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FR1 L 000127 Castillo Memorias

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Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
DOMINGO B. CASTILLO

MEMORIAS
DE

MANO LOBO
EDICION COMPLETA

LIT. E IMP, LA REFORMA


Editorial Jouvin

GUAYAQUIL

1934

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


PROPIEDAD REGISTRADA

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


PRESENTACION

Este trabajo consta de dos partes: "Memo-


rias de Mano Lobo", la primera, y ''Papeles de
Mano
;
Lobo", la segunda. Cuando me hice car-
go de publicm·lo, Mano Lobo me habló como s-i-
gue:
"Te autorizo para que publiques mis Memo-
?'ias y Papeles cuando a bien tengas y donde te
plazca", y ag1·egó: "pero te encarezco mucho que
no me alteres el estHo ni me hagas decir cosas
superi01·es a mi cultura. Tú sabes que no soy
hombre de síntesis e1'Uditas, ni creador de be-
llezas, ni modelo de estilista. Y lo dicho en es-
te sentido con respecto a mi personalidad, es apli-
cable a casi todos los personajes mencionados en
mi narración. Al expresarme como lo hago en las
cuartillas que te entrego, apenas te doy unas cuan-
tas notas absolutamente personales, sin preten-
der que sean tan dinámicas como las de Montaigne,
y· sin la menor idea de hacer obra cie m·te con
ellas. Tampoco entra en mis cálculos ojrece1·le
contribución a las letras de mi patria con este
trabajo. En consecuencia, debes hacer constar,
que mis Memorias y Papeles no aspiran al ·hono1·
de la obra literaria ni como dato psicológico, ni

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como labor histórica, ni como cgento; lo que por
casualidad se 1·oce en ellos con esas materias,
debe verse y estima1·se como rarezas, en la ~vida
de un hombre que no ha sido figura ?'epresenta-
tiva, pero que tiene la manía de decir lo que ha
visto y oído."
Lo que antecede puede muy bien estimarse
como el prefacio de Mano Lobo para su p1·opia
obm; poT entenderlo así me considero excusado
de agregar algo más a lo expuesto. · En tal vir-
tud, expTeso sólamente el deseo de que mis com-
patTiotcis encuentren interés en la lectura de es~
te volumen. Tal vez no es tan merito?'io como
la autobiografía de Bm·tolo, el autor de "PoR SI
FoRTIS lNCURRITIS CALAVERIN CoQurs", pero poT lo
menos es tan criollo como la ob1·a de ese perso-
naje. C1·eo que presentado Mano Lobo en· estos
términos· a la consideración pública, y dejándolo
así entTegado a la justicia ordinaria, puedo la-
var mis manos sin dármelas de Pilatos. . . . . ..

Domingo B. CASTILLO.

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PRIMERA PARTE

Genealogía de Mano Lobo.-Su estada en


Valencia y en Palenque.-Conferencias
del Llano.-Viaje a Caracas y conferencia
de los Galleros.

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·. 'DOMINGO B. CASTILLO , 7

CAPITULO. I

Mi pm·entela.- Profesión de mi padre.- Sus di-


chos; t'iaje a Ospino.- Mi primera educación
e1t Valencia.- Mi tío Mateo.- L.o que decía
de los godos.

Podría empezar a narrar mis aventuras co-


mo Robinsón Crusoe, diciendo: nací en Caracas,
cosa que es muy cierta; pero con respecto a la
fecha de mi nacimiento creo prudente guardar
silencio, sin que esta omisión altere la verdad. ·

Sobre este particular me atengo al criterio


de un amigo, que tenía vivido mucho más de me-
dio siglo y se rejuvenecía con ORLEX, el cual
.queriendo yo averiguarle la edad me respondió:
"yo tengo los años que me d,á la gana". Salvado el
escollo de e~ta confesión, o de este dato, favora-
ble a la psicología del individuo que tiene bio-
grafía, 'y perjudicial al sentido estético de las per-
sonalidades esclavas de la raya del pantalón, de-
bo declarar que soy hijo de buena gente.

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B MEMOIÜAS DE MANO LaBO

Mi padre era natural de Guarenas, pueblo


fundado por ·sus ·antepasados, que dieron cele~\
bridades al foro, a la iglesia, al ejército y a las
letras, y colmaron su gloria con el inventor del
palito de fósforo.

Mi madre era natural de San Carlos, y con-


taba también en su genealogía con personajes
de gran significación, entre los cuales figuran
algunos, que en Valencia vociferaron en 1830 con-
tra el padre de la patria, y pidieron su destierro.
También tenía un primo hermano, inventor de
la primera máquina de enderezar jorobados, cu-
ya utilidad es todavía un secreto. Había; pues,
en la familia, todo cuanto dá lustre, con el adi-
tamento de dos grandes inventores.

Por todo lo expuesto, es del caso hacer: re-


l;altar modestamente, que vine al mundo bien pro-
visto de noble herencia, para honra mía y desa-
sosiego de los prójimos, mejor o peor dotados
de sangre azul.

Después de la de::;trt.tcción de la Gran Co-


lombia, cuando desaparecieron . las águilas de
nuestros sagrados montes y en su lugar quedó
el zamuro, la familia de la rama paterna se es~
tableció en Ocumare del Tuy, y mi padre fué
allí, en sus primeros años, gran tirador de ga-
rrote, ~agníftco jinete y muy buena .lanza.

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DtMINGO B. CASTILLO

Con estos preciosos conocimüiritos, primor-


diales en nuestra edad heróica, fue aceptado en
las filas paecistas, en las cuales quedó graduado
de doctor en oligarquía, con nota de sobresaliente.
En sus andanzas militares por el occidente
de Venezuela, a las órdenes del General Fehres ,
Cordero, se enamoró y contrajo matrimonio des-
pués .de la batalla de Copié.
Cuando mi padre hablaba de esa memorable
acción bélica, se enardecía y exclamaba en tono
airado con todo el orgullo de un descendiente de
Pelayo: "A mi no me vengan con Falcón ni
con el General Trías. Yo no los acepto en cam-
bio por el General Febres ·Cordero. N 0 cabe
comparación; no hay ni para empezar. Febres
Cordero es un palo de gene1·al. En la campaña
de la Selva de Turén, procedió matemáticamen-
te, y en marchas y contramarchas más rápidas
que el relámpago, cuando los federales menos lo
esperaban, tuvieron que pelear y no quedó t-í--
tere con gorro.''

Confieso que esas narraciones, aunque yo era


muy niño, me incendiaban la imaginación y me
, hacían soñar con cargas de caballería, viéndome
ya en brioso corcel, echado sobre la paleta del
animal, lanza en ristre, rompiendo cuadros en
férrea formación.

Las conversaciones predilectas de esa época


reproducían las mejores hazañas de la indepen-

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10 MEMORIAS DE MANO ~pBo ··

dencia y de las guerras civiles, y en años ante-


riores, esos recuerdos eran el pan cotidiano de '
una población que vivía toda en pie de guerra.
La Venezuela Heróica de Eduardo Blanco · es-
taba inédita en la mente popular, y en ese am-
biente se formaban los hombres de combate, cu-
yo campo experimental se dividía en partes igua-
les, entre godos y liberales;

El ideal que inmortalizó a los libertadores


en Carabobo, no tenía ya significación. Sobre
el osario de esos héroes se escribían las páginas
de otra historia. Desde 1830, el evangelio de la
libre determinación no es más que la determi-
nación de los capataces, fruto inevitable de nues-
tra biología social, o lo que es igual, exponen-
te gráfico del individualismo· autocrático, en un
gregarismo oligárquico. Terminada la terrible
esclavitud del régimen colonial, empezó la dul-
císima del régimen criollo. Bajo la prosa alti-
sonante de la nueva vida, siguió rumiando man-
samente el hombre antiguo.

Ahora le toca el turno a mi madre, que tam-


bién merece. destacarse en el cuadro de mis as-
cendientes. Era austera, piadosa y tenía con-
versación muy agradable y chispeante, dentro de
la cultura de la mujer interiorana de su época.
Sabía leer y escribir y brillaba por sus aptitu-
des domésticas. Hablaba con mucho orgullo de

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DOMINGO B. CASTILLO 11

su árbol genealógico y decía que rio se monna


sin dejarnos escrita la historia de su vida. Pa~
ra 1872 estabá con su tribu en San Casimiro. Yo
era entonces el quinto de cinco hermanos y cua·
tro hermanas. Se había trasladado a ese pue-
blo en 1871, con mil angustias, después que los
libetales tornaron a Caracas a sangre y fuego.
Mi padre había huído para el llano. En San
Casimiro, rn~s hermanos y yo le rodeábamos le-
los ·de admiración, cuando él nos refería los in-
cidentes de su vida militar, terminando siempre
con estas palabras:

"Yo no les aconsej'o que me imite~, porque


de. mi vida azarosa no he sacado nada bueno, y
para colmo de males, ya no me queda ni el ho-
nor del partido, porque todos se están pasando."

A pesar de esas declaraciones, una mañana


desapareció sin despedirse de nosotros. Había
ido a incorporarse al ejército del Chingo Olivo,
derrotado en 1873, gracias al célebre paso de Ca-
ño Amarillo, que lo dejó en callejón sin salida.

Entonces quedó venc~da la :parte soez de la


oligarquía, y la parte sensata de ese partido
fue invitada a militar en las gloriosas filas del
g'l'<lll partido liberal. Y la invitación fué acep-
tada en el acto por puro patriotismo, para sal-
var la civilización, y más que todo, para salvar
el derecho perpetuo a vivir del Estado.

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IZ MEMORIAS DE MANO LOBO

Mi tío Mateo, hermano de mi madre, deqia


a propósito de esa incrustación: "Ya los godÓs
comieron burro muerto. Ahora no\. hay más re-
medio que cambiar de casaca." Sin embargo, yo
ví a Mariposa después de ·la Rei'!?indicación de
espaldera del General Guzmán, en un soberbio
alazán de bellas manchas blancas, con su cha-
queta goda; y fué mucho más tarde en 1893,' cuan-
do Martín Vega; y otros godos de pura sangre
cambiaron de chaqueta, bajo el pabellón amarillo.

En 1897 volví a ver al General Martín Ve-


gas, bajo cuyas órdenes había yo militado en 1892,
y lo primero que me dijo fué: "No me revuel-
vas el catarro político; yo sé que he comido bu-
rro muerto." Al oír esas proféticas palabras
pronunciadas por mi tío Mateo, cuando yo no
sospechaba siquiera que podría llegar a ser ami"
go del .hombre que las repetía, comprendí que
había pasado los días de mi primera juventud
al lado de un oráculo, sin comprender la pene--
tración de sus palabras.

En 1876 mi tío hizo un viaje a Ospino y me


llevó de compañero. En las sabanas de ese lu-
gar compró varias piaras de cerdos y las llevó
a Valencia. En seguida se dedicó al comercio
por las costas de la laguna y la sierra de Cara-
bobo dejándome en la ciudad internado en una
escuela.

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DOMINGO B. CASTILLO 13

En esos días conocí al maestro Villalba, amj-


go del dueño del plantel escolar con quien hacía
asaltos muy a menudo. Me encantaba la esgri-
ma, y como logré captarme el cariño del maes-
tro, conseguí sin gran esfuerzo, que me diera
lecciones de espada y lanza, con lo cual comple-
té la preparación elemental. de, la escuela de se-
gunda enseñanza. ·
Cuando mi tío decidió regresar a San Casi-
miro el maestro Villalba me tenía por uno de sus
mejores discípulos; pero debo declarar ingenua-
mente que ese conocimiento no me envanecía.
Me atraía porque satisfaCíá mis necesidades de
ejercitar la energía física.

El ambiente político de Carabobo olía ya a


pólvora, y mi tío, que no quería encontrarse en-
cerrado de repente en un medio extraño, lejos .
de sus intereses, resolvió partir al trote.

Salimos de Valencia al amanecer de un día


lluvioso rodeando 'la laguna por el camino de
Güigüe. Tomamos esa vía hasta Tocorón y de
nllí nos encaminamos a la Villa.

Una llovizna imperceptible nos hizo marchar


dt• cobija calada casi todo el día. En· el Cam-
bur· nos desayunamos; de allí en adelante empe-
zamos a encontrar sembríos de caña, maíz, fré-
joles, tabaco y grandes yucales.

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1'4 MEMORIAS DE• MANO LOBO

"Fíjate en estas tierras, me dijo mi tío: "Es•,


ta meseta de . Carabobo que se extiende hasta
los. Valles de Aragua, está llamada a ser algún
día un gran centro agrícola.

Aquí se cosechan con facilidad muchos fru-


tos de consumo inmediato, pero hasta a1wra la
mayor parte de los ·terrenos que rodean la la-
guna están sin cultivo, sin que podamos expli-
carnos la causa de semejante negligencia.

Te hablo en estos. términos, porque este se-


rá el lugar de mi futura residencia. Aquí hay
más defensa y mejores perspectivas que en el
llano, y además, el campo es pintoresco y la vida
alegre."

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CAPITULO 11

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DOMINGO B. CASTILLO 17

II

Viaje a Palenque.- Presentación a Victo1·ino.-


Lecciones de este Maestro.--- Encuentro con
Lucifer en Cañafístola.- Viaje a la Quesera
del Aceite.- Asaltos de Espada y Lanza en
Cujisal.- Regreso a Palenque.

El año de 1879 fué de mucha agitación bélica,


y mi tío resolvió al llegar a San Casimiro, ir a ver
sus intereses. Partió para el hato de Palenque, que
después pasó a ser propiedad de los hermanos
G0112ález. Decía que allí capearía mejor la tor-
menta; porque en el peor de los casos se inter-
naría en los montes, con sal, casabe y papelón,
a comer carne asada con guarapo. Estábamos en
los priD?-eros días de Enero.

Yo le acompañé en esa retirada con el asen-


timiento materno, y la hicimos al trote, cambian-
do bestias en San Juan de i los Morros, en
Ortiz, en el Sombrero y en Mochuelos. En Pal-
ma Sola encontramos mulas del hato. Allí, en

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18 MEMORIAS DE MANO LOBO

Palenque, empecé mi segundo cursó de filosofía


energética, dinámica, multiforme.

Llegué molido y con fiebre a mi nueva resi-


dencia. La silla demasiado grande y marchas
de doce horas diarias no eran pan mi edad.

En la jurisdicción de Palenque había más


de doscientos habitantes, y en la casa de habita-
ción y las queseras, residían como cuarenta de
ellos, entre peones y vecindario.

El mayordomo del hato era Victorino Mon-


tesdeoca. Lo llamaban el negro, aunque era
zambo porque estaba muy tostado por el sol de
la pampa. Hombre bien plantado, excelente do-
mador, ágil, vigoroso y de valor a toda prueba,
gozaba de gran prestigio por estas cualidades,
y todos lo respetaban. Amaba a mi tío porque
habían crecido juntos, y porque mi tío le
había hecho hombr>e, según· sus propias afirma-
ciones.

La presentación a Victorino fue hecha en


estos términos: "Te he traído a mi sobrino para
que lo endereces y lo formes un hombre. Tú
conoces a su padre; has militado con él, y por
lo que a mi respecta, no tengo nada que decir-
te. A tí te toca decir si el pollo está bien en:.
castado: enséñalo a jinetear y a trabajar con los
animales; llévala a sabanear, y que aprenda des-

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DOMINGO .B. CASTILLO 19

de ordeñar y hacer queso hasta cortar sogas, y


torcer riendas.

El trabajo dignifica y la ociosidad envilece;


que esté siempre contigo y muy poco con el peo~
naje; no quiero que aprenda a jugar dados. Oye,
y cuando vaya~ a matar tigres, llévala para que
aprenda eso también." Así se hará, Don Ma~
teo, contestó Victorino, y sin más palabras se des~
pidió diciéndome véngase conmigo.

Apenas estuvimos sólos, le declaré a mi nue.~


vo maestro que estaba hecho un saco de hueso,
que la silla me había maltratado mucho y que
tenía calentura. "Eso es del sol; ya te voy a
curar." Y así fué. Me dió un baño de aguar~
diente y en seguida me aplicó salmuera con E-·
· món en las posaderas, durante cuatro días.

Cuando terminó el dolor me dijo: mañana


de madrugada saldremos a sabanear; prepárate
para que aprendas a ensillar. He hecho venir
un potro moro, de paso suave y de muy buena
boca, que sabe todo lo que tengo que enseñarte
con bestias mansas. " Me dió la primera lección
ensillando su caballo, y luego me ordenó que hi-
ciera· lo mismo con el morito. Observó mi tra-
bajo y me dijo: en regla.

Trajo bastimento en alforjas pequeñas y dos ·


astas de pardillo llanero. Me dió una ordenán~

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20 MEMORIAS DE MANO LOBO

dome que la metiera debajo de la coraza y la


amarrara del pico de la silla. "Hay muchas'cu-
lebras, agregó, y es necesario tener con qué aplas-
tarles la cabeza."

¿Y la lanza? le- pregunté. "¿Qué vas a hacer


con lanza?" Yo sé manejarla un poco, le contes-
té. En Valencia recibí lecciones de esgrima del
maestro Villalba.

"Bueno, veremos eso después; pero ten enten-


dido quA una cosa es jugar las armas y otra es
verle la cara a un hombre resuelto, acostumbra-
do a pelear. Y en marcha; en toda la recorri-
da caminaremos seis leguas y merendaremos en
el rodeo de Cañafístola. Dentro de hora y me-
dia estaremos en la Quesera del Río, donde nos
desayunaremos."

El desayuno fué sorprendente para mí. Ca-


raotas negras muy suaves y bien fritas; carne
fresca asada, sabrosísimo café con leche y una
arepa de queso suculenta. Pensé que si el alimen-
to era así todos los días, estaría muy contento.

Salimos al paso natural de· las bestias a pas-


torear. Los peones partieron por veredas que
los conducían a sitios especiales, y después los
veíamos a lo ~ejes, de vez en cuando, por entre
los amarillentos chaparros y el verde claro de
los guayabos silvestres.

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DOMINGO B. CASTILLO 21

En ese primer paseo, Victorino me enseñó


a conocer el alma del caballo. "Es necesario,
me dijo, que te hagas muy amigo del Morito.
De mañana en adelante sabe que tiene que tra-
bajar contigo. Debes manosearlo y acariciarlo
cada vez que te desmontes. Pa.ra hacerlo en-
trar en paso largo, en galope y en carrera de-
trás del ganado, tienes que hacer movimientos de
cuerpo y de rienda, sin golpearle la boca.
"Por lo demás, trátalo sin miedo, . sin mal-
tratarlo para que tenga confianza en tí y te quie-
ra. Cuando te conozca te seguirá a donde tú
. vayas. Y dicho esto, me hizo la demostración
de cada movimiento, con su caballo, para que
yo los repitiera en el mío.
·"Para otros casos de que te hablaré después,
el secreto está en seguirle los movimientos a la
bestia sin hacerle resistencia, pero fijo en las
piernas, para usarlas según convenga. Esto te
lo enseñaré muy pronto para que aprendas a su-
jetarte al refrenar en carrera."

Recorrimos una gran extensión atravesando


pajonales secos y matorrales grises, inspeccionan-
do el mautaje sin herrar, y a eso de la una de
la tarde llegamos a Cañafístola.
_¿:·
·Un gran jabillar ~on ceibos y otrq{~rboles
corpulentos, próximos a una laguna aftifü;i~tl;· y
frente a la arboleda, varios corrales ~~fs~1nado~
\''<.\
'·~·, • 1 •

\~~~~:::. \ : .
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\
22 MEMORIAS DE MANO LOBO

a encerrar el ganado cimarrón, abundante en los


confines de la propiedad.
Allí encontramos más de quince peones ses-
teando debajo del jabillar. Dejamos los caballo~
ensillados y si11 freno en una enramada, comien-
do yerba, y almorzamos carne asada fría, arepa,
papelón, queso y pichero. Nos qu0damos en ese
lugar hasta que bajó el sol, acostados en el suelo
sobre nuestras cobijas.

Los peones pasaron horas muy divertidas


refiriendo anécdotas y diciendo chascarrillos .
Aparentaban no tomarme en cuenta, aunque les
intrigaba la presencia de un forastero que no
era del oficio, y si Victorino no hubiera estado
allí, tal vez me habrían tomado el pelo.

En los días subsiguientes y. durante un mes,


fuí conociéndolos por sus apodos y me fami1iari~
cé con éllos. Había un negrito mayor que yo,
muy de a caballo y excelente lazo, a quién le dió
por tratarme en tono chocarrero, bastante des-
pectivo.

Lo llamaban Lucifer y yo lo llamaba Mur-


ciélago, apodo que lo indignaba. Los peones in-,
formaron a Victoríno de la actitud poco amisto-
sa de Lucifer para conmigo, y tan pronto como
se enteró del caso, sin hablarme de él me dijo:
"Mañana partiremos para l<.t Quesera del Aceite,

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DOMINGO B, CASTILLO 23

ll.amada así por su vecindad con un hato de ese


nombre.
Caminamos más de una legua llanera para
l.legar al Aceite, donde estaba Vicentico, hijo de
Victorino, bajo las órdenes de un caporal de
mucha confianza. Había bastante peones con
sus familias,. y entr~ éllos se hallaba un joven
polaco, sobreviviente de una inmigración de esa
nacionalidad, traída al país para que pidiera li-
mosna, en la prosperidad del Septenio.

· Al polaco lo llamaban Usito o Musiú indis-


tintamente. Me fué muy simpático desde el pri-
mer día, tanto que inmediatamente empecé a
enseñarle a pronunciar bien el español, en un
libro primario que poseía. Victorino salió a ocu-
parse en la recolección de ganado cimarrón y de
mautes sin herrar, y en la preparación de una
partida de novillos para mandarla a Orituco.

Una manana salimos para el rodeo del Cu7'


., jisal, lugar poco frecuentado. Allí tenía Vicen-
tico espadones muy livianos y·. flexibles de palo
de totuma, ·en un sitio muy propio para asaltos.
"Hoy vamos a ver para qué sirve lo que te en-
señó. el federal, me dijo Victorino, apenas había-
roo.¡;; puesto pie en tierra .

. "Y hasta ahora, no sé cómo ·fué que Don


Mateo te dejó reunir con esa mapanare." Mi tío
ignora mi amistad con Villalba y· mi aprendiza-

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24 MEMORiAS DE MANO LOBO

je de esgrima, le contesté; y ::;ea lo que sea ese se-


ñor, amarillo o federal, no por eso deja de ser
muy bueno, muy franco y el mejor amigo.

"Está bien, Juanchito; yo también sé hacer


diferencia ·entre hombre y hombre, y entre ami-
gos y adversarios; después de todo, somos ve-
nezolanos y no debemos matarnos por odios que
no son personales."

Del asalto resultó que Victorino desconocía


las finezas y ventajas de la espada. Sabía ma-
nejar su cola de gallo con desplantes, que me hi-
cieron apropiar una frase de mi maestro, dicién-
dole reiteradas veces: "por encima de la punta
no brinca nadie", Victorino.

Con la lanza era un maestro, y además, su


estatura y sus fuerzas le daban ventaja, que pu-
de resistir solamente con ligereza y aplomo.
Quedó convenido ese día, que yo le enseñaría
cuanto sabía en: espada y sable practicando lo ,,
más posible, y en cambio, él me enseñaría a ma-
nejar la lanza a caballo, cuando supiera sentar-
me bien, sujetarme y arriendar con firmeza.

Un día, en un asalto de sable, le hice un cua-


si desarme rapidísimo, aprendido con Villalba,
que termina con un sablazo sobre el brazo. "Mu-
chacho del diablo!!" exclamó Victorinq al sen-

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DOMINGO B. CASTILLO 25

tirse aporreado, y después calmándose me dijo:


"tienes que enseñarme todas esas reservas, por·
· que yo creo que con ellas no hay oración que
valga, y agregó: mañana mismo nos vamos pa·
ra Palenque para que le acomodes un astazo entre
cacho y q~ijada a Lucifer; con eso te respetará.
Si yo hubiera sabido a tiempo que tú podías apli·
carie ese remedio mejor que yo, te lo habrías
quitado de encima antes de venir para el Aceite."

El polaco me suplicó que lo llevara para Pa-


lenque, porque quería estar conmigo para seguir
aprendiendo, y yo le rogué a Victorino que me
concediera el cambio de Usito por otro peón, de
cualquier parte. Obtuve esta gracia y salimos
del Aceite.

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Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
CAPITULO 111

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DOMINGO B. CASTILLO 29

III

CelebraCión de San Juan en Palenque.- Asalto


con Lucifer.- Mi reconciliación con este ad-
versario.~ Mi fama en Palenque y fuera de
ese lugar.- Apa?"ición de Mano Lobo.

Era a mediados de Junio. El día de San


Juan se celebraba en Palenque con mucho rum-·
bo. Mi tío obsequiaba al vecindario con una
ternera asada, guarapo fuerte y una orquesta ru-
ral compuesta de arpa, guitarra y maracas.

Una parte del gran caney destinado a depó-


sito de queso y cueros, se convirtió en sala de
baile, adornada con ramaje y flores campestres.
Los asientos eran largos bancos de madera tos-
ca, sin espaldar.

Estaban en Palenque los mejores· cantores y


troveros del llano: el zambo Concho Cabeza
y el negro Valentín Garza, tanto porque eran
amigos de Victorino, como porque allí se sentían
seguros contra la recluta que se hacía en otras
partes.

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30 MEMORIAS ·DE MANO LOBO

Estos artistas exaltaron los ánimos antes de


la hora de la ternera, y fueron aplaudidos hasta
el delirio. Concho Cabeza terminó cantando es-
te cuarteto:

María flor de limón,


Préstame tu medecina, ·
Para sacarme una espina,
Que tengo en el corazón.

Y el negro Valentín Garza cantaba un co-


rrido y lo dejó donde decía:

Por un beso que me diste


Me exigjste un caudal,
y no puedo recordar
Todo lo que me pediste.

El jaropo fué bailado a todo trapo desde las


diez de la noche hasta el amanecer. Este es
nuestro baile típico:· alegre, pintoresco. movido
y con no sé qué hálito que enciende la sangre
y enajena el espíritu, sin bestializarlo. Rome-
ro García lo dejó muy bien descrito en Pionía.
Pero debo confesar que yo no salí ni mediana-
mente aceptable en esta actividad criolla.

En la mañana del día de San Juan, los capo-


rales organizaron un asalto de esgrima frente a
la sala de baile. Victorino se acercó a Lucifer
y le dijo: anda y prueba tus habilidades con

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DOMINGO B. CASTILLO 31

Juanchito. "¿Con quién?" ¿Con el sobrino de


Don Mateo?' contestó airadamente el negro.
"Con el mismo, agregó Victorino."
"Bueno, vengan los chaparros."
"No hay ·chaparros ni cosa que lo parezca,
sino asta limpia."
"Si Ud.· lo manda ya está, pero yo no res-
pondo, y rascándose detrás de la oreja añadió:
déjeme decírselo a Don Mateo, por si acaso.
"Anda, le dijo Victorino, tú crees que el man-
dado está hecho, pero ten cuidado no te salga
la criada respondona.
Mi tío estaba en la sala de baile y Lucifer
se acercó a él. "¿Qué quieres?, le dijo al verlo
dispuesto a dirigirle la palabra ''
"Nada, Don Mateo, que quieren que yo me
eche unos astazos con su sobrin o. Mi tío es-
taba en cuenta de las miras de Victorino, y que-
ría ver por sus propios ojos lo que había de cier-
to en las alabanzas de mis grandes facultades,
como decía Victorino. "¿Y qué? le contestó a
Lucifer."

"Que quiero que me dé permiso, por lo que


pueda suceder.
"Tú como que no tienes muy buenas inten-
ciones, le observó mi tío; pero cualquiera que

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32 MEMORIAS DE MANO LOBO

sea tu pensamiento, tienes mi permiso, y le hizo.


esta advertencia: "pero si el muchacho te rompe
la crisma, te vas a quejar al infierno."

Aún .no había llegado Lucifer al lugar del


asalto, cuando Victorino le gritó: "¿Qué hubo?"
La pelea está casada, le respondió Lucifer,
y ahora va Ud. a ver cómo es que yo saco el
caballo para tumbar un maute.
Al oirle expresarse con tanta presunción, me
quité la camisa. El negro al verme en esa fa-
cha largó una carcajada, diciendo: "¿A:;;i es la
· cosa?" y se quitó la suya.

Victorino le entregó dos astas de pardillo lla-


nero de igual tamaño, para que escogiera la su-
ya, y me entregó la otra.
"La verdad es que el negro es más resbalo-
so que palo encebado, decían los peones ponién-
dose de su parte."

Instintivamente creí conveniente combatir la


desfachatez del negro y las alabanzas que le ha-
cían, con una balandronada, y le grité: la pelea
es peleando Murciélago; lo que se ha de ver no
se discute."

Este apodo lo indignó, y ceniciento y con el


ceño de fiera dispuesta al ataque, se paró en

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DOMINGO B. CASTILLO 33

guardia. Amenazó con un golpe de lanza pa-


ra sacar un barreca.mpo, garrotazo terrible si se
logra.
;,,

Me defendí como él no lo esperaba y lo. cas-


tigué por la espalda antes de que cambiara la
guardia. Entonces se empeñó en una serie de
golpes atravesados, que produjeron un sonoro
repiqueteo, y recibió otro castigo en el muslo.
En seguida le cargué con un molinete que él no
conocía, y para no -romperle la cabeza, le dejé
caer el palo en el brazo derecho y se inutilizó.

Aunque la concurrencia guardó silencio, por-


que desde el principio consideró el encuentro co-
mo riña formal, Lucifer desapareció y no se de-
jó ver más en todo el día.

Después le tocó el turno a Victorino, prime-


ro con espada y luego con sable. Los asaltos fue-
ron brillantes y reñidos, con gran sorpresa de
muchos de los espectadores, que no habían vis-
to nunca ejercicios de esa clase. N o hubo más
esgrima. El patio se llenó de muchachas y la
alegría de este refuerzo despertó mayor interés
entre aquella gente, que vivía dispersada en la
gran extensión del hato, viéndose muy pocas ve-
ces en fiestas semejantes. ·

Hasta el día de San Pedro no volví a ver a


Lucifer, y como lo suponía deseoso de vengarse,

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34 MEMORIAS DE MANO LOBO

ie hablé en estos términos: Dime dónde y cuán-


do quieres el desquite, pero· sin que nadie lo
sepa.
"Yo no he pensado en eso, me respondió .
Al contrario, ·deseo que seamos amigos, y ven-'
gan esos cinco."

Abracé al negro y quedamos sinceramente


reconciliados. Después supe que mi tío había
sostenido un diálogo con él a propósito del en-
cuentro, como sigue: "En el llano y en toda la
República cada ciudadano lleva la constitución
en la cintura, y Juanchito está aprendiendo a
llevar la suya." Y dizque el negro le contes-
tó: "qué vá, Ud. trajo su gallo en saco, y Victo-
rino · que estaba emboscado cuando lo largó, ya
conocía sus picadas. Pero no hay mal que por bien
no venga. Ahora estoy al siete con Juanchito,
y hasta sabido voy a quedar: el Musíú y yo es-
tamos aprendiendo con él de noche."

Efectivamente Usito y Lucifer, tal vez por


la edad, fueron mis mejores amigos, y en reali.:.
dad aprovecharon bastante con lo que logré en-
señarles leyendo los pocos libros escolares que
existían en. el hato.

Desde el díá de San Juan, mi fama se exten-


dió por todo Palenque y salió de sus fronteras,
pero yo no tomé en cuenta semejante clarinada,
y esa conducta me favoreció mucho entre aque-

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


' :J)'OMINGO. B . · CASTILLO 35

Hos hombres de acero; maliciosos y resueltos, de


muchos de los· cuales fuí amigo predilecto y maes-;
tro de esgrima.

Mereridábamos ·un dfa en los montes cerca-


a
:iios los linderos de Palenque con el hato Cha:.
pi:u'ríto, y a la hora de los chascarrillos que nun ...
ca faltaban, Lucifer dijo, dirigiéndome la pala-
bra: ''Mano Lobo, meta la cuchara ahora, pero
con bastante sal." La gracia con que el negro
lánz'ó esta espeCie, produjo una' carcajada atro-
nadora, y uno de los caporales gritó con el dejo
peculiar del llanero: "Lo has dejado muy bien
herrado, Lucifer." Y desde ese instante quedé
con ese apodo que se popularizó entre aquella
gente montaraz y me ha seguido después a to-
das partes.

A pesar de ese raro estatuto personal otor-


gado en plena selva, sin más requisitos que los
anotados, tengo dicho que no vengo del arroyo,
ni de esa· cepa de todas las nacionalidades naci-
da en Venezuela, que reniega de élla apegada
a la nacionalidad paterna, para vivir privilegia-
da en la tierra nativa, y en realida9, para vivir
sin patria y con el alma vacía.

Y se me permitirá que diga sin rodeos, que


soy de pura sangre criolla, que mi padre escri-
bió sus pergaminos y los míos con su lanza, imi-
tando así a Páez, a Bermúdez y a Mariño, que

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36 MEMORIAS DE MANO LOBO

fueron hombres· machos, como diría · Arismendi


Brito, y los primeros vanguardistas de la :raza
en formación.
Cuando me pusieron ese apodo, me esponjé
mucho creyendo que con él y con la leyenda que
empezabar¡. a formarme, llegaría pronto a desta-
carme entre los guapos de ese tiempo, pero debo
declarar que más bien tenía deseos de que me
llamaran el Chingo Juancho, el Mocho Juancho
o el Tuerto J uancho, o con cualquier otro de
aquellos apodos terri}?les, que bastaban por sí
solos para levant~r un ejército o para gobernar
un Estado.

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CAPITULO IV

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
DOMINGO. B.: CASTlLLO 3_~..

IV

Salida de Palenque.- Discurso de mi tío sobre


, ;sus innovaciones en el hato.- Observación
sob1'e mis ahorros en el hato modelo.

Para Julio de 1880, mi tío había "vendido


todos los novillos, caballos y mulas de buena
edad, y con ese motivo me dijo: El hato estara
vacío hasta que se desarrolle el mautaje que te-
nemos y el qué compre Victorino para los dos,'
que será herrado MV, es deCir, con las iniciales
de· nuestros nombres. '

"El lunes 24 partiremos para San Casimiro.


Entre hoy y mañana quedamos listos. El domin-
go nos despedimos. y el lunes por la mañana en:
marcha." .,
Mí estadía en Palenque fué todo lo alegre
que podía ser en aquella vida desarrollada ·al la.:
do de la bestia y del hombre sin perspectivas.
Disfruté. de e~a .vida de conformidad con mi
ignorancia del mundo, y conservo de élla el apo-'

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40 . MEMORIAS DE MANO' LOBO

do de Mano Lobo, que me puso Lucifer para que


po lo olvidara.

La despedida me causó verdadero dolor. Yo


era entonces un sentimental o un primitivo, pa-
ra hablar con más propiedad, puesto que esta pa-
labra, según tengo ente1;1dido, expresa mejor la
candidez del espíritu.

Cuando estábamos en marcha, mi tío empe-


zó a filosofar de esta suerte: "Quizás no vuel-
va más a Palenque. Ni a Victorino ni a mí
nos agrada'mucho. Es una buena propiedad des-
de ciertos puntos de vista, pero está en un rin-
cón sin salida fácil para el llano, y con muy ma-
los caminos para arriba; el mejor es el de Liber-
tad para Orituco, y en invierno no . tiene nada
de agradable. Y la vía del Sombrero es tan
larga y costosa, que. cuando el ganado llega a la
Villa, el peonaje se ha comido lo que vale y es-
tamos debiendo.

"A pesar de lo dicho, Palenque es en peque-


ño económicamente, lo que debiera ser la Repú-
blica é:il toda su extensión. N o es más que una
fuente de energía humana y un foco de voluntad
estimulada por la posesión.

"La moral desarrollada por esas dos fuerzas


iniciales del instinto, es muy pobre. Carece de
1~ cohesión de la familia bien constituída~

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DO~INGO B. CASTILLO 41

"Hace muy poco tiempo que· ha evoluciona-


do en ese .sentido, pero le falta la tradición, el
respeto profundo a los vínculos de la sangre.

"El paso inicial está dado: los hijos tienen


ya padre legítimo y las mujeres esposos. El
tieinpo hará lo demás. El concubinato es el
peor de los males en las masas, porque bajo ese
régimen de procreación, ·nadie es nadie, y los que
tienen hogar constituído de acuerdo con las le-
.yes civiles y religiosas, lo mismo que su prole,
ven con repugnancia a los hijos ilegítimos del
pueblo, sin tener en cuenta, que en realidad esos
. productos de nuestra anormalidad, no tienen la
culpa de ser híbridos, naturales o espurios.

"Este aspecto de nuestra psicología criolla,


tiene graves inconvenientes para el desarrollo fe-
cundo de la democracia, por el antagonismo odio-
so que engendra, y lo que es peor aún, por el
envilecimiento que consagra y perpetúa.

"Semejante mal tiene raíces muy profundas:


es una desviación del orden bien entendido, ini-
ciada en la época colonial.

"Los historiadores de nuestros orígenes po-


lítico-sociales dejan ese hecho en el tintero, y da-
, da la importancia de él, el olvido me parece im-
perdonable.

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42 MEMORIAS PE .. MANO· LOBO

"El español y, sus. descendientes, los llama-


dos criollos, fueron los iniciadores del .mejora.,
miento de la especie, según decíall , ellos. sa,r-,
cásticamente, cuando hablaban de sus productos
híbridos.

"La República ha conservado esa herencia'


sin modificarla, sin darle verdadera orientación
social a las generaciones que el destino lanza al
rebaño, sin· certificado de origen.

~'Victorin9 y yo, hemos corregido en Palen~


que esa desviación del punto. básico de .la prime-:
ra faz de la evolución del hombre, hacia la vida
organizada.

"Convencünós a todos los reproductores des.:


vinculados de su propia sangre, de la necesidad
de legitimar sus hijos. Les hicimos ver que esa
d~scendencia tendría mucho que reprocharles
muy amargamente, al llegar a la edad en 'que
el hombre se dá cuenta del aprecio o .desprecio
que inspira el nacimiento, acentuándoles mucho
el concepto del honor materno, como la cues-
tión que :i:nás lastima la dignidad personal del
hombre que desea vivir con la frente levantada:;

"Les predicamos que el hombre es una ener~


gía aplicable en primer término al bienestar 'pro-
pio, y después al bienestar colectivo, mediante
la estricta observan~ia de .las leyes dictadas.·pa,
ra el bien individual y para el bien común, h~¡

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


DOMINGO , B. CASTILLO . . 43.

cién:doles ver que la violación de esas leyes


conducen 'al envilecimiento, y que ningún. hom-
bre sensato puede encontrar satisfacción en en-
vilecerse a si mismo.
"Les hicimos comprender además,. que nin-
gún hombre tiene derecho ni al .respeto ni a la
consideración de los hijos dejados por· él, antes
de venir _al inundo, condenados a todas. las ad-
versidades.

"Estos productos serán hijos de sus obras y


ciertamente tendrán grandes méritos, pero nun-
ca se quitarán de encima el San Benito de ia
falta materna.

"Nuestra labor de persuacwn dió por resul-


tado, que· más .de cincuenta familias anormales
regularizaron su existencia ante los hombres y
Dios . Y de esta suerte, más de la mitad de la
población del hato cambió de vida.

"Poco después los demás pobladores imita-


ron el ejemplo, y hoy día, todos los habitantes
de Palenque tienen un concepto distinto de sus
derechos, deberes y responsabilidades.·

"Esta reorganización de valores, ha afirma-,


do la idea de 1~ posesión, iniciada en el hato
desde que lo administra Victorino, y h~ puesto
el concepto de la vida social, por e):lcima del· sen-
timiento del animal irresponsable.

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44 MEMORIAS DE MANO LOBO

"I;'agamos el peonaje con bastante liberali-


dad, y le damos la cuarta parte del ganado ci-
marrón que sacan de las selvas, pastoreando re-
baños mansos por pajonales distantes de los ro-
deos, durante muchos días. Poseen ganado y
bestias, fruto de sus ahorros, y los venden li-
bremente.

"Los ranchos son costeados por el hato y


sólo están obligados a tenerlos . en buen estado
·sin pagar arrendamiento. Usan la burrada del
hato para todos sus menesteres, con la sola con-
dición de amansar gratis los animales necesa-
rios para nuestro servicio.

"Nosotros sembramos las vegas para tener


maíz y menestras y otros frutos, pero les damos
a las familias lotes de tierra y. semillas para sus
sembríos y recibimos un almud de granos por
cada fanega cosechada.

"La cría de cerdos se hace a medias, y nos-


otros proporcionamos los animales pequeños;
este negocio es de gran utilidad porque nunca
falta buena manteca. La propiedad cubre sus
gastos con los sembríos, con las pequeñas indus-
trias que explota y con: el ganado cimarrón, pro- ·
pio y extraño, que sacamos de las selvas.

"Los abastecedores que nos traen café, pa-


pelón y otros ·artículos, compran los productos.

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DOMINGO B. CASTILLO 45

del hato, esP,ecialmE;!nte el queso, que en realidad


es muy bueno. A pesar de este aprovechamien-
to, en Palenque se pierden muchas cosas de va-
lor porque carecemos de medios de transporte.
En cuernos solamente hay un capital botado. En
resumen, puede decirse que en · esta propiedad,
situada casi en el centro del llano, todos traba-
jan con perspectivas halagadoras: hombres, mu-
jeres, muchachos y viejos, todos están satisfechos.

"Las viviendas están limpias y ordenadas y


los trojes están abastecidos. Y por ende, todos
los habitantes con que cuenta la propiedad, tie-
nen algo ahorrado en bonitas onzas de oro.

"Hasta el Musiú tiene ya sus mechitas, por-


que es el que encierra más cimarrones. Me dió
a guardar cuarenta onzas y le dí recibo por ellas;
además de esa suma, tiene algunos animales.

"Victorino está al tercio conmigo y posee ya


lo suficiente para abrirse a trabajar solo. Yo
sé que en Palenque el trabajo es terriblemente
recio, y comprendo que semejante vida no tiene
nada de espiritual, pero en cambio no puedo de-
jar de encomiar la tranquilidad, el respeto mu-
tuo y la alegría que dá el bienestar relativo.

"Aquí somos lo que debemos ser para el trá-


• bajo que hacemos. Más que- todo, somos pas-
tores· en un medio primitivo, y no se· nos pue-

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46 MEMORIAS DE MANO LOBO

de pedir que hagamos poemas y discursos ves-


tidos de levita y pumpá
"Aquí el muchacho nace sobre el caballo y
se identifica con él hasta convertirse en verda-
dero centauro, terror de todas las fieras. Somos
lo que somos y damos de lo que tenemos, pero
vivimos con método y tenernos el ideal del tra-
bajo y de la vida sana.

"Me gustaría que Victorino, el polaco y al-


gunos caporales se vinieran a trabajar conmigo
en los negocios que tengo pensado establecer en
la laguna de Valencia, del lado de la sierra.

"Victorino es muy trabajador y hombre de


ecuanimidad intachable. Esto te dirá ahora por
qué pude ir a Ospino y a Carabobo a ganarme
unas cuantas onzas sin preocuparme de Palen-
que, que estaba en buenas rnános.

"El polaco ha resultado un gran contador.


Después que le enseñaste el español que sabe y
escribe, que es bastante bueno para lo que lo
necesita, se ha dedicado a desarrollar los cono•
cimientos que adquirió en la escuela, en su país,
y Victorino está encantado de lo bien que le lle-
va sus cuentas, por el descanso que esto le pro-
porciona.

"Lucifer también está transformado y es bue-


no y trabajador. Se enojó contigo porque lo

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DOMINGO B. CASTILLO 47

llamaste murciélago. Prefiere que lo comparen


con el diablo que es personalidad definida, y lo
sulfura que lo comparen con un animal que no
es ratón ni pájaro. Trabajo me costó tranquili-
zarlo, convenciéndolo de que tú lo llamabas mur-
ciélago por lo lisito de su pellejo.
"Esto· prueba, que el concepto que cada hom-
bre tiene en Palenque de su valor personal, es
factor de primer orden para la vida libre en la
democracia ordenada. Naturalmente, yo sé que
al deshacerme de Palenque desaparece todo lo
hecho hasta hoy en este hato, pero tengo la
seguridad de que esa gente será útil y provecho-
sa donde quiera que se establezca."

Cuando mi tío terminó su discurso de socio-


logía llanera, empecé a comprender que en me-
dio de todo el realismo encantador de Palenque,
la única nota lírica era yo, e impulsado por esa
revelación tomé ·la palabra, y entre chanzas y
veras, hablé más o menos en éstos términos:

Tío, de todo lo que Ud. acaba de decir, saco


en claro, mondo y redondo, que la única ·perso-
o
na del hato modelo que no ha ahorrado nada,
soy yo.
Lo siento, porque voy a presentarme ante
su señora hermana y mi señora madre, sin te-
ner un . centavo monaguero que ofrecerle. Y
puesto. que yo no he guardado nada, porque na-

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48 MEMORIAS DE MANO LOBO

da he tenido, me parece que vendría muy a cuen-


to que Ud. me dijera: toma hijo estas oncitas
para ·que salgas de apuros, y para que justifi-
ques con hechos todo lo que yo diga en San Ca-
simiro sobre el bienestar de mi peonada.
"Ola! ola! exclamó mi tío, ¿esas tenemos?
y agregó: por el instinto te pareces más a San-
cho Panza que a Don Quijote."

Como yo no sabía con quien me comparaba,


le contesté más bien con timidez que con ma-
licia: Yo creía que me parecía a Ud .

."Es posible que tengas razón, me contestó,


porque yo también soy de los que acuden con
la soguita cuando me dan la vaquita. En el ha-
to hay seis mul<:;tas finas,· escogidas por Victori-
no para tí, y cosa de treinta mautes de año y
medio, que también son tuyos. Estos animales
te producirán muy pronto más de dos mil pesos.
¿Qué te parece?

Excelente, tío; pero la necesidad inmediata,


·"'.que consiste en alegrar a mi madre con un re-
galo que le sirva de algo, no se remedia sino con
lo que Ud. quiera facilitarme a cuenta de esos
animales.

"Perfectamente; tú eres como yo, y no me


había dado cuenta de ello. Mi madre estuvo

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DOMINGO B. CASTILLO 49

siempre para mí por encima de todo. Cuando


estemos cerea de San Casimiro, recuérdame tu de-
seo para darte con qué satisfacerlo, con mis me-
jores aplausos.

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CAPITULO V

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Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
''DOMINGO B; CAS'TILLO 53

EncuentTo con Don Ramón PeTdomo.- Su res-


puesta a. un discurso de mi tío y Téplica de
·éste.

En el Sombrero encontramos a Don Ramón


• Perdomo, · el más robusto de tres mellizos muy
populares en ese entonces. El ingeniero Tomás
Llamozas solía referir en el Club Unión de Ca-
ra<;qs, anécd'btas muy sugestivas de este perso-
naje, exaltándolas con la brillantez de su pa-
labra caústica.

Don Ramón iba para Aragua y nos acompañó


hasta San Juan de los Morros. M.i tío seguía
esa vía porque en todos los pueblos del tránsi-
to tenía negocios pendientes.

· · Salimos del Sombrero muy de madrugada,


y mi tío que tenía metida entre ceja y ceja la
idea de generalizar su plan de reforma social
establecido en Palenque, para transformar radi-

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54 MEMORIAS DE MANO LOBO

calmente la democracia venezolana, no tardó mu-


cho en dispararle a su amigo la· misma diserta-
Ción que yo le había oído sin chistar.

Don Ramón era hombre de mucho saber y


muy aplomado. Oyó a mi tío sin interrumpirlo;
y cuando puso punto final y le preguntó: ¿qué
te parece todo ésto Ramón?, largó una carcaja-
da ;:ttronadora, que hizo orejear a las mulas:

"Pura macana, Mateo, como dicen los argenti-


nos. Tira una línea desde Cojedes hasta nues~
tros límites con la Guaya na inglesa. Recorre
toda nuestra Guayana, sigue por el río Orinoco
hasta el Arauca y cierra esta inmensidad mar-
chando desde Guasdalito, Apure arriba hasta San
Fernando. Pues b~en, todo ese territorio está
plagado de hatos, pueblitos y caseríos, y el to-
tal de la población tal vez no llega" a un cuar-
to de millón.

"Todos esos villorrios lo mismo que los fun-


dos, están separados unos de otros por dos, tres,
cuatro y cinco leguas y aún por mayores distan- .
das, y en ninguno de esos lugares existe· nada
de lo que tú dices que tienes en la tigrera de
Palenque; y lo que digo del llano a este res-
pecto es aplicable también al cafetal, al cacaotal
y al cañaveral de las montaí1as y valles, en la
región alta de la República.

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. DOMINGO B. CASTILLO SS

"Otro aspecto del problema regenerador que


planteas, es. la superstición de esta gente: no
tiene la· menor idea de su personalidad moral,
no teme a Dios ni al Diablo, y sin embargo, cree
en brujos. Este rasgo psicológico del hombre
montaraz, tiene su representación dirigente en el
fanatismo obtuso e intolerante del habitante de
las ciudades.

"El fanatismo es la ignorancia aristocrática,


y la superstición es la ignorancia de la plebe, pe-
ro ambas . crean un estado intelectual malsano,
casi incorregible, que no sé con qué lección pien-
sas tú purificarlo.
"Y volviendo· al asunto concreto de tu pun-
to de vista, mi opinión es que un cincuenta por
ciento de nuestra población rural vive en con-
cubinato; y por lo que respecta a las grandes y
pequeñas ciudades, creo que un treinta por cien-
to, sino más, vive ·de igual modo. De esta suer-
te, más de la mitad de nuestro pueblo. se aseme-
,ja a un rebaño cabrío, en el cual la bisabuela y la
abuela son el eje de la familia y de la especie,
ejerciendo autoridad en los diferentes grupos de
la co~unidad rumiante.

"Y esto ya no tiene vuelta ni composición:


es una· característica de nuestra psicología co-
lectiva, cvyo origen está en la médula espinal;

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56 MEMORIAS DE MANO LOBO

por. todo lo cual, considero inútil que te empe-


ñes en hacer de un burro :un caballo.
'.
El Libertador dijo que nuestro hibridismo era
rémora al desarrollo de la cultura hispano-ame-
ricana, y yo me inclino a aceptar esa. observa-
ción como juicio muy acertado.
"Por lo demás, los sociólogos naturalistas-
sostienen, que donde no hay clima ni raza no
· puede haber civilización, y ratifican en otra for-
ma la teoría del Libertador.
"Esta afirmación arrancada a la ciencia, se
apoya en el estudio de los cuatro grandes <;om-
plejos que rigen la vida en nuestro planeta: el
complejo terrestre, el acuático, el aéreo y el ra-
dioactiva, cuya acción química, bioquímica y bio-
lógica, permite precisar la evolución progresiva
y regresiva, no solo en el soma, sino en el ger-
men hereditario, en los diferentes medios adap-
tativos.
"Cuando se sabe que las plantas, alimenta-
das por la tierra, el agua y la luz, transplanta-
das de su medio propio, se modifican y degene-
ran, se debe tener presente que esa ley es. apl,i-
cable a la transplantación e i~gerto de las · es-
peCies vivas.
"Las razas pueden perfeccionarse en cierto
sentido y de generarse en otros. Y con este ra-

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' o'OMINGO . B. CASTILLO · 57

zonainié~to llego a esta conclusión: Todo lo que


nos ofrece ~1 conjunto de los seres humanos de
que hablamos en este instante, es un rasgo psi-
cológico colectivo, resultante de un determinis-
_mo que cumple su misión bioquímica, y define
un. cárácter de dinamismo indefinible.
"Me parece que con todo lo que has oído,
te convencerás de que tu plan es la espada de
Bernardo y la carabina de Ambrosio. Y para
terminar me permitirás que te diga, que no soy
cojido a lazo para aceptar sin discusión tus ideas
ref or,mistas. .

· "Desde luego, te declaro que tu propósito es


la1,1dable, pero al mismo tiempo no puedo ocul-
tarte, que su aplicación es problema neutro; y
lo es, porque nuestro indiferentismo y nuestra
incapacidad para perseverar hasta el sacrificio no
es cuestión social, sino cuestión de patología
mental colectiva; hereditaria."

