Hisotira de La Gastronomia
Hisotira de La Gastronomia
Hisotira de La Gastronomia
Historia de la gastronomía
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Alegoría del gusto (1618), de Jan Brueghel el Viejo y Peter Paul Rubens, Museo del
Prado, Madrid
Bodegón con ostras (c. 1610), de Osias Beert, Galería Estatal de Stuttgart
Naturaleza muerta con fruta y flores sobre una mesa, de Jan van Kessel el Viejo,
colección privada
Vajilla
Índice
1 Prehistoria
1.1 Paleolítico
1.2 Neolítico
2 Edad Antigua
2.1 Mesopotamia
2.2 Egipto
2.3 Imperio hitita
2.4 Palestina
2.5 Grecia
2.6 Roma
3 Edad Media
4 Islam
5 India
6 China
7 Japón
8 América precolombina
9 Edad Moderna
9.1 Siglo XVI
9.2 Siglo XVII
9.3 Siglo XVIII
10 Edad Contemporánea
10.1 Siglo XIX
10.2 Siglo XX
11 Véase también
12 Referencias
13 Bibliografía
14 Enlaces externos
Prehistoria
Paleolítico
Hablar del gusto en la prehistoria es difícil, pues no quedan testimonios sobre la
forma de cocinar los alimentos por parte del ser humano primitivo, cuáles eran sus
gustos o sus preferencias alimentarias. Lo más que se puede conocer es a través de
restos arqueológicos, bien de residuos alimenticios o de los primeros utensilios
usados para cocinar. En todo caso, las modernas técnicas biomoleculares permiten
establecer las dietas que siguieron los primeros pobladores. La mayoría de restos
biológicos se degradan en poco tiempo, por lo que los únicos residuos que se pueden
estudiar son los huesos de animales, concretamente de mamíferos, reptiles, aves y
peces, o bien caparazones de moluscos y crustáceos; en ocasiones, restos de quitina
pueden revelar la ingesta de insectos. Es más difícil hallar restos vegetales, que
solo se dan en casos como incendios, que pueden conservar semillas o cáscaras. Por
otro lado, los hallazgos de polen pueden revelar el tipo de plantaciones que se
efectuaba en una zona. Por último, el estudio de los restos humanos también puede
dar cuenta de la alimentación practicada por el ser humano prehistórico. En
especial, la dentadura puede dar testimonio del tipo de dieta practicada, o ciertas
enfermedades como el raquitismo pueden dejar constancia de la carencia de ciertos
alimentos. En cuanto a recipientes, pueden albergar residuos como grasas y ceras,
con lo que puede establecerse qué contenían.8
Neolítico
Poco después de la agricultura surgió la ganadería: hace unos 8000 o 9000 años se
domesticaron las vacas, las cabras, las ovejas y los cerdos en el Oriente Próximo;
en Asia central, caballos y camellos fueron domesticados hace 5000 o 6000 años; en
el sudeste asiático se domesticó el pollo hace 8000 años. Otros exponentes fueron
los pavos en México, las llamas y las cobayas en los Andes, los conejos en Europa y
los renos en Rusia y Escandinavia. Estos animales fueron domesticados en principio
únicamente para disponer de su carne, pero con el tiempo fueron fuentes de
productos secundarios como la leche y la lana; también fueron aprovechados como
fuerza motriz, especialmente el buey, o para el transporte, como el asno. Por otro
lado, de la leche se obtuvieron productos derivados como el queso, la nata, la
mantequilla, el yogur, el kéfir y el kumis. Cabe destacar que el antiguo ser humano
era intolerante a la lactosa, como cualquier animal adulto, por lo que su ingesta
supuso un cambio evolutivo de gran trascendencia.18 Otro animal que se domesticó en
esta época fue el perro, en este caso como guardián de la casa y el territorio,
como guía de rebaños o como mero acompañante doméstico.19
Otra innovación de este período fue la elaboración de cerveza, una bebida fabricada
con granos de cebada germinados u otros cereales cuyo almidón se fermenta en agua
con levadura y se aromatiza a menudo con lúpulo, entre otras plantas. Existen
vestigios de su elaboración en Mesopotamia y Egipto desde el iii milenio a. C.20
Edad Antigua
Mesopotamia
Artículo principal: Alimentación en Mesopotamia
La base de la dieta en la antigua Mesopotamia eran las verduras, hortalizas y
legumbres, así como la fruta, especialmente cebollas, ajos, nabos, pepinos,
rábanos, lechuga y cogollos de palmito.23 También cultivaban la calabaza y la
berenjena, procedentes de la India.24 El desayuno era generalmente un «puré»,
compuesto de harina, leche ácida, aceite y jarabe, por lo general acompañado de
bollos de pan de cebada. La carne era más frecuente en la dieta de las clases
altas, generalmente de buey y carnero, así como el pescado y las aves. Hacia
comienzos del ii milenio a. C. estaba consolidada la crianza de pollos.23
Egipto
Artículo principal: Alimentación en el Antiguo Egipto
La bebida más consumida por los egipcios era la cerveza, elaborada con cebada, que
en ocasiones mezclaban con miel o perfumaban con canela.31 También elaboraban vino,
cuya producción está constatada ya hacia el 6500 a. C. La principal región vinícola
era el delta del Nilo, donde se producía tanto vino blanco como tinto, ambos
dulces.26
Imperio hitita
Artículo principal: Gastronomía hitita
El Imperio hitita se desarrolló en Anatolia y parte de Oriente Próximo entre los
siglos xvii y xii a. C. Los alimentos más consumidos eran los cereales,
especialmente trigo, cebada y escanda, una variedad de trigo más pobre. También
consumían algarrobas, nueces, almendras, uvas, pistachos, alcaparras, bellotas,
manzanas silvestres y bayas de enebro. Practicaban la caza, especialmente ciervos,
jabalíes, bóvidos y onagros. Su ganadería se basaba principalmente en la oveja. Los
hititas fueron pioneros en los productos lácteos, ya que elaboraban mantequilla y
yogur.24
Palestina
Gracias al Antiguo Testamento tenemos abundantes datos sobre la alimentación del
pueblo hebreo, instalado en la región de Palestina y que en la antigüedad se
dividió en dos reinos: Israel y Judea. Cultivaban principalmente el centeno y la
cebada, así como el olivo y la viña. Debido a la carestía de agua en la zona
consumían mucha leche, principalmente de cabra y oveja, que solían consumir agria y
cuajada. Aparte del pan, la leche y el vino, consumían sobre todo verduras y
legumbres, y utilizaban especias como el coriandro y el comino negro. La carne era
escasa, y se comía más hervida que asada. En la alimentación intervenía
profundamente la religión judía: los animales se dividían en puros (los de pezuña
córnea y hendida, como el buey, la cabra, la ternera y el cordero) e impuros (el
cerdo, el caballo, el camello y otros). Tampoco podían comer pescado sin escamas ni
aves como avestruces, golondrinas, cigüeñas, ibis, garzas, pelícanos y cormoranes.
