Poetry">
Arango, G. Manifiesto Nadaista.
Arango, G. Manifiesto Nadaista.
Arango, G. Manifiesto Nadaista.
vdward
P ri M %
i /i e.)
man e.)t o
N ADAIsta
y o m a l o a í a n q o
medellin - Colombia
¡.958
I
D E F I N I C I O N D E L N A D A I S M O
El Nadaísmo, en un concepto muy limitado, es
una revolución en la forma y en el contenido del orden
espiritual imperante en Colombia. Para la juventud es
un estado esquizofrénico-consciente contra los estados
pasivos del espíritu y la cultura.
Ustedes me preguntarán por una definición más
exacta. Yo no sabría decir lo que es, pues toda defini
ción implica un límite. Su contenido es muy vasto, es
un estado del espíritu revolucionario, y excede toda
clase de previsiones y posibilidades.
Podrían decirme ustedes qué es el Catolicismo?; ó,
qué es el M arxismo?
arxismo? #
—Que es la elección del alma sobre sus fines supe
riores.
—Y que es la política para fundar una sociedad
universal sobre las bases de la felicidad humana y de
idénticas oportunidades económicas y espirituales pa
ra todos.
Esas respuestas son parciales, incompletas, pues
el Catolicismo y el Marxismo son eso, y todo lo demás:
un quehacer histórico del hombre que vierte su exis
tencia sobre fines ultraterrenos o terrestres, según
recaiga su elección en la tierra o en el cielo: una lu
cha de valores por conquistar una preeminencia en el
más acá, o en el más alia.
Nosotros no queremos trabajar sobre lo definitivo.
El Nadaísmo nace sin sistemas fijos y sin dogmas. Es
una libertad abierta a las posibilidades de la cultura
colombiana, con un mínimo de presupuestos de lucha
que evolucionarán con el tiempo hacia una estimación
valorativa del hombre, una forma de belleza nueva, y
una aspiración sin idealismos románticos ni metafísi-
cos hacia una sociedad evolucionada en el orden cul
tural y artístico.
— 3 —
II
III
EL
E L N A D A I S M O Y L A P O E S I A
Trataré de definir la poesía como toda acción del
espíritu
espíritu completamente gratu ita y desinteresada de
presupuestos éticos, sociales, políticos o racionales que
se formulan los hombres como programas de felicidad
y de justicia.
— 4
Este ejercicio del espíritu creador originado en
las potencias sensibles, lo limito al campo de una sub
je
j e t iv id a d pu
pura
ra,, in
inúú til,
ti l, al a c t o s o lit
li t a r io del
de l S é r .
El ejercicio poético carece de función social o mo-
ralizadora. Es un acto que se agota en sí mismo. Que
al producirse pierde su sentido, su trascendencia. La
poesía es el acto más inútil del espíritu creador. Jean
Paul Sartre la definió como la elección del fracaso.
La poesía es, en esencia, una aspiración de belleza
solitaria. El más corruptor vicio onanista del espíritu
moderno,
Sin duda, queda una posibilidad de belleza viril
en la poesía colombiana, de belleza inútil y pura, y
ésta sólo puede ser el producto de la estética Nadaísta.
Y la poesía Nadaísta es la libertad que desordena
lo que ha organizado la razón, o sea, la creación inver
sa del orden universal y de la Naturaleza.
La poesía es por primera vez en Colombia una re
belión coní-ra las leyes y las formas tradicionales, con
tra los preceptos estéticos y escolásticos que se han
venido disputando infructuosamente la verdad y la de
finición de la belleza.
André Gide soñaba en “Los Nuevos Alimentos Te
rrestres” con un arte de las palabras que no tratara
de probar ni definir nada.
Tal adivinación sobre la esencia de la poesía, ma
terializa la fe creadora del mundo irracional y cons
ciente en la poesía Nadaítta, de la cual se excluye la
polémica, la dialéctica, la lógica, la retórica, el ritmo,
la rima, la belleza clásica, el sentimiento, la razón, pa
ra quedar reducida a la simple intuición de belleza
purificada y liberada de la satrapía de las entelequias
y de las formas, y depurada en e! simple esquema, la
honda viscera del irresponsable espíritu creador que
produce simultáneamente belleza Corsciente-Incons-
ciente; Irracional-Conceptual; Onírica-Despierta; o sea
belleza pura-nata como un pecado original.
Belleza que es protesta y desobediencia a todas las
leyes Ebico-Políticas-Estéticas-Sociales-Religiosas, y es
vértigo ante el peligro de lo prohibido. Porque ser poe
ta significa aceptar esa pasión culpable y a la vez re
dentora derivada de la alegría que produce la destruc
ción del Orden Universal. En cuya destrucción ae pu
rifica el espíritu de todas sus resignaciones, confor
mismos divinos y revelados que traen el mensaje de la
perdición y esclavitud del espíritu.
Por la gran causa libre de la poesía, no es posi
ble, ni lícito, ni permitido, hipotecarla en empresas
idealistas de orden social o político. Eso sería asignar
le un legítimo carácter bastardo a su género.
No se puede comprometer la poesía asignándole
responsabilidades espirituales o morales en el devenir
del hombre y de la Historia. De eso se encargaría la
política, que es arte y ciencia al mismo tiempo, impli
ca aspiraciones de justicia y de felicidad, y es síntesis
de valores racionales.
Al surgir esta nueva forma de belleza Nadaísta
toca a su ocaso la belleza clásica; la belleza medida y
calculada; la belleza pulsada e inspirada; el pasatiem
po de la belleza; la enseñada por los profesores de re
tórica; la belleza del éxtasis celeste; la belleza lírica;
la be’leza elegiaca; la bel'eza épica y pastoril; el truco
abominable de la belleza parnasiana; la que fabrican
los poetas masivos y mesiánicos..., pero sobre todo,
la belleza que se hace con olor a mujer, esa detestable
traición a la belleza que es el romanticismo.
Secularmente la poesía colombiana ha extraído su
numen de las pestilencias o los perfumes del sexo fe
menino, lo que significa una impureza y un impudor
contra la castidad del arte.
