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Iliberri

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Iliberri y la cuestión Vasco-Ibérica

Las ideas que me atrevo a exponer en el presente estudio no solucio-


narán, tal vez, ninguno de los problemas fundamentales que se refieren al
sustrato preindoeuropeo de la Península Ibérica. Sin embargo, tengo la
impresión de que no será inconveniente hacer algún que otro apunte mar-
ginal acerca de las discusiones repetidas sobre el presunto origen y exten-
sión geográfica de ciertos topónimos de la Antigüedad.
El punto de partida de estas reflexiones lo hallamos en la situación actual
de las investigaciones hispánicas o, en sentido más estricto, ibéricas. El des-
ciframiento del alfabeto ibérico no ha contribuido de un modo decisivo a la
interpretación de los textos epigráficos, y tampoco han tenido gran éxito
los intentos de establecer un modelo estructural de la lengua ibérica. Así
este mundo antiguo, condenado a muerte en los albores de nuestra Era,
sigue siendo mítico e impenetrable a pesar de la relativa abundancia de los
hallazgos arqueológicos.
Es importante, a este respecto, la dificultad de segmentar los textos, o
palabras, en grupos «lógicos». Luis Michelena, en la nota siguiente, expresa
claramente aquella dificultad: «Una de las quiebras del criterio que he de-
fendido para la división de segmentos es que, a veces, como todo análisis
exclusivamente formal, conduce a resultados absurdos. En latín, lo mismo
que ded-erz.int, tul-euunt, em-erunt, i-erunt, obtendríamos f-erunt, g-erunt,
S-erzknt»l.
Lo que se acaba de decir con referencia al análisis de las inscripciones
puede aplicarse sin reservas al estudio de la toponimia hispánica. En el capí-
tulo que viene vamos a examinar Iliberri, nombre muy discutido por causa
de su aspecto tan vasco y su presencia en zonas situadas bastante lejos del
territorio vascón.
Por razones prácticas he reproducido el radical Iber- con «e» en vez
de «E» larga. La variante Hibey- ( = Iber-), de formación secundaria, no
está representada en las páginas siguientes.

Comentarios en torno a la lengua ibérica; Zephyrus X I I , 1961,


1. Lms MICHELENA,
p. 13, nota 22.

[11 107
ANALISIS Y COMENTARIOS
«El ejemplo de nuestro adjetivo más conocido, más famoso, el más gene-
ralmente considerado, lo ofrece la ciudad meridional de la Península que
Plinio, 111, 10, llama Iliberri, y Ptolomeo, 11, 4, 9, Illiberís, la cual
da el adjetivo Iliberritanus, repetido en varias inscripciones. Esa ciudad en
época mozárabe se llamó Eluira, nombre conservado como propio de la
sierra próxima a la ciudad y sustituido por el moderno de Granada, que era
un barrio de la antigua Iliberri» '.
«Ville de Bétique (Pline, 3, 10). L'adjectif dérivé Iliberritanus figure
sur plusieurs inscriptions latines. Ce nom se retrouve en territoire ibere:
Iliberri (Tite-Live, 21, 24, 1) est un oppidum de la Narbonnaise, aujour-
d'hui Elne (Pyrénées-Orientales) ... Iliberri signifie en basque «ville neu-
ve». Ili est devenu en basque actuel iri: Iriberri est le nom d'un caserío
d'oyarzun (Guipúzcoa), de trois localités ou hameaux en Navarre, et aussi
d'un hameau de la commune d'Osses (Basse-Navarre)~'.
«El topónimo de que más se ha tratado hasta ahora ha sido el tipo
documentado desde muy antiguo Iliberri (con variantes), hoy Elvira (Gra-
nada), Elna (Rosellón) y Auch (Gascuña); corresponde al vasco Iriberri
«Villanueva» con cambio regular de 1 en Y »4.
Como acabamos de verlo hay tres Iliberri, Illiberis, etc,, que nos inte-
resan, correspondiendo, respectivamente, a Gr~nada(España), Elne (Fran-
cia, dep. de Pirineos Orientales), y Auch (Francia, dep. de Gers). He aquí
las formas antiguas, atestiguadas en la literatura:
1. Granada: Iliberri, Illiberis.
2. Elne: Illiberis, (ad oppidum) Illiberi, (vicus) Eliberri, Eliberre.
«Le nom d'Illiberis fut porti aussi par le Tech, fleuve c6tier passant prks
d'Elne: av. 79 Flumina: Tecum.. . Oppida: Illiberis» '. El nombre del río,
Tech, se pronuncia tek. «Otra Iliberri nombra Tito Livio en la Narbonense
(Livio, XXI, 24, l ) , que es la que Mela (11, 84) conoce decaída, reducida
a un pequeño lugar, «vicus Eliberrae~,hoy Elne, en el departamento de los
Pyrénées Orientales, cuyo río tomaba antiguamente nombre de la ciudad,
llamado Ilíber~issegún Estrab6n, y hoy llamado Tech» 6. «Iliberris Fl. in Gall.