Estaban prohibidos todos los insectos excepto los saltamontes. Por otro lado,
incluso para los alimentos puros había ciertas reglas para su sacrificio: no se
podían comer animales muertos de muerte natural o atacados por alimañas, y había
que desangrar perfectamente al animal. Consumían frutas como uvas, pasas, higos,
dátiles y granadas. El vino se bebía puro, al contrario que en otras
civilizaciones, que solía mezclarse con agua. Pese a todo, la Biblia alerta en
numerosas ocasiones de los peligros de beber en exceso.33
Grecia
Artículo principal: Alimentación en la Antigua Grecia
Kílix, un tipo de copa muy frecuente en la Grecia Antigua (siglo v a. C.), Museo
Británico, Londres
Como en tantos otros terrenos, fue en la Antigua Grecia donde se sentaron las bases
de la gastronomía como ciencia, y fueron los creadores de los recetarios y la
literatura gastronómica. De su gastronomía se pueden enumerar varios rasgos
típicos, muchos de los cuales han quedado en la cocina actual, especialmente la
mediterránea: incorporación del pan de trigo y el vino como alimentos básicos;
explotación intensiva de la carne de cerdo, que produjo como elemento secundario la
invención del embutido; relevancia de la cocina de pescado; primacía de los asados
y guisos como método de cocinado.34 Por lo general, comían dos veces al día, una
primera comida al mediodía, más bien escasa, y una cena más copiosa.35 La cocina
griega se difundió por todo el Mediterráneo, y se considera la base de la actual
cocina occidental.36
El pescado fresco era uno de los platos preferedios de los griegos. Plato de
figuras rojas, c. 350-325 a. C., Museo del Louvre, París
Los alimentos eran de ocasión, según la temporada. El cereal más consumido era la
cebada, que se cultivaba en una cantidad diez veces superior al trigo. Consumían en
abundancia legumbres y hortalizas, así como aceitunas, uvas, pasas, frutos secos y
frutas como peras, melones, granadas, dátiles, membrillos y algarrobas. Para
endulzar alimentos tenían únicamente la miel. Les gustaban los alimentos muy
condimentados y con especias, algunas de ellas importadas: mostaza de Chipre,
azafrán de Rodas, silfio de Cirene, comino de Ascalón y Etiopía, cilantro de
Persia, mejorana de Egipto y pimienta de la India y norte de África. Obtenían
leche, queso y requesón de vaca, oveja y cabra, animales de los que también comían
la carne, junto a la de cerdo, aves y, ocasionalmente, liebre y tordo. Los griegos
fueron los primeros en dar primacía al cerdo, hasta entonces no muy valorado, y
fueron los primeros en elaborar embutidos. De todas formas, en general no comían
mucha carne; sí, en cambio, pescado.35 En principio, los griegos despreciaron el
pescado como comida de pobres, pero alrededor de los siglos iii y ii a. C. se
revalorizó, pasando posteriormente a la cocina romana, que valoró mucho el pescado
y el marisco. En Grecia se inventó la cazuela mediterránea de pescado, con aceite
de oliva y cocida sobre leña.36 Entre los pescados más consumidos se encontraba
sobre todo el atún y, luego, la carpa, la sardina, la dorada, el rodaballo, el
salmonete, el pulpo, el pez espada, el congrio, la morena y el esturión.39
Entre los banquetes típicos descritos por Ateneo se consignan los siguientes
platos: unos entrantes como erizos de mar, daditos de pescado ahumado con
alcaparras, carne en pequeños cortes, ensaladas y bulbos (jacintos, lirios,
gamones); a continuación se servía el vino, de entrada consumido con moderación; el
plato principal podía consistir en pescado o carne, preferentemente cerdo, jabalí,
pollo, cordero, ganso, pato o perdiz, por lo general bastante aderezados y
acompañados de verduras (lentejas, guisantes, espárragos, nabos, repollo,
remolacha); y un postre de tortas dulces, nueces y frutas; en último lugar, seguían
bebiendo vino.46
La tradición griega enumeró, al igual que sus famosos siete sabios, a siete
cocineros legendarios: Egis de Rodas, famoso por sus recetas de pescado; Nereo de
Chios, inventor del caldo de congrio; Chariades de Atenas, introductor del foie-
gras; Lampria, inventor de la salsa negra; Apctonete, inventor del embutido;
Euthyno, especialista en lentejas; y Aristón, maestro de los guisados.47
Roma
Artículo principal: Gastronomía romana
Recreación del moretum, especialidad romana de queso con hierbas para untar
La comida romana se basaba en los cereales, la carne, el pescado y las verduras,
legumbres y hortalizas. Junto a la carne de cerdo, vaca, cabra y oveja, se consumía
con asiduidad jabalí, venado, liebre y lirón; este último se criaba en corrales,
como los pollos. También abundaban las aves, sobre todo pollo, ganso y pato, así
como faisanes, perdices, tórtolas, pichones, tordos y currucas; más ocasionalmente,
cigüeña, cotorra, grulla, avestruz y flamenco.53 Tenían preferencia por la carne de
cerdo: Plinio el Viejo señaló que «no hay animal que provea de mayor variedad al
paladar: su carne ofrece casi cincuenta sabores, mientras que otros animales solo
uno». Venían a continuación la ternera, el añojo, oveja y cabra.54 También gustaron
mucho de embutidos, picadillos, albóndigas, croquetas, galantinas y similares, así
como de casquería. También solían rellenar muchas carnes, especialmente aves y
cochinillos.55 Los romanos aprovechaban todas las partes del animal: cabeza,
hígado, corazón, tripas, pezuñas, ubres, matriz y testículos, así como el tuétano,
la sangre y la grasa. Del mar, junto a pescados comunes, se consumían ostras,
mejillones, pulpo, calamares, gambas, cigalas y erizos de mar.53
Eran muy aficionados a las salsas, con combinaciones extravagantes de sabores. Las
salsas se elaboraban con especias, hierbas, espesantes y diluyentes. Entre las
especias se encuentran: pimienta, comino, hinojo, semillas de apio, pepinillo,
rúcula, asafétida y bayas secas de laurel y mirto; entre las hierbas, cebolla,
chalota, perejil, tomillo, orégano, puerro, cilantro, jengibre, berro, mejorana y
ajedrea, así como otras más exóticas como la ruda, el poleo y la nébeda. Las salsas
también podían llevar líquidos como agua, aceite, vinagre, vino, miel, zumo, mosto,
leche, caldo o mostaza, que se podían espesar con claras o yemas de huevo, almidón
de trigo, migas de cereales o piñones molidos.53 En general, la comida romana era
muy condimentada, especialmente con dos productos, el silfio y el garum. El silfio
povenía de una planta parecida al hinojo procedente del norte de África, que crecía
de forma silvestre y, al parecer, nunca se logró su cultivo; debido a su
sobreexplotación, se extinguió en el siglo i d. C. El garum era una salsa de
pescado fermentado, por lo que probablemente debía tener cierto sabor a podrido, lo
que resulta extraño para el gusto actual.56
Mosaico con pescado, aves y verduras, villa de Tor Marancia, Roma (siglo ii).
