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Etica y Moral
Etica y Moral
Etica y Moral
Ética en el pasado
Ética en el presente
Ética en el futuro
Si hacemos caso omiso al establecimiento de los valores éticos a los que nos
hemos referido, vislumbramos un caos político, social y económico, que no
conducirá a nada, más que a la propia autodestrucción e imperio de la ley del más
fuerte o más poderoso, falta de valores o principios, pero vacío e intranquilo en
cuanto a su seguridad humana. (Torres Z. , 2014)
En efecto, mezclados aspectos del Derecho, la moral y aún, la arbitrariedad,
temas destacados magistralmente el profesor Juan Manuel Terán en su obra,
conducirían a un caos social.
Siendo optimistas y desde otro punto de vista, está en la juventud de abogados
que actualmente se forjan en nuestras aulas de clase, el que tomen conciencia del
resquebrajamiento social, falta de valores y principios; una vez que perciban a
conciencia el problema, estará en sus manos el resolver la problemática que se
les presente, en aras de una vida tranquila y con recato. Aún está a tiempo el
estudiante de leyes, por recobrar o reforzar esos valores derivados de la virtud
ética, que lo conducirá a una vida profesional más armoniosa, con mínimos
problemas sociales y con una mejor calidad de vida y desarrollo personal.
Los filósofos cristianos acogieron las antiguas teorías éticas que podían
armonizarse con la fe cristiana. Por tanto, podemos decir que la ética cristiana es
una síntesis del pensamiento filosófico griego con el pensamiento cristiano.
Los filósofos cristianos medievales adoptaron los conceptos éticos clásicos de los
griegos, como:
felicidad;
alma;
el bien y el mal;
virtud;
libertad;
Estos conceptos griegos y muchos otros se adaptaron con los conceptos éticos y
religiosos del cristianismo como el pecado, la gracia, la salvación, la caridad, etc.
Los postulados de la ética en la edad antigua a partir del mundo homérico conlleva
revisar la ética desde sus orígenes a fin de consolidar los planteamientos que han
perdurado a lo largo del tiempo y otros que han quedado solo en la cultura de
origen y también que se han proyectado a otras épocas y culturas.
La historia de la ética griega se da, en primer lugar, con los sofistas o sabios y,
luego, con Sócrates, periodo conocido como antropología de la filosofía griega, y
su pensamiento se caracteriza por su rechazo a la tradición cosmológica y su
interés por el hombre. En los presocráticos, la ética es todavía incipiente, ya que
se interesan preferentemente por investigar la realidad física o natural.
encerrar la verdad absoluta; una religión frente a la cual las demás no son sino
manifestaciones espurias. Lo que pude llamarse ética cristiana es bastante
complejo, el cristianismo comprende una diversidad de interpretaciones […], lo
imprescindible de la ética cristiana es la creencia en un ser divino (Dios), que es el
garante de la virtud y la perfección. (Escobar, 2000, p. 155)
Los modelos éticos, no solo son doctrinas o corrientes de pensamiento, sino que
han de trascender en la ética ciudadana al reconstruir el saber práctico que
permite afinidad a un sentido común para todos los ciudadanos; nos permiten
reconocer que nuestras acciones son parecidas a las de los otros y que en la
pluralidad puede haber un verdadero encuentro. El reconocimiento de un
pluralismo razonable, en lugar de los absolutismos tradicionales, de la información,
de la tecnología, de la identidad cultural, del contrato según las mayorías, de
acuerdos mínimos, permite crear ciudad, fortalecer el sentido de la participación y
enriquecer la interacción social.
Para Kant, la ley moral debía ser de tipo formal, “que se prestaba como un
imperativo categórico, que consiste en una ley cuya validez universal se da
gracias a su racionalidad. Para dicho imperativo categórico (Suárez, 2003, p. 62),
Kant establece tres formulaciones:
Obra (actúa) de modo que la máxima que tu voluntad tenga siempre validez, al
mismo tiempo, como principio de una legislación universal.
Obra (actúa) de modo que la voluntad, con su máxima, pueda considerarse como
legisladora universal con respecto a sí misma.
Es claro que, cuando las personas actúan por puro deber, se vuelven dignas de
felicidad, lo que implica una consecuencia de la actuación y no solo la finalidad en
sí misma.