2. RAMÓN M E N I ~ N D E PZ~ A LToponimia


, prerrománica hispana; Madrid, 1952, páginas
246-247.
3. RENÉ LAFON,N o m s de l i e u x d'aspect basque e n Andalousie. Cinquikme Congres
International d e Toponymie e t d'Anthroponymie; Salamanca, 1955. Actes e t Mbmoires;
Salamanca, 1958, p. 126.
4. JOHANNESHUBSCHMID, Toponimia prerromana. Enciclopedia Lingüística Hispánica
( E L H ) , t o m o 1; Madrid, 1960, p. 454. E n la p. 469, nota 6. Illiberis lleva e l acento IEliberU.
5. AUGUSTE VINCENT, T o p o n p m i e d e la Frunce; Bruxelles, 1937, p. 66.
6. M. PIDAL, op. cit., p. 247.
Narb., j. Tech ... mit einer Stadt gleiches Namens.. .; Illéberis. .. F1. in Gall.
Narb., j. Tech.. .» '.
3. Auch: Elimberrum, Eliberris '.
Los nombres arriba citados datan del siglo 1 antes de J. C. hasta el
siglo IV después de J. C.
A 13 kilómetros al sudeste de Elne encontramos un pueblo que se
llama Collioure (en esp. Colibre) ; año 1200 (usque ad) Codlibre, 1375
Copliurrt, 1422-46 Coliuro. Pero las formas más antiguas tienen para noso-
tros un interés particular: 1343 (locum... de) Cauquolibero, 1262 (cas-
trum etiam) Cauquiliberi, 1204-05 (in castro de) Cocolibero, 1146 (de)
Cocoliberi, 981 (in locum qui dicitur) Caucoliberi, siglo VI1 Caucholiberi 9.
Los dos componentes de este nombre son Cauco- y -1iberi (-libero).
No hay, que yo sepa, ninguna palabra que pueda relacionarse, de manera
aceptable, con Ccuco-, mientras que -liber- debe corresponder a -iliber-. Te-
niendo presente la poca distancia entre Collioure y Elne (Illiberis) pode-
mos dar por casi segura esta identificación. No olvidemos, además, que las
grafías atestiguadas para Collioure son relativamente recientes y que pue-
dan muy bien representar una contracción: C~ucoliberi < "Caucoiliberi.
Tal vez en Cauquiliberi (año 1262) se haya conservado la -i- primitiva.
Más problemático me parece el caso de Elimberrum. (Cómo explicar
la. primera -m-? Es posible que se trate de un topónimo sin relación eti-
mológica con los demás, pues Elinzberrum data del siglo primero de nuestra
Era; su «variante» Eliberris no aparece hasta tres siglos después. Así éste
sería un nombre que se hubiera desarrollado por analogía de otros Eliberri,
Illiberis, caída en el olvido la significación primitiva.
Pero lo que complica la situación es la existencia, bien documentada,
de un pueblo vascón Iluberritani o Iluberitani, cuyo principal núcleo de
población se llamaba Iluberrz' 'O. Estos Iluberitani figuran también bajo el
nombre Ilumberitani, y un top5nimo Ilumberri podría muy bien resultar en
el actual Lumbier («pueblo nuevo», en vasc. Irunberri), situado a unos diez
kilómetros al norte de Sangüesa. Nótese, a propósito de esto, que hay entre
Lumbier y Pamplona una localidad que se llama Liberri.
La ciudad de Elimberrum/Auch está situada en el país de íos Ausci,
cuyo nombre se ha relacionado con eusk- (euskera, euskara, es decir la de-
nominación indígena de la lengua vasca). Taintién debemos tener en cuen-

