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Deixis

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Deixis

Pragmática del Español (Universidad de Murcia)

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DEIXIS
Se llama deixis a la función del lenguaje que consiste en conectar el enunciado con los
componentes del contexto de la comunicación. Las formas lingüísticas que cumplen esta función se
llaman deícticos.

Los deícticos apuntan, señalan, pero no describen al referente, solamente dan una instrucción
para identificarlo. La instrucción sirve, en cada contexto, para que el oyente identifique a una
persona, lugar o tiempo concretos. Los deícticos son semánticamente incompletos.

Todas las lenguas que se conocen lexicalizan o gramaticalizan la deixis, asegurando la conexión
del enunciado con los tres elementos del contexto reconocidos tradicionalmente por la lingüística:
yo – aquí – ahora, es decir, las personas que participan en la comunicación, el lugar en el que se
encuentra el interlocutor, en relación con el cual se señalan otros elementos, y el tiempo, medido a
partir del presente del interlocutor.

Los deícticos, propiamente dichos son: pronombres personales de primera y segunda persona, los
demostrativos, los posesivos, adverbios de tiempo y lugar y los morfemas de tiempo de la flexión
verbal, que sitúan la acción del verbo en el pasado, presente o futuro del hablante. Además, habría
que añadir todas las formas anafóricas y catafóricas, es decir, aquellas que se usan en el discurso
para hacer referencia a algunas partes del propio discurso.

Conocer la identidad del emisor o del destinatario y conocer las circunstancias de lugar y tiempo
de emisión son requisitos imprescindibles para conseguir una interpretación plena.

El proceso de asignación de referentes de los deícticos suele llamarse saturación. Sin saturar los
deícticos y, en consecuencia, completar sus denotaciones, las proposiciones enunciadas no pueden
tener valor de verdad. La saturación es un proceso pragmático, ya que requiere conocimiento de los
componentes extralingüísticos de la situación señalados por los deícticos, que son, a su vez,
elementos semánticos.

El sistema deíctico es egocéntrico, los deícticos se organizan a partir del yo – aquí – ahora de la
enunciación, que es el centro deíctico, aunque este se desplaza en ciertos casos. Por ejemplo, en la
narración literaria.

 Ejemplos
En el enunciado Gastón llevaba una barba larga hasta acá, la expresión deíctica
hasta acá se completa con un gesto, es un caso típico de lo que suele llamarse deixis ostensiva o
deixis ad oculos.

En el enunciado Esto es un secreto: los Coll van a divorciarse, el deíctico se refiere a la


proposición que sigue, es decir, no señala objetos extralingüísticos, sino otra parte del enunciado.
Este es un caso de deixis discursiva.

Para describir sistemáticamente la deixis debemos determinar qué es y cuáles son las
dimensiones que ocupa:

1) Determinación deíctica
Constituye una parte esencial del contenido simbólico o léxico de las expresiones deícticas;
constituye la manera en que el hablante relaciona objetos de diferentes tipos con él mismo. La

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determinación deíctica, pues, es un sistema que, a través de las lenguas, comprende varias
dimensiones específicas (personal, temporal y local) y cuyos elementos son determinados por
criterios localistas egocéntricos.

2) Dimensión deíctica
Este concepto trata de articular todas aquellas dimensiones que se encuentran organizadas según
los anteriores principios localista – egocéntricos. El criterio relevante para la identificación de una
dimensión deíctica es el de determinación deíctica. Las dimensiones deícticas clásicas son tres:
local (aquí, allí, ahí, allá, acá, arriba, abajo, más cerca, más lejos…), temporal (ayer, hoy, mañana,
ahora, antes, luego, después…) y personal o social (yo, tú, él; nuestro, vuestro…), y han sido
mencionadas siempre en todos los estudios sobre la deixis. Otra posible dimensión es la nocional o
modal, con ejemplos como «de ese modo» o «así».