Desde las últimas décadas del siglo XX y hasta hoy, se ha mantenido un nuevo
modelo de interpretación y de fundamentación de la moral, denominado ética
dialógica. Este tipo de ética se basa en la búsqueda de consensos que permitan
asumir acuerdos morales dentro de una comunidad. El planteamiento pretende ser
capaz de universalizar normas para uno o más grupos humanos a través de la
argumentación. Del mismo modo, propone un modelo que sirva para determinar
las acciones morales válidas para los diversos pueblos y que tenga una aplicación
concreta en las diferentes formas de ser de la moral.
Se escucha con frecuencia hablar de que vivimos una época crítica que conlleva
un derrumbe o deterioro de valores y actitudes; con frecuencia se escucha de
padres de familia, docentes y adultos la frase: “Los tiempos pasados fueron
mejores”, que hubo un tiempo dorado como el que han soñado o recreado muchos
filósofos de la historia en el que todo parecía mejor porque el ser humano no
estaba contaminado por tanta maldad.
Es necesario partir del hecho de reconocer que vivimos, en efecto, una época
marcada por la crisis, considerando crisis un trastorno físico que da durante una
enfermedad, el cual trasladado al campo de la ética se estaría hablando de un
trastorno o malestar moral en que los valores tienen nuevas valoraciones y nuevas
formas de entender perdiendo la vigencia y tradición de interpretación; este
cambio produce una crisis y un malestar por su nueva comprensión y las nuevas
formas de vida.
La moral, explicada de forma sencilla, sería lo que nosotros usamos para saber
si una acción es buena o mala. Es como una herramienta o una guía que
construye nuestra sociedad para que aprendamos cómo tenemos y cómo no
tenemos que tratar con los demás. Por ejemplo: si yo miento a una persona, estoy
siendo inmoral porque traiciono con mi mentira la confianza que esa persona tiene
en mí.
Ante esta nueva situación (el hombre pasa de ser un individuo a ser un ser social),
se hace necesario ajustar la conducta de cada miembro a la comunidad,
determinándose de esta manera que se considere como bueno o beneficioso todo
aquello que contribuye a reforzar la unión o actividad común, y se ve como malo lo
que contribuye a debilitar dicha unión. Se establece pues una división entre lo
bueno y lo malo, así como una tabla de "deberes" basada en lo que se considera
bueno y beneficioso para la comunidad, perfilándose una moral colectivista.
LA MORAL EN EL ESCLAVISMO
La sociedad esclavista fue típica de la Edad Antigua, aunque no desapareció en
las legislaciones de occidente, sino luego de la prédica de libertad de los
revolucionarios franceses.
Entre las sociedades esclavistas del mundo antiguo podemos citar a Egipto, los
pueblos de la Mesopotamia Asiática, Grecia, y sobre todo Roma, que por sus
extensas conquistas sometió a casi todo lo que hoy conocemos como Europa y el
norte africano. Sabios de la talla de Platón o de Aristóteles, que nos sorprenden
por su grandeza moral, aceptaron sin embargo la existencia de esclavos.
La moral moderna
Todo el pensamiento filosófico occidental de la antigüedad acerca de la forma de
vivir se limitó a centrarse en la cuestión del supremo bien.
Esta etapa comienza con losb Ensayos de Michael Montaigne (1595) y culmina en
la obra de Kant (1785), Reid (1788) y Bentham (1789).
3ª) Desde entonces, los filósofos morales se han interesado más por las nuevas
cuestiones relacionadas con la moralidad pública que por el problema del individuo
autónomo.
1. Hacia la autonomía.
Montaigne (1533-1592) insistió en demostrar que las ideas de una vida buena
propuestas en la antigüedad clásica no sirven correctas porque la mayor parte de
la gente no puede vivir de acuerdo con ellas. Propuso que las personas no podían
vivir de acuerdo con las normas cristianas, aún siendo él de fe católica.
La tradición más duradera: el derecho natural clásico. Esta doctrina exponía que
las leyes de Dios nos obligan a actuar de determinadas maneras que, lo queramos
o no, van en beneficio de todos.
El derecho natural clásico describía al ser humano como un ser creado para
realizar un papel en una comunidad ordenada por Dios; la moralidad enseñaba
cuál era ese papel que desempeñaba el ser humano. El derecho natural moderno
partió de la afirmación de que el hombre tiene derecho a determinar sus propios
fines y que la moralidad nos facilita las condiciones en las que mejor pueden
conseguirse estos fines. Unos de los primeros que reconocieron esta ideología fue
Hugo Grocio (1583-1645), que además en su obra “El derecho de guerra y paz”
admitía que somos seres sociables por naturaleza.
