
donde el ser humano es asumido como objeto de sus propias
acciones, donde el actuar bajo la sombra del símbolo y la
misma interacción simbólica posibilita la construcción del
objeto en términos de unidad de lo múltiple; pero más aún, es
en este proceso interactivo en el que se parte del percibir
cosas, asumirlas, denotarles significado y dentro de un orden
categorial, comenzar a trabajar sobre los cimientos de tal o
cual significado.

Para Blumer, “interpretar las acciones de otro es señalarse a


uno mismo que las acciones tienen tal o cual significado o
carácter” (1999, p. 128); en este sentido los procesos de la
interacción simbólica generan acciones que como procesos
comunicativos externos, crean un proceso de auto-indagación
que puede ubicarse como espacio bisagra dentro del método
dialéctico ya que es el inicio del descenso de la subjetividad
concreta, en general -al mundo real o realidad conocida- lo
cual, debe aún pensarse en términos de acción y
comunicación; aspecto que trabajaremos a continuación.

Hacia la totalidad concreta histórica explicada: acción y


comunicación

El descenso de lo abstracto-concreto a lo real conocido está


mediado por la interacción simbólica, la cual asume la acción
como construcción o edificación de un sinnúmero de

116
Marx: doscientos años después (1818-2018)

determinaciones y co-determinaciones proporcionadas por la


auto-indagación o proceso comunicativo desarrollado en el
afán del hombre por construir objetos, lo que en términos de
Blumer (1999) crea individuos actuales.

Dicho despliegue, primero conceptual y después instrumental


en términos categoriales, es lo único que, como para Marx
fue la moderna sociedad burguesa, para la relación lenguaje y
comunicación será el contexto en el que caerán todas las
implicaciones de los procesos interpretativos anteriormente
expuestos; esto es, lo que Gumperz y Bennet (1981)
definirán, en relación al acto del habla, por contextualización:

[…] referirme al uso que hacen hablantes y agentes de los


signos verbales y no verbales que vinculan lo que se dice en
un momento y lugar dado con el conocimiento adquirido a
través de la experiencia pasada, con el fin de recuperar las
preposiciones sobre las que se apoyan para mantener el
compromiso conversacional y evaluar cuál es el propósito.
(1981, p. 32)

En efecto, para Gumperz y Bennet esto se mide en términos


de interpretación, inferencia e intencionalidad; aspecto que
dentro del método dialéctico se incrusta en el marco de
referencia del descenso de una experiencia pasada (la
totalidad caótica), unas preposiciones (determinaciones
abstractas), un compromiso conversacional (totalidad
concreta) y una totalidad concreta histórica explicada. Con lo
expuesto hasta aquí situamos el hecho de la relación entre
lenguaje, comunicación e interacción social desde una
totalidad propia del sujeto, esto es, conceptual.

Posterior a esto, el recurso a Habermas es imprescindible en


términos de la comprensión del cómo las categorías
explicativas propuestas en el esquema trasgreden a la realidad
conocida. Para Habermas (1992), al igual que para Marx

117
Marx: doscientos años después (1818-2018)

(2007) en su método dialéctico, la acción comunicativa


presupone al sujeto como a priori de todo acto de
enunciación: acción intrincadamente dinámica-constructiva,
mientras que la comunicación extrínsecamente
transformativa.

Para Habermas la teoría de la acción comunicativa parte de la


comunicación lingüística cotidiana de los sujetos y se
complejiza a partir de la búsqueda del hablante ideal en
cuanto aspecto fundacional de todo sistema de validez
generativo de las formas de comprender la sociedad. En este
sentido, la acción sería la categoría, propia de la propuesta
metodológica marxiana, encargada de poner, todavía en un
mundo conceptual, las categorías explicativas en
funcionamiento; mientras que la comunicación, como acción
concreta de las bases monológicas de la intersubjetividad,
proporciona la constitución de la sociedad en términos de
interacción simbólica de unos individuos actuantes (Blumer,
1999).

De sujetos que como y ante realidades concretas despliegan


las posibilidades de una transformación auto-consciente,
consciente e inter-consciente, por medio de múltiples
relaciones dialécticas, de las determinaciones que hacen
posible la coexistencia entre lenguaje, comunicación e
interacción social.

A modo de conclusión

El método dialéctico propuesto por Marx para desarrollar su


análisis sobre la determinación general de capital en tanto que
relación, con la moderna sociedad burguesa, a pesar de su
aparente desconexión de las teorías y problemáticas
incipientes de los postulados del lenguaje de la época,
presenta una estrecha relación en términos de posibilidad de

118
Marx: doscientos años después (1818-2018)

comprensión; interpretacional, inferencial e intencional, de la


relación lenguaje y comunicación con los procesos de y para
la interacción social. Esto, atendiendo a los estadios
intrínsecos y extrínsecos del método dialéctico y las
dinámicas de relacionamiento del sujeto hablante y actuante
para con el mundo cambiante.

El acto de la comunicación necesariamente se encuentra


atado a los múltiples relacionamientos proporcionados por
determinaciones y co-determinaciones tales como: el signo y
el universo simbólico, la subjetividad, la interacción
simbólica, la acción y la comunicación. No obstante, dicha
urdimbre “real”, conceptual y categorial debe tener, como
horizonte ontológico, al sujeto concreto hablante y actuante
como marco de referencia, de toda experiencia originaria; es
decir, el sujeto como fundador de todo proceso trascendente
del lenguaje y la comunicación en cuanto elementos
constitutivos de la interacción social.

Referencias

Blumer, H. (1999). La Sociedad como interacción Simbólica.


Delito y Sociedad: , 127-135.
Cassirer, E. (1967). Antropología Filosófica. México: Fondo
de Cultura Económica.
Dussel, E. (1991). La producción teórica de Marx. Un
acercamiento a los grundrisse. México: Siglo XXI.
Dussel, E. (1998). Ética de la liberación en la edad de la
globalización y la exclusión. México: Trotta.
Gumperz, J., & Bennett. (1981). Lenguaje y Cultura.
Barcelona: Anagrama.

119
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Habermas, J. (1992). Teoría de la acción comunicativa:


complementos y estudios previos. Madrid: Cátedra.
Marx, K. (2007). Elementos fundamentales para la crítica de
la economía política. Borrador de 1857-1858.
Madrid: Siglo XXI.
Rojas, C. (2006). Genealogía del giro lingüístico. Medellín:
Universidad de Antioquia.

120
Marx: doscientos años después (1818-2018)

ELEMENTOS DEL PENSAMIENTO DE MARX PARA EL


ANÁLISIS DE LA ESCUELA LIBERAL

Alexander Pereira-García1
alexanderpereiragarcia@gmail.com

Un atisbo

La educación escolar se encuentra inmersa en una compleja


contradicción. Por un lado, se dice transformadora, crítica,
liberadora, mientras que, por otro, cumple un papel central en
la legitimación y reproducción de un orden particular de
cosas, caracterizado por la desigualdad y la exclusión. El
control del Estado sobre el proceso educativo ha limitado las
posibilidades formativas de los educandos, al centrar los
objetivos de la educación en el proceso de articulación con el
sistema productivo vigente.

El pensamiento de Marx ha planteado reflexiones pertinentes


sobre las precariedades que el modelo de organización social
liberal presenta, como generador de la enajenación. Este texto
es una reflexión sobre algunos aspectos del pensamiento de
Marx, vigentes en la tarea de comprender el fenómeno
educativo y la necesidad de renovación de la escuela hacia un
modelo pertinente para las mayorías.

1
Colombiano. Sociólogo de la UNAL y Magíster en Estudios Sociales, se
ha desempeñado como docente escolar en la Secretaría de Educación de
Bogotá. Actualmente cursa el Doctorado en Estudios Históricos y
Sociales sobre Ciencia, Medicina y Comunicación Científica y es
Investigador Docente en la Corporación Universitaria Minuto de Dios.
Actualmente cursa estudios de doctorado en Ciencias sociales.

121
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Introducción

La crisis de las experiencias socialistas -hacia las décadas de


los ochenta y noventa-, particularmente la decadencia de la
URSS, coincidente con la caída del Muro de Berlín, empujó
el giro hacia lo que se consideró una nueva época,
caracterizada por el triunfo de la sociedad liberal. El
advenimiento de una segunda fase de liberalismo, con la
profundización del capitalismo tardío, financiero y neoliberal,
supuso el fracaso del pensamiento marxista. Por lo menos sus
críticos asumieron, de manera comprometida, la tarea de
deslegitimar las posibilidades reflexivas y transformadoras de
las ideas de Marx. La debatida propuesta de Fukuyama
(1992) sobre el fin de la historia, planteó, como resultado del
tránsito de época, el triunfo definitivo de la democracia
liberal y el capitalismo, en coherencia con el progreso
científico y material. Desde los procesos de la Reforma
Protestante, la Ilustración, la Revolución Francesa y, sobre
todo, la aparición de una nueva sociedad económica hacia el
final de la Edad Media (Laski, 2003, p. 16), el liberalismo
ascendió como paradigma de la modernidad occidental,
extendiéndose hacia otros hemisferios, en un eficiente
proceso de globalización.

La consolidación del liberalismo en la democracia, por un


lado, y el capitalismo, por el otro, se evidenció en los
diversos contextos de organización social de la
contemporaneidad. Las dimensiones culturales del fenómeno
se asentaron como ejes de la producción de la vida cultural y
material. A pesar del triunfo evidente del pensamiento liberal,
como base filosófica de la organización social de occidente,
algunas corrientes de pensamiento -menos optimistas que
aquellas liberales- alertaron sobre los peligros que se ciernen
sobre la humanidad, al asumir el liberalismo como una
doctrina elevada casi al nivel de religión.

122
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Entre los pensadores críticos del liberalismo se encuentra


Marx quien, desde hace más de 150 años expuso las agudas
contradicciones que se vislumbraban por parte del orden
social, particularmente el económico, basado en la
acumulación del capital y el individualismo.

Si bien el pensamiento de Marx, siguiendo la tradición de la


filosofía alemana, reafirma la capacidad de la ciencia y la
razón para transformar y reivindicar al hombre, el
conocimiento emancipador se ve frustrado por la forma en
que se institucionaliza la educación, como mecanismo de
legitimación de la clase dominante. Marx no escribe -de
manera estricta- una producción específica sobre la
educación, sin embargo, el asunto no le es ajeno, por el
contrario, atraviesa el curso de sus reflexiones.

En el presente texto se plantea una mirada, muy breve, sobre


algunos aspectos centrales de la educación actual,
particularmente en el contexto del debate entre una escuela
reflexiva, liberadora y aquella que responde únicamente a los
intereses propios del modelo de producción vigente. Las
vicisitudes del proceso educativo actual transitan en torno al
desarrollo y la democratización, por tanto, la profundización
del liberalismo en sus fases más tardías. Se expone una
mirada muy general sobre tales coyunturas para revisar
algunos postulados del pensamiento de Marx que permanecen
vigentes en el contexto de las contradicciones que subyacen
al fenómeno educativo en la educación escolar actual en
Colombia.

La escuela como paradoja

Si se acude a la lógica de la ilustración, movimiento fundador


de la modernidad, el imperio de la racionalidad establece la
base de la nueva sociedad. En efecto, la idea de modernidad

123
Marx: doscientos años después (1818-2018)

incluyó, entre sus principales postulados, la afirmación del


triunfo de la razón sobre las ruinas del oscurantismo
medieval, como evidencia de una nueva etapa para la
humanidad, la cual necesariamente conduciría a la liberación
de los yugos del tradicionalismo, la creencia y la superstición.
Lo describe Gribbin (2003) en los siguientes términos:

La característica básica de la Ilustración era la creencia en la


superioridad de la razón sobre la superstición. Esto
conllevaba la idea de que la humanidad estaba inmersa en un
proceso de progreso social, de tal modo que el futuro
supondría una mejoría con respecto al pasado; un aspecto de
esta mejoría. (P. 344)

La luz que aportó la nueva época propuso la confianza en la


ciencia y la educación, como mecanismos para alcanzar el
progreso de la sociedad, aunque durante mucho tiempo el
acceso a tales escenarios fue limitado al privilegio exclusivo
de algunos grupos. En todo caso, la racionalidad como sino
del proyecto de la modernidad occidental empujó la
conformación de un nuevo orden social, liderado por una
clase social particular, la burguesía, en cuyo ascenso logró
sustituir el “vago imperio medieval del jus divinum y el jus
naturale” por el poder concreto e incontrastable de la
soberanía nacional (Laski, 2003). Se abre una nueva época en
la cual la educación, como práctica, adquiere un papel
relevante, dada su capacidad de introducir los principios de la
racionalidad en la vida social, los cuales constituyen un
componente fundamental del proceso modernizador. Vale
aclarar con Callinicos (2010) que, si bien la revolución
científica que ocurre en la Europa del siglo XVII no puede
reducirse a la lucha ideológica de la Ilustración, sus efectos
fueron devastadores para el orden feudal, al haber destruido
sus bases filosóficas.