Mi tío se había concentrado en sí mismo,


mientras su amigo ensordecía el espacio con. su
hermosa voz de bajo profundo, y le replicó pau-
sadamente como sigue: "Perdóname la franque-
za Ramón, pero tu presbitismo es peor que' mi
miopía.
"Te has remontado hasta el Libertador· pa-
ra· aplast~rme con sus argumentos sobre pardo-
cracül y mulatocracia, y te has elevado en cier-

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58 MEMORIAS DE MANO LOBO

to modo hasta las regiones de la filosofía ener-


gética para triturarme.
"Oyeme con calma y fíjate en el modo como
voy a desmenuzar esa dialéctica tuya, que po-
ne de resalte puntos muy interesantes del baga-
je cósmico y sociológico que posees, pero que
está muy distante de ser aplicable en términos
concretos a lq acción de la inteligencia huma-
na, sin muchos reparos.
"Tú y yo vimos eri años que no están muy
distantes, la gran burrada blanca de la cultura
occidental, en Francia, en Inglaterra, en Alema-
nia, en Italia, en España y en los Estados Uni-
dos, y debes recordar que en ninguna de esas na-
ciones encontramos sabios, literatos, poetas pe-
riodistas, ni hombres de negocio, empeñados en
convertir esos rebaños de asnos en caballadas;
en cambio, encontramos mucha gente, la diri-
gente, muy interesada en utilizar sus rebaños
con fines sociales, útiles a la misma jumentada.
Todo esto sin pervertirla, sin tiranizada ni es-
clavizarla, ·fijos más bien en levantar el estado
intelectual y moral de sus jumentos y en obte-
ner de éllos por ese medio, la mejor selección
posible.
"Que nuestra burrada sea blanca, parda, ne-
'gra o mohína, lo mismo dá; de burro a burro
no va nada. · La cuestión está en aprovecharla
con el mismo criterio de coordinación social fe-

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DOMINGO B. CASTILLO S9

cunda, que aplican las clases directoras en las


sociedades bien orientadas.
"No se trata, pues, en nuestro caso concre~
to, de la teoría biológica encaminada a probar
que el origen de la vida puede esclarecerse al~
gún día, por la vía experimental, en el labora~
torio de los sabios, sino de una fórmula social
aplicada, que tiene en cuenta el dinamismo de
cada individuo, bajo ciertas limitaciones, y que se~
ñala rutas claras a la vida fecunda, eliminando
lo pernicioso al individuo y a la colectividad, pa-
ra el mejor aprovechamiento de la energía hu-
mana.
"En la Sorbona oímos a varios sabios que ex-
plicaban diferentes aspectos de la vida en gene-
ral, y del hombre en particular.

"Uno dijo que las raíces de toda la fauna


actual, están en los primeros reptiles del carbo-
nífero; otro que la vida es química, y por hecho
semejante,, que es una energía; y un biólogo re-
sumió su tesis diciendo, que la flora y la fauna
terrestres son el resultado de la acción físico-
química y radioactividad transformistas, de los
cuatro grandes complejos con que has pretendi-
do banderillarme; y por último, otro sabio me-
tió todos esos complejos en un océano de coloides.
moleculares y micelares, dándole así otras pers-
pectivas y otros alcances al problema.

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60' • MEMORIAS· DE , MANO LOBO

"A pesar de todas las hipótesis, teorías y. ver-


dades que aporta la colaboración de todas las
ciencias a la interpretación y explicación del mun-
do vivo, el hecho real· indefinido aún, es la vi-
da, cuyo objeto determinado por el instinto de
conservación, es la vida misma, cualquiera que
sea su origen y la definición que le den.

"Yo comprendo que la vida interpretada a


la luz de la física y la química por la filosofía
energética, ·Se coloca en .el dominio de la que po-
dríamos llamar psicología biológica, pero al mis-
mo tiempo me persuado, cada vez más, de que
la conducta del hombre en el rebaño, pertenece
a la psicología social.
"Esta es cuestión de grado y no ·de esencia,
como decían los antiguos. Veo, pues, dos casos
muy distintos ante la ciencia .
. "En el primero, el individuo es una fórmu-
la de bio-elementos coloidales (hipótesis, teoría,
hecho comprobado, o lo que sea), que despoja
de toda posibilidad de realismo la afirmación de
los sociólogos de la escuela heredítaria, de que
la evolución somática tiene que ver con la he-
rencia psicológica. Para imponer ese postulado
tienen que demostrar y probar, que en la ener-
gía germinativa se inscribe tambié~ esa herencia.
"En el segundo caso, el individuo es una
energía viva, una conciencia y una voluntad, per-

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


DOMINGO B·. ' CASTILLO , 61

feccionada en el tráto del hombre con el hom:..


bre. Vemos así, que· la ' Vida inteligente se ha
desarrollado y perfeccionado
,, en la lucha adaptiva.

';La adaptación al medio habitable, consti-


tuye el entrenamiento del hombre, su experien-
cia desde que está sobre la capa terréstre acon-
dicionada por la evolución cósmica para su exis-
tencia.

_ "Las taras somáticas que afectan el germen


hereditario, determinan estados patológicos, y los
enfermos no son normales. En consecuencia, la
mayor o menor potencialidad de la inteligencia
para adquirir y asimilar esa experiencia, debe
apreCiarse en términos físico-químicos, como ex-
presión de experiencia.

"La cultura es una disciplina social subordi-


nada a los cambios de carácter, resultantes de
las múltiples evoluciones de la producción y el
consumo, en el medio productor y fuera de él.
Los objetos del derecho privado: personas, co-
sas y acciones, tienen raíces muy profundas 'en
la historia; y donde quiera que el hombre ha-
bita, esos factore~ caracterizan el trabajo coordi-
nado, dando la medida del orden o del desorden.

"Esa es la base del perfeccionamiento espi-


ritual; y resumiendo podemos decir, que a esos

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


62 MEMORIAS DE MANO LOBO

postul~dos debemos atenernos, fijos en lo que


los romanos llamaban buena fé, y en lo que los
ingleses llaman fair play, proceder leal, juego
o
limpio."

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CAPITULO VI

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
DOMINGO B. CASTILLO 65

VI

Nuevas ideas de Don Ramón Pe1·domo y nueva


aTgumentación de mi tío.

"Yo no· sé Mateo, exclamó Don Ramón con


visible impaciencia, a donde quieres llevarme con
esa disertación, que nos coloca en el punto de
partida de la cultura humana de modo vago.
•'Yo aprendí en Plutarco, que Teseo orien-
tó la democracia ateniense separando los nobles,
h.Js agricultores y los artesanos.

"A los primeros les dió saber, los privilegios·


de la magistratura, los ritos y los honores; a los
segundos les dió la utilidad, y a los artesanos
les dió el nombre.
"Tenemos de esta suerte, lo que nos dieron
los dioses desde· la infancia de la humanidad, y
tú pasas por encima de esas donaciones, sin pre~
cisar nada, especialmente con respecto a nues-
tras modalidades políticas, económicas y sociales.

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66 MEMORIAS DE MANO LOBO

"Tampoco paras mientes en los orígenes de


nuestra nacionalidad y en las peculiaridades de
. de nuestro pueblo.

"Observar un rasgo social, un fenómeno,. tal


como lo haces tú en tu lección de Palenque, no
es observar el carácter total de un pueblo.

Explícate mejor. Yo hablo de lo que he ob-


servado en nosotros mismos, de lo que somos, y
llego a la conclusión irremediable, de que estás
gastando tu pólvora en zamuros, o lo que es
igual, que estás martillando sin dar en el clavo:
estás hablando como catedrático ante un audito-
rio que no te entiende."

"Alto ahí, Ramón; tú perteneces al grupo


de los que dicen que han observado mucho y no
han observado nada. Tú eres de los que tratan
de enmendar la plana, encubriendo nuestras ha-
bilidades o éhivatadas, ejercidas durante más de
medio siglo de tragedia, con la muletilla de la
herencia somática.

"Los historiadores de esa escuela hacen de


nuestro organismo social un menjurje étnico, y
sin más como buenos prestidigitadores, sacan de
él el origen del personalismo, y se lo presentan
a propios y extraños como supervivencia del ins-
tinto de la tribu.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


DOMINGO B. CASTILLO 67

l'Así nos hacen aparecer con plumas en lás


narices, pero ¿qué importa? Peor sería que nos
hicieran· aparecer _co;n un cuerno en ese lugar.

"Con esa manchita de color valorizan su cua-


dro, separan en él al hombre primitivo del civi-
lizado y lo hacen responsable único de más de
medio siglo de acciones y .reacciones, desprovis-
tas de finalidad social.

"Y la verdad es, que ese tipo intonso tan ca~


lumniado, en vez de tener parte en nuestras ju-
garretas, no· es más que víctima de ellas.

"Y yo me pregunto, ¿de dónde salen estos


reconstructores de nuestra paleontología social?
Y como los he visto crecer y formarse sé tanto
· como tú, que son ejemplares del chivataje, poe-
tas del régimen histórico, que le cantan a las flo-
res, a las avecillas del cielo, al sol, a la luna,
ai amor y a la belleza, para dar pruebas de su
energía mientras pueden saborear la miel del pre-
supuesto.

"Creo que no debemos seguir engañándonos


a nosotros mismos con esa argumentación abso-
lutamente intelectualista, puramente verbal, que
dice mucho y no dice nada en suma; porque la
historia de nuestras ideas y sentimientos está en
lo poco que hemos hecho como nación trabaja-
dora y previsiva, y en todo lo que hemos dejado

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


68 MEMORIAS DE MANO LOBO

de hacer en ese sentido, como explotadores y co-


lonizadores . del vasto territorio que poseemos.
"Esta conclusión reclama explicación más
amplia, y tan concreta como tú la necesitas, pa-
ra que abras los ojos e interpretes mejor los orí-
genes de nuestra historia.
"Escucha y medita. La psicologia que flota
en nuestro ambiente es la que trajeron los es-
pañoles, pero muy aumentada y corregida por los
nuevos valores de la guerra emancipadora. En
el siglo XVIII teníamos lo que el imperialismo
español creó en las posesiones ultramarinas con
el español, para el español. En el siglo XIX te-
nemos lo creado por la aristocracia intelectual y
agraria criolla, representante auténtica de la Cor-
te extinta de los Capitanes Generales. Esa aris-
tocracia debía seguir vi viendo bien, sin alterar
los intereses creados por el español, y pura ello
restauró el régimen derrocado.
"Para dar ese paso no era menester mucho
estudio; bastaba con dejar la población sujeta a
mísera pitanza., sin darle facilidades para e1 tra~
bajo libre ni para adquirir educación conveniente.
"Tampoco era menester pensar en los in-
mensos recursos del país ni en los lugares que
podían aprovecharse para crear riqueza y darle
ocupación conveniente al habitante, haciéndolo
producir abundantes frutos para el consumo y
para la exportación. "El régimen español jamás
contempló el desarrollo de la riqueza . colonial,

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


DOMINGO B. CASTILLO 69

. '
como potencia económica de la colonia. Su úni-
co fin era aprovechar las posesiones ultramari-
nas para el bienestar de España y de los súbdi-
tos que el rey ·enviaba a sus posesiones del nue-
vo mundo.

"Reconstruir ese régimen no era menester,


puesto que los factores eran distintos, pero en lo
esencial debía quedar subsistente. Los nuevos
señores, amos del suelo y del hombre, debían
recuperar sus propiedades urbanas y rurales pa-
ra seguir explotándolas con el esclavo y con el
peón analfabeta. Obtenido este resultado había
patria.

"La nueva selección, desamparada en el sue-


lo libre de ia tutela secular de España, se consi-
deró sepultada bajo las ruinas de un g:ran terre-
moto, y vió en el cambio de régimen, que pedía
trabajo libre y reorganización de valores, el nan-
fragio de su civilización. Abrumada por pers-
pectivas que no comprendía ni quería compren-
der, volvió sus miradas anhelantes hacia losgran-
des prestigios de la revolución, impuestos por
los hechos cumplidos, y se adhirió a éllos como
garrapata a las orejas del ganad'o en la pampa.

"Esto quiere decir que la nueva selección se


sirvió de esos prestigios en vez de servirlos. Ve-
nezuela quedó entonces peor que a .la española:
tartamuda e incomprensible a la criolla, con una

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


70 MEMORIAS DE MANO LOBO

crinolina jurídica muy deslumbradora, pero des-


calza y con los pies sucios.

"Y el caudillo a quien le tocó inaugurar la


vida propia, a quien sus mentores le habían he-
cho decir 'pestes contra los abogados cuando man-
daba Bolívar como ya era de hecho substituto
1
,

de los Capitanes Generales sin tener a quien


verle la cara, dejó hacer cuanto le decían que
era conveniente y necesario, satisfecho de estar
en la cumbre del poder.

"Y restableció la esclavitud y el latifundis-


mo de antaño, y dejó el nuevo Estarlo sin pa-
trón monetario firme y estable, despreocupado
del tesoro del crédito y de su aprovechamiento
en favor de la República.

"El no sab-ía de esas cosas ni sus mentores


necesitaban que las supiera; y de esta suerte, le
organizaron lá esclavitud económica, causa (mi-
ca y evidente del estado estacionario y si se quie-
re regresivo, que representamos desde que somos
dueños de nuestros destinos.

"Cor{ semejante organización, síntesis del


régimen social aristocrático de la colonia, a.dver-
so a todas luces a los principios proclamados por
la revolución triunfante, las fuerzas vivas de la
nación se paralizaron, y lo que es más aún, per··
dieron su poder constructivo.

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DOMINGO B. CASTILLO 71

"Expliquemos la historia sin rodeos a la luz


de los hechos cumplidos, para que nadie se equi-
voque, y dejemos la belleza de las leyes para la
crítica del derecho escrito, para la histoda del
laboratorio jurídico, en la cual se anali:.>:i:t el ar..
te y se ignora la conciencia del hombre auténtico.

"El grupo intelectual y agrario que organizó


la república, se repartió los frutos de lá victoria
girando directamente al rededor del presupuesto
en los puestos públicos, e indirectamE:nte como
banqueros del g~bierno en condiciones leoninas.

"El grupo heróico se conformó con mandar,


y el residuo de ambos grupos explotó la agricul-
tura y la· ganadería, y en proporción muy limi-
tada el comercio.
"Esta ocupación quedó casi exclusivamente
a disposición del extranjero, que halló en Vene-
zuela campo ideal para multiplicar los panes:
trabajo barato y dinero caro, cambio de impor-
taciones por productos nacionales, y manejo dis-
crecional del tipo de cambio.
"El país quedó entonces, por ese hecho, bajo
el régimen colonial, explotado a fondo por me-
dio de la moneda, sin darse cuenta de lo que
significa la sangría del cambio para el organis-
mo nacional.
"Ignora que esa válvula de escape afecta to-
da la vida económica hondamente y perturba la

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72 MEMORIAS DE MANO LOBO

conciencia pública. Y para completar la es-


tructura medioeval que le dieron a la Repúbli-
ca los pontífices del año 30 y sus sucesores, se
creó l' élite del foro, la medicina, el claustro y las
letras, sostenida con los fondos del Estado; y en
cambio, el pueblo quedó en las tinieblas.

"En virtud de esta orientación de los dioses,


Venezuela tiene la obligación de aumentar anual-
mente el ejército de profesionales que explotan
su saber en provecho propio, sin darle ninguna
aplicación a las ideas fundamentales que enno-
blecen el espíritu y forman el alma nacional.

"Yo entiendo que el Estado está obligado a


dar enseñanza igual para todos, hasta lo que los
americanos llaman high school, y que es también
obligación suya favorecer los institutos científi-
cos y crear cierto número de becas para utilizar
la selección natural, pero al mismo tiempo creo
que los estudios universitarios debe pagarlos el
1 -

que aspira a tener· una profesión, que es capital


efectivo para quien la posee. •

"Se ve, por lo dicho, que el Estado produce


periódicamente un grupo numeroso de profesio-
nales, de escasa aplicación al medio, que por es-
ta razón tiene que recurrir forzosamente a los
puestos públicos.

"Este son+_ero análisis, plantea la cuestión de


saber cuándo está un grupo social en condiciones

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DOMINGO B. CASTILLO 73

de tener Universidad, y hasta dónde tiene el Es-


tado obligación de sostenerla. Desde el punto
de vista económico y cultural, la Universidad
aparece y se sostiene cuando hay suficientes es-
tudiantes que pagan sus estudios, y cuando hay
pudientes que se interesen por la enseñanza y la
protejen."
"Y si no .hay suficientes estudiantes ni do-
naciones, gritó Don Ramón, nos condenamos a
morir de mengua, porque no hay médicos; y a
carecer de Magistrados, porque no hay abogados.
"N o tal, Ramón, los que puedan y quieran
estudiar, estudiarán. El grupo social no es tan
exíguo ni tan pobre para carecer de lo necesario.
Tendrá una escuela de medicina y una escuela
de derecho con sus propios recursos y con las
donaciones que obtenga, y cuando se formen otras
facultades, se creará por sí misma el Alma J\!Iater.
Mientras tanto, queda sentado el principio, de que
el país no se echa encima la carga de pagar es-
tudios científicos para enriquecer a nadie.

"Eso es todo lo que hay que hacer, lo de-


más es abusar de la ignorancia del pueblo en
cuestiones económicas, para mantener vigente la
selección del régimen espp.ñol y perpetuar con
él nuestra anormalidad. Una cosa es que la so-
ciedad forme hombres de ciencia para las legí-
timas necesidades del país con las inteligencias
que se destaquen para fines elevados, y otra es

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74 MEMORIAS DE MANO LOBO

que los forme a granel con las rentas de la na-


ción, para que se crean con vocación para todo, y
especialmente dotados para vivir del presupuesta.

"Estos son los rasgos más salientes de la dis-


ciplina que le impusieron los hombres de 1830 a
la naciente república. Y lo que importa hacer
resaltar en la crítica histórica, es la importancia
y trascendencia de esos rasgos en el conjunto,
porque en lo político, en lo económico y en lo
social han determinado una modalidad, en que
no tiene parte el menjurje étnico, sino la men-
talidad colonial de nuestras clases directoras, que
fue tóxico corrosivo parq los gérmenes de la nue-
va vida.

"Cuando se suprimió la esclavitud, se dejó


intacto en la vida práctica, el régimen del año
30, y el pueblo quedó por consiguiente, abando-
nado a su propia suerte, ignorante y sin aplica-
ción al aprovechamiento de las riquezas natura-
les del país."

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CAPITULO VI1

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Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
DOMINGO B. CASTILLO 77

VII

Continúa la refutación de las ideas de Don Ra-


món.- Cinismo de este personaje y cáusticas
réplicas de mi tío.

"Mateo, dijo Don Ramón, siempre con su voz


atronadora: hemos progresado mucho, muchísimo,
dentro de la evolución general del mundo, pe-
ro tú te imaginas que en .esta inmensidad, cua-
tro gatos pueden hacer en un instante lo que Eu-
ropa ha hecho en siglos."
"No hemos evolucionado nada, Ramón. La
base de la vida económica no fue modificada du-
rante cuarenta años ni lo ha sido después en lo
más mínimo, a pesar de la abolición de la es-
clavitud.
"En ·cambio, la Constitución de la República
sí ha sido reformada reiteradas veces para legi-
timar gobierno de hecho y para dejarla luego e.n
los archivos del Estado como reliquia jurídica de
la causa de los pueblos, pendientes siempre y

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78 MEMORIAS DE MANO LOBO

cada vez más, del cumplimiento de las promesas


hechas al país en su nombre.
"En la década transcurrida del año 70 hasta
hoy, la República disfruta de enseñanza prima-
ria obligatoria, que puede afirmarse y mejorar-
se, y ha recibido además impulso de renovación,
más aparente que real, porque en lq fundamen-
tal está más esclavizada que antes.
"Casi toda la producción nacional sigue au-
mentando la. prosperidad de los comerciantes ex-
tranjeros que la fomentan y explotan, anticipán-
dole dinero y mercancías al productor para que
le pague con frutos; las industrias son rudimen-
tarias y la explotación del subsuelo está en man-
tillas. y la hacen extraños con la política de cono.
cesiones.
· "Mientras tanto, nuestra vida sigue con su
tinte aristocrático girando al rededor de los gran·-
des caudillos, como el mayor encanto de los ve-
nezolanos.
"En ese espectáculo infantil se destaca to-
do lo que poseemos: arboricultores, agricultores
y ganaderos, con su peonada en estado lamenta-
ble; importadores y exportadores y prestamistas;
el personal del foro, la medicina, las letras y la
política .· y los mandarines. Y como detalle de
poca importancia, el· pueblo inaplicado a su bie-
nestar, en casi todo el territorio nacional.

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DOMINGO B. CASTILLO 79

"Ahora bien, ese cuadro representa la etapa


recorrida por la República hasta hoy, con el adi-
tamento de la sangre derramada para derrocar
el régimen aristocrático de los llamados godos,
y para dejarlo en el mismo lugar por los llama-
dos liberales triunfantes.

"Y viene a cuento ver que parte tiene la go-


ta de sangre india o africana en este batiburri-
llo. La idea directriz en la cultura y en el pro-
greso, si es que hay alguno, es genuinamente
t '
concepciÓn del hombre blanco, educado por el
español: la lengua, la religión, las leyes, la lite-
ratura y las costumbres son suyas.

"Si este., contingente intelectual no dá re-


sultados brillantes en su aplicación, es necesario
buscar la causa de esa falta en los resabios de
los grandes señores, que han enseñado al híbri-
do sus tretas, en vez de buscarla en el instinto
de la tribu, absolutamente proscrito del orden
·social imperante.

"Los sociólogos que jactanciosamente preten-


den achacarle las consecuencias del régimen del
lujo, del boato, del orgullo, de la envidia y del
cortejo de. vicios de la vida muelle, a la acción
regresiva del menjurje étnico, deberían ver que
lo que somos y lo que representamos, es obra
exclusiva de lo que ellos llaman cultura latina.

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80 MEMORIAS DE MANO LOBO

"Hacer obra literaria con observaciones· li-


brescas no es hacer labor sociológica criolla, si-
no disertación verbal -con tecnología pintoresca.

"Nuestro gregarismo urbano sufre y vegeta,


porque no hay <felicidad ni tranquilidad. posi-
bles, donde el hombre no satisface todas sus nece-
sidades naturales, y donde es, por esta razón, ame-
naza constante para los que trabajan y poseen.

"Ramón, es preciso que te convenzas, de que


nuestro mal está en que nunca hemos tenido ver-
dadero sentido político nacional, en que nunca
hemos tenido en cuenta los intereses de la pa-
tria, sino la idea del poder para preponderar,
para est~r arriba.

"Y yo veo que este despliegue de ambicio-


nes m.alsanas, genitor de las agrupaciones polí- ·
ticas denominadas conservadora y liberal, no es
una deformación del espíritu, sino. un medio de
abusar de la ignorancia de las masas, para esca-
lar el poder llevándolas al matadero.

"Y se puede decir con énfasis, en vista de


esta terrible realidad, que la cuestión raza y cli-
ma y ~stado patológico mental colectivo, es un
mito, pura macana de los que pretenden hacer-
nos comulgar con ruedas de molino."

Al llegar a este punto, Don Ramón interrum-


pió a mi tío, diciéndole:

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DOMil\(GO B. CASTILLO 81

"Tu empeño en refutar mis ideas para llegar


a esta conclusión, lejos de desvirtuarlas, las con-
firma y prueba ·que estoy en lo cierto.
"Cuanto has dicho sobre lo que está a la
vista en nuestra patria, demuestra que estamos
en una casa de locos, donde todo está patas arri-
ba; y lo que te parece que debiera hacers~, es
sencillamente el bello sueño de un extranjero
entre sus compatriotas.
"Tu discurso, sin embargo, me hará rectifi-
car algunos puntos de vista, porque yo he leído
no ,sé en qué libro, que la raza está en la direc-
ción del pensamiento, y tus argumentos a este
respecto deben meditarse.

"Pero hablando con entera franqueza, como


yo no tengo madera de apóstol, si me pones en
el disparadero de meterme a redentor para que
nadie me lo agradezca, o en el de vivir sin esa
gloria, te declaro sin ambajes, que prefiero lo
último. Para tí, el caso es muy distinto.
"Tú tienes entre tus parientes el inventor de
la máquina de enderezar jorobados, y puesto que
posees el secreto de es.e maravilloso invento, te
viene de perlas aprovecharlo en bien de la hu-
manidad agradecida y del prestigio de la familia.

"Y a propósito, Mateo, te felicito por el mo-


do cómo aplicas tu catecismo regenerador, con
el entrenamiento que le estás dando a tu sobrino.

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82 MEMORIAS DE MANO LOBO

"Es público y notorio en todo el llano, que.


Mano Lobo está perfilado ya para jefe de pandi- ·
lla, y todo el mundo dice que esa es gloria tuya."

"Yo no sé jefe de quien será, ni es necesario que


lo sepa, replicó mi tío, pero lo natural es que el
muchacho afile las garras para que viva en su
medio. Todo hombre debe desarrollar sus fuer-
zas físicas para el trabajo y para la defensa pro-
pia, y esto es absolutamente necesario donde el
hombre tiene· que ser explorador y colonizador.

"Tú dices que ésta es una casa de locos y a


mí me parece más bien una lobera. Mi pragma-
tismo tiende a formar el hombre atlético para
que viva en élla y se defienda sólo.

"Yo sé que el dinamismo social obligará al


muchacho a ser zorro como tú, o lobo como la
generalidad, porque en toda la extensión de nues-
tro suelo, el·que no es lobo ni zorro, es mapuri-
te que sabe a q'..üen le larga su almizcle.

"Quiero que el muchacho sea como yo, que


a pesar de todo, soy venezolano hasta lo más pro-
fundo de mi alma. No quiero que sea trujilla-
no, ni zuliano, ni coriano, ni caraqueño, ni mar-
gariteño, ni oriental, ni occidental sino venezo-
lano neto y completo; que tenga el culto de la
patria grande y fuerte, por la consistencia y ro-
bustez del amor que le profese.

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DOMINGO B. CASTILLO 83

"Quiero que vea a los venezolanos como le


he enseñado a verlos en Palenque: como seres
humanos dignos de respeto y consideración, co-
mo sangre de su ·sangre y como huesos de sus
huesos. El día en que nuestras Universidades
tomen a su cargo la civilización general del país,
desde la escuela primaria hasta los estudios cien-
tíficos especializados, y preparen y orienten a la
juventud de conformidad con las profesiones que
el medio reclama, ese día desaparecerá la casa
de locos y la lobera.
"Naturalmente, esa evolución se iniciará
cuando se inicie el desarrollo de la riqueza na-
cional con el crédito propio cuando la familia
venezolana se interese por la coordinación de sus
fuerzas productoras y cuando. deje el régimen que
la mantiene estacionaria y paupérrima.
"Para la época en que vivimos, o en otros
términos, para el realismo de estos días es pre-
ferible que el muchacho escupa por el colmillo.

"Yo lo formo hombre recio, y si quiere es-


tudiar y graduarse, que lo haga; pero yo no apro-
baré que vaya a Europa como tú, que fuistes be-
cado a estudiar veterinaria y saliste oculista, pa-
ra venir biborleado a ejercer la distinguida pro-
fesión de comprar y vender ganado, recorriendo
de arriba abajo estos caminos polvorientos en
verano, bajo un sol abrasador, o estos lodazales.
intransitables en invierno, acosado por la plaga.

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84 MEMORIAS . DE MANO LOBO

"Yo debo ser muy bruto, Ramón, porque no


me entra en el magín el valor que tienen los tí-
tulos universitarios en tu negocio, ni en otros
igualmente rutinarios, en que veo a muchos se-
ñores graduados;

"Yo prefiero ser mostrenco libre corcoveador


en estos andurriales, y no burro con etiqueta doc-
toral, agobiado con un par de cerones de pana-
dería ..

"Y respecto de la quijotada de enderezar jo-


robados en que estoy metido, te. diré que creo
que todo venezolano debe propender al mejora-
miento moral y material de su patria, porque es
de asnos, de cínicos y de anormales emborrachar-
se con el chiste insulso y con la ironía cáustica,
para vivir vida pueril, cuando todo nos invita a
ser hombres conscientes de nuestros deberes y
responsabilidades ante la familia, ante la socie-
dad y ante la patria.

''Para tener familia, sociedad y patria y pa-


ra estar orgullosos de ese conjunto complejo, es
necesario que la mentalidad del venezolano evo-
lucione en el sentido de estabilizar' el organismo
nacional, de conformidad con el medio y con sus
verdaderas necesidades.

"Hemos formado hasta hoy, con la égida de


la demagogia, la mentalidad del fatalismo, que
acepta como lo mejor, lo que sucede. En ade-

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DOMINGO B. CASTILLO 85

lante debemos tomar a empeño formar el hom-


bre eugenético de cerebro sano y vigoroso, dig-
no de la democracia .. ,

"Cerca de las diez de la mañana sería, cuan-


do empezaron a entorpecer nuestra marcha las
recuas que regresaban_ al . llano transportando
mercancías de Caracas, grupos de propietario3
que regresaban a sus hatos y partidas de gana-
do encaminadas hacia Aragua.

"La polvareda levantada por este tráfico y


los movimientos que hacíamos para darle paso
a los que bajaban y para adelantarnos a los que
seguían nuestra vía, paralizó el diálogo de mis
acompañantes, y guiando a uno y otro lado del
camino, en pintoresco culebreo, llegamos a Or-
tiz cubiertos de tierra, sin que ocurriera cosa· al-
guna digna de referirse."

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CAPITULO VIII

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Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
DOMINGO B. CASTILLO 89

VIII

Viaje para San Casimiro vía San Juan de .los Mo-


nos.- Encuentro con Don Tomás Mujica.-
Conversación de mi tío con Don Tomás y
Tespuesta de este señor.

Hasta San Juan de los Morros nos acompa-


ñaron varios comerciantes y agentes YlaJeros,
que habían pernoctado en Ortiz en la misma po-
sada donde nos alojamos, por indicación de Don
Ramón.
En este trayecto se habló solamente de cosas
corrientes entre gente de negocios: precio de las
·mercancías, estado del mercado y seguridad de
las ventas a crédito, analizando los clientes pun-
tuales en sus pagos, los morosos y los maulas.
Por lo demás, el polvo nos obsequió con mayor
generosidad que en la marcha del día anterior has-
ta Ortiz.

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90 MEMORIAS DE MANO LOBO

En el camino que nos conducía a nuestra re-


sidencia, encontramos a Don Tomás Mujica, per-
sona muy docta y bien enterada de las necesi-
dades del llano, donde poseía valiosas propieda-
des. Iba a ver a su familia en San Casimiro, de
paso para el Tuy.

Como mi tío tenía buena amistad con este


señor, no tardó mucho en referirle pormenori-
zadamente su diálogo con Don Ramón, con este
aditamento: "En la complejidad de nuestro or-
ganismo social, cualquiera que sea el modo co-
mo quieran verlo los sociólogos modernos, la fa-
milia constituye el medio inmediato del indivi-
duo, sujeto a los cambios que le imponen sus ne-:
cesidades, cada vez mayores, más complicadas y
también más elevadas.

"De esto se deduce sin réplica, que sin fami..,


lia no hay patria; en consecuencia, con un por-
centaje enorme de población en los campos, en
los pueblos y en las ciudades, viviendo desliga-
do de los vínculos espirituales que dan solidez
al individuo y a la colectividad, el concepto de
patria es un mito.

"Sin familia no puede existir ni el rebaño


animal ambulante, que vive hoy aquí y mañana
allí, llevando la patria en los cascos. El hom-
bre sih familia es un elemento aislado en el
medio donde nace y se desarrolla, extraño casi

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


DOMINGO B. CASTILLO 91

a la espiritualidad de su propio ambiente do-


méstico.

"Tengo grabados en la mente algunos párra-


fos de un autor que no recuerdo en este instan-
te, el cual dice: "La patria es el cuadro vivo
de los pensamientos y de las emotividades de
todo orden, que nos asedian desde la cuna has-
ta la tumba, por una educación sistemática or-
gánicametlte ligada, que deseamos trasmitir au··
mentada a la posteridad."

"Por la patria, agrega, tenemos parte en el


desarrollo de idealismo que nos enorgullece an-
te nuestros propios ojos, estimulando los impul-
sos originales de nuestra personalidad. La pa-
tria hace al individuo según la medida en que
élla puede instalarlo en una armonía, cuya be-
lleza será tan elevada como la cultura de su élite."

"Nos falta la base fÚndamental de la red qu~


. desarrolla la historia, y para formarla, necesi-
tamos la cohesión de los ciudadanos entre sí en
· vez de piltrafas humanas desamparadas, sin con-
cepto de nada. Esta cohesión que forma la na-
cionalidad, es lo que llevo en el alma, y lo que
quiero que sea realidad entre nosotros."

Don Tomás oyó con mucho interés el discur-


so de mi tío sobre su tema favorito, de regene-
rar la patria con el ennoblecimiento del espíri-

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


92 MEMORlAS DE MANO LOBO

tu y .la fuerza del brazo, y le ·respondió como


sigue:

_ "La vida social, como Ud. lo ha observado


muy bien, no es más que un método adoptado
desde tiempos inmemoriales, para coordinar la
acción del hombre gregario.

"Ese método, desde luego, no ha sido estáti-


co y se ha modificado de diversas maneras, de
conformidad con el medio y con los puntos de .
vista culturales, que abrazan la ética individual
J!On su sanción interna, lo mismo que la .esta-
blecida por el régimen social con sus leyes
punitivas.

"La cuestión moral, está pues, inscrita en to-


do tiempo, en la orden del día. Siempre y don-
de quiera se ha procurado subordinar el instin-
to animal a los dictados de la razón, pero en mu- .
chos casos esta es cuestión ae examen de con-
ciencia para cada. quien, y son muy pocos los
adscritos a esa disciplina.

"Creo por esto, Don Mateo, que su noble in-


tento no se abrirá paso de abajo para arriba ..
De ese modo se inició la campaña del cristia-
nismo, pero debemos tener presente que esa fue
una idea mística, propalada en la época del po-_
der divino, cuando aún había candor y fé cie-
ga en el mundo.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


DOMINGO B. CASTILLO 93

"Aquí se trata de muchas cosas terrestres,


todas de suma importancia, que piden solución
inmediata, y por encima de las cuales flota la
modalidad de nuestra :vida, el ~étodo estático
impuesto a la nacionalidad desde su origen. Y
para modificar ese método fosilizado, es necesa-
rio que el ejemplo venga de arriba.
"Es pues, en la esfera de las clases dirigen-
tes donde debe iniciarse la purificación del al-
ma nacional, no sólo en el hecho que Ud. ha em-
1

pezado a corregir, sino en otros igualmente fun- ·


damentales, .cuyo análisis pide más tiempo del
que nosotros podemos consagrarle en esta marcha.

"Empecemos por la interpretación y aplica-


ción de todas las garantías y libertades consig-
nadas en las leyes que nos rigen. La libertad
política es absolutamente necesaria para traba-
jar con aliciente .

."Es cuestión elemental, que sin libertad no


hay garantía posible. Donde falta esa liber-
tad., nadie puede defenderse de las arbitrarieda-
des del poder.

"Esas libertades son letra muerta entre nos~


otros. Carecemos de esas prerrogativas, mejor
dicho, no las hemos tenido nunca; y ese mal vie-
. ne de arriba desde los tiempos de la Gran Co-
lombia.

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94 MEMORIAS DE MANO LOBO

"Ud. me ha recordado que Páez le dijo .al


Libertador, que los abogados le estaban ponien- ·
do la República a -la española, y yo agrego que ·
el general Posada Gutiérrez escribió respecto de
esa época, que "los bandidos de la pluma" fal-
sificadores de actas electorales y autores de es-
critos funambulescos, lo atropellaban to~o en 1

aras del desorden.

"Observe Ud., además, que Páez no dijo (eso


no era para dicho) que la sección de la Gran
Colombia que él gobernaba se estaba poniendo -
a· la española, porque así la quería él para go-
bernarla con el concurso de sus acusados y con
el de los fabricantes de aclamaciones municipa-
les, que convirtieron los Municipios en organis-
mos políticos y anularon desde entonces la inde-
pendencia administrativa de esas entidades, de-
jándolas sometidas a la voluntad del ejecutivo
nacional.

"Esa actitud asumida en 1830 para alCanzar


un fin determinado, de capital importancia na-
cional, ha quedado hasta hoy como modalidad
conveniente para poner sobre el pavés intereses
mezquinos.

"Nuestros sociólogos, admirables por las co-


sas originales que dicen, han declarado que Páez
fué el macho más fuerte del rebaño, y han ex-
plicado y justificado así, la mentalidad llanera

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


DOMINGO B. CASTILLO 95

de ese ductor de brazo férreo, necesario para el


período que debía ser de fuerza primero, y de
derecho y justicia después; pero hasta este ins-
tante, a pesar del tiempo transcurrido, el país
no ha evolucionado hacia la verdadera organi-
zación social, y está convertido en un gran cuar-
tel, en pie de guerr·a.

"En ese modelo de superhombre se han va-


ciado todos los · ídolos de nuestra tragicomedia,
hasta el Ilustre Americano, y con esa política
llegaremos muy pronto al estado paradisiaco, en
que la voluntad del hombre divino, es derecho y
es justicia.

"Todo esto es obra de las clases directoras,


y muy especialmente de los virtuosos de la plu-
ma, que han encontrado más fácil y más cómodo
endiosar al hombre fuerte y declararlo único y
necesario, que trabajar denodadamente en el sen-
tido de reconstruír el edificio nacional coordinan-
do las inteligencias, para obtener de ellas, orden,
paz y progreso.

"A este estado rudimentario se reduce lo que


podríamos llamar la vida del derecho en esta
tierra. Ahora bien, busque Ud. en esta concep-
ción del Estado la cultura latina, próxima a des-
aparecer, según los sociólogos de nuevo cuño,
y dígame dónde y en qué cosa está representa-
da esa cultura, porque a no ser en las modas y

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


96 · MEMORIAS DE MANO LOBO

amaneramientos parisienses, yo no la veo en otra


cosa con valor positivo".

"No podemos decir que tenemos cultura, por


el hecho de representar la civilización occidental,
en 'la forma que lo hacemos. En el ambiente ·
de la cultura a que pertenecemos, representarnos
una sociedad en formación, eso es todo.

"La clase directora tiene un largo pasado,


o por mejor decir, toda la experiencia de sus an-
tepasados europeos, pero no aprovecha esa ex-
periencia en nada fundamental.

"Este es, pues, un gregarismo espiritualmen-


te disgregado por las modalidades que ha adop-
tado, que ni siquiera tiene plan definido con res-
pecto a su unidad como organismo nacional. La
gente ilustrada, obligada 1a encontrar en la his-
toria motivos suficientes para unirse, para afian-
zar la libertad política y .para echar las bases de
la libertad económica, ha preferido discutir y
pelear; de esta suerte, el venezolano, alerta e inte-
ligente, vive en actitud combativa, empleando la
fuerza en todo y para todo, sin concebir aún la
patria grande.

"Fíjese Ud. en la vida que sobrellevamos y


se convencerá de que no exagero por el prurito
de encontrar mal to(lo lo nuestro.

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DOMINGO B. CASTILLO 97

"La iqea de la fuerza es dominante; hay en


casi todas las relaciones aspereza, y en muchas
de ellas brutalidad.

'.'Seniejante sensibilidad resalta, sobre todo,


en los que ejercen autoridad, que actúan como
dictadores, desde el primer magistrado hasta el
último policía.

"Esto prueba, sin discusión, que ignoramos


el valor del derecho, y debido a esta ignorancia,
pagamos los empleados de la administración, no
para que nos sirvan, sino para que nos traten
como esclavos.

"Las leyes, única ·apariencia de latinismo en


el bochinche que llamall).os cultura, no son ma-
las, pero carecemos de régimen para su aplicación.

"Y aquí viene bien que hablemos de otro as-


pecto de nuestras modalidades. Examine Ud.
la reglamentación del sufragio, y encontrará que
en este punto está el origen de todos nuP.stros
males.
"La ley electoral es mero expediente para
darl~ apariencias de legalidad a la comedia del
sufragio, que casi siempre termina en tragedia.

"Esa ley no es eficaz ni puede serlo sin par-


tidos políticos legalmente constituidos: le falta
·el agente necesario e indispensable para su apli-

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


98 MEMORIAS DE MANO LOBO

cación, y por carecer de él, es completamente


irrisoria.

"El país reclama una ley que ordene la for-


mación del censo electoral, con los requisitos in-
dispensables para impedir fraudes en las eleccio-
nes, en la cual se establezca el número de elec-
tores necesario para convertir una agrupacwn
política en entidad electora o en partido político,
inscrito y .autorizado para sufragar.

"Esa ley debe decir el modo como deben


organizarse yactuar los partidos políticos o los
grupos electorales, para seleccionar candidatos
y consagrarlos con su voto.

"Un código de esta naturaleza es absolut::i-


mente necesario para evitar que cualquier perió-
dico se crea con derecho a lanzar candidato y
alborotar las masas, llamando a su favorecido
candidato nacional, cuando en realidad no es can-
didato ni de un grupo numeroso.

"Los que entre nosotros se han llamado par-


tidos históricos, si fuere dado concederles ese tí- ,
tulo, será más bien por la idf.ología de su cate- / i
cismo regenarador que por su existencia legal-
m<:>nte constituida.

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CAPITULO IX

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
DOMINGO B. CASTILLO 101

IX

Los partidos políticos son una jat~ría para mi tío


y una zarnurada pam Don Tomás.- Ideas
sobre los ve1·dadP.ros part~dos polít·icos y so-
b·re el ejército al servicio del Estado.

"Perdone Ud. Don Tomás, dijo mi tío; no


hay tal id¡ología ni cosa qu-: lo parezca, sino pa-
labrería altisonante prodigada a trochemoche
para encubrir la mentalidad del siglo XVIII, con
que nuestros hombres de pensamiento y de ac-
ción pretenden encarrilar las necesidades de la
presente época.
"Esas agrupaciones se llaman . partidos con-
servador y liberal, porque era indispensable que
tuvieran un distintivo ·para disputarse el poder.

Están formadas por los prestigios militares,


grandes y pequeños, de todos los Estados de la
federación, y los principios e ideales de esos se-

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102 MEMORIAS DE MANO LOBO

ñores, se reducen a tener mando para gobernar


con los suyos, como amos de vidas y haciendas.
"En realidad, esas agrupaciones son dos gran-
des jaurías: la que está en el gobierno, y la que
ladra porque quiere el poder par á ella. Sería
candidez imperdonable creer que los que ladran
aspiran a otra cosa ..
"Hasta ahora esas jaurías viven atacándose
y defendiéndose, ·según la posición que ocupan al-
rededor del presupuesto,_ para morder al país con
fiereza."
"Precisamente, don Mateo, respondió Don
Tomás, eso existe porque no tenemos partidos
políticos legalmente establecidos, porque no los
hemos tenido nunca, y porque no queremos te-
nerlos, tal vez porque ignoramos lo que significa
elegir magistrados.
"Tenemos mesnadas que giran alrededor del
presupuesto con el ductor que ellas se dan, _y
a mí no me parecen esas mesnadas jaurías, sino
zamuradas.
"No sé, Don Mateo, si Ud., ha observado la
vida de estas aves, que comen de todo el mundo,
y de éllas no come nadie. Y o he visto en las
sabanas varios animales muertos, a poca distan-
cia, unos de otro, y sobre cada uno de ellos
una zamurada aplacando su gula con indecible
voracidad.

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DOMINGO B. CASTILLO 103

"En lo mejor del· festín aparecen volando


majestuosamente algunas aves mayores, de cue-
llo rojo; golilla encrespada, plumaje negro y ojos
centellan tes.

"Cada una de estas aves mayores elije su


mesa y cae sobre ella como sobre cosa propia.

"La zamurada se aparta en el acto (ha lle-


gado el rey) y a buena distancia forma circulo
alrededor del soberano, que en seguida toma lo
mejor de la presa. Aplacado el apetito, descien-
de del cadáver y se para cerc.a de él con la. ma-
jestuosa tranquilidad de sU rango.
"Entonces los súbditos pasan por delante del
gran señor graznando: bucio! bucio! y· devoran
lo dejado para ellos.

"A ese espectáculo se asemeja la estructura


y el funcionamiento de lo que llamamos partidos
políticos. La patria son los cadáveres, los duc-
tores de mesnadas, las aves de encrespada goli-
lla y la zamurada, el pueblo.

"Las denominaciones de esas agrupaciones


son realmente •muy sonoras y muy sugestivas,
pero carecen de sentido político, visto que no
representan la voluntad de una mayoría legal-
mente expresada, sino la violencia con todas sus
asperezas.

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104 MEMORIAS DE MANO LOBO

"Para nadie es un mister!o que no hemos


tenido nunca la expresión de la conciencia na- .
cional en los comicios, sino la imposición de la
fuerza bruta.

"Tenemos lo que debemos tener dentro de


la modalidad creada para obtener un resultado
invariable: el encumbramiento del macho más
fuerte para que reparta sablazos y favores, en
una sociedad sin cohesión,, sin unidad naciona~
y sin concepto de patria.

"Y no hay para qué buscar la causa de es-


ta anomalía en las diferencias étnicas con que
nuestros sociólogos pretenden interpretar la psi-
cología de nuestra historia, porque lo visible,
para cuantos quieran verlo y entenderlo, no es
una causa compleja, sino una modalida.d, una
condición, aceptada para manejar los intere!>es
públicos, sin tener en cuenta para nada la uti-
lidad de la -vida social coordinada, ni el deber
· en que están las clases directoras de levantar la
espiritualidad del hombre para dignificar la fu-
milia, la sociedad y la patria.

"Vivimos con los ojos vueltos hacia el pasa-


do, llorando la pérdida de una dicha que nunca
hemos tenido, y queremos reconstruir los tiempos
de la colonia.

"Estamos como en los días de la Gran Colom-


bia, respecto a la dirección de la vida pública.

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DOMINGO B. CASTILLO lOS

Ignoramos. que para seleccionar los gobernantes


necesitamos organismos electores disciplinados.
"En este sentido estamos como en el año de
1829, y debemos reconocer que el Libertador fra-
casó en su intento de organizar la República en
ese entonces, por haber sometido el porvenir de
su obra al voto popular, a sabiendas de que no
hapían partidos legalmente constituídos que di-
rigieran las masas.

"Y Sucre estuvo en lo cierto cuando dijo,


que ese procedimiento era disparatado, porque
en Colombia el pueblo no estaba preparado pa-
ra ese plebiscito.
"El día en que los partidos políticos tengan
vida legal, como en Australia, por ejemplo, sé
habrá resuelto uno de los problemas más difíci-
les de la democracia bien constítuída.

"Es necesario que la minoría se subordine


a la mayoría con representación y participación
en el gobierno para que la paz interna esté bien
garantizada.

, "No es posible suponer que los partidos po-


líticos responsables de sus actos ante la nación
y ante ellos mismos, autoricen el desorden pa-
ra que el primer Carujo que se presente, diga
que el mundo es de los guapos, y los destruya.

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C.t>- JV_····
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Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio.t)L
Espejo" ~\
106 MEMORIAS DE MANO LOBO

"Guzmán cometió falta grave cuando dijo·


que er partido oligarca debía desaparecer hasta
como núcleo social, en vez de decir que debía
constituirse de conformidad con el Código Elec:..
toral dictado por su gobierno.

"Desconoció entonces, y desconoce aún, la


verdadera organización de 'los partidos y la im-
portancia de su existencia en la vida legal de
las sociedades modernas. Tal vez su egocentris-
mo le hace ver que él es un Luis XIV venezolano.
· "A todo eso dá lugar nuestro indiferentismo
aterrador, pedestal admirable de ese egocentris-
mo y causa real de que todos los vicios broten
espontánea1~ente y se propaguen como planta
nativa.

"Este señor general debiera ver que el círcu-


lo que le rodea en el gobierno, no es organismo
electoral permanente, y que el de sus adversa-
rios tampoco lo es; y si es patriota, debiera com-
prender que el resultado final de su política se-
rá un desastre.
1

"De un lado aparecerá la anarquía cuando


él falte, y del otro brotará la protesta armndrt
de los caídos para apoderarse del poder. Esa
es Ja disyuntiva de todas las épocas, y no hay otra.

"Las leyes no tienen la virtud de imponerse


y de funcionar porque son leyes; si tienen algún

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DOMINGO B. CASTILLO 107

Véllor positivo, es porque hay normas precisas


para aplicarlas.

"La alternabilidad en el gobierno no puede


ser función pacífica, saludable, sin leyes que ha-
bitúen a los ciudadanos a practicarla con circuns-
pección y entereza. ·

"Es inconcebible que nuestros políticos no


comprendan que la mayoría gobierna con el
concurso de la minoría, mediante la aplicación
de programas formulados para satisfacer necesi-
dades económicas, y que deja de ser gobierno
cuando. fracasa en ese empeño.

"El gobierno bien entendido, es el aprovecha-


miento de todas las fuerzas útiles en una coor-
dinación firme y metódica. Aquí es casi inútil
pensar en cooperación franca y leal en política,
porque nadie intenta siquiera buscar en el or-
den, en la organización de todas las actividades,
la confianza que todos necesitamos para trabajar
con provecho.

"Y 'Si al Ilustre Americano se le ocurriera


organizar la vida política, constituyendo los par-
tidos políticos en la forma que he indicado, en
el acto le dirían ·sus turiferarios, que si toca ese
cilindro se hunde.

"Por donde se ve, que estamos· condenados


a g~raren el círculo vicioso de todas las épocas,

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108 MEMORIAS DE MANO LOBO

expuestos a las bruscas sacudidas de la guerra


civil, que nos deja siempre a fojas una, cualquie-
ra que sea su re~ultado ..
"En fin, cuando se resuelva el problema ca-
pital de la organización de los partidos, estare-
mos en la edad de la reflexión ..

"Entonces buscaremos los hombres de acción,


no para que dirijan soldados y maten sus ad-
versarios, sino para que apliquen sus energías
y sus .conocimientos y experiencia a los proble-
mas que están pidiendo· solución, entre los cuales
figura, en primer término el económico, considera-
do desde el punto de vista del bien general."

"Hemos hablado, dijo mi tío, de la organiza-


ción de la familia, que debe ocupar puesto pre-
ferente en el conjunto social; hemos hablado de
la necesidad de reglamentar el ejercicio de las
libertades políticas, y algo, tal vez muy poco,
del asunto económico.

"Cualquiera de estas síntesis contiene ma-


terial suficiente para formular un programa po-
lítico de incuestionable aceptación, que justifi-
caría la exist~ncia de un partido nacional.

"Naturalmente, para alcanzar ese fin, sería


necesario hacer una ·propaganda de persuación
intensa, y en eso no es dado pensar, bajo este ré~

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


DOMINGO B. CASTILLO 109

gimen de represwn inmisericorde, para el cual


el pensamiento es crimen y la palabra traición.

"Para hablar de estas cosas, ya Ud. lo ve:


tenemos que hacerlo al trote, en pleno desierto
y ante los animales, con cuya discreción pode-
mos contar.
"Y a pesar de esta vida de represión sin pre-
cedentes, la prensa asalariada habla de libertad
y de progreso jamás presentido.

"Don Tomás, puesto que nos entendemos, y


la casualidad nos ha puesto en contacto hoy, pa-
ra cambiar ideas sobre asuntos que debieran in-
teresarles a todos nuestros compatriotas, comple-
temos el análisis de nuestra existencia política, y
dejemos a otros la tarea de apreciar y aquilatar
la flor de nuestra cultura, la obra de nuestros
artistas, en las letras y en las artes.

"Pero permítame decirle con toda franqueza,


lo que pienso con respecto al modo como debie-
ra iniciarse la reforma política, que desde luego
tiene que ser efecto del modo como se conciba
la organización social.
"La edad de la reflexión y la prudencia no
aparecerá en esta bendita tierra el día en que se
organicen los partidos políticos, cuya utilidad
reconozco, sino el día en que echemos las bases
del edificio nacion~l, poniendo el ejército al ser-

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110 MEMORIAS DE MANO LOBO

vicio exclusivo de la nación como verdadera ins-


titución armada.

"El ejército debe ser entidad nacional, fuer-


za propia del Estado, protectora del derecho y
la justicia, absolutamente. alejada de la política ,
y enteramente consagrada a defender los postu-
lados genitores de su existencia.
"El país necesita urgentemente que se dicte
una ley que considere al ejército como institu-
ción permanente del Estado, indispensable para
garantizar la paz interna y para defender el te-
rritorio nacional; necesita una ley que haga de
esos servicios una profesión honrosa, a ~in de
que los gobernantes, civiles o militares, emana-_
dos del sufragio, la respeten y dignifiquen.
"El militar consagrado a su profesión, exclui-
do de la política, tendrá perspectivas que no tie-
ne hoy. Su norma estará en las leyes que de-
terminen sus derechos y deberes.
De ese modo dejará de ser instrumento cie-
go del que aprovecha su valor y sus conocimien- ·
tos, dándole empleo ocasional, para ser servidor
del magistrado legal, que lo encuentra en el cuar-
tel por mandato de la ley, y que está obligado
a dejarlo donde lo encuentra, sin preocuparse de
sus opiniones.
Este es problema resuelto hace ya mucho
tiempo, en los países del viejo mundo, y es men-

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


DOMINGO B. CASTILLO 111

gua que esté aún· pendiente de solución en ca-


si todas las repúblicas de hispano-América.

Si se le diera al ejército la organización ci-


vilizada que ha menester, sería fácil aprovechar
los militares que tenemos, dedicando unos al
servicio activo, y otros a la reserva, con cuadros
bien formados.

Con el régimen actual, la nación carece de


fuerza propia, y los militares son sencillamente
servidores mercenarios, expuestos a quedar en
medio de la calle con los cambios de gobierno.
Esto acabamos de verlo.

~
.. El Gran Demócrata echó fuera de los cuar-
teles toda la plana mayor y la oficialidad del
ejército guzmancista, para gobernar con sus
adictos.

Y lo peor es, que la composición de seme-


jante ejército, a base de adhesión personal, en
caso de revuelta armada, obliga al gobierno a
echar mano de lo~ corridos de todos los círculos,
y entonces, en vez de contar con un contingente
leal al Estado, lo que tiene es un conglomerado
inquietante.

El mismo Guzmán ha hablado en términos


nada honrosos del ejército formado por él para
develar Ja revolución del general León Colina.

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112 MEMORIAS .DE MANO LOBO

"Sorprende que este hombre, exponente de


alta cultura por, su prepara'ción, y representante
de la autoridad más robusta, constituída en ·el
país desde 1870 hasta hoy, en In edad p:ropia pa-
ra las grandes empresas, permanezca adscrito al
régimen de transacción con las mesnadas, cuan-
do todo le dice que aproveche SU· prestigio en
darle solidez a la patria, independizando el ejér-.
cito de la política, y más que de la política, del
predominio del personalismo.

