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39 Poemas A La Madre

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39 Poemas a la madre 

MI MADRE
Enviado por omartg   Seguir
Tus ojos son como la luna
tus labios como una fresa
quien es esa linda belleza 
que se esconde tras esa puerta 
es mi mama la princesa

Tu me has dado todo


y ahora dejame escribir
este poema recitado 
solo para ti

Tu hueles a rosas 
como lindas mariposas
eres mi sandia
quiero estar contigo todo el dia

Madre
Una luz en mi corazón
que me alumbró desde mi niñez,
sus palabras, melodía para mi oído
y sus caricias, pétalos para mi piel,
es el tesoro que deambula 
en la mar de mi amor,
lo único que los piratas no robarán.

Ella es...
tan bella, justa y serena
confiable, pura y sincera,
mujer de alta admiración
llena de mi vida de su protección.
no encontraré una igual
en este mundo desigual,
su originalidad es controversial
para sus consejos tan argumental.

Tras esta madurez


tras esta serenidad,
se esconde una madre
que dio todo de sí,
tu luz y tu amor
en otra no encontraré,
pero llegará el momento
en el que sentiré dolor 
al decirnos adiós,
llorará el sauce
Y el cielo rugirá.

Por eso a cada instante


quiero al máximo aprovecharte,
grabando tus sonrisas y abrazos,
producto de una familia
que sacaste con tu esfuerzo
y trabajo.

Rita
DxD

Silvia Hermosa
Enviado por angi_charry   Seguir
Dulce reina y bella flor
Lo mas valioso de mi corazón
Me encanta y anhelo verte sonreir
Es algo que me hace vivir feliz

Eres tu mi mayor tesoro 


Para mi vales oro
Eres tu esa mujer soñadora
Que me bendice y recibe a toda hora.

Amor verdadero
Enviado por vielka___   Seguir

“Amor Verdadero”

Desde mi corazón un poema te dedico yo


Desde el que a este mundo llegue yo
Con tus manos me acariciaste y solo me diste amor.

Junto a ti madre todo siempre tengo 


Como un amor puro y sincero.

Tu siempre me quiere asi como soy


Y más que mi madre eres mi mayor inspiración. 

Contigo todo tengo y sin ti es devastador


Y si un dia me llegara a faltar tendre 
Un corazón desgarrador. 

Soy esa estrella en el cielo azulado 


Que brilla más cuando estas a mi lado.

Tu madre mia no haces nada mas 


Ni nada menos que acompañarme desde lejos.

Eres tu mama lo mas bello que tengo


Eres tu mama el amor más sincero.

Mama por que a mi lado siempre esta


Cuando necesito tu amor, consejo y amistad
Le pido al señor que me dé la bendición 
De tenerte muchos años y disfrutar de tu amor.

¡MADRE MIA!
Cuando los ojos a la vida abría,
al comenzar mi terrenal carrera,
la hermosa luz que vi por vez primera
fue la luz de tus ojos, ¡madre mía!.

Y hoy que, siguiendo mi escarpada vía,


espesas sombras hallo por doquiera,
la luz de tu mirada placentera
ilumina mi senda todavía.

Mírame, ¡oh madre!, en la postrera hora,


cuando a las sombras de mi noche oscura
avance ya con vacilante paso.

Quiero que el sol que iluminó mi aurora


sea el mismo sol que con su lumbre pura
desvanezca las brumas de mi ocaso.

Eres mi único amor


Enviado por elpoetamarginal   Seguir
Desde aquel día 
que me llevabas en tu vientre
y me exponías a la gente
diciendo que yo era el espermatozoide mas valiente
creaste en mi un lazo de amor omnipotente
capaz de hacer milagros con la mente
porque un amor de madre es único y verdadero
y solo lo siente el corazón mas sincero.

LAS MANOS DE MI MADRE


Manos las de mi madre, tan acariciadoras,
tan de seda, tan de ella, blancas y bienhechoras.
¡Sólo ellas son las santas, sólo ellas son las que aman,
las que todo prodigan y nada me reclaman!
¡Las que por aliviarme de dudas y querellas,
me sacan las espinas y se las clavan en ellas!

Para el ardor ingrato de recónditas penas,


no hay como la frescura de esas dos azucenas.
¡Ellas cuando la vida deja mis flores mustias
son dos milagros blancos apaciguando angustias!
Y cuando del destino me acosan las maldades,
son dos alas de paz sobre mis tempestades.