7. W. PAPE,Worterbuch der griechischen Eigennamen; Braunschweig, 1911, p. 644


y siguientes.
8. VINCENT,op. cit., p. 66.
9. VINCENT,op. cit., p. 66.
10. M. PIDAL,op. cit., p. 246.
ta que las inscripciones latinas de Gascuña, preferentemente de las zonas
montañosas, muestran antropónimos de aspecto vasco muy marcado ".
En el territorio de los Ausci, extendido justamente al norte del centro
cultural de Lugdunum Convenarum (St-Bertrand-de-Cornminges), vivió ha-
ce dos milenios tal mezcla de tribus celtas, eusko-pirenaicas e ibéricas, más
o menos indoeuropeizadas, que será prácticamente imposible determinar aho-
ra todos los detalles oscuros de la nomenclatura geográfica, tan rica en ma-
tices. Acaso puedan interpretarse las combinaciones ElimberrumlEliberris,
por un lado, e Ilumberri/Iluberri, por otro, a base de la forma plena irun
( <iru, variante de iri), y el cambio 1 > r, respectivamente.
Venga de donde viniere aquella -m- fastidiosa, quisiera solamente aña-
dir una cosa. Es bien sabido que los nombra de lugar o de persona, y sobre
todo los llamados «bárbaros», que nos han transmitido los antiguos cronis-
tas, son, a menudo, bastante deformados o defectuosos. No me parece impo-
sible, por lo tanto, que Elimberr- fuera simplemente una mala interpretación
de Eliberr-, lo que correspondería, como veremos, fonética y semánticarnente
a las demás variantes de nuestra serie.
Resulta evidente de lo que precede que Iliberri, etc., está considerado
como vascón, es decir perteneciente a un idioma, o dialecto, que se relaciona-
ba estrechamente con el vascuence. René Lafon, en su estudio arriba mencio-
nado «Nomos de lieux.. ., pág. 133) , expresa así esta presumida coincidencia:
«I1 est vrai que des noms de lieux du Pays basque et de 17Aquitainese ren-
contrent en zone ibere: par exemple, Iliberri, dont on parle depuis long-
temps; Iluro, devenu Oloron ( Basses-Pyrénées), et d'autre part I'ancien nom
de Mataró (au nord-est de Barcelone), Ilduro, en caracteres ikres, sur les
monnaies de cette derniere ville; Arze, avec une sifflante pure (Arce selon
I'orthographe espagnole), localité de la Navarre, au nord d7Aoiz, est identi-
que au nom ibere de Sagonte, Ame».
Existe también -dicho sea de paso- un Arse, cuyo origen desconozco,
en el dep. de Ariege, al sur de Aulus-les-Bains.
Si no me falla la memoria, J. Hubschmid ha escrito en algún artículo
que no hay topónimos ibéricos, propiamente dichos. Me pregunto si es ver-
dad. Los nombres hasta ahora tratados, encontrándose todos en suelo ibérico,
¿no sería muy natural considerarlos ibéricos? Pero siendo así, ¿cómo expli-
car el paralelismo al parecer perfecto entre Iliberri (ibérico) e Iriberri (vas-
co)?
No hay, que yo sepa, ningún testiinonio escrito, ninguna mención docu-
mental, de que Iliberri, Illiberris (Granada, etc. ) significasen «pueblo nuevo»,