No más concubinato lírico con las musas. Eso es
pagar con monedas envilecida* el alto precio de la be
lleza.
Como la poesía Nadaísta es una revolución frente
a la estética tradicional, eso implica el descubrimiento
de una nueva estética que abrirá todos los controles
bajo los cuales ha permanecido,
perm anecido, oculto un m isterioso
mundo poético: ei mundo subconsciente que es como el
deposito general de un almacén del espíritu que pro-
vée las exigencias de la conciencia reflexiva.
Esos materiales irracionales son como basuras
del espíritu moral, los reductos desechados por el pu
ritanismo burgués. Nosotros los Nadaístas vamos a re
cogerlos y a consagrarlos como materia de arte, como
yacimientDS de riqueza inexplotada, con los cuales va
mos a elaborar una belleza pura sin sometimientos a
la dictadura de la razón y a las prohibiciones de una
retórica frígida.
La revolución Surrealista de André Bretón inten
tó esta aventura salvando a la poesía francesa del fas
tidioso academismo en que estaba detenida, creando
bases para la expresión de una estética libre de suje
ciones y preceptos.
Bretón definía esa elevada misión reformadora
del Surrea’v
Surrea’vsmo con la creencia
creencia en una “ ...r
... r e a lid a d
superior de ciertas formas de asociaciones desprecia
das hasta entonces, en el poder del sueño, en el juego
desinteresado del pensamiento...”
Para identificar la poesía Nadaísta será necesario
que alternen en el pnema la razón frígida de la sensi
bilidad intuitiva, simultáneamente con la sensibilidad
ardiente de la Razón Pura deductiva.
Lo que no sea e?to, será bazofia bizantina, vergon
zosos lastres de academismo; artificio estéril de retó
ricas decadentes; residuos lustrosos de estéticas inse
pultas pero ya podridas; cadáveres de belleza diseca
da y conservada por el mal gusto» los sentidos atro
fiados, y una propensión del espíritu neutro y eunu
co del hombre colombiano para reaccionar positiva
mente,
men te, \ i r í 1mente,
men te, ante los estímu los aprem iantes de
la nueva belleza Nadaísta.
IV
EL
E L N A D A Í S M O Y L A P R O S A
# r
Hemos entendido la misión de la prosa como un
instrumento expresivo al servicio de los conceptos. Su
función es analítica y dialéctica, sirve de cauce a la
síntesis del pensamiento.
De ella se sirven la ciencia, la política, la filoso
fía, la historia, la literatura de tesis, la economía, el
derecho, y en general Us ciencias experimentales y
del espíritu.
Nuestra pregunta inquietante es:
Qué haremos los Nadaístas con la prosa y sus in
sospechados recursos de expresión?
Imposible contestar, pero también eludir una res
puesta.
En lo posible, la utilización Nadaísta de la prosa
consistirá en el empleo de los elementos No N o - R a c i o v a l e s ,
N o - C o n c e p t u a l e s , esos elementos indeterminados, di
No
fusos, perdidos en el mundo sensible, nó necesariamen
te poéticos, nó necesariamente intelectivos, que no son
por no ser percibidos, pero que pueden ser intuidos,
que pasan psicológicamente por una invisible, pero
sent'da línea equinoccial del espíritu.
A esos elementos se les asignarán funciones es
pecíficas, diferentes a las acostumbradas por el rea
lismo empírico, el racionalismo, y el logicismo acadé
mico.
En la prosa Nadaísta hay que buscar contrastes
de tonos, de colores, de significados, de expresión; los
mismos efectos que buscan las artes plásticas y la mú
sica para producir sensaciones no contenidas en la rea
lidad del mundo visible y de ¡as formas.
La prosa no puede seguir siendo un cuerpo de pa
labras organizadas en un conjunto racional y com
prensible. Hay qué darle una de3vertebración irracio
nal.
— 8 —
Las exigencias rigurosas del intelectualismo y el
naturalismo nos han hecho olvidar de los símbolos en
donde radica el arte verdadero.
La realidad ya existe inmodiíicablemente como
creación divina. Esa realidad divina no nos interesa
por su carácter irrevocable y absoluto. La realidad hu
mana, que es la tentación de la libertad frente al mun
do de lo posible, constituye la entrañable preocupación
del arte verdadero, ese arte enfrentado a la Realidad-
Real que es la que descubre el espíritu creador. Porque
el arte es. en última instancia, lo No-Divino, lo No-
Real, o sea, lo que extrae el espíritu del mundo caó
tico de los elementos dispersos en la Naturaleza.
No se trata de embarcarnos en una polémica inú
til sobre escuelas literarias para confrontar el simbo
lismo con el realismo naturalista. La disputa sobre sus
aciertos y desaciertos no nos interesa, por ser una pre
ceptiva de escuelas. Lo que nos inquieta es buscar una
definición aproximada sobre el sentido de un arte nue
vo o las posibilidades de crearlo.
No queremos buscarle razones a la realidad, sino
sinrazones.
En este sentido, la prosa Nadaísta será la expre
sión de lo absurdo, de lo inverosímil. Aspiramos a des
virtuar la realidad para hacerla participar de sus lo
cas y absurdas posibilidades, para recrear la realidad
mediante la libertad absurda del artista.
No abandonaremos ese mundo que parece aparen
temente tan irreal, pero cuya esencia es la realidad.
No abandonar ese mundo regido y dominado por un
racionalismo soberbio que todo lo quiere explicar, y lo
explica ingenuam ente con m iserables conceptos qu quee
limitan ese mundo a las palabras, sin sospechar que
en el fondo misterioso de ese mundo aparente, y más
allá de las palabras, existen temblorosas posibilidades
de Ser. Esa sospecha ontológica denunciada por Ma-
llarmé cuando dijo que:
E n t r e la e s p u m a y el i n f i n u o
ha
h a y p á j a r o s e b r i o s d e e x i s t e n c i a
Nuestra misión con la prosa es esa confrontación
entre las realidades existentes acuñadas con los sellos
de la razón y del sentimiento, y de sus posibilidades
absurdas. Por eso creemos en la verdad de lo invero
símil, y en la realidad de lo irreal, Explotaremos esos
elementos con un criterio nuevo y revolucionario: con
el criterio Nadaísta. Que consiste en descrear lo crea
do. Oponer la libertad creadora del art ista a la de Dios.
