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Fagalde Beccari 1
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INTRODUCCION
Creada por el Poder Ejecutivo en 1858 y delimitada en 1872, la Plaza Belgrano ocupa un sitio
valioso por su significado histórico: el “Campo de las Carreras” o de la “Tablada”, donde se
libró la Batalla de Tucumán el 24 de Septiembre de 1812. Dos años después, en 1814, el
Libertador General José de San Martín mandó construir el Fuerte o “Ciudadela”, que ocupaba
alrededor de cuatro manzanas. La Plaza se ubica en terrenos que fueron de la propiedad del
General Manuel Belgrano, quien en 1817 ordenó erigir la pirámide de mármol en honor a la
victoria de la Batalla de Chacabuco. Con el rediseño de su trazado según los nuevos conceptos
paisajísticos y el traslado en 1904 de la estatua del General Belgrano desde la Plaza
Independencia, se definen los dos centros focales que la caracterizan. La mencionada estatua
fue la primera que tuvo San Miguel de Tucumán, obra del escultor Francisco Cafferata, y
donada por el entonces Presidente Julio A. Roca. En las inmediaciones se destacan: el Hospital
Padilla (1883), el más antiguo de la ciudad, y el Colegio Sagrado Corazón de Jesús de las
Hermanas Esclavas (1911/21). La plaza fue declarada Lugar Histórico Nacional el 12 de julio de
1941.
La última intervención realizada en el año 2012 forma parte de un programa encarado por la
Municipalidad de San Miguel de Tucumán para la recuperación de espacios públicos
tradicionales y significativos en el área central de la ciudad.
DESCRIPCION DE LA INTERVENCION
La intervención tuvo como objetivo principal la recuperación del rol simbólico de la plaza, a
partir de la puesta en valor de sus elementos significativos, y el rescate de la estructura y
composición a partir de ejes principales y avenidas diagonales propia del modelo de “plaza
paseo”.
A la izquierda el plano de la plaza al momento de la intervención, a la derecha se observan los cambios realizados
respecto del trazado, que se limitaron a reforzar la estructura bifocal y dar continuidad a ámbitos y circulaciones
para garantizar la permeabilidad del paseo. Fuente: DPUA MSMT
Otra de las principales intervenciones, consistió en la sustitución del importante muro que
servía de telón de fondo al monumento al Gral. Belgrano por una cortina de agua. La misma
sigue cumpliendo la función de contención espacial y visual de la escultura, al mismo tiempo
que reinterpreta el muro derribado por un elemento ornamental virtual que no genera
espacios residuales e integra la calle Bernabé Aráoz antes oculta.
En las imágenes se observan la puesta en valor de la Pirámide de Chacabuco y del monumento al Gral. Belgrano,
que incluyó la reconstrucción de su pedestal y la ejecución de la fuente de agua. . Fuente: DPUA MSMT
Sin embargo, la historia de Plaza Belgrano se remite ya a principios del s. XIX y su conformación
ha de estar relacionada directamente con la gesta independentista. El predio donde se instala
la actual plaza fue un lugar destacado durante la Batalla de Tucumán en el año de 1812, pero
se trataba de un lugar marginal puesto que se hallaba fuera del trazado de la ciudad por ese
entonces, descampado y por ende, apto para el movimiento de tropas.
Cuando el General San Martín asume el mando del Ejército del Norte en 1814, manda a
construir en cercanías de la plaza una serie de atrincheramientos fortificados que luego
recibirán la denominación de La Ciudadela, una fortificación –según Lizondo Borda- del tamaño
de cuatro manzanas desde calle Lavalle hacia las afueras de la ciudad.