"Ahora bien, si este hombre de inteligencia


superior, que puede organizar su ·partido dándole.
forma impersonal permanente, y crear el ejér-.
cito de la República, no es capaz de actuar en
el sentido de darnos verdadera estabilidad, de
sus grandes colaboradores no debe esperarse el
menor gesto que estimule el movimiento real-
mente regenerador que necesitamos.

"Esos personajes conocen la realidad que les


rodea, y tienen suficiente saber y experiencia
para insinuar providencias encaminadas a esta-
bilizar la vida nacional, pero prefieren flotar so-
bre el desorden y perpetuarlo, sencillamente por-
que son instrumentos. de los intereses creados.
"No c.ontemplan el momento actual ni el
porvenir con el propósito de formular un progra-
ma de gobierno calculado para obtener resulta-
dos útiles, pero en cambio les sobre ductibili-
dad para adaptarse a la voluntad del que man-

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


DOMINGO B. CASTILLO 113

de autoritariamente, con todos los títulos altiso-


nantes que inventa el partidarismo y la adulación.

"Y mi conclusión es, que mientras esté pen-


diente de solución este problema vital, 0s inútiJ
pensar en otro asunto, cu~lquiera que sea su im-
portancia. Con el teje maneje de nuestras mes-
nadas y con ejército de quita y pón, esta tierra
será eternamente una baraúnda·.

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Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
CAPITULO X

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DOMINGO B; CASTILLO 117

Continúa la conversación con Don Tomás Muji-


ca.- Apreciaciones sobre eL régimen mone-
tario y sus efectos.

"Todo lo que Ud. acaba de decir tiene reali-


dad indiscutible, Don Mateo. La esquina del ve-
lo que Ud. acaba de levantar deja ver un vacío
inmenso, pero ¿quién le pone cascabel al gato?
La reforma que Ud. indica debería pedida la
nación en masa, si tuviera conciencia de lo que
ha menester para hacer vida constructiva, para
protejerse contra las convulsiones que tanto nos
desacreditan, y para evitar la ruina y miseria que
producen.
"Pero meditando con más atención y profun-
dizando más el asunto, tenemos que convencer-
nos de que la fuerza no es tan necesaria aquí
para las masas, que después de todo son mansos
rebaños, como lo es para atacar los sectores de las
altas esferas sociales, representantes de los in-
tereses creados

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118 MEMORIAS DE MANO LOBO

"Para destruir esos sectores sí necesitamos


mano de hierro y alta comprensión de las nece-
sidades de la época.
"Y digo esto, para afirmar y robustecer lo
que ha observado Ud. con respecto al estado eco-
nómico, dominado principalmente por los presta-
mistas y por los señores' que manejan el merca-
do monetario.
"Ese elemento, en el cual figuran muchos ve-
nezolanos, es el principal adversario de toda re-.
forma que tienda a darle fisonomía seria a mies-
tra patria. Maneja los intereses básicos de nues-
tra civilización: el trabajo productivo, en forma
descentralizadora.

"Impulsa al país a v1v1r de la exportación,


sin tener en cuenta para nada, el aprovechamien-
to de las actividades nacionales, en la producción
de lo que necesita y puede producir.

"Toda nuestra potencia económica está re-


presentada en el ca:fé, el cacao, las pieles, el cau-
cho, el tabaco y mio que otro fruto exportable,
de menor importancia.

"La· depreciación de esos frutos en los mer-


cados extranjeros, pone de manifiesto la peque-
ñez de nuestro poder adquisitivo y nubla el cie-
lo de nuestra riqueza ilusoria.

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DOMINGO B. CASTILLO 119

''Pero es necesario que esta producción exis-


ta· y persista y se aumente para que viva y pros-
pere Ja plana mayor del comercio y las finanzas,
aunque tengamos que importar maíz, arroz, me-
nestras, manteca y muchos artículos que podría-
mos producir, dándole ocupación al venezolano
y mejorando su educación.

"Es necesario que Venezuela sea ante todo,


productora de café y cacao, con una población
migratoria, para que sean felices los que le ha-
cen anticipos al agricultor a más de 18%, los
que hacen préstamos al gobierno a más de 20%,
los que especulan con el. cambio elevándolo a
má~ de 9%, y por último, para que llenen sus
arcas los que dirigen la nave del Estado, con la
contribución de los tontos.

"Y digo de los tontos, porque la c~ntribución


está aplicada especialmente al productor y al con-
sumidor, mientras que el capital invertido en to-
das las especulaciones consagradas, y el repre-
sentado en las profesiones que se ejercen, está
excento de gravamen y proporciona ventajas que
no tienen los arboricultores ni los criadores, úni-
cos productores del oro con que cuenta el país. ·

"Tenemos patrón de oro, pero el gobierno no


lo controla como debiera hacerlo, para defender
la propiedad, el trabajo y la producción.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


120 MEMORIAS DE MANO LOBO

"Considera prudente dejarle el , control dé


la moneda al alto comercio y a la banca para te- .
nerlos contentos y contar con su apoyo pecunia-
rio en los casos de emergencia, que se le pre-
sentan a menudo en su vida de combate.

"Nuestros políticos se· pierden de vista, pe-


ro no ven que el oro es la mercancía más cara en
el mercado venezolano, y no saben, ni les inte-
resa saber, que el alto precio de esa mercancía
deprecia todos los demás valores nacionales.

"Empero, es deber de los estadistas conside-


rar el J)lodo cómo la moneda afecta la medida
de la propiedad, que .ante la constitución de la
República debe ser igual para todos, y en la prác-
tica, garantía real de la riqueza desarrollada· con
el trabajo.

"Lbs venezolanos desconocen que el alto ti-


po de cambio internacional y el alto interés de
los préstamos y descuentos, es la conspiración
más descarada que existe en el país contra la pro-
piedad y el trabajo y contra la paz pública.

"Este aspecto de nuestra vida, sí representa


el estado de la tribu explotada a fondo por hom-
bres que no tienen nada de extraordinarios, pe-
ro que sí son bastante hábiles para extraer · si-
lentemente el oro de la mina que nuestros esta-
distas han dejado a quien quiera poseerla, desde
que nos gobernamos por sí mismos.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


DOMINGO B; CASTILLO 121

"He dicho que los que manejan los intereses


económicos son los primeros adversarios de to-·
do lo que tienda a modificar nuestras modalida-
des, pero es necesario que Ud. sepa que son al-
go más: son los verdaderos árbitros de nuestra
suerte. Y voy a probárselo.
"En mi último viaje a Europa fuí a Hambur-
go con el fin de dejar organizada la expedición
de las telas que importo para el llano.

"Me puse en contacto en esa ciudad con los


jefes de las. principales firmas establecidas en
Venezuela, para orientarme respecto de algunos
negocios que me interesaban.
"El régimen monetario de Alemania me lla-
mó la atención, tanto porque el oro circula con
abundancia como porque el interés del dinero es
muy bajo. Hablé separadamente de este asun-
to con esos señores demostrándoles que nuestro
sistema monetario es deficiente, que está sin con-
trol, y la discusión sobre este particular los de-
sagradó a tal extremo, que me crearon un am-
biente asfixiante, sobre todo en la Bolsa, donde
me llamaban irónicamente, el innovador.

"Esto dió por resulta4o, que,suspepclí mis pe-


didos en Alemania y fuí a B.éfgica;/ dbnd.e~ conse-
1

guí lo que necesitaba. D1~sde entonces "t~~~mos


driles y listados mejores .~ue ,los qúe irt;lpól:\taba
antes de Alemania. \.\ : ,, i }..: ·. i·
~. \ .:-··'
;\;~·

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


122 MEMORIAS DE MANO LOBO

"Uno de. esos señores me dijo con visible des-


agrado: el patrón de oro de Venezuela está muy
bien y por consiguiente, no hay para, qué alterarlo:
'Le contesté: en principio está muy bien, teó-
ricamente tenemos patrón de oro; pero en la rea-
Jidad, estamos en pleno bimetalismo.
' Tenemos, agregué, la moneda del pueblo, la
plata, que sirve para pagar salarios y el precio
de los frutos del país, pero que no sirve para
comprar oro a la par, a pesar de ser ese metal
la medida de la propiedad y los valores.

"El oro se obtiene a 9% y a veces por más.


Esa diferencia entre la moneda del pueblo y la .
moneda de los cambistas, se paga con trabajo
·nacional.

Creo' que debemos establecer un Banco que


controle la moneda y defienda el valor del oro,
como en Alemania, por ejemplo. A lo cual me
contestó: "nosotros trabajamos con crédito y ca-
pital nuestro, y cada una de las firmas france-
sas, inglesas, holandesas y americanas, estable-
cidas en Venezuela, trabaja con capital y crédi-
to igualmente propios, o de sus respectivos países.

"Ustedes pueden establecer todos los Bancos


que quieran, con la seguridad de que el alto co-
mercio, en el cual hay también firmas venezola-
nas, no tendrá nada que hacer con ellos.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


DOMINGO B ~ CASTILLO 123

"Exportamos lo que compramos con capital


propio para la sede principal de nuestras firmas
establer.ídas en Europa, y los Bancos de Uds. no
pueden entorpecer la libertad de 'ese negocio ni
impedir que dispongamos de lo que nos pertenece.

''Si el Banco o los Bancos que se establezcan


cuentan con capital propio y con oro suficiente
para vendérselo a cuantos lo necesitan para pa-
gar compromisos internacionales, que desarrollen
sus operaciones en el campo que elijan, como a
bien tengan; ese no es asunto nuestro.
"Ahora, lo que no toleramos, es que invadan
la jurisdicción de nuestras actividades, y contra
cualquier intento en ese sentido, estamos dispues-
tos a luchar hasta el fin. Nosotros no somos
amigos de reformas cuando las cosas están bien".
En síntesis, este fue el modo de pensar de
todos los señores de nuestro alto comercio, con
sede principal en Hamburgo:
A todos les contesté que su . modo de ver
nuestro estado monetario, nos pone ·en el caso de
estudiar la manera. de defender la propiedad y el
trabajo contra Jas especulaciones del cambio, y
agregué: la ley debe someter las casas banca-·
rias al régimen bancario nacional que se esta-
blezca: deben ser casas bancarias o comerciales.
Además, debemos crear una élite de comer-
ciantes netamente venezolana, que tenga en cuen-

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


124 MEMORIAS DE MANO LOBO

ta en sus negocios el progreso general, sin con-


vertir la moneda en i~strumento de especulacio-
nes leoninas, fija en la armonía económica, con-
trolada por nuestros institutos de crédito.

Si dentro de esa armonía no se sienten bien


los capitalistas extranjeros, aunque sea' sem:ible
su ausencia, que. se ausenten, porque es preferí-.
ble no tenerlos, que ser esclavo de sus imposi-
ciones ruinosas.

El cumplimiento de las leyes. que se dicten.


en el sentido indicado, nos pondrá en capacidad
de emplear nuestro propio crédito, para darle a·
Venezuela el desarrollo que merece y que ha
menester.

Uno de esos señores me dijo: "Uds. nece-


sitan mercado consumidor y son consumidores de
muchas cosas que no producen y que no podrán
producir de la noche a la mañana.

"No es fácil que Uds. imiten todo lo que


ven en Europa, con el deseo solamente. Para
eso se necesitan muchas cualidades · y prepara-
ción que Uds. no han alcanzado aún.

"Nosotros tenemos la organización correspon-


diente al desarrollo económico que hemos alcan-
zado en siglos de adaptación a una vida más com-
pleja que la agro-pecuaria de Uds."

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


DOMINGO B. CASTILLO 125

No aspiramos a establecer industrias fabri-


les superiores a nuestros recursos y conocimien-
tos, le contesté; tampoco pretendemos vivir ais-
lados. El punto coP_creto en discusión, es sanear
la moneda y defender la.
Nuestro punto de vista se reduce a estable-
cer un sistema monetario firme, hasta donde lo
permita el estado de nuestra balanza económica.

En otros términos, el problema se reduce


a crear y mantener una moneda que ejerza fun-
ción social y civilizadora.
La moneda actual, en realidad, no es más
que instrumento de especulación inmisericorde,
en manos de gente, en su mayor parte extraña,
para la cual Venezuela no es más que una colo-
nia explotable por medio del agente de cambio
internacional.
Por lo demás, la cuestión monetaria a que
me contraigo es cuestión venezolana, y son los
venezolanos, y no los alemanes, los que deben
resol ver lá.
"Usted es víctima de la ilusión de la mo~eda
estable. La moneda, después de todo, no es si-
no lo que la moneda compra, en un momento
dado, en el mercado de los artículos que se mi-
den con ella. Nosotros tenemos parte en el mer-

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


126 MEMORIAS DE MANO LOBO

cado venezolano y ejercemos en él la influencia


que nos corresponde, de acuerdo con los intereses
que representamos".

Los derechos de Uds. en Venez~ela, le con-


testé, no pueden ser especiales y privilegiados,
sino los mismos que rigen para los hijos del país,
y el día en qtte. el gobierno controle la moneda,
perderán Uds. el productivo negocio del cambió,
sencillamente porque el país no lo· tolera más.
Con este razonamiento le puse punto final a la
discusión con el tudesco.

Ahora bien, don Mateo, todos estos males··


podría remediarlos el gobierno dictando una ley
que autorice la creación de un Banco Nacional
emisor, cqmo institución civil, constituída por
acciones suscritas en primer término por los
Bancos existentes.

Esa ley debe delimitar las funciones de los


Bancos comerciales y de invePsión, y autorizar
al Banco emisor a descontar y redescontar a ao,
60 y 90 días, la Cartera de esos Bancos. , La ven-
ta de giros o de letras de cambio para· el ex-
tranjero debe quedar sometida al tipo de cam-
bio que fije el Banco Nacional, de modo que en
definitiva sea ese instituto el úpico vendedor de
esas letras.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


DOMINGO B. CASTILLO 127

"A· esta. solución debe propender la interven-


ción oficial, y para ello, convendría que en últi-
ma instancia ·autorice la incautación de dichas
letras, por medio del Banco Nacional, hasta es-
tabilizár el cambio.

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Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
CAPITULO XI

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
DOMINGO B, CASTILLO 131

XI

Continúan las ideas sobre régimen monetario.-


Aprovechamiento del crédito.-. Llegada a
San Casimiro.- Impresión del recibimien.,.
to.- Resumen de todo lo dicho desde que en-
contramos a Don Ramón Perdomo.

"El gobierno está obligado a sostener la me-


dida de la propiedad y los valores, con el mis-
mo celo con que garantiza las unidades de pe-
so, longitud y volumen empleadas en el comercio~
"La negligencia del gobierno en este sentido
nos tiene, en el momento de mayor prosperidad,
con la propiedad urbana y rural enormemente
depreciada, mientras que el cambio está a más
de 9%.
"Pero la estabilización del cambio no debe ser
la única misión del Banco a que me contraigo.
La ley debe autorizarlo a hacer uso del crédito
del Estado en favor de la Nación,· permitiéndole
garantizar sus emisiones con valores públicos na-

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


132 MEMORIAS DE MANO LOBO

cionales, pues es mediante .el aprovechamiento·


del crédito propio como los bancos pueden crear
capital.
"Además, es mediante el control del crédito
como el patrón de oro puede obtener la flexibi-
lidad que ha menester para estabilizar los precio:>.
"El aprovechamiento. de los valores públicos
del Estado como movilización de capital creador
de dinero a bajo interés, es experiencia realizada
en grande ·escala en el mundo civilizado.
"La moneda creada de este modo es senci-.
llamente un signo de crédito de los Bancos y del
Estado. Mientras tanto, el oro físico no es más
que el fantasma coh que los países oristas ex-
plotan a fondo a los mercados que giran ~Jrede-
. dor del sistema monetario mundial, despreocupa-·
dos de su propia suerte.

"La creación de un Banco Nacional que es·


tabilice el cambio internacional y baje el inte-
rés del dinero, podría considerarse como paso fir-
me,. dado en el sentido de alcanzar la indepen-
dencia económica.

"Y creo que con esa independencia obten-


drÍamos también otro concepto de nuestra exis-
tencia nacional.
"En fin, considero que las finanzas naciona-
les, manejadas inteligentemente por banqueros

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


DOMINGO B, CASTILLO 133·

y gobernantes, podrían crear capital con el cre·-


dito venezolano y sacarnos de la rutina ir..ici.an-
do la era de las reformas saludables.
"Hay, pues, elementos con que realizar las
reformas que el país reclama para ponerse a la
altura de su historia.

"Guzmán dice que no. tenemos sino econo-


mistas de pulpería, con _lo cual tal vez quiere ha-
cer ver, que nuestros prestamistas se limitan al
centavo.
"Sus partidarios aseguran que está muy bien
inspirado y dispuesto siempre a oír toda sugeren-
cia útil; a pesár de eso, me parece que no se de-
cidiría por un plan de reformas verdaderamente
. nacional.
"N o está iniciado en los secretos de las finan-
zas, y después, es de los que creen que sólo con
capital extranjero podemos fecundarnos.
:Hay, además, otra razón, para que Guzmán
no se preocupe de la reforma ec;onómica, tenien-
do en cuenta la vitalidad nacional: es accionis-
ta de las instituciones de crédito, y está recibien-
do buenos dividendos. Ha puesto su prestigio
al servicio de la economía de pulpería, en vez de
ponerlo al servicio del pueblo venezolano ..
"Don Mateo, llego ahora a esta conclusión:
En todo lo que he dicho hay material de primer

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


Ú4 MEMORIAS· DE · MANO LOBO

orden para el programa de propaganda y de ac-


ción de un partido político, que· muy bien po-
dría llamarse reformista.
"La revolución no se hace con fusiles, sino
con ideas engendradas por necesidades imposter-
gables; pero es necesario que esas ideas se apo-
deren de la conciencia pública y formen la opi-
n:l.ón de las clases dirigentes, en el mundo. social
y en las esferas oficiales.

"Agregue Ud. que la civilización del llano,


hasta Guayana, solo será posible cuando tenga-
mos orden verdadero y dinero barato.

"Destruir matorrales inmensos, remover 'la


tierra con ·el arado, cambiar la vegetación y trans-
formar los pastos para cambiar la fauna intesti-
nal de la bestia y del hombre, es cuestión de es-
tudio muy prolijo y de aplicación técnica bien
calculada, respaldada por muchos millones de
bolívares.
"Para acabar con la garrapata y con las otras
plagas es necesario trabajo intenso y reglamentos.
severos.
"Los lugares saneados deben aislarse por me-
dio de cuarentena, de toda comunicación con los,
lugares infectados.
"El ganado criollo sano, robusto, bien selec-·
cionado, debe pasar a la zona saneada para per-

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DOMINGO B. CASTILLO 135

feccionar la cría, y evitar así, la total degenera-


ción del ganado' aclimatado que poseemos.
"Como se ve, esta tendría que ser labor si-
multánea, del gobierno y de los propietarios, en
la extensión que se elija. Y además, tendna
que ser constante, hasta que todo quede saneado.
De otro modo se perdería el trabajo, como se ha
perdido el mío varias veces,· porque mis vecinos
no me han imitado.

"Ahora Ud; dirá, Don Mateo, si un hombre


que habla, tanto, como he hablado yo, dice algo
que valga la pena de retenerse, o si sólo ha he-
cho alarde de erudición libresca, para olvidar las
penalidades del viaje."
"Don Tomás, si he de decirle la verdad, sin
lisonja, contestó mi tío, debo declarar que has-
ta hoy no he oído a los ilustrados señores de
Caracas y de otras ciudades, hablar como lo ha
hecho Ud., en estos desiertos. Encuentro que
Ud. está muy bien preparado con observaciones
arrancadas a la vida misma.

"Los puntos de vista de Ud. sobre la rege-


neración de todos nuestros valores, y sobre el
aprovechamiento de los mismos, me han abierto
nuevos horizontes y me hacen comprender qtie
en nuestra vida intelectual falta la visión de la
realidad, y abundan las teorías y los principios
de un estado de alma que no ha llegado aún.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


136 MEMORIAS DE MANO LOBO

"Estoy de acuerdo con Ud.,, y en adelante


predicaré donde quiera a cuantos' quieran oírme,
los tres puntos capitales de su bello e interesan-
tísimo programa de reformas. Crea Ud. que es
gran placer para mi, poner ese material en las
alforjas de mi quijotismo ..
"Don Mateo, ya somos dos. Así empezó la
propaganda del cristianismo, para formar los pri-
meros doce; después vinieron los veinte."

Con las últimas palabras de Don Tomás q,ue-


dó terminada esta conferencia. En adelante tu-
vimos que marchar en zigzags abriéndonos paso
por entre las recuas de mulas que encontrába-
mos de trecho en trecho.
Mi regreso a San Casimiro no me ¡;>rodujo la
impresión que yo presentía y ansiaba. El reci-
bimiento efusivo que esperaba, resultó cómico.
Me pareció al verme rodeado de mi madte y her-
manos y de algunas personas amigas de la fa-
milia, que todos me miraban como animal raro,
y por consiguiente, que estaba en un mundo des-
conocido, que empezaba una nueva vida.

Nunca olvidaré esa escena. Mi madre me


abrazó con todo el afecto de su alma generosa
y se quedó con una de mis manos entre las su-
yas, y mientras la apretaba, aparecía en su ros-
tro un sentimiento de asombro.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


DOMINGO B. CASTILLO 137

"Mateo, exclamó, reteniéndome aún cerca de


ella: ¿Qué has hecho de este muchacho, que
tiene las manos como un pedazo de tabla? Lo
has embrutecido; has hecho de él lo que te en-
canta: un salvaje peludo, un oso."

Lenguaje tan pintoresco provocó hilaridad·


que no dejó de aturdirme y avergonzarme.
"Tú tienes cosas raras, Chepa, le contestó mi
tío, venga un abrazo y entra en razón. Te trai-
go el muchacho tallado en guayacán para que
dure, y te parece que he hecho mal mi trabajo.

"Compáralo con los patiquines que estás for-


mando en Caracas v verás que de éste te queda-
rá un hombre, mientras que de los· otros no que..
d~rán más qUe huesos para botones.

"Tú dirás lo que te parezca de tu modo de


formar hombres, le replicó mi madre, pero en
adelante prefiero que lo siga guiando su tío Jo-
sé Antonio, en el Tuy en Caracas o donde él
quiera ten~rlo.

"El mes pasado le escribí diciéndole que


quería sacar a Juanchito ·del monte, y está dis-
puesto a complacerme haciéndose cargo de él.
Desde que supe que lo llaman Mano Lobo estoy
indignada contigo. ¿Te parece que ese nombre
es muy bonito? A mí me parece una atrocidad,

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138 MEMORIAS DE MANO LOBO

y que tú lo hayas permitido, me- parece una


desvergüenza."
"Lo hecho, hecho está, Chepa, y lo que pien-
sas hacer ~stá muy bien pensado. José Anto-
nio quiere a tus muchachos tanto como yo, por-
que no tiene ninguno. N o hablemos más de es-
te asunto, , y ocúpate de nosotros, que tenemos
el estómago vacío y mucha necesidad de descanso .
. Mi tío decidió al día siguiente de nuestra
llegada transformarme, primero llevándome don-
de el barbero y el sastre y después presentándo-
me a sus amigos.

Era necesario abandonar el liquilique y los


zapatos de cuero de baqueta, y adoptar el traje
del pueblo para tranquilizar a mi madre, a sa-
biendas de que en Caracas tendría que aperarme
de nuevo, según expresión de mi tío.

Cuando se calmó la nove<;lad de nuestra lle-


gada y cesaron las visitas, me dediqué a escri-
bir todo lo que había oído desde nuestra sali-
da de Palenque, y terminada mi labor, le supli-
qu,é a mi tío ,que la revisara, la corrigiera y la
enmendara-.

A mi tío le agradó mucho la idea y purificó


mi escrito dejándolo como aparece en estos re-
cuerdos de mi juventud, diciéndome: "Pon en

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DOMINGO B. CASTILLO 139

limpio tu trabajo con esta nota: Conferencias del


llano sobre sociología criolla, sustentada por Ma-
teo Díaz, Ramón Perdomo y Tomás Mujica.
"Ramón Perdomo, consagrado por la prensa
de Baruta, galeno que sabe curar un choque clá-
sico con un choque coloidal, haciendo todo lo po-
sible por matar al paciente, que no muere porque
~ios no quiere, afirma que nuestro estado de
patología mental colectiva es enfermedad de la
médula espinal, y apoyó su tesis con argumentos
cósmicos y bioquímicos, para concluir diciendo,
que se trata de un caso perdido.

Díaz y Mujica, montunos que abren las puer-


tas con llaves antiguas, porque ignoran la utilidad
de las llaves que se llevan en el bolsillo del
chaleco, desmenuzaron las conclusiones dogmáti-
cas de Perdomo, considerando el caso como cues-
tión de funcionamiento mental mal dirigido, co-
rregible con tratamiento adecuado, y pronosti-
_caron que con entrenamiento gradual, encami-
nado a eliminar la deformación existente por el
mal uso del entendimiento, la palabra y la ac-
ción, se puede cambiar la locura actual por otra
menos mala.
Es hecho comprobado que la función hace el
órgano; en consecuencia, con su estilo tosco ad-
vierten, que la evolución social nuestra no pue-
de verificarse espontáneamente, porque esta evo-

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140 MEMORIAS DE MANO LOBO

lución es como la tortilla que se hace· rompiendo


los huevos."
Tío, el señor Mujica no estaba presente cuan-
do Ud. habló con Don Ramón.

"Eso no tiene importancia; yo me permito


esa alteración, porque Mujica refuta con opti-
mismo brillante la oración fúnebre de Perdomo,
con la cual están identificados casi todos los hom-
bres de su cultura, que esperan la regeneración
de lo alto, sin trabajar para alcanzarla."

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CAPITULO XII

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
DOMINGO B. CASTILLO 143

Xll

Viaje para Caracas.-:- Asamblea de los galleros


en Cagua.-Discurso de Echandía sob1·e la dic-
tadura.- Réplica de Don Fermín Terán.

Mi madre consideró que el entrenamiento de


Mateo me conducía a la barbarie, y decidió que
fuera a Caracas a ponerme a las órdenes de Jo-
sé Antonio, hermano menor de mi padre, que
se encargaría de completar mi educación y de
preparar mi porvenir.
En Diciembre :salí para la capital con Mateo,
por la vía de Ara gua. Este viaje fué una serie
de sorpresas.
N o había visto hasta entonces la vegetación
de los cafetales y cacaotales, ni los caminos co-
bijados por élla, ni el campo de los valles de
Aragua, plagado de colinas de diferentes formas
y tamaños, limitado siempre por altas montañas
en los últimos términos del paisaje. 'Tampoco
tenía la menor idea de que esa enorme masa ne-
gra debía ponerse en contacto con nosotrbs des-

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144 MEMORIAS DE MANO. LOBO

de Guayas hasta Caracas, dejándonos ver enton-


ces todos los matices de su flora.

En "Gato Amarillo", posada de Cagua donde


nos hospedamos, a dos jornadas de la capital,
asistimos a una especie de asamblea, en uno ·de-
los corredores interiores de la casa. Nuestro
cuarto estaba precisamente en el sector de ese
congreso, y desde nuestros chinchorros tomamos
nota de los debates.
Todos los congregados eran grandes magna-
tes de Aragua y Carabobo, reunidos en Cagua
con motivo de un desafío de gallos, que debía
verificarse por las pascuas.

La fiesta se iniciaba antes de las peleas· de


gallos, con mesas de juego colocadas en los co-
rredores exteriores, de la mayor parte de los es-
tablecimientos, y. al aire libre.
Tenía la palabra' un Señor Raimundo Echan-
día, de la Villa, hombre blanco de aspecto mili-
tar, tanto por su COI}stitución sólida ,como por
la barba que usaba: bigote y pera, común enton-
ces en casi todos los hombres· de armas.

Decía este señor: "Debemos felicitarnos de


la vuelta del jefe, centro y director del gran par-
tido liberal, porque gracias a su presencia·. en
el poder con su mano férrea y su autoridad úni-
ca, podemos disfrutar· nuevamente de la alegría
de estas fiestas tradicionales de Aragua.

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DOMINGO B. CASTILLO 145

"Con la reivindicación hemos restablecido el


ritmo del progreso inaugurado con la dictadura
del Septenio, única forma de gobierno compati-
ble ccin nuestra idiosincrasia, desde nuestro ad-
venimiento a la vida independiente.

"Bolívar no pudo gobernar sino con la dic'-


tadura, y Páez lo imitó; los demás gobernantes
han hecho igual cosa.

"Las facultades extraordinarias, que modifi-


can la constitución, representan el recurso supre-
mo de nuestros gobernantes para mantener el
orden y para hacer el bien.

"Vivimos en un país en que casi siempre se


atraviesa la pasión desenfrenada ante lo útil y
necesario, para fomentar estancamiento mezqui-
no, o para dar un paso regresivo.
"En Venezuela hay mucha gente que sueña
con el pasado, en el cual no hay ya ni salud ni
fuerza; esa gente nmiega del presente que es
su obra, y reniega del porvenir sin comprenderlo.

"Y ciego es quien no quiera ver que Vene-


zuela se transforma, se agiganta y sale de sus
fronteras, como ·personalidad. solvente y como
entidad política respetable, debido al genio ex-
traordinario que rige sus destinos.

"El año entrante se iniciarán de modo muy


formal los trabajos de la Gran. Exposición, des-

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146 MEMORIAS DE MANO LOBO

tinada a honrar la memoria del Libertador de


cuatro Repúblicas y fundador de Bolivia.
"Este impulso sorprendente, pone de relieve
facultades intelectuales casi desconocidas hasta
ayer, en un pueblo que empieza a conocerse; y
pésele a quien le pesare, este impulso es obra
del hombre cuya visión abarca horizontes que
se pierden de vista.
"Por lo demás, los hechos cumplidos consa-
gran su autoridad y su prestigio. Y o soy de los
que desean la perpetuidad de su poder, aconse-
jado por los trastornos causados por los demo-
ledores; trastornos cuya. repetición debemos evi-
tar por todos los medios que estén a nuestro
alcance. ·· .

"Los que tildan al General Guzmán de au-


tócrata, no entienden lo que dicen ni saben. lo
que piensan; y quieran o no, tendrán que deci-
dirse por el autócrata de guante y frac de cabeza
propia, o por el autócrata de alpargata y garrote
encabullado, malicioso y chanchullero, asesorado
por mentores que se sirven de él.
"Este es el dilema planteado de continuo por
la modalidad del medio. No sé si disiento del
modo de pensar de mis oyentes, pero creo que
faltaría a mis convicciones, a mis deberes con la
causa y a mi lealtad al jefe de ella, si no hablara
el lenguaje propio de nuestro estado de alma,
en la presente época."

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


1
DOMINGO B. CASTILLO 147

"Me voy a permitir hacer una distinción cla-


ra y precisa y también necesaria, dijo don Fer-
mín Terán, señor también blanco y hacendado
de Carabobo, entre la dictadura de Bolívar y las
subsiguientes de otros gobernantes.
"La dictadura de Bolívar tuvo por objeto
crear ejércitos y darles unidad. Esa autoridad
era a todas luces necesaria y aconsejable para
hacer la guerra, en una época en que realmente
no había patria ni era posible hablar de gobierno.
"Debemos recordar, sin embargo, ·que cuan~
do todos los patriotas guerreaban por su cuenta
en el mayor desorden, Bolívar fue el único que
pensó en someter la conducta de los hombres a
leyes sustantivas y adjetivas, para darle fisono-
mía legal al régimen nuevo, en pleno campamento.
"Semejante hecho histórico deja ver, que la
dictadura de Bolívar tuvo doble objeto: organi-
zar las fuerzas de la República y darle carácter
jurídico al gobierno.
".Este fué el útil efecto del poder: discrecional,
traído a cuento a menudo, para justificar las dic-
taduras que hemos tenido después, como la úni-
ca forma de gobierno compatible con nuestro
estado social.
"Nuestro estado social, empero, es consecuen-
cia natural y lógica del abuso de la dictadura.
Explicaré este asunto en otra forma para que se
comprenda mejor.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


1'48 MEMORIAS DE MANO LOBO

"La dictadura de Bolívar se 'subordinó siem-


pre y donde quiera, al ardiente anhelo de liber-
tar la tierra ocupada por los españoles, desde el
Orinoco hasta el Potosí.
"Sin la posesión del territorio no podía ha 7
ber hogar propio, ni era dable pensar en él.
"Esa dictadura no tuvo; pues, más que ·ese
objetivo, y el hombre que la ejerció sacrifico
cuanto tenía para alcanzarlo. Cumplido este he-
cho sin paralelo en la historia moderna, la cons-
tancia y el genio múltiple del Libertador pasaron
a la posteridad, pero su obra quedó incompleta.
La organización del gobierno civil no pasó de
la discusión del pacto fundamental, porque su
vida fué corta.
"Los inconvenientes con que tropezó el Li-
bertador, durante los pocos meses que pudo de-
dicar a la organización del territorio libertado con
l.a dictadura, se los produjo la dictadura misma,
porque si fué útil para la acción militar, tam-
bién :fué dañina, en grado máximo, para la vida
propia, por las ambiciones desenfrenadas que es-
timuló entre los militares.
"Y· esto es lo que importa examinar a la luz
de los hechos, con· propósito de en:riüenda. Den·
tro de la organización del ejército libertador,
fuerza nacional entonces adscrita al hombre que
la conducía a la victoria como dictador, el poder
civil era de hecho una apariencia de legalidad.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


DOMINGO B. CASTILLO 149

"Lo que en ella podríamos llamar autoridad


civil, fue el poder de los intendentes, en cuyas~
manos estaban las rentas del Estado en embrión,
Santander fué el intendente mayor, al frente de
los intendentes menores, asesorado por las bayo~
netas del ejército.
"Tal fué en realidad, la accwn del gobierno
civil durante la guerra, hasta 1821, y fué igual-
mente la misma cosa con motivo del primer mo-
vimiento separatista de Páez, y con motivo del
alzamiento de Obando en el sur, y con motivo
de la invasión del territorio nacional por el ejér~
cito peruano.
"Pero en cualquier época en que se exainine
esa larga dictadura, se la hallará atenuada y li-
mitada a un solo objeto. N o cabe, pues, com.,.
parar la dictadura de Bolívar con las posteriores.

"La primera fué siempre una fuerza al ser-


vicio del derecho y la justicia, y las subsiguien-
tes no han tenido más objeto que satisfacer am-.
bidones pedestres, embruteciendo al país.

"Por lo demás, todas las dictaduras que han


pretendido acabar con el caudillaje, lo han fo-
mentado con sus actos, porque el autoritarismo
drástico deprime y veja para subsistir, pero deja
en pie el sistema autocrático del pandillaje para
el sucesor. Esto es inevitable bajo todo régimen
paradisiaco.

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150 MEMORIAS DE MANO LOBO

"Después de la batalla de Carabobo, el ejér- ·


cito libertador marchó hacia el sur para Bombo~
ná y Pichincha, dejando a retaguardia jefes mi-
litares, verdaderos caudillos de mesnadas, suje-
tos al gobierno por las concesiones que les ha.,.
cía el Libertador, obligado a éllo por el estado
embrionario y también precario de la República.
"Cuando el Libertador se alejó del ya vasto
teatro de sus glorias para libertar el bajo y alto
Perú, el caudillaje en el norte y en el centro,
buscó pretextos para independizarse del jefe úni-
co y mutilar su obra.
"Y Santander, como solemos decir nosotrqs,
se hizo amo del patio en Nueva Granada, y Páez
en Venezuela. Mucho más tarde, Obando quiso
hacer su republiquita en el sur.
"Las grandes concepciones de Bolívar: La
Gran Colombia y el Imperio de los Andes, tenían
que fracasar sin apelación, porque adolecían del
mismo defecto que él les criticaba a los dema-
gogos, propagadores de teorías y principios ina-
plicables a la mentalidad de las masas, ya guia-
das por la pasión hacia el. caudillaje.
"Y tenían que fracasar porque en la tierra
libertada por él, según sus propias palabras, no
había base para nada grande. El análisis de esa
época deja ver que· esa base no existía, porque
el organizador de ejércitos e incansable vencedor
de dificultades y de enemigos, solo había podido

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


DOMINGO B. CASTILLO 151

crear leaders para soldados, caudillos de hordas,


que en definitiva debían creerse aptos para el
gobierno, y para disputarle a él el mando civil
1
y militar que ejercía.
"Se dirá naturalmente, que el Libertador
creó lo que necesitaba para la misión que se im-.
puso, porque los leaders civiles, expresión de la
conciencia pública, no podían tener aplicación
donde todo estaba sometido al estado de guerra.
"Está bien, creó material de guerra, fuerza
qe combate; pero a ese elemento no era dado
pedirle conciencia dirigente ni representación de
la voluntad popular, sino la eficacia que tuvo.
"La fuerza creada para destruir el régimen
español alcanzó su objetivo, pero en el momento
de la reconstrucción nacional, debido a esa es-
tructura, dejó de ser utilizable, y por ese solo y
único hecho fue más bien amenaza terrible para
el nuevo régimen, donde quiera que había un
caudillo.
"Bolívar no vivió cuanto era menester par::t
colocar al Cristo en el altar y las cosas en su
lugar. Y el hm;nbre agotado que no debía des-
truir su propia obra, prefirió dejársela como co-
sa realenga, a los demagogos y a los guapos, pa-
ra que hicieran escarnio ge su nombre y se re-
P:;trtieran el botín. /<,· ·' . · _ _· .
f¡ ··.. ..· ·.
"Cuando las hori~g ~el_•· norte s,e cqnvirtieron
en asamblea belige~~~te¡ antes.··. de; que Bolívar
\~;!· (::\.. ,.:.:.
\\ :, ,' ,·,· ..
'0 "
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152 MEMORIAS DE MANO LOBO

renunciara el poder, la suerte de Venezuela que-


dó a merced del caudillo del separatismo procla-
madci en Valencia.
"Y puede decirse que entonces se adoptó pa-
ra aclimatarla entre nosotros, la organización mi-
litar aprovechada en la guerra contra los espa~
ñoles. Así. se explican los gobiernos dictatoria-
les, ejercidos por caudillos dueños de ejércitos.
"Que el gobierno debe ser fuerte, no se dis.:
cute; pero que lo sea para el círculq -oficial, sa-
crificando cuanto es noble y elevado y necesario
para la vida nacional amplia y fecunda, eso no
sólo es discutible sino insoportable.
"La institución militar encargada de mante-
ner el orden interno, de velar por la integridad
.nacional y de cuidar de la ejecución de las leyes,
está aún por hacerse.
"También está por crearse la raza de gober-
nantes necesarios para que rijan los destinos del
país con acierto. Los guerrilleros que se levan-
tan en armas y rodean un jefe y lo llevan al po-:
der, son nuestros electores, y más que eso, son
los verdaderos dueños del país.
"Por eso dicen muchos que Venezuela es
madre de los extranjeros y madrasta de los ve-
nezolanos. · Queda puesto en claro con lo dicho,
cómo se organizó la guerra que destruyó la ti-
ranía española, y el modo cómo quedó en pie

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DOMINGO B. CASTILLO 153

la tiranía criolla, audaz, violenta y a veces in-


miseric.orde.
"La libertad política desapareció al nacer,
bajo las ruinas del edificio colonial, y con ese
motivo quedó vigente ·para las nuevas genera-
ciones venezolanas, la conquista de la libertad
política junto con la conquista: de la libertad
económica.

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Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
CAPITULO XIII

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
DOMINGO B. CASTILLO 157

XIII

Continúa el discurso de Te1·án.- Dise1·tación de


Adolfo Gutién·ez.- Le interrumpe Echandía
diciéndole que no hay tradiciones.- Pe,·om-
ción de Gutié1-rez sobre las tradicione3.

"Este breve análisis de hechos históricos, re-


lacionados con el asunto concreto que lo ha mo-
tivado, me lleva .a la siguiente conclusión: La
dictadura de Bolívar adoptada como forma de
gobierno permanente por la prolongación de la
guerra, devoró al Libertador; la de Páez hundió
al héroe de las Queseras, y la cie los demás dic-
tadores, fueron igua¡lmente desastrosas para ellos.
"La actual dictadura, a pesar de su brillantez,
por el hecho de ser régimen personal, no se ex-
ceptuará de la misma calamidad, y nos dejará
en el caos periódico del ciclo dictatorial.

"Yo soy de los qu.e creen; que sí hay orden


constitucional, y aquí los gobiernos invocan siem-
pre la constitución que fabrican para sus fines;
la dictadura debe ser ocasional, cuando las cir-

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158 MEMORIAS DE MANO LOBO

cunstancias la imponga; teniendo en cuenta quien


la ejerza, que la suspensión temporal de los de~
rechos fundamentales de la nación, no es lo mis-
mo que suprimirlos para siempre.
Entre esos derechos está la libertad del pen-
samiento, que aprovecho en este instante para
decir lo que pienso respecto de los gobiernos
autoritarios.
Esa libertad está suprimida ahora, aún para
predicar la doctrina que sustento, y es necesario
reconocer que donde se suprime el análisis de los
actos públicos y se persigue la crítica construc-
tiva, no hay democracia ni sombra de ella.
Y resumo: si hemos de vivir condenados eter-
namente a tener capataces arriba y rebaños ig~
naros abajo; predicando que esa es nuestra :ino~
dalidad constitucional, sin hacer nada, absoluta~
mente nada, ni como colectividad ni como g~
bierno, en el sentido de descubrir al hombre en
este maremágnum, lo aconsejable es cambiar el
nombre de República que hemos adoptado, por
el de Feudo de capataces en turno.
Esto, aunque no sea grato a nuestro orgullo,
es tal vez más honroso por la franqueza con que
decimos lo que somos. El reconocimiento fran-
co y leal del pecado puede incitar el propósito
de enmienda.
" .

Yo tengo mis opmwnes, contrarias natural-


mente a las de la mayoría. Creo que cada ac-

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DOMINGO B. CASTILLO 159

ción humana reclama procedimiento adecuado al


fin que persigue.
· Si queremos República, debemos preparar al
país para el ejercicio de esa forma de gobierno.
La comedia que estamos representando es indig-
na del idealismo de los grandes hombres que se
sacrificaron para darnos patria.
Entre el leader y el capataz, háy una dife-
rencia muy notable para cuantos quieran verla
y entenderla. ·Y lo mismo dá que el capataz
gaste bota o alpargata, que sea inteligente o tor-
pe, porque el autócrata ilustrado o ignorante, ano-
nada la conciencia públic~ y sacrifica il la na-
ción en aras de sus caprichos.
Ante la vanidad del autócrata, la sunuswn
servil es lealtad, y la obediencia incondicional
es disciplina. Los que deseamos un pueblo cons-
ciente de sus derechos y deberes, debemos tomar
a empeño demostrar, que fuera del mundo sin
perspectiva de ese feudalismo retrógado, existe
el mundo de las posibilidades humanas, en el
cual pueden florecer la personalidad robusta, la
·inteligencia sana y el carácter austero, con nues-
tro propio esfuerzo.
Esto tenemos que buscarlo y hallarlo en nos-
otros mismos: de afuera no pueden venirnos ta-
les virtudes. Y o sé que coordinar ideas no es
lo mismo que aplicarlas a la vida real, pero así
mismo sé, que sin educar al pueblo con el ejem;,.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


160 MEMORIAS DE MANO LOBO ,

plo, estamos condenados a vivir siglos y siglos


sin orientación social definida.
"La libertad no se implora, se ejerce, pero pa-
ra ejercerla es necesario tener conciencia de ella
y estar preparado para hacerla efectiva. Creo ·
que analizar la historia, como es costumbre ana-
lizarla en los días que corren, para justificar la
dictadura y recomendarla como calamidad nece-
saria, no es labor patriótica ni de hombres de
personalidad propia.
Este es asunto en que la forma arrastra ·el·
fondo, aunque la casualidad nos ponga en manos
de un hombre excepcional. El régimen es malo,
y es lo que importa r'eformar,· demostrando que
se puede hacer algo. mejor con la dictadura de
la ley. Esta dictadura, la única que necesitamos,
nos haría vivir con la moderación de un pueblo
civilizado.
Terán no ve las cosas como hombre mili-
tante, dijo un tercero llamado Adolfo Gutiérrez,
sino como los patriotas líricos.
·Protesto, Adolfo, el hombre que le dá tra-
bajo a más de. tres mil personas, que mantiene
orden y regularidad en sus propiedades, que es
factor de bienestar y es buen contribuyente, no
es ni puede ser, lo que aquí llamamos lírico."
"No me interrumpas, Terán, dijo Gutiérrez;
he empleado esa palabra en el sentido en que me
la aplico a mí mismo, para designar a los hom-

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DOMINGO B. CASTILLO 161

bres que .como nosotros, hablamos en términos


generales ·de lo que podría hacerse para mejo-
rar el actual estado de cosas.
Lo que nos ha dicho Echandía, es lo que le-
emos diariamente en La Opinión Nacional, y vi e-
n~. al caso declarar, que sin fomentar oposición
malévola contra los actos del gobierno, es nece-
sario hacer ver las verdaderas causas de nuestros
constantes trastornos, y .al mismo tiempo, el m:o-
do de remediar las.
Tenemos en el poder un círculo político ab-
solutamente personalista. Lo que dan en llamar
partido liberal es un mito. La mayor parte de
los guerrilleros amarillos que llevaron ese círcu-
lo al poder en 1870, se separaron de él en los pri-
meros albores del Septenio, le hicieron la guerra,
y hoy son sus peores adversarios.
Reconozcamos francamente que al caer el
actual círculo de 'gobierno, nada nos salva de la
reacción demoledora. Nada, ni los honores que
se le tributan al Libertador, ni los pocos pro-
ductos nacionales y extranjeros que se reúnan
en la exposición, ni los diplomáticos que vengan
a Caracas para la apoteosis del héroe máximo de
hispano-América, ni los escritos que pongan por
las nubes la labor de la Causa de Abril.
En este punto estoy de acuerdo · con Terán,
pero también debo hablar como patriota. Pa-
ra evitar sacudimientos periódicos en la existen-

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


162 MEMORIAS DE MANO LOBO

cia que sobrellevamos, debemos volver los ojos


hacia los ideales de los hombres que supieron
cumplir con sus deberes de ciudadanos en los pri~
meros albores de la República, con el firme pro-
pósito de imitarlos.
N o son los hombres de armas ni sus proézlis,
incentivo propio para la cultura de un pueblo,
y mucho menos pueden serlo, si se tiene en cuen-
ta que esas proezas se suman en el haber del
héroe, con menoscabo de la grandeza nacional.

La generación ilustrada y rica de 1811, se


sacrificó por la patria, porque poseía valores más
apreciables que el dinero. El origen de la lucha
emancipad~ra fué el amor a la patria, al gobier-
no propio. La rebeldía contra el opresor se apo-
yó en ese postulado, que también era derecho· .
legítimo.

Esa generación trasmitió su virilidad al pue-


blo y le inspiró fé en sus propios destinos. Los
hombres que firmaron el Acta de Independen-
cia, pusieron el triunfo de sus ideas y la libertad
de la patria, por encima de su propio bienestar.

N o se apegaron a las cosas materiales, ni co-


rrompieron sus costumbres, ni prescindieron del
concepto de su personalidad, ni se convirtieron
en parias; y los guerrilleros, si se reunían hala-
gados por el botín para formar ejércitos, no pro-
cedían así por falta de ideal más elevado, sino

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DOMINGO B. CASTILLO 163

porque los bienes del enemigo compensaban la


ruina de los patriotas en la guerra a muert~.
Los fundadores de la República procedieron
a instancias de una fuerza moral· superior, desa-
rrollada bajo un gobierno que les negaba el de-
recho de la propia determinación, y con esa fuer-
za estimularon el heroísmo y el valor trágico de
los héroes que ilustran nuestra historia hasta 1824.
Bolívar es el prototipo de esa moral, de ese
desprendimiento, de ese ideal superior. Lo que
importa tener en cuenta ahora, es ese legado mo-
ral; el patriotismo viril de nuestros grandes
progenitores.

Para Bolívar, el Estado estuvo siempre muy


alto. El nunca tuvo las miras pedestres de los
hombres que se apoderaron del Estado desde
1830 en adelante, para explotarlo como hacien-
da propia.
Se impone, pues, que los hombres bien pre-
parados defiendan el Estado y lo fortalezcan co-
locándolo por encima de los capataces. Mas,
para ello es necesario que los ciudadanos se pe-
netren de sus derechos, deberes y responsabi-
lidades, ante ellos mismos primero, y después an-
te la historia.
Es necesario que la voluntad nacional ten-
ga una orientación definida: el Estado al ser-
vicio de la sociedad. La solidaridad social, la

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164 MEMORIAS DE MANO LOBO

subordinación del individuo al conjunto, se ins-


piralf en el amor a la nacionalidad. Ese senti-
miento es débil entre nosotros, porque no hay
disciplina, ni orden, ni espíritu d¿ sacrificio, ni.
verdadero altruismo, sino apego a lo inmedia··
to, egolatría, y en última instancia, egoismo sin ·
entrañas.
Todos los golpes de infortunio sufridos des-
de 1830 hasta hoy, verd~,deros pasos retrospecti--
vos de nuestra cultura, podrían repararse dándo.:.
le vida al Estado y elevando el nivel moral del
pueblo.
Donde el primer factor de la vida económica;
el peón, está valorado en tres reales diarios y su
calor humano se desarrolla al lado de la bestia,
sin higiene personal en un medio malsano, no hay
cultura y la potencia económica es ridícula.
Es menester reconstruir la historia con otros
valores. El arte por el arte no es cultura, ni
la belleza del arte expresada en la belleza de la
forma, es expresión de grandeza nacional.
La historia no se escribe con hipérboles, y
la patria ha menester .del altruismo de Antonio
Rodríguez Domínguez y de Luis Ignacio Men-
. daza, tanto como del de las innumerables víc-
timas de la guerra magna.
El espíritu de esos varones es el alma nacio-
nal¡ aprovechémoslo con la entereza que ellos
pusieron en la palabra y en la acción, y resol-

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DOMINGO B. CASTILLO '165

·;amos con su égida los problemas que nos co-


rresponden."
"Ustedes han hablado como filósofos, dijo
Echandía y puede afirmarse qüe desconocen los
peligros del arte de gobernar. Aquí es muy di-
fícil coordinar la acción y hacer marchar la gente.
Ustedes se imaginan que hablar de una co-
sa es lo mismo que hacerla, y terCian en política
sin pisca de espíritu político. Entre nosotros no
hay tradiciones ni cosa que lo parezca, y las po-
cas que había, las ha proscrito la mentalidad
moderna.
Y los grandes señores con que contamos en
el foro, en las letras y en las industrias, rodean
al gobierno y están muy satisfechos de él.
Los que no están con la causa de Abril, son
las cucarachas de biblioteca: los griegos,' los ro-
manos, los enciclopedistas franceses y los fede-
ralistas anglo-americanos, verdaderas plantas pa-
rásitas ·entre nosotros.
N o niego que sean espíritus cultivados, pero
es hacerles justicia decir que desconocen el me-
dio, y si lo conocen, tenemos que convenir en
que carecen de la mentalidad constructiva de
cualquier hombre mediocre.
Ustedes pueden moler en un mortero toda su
literatura intelectualista, seguros de no sacar 1de
ella ni un adarme de sentido común."

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166 MEMORIAS DE MANO LOBO

"Según ·esas afirmaciones, contestó Gutiérrez,


el personalismo autocrático es cuanto le queda
a Venezuela, consagrado por los grandes seño-
res que lo sostienen, tanto porque carecemos de
tradiciones como porque hay crisis de hombres. ·

Yo me permitiré observar, sin embargo, que


nuestra historia es algo más que los triunfos mi-
litares de las hordas que escalan el poder.
¿Qué no tenemos tradiciones? Qué el m o-·
dernismo ha eliminado las pocas que había! Ese
es un rebuzno sin precedentes. Las tenemos, y
muy legítimas. La patria de 1811, reorganizada
por Bolívar en Angostura, ¿es acaso cuento de
hadas? Y la generosidad de esa patria, lo más
hermoso de su historia, ¿es por ventura un mi-
to? Esa generosidad sacó a Venezuela de sus
fronteras a instancias de su amplia visión liber-
taria; entonces prescindió élla noblemente de su
hegemonía en la victoria y se confundió en· el
conjunto, llevando su heroísmo a todas las bata-
llas libradas por la emancipación del continente ..
Su personalidad, empero, proclamada en 1811,
quedó vigente en el alma del pueblo venezola-
no, y reapareció y se afirmó cuando el naciona-
lismo rehizo el mapa de la tierra libertada.
Ese nacionalismo, cuyos límites pudieron ha-
ber quedado establecidos con el supremo derecho
de la victoria, como posesión de hecho, puesto
que el posesor legítimo no había hecho donación

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DOMINGO B. CASTILLO 167

voluntaria ni dejaba testamento, fue obra de la


generosidad venezolana, que lo sometió a lo que
se ha llamado Utis possedetis, de los que nada
poseían antes de la !victoria.
Con ese sólo hecho Bolívar fijó l,as bases
del derecho internacional de hispano-América y
colocó la generosidad del alma venezolana en muy
alto puesto.
El pueblo que dió toda su entereza a la caU··
sa de la libertad sin pensar en ensanchar su te-
rritorio ni en ejercer supremacía en el continen'·
te, al concentrarse en sí mismo con semejante
acervo de virtudes públicas, se replegó a su his-
toria con valores más que suficientes para ocupar
puesto distinguido en el concierto de las naciones.
Ese desprendimiento generoso y varonil de
nuestros antepasados, es la tradición más noble
de nuestro pueblo, es luz que jamás debe ex-
tinguirse en el altar de la patria, y por consi-
guiente, es también acontecimiento de que deben
enorgullecerse los venezolanos mientras el mun-
do exista.
En el fondo de todos nuestros actos está la-
tente el espíritu idealista de los fundadores de
la República, como germen de la nueva vida . Si
no germina hoy, germinará mañana o más tar-
de, pero germinará.
Un pueblo es grande por su historia, por su
amor a élla y por la veneración que le inspiran
sus antepasados.