Y en esa confrontación entre la belleza humana y la
Divina, conformar un mundo a-Divino que también
pudo ser posible.
V
EL
E L N A D A I S M O :
Pr
P r i n c i p i o de D u d a y d e V e r d a d N u e v a
Partimos de la base de que la sociedad colombiana
está urgida de una mp mpostergable
ostergable transform ación en en
todos sus órdenes espirituales.
Este concepto no es una premisa ni una afirma
ción a-priorística, sino un corolario derivado ae la ex
periencia concreta que vivimos.
En estos tiempos en que las relaciones humanas
eon simuladas y acomodaticias a ;ntereses jeráraui-
cos y subalternos; en que la vida del hombre colom
biano es una mentira que se repite para ¡áí y con rela
ción a los otros; en que la carta del ciudadano es un
pacto de conformismos y vergonzosas resignaciones,
Descartes siguo vivo en nosotros aportando sobre nues
tro tiempo su luz magnífica.
Su gran principio de la Duda constituye la mejor
conquista del espíritu moderno contra los despojos de
la fe y de las consolaciones propuestas por los anti
guos idealismos filosóficos y las religiones.
Formidable su imagen del mundo que no acepta
como verdadero sino aquello que previamente se com-
— 10 —
prueba con la experiencia. Apelamos a este principio
de la Duda cartesiana, pues todo conocimienw), toda
verdad, o toda dirección -del hombre sobre sus fines
empieza
emp ieza con la duda. '
En nuestro caso colombiano, una imagen, una re
presentación verdadera de nuestra situación espiritual,
sólo es posible si ponemos en duda y entre paréntesis
esa imagen heredada que nos legaron las anteriores
generaciones, y que nosotros, nueva generación, no nos
hemos preocupado de preguntarnos si es legítima, o
bastarda, indestructible o vulnerable.
El Nadaísmo, movimiento revolucionario de una
ju v e n tud
tu d qu
quee nad
na d a t ien
ie n e qu
quéé p erd
er d er in
inte
tele
lecc tua
tu a l y m a
terialmente, hará a nombre de esta generación esa im
portante pregunta. Y en lo posible responderá sobre
la autenticidad o simulación de las verdades que no?
legaron como ciertas, y de las cuales, en esta crisis de
la cultura colombiana, empezamos a dudar y a consi
derar funestas para la evolución científica y lioeral
de la cultura.
No es posible una fe en el vacío, sin correr el ries
go de que esa fe se convierta en mala fe. Y si es cierto
que nosotros no tenemos nada que perder, pues esta
sociedad no nos ha ofrec ido ningun ning unaa posib
p osib lídad
lídad de
realizarnos independientemente sin la previa sujeción
a sus prejuicios y a sus dogmas, en cambio sí tenemos
mucho qué ganar: el derecho a ser libres frente a la
mentira que se nos propone, y por lo cual, en el caso
de aceptarla
acep tarla,, la sociedad nos paga rila un unaa halagadora
halagad ora
remuneración en títulos, en posiciones y en dinero.
Dentro del actual orden cultural colombiano, to
da verdad reconocida tradicionaímente como verdad,
debe ser negada como falsa, al menos en principio. Por
ahora el único sentido de la libertad intelectual con
siste en la negación. La aceptación sumisa o la indi
ferencia pasiva significaría claudicación, resignación
o cobardía. Comprometerse en la rebelión y la protes
ta frente al orden establecido y las jerarquías domi
— 11 —
nantes, tendrá el sentido de poner el ejercicio intelec
tual al servicio de la justicia, la libertad y la dignidad
del hombre.
Esta empresa dfel espíritu revolucionario de los
jó
j ó v e n e s in t e lec
le c t u a les
le s c o lom
lo m b ian
ia n o s m airgin
air ginad
ados
os p or el
poder excluyente de las clases reaccionarias y burgue
sas, es ciertamente muy ambic;osa, pero está lejos de
tener el carácter de un idealismo romántico.
Las perspectivas iniciales nos presentan un pano
rama difícil, casi impenetrable en la conciencia colom
biana, pues toda revolución nace con fines a la des
trucción de los mitos y los dogmas imperantes que im
piden la objetivación de ese espíritu revolucionario.
La lucha será desigual, considerando el poder con
centrado de que disponen nuestros enemigos: la eco
nomía del país, las Universidades, la religión, la pren
sa y demás vehículos de expresión del pensamiento. Y
además, la deprimente ignorancia del pueblo colombia
no y su reverente credulidad a los m tos que lo sumen
en un lastimoso obscurantismo regresivo a épocas me
dievales.
Ante empresa de tan grandes proporciones, renun
ciamos a destruir el orden establecido. Somos impo
tentes. La aspiración fundamental del Nadaísmo es
desacreditar ese orden.
Este movimiento acaba de nacer en medio de una
generación frustrada, indiferente y soütaria, y en un
país de seculares conformismos espirituales. Es impo
sible exigir, y no lo esperamos, que el Nadaísmo sea
aceptado de ’nmedíato. No nos ilusionamos con la so
lidaridad hipotética de los intelectuales ya consagra
dos por una larga tarea profesional admitida como
“Sublime” por la ingenuidad del país, y por el mal
gusto de sus gentes. Rechazamos anticipadamente esa
sospechosa solidaridad que de todos modos no vendrá.
Ellos salien que si se retractan de ^us viejas posiciones
en la cultura, la sociedad que los ahmenta les retiraría
— 12 —
su confianza y su favor, y los condenaría al anoni
mato y al desprecio. Por lo cual prefieren seguir fa
bricando su obra abyecta- observando los preceptos de
la corrección, del estilo, de las ideas y de las emocio
nes de la burguesía, conformando una cultura de Or
den y de élites superiores.