11. RENÉ LAFON, Sur la langue des Aquitains et celle des Vascons. Buiietin Philolo-
gique et Historique du Comité des Travaux Historiques et Scientifiques. Año 1957, p. 1.
o algo por el estilo. Se han dividido estos nombres en ili-berri, illi-beris, siguien-
do la tradición de Guillermo de Humboldt y de sus predecesores 12; quiero
decir, la tendencia a ver en la toponimia hispánica elementos vascos, tales
como iri, berri, tlr, aitz, arri, incluso en regiones donde, según toda probabi-
lidad, nunca se ha hablado un dialecto vascón 13. A veces son tan cortos y
vagos aquellos segmentos, sobre todo en su forma reducida (por ej. ar, as),
que pueden encontrarse en casi cualquier lengua del mundo.
Ocurre que topónimos aislados, pertenecientes a zonas lingüísticas miiy
diferentes, aparecen bajo la misma forma. Lima, capitzl del Perú, y Limd, pue-
blecito en la Suecia central, no tienen seguramente nada que ver la una con
la otra.
Fenómeno más interesante: toda una serie de esos nombres puede iden-
tificarse con otra (desde el punto de vista fonético), sin que haya, en el
fondo, la menor semejanza entre las dos. Un buen ejemplo de estas categorías
nos ofrecen los casos abajo referidos:
Aspe, Azpe, Axpe, Axpa en los Pirineos, desde el País Vasco hasta
Ariege; comp. Aitzgorria, Aizpuru (Navarra), y Aspuru (Alava).
Aspe, Aspen, Aspa en los países escandinavos (asp = álamo temblón).
Y aún más, tropezamos con otra congruencia particular: en la nomencla-
tura pirenaica corresponde Aspe a Espe, lo mismo que Aret y Eret están en
relación con Areta y Er(r)eta. ¡LOSAspe, Aspen y Aspa escandinavos tienen
sus correspondencias en Espe- (compuestos), Espen y Espa! Tan extraña
puede resultar una pura coincidencia fonética.
Como el examen de los nombres de lugar no es únicamente un privi-
legio del lingüista sino en alto grado una cuestión histórica y geográfica, no
podemos atacar el problema de Iliberri sin ponerlo en relación con la ex-
tensión del euskera y del ibero en tiempos remotos.
Según Menéndez Pida1 14, el «límite dentro del cual el vascuence predo-
minaba aún hacia los siglos IX - X», y el «límite de una romanización tardía,
hacia los siglos VI - VII» comprendían una zona que se extendía, a grandes ras-

12. "Todos los cuales, y los demás doctos en antigüedades de estos reinos, confiesan
que la lengua vascongada fue la antigua de las Españas". LICENCIADO ANDRÉSDE POZA,
Antigua Lengua de las Espurias; Bilbao, 1587; Madrid, 1959, cap. 1.
13. "En fin, el máximo desbordamiento de la cuestión vasco-ibérica nos lo da otra
área de barri que reaparece en Africa. en la Mauretania Cesariense, con la Sugabarri,
nombrada por Ammiano; Zuchabbarri, por Ptolomeo; Succabar, por Plinio". M. PID~L,
op. cit., p. 248.
"Schuchardt supuso que tambien el libio Tillibari, al Sur de la pequeña Sirte, es-
taba relacionado con el vasco Iliberri; ...la ecuación libico bari : vasco berri es muy
insegura...". HuBsca~m,op. cit., p. 454.
14. RAMÓNMENÉNDEZ PIDAL,Orígenes del espa6ol; Madrid, 1950, mapa frente a
la p. 464. Pero véase, para el Pirineo Central y Oriental, J. COROMINAS,Estudis de topo-
nimia catalana, sobre todo 1, Barcelona, 1965,p. 67 y SS.
gos, desde las comarcas entre Bilbao y Castro Urdiales hacia el suroeste y
sur (Burgos - Sierra de Urbión); desde allí hacia el nordeste (Zúñiga), sur
de Tafalla, proximidades de Huesca, Alcubierre, Tremp, Sort y Andorra.
En la vertiente francesa: desde Andorra en dirección nornoroeste hasta
las cercanías de Argeles-Gazost; por las tierras entre Tarbes y Pau, y desde
allí hasta el mar un poco al norte de Bayona.
Al trazar estos límites en un mapa vemos bien a las claras que el terri-
torio primitivo y principal del euskera, la cuna de la formación étnica del
pueblo vascón, todo esto se halla en los Pirineos occidentales y en tierras ve-
cinas al sur del Golfo de Vizcaya. Es verdad que la antigua capa de nombres
geográficos fuera de los límites así trazados contiene topónimos de aspecto
vasco, pero cuanto más alejados están de dichas regiones, tanto más re-
ducido es su número y tanto más cambiada es su estructura fonética.
Los elementos de «aspecto vasco» han sido interpretados a menudo
como restos de una vieja nomenclatura vascónica, a pesar de las consecuencias
discutibles. Si, por ejemplo, ili en Iliberis, Granada 15, significa «pueblo, ciu-
!ad», ¿no sería lógico aceptar el mismo valor para ili en Iliturgi, cerca de
Obulco (Porcuna)? Pero entonces queda por definir la segunda parte de
ia palabra: -turgi.
Me pregunto también cómo explicar la presencia, en pleno territorio
ibérico, de una multitud de topónimos vascos sin identificar, más o menos,
el vasco al ibérico. Pero la sola identificación que parece admisible es la que
se refiere al «parentesco por vecindad», o sea cierta influencia lingüística y
cultural propagada en el curso de los siglos.
Sin embargo, es un hecho incontestable que los vascos, en época de la
Reconquista, se establecieron en varias partes de la Península, a veces muy
lejos de su tierra natal. Francisco Marsá, en su estudio sobre la «Toponimia
de Reconquista», dice, a propósito del vascuence en el valle de Ojacastro:
«Plantea esto el arduo problema de si se trata de una supervivencia de len-
gua o de una vasconización lingüística como consecuencia de la repoblación» 16.
R. Lafon (Noms de lieux.. ., pág. 125) expresa la misma idea: «I1 faut
les examiner, chercher si ces concordances, lorsqu'elles ont des chances
d'etre fondées, ne s'expliquent pas par des mouvements de populations qui
auraient amené des Basques, apres la Reconquete, ? s'établir
i en Andalousie».
Pero lo que sabemos de una migración vasca de hace unos mil años no
nos ayuda para solucionar el problema de Iliberri, datado en época mucho
más remota.