Conservado en los Museos Vaticanos, Roma
Los romanos avanzaron de forma notoria en la agricultura, con un sistema de
terrenos acotados que incluían campos de cultivo, huertos, viñedos y huertas de
verduras y plantas aromáticas. Se han conservado varios manuales de agricultura,
horticultura y ganadería, que denotan los grandes avances que hicieron los romanos
en estas materias. De igual manera, mejoraron las técnicas relativas a la
producción de aceite y desarrollaron notablemente la viticultura, que heredaron de
etruscos y griegos, pero que mejoraron en todos los aspectos: desarrollaron nuevas
variedades de uvas, adaptaron las vides a diferentes tipos de suelos, mejoraron las
técnicas de poda y tutoreo de las parras, así como los métodos de prensado y
almacenaje.57 El vino romano era más fuerte que el griego, pero de menos perfume y
paladar. Los más afamados eran los de Falerno y Capua.58 También hacían cerveza de
trigo, avena, centeno o cebada, y la endulzaban con miel o dátiles, o bien la
amargaban con ajenjo.59
La expansión de Roma por todo el Mediterráneo conllevó un gran auge del comercio y
la expansión de diversos alimentos, plantas y animales de unas zonas a otras. Una
de las más destacadas fue la introducción en Occidente de la gallina, desconocida
por pueblos como los egipcios y los griegos antiguos. Procedente de la India, llegó
a Europa a través de Persia durante las guerras médicas; Aristóteles la llamaba el
«ave de Persia». Alrededor del siglo ii a. C. llegó a Italia, donde en principio
eran consideradas aves ornamentales y estaba prohibida su ingesta. Pero poco
después pasó a ser un ave de corral más y fue explotada tanto por sus huevos como
por su carne.60
Para los romanos la comida principal era la cena, el convivium («vivir juntos»), a
la que asistían las esposas, a diferencia de los griegos. Este tipo de banquete se
centraba en la comida y, aunque bebían vino, no lo hacían con la profusión de los
griegos. Por lo general se servían tres platos: gustatio (aperitivos), primae
mensae (plato principal) y secundae mensae (postre). La comida se servía en fuentes
y los comensales se servían la comida encima de rebanadas de pan. El aperitivo
comenzaba con un vino endulzado con miel, el mulsum; le seguían pequeños bocados
como huevos, caracoles, lechuga, salchichas, ostras y porciones de pescado en
vinagre. El plato principal podía incluir carne, pescado, marisco, verduras,
legumbres y gachas. El postre solía ser de frutas, nueces y tortas con miel.62
Los romanos comían en el triclinio, un comedor con tres divanes (kline) dispuestos
en forma de U alrededor de una mesa baja, en la que los sivientes o esclavos
depositaban los alimentos entrando por el lado abierto de la U. Solían comer con
los dedos, por lo que había sirvientes con jarras de agua perfumada que
frecuentemente les rociaban las manos y se las secaban con una toalla. En tiempos
del emperador Domiciano se introdujeron los manteles.44 Los utensilios de cocina
variaban según el estatus social, desde las vajillas de barro y sartenes de hierro
en clases modestas hasta las vajillas de materiales nobles —especialmente plata— en
clases más pudientes. Gustaban de una rica orfebrería y, en ocasiones, los
recipientes eran repujados y decorados con pedrería.52 Para cocinar usaban fuegos
de leña, parrillas, braseros y hornos de adobe o ladrillo, con utensilios bastante
semejantes a los actuales, como sartenes, ollas, cacerolas y calderos de bronce o
barro cocido, así como cucharas, cuchillos, coladores, morteros (mortarium) y
ralladores de queso.63
Edad Media
Artículo principal: Gastronomía de la Edad Media
Banquete medieval retratado en Las muy ricas horas del Duque de Berry (folio 1,
verso: enero), de los hermanos Limbourg (1412-1416), Museo Condé, Chantilly
La Edad Media abarca desde la caída del Imperio romano de Occidente (476) hasta el
siglo xv, en el que se produjeron varios hechos significativos, como la caída de
Constantinopla (1453) o el descubrimiento de América (1492). En general, fue una
mala época para la economía y la cultura, con graves carestías para la población en
general. La sociedad medieval se basaba en el feudalismo, un sistema por el que una
clase privilegiada —compuesta de aristocracia, ejército y clero— tenía la
supremacía sobre el resto de la población, sometida a vasallaje.65
Grupo de campesinos compartiendo una comida sencilla de pan y bebida, Livre du roi
Modus et de la reine Ratio (siglo xiv), Biblioteca Nacional de Francia
La cocina bizantina fue heredera del lujo romano, aunque con nuevas costumbres y
ceremoniales: desde la época de Constantino el Grande ya no se comía reclinado,
sino erguido. En Constantinopla, la «nueva Roma», se fusionaron las tradiciones
griega y romana, y gracias a su comercio gozó en general de una próspera economía,
pese a ser continuamente asediada por pueblos vecinos, tanto germanos como eslavos,
armenios, árabes, persas, turcos y otros. También se denotó en su cocina la
influencia oriental y, en general, gustaban de comidas muy especiadas. Tenían
predilección por las carnes tiernas, así como los menudillos y despojos, y el
pescado cocido con especias como coriandro y nardo. La carne también la consumían
picada, técnica que pasó a la cocina árabe y, luego, la europea. Practicaron
igualmente las técnicas del empanado y los rellenos. Comían también legumbres y
verduras, especialmente la lechuga, que sazonaban con aceite y vinagre. Gustaban de
las salsas, entre las que continuaron la tradición romana del garum, que duró hasta
el siglo xiv; también fue famoso el skoodaton, una pasta de ajo, aceite de oliva,
mostaza y alcaparras. Destacaron en la repostería, de la que destacan los buñuelos
de miel y nardo, las confituras de membrillo, mermeladas y jaleas, arroz con miel y
pasteles de nueces; fueron igualmente los inventores del hojaldre. Practicaron con
maestría la elaboración de quesos y cuajadas. Los vinos eran aromatizados con
canela, pimienta, clavo y nardo, o bien con ajenjo u otras hierbas. Cabe señalar
que los bizantinos fueron uno de los primeros pueblos en utilizar asiduamente el
tenedor.67
Presentación del pavo real, estampa del manuscrito Le Livre des conquêtes et faits
d'Alexandre, Petit Palais, París (siglo xv)
Según las crónicas, el emperador Carlomagno ofrecía grandes banquetes a la manera
romana, donde el plato principal era el pavo real. En aquella época se comía
también mucho asno asado, generalmente relleno de pajarillos, trufas, aceitunas u
otros aditamentos. Por otro lado, Carlomagno mandó plantar numerosos huertos con
