Bible">
Nothing Special   »   [go: up one dir, main page]

Lectura Semana 1

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 15

Consejería Bíblica para todos

Introducción
El presente curso aborda la temática de la consejería bíblica y cristiana
dando prioridad fundamental a la Palabra de Dios, reconociendo que este es un
ministerio que debe ser desarrollado por toda la iglesia, algo que se comprueba
más adelante en las páginas del curso.
Por otro lado, hago notar que la consejería es un ministerio que es parte
del hacer discípulos, es decir, es parte de la missio dei. Por medio de la consejería
estamos discipulando en forma individual a los creyentes para que estos puedan
aplicar las Escrituras en los problemas que les surgen en el diario vivir.
Así que este manual es útil para todos los que trabajan en el ministerio,
pastores, evangelistas, misioneros, pastores de jóvenes, maestros de escuela
dominical, líderes de ministerios (damas, varones, niños, jóvenes, matrimonios
jóvenes, etc.), profesores guías, maestros, consejeros y demás personal de
escuelas cristianas. En general, para toda la iglesia. Así como la Gran Comisión
de hacer discípulos es un llamado para toda la congregación, las labores de
aconsejamiento es un llamado que ningún creyente puede eludir.

Capítulo 1
Principios Bíblicos en el Aconsejar
Objetivos
1. Comprender que la consejería bíblica debe basarse en una visión de
mundo según las Escrituras.
2. Comprender que las Escrituras son las que fundamentan nuestro
consejo y vida cristiana.
Introducción
Los términos consejería y aconsejamiento no pertenecen al español
según el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), por lo menos no
en la connotación que nosotros les damos. Estos vocablos más bien son una
traducción de la jerga evangélica de la palabra inglesa counseling, una palabra
que
describe una de las funciones más importantes del ministerio pastoral y de todos
los miembros de una iglesia.
Con la expresión “consejería bíblica” me refiero a aquella que tiene
como fundamento las Sagradas Escrituras. Con esto quiero decir que la Biblia es
la que define las motivaciones, los objetivos y las estrategias de la consejería.
Son las Escrituras las que nos dan el fundamento teórico para la práctica de
aconsejar.
Con esto me refiero no solamente a la parte espiritual sino todas las
partes del ser humano porque somos seres integrales. A veces creemos que
como cristianos podemos aconsejar sólo en el campo de las cosas espirituales,
pero según la Escritura todas las cosas son espirituales, todas están
interrelacionadas. Un problema de ira es espiritual, un problema matrimonial es
espiritual, etc. La Biblia es suficiente para cambiar vidas, no solo los problemas
"espirituales" (Salmo 119).
El consejero bíblico
Hoy en día existe la idea generalizada de que los únicos que pueden dar
la consejería son los psicólogos, psiquiatras, orientadores u otros profesionales
de las ciencias sociales. Pero la Biblia dice otra cosa, ella afirma que la consejería
no es exclusiva para los expertos o profesionales. La consejería no es una ciencia
es una cuestión espiritual.
La Biblia dice que la consejería puede ser dada por parte de toda la
iglesia (Ro 15:1, 14; Ga 6:1-2; Col 3:16; 1 Ts 4:18; 5:11; Hb 3:13; Stg
7
5:16). Adams, lo expresa de la siguiente manera: “Dios llama a cada aconsejar a
otros en algún punto, algún tiempo, sobre algo.1” Con respecto a Galatas 6:1,
Adams continúa diciendo: “La orden es clara: todos tenemos que restaurar a
cualquier hermano o hermana a quién Dios haya colocado providencialmente en
nuestro camino cada día”2.
La Consejería Bíblica es parte del discipulado cristiano que Dios nos
llama a hacer en la Gran Comisión (Mt 28:19-20) como parte de la missio dei, este
nos dice que debemos hacer “discípulos” en todas las naciones. Y parte del
discipulado cristiano es ayudar a los creyentes a que se conduzcan según la
Palabra de Dios, y una forma de hacer esto es mediante la consejería bíblica.
Así, que si el mandato de la Gran Comisión es para todos los creyentes, la
consejería también es un mandato para todos los creyentes.
John McArthur por su parte lo describe de la siguiente manera “desde
los tiempos apostólicos, la consejería se ha realizado en la iglesia como una
función natural de la vida espiritual del cuerpo de Cristo. Después de todo, el
nuevo testamento manda a los creyentes: "amonestaros los unos a los otros";
“exhortaos los unos a nosotros”; "animaos unos a otros, edificaos unos a
otros"; "confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para
que seáis sanados”3. Todos en un momento u otro necesitamos consejo del
otro, o damos consejo a otros. Esto es un ministerio mutuo entre los creyentes.
Por supuesto, el cristiano laico no debe andar buscando problemas que
resolver entre los hermanos, esto es ser un entrometido, lo que lo vuelve un
pecado (2 Tes 3:11), más bien, debe dar consejería cuando Dios ha colocado a
otro en su camino4.
Es una necesidad que cada ministerio de la iglesia realice consejería, los
pastores, misioneros, maestros de escuela dominical, pastores de jóvenes, líderes
de varones o mujeres, etc. Cada uno de estos ministerios tiene bajo su cargo la
responsabilidad de una parte del Cuerpo de Cristo, y estos tienen la necesidad
de recibir consejo bíblico.
Por supuesto, tampoco niego que puede haber especialistas en
consejería bíblica5, y que en algunos casos podrían resultar necesarios, pero
1 Adams, J. Capacitados para restaurar, p. 13.
2 Ibíd., p. 14.
3 MacArthur, J. Una nueva mirada a la consejería bíblica, p.17
4 Adams, J. Capacitados para restaurar, p. 16.
5 Con esto me refiero a pastores que conocen lo suficiente la escritura como para
poder aplicarla
en diversos casos prácticos. No me refiero en ninguna manera a expertos en
psicología.