124
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Por otro lado, Pineau (2007) refiere a un gran cambio


pedagógico y social que “acompañó el pasaje del siglo XIX
al XX: la expansión de la escuela como forma educativa
hegemónica en todo el globo” (p. 27). Siendo la educación un
escenario privilegiado para la reproducción de los paradigmas
vigentes, logra imponerse como una práctica reconocida
socialmente. Hereda, en su conformación e
institucionalización, un supuesto liberador, que remite al
proceso revolucionario que permitió la emergencia de la
modernidad, asumiendo que el triunfo de la razón conduce a
la emancipación.

La educación mantiene tal personalidad, ampliando su


presencia a medida que avanza la modernidad, dice Pineau
(2007) que “la escuela se convirtió en un innegable símbolo
de los tiempos, en una metáfora del progreso, en una de las
mayores construcciones de la modernidad” (p. 28). De tal
suerte que, como parte de las aspiraciones de las naciones en
conformación, establecer sistemas educativos con amplia
cobertura de las poblaciones llegó a representar sus
posibilidades para incrustarse en el desarrollo y el progreso,
así como para alcanzar la soberanía, la mayoría de edad, de la
que habló Kant (2004).

No obstante, en la contemporaneidad la educación ingresa en


una compleja paradoja, asumiendo dos posibilidades: una
capacidad liberadora de la sociedad y, a la vez, un papel
legitimador del orden vigente. Como indica Pineau (2007):

La escuela es a la vez una conquista social y un aparato de


inculcación ideológica de las clases dominantes que implicó
tanto la dependencia como la alfabetización masiva, la
expansión de los derechos y la entronización de la
meritocracia, la construcción de las naciones, la imposición
de la cultura occidental y la formación de movimientos de
liberación, entre otros efectos. (P. 28)

125
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Rápidamente el sistema educativo fue puesto bajo la tutela


del Estado, actor que asumió el direccionamiento de los
objetivos y las tareas de la educación, partiendo del marco de
unos intereses específicos, los de la clase dominante, desde la
óptica de Marx, o bien, los de la democracia en su tarea de
formar ciudadanos -de bien-, como afirmaría la postura
liberal. En todo caso, en sus tareas de gestión del
conocimiento y los valores vigentes, logra pensarse la
educación escolar como un mecanismo de dominación de los
grupos privilegiados sobre las clases subalternas y, por tanto,
de reproducción de sus lógicas. De allí que las políticas más
recientes en materia educativa parecen afirmar tal condición,
al comprometer la educación con el sistema productivo y la
reproducción del modelo democrático, ambos heredados,
valga recalcar, del proyecto liberal que sustenta la
modernidad occidental.

Educación y desarrollo

En la XVIII Conferencia Iberoamericana de Educación,


celebrada en el año 2008 en El Salvador, se plantearon las
metas educativas para el año 2021, entre las cuales se acordó
la generación de políticas tendientes a ampliar la cobertura
del sistema educativo, desde el entendido que la educación
representa el mecanismo más eficaz para alcanzar el
desarrollo. En su diagnóstico se menciona que,

el retraso educativo de la población iberoamericana es


enorme. El porcentaje de personas analfabetas se sitúa en
torno a los 34 millones, lo que supone casi el 10% de la
población […] Además, el 40% de los jóvenes y adultos de
la región, unos 110 millones, no han terminado sus estudios
de Educación Primaria. No cabe duda de que nos
encontramos ante uno de los retos más formidables para
elevar el nivel cultural de la sociedad iberoamericana y para

126
Marx: doscientos años después (1818-2018)

hacer justicia a aquellos que no tuvieron oportunidad de


aprender cuando eran niños. (OEI, sp., 2008)

Las tasas de escolarización y los porcentajes de matrícula


constituyen los indicadores a corregir, al encontrarse lejos de
los niveles deseables, de tal manera, estos datos son
involucrados como directrices de la política pública
educativa. En esos términos, las metas y acuerdos
internacionales transitan en torno a la ampliación de la
cobertura de los sistemas educativos, de manera opuesta, al
privilegio que representó la educación, en los primeros años
de emergencia de la modernidad.

Ahora bien, la calidad educativa, entendida como el


cumplimiento satisfactorio de objetivos propuestos,
representa otro indicador que permite la caracterización de la
educación desde sus resultados. Los desempeños de los
estudiantes, desde la perspectiva de una escuela
institucionalizada y, por tanto, regulada por el Estado, suelen
cuantificarse mediante la aplicación de pruebas
estandarizadas. Los datos que resultan de los procesos de
evaluación reflejan la adquisición de ciertas competencias por
parte de los estudiantes, a saber: comprensión lectora,
competencia matemática y competencia científica, como es el
caso de las pruebas PISA, las cuales examinan el rendimiento
de estudiantes desde una perspectiva internacional
comparada. Las áreas de evaluación han sido definidas por
las organizaciones internacionales como imprescindibles para
lograr que los jóvenes puedan incorporarse en la vida
académica, social y laboral como ciudadanos (OEI, 2008). En
el caso de Colombia, tales resultados se encuentran por
debajo del promedio, lo que sería un factor explicativo, desde
tal lógica, de las dificultades para lograr el desarrollo.

127
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Por su lado, la Unesco (2017), en su Agenda del Desarrollo


Sostenible, proyectada hacia el año 2030, propone, como uno
de los objetivos de dicha política, “garantizar una educación
inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades
de aprendizaje a lo largo de la vida para todos”. En el
contexto de las sociedades democráticas contemporáneas, se
entiende la educación como un derecho fundamental, de tal
modo afirma la Unesco (2017):

Para lograr este derecho, los países deben garantizar el


acceso en condiciones de igualdad a una educación y un
aprendizaje inclusivos, equitativos y de calidad, sin dejar a
nadie atrás. La educación ha de aspirar a la plena realización
de la personalidad humana y promover el entendimiento
mutuo, la tolerancia, la concordia y la paz. (P. 8)

A pesar del interés elevado que suponen dichas directrices en


el marco de la Agenda para el Desarrollo Sostenible, se
establece una relación directa entre aumento de la cobertura y
disminución de la pobreza, sin tener en cuenta aspectos como
la calidad educativa o la contextualización de las
particularidades propias de las poblaciones. Esta lógica es
coherente con la recomendación de ampliar el acceso a la
formación técnica y profesional y el incremento de
posibilidades para ingresar al sistema productivo, en este
sentido, continúa el texto (Unesco, 2017):

además de insistir en las capacidades específicas para el


mundo laboral, ha de hacerse hincapié en el desarrollo de
capacidades superiores transmisibles, tanto cognitivas como
no cognitivas, como son: resolución de problemas,
pensamiento crítico, creatividad, trabajo en equipo,
habilidades comunicativas y resolución de conflictos, que
pueden aplicarse a una gran variedad de ámbitos
profesionales. (P. 12)

128
Marx: doscientos años después (1818-2018)

El modelo de competencias, que se ha hecho dominante en


los contextos educativos, enmarcados en los logros del
desarrollo (económico), se dirige en torno a las demandas
laborales. Las dinámicas económicas parecen delimitar el
tipo de ciudadano que debe formar la escuela,
estableciéndose una relación íntima entre educación y sistema
productivo.

Terrén (1999) afirma la consolidación del ámbito económico


como eje dominante del discurso escolar moderno, el cual
lleva el ejercicio educativo a una práctica de instrucción
organizada con el objetivo de brindar una serie de
conocimientos, considerados básicos, a un mayor número de
sujetos. La reproducción cultural, por vía educativa, pone en
el debate la relación entre medios-fines de la educación,
llevando el proceso educativo a un problema de cálculo
racional (Terrén, 1999), el cual conduciría al desarrollo
colectivo, medible en términos de los indicadores
económicos vigentes.

Sobre la articulación entre el sistema educativo y el sistema


productivo

El avance del capitalismo tardío en sus diversas fases, entre


las que se incluye el ímpetu neoliberal y el ascenso de la
economía financiera, ha propiciado una serie de condiciones
particulares para el orden social. El modo de producción
vigente, vinculado de manera íntima con la economía de
mercado, ha extendido sus alcances al sistema educativo,
tanto que ha logrado convertir las escuelas en una dinámica
organizacional, al estilo de los centros de producción, esto es,
lugares grandes, burocratizados, impersonales, rutinarios y
jerarquizados (Carnoy, 1986). Así mismo, los resultados
esperados del proceso educativo básicamente coinciden con

129
Marx: doscientos años después (1818-2018)

las competencias requeridas para los sujetos que ingresan al


contexto productivo.

Desde las posturas del funcionalismo tecnoeconómico,


perspectiva de la sociología liberal, la escuela es entendida
como un sistema social que establece nexos funcionales con
otros ámbitos de la sociedad, particularmente, con el sistema
económico. En ese sentido, como lo muestra Bonal (1998), la
escuela define buena parte de los aspectos relevantes para el
equilibrio del sistema social y la personalidad de los sujetos,
quienes serán capaces de desempeñar los roles requeridos del
ejercicio profesional (P. 35).

Los tránsitos del modelo de enseñanza y los fines del sistema


educativo, se ven determinados por el tipo de actividades que
desarrolla el mundo práctico a nivel del sistema de
producción, las habilidades técnicas que adquieren
relevancia, se establecen en el contexto del funcionamiento
del sistema social. Desde el horizonte funcionalista, la
articulación entre ambos contextos es simplemente una
necesidad para el equilibrio y el adecuado funcionamiento del
sistema.

Los análisis de algunas experiencias evidencian un papel


económico de la educación. Hualde (2001), por ejemplo,
describe las relaciones entre el sistema educativo y el sistema
productivo en una región del norte de México mostrando la
manera en que la toma de decisiones y las diversas
actividades que corresponden al diseño del sistema educativo
y su funcionamiento, están muy relacionadas con los
requerimientos de personal que hacen las empresas,
atendiendo a sus tareas productivas. Aunque no existen
exigencias directas del sistema productivo frente al sistema
educativo, las estrategias normativas y las prácticas
institucionalizadas relativas a los mercados de trabajo, de

130
Marx: doscientos años después (1818-2018)

cierto modo parece que presionan al modelo educativo para


que responda a sus dinámicas, generando la articulación entre
ambos sistemas.

A propósito, ya afirmaba Phillips (1965) que “la enseñanza


está en estrecha relación con el medio socioeconómico. La
expansión de la educación va muy ligada a la situación del
empleo, ya que la gente espera obtener un puesto
proporcionado al grado de sus estudios” (P. 20), además, dice
el autor, existe un vínculo directo con el desarrollo
económico, dependiente del sistema productivo:

El aumento de la producción en los países desarrollados en


el último medio siglo no puede atribuirse sólo a la
acumulación de capital, al aumento de la mano de obra y de
los recursos naturales. La mayor parte debe atribuirse al
progreso técnico y a los factores humanos, entre los cuales la
enseñanza desempeña un papel predominante. (P. 56)

La articulación de la educación secundaria con programas de


formación técnica hace más evidente la relación entre sistema
educativo y sistema productivo. Ciertamente el modelo de
educación para el trabajo tiene como base el entrenamiento
de los futuros obreros que ingresarán a ocupar los puestos de
trabajo requeridos por las empresas, en el contexto de las
tradicionales y las nuevas ramas de la producción. El
conocimiento es instrumentalizado, adquiere un objetivo
práctico que consiste en el desarrollo de capacidades y/o
habilidades para la ejecución de una tarea específica, en un
contexto de división especializada del trabajo. Sobre la lógica
de la formación para el trabajo, exponen Saavedra & Medina
(2012):

La participación del estado en la Formación para el Trabajo


(FpT) tiene dos fundamentos económicos: fallas
contractuales en el mercado laboral que desincentivan a las

131
Marx: doscientos años después (1818-2018)

empresas privadas a ofrecer formación general y


consideraciones redistributivas. Sin la intervención del
estado en FpT, el acervo de mano de obra calificada es
socialmente ineficiente y magnifica la desigualdad de
ingresos. (P. 3)

Desde esta apreciación liberal se reconoce, de manera tácita,


el papel del Estado como garante de los intereses de las
empresas. La necesidad de mano de obra cualificada para la
movilización del sistema productivo se deja como
responsabilidad del Estado, así, los procesos educativos que
apuntan a la formación para el trabajo adquieren un carácter
de tareas de planeación económica, considerando que este
tipo de formación se enfoca, de manera directa, al ingreso de
los educandos al mundo laboral. De allí que la planeación
educativa, en cabeza del Estado, quede supeditada a las
exigencias del mercado laboral, el cual a su vez se desprende
de las dinámicas propias del sistema productivo.