3) Tipos de deixis
- Ad oculos u ostensiva
Se caracteriza porque tanto el enunciador como los objetos señalados por medio de la
expresiones deícticas, según el origo o centro de orientación (enunciador), se encuentran
presentes en la situación de expresión. De ahí que sea posible acompañar las enunciaciones
de los deícticos con gestos visuales y acústicos. En el ejemplo Abre esa ventana, tanto el
enunciado como los objetos que señala (ventana) están presentes en la oración.

- Fantasmagórica
Este tipo de deixis difiere de la primera en que el centro de orientación, pero no los objetos
relacionados, forma parte de la situación canónica de enunciación. No es posible, por ello,
identificar los objetos relacionados a través de gestos acústicos o visuales. Siempre se
aplicarán en contextos de nombres abstractos o de objetos que no existen. Por ejemplo, en la
oración Cuéntame ese cotilleo, el enunciado está presente, pero no lo están los objetos
referidos. Normalmente, estos objetos referidos (cotilleo) suelen ser abstractos y el centro de
orientación es la situación del enunciado.

- Representacional
Se caracteriza por la exclusión del centro de orientación y de los objetos relacionados, de la
situación canónica de expresión. El enunciador elimina su centro real de orientación y se
imagina localizado dentro de un espacio imaginado o un espacio de la memoria. Establece
un centro de orientación con el que relaciona los objetos del espacio imaginado. Un ejemplo
puede ser el siguiente: El martes en el cine un hombre me pregunta: «¿Está libre este
asiento?», en este caso tanto el centro de orientación (yo) como los objetos relacionados
están excluidos. El enunciador suprime su centro real de orientación y se imagina localizado
dentro de un espacio imaginado. En este ámbito es importante el género, la entonación, el
contexto, el aspecto físico, etc.

- Discursiva o textual
Se caracteriza por un centro de orientación que difiere de los tres tipos anteriores en su falta
de correspondencia con la situación externa, real o reconstruida, del codificador, pero que
corresponde más bien a su situación momentánea dentro del desarrollo de un texto y
respecto al cual todo dominio temporal o local del contexto textual está determinado.

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Numerosos ejemplos de este tipo de deixis residen en un texto oral o escrito cuando decimos
Lo
que he comentado más arriba, la palabra arriba se refiere al párrafo, páginas o líneas
anteriores.

Lo mismo sucede en Como se explicará más abajo, donde la palabra abajo se referirá a los
párrafos, páginas o líneas posteriores. Suele ser muy común la utilización de términos como
arriba, abajo, etc., para la localización de segmentos discursivos relativos al punto de
orientación. Es el tipo de deixis más fácil de identificar.

- Analógica
En este tipo de deixis usamos únicamente la dimensión local. El centro de orientación es
establecido por un objeto concreto que funciona como análogo, de forma que la orientación
dentro del espacio a reconstruir es posible por analogía. Un mapa, por ejemplo, puede
funcionar como objeto análogo a una ciudad, indicando la posición del interlocutor al decir
Tú estás aquí quieres, ir allí, siendo aquí acompañado por un gesto que indica cierto lugar
del mapa. Solemos servirnos de este tipo de deixis para referirnos a cosas que sin la analogía
no sabemos cómo explicar.

- No egocéntrica o inherente
Es de tipo cultural y se caracteriza por la posibilidad de ciertos deícticos de tener un uso
intrínseco o inherente. En la perspectiva egocéntrica, la relación espacial designada por el
deíctico está ligada a la orientación visual de un observador (hablante – oyente), que sirve
como punto de referencia para la localización de los objetos. En la perspectiva no
egocéntrica, esta orientación no juega ningún papel, lo que sirve como punto de referencia
es solo determinada dimensión o cara del objeto de la localización o base.

 Ejemplo
Si decimos La niña está detrás del árbol, es una perspectiva egocéntrica la utilizada,
pues es necesaria la reconstrucción de un imaginario encaramiento entre el árbol y el
hablante para saber cuál es el ‘detrás del árbol’.