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168 MEMORIAS DE JV,IANO LOBO

Falsear la historia, como lo hacen los moder-


nistas, adulterando los tiempos, los hechos y los
hombres, para justificar la renunciación a la per-
sonalidad propia, es desviar la conciencia públi-
ca del culto de sus nobles tradiciones y conde-
narla al envilecimiento.
Levantémosnos airados contra esa escuela;
continuemos la obra de nuestros mayores digni-
ficando la patria. Por el camino que trillamos,
pronto tendremos un pueblo desprovisto de sen-
tido común y sin virilidad, y la cultura venezo-
lana se reducirá entonces a las hipérboles malsa;..
nas de la prensa oficiosa.
De esta suerte, la bancarrota de nuestro siste-
ma político. estará siempre en la orden del día.
Nuestra normalidad será entonces, por razón de
las ideas momificad::ts que sostenemos, que los
caudillos den volteretas ridículas y estrepitosas,
para que los sustituyan otros condenados también
a las mismas volteretas.
Y mientras tanto, ·que el país presencie ese
espectáculo impasible, estacionario e impotente
para fomentar la cultura que ha menester, y a
la cual tiene perfecto derecho por la g.r;andeza
de su historia.·
Es cosa triste, realmente triste, que todo un
pueblo se contente con rodar como leño arras-
trado por las turbias aguas de un río tortuoso,
en vez de hacer uso de su conciencia, de su ener..

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DOMINGO B. CASTILLO 169

gía y de su valor legendario para imponer el de-


recho y disfrutar alegre y satisfecho del inmen-
so territorio que posee, convirtiéndolo bajo el ré-
gimen de la ley, en fuentes de riqueza positiva."
"Bien, replicó Echandía, no entró en mis cálcu-
los, cuando hablé de la paz de que disfrutamos
elogiándola como adulante ad honorem, colocar-
me eri el terreno de los hombres de 1811, para
aquilatar el ideal que la inspira. Diré sin embargo,
que tengo el realismo de la época y que a' él me
atengo. El auditorio que ha estado como en mi-
sa, puede reservar sus votos. Cerremos, pues,
la sesión sin acta, y brindemos porque venga
noche buena, y con élla el espíritu festivo de
Aragua. Y saludemos con entusiasmo el año
de 1880, pidiéndole mejores días que los pretéri-
tos de este año y de los anteriores.

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Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
CAPITULO XIV

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DOMINGO .a. CASTILLO·· . · 173

XIV

Opiniones de mi tío sobre la asamblea de los ga-


lleros.- Conceptos sobre los beduinos.- Po-
sada de Guaya y Mariposa Negra.- Pano-
1~ama de Guaya y las Tejerías.- Recue1·do
de Delpino.- Llegada a Camcas.- Mis im-
presiones y deseos.- Consejo de mi tío.

Los oradores del corredor le pusieron térmi-


no al debate transcrito, empinando sendas me-
dias botellas de cerveza inglesa, y victoriando
las clásicas fiestas de Cagua.
La conversación se concretó después a la ca-
lidad de las cuerdas de gallos que estaban em-
pezando a llegar, sin que nadie hiciera la menor
alusión a las ideas expuestas por los oradores
precitados.

A mi tío le desagradó la indiferencia de aque-


llos señores por ld que él llamaba problemas fun-
damentales,, y me dijo: así pasamos el tiempo en
esta tierra: nos sobra espíritu para la guasa,
para lo trivial y para lo bestial, y nos falta serie-

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174 MEMORIAS DE MANO LOBO ~

dad, madurez y reflexión para los asuntos vita-


les; por eso es que todo· marcha al garete; pero
no debemos desalentarnos por semejante desidia;
los que no han nacido para arrieros, pertenecen
a la recua, allá ellos.
Las cosas que dijeron esos señores, son va-
riaciones sobre el mismo tema de la regenera-
ción, de que has oído hablar ya, o fases distin-
tas de ese mismo asunto, que es más complejo
de lo que parece.
· Desde que saliste de Palenque has estado
en una Universidad sin darte cuenta de ello.
Has recibido una serie de lecciones de historia,
inductiva y deductiva, en Jas cuales hay bastante
material que puede serte útil más tarde. ·
Escribe todo lo que recuerdes de estas con·-
versaciones, que yo haré por mi parte otro tanto,'
para que no se pierda nada". En la primera se-"
mana de residencia en Caracas, ::J.Uedó redacta-
da la peroración reproducida. El hizo la mayor
parte del trabajo, lo condimentó a su gusto, y me
dijo: "coloca esta pieza entre tus memorias y ti-
túlala: Asamblea de los Galleros de Cagua."
Mi tío me había hablado de San Mateo y
La Victoria inspirándome admiración y asombro.
En esos campos segaron los patriotas sus mejores
laureles en la primera época de la República,
me había dicho repetidas veces, pero al pasar por
ellos, no pudo. darme ninguna explicación con

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DOMINGO B. CASTILLO 175

respecto a los lugares ocupados por los ejércitos


en.acción.
Frente a la casa de San Mateo, se limitó a
decirme: ese edificio que ves en lo alto, inme··
diato al camino que llevamos, representa la in-
mortalidad de Ricaurte, el asombro de Boves, la
mayor lección de heroísmo de los tiempos mo-
dernos, y el más bello monumento levantado en
la América al valor indomable de sus hijos.
Los campos de la Victoria le dieron gloria.
a José Félix Rivas, y si este héroe hubiera en-
contrado su tumba en ellos, en el estruendo del
combate, nada le habría faltado a su valor para
competir con Ricaurte.
El destino, empero, le negó en la muerte la
gloria que merecía y le deparó el oscuro fin del
derrotado fugi~ivo, a quien los beduidinos de
Boves y Morales decapitaron con insaciable fe-
rocidad."
A propósito dije yo entonces: Don Ramón
declaró en el camino del Sombrero, que los be-
duinos y cosacos de que Ud. está tan enamorado,
echaron a perder el hogar que nos dejó Espáña
e hicieron necesario el régimen de fuerza, que
nos embrutece cada vez más. Explíqueme eso tío.
"Ramón no es más que un charlatán lleno de
ironía. El cree, junto con muchos escritores de
la vieja y de la nueva generación, que la luna

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176 MEMORIAS DE MANO LOBO

es una gran torta de casabe untada de mantequi-


lla, de allí que pretenda desfigurar hechos histó-
ricos con ditirambos.
Se trata de una tesis de la época boliviana,
reproducida constantemente sin análisis, como
verdad invariable de todos los tiempos.
La refutación de esa tesis está en la vida
que hace actualmente el beduino en Palenque;
como hombre libre, consagrado al trabajo bien
remunerado.

Desde que nos gobernamos por nuestra pro-·


pia cuenta, se ha pretendido conservar y legi-
timar el régimen económico de la colonia, en
la vida nueva, aplicando la política a esa fina-.
lidad, y cuando el hombre del pueblo, creador
de la república, se ha insubordinado contra la
explot¡:tción y la injusticia, inyectada a toletazos, ·
se ha encontrado la e:JFplicación de ese caso en ·
la literatura, diciendo que el salvaje de la pampa
es rémora a la civilización de los valles y las
montañas, porque lleva en la sangre el virus del
desorden.
A ese tipo le han hecho los poetas e histo-
riadores dos leyendas igualmente sugestivas. La
primera es un bello canto de alondra, según el
cual el beduino y su caballo talan, incendüin y
matan y vencen y dominan, con Boves y Mora-
les o con Páez, Monagas y Sotillo . Y sin nece-

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


DOMINGO B. CASTILLO 177

sitar para éllo de cuartel ni de vicia de soldado;


porque ser invasor terrible es su privilegio.
La segunda leyenda es la del hombre insu-
bor~inado y rebelde por naturaleza, para el cual
no hay más ley que la de la fuerza.
El primero de estos cuentos simbólicos se
desmiente, diciendo que 1~ guerra hace al solda-
do, cosa que es muy cierta, y lo adapta a sus ne-
cesidades; y el segundo queda destruido de suyo,
observando que el beduino altanero aceptaba el
gobierno y se sometía a él con dos condiciones:'
supresión de la esclavitud y protección al trabajo.
Agrega a todo lo que acabo de decirte, que
cuanto escriben los cancioneros. de los dictado,-
res sobre la aspereza de nuestro pueblo,' es nie.;
ra invención para justificar la existencia de los
autócrp.tas y la sumisión voluntaria a sus fa-
vores. Eso de los aduladOres acl honor cm es
mentira.
La ignorancia de las masas, sobre todo, en
cuestiones económicas, produce las revueltas ar-
madas, con las que se espera mejorar el esta-
do general del país, y con las cuales no se al-
canza ese fin, sino cambios de dictador, sobre
el mismo plano económico medioeval.
La república vive desesperada bajo ese ré-
gimen y se lanza a la guerra para salir de él;
pero queda siempre en el mismo círculo vicio~

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178 MEMORIAS DE MANO LOBO

so, porque la. revoluCión triunfante no ataca de


frente los males que aquejan al pueblo.
Actualmente tenemos nuevos hombres en el
gobierno, pero ese cambio no significa nada ~es­
de el punto. de vista nacional. Podemos decir
que tenemos en primera fila l' élite del dictador
luciendo sus galas y las energías de su carácter¡
pero en el fondo del <!uadro se destaca el bime-
talismo de todos los tiempos, el latifundismo üi-
fecundo que nos mantiene estacionarios, y como
toque final, el peona.je animalizado, casi sin qué.
comer y medio desnudo.

En ese ambiente está siempre latente la pro-


testa armada. Pero ese combustible no se in-
cendia solo. Forma el incendio cuando lo lan-
zan a la , hoguera los hombres representativos
de la oposición y el numeroso grupo que acom- ·
paña a esos hombres para tener parte en el
presupuesto.
Los abanderados de ese grupo, que manejan
la pluma, se olvidan cuando están en el poder,
del modo cómo han llegado al puesto que ocu-
pan, y en vez de hablar de nuestras guerras es-
tomacales, condenan a los que las hacen para no
morirse de hambre o para morir de balas.
Esto es todo lo que tengo que decir. sobre
nuestros maltratados beduinos, y recuerda lo que
hacen en Palenque como hombres de trabajo,

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DOMINGO B. CASTILLO 179

para que veas el crédito que merecen las espe-


cies que lanzan a los cuatro vientos, 1'bs murguis-
tas de los Césares democráticos."

Hasta Guayas me acompañó la ilusión del


llano: allí comí carne asada, caraotas negras fri-
tas, plátanos hoTneados con queso de mano, y
dormí en chinchorro por última vez.

En el corredor de la posada estaba sentado


entre dos puertas que daban entrada al comedor
de los pasajeros pudientes, un negro mal enca-
rado con una pierna mutilada por el muslo.

Exhibía con aire despreocupado un gran re-


vólver atado a la cintura y apoyado en la pier-
na útil; a un lado, recostadas a la pared, tenía
sus muletas. Lo llamaban Mariposa Negra.
Polanco, el dueño de la posada nos dijo en
la mesa, que era General de valor asombroso:
"Perdió la pierna peleando en la Victoria contra
los reí vindicadores. Es el héroe del Cerro del
Zamuro y una de las reliquias del alcantarismo.

Pasa el tiempo charlando con los amigos, y


se busca la vida con el naipe y los dados. Tie-
ne el privilegio de las mesas de juego que se
ponen en el corredor los sábados y los domingos."

En el momento de nuestra llegada, hablaba


con la cocinera que es~aba parada en la puerta
de la cocina. Era una negra jamona de cejas

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


180 MEMORIAS DE MANO LOBO

muy pobladas, ojos grandes y chicharronera muy


alisada. lil

Mariposa la había hecho salir el día anterior,


con la autoridad de su revólver, del concubinato
en que vivía con un italiano.
Cuando nos sentamos en el corredor en sÓ:-
lidas sillas de suela, el Manco del Zamuro esta:-
ba remedando al jefe civil que había verificado
la boda, y decía: "Recibe Ud. a Dionicia Coc'i-
nera por esposa y mujer. Y o si recibe. Re-
cibe Ud. a José Musiú por esposo y marido. Yo
que voy a hacer, señor; lo que Ud. diga."
Los oyentes, entre los cuales había algunos
hombres .qel lugar, Ignacio Sosa y Pablo Sosa,
·soltaron el trapo de la risa. La negra recogió el
labio superior. enseñando sus blancos dientes co-
mo perro enojado, le sacó la lengua a Mariposa,
y se metió en la cocina.
Siguió a esta escena la llegada del M usiú de
las vegas de la posada, con una carreta cargada
de malojo. La tiraba un macho anciano que ha-
bía sido moro en su juventud y .que estaba ya
blanco por la edad. . Lo llamaban palomo.
El Musiú estaba de alpargatas, pantalones
arrollados hasta las rodillas, camisa por fuera y
sombrero de cogollo, de alas caídas con barboque-
jo de cintas rojas, cuyas extremidades le caían
al pecho. Era alto y bien desarrollado; más u

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


DOMINGO B. CASTILLO 181

pesar de que su fisonomía realzada con un bi-


gotito muy bien puesto era bastante correcta,
el conjunto revelaba al hombre de escaso enten-
dimiento. Le echó una mirada a Ma.riposa, no
sé si de amenaza o de agredecimiento, y enton-
ces noté que era bizco.

"Debemos celebrar la noche buena con un


nacimiento en la pesebrera de la derecha, dijo
Mariposa, contemplando al Mus'iú. Pondremos
de un lado una vaca y una cabra, y del otro, un
burro y el palomo. En el centro colocaremos a
Dionicia, la virgen negra de Guayas, y al lado
de ella, a su San José, tal como está ahora, con
su rejo en la muñeca. Esas figuras entre pal-
mas y grandes ramas, con un fondo blanco bien ·
iluminado, será algo no visto hasta ahora en es-
tos contornos.

¿Qué les parece la idea?" Estupenda, con-


testaron los Sosa, encantados de la ocurrencia,
la cuestión es llevarla a cabo. En esto quedó
para mi la guasa de Mariposa.
"La mesa está servida señores, gritó el sir-
viente." Ese anuncio me alejó del corredor. Se
sentaron a la mesa, con nosotros algunos pasa-
jeros que no habíamos visto hasta ese instante.
Unos iban para Aragua y otros para Caracas, y
entre ellos estaba el general Nicolás Silva, per-
sona alegre, de palabra fácil aficionado a los
chascarrillos.

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182 MEMORIAS DE MANO LOBO

Después de la comida pasamos tres horas muy


agradables, oyendo a Don Nicolás y a un albi-
no, estuche de anécdotas de casi todas las cele-
bridades de la guerra magna.
Ensillamos al amanecer, tomamos café y par-
timos para desayunarnos en Las Canales, almor-
zar en Los 'l'eques y terminar la jornada en
Caracas.
El camino que debíamos seguir, trazado por
la falda de la montaña que cae sobre/río Gua-'
y as, es una serie de curvas ascende~tes hasta·
una altura tal vez de más de quinientos metros.
Allí parte la cima y sigue culebreando a la iz-
quierda, hasta muy cerca de los Teques, donde
· tuerce a la. derecha y atraviesa los cafetales que
llegan casi hasta el valle de Miquelen.
A las siete de la mañana estábamos en un
plano muy elevado con respecto al del ab:t;a de
Guayas y las Tejerías, que se prolonga como
sábana multicolor hasta donde la intercepta,
muy lejos, la conjunción de la selva y las colinas.
Las casas de las hondonadas, miradas de
aquella altura parecían juguetes colocados a la
vera del camino. En la ensenada próxima a las
posadas de Guayas,. separadas por el río, resal-
taban con vivacidad sugestiva, _las vegas culti-
vadas, con sus cuadros verdes de diferentes to-
nalidades, manchados por la floración campestre
de rojo, blanco, azul y amarillo.

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DOMINGO B. CASTILLO 183

Mas allá de las Tejerías, se· veía el cañave-


ral de un trapiche como campo de oro, y recos-
tado a· las colinas, el oscuro torreón cuadrado
de la sala de pailas, lanzando bocanadas de hu-
mo negro. A la izquierda la masa azul grisien-
ta de las tierras altas, dibujando una larga línea
sinuosa soBre el fondo azul anaranjado del cie-
lo de una hermosa mañana.
En la cima, último punto de vista del cam-
po aragüeño, la altura y la distancia ocultaron
el abra, y quedó a la vista entonces una inmen-
sa pampa negra bañada de luz reverberante, an-
te la cual se desvaneció en mi mente la idea de
los bosques y caminos tortuosos que conducen
al llano.
Tan honda fué la impresión que me produ-
jo este pa¡norama, nada extraordinario compa-
rado con el que puede verse desde la Silla de
Caracas, que aún lo recuerdo, tal como lo con-
templé en mi edad de oro, y como es del caso
que figure en la relación de mis primeros pa-
sos hacia la civilización.
Esta subida fué cosa tan nueva para mí co-
mo para las mulas, que no habían salido nun-
ca del llano; la sensación de ellas y la mía, era
tal vez igual. Al llegar a las vueltas, frente a
los barrancos, echaban las orejas para adelan-
te y se clavaban en tierra como para volverse.
Sentían sorpresa, como yo, ante los precipicíos.

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184 MEMORIAS DE 'MANO LOBO

Cuando las tranquilizápamos, tomaban el lado


del cerro marchando una detrás de otra, sin que
nos fuera posible hacerlas caminar pareadas.
De esta suerte, todo el· viaje por la montaña,
hasta Caracas, fue de mudez impuesta por. los
animales.
Es de este lugar decir, que fué mucho más.
tarde, en días de lucha estéril inspirada por. el ·
ardor juvenil, cuando reapareció en mi mente la
vista panorámica descrita, con toda la significa-
ción de sus grandes perspectivas.
Y fue Delpino quien me reveló el sentido
de ese espectáculo y me hizo ver ai mismo tiem-
po el modo cómo debemos honrar la memoria
del Padre de la patria.

"Desde la cima del A vila, decía en una reu-


nión estudiantil, desde la cumbre de ese monte
que fue antaño asilo de águilas audaces, y en
cuyas entrañas duerme su sueño de gloria el pa-
dre de la patria, hasta que apai·ezca la genera-
' ción fuerte de alma y de cuerpo capaz de trans·
formar su sueño en realidad, he visto yo estu-
pefacto los enanos de este valle, en su continuo
vaivén, extraños al ideal de grandeza sepulta-
do en esa mole.

Subid jóvenes, subid hasta esa cumbre ilu-


minada por la luz de nuestra historia, y contem-
plad desde élla lo que nos ha quedado aquí aba-

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DOMINGO B. CASTILLO 185

jo, de lo que en otro tiempo fue promesa de


orguÜo para esta urbe.

Y no olvidéis, incitados por el amor a este


suelo, q~e es deber de la nueva generación es-
tablecer ·en él la libertad, el derecho y la jus-
ticia, hermosa trinidad que' inspiró el alma del
·Libertador.

No penséis que honráis su personalidad exi-


mia, mientras sean cosas irrisorias entre nos-
otros las virtudes a que él consagró su existencia.

Más que a la apoteosis del genio, consagrad


vuestro entusiasmo a la reivindicación de los
derechos del hombre, y afirmad con hechos, una
vez por todas, cuanto se ha dich'o ya millones de
veces sobre esos postulados, en libros y periódicos.

Y sabed que ya el chi1·ulí del Guaire dijo en


su canto tragi-cómico sapientísimo, que el de-
recho establece la libertad, y que el hombre de-
be tener algo más que la lealtad del perro."
Al fin del camino desde los Teques hasta
cerca de Antímano, que me lo había imaginado
pintoresco y agradable, fue lo peor de todo el
viaje; siempre en descenso, con un abismo a
la diestra, y por terreno accidentado y pedregoso.
A las cinco de la tarde llegamos a Caracas
y atravesamos la ciudad por calles extraviadas
hasta la Candelaria. José Antonio vivía con sus

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186 MEMORIAS DE MANO LOBO

hermanos en un caserón detrás de la Iglesia de


ese barrio.
Yo tenía cuatro tías hermanas· de mi padre.
La mayor era casada y residía con su familia
en el pueblo de Cúa. Las que estaban en Ca':'
racas, que me habían· visto pequeño, y a las cua-.
les ct>nocía yo por sus retratos, me hicieron un.
recibimiento muy cariñoso.
Mis dos hermanos mayores, José Vicente y
Cándido, estudiantes de medicina, estaban con
ellas hacía ya algunos años. Entre mis herma-
nos y yo, a pesar de que ellos eran leales y fran-
cos conmigo, se interpusieron la edad y los es-
tudios de modo irremediable.
Además, mis tías hablaban de estos sobrinos
con tanto respecto y admiración, que yo empecé
a considerarme la oveja negra de la familia, si
no me quitaba a prisa el pelo de la dehesa.
Aguijoneado por esta idea, le dije a Mateo:
tío, ¿a Ud. no le parece bien que yo estudie tam-
bién alguna ciencia?

"Muchacho,· me contestó, estás estudiando ya


la ciencia de la vida. Te estás desarrollando,
te estás haciendo fuerte y estás conociendo el
medio y el habitante; pero si deseas estudiar y tie-
nes ya elegida la carrera de tu grado, no hay nin-
gún inconveniente para que te consagres a ella.

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DOMINGO B. CASTILLO 187

Sin embargo, ten entendido que en V ene-


zuela hay ya tantos médicos y abogados, que en
breve constituirán el gremio de los pordioseros
de 'la medicina y el derecho.
José Antonio llega dentro de dos o tres días,
dispuesto a emprender un viaje de varios meses
por las costas del oriente y del occidente, y quie-
ro que te lleve para que veas mundo, mucho
mundo, antes de ver libros.
Estas lecciones de geografía te enseñarán lo
que tú no eres capaz de imaginarte, sobre todo,
yendo con José Antonio, que te hará apreciar
bien los hombres y las cosas, a la luz de su ex-
periencia, que es muy sólida.
Cuando regreses puedes estudiar, y al efecto,
José Antonio se encargará de ese asunto hasta
ponerte en condiciones de matricularte en la
Universidad.
Pero óyeme bien: los estudios llamados a
reportarle utilidad al país: geología, mineralo-
gía, biología, bacteriología, botánica, agronomía,
veterinaria y química aplicada, no son recomen-
dables por el momento, porque no somos aún
bastante ricos para emprender la explotación
científica de nuestras riquezas naturales.
Estas riquezas, muchas y variadas, no están
a nuestro alcance, sino desde el punto de vista
de las concesiones, que se venden a extranjeros
para que las exploten protejidos por su bandera.

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188 MEMORIAS DE MANO LOBO .

Nuestro país es esencialmente agropecuario,


de tipo sui generis. La agricultura intensa: el
cafetal y el cacaotal, en realidad es una arbo-
ricultura improductiva durante los primeros cua-
tro años de su fundación.
Ocupa grandes cantidades de terreno, nece-
sita muchos brazos, y sin embargo no puede dar.:._
les ocupación permanente a todos. Los demás
cultivos son secundarios e insuficientes.
La cría, tal como la has visto en el llano, es
una industria en mantillas, muy distante de re-
presentar una fuente de riqueza bien coordinada.

Hablamos de agricultura y de cría con mu-


cho aplorr:w; pero la agricultura tiene dueños de
hacienda que no son agricultores, y 18. cría tie-
ne ganaderías con pastores de los tiempos bíbli-
cos, con dueños de rebaños que se reproducen
espontáneamente en el campo.

El cuadro de nuestra vida aplicada, en el


cual se destaca nuestro sistema económico ru-
dime~tario, con el café, el cacao, la cafla y el
ganado con· que contamos, no es campo para
doctores.

Me refiero al hablar así, al trabajo que tú


mismo has hecho, y termino con esta observa-
cwn: Toda tu familia, paterna y materna, ha
vivido y vive de la tierra.

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DOMINGO B. CASTILLO 189

Tú puedes continuar esa honrosá tradición


si te encariñas con el trabajo recio en que te he
iniciado. Con tus hermanos no hay que contar
para conservar las tierras de que hemos vivido
todos.
Además, si tú quieres tener alguna indepen-
dencia, es necesario que pienses, como yo, en
conservar la base fundamental· de ella. Ilús-
trate cuanto quieras, pero no pierdas de vista el
trabajo en que se han levantado los hombre.:;
prácticos de la familia.
Por el camino que llevamos, los campos en
vez de mejorarse, se arruinarán irremisiblemen-
te, porque cada día.. pasan a manos nienos
expertas.
La gente del llano educa a sus hijos para
doctores, y . prepara así, con el doctorado, la
desaparición del antiguo propietario laborioso y
conocedor de la pampa.
Fíjate en esa evolución: el señor borlado se
despoja de la propiedad heredada e ingresa en
la nobleza urbana, y el campo sigue por ese he-
cho, escaso de inteligencias que lo fecund~n y
transformen.
A pesar de los graves inconvenientes con que
tropieza la oc,upación ruraJ entre nosotros, la
prefiero a la vida semi-parásita de las ciudades.
A tí te toca escoger entre el campo y la ciudad,

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190 MEMORIAS DE MANO LOBO

pero cualquiera que sea tu decisión, es preciso


que pienses en tener personalidad propia, para
que dig.as con Alfredo de Musset: "mi copa es
pequeña, pero bebo en ella."
Y entiende bien lo que esto significa. Te-
ner personalidad propia no es estar repleto de
mal entendido orgullo, ni exagerar la idea del
valor personal, rii ser un egoísta de los que ma-
nejan la intriga profesionalmente para vivir de
la cosa pública.
La personalidad propia, consiste en bastarse
úno a sí mismo con el trabajo personal, cualquie-
ra que él sea, sin humillarse pidiendo favores, y
sin degradarse prodigando falsos elogios a los je-
fe_s de pandillas.
Te hablo de esta suerte, para que tengas pre-
sente más tarde, sea cual sea la suerte que te
depare el destino, que en tu infancia y en tu ado-
lescencia tuviste quien te dijera buenas pala-
bras y quien te diera buenos ejemplos."

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SEGUNDA PARTE

Viaje al Oriente y al Occidente.-Mano Lobo


en Caracas.-Reunión en la Sastrería de
Pinillos.-Aimuerzo en el hogar de Ba-
rrabás.

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DOMINGO B. CASTILLO 193

CAPITULO XV

Viaje a la Guciyra por el camino del cen·o.- Na-


vegación hasta Carúpano.- Visita a Araya,
Ma1·gaTita y Coche.- Regreso a la Guaym.-;-
Discurso de José Antonio sobre la 1·egión cos-
tanera oriental y sobre el habitante.

José Antonio retardó su salida de Cúa, y


nos hizo esperarlo en Caracas más de quince
días. Yo aproveché ese tiempo en conocer la
metrópoli y los pueblos que la rodea'n.

Las pascuas y año nuevo, pasaron como los


demás días, probablemente porque no había na-
da que alegrara mi espíritu en aquella nueva
vida, en la cual me sentía solo.
José Antonio llegó a mediados de Enero, y a
fines de ese mes emprendimos el anunciado via-
je terrestre y marítimo, con que mi nuevo en-
trenador iba a darme una provechosa lección de
geografía física, política, ~omercial y psicológica.

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194 MEMORIAS DE MANO LOBO

Mateo deseaba recordar su juventud, volver


a viyirla unas horas, y con ese motivo organizó
el viaje para La Guayra por el viejo camino del
cerro, diciéndonos qu,~ era la maravilla con que
se deleitaba los domingos, durante los años de
colegial que vivió en Caracas.
Una madrugada salimos en caravana de cin-
co: mis dos tíos, dos peones de Mateo y yo, resuel- .·
tos a trepar el famoso cerro del Avila, para con-.
templar desde su cima las bellezas del valle ca-
raqueño.
La rara sugerencia de Mateo le resultó una
desilusión; el viaje fue desagradable. No pudi.;,
mos disfrutar de la vista panorámica de la ca-
pital y sus inmediaciones.
Al amanecer nos encontramos más allá de
la cima con una temperatura fría y una neblina
que nos redujo las perspectivas del paisaje, por
todas partes, a unos cuantos metros. Así des-
cendimos la parte suave del camino hasta Gua-
racarumbo, donde nos detuvimos para que nos
hicieran desayuno. En ese lugar empezó la baja-
da por camino enzanjonado, estrecho y pedregoso.
Muy cerca de La Guayra empezó a presen-
tarse, de trecho en trecho, el paisaje marítimo,
pero la incomodidad de la marcha apenas me
permitió echarle una ojeada al océano, con el
asombro que me inspiraba su inmensidad y el
incesante ruído sordo, que empezamos a oír al

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DOMINGO B. CASTILLO 195

acercarnos a Maiquetía. A las diez de la ma-


ñana estábamos instalados en el Hotel Neptuno
de la Guayra, y José Anto~io sabía ya que el
vapor que debía llevarnos a Carúpano, salía el día
siguiente, a las cinco de la tarde. Caminamos
un poco por la ciudad antes del almuerzo, y· a
las tres de la tarde fuimos a Maiquetía; allí pa•
samos una hora muy agradable en la fresca som-
bra de los cocales, próximos a la playa.
· Mateo resolvió quedarse en ese pueblo uno
o dos meses, para da:¡;se baños de mar, y ·José
Antonio y yo nos embarcamos el día siguiente,
a las cuatro de la tarde, para Carúpano.
I<'uímos en bote hasta la nave, anclada muy
lejos del muelle. La mar estaba agitadísima y
con este motivo fue una verdadera proeza subir
la escala del vapor. El desembarque en Carú-
pano fue también . otra prueba de agilidad y
equilibrio.
De esta navegación sólo recuerdo un bellí-
simo cielo estrellado,· sobre la oscura esmeralda
fosforescente del mar; un sueño profundo en que
olvidé por completo mi personalidad y el. desper-
tar en una mañana desbordante de luz y alegría,
viendo la costa oriental, más allá de Punta Araya.
Desembarcamos en Carúpano a las nueve de
la mañana y nos alojamos en el Hotel Malates-
ta. José Antonio estudió todas las posibilida-
des que el lugar ofrecía para negocios comer-

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196 MEMORIAS DE MANO- LOBO

ciales y agrÍcolas, y encontrándolas poco atrae•


tivas, resolvió partir para Punta Araya.
Salimos de Carúpano· en falucho, y en cua-
tro horas de _buena navegación llegamos a los
pescaderos, próximos a las Salinas de Ara ya.
Allí vimos calar grandes · chinchorros de más de
cien metros de largo, y sacarlos repletos de lisas.
Presenciamos también el trabajo de prepa-
rar el pescado, salarlo; secarlo ·y expedirlo. Jo-
sé Antonio desistió de comprar ese artículo, por..,
que en La Guayra y Puerto Cabello se conseguía
mucho más barato, procedente de los Roques.
En ese lugar, más cerca del mercado, súbditos ho-
landeses, salando con sal de contrabando, le ha--
cían competencia irresistible -a la pesca de Pun-
ta _Araya, Coche y Margarita, y la tenían pa-
ralizada, con beneplácito del comercio guayreño,
y sin ningún beneficio para el consumidor.
Visitamos las inagotables Salinas de Araya,
a corta distancia de los pescaderfs, y en el cami- i--
no conversamos con algunos descendientes de
los indios guaiquerís, que habitan la región de
Araya y la costa del Golfo de Cariaco.
De vuelta a los pescader1s, navegamos para ·
Margarita, y nos detuvimos allí más de una quin-
cena. Conocimos en ese tiempo los lugares más
importantes de esa bella isla -y luego pasamos a
las Salinas de Coche. José Antonio resolvió lle-

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DOMINGO B. CASTILLO 197

,yar un cargamento de sal para La Guayra, y pa.-


ra ello. fletó una goleta en Porlamar.
En las Salinas de Coche esperamos turno pa-
ra el despacho del cargamento y estuvimos an-
clados más de una semana frente a la hermosa
playa del embarcadero.
En esos días presenciamos la pesca, con gran-
. des chinchorros, qu~ se hace en toda la isla de Co-
che, especialmente en el lugar llamado· La Punta.
Las mujeres que transportan la sal en la cabeza,
para los embarques, desde los depósitos hasta la
playa, van pareadas o en caravanas a los pesca-
deros, a comprar pescado, y a menudo sostienen
diálogos canturriados como éste: "¿Adónde tú vas,
Márgara? A la Punta. ¿Por qué vas? Por pes-
cado. ¿Y haber á? Yo no sé; allá caló el chin-
chorro."
Las tardes en Margarita y en Coche tienen
atractivo especial y las noches de luna son úni-
cas. Allí se'' vé una puesta del sol con sus tintes de
púrpura, violeta, naranja y gris, esfumados unos
sobre otros sin confundirse, en el lejano horizon-
te, sobre el límpido azul de un cielo brillante.
Algunas veces, con ese fondo, sobre una mar
encrespada, la flotilla perlera navega a toda ve-
la, como banqada de gaviotas, sobre un manto de
espuma; y otras veces, la misma flotilla sobre
mar borrascosa, va saltando de ola en ola, co-
mo pájaro de rama en rama, hasta encallar en la

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198 MEMORIAS DE MANO LOBO

arena de la playa con una tripulación vigorosa,


que desafía el peligro radiante de alegría.

José Antonio me dijo una noche: esta isla


está llamada a ser el mejor balneario de la Repú-
blica con su bellísima playa de arena fina, sus
colinas secas, y su clima sano sin mosquitos
Solamente necesita agua potable.
El día en que algún espíritU: emprendedor
dote de agua a la isla, tal vez con un condensa-
dor, ese día aparecerán el hotel cómodo y el trans-
porte en vapor, entre La Guayra y Coche.

Terminado el cargamento de la goleta par-


timos para La Guayra llevando constantemente
la costa a la vista. Entonces José Antonio me
habló como sigue: "La faja de tierra costanera
comprendida entre Carenero y Barcelona, que ve-
nimos viendo, está formada de pequeiias este-
pas húmedas y absolutamente estériles, por su
naturaleza arenosa, salificada. La parte más
habitada, entre Boca de Uriche y Píritu, no dá
frutos para la alimentación y carece de água po-
table. Allí hacen jagüeyes para obtener agua
salobre."

"En las colinas y cerros arcillosos inmedia-


tos, hay vecindarios y pueblos dedicados princi-
palmente al comercio con el interior y la costa.
Ese territorio, más bien árido, se prolonga hacia
el llano y hacia Cumaná y Maturín, interceptado

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DOMINGO B. CASTILLO 199

en algunas partes por grandes manchas de ti.e- ·


rras labrantías.
"En esas tierras barcelonesas, el hombre se
dedica a la cría de ganado vacuno y caballar, al
comercio, a la agricultura ocasional de frutos me-
nores, y a ciertas industrias de poca importancia.
"El hombre de la costa no es pescador como
el margariteño y el cumanés, y el de la región
vecina, no es criador ni agricultor.
"El criador y el agricultor ocasional del in- '
terior, y el cazador y el labrador de bateas en
la vecindad de la costa, forman un grupo monta-
raz, fuerte y sufrido en las faenas de la guerra,
pero de escasa significación en la evolución social.

"El terreno y la ocupación determinan lige-


ras diferencias en el tipo, pero la aspiración do-
minante, el rasgo psicológico saliente, es idénti-
co: satisfacer las necesidades del día, sin actuar
en el sentido de mejorar la existencia domeñan-
do el medio.
"El hombre vive casi aislado en esos luga-
res, consagrado a la actividad reclamada por su
ganado, su pequeño comercio y sus precarias co-
sechas de maíz. Esta es la clase rural pobre y
sin hogar; el matrimonio está casi proscrito de
sus costumbres.
La zona pastoril de Maturín, suministra tam-
bién su contingente a este grupo rudimentario,

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200 MEMORIAS DE MANO LOBO

que soporta las mayores inquietudes, en lucha.


con la rudeza del medio, sin preocuparse mu-
cho ni poco, de las causas de su miseria. Pue-
de decirse que el hijo de estas tierras no medita .
sobre la aspereza del medio habitable; vive en
él porque nació en él.
"La calidad del suelo le ha dado a la per-
sonalidad la resistencia indispensable para la
lucha por la vida, pero ha debilitado la entidad
intelectual y la energía del espíritu que fija la
aspiración permanente y dominante de la raza
y de la especie.

"Aquí se observa un estado de desintegra-


ción, en una comunidad aparente, y la explica-
ción del c'aso está, en que nadie cree necesario
modificar la forma externa de la vida para mo-
dificar el carácter nacional.
"La población de esa vasta región barcelo-
nesa, cumanesa y maturinesa, quizás pasa de vein-
te mil habitantes. La ocupación dá una varie-
dad de tipos estacionarios, porque la naturaleza
del suelo, adversa al trabajo metódico, mata la
ambición al mejoramiento humano. Transfor.,.
mar esa región, sacando agua del subsuelo, cam-
biando los pastos y haciendo buenos caminos,
sería transformar la vida asociada, producienclo
un tipo más comprensivo y por consiguiente, más
apto para la democracia.

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DOMINGO B, CASTILLO 201

"En todo esto hay labor de análisis y de cla-


sificación, a la cual deben dedicarse conocimien-
tos y técnica especiales. Y o te señalo los puntos
mas salientes de la vida general de esta región,
para que sepas por qué no la visitamos.
"Si la gente intelectual quisiera ver esos pun-
tos, tal como saltan a la vista, contribuiría a rei-
vindicar la verdad social. Dicen que la expe-
riencia es la base :de la ciencia; señalemos, pues,
las causas de nuestro estanpamiento y entremos
en el período de la observación. Ese proceder
quizás incite a transformar el medio habitable
en toda la República, y a IP..ejorar la mentalidad
del habitante.
"Frente a los grupos :t;urales diseminados en
la mencionada inmensidad, están los pueblos y
las ciudades con una gran cantidad de fuerzas
in a plica das~
"Resulta por este hecho, que la parte orien-
tal · de Venezuela, de que te estoy hablando, tie-
ne un contingente humano considerable, extraño
a ia finalidad de la vida asociada, pero excelente
como factor de los disturbios políticos, porque en
ellos encuentra la resolución momentánea del
problema económico.
"En Cumaná y Nueva Esparta hay vida agrí-
cola, industrial, comercial y marítima, pero la
mentalidad del pueblo se asemeja a la del hom-
bre rural del continente.

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202 MEMORIAS DE MANO LOBO

"Lo primero que le ofrece Nueva Esparta· al


visitante, es su flotilla comercial, de portes dísM
tintos y de tipos diferentes, en Porlamar, P<ün-
patar y Juan Griego.
"En esos puertos se ven goletas, balandras y
faluchos, que navegan para el continente y para
las Antillas menores.
"En los contornos de Coche se ve la flotilla
perlera, navegando constantemente, y en los pes.-
caderos se ven los botes de los grandes trenes
de pesca con red, navegando de playa en playa:
o regresando cargados de lebranche o lisa a los
saladeros. En esas flotillas' está el grupo mari-
no, cuy~ ocupasión es rudimentaria, pero de im-
portancia .positiva par~ la comunidad.
"En los pintorescos valles de Margarita hay
tierras labrantías, y el habitante siembra en ellas
parte de los frutos que consume; pero no es más
que sembrador ocasional; a veces pasa uno o dos
años sin sembrar, porque no llueve.
"El margariteño se asemeja en esta ocupa-
ción al sembrador del continente, que es agricul-
tor únicamente en la estación pluvial. La isla
está constantemente bañada por vientos encon-
trados y su suelo es muy seco.
"En ese ambiente saludable se· desarrolla la
vida en forma sorprendente. El medio habita-
ble y la ocupación dan un tipo fuerte de salud
admirable.

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DOMINGO B. CASTILLO 203

"Al grupo marino y al grupo sembrador, se


agrega el grupo industrial, que teje hamacas,
chinchorros y sombreros. La vida desarrollada
en esas lab9res le dá rasgos peculiares al núcleo"
social.

"El pescador y el marino pasan casi todo el


año en el mar y sólo suspenden sus trabajos pa-
ra asistir a las fiestas de la Virgen del V::1lle, y
para divertirse en pascuas y año nuevo.

"El perlero vive en la playa, pero va todas


las semanas a Coche y Porlamar, a vender su ar-
tículo a los nacionales y extranjeros que comer-
cian con la perla.
"Tú viste que en Coche el trabajo de las Sa-
linas proporciona manutención al habitante.
Este conjunto de seres humanos representa un
contingente analfabeta, en el mundo del concu-
binato. La índole del trabajo y la cultura, ex-
plican la psicología del sujeto y de la colectividad.
"En la pesca, el hombre no ejercita la fuer-
za de modo directo y constante, en el sentido de
crear intereses estables; no estimula la naturale-
za; ella lo hace todo.

"Desde este punto de vista, el pescador se


asemeja al pastor de la pampa y de las estepas,
y se asemeja también a él en el aspecto exter-
no. El hombre montaraz, solitario y paciente

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204 MEMORIAS DE MANO LOBO

que pasa el día en las sabanas, no está distante


del hombre tostado por el sol candente de la mar. ·

"Aquél vive lejos de la sociedad, y éste echa


de menos el calor del hogar y mitiga sus penas .
con las alegres décimas que canta en sus horas
de descanso. ·

"El medio y el empleo de la actividad para


adquirir los frutos espontáneos de la naturaleza,
difieren, pero el fondo intelectual es idéntico.
Para estas agrupaciones, los problemas de la vi-
da social .carecen de interés: ellas no resuelven
problema alguno; se procuran el alimento ven.:.
cil~ndo dificultades, pero sin contemplar el porve-
nir y sin sentir el deseo de mejorar la existencia.

"En todo lo que te he dicho, hay datos que


ponen de relieve la .sensibilidad del hombre que
habita los eriales, los arenales de la costa , y los
vecindarios y pueblos de la región oriental que
hemos visitado en parte. Es bueno que sepas
· cómo vive el venezolano,_ con todas sus virtudes
y defectos, en las ciudades y pueblos, y en los
campos."
Tras un día y una noche de navegación, a:rh.a-
necimos en La Guayra, con brisa suficiente para
entrar en el puerto. Encontramos a Mateo en
Maiquetía muy displicente, y José Antonio le pro-
puso un negocio en Paraguaná, con· el fin de
distraerlo con algo útil.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


205
DOMINGO B. CASTILLO

A Mateo le encantaban los negocios y acep-


tó ir a Paraguaná a comprar maíz, salones y cue-
ros de chivos para venderlos en Puerto Cabello·
"He sacado los gastos del viaje a Oriente co:q
el cargamento de sal, le dijo José Antonio, y que-
da algo para el viaje de Occidente.
"El capitán de la goleta nos lleva a poerto
Cabello, y de allí a Paraguaná, tocando en La
Vela, cobrándonos pasajes solamente, con la pers-
peCtiva de fletarnos el barco en Paraguaná, te-
niendo en cuenta los precios que nos fijeil los
porteños para los artículos paraguaneros que
pueden comprarnos.

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Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
CAPITULO XVI

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Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
DOMINGO B. CASTILLO 209

XVI

Viaje a Occidente.- Estada en Paraguaná.- D·is-


cu?·so de José Antonio sobre la región caria-
na y larense y sobre el habitante de esos
lugares.- Viaje hasta .Bm·quisimeto, vía Mi-
tare, Cm·ora y el Tocuyo.

Mateo oyó entusiasmado la relación del via-


je a oriente, y le pidió a José Antonio que la es-
cribiera y me la diera como recuerdo de buena
amistad, a lo cual le contestó mi nuevo mentor,
que la escribiría con mucho gusto. Ese escrito
ocupa el lugar que le corresponde en mis memo-
, rias, en el capítulo que antecede.
Cuando José Antonio empezó a poner de re-
salte las perspectivas del negocio de Paraguaná,
Mateo le dijo: "En principio está aceptada la
operación, pero todo negocio tiene su diplomacia:
veámos a fondo la de éste". Y mientras la gole-
ta descargaba la sal y se preparaba para nave-
gar en lastre, Mateo examinó todos los aspectos

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210 MEMORIAS DE. MANO LOBO

del negocio, y convino en llevar letras de crédi-


to y buenas recomendaciones.

Salimos de la Guayra una tarde de los pri-


meros días de Marzo, y amanecimos en Puerto
Cabello. José Antonio y Mateo se entendieron
con algunos de los comerciantes a quienes fue-
ron recomendados, y el día siguiente de nuestra
llegada, salimos en la tarde, para amanecer en.·
La Vela.
Desembarcamos en ese puerto inmediatamen-
te después de la visita de la Aduana, y en el
acto salimos en mulas para Coto, de donde re-
gresamos ·en la tarde, para seguir navegando
hasta Adícora . '
Encontramos un poco de calma al llegar al
extremo del istmo, y eón ese motivo estuvimos
cerca de dos días, casi en frente del puerto, sin
poder entrar.
Nuestra permanencia en Paraguaná duró más
de tres semanas, y en ese tiempo conocimos las
principales poblaciones de esa península. Los
artículos comprados fueron embarcados por Adí-
cora y Los Taques. Poco maíz, pero bastante
cueros de chivo y algunos de res, y pescado y
salones.
Mateo salió para Puerto Cabello a darle sa-
lida al cargamento de conformidad con la diplo-
macia pactada. Realizada esa operación, debía

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DOMINGO. B. CASTILL(> 211

ir a Ocumare de la Costa a ver ciertas hacien-


das de cacao que estaban en venta, y regresar . a
esperarnos en, Puerto Cabello,

•Antes de partir, me recomendó' muy caluro-


samente al cariño de José Antonio diciéndole:
"espero que le des a Juanchito en el occidente,
una lección de sociología venezolana, de tanta
importancia como la que le diste en oriente."
José Antonio y yo salimos con un buen peóri,
en tres hermosas mulas de silla,. compradas eri
Adícora por Mateo, que era perito en bestias, con
rumbo a Coro. El itinerario era segujr a Mita-

~
. re, Carora, El Tocuyo; Quibor y Barquisimeto.
W. Puede decirse que empezamos esta excursión
por los movedizos arenales del istmo, sin encon-
trar ni un viajero, en un desierto de más de ocho
leguas,· contadas desde muy cerca de Adícora.
Al empezar esta marcha, José Antonio me
habló como sigue: "Para apreciar este viaje y
la importancia de su lección, es preciso que te
diga algo de la topografía del territorio y de la
psicol<;>gía del habitante.
Desde la Vela de Coro, Jugar que conoces,
hasta Los Puertos de Altragacia, en el Lago de
Maracaibo, el terreno está formado de pequeñas
estepas, áridas y húmedas y sin vías fluviales. . ,.
En Paraguaná, el terreno es casi todq/'plu~ónico¡ 1
: ··:\••

con valles feraces, lomas y colinas ár~p.as y el ce-'


rro de Santa Ana, con su hilo de ag~a. potable,·
\\
',\

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212 MEMORIAS DE MANO LOBO

"En .todo el territorio occidental, lo mismo


que. enel de la Península, el hombre pasa la -ma-
yor parte de la vida, al aire libre, como hijo del
monte y del espacio iUmitado. Esta vida casi a
la intemperie, favorece el crecimiento, y dá hom-
bres fuertes que viven muchos años. El terre-
no quebrado que se prolonga hasta Carora y El
Tocuyo, lo mismo que el que se encuentra en-
tre este valle y Barquisimeto, es tan áspero co-
mo el de la costa, aunque su naturaleza es distinta.
"En ese suelo ingrato, en el cual es absoluta-
mente imposible producir permanentemente fru-
tos para la vida humana, se halla la mayor par-
te de la población de los Estados Coro y Lara,
en pueblos, caseríos y hatos.
"La ocupa<;ión preferente en estos lugares
. es· la cría en pequeño, de bestias y de ganado
vacuno, y en cantidad apreciable, la del ganado
cabrío.
"Bajo el tórrido sol de esta región, en la
cual es necesario caminar leguas para encontrar
el agua mala que hay en ella, vas a recibir la
lección de geografía física y psicológica corres-
pondiente al mejor semillero de soldados de la
República.
"En estas tierras; cuya vegetación gris ama:.
rillenta: cardos, guayacanes y dividives, explica
la rudeza del medio, el hombre es fuerte, pacien-
te y perseverante,· pero es incapaz de producir

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DOMINGO B. CASTILLO 213

una civilización: carece de los recursos elemen-


tales que ella reclama.
"Aquí, al lado del rebáño cabrío, está el re-
baño humano. Al lado del propietario, que no
es criador, están el terciero, el vecino y el peón,
así como en la zona agrícola, al lado del hacen-
dado que no es agricultor, están el jornalero y
el sembrador. ·
"Estamos aquí en presencia del mismo tipo
rudimentario del oriente, extraño a las compli-
caciones de la vida social, e insensible ante los
arduos problemas del trabajo, en la vida moderna,
"Su labor invariablemente monótona, se con..:
creta a recoger los frutos de la naturaleza. El
instinto de conservación lo mueve a ·buscar ali-
mento y a comerciar con las pieles

"Los edificios y la higiene dejan ver el aban-


dono de la vida agro-pecuaria del erial y del car··
donal, y dicen además, que el hombre no posee
aquí espíritu de asociación y cooperación.
"El vecino y el terciero viven en ranchos cua-
si primitivos, en los cuales hay por lo general
un hacinamiento de seres humanos, de <mima-
les y de cosas,

"Y el peón, verdadero esclavo ante el pro-


pietario, el capitalista y el comerciante, e instru-
mento de combate ante el político, vive en igua-

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2t4 MEMORIAS DE MANO LOBO

les habitaciones, ofreciendo un cuadro, en el cual


se asocia la limitación mental a la aridez del suelo.
"Este sujeto que forma un grupo muy nu-
meroso, se d~dica a diferentes ocupaciones: ha-
ce sacos y chinchorros, explota las ' salinas, sirve
en los resguardos, y es carretero y arriero y
pastor.
"Paraguaná tiene la pesca con grandes chin-
chorros en Los Taques y la cría y la agricultu-
ra en Jadacaquiva, Adícora, ·Santa Ana y otros
lugares, pero la agricultura en Paraguaná, y .en
toda la región carian~ y larense ,e referen<;ia,
depende de la estación pluvial.
"A. veces el verano se prolonga más de dos
años, y entonces la cría perece y el hombre emi-
gra. En los tiempos de sequía, el burro escar·
ba en la arena para encontrar grama, y el tur-
pial y la paraulata se hacen carniceros y comen
lagartijas.
"Las ciudades y pueblos de esta regwn no
son industriales, y como la vida entera de ellos
no puede depender del comercio únicamente,
esos establecimientos son verdaderas aglomera-
ciones. de energías humanas sin aplicación.
"En estas tierras occidentales hay más . de
veinte mil almas, cuya actuación no es provecho-
sa para Coro y Lar a ni para la N ación. · Son
seres que apare·cen y desaparecen en el paisaje

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DOMINGO B. CASTILLO 215

gris del cardona!, sin contribuir con la aplicación


de sus energías al mejoramiento de la región y
del país.
"Sería perder tiempo pretender que estas co- \.
lectividades interpreten el espíritu de nuestras
instituciones. Su lógica es sentimental, y a ins-
tancias de ella, se apegan al capataz. Hasta allí
llega su cultura política.
"Estas poblaciones tuvieron razón de ser en
los tiempos de la conquista, cuando el conquis-
tador exploraba el país sin plan definido acerca
del futuro desenvolvimiento de la colonia.
"Las bases de exploración que el conquista-
dor estableció en esa costa bravía, se han pro~
longado hasta· nuestros . días, convertidas en re-
sidencia permanente de agrupaciones numerosas,
sin que sea posible satisfacer en ellas las nece-
sidades de la vida moderna. En estas tierras
se puede cultivar uno que otro fruto aprovecha-
ble en industrias fabriles: el henequen y el di-
vidive, por ejemplo, que se dan silvestres en la
inmensa extensión de este territorio; pero estas
plantaciones, y otras que pudieran hacerse, no
serían sufiCientes para dar le ocupacion a una po-
blación excesiva. Actualmente la población de
estos lugares suministra numeroso contingente al
ejército, a la policía y a los resguardos. Este
contingente humano podría utilizarse . muy bien
en la colonización de la hoya hidrográfica del
Apure y el Orinoco, convrtiéndolo en propietario;

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216 MEMORIAS DE MANO LOBO

"Para que el hombre piense y sienta, es ne-


cesario que trabaje y posea, y disfrute por ese
hecho, de la tranquilidad de la vida social. La
vida en estos lugares ofrece el fenómeno de una
colectividad que vegeta en el desierto, contem-
plando la esfinge, sumida en el fatalismo que le
sirve de norma.

"Te he descrito suscintamente los diversos


tipos de esta zona áspera, y te los he hecho vei·
en su ocupación pastoril y semi-agrícola. Agre-
ga al cuadro el concubinato, que es la forma.
de vida niás generalizada, y con ese dato tendrás ·
conocimiento exacto del medio, del habitante, de·
su hogar y de sus costumbres. Estos tipos, fru-
to de un ambiente sin alegría y sin ideología
elevada, tienen la disciplina útil a su vida mon- ·
taraz: los guía más que todo, el instinto de con~
servación que los adapta al suelo y a sus frutos.
Su valor social se concreta a la región, pero ya
te he dicho, que no es constructiva!'