La formación en convivencia y la sociedad liberal

Una dimensión adicional del proceso de articulación entre el


sistema educativo y el orden de cosas vigente en la sociedad
liberal, se encuentra en el discurso creciente sobre la
importancia de la formación en ciudadanía y convivencia.
Dicho discurso ha sido incrustado en las prácticas educativas
por vía de la normatividad. En el caso colombiano, las
normas sobre convivencia se justifican en la necesidad de
superar los impactos de las décadas de conflicto que ha
experimentado el país, en vista del ingreso a una posible fase
de superación de la violencia, o bien, en el contexto de las
exigencias del marco internacional a los países, como
requisito para su adhesión al sistema económico global.

132
Marx: doscientos años después (1818-2018)

La educación en ciudadanía es un componente de un proyecto


más amplio, el de la democratización de las sociedades.
Dicha tarea solo es la expresión de un orden hegemónico que
se hace presente en el proceso de globalización occidental,
cuyos valores se imponen en las diferentes naciones.
Tomasevski (2004), afirma que la educación “no solo es un
fin, en sí misma, sino también un medio para el logro de
muchos otros objetivos globalmente consensuados” (p. 343),
de tal manera, los tránsitos del proceso educativo no se
encuentran desconectados de un marco ideológico
centralizado que delimita una escala de valores y tareas para
la formación de un tipo particular de sujetos: los ciudadanos
del mundo global.

La democratización es un proceso que conlleva la expansión


del modelo democrático, valga decir, liberal, el cual se define
como la forma de organización social y política deseable. De
allí que el Estado asuma, de manera muy activa, la
reglamentación que justifica el carácter de la formación de
los aprendientes, desde la consideración de la educación
como proceso socializador. Se justifica la necesidad de
fortalecer la convivencia, como un marco necesario para la
democratización, para lo cual se sostiene la planeación en el
marco de los derechos, como filosofía incrustada en las
prácticas educativas. Se hace uso, en este contexto, del papel
de la escuela como reproductora del orden establecido.

Ciertamente la reproducción, como analizan Bourdieu &


Passeron (1996), garantiza la imposición de la cultura
dominante, al ser cualquier acción pedagógica,
objetivamente, “una violencia simbólica en tanto que
imposición, por un poder arbitrario, de una arbitrariedad
cultural” (p. 45). Incluso siendo la democracia una herencia
del pensamiento liberal y, por tanto, de la racionalidad
moderna, la educación no constituye un proceso de libre

133
Marx: doscientos años después (1818-2018)

elección por parte de los sujetos de dicho proceso. En lugar


de desprenderse de una elección racional, la reproducción de
los valores de la ciudadanía y la democracia se impone como
forma de mantener vigente el modelo de cosas dominante.

El marco de la formación en ciudadanía, contextualizado en


las complejas experiencias de América Latina relacionadas
con las dictaduras y violencias ocurridas durante las décadas
anteriores, entre otras realidades, se evidencia como un
ejercicio oportunista que logra imponer las lógicas de la
producción capitalista a partir del discurso democrático, de
una manera aparentemente pacífica. La escuela reproduce,
desde este contexto, los valores dominantes del sistema
económico, convirtiéndose en auxiliar de los fines del Estado
liberal. Puede sospecharse que el proceso de formación en
ciudadanía conlleva una cierta pacificación de la sociedad.
Así mismo, el sistema educativo plantea expectativas sobre el
tipo de ciudadano que espera formar, de tal suerte, se
pretende dotar a los sujetos del proceso de las competencias
necesarias para incrustarse en las lógicas de la sociedad en la
que se encuentran inmersos.

La participación de los ciudadanos en el grupo social requiere


de un proceso de adaptación al orden vigente, por tanto, de
legitimación del mismo. La ciudadanía conlleva la aceptación
voluntaria de las condiciones existentes, o bien, un proceso
de adoctrinamiento efectivo sobre las mismas. El énfasis en
la articulación con el sistema productivo no es sino una
expresión del contexto propio de la sociedad occidental
contemporánea, en la cual los valores de la democracia y del
capitalismo son coincidentes, aunque en muchas ocasiones se
intente mostrar la democracia como crítica del modelo de
producción actual, lo cual conduce a otra discusión.

134
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Aspectos reflexivos sobre el modelo educativo desde el


pensamiento de Marx

En las líneas anteriores se ha problematizado sobre algunos


aspectos relacionados con el modelo educativo vigente,
pertinente a la escuela, en tanto apuesta reivindicativa del
pensamiento liberal. Las dinámicas del modelo de producción
capitalista y el orden social democrático, ambos soportados
en el individualismo subyacente al pensamiento liberal,
tienen en las ideas de Marx, un amplio escenario de crítica,
capaz de poner en evidencia la capacidad de enajenación del
hombre en dichos contextos y las lógicas de dominación
sobre las cuales transitan. Ciertamente un problema
mayúsculo, si bien, el pensamiento de Marx está atravesado
por el humanismo y la noción de libertad.

Como ha mostrado Fromm (2012), ha ocurrido un fenómeno


deplorable en relación con la obra de Marx, éste es el de la
falsificación de sus concepciones. El desprestigio del
pensamiento de Marx, aunque tienen claras intenciones
ideológicas, parte principalmente del desconocimiento de sus
nociones más profundas, siendo que “el fin de Marx era la
emancipación espiritual del hombre, su liberación de las
cadenas del determinismo económico, su restitución a su
totalidad humana, el encuentro de una unidad y armonía con
sus semejantes y con la naturaleza” (Fromm, 2012, p. 15),
postura completamente opuesta al individualismo -egoísta,
valga la redundancia- en que se basa el modelo de
organización social del liberalismo.

Callinicos (2010) afirma que, en el contexto de las


consecuencias ideológicas resultantes del proceso geopolítico
relacionado con el fin de la guerra fría, la desintegración de la
URSS y, por supuesto, la caída del Partido Comunista de la
Unión Soviética, entre otros eventos, “se utilizó el colapso de

135
Marx: doscientos años después (1818-2018)

los regímenes comunistas para intentar refutar


definitivamente las ideas de Marx” (p. 25). A la vez, dicha
negación de los postulados de Marx, conllevaba la proclama
del triunfo de la sociedad liberal y, particularmente, del libre
mercado, del capitalismo en su etapa tardía. De hecho, el
ataque al pensamiento de Marx no transita simplemente en el
escenario del debate académico, sino que llega a trascender
en la vida práctica de muchas naciones. En coyunturas
políticas, como la colombiana, citar a Marx, desde el
reproche de sus ideas (aún sin conocerlas), constituye una
práctica constante de justificación de la derecha, el
capitalismo y el orden democrático burgués. Dicho
oportunismo respecto a las ideas de Marx, es menos que
infame, considerando que de ningún modo fue Marx defensor
de la tiranía.

La intención de Marx, por el contrario, es afirmar la defensa


contra los excesos del modelo de producción capitalista, en la
modernidad, y a los poderes externos que lo han sometido
históricamente. La emancipación es posible en la medida en
que se adquiere conciencia de la realidad, como posibilidad
para superar la enajenación, causada por un hecho económico
contemporáneo:

el trabajador se vuelve más pobre a medida que produce más


riqueza y a medida que su producción crece en poder y en
cantidad. El trabajador se convierte en una mercancía aún
más barata cuantos más bienes crea. La devaluación del
mundo humano aumenta en relación directa con el
incremento de valor del mundo de las cosas. El trabajo no
sólo crea bienes; también se produce a sí mismo y al
trabajador como una mercancía y en la misma proporción en
que produce bienes. Este hecho supone simplemente que el
objeto producido por el trabajo, su producto, se opone ahora
a él como un ser ajeno, como un poder independiente del
productor. (Marx, 2012, p. 104-105)

136
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Queriendo ser el trabajo una actividad humanizante, en la


medida en que se objetiva, el trabajo y el producto del
mismo, el trabajador termina en una condición de
enajenación y el trabajo se constituye en una actividad
impuesta. Ahora bien, a pesar de que el sistema de
producción se precariza en las relaciones de producción
capitalista, Marx resaltó la producción material como
necesidad social: “individuos que producen en sociedad, o
sea la producción de los individuos socialmente determinada”
(Marx, 1989, p. 33), idea que se establece como punto de
partida de su análisis crítico de la economía política y, a la
vez, constituye una ley histórica: “cuanto más lejos nos
remontamos en la historia, tanto más aparece el individuo –y
por consiguiente también el individuo productor- como
dependiente y formando parte de un todo mayor” (Marx,
1989, p. 34), reconociendo entonces el determinismo social
de los individuos, que permite entender su naturaleza
colectiva y la eliminación de los intereses meramente
individualistas. Se entiende en Marx que los intereses
individuales coinciden, de manera más elevada, con los
colectivos.

No obstante, el pensamiento de Marx, más allá de proponer


una forma de organización económica y política alternativa a
las características del modelo liberal, apostó por una
reivindicación de la emancipación humana. Como muestra
Fromm (2012):

…el concepto del hombre activo, productivo, que capta y


abarca al mundo objetivo con sus propias facultades no
puede ser plenamente comprendido sin el concepto de la
negación de la productividad: la enajenación. Para Marx,
la historia de la humanidad es una historia del desarrollo
creciente del hombre y, al mismo tiempo, de su creciente
enajenación. (P. 55)

137
Marx: doscientos años después (1818-2018)

El trabajo es la actividad fundamental del hombre,


conducente de la libertad. Dice Marx (1991):

El trabajo es, en primer lugar, un proceso entre el hombre y


la naturaleza, un proceso en que el hombre media, regula y
controla su metabolismo con la naturaleza. El hombre se
enfrenta a la materia natural misma como un poder natural.
Pone en movimiento las fuerzas naturales que pertenecen a
su corporeidad, brazos y piernas, cabeza y manos, a fin de
apoderarse de los materiales de la naturaleza bajo una forma
útil para su propia vida. Al operar por medio de ese
movimiento sobre la naturaleza exterior a él y transformarla,
transforma a la vez su propia naturaleza.

El trabajo, como actividad, no reivindica el interés


individualista, el deseo de ganancia, por el contrario, es parte
de la proyección espiritual del sujeto, como lo expresa
Fromm (2012):

El trabajo es el factor que constituye la mediación entre el


hombre y la naturaleza; el trabajo es el esfuerzo del hombre
por regular su metabolismo con la naturaleza. El trabajo es la
expresión de la vida humana y a través del trabajo se
modifica la relación del hombre con la naturaleza: de ahí
que, mediante el trabajo, el hombre se modifique a sí mismo
(p. 28).

Desde esta perspectiva, los vínculos entre el sistema


educativo escolar y el sistema de producción económica,
determinan la formación de sujetos en torno a las necesidades
del capital, las cuales, generan la pérdida de la autonomía en
función de la necesidad de producir para vivir. La escuela se
legitima, en este sentido, desde la afirmación que es necesaria
para que los futuros ciudadanos puedan conseguir un empleo.
El empleo es la forma de recompensa que obtiene el sujeto,
como resultado de su obediencia en el tránsito por los

138
Marx: doscientos años después (1818-2018)

diversos niveles educativos, pero como hombre se encuentra


enajenado por el capital. Afirma Marx (2012):

El trabajador es la manifestación subjetiva del hecho de que


el capital es el hombre totalmente perdido para sí mismo, al
igual que el capital es la manifestación objetiva del hecho de
que el trabajo es el hombre perdido para sí mismo. Pero el
trabajador tiene la desgracia de ser un capital viviente, un
capital con necesidades, que pierde su interés y en
consecuencia su modo de vida en cada instante que no está
trabajando (p. 119).

El papel de la educación se supone comprometido con la


conciencia de los futuros trabajadores de tal condición y la
transformación de las mismas. No obstante, la escuela
moderna, en su papel articulador con el sistema productivo,
en lugar de apostar a la emancipación, adoctrina a los
individuos ayudando a incorporarlos, de manera pasiva,
dentro de las lógicas del trabajo enajenado. Como se
evidencia, el pensamiento de Marx conserva su eficacia en
los postulados que permiten entender el funcionamiento del
trabajo en el contexto del capital y las miradas críticas a su
capacidad de reproducir la dominación de clase. El
materialismo histórico compromete a los individuos en el
curso de su proceso histórico, en lugar de prometer, como la
postura liberal, la felicidad por vía de la producción
desbordada de mercancías y el consumo que, desde la mirada
de Marx, conlleva una práctica enajenante.