Con cada verso, canto, novela, cuento o crítica lite
raria, esos intelectuales están pagando a plazos la hi
poteca del pensamiento que comprometieron para de
fender los intereses y los principios del Orden tradi
cional. Separarse una línea de esa conducta de deudo
res del pasado, implicaría para ellos el peligro de ser
ju z g a d o s com
co m o tra
tr a id
idoo r e s a la soc
so c ied
ie d ad,
ad , la p a tria
tr ia,, la r e
ligión, la verdad y la belleza.
Ante tal soledad: rechazados por las clases diri
gentes, combatidos y perseguidos, y ante la indiferen
cia complaciente y despectiva de nuestros intelectuales
consagrados incapaces de una varonil rectificación a
nombre de la libertad del espíritu; y mientras mere
cemos el respaldo de una juventud revolucionaria que
ha v vido m arginada por falta de oportunidades y
próxima a la frustración de sus grandes poderes crea
dores, el Nadaísmo estará abierto a todos los incon
formismos y todas las irreverencias de tipo cultural,
estético, social y religioso. Esos inconformismos ten
drán una amplia acogida en la Revista “NADA”, ór
gano del Movimiento Nadaísta.
Sin ser necesariamente Nadaístas, esos inconfor
mismos sirven los fines del Movimiento, pues fluc
túan entre el Nada-ismo y otras fuerzas revoluciona
rias indispensables y activas contra los valores es
tratificados del Orden y la tradición.
Al pretender desacreditar los dogmas de todo ti
po, no podemos recaer nosotros en un nuevo dogma
tismo: en el dogma de la revolución Nadaísta. Que
da, pues, abierto el camino de las controversias.
El Nadaísmo no es por lo tanto un sistema ce
— 13 —
rrtado e incapaz de evolucionar hacia una cultura su
perior. Por el hecho de nacer, implica que empieza
a evolucionar y a cumplir hasta donde sea posible
sus fines propuestos. Declinará cuando esos fines den
nacimiento a una nueva cultura para después cerrar
su ciclo Negativo-Positivo.
Cesa el Nadaísmo para ser lo otro,, lo que ven
drá. Ese nuevo espíritu no aparece estructurado en
nuestras previsiones con formas muy visibles, pero
será de tMos modos contrario al que ataca la revo
lución Nadaísta.
Habremos fracasado si nuestros principios no es
tán dentro de las posibilidades inm^dialas y concre
tas de estos fines. Por muy difícil que se presente
la realización de esta empresa de descrédito, no desis
tiremos, pues nuestra confianza ro radica en ningu
na fe que supere nuestras posibilidades vitales y con
cretas.
Porque vamos a trabajar sobn. ja materia mode-
lable
lable del hombre colombiano y de b sociedad
sociedad en que
vive, o m^jor, de la sociedad en qui sufre, desespera,
y en la que finalmente muere, s ít * t>oder decir antes
de eso, para qué le servía la vida
VI
E L N A D A I S M O :
Le
L e g í t i m a R e v o l u c i ó n Colo
Co lomi
mibi
bian
anaa
El Movimiento Nadaísta no es una imitación fo
ránea de Escuelas literarias o revoluciones estéticas
anteriores. No siprue modelos europeos. El hunde sus
raíces en el hombre, en la sociedad y en la cultura
colombiana.
Nuestros enemigos van a condenarlo a-priori bus
cándole parentescos ilegítimos con movimientos revo
lucionarios similares, por ejemplo en el Surrealismo,
el futurismo, el nihlismo, el exietencialismo, etc.
— 14 —
Seguramente una revolución se parece a otra en
sus principios, en sus métodos y en sus fines, y Fe
inspira en causas semejantes que condicionan el in-
surgimiento de un espíritu nuevo, sobre los despojos
decadentes de viejas formas de Ser y de Cultura.
Van a condenarnos como traidores a la “Realidad
Histórica”, a lo “Autóctono”, a una estética tradi
cional incorruptible, en nombre de los valores mora
les, para concluir que no hcy derecho de escribir y
de pensar de una manera Nadaísta, pues eso no co
rresponde al medio ni a la época.
Por oposición a eso, exhibirán los representan
tes del Orden una América Virgen, inconquistada cul
turalmente, pletórica de belleza natural, de mitos an
cestrales, de praderas salvajes donde los caciques in
dios cabalgan sobre el lomo de los leopardos, de ríos
de plata bajo el sol naciente, de culturas precolom
binas, del original hombre americano, del limo ame
ricano.
Y que esta problemática específica del Nuevo Mun
do, este realismo histórico y sociológico debe confor
mar y estructurar nuestra ideología y nuestra esté
tica. Nos exigirán “escribir y pensar a lo americano”,
y calificarán el Nadaísmo como una postura, o ma-
jor,
jo r, com
co m o u n a im p o s tura
tu ra..
Los excesos de la naturaleza americana, su es
plendor, su mágica belleza original, la lírica enajena
ción del paisaje, sus atributos externos no nos inte
resan como materia de arte. Nos importa ante todo
la problemática del hombre colombiano, su situación
espiritual. No el decorado ni los escenarios donde se
real za su drama.
Convenimos en que América es un continente
nuevo.Aún no se han cumplido los cinco siglos de ¿u
descubrimiento. Comparativamente con la juventud
de América, sobre Europa gravita una cultura mile
naria, la que Oswaldo Spengler denomina “Decaden-
— 15 —
cía de Occidente". Nosotros no hemos llegado aún a
la edad de la razón que dan las culturas evolucionar
das. Estamos en la edad d*J éxtasis y de la contem
plación frente a la belleza Eterna de la Naturaleza,
la belleza divina.
Nuestro nacimiento como cultura es un aborto
engendrado por la “Madre España*’, madre de todos
los idealismos bastardos de Europa: catolicismo, feu
dalismo, monarquía. Ese legado espiritual nos tra
jer
je r o n las
la s c a r a b e las
la s d e los
lo s c o n q u ist
is t a d o r e s : u n a r e li
gión que conforma una mentalidad dogmática, oscu
rantista, refractaria a las libertades del espíritu, y
que encadena al hombre a la ignorancia y a los temo
res supersticiosos de los idealismos trascendentes. Y
un idioma sin cultura universal, pues el “Siglo de
Oro” español,, máxima empresa del espíritu ibér’co,
produjo una literatura al servicio de la religión y de
la nobleza.