Ellas son las celestes; las milagrosas, ellas,


porque hacen que en mi sombra me florezcan estrellas.
Para el dolor, caricias; para el pesar, unción;
¡Son las únicas manos que tienen corazón!
(Rosal de rosas blancas de tersuras eternas:
aprended de blancuras en las manos maternas).

Yo que llevo en el alma las dudas escondidas,


cuando tengo las alas de la ilusión caídas,
¡Las manos maternales aquí en mi pecho son
como dos alas quietas sobre mi corazón!
¡Las manos de mi madre saben borrar tristezas!
¡Las manos de mi madre perfuman con terneza!
Autor del poema: Alfredo Espino

MADRE BENDITA
Tiene la frente pálida y tranquila,
una santa mirada en su pupila 
y en los labios la savia del amor; 
¿quién es ella, tan noble y abnegada, 
que nos habla de amor en su mirada 
y cual nadie nos cuida con fervor?. 

Es la madre, la santa, la bendita, 


la que al pie de la cuna nos musita 
una dulce oración; 
la que todo lo aporta por su niño,
la que nos llena de inmortal cariño 
y nos da el corazón. 

Tiene la frente pálida y hermosa 


cual si fuera del Cielo alguna Diosa 
llena de bendición; 
ella nos da salud con un abrazo, 
si sufrimos nos cura en su regazo 
del más grande dolor. 

Es la madre, la santa, la que llora, 


el verdadero llanto que devora 
su pecho maternal; 
la que cubre con besos nuestra frente, 
la que siempre es igual. 

Dichosos los que vamos por la vida, 


y tenemos en ella a la querida 
madre abnegada que nos diera el ser. 
Elevemos un canto a su grandeza, 
amémosla con toda la firmeza, 
que sentirá placer. 

Cantemos a la madre en este día; 


yo que tengo a la dulce, la que es mía, 
la bendigo con íntimo fervor; 
los que la lloren para siempre muerta, 
vayan del Cielo a la gloriosa puerta 
que está cerca de Dios. 

¡Benditas madres que en afán prolijo, 


dieron toda la vida por el hijo 
que fue su adoración...! 
¡Bendita madre que tu amor me diste, 
y al tenerme en tus brazos me pusiste 
tu eterna bendición...!.

TÚ NO HAS MUERTO
Madre, madre: yo sé que tú no has muerto 
y que en aquella tarde me engañaron 
cuando la negra caja se llevaron 
y nuestro humilde hogar quedó desierto. […] 

Yo sé que vienes, cariñosa y buena, 


a consolarme cuando estoy enfermo, 
cuando estoy triste a compartir mi pena 
y acariciar mi frente cuando duermo. […] 

Viva estás para mí. Ni una ceniza 


cubre el sagrado fuego en que me inflamo. 
Viva estás para mí, porque te amo, 
¡y el amor a los muertos eterniza! 

Y pues mi amor le impide retenerte, 


en el sepulcro aquél no estás cautiva. 
Tú nunca has de morir mientras yo viva: 
¡el amor es más fuerte que la muerte!

MADRE
Madre, desde la lejanía de tu gloria
me llegan con frecuencia bendiciones,
e infantiles fragmentos de oraciones
que suavizan la piel de la memoria.

Tu espíritu es un ave migratoria


que abandona las plácidas regiones,
para cubrir de aladas protecciones
al hijo, que tropieza con su historia.

Así, como hace tiempos, de pequeño


con mis lamentos perturbé tu sueño
y lo sacrificaste todo por mi suerte;

igual que cuando al mundo me trajiste:


¡bésame tiernamente si estoy triste
y arrúllame en la hora de la muerte!.

A MI MADRE
Por los campos azules
caminaba mi madre
transparente y diáfana
como tarde de abril.

Al rasgarse una nube


la vi cual una diosa,
mas bella que la aurora
mas bella que la flor.

Sus ojos al mirarme


irradiaban dulzura,
y me tendió sus brazos
con infinita ternura. 

No pude contenerme,
la llame suplicante:
Madre, madre, -le dije-
! Mi madrecita amante...! 

Los sollozos me ahogaban,


de mis ojos las lágrimas
por mi cara corrían
y la tierra reseca, humedecían. 

"No llores, hija mía


- oí que me decía-
No llores, hija mía, 
turbas mi corazón" 

Vi por un instante
nublarse su semblante
y tuve mucho miedo
verla desaparecer. 

