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"El Problema de Los Géneros Discursivos" M. Bajtín.

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Resumen del capítulo "El problema de los géneros discursivos" de Estética de la


creación verbal, de M. Bajtín. 

Romina Espino, 26 de Junio de 2022, Grupo 1

Según Batjín las diversas esferas de las actividades humanas están


estrechamente vinculadas con el uso de la lengua, se utilizan de forma multidisciplinar y
se llevan a cabo a través de enunciados, de forma oral y escrita. Estos enunciados
pueden efectuarse de forma concreta y singular dependiendo de los participantes de la
comunicación. Los enunciados manifiestan condiciones particulares tales como el
contenido temático, el estilo y la composición. Si separamos cada enunciado, estos son
individuales, y cada estrato social elabora diversos tipos de enunciados por lo que se
llaman géneros discursivos. Estos son heterogéneos e infinitos ya que en la práctica al
expresarnos en sociedad pueden surgir múltiples posibilidades, (diálogos cotidianos,
relatos, declaraciones públicas, manifestaciones científicas, etc.).  

Asimismo, esta diversidad que es funcional, transforma a los rasgos normales de los
géneros discursivos en algo netamente abstracto y vacío de significancia (hace que se
desvirtúe esta investigación desvinculando el lenguaje con la vida). El problema
principal es que esto no se ha planteado, se han enfocado en estudiar los géneros
literarios desde su especificidad literaria y artística pero no desde el estudio de los
enunciados a partir de su naturaleza verbal. Estos estudios anteriores se han limitado a
la especificad del habla diaria por lo que sus prototipos son meramente primitivos,
debemos tener en cuenta que en la heterogeneidad de los enunciados existen géneros
discursivos primarios (simples) y secundarios (complejos), esta desemejanza no es
funcional. Las diferencias entre los géneros es vasta, esta adecuación y el proceso de
formación histórica van a relevar esta naturaleza sobre el problema de la relación mutua
entre el lenguaje y la visión que hay del mundo). Cuando un género primario se integra
al secundario, el anterior deja de lado sus características ya que pierde su contacto
directo con la realidad.

Cuando recurrimos a estratos no literarios de nuestra lengua debemos acudir a


géneros discursivos donde en la mayoría son diálogos coloquiales resultando una
“dialogización” de los géneros secundarios, teniendo una nueva percepción del receptor
y surgiendo nuevas formas de concluir en la totalidad. Donde existe un estilo habrá un
género. Al existir una transformación de estilo, resultará también la de género.  La
gramática discrepa con la estilística aunque esta es utilizada en sus investigaciones,
ambas transcurren en los fenómenos lingüísticos, si se analiza desde el fenómeno de la
lengua es netamente gramatical, pero si miramos su totalidad del enunciado individual o
de un género discursivo, es un fenómeno de estilo.  “La misma selección de una forma
gramatical determinada por el hablante es un acto de estilística” (pág. 8). El estudio del
enunciado como una unidad real de la comunicación discursiva hará posible una
comprensión adecuada de la naturaleza de las unidades de la lengua como un sistema, la
palabra y la oración. 

El lenguaje es la necesidad del hombre en expresarse y objetivarse así mismo, su


esencialidad es la creatividad espiritual del hombre. A través del tiempo se propusieron
diversos enfoques de las funciones del lenguaje pero aún se subestima la función
comunicativa de la lengua, es analizada desde el punto de vista del emisor y no desde el
acto comunicación discursiva. Según Saussure, se presentan dos compañeros en la
comunicación discursiva, el hablante y el oyente donde existen procesos activos del
discurso en el acto comunicativo, donde existe también la comprensión. Toda
comprensión de este discurso tendrá una respuesta por lo que el oyente pasa a
convertirse en hablante. 

El enunciado no es una unidad común sino real, es determinada de forma precisa


por la transformación de los sujetos discursivos, esta termina con el hecho de ceder la
palabra al otro. Por este motivo, en el diálogo es donde más evidenciamos la
comunicación discursiva debido a la sencillez y claridad que tiene, siendo un rasgo
distintivo del enunciado. Es importante tener en cuenta que los límites de una oración
como unidad en el lenguaje no se determinan por el cambio de estos sujetos discursivos.
La oración se relaciona con otras ideas que tiene el emisor dentro de la totalidad del
enunciado, al finalizar la oración, este hace una pausa para poder realizar la transición a
otra idea que complete o fundamente la primera. Estas pausas no son de carácter
gramatical sino real, son psicológicas, en los géneros literarios estas se calculan por el
autor o actor pero son diferentes a las pausas gramaticales como estilísticas.  La oración
como unidad de la lengua no tiene esos atributos, no se determina por el cambio de
sujetos discursivos ni tiene relación inmediata con la realidad, si se analiza dentro de la
totalidad del enunciado, esta adquiere propiedades estilísticas.