En nuestra cultura, los árboles no tienen delante – detrás, luego la única posibilidad de
determinar dicha localización es a través de la perspectiva egocéntrica del hablante que,
mediante el encaramiento con el objeto base de la localización (árbol), determina lo que
está detrás.

Una mesa es un ejemplo más curioso, pues si se trata de una mesa de comedor no tiene
delante-detrás, de modo que siempre localizaremos a partir de la perspectiva egocéntrica
del hablante; sin embargo, si se trata de una mesa de despacho, aunque tenga las mismas
medidas que la mesa de comedor, si tiene un delante-detrás, a partir de la forma en que
interaccionamos con ella proyectando nuestro propio delante – detrás.

- Anafórica
A diferencia de la deixis textual o discursiva, en la anáfora, la referencia es hecha a una
entidad extratextual a la que ya ha hecho referencia una expresión antecedente que se
encuentra en el cotexto; en cambio, en la deixis textual o discursiva, la referencia es hecha
directamente a una parte del cotexto mismo, a una entidad intratextual. Un ejemplo

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anafórico sería la oración Juan vino ayer, y le dije que en otra ocasión avisara antes. La
relación entre ‘Juan’ y ‘le’ es anafórica y, además, el antecedente en este caso sería ‘Juan’.
Dentro de la anáfora destacan cuatros subtipos: fiel e infiel, por nominalización, por silepsis
y asociativa:

a) Anáfora fiel e infiel: se habla de fiel cuando el antecedente de una expresión anafórica y
esta
(normalmente un SN) comparten el mismo nombre núcleo del SN: He visto a la
profesora en la puerta. Esa profesora fue quien me aprobó / Hemos visto una chica de
grandes curvas en la heladería. Esta chica es la hermana de Juan. En cambio, la
anáfora infiel se da cuando el nombre de la expresión anafórica es diferente al
antecedente, siendo probablemente un sinónimo o un hiperónimo: He visto a la
profesora en la puerta. Esa malnacida me suspendió el examen / Hemos visto a una
chica de grandes curvas en la heladería. Ese bombón es la hermana de Juan.

b) Anáfora por nominalización: ocurre cuando la anáfora se transforma en un sintagma


nominal, se nominaliza. Dentro de este tipo pueden darse dos casos:
I. La nominalización puede evocar el contenido proposicional de la proposición:
Hoy serán subastados los coches de la empresa: la noticia de la venta ha atraído
a muchos compradores. ‘Venta’ resume el contenido proposicional de la
proposición anterior.

II. La nominalización puede evocar el acto lingüístico llevado a cabo por medio de
la enunciación de este contenido: + ¿Vas a decir lo que hiciste esa noche? –No
contestaré a esa pregunta. ‘Pregunta’ alude no solo al contenido, sino
especialmente a la forma lingüística adoptada por la proposición anterior.

c) Anáfora por silepsis: cuando la concordancia de género o de número se produce de


forma lógica, y no de forma gramatical. Por ejemplo, El sábado presencié un accidente.
La víctima, un hombre joven, fue trasladado al hospital. El error que tiene este
enunciado es de concordancia de género, pues para concordar con ‘víctima’ el verbo
trasladar debería haberse conjugado en femenino y no en masculino. Otro ejemplo de
concordancia de número es la oración La mayor parte murieron, donde el verbo morir
debería aparecer en tercera persona del singular para concordar correctamente con el
sujeto ‘la mayor parte’.

d) Anáfora asociativa: por anáfora asociativa se entienden los sintagmas nominales que
presentan simultáneamente una asociación, como Llegamos a un pueblo; los bares
estaban cerrados, en este ejemplo asociamos automáticamente que todos los pueblos
españoles tienen bares; en este caso, el SN ‘bares’ presenta su antecedente como algo
conocido.

4) Otros tipos de deixis


- Deixis social
Este concepto se usa principalmente en el ámbito americano (lingüística americana), y es
aquella deixis que codifica las entidades sociales de los participantes en un acto de habla, así
como también las relaciones sociales que se establecen entre los participantes. Los ejemplos

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más evidentes de tales gramaticalizaciones son los pronombres de cortesía o fórmulas de


tratamiento (tú, vos, usted, su majestad…).