La importancia de Marx, en el análisis de las dinámicas de la


educación escolar coinciden con la articulación,
precisamente, de la escuela y las dinámicas de la producción
capitalista. Si el trabajo reivindica al hombre, la educación
tendría como tarea apostar por su formación en dicho campo,
no obstante, como ya se ha mostrado, el pensamiento de
Marx reniega de la capacidad del trabajo capitalista para

139
Marx: doscientos años después (1818-2018)

enajenar al trabajador. La apuesta estrictamente mercantilista


de la educación escolar, como referente del sistema
productivo, genera por lo menos sospechas respecto a sus
intenciones. De allí la vigencia de los conceptos del
pensamiento de Marx para abordar tales coyunturas.

Bien indica Suchodolski (1965) que “las concepciones de la


enseñanza se vinculan siempre con un determinado concepto
del hombre; incluso en el caso de que este concepto no sea
objeto de una investigación especial de los pedagogos, sino
exclusivamente emprendido por las clases dominantes” (p.
195). Desde luego, permanece el diseño de la escuela como
un escenario en que se replican los valores y los intereses de
una clase social, antes burguesa, ahora capitalista-financiera-
neoliberal, la cual tiene una alta probabilidad de influencia en
el diseño del modelo de educación que se imparte, en el cual
existen pocas resistencias. Esta situación está muy
relacionada con la legitimidad que se otorga al discurso
democrático como deseable en la educación escolar. Se ha
caído en la trampa, respecto al análisis de la educación
escolar, de afirmar que democracia y capitalismo son dos
aspectos diferentes. Mientras tanto, ambas reivindicaciones
del pensamiento liberal se cruzan y confluyen en el diseño de
currículos coherentes con sus propios intereses.

En tal sentido, el análisis de las políticas educativas que


apuntan a la cobertura del sistema, no puede verse con menos
recelo, a sabiendas que la incorporación de los sujetos a una
escuela sumisa al modo de producción, evita la reivindicación
de su emancipación y la construcción de su humanidad desde
la explotación amplia de sus virtudes y sus capacidades,
diferentes a las de constituirse en eslabón del sistema
productivo del capital. Incluso, desde la perspectiva del
pensamiento de Marx puede interpretarse la democracia
contemporánea como un falso discurso. La reivindicación del

140
Marx: doscientos años después (1818-2018)

individualismo, por la vía de la masificación del discurso de


los derechos y de las apuestas pedagógicas sobre la
formación en ciudadanía y convivencia, legitiman aquellas
tareas de la escuela que apuntan a la articulación de sus
estudiantes con las lógicas de la producción, generando en
estos una falsa consciencia.

La naturaleza actual de la práctica educativa y las tareas


asumidas por el Estado, en la reglamentación del sistema
educativo, evidencian una necesidad de abordaje del
fenómeno educativo y de la sociedad misma, desde una
perspectiva amplia. La motivación hacia la ganancia, que
hace parte del trasfondo del pensamiento liberal, se reproduce
como valor deseable, mientras el discurso de las
competencias se empodera como el marco en el que se
soportan las prácticas, las cuales, desde la falsa conciencia de
la democracia se convierten en aspectos naturalizados, en
objetivos y fines del proceso educativo en su tarea de
articular los nuevos ciudadanos con un modelo productivo
que, si bien, ha mejorado las condiciones materiales de vida
de buena parte de la humanidad, se sostiene en las lógicas de
la desigualdad y la expoliación del capital y, por tanto, en la
dominación sobre un ejército de obreros dispuesto a ser
contratado en un puesto paupérrimo de trabajo, incluso a
costa de renunciar a toda libertad.

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144
Marx: doscientos años después (1818-2018)

EL CONCEPTO DE NATURALEZA EN MARX Y SU


TERGIVERSACIÓN EN EL MARXISMO VULGAR

Rogelio Acevedo1
rogelio.acevedo@ugc.edu.co

La obra marxiana y las lecturas sobre Marx. A modo de


introducción

En el siglo XIX, hace apenas 200 años, nació en Tréveris


Karl Heinrich Marx, quien estudió Derecho y filosofía en la
universidad de Berlín. Era de origen judío, lo cual es
importante destacar por la influencia que esta tradición
religiosa tuvo en el desarrollo de su pensamiento. De otro
lado, la influencia de los filósofos alemanes como Kant,
Feuerbach y Hegel, más una tradición más antigua en la línea
del materialismo filosófico. Su tesis de doctorado en filosofía
lo realizó sobre la diferencia de la filosofía de la naturaleza
en Demócrito y Epicuro-dos antiguos filósofos materialistas-.
La obra de Marx se consolida, sin embargo, con su crítica a la
economía política, específicamente, El Capital. Dicha obra se
ha comprendido erróneamente generalmente como un trabajo
de economía, más que de filosofía. La verdad es que El
Capital es una crítica ética a la sociedad cuyas relaciones
humanas han sido reducidas a relaciones comerciales,
haciendo que la mayoría de seres humanos que habitan las
ciudades produzcan ganancias a terceros. Se trata de una
contradicción que debe ser resuelta por ser injusta. Conocer
cómo funciona la sociedad capitalista para resolver su
contradicción fundamental, es el propósito del trabajo de

1
Filósofo Universidad Nacional. Mag. Filosofía latinoamericana.
Docente formador e investigador en filosofía.

145
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Marx y es filosófico por ser un cuestionamiento de orden


ético.
Marx es 100% filósofo
Es central indicar aquí, en qué sentido la crítica al modelo
económico capitalista es una crítica filosófica. Para ello, son
indispensables unas consideraciones previas relativas a la
ética. La pregunta por el bien o el mal se responde de acuerdo
con la concepción de mundo al que se pertenece. Para la
sociedad capitalista, lo bueno consiste en el consumo de
bienes y servicios individualmente, sin considerar a los otros,
puesto que se supone que estos se encuentran en igualdad de
condiciones2. Si hay personas que no gozan de bienes y
servicios, se debe más a una falta de interés o, en el peor de
los casos, a qué sencillamente, el “mundo es así” y no puede
ser cambiado.
Marx sospecha que ninguna de esas afirmaciones es cierta.
Para probarlo, deberá demostrar que la idea de ser humano no
es seria, es decir, es sesgada por intereses de una clase social
que es la que se beneficia exageradamente de la producción
de los trabajadores, estos últimos limitados a una pequeña
porción de lo que producen. A esta situación en la que una
clase social se enriquece la llamó plusvalía- del latín plus,
que quiere decir “más” y de valía, que quiere decir, valor-.
Así pues, los burgueses, como los llamó Marx, son ricos
porque se llenan los bolsillos con el producto de un trabajo
que no pagan. A quien no se le paga lo que trabaja se le roba
lo trabajado.
Acercarse a la obra de Marx supone traspasar las barreras de
orden ideológico, sobre todo por el suceso histórico que
significó la Revolución rusa y la reducción de dicho proceso
2
Lo cual se puede rastrear en obras como las de Popper, Smith o Sheldon,
ideólogos todos del capitalismo, definido como correspondiente con la
naturaleza humana.

146
Marx: doscientos años después (1818-2018)

al totalitarismo3 encabezado por la figura de Stalin. También


considerarse el sesgo de orden epistemológico que sustenta a
los movimientos políticos inspirados en los marxismos.
En este trabajo se busca trazar algunas líneas de pensamiento
en relación a estos tópicos. Partir de la producción teórica de
Marx, asumida como investigación progresiva en un sentido
materialista novedoso que escapa a la vulgarización poco
rigurosa que hace y ha hecho de Marx un hombre de paja.
La obra de este pensador alemán conforma una enorme
producción, de cuya extensión tan sólo se publicó el 1/72
partes. El equívoco de asumir la producción teórica de Marx
ha conllevado a la tergiversación sistemática, e incluso
malintencionada de su pensamiento, tanto de sus detractores
como de los que se dicen marxistas. Dentro de los equívocos
más frecuentes y, por lo tanto, peligrosos se encuentran: El
pretendido historicismo en la obra de Marx, que autores
como K. Popper y los neoliberales soñaron ver ahí. Sin
embargo, no existe tal linealidad en la historia y esto tiene
que ver con su acepción materialista. Otra tergiversación
tiene que ver con esa tan irresponsable división entre un
Marx joven, decididamente filósofo, y uno viejo, centrado
exclusivamente en la crítica a la economía capitalista. No hay
tal división y Marx sería mucho “más filósofo” en su etapa de
El Capital.
Otra tergiversación se relaciona con la supuesta separación
entre infra y superestructura, interpretando tal división en un
sentido determinista, la cual está lejos de ser marxiana.
Finalmente, dejando de mencionar otros problemas de
carácter filosófico, a Marx se le acuña la idea de una
dictadura proletaria que daría al traste con el régimen
burgués.

3
Aun cuando Marcuse no se decide a llamarlo de esa manera. Cf. El
marxismo soviético

147
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Lo cierto es que la mentada dictadura de los trabajadores


hace parte de la construcción categorial, que no conceptual
histórica, en el marco de la producción teórica de la crítica a
la economía capitalista o, dicho de otro modo, que la idea de
proletariado responde a un marco categorial abstracto de
carácter económico, no social y todavía no éticamente
expuesto. A priori el proletariado está la carnalidad del pobre
(Dussel, 1985) y ésta, ya no una categoría abstracta – propia
del capitalismo -, sino una situación concreta de las
comunidades humanas en el contexto histórico de los
sistemas económicos no equivalenciales, lo que permite que
la teoría de Marx se válida para sistemas sociales de
producción pre y postcapitalistas.
En contraste, muchas lecturas “marxistas” asumieron como
propias ese determinismo histórico o económico, basado en
una interpretación errónea del materialismo histórico
diseñado por Marx. Este desconocimiento del materialismo
histórico, hace ver a los marxistas, ya no necesariamente en
concordancia con Marx, como escolásticos atrapados en el
siglo XIX y en plena contradicción con los fenómenos
sociales históricos y económicos de los siglos XX y XXI. Lo
cierto es que la filosofía marxiana está lejos de ser
escolástica, es decir, está lejos de ser una visión de mundo,
con sus dogmas y “vacas sagradas”.

La necesidad de volver a Marx. Entre el revisionismo teórico


del materialismo y la redefinición de socialismo
La crítica a la economía política expresada en El Capital es
categorial y conceptual y no puede comprenderse fuera del
marco de la historia europea en la que le correspondió vivir.
Dicha obra con la que es mundialmente reconocida la
producción intelectual marxiana ha sido, sin ser la única,
entendida como esencialmente económica, desconociéndose

148
Marx: doscientos años después (1818-2018)

el aspecto filosófico de la misma. Tal desconocimiento incide


en una lectura superficial susceptible de asumirse en “una
simple concepción del mundo”, como indicamos antes. Tal
reduccionismo implicó la “escolastización”4 de su
pensamiento en la Unión Soviética en tiempos de Stalin- con
errores iniciados desde Plejanov, uno de los primeros
marxistas rusos-, lo que vendría a entenderse como
marxismo-leninismo y cuya base teórica entendía el
movimiento social sujeto a leyes de la historia; es decir,
sujetas a la “naturaleza humana”, incluyendo elementos
historicistas ajenos a Marx. Una idea de naturaleza humana
no se encuentra en la obra marxiana5 , como lo indicaremos
más adelante.
La revisión de las lecturas hechas sobre Marx, después de la
experiencia de la Revolución rusa, puso el acento en la
necesidad de definir correctamente el “socialismo”, al punto
de distinguir entre el socialismo realmente existente, que
identificaba la obra marxiana con la construcción teórica y
práctica que sobre ella se hizo a lo largo del siglo XX y la
definición del socialismo teórico producido por Marx.
Ya desde la Escuela de Frankfurt, la lectura de Marcuse
reivindica una distinción entre la producción de éste y lo que
se interpretó a la luz de diversas perspectivas y situaciones
históricas que no habría podido prever Marx. Marcuse separa
el socialismo científico, esbozado en Marx y Engels y lo que

4
La escolástica soviética es una obra del sociólogo Thomas Blakeley, en
la que indica el desarrollo de una filosofía propia de la Unión Soviética
con características similares a la escolástica medieval y que, en
concordancia con Marcuse, se distancia progresivamente del método de
investigación empleado por Marx.
5
Concepto de naturaleza en Marx. Alfred Schmidt. Este autor argumenta
acertadamente, que la antropología filosófica de Marx no es ontológica,
como sí lo era filosófica anterior a Hegel y lo sigue siendo en la
producción teórica actual.