hortalizas, hierbas aromáticas y árboles frutales, especialmente manzanos sidreros,
ya que el monarca era muy aficionado a la sidra. Se consumía sobre todo carne,
tanto de caza como de crianza. El cerdo era muy apreciado y se desarrolló
notablemente la chacinería. Solían cocer los alimentos con vino o mosto y aderezar
con vinagretas de laurel. En esta época surgió en Alemania el sauerkraut (chucrut),
una col blanca fermentada. Los sucesores de Carlomagno continuaron con la tradición
de los grandes banquetes. En cambio, el pueblo llano solía pasar hambre y, en
ocasiones, se dieron casos de antropofagia en Europa central.69
Ave asándose en un espetón. Bajo el mismo hay una vasija para recoger los jugos y
reutilizarlos para salsas. Ilustración del Decamerón, Flandes (1432)
En general, la cocina medieval destacaba por los sabores fuertes y el gusto por las
especias. Estas últimas, asequibles solo a clases bienestantes, eran objeto de un
intenso comercio con Oriente, región por la que penetraron a Europa seguramente a
causa de las cruzadas. Francesco Pegolotti detalló en el siglo xiv unas trescientas
especias, aunque en aquella época tenían esa consideración productos como
almendras, nueces, frutos, higos, dátiles e ingredientes que se usaban para
medicamentos, perfumes y cosméticos. En las clases bajas los condimentos más usados
eran el azafrán, la mostaza y la manzana silvestre. En el siglo xiii, gracias a los
molinos de agua para triturar azúcar de caña instalados en Chipre, se introdujo el
azúcar en la dieta europea, lo que modificó muchos platos, sobre todo dulces, pero
también de otros sabores. Otra preferencia en el gusto medieval era el ácido, agrio
y amargo, que se obtenía de limones, naranjas y granadas del sur de Europa y norte
de África, así como el vino, el vinagre, el agraz o la cerveza, zumos de grosella o
manzana verde, o hierbas amargas como la acedera. Estos sabores se usaban sobre
todo en potajes y salsas.71
Entre los siglos xiii y xiv la alimentación mejoró ostensiblemente, incluso entre
el pueblo llano: solían consumir gachas de cereales, legumbres, embutidos, aves de
corral, carne de buey y cerdo, así como carne de ballena, bacalao, arenques y
ostras. Surgió en esta época el oficio de charcutero (de chair-cutiers, «cocedores
de carne»), que se agremiaron al igual que carniceros y pasteleros. Por otro lado,
se inició el consumo intensivo del ajo como condimento, especialmente en Francia,
donde empezó a despuntar la cocina provenzal, ligada en este período a la corte
papal de Aviñón, que fue uno de los centros de mayor opulencia culinaria de la
época.76
Los utensilios eran de barro o madera para las clases pobres, mientras que la
nobleza podía disponer de objetos de oro, plata y vidrio veneciano; entre la
burguesía empezó a extenderse a partir del siglo xiii el uso de utensilios de
estaño.75 Las ollas se hacían de bronce o latón.75 Desde el siglo xiv fueron
tomando preeminencia las ciudades, donde la burguesía fue ascendiendo en el estatus
social. Aumentó el lujo en las comidas, que se denotó especialmente en las
vajillas, que incluían utensilios de materiales preciosos, como cucharas,
cuchillos, platos, vasos, saleros e incluso mondadientes. En esta época empezaron a
usarse trípodes de hierro para el fuego, sobre los que se colocaban cazos o
sartenes.78
Otro texto relevante de la cocina catalana fue el Llibre del Coch de Robert de
Nola, cuya primera edición conservada es de 1520, aunque esté escrito probablemente
con anterioridad, quizá hacia los años 1470. En su momento gozó de gran
popularidad, con múltiples ediciones hasta los años 1570. Robert de Nola era
cocinero de Fernando I de Nápoles. En su obra plasmó las principales recetas de la
cocina catalana con un sentido más fastuoso y cortesano que en el Llibre de Sent
Soví y con cierta influencia de la Italia renacentista. Como en el anterior
recetario catalán, destaca la presencia del pescado y el uso de especias, así como
de la salsa picada y el agua de rosas.82
Gula, una de las secciones de la Mesa de los pecados capitales (c. 1505-1510), de
Hieronymus Bosch, Museo del Prado, Madrid
Posteriormente destaca Le Viandier de Taillevent —seudónimo de Guillaume Tirel—,
escrito hacia 1373. Taillevent fue uno de los primeros cocineros de renombre. Tras
veinte años de aprendizaje, fue cocinero de los reyes Felipe VI, Carlos V y Carlos
VI de Francia. Su obra supuso un intento de renovación de la cocina francesa, con
un tipo de recetas en las que se concedía cada vez mayor importancia a las salsas y
especias. Las salsas solían ser ácidas y picantes, ya que se elaboraban con bases
de líquidos ácidos, como el vinagre, el agraz o zumos de limón, naranja o grosella,
a los que se añadían especias como canela, azafrán, jengibre, clavo, pimienta o
nuez moscada, además de plantas aromáticas (ajo, perejil, cebolleta) y azúcar o
miel; también solía ligarse con pan mojado o yema de huevo. Estas salsas se
aplicaban a todo tipo de carnes, entre las que se encontraban tanto ternera, buey,
cerdo y aves de corral, como piezas de caza, pavos reales, cisnes, gansos,
cigüeñas, faisanes, garzas, grullas, cormoranes y un largo etcétera. Sus recetas se
limitan a cuatro técnicas: asado, hervido, fritura y braseado. No indican los
ingredientes por persona, ya que en aquella época se servían los platos por
servicio: cada comida solía tener tres o cuatro servicios, dentro de cada cual se
servían varios platos a la vez de los que los comensales escogían las porciones que
quisiesen comer («servicio a la francesa»). Introdujo un lenguaje específico de
términos de cocina que se iría consolidando con el tiempo, algunos de los cuales
aún hoy se utilizan.84
También esta época señala el inicio de los aguardientes, unos licores destilados de
vinos, frutas o granos. La destilación de alcoholes era conocida desde antaño,
aunque se usaba únicamente para medios medicinales. Según la tradición, fue Arnau
de Vilanova, en el siglo xiii, el primero que destiló alcohol para su consumo, al
que llamó aqua vitae («agua de vida»). Aun así, seguía siendo algo así como un
tónico vivificante y no fue hasta el siglo xvi que se popularizó su consumo de
forma recreativa.86
Islam
Artículo principal: Gastronomía árabe
Banquete con ganso asado ofrecido por los mirzas a Babur en 1507, representado en
una miniatura mogol (c. 1590)
La gastronomía árabe está íntimamente relacionada con la religión islámica: según
el Corán, el musulmán debe evitar comer carroña, sangre, carne de cerdo, animales
sacrificados sin los ritos apropiados y bebidas alcohólicas. Con el tiempo, se