! Oh, madre, madre santa !


no quiero verte triste,
lo único que quiero
es irme allá con vos. 

Pues, sé que son las madres,


amor de los amores,
los ángeles custodios
y el corazón de Dios.

A MI MADRE
¡Oh, cuan lejos están aquellos días
en que cantando alegre y placentera,
jugando con mi negra cabellera,
en tu blando regazo me dormías!
¡Con que grato embeleso recojías
la balbuciente frase pasajera
que, por ser de mis labios la primera
con maternal orgullo repetías! 
Hoy que de la vejez en el quebranto,
mi barba se desata en blanco armiño,
y contemplo la vida sin encanto,
al recordar tu celestial cariño,
de mis cansados ojos brota el llanto,
porque, pensando en tí, me siento niño
Un golpe dí con temblorosa mano
sobre su tumba venerada y triste;
y nadie respondió ... Llamé en vano
porque ¡la madre de mi amor no existe!
Volví a llamar, y del imperio frío
se alzó una voz que dijo: ¡Si existe!
Las madres, nunca mueren ... Hijo mío
desde la tumba te vigilo triste ...
¡Las madres, nunca mueren!
Si dejan la envoltura terrenal,
suben a Díos, en espiral de nubes...
¡La madre, es inmortal!

RIMAS
1

¿Por qué esos lirios que los hielos matan?


¿Por qué esas rosas a que agosta el sol?
¿Por qué esos pajarillos que sin vuelo
se mueren en plumón?

¿Por qué derrocha el cielo tantas vidas


que no son de otras nuevas eslabón?
¿Por qué fue dique de tu sangre pura
tu pobre corazón?

¿Por qué no se mezclaron nuestras sangres


del amor en la santa comunión?
¿Por qué tú y yo, Teresa de mi alma
no dimos granazón?

¿Por qué, Teresa, y para qué nacimos?


¿Por qué y para qué fuimos los dos?
¿Por qué y para qué es todo nada?
¿Por qué nos hizo Dios?

Cuando duerme una madre junto al niño


duerme el niño dos veces;
cuando duermo soñando en tu cariño
mi eterno ensueño meces.

Tu eterna imagen llevo de conducho


para el viaje postrero;
desde que en ti nací, una voz escucho
que afirma lo que espero.

Quien así quiso y así fue querido


nació para la vida;
sólo pierde la vida su sentido
cuando el amor se olvida.

Yo sé que me recuerdas en la tierra


pues que yo te recuerdo,
y cuando vuelva a la que tu alma encierra
si te pierdo, me pierdo.

Hasta que me venciste, mi batalla


fue buscar la verdad;
tú eres la única prueba que no falla
de mi inmortalidad.
Autor del poema: Miguel de Unamuno

Comparte:
CANTO DE LOS 5 ELEMENTOS
A ti mujer de años luz, 
a ti mujer de años mil.
Tu luz, tu sombra, tu esfuerzo, tu paciencia.
Años luz colmadas de inocencia, tierra.
Consejo, sabiduría, ganas de vivir, agua.
No hay nadie como tú, única en tu género, certera, viento.
Como un fiero ser en defensa tus críos, libre, tolerante, fuego.
Cuantas noches de desvelo, de lunas interminables, madre
El amor que nunca traiciona, transparente, viene de ti.
A ti mujer de segundos, minutos,
a ti mujer de años luz.
Autor del poema: Sergio Rambla Márquez

Madre mía
Enviado por jeffer_1   Seguir
Madre querida tan linda
como el despertar de la mañana 
iluminas mi alma por que te 
amo madre mía

tu me diste la vida 
y es lo que mas importa madre mía 
solo te aclamo este poema 
para decirte que por ti 
soy capaz de dar mi alma y mi vida :)

A MI MADRE
Generosa Oceanía de silencios
tu palabra de amor me levantó
más allá de mis plegarias de luz,
grabando en mármol azul, tu voz
que en mi boca crepuscular anidó
la esencia total de tus sentimientos.

La clara concepción de tus caminos


me lleva transparente por las sombras,
recojo el mensaje de la vida
que en el bautismo de mis días,
tus ojos grabaron en mi memoria.

Así, soy en ti, la poesía


tu sacrificio y tu dolor me marcaron
y forjaron en mí el concepto de la hombría
tus azules manos artesanas tallaron en mí
la verdad, el trabajo y el honor.