149
Marx: doscientos años después (1818-2018)

efectivamente sucedió en su nombre desde los comienzos del


siglo XX. Aquí la presentación de un Marx que, basándose en
Hegel, sigue la línea ilustrada, pero superándola
radicalmente.
La proyección de Marx se dirigía al mundo industrial de su
tiempo, en el contexto de la Inglaterra del siglo XIX y
pensaba en la posibilidad histórica de una revolución
proletaria en el norte de América. No obstante, la historia
comenzaría en un pueblo que no cumplía con las condiciones
históricas que, según el propio Marx, no cumplía: la Rusia
zarista. Resultan interesantes las interpretaciones que
Marcuse realiza, dada su propia formación fenomenológica y
psicoanalítica. En Razón y Revolución, El hombre
unidimensional, Eros y civilización, por ejemplo, logra verse
el carácter crítico y creativo que este autor alemán hace de
Karl Marx, relacionándolo con la obra de Freud e incluso, el
método fenomenológico.
Otro aspecto a considerar en la “revisión” de la obra de Marx,
es la tradición semita. Se suele hablar de la incidencia de tres
fuentes en su pensamiento: La revolución industrial, la
filosofía idealista alemana y la Revolución francesa6, pero no
suele mencionarse la influencia del humanismo semita, como
lo resalta desde América Latina, el maestro Enrique Dussel7 o
Frank Hinkelammert. Una lectura de Marx en clave de sus
“metáforas teológicas”- en la línea dusseliana- daría un
vuelco a la imagen atea del pensador alemán y, por lo tanto,
una interpretación renovada de Marx yendo al propio Marx.
Dado lo anterior, es de suma importancia comprender el
concepto de materialismo y el concepto de naturaleza en
Marx, para distinguirlo del materialismo vulgar que,
desgraciadamente, está vigente en la cultura popular.

6
Las tres fuentes y las tres partes integrantes del marxismo. Lenin.
7
Metáforas teológicas de Marx o La producción teórica de Marx, Dussel

150
Marx: doscientos años después (1818-2018)

El concepto de concepto, de raíz hegeliana, conforma un giro


filosófico del idealismo hacia el materialismo. Falsa
distinción entre filosofía y ciencia

En la tradición filosófica en que se forma Marx, persiste el


debate de la posibilidad de la ciencia, ya no en tanto sea
posible el conocimiento sino en de qué manera se legitima;
esto es, la pregunta por el criterio de demarcación. Ya Hegel
lo expresaba en La Fenomenología del Espíritu al indicar que
el amor a la sabiduría debía avanzar hacia el conocimiento de
la totalidad, auténtica ciencia. Este pensador alemán, no solo
continuó el “giro copernicano” de Kant, sino que quiso
completarlo. Si la ciencia sólo era posible en el orden de lo
fenoménico, quedaba por fuera la totalidad, lo que es en sí
mismo. En términos kantianos, el conocimiento válido es
sintético a priori; esto es, que la ciencia queda circunscrita a
la construcción, con base en categorías universales, de
objetos cuyo origen está enteramente determinado por la
sensibilidad del sujeto trascendental.
Sin embargo, la pregunta por la libertad humana queda
exenta de explicación científica, pues no podría hacerse un
juicio sintético a priori, es esto es, explicar en términos de
causa y efecto, la voluntad humana. No obstante, la libertad
es un hecho, pero no puede ser explicado “científicamente”.
La distinción entre “ciencia” y “filosofía” responde más al
miope reduccionismo que pretender explicarlo todo según el
modelo lógico-matemático, que a una distinción entre dos
saberes. De acuerdo con este esquema de pensamiento, nada
es real sino puede ser demostrado según las infalibles leyes
de la física o la matemática, como si todo pudiera pensarse en
estos límites tan estrechos. Así, los auténticos problemas de
la humanidad quedan sin estudio “serio”, puesto que la

151
Marx: doscientos años después (1818-2018)

“ciencia” no puede responder a estos –como sucede con la


libertad-.
Primero, a este modelo de pensamiento se le conoce como
positivismo y ha hecho mucho daño a la humanidad cada vez
que se le ha asumido como respuesta para todos los temas.
Segundo, bajo una única forma de concebir la realidad, un
sistema social que mantiene en la miseria económica y
espiritual a la mayoría: Bajo la idea de que todo ha de ser
descrito en lenguaje geométrico o físico, se encubre aquello
que no responda a tal esquema, acusándolo simplemente
como no “real” (Gómez, 1995).
Para Hegel, la ciencia está incompleta porque se centra en la
estrechez del entendimiento de una subjetividad aislada,
abstraída de los procesos históricos. Si se considera que la
Razón es el proyecto humano en desarrollo, se comprenderá
que el conocimiento sobrepasa las condiciones particulares en
la que se desenvuelve el entendimiento. Bajo el aforismo
“todo lo racional es real”, se expresa esta tendencia de la
voluntad de realizarse en y contra la naturaleza. Siguiendo a
Marcuse en su lectura de Hegel, esta expresión pudiera leerse
como “Todo lo racional debe ser real”, subrayando el verbo
deber como un a priori del verbo ser.
En otros términos, la precondición deontológica de la
epistemología indica el valor intencional, en sentido
fenomenológico, de una voluntad que se realiza en el tiempo.
De ahí que el Espíritu, la Razón que se desenvuelve
libremente, imponga la verdad al realizarse materialmente.
Siendo que esta realización supone la negación8 de la

8
De acuerdo con las diferentes acepciones en alemán de esta palabra, la
traducción no es simple porque tenemos que aufheben puede entenderse,
no sólo como superación- como en la traducción de Wenceslao Roces,
sino también como conservar, anular, terminar, abolir, resolver,
equilibrar. De manera que, para captar de mejor forma esta riqueza

152
Marx: doscientos años después (1818-2018)

naturaleza que es, a su vez, la negación del espíritu (Marcuse,


1994).
Esta afirmación de la voluntad en sí, que implica la negación
de lo que aparece para sí, efectúa una producción
enteramente distinta del en sí y del para sí. La realidad se
actualiza en sucesivas destrucciones de anteriores formas de
realidad, constituyendo así este movimiento un trasegar
histórico. Para el sentido común, los objetos aparecen como
dados en sí mismos, no como producto de la voluntad que
trasciende la subjetividad particular, juzgándolas en el aquí y
ahora, abstraídos del acaecer histórico que las ha
determinado, como objetos siempre idénticos en sí mismos.
Esto le hace creer en la pre existencia de esencias inmutables,
ahistóricas que serían las auténticamente reales. Así, la
verdad sería también una cualidad eterna pues consistiría en
un juicio referido a entidades eternas. La verdad sería
inmutable.
Desde el punto de vista dialéctico, la realidad tanto como la
verdad, están sujetas al reino de la libertad humana. La teoría
del conocimiento que se formula entonces, para Hegel como
para Marx, abandona la ontología, salvo que, para el primero,
Sustancia y Sujeto se identifican metafísicamente.
Metodológicamente, la pregunta por la objetivación de la
conciencia conforma toda la preocupación de La
Fenomenología:
Pero si el yo al reflexionarse se distingue en yo objeto y yo
sujeto, es lícito preguntarse, en el seno mismo de esa
reflexión, en qué consiste el yo objeto en su diferenciación
frente al sujeto. Esta pregunta es precisamente la que se
propone responder la Fenomenología del Espíritu: averiguar

semántica, cabría decir que la aufheben, de acuerdo con Dussel, se puede


entender como subsunción que, entre otras cosas, aparece así en los
Grundrisse de Marx, como Subsuntion

153
Marx: doscientos años después (1818-2018)

reflexivamente cómo se va constituyendo ese yo objeto en su


diferencia con el yo sujeto. Resulta evidente que el resultado
de tal averiguación tendrá que mostrar cómo es yo objeto se
va conformando en un proceso de identificación;
identificación que para ser efectivamente tal deberá
mantener en su seno la diferencia de los momentos
identificados. (Díaz, 1986, sp.)
La pregunta central de toda fenomenología, en lo que
respecta al carácter metodológico, parte del supuesto de la
conciencia indiferenciada de lo que es objeto de esa
conciencia. La aparente independencia del objeto, presente
ante la misma como un en sí, se supera cuando se descubre
que la conciencia pone las condiciones para la posibilidad del
objeto. Asumido ahora como un para sí, lo que piensa la
conciencia muestra sus limitaciones, pues ésta se encuentra
confinada a la finitud del portador, sujeta al tiempo y al
espacio. Pero sí acaso pudiera pensarse a la propia conciencia
como un objeto, como un para sí, tal juicio alcanzaría
universalidad. Una auténtica universalidad que Kant no
pretende sea posible.
La conciencia sería absoluta, para Hegel (Hegel, 2002), por
tener como único objeto el desarrollo abstracto de sí misma,
dado que está pensada desde la identidad consigo misma en
tanto sí misma, como abstracción de sus contenidos. Nótese,
sin embargo, que esa identidad no se formula en los mismos
términos cartesianos, como una conciencia que puede
concebirse en sí misma a priori sus contenidos, sino como el
producto de la oposición-negación en el fenómeno de lo que
la conciencia no es.
Dicho de otra forma, la identificación de la conciencia
consigo misma procede por negar el mundo que se le
aparece, por no identificarse con él. El mundo es la no-
conciencia y, al objetivarse, se descubre como negación
afirmada en su negación. El Espíritu, sujeto en sí, es pura

154
Marx: doscientos años después (1818-2018)

abstracción que se afirma como la Substancia. Pero como


está lo que se aparece como negación del espíritu, este se
afirma negando lo que se le aparece. De ahí el carácter
idealista del hegelianismo en términos fenomenológicos. La
ontología persiste en Hegel, ya en la concepción del sujeto
como un ser libre o desde los presupuestos de la metodología
fenomenológica (Lefebvre, 2013).
Para Marx, en cambio, la superación de la ontología es más
radical, puesto que no parte de un planteamiento
conciencialista, propio de la fenomenología abstracta, sino de
los contendidos de la conciencia, sin suponerla como
fundamento9 es decir, el análisis de los contenidos de la
conciencia, aun cuando no pueden hacerse sin la conciencia,
se efectúa en los límites de la conciencia. Lo que no aparece
para sí, conforma lo otro negado de la realidad concreta, sin
ser ésta una realidad en sí incognoscible, sino sustrato todavía
no integrado en el proceso de producción del trabajo social.
El des-cubrimiento de lo otro negado implica la superación
de la conciencia como ha sido conformada por los modos
sociales de producción y su consecuente construcción-
creación-, dentro del mundo del trabajo humano como objeto
real y como objeto del pensamiento. Así, el fundamento no
será una conciencia suprahistórica, como en Hegel, sino la
construcción social de la realidad, que debe ser transformada
mediante una praxis revolucionaria.

9
La semántica de la palabra fundamento en este contexto se articula con
la de crítica, si se asume la primera palabra en el sentido de origen,
condición de posibilidad o determinación, y a la crítica en el sentido
kantiano; como condición y límites de la razón. Así, el fundamento o la
crítica de la razón no es la propia razón, no la conciencia, sino la
acumulación de trabajo social que ha hecho posible la creación de
concepciones de mundo.