fueron añadiendo otros productos, como animales carnívoros, aves rapaces, insectos
y reptiles, algunos mariscos y animales con colmillos. Así, los alimentos se
dividen en halal (permitidos) y haram (prohibidos). Entre los principales productos
de la gastronomía islámica se encuentran los cereales, la leche, frutas y frutos
secos, verduras, pescado, aves de corral, animales sacrificados de forma apropiada
y caza recién abatida.87
Entre las principales preferencias de Mahoma estaba la carne, que calificó como «el
alimento más señorial de la gente de este mundo y del Paraíso». Uno de sus platos
preferidos era el tharīd, un estofado de carne espesado con migas de pan. En la
tradición islámica figura el sacrificio de un cordero para el Eid al-Adha, la
fiesta que celebra el final de la peregrinación a La Meca. Otros platos que
degustaba el profeta, según el Hadiz, eran el khazira, un caldo con salvado; el
hais, dátiles con cuajada y mantequilla; el sarwiq, gachas de trigo o cebada; y el
silq, cardo con cereales y, ocasionalmente, con liebre. Mahoma también insistía en
guardar la corrección durante la comida, así como en la hospitalidad: «el alimento
suficiente para dos es suficiente para cuatro, y el suficiente para cuatro es
suficiente para ocho».88
Entre los tratados de cocina bagdadí más famosos se encuentran dos que comparten
título: Kitāb al tabīkh (Libro de cocina), uno escrito en el siglo x por Ibn Sayyar
al-Warraq y otro escrito en 1226 por Muhammad bin Hasan al-Baghdadi. El primero es
una compilación de platos, bebidas, utensilios e ingredientes, pero sin el
necesario relato para preparar las recetas descritas; el segundo es más escueto,
pero más explícito en la preparación de recetas, con un total de 164 platos que
podrían ser recreados en la actualidad. Uno de los más célebres era el sikbāj, un
estofado de carne y verduras aliñado con azafrán, canela y cilantro, agriado con
vinagre, endulzado con miel o néctar de dátiles, rociado con agua de rosas y
decorado con higos, pasas y almendras. En general, eran platos de difícil
preparación, con numerosos ingredientes, con especial predilección por los sabores
agrios y los platos especiados, y con un gran cuidado en la presentación y la
aromatización.90
Cuscús, el ingrediente más común en las gastronomías del Magreb, con garbanzos y
verduras
En el norte de África surgió uno de los platos más famosos de la cocina árabe: el
cuscús, elaborado con sémola de trigo, carnes y verduras cocidos al vapor. Otro
plato típico es el hummus, un puré de garbanzos con zumo de limón, pasta de tahina
y aceite de oliva.91
India
Artículo principal: Gastronomía de la India
China
Artículo principal: Gastronomía de China
Un ding o caldero de tres pies. En la China tradicional este utensilio era símbolo
del estado, ya que la comida se asociaba a la civilización98
La cultura china siempre tuvo un especial interés en la alimentación y se
consideraba un asunto de estado la distribución de alimentos a la población. Desde
tiempos remotos se asociaba la comida a la civilización, hasta el punto que uno de
los símbolos que representaba al estado era el ding o caldero de tres pies. El
fundador del taoísmo, Lao-Tse, escribió en el Dàodé jīng que «gobernar un país es
como cocinar un pequeño pescado». De hecho, para acceder a un cargo ministerial se
valoraban las cualidades culinarias del candidato.99
Una fiesta elegante (detalle), pintura del emperador Song Huizong, Museo Nacional
del Palacio, Taipéi
La base de la cocina china era el dúo fan-cai: fan significa «arroz», pero en su
concepto culinario engloba los cereales, el pan y pastas como los fideos; cai son
los distintos ingredientes o condimentos para dar sabor al fan. Así pues, cualquier
plato consistía en distintas combinaciones de fan y cai. El fan se encontraba en la
base de cualquier plato, fuese cual fuese la clase social; era en el cai donde se
daban las principales diferencias, con mayores y mejores ingredientes en cuanto se
ascendía en la escala social. Otro aspecto a tener en cuenta era, en base al yin y
al yang, los alimentos considerados fríos o calientes, no en cuanto a su
temperatura física, sino en su concepción cosmológica: los alimentos yin eran
fríos, como por ejemplo las verduras y los animales acuáticos; los yang eran
calientes, como la sopa, las comidas grasas y las picantes.101
Una nueva época de esplendor fue la dinastía Ming (1368-1644), que vivió una época
de prosperidad agraria y una revitalización del comercio, esta vez más
internacional, con contactos incluso con América, de donde se importaban
ingredientes como maíz, tomate, guindillas, cacahuetes y boniatos, así como plata,
utilizada en utensilios de cocina en clases acomodadas. Fue esta una época más
consumista y hedonista, donde se valoraba más el lujo y el confort. Se escribieron
numerosos tratados sobre la alimentación, entre los que destaca Los ocho discursos
sobre el arte de vivir a partir del estudio de la elegancia (Ya Shang Zhai Zun
Sheng Ba Jian, 1591), de Gao Lian, una de cuyas ocho partes está dedicada a la
comida y la bebida, y presenta diversas recetas de sopas, cereales, fideos, carnes,
verduras, pescados y dulces, así como formas de preparar el té y la cerveza, e
incluso recetas medicinales. La obra de Gao fue considerada un ejemplo de consejos
culinarios de gran gusto y refinamiento, y marcaron toda una época de la
gastronomía china.104
Japón
Artículo principal: Gastronomía de Japón
América precolombina
Artículos principales: Gastronomía prehispánica de Mesoamérica, Gastronomía mexica
y Cocina andina.
En el Imperio inca los alimentos más comunes eran tubérculos, raíces y granos,
especialmente la papa, que su usaba como pan y en diversos platos, e incluso se
utilizaba como moneda. Inca Garcilaso de la Vega escribió en sus Comentarios reales
de los incas que «tienen en primer lugar, la que llaman papa, que les sirve de pan,
la comían cocida y asada y también la echan en los guisados. Pasada por el hielo y
el sol para que conserve, la llaman chunu». Otros productos eran el maíz, el ají,
la quinoa, la calabaza, el cacahuete, la yuca, el mote, la cancha, los frijoles, el
olluco, el pallar, el camote, la caigua y diversos frutales.113
Las carnes más comunes eran de llama y cuy, así como patos y perdices; en menor
medida, venado, lobo marino, zorro, vizcacha, perro, mono, capibara, iguana y
cañán. Por otro lado, se practicaba la caza del guanaco, la alpaca y la vicuña.
También se consumía abundante pescado, generalmente seco. Uno de los más consumidos
era el pejerrey. La bebida más popular era la chicha, un licor destilado del maíz.