15. ANTONIO TOVAR, Testimonios antiguos; ELH, 1, 1960, mapa 1 frente a la p. 6.


16. ELH, 1, 1960, especialmente los párrafos 22 y 27. Pasaje citado: p. 633, nota 40.
Pasamos ahora a la extensión de la lengua ibérica 17. El territorio de los
iberos correspondía, en rasgos generales, a la tercera parte oriental de la
Península. Se extendía desde la Sierra Nevada y el Guadalquivir medio hacia
Cataluña, y comprendía las regiones meridionales de Francia, desde el Ró-
dano hasta Aquitania. El límite occidental del ibérico (es decir, entre el
ibérico y celtibérico) pasaba al oeste de Jaca, Ejea y Calatayud, pero al este
de Villastar.
Los iberos llegaron probablemente de Africa a principios del tercer mi-
lenio antes de J.C., mientras que los antepasados de los vascos pertenecían a
antiguos grupos paleolíticos pirenaicos. Los iberos eran dolicocéfalos; en
cambio, los cráneos encontrados en tumbas eneolíticas de la parte occidental
de los Pirineos son del mismo tipo mesocefálico que los cráneos de la ma-
yoría de los vascos actuales.
Hay indicios convincentes que hablan a favor de la hipótesis, ya varias
veces pronunciada, que las lenguas vasca e ibérica no tienen un origen co-
mún, pero sí que presentan cierto «parentesco por vecindad». El vascuence
se ha mostrado ineficaz como instrumento para interpretar los textos ibéri-
cos, hecho que no puede explicarse únicamente con referencia a los muchos
siglos que han pasado desde la desaparición del ibero hasta el desarrollo del
euskera moderno.
Es bien sabido hoy día que las lenguas de nuestro planeta son organis-
mos tan conservadores que no pierden casi nada de su vocabulario fundamen-
tal. Según cálculos efectuados por, entre otros, Morris Swadesh y lingüistas no-
ruegos, la pérdida, tocante a las doscientas palabras más corrientes, vacila
entre el 5 - 15 por ciento durante mil años, independientemente del tipo de
idioma.
En una obra muy amplia y detallada, realizada con ayuda de los recur-
sos técnicos más modernos 18, se ha determinado el papel importantísimo que
desempeña el vocabulario básico de una lengua: las doscientas voces más
comunes constituyen la mitad (50 por ciento) de la suma total de un millón
de palabras, recogidas en textos modernos. Para cubrir las tres cuartas partes
(75 por ciento) se necesitan unos 3.800 de los vocablos más frecuentes, y
el último cuarto (75-100 por ciento) exige él solo la cantidad enorme de 70.000
palabras distintas. Es decir que la «primera mitad» de todo lo que escribimos
está cubierta por las doscientas voces básicas, mientras que empleamos, pa-
ra expresar la «segunda mitad*, unas 73.600 palabras.