tampoco hay que pensar que la consejería es exclusiva de estos últimos, la iglesia
en sí es una comunidad terapéutica6.
Atkinson y Field7 y nos dicen “La iglesia debería constituir la mejor
comunidad terapéutica del mundo. A diferencia de cualquier otra, centrada en
un consejero psicológico y sus clientes, la iglesia no es una comunidad artificial.
Enfatiza la aceptación (Ro 15:7); el perdón (Ef. 4:32), la compasión (Fil 2:1; Col
3:12) y la gracia; es decir, un amor incondicional y divino (Jn 13:34, 35; Ro 12:9,
10; 1 Co 13; Gá 5:13). Estás cualidades nacen del hecho de que han recibido la
aceptación, el perdón, la compasión y la gracia de Cristo. Por tanto, se crea una
verdadera comunión… La verdadera comunión debería ofrecer seguridad, y ser
el terreno perfecto para sanar las heridas y alcanzar la madurez”.
Ahora, como lo dije anteriormente considero que puede haber
especialistas en consejería bíblica y uno que es llamado a esto, es el pastor de la
iglesia. El pastor es esencialmente llamado a la tarea de aconsejar, el ha sido
llamado a pastorear la grey, y esto incluye la labor de la consejería. Adams
menciona “si bien todo cristiano tiene que ser un consejero para su hermano
cristiano, la obra de aconsejar, como una vocación especial es asignada
particularmente al pastor”8. El pastor ha sido llamado a la consejería como su
función u oficio dentro de la iglesia, además, de la labor de la predicación.
Al pastor Dios le ha dado la carga y la autoridad para ejercer el
aconsejamiento. Adams, nos menciona que los pastores si son llamados a
“buscar los problemas entre los miembros de la iglesia, con miras a cortarlos de
raíz. Como pastores, no se les requiere sólo que se hagan cargo de los
problemas con los cuáles tropiezan en su camino, sino que han de vigilar sobre
las almas (vidas) de cada miembro”9 (Hb 13:17).
Por otra parte, hay personas con dones especiales dentro de la iglesia
que pueden apoyar al pastor en situaciones específicas. Por ejemplo, puede que
hayan personas que Dios los ha dotado de una mayordomía excelente de sus
finanzas, por tanto, el pastor puede recurrir a ellos cuando se busca dar consejo
a una persona que tiene problemas en esa área.
La consejería y la Biblia
En la consejería bíblica la revelación especial de Dios en las Escrituras
tiene preponderancia. Dios se ha revelado a nosotros a través de la Biblia, esto
es lo que los teólogos han llamado “revelación especial”. Así, Dios en las
6 No importa si la persona es una experta o no, lo que realmente es importante es
si el consejo fue
bíblico o no lo fue.
7 Atkison y Field. Ética Cristiana y Teología Pastoral, p. 80.
8 Adams, J. Manual del Consejero Cristiano, p. 23.
9 Adams, J. Capacitados para restaurar, p. 16.