Nuestro punto de vista sobre este tipo de deixis es que se trata de un problema de
subjetividad en el lenguaje (teoría de la subjetividad), puesto que no todos consideramos que
el uso de determinadas fórmulas de tratamiento debe formar parte de la deixis social. Si
aplicamos dicha teoría deberíamos incorporar la perspectiva del hablante (ciertos elementos
o construcciones convencionalizadas en la gramática de cualquier lengua, como locuciones
preposicionales, marcadores del discurso) al discurso que estamos comunicando.

El uso de estas construcciones es el resultado de un cambio lingüístico que incorpora


contenidos pragmáticos que codifican la perspectiva del hablante. Hay cambios lingüísticos
en los que la subjetividad del hablante incide, por ejemplo, según la persona a la que el
hablante se dirija utilizaremos determinados usos de cortesía como ‘tú’ o ‘usted’.

- Deixis emocional
Establece una relación entre los grados de distancia y los dominios emocionales. En español,
podemos observar que la elección de ‘ese’ o ‘ahí’ en lugar de ‘este’ o ‘aquí’ puede deberse a
una determinada actitud emocional hacia el objeto indicado: ¿Qué quiere la profesora esa
de mí?, frente a ¿Qué quiere esta profesora de mí?

La significación negativa parece ser el resultado de un desarrollo que comienza con el


interés del hablante en señalar que el objeto referido no pertenece a lo que ha decidido ser su
región; por tanto, llega a ser independiente de las relaciones locales. Igualmente, ‘este’
puede tener una significación peyorativa.

5) Los deícticos como procedimentales


Los deícticos propiamente dichos y las formas que pueden usarse como tales forman parte de la
categoría de las codificaciones procedimentales. Las codificaciones procedimentales dan
instrucciones sobre la interpretación, guiando las inferencias del intérprete, y en especial reduciendo
el espacio de las inferencias posibles, es decir, constriñendo (reduciendo) la cantidad de inferencias
necesarias para crear un contexto y obtener efectos cognitivos. Esta definición describe los
procedimentales típicos, como, por ejemplo, los conectores discursivos: pero, así que, después de
todo, a menos que, etc. Pero los procedimentales no solo guían en la construcción de significados
implícitos, sino que algunos de ellos, como, por ejemplo, los pronombres personales, influyen en la
comprensión de los significados explícitos.

 Ejemplo

La novela es mediocre pero entretenida


Yo soy el secretario

Es procedimental, pero no tiene ningún significado propio, sino que señala una
contradicción, ya que el hablante implica algo que contradice lo que puede esperarse, que la
novela es mediocre y aburrida. Este conector, como la mayoría de los componentes de esta
categoría, no aporta nada a las condiciones de verdad del enunciado; si lo reemplazamos por
una conjunción copulativa, las condiciones de verdad de La novela es mediocre pero
entretenida no cambian. En cambio, el deíctico de Yo soy el secretario tiene una denotación

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que sí debe considerarse para asignar a este enunciado un valor de verdad: el referente del
pronombre yo tiene que ser el secretario para que el enunciado sea verdadero.

Lo mismo puede decirse de otros deícticos, como aquí, hoy, etc. El procedimental del primer
enunciado cumple la función de guiar al intérprete para comprender lo que el hablante
implica, que hay algo contradictorio o inesperado entre las dos partes del enunciado; en
cambio, en casos como el segundo enunciado, el procedimental guía al hablante para
construir la proposición completa, que puede ser evaluada por su verdad o falsedad, y que
puede dar lugar a implicaturas.

La información conceptual se conecta con el sistema de representaciones que constituye nuestra


lingua mentalis y contribuye, en la mayoría de los casos, a las condiciones de verdad de la
proposición. Los significados procedimentales, por su parte, no describen representaciones, sino
que indican procedimientos de interpretación.

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