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Lección 4 para El 22 de Octubre de 2022

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Lección 4 para el 22 de octubre de 2022

Los saduceos –contemporáneos de Jesús– no creían


que hubiera resurrección (Mt. 22:23). Pero Jesús les
reprendió diciendo: “Erráis, ignorando las Escrituras y
el poder de Dios” (Mateo 22:29).
Si Dios tiene poder para crear, ¿por qué no ha de
tener poder para resucitar? Además, ¿qué enseña el
Antiguo Testamento (las Escrituras) respecto al tema
de la resurrección?

Ver al Redentor. Job 19:25-27.


Rescatado del sepulcro. Salmo 49.
Sostenido en la vida, levantado de la muerte. Salmo 71.
Vida eterna y segunda muerte. Isaías 26:14, 19.
La resurrección de justos e injustos. Daniel 12.
Lleno de profundo dolor a causa del injusto sufrimiento que estaba
padeciendo, Job anhelaba la muerte (Job 3:11-13). Pero sabía que ese
no era su último destino.

Retenía su fe en Dios (Job 13:15). Conocía a su


Redentor, y estaba seguro de que “al final triunfará
sobre la muerte” (Job 19:25 NVI).
Sabía que, aunque su cuerpo se desharía al morir,
sería resucitado corporalmente (Job 19:26).
Deseaba fervientemente que llegase el momento
de ver a su Redentor cara a cara: “Yo mismo espero
verlo; espero ser yo quien lo vea, y no otro. ¡Este
anhelo me consume las entrañas!” (Job 19:27 NVI).
“Pero Dios me rescatará de las garras del sepulcro y con él me llevará” (Salmo 49:15 NVI)

Los necios confían en sus posesiones o en su fama (v. 6, 18). Piensan


que podrán disfrutar eternamente de ellas (v. 11). Sin embargo, el
sepulcro los despojará de todo cuanto tienen (v. 17).
Al no confiar en Dios, nada ni nadie puede redimirles y darles vida
después de la muerte (v. 7-9). Son semejantes a las bestias sin
entendimiento (v. 20).
Los sabios, por su parte, saben que el sepulcro será
también su destino (v. 10). Pero, a diferencia de los
necios, saben que tienen un Redentor que los “rescatará
de las garras del sepulcro” (v. 15 NVI).
La seguridad de un futuro más allá de la muerte nos hace
ver esta vida desde una perspectiva que nos ayuda a vivir
sin temor, aun cuando los problemas nos rodeen (v. 5).
¿Cómo vivir sin temor en medio de los problemas?

Siendo consciente de
que Dios me ha Él me enseñó en mi Dios es ahora mi roca
sostenido aún desde juventud (v. 17) y mi fortaleza (v. 3)
antes de nacer (v. 6)

En mi angustia, y aún en mi
No me desamparará
muerte, Dios me dará vida y
en mi ancianidad (v. 9)
me levantará del abismo (v. 20)
Independientemente de nuestra edad, o de las circunstancias que nos
rodeen, nuestra esperanza no se encuentra en esta vida, sino en la
vida venidera. Nos espera una vida eterna con Jesús, después de que
Él nos resucite.
VIDA ETERNA Y SEGUNDA MUERTE
“Muertos son, no vivirán; han fallecido, no resucitarán […]
Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán” (Isaías 26:14, 19)

Aunque todos resucitaremos, no todos vivirán eternamente (Jn. 5:29)

Resurrección de vida Resurrección de muerte


En la segunda venida Después del milenio

Recibirán inmortalidad y Sufrirán la segunda


vivirán para siempre muerte en el lago de fuego
Nadie necesita dejar de
existir. Todo aquel que Dejarán de existir (“han
acepta a Jesús como su fallecido, no resucitarán”)
Salvador vivirá para ¡Cree en Jesús! ¡Tu vida
siempre (Jn. 3:16). eterna depende de ello!
Muchos serán despertados… ¿Por qué no todos?
En la Segunda Venida de Jesús, todos los justos resucitarán para recibir la inmortalidad (1Co.
15:52; 1Ts. 4:14-16). Sin embargo, los injustos vivos morirán (2Ts. 2:8; Ap. 19:21). Nada se
dice de la resurrección de los injustos hasta después del milenio (Ap. 20:5).
De esta forma, los “muchos” incluye a
todos los justos, y a un pequeño grupo de
injustos. ¿Cuál es este grupo?
Según Apocalipsis 1:7, son “los que le
traspasaron” (ver también Zac. 12:10; Mr.
14:62): “los que se mofaron y se rieron de
la agonía del Cristo moribundo, y los
oponentes más violentos de su verdad y su
pueblo, son resucitados para contemplarlo
en su gloria y ver el honor conferido a los
fieles y obedientes” (CS 695).
“Cristo reclama como suyos a todos los que han
creído en su nombre. El poder vitalizador del
Espíritu de Cristo que mora en el cuerpo mortal,
vincula a cada alma creyente a Jesucristo. Los que
creen en Jesús son sagrados para su corazón,
porque su vida está oculta con Cristo en Dios. El
Dador de la vida pronunciará esta orden:
«¡Despertad y cantad, moradores del polvo!
porque tu rocío es cual rocío de hortalizas, y la
tierra dará sus muertos» Isaías 26:19”

E. G. W. (Mensajes selectos, tomo 2, pg. 309)

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