Escrituras nos revela en forma especial las verdades sobre si mismo, y sobre la
relación del hombre en cuatro dimensiones: su relación con Dios, su relación
consigo mismo, su relación con su prójimo y su relación con la creación.
No hay nadie que conozca mejor el ser humano que el Dios que lo
creo, y este se ha revelado en las Santas Escrituras para guiarnos en los asuntos
prácticos de las Escrituras. Así, las Escrituras son la única fuente de autoridad
para resolver nuestros problemas espirituales (Sal 119:9; 24, 98-100; Jn 6:63; 2
Ti 3:16-17). La consejería sin las Escrituras es una consejería sin el Espíritu
Santo. 2 Timoteo 3:16 nos dice que las Escrituras son útiles para perfeccionar a
lo santos, mediante lo que podemos considerar los medios de la consejería
bíblica: enseñanza, reprensión, corrección e instrucción. Dios es el verdadero y
único consejero, nosotros solamente somos sus voceros.
Adams nos dice: “Sólo la palabra de Dios mismo puede decirnos
propiamente como hemos de cambiar. Sólo en la Biblia puede hallarse la
descripción veraz del hombre, su situación apurada y difícil y la solución que da
Dios en Cristo. Sólo las escrituras pueden decirnos qué clase de personas hemos
de llegar a ser. Sólo Dios puede mandar, dirigir, y dar poder para efectuar los
cambios apropiados que van a permitir a los hombres, a los cuales él redime, a
que renueven su propia imagen corrompida por la caída.”10
La Palabra de Dios es suficiente para conducirnos en la vida
piadosamente. La Palabra trata todo lo que necesitamos. No hay un versículo
para cada tema, eso sería demasiado simplista, pero habla sobre todos los temas.
Podemos resumirlo en la expresión "En la Biblia no esta todo, pero habla de
todo". La Biblia no es una enciclopedia, e ir a ella con la actitud enciclopedista
de la era de la información es incorrecto. Ella no está acomodada así. Por
supuesto, hay temas que en la Palabra de Dios que si tiene versículos concretos,
pero, en muchos otros casos solo contamos con principios bíblicos, y estos hay
que explicarlos a las personas.
Lo que nos dice la Biblia es que pensemos bíblicamente y visualicemos
las cosas desde la perspectiva de la Escritura. Por ello, la consejería cristiana
debe hacerse desde una verdadera cosmovisión bíblica. Por tanto, sus conceptos
sobre Dios, Jesucristo, el hombre, el pecado, los medios de la gracia, la vida y
del mundo en general; deben partir de las Sagradas Escrituras.
La consejería y el ser humano
La consejería bíblica debe de partir de una antropología bíblica y no de
una humanista o de otro tipo. Recomiendo que un consejero cristiano haya
leído libros y tomado cursos de antropología bíblica, ya que es esencial el
10 Adams, J. La práctica de la consejería, pp. 31-32.

entender como Dios ve al ser humano para poder aconsejarle de manera


adecuada11.
A continuación cito algunos principios que vienen de la Biblia sobre el
ser humano:
1. Los seres humanos somos creados con la necesidad de
consejo, eso parte de la humanidad, desde Génesis vemos un Dios que
nos muestra como hemos de vivir. A Dios llamamos el es el admirable
consejero (Isaías 9:6).
2. El hombre fue creado por Dios a su imagen y semejanza para
agradar a Dios; aunque esa imagen ha sido distorsionada por el pecado
desde la caída. Contrario a lo que dicen los psicólogos humanistas, el
hombre no es un animal, no funciona por instintos (instinto sexual,
instinto de supervivencia) sino por decisiones. El hombre no tiene las
respuestas dentro de sí mismo; ni es autónomo como lo proclama el
humanismo, especialmente la línea de Carl Rogers. Sino que la única
respuesta la tiene Dios y Él la ha revelado a través de su Palabra en las
Sagradas Escrituras. El hombre es totalmente dependiente del Dios que
lo ha creado, le ha dado la vida y le permite vivir; el hombre en
definitiva necesita a Dios.
3. El hombre no es naturalmente bueno sino que es pecador. El
pecado es una transgresión de la ley divina, una afrenta contra Dios (I
Jn 3:6; Sal 7:11). Muchos de los problemas humanos como el
alcoholismo y la homosexualidad no deben ser tildados simplemente
como "enfermedades", este concepto lo que hace es quitar la propia
responsabilidad. Muchos de los problemas del ser humano son
originados por el pecado (hamartiagénicos, es decir, engendrados por el
pecado) de la persona sea este sujeto pasivo o activo; y aún cuando es
sujeto pasivo12 es responsable por sus reacciones pecaminosas. Nunca
como consejeros debemos minimizar el pecado; recordemos que es
rebelión contra Dios y debe ser tomado seriamente. Para el humanista
Carl Rogers los consejeros deben ayudar a los clientes a que acepten sus
sentimientos negativos, los admitan y los validen13. Para el consejero
bíblico los sentimientos negativos son pecado, y le llama a la confesión
de pecados y al arrepentimiento.
11 En el momento de escribir estás líneas, puedo mencionar que MINTS tiene dos
cursos de
antropología, uno escrito por el Dr. Cornelio Hegeman, y otro escrito por la
hermana Natalie
Carley.
12 Con el termino “sujeto pasivo”, me refiero a cuando pecan contra él, a
diferencia del termino
“sujeto activo” con él cuál me refiero a que la persona ha pecado contra alguien o
algo.
13 Rogers, C. Orientación Psicológica y Psicoterapia, p. 123.