Cuando llegamos a Coro, José Antonio hizo


herrar las bestias para. que soportaran bien una
marcha de cien leguas por lugares pedregosos,
sobre todo, entre Carora y El Tocuyo.

Las idas y venidas a caballo, en Paraguaná


por caminos inclementes, no me habían halaga-
do como para desear viajar sin descanso por el
cardona!. Con ese motivo le dije a José Anto-
nio: la lección que me has dado me ha enseña.:.

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DOMINGO B. .CASTILLO

do todo lo que tengo que saber sobre esta re-


gión de la República. En consecuencia, lo me-
jor sería regresar a Puerto Cabello embarcados
y dar por vistas esas c_ien leguas, que quizás sean
más de diez ·días de marcha.
"Sin duda serán más de diez días de marcha,
me dijo José Antonio, porque para evadir algunos.
lugares malsanos, tendremos que hacer rodeosi
pero la mayor parte del viaje la haremos de no-
che, con baqueano, y dormiremos de día. Mi
propósito es estudiar la siembra de caña en el
Tocuyo y en las cercanías de Barquisimeto. Y
si no fuere posible hacer nada con la caña en
esta zona, entonces me concretaré al cacao; en
Ocumare de la Costa, en Chuao o en Barlovento.
"El comercio de estos lugares no tiene in-
centivo para mí. En casi todos los pueblos de
la frontera entre Coro y Lara, el comercio se ha-
ce con sal y mercancías que llaman de por alto,
es decir, de contrabando. N o me agrada ese co-
mercio, y frente a él no sería posible triunfar hon-
radamente."

Salimos de Coro muy cerca de media .no-


che, y nos amaneció pasando el río Mitare. La
segunda jornada, también de noche, fue hasta
Picaya, vía Agua Clara. De allí en adelante,
hasta Baragua, plaza principal de las mercancías
de por alto, marchamos siempre de noche, en-
contrando de trecho en trecho, arreos de burros

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218 MEMORIAS DE MANO LOBO

y de mulas cargadas de sal. Esas recuas venían


atravesando el desierto, por diferentes· veredas,
hasta dar con nuestra ruta en Perico y Piedra
Grande. De Baragua pasamos a Carora, vía Ma-
món Pintado y El Rodeo.

En Carora, donde nos detuvimos cuatro días


para que ]as bestias descansaran y se repusie-
ran, atolondraron a José Antonio con preguntas,
que en diferentes formas, querían decir: . "Qué
le parece a Ud. el pedazo de corteza terrestre,
dejado atrás, en su viaje de Coro a esta ciudad",
a lo cual contestaba él: "Una desolación. La
vida en estas tierras tiene que ser vegetativa.
La necesidad mora en ellas, látigo en mano; ma-
tando todo incentivo, pero empujando y arrean··
do. N o sé .cual puede ser el ideal dei hombre
que vegeta en estos desiertos, sin entusiasmo por
el mejoramiento material, y sin perspectivas es-
pirituales."
Yo tenía informes de que el río de Carora, l~
había inspirado estrofas magistrales a un notable
poeta caroreño, pero encontté que el llamado
río no era más que un arroyo con un hilo de
agua, y le hablé de mi desilusión a José Antonio.

"No te atormentes con ese deta,lle me con-


testó: hay hombres que le· cantan a un palo de
escoba vestido de mujer, y lo comparan con la
diosa de la belleza. Ese modo de idealizar nos
lo enseña Don Quijote con su retrato de Dulcinea."

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DOMINGO B. CASTILLO 21S

De Carora fuímos faldeando lomas pedre-


gosas hasta el Tocuyo, oasis en las soledades que
conducen por esa vía, a la cordillera andina.
Nos detuvimos en ese lugar mucho menos tiem-
po del que pensábamos dedicarle, y seguimos
para Barquisimeto, pernoctando en Quíbor.
La última jornada, en esa meseta gris, me
pareció interminable.
En la época a que se refiere esta relación,
me eran indiferentes las poblaciones, pero Bar-
quisimeto me pareció monumental, comparada
con los pueblos que acababa de ver. A la gen··
te, sin embargo, la encontré semejante a _la de
toda la República: politiquera y personalista, pe-
ro mucho menos jovial que la del centro.
Oí decir allí, que el Estado Lara es una re-
gión minera de gran importancia, pero las mi-
nas ·no están en la región occidental, colindan-
te con el Estado Falcón. Esa región, la que aca-
baba de recorrer, es la del agave rígido silvestre.

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Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
CAPITULO XVII

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Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
DOMINGO B. CASTILLO

Viaje pam Valencia vía Yaritagua y Umchiche.-


Encuent1'0 con Don Rafael Guillén.- Dis-
CU1'SO de este seño1· sobre la alboric1tltura y
el tipo arbo1·ista.- Encuentro con Mateo· en
Valencia y conceptos de éste sobre eL misti-
cismo deL venezolano.- Regreso a Caracas
por la Guayra;

Cuando supe en Barquisimeto, que· aún me


faltaban como cien leguas de marcha para lle-
. gar a Puerto Cabello, me sentí anonadado. Em-
pero, me consoló un poco saber, que íbamos pa-
ra una región agrícola, en la cual había recur-
sos, tráfico y alegría; sobre todo alegría; la ne..:
cesitaba. Lo que más me había fastidiado en
el viaje terrestre de occidente, era el aspecto ta-
citurno de la gente de las estepas.

Salimos para Valencia, vía Yaritagua, y en


Urachiche encontramos a Don Rafael Guillén, lla-
nero amigo de mis tíos, que andaba buscando una

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224 MEMORIAS DE MANO LOBO

finca agrícola para sus hijos, a los cuales desea-


ba sacar del llano, para que fueran agricultores.
José Antonio le habló de nuestro viaje a
oriente y le· describió la tierra, el habitante y
su ocupacwn. Hizo igual cosa respecto dél via-
je de occidente que estábamos a punto de ter-
minar, y luego le explicó la clase de propiedades
que le interesaban, terminando con este sermón:
"En este país tenemos la industria agrícola:
Jos frutos menores con que especulan los nacio-
nales y .se arruinan los agricultores, o el café :i
el cacao, frutos del alto comercio internacional,
y expresión gráfica de nuestra potencia econó-
mica y de nuestra alta civilización. Yo me de-
cido por. la- civilización del cacao, para tener el
gusto de servir al grupo de nuestra élite cosmo-
polita del comercio internacional."
Don Rafael oyó atentamente el largo discur-
so de José Antonio, y cuando tomó la palabra,
habló como sigue: "Deseo adquirir verdaderas
tierras labrantías, con agua de riego. Estoy can-
sado del llano, donde se tra.baja sin garantías, y
donde cuando úno menos lo espera, llega el sar-
gentón con tropas, se apodera de las bestias y
del ganado y deja las tierras peladas. Así se
pierde en un día, todo el trabajo de dos o tres
años. Yo aspiro a que mis hijos sean verdade--
ros agricultores, verdaderos conservadores de la
tierra y de la tradición de la familia. N os falta

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DOMINGO B, CASTILLO 225

esa tradición, o por mejor decir, nos falta esa


base del orden social inconmovible.

"N u estros conservadores conservan sus preo-


cupaciones, sus prejuicios, su orgullo de familia
y su ignorancia de la verdadera finalidad de la
1
vida; y en vez de conservar y trasmitir la tierra
1
y mejorar el núcleo social, enseñan a odiar. Por
hecho semejante, en esta bendita democracia
nue?tra, 'no hay selección directriz, sino audaces
que asaltan los puestos públicos y se apoderan
de cuanto hay. Nuestro:;: conservadores no saben
lo que e~ altruismo y fraternidad, ni aún con
sus iguales.

"Y o creo que este estado de cosas se debe


a que no hay verdadera agricultura ni verdade-
ra posesión territorial, :porque la agricultura ca-
rece de protección económica. Las tierras no
son del que las está trabajando sino del presta-
mista que las posee compradas con pacto de re-
tracto. Por esto, aquí no hay quien bendiga la
tierra y le cante himnos de alabanza, y creo que
nunca tendremos quien lo haga; porque nunca
tendremos el propietario. feliz, verdadero dueño
del suelo y de su producción.

"En el llano hay tierras admirables pata cul-


tivos permanentes, pero tal como está esa ihtere-
sante región: despoblada, sin higiene y sin po-
licía, es lo que dice Don Tomás Mujica: el peor
de los infiernos. Llevar al llano a toda esa po-

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226 MEMORIAS DE MANO LOBO

blación vigorosa que vegeta en la costa de orien-


te y en las estepas de occidente, sería obra do-
blemente útil, pero semejante evolución recla-
ma protección económica, oficial y social, y por
el momento no es dado pensar en ella.
"Vivimos bajo el régimen de la contribución
desmedida, para sostener un gobierno caro y ma-
lo, y bajo el régimen de las finanzas leoninas, pa.:.
ra sostener un numeroso personal parásito, genui-
no representante de nuestra civilización latina."
José Antonio le preguntó a Don Rafael si ·
había observado el tipo arborista, y si había en-
contrado ya alguna finca conveniente, a lo cual
le contestó: "Me detuve en Mariara y visité por
ese lado las tierras cáusticas de la laguna, per.o
el río de Mariara está casi seco. Esta zona no ,
es mala; está próxima a Maracay y Valencia,
pero sólo se podría sembrar allí mucha yuca pa-
ra hacer almidón, plátanos y frutos menores.
Los lugares que he visitado en esta sección: ha--
ciendas de café, me desagradan porque no quie-
ro depender de un peonaje migratorio. Si no
encontrare cosa mejor, me dedicaré al cacao y
.a los frutos menores más convenientes.
"Los tipos del cafetal y del cacaotal que he
observado hasta este instante, tienen la misma
mentalidad del pescador, el pastor y el conuque-
ro. Si queremos saber en que medida influye
nuestro montuno en el ord~n, el progreso y la

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DOMINGO B. CASTILLO 227

cultura del país, debemos verlo donde quiera


que habita. Ud. lo ha observado en el llano, en
la costa y en las estepas occidentales; véalo aho-.
ra, en la arboricultura de las tierras montañosas.

"El tipo de la zona arbórea, como el de la


costa· y el llano, vive de lo hecho. El arbusto
produce los frutos sin grandes atenciones y el
esfuerzo del hombre para recogerlo es cuestión
mecánica, sin complicaciones. . La fisiología del
tipo arborista corresponde a la clase de vida que
sobrelleva. Vive sin higiene, se alimenta mal y
abusa del alcohol. Puede deeirse que es un tipo
enfermo.

"Su habitación es un rancho cuasi descubier-


to en cuyo alero se revuelcan los cerdos. La
cocina forma parte de la sala o está inmediata a
ella. La mujer muele en un rincón de la co-
cina, y cuando abandona la piedra: para atender
al recién nacido que llora en el troje, las gallinas
brincan sobre la masa y la picotean. En la lum-
bre, que por lo general está en el suelo, hierve
el café en un perol grasiento, y el budare aguar-
da la¡ arepa. Los chicos harapientos y sucios
van y vienen con indolencia de enfermos, o jue-
gan con tierra. Este es uno de los aspectos ex-
teriores de la vida arborista.

"Parece increíble que exista tanto abando-


no en la arboricultura, en la fuente de riqueza
nacional! De esto se deduce, que es necesario

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228 MEMORIAS DE MANO LOBO

enseñar a vivir al campesino. Es cuestión de


conciencia y de conveniencia también, imponer-
le los hábitos que crean ambiciones elevadas en
·el hombre.
"No se concibe cómo es posible que las cla-
ses ilustradas del país vean impasibles semejan-
te cuadro, y no hay cómo explicar que lo permi-
tan y consagren con su indiferencia.
"Desde los mejores tiempos de la Repúbli-
ca, el genio nacional pone grari empeño en ocul-
tar la osamenta 'de nuestro organismo social. De.
esa inclinación dominante viene el error en que·
vivimos, engañándonos a nosotros mismos. Y
dominados por ese error, nos inspira tenaz re-
pugnancia .quien intente siquiera, analizar o ex-
plicar las dolencias· que nos aquejan.
"Mientras tanto, es realidad indiscutible y
verdad . palpable, que nuestros hombres de cien-
cia y de negocio, y nuestros pensadores, soció-
logos y artistas, no tienen en cuenta para nada
el estado de la vida en nuestros campos, en los
cuales tenemos mucho más de la ·mitad de la
población de la República.
"Ahora bien, desatender el mejoramiento in-.
dividua! de la comunidad rural, es restarle apo-
yo inteligente a las instituciones, y quizás, y sin
quizás, es también contribuír a matar eJ amor
al bien, en el factor humano más importante de
la economía nacional.

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DOMINGO,· B. CASTILLO 229

"La arboricultura responde a una tendencia


atávica. · Produce riqueza y no obliga al traba-
jo asiduo y perseverante con que estaban reñi-
dos nuestros grandes señores. Cabe afirmar que
la indolencia de las clases elevadas, reflejada en
el pueblo, ha producido la incuria general que
posterga nuestra producción.

"Las primeras arboledas se levantaron con


el sudor del esclavo, cuando la remuneración del
trabajo no ofrecía obstáculos a las ·habilidades
del propietario. Ha desaparecido el esclavo, pe-
r~ en el fondo de la organización arbórea está
latente el espíritu de servidumbre colonial."

Esta conversación se desarrolló entre · Chi-


vacoa y Miranda. Don Rafael no quiso detener-
se en Nirgua. En Miranda madrugamos; almor-
;zamos temprano en Bejuma y llegamos a Valen-
cia al caer la tarde.

Fue gran sorpresa para nosotros encontrar


a Mateo en el hotel donde nos hospedamos. Era
:j\tliércoles Santo, y nos declaró, que aburrido de
l~ vida porteña donde casi estaba solo, había re-
suelto pasar la semana mayor en Valencia, pa-
ra ayunar y comer pescado. Y como Don Ra-
faelle dijo con sorna picante: "Cómo son las
cosas Mateo! Ignoraba que fueses tan devoto",
mi tío le replicó:

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230 MEMORIAS DE MANO LOBO

"Efectivamente, debe extrañarte mi devo-


ción, porque el venezolano es en el fondo, el
animal menos místico de la América hispana.
Y por serlo tanto, la iglesia no es una f-uerza·
cultural, ni un punto de apoyo para ordenar la
vida pública y facilitar la evolución hacia el per-
feccionamiento, dentro de la fé jurada y del res-
peto que merece el derecho escrito.

"Yo no entro a· discutir el valor científico


de la fuerza mística, pero como abstracción ele-
vada, s~ría religión saludable, mil veces más pro-
vechosa que la hipocresía y el fanatismo intrim-.
sigente, con que se desfigura en esta tierra la
enseñanza evangélica del apostol Juan, del poeta
del amor. Y doblemos esta hoja, Rafael porqu.e.
yo no le discuto su fé a nadie."

Nos detuvimOs en Valencia hasta el domingo


de resurrección¡. José. Antonio y Don ·Ra'fael
siguieron a Mariara, y de allí a Ocumare de la
Costa. Mateo había conseguido una opción de
sesenta días, sobre dos haciendas de cacao que
estaban en venta. Don Rafael iba a ver otras
propiedades que Mateo le había indicado.

Mateo y yo . partimos para Puerto Ca bello,


· donde se vendieron con buena utilidad dos d~
las tres mulas compradas en Paraguaná. Allí
despachamos el peón paraguanero para Adíco-

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DOMINGO B. CASTILLO 231

ra y nos embarcamos en un vapor americano que


amaneció en la Guayra. De la Guayra salimos
para Caracas, en coche tirado por tres caballos,
y el viaje me pareció un infierno hasta muy
cerca de Catia, es decir, hasta muy cerca de la
entrada a la capital.

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DOMINGO B. CASTILLO

APENDICE DE LOS VIAJES

Mateo explica la. vida urbana y se despide·


de su sobrino.

Mateo me habló en Camcas antes de sepa-


rarse .de mí, como sigue: "Ya conoces eL pueblo
venezolano, tal corno lo conservan nuestros civi-
lizadores· en el llano, en la costa y en la zona me-
;····, dia. Te falta ver·al.hombre de la cordillera an-
~.~1.!/j}\ilina, para q~e con:pletes tus conocin:ientos del
~#'?/elemento soctal mas nume1·oso del pats.
Así, cuando seas hombre, podrás darte cuen-
ta del verdadero valor de los factores que el horn-
b1·e de Estadu puede emplem·, para mejorar y
aumenta1· la penosa libe1·tad de que disfrutamos,
y de la cual son responsables s'us creadores: las
clases directoras."
-¿Y cuántas leguas tendremos que marchm·
a lomo de mula pam adquirir esos conocimientos,
tío?
-Tal vez doscientas, en viaje redondo.
-Gracias, tío, :por su generoso deseo de da'r-
me una cultw·a completa.
Y a conozco los REINosos. En El Tocuyo es-
taba un lote de ellos con sombre·ros semejantes
a grandes cartuchos, con alas y barboquejo, y
sostuve con ellos el siguiente diálogo:
"-¿De dónde son Uds.?
-NOJOTROS SEMOS de Lobatera y Betijoque.

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11 MEMORIAS DE· MANO LOBO

Y vusTÉ ¿de dónde es?


-Del llano.
-¿A qué partido pertenece vusTÉ?
-En el hato no hay partido. Y Ustedes,qué
son: ¿godos o liberales?
-roJOTROS no SEMOS lagartijos, SEMOS del
partido de MANO ARUJO.
Yo c1·eo tío, que Ud. no necesita caminm· dos-
cientas leguas pa:ra que yq me entere del modo
de pensar y sentir de los REI~osos, y pa1·a oírle
hablar a Ud. después en estos, o parecidos tér-·
minos: ((Este elemento, indiferente a los com-
plicados problemas de la vida indust1·ial, ·unido
en concubinato, sin verdadero hogar por ese he-
cho, aparece y desaparece en este medio, sin que
la3 cLases dirigentes lo tomen en cuenta, ni como. ·
jactm· humano ni como valo1· auténtico de la·
economía nacional.
((Este con-ocimiento es muy impQrtante. Te
sei·virá pam comprende?· qu'e es indispensable
prepam1· al hombre del pueblo y ap1·ovechm· bien
su inteligencia, adaptándola a las necesidades de
su época y a las condiciones de la' vida en gene~
ral, si es que aspi?·a.mos a ocupar puesto en el
mundo civilizado· como nación laboriosa y como
potencia económica.
((Este c~nocimiento te hará ver también, que
mientms este pueblo sea personificación de ta
mise1·ia, explotado como bestia de cm·ga, median-
te el sistema económico que nos rige, estm·á la-

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DOMINGO B''. CASTILLO 111

ten te en Venezuela el malestar que todos deplo-


mmos, pero qtte mtty pocos desean remediar."
¿No le pa1·ecé, tío, que ya sé bien lo que pue-
den enseñm·me los REINúsos, sin que sea necesa-
rio visitarlos?
"Estoy encantado de oírte, dijo mi tío, porque
veQ que asimilas bien las lecciones út.íles y que
te las . ,xp1·opias con facilidad. Tu mad1·e dice,
que de sus hijos, tú e1·es el más comprensivo, y
su observación es exacta; pero me pm·ece qne no
está en lo ;justo, al empeñarse en hace1· de tí un
hombre titulado, como tus hermanos, y no un
salvaje como yo.
"Las 'l),ltimas recomendaciones del salvaje, son
estas qtte voy a hacerte antes de separarnos, quien
S(tbe hasta cuando. Tengo que comprar una pro-
piedad para mejo1·arla y o1·ganizarla, o tengo qtte
consagrarme a funda'r una hacienda. Quisiera
todo eso para tí, y me gusta1·ía que aprendiems
a manejarlo, pero Chepa y tus tías y la gente
enfatuada de la ciudad te han hecho creer en
un mundo ficticio y tú estás dispuesto a caer en
él como mosca en telaraña.
"Y a has visto al homb1·e ?'u1·al; sabes como
vive. Ahora tienes que ve1· cómo viven, en las
. ciudades, los llamados obreros y artesanos, para
que conozcas las perspectivas de su universo.
V e1·ás zapateros, carpinte1·os, albañiles, barberos,
panaderos, cigarreros, carreteros, peones y sir-
·Vientes. Verás también los dependientes y el
númeroso personal de todos los Estados, que viv'?

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IV MEMORIAS DE MANO LOBO

en Cctracas de los puestos públicos. Ese muntl:>


no influye pam nada en los destinos det país.
N o es elector consciente ni inconsciente, sino_
factor económico, explotable por los que nego~
cian con sus se1·vicios.
"Un setenta y cinco por ciento de estos ciu-
dadanos met?·opolitanos es analfabeta, y la tota-
lidad de ellos, no tiene la, menor idea del valor
de sus derechos y deberes· político-sociales. Y
como no sabe lo que valen esos derechos y
debe1·es, no tiene organización coordinada pa-
ra exp1·esarlos. En cambio, le dá buena contri-
bución a la leva de gobernantes y revoluciona-
rios, en los días de 'revueltas.
"Estamos, pues, en presencia de un elemento
que no tiene éonciencia de su pmpio vale1·, y que
es, por consiguiente, incapaz de producir un es-
tado de vida pública no1vrnal, ofreciendo una
fuerza aprovechable en la 01'ientación geneml
del país. ,
~<Esta muchedumb1·e está sujeta a la modal-i-
dad social imperante; disj1·uta dei modo de vivi1·
de nuestros tatambuelos, moclo de vivir que es
menesú~1· desechar, para reconstrui?· la existen~ia.
Si queremos patr,ia de valor auténtico, tenemos
que ser desh·uc;tores y reconstructore:s. Pe7'0 es- ,
ta ?;econstitución debe empezarse de arriba pa·ra
abajo, como dice Don Tomás Mujica, tal vez en
las altas esje1·as oficiales.
"Hablm·le a la gente de las ciudades de ten-
dencias nuevas, de las económicas sob1·e todo, es

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DOMINGO B. CASTILLO V

pe'rde1· tiempo. Los albm1iles no se entienden


con los caTpinteros, y pam ambos, la cuestión
salario no tiene· nada que veT con la política.
Lo mismo pued.e decirse de los zapa.tems que no
tienen contacto con los baTberos ?J,i con los pana-
deTos.
"La mejor prueba de la desorganización de
los obreros y artesanos, es la actitud que asumen
eri los movimientos ·libeTtaTios de los estudiantes.
"La juventud un~versitaria, enamorada de
cie1·tas ideas jun(lamentales, levanta bandera de
protesta contra la autocracia, y todos esos ele-
mentos esclavizados, ob1·eros y artesanos, la dejan
sola y defienden así su pmpia esclavitud. La
única voz que tiene resonancia entre esta gente,
es la de los murguistas asalariados, que nos di-
cen diaTiamente, todos los días, inclusos los do-
mingos, que el autócrata es necesario, qué debe-
·mos ~elicitarnos de poseerlo.
"Él estado más feliz del venezolano nos repi-
ten esos murguistas, es el de la esclavitud, es-
pecialmente, porque. el esclavo hace prosperar al
inversionista ext1·anjero, cuya m01·al es gana1· di-
nem matando la libertad en Hispano-Amé1·ica.
Estos inve1·sionistas consagran la violación de to-
dos los principios y la violación de todas las le-
yes pam hacer. sus inve1·siones_. seguros de legi.-
timarlas después, con el derecho internacional.
Les indigna la idea de la representación y parti-
cipación de las minorías en el gobierno, y les en-
canta el a1ttócmta, como garantía ideal de sus

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VI MEMORIAS ·DE MANO LOBO

intereses. Nuestra cultura les tiene sin cuidado;


y que el gobie1·no sea de hecho o de derecho les
importa poco. A nosotros, empero, sí nos i~te·
resa tener cultura; tenemos derecho a ella; pero
está clm·o que pm·a alcanzarla, debemos respetar
y dejende1· las libe~·tades que poseernos. N o es
destruyendo esas libertades, matándolcts en el co-
razón del homb1·e, como podemos hacer naCión
con alma propia.
"Tú va's a vivir entre burócratas y b-urgueses,
y no ent1·e la gente del .pueblo de que te he ha~.
btado. Te he atormentado describiéndote esa·
gente, po1·que es .mi deber orientarte en todo
sentido, antes de dejm·te abandonado a tí mismo.
"Te recomiendo mucho, pues, que recuerdes
siempre lps discursos del llano escritos por tí y
corregidos por mí. Las ideas expuestas en esas
pe1'01'aciones son mi testamento. Cristo dijo que
el árbol se conoce por sus frutos. Y o quiero que
me conozcas por esas ideas y por las ·que acabo
de expresm·te. También quiero que hagas· cono-
cer esas ideas del mayor número de venezolanos.
Entre ellos hay muchos que buscan-en el aire lQ
que "tienen en los pies. .
"He procu1·ado hace1·te hombre fuerte, capaz
de bastarte a tí mismo en el trabajo audaz y re-
cid. Desplegando esa aptitud, jcumás serás un
fmcasado." ·
Cuando mi tío dió por terminada su exhor-
tación, le signifiqué muy sentidamente mi reco-
nocimiento y agregué: Tío, tarde o tempmno

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DOMINGO B. CASTILLO Vli

tend1·é que seguir sus huellas. Yo no he nacido


poeta, para hacer de la vida una ilusión, aun-
que la ilusión sea tal vez mejor que la vida misma.
La educación que Ud. me ha dado me hace ver
la vida de frente, y me hace contempla1· el mun-
do doliente de la calle con todas sus asperezas.
Con esta prepa1·ación, no me siento hecho pm··:t
comulgm· alegremente con las pócimas de la vida
social capitalina. No me voy con Ud. inmediata-
mente. para la sierra de Carabobo porq'u.e qu-ie-
ro complacer a mi madre, mientras viva. Le
p1·ometí estudiar 1y alejm·me de Las bruta1.idade.~,
que según ella, he ap1~endido con Ud., vulga1·i-
zándome y salvagisándome.
Mi tío .se 1·ió muy espontáneamente de las
ap1·eciaciones de su heTmana, y me dijo: "Así son
todos los de mi familia; tienen la palabro. lijera
y dura, pe1'0 en el fond<¡> no tienen la menor idea
de se1· ofensivos. Chepa sabe q1w po1· ella salí,
de San Carlos y sabe que po1· agradarla soy
capaz de 1'efinarme más que el azúca1· de 1'emo-
lacha. Haces bien en complacerla. Cuando le
escribas, dile que yo también me estoy civilizando
para que todo sea fineza entre nosotros.
"Y para terminar mis ·consejos de despedida,
te comunico que he dejado arreglado para largo
tiempo,· todo lo relativo a tu permanencia en Ca-
racas. Don Juan Y1·iartito, mi consignatario,
queda encargado de paga1· tus estudios del cole-
gio y los que hagas privadamente; pagará 'tu sas-
tre y además, entregará mensualmente la pen-

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VIII MEMORIAS DE MANO LOBO

sión que deben recibir tus tías para tus demás


gastos. ·
"Pam los estudios universitarios he reservado
el valor de las mulas y mautes que dejaste en ·
Palenque. Lo que falte lo pondrá José A nto-
nio pm· su cuenta, o a cuenta de lo que te corres-
ponda en la herencia paterna, que la fam-Hia. ad- ·
ministra. Tus he1·manos se están e,ducando con
esa herencia, y es posible que la agoten o que la
tengan ya agotada.
"De todos modos, tú terminarás tus estudios,
porque si José Antonio no quiere octtparse de
eLlos, a pesar de sus promesas, por mi no te que-
dm·ás a medio camino.
"Y ve.nga un buen abrazO, mientras nos vol~
vemos a ver."

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CAPITULO XVIII

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DOMINGO . B. CASTILLO 235

XVIII

Solo en Caracas.- Actitud de mis hermanos.-


Aspereza de C1·ispín Robles.- Mi actitud con
este señor y con mis· he1·manos.- Conceptos
del Vizcaíno sobre lo.<; C1·ispines.- Partida de
mi.s hermanos pam el Llano y mi .situación
en casa ele mis tías.

José Antonio decidió adquirir una propiedad


en Ocumare de la costa y quedarse en ese lugar,
con intención de visitar la capital una o dos ve-
ces por año. De esta suerte, cuando mi tío Ma-
teo partió con el propósito de liquidar sus ne-
gocios en el llano para establecerse en Carabobo,
yo quedé solo en Caracas, con toda la experien-
cia adquirida_ en mis viajes.
Digo solo, porque mis tías mostraron . poco
entusiasmo por mi presencia en la casa, desde
que Mateo 'les dijo que yo también recibiría un
algu.ito de la herencia de mi padre para educarme.
Lo que es mis. hermanos, estaban ya aristo-
cratizados y seguían viéndome con aire de fa-

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236 MEMORIAS DE MANO LOBO

vor. Una tarde les dije que mi madre· quería


que yo estudiara también, y en vez de estimu-
larme me dijeron, que eso sería perder tiempo
y dinero, puesto que yo no despuntaba por lo
interectual.
Tenían la seguridad dogmática de la gente
enfatuada, que se enoja cuando no le aceptan
sus desproporciones, sus prejuicios, sus sandeces
y sus gestos de ridícula presunción. Y hablaban,
como si no les importara el asunto, de las no-
tabilidades de la. familia, para jaCtarse de su es-
tirpe, en la cual me veían como nota discordante.

Eran legítima creación de mis tías, del me- ·


dio y de la época. Las tías querían que se in-
trodujera en el país la moda brasileña del arii.;
llo en el índice, para indica~ con el color de la.
· gran piedra, el doctorado. Ellas deseaban esa.
moda, para que sus doctos sobrinos se destaca-·
ran entre sus semejantes.
En ese ambiente, solo entre los míos, y sin-
. tiendo que la soledad me caía en ·el alma como
loza sepulcral, tomé con entereza . la resolución
de emprender estudios de derecho, al hacerme
bachiller.
Tomé esa resolución cuando tenía envenena-
do el pan y envenenado el virio, cuando la vida
en semejantes condiciones tenía que enseñarme
amarguras, dolores, torturas y miserias, cosas to-

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DOMINGO B. CASTILLO / 237

das extrañas a la orientación· que reclamaba un


muchacho despierto y festivo.
Muchos veces he pensado que Juancho en la
escuela y en el colegio y Mano Lobo en la Uni-
versidad, ofrecen bastante material para escribir
un libro.
Y siento que el plán de estas memorias no
admita la relación detal~ada de mi vida estu-
diantil.
Tres años y medio de . Colegio y de clases
privadas me ahrieron las puertas de la Univer-
sidad a fines de 1885. Durante esos cuarenta y
dos meses de estudio, el muchacho fuerte, fran-'
co y leal, ave ·rara entre los suyos, pero un tanto
despreocupado de ellos, logró vivir vida de am-
plia libertad espiritual entre extraños, que le
querían bien.
Mis hermanos terminaron sus estudios a fi-
nes de 1884, y a mediados del año siguiente tu-
ve que darles una lección, que influyó después
en la orientación definitiva de mi vida.
Tenían un íntimo amigo, inte:riorano. Un
tal Crispín Robles que se avenía con ellos. Mis
hermanos le habían infiltrado los sentimientos
despectivos que yo les inspiraba por mi pobre-
za mental.
Una tarde estaba yo en medio de la puerta
de la calle, entre abierta. Crispín se presentó

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238 MEMORIAS DE MANO LOBO

en ese instante sin que yo me. diera ·cuenta de


ello. Sin saludar ni pedir permiso me tiró a
un lado con violencia y pasó.
Al darme cuenta de la falta, salté sobre él,
le eché mano por el cogote, lo hice girar sobre
los talones y le dije: se ha equivocado Ud. del
modo más lastimoso echándome · violentamente
de su camino, como cosa estorbosa. Es preciso
que sepa que soy más gente que Ud. y lo arrojé
a un lado, tal como él lo había hecho conmigo.

Crispín se encaminó al departamento de mis


hermanos y yo me dirigí a mi cuarto, de prisa
lo preparé para un combate, y empuñé un cha-
parro de manteca que tenía en un rincón. En ese
momento se presentaron mis hermanos, como
leones, en defensa de su grande y buen amigo,
recién graduado.

"Alto, ni un paso más, les grité, ante's de que


pusieran el pie en el dintel. Este docto señor'·
ha recibido la lección que merecen Uds. por
haberle enseñado a verme con desdén, sin tener
en cuenta los vínculos de la sangre.
"No sé hasta dónde son Uds. realmente SU-'
periores, pero estoy dispuesto a ofrecerles un es-
pectáculo de buenas maneras y de bellas formas.
No soy un muchacho, en consecuencia, no quiero
oir reprensiones. En cuanto al señor Crispín
quedo a sus órdenes."

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DOMINGO B. CASTiLLO 239

La prudencia aconsejó a mis hermanos que


me dejaran tranquilo, y le dijo a Crispín que no
chistara.
A penas me ví sólo, salí a consultar a Ber-
nardo Murillo, profesor de historia y literatura
en varios colegios, muy buen amigo, a pesar de
ser mucho mayor que yo. Lo llamaban el Viz-
caino porque. hablaba mucho de su nobleza de
Vizcaya. Oyó la relación que le hice del inci-
dente con mis hermanos, con el fin de que me
apadrinara en el caso de que Crispín provocara
un lance de desagravio, y me dijo:
"Esos señores han puesto en claro la. filoso-
fía de valores,· tal como la practicamos aquí, con
espíritu .disolvente. En esta tierra hay muchos
Caín es en el arte y en la vida, a pesar de la lám-
para de ilusiones que llevan consigo, y también
hay muchos Crispines y Crispinas.
"Para estos señores el arte es cultura, sin
ser la verdad y sin necesitarla para nada. La
vida culta es, de este modo, mero expediente
manejable con mayor o menor habilidad, según
el entrenamiento recibido.
"Esta concepción del arte, aspiración supre-
ma del arte máximo, conduce al superhombre,
al hombre colocado sobre el rebaño, y crea la
aristocracia del genio. Para estos artistas, la
ciencia es regresiva: mata al artista y abre las
puertas de la vida primitiva.

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240 MEMORIAS DE MANO LOBO

"No está probado, sin embargo, que la cien-


cia y la experiencia de la vida den semeJante .
resultado. En cambio, sabemos ya, por Goethe
mismo, que el hombre faústico amante de la ju-
ventud eterna y de la belleza increada, henchido .
de soberbia intelectual, lleva en su arte a me-
fistófeles, que lo agarra por el cogote y lo. saca
del templo. Esto en otras palabras significa, que
en el extremo de la locura artística, está el hom-
bre de las cavernas, el hombre que rio sabe ver
sus propias faltas.

En cambio, el hombre de ciencia que·


persigue la verdad, lleva consigo a San Miguel, -
que rectifica siempre, poniéndole el talón en la
nuca a Mefistófeles. Tu tío Mateo te enseñó el
realismo de su mentalidad amplia y elevada; te .
predicó que las ciencias y la experiencia de la .
vida son la base de toda cultura sólida, e hizo ·
· bien. Pero con esa preparación, tú tienes que
vivir entre estos modernistas, como cucaracha en
baile de gallinas, y perdona el di~haracho; vie-
ne a cuento.

"Te aconsejo, pues, mucha paciencia y mu-


cha resignación cristiana. Los Crispines con que
se honra la· presente época, flor de ciertas fami-
lias pudientes o medianamente acomodadas de
la nueva selección, son fruto intelectual de la
enseñanza gratis con que la nación forma su élite.

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DOMINGO B. CASTILLO 24l

"Esos Crispines, a penas se sienten forma-


dos, se muestran in~onformes, creen que nadie
les dá por el tobillo, escupen sapos y culebras y
envenenan cuanto tocan; su arte ios aleja del •
hombre y de la sociedad a la cual le deben todo,
y de la cual reniegan, sin tener el valor de aban-
donarla para quedarse solos."

"Y ¿para qué sirve la enseñanza que. forma


hombres de esa clase? le diie al Vizcaíno, inte-
rrumpiéndole."

"Voy a darte la única respuesta que conci-


bo por el momento para esa pregunta, que yo
misnio me he hecho reiteradas veces.

"El arte y el saber no son agresivos. La


cultura que aleja al hombre del hombre es ma-
la, y la que engendra antagonismo entre gente
de una misma nacionalidad, es peor.

"En realidad, no tenemos enseñanza coordi-


nada hacia una finalidad de idealismo elevado.
Creemos que la nacionalidad se forma con leyes,
con soldados y con mandarines; en consecuencia,
consideramos que el alma social y el alma na-
cional, son detalles secu;nda~ios."

Estas, y otras reflexiones del Vizcaíno que


silencio para no ser prolijo, me sosegaron un po-
co; pero el incidente con Crispín me creó una

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242 MEMORIAS DE MANO LOBO

atmósfera muy desagradable en la casa: mis her-


manos lo refiriéron a su modo, agregandó que
entre ellos y yo había ya una .montaña de hielo.

Dos días después del disgusto de referencia,


mis hermanos partieron para Calabozo, sin des-
pedirse de mi, y yo quedé entonces con mis tías
como aceite y vinagre.

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CAPITULO XIX

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DOMINGO· B. ' CASTILLO ' 245

XIX

El Musiú y Lucifer en Caracas.- Corno fue co-


nocido Mano Lobo en Caracas.- Derrota de-
. finitiva del Guzmancismo.- Club de la es-.
quina del Truco._:_ Sesión de ese Club que
teimina en una mm·isqueta.

El 5 de Julio de 1886, como día de gran fies-


ta nacional, varios amigos y yo decidimos almor-
zar en el hotel León de Oro, para hacer algo
nuevo. N os reunimos en el corredor del hotel,
antes de la hora señalada para sentarnos a la
mesa. En ese 'lugar podíamos ver los huéspe-
des y visitantes que entraban y· salían a cada ins--
tante.
Tendríamos apenas un cuarto de hora sen-
tados en el corredor cuando se acercaron a nues-
tro grupo dos individuos, dispuestos a dirigirme
la palabra. Cuando estaba tratando de recono-
cer a Usito y a Lucifer, disfrazados de. señores,
me gritaron casi a un mismo tiempo: ¡Mano Lobo'

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246 MEMORIAS DE MANO LOBO

Al darme cuenta de quienes eran, salté y los


abracé con estas palabras: que dicen mi negi.'o
y mi musiú;' pero se los dije con tanta sinceri-
dad que a los tres se nos humedecieron los ojos.
Presenté a Lucifer y al Musiú por sus ver-
daderos nombres: Julián Reyes y Roberto Brus-
ky, y rogué a mis amigos, casi todos estudian-
tes, que me permitieran invitarlos a almorzar
con nosotros.
Mi petición fue aceptada por unanimidad y
el Musiú y Murciélago quedaron incorporado$ a
nuestra reunión. ·
El Vizcaíno que ya conocía el apodo de Ma-·
no Lobo y el modo como me lo había puesto
Lucifer, le dijo a éste que le refiriera por qué •
me había bautizado con este apodo.
El negro se inmutó un poco y le respondió
que esas eran cosas de muchacho, cuando vi..:
víamos en el monte, y el Musiú intervino en la
conversación para que no siguiera adelante; pe-
ro los demás amigos que no se ·paraban en pe-
lillos; empezaron a decirme Mano Lobo! con que
todo eso tenía Ud. guardado, y durante el al-
muerzo y en toda la tarde me zarandearon a su
gusto con el apodo. Después lo generalizaron
tanto, que al fin ya nadie me llamaba por mi
nombre.
Una noche estaba en un baile, ~ntre Sal-
vador de León y el Coliseo, en la casa de la fa-

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DOMINGO B. CASTILLO 247

milia Pedig?·ee. La barra era muy numerosa y


selecta. A eso de las once de la noche llega~
ron algunos estudiantes, y al ver a otro amigo
y a mi acercarnos bailando a una de las venta-
nas nos gritaron: "Gato Amarillo, sal de allí,
rio seas sin vergüenza. Fuera Gato Amarillo.
Boten .a Mano Lobo. Fuera Mano Lobo y Gato
Amarillo."
Al principio la broma causó risa, pero el in~
sistente grito: fuera Mano Lobo, fuera Gato Ama-.
rillo, se hizo inquietante, y nos obligó a salir
de la casa para que el baile siguiera sin escándalo.
>:. La señora Pedigree consideró que las bromas
empleadas por jóvenes de la crema caraqueña
con sus amigos, eran vulgares y groseras,' y le
dijo a mis tías que el gato y el lobo habían sido
la única nota discordante en su hermosa fiesta.

Las tías se amargaron por largo tiempo con


ese suceso, y me advirtieron que en la próxima
queja que tuvieran de mi conducta, ten.dría que
irme a vivir al llano con los animales, donde no
avergonzara a nadie con mi salvajismo. El
apodo de Mano Lobo me proporcionó otro desa-
grado, de peores consecuencias, del cual habla-
ré en otro lugar.
Para 1887, el General Guzmán Blanco, jefe,
centro y director del gran partido liberal, ago·
taba su prestigio, empeñado en' perpetuar la

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248 ' ' MEMORIAS DE MANO LOBO

umon de sus partidarios, alrededor de su gasta-


da autoridad personal.
Fracasó en ese intento, como era de esperar-
se, porque el personalismo tiene su límite, y sin
desearlo, consumó su irremediable y definitiva
desaparición de la política.
El precitado partido, después de todo, no. era
más que una agrupación personalista, al servido
de un autócrata. N o tiene nada de extraño,
pues, que Guzmán fracasara en el último acto
de su comedia política. El personalismo vive y
prospera en el desorden pero en él se agota Y.
perece. 1)

En el año de referencia,· Guzmán estaba en


Europa jnvestido de poderes omnímodos, _como
único representante diplomático de Venezuela
en el viejo mundo, y al mismo tiempo ejercía el
cargo de dictador perpetuo insustituíble, con un
Presidente ad hoc.
Quería conservm~ la paz pública y la unidad
de sus partidarios, pero sobre todo,. quería que su
autoridad personal subsistiera, como base del par-
tido y del gobierno.
En 17 años, el ·guzmancismo había adquirido
el hábito de la obediericia, pero había dado tam-
bién cuanto es posible esperar. de la edad de los
hombres, y ya no admitía las incesantes adhe-
siones a que debía su larga temporada en el poder.

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DOMINGO B. CASTILLO 249

sin embargo, Guzmán que no había prepa-


rado a nadie para que le sucediera en la pre-
side:lcia de la República con personalidad pro-
pfa, que había fomentado la anarquía, la des-
confianza y el desorden con su egocentrismo tea-
tral, quería que de ese caos saliera el orden, la paz
y el progreso junto con la sumisión incondicional
a su persona.
Atormentado por esa política, aconsejó a los
hombres de la adoración perpetua, que concu-
rrieran a una Convención Electoral y designaran
en ella al sUcesor del General Hermógenes López,
en la presidencia de la República. Los poderes
públicos encargados de purificar y consagrar la
elección, tenían la consigna de llevar a la Ca-
sa Amarilla al designado .
El General Crespo estaba excluído de la Con-
vención, porque el jefe, centro y director del
Gran Partido Liberal, no lo aceptaba como po-
sible candidato para la presidencia de la
República. ·
Sin embargo, Crespo tenía ya su partido que
también se llamaba liberal, y sumaba en él a
los corridos de todos los círculos, y muy espe-
cialmente a los godos incorregibles, de ojo en la
nuca y uña en el rabo.
Mientras tanto, del seno del guzmancismo se
destacaron seis o siete aspirantes, para comba-
tir al crespismo, y le reiteraron su sincero reco-

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250 MEMORIAS DE MANO LOBO

nacimiento al jefe, centro y director del gran par-


tido de las mayorías liberales, aceptando la Con-
vención Electoral y declarando que se somete-
rían gustosos y obedientes a sus dictámenes.
A fines del año siguiente, el gran Pontí-
fice de la Adoración Perpetua, recomendó al
adorador que creía más sumiso e incapáz de ha-
cerle una pillería, para la presidencia de la Re-
pública. Pero se equivocó medio a medio en
su recomendación, con la que demostró la inefi-
cacia del personalismo para asegurar la paz. La
derrota del personalismo fue ruidosa y completa,
y el descrédito del régimen fue definitivo;· no
obstante, los venezolanos no se corrigieron ni se
enmendaron.
En esta ocaswn se puso de manifiesto la
psicología de nuestra ·anormalidad endémica, co-. ·
mo no se . había hecho antes, y quedó bien de-
mostrado· que el desorden es nuestro medio am-
biente, que si desaparece, morimos de asfixia. Y
así, de desorden en desorden, cuando perdemos
un déspota, le pedimos al cielo que nos dé otro,
en el acto.
Todos estos ajetreos de los políticos me eran
indiferentes, tanto porque me repugnaba adhe-
rirme al personalismo oficial, como porque no
quería pertenecer al personalismo de ninguno de
los círculos militantes. Sin embargo, me gustaba
enterarme de lo que ocurría en el mundo de la
política, y asistía algunas veces a un Club, en el

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DOMINGO B, CASTILLO 251

cual se reunían ciudadanos de diferentes opinio~


nes, a cambiar ideas.
E~te Club celebraba. sesiones en la esquina
del Truco; en la sastrería de Teodoro Pinillos, a
quien llamaban el Vate, porque manejaba la pé~
ñola en prosa y en verso, con la misma facilidad
.::on que se servía de la tiza y la tijera.
Reuníanse allí patriotas visionarios, que dia~
riamente componían y descomponían la patria a
su antojo; escritores que hacían picadillo sin sal-
sa con ciertos poetas y prosadores, nacionales y
extranjeros, que no eran de su devoción; y lite-
ratos que amasaban la gloria y la inmortalidad,
en tono doctoral, consagrando estilistas y. pensa-
dores. El Vate oía con cándida sonrisa a sus
contertulios, tirando líneas tranquilamente sobre
la tela y terciando en los debates, de tiempo en
tiempo, siempre con moderación. Esta aprecia-
ble cualidad, sus inspirados versos y alguno que
otro carcelazo que había sufrido por conspirar
contra la tranquilidad del gobierno, eran los tí-
tulos con que atraía a las eminencias que hon--
raban su taller de artesano y de artista.
Asistían también a este areópago inquisito-
rial muchos estudiantes de };J.erecho_y de medi~
/~';/.·-;:_> -.· ··.( ~--<:

;i~aiaa~i:~~ c~:c~!~:í::~~;~~~=~4;;!!~~ :;::.:


zadas para la mentalidi~~ 4é ,'~~)s~,:oJ~~~1blo, y

\itQ~;·:/'":,,~¿1'
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;,_:~::·.:-··· -· . .
252 MEMORIAS·. DE MANO LOBO

algunos abogados aspirantes a Ministerios. Tam-


bién iban a ese Club periodistas y generales..
Solían: asistir iguqlmente otros señores que
se denominaban ellos mismos izquierdistas, cen:-
tristas, extremistas, radicales y demócratas.
Los extremistas, más bien revolucionarios
crespistas, · conspiraban libremente en · la Plaza
Bolívar, sentados alrededor de la estatua del 'Pa-
dre de la Patria. Los llamaban Edecanes del
Libertador. Una de las figuras salientes de este
grupo era el General Dosfilos, héroe de la De-
molición de 1877. Lo llamaban "Un Tiro y· al
Machete", porque mal ferido en un muslo, ca-.
minaba saitando al apoyarse en la pierna inmune.
Entre los patriotas visionarios figuraban va- ·
rios señores de nota, que fuí conociendo en :mis
constantes .visitas al Club. A una de esas se-
_siones fue invitado muy especialmente don Ru··
perta Cajellón, al cual me unía una amistad muy
cordial. En esa sesión debían leer las memo-
rias de Mano Lobo. Cajellón era versificador
infatigable, parlero mordaz y hombres de pocas
pulgas. Lo llamaban Barrabás cuando las cir-
cunstanciils lo permitían.
En la sesión de referencia lo recibieron con
una descarga de aplausos y agudezas irritantes.
Se detuvo cerca de la mesa donde el Vate ma-
nejaba la aguja y el dedal, y empuñando su ga-
rrote disfrazado de bastón en forma amenazan-

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DOMINGO B. CASTILLO 253

te, y echándose el sombrero para atrás, gritó con


voz chillona:
"He... ¿De qué se trata? ¿Creen Uds. que
estamos todavía en la época de la Adoración
Perpetua, para que enloden tanto la alta digni-
dad· ciudadana, adulándome a mi que no .tengo
un pollo que pelar, ni un maíz que asar, ni cosa
alguna con que recompensar el partidarismo es-
tomacal, flor bellísima de nuestra rica, feraz e in-
comparable tierra?"
El General Dosfilos íntimo amigo de Barra-
bás, le gritó: "Apunta esta aclamación en mies-
tro haber para cuarido estés en la Casa Amm·illa.
Apuntada, y al grano: ¿De qué se trata?
"Se trata de opiniones muy interesantes, ex-
puestas por el ba':!hiÜer Guillermo Machaca, pe-
;riodista oriental; por el Doctor Manuel Camacho,
eminencia en derecho romano y por el Doctor
Raimundo Canilla, internacionaUsta eximio."
"Pues, me gustaría oír esas opiniones. · Yo
vengo a este centro en busca de pan para el
espíritu."
El bachiller Ma:dhaca, izquierdista, repitió
algunas de las ideas que había expuesto, como
sigue:
"En Alemania se ha iniciado un movimiento
· social saludable, de "inmensa trascendencia, que
es menester aclimatar en nuestra tierra. Bis-

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254 MEMORIAS DE MANO LOBO

marck anonada ese movimiento al nacer; que


desde luego es izquierdista, porque va contra el
imperialismo.
"Es un movimiento de la mayoría n;wional,
encaminado a colocar el trabajo y el salario en
el plano de la equidad y la justicia; es un movi-
miento del obrero, del proletariado, para que se
le tenga en cuenta en las vida económica, y por
consiguiente, en la vida política, encargada de
aplicar las ideas del partido triunfante.

"Se trata del principal factor económico de la


vida asociada, del hombre que lo hace todo 'y. no
tiene nada.
"Y debemos hacer resaltar, qué si ese factor
pierde su poder productor y adquisitivo, no hay
explotación de minas, ni maquinaria, ni agricul- ·
tura, ni dinero, ni bancos.
"Queremos, pues, que la socieda:d tome eú·
cuenta estas ideas fundamentales, y para ello ne-
cesitamos prensa. Es necesario que el obrero se
interese por su propia suerte.'-'

El Doctor Sancocho tomó la palabra enseguida


y dijo: "El partido democrático ha fundado un·
periódico para llegar al mismo fín, sin socíalis-:
m o. Su finalidad es el triunfo del pueblo; y su
ideal es el gobierno del pueblo, por el pueblo y
para el pueblo."

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DOMINGO B. CASTILLO 255

El Doctor Canilla interrumpió a Sancocho en


estos términos: "Aquí no necesitamos socialis-
mo ni :lemocracia. Esas son dos imbecilidades
inconcebibles, igualmente dañinas. Es necesa-
rio que dejemos correr las inmundicias por sus
albañales.
"Necesitamos que mande la .gente honrada
con suficiente preparación para el oficio. Yo
represento en este sentido el partido del centro.
Yo quiero moraÍidad, honradez, justicia."
Barrabás, que no podía contenerse desde que
habló Machaca, dijo:
"Me está cargando ya oir en esta tierra ha-
blar tanto de izquierda, de derecha y de centro,
en relación con la actitud de ciertos círculos po-
líticos frente al gobierno. Aquí todo eso es ri-
dículo, sencillamente, porque no tenemos régimen
parlamentario, en el cual el rey reina y no go-
bierna, y en el cual él verdadero gobernante es
el primer Ministro.
"Nosotros vivimos demasiado contentos con
el régimen de Guillermo el normando, y son muy
pocos los venezolanos que ansían el advenimien-
to del rey Juan con la Magna Carta.
"Esta es verdad meridiana entre nosotros,
puesto que en todo nuestro territorio no hay ma-
terial, en ninguna parte, para formar la derecha,

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256 MEMORIAS DE MANO LOBO

ni el centro, ni la izquierda en la representación


nacional.
"Por todo lo dicho, repito que es ridículo
que hablemos de parlamentarismo. Nuestros
Congresos no representan tradiciones; ni clases
ni derechos. Son el doble seis del dominó dic-
tatorial, o lo que es igual, la .piedra de tranca
para que el jefe único tranque el juego todos
los años a su gusto, puesto que él mismo es cen-
tro, derecha e izquierda."
Propongo, dijo Vizcaíno interrumpiendo a
Barrabás, que se lean ya las notas de Mano. Lo-
bo para ilustrar el debate con ellas, y ver de ile-.
gar a un acuerdo práct~co. Esta prGJposición fue
una sorpresa y tod~s la~ aceptaron como cosa ra-
ra, áunque la reunión había sido convocada con
el fin de oírlas.
Leídas las notas desde donde mi tío habÍa
de su reforma en Palenque, hasta la disertaciót:t
del señor Guillén en Carabobo, el Vizcaíno las
explicó como sigue:
"La primera parte de esta disertación nos
deja ver sin rodeos, muchos aspectos dominan-
tes de nuestra vida, que realmente prueban que
no hay finalidad social en nuestra actuación.
Vivimos como Dios quiere, en pleno desorden:
esa es nuestra modalidad.
"La segunda ·parte, los viaJes de oriente y
de occidente, exhiben el factor rural tal como

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DOMINGO B. CASTILLO 257

se halla en nuestro medio ambiente. Lo refe-


rente al factor urbano nos demuestra que no te-
nemos obreros organizados ni como gremios ni
como partidos. Y yo creo que por el momento
no es posible organizarlos con cohesión y uni-
dad para utilizarlos en la labor social que les
corresponde. N o tienen 'disciplina moral para
ello y carecen de cultura para darse cuenta de
lo que significaría su participación inteligente en
la política general del país.
"Esas notas, pues, le ponen punto final a la
idea de aprovechar el factor rural en la organi-
zación político-social del país. Y el mismo con-
cepto es aplicable al aprovechamiento del obre-
ro en esa finalidad, aunque hay algunas ex-
cepciones.