A la izquierda el plano de la acción de Campo de las Carreras dibujado por el ingeniero Antonio M. Correa. Primer
centenario de la Batalla de Tucumán (1912). En el centro una reconstrucción de la ubicación de la fortificación de La
Ciudadela y a la derecha la localización del predio de la casa de Belgrano hacia 1816 realizada por Felipe Bertrés,
donde queda manifiesta la diferente orientación respecto de la cuadrícula. Fuente: Informe de Intervención
Arqueológica Plaza Gral. Belgrano, Arql. Sergio M. Randace, 2012)
A la izquierda “El Cuartel del General Belgrano en la Ciudadela” por Honorio Mossi. Fuente: Informe de Intervención
Arqueológica Plaza Gral. Belgrano, Arql. Sergio M. Randace, 2012). A la derecha, la reinterpretación de la Casa
Belgraniana realizada en 2012 por la MSMT frente a Plaza Belgrano. Foto: DPUA MSMT
Hacia 1820, posteriormente a la muerte de Belgrano, se evidencia una regularización del área
de La Ciudadela como lo demuestra el mapa de Bertres de 1821, ajustándose al trazado
rectilíneo de la ciudad que iba creciendo y avanzando. Sin embargo, estos ajustes respetan
algunas estructuras existentes como la Pirámide, la vivienda de Belgrano y la acequia que
vinculaba la actual plaza con la laguna existente en la hoy Plaza San Martín.
El gobernador Marcos Paz decretó el 13 de junio de 1858 la delineación de una plaza con el
nombre de “General Belgrano”, un cuadrado perfecto en cuyo centro quedaría la pirámide, a
pesar que la misma quedó sucia y abandonada entre matorrales que alcanzaban a cubrir su
pedestal, sin indicaciones del porqué de su presencia, y con un nido de hornero en su cúspide
(Medina 2003; Carranza 1985:598). Esto explica el porqué del trazado irregular de la calle
Lavalle en las proximidades del actual colegio, siendo el lugar donde el camino se arquea hacia
el norte y donde se amplía la actual plaza, el límite de la que otrora se inaugurara en 1878.
Plano municipal del terreno de la plaza Belgrano, al centro, al momento de su inauguración en 1878 (copia cortesía
de Rosario Medina).
“El espacio que dejan las calles de árboles y rodeando la pirámide, está ocupado por un bonito
jardín cuyas plantas entretejiendo sus tallo, confundiendo sus flores, forman una alfombra
perfumada, como si quisieran proteger de la pisada de los indiferentes esa tierra mezclada con
las cenizas de tantos héroes”(en Groussac etal.1882:669).
El aspecto de la Plaza Belgrano sufrió distintas modificaciones a lo largo del tiempo, aunque
siguió siendo el lugar elegido para las conmemoraciones de la Batalla de Tucumán. Así fue
sumando monumentos, placas y estatuas que se agregaron al paisaje de la plaza a lo largo del
tiempo. Uno de los elementos más antiguos que se incorpora a la plaza es la estatua de
Belgrano que, paradójicamente, no estaba destinada originalmente para ese lugar.
A lo largo del siglo XX tuvieron lugar a una nueva serie de cambios en la plaza, algunos de los
cuáles se evidencian aún en la actualidad, mientras que otros se aperciben sólo a partir de
fotografías y postales de la época. En el caso de éstas últimas, aún no hemos sido capaces de
datar exactamente el momento en que fueron tomadas, y sólo disponemos de una datación
relativa.
Entre los cambios de la plaza se encuentran monumentos conmemorativos y placas. Una de las
más antiguas corresponde al año 1912 (ver foto 1), al cumplirse el centenario de la Batalla de
Tucumán. Hoy se encuentra revestido de cemento en su base tras la última remodelación de la
plaza.
En las fotos se observan los monumentos luego de la intervención de 1987. Se destaca la construcción del muro
curvo detrás del monumento al Gral. Belgrano. Foto: DPUA MSMT
En 1817, el General Manuel Belgrano mandó construir en el sector Este de la actual plaza la
pirámide de mármol - que aún se conserva – y que originalmente era una construcción de
ladrillos sin revestimiento, para homenajear el cruce de los Andes y la liberación de Chile
después de la Batalla de Chacabuco, obtenida por San Martín al frente del Ejército Libertador.