4. El hombre es responsable por sus problemas; los problemas no se


deben a baja autoestima (Ef 5:29; Ro 12:2) ni son producto de los
pecados de los demás. No hay que echarle la culpa a la sociedad u
otros; la Biblia dice que yo soy responsable por mi propio pecado (Jer.
31:29-30); desde el Edén el hombre siempre ha buscado esconderse
para no enfrentar sus problemas y además, echarle la culpa a otro. La
responsabilidad es la capacidad de responder a cada situación de la vida
según los mandamientos de Dios.
5. En nuestra condición de pecadores no somos aceptados por Dios
(Sal 58:3; Ro 3:10-18; Sal 7:11); por tanto, la persona impía no debe
simplemente aceptarse tal y como es; ni mucho menos debe creer que
Dios lo acepta tal y como es. Aunque afirmamos paradójicamente que
"Dios ama al pecador pero odia al pecado", esto no implica que Dios
acepte al pecador. El Salmo 7:11 nos dice más bien que "Dios está
airado contra el impío todos los días". Ahora bien, es cierto que los
cristianos son aceptados por Dios "en el Amado" (Efesios 1:6), que
llevó nuestras culpas y nos acepta porque nuestros pecados han sido
perdonados, y también que como cristianos debemos aceptarnos los
unos a los otros solamente porque somos hermanos en Cristo
(Romanos 15:7); pero, en este tipo de aceptación no existe ninguna
implicación que nos diga que no se pueden hacer juicios sobre pecado.
El pasaje en Mateo 7:1-5 lo que condena son los juicios ilegítimos; en la
Biblia se manda a juzgar en forma específica (Jn 7:24). Recordemos,
que "aceptar" el comportamiento pecaminoso ante los ojos de la
persona aconsejada es lo mismo que aprobarlo.

La consejería y la santificación
El único tratamiento para el pecado es la justificación por la fe y la
santificación progresiva por medio del Espíritu Santo. El hombre debe confesar
su pecado, arrepentirse y aceptar el perdón de Dios. En el fondo la consejería
bíblica es una aplicación de los medios de santificación. R.C. Sproul nos
menciona sobre el papel santificador del Espíritu Santo “Es tarea del Espíritu
Santo hacernos santos. Él nos consagra. El Espíritu Santo cumple el papel de
santificador. Ser santificado es ser hecho santo o justo. La santificación es un
proceso que comienza en el instante en que nos convertimos en cristianos. El
proceso continúa hasta nuestra muerte cuando el creyente es hecho justo por
última vez, completamente y para siempre”14.
La santificación en las Escrituras es un estado pero también es un
proceso. De cierta manera somos santos e igualmente Dios nos está
santificando. Ningún cristiano puede afirmar “es que yo soy así”, eso es negar el
proceso de santificación. Nosotros como creyentes estamos siendo santificados,
14 Sproul, R.C. Las Grandes Doctrinas de la Biblia, p. 135

estamos en construcción, Dios esta trabajando en nuestras vidas. La consejería


desde el punto de vista de la santificación es mostrarle a la persona que Dios le
está cambiando a él o a ella a través de las circunstancias, no es cambiar las
circunstancias.
La santificación implica cambios personales. Todo hombre puede
cambiar con la ayuda de Dios (Mt 19:25-26). El cambiar hábitos no es fácil pero
es posible, los cristianos no pueden decir no se puede (I Co 10:13; Fil 4:13).
Recordemos que no hay nada imposible para Dios. La personalidad puede ser
cambiada, Dios nos da excelentes ejemplos en sus Escrituras de hombres
totalmente transformados como Israel, Pedro y Pablo. No se debe permitir que
una persona alegue que él es así y que no se puede hacer nada respecto a ello.
“El remedio de Dios para los problemas del hombre es la confesión”15
(Pr. 28:13); está debe ser primeramente a Dios y luego a las personas afectadas;
además de ello la Biblia demanda restitución. Además, de confesar que se ha
pecado contra la otra persona, y pedirle perdón, es bueno, si esto es posible,
solicitarle su ayuda para romper las viejas pautas y establecer nuevos patrones
bíblicos.

La consejería y el Espíritu Santo


El Espíritu Santo es el consejero por excelencia, el es llamado por Juan
“paracleto” (consejero) y por Isaías el “el espíritu de consejo” (Isaías 11:2). El es
el autor de la Palabra y por tanto, opera por medio de la Palabra de Dios (Jn 3:5;
15:3; Ef 5:26). “Para que la consejería sea realmente cristiana, tiene que ser
llevada en armonía con la obra regeneradora y santificadora del Espíritu de
Dios"16; recordemos que es el Espíritu Santo junto con la Palabra la que
produce los cambios (Hb 4:12; 6:3; Hch 20:32). John MacArthur nos dice “el
nuevo nacimiento es obra soberana del Espíritu Santo (Jn 3:8). Y todo aspecto
de verdadero crecimiento espiritual en la vida del creyente es producido por El,
utilizando las escrituras (Jn 17:17). El consejero que pasa por alto este punto
experimentará fracaso, frustración y desaliento17. Sólo el espíritu santo puede
lograr cambios fundamentales en el corazón; por tanto, él es el agente
indispensable en toda consejería bíblica efectiva. El consejero, armado con la
banda bíblica, puede ofrecer guía y pasos objetivos hacia el cambio. Pero, a
menos que el Espíritu Santo esté obrando en el corazón del aconsejado,
cualquier cambio aparente será ilusorio, superficial y temporario, y los mismos o
peores problemas reaparecerán muy pronto”18.
15 Adams, J. Capacitados para orientar, p. 135.
16 Adams, J. Capacitado para orientar, p. 47
17 Peor aún, un consejero no nacido de nuevo, que no le conoce y que ignora su
actividad.
18 MacArthur, J. Una nueva mirada a la consejería bíblica, p. 160

En palabras de Jay Adams: “Si el aconsejar es en esencia un aspecto de


la otra de santificación, entonces el Espíritu Santo, cuya obra principal en el
hombre regenerado es santificarle, tiene que ser considerado como la persona
más importante en el contexto del aconsejar”19. Si el Espíritu Santo es la
persona más importante en el aconsejar, significa que la función del consejero es
simplemente declarar lo que Dios dice, los cambios le corresponden solamente
al Espíritu de Dios. De ahí la importancia de tener una buena pneumatología20.