También era habitual el consumo de coca, que les estimulaba para trabajar.114
Entre los pueblos nativos de América del Norte los alimentos más consumidos eran la
calabaza, el maíz, el frijol, el arándano, la bellota y el pavo. En caza destacaba
el bisonte, que era el animal más preciado, ya que además de la carne —que se
cocinaba asada o guisada, o bien secada a modo de cecina—, se aprovechaba la piel
para ropa o como recubrimiento de sus cabañas (tipis), los huesos y cuernos para
armas y herramientas e incluso los excrementos para combustible.115
Edad Moderna
La boda campesina (c. 1568), de Pieter Brueghel el Viejo, Museo de Historia del
Arte de Viena
La Edad Moderna supuso cambios radicales a nivel político, económico, social y
cultural: la consolidación de los estados centralizados supuso la instauración del
absolutismo; los nuevos descubrimientos geográficos —especialmente el continente
americano— abrieron una época de expansión territorial y comercial, y supusieron el
inicio del colonialismo; la invención de la imprenta conllevó una mayor difusión de
la cultura, que se abrió a todo tipo de público; la religión perdió la
preponderancia que tenía en la época medieval, a lo que coadyuvó el surgimiento del
protestantismo; a la vez, el humanismo surgió como nueva tendencia cultural, dando
paso a una concepción más científica del hombre y del universo.116
Siglo xvi
Por otro lado, en la época que vio nacer el humanismo y el declive de la religión,
comenzó un cierto relajamiento en las costumbres a la hora de comer y beber, hasta
entonces más bien frugales —excepto en días de fiesta—. Especialmente, se observó
una tendencia mayor al alcoholismo, favorecido por el consumo lúdico del
aguardiente, que hasta entonces solo se tomaba como medicina. Por ello, muchas
ciudades empezaron a tomar medidas contra el alcoholismo.128
Bodegón con pan y confitería, de Georg Flegel, Museo Städel, Fráncfort del Meno. En
esta época se produjo un gran auge de la repostería y una mayor diferenciación
entre platos dulces y salados
Otro factor determinante en la nueva gastronomía moderna fue el auge del azúcar,
mucho más accesible tras la intensa explotación de las plantaciones de caña de
azúcar en las colonias americanas con mano de obra esclava. Hasta entonces, el
azúcar se consumía como una especia, para dar sabor a los platos, pero no existía
una distinción clara entre platos dulces y salados, ni siquiera en los postres, ya
que todos los platos tenían sabores mezclados. El azúcar refinado collevó en esta
época un auge de la repostería, con el resultado de una menor cantidad de platos en
los que se utilizaba azúcar, pero con una mayor cantidad de esta sustancia por
plato, con lo que la distinción se hizo más palmaria. También supuso la
consolidación del postre como plato final de la comida, cambio que se fue
estableciendo paulatinamente a lo largo del siglo xvii. De igual manera, supuso la
aparición de un nuevo oficio: el pastelero. La tendencia a una mayor utilización
del azúcar también se evidenció en su uso en las nuevas bebidas calientes: café, té
y chocolate. Todo ello provocó un cambio del gusto, con mayor respeto por los
sabores originales de los alimentos y un menor uso de salsas y especias,
indispensables en la cocina medieval. Tal cambio se hizo patente a mediados del
siglo xvii, sobre todo en Francia, hecho que conllevó la aparición de la llamada
haute cuisine («alta cocina») francesa.129
Al mismo tiempo que el café se generalizó en esta época el consumo del té,
procedente de China. En Europa, fue importado por comerciantes holandeses a finales
del siglo xvi y su uso se generalizó a mediados del siglo xvii, aunque su alto
precio lo hacía asequible solo a las clases bienestantes. Desde entonces
proliferaron los salones de té y su consumo arraigó especialmente en Inglaterra,
donde el té de media tarde (Five o'clock tea) se convirtió en una costumbre
social.132 La primera tienda de té fue abierta en Londres en 1657 por Thomas
Caraway.133 Cabe señalar que tanto para el café como el té se desarrollaron nuevas
piezas de vajilla específicas para su consumo, generalmente de porcelana, una
técnica que se estaba introduciendo por entonces procedente de China y Japón.131
Siglo xvii
Naturaleza muerta con melones, melocotones, higos y uvas (c. 1640), de Michelangelo
da Campidoglio, Museo de Bellas Artes de Houston
Entre los tratados culinarios más relevantes de esta centuria se encuentra Le
cuisinier françois (El cocinero francés, 1651), de François Pierre de la Varenne.
Frente a los tratados renacentistas que hacían más énfasis en la dietética que en
la cocina, la obra de La Varenne se centraba en la elaboración de recetas, con lo
que abrió un nuevo curso en la literatura culinaria. Las recetas de La Varenne
dejaban definitivamente atrás los platos especiados de origen medieval, aunque
indudablemente todavía utilizaba especias, sobre todo el azafrán. Sus platos eran
típicamente franceses y marcaban el inicio de la haute cuisine: uso de salsas y
reducciones, abundante uso de la mantequilla y la nata, así como pimienta y vinagre
e ingredientes como las trufas y los champiñones. También eran un claro exponente
de la nueva diferenciación entre dulce y salado que se desarrolló en esta centuria,
ya que sus recetas se centran en los platos salados, excepto una breve sección de
confitería —esta obra tuvo su complemento con la publicación dos años más tarde de
Le Patissier françois (El pastelero francés) de Jean Gaillard—. Otro factor en la
obra de La Varenne fue la introducción de una nueva terminología a la hora de
nombrar platos y técnicas, que conllevó el establecimiento de nuevos términos —
muchos de ellos franceses— en el arte culinario. Entre los términos introducidos
por La Verenne se encuentran el fricassée y el ragoût.139
En España, Francisco Martínez Motiño, cocinero mayor de Felipe III, fue autor de
Arte de cocina, pastelería, bizcochería y conservería (1611), un recetario escrito
en lenguaje coloquial, con ciertos rasgos de humor y que, además de las recetas,
ofrece consejos de limpieza y de organización de las cocinas.140
Bodegón de caza, hortalizas y frutas (1602), de Juan Sánchez Cotán, Museo del
Prado, Madrid
Bodegón de caza, hortalizas y frutas (1602), de Juan Sánchez Cotán, Museo del
Prado, Madrid
Bodegón de desayuno (1613), de Floris Claesz. van Dijck, Museo Frans Hals, Haarlem
Bodegón de desayuno (1613), de Floris Claesz. van Dijck, Museo Frans Hals, Haarlem
Banquete de los Caballeros del Espíritu Santo (1633), de Abraham Bosse, Museo
Metropolitano de Arte, Nueva York
Banquete de los Caballeros del Espíritu Santo (1633), de Abraham Bosse, Museo
Metropolitano de Arte, Nueva York
Bodegón con tazón de cidras (finales de los años 1640), de Giovanna Garzoni, Getty
Center, Los Ángeles
Bodegón con tazón de cidras (finales de los años 1640), de Giovanna Garzoni, Getty