Las personas hablan a través de enunciados, estos son compuestos gracias a: las
unidades de la lengua, las palabras, conjuntos de palabras, oraciones. El enunciado
puede estar compuesto por una oración o una palabra, es decir, por una unidad del
discurso pero no por este motivo una unidad de la lengua puede convertirse en una
unidad de la comunicación discursiva. Por otro lado, el enunciado tiene un carácter
concluso, una parte interna del cambio de los sujetos discursivos que se da como
consecuencia de lo que el hablante expresa en un momento y en ciertas condiciones
dadas. Al leer o escribir, distinguimos el fin de un enunciado, esto se determina por el
criterio de la conclusividad (capacidad de ser o no contestado, la posibilidad de tomar
una postura de dicha respuesta como por ejemplo cumplir una orden), esta
conclusividad se puntualiza en tres momentos, el sentido del objeto del enunciado, la
intencionalidad discursiva del hablante y la composición de las formas típicas del
enunciado, genéricas y estructurales, de conclusión.  La intención del autor es
interpretada casi de forma inmediata por las personas que están directamente inmersas
en la comunicación. La intención es el instante subjetivo del enunciado por lo que esta
afecta al objeto y lo vincula a una situación concreta, asimismo “la intención discursiva
del hablante, con su individualidad y subjetividad, se aplica y se adapta al género
escogido, se forma y desarrolla dentro de una forma genérica determinada” (pág. 15).

Otro punto importante es que al expresarnos, lo hacemos mediante géneros


discursivos específicos, en la práctica utilizamos diferentes géneros sin tal vez conocer
su existencia. Estos organizan nuestro discurso del mismo modo como se organizan las
formas gramaticales. Tenemos incorporado y aprendemos a expresar el discurso en
formas genéricas que al escucharlo adivinamos a qué género pertenece. La variedad de
ellos se vincula por la situación discursiva, el contexto social y las relaciones personales
entre los que participan en la comunicación. El hablante no solo tiene a su alcance las
formas obligatorias de la lengua tales como el léxico y la gramática sino también con las
formas obligatorias discursivas que son necesarias para una comprensión.
La oración como unidad de la lengua no pertenece a nadie, solo lo hará si esta
funciona como enunciado completo llegando a ser una expresión de una postura
determinada individual del hablante en una situación concreta de la comunicación
discursiva. 

En cuanto a las palabras, su expresividad genérica es impersonal, al igual que los


géneros discursivos, no son de nadie pero tienen una expresividad individual clara
según el género al que pertenezcan y está fijado al contexto del enunciado al que
pertenece que es individual e irrepetible. Otra característica es que el significado de la
palabra en sí, sin conexión con la realidad no cuenta con emotividad. Existen palabras
que denotan emotividad (alegría, dolor) pero estas significancias son neutras por lo que
adquieren un carácter expresivo únicamente en el enunciado siendo independiente del
significado abstracto. Cuando seleccionamos palabras en un proceso de estructuración
de un enunciado, escasas veces las tomamos en su forma neutra (desde el diccionario)
sino desde otros enunciados, según su especificación genérica.

Por otro lado, el enunciado, su estilo y su composición son determinados por su


aspecto temático (de objeto, de sentido), y por el aspecto expresivo del hablante. La
estilística considera  fundamentales tres factores como determinantes del estilo de un
enunciado: el sistema de la lengua, el objeto de discurso y el hablante mismo y su
actitud valorativa hacia el objeto. 

La palabra y oración carece del carácter destinado, no pertenecen a nadie y no


están dirigidos a nadie, por este motivo carecen de actitud hacia el enunciado y hacia la
palabra del otro. Si una determinada palabra o oración está destinada a alguien vemos
reflejado un enunciado concluso, el carácter destinado no les pertenece en tanto que a
unidades de lengua sino a enunciados. Una oración rodeada de contexto adquiere un
carácter de destinado únicamente mediante la totalidad del enunciado, siento un
elemento de este.

Como expresamos anteriormente la lengua cuenta con variedades de recursos


lingüísticos para poder expresar formalmente el vocativo, pero su carácter netamente
real es adquirido por estos recursos únicamente dentro de la totalidad de un enunciado
concreto. Existe la posibilidad de que estos recursos estén ausentes y sin embargo el
enunciado puede aun reflejar la influencia del destinatario. Por otra parte, cuando
analizamos una oración aislada del contexto al que precede, los rastros de los diálogos,
el cambio de sujetos se pierde, porque es ajeno a la oración como unidad de lengua, no
podemos distinguirlo ya que estos fenómenos están estrechamente relacionados con la
totalidad del enunciado, la estilística tradicional abarca todas las facetas del estilo por lo
que el análisis es de la totalidad dentro de la cadena de la comunicación discursiva.

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