La consejería y la gloria de Dios


La meta de la consejería no es que la persona se sienta mejor sino la
gloria de Dios. (Efesios 1:6, 12, 14; Ef 3:21; 1 Co 10:31). Su segunda meta es
perfeccionar a los santos (Ef 4:11-16). Al ser como Cristo, Dios será glorificado.
El objetivo de la consejería no es simplemente el resolver los problemas, sino el
cómo vamos a vivir la vida, como Adán o como Cristo, de una manera que
demos rienda suelta a nuestra naturaleza pecaminosa o de una manera que
agrade a Dios.
Si Carl Rogers21 llama a su sistema terapia centrada en el cliente, los
creyentes tenemos consejería centrada en Dios. Los esposos Bobgan lo
expresan así “En lugar de centrarse en los problemas o procurar revelar lo que
hay en sus corazones, el pastor y su congregación deben ocuparse activamente
en la santificación, creciendo en el fruto del Espíritu, aprendiendo a andar en el
Espíritu, teniendo a Jesús por centro de atención y haciéndose semejante a Él,
que es la meta de nuestra vida”22.
El consejero no está para remover los problemas sino para que la
persona se someta a la voluntad de Dios; no estamos para que la gente se sienta
bien, sino para que haya cambios en sus vidas y sean santificados; hay que guiar
y exhortar a las personas a que sus normas de comportamiento se conformen a
la norma bíblica; sólo de está forma se glorificará a Dios. Esto especialmente
cuando la consejería debe tomar forma noutética23, es decir, de exhortación por
19 Adams, J. Manual del Consejero Cristiano, p. 20.
20 Al momento de escribir estás líneas el reverendo chileno Carlos Antonio Mena
Carreño está
escribiendo un curso de Pneumatología Reformada para MINTS y que pronto
estará disponible.
También recomiendo este estudio para tener una buena perspectiva del papel del
Espíritu Santo.
21 Cito continuamente a Carl Rogers porque es el primer propulsor de la
psicología humanista, y
es precisamente el teórico que utiliza más actualmente la psicoterapia. La mayoría
de sistemas
desarrollados por otros teóricos parten de las mismas premisas básicas que
estableció este
psicoterapeuta.
22 Bobgan, M. y Bobgan D. El ministerio centrado en Cristo comparado con el
asesoramiento centrado en el
problema, p. 77.
23 La consejería noutética es un término acuñado por el Dr. Jay Adams, viene del
griego nouteteo
que significa: amonestar, advertir, instruir.
el pecado. El “éxito” en la consejería se mide en relación a si Dios ha sido
glorificado o no; no importa que la persona le haya gustado o no.
Recordemos que el consejero no trata de imponer sus propias normas
sino las normas de Dios; y se debe ser cuidadoso en no confundir ambas. Para
evitar la dependencia al consejero se debe por medio del modelado y la práctica
supervisada (hoy se hablaría de mentoría, en los tiempos neotestamentarios de
discipulado); enseñar a las personas a utilizar las Escrituras por su propia cuenta
a fin de dar respuesta a sus problemas. Una forma de iniciar esto es
promoviendo el desarrollo de devocionales personales (que por supuesto
incluya lectura y meditación de la Biblia) en los aconsejados.
La consejería bíblica no consiste solamente en escuchar para que la
persona se sienta bien; por supuesto, la Biblia llama al consejero a escuchar;
pero esto es antes que responder (Pr 18:13). Escuchar es interesarse en lo que el
otro dice y responder de una manera adecuada de acuerdo a las normas divinas.
El humanista Carl Rogers menciona que el terapeuta debe estar alerta y
responder a los sentimientos expresados del cliente y no al contenido
intelectual24. Para Rogers el terapeuta debe evitar contestar y responder al
sentimiento acompañado por las expresiones25. Es decir, se refiere a que lo
importante es comprender los sentimientos del aconsejado y no responder a lo
que está diciendo realmente. Esto no es verdaderamente escuchar, es sólo
alcahuetear los sentimientos de la persona que normalmente están asociados al
pecado. El aconsejado está esperando una respuesta bíblica y sabia para poder
aplicar en el problema.
Por otra parte, la simple "catarsis" no es el objetivo de la consejería
bíblica sino el que las personas se sujeten a la voluntad de Dios. Esto es lo que
realmente glorificará a Dios. La consejería bíblica en este caso es opuesta a la
consejería humanista. Por ejemplo, para el consejero humanista Carl Rogers uno
de los elementos centrales de la terapia es la descarga emocional, es decir, la
liberación de los sentimientos26. Para él está descarga emocional o liberación de
los sentimientos se vuelve el propósito esencial de la consejería. Pero como
consejeros cristianos sabemos que sencillamente la descarga emocional no tiene
sentido si la persona lo hace como un fin en sí mismo, y no con la motivación
de agradar a Dios.
Según Rogers cuando el consejero muestra una simpatía vigilante ante
las actitudes expresadas por el cliente y reconoce y clarifica sus sentimientos, la
entrevista está centrada en el cliente27. Y esto, es cierto, está centrada en el
cliente, en el pecado del cliente, y no en como deben ser las cosas. La entrevista
24 Rogers, C. Orientación Psicológica y Psicoterapia, p. 114
25 Ibíd., p. 134.
26 Rogers, C. Orientación Psicológica y Psicoterapia, p. 113
27 Ibíd., p. 118.