Center, Los Ángeles
Siglo xviii
Edad Contemporánea
Los comedores de patatas (1885), de Vincent van Gogh, Museo Van Gogh, Ámsterdam
Entre finales del siglo xviii y principios del xix se sentaron las bases de la
sociedad contemporánea, marcada en el terreno político por el fin del absolutismo y
la instauración de gobiernos democráticos —impulso iniciado con la Revolución
francesa— y, en lo económico, por la Revolución Industrial y el afianzamiento del
capitalismo, que tendría respuesta en el marxismo y la lucha de clases.156
Siglo xix
La Revolución francesa marcó un punto de inflexión en la gastronomía europea, que
se extendió a nivel popular, siendo un acervo común de todos los estamentos
sociales y no solo de los privilegiados. Surgieron los restaurantes, se extendió el
uso de la conserva de alimentos —proceso favorecido por la Revolución Industrial— y
proliferó la literatura gastronómica, no ya en simples recetarios, sino en obras de
investigación y divulgación, de teoría y ensayo, como la Fisiología del gusto de
Jean Anthelme Brillat-Savarin (1825), considerado el primer tratado de
gastronomía.152
El artista en el Caffè Greco de Roma (1856), de Ludwig Passini, Kunsthalle de
Hamburgo
Los nuevos procesos técnicos en la preparación y conservación de los alimentos
comportaron numerosos cambios en la cultura gastronómica: hasta prácticamente
mediados del siglo xix la alimentación era precaria para una mayoría de la
población, con esporádicas hambrunas y precios altos y poco asequibles. El alimento
más consumido eran los cereales, por su facilidad de conservación, su versatilidad
a la hora de cocinarlos y su alto aporte energético en hidratos de carbono. A su
vez, el consumo de legumbres aportaba los aminoácidos ausentes de los cereales, lo
que proporcionaba una dieta algo equilibrada, aunque ausente de algunas vitaminas y
oligoelementos, más difíciles de conseguir, ya que la carne, el pescado, la
mantequilla y los huevos se reservaban para días de fiesta. Por otro lado, hasta
mediados de siglo, el consumo de frutas y verduras era muy escaso, ya que no
saciaban ni aportaban sabor, si no eran acompañados de otros alimentos, y aún se
desconocían sus propiedades nutritivas. Un caso aparte fue el consumo de la patata,
inicialmente destinado al ganado o a los pobres, hasta que las hambrunas de 1770-
1771 y 1816-1817 dispararon su consumo. Todo ello cambió con los nuevos procesos
tecnológicos derivados de la Revolución industrial: las reformas agrícolas de signo
liberal tras las guerras napoleónicas fomentaron las rotaciones en el campo, el
abono artificial y el uso de nueva maquinaria; la explotación ganadera se
intensificó; el comercio y la distribución de alimentos se mejoraron con los nuevos
sistemas de transporte como el ferrocarril y el barco de vapor; los nuevos estudios
científicos en fisiología nutricional se incorporaron a los procesos de elaboración
de alimentos; los adelantos en sistemas de envasado y conservación permitieron una
mayor perdurabilidad de los alimentos, más fácilmente almacenables y conservables;
se creó un nuevo mercado de distribución y compra de alimentos, potenciado por las
nuevas técnicas de publicidad.157 El pionero de la conservación fue Nicolas Appert,
que en 1809 inventó un método de conservación de alimentos en recipientes
herméticamente sellados. Peter Durand inventó en 1811 la caja de hojalata
soldada.158
En las clases bajas ya no se pasaba hambre, pero la dieta era pobre: los platos
esenciales de una familia obrera eran el pan, la sopa y las patatas; comían algo de
carne, sobre todo de caballo; de postre podían disponer de bizcocho. La excepción
eran las bodas y celebraciones, donde podía haber carne de vaca, cerdo, conejo o
pollo, repostería, vino, café y licores.163
Banquete de boda en Yport (1886), de Albert Fourié, Museo de Bellas Artes de Ruan
En Francia, el principal centro gastronómico mundial en esta época, se empezó a
diferenciar la haute cuisine (alta cocina), propia de los restaurantes y
considerada «arte» y «ciencia», de la cuisine bourgeoise (cocina burguesa) o
cuisine de ménage (cocina doméstica), realizada en las casas, así como de la
cuisine de province, la cocina rural, más cercana a los productos de la
naturaleza.164 La cocina francesa decimonónica suele considerarse la edad de Oro de
la gastronomía gala, en la que se sientan las bases de una cocina moderna y
refinada de fama internacional.165 Entre los principales cambios de la cocina de
esta época figura un nuevo tipo de servicio más igualitario e individual, debido a
factores sociales y comerciales: el servicio a la rusa, en que los platos se
preparan en la cocina y se sirven directamente al cliente, o bien el camarero lleva
un carrito con la comida y sirve a cada comensal. Así, los platos se sirven en
sucesión y no todos a la vez, lo que supuso una nueva valoración del gusto en
detrimento del goce visual que deparaba el servicio a la francesa. Por otro lado,
frente al servicio a la francesa que presentaba los platos de más sustanciosos a
más ligeros, el servicio a la rusa tiene un efecto crescendo-decrescendo, desde los
entrantes y entremeses, pasando por el plato principal, hasta los postres. También
surgió la costumbre de presentar un producto de reposo antes del plato principal,
como una «nieve» (un tipo de almíbar) o un «spoon» (un tipo de sorbete).166
Marie-Antoine Carême
Uno de los cocineros más famosos de la centuria fue Marie-Antoine Carême, uno de
los primeros que se consideró a sí mismo un creador, un artista culinario. Fue chef
de Talleyrand, del zar Alejandro I de Rusia, de Jorge IV del Reino Unido y de la
familia Rothschild. También fue un gran teórico de la cocina, autor de los tratados
Le Pâtissier royal parisien (1815), Le Pâtissier pittoresque (1815), Le Maître
d'hôtel français (1822), Le Cuisinier parisien (1828) y L'art de la cuisine
française (5 volúmenes, 1833–1834). Fue el responsable de revalorizar la calidad de
los platos sin carne y de reducir el exceso de especias utilizadas hasta entonces,
que se redujeron prácticamente a las más utilizadas hoy día: sal, pimienta, laurel,
perejil y tomillo.167 Fue discípulo suyo Urbain Dubois, que fue a su vez mastro de
Auguste Escoffier, el gran cocinero de la transición del siglo xix al xx, por lo
que hubo un hilo de continuidad en la alta cocina francesa a lo largo de toda la
centuria. Dubois fue chef del rey Guillermo I de Prusia y del zar Nicolás I de
Rusia y, entre sus creaciones, destaca la silla de ternera Orloff. Fue autor de La
Cuisine Classique (1856), Cuisine de tous les pays (1868), La Cuisine Artistique
(1882) y La Cuisine d'aujourd'hui (1889).168
La hora del té, una de las costumbres más conocidas de la gastronomía del Reino
Unido
La cocina inglesa recibió desde el siglo xviii una fuerte influencia de la
francesa, pero básicamente en las clases altas, mientras que el pueblo llano