Día a día seguí tus lágrimas


y noche tras noche caminé tus oraciones;
te vi caer de las sombras del cansancio
cuando la noche rompía tu fortaleza,
y al segundo de tu entrega
vi alzarse tu estatura astral
en la galaxia de la vida y de la muerte.

Y hoy que soy un universo de luz,


y un huracán desmedido de ilusiones,
vivo la pasión y el amor
con la misma intensidad que has vivido tu dolor;
admiro tus batallas, madre mía;
como silueta dibujada en el océano azul
con la presencia inconfundible de la luz.

Soy en ti la prolongación rumorosa de tus sueños


y la voz universal de seis corazones invisibles,
que hacen presente el homenaje de amor
en el reino silencioso de tu entrega total.
Autor del poema: Alejandro Latorre Quintanilla
Bordas laureles, claras contraseñas
en la mañana llena de semillas,
y crecen tus puntadas amarillas
como flores redondas y pequeñas.

Dulces son tus tareas hogareñas


y los pañales, sobre tus rodillas,
son palomas ajadas y sencillas
que te anuncian el hijo con que sueñas.

Tejes la vida, tejes el futuro


y tu sombra se inclina sobre el muro
como sombra de rama que florece,

mientras la luz, la sangre de la aurora,


asciende por el hilo, tejedora,
y en mis ojos nocturnos amanece.
Autor del poema: Carlos Castro Saavedra

FLORES EN EL ALTAR DE MARIA (I)


¿Por qué llevas, madre mía,
flores frescas y olorosas,
tan lozanas, tan hermosas,
a la mesa del altar?
¿Es acaso que a María
con cestas de flores llenas,
con lirios, con azucenas,
la podemos agradar?.

-Hija del alma, las flores


simbolizan la belleza,
la inocencia, la pureza,
de un corazón infantil;
la virtud esparce olores,
la virtud es dulce y pura,
la virtud tiene hermosura,
cual las flores en abril.

Y aquella Virgen gloriosa


sin borrón, sin mancha alguna,
más radiante que la luna
en toda su plenitud,
quiere en cada alma una rosa
que conserve la fragancia,
la pureza de la infancia,
y el brillo de la virtud.

¡Oh!, si quieres agradarle


sé para ella una violeta,
modesta, dulce, discreta,
llena de santa humildad;
y si quieres encontrarla
a tus clamores propicia,
aborrece la codicia,
practica la caridad.

Ama a tu Madre Divina,


conságrale toda el alma;
y si quieres hallar calma
en el valle del dolor,
huella la tierra mezquina,
y alza los ojos al cielo,
que allá tienes tu modelo
en la Madre del Señor.
Autor del poema: Silveria Espinosa de Rendón

OH MADRE
Brinda arrullo y regazo como el árbol y el ave
a la desolación de mis días aviesos.
La miel de sus palabras desciende hasta mis huesos;
con el blanco rumor de una lluvia suave.

En su mirar profundo puso dios con la clave


de la vida, honda urna de castos embelesos.
Se hace pura mi carne al calor de sus besos;
su plegaria es la estrella que dirige mi nave.

Me ha dicho alguna vez que fue triste su infancia.


¡Yo nunca le pregunto por las antiguas cosas!,
mas a su voz mi espíritu se llena de fragancia.

Si pienso en su niñez me inunda dulce llanto.


Cuando niña. ¡Quién sabe si al mirar unas rosas
su virginal entraña sintió crecer mi canto!
Autor del poema: Antonio Llanos

A MI MADRE
(reivindicación de una hermosura)

Escucha en las noches cómo se rasga la seda


y cae sin ruido la taza de té al suelo
como una magia
tú que sólo palabras dulces tienes para los muertos
y un manojo de flores llevas en la mano
para esperar a la Muerte
que cae de su corcel, herida
por un caballero que la apresa con sus labios brillantes
y llora por las noches pensando que le amabas,
y dice sal al jardín y contempla cómo caen las estrellas
y hablemos quedamente para que nadie nos escuche
ven, escúchame hablemos de nuestros muebles
tengo una rosa tatuada en la mejilla y un bastón con
empuñadura en forma de pato
y dicen que llueve por nosotros y que la nieve es nuestra
y ahora que el poema expira
te digo como un niño, ven
he construido una diadema
(sal al jardín y verás cómo la noche nos envuelve)
Autor del poema: Leopoldo María Panero

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