debe tener en el centro a Dios y no a la persona. Cuando ponemos en el centro


a la persona estamos siendo humanistas, cuando ponemos en el centro a Dios
estamos siendo cristianos.
Por otra parte, Adams nos dice “cada consejero debe ver claramente
que todo lo que hace en el aconsejar no sólo lo hace para el aconsejado sino
también para Cristo y para su iglesia”28.

La consejería, la esperanza y la soberanía de Dios


La esperanza verdadera está fundada en la Escritura (Ro 4:18; 2 P 1:4.).
Adams menciona “En un sentido, todo aconsejado necesita esperanza. El
pecado ha producido sus efectos de abatimiento y desánimo en las vidas de
todos. Todo cristiano está desanimado en una u otra ocasión. Con frecuencia,
esta actitud deteriora en el pecado de la falta de esperanza”29.
Por otro lado, los psicoterapeutas solo pueden infundir falsa esperanza
(Pr 10:28; 11:7). Cuando las cosas no tienen sentido para los seres humanos,
para Dios si tienen sentido. El sabe que está haciendo en su soberanía, y es algo
en que podemos reposar los creyentes (Ro. 8:28). El consejero humanista no
tiene el recurso de la soberanía de Dios, sólo los consejeros bíblicos podemos
dar aliento en medio de las situaciones de crisis donde se cree que las cosas no
tienen sentido. Los casos de Job, José (Gn. 50:20), Sadrac, Mesac y Abednego
(Dn. 3:17) son testimonio de la soberanía de Dios sobre sus hijos. Podemos
confiar en que la soberanía de Dios es suprema.
Hay esperanza en el Dios soberano. En palabras de Jay Adams “Si Dios
es soberano, la vida no es absurda; tiene un designio, un significado, un
propósito”30. Dios tiene el control de todo, el es el que no permite que el
mundo se desboque.
Pero la esperanza es realista. Romanos 8:28 dice que todas las cosas nos
ayudan a bien, no que todo va a ser “color de rosa”. “Aún cuando la verdadera
esperanza aguarda que un bien resulte de las pruebas, no procura negar la
realidad el pecado ni del sufrimiento y dolor que esas pruebas pueden causar”31.
Nuestro objetivo es enseñar a las personas a que miren las cosas como
Dios las ve, desde la perspectiva de Él. Hay que enseñar a no solo mirar el lado
malo de las cosas, sino lo que Dios desea cumplir a través de la dificultad.
28 Adams, J. Capacitados para restaurar, p. 21.
29 Adams, J. Manual del Consejero Cristiano, p. 54
30 Adams, J. La práctica de aconsejar, p. 74.
31 Mack W. Una nueva mirada a la consejería bíblica, p. 217.

Conclusión
Hemos visto como las Sagradas Escrituras son el fundamento de la
obra de consejería. Ellas son indispensables para la tarea del aconsejamiento que
debe ser realizada por toda la iglesia, especialmente por aquellos que Dios ha
llamado al servicio pastoral. Estudiemos y meditemos en la Palabra para que
conduzca nuestras vidas y nos ayude a conducir a otros.

Capítulo 2
Consejería y los problemas humanos
Objetivos
1. Conocer los tipos de problema que habla la Escritura.
2. Comprender lo que la Biblia nos dice acerca de los problemas
humanos.
3. Conocer tres tipos diferentes de consejería que el autor considera que
pueden ser usados en diversas circunstancias.

