La industrialización en España en el siglo XIX sufrió un notable retraso en comparación con otros países europeos. La economía española siguió siendo fundamentalmente agraria, aunque algunas zonas como Cataluña iniciaron el desarrollo de la industria textil. La minería y siderurgia crecieron en Asturias y Vizcaya, pero la industrialización no se generalizó en el país debido a las convulsiones políticas, la política económica estatal proteccionista, y los problemas estructurales de la economía española
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La industrialización en España en el siglo XIX sufrió un notable retraso en comparación con otros países europeos. La economía española siguió siendo fundamentalmente agraria, aunque algunas zonas como Cataluña iniciaron el desarrollo de la industria textil. La minería y siderurgia crecieron en Asturias y Vizcaya, pero la industrialización no se generalizó en el país debido a las convulsiones políticas, la política económica estatal proteccionista, y los problemas estructurales de la economía española
Descripción original:
PERVIVENCIAS Y TRANSFORMACIONES EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XIX
Título original
BLOQUE 8. PERVIVENCIAS Y TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS EN EL SIGLO XIX
La industrialización en España en el siglo XIX sufrió un notable retraso en comparación con otros países europeos. La economía española siguió siendo fundamentalmente agraria, aunque algunas zonas como Cataluña iniciaron el desarrollo de la industria textil. La minería y siderurgia crecieron en Asturias y Vizcaya, pero la industrialización no se generalizó en el país debido a las convulsiones políticas, la política económica estatal proteccionista, y los problemas estructurales de la economía española
La industrialización en España en el siglo XIX sufrió un notable retraso en comparación con otros países europeos. La economía española siguió siendo fundamentalmente agraria, aunque algunas zonas como Cataluña iniciaron el desarrollo de la industria textil. La minería y siderurgia crecieron en Asturias y Vizcaya, pero la industrialización no se generalizó en el país debido a las convulsiones políticas, la política económica estatal proteccionista, y los problemas estructurales de la economía española
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Bloque 8.
Pervivencias y transformaciones económicas en el siglo XIX
Estándar 94. Describe la evolución de la industrial textil catalana, la siderurgia y la minería a lo largo del siglo XIX. En la España del siglo XIX, el proceso de industrialización sufrió un notable retraso con respecto a los países que lideraron la Revolución Industrial. Sin embargo, y a pesar de que la economía española siguiese siendo fundamentalmente agraria, algunas zonas iniciaron el camino hacia la industria moderna. ➔ La industria textil catalana: En Cataluña se había iniciado una incipiente manufactura textil, pero en 1808 la guerra de la independencia desarticuló los mercados y detuvo su expansión. Después del conflicto, y a pesar de la interrupción del comercio colonial, la producción se reanudó gracias al mercado interior. Así, a mediados del siglo XIX, Cataluña era la fábrica de España. A partir de 1830, se instalaron las primeras máquinas de vapor, lo que supuso una notable disminución de los costes y de los precios, que estimularon una mayor demanda. Esta se vio aumentada por la reducción arancelaria y la sustitución de la lana por el algodón (más higiénico y de fácil mecanización) El desarrollo de la industria textil tuvo que hacer frente a dos limitaciones importantes: • La escasez de carbón de la minería catalana y las dificultades de transporte para abastecer de hulla asturiana. Lo que estimuló la proliferación de colonias industriales situadas en el margen de los ríos para aprovechar la energía hidráulica. • La debilidad del mercado español, compuesto por un campesinado con poca capacidad adquisitiva. De este modo las industrias textiles se convirtieron en un sector que exigió constantemente al gobierno políticas proteccionistas contra los productos extranjeros. ➔ La industria siderúrgica: Los primeros intentos se desarrollan a partir de 1826 en Andalucía, y más concretamente en Málaga. Este primera tentativa fracasó por el uso de carbones vegetales y su elevado precio de producción; que hizo imposible la competencia con otras zonas mineras. La existencia de yacimientos de hulla en Asturias convirtió a esta región en el centro siderúrgico entre 1864 y 1879. A pesar de la escasa calidad y poder calorífico de la hulla asturiana, la producción de hierro creció con rapidez y mantuvo su primacía hasta las últimas décadas del siglo XX. Vizcaya poseía extensas minas de hierro, pero fue a partir de la llegada del carbón de coque galés, cuando se consolidó la industria siderúrgica. Tenía un mayor poder calorífico y un precio más reducido. La consolidación del eje comercial Bilbao y Cardiff, basado en la exportación de mineral de hierro a Gran Bretaña y la importación del carbón galés para los altos hornos vascos, desempeñó un papel de primer orden en la industrialización del País Vasco. En las dos últimas décadas se constituyeron las grandes empresas siderúrgicas vascas y la producción de hierro suponía dos tercios del total. ➔ La producción minera: Entre 1874 y 1914 tuvo lugar la explotación masiva de los yacimientos mineros: hierro, mercurio, cobre, plomo, cinc y carbón. Las dos actividades más importantes fueron el carbón y el hierro. Aunque los yacimientos hulleros españoles estaban distribuidos por diversas zonas, fue en Asturias, donde la minería de carbón alcanzó su mayor desarrollo debido a la abundancia y a la facilidad para acceder al transporte marítimo. La minería de hierro tuvo una importante expansión a partir de la difusión del convertidor Bessemer, que requería un mineral sin fósforo, unas características poco frecuentes en el resto de Europa. El mineral vizcaíno contaba con la ventaja de la proximidad de las minas al mar, lo que abarataba el transporte. En torno a dos tercios