Luego de ello este campo prácticamente estuvo abandonado y la sencilla y humilde pirámide,
quedó olvidada y cubierta por la vegetación, como indica Lizondo Borda (1916) citando las
memorias de Juan Bautista Alberdi:
“Ya el pasto ha cubierto el lugar donde fue la casa del General Belgrano, y si no fuera por
ciertas eminencias que forman los cimientos de las paredes derribadas, no se sabría el lugar
preciso donde existió. Inmediato a este sitio está el campo llamado de Honor, porque en él se
obtuvo en 1812...Este campo…Prodigiosamente plano y vestido de espesa grama….A dos
cuadras de la antigua casa del General Belgrano, está la Ciudadela. Hoy no se oyen músicas ni
se ven soldados. Los cuarteles derribados, son rodeados de una eterna y triste soledad.
Únicamente un viejo soldado del General Belgrano, no ha podido abandonar las ilustres ruinas
y ha levantado un rancho que habita solitario con su familia en medio de los recuerdos y de los
monumentos de sus antiguas glorias y alegrías”.
Pasarían más de cuarenta años para que en 1858 el teniente coronel de la independencia don
Emilio Salvigni, que combatió como soldado de Belgrano, de su propio peculio hiciera restaurar
aquel monumento casi destruido por la inclemencia del tiempo y el olvido. El Teniente Coronel
la modificaría con respecto a su forma original, la rodea de una reja de hierro, y le inscribe a
sus costados las leyendas que decían: al norte–La Independencia de la República Argentina se
juró en este suelo que sirvió de tumba a los tiranos–al sud, a la jornada de Chacabuco la
consagró el general en jefe del ejército auxiliar del Perú, don Manuel Belgrano–al oeste, En
este campo el ilustre general Belgrano venció al ejército español en la batalla del 24 de
setiembre de 1812–al este, la República Argentina fuerte y feliz por la Constitución de Mayo,
que debe al ilustre Presidente Urquiza, vé a su nombre restaurado este monumento. En la
segunda escalinata del este decía: “Restaurada por Emilio Salvigni, en julio de 1858” (Carranza
1985:597).
Una foto de Paganelli , muestra un momento posterior al rescate del monumento por parte de
Salvigni. Dicha fotografía muestra al monumento previo a cualquier trazado de la plaza y
muestra el estado de abandono del lugar, donde no se aprecian más que pastizales y arbustos.
En ella también se observa la verja de hierro de Salvigni, aunque no se aprecian ninguna de las
inscripciones descriptas antes por Carranza.
Fotografía de Paganelli (Arsenio Granillo 1872). Imagen cortesía de Ferrari. Fuente: Informe de Intervención
Arqueológica Plaza Gral. Belgrano, Arql. Sergio M. Randace, 2012)
En 1877 durante la administración de Tiburcio Padilla se arregló la pirámide pero
modificándose su propósito original, grabándose caprichosamente en sus costados sobre
mármol (obsequiados por Andrés Egaña) lo siguiente:
“1812 General Belgrano; 1812 General Eustaquio Díaz Vélez; 1840 Marco Avellaneda; y
Tucumán Bernardo Monteagudo” (Carranza 1985:598).
Durante el gobierno de Federico Helguera, siendo su ministro Luis F. Araoz en 1878, se encargó
al doctor Ángel Padilla que hiciera nivelar el terreno y delinear la plaza, para cumplir
finalmente con el decreto de Padilla. Para este fin, los ciudadanos de Tucumán también
ayudaron contribuyendo por medio suscripciones (Carranza 1895:599 598). A partir de esta
nivelación del terreno se perderían muchos rastros de los vestigios previos.