continuó con sus recetas tradicionales. La política de sustitución de la viña por
pasto para ganadería emprendida por Isabel I propició la abundancia de carne de
gran calidad, especialmente bovina y ovejuna, por lo que la gastronomía inglesa se
basó en buena medida en la carne, especialmente de buey, cordero y cerdo. La cocina
inglesa ha sido junto a la francesa la que ha aportado más términos a la
gastronomía, como beef steak (bistec), roast beef, pudding, punch (ponche),
cocktail (cóctel), el whisky y otros, así como el famoso sandwich, formado por dos
rebanadas de pan entre las que se puede poner cualquier producto de relleno, cuya
invención se atribuye a John Montagu, IV conde de Sandwich, en 1762. El
colonialismo británico propició la importación de numerosos ingredientes a la
gastronomía inglesa que se incorporaron al acervo nacional, como el curry. Entre
los platos tradicionales ingleses destacan las sopas de tortuga y de rabo de buey
(ox-tail soup), el jamón de York, el cordero de Dorset, el pavo con salsa de
ostras, los pasteles de caza, la sopa de origen indio mulligatawny, el «barón de
buey», el cocido escocés odge podge, el potaje cocky-leeky, etc. En Reino Unido se
consume abundante cerveza, generalmente tibia. Otra bebida nacional es el té, que
se toma a las cinco de la tarde, la llamada «hora del té».177
En esta centuria, los restaurantes empezaron a ser asequibles para las clases media
y trabajadora, aunque por lo general eran restaurantes concebidos al estilo de una
taberna y, más adelante, como autoservicio. La principal diferencia con los
restaurantes de alta categoría era que la comida solía ser precocinada y calentada
en el momento de servir, no preparada en el momento de la demanda.181
La industria cervecera tuvo un gran auge en este siglo, gracias sobre todo a los
adelantos en conservación y embotellado. Un gran adelanto fue la introducción en el
proceso de fabricación de la pasteurización, un método ideado por Louis Pasteur
para garantizar la conservación de las bebidas fermentadas.182
Siglo xx
El té de la esposa del mercader (1918), de Borís Kustódiev, Museo Estatal Ruso, San
Petersburgo
Uno de los aspectos más notables de esta centuria fueron los procesos de
racionalización del tiempo y el trabajo llevados a cabo en el sector alimentario,
al igual que en otros aspectos de la economía productiva. Ello se reflejó en nuevos
establecimientos encaminados al autoservicio, en los que el cliente se servía
directamente los platos que más le gustaban de un amplio expositor donde se
presentaba la comida. Para ahorrar tiempo en las jornadas de trabajo surgió también
la costumbre de llevarse la comida en recipientes adecuados para su conservación, o
bien en bocadillos o sándwiches, para ser consumidos en breves descansos en medio
de la jornada laboral. También aumentó considerablemente la comida en conserva y
los alimentos preparados, especialmente tras la invención del microondas. De igual
manera, las tradicionales cafeterías y demás establecimientos que servían como
lugares de reunión social, donde los clientes estaban largos ratos no solo
consumiendo bebidas y comidas, sino también en tertulias, juegos o incluso veladas
musicales o literarias, fueron sustituidos por los nuevos snack-bars de consumo
rápido.184
Un plato del chef tres veces estrella Michelín, Jacques Lameloise, perteneciente a
la corriente gastronómica de la nouvelle cuisine
La nouvelle cuisine tuvo un rápido éxito y se expandió por todo el mundo, donde se
adaptó a las cocinas locales de cada país. Numerosas escuelas de hostelería se
adaptaron a esta nueva forma de cocinar, como la escuela Tsuji de Osaka (Japón), el
Institut de Tourisme et Hôtellerie de Quebec en Montreal (Canadá), la Escuela de
Hostelería y Turismo de Estoril (Portugal), el Taylor College de Kuala Lumpur
(Malasia), el Hotel Fach Schule de Heidelberg (Alemania), etc. La interrelación
entre la cocina francesa y la de otros países provocó un cierto mestizaje y, así
como las novedades del país galo impulsaron las cocinas regionales de numerosas
zonas del mundo, la propia cocina francesa recibió nuevas técnicas y productos de
otros países. Así, por ejemplo, aumentó el consumo de especias exóticas; se
diversificaron las técnicas de cocción gracias al uso de los cestos de vapor
asiáticos; y evolucionó notablemente la decoración de los platos, gracias sobre
todo a la influencia de las artes decorativas asiáticas, especialmente la
japonesa.194
Ferran Adrià
La cocina de autor se basa en la creación de nuevas propuestas culinarias,
generalmente partiendo del acervo tradicional local de origen de cada cocinero,
desde el cual se innova y se experimenta hasta obtener un nuevo plato original y
exclusivo, en ocasiones con elementos de fusión con cocinas de otros países. Su
objetivo es la búsqueda de nuevos sabores, aromas y texturas, al tiempo que buscan
elaborar una cocina más nutritiva, variada y creativa.201
Uno de los cocineros contemporáneos más relevantes ha sido Ferran Adrià, apodado
por la revista Gourmet «el Salvador Dalí de la cocina». Desde su puesto al frente
del restaurante El Bulli (Cala Montjoi, Gerona) desarrolló una cocina creativa e
innovadora, basada en la cocina mediterránea y con cierta influencia de la cocina
francesa. Sus platos se basaban en productos frescos, con sorprendentes contrastes
de sabor, textura y temperatura. Su afán innovador le llevó a la creación o
desarrollo de nuevas técnicas, como la deconstrucción, las espumas de sifón, la
esferificación o el empleo de nitrógeno líquido. Otra de sus señas de identidad fue
el minimalismo en la presentación de platos. Gracias a su técnica y estilo original
y vanguardista, El Bulli fue nombrado cinco veces Mejor Restaurante del Mundo por
la revista británica Restaurant. Adrià tuvo diversos discípulos, entre los que
destacaron Sergi Arola y José Andrés.203
Otros cocineros de relevancia en los últimos tiempos han sido: Michel Bras, Pierre
Gagnaire, René Redzepi, Donato de Santis, Juan María Arzak, Martín Berasategui,
Joan Roca, Mauro Colagreco, Christophe Bacquie, Arnaud Donckele, Emmanuel Renault,
Anne-Sophie Pic y Carme Ruscalleda, entre otros.204
Véase también
Ver el portal sobre Gastronomía Portal:Gastronomía. Contenido relacionado con
Gastronomía.
Plato (gastronomía)
Anexo:Gastronomías del mundo
Gastronomía global
Alimentación humana
Anexo:Cronología de la alimentación humana
Arte culinario
Arte efímero
Bodegón
Gastrosofía
Gourmet
Estudio de los alimentos
Historia del aceite de oliva
Historia del café
Historia de la cerveza
Historia del chocolate
Historia de la hamburguesa
Historia del pan
Historia del pescado y marisco
Historia de la pizza
Historia de la sal
Historia del sushi
Historia del vegetarianismo
Historia del vino
Historia de la gastronomía de España
El sueño (ópera gastronómica)
Referencias
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