del total tuvieron como destino Gran Bretaña. La ley de minas de 1868 supuso el final de una rígida reglamentación y la liberalización del sector. La expansión de la producción minera se explica por tres factores: el aumento de la demanda internacional, los avances en las técnicas de explotación y el crónico endeudamiento de la Hacienda, que impulsó la concesión de los yacimientos a compañías extranjeras a cambio de compensaciones monetarias para el Estado. Se produce una auténtica desamortización del subsuelo. Entre 1870 y 1913, la explotación de los yacimientos mineros españoles creció enormemente. La mayor parte de la cantidad extraída se exportó y la extracción de estos recursos tuvo escasos efectos del arrastre sobre el conjunto de la economía española. ➔ Otras industrias: En el último tercio del siglo XIX Cataluña y País Vasco habían desarrollado una estructura industrial moderna, pero eso no significa que en el resto de España no existieran talleres, manufacturas o forma de trabajo a domicilio. El predominio agrícola propició la industria agroalimentaria en Andalucía, Asturias, Canarias y Extremadura. En Aragón el declive del textil de algodón abrió paso a la industria harinera. Madrid también inició un cierto dinamismo con la industria tipográfica y editorial. La industria química producía ácido sulfúrico, potasa y sosa para el consumo de otras industrias y explosivos para la minería. Relacionado con el proceso de urbanización hay que mencionar la industria de gas. Sin embargo, la diversificación industrial y el crecimiento de estas industrias no tuvo su desarrollo hasta bien entrado el siglo XX. Estándar 95. Compara la revolución industrial española con la de los países más avanzados de Europa. 1. Compara la importancia de los distintos sectores de población activa en España y en otros países ¿ Qué diferencia se evidencia respecto a su desarrollo económico e industrial? La práctica a comentar es un gráfico de barras donde se representa en tanto por ciento, la población activa por sectores económicos en el año 1877 de EE.UU, Francia, Alemania, Holanda, Reino Unido y España. En la leyenda cada color representa un sector económico: la agricultura y pesca (el color verde), la industria, minería y construcción (el color azul) y los servicios (el color rojo). Los países donde el sector secundario y terciario superan al 50% de la población activa son Reino Unido y Holanda, seguidos por otro grupo donde el sector primario sigue teniendo bastante peso, pero los sectores secundario y terciario llegan al 50%; como son el caso de EE.UU, Francia y Alemania. En el caso de España, el desequilibrio de los sectores es mayor, ya que el sector secundario y terciario solo llega al 33,9%, mientras que el peso de la agricultura sigue suponiendo un 66,1%. 2. Señala las causas de estas diferencias. La economía de algunos países de Europa, como hemos señalado en el gráfico, se transformó profundamente en el siglo XIX. Por un lado, la industria desplazó a la agricultura como principal actividad económica, al mismo tiempo que el intercambio de bienes crecía. España, conoció importantes transformaciones en su economía, pero no se industrializó plenamente. A finales de siglo, mantenía una economía predominantemente agraria, con un sector industrial limitado y poco capaz de competir en el mercado exterior. Las causas de este retraso fueron las siguientes: • Las convulsas circunstancias políticas del siglo XIX: la instauración del Estado liberal en España se prolongó durante más de medio siglo de enfrenamientos y guerras; que comenzó con la crisis del reinado de Carlos IV, continuó con la invasión francesa y la Guerra de la Independencia, la restauración absolutista con Fernando VII, el Trienio Liberal y la perdida de las colonias americanas. Todo culminó con la cuestión sucesoria abierta tras la muerte del rey, que se saldó con la primera guerra carlista y la serie de pronunciamientos militares vividos durante el reinado de Isabel II. Sirva como ejemplo, que mientras en Gran Bretaña se regían por la Carta de derechos de 1689, en España se promulgaron en el siglo XIX seis constituciones distintas. • Los condicionantes de política económica estatal: la existencia de una deuda pública a elevado interés absorbió mucho capital disponible que en otras circunstancias hubiese podido ser invertido en actividades productivas. Por otro lado, la política proteccionista obstaculizó la vinculación con el mercado internacional, abastecedor de nuevas tecnologías, y freno la especialización de la producción. • Los problemas estructurales de la economía española: 1. La posición geográfica de España: en el extremos sur occidental de Europa, que implicaba costes de transporte más elevados. La distancia era una importante desventaja tanto para el coste de adquisición de las materias primas como para las exportaciones. Junto a ello, la red de comunicaciones terrestres era muy deficiente. 2. El retraso agrario y la escasa capacidad de compra: con unos ingresos escasos, la mayor parte de los campesinos debía emplear una parte muy elevada de su salario en compra de alimentos, quedando poco salario para la adquisición de productos manufacturados. Por ello, la industria tenía escasa demanda y pocos incentivos para aumentar la producción. 3. La desfavorable dotación de energía y de materias primas: las minas de carbón eran abundantes, pero el producto era de mala calidad y de bajo poder calorífico. El mineral de hierro de los yacimientos de Vizcaya no fue apto para la producción de acero. Además, el agua es un recurso escaso y estacional en gran parte del país. 4. Dependencia de la inversión extranjera: la aristocracia sigue prefiriendo la inversión en patrimonios rústicos antes que embarcarse en aventuras financieras. Por ello, cuando se puso en marcha la industrialización española, esta tuvo que acometerse con capital extranjero. Además, la inversión origen de la producción y el empleo, requiere expectativas favorables acerca de la evolución política, y durante buena parte del siglo XIX, la inestabilidad fue permanente en España.