155
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Ahora bien, la necesidad de transformación de la realidad


social, no responde, como para Hegel y muchos marxistas, a
una especie de impulso natural hacia al progreso. Se trata en
su lugar, de una necesidad basada en el deber de superar la
injusticia que hasta nuestros días ha producido la “historia”
humana. No se sigue de ahí una fundamentación
sustancialista suprahistórica determinante de los rumbos
humanos, ni tampoco la presunción de un sustrato material
independiente del mundo del trabajo humano que incidiera en
las conciencias de los hombres.
Comprender el carácter no ontológico del pensamiento
marxiano, evita caer en el dogma del historicismo, el
determinismo económico esbozado en la floja fórmula de
infra y superestructura
Marx emplea un método dialéctico materialista, en el que no
cabe hablar de un fundamento ontológico. En las once tesis
sobre Feuerbach, introduce la idea del método materialista sin
partir de una concepción del mundo:
Feuerbach arranca de la autoenajenación religiosa, del
desdoblamiento del mundo en un mundo religioso,
imaginario, y otro real. Su cometido consiste en disolver el
mundo religioso, reduciéndolo a su base terrenal. No
advierte que, después de realizada esta labor, queda por
hacer la principal. En efecto, el que la base terrenal se separe
de sí misma y se plasme en las nubes como reino
independiente, sólo puede explicarse por el propio
desgarramiento y la contradicción de esta base terrenal
consigo misma. Por tanto, lo primero que hay que hacer es
comprender ésta en su contradicción y luego revolucionarla
prácticamente eliminando la contradicción. Por consiguiente,
después de descubrir, por ejemplo, en la familia terrenal el
secreto de la sagrada familia, hay que criticar teóricamente y
revolucionar prácticamente aquella. (Marx , 1974, p. 8)

156
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Feuerbach inicia una crítica al cristianismo en el libro La


esencia del cristianismo (Feuerbach, 2007), como una
superación de la teología hegeliana. Marx señala, sin
embargo, que esta crítica es tan sólo una parte, quedando por
realizar lo fundamental: la práctica revolucionaria de la
contradicción en la que se encuentra la sociedad vigente. El
sentido en que se habla de contradicción no se refiere a la
dialéctica en el Espíritu, como supondría la superación de la
contradicción ideológica del cristianismo. Tampoco
supondría una contradicción en la naturaleza, como pretende
el materialismo vulgar, en las que fuerzas extrañas al trabajo
social humano entran en oposición consigo mismas, hasta
que se resuelven en una síntesis.
La contradicción es posible únicamente en el mundo social,
en el mundo producido por las relaciones humanas y que se
manifiesta en la red simbólica construida según los modos de
producción de la vida. La dialéctica implícita en la resolución
de las contradicciones sociales no responde al movimiento de
la “naturaleza de la historia”, ni al de una voluntad soberana
que, teóricamente, domina la naturaleza a partir de sus
propias contradicciones internas. La dialéctica en la
naturaleza, como demuestra Alfred Schmidt, consiste en la
transformación de la naturaleza en tanto para sí –
fenomenológicamente hablando –en objeto de consumo
humano (Schmidt, 1983). Es decir, los objetos de
conocimiento son construcciones sociales, fruto del trabajo
acumulado en la forma de mercancía, por ejemplo, y
dirigidos a la satisfacción de las necesidades humanas.
Veámoslo con más detalle: La producción del pan, por
ejemplo, es posible gracias al trabajo social acumulado en las
formas de reproducción de saberes, técnicas y tecnologías
creadas y desarrolladas desde tiempos antiguos que han sido
“actualizados” en la producción, distribución y consumo del
pan. Así, la idea de pan, como objeto de pensamiento, es

157
Marx: doscientos años después (1818-2018)

posible gracias a la domesticación del trigo, de la vaca y la


producción de leche y, sobre todo, de la domesticación del
ser humano. De salvaje, independiente del trabajo humano, el
trigo, la leche y los materiales involucrados en la producción
de pan, como el molino, el horno, etc.; no son reales, pues no
se ha subsumido en el mundo humano. Pero una vez
integradas, gracias a la industria y el comercio, aparecerán
como objetos ante la conciencia, primero comunitaria y luego
individual. En tanto objetos, no son sustancias en sí mismas,
sino fenómenos elaborados simbólicamente mediante un
proceso de abstracción que generalmente se ignora los modos
y los medios como han sido producidos.
Marx sigue aquí a Kant y a Hegel, pero superándolos porque
reconoce la crítica de la razón, en tanto que sólo es posible el
conocimiento en los límites del para sí, al tiempo que
reconoce el proceso histórico como posibilidad fáctica de la
realización del hombre. Sin embargo, desde la perspectiva
materialista, esa posibilidad del conocer está dada por las
relaciones sociales en torno a la producción de la vida, es
decir, del trabajo. De ahí que la dialéctica sea únicamente en
relación con los modos de producción y no en ninguna
instancia ontológica, ni espiritual ni material.
El concepto es, por ende, una producción simbólica de lo real
y no, como suele asumirse ingenuamente, una representación
de lo real. Esta última posición cree que la conciencia se
dirige hacia la realidad en sí misma, ignorando la historia
subyacente en la producción social de lo que aparece ante
ella. Para Marx, lo que sea absolutamente extraño a la
humanidad es insignificante como posibilidad real, pues sólo
es real lo que ya esté dentro de las formas de producción
humana, y más allá de eso no pudiera hablarse de cosas en el
mundo, a no ser por el desarrollo de la industria y el
comercio. La conciencia, y con ella los conceptos, son

158
Marx: doscientos años después (1818-2018)

también producto social, fruto de un largo proceso de


domesticación de los hombres por los hombres.
El cerebro humano se forjó gracias a la modificación de la
corporalidad y funcionamiento del cuerpo simiesco al cuerpo
humano. La mano, de acuerdo con Engels en su manuscrito
El papel del trabajo en la transformación del mono en
hombre (Engles, 1974), se modificó por la necesidad de crear
herramientas para sustituir la carencia congénita del animal
en lo relativo a colmillos, cuernos, cubrimiento térmico. El
paulatino trabajo de las piedras, la industria lítica, incluyó la
transformación del cerebro que, sumado a la ingesta de
carne10, incrementó su volumen, siendo tal aumento el
desarrollo del telencéfalo. Para un animal básicamente
herbívoro, cazar, preparar y consumir carne, es una proeza
que sólo es posible por la transformación de piedras en
cuchillos, en molinos, para cortar, macerar y cocer –esto
último supone la invención del fuego controlado-, entre
muchas otras acciones complejas. Todo esto no pudiera
haberse realizado, y ni siquiera preservado, sin la invención
un sistema mnemotécnico dispuesto en artefactos diseñados
para tal fin. Desde la invención del lenguaje con sus
respectivos soportes materiales, tales como la voz, arcilla, los
lápices, el papel o los computadores. En palabras de Marx:
La formación de las ideas, el pensamiento, el trato espiritual
de los hombres se presenta aquí todavía como emanación
directa de su comportamiento material […] la consciencia
[das Bewusstsein] jamás puede ser otra cosa que el ser
consciente [des bewusste Sein], y el ser de los hombres es su
proceso de vida real. […]…no se parte de lo que los
hombres dicen, se representan o se imaginan, ni tampoco del
hombre predicado, representado o imaginado, para llegar,

10
La ingesta de carne supuso la invención, no el desarrollo, de estrategias
de supervivencia ajenas a las susceptibles de ser aprendidas de acuerdo
con la constitución genética.

159
Marx: doscientos años después (1818-2018)

arrancando de aquí, al hombre de carne y hueso; se parte del


hombre que realmente actúa y, arrancando de su proceso de
vida real, se expone también el desarrollo de los reflejos
ideológicos y de los ecos de este proceso de vida. (Marx,
1974, pp. 20-21)
El ser consciente como definición de conciencia indica la
eliminación sustantiva u ontológica de la conciencia, siendo
consecuente con el método fenomenológico anticartesiano:
no concibe la conciencia independientemente de sus
contendidos, a vez que no parte de una antropología
abstracta, presente aún en Hegel y Feuerbach11. Como se
aprecia, el materialismo de Marx no deja intacta la idea de
subjetividad presente en la filosofía alemana y,
desafortunadamente, en muchas acepciones modernas y
“postmodernas”.
La sociología y la historia materialistas anteceden la
formulación filosófica antropológica, con lo que define una
teoría compleja no metafísica, muy superior a las
estrictamente “filosóficas” y adelantándose a autores como
Foucault o Morin12, de los cuales se admira su crítica de las
ciencias o de la emergencia de subjetividades13.

11
El sustantivo Bewusstsein es descompuesto en la oración des bewusste
Sein, siendo ahora un adjetivo del verbo sustantivado Sein.
12
La compartimentación del saber, que separa por temas y objetos
epistemológicos las ciencias, trae consigo una des-conexión entre ellas.
Así tenemos, aparentemente, que los objetos matemáticos son
independientes del trabajo social, creyendo que estos son entidades
eternas ahistóricas, que se aprenden por simple contemplación.
13
Si bien, esto se haya en autores como Nietzsche, en Marx se encuentra
de una manera muchos más compleja, en principio, porque el segundo
parte de una crítica a los modos de producción concretos de los hombres
en comunidad, y no como corporeidades aisladas.

160
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Consecuencias de la deformación del pensamiento de Marx:


Historia, revolución y Estado
El desconocimiento de la obra Marx, por parte de marxistas y
no marxistas, introdujo una serie de tergiversaciones en las
tesis asociadas a su obra, su concepción materialista y el
método de investigación. La concepción de historia,
revolución y estado que se seguirían del estudio materialista,
estuvo ausente en la obra de Marx, por lo menos
explícitamente, conllevando a una lectura de estos problemas
desde una visión estrecha o no comprendida plenamente por
parte de muchos “discípulos”. Conceptos como clase social,
dictadura proletaria, infra y superestructura, la abolición del
mercado al confundirse éste con el capitalismo, son algunas
de las ideas achacadas a Marx, sin que tengan asidero real en
su obra. Se intentará mostrar, en relación a la concepción
materialista, la noción de historia, revolución y Estado.
Filosóficamente hablando, el DIAMAT o materialismo
dialéctico que fungió como ideología oficial del comunismo
internacional, resultó ser una reducción grosera del
pensamiento marxiano, sobre todo porque se le asumió como
ontología, como visión de mundo y no como lo que es: una
teoría compleja de la ciencia. El ya mencionado Blakeley
afirma:
La artificialidad del “materialismo dialéctico” tal vez nunca
se muestra de modo tan evidente como en la teoría soviética
del “materialismo dialéctico”.

La metodología soviética se apoya en las proposiciones de


Engels: “la llamada dialéctica objetiva reina enteramente en
la naturaleza, y la llamada dialéctica subjetiva, el
pensamiento dialéctico es solo un reflejo del movimiento
omnipresente que reina en la naturaleza” […] también se
apoya en Lenin: “la dialéctica, según Marx, es la ‘ciencia de
las leyes generales del desarrollo, tanto del mundo exterior

161
Marx: doscientos años después (1818-2018)

como del pensamiento humano’. Hay, según la doctrina


soviética aceptada, una ‘dialéctica objetiva’ que describe el
carácter dinámico y unitario de la ‘realidad, la naturaleza, el
mundo objetivo, etc.’, y una ‘dialéctica subjetiva’ que refleja
lo primero.” (Blakeley, 1969, p. 21)
La interpretación de dialéctica en dos componentes, ya es un
distanciamiento de la acepción dialéctica de Marx, como se
indicó antes. Las incidencias de esta distorsión se verán
reflejadas en muchos aspectos del desarrollo histórico de
proyecto socialista.
El mito de las etapas “necesarias” por la que habría de
pasar toda sociedad posible
La historiografía de corte hegeliano, como casi toda la
historiografía occidental, es etnocéntrica, más exactamente,
eurocéntrica. El marco historiográfico en Marx, en lo
respectivo a sus contenidos, también lo será. La tan famosa
fórmula de los pasos necesarios que debería atravesar
cualquier tipo de sociedad; del hipotético comunismo
primitivo, pasando por el esclavismo, luego el feudalismo, de
este necesariamente al capitalismo y finalmente, de éste
último al socialismo, es una tesis que no tiene asidero en
Marx.
El proceso histórico no es determinista, ni desde un punto de
vista materialista sustancialista, ni desde un voluntarismo
espiritualizado, como ya se indicó. El devenir histórico no
responde a una misteriosa ley de la naturaleza humana ni al
mercado, sino a una compleja combinación de trabajo
acumulado, tanto en su nivel ideológico como material,
relativo a las propias condiciones históricas. Por eso cabe
hablar de tendencias, en lugar de leyes sociales.
De acuerdo con el presupuesto filosófico del materialismo
histórico, lo que realizan los hombres, así como lo que
piensan, no se basa en esencia o sustancia alguna, sino sobre

162
Marx: doscientos años después (1818-2018)

la construcción social de un mundo enteramente posible, no


necesario. En ese sentido, la humanidad no se rige por leyes
naturales, ni muchos menos espirituales. Si el trabajo
introduce un mundo dentro de este mundo, es porque la
humanidad es creadora, siguiéndose de aquí que la historia
no responde a las leyes, sino a posibles, a tendencias.
Tal aclaración deja sin fundamentos la tesis historicista,
acusación que sí podría hacerse de Hegel, y
desafortunadamente, del marxismo vulgar. Así, la posibilidad
de una superación del capitalismo dependerá de la libertad
humana y no de la síntesis de las contradicciones económicas
propias del capitalismo. O, dicho de otra forma, el
capitalismo no engendra el futuro modelo económico en sí
mismo, siendo posible que empeore hasta que se acabe la
humanidad. De no ser así, no cabría esperar la acción política,
bastaría con sentarse a esperar a que se den naturalmente las
condiciones históricas para el cambio.

Revolución
Se desprende de lo anterior, que los cambios en los modos de
producción de la vida dependen enteramente de decisiones
humanas materialmente posibles. Las revoluciones suponen
cambios estructurales irreversibles siempre y cuando se
manifiesten las contradicciones sociales que hacen inmorales
las relaciones entre los hombres, lo cual implica un criterio
que permita juzgar como inmoral el orden social y contar con
condiciones de factibilidad para revolucionar el mundo
vigente. El criterio es la dignidad de la persona concreta, la
de carne y hueso. En tanto haya por lo menos una persona
que, por condiciones sociales, se vea privada de lo necesario
para vivir o viva precariamente; el modo de producción de la
vida en la que es posible tal exclusión es injusto y debe
revolucionarse.