17. TOVAR,op. cit., p. 12; VINCENT,op. cit., pp. 65-66; FREDRICKH . JUNGEMANN, La
teoria del sustrato y los dialectos hispano-romances y gascones; Madrid, 1955, p. 36;
ALBERT DAUZAT,Les Noms de Lieux; París. 1957, p. 94 y ss.
18. Nusvensk frekuensordbok (Diccionario de frecuencia del sueco contemporáneo);
Universidad de Gotemburgo, Suecia, 1970.
Podemos concluir, pues, que el vascuence, desde la época de los iberos,
habrá perdido aproximadamente el 20 - 25 por ciento de su vocabulario fun-
damental. Pero a pesar de que se haya conservado bastante intacto el nú-
cleo primitivo, éste no contribuye mucho a la interpretación del ibérico. «En-
tre un millar de palabras ibéricas hay apenas 50 coincidencias vasco-ibéricas,
la mayor parte problemáticas» 19. Son significativos estos datos, aun prescin-
diendo del hecho, en sí esencial, de que no sabemos nada de la frecuencia de
las voces epigráficas en su relación al vocabulario total.
El conjunto de los argumentos hasta ahora presentados me hace pen-
sar que los nombres de lugar Iliberri, Illiberis (Granada, etc.) son de otro
origen que ili-berri > iri-berri «pueblo nuevo*. Es muy probable que la ro-
manización temprana de ciertas regiones, por ejemplo las partes orientales de
los Pirineos, haya borrado allí toda huella de la primitiva toponimia vascónica.
Pero tenemos que partir, en este análisis, no de algo desaparecido sino de lo que
todavía existe: los nombres de lugar y los testimonios antiguos. Esta docu-
mentación, por incompleta y defectuosa que sea, nos indica los límites apro-
ximados de la extensión del euskera y de sus parientes en tiempos remotos,
así como el área del idioma ibero. A base de estos datos y de los demás
que acabo de mencionar prefiero ver en Iliberri un nombre ibérico.
Un examen de las formas recogidas y arriba citadas muestra una vacila-
ción considerable en las grafías, pero revela también otro fenómeno, más in-
teresante que los caprichos ortográficos: a través de toda esta serie hay (con
pocas excepciones) un elemento sólo que queda inalterado. Este elemento es
iber-, que debe identificarse, a mi juicio, con iber- en Iberus (Ebro) e Iberes
( iberos ) . Así obtendríamos:
11-iber(r)-i
IZl-iber-is ( Granada)
Il-ib,er-is
Il-iber(r) -is
Ill-iber-is
111-iber-i
El-iber( Y )-i ( Elne y Tech )
El-iber ( Y )-e
El-iber ( Y )-ae
El-iber(r) -is ( Auch )

- ( i )1-iber-i ( Collioure, Colibre )


- ( i )1-iber-o

19. ANTONIOTOVAR,
El e u k e r a y sus parientes; Madrid, 1959, p. 55.

114
En cuanto a la situación geográfica de Granada, Elne, Auch y Collioure
conviene mencionar que se encuentran en la cercanía de ríos. Hemos visto
que el Tech fue llamado también Ilíberris o Illiberis, lo que excluye, a mi
parecer, la identificación con un «pueblo nuevo». En cambio, vamos a exa-
minar la ecuación Iliberris = Tech.
El nombre de este río, hace dos milenios Tecum, procede sin duda de
la raíz indoeuropea *tek- «laufen, fliessen*, lit. tekzi, -éti «laufen, fliessen,
rimen», lit. tekm& «Quelle, Fluss» 'O.
Denominaciones tales como Tech < Tecum y Ebro < Iberus son bue-
nos ejemplos de la formación de hidrónimos. Quisiera citar, a título de com-
plemento, unos pocos casos más:
El Rhin < RhGnus supone una base prehistórica "reinos «corriente de
agua, río» 'l. Su forma en alto alemán antiguo era Rin, y el verbo correspon-
diente es, en alemán, rinnen = correr (al hablar del agua). En sueco se ha
creado, sobre la misma base, la voz diminutiva rannil (pron.: rénníl) «arro-
yuelo, hilo de agua».
Dos de los lagos principales de Europa se llaman Vanern y Vattern (si-
tuados en Suecia). Estos nombres son tan sencillos y «primitivos» como
RhGnus, Iberus y Tecum, y reflejan ni más ni menos que el concepto de
agua» (uann, vatten).
Así concluimos, sin correr gran riesgo, que Tecum > Tech significa
simplemente «corriente de agua» o sea «río».
Según A. Tovar y otros U, Iberus se relaciona con el vasco ibar «valle,
ría», ibai «río». Soy de la misma opinión y creo, por consiguiente, que los
dos nombres llevados por el mismo río, Tecum .e Iliberris, tienen en el fondo
una significación muy parecida. En otros términos: sus raíces expresan, la
indoeuropea así como la ibérica, la idea de {{corriente de agua» o «río».
El primer elemento il- (con las variantes ill- y el- en nuestra serie) apa-
rece en otras muchas denominaciones de núcleos de población o de tribus
que se hallan esparcidos por el vasto territorio ibérico. Es verdad que es tan
corto y vago aquel componente que podría figurar en cualquier lengua del
mundo, pero se distingue por causa de su posición inicial bien marcada.
He aquí unos ejemplos de nombres de lugar y de tribus, desde la Bae-
tica en el sur hasta las tierras septentrionales de la Provincia Tarraconense u:

20. J U L I UPOKORNY.
~ Indogermanisches Etymologisches Worterbuch, tomo 1 ; Berna,
1959, pp. 1059-1060.
21. HANs K R ~ ESprache
, und Vorzeit; Heidelberg, 1954, p. 42.
22. TOVAR,El euskera ..., p. 50.
23. GUILLERMO DE HUMBOLDT, Examen de las investigaciones sobre los aborigenes de
España mediante la lengua vasca; Berlín, 1821; San Sebastián. 1935, trad. T de Aran-
zadi, pp. 45 y 105-106
Illunum, Ilipa (actualmente AlcaIá del Río, prov. de Sevilla), Ilipula, Iliberi,
Illurco, Ilurgis, Iliturgis, Ilurbida, Ilarcuris, (los) Ilergetes, Ileosca, Ildum,
( los ) Ilerca(u) ones ( región de Tortosa - Valencia ) : «Su propio nombre, so-
bre todo en la forma Illurgavonenses>>,y finalmente Iluro (hoy Mataró).
En cuanto a la vacilación ortográfica, comp. Iliberi - Iliberis; Iliturgi -
Iliturgis (véase nota 1 5 ) .
Además de estos nombres quisiera añadir los siguientes de la misma ca-
tegoría: Iltirta 24 > Ilerda > Lérida, ciudad famosa de la Ilergecia o país
de los Ilergetes, que dominaban la cuenca superior del Ebro hasta los Pirineos.
Iluro > Oloron (Basses-Pyrénées); comp. Iluro = Mataró.
Ilixone > Luchon ( Haute-Garonne).
Nombres de persona: Iltirbigis, Ildubeles, Illurtibas, con el cambio -1l-
< -Id-. «Son frecuentes en antropónimos ibéricos los elementos ildu, ildun,
ildur» ".
Ilunnus. a11 y a Ilunnus attesté comme nom d'une divinité aquitani-
que»
Conviene mencionar, antes de terminar nuestra enumeración (que está
lejos de ser completa), que los vocablos en que entra il- no aparecen exclu-
sivamente en posición inicial; por ejemplo Vmar-illun ( < -ildun), nombre
propio. Pero aquí se trata más bien del problema de «división de segmen-
tos», discutido ya en los primeros párrafos de este trabajo.
Sería una empresa demasiado arriesgada pronunciarse sobre el valor
semántico o la función sintáctica del componente il-, que parece constituir
uno de los signos característicos de la lengua ibérica.

CONCLUSIONES
Resulta evidente de lo que precede que Iber-us, por un lado, e Il(1)-
iber(r)-i(s), por otro, tienen un elemento común iber- que corresponde al
vasco ibar, ibai. Otro término emparentado lo hallamos en el pirenaico ibon
( < "ibone) «laguna de alta montaña» ". Me pregunto si también pertenece
a este grupo el nombre del pequeño río Ibor, que nace en la Sierra de Gua-
dalupe y desemboca en el Tajo 28.