"Sin embargo, podemos someter a discusión,


uno a uno, todos los puntos estudiados en esas no-
tas, seguros de encontrar en ellos elementos pa-
ra el programa de principios y de acción de un
partido que se inspire en algo práctico,· adapta-
ble a nuestra existencia y al modo como la so-
brellevamos.

"Tenemos que atenernos a nuestra vida, tal


como ella es. En el camino de las reformas, es
forzoso tener en cuenta nuestras necesidades y
el modo como se satisfacen. Ver las cosas de
otro modo, sería crear una situación artificial y
no es necesario deformar el medio y la vida más

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258 MEMORIAS' DE MANO LOBO

de lo que están. Nuestro deber es sujetarnos a


la realidad.
"Tenemos de sobra cuanto ha menester el
habitante para vivir sin. zozobras, pero es indis-
pensable que tomemos en consideración las· ad-
vertencias que acabamos de oir, con el deseo de
encontrar en ellas el correctivo que reclaman
nuestras faltas.
"Yo no tengo nada que agregar a las obser-
vaciones expresadas con tanta justeza en esas
notas. Creo que deberíamos hacerlas conocer
de todos los venezolanos, a fin de que vean. en
ellas la naturaleza de nuestros defectos y tomen
a empeño corregirlos formando el partido que
encarne la aspiración de la vida nueva.
"Y puesto que no podemos formar partidos.
parlamentarios avanzados, que se denominen
Centro, Derecha e Izquierda, porque no tenemos
pueblo ilustrado, y porque no tenemos régimen.'
·parlamentario, concretémosnos a obtener lo
posible.
"Pidamos sufragio basado en un censo elec-
toral que defina al elector, tomando como pun-
to de partida el .mínimum de capacidad y res-
po.nsabilidad que ofrece nuestra población. Pi-
damos que se le dé al país una moneda bien
controlada que desempeñe función social y deje
de ser instrumento de especulaciones sin
entrañas.

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DOMINGO B. CASTILLO 259

"Es necesario que tengamos dinero barato,


o en otros términos, es necesario que tengamos
dinero a bajo interés, para que la agricultura
prospere y para que la tierra tenga valor. Esta
es cuestión elemental en econqmía política."
"Si el país conociera las ideas expuestas en
las notas leídas en esta reunión, dijo el General
Dosfilos, estaríamos perdidos para siempre, por-
que según ese escrito, los venezolanos no tienen
nada digno de tomarse en cuenta.
"Ahora bien, si no hay ciudadanos en las ciu-
dades ni en los campos, ¿con quién formará su
partido de hombres capaces y _responsables el
señor Vizcaíno? En Venezuela no hay elemen-
tos para formar partidos de programas, sino pa-
ra partidos de hombres, y a eso tenemos que
atenernos.
"Yo me atengo, pues, a la conciencia de nues-
tro partido liberal amarillo, que acabó con la
burrada de la plaza de la Catedral y de Capuchi-
nos; yo me atengo al partido que nos ha hecho
grandes, entiéndanlo bien, que nos ha· hecho
grandes, aprovechando los ripios coloniales que
nos dejaron los godos en su apariencia de
república.
"Ese partido perdió ya el hombre fuerte que
le dió el impulso inicial, pero ya tiene un subs-
tituto. Nuestro programa es hablar poco y ha-:-
cer muchú, y para realizarlo tenemos ya el

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260 MEMORIAS DE MANO LOBO

hombre necesario, apoyado por hts mayorías


liberales.
"Tenemos lo que el país quiere y necesita
para iniciar la era de- las reformas provechosas.
Tenemos el hombre fuerte .que enc:;trna ~1 sen-
timiento 'nacional: el hombre capaz de darle al
país lo que necesita.
"Yo voy a todas las reuniones políticas, y
en ellas oigo a los demócratas, a los socialistas,
a los radicales y a los puri~tas. Y debo decla-
rar que en todas esas reuniones oigo líricos y
soñadores que dicen muchas cosas impraCtica-
bles. Ahora me encuentro en esta reunión con
el mamotreto literario del Vizcaíno', o lo que es
igu,al, con otro partido, y ·por consiguiente con
una división más eh las filas de la oposición 1?-1
régimente autocrático. Doblemos la hoja de tan-
tas ideas opuestas y de tanta ideología incohe-
rente. Dejémonos de minuncias, y al grano. _,
"La hora actual es de saber con cuántos fu-
siles, con cuántas cápsulas o con cuánto dinero
y con cuántos hombres, se suma cada uno de los
círcuios representados en esta reunión, al parti-
do de los Edecanes del Libertador, el único par-
tido que posee elementos cuantiosos y jefe de
personalidad propia, indiscutible.
"Y si los interpelados no pueden hacer na-
da en este sentido dando ejemplos de política
práctica, disolvamos este congresito, y tan ami-

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DOMINGO B. CASTILLO 261

gos como siempre. Esto de invitar para una


reunión de .;;urna importancia, y salir luego con
una batería de oradores disparando alternativa-
mente retahílas filosóficas, líricas y satíricas sa-
zonadas con la mejor bilis criolla, no es edificante
.y carece de aliciente para hombres de acción."

"El General Dosfilos, dijo el Vizcaíno, está


en su elemento al abogar por la continuación del
personalismo autocrático, para el cual son .canti-
dad despreciable el venezolano y Venezuela: él
interpreta la ciudadanía y la nacionalidad con
la conciencia arcaica del hombre feudal. Los
procedimientos de su política son muy conocidos:
encumbrar al macho más fuerte para que otorgue
sus favores, .por dosis homeopáticas, a los ilusos
que lo levantan y sostienen en el poder.
"Pero todo indica en este instante, que ese
régimen llenó su misión en un momento histórico,
definitivamente liquidado. El escrito que el Ge-
neral Dósfilos ha· llamado mamotreto, .habla de
nuestra historia como debió haber sido y pide .
rectificación de lo hecho, para que el venezolano
viva rriás en armonía con los dictados de la equi~
dad y la justicia, en vez de estar sometido a la
injusticia y a la acción brutal de la fuerza.
"Ese escrito revela, pues, nuevas perspecti-
vas, nuevos puntos de vista a la inteligencia, y
el hecho de leerlo y. discutirlo, dice que ya em-
pieza a surgir la generación que viene a esfor-

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262 MEMORIAS DE MANO LOBO

zarse para que Venezuela obtenga la educaciÓn


que debió dársele cuando llevó a cabo hi sepa-
ración de España y estableció el gobierno pro-
pio, electivo.
"Los conceptos consignados en las notas leí-
das no son para los hombres que se van agobia-
dos por sus culpas, creyendo que han actuado
muy bien, sino para los hombres que vienen, pa-
ra la nueva generacwn, en cuya inteligencia
germinará y floreceni la nueva simiente.
Este escrito es para la generosa y noble ju-
ventud llamada a vivir vida mejor que la nues-
tra, vida de hombres libres, sin feudalismo,_ sin
señores feudales y sin siervos.
"La época que se acerca trae hombres nue-
vos, nuevas ideas y procedimientos nuevos,. ·y
este escrito es para esa gente, es para la gene-
ración que debe hacer la independencia políti-
ca y la independencia económica, a fin de que
la democracia sea realidad en esta tierra.''
"Si señor, todo debe se·r nuevo en la época
que viene, gritó Dosfilos, absolutamente nuevo,
y para ello están allí ya los niños góticos de todos
los Estados que inundan la Plaza Bolívar las
noches de retreta; y los caraqueños mártires de
la moda, capitaneados por Petronio canto de
burro, encantados de la vida, con sus triunfos
sobre el bello sexo.? Con ese elemento y con
Pancho Morisqueta, se salva el país y todo se re-

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DOMINGO B. CASTILLO 263

nueva. ¡Qué feliz es Venezuela con esos hijos


tan embentes!"
"Lo que voy a decir, exclamó Barrabás, pue-
de ser que me ponga en el caso de tener que
matar a este general, cosa que de suyo es muy
mala. También puede ser. que ponga a este cojo
del diablo en el caso de tener que matarme a
mí, cosa que yo considero mucho peor aún. A
pesar de estos temores, tengo que hablar, y debo
hablar.
"Señor Dosfilos, este país está como está, por-
que mientras el señor Dosfilos me habla siempre,
donde quiera que me encuentra, de sus ardien-
tes deseos de ver gobiernos de derecho en la
Casa Amarilla, el señor General Dosfilos está
pensando en conquistar gente para hacer la gue-
rra en favor del Héroe del Deber, a fin de que
vaya a la Casa Amarilla como dictador.
"A esta reunión fue invitado el señor Dos-
filos, y no el general Dosfilos. Lea la invita-
cwn. Este es centro de discusión de ideas y
doctrinas y no puede convertirse en tribuna de
propaganda para el Héroe del Deber. Si el Ge-'
neral Dosfilos, que no tiene derecho de p¡¡.la-
bra en este congresito, porque no ha sido invi-
tado a él, no comulga con nuestra ideología, pue-
d~ eliminarse sin chistar, y tan amigos como
~~1empre.

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264 MEMORIAS DE MANO LOBO .

"Muy bien, el general va a elíminarse y el


señor se queda, pero antes de partir declara, que
prefiere menos idealismo y más positivismo, por
ser talvez de los hombres' que andan llenos de
pecados. Y agrega, que por pertenecer a la in-
mensa mayoría que desea un cambio inmediato,
reitera la invitación hecha a cuántos quieran su-
marse al jefe de los Edecanes del Libertador."
El orador se preparaba para seguir adelan-
te, con otro tema, ·cuando un recién llegado a
quien llamaban Tucuso, le grito: "Creo que el
general y señor Dosfilos, y Barrabás, y el . Dia-
blo, y el Demonio, y todo bicho viviente, deben
ponerse a salvo, y esto a la mayor brevedad y
sin pérdida de tiempo, porque están reduciendo
a prisión a los Edecanes del Libertador, a .los
periodistas de ese partido y a otros adversar.ibs
del gobierno. La ciudad está alarmada en es-
te instante con esas prisiones.
"Con qué, si los señores presentes no quie-
ren que los rueden, al níspero, que pongan los
pies en polvorosa, poco a poco y ·con cuidado.
Lo que es yo, hecha esta comunicación para el
buen gobierno de cada quien, me apresuro a po-.
nerme a· salvo alcanforándome."
Este aviso cayó como una ducha helada, pro-
dujo un silencio sepulcral y en el acto empezó
el desfile con mucha cautela.

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DOMINGO B. CASTILLO 265

"Señor,J dijo el Vate: Terminó esto con una


interrogación; quedamos· así asimilados a la Re-
pública que es otra interrogación. Tomemos
nota de la enseñanza comprobada que nos deja .
. este desfile. El general Dosfilos nos dijo que
nuestra vida es una morisqueta, y la mejor prue-
ba de que esa aseveración es cierta, es que nos-
otros, seres inofensivos, congregados de vez en
cuando para engañar el hambre, hoy tras largos
y acalorados debates, en sesión solemne, dejamos
todo a fojas una y terminamos con una moris-
queta monumental. Un hurra para Pancho Mo-
risqueta, y hasta otra vista."

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CAPITULO XX

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DOMINGO B. CASTILLO 269

XX

Retirada al sectm· de Candelaria po1· el Estado


Zamom.- Barrabás nos invitó a almorzar en
su casa.- La seño1·a de Bm·rabás y su her-
mana Panchita.

Bien, dijo Barrabás, dirigiéndose al Vizcaíno


y a mi: ''Las sesiones de esta lobera quedan apla-
zadas sine die,· y como en las sudas aguas de
nuestra política, nuestro barco navega con paten-
te limpia, encaminémonos a nuestras casas, como
de costumbre, por la calle real."
"Apesar de que todo eso es múy cierto, con-
testó el Vizcaíno, y de que en nuestras concien-
cias no hay nada que pueda .hacernos aparecer
como conspiradores ante la ley, ignoramos, sin
embargo, quienes son conspiradores para la ho-
norable policía, o cuáles son los individuos a
quienes élla tiene por tales en estos momentos;
por consiguiente, no está demás que tomemos
precauciones, descendiendo hasta nuestro sector
de Candelaria, por el Estado Zamora, y avanti."

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270 MEMORIAS DE MANO LOBO

Serían las dos de la tarde cuando salimos


de donde Pinillos. Lo avanzado de la hora y
el zic zac que debíamos hacer para seguir -la
vía indicada por Vizcaíno, puso a Barrabás de
muy mal humor, y de ese talante marchó hasta
la quebrada de Ña Rumtwlda. Allí nos detuvo
y habló como sigue; "Tal como están las cosas,
es peligroso entrar en un restaurant a esta ho-.
ra; y producir molestias en la casa para comer
comida recalentada, es cosa vil. Entre esos dos
males igúalmente .agrios y el muy amargo que
me espera en el hogar, hay un término medio
que atenúa o aplaca la zurra que yo mismo me
he buscado, y ese término medio es, que ·Uds.
se vengan a almorzar conmigo lo que haya y lo
que hagan, o lo que nos dé mi señora esposa
para premiar nuestros grandes servicios a la pa-
tria. Si señores, nuestros grandes servicios, vi-
sibles para güelfos y gibelinos, en las enormes ·
barbaridades con que torturamos ]a sensibilidad
nacional en la sastrería de Pinillos. Y advier- ·
tan que hacemos ese enorme sacrificio, fijos en
que ·nos premien tanta abnegación con Un mi-
nisterio, con una plenipotencia,. o con . un poco
de pasto en cualquiera de los potreros creados
por el ojo previsivo de los autócratas para amor-
dazar el patriotismo estomacal.
Apoyado en lo expuesto, no. acepto excusas.
Y tengan muy en cuenta lo que voy a decirles;
Yo no quiero que Uds. coman, ni me importa

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DOMINGO B. CASTILLO 271

que coman, y me tiene sin cuidado que ayunen


hoy y maí1ana, pero quiero y necesito que Uds.
me protejan y me amparen en el primer encuen-
tro con mi co_npañera, que no es pa1o de ma-
racas ni cosa que lo parezca. Debe estar en-
demoniada contra su media naranja, tal vez con
un poquito de razón. Estando Uds. presentes,
es posible que se limite a tirarme unos cuantos
alfilerazos. Esto es menos malo que una o dos
estocadas a fondo, que me dejen medio muerto
o malferido. Y sepan desde ahora, que les
hago responsables de cuanto me suceda. Y
echándose el sombrero sobre la nuca para darse
valor, gritó: Adelante! quién dijo miedo! Qué
venga un miurél. o un veragüense, lo mismo dá.
Esta no será mi primera ni mi última estocada
recibiendo. En fin, ya Uds. saben lo que me
espera y lo que les ·he pedido que hagan para
remediar la parte que tienen en mis bellaque-
rías de hoy."
"A nosotros no nos venga el señor Barrabás
con pajaritos embarazados ni con pretenciones de
darnos parte en sus fechorías. Ese queso frito
de que nos hablas, es todo tuyo."
"Barajo ese tiro, gritó Barrabás; no acepto
lo del queso frito. Yo descenderé a ·la tumba
con este epitafio: "Aquí yace Barrabás que no
fue nada, ni siquiera ladrón". Por ese lado no
he pecado ni pienso pecar."

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272 MEMORIAS DE MANO LOBO

"Está bien, respondió el Vizcaíno, te ·exone-


ramos del queso frito y te acompañaremos sin
tomar en cuenta la miel de tus palabras. Y
damos ese paso sin pensar en recompensa, para
contribuir con él a mantener la paz de un ho-
gar amigo.
"Ah! Comprendo. Hablarles a Uds. de .los
urgentes reclamos del estómago, es toda una vul- .
garidad. Perdónenine señores estetas, espíritus
sublimes, fuentes de luz! Pero no crean· que yo
no ando con la naveta y el incensario en la ma-
no prodigando humo de arte a los autócratas, por-· · .
que soy un asno. No señores; Uds. no me ne-
garán el talento necesario para andar de rodillas
cuando . me plazca. Lo que ocurre es que yo
veo lo antiestético que resultan la juventud y el
saber: de Fausto, extintos en brazos del angel
colorado. Semejante finalidad pretende poner
de resalte el fracaso de todas las culturas, y pro-
bar que la bestia y las bestialidades son las úni-
cas cosas reales en todas las edades de la vida.
Entiendo que la cultura ha refrenqdo 1~ bestia
con qué venimos al mundo, y no me convenzo
de. que la regresión al gorila o al chimpancé sea
compatible con la belleza cultural. Qué quieren
Uds. Yo tengo muy malas entendederas. Per-
dónenme, pues, les repito, lo de las arepas y la
carne frita, y síganme sin chistar, a paso de
vencedores."

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DOMINGO B. CASTILLO 273

Barrabás se alejó a grandes zancadas, deján-


donos algo pensativos con la ironía de sus lí.lti-
mas palabras. Cuando estaba a más de cien me-
tros de distancia de nosotros, emprendimos la
marcha, y entonces el Vizcaíno me dijo: "Es-
tas son las barrabasadas de Barrabás, pero hay
que oirlas con atención porque todas tienen mi-
ras elevadas y muy hondo sentido."
Así será, le contesté en el acto, pero yo no
veo el chiste de Barrabás disparando alusiones
mordaces contra terceros, y en realidad dispa-
rándolas contra nosotros, sin parar mientes en
nuestra generosa deferencia.
"El no ha dicho esas cosas para nosotros,
su intención ha sido hacernos ver los temulen-
tos de arte y de belleza, égolatras, y al mismo
tiempo los mejores androides del rebaño. Eso
es todo. Aprende a interpretar a este buen vie-
jo, y te convencerás de que es una mente doc-
ta y u mi alma elevada."
Con estas y otras pláticas llegamos a la Cruz
donde Barrabás nos esperaba. Seguimos juntos
a su. casa sita, vía Quebrada Honda, a mano de-
recha, cerca del puente.
La hija mayor de Barrabás estaba en una
de las ventanas de celosía y se apresuró a abrir-
nos la puerta. N os recibió en el corredor de la
entrada visiblemente angustiada por lo mucho
que se había hecho esperar su padre. La tran-

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274 MEMORIAS DE MANO LOBO

quilizamos un poco refiriéndole la verdadera cau-


sa del retardo.
"Y bien, dijo entonces Barrabás, ayúdame
Márgara: ve y dile a tu madre por qué he veni-
do tan tarde y que estos amigos almorzarán
conmigo cualquier cosa, y regresas a atender-
los mientras yo voy a mi escritorio: Y dicho
esto se encaminó al corredor del frente, que ser:·
vía de comedor, protegido por artístico tabique
de cedro amargo. Márgara fue a cumplir el en-
cargo de su padre y éste se echó, cuan largo era,
en el confidente del comedor. Allí lo encontr6 .
su señora esposa, Doña Ramona Revilla, matro-
na de amarillentos pergaminos. Ésta dama ha-
bía perdido ya la alegría de la juventud, agobia-
da por· el trabajo y la obligación de hacer mila-
gros, para sostener cinco hijos con decencia, so-
brellevando a Barrabás de sobornal.
Al verlo echado en el confidente, le habló
como sigue:
''Así del:;e ser, hijo, descansa, ¿No ~e pare-
ce que te estás portando muy bieri? Tú de,bes
tener algún tornillo flojo, si es que no estas com-
pletamente destornillado para pasar el tiempo
quién sabe donde, hablando necedades, sin ocu-
parte de tus deberes."
"Bueno, Linda: Primero dános algo. de co-
mer, y despué::; regáñame. Lo esencial es que

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DOMINGO B. CASTILLO 275

me des un poco de vapor; después pon a cami-


nar la máquina como quieras."
"Por lo visto, ya has perdido la vergüenza,
y nie asombra que un señor que sabe tanto y
que vive criticando al mundo entero, no sepa
estar en su casa cuando deba estar en ella, y
que no sepa criticar sus propios errores."
"Ay Linda, por Dios: No me estás dicien-
do nada nuevo. Ya sé eso de memoria; Cuan-
do se te alborotan los celos, te sales de tus
casillas."
"Esto era lo que faltaba, dijo Doña Ramo-
na. Celarte! Parece que no te vés en el espe-
jo las embadurnadas de betún que te dás en el
bigote, en la perilla y en los pocos pelos que
te quedan en la cabeza; si te vieras; te darías
cuenta de que eres un adefesio, y te quitarías
de la cabeza tantas musarañas con que alteras
.la paz del hogar, dando malos ejemplos, cuando
, debiera,w ser dechado de austeridad y de buenas
costumbres."
"Alto ahí, Linda: Mi vida es ejemplar. El
hecho de que venga algunas veces tarde, no es
motivo para que exageres tanto y para que me
faltes el respeto llamándome mojiganga. Ten
presente que yo siempre he respetado tu digni-
dad de mujer. Y además, qué dirán esos se-
ñores que están oyéndote."

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2.76 MEMORIAS DE MANO LOBO

"¿El Lobo y el Vizcaíno? Dirán que han per~


dido su tiempo, puesto que no han podido li-
brarte de esta enjabonada. Además, agn:go yo,
ellos también merecen que alguien les arregle
sus cuentas. Dime con quien andas y te diré
quien eres."
En este instante se presentó Márgara a po-
ner la mesa y dijo: "Tía Panchita acaba de lle~
gar y está hablando con los señores que vinie-
ron con Papito." Doña Ramona se· encaminó en
el acto hacia el corredor del frente.
"Tú eres el angel de la casa, exclamó Ba-
rrabás cuando desapareció Linda.
"¿Y qué pasa?"
"Nada ... lo de todos los días, que Lindq
quiere llevarme pegado de la pretina como llé-
va su llavero. Nada ... poca cosa ... que ella
desea mandar y quiere que yo obedezca. Eso
no' es pedir mucho, ¿verdad hijita?"
"No ·Papito, no hay tal cosa. Es que tene-
mos mucho trabajo y nuestro tiempo está contado.
Tus retardos alteran el horario, y eso le desagra-
da a Linda."
Mientras Barrabás mitigaba sus penas ha-
ciéndose mimar de su hija mayor, Doña Ramona
oía al Vizcaíno, que después del saludo de ·es-
tilo, dijo: "La hemos oído a Ud. expresarse con
bastante injusticia contra nosotros, y queremos

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DOMINGO B. CASTILLO 277

significarle, antes de abandonar la casa para no


volver a pisarla, que no está Ud. en lo cierto al
creer que su esposo se porta mal porque anda
·con nosotros. Las apariencias . engañan. Már-
gara debe haberlo dicho por qué hemos venido
tarde. Por lo demás, era nuestro objeto al acom-
pañar a su esposo hasta aquí, evitar el mal rato
que ha tenido lugar·. En consecuencia, frustra-
dos nuestros buenos deseos y habiendo resulta-
do ingrata nuestra venida, no hay más remedio
que salir por donde entramos, despidiéndonos de
su señor esposo para siempre."

"Muy bien señor Vizcaíno. Se marcharán


Uds. para siempre y para ri.unca, pero antes de
emprender ese largo viaje, tienen que oir lo que
voy a decirles: Debo suponer que Uds. salie-
ron de la sastrería del poeta a las once y media,
para estar a la hora del almuerzo en casa, co-
mo gente bien educada. Part~endo de esa supo·
sición, Uds. no podrán probarme ni con mil cru-
ces, ·que· han estado caminando tres horas y me-.
dia para venir desde la esquina del Truco hasta
el puente de Candelaria. La lectura de las "Me-
morias de Mano Lobo" terminó tarde desde lue-
go, y después vinieron los comentarios. Yo sa-
bía que ese mamotreto era algo así como una
resma de papel."
"Ah! Ud. sabía, exclamé casi involuntaria-
mente."

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278 MEMORIAS DE MANO LOBO

"Por. supuesto que estaba en cuenta del bo-


chinche literario, pero no sabía que Uds .. iban
a presentarse en esta casa con aires· de santos,
para evitarme un mal rato, y para decirme que
frustrados esos deseos, se consideran desairados,
y dispuestos, por tanto, a salir de aquÍ, para no
volver en todos los siglos de los siglos, amén.
"Pues bien, señores, no ha habido mal· rato
ni lo habrá. Lo que sucede es que yo no vivo
de mentirillas, que no entiendo de tapujos, de
componendas ni de transacciones con el fraude.
"La realidad ·no me enerva, nací en ella y
me he desarrollado en ella, fija en el trabaj<;>.
Soy hija del dolor, .del esfuerzo propio. Yo ·he
hec;ho lo que somos en esta casa, porque yo no
encontré nada hecho cuando vine al mundo.
"Y a otra cosa. Sí Uds. creen que he des·-
preciado sus buenos deseos porque les he descu-
bierto el embuste échenle la culpa del fracaso· ·a
sus burdas tretas, y déjenme en paz.
"Y para poner punto final, y antes de que
se marchen para siempre con· su- diplomacia de a
centavo, tengan la bondad de pasar al comedor.
Allí encontrarán muy buen consommé, carite en
escabeche, carne a la llanera, caraotas negras,
arroz y plátanos fritos, todo lo que Uds. necesi-
. tan para reconfortarse."
"Señora Doña Ramona, por lo que a mi res-
pecta, dije quitándole la palabra al Vizcaíno, con

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DOMINGO B. CASTILLO 279

todos esos platitos que Ud. acaba de mencionar,


queda anulada la resolución de irnos para no vol-
ver, y declaramos que volveremos muy a menudo.,
. por la misma ración.
"Y tenga en cuenta, agregó el Vizcaíno, que
su señor esposo es de los que creen que mejor
se vive con luz y poesía que con la materialidad
que Ud. nos ofrece y a .la cual nos adherimos
como seres terrestres."
Pasamos al comedor, y observé entonces que
el Vizcaíno, a pesar de su gran tranquilidad de
espíritu estaba descentrado, mientras que Doña
Ramona permanecía serena, inconmovible, muy
dueña de sí misma. Esta es mucha mujer, me
dije, y empecé a comprenderla y admirarla.
Nos sentamos a la mesa, y en el acto Ba-
rrabás le dirigió la palabra a su cuñada:
"Y bien Panchita, le dijo, ¿qué hay, qué nue-
vas tienes?"
"Poca cosa querido hermano. Vine a decir-
te que te tienen apuntado en la lista· de los can-
didatos para el Castillo de San Carlos, porque
dicen que vives echando sapos y culebras contra
los liberales y contra los godos. Y· como todavía
es tiempo para que cierres el pico y no expon-
gas a los muchachos, vine a ponerte en guardia.
Me parece bien que midas tus palabras y refre-
nes la lengua. N o sé si es a tí a quien le he oído
decir que al buen callar lo llaman Sancho."

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280 MEMORIAS DE MANO LOBO

"¿Con qué esas tenemos? Entonces Linda,


manda a hacer un bozal a mi medida para que
me lo acomodes cada vez que salga a la calle.
Mal rayo parta a los amarillos y a los verdes
y a los colorados. ¿Qué mal hago yo con con-
versar? Si esos demonios me quitan ese vicio
y me suprimen los arañazos de Linda, soy hom-
bre perdido. Prepárate hija a quedar viuda, y
tú Márgara a quedar huérfana, y tú hermana, a
echar algunas lagrimitas sobre mis huesos ; Es-
taba pensando en todas estas contingencias des-
de que vigilan la sastrería, y además, porque los
Edecanes del. Libertador están en la sombra,· y.
porque los Demócratas no dicen esta boca es mía."
"Qué van a decir,, exclamó Panchita, todos
están .Ya con los que mandan, muy satis'fechos 1
de obtener de ellos ló que no pueden darle los
caídos. Y espera un poco para que veas a los ·
regeneradores chupando el biberón del Estado,
perfect§lmente adheridos al régimen del sancocho. · ·
Esa es y ha sido siempre la distinguida moral
de nuestra política, y Honni soit qui maL y pénse
como dices ti:t."
"Eso no lo harán todos, replicó Barrabás.
Allí hay hombres como el Vate, como el Vizcaí-
no, como Mano Lobo y como yo, que viven de
su trabajo, que no son zánganos de la ·colmena
humana, que no están pensando que la política
es un filón productivo, con sólo ser partidario
incondicional de algún caudillo.

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DOMINGO B ~ CASTILLO 281

"Allí hay hombres, que como nosotros, no


andan a caza de un mendrugo del festín oficial.
Esos patriotas que exceptúo, discuten como nos-
otros los problemas de la vida nacional desde
puntos de vista muy elevados, sin tener como
objetivo único la explotación de la hacienda pú-
blica. Cumplimos así el deber que tiene todo ·
hombre de ejercer sus derechos políticos.

"Si todos nos despreocupáramos de esos dere-


chos y dejáramos hacer, está claro que nadie ten-
dria derecho de quejarse· de que el gobierno es-
té en manos del primero que lo agarre, para uti-
lizarlo en prove~ho propio."

"¿Y quién los mete a Uds. a enderezar. tuer-


tos? gritó Doña Ramona. ¿No saben Uds. que.
hoy día es pecado mortal tener pensamiento?
¿No saben Uds. que los músicos ·de la murga
oficial son los únicos que hablan, porque escar-
ban en el lodo y salen luego con un ramo de
flores en la trompa-? Esta no es creación mía.
Dizque eso lo dijo un as de la literat1:1ra colom-
biana, refiriéndose a uno de nuestros grandes
poetas, cuya espina dorsal era de mantequilla.,·
"Y si tan baja anda la alta literatura, por-
que el país entero .vive mejor sin cerebro ¿no
ven Uds. claramente que ir contra esa ola de
claudicación general, es pretender romper cocos
con la cabeza."

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282 MEMORIAS DE MANO LOBO ·

"Yo creo, dijo Panchita, que es necesario es-


perar la reacción contra el régimen imperante ..
Cuando aparezca esa reacción, todos debernos ha-
cer algo a fin de ·alcanzar el triunfo de la nue-
va concepción político-social.
"Así debe ser, gritó Doña Ramona. ·.Lo de-
más es exponerse a expulsiones, en el mejor de
los casos, y nosotros estamos pegados a este sue-
lo por muchas razones. La primera, porque te-
nemos en él una tradición de más de tres siglos,
y después, porque no tenemos tesoro ·para soste-
nernos en el extranjero. Yo no estoy dispuesta
a dejar la pequeña tranquilidad de que disfni-
tamos aquí, para ir a fregar platos a Nueva York,
para que mis hijas vivan bordando y tejiendo'
como máquinas, o para que anden corriendo de
oficiJÍ.a en oficina, mientras mi señor esposo pa-
sa sus días en tierra extraña, encerrado en un ·
cuanto, como pájaro en jaula, pagando así sus
impertinencias. Y hablándole a Barrabas di-·
rectamente, le dijo: "entiende bien este sermon-
cito, y arréglatelas como Dios te ayude, para que
sigas en tu trabajo, sin meterte en hon~uras.".
"Ramona está en lo cierto agregó Panchita;
el patriotismo es aquí palabra sin sentido, desde
hace mucho tiempo. Cuando venía para acá,
encontré cerca de la Plaza Bolívar al Gago, que
creo es de los Edecanes del Libertador, y ai
despedirse me dijo: "ahora estamos peor que
nunca" ¿Cómo así? le dije, y me Contestó: "por-

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DOMINGO B. CASTILLO 283

qüe esta gente se lo coje todo ·y no le dá nada


a .úno, Ud. les dá en el codo para que abran 'la
mano, y le abren el pie." Este patriota, tan
pronto como tenga una varita de justicia, des-
viará la equidad y torcerá el derecho, según
se lo ordene el amo que se sirva de él."

"Estoy perfectamente de acuerdo con Uds.,


contestó Barrabás. Lo que pasa es que encuen-
tro insoportable la bozaleada que tengo que dar-
me. Pero si no hay otro remedio, me tragaré
la pildorita que Uds. me recetan. Y hasta lue-
go mis queridos amigos. Y dicho ésto se alejó
del comedor."

"Panchita, exclamó Doña Ramona, cuando


salió Barrabás, has estado más oportuna ·y más
brillante que nunca. No sabes cuanto te agra-
.dezco todo lo que le has diCho a tu cuñado. Oja-
lá que nos oiga y que se libre de un carcelazo,
y nos evite las mortificaciones que eso nos cau-
saría."

"Ay! hija, encomiéndalo a San Benito que


aleja las cosas ·malas, y hagámosle una novena.
Voy a pedirle mucho por Uds."

"Hemos hablado de todo dijo Márgara, y no


hemos hablado nada de tí Panchita. Tú has es-
tado haciendo visitas y no nos has dicho nada
de ellas, por estar entretenida con las cosas de
Papito."

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. 284 MEMORIAS DE MANO LOBO

"Efectivamente, antes de venir a verlos, hi-


ce algunas visitas que debía, y ví mucha gente
en ellas. Me divertí enormemente con la Folie
des g1·andeurs de esos conterráneos, con la hin-
chazón que gastan y con el vacuo primitivismo
en que se pierden. Se creen de madera espe-
cial, y no saben que todos traemos a las prime-
ras formas del embrión las agallas del pez. Me
gustaría que tú también fueras a París, para que
cuando regreses pases por los establos de la es-
quina del Principal, y digas frunciendo tu jocí-
quito, en el mejor francés parisiense de Caracas:
Il y a de la peste caballo ici. Eso sería enc.an-
tador. Y acanalando la boca para imitar el
francés agregó: donde las Villavieja no me ha-·
blaron sino de Geofgette, crepé, peluche, paiHetté
y negl.igée. Donde las Vejarano todo fue tennis,
fiestas, picnics y amigos de lo mejor de lo me-
jor. Y en la sesión de las Riogrande, todo fue
lírico y· coreográfico. Oye Ramona, las bellezas.·
de la casa, que son unas . cabecitas de muñecas
montadas en palos de ~scoba, cantaron con voz
gatuna una canción a la moda, cuya letra es más
o menos como sigue:
Me confesé con un cura,
Que era un tronera,
.Y me dió por penitencia,
Que lo quisiera.
Y yo lo quise, y yo lo quise,
Porque la penitencia debe cumplirse.

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DOMINGO B. CASTILLO 285

Malaya la cocina,
Malaya el humo. ·
La mujer que se fía
De hombre ninguno.
Porque los hombres
Niña, son tales,
Que hasta en el mismo cielo
Son infernales."
"Tú tienes pocas relaciones, tía, dijo Márga-
ra, pero ·es necesario reconocer que son de lo
más selecto.
"Lo mismo que todas. Pon por ejemplo la
high life, si quieres, las esclavas &~ todos los de-
portes, y tendrás igual vacío mental, la misma
superficialidad y la misma ignorancia de ·la mi-
sión de la mujer en los problemas de la acción
social coordinada. En esa región· de nuestra vi-
da capitalina encontrarás mejores trajes, joyas
costosas y más humo. Pero en nada de eso hay
base de cultura ni cosa que lo parezca. Esas
damas saben de todos los diletantismos, pero la
mayor parte de ellas no saben lo que significa.
acción social humanamente coordinada para ob-
tener mentalidad distinguida. Están casi todas
en su elemento en jaula de oro, dando algunas
limosnas, pero sin ~ondear los dolare;:; del pró-
jimo anhelando tomar parte en el mejoramiento
del alma humana, con el propósito de humani-
zar. Se ocupan de sí mismas, y fuera de su mun-
do, la vida no tiene interés para ellas. La m u-

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286 MEMORIAS DE MANO LOBO

jer que trabaja y sufre y no se divierte, es para


ellas menos que cero a la izquierda."
"Así es hija, dijo Linda, por eso estoy cada
día más contenta de vivir lejos, en mi aislamien-
to con mis hijas, que afortunadamente piensan
como nosotras y prefieren aprovechar el 'tiempo
adquiriendo conocimientos útiles, en vez de ator-
mentarse con las fruslerías del modernismo, o
con los grandes puntos de vista artísticos de la
nueva generación."
"¿Y cuáles son esos puntos de vista? pre-
guntó el Vizca!no."

"Usted cómo que no lee, o no sabe leer. ¿Cuá- .


les han de ser esos puritos de vista? N o lee U d.
todos ·los días en los diarios y en las Revistas,
que el arte tiene que ser popular, que debe re-
producir .las escenas de la vida menesterosa pa-
ra que el modelo se enmiende y se regenere .. ·
Esa debe ser la obra de arte pictórico y poé-
tico: algo profundamente docente, algo altamen-
te constructivo."
"Entonces, replicó el Vizcaíno, el pintor y el
poeta deben eliminarse y cederles sus puestos
al fotógrafo, porque nada reproducirá mejor, ni
con más detalles exactos que la placa fotográfica,
las miserias del pauperismo, en las bajas esferas
sociales. Y si la reproducción de esos cuadros
corrije y edifica, que si jaga, como decía el negro."

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DOMINGO B.. CASTILLO 287

"Nó discuto .ese particular ni me interesa


ilustrarlo. Lo que yo quiero decir es. que a mis
hijas no les interesan esos conocimientos. Por
lo demás, lo único que me preocupa en estos días,
es la seguridad de mis muchachos. Este señor
esposo mío, puede hacerlos rodar junto con él a
un castillo, por andar hablando babiecadas en to-
das partes, en vez de concretarse a su trabajo."
"Señoras, gritó Barrabás reincorporándose a
la reunión, Uds. han monopolizado la palabra de
tal modo, que estos caballeros parecen dos es-
tatuas. Y dirigiéndose a nosotros nos dijo: ¿ Có-
mo han pasado Ja tarde? ¿Qué opinan de esta
sesión?"
"Estamos agradablemente sorprendidos ·del
modo instructivo como hemos pasado las horas
aquí, contestó el Vizcaíno. Nos interesa sobre
mé!nera lo que ·hemos oído, y declaro que hemos
aprendido cosas que ignorábamos. Sentimos mu-
cho, por tanto, tener que despedirnos, pero ya
es demasiado tarde. Tengo que agregar a lo di-
cho, que es nuestro mayor deseo volver muy
pronto."
"Sí, vengan a menudo, contestó Linda, y qué-
dense aquí todo el tiempo que quieran. Eso se-
rá mejor que ponerme en el caso de destruit·
mentirillas mal urdidas, con ácido fénico."
Nos despedimos, y cuando estábamos respi-
rando el aire de la calle, frente a la iglesia, el

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288 MEMORIAS DE MANO LOBO

Vizcaíno me dijo: "Doña Ramona y su herma-


na y toda su parentela, son vástagos de _la fron-
dosa cepa española vizcaína, que produjo las
grandes figuras de la independencia. Estas dos
mujeres son del temple de Doña María Antonia
Bolívar; pero más instruídas, porque· leen más.
Han leído muchísimo más que nosotros, y aun-
que no hacen gala de su saber, tampoco lo ocul-
tan cuando es menester. Estas son mujeres in-
geniosas, espirituales y sin afectación; mujeres
sanas de alma y de cuerpo, dotadas de una gran
fuerza física y moral. Cuando se extingan las
pocas matronas de esa talla que nos quedan,
tendremos que esperar mucho tiempo para qve
reaparezca la vitalidad moral y política de la
primera mitad del presente siglo.

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TERCERA PARTE

Postrimerías del guzmancismo -Reacción def


Dr. Rojas Paui.-Mano Lobo en la revolu-
ción Legalista de 1892.:...... Su estada en:
Caracas y su regreso a la vida pastoril.

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DOMINGO B. CASTILLO 291

. CAPITULO X XI

Actuación del General Guzmán Blanco en las


postrimerías de su prestigio, y actitud de los
prestamistas frente al Contrato Franco-Egyp-
tien.- Abandono ~os estudios y la casa de mis
tías.- Política reaccionaria de Rojas Paul.

El Vizcaíno me acompañó hasta la puerta de


mi morada y regresó a la suya, sita· en la Calle
Real de Candelaria, ce1ca de la Plaza.
· Cuando quedé sólo, encerrado en mis cua-
tro paredes y aparecieron en mi memoria los
sucesos del día, sentí profunda repugnancia por
las cosas que había presenciado, y me dije: No
tengo inclinación para ninguno de los asuntos
que interesan a casi todos los hombre~ con quie-
nes estoy en contacto en esta urbe.
Siento ganas de decirles: quédense con sus
pretensiones, con su sabiduría, con sus intrigas,
con su envidia y con su pedantería sofocante, y
muérdanse, despelléjense, peleen y mátense. · Mi
universo es otro. Yo no tengo nada de común

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292 MEMORIAS DE MANO LOBO

con Uds., aunque todos hayamos nacido en el


mismo pedazo de tierra. Pero entonces me acor.:.
dé de los consejos de mi tío Mateo, que siempre
me decía: "Esto es lo que se llama mundo. Y
el que no se interesa por la actual situación del
país, no es buen venezolano. En esta época de
corrupcwn y de tanta pestilencia, debes crearte
· tu santuario, pero también debes hacer todo el.
bien posible, aunque sea volviendo el rostro y
tapándote las narices."
Decidí, in pectore, hacerle lomo a la carga,·
como dicen los llaneros, concretándome a mis es-
tudios y prescindiendo de reuniones como la ha-
bida en la sastrería del Vate. Y cumplí esta par-
te del programa de mi vida universitaria, .sin ais-
larme y sin abandonar las amistades gratas, pe-
ro sin meterme en el laberinto de la política, que
cada día era más personalista, más mezquina y
también más egoísta y más agresiva.
A. fines' de 1887, las personalidades más sa-
lientes del liberalismo, con excepción del 9ene-
ral Crespo y sus adictos, decidieron apoyar cie-
gamente todo lo que tendiera "a favorecer · el
alto designio del General Guzmán Blanco y de
Ios círculos eleccionarios del partido regenera-
dor." A· pesar de esa solemne decl~ración, la
política siguió llena de complicaciones hasta la·
elección del nuevo presidente de la República,·
verificada el 2 de julio del año precitado.

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DOMINGO B. CASTILLO '293

Al electo, Dr. J. P. Rojas Paul, amigo fiel


del General Guzmán Blanco, se le suponía tan
adicto a ese caudillo, que. su administración no
podría dejar "de ir donde él en busca de inspi-
raciones y de consejos." Aquí viene bien decir
que el hombre propone y el diablo mete la pata.
"El General Guzmán Blanco, en su calidad
de Jefe perpetuo e insustituíble del gran parti-
do regenerador, había concebido el patriótico
plan de gobernar a los venezolanos desde Eu-
ropa, como dictador, por medio de un maniquí.
Decía entonces en escritos rimbombantes, que
Venezuela había llegado al máximo de lo que po-
día dar de sí, y que necesitaba, por tanto, ca-
pital extranjero e inmigración para realizar
la segunda etapa de su desarrollo económico y
cultural. Según estas afirmaciones, V ene zuela
disfrutaba ya de prosperidad bien cimentada y
de crédito inteligente y hábilmente dirigido en
favor de la nación. Sin embargo, en este sen-
tido, Venezuela estaba a fojas una.
El gobierno regenerador del General Guzmán
Blanco regularizó el servicio de las deudas inter- ·
na y externa, y llevó a cabo algunas obras de
ornato y de utilidad pública, que le dieron cir-
culación a varios millones de bolívares y produ-
jeron prosperidad aparente, pero en el sentido
estrictamente ecoriómico, no hizo nada substan-
Cial. El país no adelantó nada en este sentido,

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294 MEMORIAS DE MANO LOBO

porque respecto al manejo del crédito oficial y


desarrollo de las finanzas, los banqueros del go-
bierno eran dueños de ese tesoro, y por consi-
guiente, árbitros del régimen. monetario y con-
troladores del mercado del cambio internacional,
a la base de 9%. Venezuela, lejos de estar bo-
yante en las postrimerías de la dictadura del 70,
estaba atada, más que nunca, al poste de la usura.
En ejercicio de su privilegio, los b~nqueros
hacían pequeños préstamos al gobierno, con muy
buenas garantías, con interés verdaderamente
leonino y dando como dinero, los billetes emiti- ·
dos con la sola garantía del crédito bancario, co-
locado por encima del crédito del Estado. Con
este sistema, el gob.ierno regeme:rador resolvió
menudos y superficiales problemas físcales, de-
jando siempre al país sometido al querer de los
prestamistas, y convirtiéndose él mismo en ins-.
trumento de ellos, para subsistir. Y cuando el
dictador pretendió modificar esa situación, po-
niendo el monopolio de las finanzas en manos
extranjeras, en vez de cortar por lo sano emplean-
do el crédito del Estado e.n provecho de. la N a-
ción,· se alborotó el avispero.
Semejante política fomentó resistencias que
no pudo vencer el dictador, y ante las cuales
dijo enfáticamente, que defendería sus proyec-
tos civilizadores hasta 'el fin, para desenmasca-
rar la usura, "porque él no se dejaba pecherear
de nadie". A pesar de esa bravata, uno de los

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DOMINGO B. CASTILLO. 295

amigos que lo peche1·eó en ese trance, fue su cu-


ñado, el General Manuel A. Matos, que en su
calidad de banquero, defendió heróicamente a los
prestamistas nacionales contra la intrusión ex-
tranjera, considerándolos con privilegio único pa-
ra especular con la miseria del país, y para ex-
plotar la ignorancia de los seudo-estadistas
venezolanos.
En resumen, la política de contratos con que
se encariñó el dictador de 1870, lo colocó en la
picota de 1889, dejándonos saber, por declaración
del mismo dictador, que los banqueros hacían
la equitativa utilidad de 80% en sus negocios
con el gobierno, y asimismo, que él recibía 60%
como dividendo de sus acciones del Banco pres-
tamista, aunque sólo tenía pagada la cuarta par-
te del valor de ·ellas.

De todos los cbntratos propuestos por el dic-


tador, el único que le creó hondas dificultades,
fue el del Banco Franco-Egyptien, porque chocó
con el negocio de los banqueros nacionales, que
como queda dicho, son los árbitros invisibles de
los negocios establecidos por ellos.

El Dr. Rojas Paul se declaró embozadamente


defensor de. los intereses creados, con el secreto
designio de captarse el favor de los financistas, y
dió así su primer paso de gato en el tenebroso
camino de la concordia. Si el General Guzmán
Blanco no se hubiera obstinado en sostener el

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296 MEMORIAS DE MANO LOBO

proyecto del Banco Fmnco-Egyptien, qmzas la


reacción anti-guzmancista se habría retardado.
Barrabás decía constantemente en esos días:
"En el mundo existen solamente dos naciones
con hombres que saben mandar y con pueblos
que saben obedecer: Rusia y Venezuela. El Ge-
neral Guzmán Blanco, imitando a Pedro. el Gran-
de, le gritó a los venezolanos en el año de 1870
desde los balcones de 'la casa. de Gobü;~rno; DE
RODILLAS!!, y los venezolanos estaban desde ,
entonces en esa posición. Si se pusieron de pie ''
en 1889, empujados por los reaccionarios y por.
los revoltosos, azuzados por el gobierno para com-
placer a los financistas, fue sencillamente porque
el dictador le tiró la cuerda al mono, cuando ca-
recía de medios drásticos para hacerlo meterse
en su cajita."
Yo siempre he creído que al gobierno guz-
mancista lo liquidó 'el Banco Fmnco-Egyptien,
que Rojas Paul fue instrumento de lo;;; intereses
creados, y que al mismo tiempo fue víctima de
ellos, porque no era hombre de armas. N o hago
historia. En el orden cronológico de estos suce-
sos, que pueden colocarse antes o después de los
que me atañen, está la captura del General Cres-
po en la goleta Ana Jacinta, -Y el trato excesi-
vamente deferente que le dispensaron en su ca-
lidad de prisionero de guerra. R,ecuerdo este
suceso, porque fue la primera clarinada del dis-
cípulo contra el maestro y cónt;a los hombres

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DOMINGO B. CASTILLO 297

de la adoración perpetua, o sea contra los incon-


dicionales del guzmancismo.
Este período de alteración del orden público,
alteró la vida que yo sobrellevaba, y me impuso
, orientación distinta a la que me había propuesto
seguir desde mi ~legada a la capital, en 1880.
En Septiembre de 1888, me comunicó el se-
ñor Yriartito, consignatario de mi tío Mateo, que
hasta Diciembre llegarían los fondos destinados
a mi sostenimiento en Caracas, y me dijo ade-
más, confidencialmente, que mi tío José Antonio
le decía en carta reciente, que "con motivo de
la revolución y de la desorganización de los ne-
gocios, tenía que pasar por la pena de dejar sin
cumplimiento su ofrecimiento de ayudarme a es-
tudiar en Caracas y le suplicaba buscar una fór-
mula suave para hacerme esa comunicación".
El señor Yriartito me comunicó ese mismo
día, que mi haber en su firma, según sus libros, as-
cendía $ 6,800 con la 'entrada de los últimos ani-
males vendidos por mi cuenta, por orden de mi
tío Mateo, y agregó que esa suma le parecía más
que suficiente para llevar a cabo mis estudios.
Enterado de tantas nuevas, resolví en el ac-
to abandonar los estudios, y al efecto le hablé
al seí1or Yriartito como sigue: "Tenga la bon-
dad de ayudarme a encontrar trabajo con algún
comisionista como vendedor. Abandono los es-
tudios. Me basta con lo aprendido en los libros

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298 MEMORIAS. DE MANO LOBO

que he estudiado, para la vida que tengo que


hacer en mi país."
El señor Yriartito me ayudó con mucha efi-
cacia, y a fines de Noviembre del citado año· me
comunicó que tenía buena ·colocación en la casa
comisionista del señor Ribote. Este señor me
enteró de cuanto debía hacer, medió un guía, me
facilitó bestia para recorrer las calles de la ciu:..
dad, me acordó comisión generosa y me ofreció
dinero para mis gastos, si lo necesitaba.
En Enero de 1889 empecé mi nueva vida de
vendedor de frutos menores, sobre una mula,
con sendos papelones en las pistoleras y con otras .
muestras· en alforjas colocadas sobre las· ancas
de la bestia.
Antes de empezar esa labor, rriis tías me co-
municaron a principios de Diciembre, que · José
Antonio no estaba dispuesto a gastar ni un cen-
tavo en mis estudios; que pensara, por consiguien-
te, en el porvenir, porque ellas no estaban dis-
puestas tampoco, a cargar conmigo. Oí en si-
lencio este amable sermón, y en la tarde del mis-
mo día pasé a ocupar un cuarto en el Hotel León
de Oro, en calidad de huésped, y dejé así ter-
minada para siempre, toda relación con la fa-
milia paterna.
El 27 de Abril de 1889, los llamados reaccio-
narios, sumados al hombre de Ja Concordia, pro-
testaron al frente de muchedumbres alborotadas,

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DOMINGO B. CASTILLO 299

contra la celebración de la fecha clásica de los


guzmanCistas, sin más. programa que el naciente
personalismo de Rojas Paul, servidor de los in-
tereses. creados. El ideal de estos apóstoles del
anti-guzmancismo era escalar el poder. Alcan-
zado ese fin ya no había más que hacer, quedaba
realizada la máxima aspiración de la cultura li-
beral, demo_crática, representativa, esclava de
la usura.
Ni Rojas Paul ni sus secuaces de última hora,
tenían programa constructivo, y lo que es Guz-
mán y los suyos tampoco lo tenían; empero, to-
dos inundaban el país de literatura ampulosa,
ofreciendo libertad, mucha libertad y progreso,
pero diciendo entre líneas: deseamos explotar la
hacienda pública sin molestar a los vendedores ..
de letras de cambio, y sin chocar con los pontí-
fices del régimen monetario, y por añadidura,
banqueros del gobiernu. La finalidad de Rojas
Paul y de los reaccionarios, era regenerarse ellos,
y la de Guzmán y compañía era idéntica, con
la sola diferencia 'de que éstos hablaban en nom-
bre de la causa liberal, con los liberales de la
. Regeneración, de la Reivindicación y de la Acla-
mación, y con los adversarios que quisieran ad-
herírseles como individualidades, en tanto que
aquellos hablaban en nombre de la Conco1·dia,
amasada con todos ·los políticos cesantes, que
quisieran servir a Rojas Paul para perpetuado
en el poder.