Por otra parte, el feudalismo y los subproductos
modernos de la nobleza siguen vigentes entre nos
otros, en forma de sistemas económicos de explota
ción y abismales diferencias de clase, con la sola di
ferencia de que en la nueva democracia se han cam
biado los sistemas de opresión: el látigo por el sala
rio. el Conde por el conductor, el Siervo se llama hoy
obrero; el arzobispo se sigue llamando Arzobispo, y
el Terraten iente conserva su nombre .y sus latifun
dios.
Todo eso que reconocemos como la herencia de
la Hispanidad pesa como un lastre sobre nuestra so
ciedad, impidiendo una evolución de la cultura en re
lación directa con la evolución científica del mundo
ni'iderno.
Seguimos anclados espiritualmente en la Edad
Media. Y el hombre colombiano vive, por culpa de
la educación, acomodándose a sistemas retrospectivos,
ahog
ah ogán ándo
dose
se en el mi Lo de la H ispanid ispa nidad ad,, en los siste-
sist e-
— 16 —
mas educacionales de tipo medieval, confesional, con
limitadas y esporádicas variaciones liberales y racio
nalistas __
Al renegar de la herencia,
herencia, hispánica, rectifica
rect ifica
mos el viejo criterio americanista de que un pueblo
es joven en virtud de sus paisajes. Lo es en razón de
sus ideas y de su evolución espiritual. La decrepitud
no es un concepto de la vejez del mundo físico, sino
la caducidad del espíritu resignado, incapaz de evo
lucionar hacia nuevas formas de vida y de cultura.
América es vieja desde su nacimiento. Por cul
pa de sus descubridores y su herencia, su nacimien-
uO significó para la Historia una especie de muerte.
O más exactamente, un aborto imperfecto para la vida.
En tal forma que ella no ha nacido culturalmente por
su cuenta, nutriéndose como se nutre de una vejez
cansada y esterilizante transmitida por el cordón um
bilical de su idioma y de sus creencias.
Ante el duerna de ser o de-no ser, de elegir una
cultura por separado con sentido universal, qué sig-
niff ca para la cultura de América tallar sapos, revi
ni r evi
vir mitos, incrementar las supersticiones, retener el
tiempo olvidado, la prehistoria, si aún no cuenta
ni determinada nada su cultura en el devenir de las
ideas contemporáneas?
Detenerse en el pasarlo son un asombro contem
plativo, evidencia el comp’ejo de América ante un
mundo evolucionado que decide su destino y su su
pervivencia histórica y biológica, mediante las actúa
las revoluciones sociales y conquistas científicas del
espacio que se disputan el predominio político de la
Tierra.
América no puede anclarse en lo regional, en lo
folclórico, en la tradición mítica. Eso sería un aspec
to de su desarrollo intelectual y artístico pero no pue
de decidir su destino y su Historia sobre estas formas
inferiores de su desarrollo. América debe superar el
— 17 —
complejo de su infantilismo espiritual. De otra ma
nera nos quedaríamos en la Edad de la Rana y la Lagu
na, en tanto que la técn ca científica ha fijado estre
llas en el espacio cósmico.
Ningún pueblo, m ningún continente viejo o nue
vo puede elegir su destino por separado. La más leve
onda del mar de la H*storia contemporánea agita con
su movimiento el porvenir de los pueblos, y decide su
suerte o su desgracia.
Una cultura solitaria, desvinculada de los inte
reses universales, es imposible concebir. Nadie pue
de evadirse, ni eludir el papel que representa en el
mundo moderno. Todo se relaciona de una manera
profunda en esta época en que el simple hombre en
carna una misión en la Historia: su acción o su indi
ferencia implican una conducta de inmensas respon
sabilidades éticas, y al aceptarla o negarla, se salva
o se condena.
Ya no podemos aceptar como sentido moral de
la existencia, aquel pensamiento agonista de Kierke-
gaard: “ Sea como sea el mundo , ya y a me qxudo
qxu do con Ur
na n a t u r a l i d a d o r i gina
gi nall qu
quee no pien
pi enso
so c a m b i a r en
ar
a r a s del
de l b i e n e s t a r del
de l m u n d o ”.
VII
VI I
IM
I M P O S T U R A D E L A E D U C A C I O N C O L O M B I A N A
Podemos responsabilizar de nuestro atraso cul
tural y de la mediocridad espiritual que vive el
país a los sistemas educacionales que rigen en Colom
bia: educación dogmática regida por principios con
fesionales y escolásticos.
Tanto la Iglesia Católica como el Estado Orto
doxo. han prohibido el libre examen y la libre inves
tigación, decretando una rígida censura inquisitorial
a las ideas modernas. En ello evidencian el complejo
ante una educación liberal racionalista, abierta a to
— 18 —
4
das las investigaciones. Pero esto traería, naturalmen
te, funestan consecuencias para la eatabiHdad del or
den social.
La educación colombiana sufre cíclicamente los
recorte* de ciertas teorías políticas, económicas, so
ciales y artísticas que se debaten en la cultura moder
na. Determinados autores y determinadas doctrinas
no se estudian, ni se analizan a mero titulo de discu
sión, así sea para demostrar la falsedad de esas ideas.
Basta no enseñarlas para que los estudiantes las ig
noren. Esta es la mala fe de nuestro sistema educa
tivo que engaña al estudiante y lo defrauda en su áni
mo investigativo: se le cierra el camino.
A cambio de esa educación oficial dirigida r>or
la Iglesia y el partido de gobierno, se ofrece una en
señanza elaborada, limftada, con intereses específi
cos sobre la cultura.
De otro lado, el criterio dogmático inquistorial
que rige en las bibliotecas públicas y universitarias,
es un reflejo de la educación medieval que recibimos.