Clasificación de los problemas humanos


Hay diversas formas de clasificar los problemas humanos. Josh
McDowell en su Manual para Consejeros de Jóvenes los divide en áreas como
problemas emocionales, las relaciones con otros, problemas familiares,
problemas sexuales, abusos, adicciones, trastornos, asuntos educativos,
problemas físicos y la vocación. Para Jay Adams solo hay tres fuentes específicas
de problemas en la vida: actividad demoníaca (principalmente posesión), pecado
personal y enfermedades orgánicas32. Hay problemas que son personales, otros
interpersonales como los matrimoniales, familiares, etc. Muchas veces el
aconsejado ira buscando resolver un problema de su vida personal y otras veces
buscando asesoría para resolver un problema de su hijos, su conyugue, un
subordinado a su cargo, etc.
En general, podemos clasificar los problemas en dos grandes áreas:
problemas orgánicos33 y los no orgánicos. Los problemas orgánicos son campo
de la medicina, los problemas no orgánicos son campo de la consejería pastoral.
No hay base bíblica para reconocer la existencia de una disciplina distinta
llamada psiquiatría o psicoterapia. Realmente no existen problemas “mentales”
no orgánicos. Escribo mentales entre comillas, debido a que realmente deberían
llamarse problemas cerebrales, ya que los problemas llamados mentales surgen
de un mal funcionamiento en el cerebro humano, y no de la mente. El doctor
en medicina Robert Smith lo explica así “Aun cuando la mente utiliza el
cerebro, ella no es el cerebro. Tumores, heridas serias, derrames cerebrales, etc.,
pueden dañar parte del cerebro y afectar el modo de pensar y actuar de la
persona, pero estás no son enfermedades mentales sino enfermedades orgánicas
que pueden ser probadas en laboratorios. Ellas pueden ser causa de que el
cerebro esté enfermo pero no la mente. Si bien las partes dañadas del cerebro
32 Adams, J. Manual del Consejero Cristiano, p. 23.
33 Estos les tocaría resolverlos a un médico o sencillamente no tienen solución
como ciertas discapacidades.
no están disponibles para la mente, la mente no está enferma. En este caso hay
un daño cerebral pero no una enfermedad mental. El concepto de mente
enferma es una teoría no probada científicamente”34.
Es importante entonces, poder definir si el problema es orgánico o no,
si hay sospecha de que el problema puede ser orgánico lo mejor es enviar al
consejero al médico para una revisión médica.
También, no hay que olvidar que el ser humano es un todo, es decir,
que su dimensión física está estrechamente relacionada con su dimensión
espiritual (2 Co 4:16), por tanto, hay enfermedades físicas que pueden venir de
causas no orgánicas. Por ejemplo, una persona puede tener colitis a causa de
estrés, o puede tener alucinaciones por no dormir bien, y esto debido a culpa
por ciertos pecados. “Los problemas psicosomáticos son verdaderos problemas
somáticos (del cuerpo) que son resultado directo de una dificultad psíquica
interna”35. Es decir, las enfermedades psicosomáticas son enfermedades reales
pero causadas por alguna cuestión no orgánica debido a la integralidad del ser
humano.
Por otro lado, un desequilibrio en la nutrición puede afectar la
conducta, por ejemplo, la cafeína y el azúcar son normalmente estimulantes. La
falta de ejercicio, ciertas enfermedades y medicamentos pueden tener efectos en
nuestra conducta. También, es sabio que una persona que es alcohólico,
drogadicto o que ha sufrido algún tipo de abuso es recomendable que reciba
algún tipo de tratamiento médico para ayudarle en medio de su problema.
Por otra parte, sólo podemos aconsejar a personas que están en un
estado sobrio. “Las personas que toman drogas o bebidas alcohólicas en
profusión no deberían ser aconsejados hasta que estén libres de la influencia de
la droga. Debes aprender algo sobre drogas, de modo que reconozca si la
persona obra y habla bajo su influencia. En este caso la conversación es inútil.
Cuando interfieren las drogas, el aconsejado tiene que ir a un médico
especialista y pedir que reduzca o elimine la dosis. El aconsejar sólo es posible
con personas sobrias.36”
Aunque la Biblia no es una enciclopedia a la que podamos recurrir con
un índice sobre los problemas, si habla de todos los problemas humanos.
Siempre vamos a encontrar en la Biblia principios para tratar nuestros
problemas y los de los aconsejados. Adams lo menciona así: “Tal como el
consejero cristiano sabe que no hay ningún problema único que no haya sido
34 MacArthur, J. Una nueva mirada a la consejería bíblica, p. 367.
35 Adams, J. Capacitados para orientar, p. 56.
36 Adams, J. Capacitados para restaurar, p. 68.
mencionado claramente en las escrituras, sabe también que hay una solución
bíblica para cada problema”37.
En 1 Corintios 10:13, Pablo nos dice que no hay problema que
no sea común a los demás. Nadie puede alegar que su caso es diferente
o especial. Los elementos básicos del problema que se está
enfrentando no son significativamente diferentes de aquellos que otros
han afrontado. Cristo afrontó los mismos problemas que muchos han
afrontado; al igual que numerosos creyentes han enfrentado los
mismos problemas y han salido adelante. Esto es importante para dar
aliento y esperanza.