163
Marx: doscientos años después (1818-2018)

De otro lado, la factibilidad de la revolución depende de


condiciones materiales concretas, incluidos los contenidos de
la cultura, sin los cuales, los deseos de cambio no son sólo
quimeras, sino actos irresponsables. La acuñada y simplista
división entre infra y superestructura, determinación
economicista del marxismo vulgar, desconoce la propia
incidencia del trabajo humano en el curso de la historia. Creer
que la modificación de los modos de producción antecede la
modificación de la conciencia es asumir una postura
ontológica, muy distante de Marx14

La abolición del Estado


Otro de los malentendidos en la lectura de Marx, es la idea de
la abolición del Estado. Sin duda, una tesis compartida entre
anarquistas y anarcomunistas es la de la abolición de toda
forma de coacción institucional. El Estado sería -en todas sus
formas- una oposición a la libertad humana; entonces, en una
utópica sociedad sin clases sociales, el Estado sobraría. Una
sociedad comunista estaría regulada por la autodeterminación
de cada quien, pues los hombres se habrían liberado de las
cadenas que lo oprimen materialmente.
Si bien, Marx no dedicó (Dussel, 2014) un libro a la teoría
política, las consecuencias filosóficas en este campo
contradicen la tesis de la abolición del Estado, así como la
dictadura del proletariado. En lo relativo al primero, el
carácter comunitario de los humanos hace imposible la
desaparición de toda forma de organización social, aunque sí
la superación del Estado burgués. En razón a que la
concepción del ser humano como un sujeto abstraído de las
relaciones sociales, ahora políticas, no es más que una
14
Es cierto que Marx emplea esta fórmula de a infra y superestructura,
pero leída fuera del contexto filosófico, conlleva inevitablemente una
tergiversación

164
Marx: doscientos años después (1818-2018)

robinsonada (Marx K. , 1973) con el mismo argumento con


el que refutó la tesis de los moralistas burgueses- Ricardo,
Smith -, así mismo puede refutarse a los liberalistas políticos
desde Mill hasta Rawls o Popper, en este caso, de una especie
de anarquistas capitalistas que abogan por la eliminación del
Estado al considerarlo contrario al libre desarrollo del
mercado. El presupuesto antropológico de los abolicionistas,
tanto precapitalistas como “comunistas”, consiste en creer en
la libertad como atributo inherente al ser humano, olvidando
que éste es un producto de las relaciones sociales. De ahí que
no se pueda prescindir de una organización social anterior al
sujeto.
La abolición del Estado es una formulación categorial, no
conceptual y, por ende, no se trata de un hecho que deba
realizarse como principio revolucionario. La existencia del
Estado, como aparato de control supracomunitario, en el
horizonte de sentido de la posibilidad del siglo XIX es un
impedimento de la realización de la mayoría de la población
y por eso, tendría que ser suprimido o, mejor, imponer otro.
La cuestión suele confundirse con la idea de la dictadura
proletaria que, en términos de lo expuesto, no sería sino
producto de una tendencia propia de los movimientos
reaccionarios, contrarrevolucionarios. Más no sería el ideal
de la teoría materialista de la historia.
Lo que la escuela de Frankfurt acertadamente llamó el
socialismo realmente existente, es contrario a los
presupuestos teóricos de Marx: la creación de un estado
totalitario, el pretendido desarrollo del socialismo en un solo
país, la reducción de la participación democrática en un único
partido, confundido con dictadura proletaria; estuvo lejos de
ser siquiera una efectiva representatividad de la clase
trabajadora. En su lugar, se instaló una férrea estructura
burocrática tildada de “comunista” y en nombre de Marx, que
ni de marxista ni comunista nada tenía. Una versión de la

165
Marx: doscientos años después (1818-2018)

racionalidad instrumental que condenaba Marx mismo


(Wiggershaus, 2011).

Anotaciones finales. A propósito de la obra de E. Dussel


sobre Marx
Enrique Dussel ha venido estudiando la obra de Marx
directamente de los manuscritos que realizara el filósofo
alemán, conocidos como Grundrisse, descubriendo conceptos
y categorías que el marxismo estándar o vulgar no considera.
Categorías como categoría, subsunción, pobre, teoría de la
dependencia, entre otras. El volver a Marx mismo, según
Dussel, es fundamental porque el problema que estudia Marx
está vigente, aunque complementándolo, llevando la lectura
marxiana más allá del sesgo del marxismo-leninismo y del
eurocentrismo.

Para la filosofía de liberación, el materialismo histórico


resulta central, toda vez que logre situarse des-colonialmente
y tenga como base criterios y principios éticos materiales. La
lectura dusseliana de Marx presenta esos elementos porque
demuestra la inmoralidad del capitalismo. En tanto produce
víctimas históricas en el centro y la periferia del sistema-
mundo vigente, el modo de producción capital-colonial,
desde su fundación en 1492 –la acumulación originaria
expuesta en El Capital–, tiene a América Latina como punto
central. El desarrollo ulterior del capitalismo se sostendrá
debido al carácter dependiente de las economías periféricas
de América, Asia y África. La negación de la negación de las
víctimas (Dussel), implica la superación del capitalismo en su
fase actual en la medida en que impida la genera de nuevas
víctimas. De ahí que la filosofía de liberación añada a la
crítica de la economía política, la crítica a la erótica, el poder,
la pedagógica y la ciencia.

166
Marx: doscientos años después (1818-2018)

La ética material como filosofía primera del proyecto de


liberación, parte de criterios y principios de verdad material,
criterios de validez intersubjetiva y de posibilidad fáctica,
siendo la obra de Marx, junto a otros científicos importantes
como Humberto Maturana o Roger Bartra, susceptibles de
complementar la teórica de la eticidad material: el deber de
producir, reproducir y desarrollar la vida humana en dignidad
(Dussel, 1998). El valor absoluto de la vida humana concreta,
es decir, la dignidad corpórea y psíquica, se muestra como
criterio ético para el análisis del capitalismo: el atropello a la
dignidad humana es el pecado original del Capital. Nótese
cómo dicho análisis no se limita a una abstraída esencialidad
de lo humano, sino que lo considera en su compleja
producción material de existencia.

El maestro Dussel ha publicado alrededor de la obra


marxiana, entre otros, lo siguientes: Hacia un Marx
desconocido, Las metáforas teológicas de Marx, Filosofía de
la producción o el ya citado La producción teórica de Marx.

Referencias

Blakeley, T. (1969). La escolástica soviética. Madrid:


Alianza editorial.
Díaz, J. A. (1986). La estructura de la Fenomenología del
Espíritu. Ideas y Valores, 3-33.
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México: Siglo XXI.
Dussel, E. (1998). Ética de la liberación en el edad de la
globalización y la exclusión. México: Trotta.

167
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Dussel, E. (2014). 16 tesis de filosofía política. . México:


Siglo XXI.
Engles, F. (1974). El papel del trabajo en la transformación
del mono en hombre. En K. Marx, & F. Engels,
Obras escogidas (págs. 66-80). Moscú: Progreso.
Feuerbach, L. (2007). Escritos en torno a La esencia del
cristainismo. México: Tecnos.
Gómez, R. (1995). Neoliberalismo y seudociencia . Buenos
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Hegel, G. (2002). Fenonomenología del Espíritu. México:
Fondo de cultura económica.
Lefebvre, H. (2013). Hegel, Marx, Nietzche. México: Siglo
XXI .
Marcuse, H. (1994). Razón y revolución. Madrid.: Altaya.
Marx, K. (1973). Grundrisse. Introduction to the Critique of
Political Economy. New York City: The pelican Marx
library. Penguin books in association with New left
Review.
Marx, K. (1974). Marx, K & Engels, F. Obras escogidas.
Volumen I. Moscú: Progreso.
Schmidt, A. (1983). El concepto de naturaleza en Marx.
México: Siglo XXI. .
Wiggershaus, R. (2011). La escuela de Francfort . México:
Fondo de Cultura Económica.

168
Marx: doscientos años después (1818-2018)

ANEXOS

THESEN ÜBER FEUERBACH1

Karl Marx2

Der Hauptmangel alles bisherigen Materialismus (den


Feuerbachschen mit eingerechnet) ist, daß der Gegenstand,
die Wirklichkeit, Sinnlichkeit, nur unter der Form
des Objekts oder der Anschauung gefaßt wird; nicht aber
als sinnlich menschliche Tätigkeit, Praxis; nicht subjektiv.
Daher die tätige Seite abstrakt im Gegensatz zu dem
Materialismus vom dem Idealismus - der natürlich die
wirkliche, sinnliche Tätigkeit als solche nicht kennt -
entwickelt. Feuerbach will sinnliche - von den
Gedankenobjekten wirklich unterschiedne Objekte: aber er
faßt die menschliche Tätigkeit selbst nicht
als gegenständliche Tätigkeit. Er betrachtet daher im "Wesen
des Christenthums" nur das theoretische Verhalten als das
echt menschliche, während die Praxis nur in ihrer schmutzig-
jüdischen Erscheinungsform gefaßt und fixiert wird. Er
begreift daher nicht die Bedeutung der "revolutionären", der
"praktisch-kritischen" Tätigkeit.

Die Frage, ob dem menschlichen Denken gegenständliche


Wahrheit zukomme - ist keine Frage der Theorie, sondern
eine praktische Frage. In der Praxis muß der Mensch die
Wahrheit, i.e. die Wirklichkeit und Macht, Diesseitigkeit

2
Recuperado de: http://www.mlwerke.de/me/me03/me03_005.htm

169
Marx: doscientos años después (1818-2018)

seines Denkens beweisen. Der Streit über die Wirklichkeit


oder Nichtwirklichkeit des Denkens - das von der Praxis
isoliert ist - ist eine rein scholastische Frage.

Die materialistische Lehre von der Veränderung der


Umstände und der Erziehung vergißt, daß die Umstände von
den Menschen verändert und der Erzieher selbst erzogen
werden muß. Sie muß daher die Gesellschaft in zwei Teile -
von denen der eine über ihr erhaben ist - sondieren.

Das Zusammenfallen des Ändern[s] der Umstände und der


menschlichen Tätigkeit oder Selbstveränderung kann nur
als revolutionäre Praxis gefaßt und rationell verstanden
werden.

Feuerbach geht aus von dem Faktum der religiösen


Selbstentfremdung, der Verdopplung der Welt in eine
religiöse und eine weltliche Welt. Seine Arbeit besteht darin,
die religiöse Welt in ihre weltliche Grundlage aufzulösen.
Aber daß die weltliche Grundlage sich von sich selbst abhebt
und sich ein selbständiges Reich in den Wolken fixiert, ist
nur aus der Selbstzerrissenheit und Sichselbstwidersprechen
dieser weltlichen Grundlage zu erklären. Diese selbst muß
also in isch selbst sowohl in ihrem Widerspruch verstanden
als praktisch revolutioniert werden. Also nachdem z.B. die
irdische Familie als das Geheimnis der heiligen Familie
entdeckt ist, muß nun erstere selbst theoretisch und praktisch
vernichtet werden.

170
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Feuerbach, mit dem abstrakten Denken nicht zufrieden, will


die Anschauung; aber er faßt die Sinnlichkeit nicht
als praktische menschlich-sinnliche Tätigkeit.

Feuerbach löst das religiöse Wesen in


das menschliche Wesen auf. Aber das menschliche Wesen ist
kein dem einzelnen Individuum inwohnendes Abstraktum. In
seiner Wirklichkeit ist es das ensemble der gesellschaftlichen
Verhältnisse.

Feuerbach, der auf die Kritik dieses wirklichen Wesens nicht


eingeht, ist daher gezwungen:

1. von dem geschichtlichen Verlauf zu abstrahieren und das


religiöse Gemüt für sich zu fixieren, und ein abstrakt -
isoliert - menschliches Individuum vorauszusetzen;

2. Das Wesen kann daher nur als "Gattung", als innere,


stumme, die vielen Individuen natürlich verbindende
Allgemeinheit gefaßt werden.

Feuerbach sieht daher nicht, daß das "religiöse Gemüt" selbst


ein gesellschaftliches Produkt ist und daß das abstrakte
Individuum, das er analysiert, in Wirklichkeit einer
bestimmten Gesellschaftsform angehört.

171
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Alles gesellschaftliche Leben ist wesentlich praktisch. Alle


Mysterien, welche die Theorie zum Mystizism[us]
veranlassen, finden ihre rationelle Lösung in der
menschlichen Praxis und im Begreifen dieser Praxis.

Das Höchste, wozu der anschauende Materialismus kommt,


d.h. der Materialismus, der die Sinnlichkeit nicht als
praktische Tätigkeit begreift, ist die Anschauung der
einzelnen Individuen und der bürgerlichen Gesellschaft.