Fotografía de Paganelli durante la inauguración el 25 de Mayo en 1878, con la pirámide al fondo. A la derecha un
acercamiento al monumento de la misma imagen (Páez de la Torre (h) 2005; Foto extraída de Fundación del Banco
Empresario de Tucumán 2000:37). Fuente: Informe de Intervención Arqueológica Plaza Gral. Belgrano para
Municipalidad de San Miguel de Tucumán, Arql. Sergio M. Randace, 2012)
A partir de las postales de la ciudad, posiblemente a principios del siglo XX, pueden verse otros
cambios que tuvieron lugar en la plaza. Se ve como la pirámide fue despojada de su reja, y
cambios generales en el trazado de las caminerias y el parquizado, como los bancos de la plaza
y la vegetación, todos cambios que respondieron al modelo de “plaza paisajista”
En esta foto de muy a principios del siglo XX, se aprecia como el monumento fue despojado de su reja, y que la base
de la misma ha quedado bajo el nivel de plaza. Fuente: Informe de Intervención Arqueológica Plaza Gral. Belgrano
para Municipalidad de San Miguel de Tucumán, Arql. Sergio M. Randace, 2012)
La estatua de Manuel Belgrano fue donada por el Presidente Julio Argentino Roca a la
provincia para ser colocada en el centro de la Plaza Independencia (donde estuvo hasta que
fue reemplazada por la estatua de La Libertad, de Lola Mora), fue incorporada a la Plaza
Belgrano recién en 1904. Es la primera estatua que tuvo San Miguel de Tucumán, y es obra del
célebre escultor Francisco Cafferata (1861-1890), uno de los primeros escultores argentinos y
autor de varias obras destacadas. El escultor le había enviado la efigie en yeso, y Roca la hizo
fundir en bronce en el Parque de Artillería, remitiéndola a Tucumán en 1883. De esta manera
pide demoler la columna de la plaza Independencia erigida en 1864, y reemplazarla por la
estatua de Belgrano, la cual se inaugura solemnemente el 25 de mayo de 1884 (Lizondo Borda
1965).
A la izquierda, en una postal se observa la columna conmemorativa con que contaba el centro de la Plaza
Independencia que luego es sustituida por el monumento al Gral. Belgrano (a la derecha, en una imagen
perteneciente a la Fundación del Banco Empresario). Fuente: Informe de Intervención Arqueológica Plaza Gral.
Belgrano para Municipalidad de San Miguel de Tucumán, Arql. Sergio M. Randace, 2012)
Junto con la estatua, venían su basamento en mármol y la reja que la rodeaba, elementos que
hoy ya no existen: “Se trata de una magnífica pieza escultórica, donde el prócer es
representado de pie, con una mano en el pomo de la espada, mientras otra sostiene un rollo
de papel”, relata Celia Terán.
La estatua fue fundida dos veces, teniendo una réplica en la Cuidad de Salta. La misma se
encuentra situada en la Plaza Güemes, y cuanta con el basamento original diseñado por
Caferatta.
En la postal de la izquierda se observa al monumento trasladado a su emplazamiento en Plaza Belgrano, sin ser el
definitivo, con el pedestal reconstruido siguiendo los lineamientos del basamento original y definiendo la
característica bifocalidad del paseo materializada por la Pirámide de Chacabuco hacia el Este . Se observan además
las caminerias de trazados curvos y de polvo de ladrillo, los bowling green y las especies vegetales exóticas que
definen el modelo de plaza paisajista de principios del s. XX. Fuente desconocida.
(1) Se hace referencia a la Constitución Nacional en su artículo 41, a la Ley Nacional Nº 25.743 sobre la
preservación, protección y tutela del Patrimonio Arqueológico y Paleontológico como parte integrante del
Patrimonio Cultural de la Nación; a la Ley Nº 7.500 que establece el Sistema de Protección de los Bienes
Culturales de la Provincia de Tucumán y a la Ordenanza 1773/91 acerca de la Preservación de Bienes de Interés
Municipal y Componentes del Patrimonio Arquitectónico y Urbanístico de la Municipalidad de San Miguel de
Tucumán.
*María Eugenia Fagalde. Licenciada y profesora en Artes Plásticas UNT. DEA en Conservación
del Patrimonio Histórico Artístico del Doctorado en Artes de la Universidad Politécnica de
Valencia (España). Ex becaria CIUNT y Fundación Antorchas en el área museología. Docente.
Miembro del Instituto de Investigación en Arte Americano y Regional de la Facultad de Artes
UNT. Conservadora y restauradora independiente. (Revisar lo de miembro o miembro titular)