Es inconcebible que existan bibliotecas con secciones
denominadas “El Infierno”, donde se aislan los libros
más fundamentales para la investigación cultural y
c^ntífica. Esos libros son negados y prohibidos a es
tuchantes, por temor a queJsus ideas “les pierdan el
al
a l m a 99.
También en las bibliotecas públicas deben selec
cionarse los libros de lectura con un criterio ortodoxo
y confesional, con la censura previa de la Curia que
dice en última instancia cuáles son los libros de “sana
morar* que no tengan “ideas corruptoras que envene
nen
ne n a la j u v e n t u d ” .
O sea, que se está educando a la juventud colombia
na con los mismos sistema* oscurantistas e inquisito
riales de la Edad Media. Esta educación está priva
da de las posibilidades de conocer la verdad. Es un
fracaso. Una disciplina de simulación. De intereses
— 19 —
prefabricados para conformar al hombre colombiano
de acuerdo con los conceptos imperantes.
•
IX
PR
P R O H I B I D O S U I C I D A R S E
A pesar de todo, no vamos a matamos. El Na
daísmo es un vitalismo que limita para este tiempo
y para este mundo todas nuestras posibilidades de fi
jaci
ja cióó n h istó
is tóri
rica
ca.. Solo
So lo s e v ive
iv e un
unaa vez,
vez , y solo
so lo un
unaa vez
ve z
se muere. La existencia es un gran acontecimiento.
— 23 —
No vamos a negarla. Esta no es una filosofía de la
desesperación ni de la muerte, sino una conducta de
la vida.
Franz Kafka aconsejaba para una ética de la
existencia: “No desesperes, ni siquiera, por el hecho
de que no d e sesp se spee r as.
as . Cuan
Cu ando do todo
to do pa pare ce t e r m i n a d o ,
rece
su
s u r g e n n ue
uevv as f ue
uerr z a s . E s t o s ign
ig n i f i ca que v i v e s ”.
La idea del suicidio es algo que no ajusta dentro
de nuestros sentimientos morales —no religiosos—, si
no más bien de esa moral que inspira la naturaleza a
la que somos fieles por convicción filosófica, por de
voción a ese mínimo de posibilidades y complacencias
a que tiene derecho todo hombre por el hecho de ser
lo.
Todos los días renovamos esta fe sobre los des
pojos de las viejas creencias que nos hacían estimar
la vida por otros conceptos: el del temor al infierno,
la obediencia a las leyes divinas, el sentimiento de cul
pabilidad congénito al hombre por el pecado original.
Pero al consultar uno sus recursos para defen
derse de tanto veneno sofístico que enajena la con
ciencia, está la hermosa ley de la naturaleza en la que
nos hemos confiado. Pienso, pues, que la ventana ae
mi cuarto está demasiado alta, y eso despeja los te
mores y las dudas en lo que se refiere a mi voluntad
de vivir. Porque el miedo de mi libertad es, en últi
ma instancia, miedo al vacío.
El Nadaísmo rechaza dentro de su sistema de
valores el suicidio, por considerarlo como un atenta
do contra la integridad del Ser, el acto negativo de
la existencia.
Ninguna desesperación por muy extrema que sea,
ningún temor de terminar aquí, ningún vencimiento
moral o material lo justifica. El hecho de vivir es su
perior infinitamente a cualquier fracaso, pues en ese
fracaso solo termina una posibilidad, en tanto que la
vida es la aceptación permanente de posibilidades in
finitas.
— 24 —
X
HA
H A C I A U N A N U E V A E T I C A
X
XII
XI I
EL
E L N A D A I S M O Y L O S C O C A C O L O S
Estoy de acuerdo con “los Cocacolos” en esta ver
dad que yo descubro en su adoraole conducta instinti
va. No hay qué aceptar el mundo como es, sino como
uno quiere que sea.
Qué generación es esa tan importante para que
esté destinada a ser la generación del NADAISMO?
Trataré de dar una definición aproximada de la
personalidad que conforma y distinjrue a un Cocacolo:
Es un tipo adónico que no ha llegado a la edad de
la razón, en el sentido en que no ha aceptado la vida
como un acontecimiento serio, con deberes, responsa
bilidades y compromisos.
Siente hondamente la pasión de vivir. Es una
existencia vacía de ideales, más cerca de las emocio
nes que de la reflexión.
Cambió, en un excelente negocio, la metafísica y
el cielo por el deporte y el baile; las iglesias por los
estadios olímpicos; la biblioteca por la cancha de te
nis;
nis ; las aulas académicas por el cinematógrafo.
cinema tógrafo. Se
cuida más de su apariencia externa que de la vida in
terior.
No le importa el camino ascético que conduce a la
perfección del Alma. En lugar del arduo sendero de
la virtud eligió la satisfacción de los instintos natu
rales. I ^
Para él no significa nada la firase tonta de Só
crates : “Conócete a tí) mismo".
La muerte no es para él una puerta que abre po
sibilidades trascendentes, feino un lúgubre renuncia
— 29 —
miento al baile, los besos, la embriaguez, las lumino
sas chaquetas Me Grégor, la última moda, el viaje a
la luna, el triunfo de los oolcheviques.
Perfumado, seductor, sufre el éxtasis del bolero,
y siente la fascinación voluptuosa del Rock and Roil.
Capaz de todos los excesos brutales y de renun
ciamientos generosos.
Ingenuamente identifica el bien y el mal, el vér
tigo de la muerte heroica y de la muerte estúpida.
Es indistintamente alegre al soñar que al desper
tarse. Carece de ideales concretos. No tiene rumbos,
ni objetivos, ni dirección. Vive extraviado en el pre
sente. No trasciende bajo formas espirituales.
Para él, la vida es lo inmediato: un pa^ar, un de
jar,
ja r, un esta
es tar.
r. N o tiene
tie ne desti
de stino
no,, ni proye
pro yecc
cción
ión.. No va
hacia ninguna parte, no viene vien e de ningur a otra.
otra. Se de
tiene en el éxtasis sensual y la vida ociosa.