24. Hay variaciones e n la reproducción de la f o r m a primitiva, pero t o m o ésta,


como autorizada, d e JosÉ LLADONOSA PUJOL,Compendio d e Historia d e L é r i d a ; Lérida,
1948, p. 13 y SS.
25. MANUEL PALOMARLAPESA, A n t r o p n i m i a prerromana; E L H , 1, 1960, p. 382.
26. GERHARD ROHLFS,S t u d i e n z u r romanischen N a m e n k u n d e ; München, 1956, p. 51.
27. J. COROMINAS,Diccionario critico-etimológico d e la lengua castellana, v o l u m e n
11; Madrid-Berna, 1954, p. 985.
28. N u e v o Atlas d e España (ed. Aguilar); Madrid, 1961, pp. 330-331.
La consecuencia de lo arriba dicho es que no encuentro ninguna relación
etimológica entre el ibérico Illiberis, Iliberri, y el vasco Iriberri ( <Ilibera)
«pueblo nuevo».
La distribución geográfica de los topónimos en iber- es la siguiente:
1.O Iber-us (el Ebro).
2." Iber-us «Fluss in Andalusien = heute Río Tinto ... Er heisst
nach den Iberern, die hier, von Afrika eingewandert, ihre altesten Sitze
hatten» 29.
3 .O Ill-iber-is ( Granada) .
4." Ill-iber-is (Elne y el río Tech).
5." Cauco-( i )1-iber-i ( Collioure, Colibre ) .
El caso de Elimberrum, Eliberris (Auch) queda oscuro. Hay indicios
que hablan en favor de una interpretación ibérica, pero no son del todo
convincentes.
Las teorías acerca de restos toponimicos vascones en varias partes de
España (iy no solamente allí!) me parecen poco probables, a pesar de que
tengan algunos de esos nombres un aspecto muy vasco. Pero la semejanza fo-
nética, en sí tan fundamental, puede ser a veces un fenómeno engañador.
Los argumentos que he presentado para la división de Iliberis en Il-iber-
is no son inatacables, ni muchísimo menos, pero creo que el resultado de di-
cha segmentación, por formal que sea, refleja bastante bien la situación lin-
güístico-histórica en la Península de hace unos veinte siglos.
Para que lleguemos a damos clara cuenta de lo complicada que real-
mente era ( y sigue siendo) aquella situación, vamos a examinar un poco el
problema de Iluro.
El nombre de Iluro > Oloron (Basses-Pyrénées, muy cerca del PaZs
Vasco actual) está sin duda en relación estrecha con otro Iluro (hoy Mataró),
que procede de la forma ibérica bien atestiguada Ilduro (comp. «los elemen-
tos ildu, ildun, ildur» arriba mencionados). Oloron, por su parte, aparece
casi inalterado en «cat. ant. Oloró > Alaró, Mallorca» M, lo mismo que
Il(d)ur- se repite en Ilurdos, pueblecito al nordeste de Parnplona donde
«el vascuence predominaba aún hacia los siglos IX - X» (véase nota 14),
y mucho más tarde.
Parece igualmente difícil separar Iliberi(s) de Iliturgi(s), situadas am-
bas ciudades en la Hispania meridional.

29. PAULY-WISSOWA, Real-Encyclopadie der Classischen Altertumswissellschaft, to-


mo I X ; Stuttgart, 1914, p. 807.
30. HUBSCHMID, op. cit., p. 467.
Prefiero interpretar il-iber- «como nombre originariamente de río» ".
Hay denominaciones que se refieren a la vez a un núcleo de población y un
río adyacente. En tal caso es probable que el nombre de la corriente de agua
sea el originario. Así, la ciudad de Amsterdam (Países Bajos) ha tomado su
nombre del río Amstel, lo mismo que el pueblo de Vindeln (Suecia) ha to-
mado el suyo del río Vindel («el sinuoso»).
En el curso de los siglos se han desarrollado en nuestro Continente va-
rios sistemas (palabras compuestas, derivaciones, etc.) para crear, a base
de hidrónimos, nombres de poblaciones. Aun tomando en consideración el
origen desconocido de la lengua ibérica, podemos dar por cierto que los
principios generales de dichos sistemas se reflejan en la formación de la no-
menclatura geográfica de la antigua Iberia.

Toponimia..., p. 247.
31. M. PXDAL,

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