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300 MEMORIAS DE MANO LOBO

Lo que es Venezuela, entidad susceptible de


desarrollar capacidad económica mediante el apro-
vechamiento de su propio crédito; susceptible
de aumentar población y riqueza con sus propias
fuerzas bien dirigidas, no tenía significación en
las miras y propósitos de los precitados políticos.
Hablar de problemas económicos en ese ambien-
te saturado de ignorancia, de pasión y de perso-
nalismo, era cosa ingrata. ·
A pesar de eso, el Vizcaíno Barrabás y otros
amigos hablaban públicamente de fas ide~s de
Don Tomás Mujica, y citaban los países donde
las aplicaban con éxito, con el fin dé hacer ver
que 'eran ideas de perfecta aceptación. y mien::.
tras que en Caracas resultaban latosos los discí-
pulos de Don Tomás Mujica, éste venezolano
bonachón seguía propagando en el llano, ante .
los discretos animales de la pampa, sus ideas so-
bre reorganización de la vida económica, fijo en,·
fecundar el país con el empleo del crédito del
Estado en favor del pueblo trabajador.
Y decía Barrabás: "es necesario que el país
oiga la nota discordante de Don Tomás, para que
sepa. mañana cuando se haga historia, que en el
siglo de oro de las letras patrias, mientras . los
venezolanos se divertían cantándole a la flor del
café, a las mujeres hermosas 'y a la. belleza de
las noches primaverales, había también hombres
prosaícos, que se hacían odiqsos, buscando el bie-
nestar general, en el abaratamiento del dinero,

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DOMINGO B. CASTILLO 301

y .diciendo que en un país como . Venezuela no


debía haber menesteroso, sino ciudadanos felices,
dueños del suelo y de su rica y variada pro-
ducción."
El escándalo del 27 de Abril fue sencillamen-
te pretexto buscado por el Dr. Roj.~.s Paul parü
presentarse ante· el país acosado por la opinión
pública, adversa a la política de contratos, cuan-
do en realidad sólo estaba azuzado contra esa po-
lítica por los usureros, que querían convertirlo
en defensor de sus intereses y en cliente y
asociado. ,
Los deberes del gobernante con sus electo-
res, o sea con el guzmancismo, y· los reclamos de
la opinión pública, eran incompatibles; en con-
secuencia, el hombre de la Concordia tomó la re-
solución de sacrificarse, haciendo como que re-
nunciaba la presidencia de la República ante el
Congreso, que cómo estaba previsto, no la acep-
tó,. porque ya no era elemento de la Adoración
Perpetua. De esta suerte, en vez de elegir a un
guzmancista incondicional para reemplazar a Ro-
jas Paul, el Congreso exoneró al renunciante de
todo compromiso con sus electores, y lo echó
en brazos de los prestamistas del gobierno y au-
daces gestores invisibles de la oposición.
Rojas Paul se sintió desde ese instante due-
ño de si mismo, hombre de partido propio, y alen-
tado por el plebiscito anti-guzmancista fomenta-

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302 MEMORIAS DE MANO LOBO

do por él, llevó adelante su obra hasta consumar


la demolición de las estatuas del Ilustre Ameri-
cano. Ese fue el acto final de la política reac-
cionaria, con el cual quedó destruída para siem-
pre la causa de la Regeneración, de la Reivindi.:.
cación y de la Aclamación.
El General Guzmán Blanco recibió la noti-
cia de la reacción llevada ·a cabo contra su po-
lítica, en el ·Pabellón ·de Venezuela, construído
en París para la Exposición· de 1889, y dizque di-
jo (trás un terno muy retumbante contra· Rojas
Paul) como Cristo al espirar: Consummatmn eibs'r! .
Venezuela retornó entonces al infantilismo
del caudillaje constituído por bárbaras mediocri-
dades, quedando como siempre explotada sin mi-
sericordia por los malabaristas de la finanzas y
maestros en intriga, en intransigencia y en odio~
y partidarios de la purificación po:c el fuego. Y
mientras que los actores de la política y las fi-
nanzas representaban el sainete .que ponía sobre
el pavés un rey de barajas, yo marchaba por las
calles de Caracas sobre mi mulita, ganándome la
vida con bastante independencia y viendo los to-
ros desde lejos.

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CAPITULO XXII

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Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
DOMINGO B. CASTILLO 305

XXII

Mi vida de con·edor y sus ?'esultados.- Refuta~


ción de "Memorias de Mano Lobo" en la Al··
ja1·ería de Candelmia.

Sirviéndome de un dicho vulgar, diré que


al Dr. Rojas Paul le salió el tiro por la culata.
Derrocó al ídolo de la Regeneración, de la Rei-
vindicación y de la Aclamación (tres comedias
distintas con un sólo actor), fijo eri convertirse
en director supremo de los venezolanos para ha,.
cerlos . felices, pero como .no tenía personalidad
de caudillo ni' facha de tal, tuvo que inclinarse,
t1;lscando el freno, ante el candidato de la mayo-
ría del Congreso. Y por hecho semejante, en
vez de salir de la Casa Amarilla bendécido por
la naCión agradecida, salió de ella mohíno y con
el apodo de "Cara de Gallina", que sus adeptos
del día anter.ior le clavaron como una banderilla,
para premiar su ·caca1·eada política de concordia.
Venezuela empezó a saborear entonces, con
su nuevo presidente, los manjares de otra mesa.

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306 MEMORIAS DE MANO LOBO

Con el General Guzmán Blanco había tenido la


pompa de una autocracia teatral; con el Dr. Ro-
jas Paul se había reducido al misticismo de un
santurrón, y con el Dr. ·Audueza Palacio, inau-
guraba un efímero período de vida alegre, que
llegó al desbordamiento democrático. En ese
ambiente había libertad ·para hablar y escribir
contra todos los círculos políticos, con excepción
del oficial.
Gracias a esa libertad, se celebraban reunio-
nes públicas y privadas, en las cuales se exalta-
ba a los antiguos griegos y latinos, y se hablaba
muchísimo de los grandes macheteros regenera-
dores de Venezuela. El Vizcaíno y Barrabás me
habían invitado en diferentes ocasiones a esas
reuniones político-literarias, y yo siempre me ha-
bía excusado de asistir a ellas, diciendo que mis
ocupaciones no me dejaban tiempo para meter-
me en política. Y así era.
A pesar de tantas excusas, en Octubre de 1890
asistí a una de esas reuniones. Hablaré de ella
en otro lugar, antes tengo que referir cuáles eran
mis ocupaciones y cómo me iba en ellas.
En el primer trimestre de mi consagración a1
trabajo, aumenté mucho la clientela de la firma,
ayudado por el Sr. Yriartitó y· otros amigos, y
ensanché notablemente las ventas, sobre todo con
el aguardiente guatireño de Purga de gota. Pa-
ra Octubre de 1890, yo era 'dueño de cuatro mu-

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DOMINGO B. CASTILLO 307

las, dos de silla y dos de carga, necesarias pa-


ra la buena marcha del negocio.
Camilo Daza, el empleado que me ayudó en
los primeros días a iniciarme en el negocio, tra-
bajaba ya conmigo, en lo que yo llamaba Depar-
tamento de Ventas. Este joven era natural de .
Cagua, de donde lo habían enviado al servicio
militar, aplicándole la ley del cabestro. Había
servido bajo las órdenes del General Isidoro
Wiedemann, espada fidelísima de la Adoración
Perpetua, y por su conducta, inteligencia y acti-
vidad, lo habían ascendido de soldado hasta sar-
gento primero de su compama. Cumplido el
cuarto año de servicio, fue licenciado con. el gra-
do de subteniente, legalme"nte expedido.
El Gene.ral Wiedemann había recomendado
a Daza con cariño paternal, al señor Ribote, di-
ciéndole que era espíritu disciplinado y hombre
de trabajo, pulcro en el manejo de lo ajeno. Con
todas esas cualidades, y a pesar de la muy va-
liosa recomendación del General Wiedemann,
amigo del seí1:or Ribote, yo encontré a Daza tra-
bajando como caballerizo, como mensajero .y co-
mo cobrador. Aceptó el trabajo que podía ofre-
. cerle el señor Ribote, porque. en principio, lo
esencial para él era bastarse asimismo con lo que
ganara en cualquier ocupación.
Cuando Daza me relató la historia de su vi-
da y me hizo apreciar su entereza y el alto con-

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308 MEMORIAS DE MANO LOBO

cepto que tenía de su dignidad de hombre, me


inspiro sincera simpatía, y empecé a llámarlo
Coronel. Con ese apodo nos entendimos siempre ..
Cuando el señor Ribote convino en que Daza se
encargara del transporte de los artículos que ·yo
vendiera, sin dejar de hacerle sus cobros, yo 'le·
ofrecí casa y comida y 50% del producto de los
fletes que ganará en el transporte con mi,S mu-
las. Yo vivía entonces en una casita situada en-
tre la esquina del Carmen y . Caroata, cerca del
abandonado gasómetro del alumbrado ·de gas,
establecido en Caracas en otros tiempos. . · ·
El negocio de tra'nsporte rápido para cual-
guiera de las cuatro alcabalas, o para la vecin-
dad de las mismas, pagaba el sostenimiento de
las ct,1.atro mulas, producía buen sueldo al Co-
ronel, y dejaba un remanente considerable para
amortizar el dinero invertido en aperos y
animales.
El Coronel guardaba su sueldo, que nunca'·
.era menos de 400 bolívp.res mensuales, y se cum·
plía con él el refrán que dice: "¿Quién te hizo
rico? Quién te mantuvo el pico". Lo que es
yo no le hacía reparos· a esa prosperidad, y más
bien me alegraba de ayudar al Coronel a con-
seguir la independencia personal que merecía.
Mi trabajo me producía de$ .
600 a$
.
800 mensuales. ~

En mi radio de acción, recorrido rápidamen-


te con una de las mulas ~n la mañana, y con la
otra en la tarde, vendía queso llanero y de Ma-

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DOMINGO B. CASTILLO 309

racay, maíz, menestras, papelón, azúcar y aguar-


diente de Guatire, y pescado salado de diferen-
tes clases. Nunca dejaba de vender uno o dos
de estos artículos .
El éxito del negocio se debía a la calidad y
precio de las mercancías y a la rapidez con que
se despachaban los pedidos. El. transporte en
mulas dirigido por un hombre activo, er'a cues-
tión de horas, y no de días, como sucedía a me-
nudo con el transporte en carretas.
Mis ahorros de 20 meses, me habían permi-
tido duplicar mis fondos, y el señor Yriartito me
aconsejaba que invirtiera mi dinero en negocio
seguro. Fijo en esa finalidad, me hizo comprar
dos casitas: la qne habitaba y la contigua, situa-
da del lado de Caroata, ·por la suma de $ 8,000;
que era el valor de una sola de ellas.
Estaban retrovendidas por $ 6,000, y como el
dueño no podía rescatarlas, se conformaba con
salvar algo del desastre. No había comprador
ni posibilidad de encontrarlo, y en el apuro en
que se hallaba, le ofreció las casas por el precio
precitado, al señor Yriartito. Este señor -se acor-
dó de mí para salvarle $ 2,000, al arruinado pro-
pietario, favoreciéndome con una adquisición,
que era un regalo.
Considero que ese fue el período más hala-
gador de mi vida. Estaba en la flor. de la edad,
ganaba buen sueldo con bastante independencia

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310 MEMORIAS DE MANO LOBO

y tenía economías que podían considerarse como


base excelente para buscar otras perspectivas ..
El 28 de Octubre de 1890 fue celebrado con
mucha alegría, primero porque había paz en to-
da la República, y después, porque disfrutábamos
de cierta libertad bohemia, que no pasaba de la
superficie de las cosas, expresada en el periodis-
mo en forma efectista, con mucha hojarasca.
Barrabás, el Vizcaíno y el Vate me invita-
ron reiteradas veces, y con mucho interés, para
que asistiera a uria reunión que se celebraría ese
día en Candelaria, en la alfarería situada detrás
de la Iglesia, cerca de una de las quebradas que
caen en el Anauco, por ese lado. La · reunión
deb~a tener sabor campestre, con almuerzo ser-
vido en los espaciosos caneyes de la alfarería.
Los citados invitadores, para vencer mi resis-
tencia, me declararon que la reunión se· celebra-
\ '
ría con el sólo y único propósito de discutir los
alcances de "Memorias de Mano Lobo", y para
buscar el mejor medio de aplicar las indicacio-
nes expuestas en· ese trabajo. Y agregaron:
"Nos parece muy justo y muy natural, que
estés presente en una reunión de amigos, desti-
nada a tratar de una obra tuya, en la que hay,
además, valiosas ideas de · un· tío tuyo.'' :
Con estos argumentos, y con otros igualmen-
te lisonjeros, despertara~. mi vanidad y me hi-
cieron quebrantar mi resolución de vivir aleja-

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DOMINGO B. CASTILLO 311

do de toda reumon con l' élite literaria, política


y social de mi patria. Tenia el firme propósito
d~ tratar a mis compatriotas a! por menm· y de
evitarlos al pm· mayo1·.
Para tomar parte en esa reunión, hice notar,
sin embargo, que en la última sesión de la Lobem,
las discusiones fueron más bien bárbaras que ci-
vilizadas, y agregué, que para oir cosas seme-
jantes, no valía la pena dejar de la mano ocu;..
. paciones útiles, A lo cual contestó el Vizcaíno:
"Es nuestro propósito defender las observa-
ciones expuestas en tu trabajo, y en el peor el~
los casos, siempre se ganará mucho con su· di~
vulgación y con la discusión, favorable o adversa
que provoquen, porque así haremos conocer los
rumbos por Jos cuales debe ir el país, hoy o ma-
ñana, en pos de su engrandecimiento."
Explicaré lo sucedido en esa reunión, trans-
cribiendo el acta de ella, conservada en la sas-
trería del vate Pinillos, dice así:
"A las nueve de la mañana del día 28 de Oc- ·
.tubre del año de gracia de 1890, se. abrió la se-
sión destinada a discutir nuevamente el valor
social de las ideas consignadas en Memorias de
M ano Lobo. Esa discusión quedó aplazada, . en
la Lobem para continuarla en otr~¡ópÓrh.inid~di:':.
El periodista Machaca hizo ·. :'1~so .~d~ la p~la~ \
", '\.!
bra como sigue: \\ : ·: . !\ J .
~ / :,.
·-,\ ..\
\:·'

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312 MEMORIAS DE MANO LOBO

"En nuestra última reumon se leyó el escri-


to de que vamos a ocuparnos, y si mal no re-
cuerdo, el General Dosfilos dijo entonces, en to-
no lapidario, que con las innovaciones solicita.,
das en ese escrito, con los gomosos de la Plaza
Bolívar y con Pancho Morisqueta, no -había ya
más que pedir para darles felicidad, mucha feli-
cidad a los venezolanos.
"Recuerdo también que el ()éñor Pinillo:; acen-
tuó o reiteró ·esos conceptos, agregando, ·que la
sesión quedaba terminada con una morisqueta.
Me permito esperar una explicación .de estos se-
ñores, .sobre los alcances o intención de sus pa-
labras. La prudencia aconseja evitar que ~l nue-
vo debate termine en una mueca."
El señor .Pinillos contestó la interpelación,
como sigue: "La significación de lo que dijeron.
los interpelados en la reunión de la Lobem, es-
tá al alcance de todos cuantos tengan buenas en-·.
tendederas. Sin embargo, diré quien es Pancho
Morisqueta. Esta personalidad explicará mejot·
que mis palabras, todo lo que el señor Machaca
no ha podido comprender. Y ojalá que seme~
jante explicación contribuya a evitar que se re-
pita la ridiculez, en que quedan, por lo ,general,
nues~ros más serios propósitos.

"Pancho Morisqueta está visible, por lo ge-


neral cada dos semanas, ep.tre Puente Nuevo, el
Qu~brado y la esquina de Jesús. Viste levita

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DOMINGO B. CASTILLO 313

de lienzo, bota o botín en un pie y alpargata en


. el otro, pantalón arrollado hasta la rodilla y pum-
pá. Dice él, que el sombrero representa la auto-
rídad nacional; la levita, la ·aristocracia menes-
terosa; la bota, la burguesía y la alpargata, el
pueblo. Lo acompaña un asno ensillado, al que
tira de la rienda arrimado a la vereda, llevando
él. en el hombro las alforjas llenas de comesti-
bles, porque a juicio suyo, él héroe del trabajo
metropolitano merece todos los homenajes. Dá
carreritas, y salta, y hace morisquetas con guiños
y hundiendo la boca entre el mentón y la nariz,
debajo de un bigotito, que semeja matorral in-
culto en terreno estéril.
"Y perorando a gritos, dice: "Esta es mi pa-
tria: una verdadera morisqueta"; y desdobla un
papel, y lee también a gritos: "Hemos pasado
del verso y la canción popular al período de la
narrac10n ep1ca. El pueblo se emborracha con
las proezas de los héroes de la guerra magna, y
con la ilusión de la libertad que ellos conquis-
taron. Empero, ese gran período histórico está
completamente liquidado. El idealismo del pa-, ·
dre de la patria no tiene intérpretes ni imitado-
res, en su lugar están las jácaras de los que tor-
turan el bronce, porque no tienen ya el' hombre
para ultimarlo a pinchazos." "Hasta aquí la lec-
ción de Pancho Morisqueta, y yo agrego: la in-
terpelación que dejo contestada, pone en eviden-
cia, que son muy pocos los que entienden el lla-

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314 MEMORIAS DE MANO LOBO

mamiento que hacemos a las fuerzas vivas del


país, llamadas a crear lo futuro.
"La atmósfera está saturada de arcaísmo;
mientras tanto, el poema de los nuevos lucha-
dores se dirige al hombre, a la fé que tenga· en
si mismo como tal, y le señala rumbos claros pa- ·
ra que empiece a escribir con hechos ecuánimes
la historia de su época."
Sucedió al señor Pinillos el Dr. Sancocho, y
dijo: "Algunos piensan que estamos en la épo-
ca de las grandes ideologías y otros creen que
estamos en la época de las grandes majaderías.
Respeto ambos modos de ver las cosas, pe-
ro deseo aclarar mis dudas y defender mis
convicciones.

"El ide'ario de "Mano Lobo" me parece una


diatriba impertinente, en cuanto se refiere al
concubinato y al · adulterio, y a la natalidad na-
tural o espuria.
"El derecho escrito no es la vida, no es la
naturaleza, ni es tampoco el ser humano. El
hombre de todos los tiempos y .de todas las la-
titudes, ha satisfecho sus apetitos carnales en la
forma que todos conocemos y practicamos. Me
parece por tanto, impertin~nt~, por decir, Jo me-
nos, que el citado escrito abulte y desfigure esa
realidad, sin tener en cuenta que se trata de un
escape de energía creador_a, que expresa el triun-

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DOMINGO B. CASTILLO 315

fo de la vida en medio de prohibiciones incon-


sultas, encaminadas a detenerla y aniquilarla.
"Ese trabajo parte de base falsa: desconoce
el factor biológico generador y perpetuador de
la especie, e inspirado en semejante ignorancia,
sus conclusiones no son constructivas, ·ni pueden
serlo, como lo pretenden los defensores de ese
adefecioso portento.
"Es fácil hablar de arte y exaltar al artista,
y es mucho más fácil aún decir que el hombre
debe ser perfecto, según .modelo hecho ad hoc;
pero hacer esa indicación, sin tener en cuenta
las necesidades naturales dei hombre, es pedirle
peras al olmo. Juzgo innecesario hacer la de-
fensa del amor libre: él se defiende solo con su
presencia en el mundo, desde que el hombre es
hombre; él afirma con su existencia, la influencia
decisiva que ejerce donde quiera, a despecho de
las leyes prohibitivas, que pretenden acorralarlo.
"Diré, sin. embargo, que no soy partidario
del escándalo. Tal vez me decidiría por el re-
cato; pero declaro sin ambajes, que jamás seré
partidario de la extinción de la especie humana,
por el perfeccionamiento de San Luis Gonzaga o
de otros purificadores misoginias."
El Vizcaíno ocupó la tribuna, exprensándose
como sigue: "El orador que acabamos de oír,
ha ,defendido al hombre natural, o por mejor de-
cir, al hombre en la naturaleza. Perfectamente:

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316 MEMORIAS DE MANO LOBO

ha ejercido un derecho muy personal, sustentan-


do una tesis nada nueva, pero de suyo harto
espinosa.
"Esa tesis no es fruto de sociólogos conscien-
tes de la finalidad social que persiguen, sino efec-
to de una deformación mental atávica, que des-
graciadamente está mundialmente generalizada.
Es más fácil animalizar que civilizar .
. "Eso de afirmar que el amor libre es factor
biológico generador y perpetuador de la especie,
es pura pamplina da. Imitar al gorila con el
abuso sensual, es explotar el instinto de la bes-
tía; dominar ese instinto es labor cultural: Nor-
malizar el instinto creador para que sea. real-
mente factor biológico, es expresión de cultura.
Somos· hombres por la evolución ·de las endocri-
nas que hemos dejado rezagadas en el camino, ·
y somos humanos por la cajita fonética que ha-
ce posible la palabra hablada, y por la elevación .
de la vida interna, que nos impone limitaciones ,
pecesarias para normalizar la vida social.
"Memorias de Mano Lobo" y sus adictos, de-
fienden al hombre social, al hombre en la socie-
dad. N o tenemos nada que objetar al derecho
de pensar que. tiene todo hombre; pero creemos
que la aplicación de sus ideas es otra cosa, sobre
todo, si esas ideas afectan el regimen del hom-
bre civilizado. Si el orador a que me contraigo
y sus partidarios, desean el régimen social polí-
gamo, santas paces: que transformen a Vene-

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DOMINGO B. CASTILLO 317

zuela en la Turquía del nuevo mundo,· si a tan-


to llega su poder. Esa será campanada máxima
en el dominio de la sociología moderna . Eso
sí, que tengan en cuenta que los hijos de los
turcos polígamos tienen padre legal, que sus
mujeres son esposas legítimas, y que ellos
ejercen derechos con muchos deberes y con gran-
des obligaciones.
"Debemos reconoce;r que nuestro régimen po-
lígamo, sin editor responsable, sostiene y fomen-
ta un servicio de caridad o de beneficencia anti-
social, o lo que es igual, anti-cultural.
"Nuestro gregarismo autoriza. y estimula la
paternidad irresponsable, proporcionándole a la
infancia abandonada cuanto ha menester, y por
ese hecho, los reproductores continú~n en su
labor indefinidamente, sin preocuparse de ningu-
na obligación.
"Sostenemos una sociedad ideal para el de-
porte del sátiro, tipo de selección preferente, y
fuente de inspiración de la literatura pornográ-
fica. Y téngase muy presente, que esa literatu-
ra es de imprescindible necesidad: sin ella se
agotaría el genio, perecería el talento, se atro-
fiaría la inteligencia y se eliminaría de la vida
el chiste, la gracia, la alegría y el arte de gozar.
El género chico del teatro moderno vive por la
salsa pornográfica, y dizque sin ella tendríamos
el hombre momia. ¿No es verdad que eso de

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318 MEMORIAS DE MANO LOBO

mente sana en cuerpo sano, es cuento de hadas


para dormir angelitos?"
"No siga honorable señor Vizcaíúo, gritó el
General Dos Filos; por ese camino se sale Ud.
del tópico de actualidad. Entiendo que el ob-
jetivo de esta discusión es el hombre que Uds.
desearían formar, pero me parece que discutir
ese tema, es malgastar tiempo y energías. So-
br;m modelos de hombres. Tenemos los que fa-
bricaron los filósofos de la antigüedad griega y
romana, y los que nos han dado los modernos
pensadores de Europa y de Norte América. Los
.primeros pusieron en el mundo' a Ariel, y los
segundos a Satiricón. En Europa tenemos a
Emilio, y en Norte América a Money Maker.
"Ariel es fruto de una filosofía idealista, en
la cual el elemento biológico es factor de se- ·
gundo orden. Satiricón nos deja ver la inevi-
table conclusión del imperialismo. Emilio nos
dice que sólo de pan no vive el hombre, y Money
Maker sostiene que todos nuestros anhelos de-
ben ser para: esta vida, y en consecuencia, que
todos nuestros planes y .aspiraciones deben en-
contrar aplicación y satisfacción en nuestro pla-
neta, sin esperar nada de lo alto."
"General, me toca ahora decirle que no si-
ga, gritó el Vizcaíno." ·
El General se sentó, y . el Vizcaíno alzando
el brazo pidió la palabra, y dijo:

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DOMINGO B. CASTILLO 319

"Nada, absolutamente nada, nos autoriza a


parangonarnos con los antiguos griegos. De
esa cultura fosilizada, no tenemos ni un ápice
en la vida que . sobrellevamos. Del Lacio . tam-
poco tenemos nada, ni es dado que tengamos, y
respecto de la filosofía europea y norteamerica-
na, podemos decir igual cosa. Somos griegos
por Íos silogismos que nos meten en la cabeza
con Balmes, sin tener en cuenta que esa sabi-
duría esteriliza el entendimiento; y somos euro-
peos, por ·el español medioeval que llevamos en
nosotros vivito y saltando, con todos los resabios
del hombre de la conquista.
"Aquí- no hay más que energías humanas
que deben adaptarse al medio y apropiárselo pa"
ra crear un hogar. propio. Y el tipo que salga
de esa adaptación no puede ser Ariel, ni Sati-
ricón, ni Emilio, ni Money Maker. Tenemos que
amasar levadura y harina extrañas para hacer el
pan nuestro.
"El medio, la alimentación, el trabajo, la
naturaleza de las relaciones de la vida, los víncu-
los de la familia, la concepción cósmica y la vi:.
sión social, darán carácter nacional, y colorido
peculiar al alma de este pueblo, y tal vez apa-
rezca así, algún día, el exponente de la que pue-
da llamarse cultura meridional del nuevo mundo.
"Desearíamos orientar todas nuestras ener-
gías hacia esa perspectiva, ordenando todas las

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320 MEMORIAS DE MANO LOBO

actividades de la vida colectiva. Quisíér1'1itnos


hacer desaparecer así al siervo feudal, reempla-
zado por el hombre de personalidad propia, ca-
paz de ejercer derechos y de cumplir deberes,
consciente de sus responsabilidades. La mente
tiene que evolucionar con otra cultura, o con·
otras ideas fundamentales."

Alto allí, (gritó un desconocido, que resultó


ser, nada menos que el Dr. /Apio y· Ñame) pido
la palabra. Le fue concedido el derecho de ha-
blar, y se expresó en los términqs siguientes:
"El orador ignora los centros intelectuales que
existen en esta culta y laboriosa urbe. En esos
centros se estudian y profundizan los últimos
adelantos de las ciencias, se valorizan los alcan-
ces filosóficos de cada ramo del saber, y se pun-
tualizan y concretan finalidades que sólo . espe-
ran momento oportuno, para entrar en el perío-
do de ensayo. Naturalmente,·esa es labor sileri.·
te, porque las ideas elevadas y las concepciones
profundas, no son· para ser publicadas a tambor
batiente.

"En uno de esos centros se discute a fondo


la cuestión legalismo y personalismo, y pronto
verán Uds. una obra bien escrita sobre ese te-
ma, y sabrán al mismo tiempo quien es el autor.
"Otro de esqs. centros analiza y profundiza
los conocimientos fís~cos de todas las edades.
En ese centro estudia11 el universo euclidiano y

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DOMINGO B. CASTILLO 321 .

el geodésico . Por la primera de esas concep-


ciones se ha llegado a poner en claro que Ja lí-
nea recta determina la inercia, y por la segunda
que la curva determina la gravitación.
"La cuestión tiempo y espacio, pues, que tan-
to interesa al hombre de. ciencia, es posible que
conduzca al descubrimiento de la cuarta dimen-
sión. Tenemos longitud, latitud y profundidad,
y en astronomía tenemos, ascención directa, de-
clinación y distancia; debe· haber algo más. La
física se interesa por ese algo más, y nosotros
seguimos aq:Uí, silentemente, los pasos de los sa-
bios de todas partes del mundo. No es, pues,
como Ud. dice, señor Vizcaíno, que faltan ideas
fundamentales. Todo lo dicho le demuestra que
tenemos algo más que Balmes en nuestras aulas
de enseñanza superior. Yo mismo he enseñado
por Balmes, que es texto oficial, pero también
he desarrollado la mentalidad lógica de mis alum-
nos, con el número.

"No faltan ideas fundamentales: las tenemos.


El día que se declare experimentalmente que la
duración es una cuarta dimensión, ya estamos
preparados para recibir ese conocimiento. Vi-
vimos al día con. los últimos adelantos de la
ciencia."

Muy bien, señor Doctor Apio y Ñame/itit6


Barrabás desde un rin~ón del caney co:p:;~~~tido
en Cámara Baja: "Ha estado Ud. a~hnrfb}e~ ·.. ·..
\~, ·' ~· ..',_\._
'·' . ·, .. / '

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322 MEMORIAS DE MANO LOBO

mente latoso, mejor no podría ser. N os ha de-


jado Ud. boquiabierta. Pero debo declararle,
que no tengo para que averiguar si el mundo es
euclidiano o geodésico. Y creo que la mayoría
de los presentes, están en mi caso.

"Tampoco tengo necesidad de saber si hay


o no hay cuatro dimensiones, ni si la i.ísica de-
be subordinarse a la geometría y depender de
élla, para alcanzar .su máximo triunfo. Supon-
go naturalmente, que esa subordinación de· lo
fundamental a lo accesorio, o esa tranl'?forma-
ción del instrumento en artífice, debe tener enor-
me interés científico. Es posible que ese triun-
fo .del número sea la última clarinada del saber
del hombre; es posible que por ese medio se lle-.
· gue a saber muy pronto, la íntima composición
. de lo que llamamos mundos, universos, cosmo;
y es posible también que algún día sepamos lo
que significa ese tu ti fTuti de mundos. Yo sólo
sé que estamos metidos en la marmita cósmica,
adaptados a nuestro medio, como el pez al suyo.
Pero no tengo porque ocultar, que el conocimien-
to de ese mejunje, no quita ni pone rey. Yo
soy de los que creen que· la solución de nuestros
problemas no está de tejas para arriba.
"Lo que nos interesa en la tierra, desde un
punto de vista social, es nuestra ·patria, y lo que
debe importarnos por ese hecho, es algo más in-
mediato, algo más nuestro; y ese algo, somos
nosotros mismos. Y para que me entiendan me-

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DOMINGO B. CASTILLO 323

jor, o para hablar más concretamente, macha-


caré diciendo, que lo que debe interesarnos por
encima de todo, son los bueyes con que tenemos
que arar en este pedazo de tierra nuestra.
"Señor Doctor Apio y Ñame, el país entero
sabe que Ud. y los pensadores de los centros
intelectuales a que Ud. pertenece, son todos fi-
lósofós"'de las rectas y las curvas, y como tales,
personificación de la inercia, que no es una fuer-
za, y de la gravitación, que tampoco es una fuerza.
"Aquí tenemos mucha gente amasada con
esas dos grandes concepciones cósmicas, gravi-
tando sobre el presupuesto nacional desde que
vinieronal mundo. Esos son los ciudadanos que
nacen con levita y pumpá, según. dicen las bue-
üas gentes.
"Por supuesto, Uds. no son de esa congre-
gación, Uds. son los crucificados en los ministe-
:d~s y en otros altos puestos, durante dos o tres
· años, con sueldos de dos mil bolívares mensua-
les. Uds. no gravitan, a Uds. los cuelga de esas
canongías el Jefe del Estado sacrificándolos con
tan. pesada carga, realmente onerosa. Y Uds.
sobrellevan pacientemente ese martirio por cum-
plir un deber, porque no saben excusarse a tiem-
po, porque no saben decirle que no, al amigo y
mandatario. Semejante espíritu de sacrificio, es
el rasgo más encomiable de la congregación es-
tática. Y prueba extraordinaria de ese espíri-
tu, es el siguiente hecho:

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324 MEMORIAS DE MANO LOBO

"El Dr. Picapica, congénere del Dr. Apio y


1\rame y Ministro de la Cartera del Progreso, le
dijo al Dr. Andueza antier muy de mañana, .con
increíble entereza: "me tiene Ud. aquí a esta
hora, dispuesto a presentarle mi renuncia".
-A ver, de que se trata, le contestó el ·Dr.
Andueza, alarmado.
-Se trata de saber señor Presidente, si Ud.
está dispuesto o no a quedarse en el poder, pa-
ra empezar a trabajar la reelección. Si Ud. no
está dispuesto a soportar esa imposición, aquí
tiene Ud. mi renuncia.
-Vaya, hombre, contestó el Presidente. Me
ha sacado Ud. el diablo del cuerpo. El asunto
es menos malo de lo que suponía. De eso tene-
mos que hablar muy largamente, guarde. Ud. su.
renuncia."
"El país contempla a ese Ministro, al Dr.
Apio y 1\rame y a sus correligionarios, agobiados
por el enorme peso que gravita sobre sus hom-
bros, y venera tanta abnegación. Y yo cumplo
ahora un grato deber, r·econociendo y aplaudien-
do las nobles virtudes de los constructores de
las bases geodésicas del presupuesto triangu~ado.
"Y respecto a escritos sobré legalísmo y per-
sonalismo, y también sobre continuismo, que es
lo más a la moda y de lo -que menos se escribe,
diré, que conocemos todos -esos tópicos. Lo que

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DOMINGO B. CASTILLO 325

no sabemos y sí deberíamos saber, son los me-


dios que deberíarr¡.os emplear para evitar tantos.
escollos. Los propuestos en "Memorias de Ma-
no Lobo" son muy recomendables, pero tal vez
la mayoría es partidaria de la filosofía política
del Dr. Picapica, por considerarla más práctica.
"Esta reunión ha sido convocada ·para bus-
car esos medios y no para discutir principios.
Nos ha congregado aquí, la necesidad de formu-
lar un programa de aplicación de los principios
del derecho público que nos rige. Que se abra
la discusión de ese importante asunto, y demos
por terminado el palique sobre brozas de filo-
sofía callejera."
En la penumbra producida por la sombra del
horno proyectada en el interior del caney, se pu-
so de pie un joven, que resultó ser el ñato Ramón
Bol_etín, el cual levantando el rostro y dejando
ver dos ojos brillantes montados sobre una pis-
tola de dos cañones, apuntados al auditorio, dijo:
"Contra la idea del continuismo acariciada
por el Jefe del Estado, están ya el poder judi-
cial y el poder legislativo. Si a pe~ar de esa opo-
sición el susodicho Magistrado insistiere en que-
darse en el poder, apoyado por sus 20,000 ama-
rillos, se colocará fuera de la ley como usurpa-
dor. Entonces, la defensa de las instituciones
hará inevitable la revolución, que por fuerza se
llamará legalista.

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326 ' MEMORIAS DE MANO LOBO

"La corriente de ideas formada por la opi-


nión de esos dos poderes adversos al continuis-
mo, es irresistible: es onda que crece y se pro-
paga de modo asombroso en todo el país, y no
. deja ya margen para programa de partidos
doctrinarios.

"Es posible que el partido que todos anhela-


mos, encuentre base en la masa que gire alrede-
dor del legalismo. En nuestro suelo, como dice
el General Dosfilos a menudo, a cuantos quie-
ren oirlo, sólo hay partidos de hombres. El ac-
tual partido de oposición no tiene hombre toda-
vía, pero lo tendrá, y ojalá que ese contingente
nos dé el organismo elector disclplinado que ne-
cesitamos, para que las instituciones funcionen
cdn eficacia."

'Muy bien, admirable, dijo el General Dosfi- ·


los, pidiendo la palabra y poniéndose de pie:
"El Sr. Boletín ha dado en el clavo. Ha dicho
pocas palabras, pero ha condensado en ellas to-
do un largo y espinoso .proceso político. Por
· lo demás, ha despojado esta reunión de todo in-
terés político-social, dejándola reducida al encan-
to de un . banquete campestre. J?e esta suerte,
aplazaremos los congresos líriCo-filosóficos para
cuando aparezca la corriente de opinión culta que
los autorice, y mientras esperamos que los suce-
sos fijen rumbos, vivamos sin más preocupaciones.

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DOMINGO B, CASTILLO 327

"Yo digo constantemente que ésta es tierra


de partidos de hombres, alarmando con esas pa-
labras a los legalistas de última hora, y ahora
ngrego: los patriotas tan sensibles a que alu-
do, deberían tener presente, que el mal no está
en mis declaraCiones, sino en que ellas sean rea-
lidad meridiana entre nosotros.
"El mal está en que veamos por donde quie-
ra la consagración del hombre único. Y esa no
es solamente inclinación infantil de las masas
analfabetas, sino fórmula atávica de las clases
directoras y muy especialmente, de las clases
pudientes.

"Actualmente estamos en pleno período de


anarquía; porque los cítculos políticos trabajan
por sus jeJes respectivos; pero en el instante mis-
mo en que se imponga el criterio de los hombres
prácticos y aparezca, por ese hecho, el hombre
\mico, el éxito en los actos no dejará que desear.
"Este es nuestro modo de proceder para car:r--
biar gobernantes, y cada cambio nos deja algo,
que desde luego no es todo lo que deseáramos;
pero algo es algo; peor es nada. y mientras
tengamos perspectivas de gobiernos liberales,
marchemos confiados hacia el porvenir encanta-
dos de la vida. Lo importante es evitar que los
godos vuelvan al poder. Ese es elemento retró-
grado, cruel, mezquino y menos hábil que el ele-
mento liberal."

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328 MEMORIAS DE MANO LOBO

Ya descubrió el lobo la oreja, dijo el Sr. Ba-


rrabás, tomando la palabra por su propia cuen- 1
ta. "El Sr. Dosfilos quiere poner en el altar
al Santo de su devoción: el Héroe del Deber, con
el fin de incorporarnos a las filas de los hombres
prácticos.
"Esta reunión es ejemplo del modo como
empleamos nuestras energías, y del modo como
interpretamos las instituciones republicanas; ella
sintetiza las dos extremidades de nuestra ·cultu.:.
ra: la inercia y la convulsión. No hacer nada,
absolutamente ·nada; dejar que los sucesos :;:e
desarrollen, y después, estallar como un paquete
de triquitraques.
''Perfectamente: esperemos que los hechos
se ·cumplan sin nuestra intervención; creo que
esa es prudencia aconsejada por la sabiduría de
Confucio. Demos por terminada la reunión des-
de _el punto de vista que la motivó, y comamos,-
ya que eso es menos malo que discutir cosas irre-
mediables. Pero antes de terminar la seswn,
quiero decirle al Señor Dosfilos, para que lo
sepa, sino lo sabe, que el Dr. Andueza le está
· dando muerte al partido liberal para que el Hé-
róe del Deber le dé sepultura. Esas serán nue-
vas glorias para el hombre único ~e los hombres
prácticos, y también para ellos:"
Era ya hora de confortar el estómago; por
tanto, cuando el cocinero anunció que la rriesa

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DOMINGO B. CASTILLO 329

estaba lista, nadie se hizo esperar en ella. El


festín se prolongó hasta las dos de la tarde, en
amena cordialidad, y el Vate Pinillos lo dió por
terminado, diciendo con la copa en la mano:
"Brindemos porque el cielo
N os conceda protección,
Y· una buena digestión
Bajo su anchuroso velo."

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CAPITULO XXIII

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Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
DOMINGO B. CASTILLO . 333

XXIII

El General Dosfilos me comunica que la ?·evo-


lución tiene Jefe.- Mi amistad con CeUa
y sus consecuencias.- Abandono el negocio
de c01·redor y renuncio a la vida caraque-
1'ia.- Vuelvo al llano.

La reumon de la alfarería me dejó mejor


impresión que la celebrada en la Lobem, pero
también me dejó convencido de que las Confe-
1'encias del Llano y de los GalleTas debían que-
dar definitivamente archivadas en mis Menwrias_,
en espera de días _propicios para darlas a luz,
con la égida de la hada que protege los npws
literarios, desde que . el hombre aprendió a es-
cribirlos.
Se me metió entonces, entre ceja y ceja, la
idea de publicar mi escrito con mi retrato en la
portada y con la estampa de mi caballo, acom-
pañado de Momo que lo sigue por todas partes
guiñando sus burlescos ojos y repartiendo risa.

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334 MEMORIAS DE MANO LOBO

Pensaba yo entonces (aún pienso lo mismo),


que un libro repleto de cosas que ni siquiera son
bonitas, y que por ende no dicen nada digno de
tomarse en cuenta, se completa y adquiere sig-
nificación con la facha del autor en la carátula.
Pensando de esta suerte, me dije: La cultura
blancoide ha llegado hasta nosotros en alas del
simbolismo. Sigamos el ejemplo. Lo que el lec-
tor eche de menos en mis letras, puede encon-
trarlo en mi estampa y en la de bucéfalo, babieca
o rocinante y compama, siempre que el todo
esté nítidamenta presentado en lugar visible.
Hechos estos razonamientos y alentado por ellos
para olvidar el fracaso de las lecciónes de mi tío
Mateo sobre regeneración nacional, me consagré
a mis burdos ajetreos. Eso era lo aconsejado,
habida· cuenta de que todo intento encamin¡¡do
a establecer· gobiernos de derecho en nuestra
tierra, es propósito irrisorio.
Los asuntos públicos, aunque eran reflejo de
la vida real, y aunque tenían gran importancia
por los cambios que podían producir, no me preo-
cupaban. Logré mantenerme. alejado de ellos, u
pesar de que era muy dificil vivir en aquellos
días de vehemente pasión política, sin ser pata
lisa o legalista.
A mediados de Mayo de· i891, el gene-
ral Dosfilos me dijo muy confidencialmen~e, pa-
ra mi gobierno: "Ya está resuelto el reconoci-
miento del Jefe único para la próxima revolu-

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DOMINGO B. CASTILLO 33$

cwn, en el caso de que el poder ejecutivo y el


ejército, lleven a cabo la usurpación. Esto es
lo acordado en principio, hasta la reunión del
Congreso. Resérvate la nueva y prepárate para
que tomes parte en el fandago con nuestro di-
rector de orquesta. Y no olvides que para ese
entretenimiento es para lo único que tenemos·
disposiciones y buena voluntad, y déjate de pen-
sar en reformas y en cambiar la mentalidad del
venezolano con leyes; esas son ilusiones.
"Aquí nadie tiene semejantes pensamientos,
porque aquí no hay ingleses, ni franceses, ní
alemanes, ni italianos, sino guerrilleros del tiem-
po de Viriato, que luchan contra el gobierno que
ellos mismos :;e dan, y que destruyen su propia
seguridad. Esa es la disciplina del criollismo,
que dá pábulo a las facultades culturales que
cultivamos, entre las cuales sobresalen, la ma-
chetista, la usu1·ista y la individualista ególatra."
El discurso del General Dosfilos y el estado
de ánimo de la población, me hacían meditar
mucho sobre la actitud que debía asumir en ca-
so de ~evuelta armada, pero seguí imperturba-
ble en mi negocio, hasta el mes siguiente, en que
cambió repentinamente mi situación, debido- a
trastornos en mis asuntos íntimos.

Debo confesar en esta página de mis recuer-


dos, que hasta el mes de Junio de 1891, no había
pensado en formar hogar, ni en elegir compañe-

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336 MEMORIAS DE MANO LOBO

ra. Empero, había estado jugando con candela


sin saberlo. Y el día en que me quemó el fue-
go de la pasión azorándome como a bruto co-
gido a lazo, eché a correr para el monté, sin
meditar en lo que hacía. No me avergüenzo
de hacer esta confesión.
Los hechos ocurrieron como sigue:
Desde que inicié los estudios universit 1rios,
contraje amistad con la familia Sandreno, debido
al compañerismo con dos hijos de la. casa, que
seguían mis cursos. Estos condiscípulos t~nían
tres hermanas, y una de ellas, la mayor, me atra-
jo amistosamente, sin la menor idea. pasibrral, y
yo me dejé llevar con igual desinterés. Así pa-
. saron los años, y la amistad se afirmó con inutuas
confidencias y con el trato asiduo. Se hizo obli-
gatorio ver a Celia (así se llamaba) todas· l;;ts
tardes y los Domingos, al salir de la iglesia.
j

La familia de esta niña tenía sala con gran-


des espejos, muebles tapizados y muchos bibeLots,
entre los cuales figuraba el escudo de la rama
materna reproducido al óleo en tablas, telas y
platos de porcelana, que· eran ornato del comedor.
Fuí tolerado en la casa como condiscípulo
de Roberto y Joaquín, pero cuando se acentuó
la amistad con Celia, se perturbó la confianza
y empecé a hacerme desagradable. Me dí cuenta
de ese cambio y adopté la conducta que conve-
nía al caso, alejándome de la casa y de la amis-

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DOMINGO B. CASTILLO 337

tad de los condiscípulos, que por su parte, no


alteraron su habitual cordialidad.
Trascurrieron tres meses sin poner los pies
en la. caiSa de la familia Sandreno, y cuando rne
creía distanciado de ella, encontré en una casa
amiga a Ceha, que se mostró sentidísima de mi
condücta y la criticó con frases nada lisonjeras
para ;el :caballero y el amigo.
Le hice presente el desagrado que yo le oca-
sionaba' a sus padres y el mal que podría cau-
sarle· a. ella misma una amistad sin perspecti-
vas para su porvenir, alejándole tal vez, aspi-
rantes dignos de su alcurnia. Ella me contestó
a esa::; observaciones, que las consideraba muy jui-
ciosas, pero fuera de lugar, porque su vieja re-
solución de no dar oídos a pretendientes, cosa
que no era un misterio para sus padres, le deja-
ba margen para tener amistades. Que eso era
lo menos que podían concederle en la vida so-
cial culta.
En el curso de nuestra amistad oyó esta ni-
ña la relación de mi vida llanera y de estudian-
te, con todos sus detalles. Tenía un alto con-
cepto de mi madre y de mi tío Mateo, y me alen-
taba diciéndome: "sigue creando e ilustrando tu
personalidad con tu conducta noble y laboriosa."
\

Enterad::i de la resolución de mi tío José An-


tonio, trasmitida por órgano del Señor Yriartito,
reprobó ese proceder, y se indignó con la .con-

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338 MEMORIAS DE MANO LOBO

ducta de mis tías. Cuando la enteré de mi re-


solución de abandonar los estudios para dedi-
carme al trabajo, me dijo: "te deseo éxito, mu-
cho éxito en la ocupación que elijas. Tengo fé
en tu voluntad, en la claridad con que ves las
cosas y en tu infatigable a.ctividad;"
Queda puesto en claro qué yo mismo había
enterado a Celia del orígen de mí apodo y del
modo como f,ue conocido y generalizado en Ca-.
racas. En cuanto a mi ofieio de. vendedor de
papelón y queso, verdaderamente prosaico, rei-
teradas veces me había visto en mi mulita yen-
do de pulpería. en pulpería, sin expresarse ja-
más en tono despectivo, ni contra. la ocupación,
ni contra el hombre. Tengo interés ep consig-
nar· este dato, y en dejar constancia, de que en
la época a que me contraigo, no estaba e.namo-
rado, por lo menos, así lo creía yo.

En Abril de 1890 la encontré tres tardes se-


guidas conversando en la ventana con Juan Ra-
món Pisafino, clnb man que jugaba poker hasta
las tres de la mañana y dormía hasta la una del
dí~, pero que era de· cepa· noble, y me alejé de
ella sin la menor inquietud, para dejarla en ple-
na libertad de acción. .E sé desinterés era para
mi la mejor prueba de que el porazón estaba libre.

Para la época en que ocurrió la crisis de que


voy a ocuparme en breve, me ·complacía en ob-
sequiarla con una flor que llevaba en el ojal,

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DOMINGO B. CASTILLO 339

flor que ella· aceptaba como fina deferencia,


prendiéndosela en el pecho con un alfiler. Un
.lunes en la tarde me aparecí con un clavel rojo,
y me permití· decirle: "te traigo este clavel para
que hagas una conquista". Hizo un gesto de
desprecio, y se quedó con la flor en la mano.
Abrevié mi estada, y no la he vuelto a ver desde
entonces.
Los Domingos me acompañaba el Coronel
a un paseo que se prolongaba hasta Turmerito
muchas veces. Ensillábamos a las cinco de la
mañana y a las siete estábamos de regreso en
el Valle, desayunándonos en una de las posadas
situadas casi a la salida del pueblo. InmediaM
tamente visitaba a Panchita, cuñada de Barra-
. bás, y a las ocho y media estab8. en Caracas.
Pánchita me acosaba siempre a preguntas sobre
mi amistad con Celia.
N o podía creer que una amistad tan larga,
que tanto daba que hablar, fuera solamente re~
]ación social. La autoricé para que hiciera uso
de mis declaraciones cuando le escribiera a Ce-
lia, y le PE?d.í que explorara el parecer de ella
respecto del hombre y del amigo, para que se
convenciera de que no había volcán en erupción.
El Domingo que siguió al incidente de la flor,
Panchita me mostró la carta en que Celia le
contestaba· las preguntas relativas a mi perso.:
nalidad, como sigue:

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340. MEMORIAS DE MANO LOBO

"Respecto a Juancho debo decirte, que hace


ya cosa de seis días que no se deja ver. El lu-
nes en la tarde vino con un clavel rojo, quizás.
con el propósito de dármelo con su ·significado,
pero se le atracó la palabra. P¡:¡rece que se sin-
tió <;lesairado porque no me colóqué la flor en
el pecho, y se marchó sin dar :notacion~s de vida
desde entonces. Acerca del interés que pueda
inspirarme, te declaro, que un hombre que se
deja llamar Mano Lobo, me haría descender mu-
cho. Su plano y el mío son muy distintos.
En casa repugna altamente el tal Mano Lo-
bo, y si a la vulgaridad del apodo agregas la del
vendedor de papelón y queso, comprend~rás que
el tipo no es adecuado para seducirme.
No soy exagerada, pero tampoco soy tan con-
forme como para adaptarme a personalidad tan
descarnada. Conocí a Juancho cuando estudia-
ba y me interesé por él, porque era obra de ca-
ridad pulirlo, afinarlo y dulcificado. En casa
no agradó que hiciera ese trabajo, y le pusieron
mala cara hasta que él mismo se retiró. Me
pareció entonces cruel. abandonarlo, y seguí cul-
tivándolo hasta hoy, que se hace intolerable, Es
un tipo que ve todo al natural, sin poesía y sin
imágenes, a pesar de eso, es un sentimental que
llora con novelas románticas. ·
Temo que encuentres mi orgullo de mujer
vn tanto subido de vanidad ¿pero qué quieres·
que te diga? Mano Lobo no sería un éxito para

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DOMINGO .,B. CASTILLO 341

mí. N o lo tengo en el alma. Eso es lo prime-


ro, y lo segundo es, qu'e yo no creo que mi misión
sea la. de doblegar la cerviz ante el yugo matri-
monial, para hacer algo en la vida. En fin te
he dicho bastante sobre el Lobo; me resta agre-
gar que sería una dicha que alguien le quitara
de la cabeza la amistad que me profesa, que ya
resulta cargante. Por supuesto, si tú pudieras
interesarte por la tranquilidad de esta amiga, no
estaría demás que manejes el asunto con discre-
ción y tacto. Convendría alejarlo sin convertir-
lo .en enemigo.
Cordialmente tuya,
CELIA."
.X· .y,. *
•rragué este tóxico sin pestañear siquiera,
delante de Panchita que no me quitaba los ojos
de encima, para leer ¡mis impresiones. . Doblé
el papel y hablé como sigue: "Ha cumplido Ud.
el encargo de Celia con verdadero celo y con
tacto exquisito. Creo ·que una persona que es-
cribe los conceptos consignados en esta misiva,
tiene suficiente entereza para expresarlos per-
sonalmente. Dígale a Celia que Ud. me mostró
su escrito y que. yo saqué copia de la parte que
me concierne. Que me he quedado con la re-
ceta para no olvidar la medicina. Y antes de
que Panchita tuviera tiempo de reflexionar pa-
ra pedirme la carta, le dije: el Domingo que
viene se la devolveré, y me despedí.

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342 MEMORIAS DE .,MANO LOBO

Salimos del Valle para Caracas por el cami-


no del cerro para acortar· la jornada. Cuando
me dí a pensar en el camino sobre ·los conceptos
emitidos por Celia, con el premeditado propó-
sito de que yo los leyera, sentí malestar. Tomé
la resolución de arrancarme la amistad de esa
niña de la mente, y de borrarla a ella de mis
recuerdos, y a poco, me dí cuenta de que en vez de
olvidarla, lo que hacía era arraigarla más en mi
espíritu.
A las once del día mi cabeza era un volcán
y no pude almorzar. La tarde se me convirtió
en un infierno, y en la noche no 'pude dormir
con la idea fija del modo crl1el, humillante y
burlesco como Celia le había puesto fin a una
amistad, que ella misma había alentado y bus-
cado y deseado.
El lunes quise trabajar y no pude. Consul-
té al médico del señor Ribote, que me dió bro-
muro de calcio y· cloruro de calcio y me dijo
que mi enfermedad era surmenage, aconsejándo-
me descanso.
Resolví salir en el acto de Caracas. Le co-
muniqué mi plan al Coronel diciéndole que con-
taba con él para llevarlo a cabo; y convino en
acompañarme y en seguir .cortmigo hasta el fin.
La única persona ;a quien comuniqué la ver-
dadera causa de mi enfermedad fué al Señor
Yriartito, en cuyo cariño tenía plena confianza.

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DOMINGO B. CASTILLO 343

Leyó la carta sin aprobar ni reprobar la conducta


de Celia, y sin darme consejo me abrazó defe-
rentemente, diciéndome: cuente siempre con mi
amistad. Me despedí del Señor Ribote, que me
reiteró la seguridad de su aprecio y se resignó a
perder al Coronel, cuando supo que se iba
conmigo.
El día Sábado de la semana en que perdí el
control de los nervios, entregada la administra-
ción de mis pocos intereses al Señor Yriartito,
partí para San Casimiro, para donde mi mejor
amiga, mi madre.
Hice el viaje en cuatro días, cómodamente,
por la vía de Ara gua. Mi madre y .una herma-
na soltera me recibieron con el afecto que nece-
sitaba. Lloré como un niño sobre el pecho de
mi madre, mientras ella me pasaba la mano por
la cabeza.
Mateo y el Musiú se aparecieron el día si-
guiente de mi llegada, procedente del Cambur
de la Laguna. El señor Yriartito les había co-
municado mi salida para San Casimiro, dicién-
doles que marchaba enfermo. El Domingo lle-
garon Victorino y Lucifer. Mateo les había da-
do aviso telegráfico de mi llegada enfermo ..
La impresión de estos encuentros fue buena
medicina, me alegraron y empezaron a hacerme
distanciar el recuerdo constante de Celia. Le
mostré la famosa carta de esta niña a mi madre

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344 MEMORIAS DE MANO LOBO

y a Mateo, y me la devolvieron .sin comentarios.