10

Der Standpunkt des alten Materialismus ist die bürgerliche


Gesellschaft; der Standpunkt des neuen die menschliche
Gesellschaft, oder die gesellschaftliche Menschheit.

11

Die Philosophen haben die Welt nur


verschieden interpretiert; es kömmt drauf an, sie
zu verändern.

172
Marx: doscientos años después (1818-2018)

CUATRO IDEAS DE KARL MARX QUE SIGUEN


VIGENTES 200 AÑOS DESPUÉS DE SU
NACIMIENTO1

El filósofo alemán revolucionó modelos políticos,


económicos y sociales con la crítica al capitalismo y su
concepción del comunismo. A pesar del fracaso de este
sistema en el mundo, algunos de sus postulados todavía se
pueden comprobar en la actualidad.

¿Es Karl Marx, el ideólogo de la Revolución Rusa, relevante


hoy en día, al cumplirse 200 años de su nacimiento?
Aunque el filósofo alemán vivió y escribió en el siglo XIX,
una época muy diferente a la nuestra, es indiscutible que dos
de sus escritos, "El manifiesto comunista" (éste junto a
Federico Engels) y "El capital", tuvieron en un momento
determinado de la historia una gran influencia política y
económica en muchos países y en millones de personas.
El surgimiento de la Unión Soviética tras la Revolución Rusa
fue un ejemplo de ello. Nadie niega que el bloque socialista
marcó buena parte de la historia del siglo XX.
Sin embargo, también es cierto que el comunismo no se
materializó tal cual lo plantearon Marx y Engels, y terminó
convirtiéndose en un proyecto fallido. Al final, el bloque
soviético se desmoronó y el capitalismo se impuso en casi
todo el planeta.
¿Pero puede decirse que el pensamiento de Marx quedó
obsoleto? ¿O acaso pueden rescatarse algunas de sus ideas
que se volvieron realidad y siguen vigentes hasta nuestros
días?

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Marx: doscientos años después (1818-2018)

Estas son cuatro de ellas:


1. El activismo político
En el "Manifiesto comunista" y otros trabajos, Marx describe
la lucha de clases en la sociedad capitalista y cómo el
proletariado acabará arrebatándoles el poder a las élites
dominantes en todo el mundo.
"El capital", su obra cumbre, es un intento de apuntalar esas
ideas con hechos verificables y análisis científico.
Fue un mensaje poderoso en un mundo en el que abundaba la
opresión y la inequidad.
"La experiencia personal de alienación de Marx, quien vivió
en la pobreza, le dio una gran intensidad a su análisis, el cual
cobró la estatura de filosofía contra el monstruo capitalista
que esclavizaba a los seres humanos", le explica a la BBC
uno de sus más reconocidos biógrafos, el británico Francis
Wheen.
Durante el siglo XX, las ideas de Marx inspirarían
revoluciones en Rusia, China, Cuba y muchos otros países
donde el grupo dominante fue derrocado y los trabajadores se
apoderaron de la propiedad privada y los medios de
producción.
El marxismo fue incluso más allá y se convirtió en una
manera de interpretar el mundo en general: la simple idea de
que la historia es una lucha de clases antagónicas también
influyó en la literatura, el arte y la educación.
"Hoy en día Marx sigue siendo relevante como filósofo
político. Generación tras generación, muchos buscan
inspiración en él para sus propias luchas", le dice a BBC
Mundo Albrecht Ritschl, historiador alemán especializado en

174
Marx: doscientos años después (1818-2018)

marxismo y jefe del Departamento de Historia Económica de


la London School of Economics, en Reino Unido.
"Se sigue hablando de los temas que habló Marx -añade el
experto-. Por ejemplo, la globalización. Marx fue uno de los
primeros críticos de la internacionalización de los mercados.
También se refirió a la inequidad, al advertir sobre la
creciente desigualdad en el mundo".
"Podría decirse que Marx continúa siendo atractivo y forma
parte del discurso político actual", concluye Ritschl.
Si bien la caída de la Unión Soviética en diciembre de 1991
significó un fuerte golpe para la teoría marxista (por un
tiempo los partidos de izquierda y las universidades le dieron
menos importancia), la crisis financiera global de 2007-8
volvió a darle relevancia.
Ese colapso fue un ejemplo clásico de las recurrentes crisis
del capitalismo que había pronosticado el pensador alemán.
Desde entonces las ventas de "El manifiesto comunista" y "El
capital" no han dejado de crecer en todo el mundo.

2. La recurrencia de las crisis económicas


Marx cuestionó la idea de que el capitalismo se
autorregulaba.
Para él no había una "mano invisible" que ponía en orden las
fuerzas del mercado, como había postulado Adam Smith -el
"padre" del capitalismo- en "La riqueza de las naciones".
En cambio, Marx sostenía que el sistema estaba condenado a
periodos de crisis recurrentes (hoy los economistas hablarían
de recesiones) que eran inherentes a él.

175
Marx: doscientos años después (1818-2018)

"Si bien él no fue el único que hablaba de ello, su idea


original era que cada turbulencia llevaría a otra peor, y así
sucesivamente hasta la destrucción del capitalismo", le
explica a BBC Mundo Albrecht Ritschl, de la London School
of Economics.
El crash bursátil de 1929 y las subsecuentes crisis alcanzaron
su punto culminante en 2007-8, cuando el mundo vivió un
colapso financiero nunca antes visto en cuanto a
su gravedad, impacto y persistencia.
"Es cierto que los aspectos no resueltos del capitalismo llevan
a nuevas crisis, pero la idea determinista de Marx de que el
sistema se derrumbaría por sus defectos intrínsecos ha sido
desacreditada", advierte Ritschl.
"No obstante, hoy estamos más alertas que nunca ante las
turbulencias y somos más cuidadosos frente a ellas, en parte
gracias a él".
Aunque, al contrario de lo que predijo él, las crisis no han
ocurrido en la industria pesada, sino en el sector financiero,
aclara el experto.

3. Ganancias desmedidas y monopolios


Un aspecto importante de la teoría de Marx es la
llamada plusvalía: el valor que un trabajador crea por encima
del valor de su fuerza laboral.
El problema, según el pensador alemán, es que los dueños de
los medios de producción se adueñan de la plusvalía e
intentan maximizar sus ganancias a expensas del
proletariado.
Así, el capital tiende a concentrarse y centralizarse en unos
pocos acaudalados y, como contrapartida, conduce

176
Marx: doscientos años después (1818-2018)

al desempleo y a una depreciación de los salarios de los


trabajadores.
Esto puede verse hasta nuestros días.
Por ejemplo, un reciente análisis de la revista británica The
Economist muestra que mientras que en las últimas dos
décadas el sueldo de los trabajadores en países como Estados
Unidos se ha estancado, el salario de los máximos ejecutivos
ha aumentado significativamente: han pasado de cobrar 40
veces más que el promedio a embolsarse 110 veces más.
"La crítica de Marx a la acumulación es válida aún hoy,
porque continúa siendo uno de sus puntos débiles del
capitalismo", le comenta a BBC Mundo Ritschl.
"Hoy lo vemos claramente en la acumulación desmedida de
poder por parte de grandes compañías internacionales y
también en la conformación de monopolios y duopolios.
Marx nos alertó sobre los riesgos de todo esto".
4. La globalización y la inequidad
Biógrafos de Marx como Francis Wheen y otros estudiosos
de su obra coinciden en que el filósofo se equivocó con su
idea determinista de que el capitalismo se sepultaría a sí
mismo al crear sus propios enterradores.
Más bien ocurrió lo contrario: con la caída del comunismo, el
capitalismo no sólo se fortaleció, sino que además se
extendió por todo el mundo.
Nadie expresa mejor esta ironía de la historia que el pensador
marxista Jacques Rancière, profesor de filosofía de la
Universidad de París VIII.
"El proletariado, lejos de enterrar el capitalismo, lo mantiene
con vida -escribe-. Trabajadores explotados y mal pagados,
liberados de la mayor revolución socialista de la historia

177
Marx: doscientos años después (1818-2018)

(China), son llevados al borde del suicidio para que


Occidente pueda seguir jugando con sus iPads. Mientras
tanto, el dinero chino financia a un Estados Unidos, que de
otra manera estaría en bancarrota".
Pero si Marx falló en esta predicción, no erró en sus agudas
críticas a la internacionalización del capitalismo.
En el "Manifiesto comunista" plantea que la expansión global
del capitalismo se convertirá en la principal fuente de
inestabilidad del sistema internacional, como lo demostrarían
una serie de crisis financieras en el siglo XX y XXI.
"La necesidad de constantemente expandir mercados para sus
productos persigue a la burguesía sobre toda la superficie del
globo -sostienen Marx y Engels-. Debe anidar en todas
partes, establecerse en todas partes, establecer conexiones en
todas partes. Obliga a todas las naciones, so pena de
extinción, a adoptar el modo burgués de producción".
Por eso, el marxismo ha sido rescatado -y reivindicado- en el
actual debate sobre los problemas de la globalización.
"Hoy hay en el mundo mucha gente preocupada por la
destrucción de mercados locales, la inseguridad laboral y la
pérdida de empleos", le comenta a BBC Mundo Albrecht
Ritschl, de la London School of Economics.
"La globalización, por ejemplo, fue uno de los grandes temas
en las últimas elecciones en Estados Unidos, en las que
dominó una pregunta que podría haberse planteado en
muchas otras partes del planeta: ¿qué hacemos con los que
han perdido con ella?".
Está claro que, a pesar de sus vaticinios fallidos y sus ideas
caducas, Marx planteó en el siglo XIX varios temas de debate
sobre política y economía que siguen vigentes más de un
siglo después.

178
Marx: doscientos años después (1818-2018)

Quién era Karl Marx


 Carlos Enrique Marx nació el 5 de mayo de 1818 en
la ciudad de Tréveris, en el oeste de Alemania. Era
hijo de un exitoso abogado de origen judío.
 Estudió leyes en Bonn y Berlín y en aquel momento
se interesó en la filosofía de Georg Wilhelm Friedrich
Hegel y Ludwig Andreas von Feuerbach, quienes con
su dialéctica y materialismo histórico,
respectivamente, tendrían una gran influencia en el
marxismo.
 En 1841 recibió el doctorado en filosofía de la
Universidad de Jena, en el este de Alemania.
 En 1843 se casó con Jenny von Westphalen y se
mudó a París, en aquel momento un semillero del
pensamiento radical. Allí se volvió un revolucionario
y trabó amistad con quien sería su colaborador toda la
vida: Federico Engels.
 Tras ser expulsado de Francia por su activismo, Marx
residió dos años en Bruselas (Bélgica), donde
profundizó su amistad con Engels.
 En 1848 ambos publicaron "El manifiesto comunista",
en el que plantean que la historia de la humanidad es
una historia de lucha de clases y que los estratos
sociales acabarán despareciendo con la victoria del
proletariado.
 En 1849, Marx se mudó a Londres, donde residiría
hasta su muerte. Allí vivió durante muchos años en la
pobreza. Pudo subsistir gracias a la ayuda económica
del adinerado Engels.

179
Marx: doscientos años después (1818-2018)

 En la capital británica, Marx produjo su trabajo más


importante, "El capital", considerado "la Biblia de las
clases trabajadoras". Esta obra es, básicamente, una
descripción de cómo funciona el sistema capitalista y
cómo, según él, se destruirá a sí mismo por causa de
sus defectos. El primer volumen lo publicó en vida.
Los otros dos tomos los hizo imprimir Engels tras la
muerte de su amigo.
 Marx y Jenny von Westphalen tuvieron siete
hijos (cuatro mujeres y tres varones), pero debido a
las condiciones en las que vivió la familia en Londres
sólo tres de ellos llegaron a la vida adulta.
 El filósofo pasó sus últimos años aquejado por
problemas de salud y el dolor por las muertes de su
esposa y sus hijos.
 Falleció el 14 de marzo de 1883 y fue enterrado en el
Cementerio de Highgate, en Londres, donde hoy se
puede visitar su tumba. El epitafio dice: "Trabajadores
del mundo, uníos".

180
Textos conmemorativos

Ensayos sobre la integración


latinoamericana (2017). Recoge
escritos de invitados académicos
que tratan a la integración
latinoamericana desde variadas
perspectivas

Más allá del aula III (2016)


Compilación elaborada por
nuestros docentes de base, donde
plasman sus reflexiones, vivencias
y otros asuntos propios de la labor
educativa

Miranda: doscientos años después


1816-2016 (2016). Texto
conmemorativo a la partida física del
llamado precursor de la independiencia
hispanoamericana y fundador de la idea
de Colombia
.

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