Surgió una teoría que se oponía a la tesis de Hobbes y era apoyada por los
iunaturalistas, donde exponían que los seres humanos somos rebeldes y
precisamos un fuerte control por parte del gobierno.
John Locke (1632-1704) se oponía tanto a Grocio como a Hobbes al afirmar que
algunos de nuestros derechos son inalienables, y que por lo tanto la acción de
gobierno tiene límites morales.
Pierre Bayle en 1681 avanzó la tesis de que un grupo de ateos podía formar una
sociedad perfectamente decente. La moralidad se convirtió así en algo derivado
de los sentimientos humanos. Durante el s. XVIII hubo una larga discusión sobre si
nuestras condiciones morales derivan del sentimiento, como había sugerido
Shaftesbury, o de la razón, como había creído los iusnaturalistas.
Después de todos los debates que se dieron lugar nadie parecía dispuesto a decir
más sobre el bien que el bien es aquello que reporta felicidad o placer: una acción
solo puede ser correcta porque produce el bien. David Hume Kant criticaron esta
fuerte idea.
Hume pensaba que una teoría centrada en la virtud era la que mejor explicaba
nuestras convicciones morales. Él decía que nosotros aprobábamos aquellos que
nos incitan a hacer algo beneficioso, y desaprobamos los que causan daño.
La cuestión más problemática para Hume era la justicia. Según Hume podemos
ver como la virtud de obedecer las leyes puede derivarse de por completo de
nuestros propios sentimientos y deseos.
Kant defendió que la moralidad nos impone obligaciones absolutas, y nos muestra
lo que tenemos que hacer en cualesquiera circunstancias. La clave de la
concepción de Kant es la libertad. Para Kant la única forma de ser libres es que
nuestras acciones estén determinadas por algo que proviene de nuestra propia
naturaleza, ya que según él si estuviéramos determinados por algo externo a
nosotros mismos como por ejemplo las leyes divinas no estaríamos actuando
libremente. Kant defendió una forma muy notable que la moralidad es una
expresión de la naturaleza humana.
mología de la moral.
El pragmatismo americano poco menos que decir de la moralidad que sobre otros
temas. John Dewey (1859-1952) intentó mostrar que una sociedad liberal no tiene
que presuponer ni un punto de vista fuera de la historia ni un único principio
abstracto. Aunque los individuos son moldeados por su comunidad pueden
colaborar conscientemente para reformarla.
Pero todo el debate se centró a partir del supuesto de que lo que importa sobre la
moralidad es que los individuos debían ser capaces de tomar sus propias
decisiones morales y vivir en consonancia.
3. Nuevas orientaciones.
Índice de autores
*Mill, John Stuart (1806-1873), filósofo y economista británico, hijo de James Mill;
su obra causó gran impacto en el pensamiento británico del siglo XIX, no sólo en
filosofía y economía sino también en las áreas de ciencia política, lógica y ética.
Nacido en Londres el 20 de mayo de 1806, Mill recibió de su padre una amplia y
temprana formación inhabitual. Empezó a estudiar griego a los 3 años. Con 17
años, había terminado cursos de estudios avanzados y profundos de literatura y
filosofía griega, química, botánica, psicología y derecho. En 1822 Mill empezó a
trabajar como empleado con su padre en la oficina de inspección de la Compañía
de las Indias, y fue ascendido seis años más tarde al cargo de inspector asistente.
Hasta 1856 tuvo la responsabilidad de las relaciones de la compañía con los
principescos estados de la India. En su último año en el cargo, Mill fue nombrado
jefe de la oficina de inspección, puesto que ocupó hasta la disolución de la
compañía en 1858, cuando se retiró. Mill vivió en Saint Véran, cerca de Aviñón, en
Francia, hasta 1865, cuando entró en el Parlamento como diputado por
Westminster. Al no salir reelegido en las elecciones generales de 1868, volvió a
Francia, donde estudió y escribió. Murió el 8 de mayo de 1873 en Aviñón.
*Hegel, Georg Wilhelm Friedrich (1770-1831), filósofo alemán, máximo
representante del idealismo y uno de los teóricos más influyentes en el
pensamiento universal desde el siglo XIX.