No tiene respuesta para ninguna pregunta. Pero
no se pregunta nada. No se conturba con la idea del
Pecado Original, ni con las hipótesis científicas de
Darwin o los Creacionistas sobre el origen del hombre.
No le importan las causas primeras ni los fines
ulteriores de la existencia.•
Le interesan más las sensaciones que los signifi
cados. Se desmaya en los instantes de la ternura. No
resiste la crudeza de la vida erótica.
Depende en tal forma de sus padres en lo eco
nómico y en lo espiritual, que ha terminado por ena
morarse de ellos, contrayendo el complejo de Edipo
(los jóvenes), y de Electra (las jóvenes).
Pero se ha edificado contra el puritanismo fami
liar su propia moral hedonista.
Su ideal intelectual es ser librepensador, pero no
tiene pensamientos libres, ni de los otros.
— 30 —
Le gusta ser comunista y existencialista para des
obedecer a sus padres, y para que sus amigos piensen
que es un inconformista y un revolucionario.
En la posibilidad de elegir su forma de amor, eli
giría el amor libre.
Es sano y sensual, romántico de una manera apa
sionada. Es libertino en las formas sociales y munda
nas, pero casto en el fondo de su corazón.
No tiene dudas. Desconoce los abismos del sufri
miento y de la miseria. No se decepciona porque nada
espera.
Hace revoluciones heroicas y a la hora de la vic
toria renuncia a sus conquistas y pacta con el confor
mismo y la mediocridad de sus enemigos.
El Cocacolo es eso. Pertenece a una generación
innominada que irrumpe como una clandad al fin de
la larga noche de la burguesía colonial.
Nace mientras agoniza una sociedad decadente
que se derrumba estrepitosamente con sus ídolos, sus
adoraciones, sus mitos estéticos y políticos y la inge
nua fe de sus mayores.
Ante esa catástrofe social, ante esa desintegra
ción de la estructura del viejo orden burgués, esta ge
neración sigue sin decidirse, temerosa de entrar en la
Historia, de ser una generación histórica.
Esta generación de jóvenes eunucos mentales sólo
tiene un camino para asumir su propia conciencia his
tórica: ¡Ser la Generación Nadaísta!!
Por hoy nadie cree en ellos, pero lo que es injus
tificado: ellos mismos no creen en sí. Sus viejos tuto
res y Maestros los vienen engañando con su despotis
mo intelectual y sus intransigencias morales. Sus con
ductores espirituales les han ocultado su poder, su in
teligencia natural, su gran corazón inmaculado.
Relegados al olvido y a la impotencia, víctimas
del desprecio, subestimados en sus grandes posibilida
— 31 —
des, ellos se han refugiado en un estéril conformismo,
inconmovibles a las ideas, a la belleza y a los valores
éticos
Porque ellos saben, como por un iluminado pre
sentimiento de intuición salvadora, que su camino está
nás allá de esa moral, de esos idealismos
idealism os y de la
la falsa
fals a
belleza que les proponen los que llegan melancólica
mente al crepúsculo de la vida, sin más herencia par?
legar que su propio fracaso.
Hostiles a la aceptación de esa herencia que nos
disimulan con un orden de valores aparentemente es
tables, la generación de los Cocacolos ha renunciado
al bien, a la \irtud, al orden y a la belleza, porque sa
be que esos valores representan unos idealismos bas
tardos y anacrónicos que exigen la renuncia a la liber
tad, al mundo y a la pasión de vivir.
Podría decirse que esta generación está hipote
cada al silencio, esperando su primera oportunidad pa
ra romper las ataduras de la tradición, y lanzarse ex
plosivamente a la gran aventura de su libertad.
Sus últimos 15 anos fueron anos de ausencias y
conformismos. Pero no es enteramente su culpa. La
sociedad les teme y los controla con sus catecismos,
sus leyes coercitivas, su moral puritana.
La educación, la familia, la religión, la política,
vienen cumpliendo esa función inquisitorial y sedante
sobre el espíritu casi inerme de la juventud, logrando
tan desastrosamente sus fines de opresión, que esa ju
ventud se ha postrado ingenuamente ante falsos ído
los y fetichismos, aclimatada en la inacción y la indi
ferencia, como discípulos leales de la filosofía del res
peto.
La generación de los Cocacolos ha nacido y cre
cido en tiempos difíciles en que no ha sido posible nin
guna fe verdadera, ninguna revolución salvadora, por
que la sociedad no ha permitido ninguna fe ni revolu
ción en su nombre, sino contra ella.
— 32 —
Tal es el origen insurgente del Nadaísmo .
Porque la juventud ha sido testigo del oprobio de
tiranías políticas, familiares y educativas, Lmítada por
una moral uniforme que sacrifica sus jerarquías inte
lectuales y revolucionarias.
Un día se sacudió —el 10 de mayo—, incapaz de
resistir más abominaciones, y demostró su pasión por
ciertos ideales para tener conciencia de su dignidad
de seres libres, y de su gran poder de decisión histó
rica.
Ese día aportó su sangre y el sentido heroico del
sacrificio para derrumbar una tiranía castrense que
al fin de cuentas fue una vergüenza que defraudó la
fe de los colombianos, y cubrió de ignominia la liber
tad y la cultura.
E*<a sacudida de los Cocacolos hizo temblar de la
raíz a la altura el engranaje blindado del gobierno mi
litar que postergaba para nunca la necesidad de una
revolución económica y espiritual que nunca llegó, y
que sigue siendo impostergable.
Ese día se hizo respetable y admirable para el
país. Pero constituvó, después de todo, un salto en el
vacío, en el que nada ganó históricamente como gene
ración
Por lo menos le quedó el prestigio de su valor, el
eminente peligro que implica para el orden actual. Los
Cocacolos forman por eso una generación que yo lla
mo desde ahora: La Generación de la Amenaza. Va
mos a asumir ese título y a responder por él. En el des
plazamiento cíclico y evolutivo de la Historia, ella no
representa sino una generación biológica.
El Nadaísmo le formula su camino.
Podrá ser una generación histórica?