Tipos de Consejería
En mi caso voy a plantear que hay tres tipos de consejería cristiana que
se pueden utilizar en diversas ocasiones con problemas no orgánicos:
Consejería noutética o de amonestación
La consejería noutética es un término acuñado por el Dr. Jay Adams,
viene del griego nouteteo o nouthesia que significa: amonestar, advertir, instruir.
La palabra noutheteo o nouthesia se refiere a la “instrucción de
palabra”, tanto si es de aliento como, en caso necesario, de reprensión o
reproche. Significa poner en mente, amonestar (Hch 20.31; Ro 15.14; 1 Co 4.14;
Col 1.28; Col 3.16: “exhortándoos” en la Reina Valera 1960; «amonestándoos»
en la VM; 1 Ts 5.12,14; 2 Ts 3.15). Se traduce «exhortándoos» en Col 3.1638.
Con consejería noutética o de amonestación me refiero a aquella en la
cual se debe exhortar a un hermano por un pecado cometido. Lo que buscamos
con la misma es que la persona norme su vida con respecto a las Escrituras. Se
incluye en este caso las personas que necesitan ser restauradas.
Consejería paraklética o de consuelo
El termino consejería paraklética lo acuñe basándome en el termino
griego “parakaleo” que significa “llamar al lado de uno”. Se traduce con el verbo
consolar en Mt 2.18; 5.4; Lc 16.25; Hch 15.32; 16.40; 20.12; 2 Co 1.4, dos veces;
v. 6; 2.7; 7.6,7,13; 13.11; Ef 6.22; Col 2.2; 1 Ts 3.7.Es traducido “alentar” en 1
37 Adams, J. Manual del Consejero Cristiano, p.36.
38 Diccionario Expositivo de las Palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento, W.
E. Vine (versión digital)
20
Ts. 4:18, aparece como animar en 1 Ts 5.11, “animaos unos a otros”,
“confortar” en Col 4.8 y 2 Ts 2: 17.
Es importante que el termino “Parakletos” es el mismo que traduce
como “Consolador” y se usa para Jesucristo y luego para el Espíritu Santo.
Significa literalmente “llamado al lado de uno, en ayuda de uno”, y sugiere la
capacidad o adaptabilidad para prestar ayuda. Se usaba en las cortes de justicia
para denotar a un asistente legal, un defensor, un abogado; de ahí, generalmente,
el que aboga por la causa de otro, un intercesor, abogado, como en 1 Jn 2.1, del
Señor Jesús. En su sentido más amplio, significa uno que socorre, que consuela.
Cristo fue esto para sus discípulos, por la implicación de sus palabras “otro”
Consolador, es decir, de la misma clase, al hablar el Espíritu Santo (Jn 14.16).
En 14.26; 15.26; 16.7 le llama el Consolador39.
Con este término me refiero a aquella consejería que consiste en dar
aliento y apoyo en medio de las situaciones difíciles de la vida, que son parte de
la misma. Por ejemplo, las diferentes situaciones de perdida como la muerte de
un ser querido, un hermano enfermo en el hospital, entre otros.
Consejería jodegotica o de guía
Este termino también es de mi autoría, y me baso en la palabra griega
“jodegos” que significa “guía en el camino” (jodos, camino; jegeomai, conducir,
guiar). Este termino se usa en forma literal en Hch 1.16, de guiar a los ciegos
(Mt 15.14; Lc 6.39); de guiar a fuentes de agua de vida (Ap 7.17). También se
usa figurativamente en (Mt 15.14; Mt 23.16, 24; Jn 16.13; Ro 2.19)40.
Con este tipo de consejería me refiero a aquellos casos donde se ayuda
a tomar una decisión a la persona conforme a las Escrituras. También es
aplicable cuando la persona ocupa algún tipo de asesoría para resolver un
problema de un tercero, o sobre un asunto de otra índole.
Como ejemplos de ellos podemos citar aquellos que tienen que ver con
cuestiones de decisiones vocacionales o ocupacionales acerca de su proyecto de
vida y cuestiones académicas, por ejemplo, la persona que no sabe que
profesión seguir, la persona que tiene problemas con selección de empleo, la
decisión sobre a cual universidad asistir, la persona que no tiene claro cuál es su
llamado para el ministerio cristiano. Cuando un consejero tiene que dar consejo
acerca de estos casos vocacionales-ocupacionales, llamo esto “Pastoral
Académica” o “Pastoral Vocacional”. Si quiere más información sobre este
tema puede ver el texto de MINTS escrito por su servidor llamado “Pastoral
Académica y Vocacional”.
39 Diccionario Expositivo de las Palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento, W.
E. Vine
(versión digital)
40 Ídem.

Conclusión
En este capítulo hemos podido observar lo que la Escritura dice acerca
de los problemas humanos. Hemos visto que los problemas humanos tienen
diferentes causas y por tanto, diferentes formas de afrontar los problemas.
Como consejeros debemos tener sabiduría para poder discernir cómo debemos
abordar cada caso. Está sabiduría sólo Dios puede darla a través de su Palabra y
por medio de su Espíritu Santo. Apoyémonos siempre en Dios, la Biblia y el
Espíritu, Él es quién nos hace competentes para la obra.

También podría gustarte