Pero Mateo me dijo: "No dejes de ser lo que
eres. El día en que muera el Quijot~ en nues-
i:l;a raza, no debemos vivir más, porque la. vida
sin ideal, no tiene razón de ser. El amor es
una borrachera, una: estupidez, pero es también
un ideal. No dejes de ser Quijot2, pero esconde
tu idea], desemborráchate, ilumina el magín, y
guarda esa cartica para no volver a verla en
el resto de tu vida. Busca otra mujer y déjate
de majaderías. Un clavo saca otro clavo. Y
dirigiéndose a: Lucifer que acababa de incorpo-
rarse al grupo, agregó: "Mira como me han pues-
to al muchacho los estuches de monerías de Ca-
racas. Está más desmantelado que rancho vie-
jo sin vecin'as."
Lucifer puso todo el c·alor de su alma el). el
consuelo que deseaba darme, y me dijo: "Mano,
póngase en guardia, y a otra cosa. Vamos de
aquí para abajo, al pueblo que quieras. Con
tu -prestigió, no tienes más que abrir la boca y
en seguida te echan el lazo, te pegan al botalón
y te manean. Si eso es lo que te hace falta, no
·necesitas patalear tanto;.ni tienes que ir muy le-
jos. Aquí rto te faltarán palos donde ahorcarte.
Mientras tanto, lo mejor es pensar en ganar un
poco de plata, antes de que estn se. embochinche.
Mañana mismo podemos salir a engordar ga-
nado. Lo que tú necesitas es quitarte la mosca
que llevas en la nariz, pasándosela a otro. En

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DOMINGO B. CASTILLO 345

Cardonote, cebadero que hemos arrendado por


cuatro años Brusky y yo, tenemos en dos ramas
del río Aceite, buena cantidad de terreno, con
pasto suficiente para engordar de 500 a 600 reses
en cuatro o cinco meses.
Brusky te traspas~rá el derecho de arriendo,
y él mismo, y Victorino y Don Mateo, nos ofre-
cen de 5 a 6 mil pesos, pagaderos a fines de año,
para que compremos ganado flaco, y llenemos
el hato."
A principios de Julio partimos para Cardo-
note, terreno vecino de Palenque, y no muY.· dis-
tante de Palacio, donde estaba Victorino. En el
camino me dijo Lucifer: "Ahora vas a ver mis
negritos; pero no te alarmes; estoy cogiendo cría
como Dios manda y como lo aconseja tu tío Ma-
teo. Yo mismo estoy desasnando el rebaño, co:-
mo dicen los escueleros, con lectura, escritura y
aritmética." Con· pláticas de este jaez me dis-
traía Lucifer; en realidad, su vocabulario y sus
conceptos me hacían reir espontáneamente, ol-
vidado de mi pena, causada por el apodo con
que me bautizó en Chaparrito.
A fines de Julio teníamos en potrero más de
200 reses, que a todo costo salían a doce pesos
por cabeza. La vida activa dél hato, constru-
yendo cercas sólidas en grandes lotes de pasto,
la compra de pieles y la caza, me alejaron el
recuerdo de Celia. Para Agosto ya no sentía vi-

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346 MEMORIAS DE MANO LOBO

braciones nerviosas ni la fiebre que me hizo sa-


lir de Caracas en volandas.
~n. Noviembre y Diciembre todo el ganado
marchó para Caracas en cuatro lotes. Detrás
de la última partida salimos el Coronel y yo acom-
paiiando tres arreos de mulas, con cueros de res
y de venado, arreos que dehían regresar carga-.
dos de sal ..
El día de mi llegada a Caracas me entregó un
peón de mi tío Mateo una carta, en la cual me re-
comendaba que acogiera sin reserva la proposición
que debía hacerme el Sr. Yriartito, tomando como
base para su aceptación, la colaboración de él
y de sus amigos.

·El. Señor Yriartito, a quien interrogué en el


acto, inició su conversación diciéndome: . "Ud.
se dará cuenta en breve de que Caracas .está co-
mo avispero alborotado. La guerra es ya in e- .
vitable. El continuismo es un hecho. Ante ese
inicuo atentado, tenemos que hacer un esfuerzo
tan grande como sea menester, para salvar las
conquistas de la libertad, especialmente en el
trabajo, en los negocios· y en la posesión. Es
necesario defender los derechos consignados en
nuestra Carta Fundamental.
"Violar esos derechos· d~scaradamente abu-
sando de la fuerza; proscribir el sufragio para
imponer, la dictadura con todas sus violencias;
en una palabra, suprimir todas las garantfas, es

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DOMINGO B. CASTILLO 347

dejar la vida misma a merced de unos cuantos ·


salteadores armados.
"Ese no fue el ideal de nuestros libertadores.
Para salvar las prerrogativas que ellos nos le-
garon y para hacer posible la vida del derecho
es para lo que vamos a hacer el cruento sacri··
ficio de la protesta armada, con lo más honora-
ble del país. Tengo especial encargo de ofre-
cerle a Ud. la jefatura de la zona que podríamos
llamar llave del oriente del Guarico, del Apure
y de los Valles de Aragua.

Si Ud. la acEpta, contando con Victorino


como segundo Jefe, y con su tío Mateo, como
.Jefe de Estado Mayor, sus mulas deben llevar
elementos que Ud. necesita, y que conviene sa-
car ahora, porque el mes entrante ya no habrá
tráfico libre. Tiene Ud. muy buena luna y pue-
de aprovecharla para ir con toda seguridad."
Comprendí en el acto, que el plan de Mateo
era empezar a fomentar el hombre público, des-
tacándome en la Revolución Legalista, e instin- ·
tivamente acepté la proposición sin analizarla,
pero sin envanecerme y sin los prematuros hu-
mos de grandeza, con que se inflan los mejor
adaptados a nuestro infantilismo.
Cuando reciba su nombramiento y las ins-
trucciones del Jefe Supremo, agregó el Sr. Yriar-
tito, se pondrá Ud. en movimiento. Pero Ma-

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348 MEMORIAS DE MANO .LOBO

teo le dirá mientras tanto, todo lo que c;onvenga


hacer para estar en pie de guerra desde ahora.
Agotado por el momento ~1 tema político, el
Sr. Yriartito me habló cordialmente, como sigue:
"Casi no he tenido tiempo de preguntarle co-
rno está de la enfermedad que lo hizo abando-
nar su negocio de Caracas, que no era malo.
Sabía por .Mateo que Ud. está bien, pero tenía
curiosidad de conocer sus impresiones."
Es cierta la afirmación de mi tío; le contesté,
estoy curado de la desilusión que yo mismo me
forjé. Hice una idealizacíó'n imitando a Don
Quijote: forjé una mujer que no 'existe. PerO
me he desengañado yo mismo, y ya estoy curado.
El Sr. Yriartito agregó: "Al mes, más o me-
nos,· de su partida, vinieron a preguntarm~ por
Ud., primero el Dr. Callejón, alías Barrabás, y
después el Sr. San dreno, algo contrariado, por·-
que con motivo de la desaparición de Ud., Celia
se hallaba muy mortificada." Le dije que me
sorprendía esa mortificación, porque yo había
leído una carta de ella escrita a Panchita, en la
cual le pedía que tomara a empeño alejarle al
Lobo, porque estaba harta de él."
El Sr. Sandreno me respondió: "Esas son
cosas de mi cuñada. La hermana de mi señora,
nó puede ver al Lobo, ni quiere que le hablen
de lobos, desde la noche en que formaron un es-
cándalo en el baile de la familia. Pedigree, gri-

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DOMINGO B. CASTILLO 349

tando desde la barra: fuera Mano Lobo. Ella


dice que un hombre tan vulgar, tan inculto y
tan oscuro, no es persona grata para Celia ni
para la familia, y que no debe pretender, por
tanto, meterse donde no cabe. Por supuesto, yo
no quito ni pongo rey. Yo no opino, '} dejo ac-
tuar a Celia, que de mis hijas, es la mejor
equilibrada."
"Punto por punto, destruí esas especies. Ante
todo, le signifiqué al Sr. Sandreno, que Ud. no
es cogido en el medio de la calle, y después l2
afirmé que Ud. no ha pretendido a Celia. Y
para terminar, le mostré el estado de las cuentas
de Ud. en mis libros, haciéndole ver con esa
relación, que un hombre de su conducta y de
su energía, y también de su consagración al sa-
ber, no merece los epítetos ~ordaces, cruelmente
ofensivos, consignados en 1~ .mencionada carta
de Celia ·o de Doña Eva. Y respecto a la de-
claración de neutralidad del padre de familia en
su propio hogar, agregué: Ud. no quita ni pone
rey en su hogar, y por ese hecho, Ud. se consi-
dera como la última rueda del carro entre los
suyos. Muy bien, pero observe que Ud. aprue-
ba y confirma con su conducta, los conceptos ex-
presados por Celia o por su cuñada, contra un jo-
ven que no ha pretendido ni pretende meterse,
donde se anticipan a deCirle que allí no cabe. Es-
pero que Ud. tenga la bondad de llevar a co-
nocimiento de su honbrable familia, que el Lobo
se fue para no volver.

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350 MEMORIAS DE MANO LOBO

El Sr. Sandreno contestó a esta necesaria


y justa defensa: "Yo no he rechazado al Lobo
ni he hecho reparos a su amistad con Celia. Mi
actitud discreta, o por mejor decir, firmemente
confiada en la rectitud de Celia, .creo que debe
tener significación entre los míos; el que calla
otorga. Por lo demás, debo decirle a Ud., que
conozco la austeridad de Celia. Estoy seguro
de que no es capaz de esas arterías."
Le estoy muy agradecido (dije al Señor
Yriartito cuando terminó su relato), por el modo
1
como Ud. dejó aclarado mi caso ante el Sr. San-
dreno. Pero acerca de la última afirmación de
ese Señor, de que Celia no es capaz de astucias,
sin afirmar ni negar, diré que el detalle del
clavel y otros que figuran en la misiva de refe-
rencia, son pormeneres tan íntimos, que no sé
como la Señora Doña Eva Puntiagudo, Domenor,
Aladín de Cinco Torres, tiene conocimiento de
ellos.
Permanecimos en Caracas dos días y medio:
el tiempo necesario para preparar un cargamen-
to liviano, dejando bestias para que los peones
füeran montados y aligeraran la marcha.
El tercer día a las dos de la tarde empeza-
ron a salir los arreos con una hora de intervalo,
para; caminar . con la luna hasta el amanecer,
según el itinerario trazado por el señor Yriartito.
Debían pernoctar en posadas de partidarios, pa-
ra los cuales llevaban cartas de recomendación.

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DOMINGO B. CASTILLO 351

El Coronel y yo emprendimos la marcha de-


trás del último arreo, y llegando a los Teques
dejamos. atrás las doce mulas de la van~uardia.
Con las precauciones anotadas, y sobre todo,
aprovechando la luna para viajar con mayor se-
guridad, lkgamo:> a nuestro destino sin contra-
tiempo, con 40 winchesters, veinticinco mil cáp-
sulas y otroH elementos de guerra.
En la Villa el Coronel visitó la familia, que
tenía ya algún tiempo viviendo allí, y me pre-
sentó a ella.
La madt·u del Coronel, mujer bien criada,
austeramente consagrada a su familia, me dijo
entre otras cosas: "Desde que enviudé, quedé
sin proteeciún. Como mi esposo era godo, los
liberales del lugar me arrebataron los muchachos
y los echaron en las reclutas. El mayor está to-
davía en los cuarteles de Puerto Cabello o Ma-
racaibo, y éste estaba en Caracas; no sabe Ud.
cuanto le agradezco la protección que le dispensa.
Para vivi~ con tranquilidad me establecí en este.
Jugar, que ,es más grande y de mayores recursos.
Además, aquí tengo algunos parientes que me
quieren bien."
En el camino, el Coronel me dijo: "oiga el
sermoncito que mi madre me dispa,r:ó· a boca de
jarro, y dígame que le parece: :'mijo, ya eres
un hombre hecho y derecho, y ,c;:teo que lo m,e3o~\~
que puedes hacer es ir pensan~b ep casarte, ;pa"' \
~\-
'.\
.· };.· r/"

.' ~. ~

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352 MEMORIAS DE MANO LOBO

ra que te asientes; pero busca una mujer de


verdadero espíritu cristiano, que se identifique
contigo y se conforme con lo que tú puedas pro-
porcionarle. Esto deben tenerlo presente los hom-
hre de todos los rangos o categor-ías, porque en
todos los rangos o categorías, el hombre nece-
sita compañera leal en todo sentido, y de gran
espíritu de conformidad
"Este espíritu es la base fundamental de
la participación de la mujer en la vida del hom-
bre. No olvides esta advertencia, y ten presente
que te engañarías a tí mismo poniendo los ojos
en mujeres inconformes, qu·e tienen todo lo que
necesitan, y viven mortificadas pmque les falta
figuración en el mundo del aplauso ~~fímero y
de la adulación falaz, porque les falta ostentar
carne y . sedas y exhibir vanidades. En cosas
del corazón y los sentidos no hay consejo que
valga, pero cada quien debe moverse en su es-
fera, entre sus iguales, fijo en lo que dejo dicho.
"Tú no eres rico,. ni sabio, ni hombre de so-
ciedad; tampoco eres un mal nacido. Pero se-
ría un disparate que buscaras esclavas o prin-
cesas. En fin, te advierto que el que se equi-
voca en la elección de compañera, en el mejor
de los casos, siempre se desnuca". Hasta aquí
llegó mi madre con sus consejos. ¿Qué opina
Ud. de ellos, don J uancho.?"
Pero hombre, le contesté, fíjate en que tu
madre dice, que en cosas del corazón y los sen-

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DOMINGO B. CASTILLO 353

tidos, no hay consejo que valga, y espera que


llegue el momento ·de elegir compañera. En-
tonces tendrás ocasión de aplicar la parábola ma-
terna sobre elceciún de esposa; entonces tú mis-
mo cscojerús entre~ tu personaUdad definida y la
sumisión a los caprichos de femina. Esta elec-
ción consagrar{¡ al hombre eugenético, verdade-
ramente equilibeado o destacará al masoquista
condenado a morir desnucado, recorriendo la in-
mensa gama de su martirio. Sin embargo, las
almas masoquistas marchan por el mundo son-
rientes, repartiendo frases hechas, muy felices de
ser lo que son. Y la gent~ no dice que se des-
nucan, sino que caen como los héroes, cumplien-
do con su deber.
"Le ruego · que me explique a fondo todas
esas cosas que acabo de oírle, cuando ese tra-
bajo le sea grato. Yo no sé lo que quiere decir
nada de lo que Ud. ha dicho, pero lo que puedo
asegurarle, es que yo nb soy de los hombres que
se dejan arrear por mujeres."

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CAPITULO XXIV

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DOMINGO B. CASTILLO 357

XXIV

Mi campaña contm el ganado ajeno.- Marcha


pam Ocumare con ganado.- Encuentro con
la Señorita Pelo de Tuna.- Retimda de El
Guayabo.- Reorganización del ejército y
marcha pam el centro.- Acción de Las Ca-
nales.- Entmda en Camcas y mi estada en
esa ciudad.- Encuentro con Doña Eva.-· Otm
vez en el llano.

Encontramos a Victorino en Cardonote ocu-


pado en terminar la cerca de tres potreros, con
más de cien peones que estaban ya incorporados
a la revolución.
El 15 de Marzo llegó Mateo con más de cieri
hombres armados con fusiles de pólvora, trayen-
do los nombramientos e instrucciones para la
campaña en el territorio de mi mando. En el
acto se organizaron cien hombres a caballo, ar-
mados con los Winchesters traídos de Caracas y
con sesenta requisados entre partidarios y ami-
gos personales, desde que Mateo y Victorino es-
taban en actividad.

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358 MEMORIAS DE MANO ·LOBO .

La fuerza montada, dividida en cinco pelo-


tones, salió el día siguiente en busca de bestias, ·
ganado, armas y reclutas. Mientras tanto, el
Coronel, nombrado Jefe de Instrucción, empezó
a organizar y disciplinar el primer batallón de
infantería de 400 plazas, armados con los citados
fusiles de pólvora, abundantes en el llano, desde
la revolución de Solórzano, que dejó gran can-
tidad de ellos, en los mm·ichales donde perdió la
vida.
A principios de Abril empezaron a llegar co-
misiones del Estado Mayor General, en busca
de ganado y bestias. A esas primeras comisio-
nes siguió una lluvia de órdenes para que despa-
chara partidas de ganado y bestias, custodiadas
con fuerzas de mi mando.
Para fines de Abril Victorino había organi-
zado un escuadrón con caballos preciosos, coman-
dado por oficiales veteranos, adictos a "él. La
infantería tenía también ofiCialidad veterana. El
Coronel entrenaba su gente en el manejo del
fusíl y le daba marcialidad, y Victorino enseña-
ba a sus jinetes el manejo de la lanza, en ataque
y ·defensa, en diferentes formaciones. En Mayo
llegó oficio con orden de reunir de 400 a 500 re-
ses, y de ponerme en marcha con ellas hacia
Ocumare del Tuy, llevando l~ infantería y muy
poca caballería. El ejército de la revolución
marchaba hacia el centro, para dar una batalla
decisiva en las inmediacíone~ de Caracas;

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DOMINGO B. CASTILLO 359

En vista de las disposiciones del Comando


Superior, le dije a Mateo: Nuestra campaña en
esta parte del llano va directamente contra la
propiedad. Hasta hoy no hemos combatido nin-
gún enemigo, pero en cambio hemos atacado el
ganado, las bestias y el peonaje de todos los ha-
tos que están a nuestro alcance. De aquí va-
mos a salir como unos ladrones. Si yo hubiera
sospechado siquiera, que ésta er,a la bella figu-
ración que tú y Victorino y demás amigos me
reservaban, me habría eximido de aceptarla, y
les habría dejado íntegra, toda esa gloria a Uds.
"Estás hablando como una cotorra, y suena
muy mal en boca de un jefe superior semejante
lenguaje. Lo que estamos haciendo aquí, con
todo y ser malo, es mucho menos malo de lo que
podría ser bajo el mando de militares extraños.
En primer lugar, no ha salido un só1o hombre
de nuestra Zona para servir en otros comandos;
y después, no estamos atropelland9 la propiedad
despiadadamente.
'Los pedidos que hacemos a los dueños de
hatos se inscriben en la deuda de la Revolución
Legalista, como lo mandan las instrucciones que
nos. sirven de norma. Los recibos los otorga el
Comando Superior del Ejército.' ¿No te has fi-
jado en que los recibos que damos por ganado
y bestias, están firmados por el Comisario Ge-
neral del Ejército y por el Jefe de Estado Mayor
General del mismo? Aquí se escribe en esos re-

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360 MEMORIAS DE MANO LOBO

cibos la fecha, el número de animales y se pone


el sello del comando.
"Por lo demás, todos los propietarios saben
que los estamos defendiendo, y para compensar.
cualquier .reducción de precio que le hagan al
ganado requisado, en el momento del reconoci-
miento de la deuda, hacemos un aumento de
30% en los recibos,_ en favor_ del acreedor ins-
crito. Esto es lo que se llama guerra; y yo que-
me encuentro en ella, haciéndola como tú ves,
estoy resignado a perder todo lo que me quiten
en mis propiedades de la Sier~a de Carabobo y
la Laguna."
· A medi'ados de Mayo empezó a :marchar la
vanguardia de la infantería compuesta de tres-
cientas plazas, para despejar los caminos por don-
de debían ir las partidas de ganado. Nuestro iti-
nerario fue el Sombrero, Barbacoas, El Palmito,
Taguay, Carmen de Cur::t y La Democracia.

Pocas personas son capaces de apreciar de-


bidamente todos los sufrimientos que impone
conducir ganado salvaje por' terrenos montaño-
sos con- incesante lltivia torrencial. Ese servi-
cio fue para nosotros mucho más penoso que com-
batir; sin embargo, pasó inadvertido: ni siquie-
ra mereció un aplauso del Comando Superior, a
pesar del provecho que le reportó al ejército en
momentos difíciles.

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DOMINGO· B. CASTILLO 361

En los primeros días de Junio había ya en


el pueblo de Ocumare más de 200 reses, y la
mayor parte de ellas siguió a Cúa, al potrero de
Los Claveles, que aún era de mi tío José Antonio.
La dueña de la casa donde me ::,1lojó el Jefe
Civil y Militar de Ocumare, señora muy repo-
sada y de buenas maneras, me elijo el día siguien,
te de mi llegada: "Don Juancho, ¿me permite
Ud. que le haga una pregunta, y me perdona
si resulta impertinente?"
Hágala, señora, le contesté, y por grave que
sea, cuente Ud. con mi indulgencia.
"¿A Ud. no lo llaman Mano Lobo?"
Señora, así me llamaban en el llano cuando
era muchacho, y en Caracas, cuando era estu-
diante.
"Es porque una niña de Caracas, que está en
el pueblo con su familia, me dijo que si ,Ud.
es Mano Lobo, desea conocerlo, y me ha pedi-
do que le prepare la presentación, para esta
tarde, porque no quiere que Ud. se vaya sin ver-
lo' de cerca."
Muy bien señora, hoy mismo estoy a las Ór-'
denes de Uds. No pienso salir en todo el día.
A las tres de la tarde se verificó la presen-
tación, y después de las frases de cortesía de
estos casos, le dije a la señorita Pelo de Tuna:
¿Cómo supongo que Ud. tiene algo de interés

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362 MEMORIAS DE MANO LOBO

que comunicarme, permítame expresarle mi de~


seo de oírla, dispuesto a servirla en lo que esté
a mi alcance. '
"No se trata de pedirle nada, ni de ofrecerle
nada, señor, sino de conocerlo. Tengo una ami-
ga en Caracas, que es para mí tanto como una
hermana: se llama Celia. Usted se burló de ella
miserablemente. La llenó de ilusiones, la tor-
turó y luego le dió la espalda y la dejó en sú ca-'
mino como cosa despreciable. Y o he considera-
do esa acción como una monstruosidad, y desde
que supe que Ud. estaba aquí, juré vengar a
mi amiga, echándole en cara su . infamia. Esto
es todo lo que hay de particular en esta visita,
y queda . terminada con mi conocimiento perso-
nal. del hombre de piedra, de hierro o de fango,
que lla:rn,an Mano Lobo."
Toda esta lluvia de improperios me la lar-
gó la señorita Pelo de Tuna, enfurecida, roja de
cólera. Y mientras ella hablaba, yo le decía
con mucha calma: cuando Ud. termine me avi-
sa ... , cuando termine me avisa, seiJorita. Y
cuando me dijo: "el'!o es todo ¿qué tiene Ud.
que decir ahora?"
N o le puedo decir que la niña Celia comió
la naranja y que Ud. tiene la dentera, le con-
testé, porque ese no es el caso. Lo que ocurre es
mucho más raro. Yo recibí el golpe, Ud. está
pasando el dolor, y Celia lo está llorando. Y
sacando la carta que tenía en mi cartera por

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DOMINGO B. CASTILLO 363

indicación de Mateo, le dije: tenga la bondad


de leerle este escrito a la señora Rosales, que
ha oído su alegato en favor de Celia, advirtién-
dole que yo nunca enamoré a esa señorita.
Leída la carta, se produjo un silencio que
aproveché para poner el escrito nuevamente en
mi cartera, y cuando la señorita Pelo de Tuna
se repuso y pretendió dirigirme la palabra, le
dije en tono imponente: ni una sílaba más so-
bre Celia. La audiencia ha terminado, y me pu-
se de pies.
Mientras 'Ja señora Rosales acompañaba a
la niña Pelo de Tuna hasta la puerta de la calle,
me encaminó a mi cuarto, cerre la carga de bau-
les en que tenía el archivo y objetos de mi uso,
y salí a la calle.

Me dirigí a unn p<)sada que me indicaron, y


pedí alojamiento. Acto contínuo ordené al Co-
mandante que ·me hiciera traer mis baules y
los demás. objetos que estaban en la casa de la
señora Rosales, sin dar explicaciones y sin acep- ·
tarlas.

Concentradas las fuerzas de la revolución


en las inmediaciones de la capital, el Comando ·
Superior dispuso ocupar posiciones en una ex-
tensa línea montañosa, con facilidades para la
retirada, pero bastante aisladas para protegerse
y conservarse sin ceder, y me ordenó ponerme

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364 MEMORIAS DE MANO LOBO

a disposición del General· Martín Vegas con· las


fuerzas de mi mando.
En virtud de esa orden pasé a colocar mi
· gente en la falda de la montaña próxima al ca-
mino carretero, casi frente Gato Amarillo.a
En esos días el Dr. Andueza abandonó el
país, y el Dr. Guillermo Tell Villegas, Cortseje..:
ro Federal, encargado de la presidencia, invitó
al Director del Ejército de la Revolución (ese
fue el título que el mismo General Crespo se
dió al declararse en campaña) a zanjar el con-
flicto, mediante la reunión del Congreso y la
inmediata elección de presidente constitucional.
El G~neral Crespo se negó a aceptar esa
fórmula, que era el ideal de la revoJución le-
galista, diciendo "que no reconocía más poder
que el de su ejército". Con semejante declara-
ción desgarró la bandera de la revolución y le
dió sepultura al legalismo en los cerros de El
Guayabo. Entonces se irguió sobre el pavés el
personalismo audaz, con su pandilla, y triunfó
una vez más el régimen de la usura con sus cóm- '
. plices <;le pluma y de e'spada. Y esta causa tuvo
tanto encanto y atractivo, que sedujo a la ma,-
yoría legalista del Congreso, haciéndola olvidar
sus compromisos con la nació.n y sacrificar así
al Congreso, en aras del créspismo.
Quedó por este hecho desacreditado, de mo-
do irremediable, ese poder del Estado que se ha-

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DOMINGO B. CASTILLO 365

bía hecho revolucionario en defensa de la ley.


Puso de manifiesto, que su actitud ante la usur-
pación había sido puramente teatral, con el pre-
meditado fin de encumbrar al usurpador, grato
a los padres conscriptos. Y esos patriotas que
lanzaron el país a la guerra en nombre de las
instituciones, no tuvieron el menor miramiento
para la c~ltura de Venezuela, y colocaron por
encima de ella al ídolo de sus pasiones y de
sus interes~s personales. O temporal O moTes!
Rechazada la precitada proposición de paz,
el gobierno resolvió atacar a la revolución en
sus posiciones de El Guayabo, y el General Do-
mingo Monagas, al frente de las fuerzas del go-
bierno, desalojó a los revolucionarios de sus po-
siciones del camino carretero, y las ocupó él.
Como a la una de la tardé recibí aviso de
estar cortado por d e.nemig·o y expuesto a que-
dar· prisionero, y en el acto emprendí la reti-
rada con calma, en :línea de combate. Cubrí la
retaguardia con treinta wirwheste?'S y ya cerca de
las cuatro a pie 'firme Hobre la última colina de
mis posiciones, tiroteamos htH primeras avanza-
das del enemigo, que hiekron alto penetradas
de que las atacábamos con fusiles de precisión.
Continuamos nuestra retirada por la cima de
la montaña, marchando toda la noche. con lluvia,
por un camino infernal. A las ocho de la maña-
na llegamos a Charallave, donde el coronel ha-

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366 MEMORIAS DE MANO LOBO

bía reunido todas las fuerzas, y tenía además


desayuno · preparado para nosotros. La tropa
descansó poco~ A la una emprendimos la mat--
cha para Cúa, donde llegamos a las cuatro.
Encontramos él 'río Tuy empezando a· crecer
y lo pasamos en el acto, a fin de descansar . sin .
zozobra. Mientras tanto, preparamos bastimen-
to . para seguir a San Casimiro por caminos sin
recursos. El General Crespo me dió órdenes
personalmente en Cúa de salvar la gente a todo
trance retirándome por la vía precitada.
Toda esta bélica odisea fue más bien una
penitencia que puso a prueba la paciente resig-
nación del hombre de la pampa.
En San Casimiro tuve el placer de ver a mi
madre, envejecida y acongojada, pero todavía
fuerte. Había recibido la noticia de la muerte
de mi padre, acaecida hacía ya mucho tiempo
en Casanlue, en tierra colombiana.
Lloraba la muerte del compañero de su vida
y padre de sus hijqs, y su estado me impresionó
tanto, como el vacío que sentí al saber que ya
no existía mi padre.
Reorganizado el ejército, marchamos para el
centro, pero esta vez p9r los Valles de Aragua.
A fines de Septiembre nos enfrentamos, ya bien
armados, con las fuerzas del gobierno, en las Ca-
nales, y las desalojamos ·de sus posiciones, cau~ .
sándoles muchas bajas. .

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DOMINGO B. CASTILLO 367

El día siguiente recibió el Comando Supremo


de la Revolución la noticia del abandono de la
capital por parte del gobierno provisional, y el
6 de Octubre empezó a entrar el ejército en
Caracas.
El 10 de Octubre entré en Caracas con mis
fuerzas. El Doctor y General José Ramón Nú-
ñez me acompañó hasta un cuartel improvisado
en la Candelaria, en el cual debía permanecer
hasta que entregara las armas en el parque na-
cional, y licenciara la tropa.
Marchamos por la Calle Real. En una ca-
sa próxima a la panadería del Cují, estaba Ce-
lia en la ventana, entre un grupo de amigas. Su
padre estaba en la puerta de la calle con varios
señores. El Dr. Núñez que marchaba a mi de-
recha, se encaminó hacia el señor Sandreno. Yo
seguí. Celia estaba erguida, arrogante, como
queriendo decir: aquí estoy yo, véame, que le
parece mi talle, mi encrespado cabello, la luz de
mis ojos, mis dientes dé perlas y la alegría que
innunqa mi faz?
La ví de frente, sin .inmutarme, dueño de
mi mismo, como si jamás la hubiera vistb en mi
vida. No sé si ella esperaba un saludo e ig-
noro el calificativo que me dió en ese instante,
pero lo cierto es que le hice comprender a ella
y a su tía y demás familia, que no deseaba me-
terme donde no era grato.

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368 MEMORIAS DE MANO LOBO

Cuando el Dr. Núñez nos ;llcanzó antes de


llegar al cuartel, me dijo: Me paré a saludar al
señor Sandreno, que es Bitoque MayoT. Ha
servido a la Causa con mucha eficacia, y está lla-
mado a figurar en ella en puestos de distinción
y provecho. Sandreno me djjo, cuando supo que
Ud. es el Jefe de estas fuerzas, que desea ha-
blarle y me pidió que le proporcione el placer
de una entrevista con Ud. Dígame cuando se-
rá eso.
Apreciado Dr., le contesté, déjeme entregar
las armas y licenciar la gente bien racionada.
Es conveniente que estos hombres- lleguen a su
casa contentos de los últimos días de esta cam-
paña, que a todos nos ha derretido. Quiero sa-
lir de mis ocupaciones y preocupaciones para ser
hombre social nuevamente. ·
El Jefe Supremo ordenó el licenciamiento de
mis llaneros, por grupos de cinco a diez, dándo-
les veinte pesos por cabeza, y me dijo: "Mate-
rialmente no tengo tiempo para recibir y oir a
todos los reclamantes ·del llano. Ud. conoce
los de su sección. Quédese para que los ayude .
Lo que Ud. haga en justicia será aceptado. Voy
a, dar instrucciones para que lo ·coloquen en la
Comisión Clasificadora de .R'e6lamos. Después
lo necesitaré para otras cosas :rpás importantes."
Obtuve entonces ascensos para Victori:i:10, Lu-
cifer, el Coronel y otros oficiales, .y además hice
nombrar autoridades en el ·territorio · de mi

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DOMINGO B. CASTILLO 369

mando, indicando ,amigos que habían hecho la


campaña.
Durante mi estada en el cuartel de Cande~
laria, visité a Barrabás y a1 Vizcaíno, y en sus
, casas me pusieron la puerta en las narices, di~
ciéndome que estaban fuera.
En 'Febrero de 1893 ~e presentó TucusÓ en la
Oficina de Clasificación representando a un recla-
mante de mi sección. Lo atendí en el acto, des~
paché su solicitud, y en seguida le hablé de los
precitados amigos, y me contesto: "Están eno~
jados con Ud. por muchas razones justas, y muy
especialmente, por la traición que le ha hecho
Ud. a todos los pr~ncipios y doctrinas consigna-
das en Mano Lobo, convirtiéndose en crespista."
Muy bien,"le respondf, hablaremos de eso muy
detenidamente. Tenga la bondad de decide al
Vate que convoque a Barrabás y al Vizcaíno en
mi nombre para el Domingo a las dos de la tar-
de. Ud. irá también, Tucuso. Y venga a in~
formarme si aceptan mi invitación. Entérelos
al mismo tiempo del modo como trabajo en esta
oficina, sirviendo a todos los que tienen recla-
mos justos.
El Domingo fuí donde el Vate que vivía en-
tonces en el barrio de Santa Teresa. La recep~
ción fue fría, recelosa, esquiva.
Ante esa actitud, hablé a mis convocados de
esta suerte: Me voy a permitir hablc.rles muy

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370 M.EMORIAS DE MANO LOBO

sucintamente de mi vida, desde que dejé de ver-


los. Tengo entendido que esta relación no les
interesa, pero quiero hacerla por motivos que
les haré conocer también.
Salí de Caracas para el llano sin haberlo
premeditado, por prescripción médica, y allá me
aturdí trabajando para recobrar el dominio de
mí mismo. A la hora de vaciar el hato, traje
todo el ganado para Caracas. Entonces me hi-
cier-on dedicar tres días a preparar las cargas del
parque· que· saqué en seguida para el llano, en
mis arreos. No tuve tiempo para nada más.
Tomé parte en la revolución como militar y
no como político, y fue estando frente al enemi-
go, cuándo le torcieron sus ·rumbos a la revolu-
cron. En esos instantes, mi deber era combatir,
otra actitud habría sido deshonrosa. La oficia-
lidad de mi comando, consultada para proceder
militarmente, opinó por combatir y seguir en la
guerra hasta terminarla, perdiendo o gananqo.
Después de la retirada de El Guayabo, creía-
mos que los milita,res, congresantes, miembros
del ·poder judicial y del foro que se retiraron en
Cúa del ejército, maldiciendo al Jefe de él, ha-
rían algo para enderezar los ;entuertos hechos
en la causa legalista por la· ambición personal.
Pero con asombro supimos antes de: llegar a San
Casimiro, que todos esos señores y el país en-
tero aceptaban la revolución desnaturalizada,

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DOMINGO B. CASTILLO 371

bendiciéndola. La nueva faz del movimiento


armado era ya un hecho cumplido, y las perso-
nalidades que no abandonaron los principios de
la causa legalista, muy contadas, son ahora aves
raras ante el crespismo triunfante y ante los con-
tinuistas caídos. '
En esta primera etapa de mi vida pública,
. me he circunscrito a lo decoroso para el militar,
y terminada la campaña, regreso a mis ocupacio-
nes, después de haber ayudado a las víctimas de
la guerra, a adquirir el reconocimiento de sus re-
clamos, que serán pagados con tres condiciones:
tarde, mal y nunca.
Hecha esta breve relación a los amigos, y'
no a mis jueces; porque no puedo reconocerles
semejante carácter, debo agregar, que no he ve-
nido a esta reunión por motivos políticos, sino
por algo que tiene para mi mayor interés.
He venido por el afecto leal y sincero que les
profeso, que está por encima de triquiñuelas de
políticos. Quiero saber francamente, cordial-
mente si estoy en el corazón de UGls. Si no es-
toy en ese lugar, ni una palabra más. Y cuan-
do iJ?a a tomar mi sombrero para marcharme,
Barrabás conmovido corrió a abrazarme, seguido
del Vizcaíno, del .Vate y de Tucuso, y me habló
como sigue:
"N o somos de esos escritores de bellos libros,
que hacen lo contrario de lo que dicen. No so-
mos de esa raza pico de oro, que habla de dere-

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372 MEMORIAS ·DE MANO LOBO

cho, libertad y justicia, y vive postrada ante los


mandarines, por motivos estomacales.
"Queríamos saber si tú eras también una
vejiga de gas sulfhídrico, encantado de serlo, o si
eras de nuestra estirpe, apegado a la verdadera ·
emancipación intelectual. Enterados de que
vuelves al trabajo personal en que te has for-
mado y al cual le debes. todo, has vuelto a nues-
tro regazo: te hemos abierto los brazos, y no te.,.
nemos nada que decir sobre la vida de ayer o
de antier."
Muy bien señor Barrabás, hablemos enton-
ces de tu gente. ¿Cómo están tu señora y tu
cuñada?
"Esas mujeres?"
¿Cómo?, le contesté.
"Sí, esas mujeres. Son muy buenas, son in-
mejorables, pero serían mejores si no tuvieran
lengua. Y tú debes saber muy bien lo que quie-
ro decirte." .
."Señores, dijo el Vizcaíno, olvidemos las co-
sas ingratas y charlemos sobre los suceso~ del
día y sobre lo que ellos auguran. Mano Lobo
se va para su llano. Debemos felicitarlo por esa
retirada tan opor'tuna. ·
"Temíamos que te nombraran miembro de la
Constituyente, y hemos recobrado la calma, al
saber que no tienes que hacerte cómplice de los

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DOMINGO B. CASTILLO 373

despilfarros de estos ocho meses de gobierno dis-


crecional.

"La cuenta que va a examinar la Constitu-


yente en Mayo próximo, presenta ya a la Repú-
blica en esqueleto. Reducción de sueldo a los
empleados, exceptuando a los·- Ministros; reduc-
ción de las pensiones de los descendientes de.
próceres, y retardo en el pago de las pitanzas
acordadas. Suspensión del pago de la deuda
pública, y aumento de nuestro descrédito en el
exterior; y mientras tanto, donativos escanda-
losos hechos a ciertos revolucionarios, y olvido·
total de muchos servidores meritorios. Desarro-
llo en grande escala de la política· de contratos,
entre los cuales figuran los de Cloacas y Acue-
ducto, denunciados por EL Tiempo y EL Republi-
cano como escandalosos.

"El . comercio está paralizado, aun para el


monopolio de la harina, la manteca y las telas o

Y para de contar; pero toma nota de que ésta


a~ministración ha empezado mal, muy mal, pa~
d. terminar peor. Venezuela va a quedar hi-
po\ecada, quien sabe por cuantos ~ños, y sin los
meijios necesarios para un remoto rescate.

·1...os mentores de este nuevo Telemaco lla-


nero ~e están sirviendo de él, pero los godos que
t-ambÍin están explotando su fÜón, andan locos
\
buscan'o un ductor de pura sangre, juzgando
- -

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374 MEMORIAS DE MANO LOBO

que ha llegado el momento de recuperar su per-


dido bien.
"Complete Ud. ahora el cuadro con la co-
rrupción que se inicia, más escandalosa que las
pretéritas, porque carece de la distinción del de~?­
potismo de guante ·y frac."
"Mientras que Ud. habla así, señor Vizcaíno,
dijo Barrabás, nuestrqs sabios y nuestras gran-
des autoridades del mundo social, toda esa gen-
te superior que no profundiza nada, y analiza
cuanto ve con frases hechas, declaran en tono
enfático de magisters, que los que piensan co-
mo nosotros, son sencillamente miopes del es-
píritu, tipos que se comen las gallinas y se espan-
tan de· las plumas. ·
"Y agregan, que el aumento de garitos y pros-
tíbulos y· el atolondramiento general, es lo que_
se llama civi.lización, lo que se practica en el
mundp entero. Y dicen también, que nosotros
no hacemos más que girar alrededor del torbe-
llino de la vida europea, sin capacidad para im:
primirle rumbos a Ja. cultura mundial, y exc~­
san con las deformaciones ajenas, nuestras falia
de finalidad en la vida que sobrellevamos Tla
desfachatez con que pronunciamos la última pa-
labra en todo. /
"A pesar de la actitud de nuestros prototipos '
de cultura arcaica, cuya huera jactancia lo1. aho-
ga a ellos mismos, dando la medida de nhestro

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DOMtNGO B. CASTILLO 375

idealismo, lo cierto es, que estamos como en los


tiempos premosaicos, y se está haciendo nece-
sario que alguien nos empuje al exodo y nos
puri:l'ique y nos dicte el nuevo decálogo. Por-
que de cierto os digo, que no sé cuáles son las
cosas que han de ser después de éstas."
"Cuando desaparezca lo que estamos viendo,
. dijo el Vizcaíno, vendrá la arrebatiña, y tras ella,
el caballo amarillo del Apocalipsis. Entonces,
cuando eso suceda, pidámosle al cielo que nos dé
descanso y_ paz, cuidando una cruz en "Tierra
de Jugo."
Quedé sinceramente unido a mis VIeJOS aini'-
gos caraqueños, y debo decir, que· me d~spedí de
ellos, diciéndoles hasta luego, lleno de deseos de
vivir a instancias de una alegria hasta entonces
desconocida, que me inspiraba confianza en m.l
mismo.
Antes de partir para el llano, asistí a un bai-
le en el Club Unión, y una casualidad me puso
frente a Doña Eva, la tía de Celia, autora de la
carta que tenía en mi cartera. La saludé cor-
tesmente, sospechando que no me contestaría, y
contra todas mis prevenciones, me respondió muy
animada y sorprendida de verme . tan transfor··
mado.
Le ofrecí el brazo para dar un paseo, que .le
permitiera ver el baile y el golpe de vista de los
jardines del Club y aceptó mi galantería y con

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376 MEMORIAS DE MANO LOBO

ella, todas las atenciones que le dispensé. Cuan-


do me despedí de ella, me dijo: "busque a Celia
y baile con ella. Se encantará de verlo a Ud.
tan hombre como está.''
Ese va a ser mi segundo gran p1acer, le res-
pondí, pero en cuenta de que toda la familia
.Sandreno estaba en el Club, tomé mi sombrero
y mi capa y partí.
Días después, estando con el Coronel, ya ca-
si con un pie en el estribo para dejar a Caracas
por mucho tiempo, me dijo el Sr. Yriartito:
"Doña Eva me lJamó a su casa y me pidió qu?
me empeñe en el sentido de llevarlo a Ud. a
uha comida que ella desea darle para desagra-
viarlo .. Me dijo que fue gran descuido de ella
no haberlo tratado antes, porque está altamen-
te satisfecha de su distinción y fineza. · En cuan-
to a nobleza, agregó: es lo de menos, porque nos:
otras nos encargaremos de dársela."
Le contesté. a Doña Eva, que Ud. tiene do-
ble· nobleza: la que Ud. mismo se ha dado cpn
el esfuerzo propio y la heredada. Infórmese
Üd., le agregué, con la familia de Don Gaspar
Sánchez de las cartas escritas por este señor de
España, para que conozca las raíces del árbol ge-
nealógico de Juancho y para que se entere del
modo como debe actuar su familia para obtener
la· herencia que tiene vinculada en la madre
patria."

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DOMINGO B. CASTILLO 377

· Muy reconocido Señor Yriartito, del modo


como hace Ud. resaltar el afecto con que me hon-
ra cuando habla de mi con la familia Sandreno.
Creo que mañana o pasado estoy de marcha; en
consecuencia, mi viaje es la respuesta que Ud.
puede dar le a Doña Eva, diciéndole, si le pare-
ciere bien, que Ud. no llegó a hablarme, porque
~staba de marcha.

Salí de Caracas en vísperas de la reunión


de la Constituyente, que le dió aspecto legal a
la segunda administración del Héroe del Deber.
Dejé la civilización y me fuí al monte a criar
ganado con Lucifer y el Coronel1 al hato que
teníamos arrendado con nuevo contrato. En ese
período de mi vida past0ril, escribí la Segunda
Parte y la Tercera Parte de Mano Lobo, y dejé
abierta la nueva etapa de mi existencia para los
Papeles, o sea para la continuación de este escrito.

A fines de 1896, recibí carta del Vizcaíno,


en la cual me decía: "Cierra tus Memorias de
este año, escribiendo en ellas, que la presente·
época ha dado pábulo a uno de nuestros grandes
escritores de la nueva generación, para un libro
que termjna con este epitafio Finis Pat1·iae.
Exprímele. el jugo de estas dos palabras,. y prepá-
rate a vivir angustias y penalidades, porque
ya se oyen los cascos del caballo amarillo del
Apocalipsis, cuya venida te anuncié en nuestra

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378 MEMORIAS DE MANO LOBO

última reunión- con Barrabás, el Vate y Tucuso.


Y como decía el negro: filá machete bien filá 11
gum·dalo en la manigua, y esperate, no virigua,_
que yo te lo visará."

Ji'
I
N

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DOMINGO B. CAS 379

VENEZOLANISMOS
que se encuentran en Mano Lobo

Arepa- Pan de maíz cocido en budare.


Budm·e - Disco grande de hierro o de barro co-
cido.
Casabe - Torta de yuca cocida en budare.
Cola de Gallo - Sable curvo.
Chirulí - Pájaro cantor, más pequeño que el ca-
nario, de plumaje amarillo y negro, después
de la primera muda.
Ca1·aota - Fréjoles o judías.
Conuco - Tierra de labranza de frutos menores.
Cunuque1'o - El que cultiva el conuco
Contza - la pieza de suela que se pone sobre el
fuste de la montura.
Chicha?'1'01W1'a - Al pelo del negro lo llaman pe-
lo chicharrón, y a la cabellera, chicharro-
nera.
Guampa - bebida endulzada con raspadura.
Horneado - Cocido en horno.
JAquilique - Americana cerrada hasta el cuello.
Maute- Becerro de más de un año.
Mamcas - Guiros redondos, pequeños, que se ha-
cen sonar con semillas redondas, duras.
Piche1'o --· Suero endulzado con papelón.
Pamulata- Pájaro semejante al sinsonte de Cuba.
Papelón - Raspadura o panela.
,Salones - Carne de chivo. El cuerpo entero del
animal, salado.

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DOMINGO ·B. CASTILLO 381

IN DICE
Págs.
PRESENTACION 3
PRIMERA PARTE.-Genealogía de Mano Lobo.-
Su estada en Valencia, y en Palenque.- Con-
ferencia del Llano.- Viaje a Caracas y confe-
rencia de los Galleros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
CAPITULO l.-Mi par·entela.- Profesión de mi
padre.- Sus dichos; viaje a Ospino.- Mi pri-
mera educación en Valencia.- Mi tío Mateo.-
Lo que decía de los godos . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
CAPITULO H.-Viaje a Palenqne.- Presentnr:ión
a Victorino.- Lecciones de este Maestro.-· En-
cuentro con Lucifer en Cañafístoia.- Viaje a
la Quesera del Aceite.- Asaltos de Espada y
Lan:r.a en CtÍ.iisal.- . Regreso a Palenque . . . . . 1 '?
CAPITULO 111.-Cclebración de San Juan en Pa-
lenque. --Asalto con Lucifer.~ Mi reconcilia-
ción con este advcr¡;ario.- Mi fama en Palenque
y fuera de ese lur~nr.- Aparición de Mano Lo.bo 29
CAPITULO IV.-Sulida ·cte Palenque.- Discurso
de ·mi tío. sobre ~us innovaciones en el hato.-
Observación sobre mis ahorros en el hato mo-
delo ...................... , . . . . . . . . . . . . . . 'l9 ·
CAPITULO V.-Encuentro con Don Ramón Per-
domo.- Su .respuesta a un disourso de mi tío
y t•(•plica de éste . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5B
CAPITULO VI.-Nuevas ideas de Don Raomón Per-
domo y nueva argumentación de mi tío .... ·. . · 65
CAPITULO VIL-Continúa la refutación ,.de las
i<lcns de Don Ramón.- Cinismo de esté perso-
naje y cáusticas réplicas de mi tío . <'· . . . . . . . 77.
CAPITULO Vlli.-Viaje para San Ca~i'iniro vía
Han .Juan de los Mon·os.-- Encuentr~. cori Don
Tomás Mnjica.- Conversación de rhí tío. con
Don Tomás y respuesta de este señoi',. . . . . . . 89:

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382 MEMORIAS DE MANO LOBO

Págs.·
CAPITULO IX.-Los partidos políticos son una
jauría para mi tío y una zamuí·ada para Don 'J.'o-
más.- Ideas sobre los verdaderos partidos po-
liticos y sobre el ejército al servicio del Esta-do 1.01
CAPITULO X.-Continúa la cornversación con Don
Tomás Mujica.- Apreciaciones sobre: el régi-
men monetario y su;; efectos . . . . . . . . . . . . . . . 117
CAPITULO XI.-Continúan las ideas sobre rév:í-.
men monetario.- Aprovechamiento del crédi-
to.- Llegada a San Casimiro.- Impresión de!
recibimiento.- Resumen de todo lo dicho des-
de que encontramos a Don Ramón Perdomo . . 131
CAPITULO .XII.-Viaje para Caracas- Asam-
blea de los galleros en Cagua.- Discurso de
Echal}día so?re la dictadura.- Réplica de Don
Fermm Teran . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 143
CAPITULO XIII.-Continúa el discurso de Terán
Disertación ·de Adolfo Gutiérrez.- Le interrum-
pe Echandía ·diciéndole que no }¡ay tradiciones.-
Peroración ds Gutiérrez sobre las tradiciones . 157
CAPITULO XJV.-Opiniones de mi tío sobre la
asamblea de los galleros.- Conceptos sobre los
b.eduinos.- Posada de Guaya y Mariposa N e-
gra.- Panorama de Guaya y las Tejerías.- Re-
cuerdo de Delpino.-- Llegada a Caracas.- Mis
impresiones y deseos.- Consejo de mi tío . . . . 1.73
SEGUNDA PARTE.- Viaje al Oriente y al Occi-
dente.- Mano Lobo en Caracas.- Reunión en
la Sastrería Ele Pinillos.- A·lmuerzo en el hogar
de Barrabás . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1.91
CAPITULO XV.-Viaje a la Guayra por el cami-
no del cerro.-,- Naveg·ación hasta Carúpano.- Vi-
sita a Araya, Margarita y Coche.~ Regreso a
la Guayra.- DiscurRo de José Antonio sobre la
región costanera oriental y sobre el habitante 133
CAPITULO XVI.-Viaje a Occidente.- Estada en
Paraguaná.- Discurso de José Antonio sobre la
reg-ión coriana y larense y sobre el habitante de
esos lugares.- Viaje hasta . Barquisimeto, vía
Mi tare, Caróra y el Tocuyo ·. . . . . . . . . . . . . . . . 20')
CAPITULO XVII .....,...Viaje para Valencia vía Ya-
ritagna y Urachiche.- Encnenti-o con Don Ra-
fael GuiUén.- Discurso de este señor sobre la
alboricultnra y . el tip.o arborista.- Encuentro
con Mateo en Valencia y -concéptós de éste sobre
el misticismo der vemizo.lano;- Regreso a Ca-

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DOMINGO B. CASTILLO 383

Págs.
racas por •la· Guayra ......... ·, . . . . . . . . . . . . . 223
CAPITULO XVlll.-Solo en Caracas- Actitud
de. mis het•manoK.-- AHpere:m -de Crispín Ro-
bles.-'- Mi aetitud eon oste soñor y con mis
hel'lnatlOH.--· Conecrp LoH dd Vi7.·caíno sobre los
CrispirwH.-..- l'ltt•ti-da do miH hermanos para el
Llano y nli Hituaci6n en eaHa de mi•s tías . . . . 235
CAPITULO XIX.--IGl MtJHiú y Lucifer en Caracas
Como l'tw conocido Mano Lobo en Caracas.-
Tlet•t·ota definitiva del Gu7.nuwcismo.- Club de
la m;quina .del Truco.- Sesión .de efe Club que
tet·miua en una morisqueta . . . . . . . . . . . . . . . . . 245
CAPITULO XX.-Retirada al sector de Candela-
l'ia por el Estado Zamo1·a.- Banabás nos in-
vitó a almorzal' en su casa.- La señora de Ba-
rrabás y su hermana Panchita . . . . . . . . . . . . . . 26~
TERCERA PARTE.-Postrimerías del g-uzmancis-
mo.- Reacción del Dr. Rojas Paul.- Mano Lo-
bo en la revolución Legalista de 1892.- Su es-
tada en Caracas y su regreso a· la vida pastoril 289-
CAPITULO XXI.-Actuación del General Guzmán
Blanco en .Jas postrimerías ·de su prestigio, y ac-
titud de los prestamistas :frente al Contrato Fran-
co-Egyptien.- Abandono los est~1dios y la cHsa
de mis tías·.- Política reaccionaria de Rojas
Pnul .... , ........ ·.......................• 291
CAPITULO XXII.-Mi vida de corredor y sus re-
¡;uJtu-doH.-- Refutación de "Memorias de Mano
Lobo" en 1a Al:farm:ía de Candelaria . . . . . . . . 305
CAPITULO XXIII.-El General Dos:filos me co-
munica que hl. revolución tiene Jefe.- Mi amis-
tad con Celia y sus consecuencias.- Abandono
el negocio de eorredor y renuncio a la vida ca-
raqueña.- Vuelvo al llano . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33.3
CAPITULO XXIV.-Mi campaña contra el ganado
n:ie-no.- Marcha para Ocumare con ganado.-
fi;n<~uentro con la Señorita Pelo de Tuna.- Re-
Ut•uda de El Guayabo.-- Reorganización del
cjúreit:o y marcha para el centro.- Acción de
Lm; Cunale~.- Entrada en Caracas y mi esta-
da en esa ciudad.- Encuentro con Doña Eva.-
Otra vez en 8! llano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 357
VENEZOLANISMO.-Que se encuentran Mano
Lobo . . . . . . . . . . . . . . . ... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 379

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