Eso depende de su elccción. Y su única posibili
dad de salvarse es eligiendo el Nadaísmo como destino
— 33 —
i
espiritual y misión revolucionaria, al aceptar la rebe-
Lon permanente y la pasión destructora como sistema
de acción, de ideas y de vida.
Su alternativa es esta:
Aceptar el NADAISMO para salvarse, o recha
zarlo para suicidarse históricamente. Los Cocacolos de
ben elegir..
Pero que cada cual asuma la responsabilidad y
los riesgos de su elección por su propia cuenta, sin el
consejo de sus padres, de sus confesores y de sus Maes
tros. Ellos enajenarían de sofismas su libertad y su
conciencia.
XIII
NO D E J A R E M O S U N A F E I N T A C T A ,
NI
N I U N Í DOLO
DO LO E N S U S I T I O
La sociedad colombiana necesita esta revolución
Nadaísta. Destruir un orden es por lo menos tan di
fícil como crearlo. Aspiramos a desacreditar el ya
existente por la imposibilidad de hacer las dos cosas,
o sea, la destrucción del orden establecido y la crea
ción de uno nuevo.
No disponemos de recursos económicos, ni de e
lementos humanos para realizar semejante empresa
transformadora. Al intentar este Movimiento Revo
lucionario, cumplimos esa misión de la vida que se re
nueva cíclicamente, y que es, en síntesis, luchar por
liberar al espíritu de la resignación, y defender de lo
inestable la permanencia de ciertas adoraciones.
En esta sociedad en que “la mentira está conver
t i d a en o r d e n ' \ no hay nadie sobre quien triunfar, si
ti
no sobre uno mismo. Y luchar contra los otros signi
fica enseñarles a triunfar sobre ellos mismos.
Al proponer a la juventud colombiana este Mo
vimiento para que se comprometa en una lucha revo
lucionaria contra el actual orden espiritual y cultural
— 34 —
del país, yo sacrifico, tanto como ella, lo que asa so
ciedad podría ofrecernos a cambio de nuestro silencio.
En la alternativa de claudicar para merecer los
honores
hono res y las recompensa
recom pensass de la «soci
«socied
edad
ad cuya m enti
ent i
ra vamos a combatir, o de renunciar a eso para que*
darnos en el martirio, elegimos el martirio como una
vocación, como el acto más puro y desinteresado de
nuestra libertad intelectual.
Aceptada esta decisión, la misión es esta:
No dejar una fe intacta, ni un ídolo en su sitio.
Todo lo que está consagrado como adorable por el or
den imperante en Colombia, será examinado y revi
sado. Se conservará solamente aquello que esté orien
tado hacia la revolución, y que fundamente por su
consistencia indestructible, los cimientos de la socie
dad nueva.
Lo demás será removido y destruido.
Hasta dónde llegaremos? El fin no importa desde
el punto de vista de la lucha. Porque no llegar es tam
bién el cumplimiento de un Destino.
gonzaloarango
Edad
26 VIDA BIOLÓGICA
BIOLÓGICA EN
EN GENERAL
GENERA L
Artos
10 Niñez inconsciente (Automatismos-Vida
Animal - Vegetal)
15
Durmiendo (Más de media vida)
3 Borracheras, instintos pasionales, sueños.
estados alucinantes
28
14 Castidad absoluta
Onanismo, reflejos de homosexualismo
5 larvado, complejo de Edipo, flagelaciones
fálicas
1 Romanticismo amoroso
3 Conocimiento del amor físico en la prostitución.
Amor platónico
Amor verdadero con conciencia de culpa,
1 remordimientos, fugas idealistas, desesperación
2 y sadismo.
- 37 -
Años VIDA POLÍTICA
19 Conservador.
4 Anarquista - Liberal.
I Comunista - Socialista.
1 Fascista (Dictadura Rojas Pimlla)
1 Anarquista nuevamente.
Última
época NADAISTA.
18 Tomista - Aristotélico.
1 Agustiniano - Platónico.
Ecléctico.
2 Racionalista - Positivista - Materialista
2
(Descartes - Com te - Marx)
3 Existencialista. Nihilista, hedonista.
Última
época NADAISTA.
Años
Año s VIDA SOCIAL Y ECONÓMICA
ECONÓMICA
Clase
Cla se media
m edia burguesa, Hbuena fam fa m ilia”
puritana de provincia (Andes); de padre
burócrata conservador, cesante en 1930;
luego de profesión agraria hasta 1946;
nuev amente burócrata conserv ador hasta su
muerte (1953); devengaba 300 pesos, y
familia de 13 hijos... (infancia y juventud en
2 la miseria).
Estudiante Facultad de Derecho; relaciones
intelectuales y universitarias. (En la ruina)
2 Abandono de estud ios universitarios;
universitarios;
emigración de la ciudad al campo, activ idad
literaria y agraria.
agraria. ( En la ruina).
3 Uurgucsia
Uurgucsia intelectual y política. (Comodidad
(Comodid ad
relativa).
. . Entre proleta
pr oletario
rio y burgués;
bur gués; situ ac ión
Ultima
Ultima undívaga con odios
od ios a la burguesía, pero
época
épo ca incapaz de solidaridad
solidaridad con la clase
cla se obre
obrera
ra..
(En la ruina).
ruina).
- 39 -
Años RELACIONES HUMANAS
- 40-
Años CONDUCTA MORAL
- 41 -
Tipografía y Papelería AMISTAD Ltda.
Ltda.
pronto
REVISTA
“NADA”
la locura...
la viscosidad
visco sidad ...
...
el genio.
gen io...
la revolución. .
el desorden...
la belleza nueva....
la verdad desvestida ..
la negación
nega ción ...
MOVIM
MO VIMIEN
IENTO
TO NADAISTA:
apartado aéreo N° 18-26
medellín Colombia
la revista “NADA"
estará consagrada al genio de la juventud Colombia
escríbala.
usted
usted es joven, luego es NADAISTA:
usted
usted es NADAIST
NAD AISTA. A. luego es joven.
joven.
BlO G RA FIA
- de GONZALOARANGO
GONZALOARANGO —